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MINISTERIO DE EDUCACIÓN DIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS MUSEO GABRIELA MISTRAL BOLETÍN DEL MUSEO GABRIELA MISTRAL NÚMERO 6, AÑO 2004 ISSN 0718-1116 VICUÑA - CHILE

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MINISTERIO DE EDUCACIÓNDIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS

MUSEO GABRIELA MISTRAL

BOLETÍN DEL MUSEOGABRIELA MISTRAL

NÚMERO 6, AÑO 2004 ISSN 0718-1116

VICUÑA - CHILE

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Presentación Para nuestro Museo constituye un honor, esta oportunidad de entregar a la comunidad local, regional y nacional, la presente publicación en formato electrónico. El Boletín del Museo Gabriela Mistral nace allá por el año 1982. De manera casi artesanal, uno a uno salían desde la imprenta del Museo los escasos ejemplares de esta publicación. Desde aquella fecha, hasta el año de 1984, se publicaron 5 números con una periodicidad irregular. Estos boletines fueron editados por el entonces Curador del Museo, Don Pedro Pablo Zegers Blachet y la colaboración de Jorge González Gronow y Betty Jorquera Toro. En sus páginas se incluían notas introductorias, transcripciones de correspondencia, documentos, artículos de prensa y manuscritos de Gabriela Mistral. Lamentablemente su edición -ya irregular- se interrumpió indefinidamente. Considerando esos antecedentes, además de la permanente necesidad de generar instancias de difusión cultural y científica a través de los medios tecnológicos disponibles hoy en día, nos hemos embarcado en la grata y difícil tarea de elaborar y difundir esta publicación, la cual se ha visto modificada en el formato, estructura general y en cuanto a la presentación de los contenidos, aunque conservando el espíritu que le dio vida, allá por el año 1982.

Este nuevo Boletín del Museo Gabriela Mistral, tiene la noble tarea de difundir nuestro quehacer y los resultados de las investigaciones realizadas por quienes ven en nuestro patrimonio cultural y en Gabriela Mistral su gran motivación e inspiración. Debemos hacer notar que los trabajos incluidos en este número, han llegado a nuestro Museo en diversos momentos y contextos. Muchos de ellos han sido entregados por sus autores para ser incorporados a nuestra biblioteca en calidad de documentos de trabajo, otros han sido presentados en conferencias y espacios académicos diversos, etc. Por ello se ha optado –en esta ocasión- por una tolerancia y flexibilidad editorial en cuanto al formato y estructura de los artículos. Sin embargo, para futuras ediciones, se espera publicar artículos elaborados para nuestro boletín según las instrucciones para los autores correspondientes.

El presente número se inicia con la sección de Estudios Mistralianos. Esta cuenta con dos trabajos elaborados en contextos y periodos diferentes. El trabajo de Leonardo Depestre titulado “Gabriela Mistral en Cuba”, ha esperado muchos años para ser publicado. Este autor nos habla del quehacer de la poetisa en aquella isla caribeña y del impacto que su estadía provocó. El escrito de Depestre nos permite conocer otros aspectos del quehacer de la Mistral, además de constatar el cariño y valoración que en tierras lejanas fue capaz de despertar nuestra Gabriela.

Del destacado investigador y escritor nacional Jaime Quezada, publicamos “Gabriela Mistral. Ciudadana de las Américas o una voluntad de ser”. Esta es una interesante presentación realizada por el autor en la Organización de los Estados Americanos, en Washington. Su trabajo da cuenta de la vida y obra de Gabriela

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Mistral, situándola en un contexto panamericano, espacio donde ella, por vocación y oficio tuvo y tiene un sitial de honor. La sección dedicada al Patrimonio Cultural, se inicia con un trabajo realizado por un equipo investigadores del Museo San Miguel de Azapa, bajo el título “Arqueología pública y comunidades rurales: un proceso de puesta en valor en el valle de Codpa, Región de Tarapacá”. Este artículo, cuya autoría comparten Álvaro Romero, Rolando Ajata, Gustavo Espinosa y Luis Briones, no presenta los resultados de un interesante proyecto realizado en el valle de Codpa, el cual nos aproxima a un problema familiar y de sumo interés: el diálogo recíproco que debe existir entre el mundo científico, las políticas culturales, las comunidades locales y sus legítimas aspiraciones de desarrollo. Además nos invita a reflexionar sobre consecuencias sobre el patrimonio cultural y natural regional. Seguidamente, esta sección incluye una crónica contemporánea donde Rodrigo Iribarren nos involucra en la historia del Tren Elquino con su artículo “En la ruta del tren elquino. Tras la ruta de los chilenitos rojinos”. A través de un viaje por el antiguo trazado ferroviario, el autor nos invita a conocer la historia, personajes y recuerdos de aquellos años en que el “elquino” recorría los pueblos y caseríos del valle.

La sección de Historia se inicia con una conferencia presentada por el investigador de la Universidad Nacional de San Juan, Dr. Juan Mariel Erostarbe, en el contexto de la Cátedra libre “Domingo Faustino Sarmiento” dictada en la Universidad de La Serena. El autor nos, a través del documento “Sarmiento público y privado. Obstinado integrador de los márgenes”, nos aproxima a la figura de aquel gran intelectual argentino, quien consideró a Chile como una segunda patria.

Luego, Fernando Graña nos presenta algunas reflexiones en torno al problema indígena en Elqui durante el siglo XIX, esbozando algunas ideas y problemas que insten al desarrollo de futuras investigaciones sobre el particular. Finalmente, en la sección de Documentos e Informes, hemos incluido una memoria, elaborada por el entonces Director del Museo Arqueológico de La Serena, Don Jorge Iribarren. Este documento titulado “Memoria-informe sobre Museo – Biblioteca y Parque Gabriela Mistral de Vicuña”, nos habla de la historia del Museo Gabriela Mistral, del como se ha ido construyendo, de su patrimonio y de sus proyectos, allá por el año 1974. Fernando Graña Pezoa Editor del presente número

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Boletín N°6 (2004). Páginas 5-22Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

GABRIELA MISTRAL EN CUBA

Leonardo Depestre Catony1

1 Calle C, N° 27ª e/ 2ª y 3 , Reparto Alturas de Vía Blanca Guanabacoa, Ciudad Habana, Cuba.

ª

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

“Mucho extrañé a Cuba, la patria de Martí, muy especialmente su luz y radiante sol...”

Gabriela Mistral

En Gabriela Mistral se decanta y resume toda la tradición, historia y

grandeza de la poesía hispanoamericana en voz femenina. La América de habla

hispana, pese a las cortapisas impuestas por la conquista, la colonización y sobre

todo, por las costumbres de épocas idas, tuvo expresión temprana en la voz de la

mujer.

Juana de Asbaje o Sor Juana Inés de la Cruz, nacida en México, es la

primera de estas grandes voces – cuyo eco aún resuena. Una cubana, Gertrudis

Gómez de Avellaneda, llegó a ser escritora tan ilustre, tan buena, que la propia

España quiso considerarla como suya, injusticia tremenda, pues si bien Tula vivió

en la Península, nunca dio margen a dudas respecto de su cubanía.

La tierra uruguaya vio nacer, con breve intervalo, a dos poetisas que

alcanzan a iluminar el siglo XX: Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou. La vecina

Argentina lanzó al mundo el verbo apasionadamente sincero de Alfonsina Storni. Y

Chile, desde el sur remoto, dio a Gabriela Mistral.

La poetisa del valle de Elqui, lograría una distinción singularísima: la de ser

el primer nacido en América Latina en conferírsele el Nobel de Literatura, hace

ahora 50 años. Para mayor mérito ese Premio Nobel correspondió a una mujer.

Gabriela vivió en Cuba días de dicha. Hoy nos complace recordar aquellas

jornadas.

En Martí me había sido anticipada Cuba.

En varias oportunidades se detuvo en Cuba Lucila Godoy Alcayaga, aunque desde

la primera de ellas no se le conociera ya sino por el seudónimo con que se hace

universal: Gabriela Mistral. De la primera de aquellas visitas hasta la última

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transcurre un intervalo de tres décadas –suficiente para enraizar sentimientos de

afecto genuino entre la poetisa y el suelo cubano.

De los escritores cubanos recibió muchos homenajes, pero ella los supo

reciprocar en su creciente admiración por la vida y quehacer de José Martí.

Gabriela Mistral estudió la obra del héroe cubano, se nutrió de ella, pronunció

palabras hermosas y juiciosas sobre el Maestro. La sentencia de Martí, honrar,

honra, cobró en la poetisa chilena íntegra significación.

“Gabriela Mistral está entre nosotros. Con el solo anuncio de su viaje el

elemento intelectual habanero recibió una gratísima impresión”, alerta el Fígaro2,

revista cuya tradición y prestigio trascienden en su época las fronteras nacionales.

En efecto, la maestra y autora de Los sonetos de la muerte –con escasos 33

años- viene del sur, de atravesar el Pacífico. Arriba en Orcoma en la mañana del

12 de julio de 1922, en escala de cuatro días con destino hacia México, donde va

invitada por el gobierno de ese país para que desarrolle un programa de

conferencias sobre temas pedagógicos y de literatura sudamericana. En el muelle

la esperaban el Encargado de Negocios de México, quien la hospeda, y una

representación de la intelectualidad criolla.

Los directores de las revistas Social, El Fígaro y Cuba Contemporánea

obsequian con un te litúrgico a la escritora cuya “palabra nueva ha roto moldes y

trabas y se ha levantado como hace el árbol y la estrella”.3 Este acto tiene por

sede el “Salón Andaluz” del hotel Inglaterra, el sábado 15, en vísperas de la

partida. Se leen poemas de la Mistral y otros a ella dedicados. Por último, la

homenajeada expresa su agradecimiento en bella pieza oratoria poco conocida y

que transcribimos completa4:

“En Martí me había sido anticipada Cuba, como en el viento marino se

anticipan los aromas de la tierra todavía lejana. Pero yo no hasta qué punto José

Martí expresó a su Isla, con su ardor y sus suavidades inefables, y no sabía,

2 En El Fígaro, 16 de julio de 1922. 3 En El Fígaro, 16 de julio de 1922. 4 En El Fígaro, 23 de julio de 1922

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

tampoco, hasta qué punto los cubanos todos prolongan en la carne de su corazón

estos atributos de la Isla y de su insigne artista: la generosidad, la efusión. La

tierra se ha puesto a hacer el fruto de la miel más consumada y de la rojez más

intensa, a la vez que las almas calurosas. Y siempre se confundirán para mí en una

noble armonía, la mañana espléndida de luz hasta ser cegadora, en que yo he

desembarcado, el afecto con que me recibieron, grande hasta ser excesivo”.

“Empiezo en Cuba mi acción de gracias hacia México, el noble país que me

ha permitido atravesar mi mar Pacífico, en un vuelo lleno de embriaguez, y venir

bebiendo paisajes buscados pero nunca alcanzados en el ensueño, bebiendolos

con estos ojos míos, los siempre sedientos de la luz plena y del rico calor, y gracias

le serán dadas a México también por esta otra maravilla de ensanchar con este

viaje mis alianzas espirituales, de allegarme con el mayor conocimiento, el mayor

amor”.

“Toda la desvinculación, la quebradura de esta América Latina en retazos de

patrias recelosas e indiferentes unas con las otras, no tiene más razón que la falta

de conocimiento. Los países que besan con su lamedura de sal y de ardor el Mar

Caribe, se aman, porque, como los amantes que se hallan próximos, están

mirándose a los ojos: México, Cuba, Santo Domingo son hermanos de verdad, no

de retórica. Pero las patrias australes apenas conocen a estos países por el cristal

del canto de sus poetas y por cosas menos felices: por las noticias cablegráficas y

grotescas. Los viajeros del Sur son casi siempre hombres de negocios o viajeros de

placer. Los primeros miran estas tierras con esa prisa que yo llamaría fenicia y que

no puede conducir a la simpatía. Los viajeros de placer van casi siempre de

transito hacia Europa que es todavía la superstición de nuestra América ingenua.

Es necesario, pues, que viajen los que pueden mirar con ese reposo que es una

nobleza, los que no tenemos prevenciones contra esta América y los que, en fin,

por esa persistencia de las imágenes que se retiñen en el alma por la simpatía y la

belleza, podremos regresar al Sur a devolver la visión esplendorosa en la palabra,

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

y a derramarla en los sitios donde la América una debe hacerse: escuelas,

sociedades obreras, la prensa”.

“Doy también gracias por este maravillamiento que ha cogido mis ojos a mi

suelo, que es perfecto en un sentido que voy a explicar: Chile afirma su espalda en

la Cordillera. Ella le da calma y firmeza, pero mira al mar, hunde sus pies como un

niño en la gran agua azul que es el elemento de renovación por excelencia. Con

sólo un cuenco de montañas, hubiéramos tenido el ojo mezquino, sin sed de

extraños horizontes y ese deseo de persistencia absoluta que dan los regazos

estrechos de las cordilleras. Pero la lengua de mar, a lo largo de nuestra costa

infinita, nos está invitando desde que nacemos al viaje renovador, al viaje que

redime los egoísmos y enriquece de simpatías, por eso os digo: recuerdo y alabo

mi suelo, que me dio el ansia de caminar sobre el mar, ansia que hasta aquí me ha

traído.”

“Siempre me han pintado los viajes como una mezcla de alegrías y de

dolores, para el hombre o la mujer que dan la espalda a la tierra nativa y que

llegan a otras costas hormigueantes de rostros extraños; a mí me ha faltado hasta

ahora el dolor que debió tener mi experiencia. He sentido la soledad sólo en el

mar; la aproximación a las costas extrañas ha sido una cosa tierna, como la

aproximación del niño al seno de la madre, abandonado unos instantes. Y esta

impresión es particularmente la de Cuba.”

“No hay forma de que yo sienta la nostalgia en medio de una luz que baña

como para poseer y en medio de unas gentes cuya simpatía penetra y enciende

como la luz misma”.

“Conocía de Cuba los hombres ilustres y las publicaciones que, como Cuba

Contemporánea, van buscando fraternas a través del continente el corazón de los

poetas; no conocía a la mujer cubana de hoy, a las descendientes de aquella

vigorosa y espléndida Gertrudis Gómez de Avellaneda. Y esta renovación de la

mujer moderna será, como el paisaje tropical, mi panorama maravilloso de la Isla.”

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

“En Dulce María Borrero, la poetisa ilustre y la mujer llena de sencillez y

cordial señorío, me llevaré yo la visión de todas las mujeres que aquí me han

recibido; maestras y escritoras; de este modo u solo fruto revela, con su pulpa

dulcísima, a la llanura entera de surcos ardientes donde fue melificado.”

“Desde el fondo del corazón agradezco a los amigos de Cuba

Contemporánea, de El Fígaro y de Social y de este viejo amigo mío don Ramón A.

Catalá, esta honra inolvidable que no merezco y que mido en su valor para pesar

mejor su generosidad y recordarla toda la vida”.

Una nota de prensa resume con precisión lo que aquella visita significa: “Los

pocos días que Gabriela Mistral Pasó entre nosotros fueron, para los círculos

intelectuales habaneros, de constante movimiento. La personalidad insigne de la

poetisa chilena despertó el más caluroso de los entusiasmo, y desde el momento

de su arribo hasta que se embarcó para México, fue espléndidamente agasajada

por nuestra sociedad, por los poetas y periodistas, y especialmente por el

elemento intelectual femenino, que siempre ha visto en ella a uno de los más

radiosos faros del pensamiento de América, y un orgullo de su sexo.”5

El 19 de mayo de 1934, fecha del aniversario 39 de la muerte del Héroe

Nacional de Cuba, la Secretaría de educación a cargo del doctor Jorge Mañach,

publica el muy reflexivo ensayo La Lengua de Martí. El trabajo en cuestión, escrito

por Gabriela Mistral, deviene pieza antológica de la bibliografía sobre Martí. Revela

además, el cuidado y amor que puso la autora en el análisis de la obra del Apóstol

de la independencia de Cuba, quien como ella explica, “guardó a España la

verdadera lealtad que le debemos, la de la lengua, y ahora que los ojos españoles

peninsulares pueden mirar a un antillano sin tener atravesada la pajuela de la

independencia, desde Madrid le dirán leal a este insurrecto, porque conservó una

filiación más difícil de cumplir que la de la política, y que es ésta de la expresión”.6

5 El Fígaro, op. cit. 6 Las citas de La Lengua de Martí se tomaron de la reimpresión hecha en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, enero-marzo de 1957.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Para la Mistral, “Martí veía y vivía lo trascendente mezclado con lo familiar”.

Suelta una alegoría que relampaguea, y sigue con una frase de buena mujer

cuando no de niño; hace una cláusula cicerónica de alto vuelo y le naturaliza la

elocuencia con un decir de todos los días; corrige a veces, y esto es muy común,

unos cuantos vocablos suntuosos con un adjetivo ingenuo, del más lindo sabor

popular. “El vocabulario martiano no será nunca extravagante, pirotécnico ni snob,

aunque será ciento por ciento novedoso hasta volverse inconfundible”.

“El verbo –observa la poetisa-ensayista – más que el mismo adjetivo, él lo

hace a la medida de su necesidad. Verbos más activos que la familia entera de los

verbos españoles; él dice desiarretar, sajar, chupar, despeñar, pechar. Sus

adjetivos parecen táctiles y yo pienso que nadie entre nosotros ha llevado más

lejos la ceñidura del apelativo a la cosa. Él dice: tajadas, carneadas, fundida,

atribulada, volcada, regada, y como dentro del adjetivo pictórico se queda el verbo

activo, su epíteto no cansa, aunque lo administre mucho, por esta razón de que no

está nunca inerte”.

Puntualizada cómo “José Martí cayó en su molde propio al caer en el

Trópico; él no rezongó nunca contra la latitud, porque no se habla mal del guante

que viene a la mano”.

Más adelante comenta – y es harto interesante esta convicción suya – que

“Martí vivió embriagado de amor humano, y hasta tal punto que sus entrañas

saturadas de esta mirra, no le pudieron entregar ni el vórtice negro de la pelea un

grito verdadero de destrucción, ni un gesto genuino de repugnancia”.

Y concluye afirmando: “Al lado de la extraordinaria sintaxis de Martí está,

pues, como el otro pilar de su magistralidad, su metáfora. La tiene impensada y no

extravagante; la tiene original y no estrambótica; la tiene virgínea y en tal

abundancia que no se entiende de qué prado ellas se provee en cada momento sin

que la reincidencia lo haga nunca aceptar una sola manoseada y ordinaria”.

“Es agradecimiento todo en mi amor de Martí, agradecimiento del escritor

que es el Maestro americano más ostensible en mi obra, y también agradecimiento

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

del guía de hombre terriblemente puro, que la América produjo en él, como un

descargo enorme de los guías sucios que hemos padecido, que padecemos y que

padeceremos todavía”.

De nuevo entre cubanos anda Gabriela de América en octubre de 1938, esta

vez en gestión cultural encomendada por su gobierno, aunque también “en misión

impuesta por sus sentimientos, a refrescar, a calorizar viejos afectos que dejara

entre nosotros”.7

La Mistral ha sido designada junto a Paul Valéry y otros escritores de

prestigio mundial para integrar el Comité de Letras de la Liga de las Naciones. La

autora de Desolación accede a ser entrevistada para el semanario Bohemia8:

Gabriela es “una alta mujer que se confunde con nosotras –escribe la periodista

Berta Arocena- por su absoluta carencia de pose”. Sin ver la visitante escritora de

tendencias políticas manifiestas, su humano credo (recuerde la fecha: octubre de

1938, el fascismo amenaza a Europa) se expresa resuelto cuando el caso lo

requiere: “Si se implantara el fascismo en el mundo entero, yo andaría todo el

orbe, siete veces, en pos de una roca pelada, donde no me alcanzara el sistema.”

Esa tarde acompañan a la redactora de Bohemia dos figuras importantes de

las letras femeninas: Mirta Aguirre y Fina García Marrus, muy jovencita entonces.

Varias charlas ofrece Gabriela. En la del 23 de octubre, por sede en el teatro

Campoamor9, la presenta la doctora Camila Henríquez Ureña: “Las poetisas

americanas imprimieron a la literatura universal un estremecimiento nuevo

expresando su feminidad con franqueza turbadora, rompiendo los límites

convencionales impuestos a su sensibilidad. Cada una de ellas ha dado su matiz

personal a esa expresión, ya con voz del espíritu, ya con voz del instinto libertado.

A Gabriela Mistral ha correspondido reunir en síntesis carne y espíritu para

enriquecer definitivamente la poesía universal con el don inapreciable que solo la

mujer podía hacerle: el sentido maternal de lo que existe”.

7 En Bohemia del 16 de octubre de 1938. 8 En Bohemia del 16 de octubre de 1938. 9 El teatro Campoamor (cerrado) está en las esquinas de San José e Industria, La Habana.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Después toma la palabra la conferenciante. Se trata de una lectura-debate

que lleva por título “Comentario a unos versos míos”: “Mi teoría de las canciones

de cuna es muy contraria a la corriente. Cuando un crítico chileno me echó en cara

que mis canciones de cuna ‘sobrepasaban el entendimiento infantil’, yo le contesté

burla-burlando que la canción de cuna ni aunque dijese sólo hijo-hijo podría ser

entendida por el niñito de tres meses, que la canción de cuna se hace para la

madre y se la hace tierna, amorosa y aguda con el objeto de que ella reguste, de

que paladee en verso y verso su propio amor, su propio enternecimiento. es por lo

tanto, una canción que, como un fruto partido da al niño la mitad, o sea la pura

melodía, o vaivén, y entrega a la madre, por entero, la letra”.

, ,

“…El género me ha dado a mí todo gusto: su ritmo es calmo y se acomoda

bien a la lentitud india de mi habla (…) Tengo la ilusión de que el fin que yo

busqué se ha logrado en pequeña parte: era el de mudar en los labios de las

mamás chilenas aquellas coplas sonzas, sin ninguna gracia”.10

Y para sellar con hechos el amor de Gabriela por los niños, a los que sufren

y mueren en la España lacerada por la guerra civil entrega el producto de los

derechos de edición por su libro Tala.

Ronda Cubana

Caminando de Esta a Oeste

don su arrastre de metales,

hacen la ronda de espadas

doce mil palmeras reales.

Se desparraman en grupos

Como estrellas o animales;

y de nuevo renace

la ronda de palmas reales…

10 En ultra de diciembre de 1938.

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

Entre cafés y algodones,

y entre cañaverales

avanza abriéndose paso

la ronda de palmas reales…

Saltan con una pernada

maniguas y platanales

y de noche van sonámbulas

andando, las palmas reales…

Cuando, de loca frenética,

suelta las cofias y chales,

se da a bailar con nosotros

la ronda de palmas reales…

Pero ahora, de ligeras,

no llevan cuerpos mortales,

y se pierde rumbo al cielo,

la ronda de palmas reales.

La ciudad de La Habana le rinde homenaje en el Anfiteatro Nacional. La

presencia de relevantes figuras de la vida política y social del país –incluido el

alcalde de la capital- y la asistencia de la Banda Municipal dirigida por el maestro

Gonzalo Roig, dan fe de cuán importante es el acto. Amén de la fecha: 27 de

octubre, día en que se conmemora el arribo de Cristóbal Colón a Cuba.

La doctora Dulce María Borrero lee su “Exaltación de Gabriela Mistral”:

“…Por el rango que ocupa su personalidad multifacética, Gabriela Mistral está

actualmente vinculada a los intereses más serios de la cultura interamericana. Su

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

misión, en ese gran servicio de unificación y acercamiento de nuestra

intelectualidad, tiene un alcance amplísimo, y sus irradiaciones pueden decidir en

la juventud que avanza, y antes en la mujer que avizora e intuye de modo más

fino la nebulosa de nuestro porvenir, la formación de una conciencia a la vez

solidaria y libérrima, que dé la clave armónica de nuestra vibración vital futura”.

“...Sobresale en su obra lírica el nervio recio de una compenetración

entrañable con la naturaleza y sus hechuras puras o dolientes, bellas o repulsivas,

al ojo de gran juez, caritativo y justo que actúa en ella y que decide sus

definiciones humanas. Su verbo, rimado en vuelo recto de alas firmes, o entrando

en la malla de una prosa medularmente saturada de una fuerza ideológica que la

hace latir viva, está amasado con la tierra del mundo, con el dolor de las almas,

con todo lo que sufre, cambia o ama.

“... Gabriela no quiere decir nada vacío, y positivamente no dice nada que

caiga en muerte de olvido; su pensamiento, sostenido en los sillares puros y

fuertes de su propósito, edificado queda trabajando en nosotros como una barrena

mágica a cuyo último golpe sentimos brotar de lo hondo de nuestro ser la

humedad dulce de una nueva comprensión que nos hace lucir, agradecidos”.

La declamadora Coralia Céspedes lee los versos El Ruego, Canciones en el

mar, Credo y Poema del hijo, todos de la homenajeada. Se escuchan canciones

musicalizadas a partir de versos de Gabriela, que interpreta la soprano Carmelina

Rosell.

Las palabras centrales van por la poetisa chilena, quien evoca la

significación de la fecha, el suceso del descubrimiento y se detiene en la herencia

del idioma:“Los gritos de júbilo, los holas y los alabados iban y venían en ese 28

de octubre; la lengua de Castilla, más conquistadora que el yatagán, partía el aire

cubano, alabado el sol, el bosque, los peces”.

“Y en el idioma arribado, almirante angélico de las tres carabelas, ya venía –

parece juego pero es sólo verdad- la cartilla de José de la Luz y los versos

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

cantables de Martí, y la máxima de Varona y hasta la pasión de Acosta o de Florit.

El desembarco de la lengua traía los bienes mayores”.

Casi al final del discurso, Gabriela dice: “Me gusta nuestra común estrella de

cinco puntos. A pesar de su gran pureza, es pura ardentía, una brasa blanca que

cae a la vista y se corre ardiendo hacia el pecho. Me gusta la estrella de los

quíntuples como la mano, y que es una mano abierta, tal vez la de Dios, que todo

lo da y no se cierra nunca”.

“Cuba es el último jalón de mi América que yo subo esta vez, camino del

Norte. Dejo a mi gente, en esta noche de despedida, pongo mis manos en las

estrellas mellizas, ahí las dejo un rato, allí me las retardo. Mis pobres manos toman

de las estrellas mellizas su calor de carne patria, y yo viva en él sin frío en el

extranjero, y padezca menos la ausencia de mi raza”.

En la conferencia que dicta el 30 de octubre, retoma Gabriela el tema

martiano. Esta lleva por título Los versos sencillos de José Martí. El mensuario

Ultra11, vocero de la Institución Hispano Cubana de Cultura y que dirige Fernando

Ortiz, recoge las palabras de aquel día:

“Leyendo la poesía de Martí a la que estoy tan ligada –empieza diciendo- el

miembro de la gracia que yo veo en ella sin una sola resquebrajadura en la unidad

ni en la perfección son los Versos sencillos, en su cuerpo de 46 poemas y es allí

donde yo tengo mi festín con el poeta”.

Proclama que “Martí, criatura literaria completa, amaba a sus clásicos y

amaba la poesía del pueblo, porque el humanismo no le disgustó de lo popular, ni

lo elemental le invalidó para lo clásico. Tenía, pues, que escribir los Versos

sencillos, y aunque en ellos no llegase al terrón de la ruralidad, allí nos apunta su

mano en alto el rumbo populista, tan desdeñado en ese tiempo”.

“La sencillez de Martí –señala en otro pasaje- viene ya hecha de las

holguras del ser; él no la logra desde afuera, él no la confecciona, como hacen los

que deciden ser sencillos. Él encargó a los poetas que no manoseasen demasiado

11 Misma fuente que la anterior.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

el verso, él pidió que no corrigiesen mucho, y él habría celebrado como nadie el

´no lo toquéis ya más que así es la rosa` de Juan Ramón Jiménez”.

Observa la poetisa que “Martí disponía a manos llenas de algo que en el

español de América va raleando y desaparece a ojos vistas: el repertorio entero de

los giros idiomáticos. Son éstos el aceite de la lengua que mueve las cien

coyunturas de ella, que maneja la relojería suiza de los miembros del período. Esta

facilidad motora de la frase de Martí nos da también la impresión de sencillez”.

“... No olvidemos nunca que en la poesía martiana hay en el huerto

doméstico de los Versos sencillos y en la prosa hay la égloga inefable de La Edad

de Oro; ambos son los pastos frescos que el lector común gusta caminar en la ruta

martiana, o son la harina blanca que en la obra total él aparta para su sustento” –

sintetiza Gabriela en metáforas muy propias.

Por estos mismos tiempos Gabriela Mistral conoce de los trabajos de Juan

Marinello, aprecia la labor ensayística del cubano y se duele de las preocupaciones

sociales y políticas de éste, que le disputan las horas a su hacer literario. Decide

escribirle: “Sigo pensando que la Literatura puede prestar a la política muchísimos

hombres en la América –regalarlos también... Prestarlo o darlo a Ud. no. ¿No

andará en esto un embrujo de José Martí sobre Ud.? Y no digo embrujo en el

sentido de imitación, sino en el de los manejos de los muertos”.

Una ensayista de este Archipiélago, que también la conoce y cruza cartas

con la autora de Canciones de cuna, Rondas para niños y otros textos inolvidables,

Lidia Cabrera, la recuerda así: “La imagen que guardo de ella es la de una Gabriela

encantadora, afectuosa, sencilla, desplegando siempre un humor que anulaba

entre las dos una diferencia de edad y una superioridad que hubiese podido

imponer mi silencio”.12

“Mucho extrañe a Cuba, la patria de Martí, muy especialmente su luz y

radiante sol... Para Martí, a quien siempre admiré, desde hace muchos años, traigo

dos obras, en prosa, pequeñas, pero he puesto en ellas lo mejor de mi

12 En Siete cartas de Gabriela Mistral, por Lidia Cabrera, Miami, Florida, 1980.

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

inspiración”13 – declara la pasajera Gabriela Mistral a su llegada en el vapor Florida

el 23 de enero de 1953, procedente de la Península Itálica, donde es cónsul de

Chile. El gobierno cubano la ha invitado a los actos por el centenario del

nacimiento de Martí y ella vuelve al cabo de 15 años de ausencia, con un Premio

Nobel que Cuba festeja como suyo.

La situación política en el país no es nada tranquilizadora: apenas 10 meses

atrás un golpe de estado ha derribado al presidente constitucional y la población

vive momentos de incertidumbre. Un periodista, no sin cierto dejo de ironía,

escribe que “en relación con la política, Gabriela Mistral no hizo manifestación de

ninguna índole”14.

A los 63 años luce así: “El pelo que era negro, platea. El gris se ha hecho

blanco. Una mujer alta, recia y fuerte como una cordillera comienza a declinar en

ojos débiles, en salud precaria. ´He adelgazado mucho’ -dice Gabriela Mistral-, ‘y si

no se me nota más es porque soy criatura de mucha osamenta’. Le agrada cuando

se le rumorea lo indio que hay en ella –continúa la ensayista Mirta Aguirre15-,

como le agrada hablar de su ascendencia vasca: ‘El indio no es fuerte, chiquita –

nos dice-, el vasco sí. El indio lo era. Pero lo han tratado tan mal que le han

acabado con la fortaleza. El mundo ha ido haciéndose pequeño y convulso y lleno

por todas partes de ecos de guerra. La gente se ha olvidado –comenta

tristemente- de las veces que se repite en los Evangelios la palabra paz. Somos

países sin Biblia”.

Gabriela emite dos criterios sobre colegas. Acerca de Neruda alerta que

“quienes no están familiarizados con el modo de ser del poeta y con su biografía,

pueden encontrar extrañas algunas cosas, pero en Pablo todo es verdadero y

legítimo” y en torno a la cubana Carilda Oliver Labra subraya que, a su juicio,

“nada tiene ya que aprender de la técnica”, aunque le recomienda también el uso

de la prosa, “así le queda el verso para lo puro lírico”.

13 En El País del 24 de enero de 1953. 14 Misma fuente que la anterior. 15 En La Última Hora, 12 de febrero de 1953.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

De su conversación con Mirta Aguirre queda además una muestra de buen

humor negro: “Me dan síncopes que me tienen hasta tres horas del lado de allá,

¿cómo es el lado de allá? ¡Viera que muy bueno!...¡Se está en él muy bien!” y

entonces la sonrisa le endulza maravillosamente el rostro.

En testimonio hasta este momento inédito y expresado a este autor, la

poetisa Rafaela Chacón Nardi da su Imagen de Gabriela16:

“Ojos verdes muy abiertos a la luz, rostro como tallado en piedra andina y

majestad infinita: he ahí los rasgos que mucho me impresionaron –hace más de

cuatro décadas- cuando vi en persona, es decir, en carne y hueso, a Gabriela

Mistral. Y digo esto porque yo la había imaginado antes, la había ‘visto’ y sentido

gracias a la magia de su poesía.

Corría el mes de enero de 1953. Yo era entonces profesora de 4to grado en

la Escuela Primaria N°. 98, de niñas, aquí en La Habana. Nuestro plantel se

llamaba República de Chile. Y como es de suponer, yo me esforzaba gustosamente

por cultivar en mis alumnas simpatía y amor hacia la gran república suramericana,

su pueblo y su cultura. Muy buenas opciones para ello me brindan los poemas de

Gabriela, plenos de belleza, de ternura, de latinoamericanismo. A mis niñas les

encantaban esos versos. Llegaron a leerlos con expresividad y no pocas veces los

dijeron de memoria ante la totalidad del alumnado reunido en el amplio patio...

Aunque les hablé en más de una ocasión sobre la extraordinaria mujer que había

sido capaz de escribir así, nunca ellas pensaron que un día podrían estrechar su

mano y darle un abrazo en prueba de amistad.

La oportunidad llegó en enero de 1953, cuando Gabriela, martiana

excepcional, visitó nuestra patria con motivo del Centenario del natalicio del

Apóstol de la libertad de Cuba, del gran escritor de Latinoamérica a quien ella, con

16 Viene al caso recordar que el cuaderno Viaje al sueño – 36 nuevos poemas (La Habana, 1957), de Rafaela Chacón Nardi va acompañado de una carta de Gabriela Mistral, de la cual se toma el siguiente fragmento: “...Este libro me ha traído gozo y ternura. No es nada poco. Y me ha levantado un firme aprecio hacia la poesía y su persona... Me interesa mucho, repito, su obra y su espíritu. Haga más poesía. Suelte un poquito el cultivo hispanocubano. Repase su Romancero Español. Y cómase de nuevo su Martí. Yo me lo he comido varias veces. Hay que saturarse de él.”

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

justeza, llamara ‘el hombre más puro de la raza’. Un grupo de alumnas destacadas

y yo fuimos designadas para acudir a recibirla en nombre del claustro de la Escuela

y el resto de su alumnado. Le llevábamos en nombre de todos un ramo de flores

que ella recibió emocionada. A mí, me abrazó, y besó a cada una de las niñas en la

mejilla. La invitamos a visitar nuestra Escuela donde con tanto cariño se le

aguardaba. Prometió que lo haría… Y se iluminó su rostro con una sonrisa amplia.

Y desapareció la tristeza que la invadía cuando estaba seria y en su boca había un

rictus amargo. Al despedirnos, dijo con voz cadenciosa: ‘Iré a verlas…’ Pero parece

que en el programa oficial de actividades que le organizaron, no quedó espacio

para la visita prometida”.

De la revista Bohemia se acerca Ángel Augier para entrevistarla. Mientras el

fotógrafo acciona una y otra vez la cámara, Gabriela conversa y recuerda

anécdotas17: “Me conmueve esta labor cubana constante de mantener viva o a

Martí. En otros países nuestros no ocurre eso: a nuestros héroes, a nuestros

maestros, los veneramos dejándolos quietos. La lealtad cubana ha elegido a su

hombre José Martí como quien elige su ejercicio cotidiano de amor que le crezca el

alma, que le acicatee sin descanso las potencias y que no le deje morir el culto de

lo heroico, del cual más vivimos que morimos. La justicia para Martí se la dan

ustedes grande, pero no histérica. América lo agradece”.

“…Después de medio siglo, el resplandor que echa de sí esa carne mártir

sigue creciendo; su aureola vale por la hornaza misma de soles cubanos; su gloria

viva, no ateneísta, es un brasero que arde en el bohío antillano, en la última

escuela rural y en la institución civil de mujeres y de hombres. Yo me encuentro,

cuando regreso a mi Antilla, esta gloria más planturosa que cuando la dejé, lo cual

me hace feliz, por mi América, que tantas negruras feas de ingratitud lleva

consigo.”

“…Voy a contarle un chiste: hace años, di una conferencia en un pueblecito

cubano, naturalmente sobre Martí. Como yo en el fondo soy una aldeana, chilena,

17 En Bohemia del 1 de febrero de 1953.

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siempre me gusta ir por los pueblos y hablar con sus gentes y a sus gentes.

Cuando salía de mi conferencia, oí que una mujer comentaba: ‘¡Esa señora está

enamorada de Martí!’ Me detuve y le respondí: ‘¡Y dígalo usted. Lo único que

lamento es no haberlo llegado a conocer personalmente. Y usted también se

hubiera enamorado de conocerlo…!”

“Yo le debo mucho a Martí. Es el escritor hispanoamericano más ostensible

en mi obra. Después viene en segundo término, ese toro bravo de la Argentina

que es Sarmiento, a quien le faltó la poesía, la fuerza lírica, que sobraba en Martí.

Con todo, era un lindo viejo mal genioso, que vivió peleando por la libertad y por

la cultura; como Martí, con otros elementos y otro temperamento esta América

nuestra que nos duele”.

El día 28 de enero de 1953, en el Capitolio Nacional, se celebró el acto

oficial por el centenario del natalicio de José Martí. Aquella aldeana chilena –como

se autocalificara con soberana modestia- y su viejo amigo don Fernando Ortiz

pronunciaron los discursos centrales. Gabriela18 “consideró la obra literaria de

Martí, como la expresión del sentir de toda América, por eso llamó a la celebración

del centenario ‘fiesta continental’ a la que asistió, llena de fe como martiana

devocionaria para ‘recalentar el alma’, para ‘deletrear palabras sumergidas u

olvidadas’, para oír y repasar ‘la saga martiana’, para poder reavivar su fe ‘en la

América mestiza que lleva sobre el rostro la huella del indio, la del español y la del

africano”.

“Este gran señor nos sirve para cualquier época –dijo también entonces-,

continúa vigente para el gobierno de nosotros mismos y para el de nuestras

patrias y a veces para el de una raza entera. Martí no se nos gasta como se nos

han gastado tantos, y este fenómeno se produce como una operación de la gracia

a lo divino.”

18 En El cartero cubano, marzo de 1953.

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L. Depestre / Gabriela Mistral en Cuba

Pocos momentos, como los de ese Día del Centenario, le serían tan gratos a

la antigua maestra del valle de Elqui. “…Antilla en palmas verdinegras que a medio

mar está y me llama…” .

De quien así nos describe dijo un día, alrededor de 1936, el notable

intelectual cubano Juan Marinello: “Todos los ojos se tocan en la frente de esta

mujer ancha y alta, que tiene el paso meditativo de los que llegan sin saber por

donde. Se acerca a la pequeña mesa con su gesto de vencida o de maestra. Pone

en orden unos papeles rebeldes poblados de letra grande y fuerte. Y comienza una

lectura que cada espectador recibe como si sólo a él fuese enviada”.

“…La mujer llega esta noche a sus oyentes de la mano de José Ma í gran

guiador. José Martí tiene en esta mujer una resonancia de limpia autenticidad, de

son cercano y distinto. El dolor agónico de su América se lo dará el cubano en su

lamento viril y dulce y la llamará desde ayer a la faena de hallarle vías de salvación

al indio y al hijo del español. Esta mujer, que tiene oídos milagrosos, dará la mano

al Libertador en una sombra cargada de porvenir y se estremecerá en el lamento

deshecho”.

rt ,

19

De la mano de Gabriela Mistral también nosotros hemos pretendido recorrer

el espacio de estas páginas.

19 En Literatura Hispanoamericana, por Juan Marinelle, Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1937.

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GABRIELA MISTRCIUDADANA DE LAS A

O UNA VOLUNTAD D

Jaime Quezada Ruiz

1 Conferencia presentada en el Salón de las Américas, OrganizaWashington D.C., 18 de Septiembre 2002.

Boletín N°6 (2004). Páginas 23 - 41Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

AL MÉRICAS E SER1

ción de los Estados Americanos OEA

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

En el convivio de esta tarde de gracia americana y en el día patrio

mismísimo y republicano de Chile, ese largo país mío en la australidad del

Continente, quiero yo, poeta chileno vocacionalmente mistraliano, hablar de una

autora que no sólo escribió una poesía cargada de intensidad y sentido humano,

en sus no más de cinco libros de talas y ternuras, desolaciones y lagares, sino y de

manera muy principal, de una mujer chilena del siglo veinte –proyectándose al

XXI- que supo decir buenamente lo suyo, y en lo suyo lo de los otros, a través de

su pensamiento y e su acción, en los temas tutelares de una América. Y que harán

de su escritura un acercamiento al prójimo y una enseñanza cotidiana de vida.

Ella, Gabriela Mistral (1889-1957), que nos nace en un valle cordillerano de

Chile, que se recorre el territorio patrio en andanzas educacionales (“no voy sino a

los pueblos donde puedo servir”), se nos irá luego por otros países y continentes

en una errancia o extranjería de vagabunda voluntaria. Será como quien echa

cuerpo y alma a rodar tierras, hablando con dejo de sus mares bárbaros y con sólo

su destino por almohada. Pero en todo lugar será siempre fiel a sus

preocupaciones y motivaciones: su país natal de Chile, su América continente

nuevo, y los habitantes de ese país de esa América en sus geografías y sus

costumbres, en sus maneras de rescatar lo mal deletreado o lo mal averiguado.

Mujer de conciencia libertaria y maestra –la que más –sobre todo en una época

que el asunto americano gritaba su hambre de didácticas por donde se le cogiese:

“ América, América. Todo por ella, porque todo nos vendrá de ella”.

Por “mi voz hablan muchas mujeres de clase media y del pueblo”, dirá

nuestra Gabriela Mistral por el daño constitucional chileno de 1925. Y en esa frase

está, sin duda, su resuelta identidad social y su visionario compromiso con las

realidades contingentes patrias. No sólo autora de una obra poética fundamental y

trascendente en la literatura chilena e iberoamericana del siglo veinte, sino que a

la par, también, una mujer-ciudadana en su tiempo, en su obra y en su porvenir.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Se diría, conciencia viva de una época que resume en sus recados y ensayos el

ritmo vital de Chile, la faena de una América y la visión del mundo.

Nuestra autora, amén de su trascendente obra poética y prosística, no

estará ajena a los acontecimientos políticos, sociales, agrarios, educacionales,

religiosos, étnicos e ideológicos que le tocó vivir tanto en sus años de permanencia

en Chile como el los otros muchos de su errancia por el mundo. Tales asuntos no

la iban a dejar indiferente estuviera donde estuviera: en Santiago de Chile, en

ciudad de México, en París, en Madrid, en Lisboa, en Río de Janeiro, en California,

en Nápoles, en Nueva Nápoles, en Nueva York. Así nacerán sus elocuentes e

indesmentibles decires de escritura en artículos –casi ensayos de pasión y de

verdad- que testimonian ese hablar por su voz a las muchas mujeres de la clase

media y del pueblo.

Sus tres grandes temas: el problema agrario, el asunto indígena, la cuestión

social, importarán cabalmente durante toda su vida a Gabriela Mistral. Serán su

materia y su rezongo, sus impaciencias motivadoras cotidianas. A estas

preocupaciones, deben agregarse otras tantas que tuvo la autora de: Desolación.

Tampoco los asuntos mujeriles sin ser ella una rematada feminista- le iban a ser

ajenos, al igual también que los problemas educacionales en una época de tanta

efervescencia, y en países ferméntales de la América.

Y no sólo en la página escrita para el periódico o la revista. También en las

más diversas tribunas internacionales y en los paraninfos universitarios, así como

en muchos encuentros dialogantes y conversacionales con gentes pensadoras de

su ladera, expresará sus siempre resueltas ideal sin titubeo alguno, denunciando,

por ejemplo, y a todos los vientos, la injusticia social ("que hace tanto bulto en el

continente como la cordillera") o la tiranía de gobiernos acomodaticios. O hablando

con fervor de una urgente reforma agraria que favorezca a los campesinos (ella

que se define como una, campesina de origen campesina de costumbres, y

campesina voluntaria o deliberada) o ahogando por la paz - la palabra "maldita"

como la llama en certera frase reivindicatoria -, ella, la Mistral, pacifista de todos

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

los días. O solidarizando con la causa sandinista de los años treinta en Nicaragua.

O convocando a los países de¡ mundo, desde la Asamblea General de las Naciones

Unidas un 10 de diciembre de 1955, a respetar con gracia justiciera los Derechos

Humanos: "Yo sería feliz si vuestro noble esfuerzo por obtenerlos Derechos

Humanos fuese adoptado con toda lealtad por todas, las naciones! del mundo",

dirá entonces con énfasis rotundo en su mensaje también rotundo. 'Este triunfo

será el mayor entre los alcanzados en nuestra época".

Y muchos años antes, recibida aquí en la Unión Panamericana (Washington,

mayo de 1924), en su primera visita a los Estados Unidos, dirá reveladoramente en

su discurso Unión Cristiana de las Américas: "Yo no soy una artista, lo que soy es

una mujer en la que existe, viva, el ansia de fundir en mi raza, como, se ha

fundido dentro de mí, la religiosidad con un anhelo lacerante de justicia social. Yo

no tengo por mi pequeña obra literaria el interés quemante que me mueve por la

suerte del pueblo. No hay en mí ansia de reivindicaciones populares, de

aproximación a la. política. No soy, por cierto, una sufragista. Hay en. ello el

corazón justiciero de la maestra que ha educado a los niños pobres y conocido la

miseria obrera y campesina de nuestros países"

Los decires de Gabriela Mistral, además de su notable belleza de oralidad o

de escritura, tienen así la energía que da la sobriedad y la verdad de su lenguaje.

Por sus recados y artículos va y viene la historia viva y sin mito de nuestros

pueblos totales.

El mismo año que se publica su primer libro, Desolación (1922), Gabriela

Mistral se americaniza continente, arriba, viajando de su Chile natal al "México

imponderable" Y a contribuir en los asuntos y reformas educacionales en un país

que reordenaba su vida republicana después de una revolución. Porque la Mistral

andará, también, en los asuntos quemantes de la historia contemporánea y en su

circunstancia. Así, Tala, su libro que bien podríamos llamar fundamental, se publica

(1938) cuando ella recién venía de nuevo a nuestra América saliendo de la guerra

fratricida de España (y también con una España en el corazón solidarizando con los

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

patriotas republicanos de esa España heroica). Y Lagar, su libro de 1954, estará

empapado de las atmósferas bélicas de una segunda guerra, cuando el mundo

estallaba en llamas y un aire denso y sucio manchaba los cielos de la humanidad.

Gabriela Mistral escribe su manifiesto por la causa de la paz, desmenuzándose por

esta palabra de yodo y piedra alumbre entre los labios: "Es amargo rezar oyendo

el eco que un aire vano y un muro devuelven".(poema Caída de Europa).

Con aquel viaje a México, Gabriela Mistral inicia en forma definitiva, su

errancia su destierro voluntario, aunque "no hay destierro en el continente", dice

en un afán de unidad e integridad de nuestros pueblos y de nuestras, gentes.

Americanidad de territorio y de emoción, entonces, que define en estos versos

vivenciales de su poema Patrias: "Hay dos puntos cardinales: Son Montegrande y

el Mayab''. Es decir, Montegrande, su aldea natal de su valle de Elqui ("la patria es

el paisaje de la infancia y quédese lo demás como mistificación política") y el

Mayab, aquel lugar maya-indígena de la península de Yucatán, en México., Lo

cardinal, entonces, en una sola geografía de proyección y de unidad americana. De

Montegrande al Mayab, en uno de sus versos. De Arauco a Copán, en otro de sus

versos tutelares. De la cordillera de los Andes al maíz del Anáhuac. De los Cuzcos

al Caribe.

Nuestra Mistral desde muy temprano andará poética y geográficamente

uniendo el continente de su América como una sola real patria: "Nosotros,

americanos del Norte y del Sur, hemos recibido y aceptado, con la unidad

geográfica, cierta comunidad de destino que sería un triple destino de realizar: la

riqueza suficiente, la democracia cabal y la libertad cumplida en el Continente”.

Palabras que serán su Artículo de Fe o su Voto de americanidad en el Día

Panaméricano o Día de las Américas, un l4 de abril de 1931, llamando, a la

juventud del continente "a repugnar la violencia en el trato de nuestras naciones y

a rechazar la injusticia como una disminución de su honra gloriosa, de la cual

vivimos y seguiremos viviendo”.

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

El andar mucha tierra que ya veía en su infancia se va haciendo realidad en

su obra y en su muy amplio vagabundeo de países y continentes, y con una

mirada recogedora de cuarenta panoramas. Lo suyo personal e íntimo, lo histórico,

lo geográfico, lo religioso será en nuestra Mistral, un contar mundo con proyección

de humanidad. Y en un encadenamiento permanente de las más humildes cosas y

de las más soberbias también. Un comprender que es siempre un goce.

El tema de la América, con sus bultos corporales de cordillera a fruto

tropical, constituye no sólo uno de los fundamentos de la obra toda de Gabriela

Mistral, sino también uno de sus desvelos permanentes: pasión y voluntad atenta

del destino del Continente nuestro. Vocacionalmente americanista (martiana, de

Martí; bolivariana, de Bolívar; sarmentiana, de Sarmiento) en emocionalidad y en

sentido, en acercamiento a las realidades vivas de lo humano, lo racial, lo

histórico, lo geográfico, lo social, lo porvenir. Y, sobre todo, una América como

expresión de unidad de pueblo a pueblo y de gente a gente: "Los miembros de la

vida espiritual de nuestros países andan sueltos como las tribus que no han

aprendido aún vertebración, y por sueltos, desventurados, y por desventurados,

rebeldes con no sé qué suicidio resuelto en la cara”.

“Describe tu América", "Divulga tu América" se exigía ella a sí misma como

lección educadora diaria y como norma o grito de conducta en su cartabón de

maestra. "Haz amar la luminosa meseta mexicana, la verde estepa de Venezuela,

la negra selva austral. Dilo todo de tu América. Di cómo se canta en la pampa

argentina, cómo se arranca la perla en el Caribe, cómo se puebla de blancos la

Patagonia. Divulga su Bello, su Sarmiento, su Lastarria, su Martí. Enseña el sueño

de Bolívar, el vidente primero. Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo

garfio de convencimiento. Piensa en que llegará la hora en que seamos uno”. ("El

grito", 1922)

Sus ideales de paz y de solidaridad, continental serán sus exaltaciones

permanentes: "Nuestros héroes del Norte y del Sur, Bolívar como Washington,

Lincon como San Martín, parecen concebidos en una misma hora por un mismo

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

designio, y son obreros de una faena idéntica. Nuestras constituciones, salidas de,

1a conciencia de ellos, están iluminadas por una luz igual y destacan un perfil

fraterno como las plantas que nutre humus común” (GM: "Voto de la juventud

escolar en el Día de las Américas”,abril 1931).

Poéticamente será Tala (1938) uno de los libros en los cuales Gabriela

Mistral deja testimonio de su mucha vivencia y experiencia de la América -América

nuestra, como dice siempre. O Nuestra América, en el decir de Martí. Sus

soberbios poemas, verdaderos himnos americanos, al sol del Trópico, a la

Cordillera de los Andes, al santo Maíz milenario, al Mar Caribe, a la Ceiba

ecuatoriana, y a otros materiales formidables son, en ella y en su escritura, un

pensar, un sentir y un contar donosamente la América. Razones ensayísticas

válidas tiene un riguroso estudio nuestro -Cedomil Goic- para señalar que en estos

Himnos americanos, de Gabriela Mistral, está ya el atisbo esencial y genesíaco, el

raigón de ésa lengua primera y cósmica de lo que nuestro Pablo Neruda hará

después en su también, tan único y soberbio y cósmico monumento poético de

Alturas de Macchu Picchu, ese capítulo capital de su Canto General (1950),

redondamente un Canto también a América. Y el mismísimo Neruda destacando, a

su vez, estos, Himnos mistralianos, reconocerá “lo mucho de volcánico, raspado y

geológico que hay en esta poesía".

Así, lo más natural y lo más originario del paisaje y mundo americano, tiene

su materia y su tutelar exaltación lírica en estos dos grandes poetas de la América:

Sube conmigo, amor americano. / Besa conmigo Zas piedras secretas…/Ven a mi

propio ser, al alba mía dice Neruda. Y la Mistral: ¡Como el maguey, como la yuca,/

como el cántaro del peruano,/ como la jícara de Uruapan, / como la quena de mil

años, a ti me vuelvo, a ti me entrego, en ti me abro, en ti me baño!

De la obra poética de nuestra Mistral, no del todo extensa pero sí intensa -

Tala- constituye su libro fundamental. Ella misma consideraba que era su

verdadera obra, sobre todo porque en sus páginas está la raíz de lo

indoamericano. Y conlleva, nada menos, que todo un capítulo, titulado América.

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

Tal es su celebración y cerebración de allegarse hacia la tierra prodigiosa de su

América. Nada queda vacante que no sea revelado por nuestra autora. Aún siendo

un libro de los ánimos espirituales y has materias corporales (pan, sal, agua), las

ausencias, los nocturnos y las alucinaciones: el mundo y el ser, también es Tala la

América precolombina, ritual y ceremoniosa con sus himnos indios a los incas y a

los mayas, y a todos los frutos americanos. Además el maizal sagrado y mágico. La

cordillera tutelar de los Andes, a quien Gabriela Mistral llama "madre yacente,

madre que anda". Y a todos los árboles balsámicos con su copal y su mirra y, su

estoraque. Libro abierto a las naturalezas, humanas y geográficas de nuestro

continente con sus paisajes y sus seres habitantes de esos paisajes.

Tala es también el libro de la fe, de la recreación religiosa del mundo, de la

devota consumación del dolor, del descendimiento y la letanía. Poesía certera y

religiosa, que parece nueva o como no vista, y que maravilla, de gozo por su

lengua cotidiana. Esta lengua cotidiana, muchas veces conversacional, es la que va

a tipificar una escritura única y novedosa, cargada de lo viejo y de lo nuevo que

hay en sus temas: lo arcaico y lo criollo, lo indígena y lo español. De ahí su verso,

que, va siempre de lo íntimo a lo todo plural, de lo áspero a lo bíblico, de, lo

sanguíneo al sacudón del alma. Y que entraña, una especie de virtud tónica o de

limpieza primitiva. Limpieza primitiva que rescata lo tutelar de un continente hacia

un redescubrimiento de lo original americano. Proyección mayor y honda, en

consecuencia, de los asuntos o bultos corporales que le importaron: la tierra y sus

frutos, la naturaleza y sus culturas, los viajes y los pueblos, los paisajes y las

gentes.

Y no sólo el paisaje en su geografía totalizadora y en su flora y fauna

americana, sino, y fundamentalmente, lo humano sufriente y sudoroso de los

seres-habitantes inflenarios de ese paisaje americano: Sol de los Incas, sol de los

Mayas,/ maduro sol americano,/ sol en que mayas y quichés / reconocieron y

adoraron, / y del que quechuas y aimaraes / como el ámbar fueron quemados. El

lenguaje poético mistraliano, adquiere así una categoría importantísima, semejante

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

a los temas que trata: los grandes monumentos naturales de nuestro continente y

el himno, reivindicatorio de los mitos y las realidades americanas. Una actitud

ritual y de advocación casi sagrada hay en esos poemas tutelares con sus mitos,

sus culturas y sus sudores precolombinos.

Ella misma se definirá muchas veces como "una mujer de acérrima lengua

americana en la tonada muy criolla que es mi poesía". Recuérdese que la

Academia Sueca señalaba en uno de sus fundamentos, al otorgarle el Premio

Nobel de Literatura (1945), que la poesía de Gabriela Mistral estaba "inspirada en

poderosas emociones y que ha hecho de su nombre un símbolo de las aspiraciones

idealistas de todo el mundo latinoamericano".

Pero Gabriela Mistral, que con su Himnos ya había hecho muy suyo lo

americano, importaba, a su vez, la otra realidad viva del Continente: su

indigenismo o sus netas indianidades; sus costumbres y su folclore ("Panameño,

panameño, panameño de mi vida, yo quiero que tú me lleves al tambor de la,

alegría", copla vernacular o popular que le bastará eufónicamente para escribir has

rítmicas estrofas de su Tamborito panameño); sus cuestiones económicas y sus

verdades sociales ("un héroe cortado para este tiempo será el botánico que cure

en el Ecuador la plaga del cacao y un salvador, con mayúscula mesiánica en el

nombre será aquel que nos mude la organización social de cuajo, acicateado y

urgido por el hambre de la población y, la poblaciones"); sus, guías espirituales y

sus reformadores educacionales; sus mujeres de la América (de sor Juan Inés de

la Cruz, la monja docta del México siglo XVII a Teresa de la Parra, la prodigiosa

novelista venezolana de las Memorias de Mamá Blanca); sus ensayistas e ideólogos

y civilizadores de nuestros pueblos (de un Eugenio María de Hostos a un Carlos

Mariátegui; de un Andrés Bello a un Ezequiel Martínez Estrada); sus escritores y

sus poetas (de un Amado Nervo a un Joaquín García Monge; de un Alfonso Reyes

a un Pablo Neruda). Una geografía humana que iba a la par con la otra, su fisica

geografía, que se conoció y se recorrió en una especie de beneplácito en el bien

ver, en el bien pensar, en el bien hacer.

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

Dirá nuestra Mistral: "No soy una patriota ni una panamericanista que se

endroga con las grandezas del Continente., Me lo conozco, casi entero, desde

Canadá hasta la Tierra de Fuego. He comido en las mejores y las peores mesas.

Tengo esparcida en la propia carne una especie de limo continental. Y me atrevo a

decir, sin miedo, de parecer un fenómeno, que la miseria de Centroamérica me

importa tanto como la del indio fueguino y que la desnudez del negro de cualquier

canto del Trópico me quema como a los tropicales mismos”. (Discurso de GM, "La

faena de nuestra América", en el Consejo Directivo de la Unión Panamericana,

Washington, 19 de marzo, 1946).

l

Los muchos y sorprendentes recados (recados que llevan el tono más suyo,

más frecuente, su dejo rural en, que vivió comunicándose con el prójimo amado),

que de la América escribió Gabriela Mistral, son su admirativa muestra de

adhesión, casi fisiológica, a los más variados asuntos del Continente. Esos recados,

o muy singularísirnos textos prosísticos, testimonian su palabra-pensamiento, su

palabra-verdad, su palabra-ígnea. Importa en Gabriela Mistral tanto el pretérito

como el futuro de su América, tanto el ahora como, el día que viene. Un Vasco de

Quiroga o un Fray Bartolomé de las Casas, que en tiempos de conquista y

arcabuces apostolizan con hechos sus ejemplos cristianos. Y después un

Sarmiento, un José Victorino Lastarria, un Juan Montalvo o un José Vasconcelos

que hacen su obra pensante y educadora con sentido americanista más allá de su

Argentina, de su Chile, de su Ecuador o de su México.

Y, sobre todo Martí, "santo de pelea” como lo llama en activa y piadosa

frase. "El maestro americano más ostensible en mi obra". Y a quien alaba, porque

combatió sin aborrecer, luchó sin odio: "Todo es grande y es agradecimiento del

guía de hombres terriblemente puro que la América produjo en él, como un

descargo enorme de los guías sucios que hemos padecido". Estos, y tantos otros

ilustres. y visionarios y libertarios son los hombres de la América -derroteros

morales nuestros y paradigmas de nobles utopías democráticas, y a quienes

Gabriela Mistral admira en alabanza y en conducta, muy lejos de los pedestales

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

estatuarios o de héroes alegóricos: “Dulce, sencillo, justo y resuelto, este hombre

prudente", dirá de Abraham Lincohn, citando, a su vez, un verso del viejo eterno

Whitman. "Hagámosle criatura cotidiana mejor, que nombre de aniversario", dice

de Bolívar, y, a quien mucho pareció seguir en su sueño de unidad americana: "A

este hombre de batallas no lo volvió matonesco la montura y que, en cuanto

bajaba del. caballo, era civil, como si al general lo dejase en el estribo. Vivámosle

en la permanencia y no sólo en las lentas puntadas de los centenarios".

Gabriela Mistral nos enseña y nos motiva, elogiosa y críticamente a pensar,

lado a lado, en las realidades de la bella América, y en quienes han hecho con su

política y con su espíritu, esta faena ciudadana de su bella América.

A estas moralidades o motivaciones mistralianas, deben agregarse aquellas

otras varias que tuvo también por la mujer americana. La mujer de la época

mistraliana, llámese maestra, artista, escritora, o simplemente la que llamamos la

mujer de su casa (salvando las intencionalidades peyorativas en beneficio de tener

la casa como universo o forma de vida noble para la mujer), será una motivación

entusiasta y vitalizadora en la escritura y en el ajetreo cotidiano de la autora

chilena. Y no es que ella fuera una furibunda feminista. Más bien miraba con cierto

desdén tanta reunión o asamblea que enarbolaba el tema de la cuestión del

feminismo.

Pero no es nada de extraño que ella misma haya escrito no sólo mucha

buena prosa en tomo a la mujer de su tiempo, o del "mujerío" (palabra tan única y

tan suya), sino además haber hecho viva conciencia de la dignidad y de la labor de

la mujer en los países del Continente y, en una época, de "tantos feminismos

rabiosos" como dirá con resuelta gracia. Mujeres de su América con quienes

anduvo conversando a su suelto antojo -en un “convite a la sinceridad”- acerca de

los asuntos más menudos y más trascendentes, más mujeriles y más sociales:

"Ustedes son mujeres que viven atareadas de problemas sociales", les dirá a las

mujeres puertorriqueñas. "Ustedes sienten como yo la angustia de conflictos que

planean sobre el pueblo".

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

En octubre de 1939, en La Habana, y en la celebración del Día de la cultura

americana, Gabriela Mistral dirá a otras tantas mujeres cubanas: "Nosotras,

mujeres de una América a medio poblar, de, este continente a media jornada,

repudiarnos todo programa que no consulte una corrección corajuda de la miseria

que mancha nuestro suelo. Necesitamos ver que el campo americano sale del

abandono en que ha vivido y es incorporado a la cultura de las ciudades.

Precisamos que por la calle civil y por el camino rural no ambule una infancia

medio desnuda. Y sabemos con menos ciencia política, que vosotros, varones, que

el campesinado cubre la América misma y que el hombre rural debe poseer el

suelo por vía de la pequeña propiedad, para que realmente se produzca, una

civilización del orden latino".

Ella, que se consideró modestamente una tradicionalista fue, sin embargo,

una mujer de su tiempo y una adelantada, en muchos casos, a ese tiempo. Su

Chile natal y su América nutricia no eran sólo un aleluya de gracia y epifanía, sino

también un testimoniar y un denunciar -y en frase de ella-“ los agrios materiales

de la realidad”. Así sea la hondura y la belleza de sus certeras y elocuentes

palabras. Así sea también su desvivir y su hacer historia crítica y ciudadana de una

época: Que vengo de una tierra en donde el alma eterna no perdía. Su obra,

inspirada en poderosas emociones, trascendía por el humanitario mensaje de sus

poemas y por su pensamiento vivo de conciencia creadora. "Por una venturanza

que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza",

dirá, al recibir el Premio Nobel de Literatura, con humildad y con razón esta

maestra chilena que hacía de su nombre un símbolo de las aspiraciones idealistas

de todo el mundo latinoamericano.

Si el tema de la América está muy presente en cada uno de los libros

poemáticos de Gabriela Mistral, ya sea en sus gentes, en sus geografías, en sus

costumbres, a mayor abundamiento estará en sus centenares de recados,

conferencias, y otros escritos que irían a páginas de periódicos y revistas del

Continente.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Nada de la América, en verdad, le fue ajeno: ya preparando una clase

nocturna para obreros en su australidad magallánica de su Chile natal como

exigiendo aquellos libros ilustrativos de paisaje que faltan para la América nuestra;

ya contemplando una puerta colonial guatemalteca como escribiendo un analítico

ensayo sobre las Coincidencias y disidencias entre las Américas; ya

maravillosamente motivada por las mariposas colombianas del valle de Muzo como

angustiada por la pobreza y analfabetismo galopante en nuestras aldeas

marginales; ya recorriendo en estado casi oracíonal los templos mayas de Chichén

Itzá como reflexionado hondamente sobre las culturas de nuestros pueblos

originarios con su Arauco y su Copán; ya visitando un jardín botánico brasileño de

Petrópolis como palpando en carne propia lo que llama idiomáticamente "El

divorcio lingüístico, de nuestra América"; ya alabando los oficios artesanales de

una cajita de madera olorosa de Olínalá como dialogando abiertamente de las

realidades americanas con el presidente Harry Truman; ya celebrando el cafetal

salvadoreño como hablando a los escolares del Perú sobre el forzoso exilio del

prócer chileno Bernardo O'Higgins; ya sobrevolando en los primeros aeroplanos, y

Sin temor al vértigo, el mar de las Antillas como llamando a nuestros países a ser

fieles con los rotundos postulados de la libertad, la paz y la democracia que un día

constitucional se juraron.

Y, en fin, en este amplio y pluralísimo mapa mistraliano, hay mucha historia

verdadera y humana y mucho cívico devenir ciudadano contemporáneo. Que tenía

su cabal certeza en su tiempo, y la sigue teniendo. Y sobre todo en un hablar

siempre de su Chile ("país civilísimo del civis político y del civis social", como ella,

con su voluntad de ser, decía por entonces del ritmo de Chile) y de su Continente

americano que desde muy temprano se vivió: “Voy convenciéndome de que

caminan sobre la América vertiginosamente tiempos para hablar de política,

porque la política vendrá a ser (perversa política) la entrega de la riqueza de

nuestros pueblos, el latifundio de puños cerrados que impide una decorosa y

salvadora división del suelo; la escuela vieja que no da oficios al niño pobre y da al

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

profesional a medías su especialidad, el jacobinismo avinagrado, de puro añejo,,

que niega la libertad de cultos que conocen los países limpios; las influencias

extranjeras que ya se desnudan con un absoluto, impudor, sobre nuestros,

gobernantes". Y este hablar significaba en Gabriela Mistral, su fervor y su pasión,

su idea y su pensamiento sin aplebeyamiento alguno.

Caso único en la literatura chilena, que se proyecta hacia la América, la muy

vasta labor de una mujer como Gabriela Mistral, que casi a diario estuvo

escribiendo no sólo del prójimo, del otro que fue su hermano en la misma tarea

creadora, sino también de tantos temas fermentales que siempre la nutrieron: su

patria natal, su América nuestra, sus andanzas por aquellas otras patrias adoptivas

del Continente. Además de sus devotos artículos de fe o de su mujerío muy listo

vuelto temperamento y pasión humana. Ella que anduvo ya no errante, sino en

múltiples actividades de educadora, de congresista, de ajetreos consulares, se dejó

su tiempo, su roba-noche, para preparar sus recados que irían luego a las páginas

de los periódicos y de las revistas de Chile e Hispanoamérica. Mientras dictaba una

conferencia sobre Chile, su geografía y su gente, o sobre el sentido de la profesión

en paraninfos universitarios, su tarea creadora y recreadora se complementaba

con aquellos artículos que serían, después, sus motivos o sus recados muy

singulares: su prosa escritural en lenguaje suyo y estilo suyo y tratamiento de la

palabra muy suyo.

La obra de Gabriela Mistral -sea verso, sea prosa- recrea una experiencia

personal y humana, y en su habla muy castiza de la América. De ahí que cuando

más de alguien le reprochaba el excesivo uso de arcaísmos, vocablos extraños y

neologismos, ella respondía que los usaba no por fantasía, sino por una necesidad

estricta y ceñida: "El habitante de Santiago ignora bastante la lengua que habla el

campo de Chile. En Puerto Rico me encontré con el español de Elqui, siglo XV, y

me dio gusto saber que hablo lo mío más legítimo y entrañable".

En estas lingüísticas materias, ella misma (hablando en la Universidad de

California, 1947) se encargará de darnos todavía más luces: "No soy ni una purista

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

ni una pura, sino una persona impurísima en cuanto toca el idioma. De haber sido

una purista, jamás entendiese en Chile, ni en doce países criollos, la conversaduría

de un peón de riego, de un vendedor, de un marinero, y de cien oficios más". Y

luego agregará: "Con lengua tosca, verrugosa, callosa, con lengua manchada de

aceites industriales, de barro limpio y barro pútrido, habla un treinta por ciento a1o

menos de cada pueblo hispanoamericano y de cualquiera del mundo. Esa es la

lengua más viva que se oye, sea del lado provenzal, sea del siciliano, sea del

taraumara, sea del chilote, sea del indio amazónico. Y, además, no me voy a

quedar sin el Martín Fierro y sin el folclore criollo".

Frases iluminadoras para entender y comprender el tratamiento, muy suyo,

del lenguaje mistraliano, en rudeza y sobriedad y gozo lectural. La palabra hecha

verso, hecha prosa, desprendida bellamente de su lengua.

En sus viajes y residencias por Europa, Gabriela Mistral comprobará, con

mucha desazón, el desconocimiento que los europeos tenían de la América, que

siempre resultaba inédita a sus ojos. De ahí que no se equivoca nuestra

americanista cuando critica el mero criollismo, por ejemplo, de muchos de los

escritores latinoamericanos. Escritores que, por entonces (década de los años

treinta) bien poco o casi nada revelaban en sus obras nuestra naturaleza o

nuestras costumbres: "La América, continente geográfico efectivo, parece una

fábula en nuestra literatura, sin vicuña, sin vizcacha, casi sin Cordillera de los

Andes". Ella exigía en cada escritor un contar su América, un saber poner el

nombre de sus árboles correntinos y los gestos violentos y las interjecciones

legítimas de sus arrieros o de sus buscadores de caucho”.

"Una Colombia cafetera y letrada; un México petrolero y social; una Cuba

azucarera e internacional; un Perú cauchero y colonial, querría yo tener puestos en

volúmenes que siguieran un plan de tierra nativa: folclore rico, historia de subidos

quilates, costumbre original, fauna apasionante y flora sencillamente estupenda.

Con ellos habría para informar a Europa con decoro sobre el suelo de América, diez

veces prodigioso, lo mismo que sobre su nobleza étnica. ¿Por qué no lucir el hecho

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

geográfico, cuando menos, que es el hecho indiscutible que tenemos, el lote de

gracia que Dios nos ha dado, y hacer volverse hacia nosotros el ojo, bastante

displicente, del Viejo Mundo?” Y esto lo dice nuestra Mistral, por 1929, y en París,

pidiendo libros y volúmenes de la América para una colección del Instituto

Internacional de Cooperación Intelectual, organismo en el cual representaba a la

delegación de Chile. Tales eran ya, en nuestra siempre adelantada y visionaria

Mistral, sus fervorosos afanes por proyectar la imagen y la presencia y las

realidades y la creatividad de su América -continente nuevo- en el mudo europeo.

Ella que supo contar nuestra América, pedirá también a los jóvenes hacer el

verdadero clasicismo americano más o menos según esta fórmula, que era la de

nuestro Andrés Bello: "A escribir las Georgias, mirando a Virgilio, pero cortando la

caña, el algodón y el banano, donde él cortaba el trigo y vareaba el olivo.. Y les

rogaría recoger, baya por baya, la enorme riqueza artística y cultural de nuestros

pueblos, la devastemos y la escardemos”. Es lo que ha hecho magistralmente la

mismísima Gabriela Mistral, hablando en sus poemas con dejo de sus mares

bárbaros, o en sus recados con sentido plural, y acérrima lengua americana.

Esta ciudadana de las Américas, cuya americanidad es su cuerpo y es su

alma, su espíritu y sus sentidos, tendrá siempre su acción de gracias o su resuelto

Voto de fidelidad al Continente todo. Y no sólo en su poderosa poesía (pues

sabemos que ninguno de sus libros poemáticos, de Desolación a Ternura, de Tala

a Lagar obviará nunca el tema de la América) y en su reveladora prosa, que una y

otra vertiente -poesía y prosa- conllevan siempre los vitales temas americanos que

tanto le importaron, sino también en aquellas muchas ocasiones trascendentes y

significativas de decir lo suyo más legítimo.

En mayo de 1946, el Consejo Directivo de la Unión Panamericana recibe a

Gabriela Mistral, aquí en Washington, en una sesión extraordinaria. Sólo unos

meses antes la autora chilena había sido distinguida con el Premio Nobel de

Literatura.: "Desde la decisión de la Academia Sueca, dirá ella, viene ocurriendo en

torno mío que las gentes me dan cosas que nunca merecí y ni siquiera soñé. Si no

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

tuviese delante de mí el friso tremendo del mundo, parecido al delirio castigador

de nuestro padre Dante, yo nada entendería al ver rodar mi nombre de mujer en

el cable y las revistas. Pero veo, y palpo a cada momento el friso infernal de la

posguerra que nos mira y habla a todos a la vez con su desafío colérico". Leerá

entonces, con sus dignidades y sus verdades, de siempre, su discurso "La faena de

nuestra América", abogando por uno de los deberes inmediatos que era la paz,

pero asegurando una paz casada con la justicia social y, además, con justicia

económica ("y en una proporción que no sea de gramos"), pues lo que pedimos

es, no sólo ser ayudados con el dólar y la maquinaria sino ser entendidos, sobre

todo comprendidos. Solamente así se nos ayudará con eficacia y sin dejo de

superioridad y mayordomía".

22 años antes de ésta, su faena de la América, Gabriela Mistral, en su

primera visita a los Estados Unidos (mayo de 1924) leerá en la Unión

Panamericana, aquí en Washington, su discurso "Unión cristiana de las Américas".

Y después, en febrero de.1939, "volvió a abrirme la puertas la Unión

Panamericana”, dice ella en gratitudes referenciales y para siempre.

Efectivamente, en el Palacio de la Unión Panamericana, nuestra, Mistral hablará de

lo vivo y lo viviente del suelo natal en un redescubrir la entraña misma del largo

país en su conferencia "Geografía, humana de Chile", y leerá por vez primera sus

poemas inéditos sobre esa geológica y deslumbrante, geografía austral de Chile:

"Salto del Laja” “Volcán Osorno”. y "Lago Llanquihue". Poemas que, de alguna

recreadora manera, venían a ser la prolongación permanente en su memoria del

país-natal, que bien se caminó y se vivió en sus educadores afanes de maestra

rural.

También, y en este derrotero o periplo de siempre acercamiento y adhesión

a la causa americanista, Gabriela Mistral, y con su salud ya quebrantada, participa

en una de las sesiones de la Organización de los Estados Americanos (OEA) abril

de 1956, entregando un mensaje americanista a los países miembros y de

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J. Quezada / Gabriela Mistral ciudadana de las Américas

adhesión a la libertad, a la paz y a la democracia en el Continente. Era el último

acto público de su vida. "Ya todo lo di, ya nada llevo”.

Palabra de razón y de verdad tendrá entonces, y sólo meses después, el

Secretario General de la OEA, don José A. Mora, lamentando el fallecimiento de

Gabriela Mistral. "Nosotros, los de la Unión Panamericana que nos sentimos-

infinitamente enriquecidos por su poesía y su personalidad calurosa y estimulante,

lloramos su muerte, pero también sabemos que vivirá por siempre en sus poemas,

que son su legado a la humanidad”

Así, fue, así es. Vive y vivirá por siempre ésta, nuestra Gabriela Mistral,

verdadera y auténtica y fiel ciudadana de las Américas. Su pensar y su contar la

América es también su legado para ésta su propia América.

Comunidad americana: gracias por esta ocasión tan dignísima de decir mi

palabra mistraliana aquí, en la Organización de los Estados Americanos y en esta

Sala de las Américas, en este día de patria tan especial para Chile. Pero, por sobre

todo, gracias por hacer de este acto un momento tan relevante y significativo en el

reencuentro de vida y obra americana con Gabriela Mistral, mujer chilena en su

tiempo y en este tiempo. Y mujer de América en todos los tiempos. Y como dijo

ella misma en su poema La Extranjera: "Vivirá entre nosotros ochenta años, / pero

siempre será como si llega".'

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Referencias Mistralianas El grito: ¡América, América!. En Repertorio Americano, 17 de abril, 1922. San José, Costa Rica. Discurso en la Unión Panamericana. En Repertorio Americano, agosto, 1924. San José, Costa Rica. Contestación a una Encuesta. En El Mercurio, 4 de marzo,1928. Santiago de Chile. Libros que faltan para la América. En Repertorio Americano, marzo de 1929. San José, Costa Rica. Bolívar a los 40 años. En El Mercurio, 1 de febrero, 1931. Santiago de Chile. La desgracia de Santo. En Repertorio Americano, 10 de enero, 1931. San José, Costa Rica. Conversando con las mujeres de Puerto Rico. En Repertorio Americano, 19 de septiembre, 1931. San José, Costa Rica. El divorcio lingüístico de nuestra América. En Revista Sur, julio de 1938. Buenos Aires, Argentina. En el día de la cultura americana. En Revista América, enero de 1939. La Habana. La faena de nuestra América. En Revista Política y Espíritu, septiembre, 1946. Santiago de Chile. Palabras sobre la paz. En Revista Nueva Democracia, julio de 1948. Nueva York. La palabra maldita. En Repertorio Americano, enero de 1951. San José, Costa Rica.

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Boletín N°6 (2004). Páginas 42 - 63Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

ARQUEOLOGÍA PÚBLICA Y COMUNIDADES RURALES: UN PROCESO DE PUESTA EN VALOR

EN EL VALLE DE CODPA, REGIÓN DE TARAPACÁ1

Álvaro Luis Romero Guevara2, Rolando Ajata López3,

Gustavo Espinosa Valdebenito4 & Luis Briones Morales5

1 Resultado de los Proyectos FONDART 168341 y FONDECYT 1020491. 2 Licenciado en Antropología – Arqueología. Alumno becario MECESUP, Programa Magíster en Antropología UCN-UTA. [email protected] 3 Licenciado en Antropología – Arqueología. Programa Magíster en Antropología UCN-UTA. [email protected] 4 Departamento de Arqueología y Museología, Universidad de Tarapacá, Arica. [email protected] 5 Departamento de Arqueología y Museología, Universidad de Tarapacá, Arica. [email protected]

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Resumen Se presenta el proyecto de puesta en valor del yacimiento de arte rupestre de Ofragía, ubicado en el valle de Codpa, Región de Tarapacá. El proyecto completó un trabajo de registro, planteó un diseño museográfico, ejecutó una puesta en valor y efectuó un taller cultural a la comunidad para el cuidado y manejo del yacimiento. Se muestra esta experiencia como la primera parte de un proceso largo en donde la comunidad local va identificando el recurso arqueológico como parte de su patrimonio cultural, y por otro lado, los especialistas del pasado intentan deshacerse de una larga tradición de manejo monopolizado de los recursos arqueológicos.

Introducción

En el actual contexto de las políticas sociales de educación y cultura en

Chile, el patrimonio arqueológico se inserta sólo tangencialmente. Tales fondos

públicos, sin duda, no permiten financiar la investigación arqueológica científica,

aquella que gira en torno a temas teóricos y metodológicos de la antropología

mundial. A primera vista, esto es negativo para gran parte del recurso

arqueológico, siendo difícil resguardar yacimientos en inminente peligro de

destrucción sólo mediante objetivos patrimoniales (Ayala 2003). Bajo tal requisito

sólo los yacimientos que satisfacen necesidades científicas tras la perspectiva

teórica metodológica de un investigador competente pueden potencialmente ser

registrados y conservados.

Pero esta política nacional de cultura también ha permitido que los

arqueólogos nacionales hayan ampliando su ámbito de acción, ya sea, trabajando

en conjunto con las comunidades rurales e indígenas, estableciendo alianzas con

las autoridades locales y desarrollando proyectos multidisciplinarios con otros

gestores culturales, y en definitiva, saliendo del restringido ámbito científico para

situar el recurso arqueológico como un componente más del patrimonio cultural

(Romero 2003). De este modo, la arqueología debe participar activamente en el

proceso de formulación de este imaginario que la sociedad, como un todo diverso,

crea constantemente para comprender el presente (Tilley 1998), que

denominamos patrimonio cultural, memoria e identidad.

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A. Romero et al. / Arqueología pública y comunidades rurales...

Para quienes trabajamos en el norte de Chile, debemos considerar que

existen factores adicionales que se suman a los procesos de formación identitaria.

Los cuales son la organización de comunidades indígenas mediante la Ley 19.253

de Pueblos Indígenas, y la génesis de sentimientos étnicos (Gunderman 2000).

Una de las maneras para que la arqueología y las comunidades trabajen en

conjunto es mediante la creación de museos locales (Ayala et al. 2003) y la puesta

en valor de yacimientos. En este último caso, las experiencias en Chile sólo se

limitan al área atacameña (Bravo 2003), donde las comunidades indígenas desean

disputar acceso al mercado turístico de San Pedro de Atacama (Región de

Antofagasta). Anteriores experiencias de puesta en valor de yacimientos

arqueológicos, sin conexión alguna con la comunidad, no tuvieron un programa de

manejo a largo plazo, quedando las iniciativas sujetas a la buena voluntad de

autoridades y organismos públicos (Barón 1986; Chacama et al. 1992).

Dentro de ese contexto social, se invitó a la Municipalidad de Camarones a

concursar al Fondo del Arte y la Cultura (FONDART), del Ministerio de Educación,

para iniciar una actividad de puesta en valor integral, que conllevara investigación

científica, museografía y manejo sustentable de un yacimiento de arte rupestre. El

presente artículo resume nuestra experiencia, mostrándose como la parte inicial de

un proceso de largo aliento en donde la comunidad local va identificando el

recurso arqueológico como parte de su patrimonio cultural, y por otro lado, los

especialistas del pasado intentan deshacerse de una larga tradición de manejo

monopolizado de dicho recurso.

La Arqueología en Sociedad

Aunque desde un inicio la arqueología basó buena parte de su desempeño

en el rol que podía jugar su conocimiento en la sociedad, ya sea sustentando

nacionalismos o colonialismos (Trigger 1992), es sólo recientemente que se han

propuesto planteamientos teóricos y epistemológicos concretos.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

En general, la práctica arqueológica tradicional al enfatizar el método y la

teoría científica, olvida constantemente el diálogo con los distintos estamentos de

la sociedad. Según Tilley (1998) esta arqueología es en gran medida la

responsable del permanentemente distanciamiento de la comunidad con su pasado

remoto. Sin embargo, dentro de dicha práctica tradicional hay ciertos contactos

con el mundo exterior fuera de la burbuja científica. Por ejemplo, buena parte de

la denominada “educación patrimonial” sirve para señalar la línea divisoria entre

una manera legal de entender el pasado y el saqueo y el vandalismo. En el mismo

tenor, la “administración de recursos culturales” suele ser una forma de legitimar a

una serie de especialistas encargados de gestionar un conjunto de recursos no

renovables dentro de un esquema capitalista de oferta y demanda.

Por otro lado, la arqueología aplicada, tal como la antropología del

desarrollo, se planteó utilizar el conocimiento adquirido mediante la aplicación del

método científico, en beneficio de las comunidades locales. En los Andes tales

trabajos fueron desarrollados principalmente en los camellones agrícolas del

Titicaca (Erickson 1998) y los andenes del Cuzco (Kendall 1994) y Puno (Mujica

1997). Sin negar que todas estas experiencias se hayan transformado con el paso

del tiempo, podemos señalar que se iniciaron desde un punto de vista asimétrico,

donde la ciencia occidental ayudaría a las comunidades a “redescubrir” sus

tecnologías y organizaciones sociales pasadas. Desde este punto de vista es el

modo de conocimiento occidental el que daría forma a su historia, y sobre todo la

interpretaría, señalando los aspectos que es necesario revalorar y ocultando otros

que no integrarían su memoria (Tilley 1998).

Con la llegada de las corrientes postmodernas en las ciencias sociales, la

perspectiva de la arqueología aplicada estaría siendo cuestionada, porque pese a

las buenas intenciones nunca se salió del esquema colonialista, es decir, nunca

cuestionó la aparente superioridad del conocimiento occidental. Los postmodernos

relativizaron el valor del conocimiento científico y plantearon que su actual estatus

sólo se debía a la circunstancia histórica de supremacía del capitalismo en el

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mundo. Se planteo, entonces, una arqueología postcolonial que sea conciente de

tales circunstancias y que valore las otras perspectivas culturales para producir

conocimiento y formular memorias particulares (Preucel y Hodder 1996).

Una de las formas de elaborar esta arqueología postcolonial es a través de

una serie de estrategias que han sido denominadas arqueología pública. Para

Green y colaboradores (2003) la arqueología pública no sólo comprende objetivos

y actividades adicionales a la investigación, sino que significa un enfoque

radicalmente distinto a la práctica tradicional generándose a partir de preguntas de

investigación que son igual de beneficiosas para la comunidad local y para la

comunidad científica. Asimismo, la producción del conocimiento incorpora

elementos y métodos de la sabiduría local.

Los párrafos precedentes dan cuenta del reciente recorrido de nuestra

disciplina para dejar de lado la inocencia y tomar plena conciencia del contenido

político de nuestras prácticas (Uribe y Adán 2001). En nuestro caso, hemos

logrado una visión similar, no sólo inspeccionando la historia de la disciplina, sino

sobre todo a través de nuestra propia experiencia con la comunidad del valle de

Codpa. Este proceso ha dejado al descubierto las falencias de una formación

especializada tradicional y los supuestos epistemológicos que limitaron nuestro

esfuerzo por entender la situación, la perspectiva y los intereses locales.

A continuación se expone la contextualización sociocultural del valle y las etapas

más relevantes de nuestro proyecto. Finalmente discutimos nuestro planeamiento

inicial a la luz de los resultados y las perspectivas teóricas resumidas.

Espacio Geográfico y Humano

El yacimiento de Ofragía se ubica en el valle de Codpa, como se le

denomina al sector medio de la cuenca del río Vítor, la tercera cuenca más

septentrional de la Región de Tarapacá (Figura 1). El valle de Codpa se caracteriza

por un estrecho y escarpado cajón regado por un curso más o menos permanente

de agua, que ofrece la mayor fertilidad de la hoya. Sólo en años muy lluviosos este

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

curso de agua alcanza a escurrir hacia los sectores más bajos de Chaca y Caleta

Vítor, como ha ocurrido en los últimos años. El clima es seco casi todo el año, pero

en verano alcanzan algunas precipitaciones desde el altiplano.

Lo anterior genera un microclima que favorece una rica producción agrícola,

orientado en mayor medida a frutales, y en menor medida hortalizas. Los frutos

más importantes son principalmente exógenos, tales como uvas, naranja,

membrillos, duraznos e higos. En tanto que frutos nativos de América son la palta,

el mango y la guayaba.

Según el Censo de 1992 el valle de Codpa concentra un poco más de 200

personas principalmente en los pueblos de Codpa, Guañacagua y Chitita. Estos

núcleos de población están rodeados por diversas estancias o campamentos

unifamiliares de producción agrícola. La población mantiene un sistema de doble

residencia generalizado. De esta forma un alto número de integrantes de la familia

pasan una importante parte del año viviendo en la ciudad de Arica y la otra parte

en el valle (González 1990). Esta realidad, que puede provenir de tiempos

prehispánicos, en la actualidad es producto de la falta de diversos servicios

públicos a disposición de la comunidad en el valle, que si bien han aumentado

enormemente en la década de 1990, no han sido suficientes para contrarrestar la

atracción de las ciudades.

Desarrollo Histórico

Recientes hallazgos arqueológicos en el valle de Codpa (p.e. Guatanave,

Amazaca) han permitido sostener que la vida agrícola se iniciaría hacia comienzos

de nuestra era, profundizando su antigüedad más allá del Período Intermedio

Tardío (1.000 a 1.400 d.C.), como se proponía en los primeros trabajos

arqueológicos en la zona (Muñoz et al. 1987).

Sin embargo, es durante el Período Intermedio Tardío donde se observa una

ocupación más intensiva, con presencia de densos poblados en los sectores altos

del valle, que dan cuenta de una dinámica interacción de poblaciones locales,

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costeras y altiplánicas basada en una agricultura de terrazas y ganadería de

camélidos (Muñoz et al. 1987).

Es muy probable que a lo largo del curso medio del valle de Codpa

poblaciones contemporáneas a las del curso alto se hayan distribuido de manera

similar al actual patrón disperso de estancias. Junto a éstos asentamientos existieron

poblados más complejos encumbrados en los cerros de Palca, Chitita y Guañacagua

(Ajata 2004), y seguramente en sectores extensos y bajos como en los actuales

emplazamientos de Codpa y Guañacagua.

Hacia el final de la época prehispánica se hace notoria la presencia de

influencias Inka (1.400 a 1.500 d. C.). En el extenso asentamiento de Incauta se

instaló un centro administrativo para que poblaciones altiplánicas, como

representantes del Estado Inka, distribuyeran los recursos locales dentro y fuera del

valle (Muñoz et al. 1987). Tierras abajo, en el límite occidental del curso medio, en el

sector de Cachicoca se estableció una importante colonia altiplánica con arquitectura

y bienes atípicos para la zona (Muñoz et al. 1987).

La llegada española al valle de Codpa no fue distinta al resto de los Andes en

cuanto a sus resultados finales. De este modo la sociedad nativa fue rápidamente

desestructurada en los ámbitos ideológicos, sociales y políticos. La riqueza agrícola

en estos parajes desérticos llamó la atención rápidamente del conquistador. De este

modo se observó un rápido decaimiento agrícola del curso alto y una transformación

de los cultivos en el curso medio.

Las diferencias con el proceso de conquista de la precordillera de Arica

sirvieron para crear una “leyenda blanca”, donde los actuales habitantes del valle

serían herederos directos de colonos del viejo mundo. Visión que contrasta

rápidamente con los datos históricos, ya que hasta finales del s. XVIII la presencia

hispana en el valle no superó el 5 % (Hidalgo y Durston 1998).

Un episodio reciente y dramático fue la incorporación del Norte Grande al

Estado chileno. Al igual que muchos valles, la comunidad local fue dividida entre

miembros que se quedaron al norte de la Línea de la Concordia y los que

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permanecieron en el sur. Los efectos coercitivos de este episodio aplicados por los

organismos de la chilenización (instituciones políticas y de orden) permanecen y aún

no decantan completamente. Se consiguió destruir una identidad tradicional

articulada regional y localmente para imponer una nueva identidad chilena.

En la actualidad una serie de prácticas tradicionales cotidianas y religiosas

que adscriben al valle de Codpa al mundo andino. Sostenemos que sin necesidad

de un cambio poblacional, la población indígena del valle fue receptiva a formas

económicas y organizativas occidentales que les sirvieron para insertarse de mejor

forma en el mundo moderno y capitalista que se estaba formando.

Petroglifos de Ofragía

El área arqueológica de Ofragía se ubica a 7 km aguas abajo del pueblo de

Codpa (Figura 2). Hacia el oeste de este sector el valle se encajona y terminan los

caminos vehiculares, continuando senderos que llegan al último sector agrícola del

valle de Codpa: Cachicoca.

En el área se han reconocido 2 yacimientos (Cabezas et al. 1984). Se

reconoce como Ofragía 2 (OFA2) al conjunto de petroglifos ubicados en la ladera

norte del valle. En OFA2 predominan los motivos geométricos compuestos. Pero en

el sector oeste del conjunto estos motivos forman composiciones complejas, en

tanto que hacia el este, los motivos geométricos se presentan en forma aislada y

en paneles de menor tamaño. Además, en el sector este se registra mayor

frecuencia de figuras naturalistas.

Ofragía 1 (OFA 1), en cambio, se ubica en la ladera sur, junto al camino

vehicular. Se compone de 57 unidades dispuestas principalmente en bloques

aislados de diferentes tamaños que se han desprendido desde las partes altas de

la ladera. Los grabados se disponen en los bloques de mayor tamaño, y también

en aquellos pequeños dispuestos cerca de los grandes. Esta área de la ladera con

bloques disgregados está limitada por dos pequeñas quebradas.

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Tanto OFA 1 y OFA 2 poseen muy pocos materiales arqueológicos dispersos

en superficie, que corresponden principalmente a fragmentos de cerámica sin

decoración. Se pueden observar además algunos débiles estratos de depósito de

basuras orgánicas que corresponden a breves eventos de refugio junto a los

bloques.

En OFA 1 se completó un trabajo de registro anterior efectuado en la

década de 1980, mediante fichas, dibujo y fotografía digital (Figura 3 y 4). En las

57 unidades, se contabilizaron 82 paneles y 1.028 motivos, donde el más frecuente

corresponde a camélidos de tamaño mediano a pequeño (Tabla 1).

Tabla 1: Resumen de motivos de petroglifos en Ofragía 1

Motivos Total % Total

Antropomorfo 170 16.5%

Camélido grande 64 6.2%

Camélido pequeño y mediano 686 66.7%

Otro Cuadrúpedo 9 0.9%

Ornitomorfo 13 1.3%

Otro zoomorfo 22 2.1%

Indeterminado 23 2.2%

Geométrico 41 4.0%

TOTAL 1028 100.0%

Otro aspecto que se constató con el registro fue el grave deterioro que el

yacimiento ha sufrido desde 1983 hasta el presente. Diversos atentados realizados

por visitas irresponsables, proselitistas políticos e incluso ejecutores de obras

civiles, han pintado y grabado sobre diversos paneles (Figura 5). Lo más grave es

que la gran mayoría correspondería a graffiti hechos por menores, familiares o

amigos de la comunidad. Estos jóvenes arriban al valle con ocasión de ciertas

festividades o simplemente por vacaciones.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Diseño Museográfico

Una vez completado el registro de las evidencias rupestres y demás restos

culturales se procedió a la elaboración de un Plan de Manejo general del

yacimiento (Romero et al. 2003). Aunque el financiamiento sólo contemplaba

ciertas tareas de infraestructura se pensó que era indispensable formular un

diseño general, que sirviera de base para esta puesta en valor y en forma modular

a nuevas iniciativas estatales o comunales. Además, este documentó sirvió de

solicitud ante el Consejo de Monumentos Nacionales6 para intervenir en el

yacimiento.

Debemos señalar que este Plan de Manejo no fue participativo, es decir, no

hicimos participes de nuestras propuestas a la comunidad para que las conocieran

y se discutieran. Fue un documento elaborado técnicamente que no sale del

ámbito especializado de la conservación y utilización desde la perspectiva

occidental.

En específico, para esta etapa del proyecto, se solicitó autorización para la

limpieza del sitio, estabilización de senderos, creación de estaciones interpretativas

e instalación de señalética. Se requirió la limpieza del yacimiento, no por la

existencia de basuras orgánicas, sino por una gran cantidad de fragmentos rocosos

sueltos a lo largo de la pendiente que conforma el sitio arqueológico. Esta

presencia de bloques es algo frecuente en todas las laderas del valle, producto de

la erosión y movimientos sísmicos producidos por milenios. Con una recolección

manual de estos bloques fue posible obtener una superficie más limpia, donde se

pudieron destacar mejor los bloques con grabados, y además facilitar los

siguientes trabajos de estabilización de senderos.

6 La Ley 17.288 de 1970 del estado chileno crea el Consejo de Monumentos Nacionales, organismo técnico, único organismo que administra, cuida y declara el patrimonio de la nación. A partir de esta Ley el patrimonio arqueológico pasa a ser Monumento Nacional en su totalidad, sin necesidad de ser declarado, como ocurre con los monumentos históricos, naturales y típicos.

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El sistema de senderos fue seleccionado a partir de senderos previos,

privilegiando aquellos que permitieran mayor visibilidad de los paneles sin tener

acceso directo a los bloques. Los senderos fueron estabilizados en forma de

empedrados utilizando la misma piedra del lugar, una piedra blanda sillar de color

blanco.

Se diseñaron 4 estaciones para facilitar la interpretación del yacimiento,

delimitados por pequeños muros pircados y señalética. La señalética contempló

información y recomendaciones. Además, el diseño museográfico consideró

acciones, que en el futuro, con nuevos financiamientos podrían concretarse, tales

como, estacionamiento de vehículos, cerco perimetral y limpieza de bloques

rayados sin petroglifos.

Taller Cultural

El sitio arqueológico se ubica en un lugar relativamente distante de los

principales centros urbanos de Arica e Iquique, por lo que, sólo excepcionalmente,

especialistas, investigadores y guías de turismo profesionales acompañarán a

turistas. Estas visitas guiadas siempre se realizarían desde una perspectiva del

conocimiento estático, sirviendo a las demandas del turista.

Sin embargo, la cercanía al pueblo de Codpa hace conveniente contar con

apoyo permanente de personal local preparado para cuidar y dirigir las visitas en el

sitio. No sólo es interesante para la comunidad por un asunto de recursos

económicos, sino porque es la posibilidad de expresar y difundir una interpretación

del yacimiento arqueológico, que proviene desde la memoria local y puede ser

opuesta o complementaria a la visión de la ciencia.

Se realizó un taller cultural donde se produjo el primero de una serie de

“encuentros de conocimientos” entre investigadores del patrimonio cultural y la

comunidad general, logrando crear una instancia de reflexión sobre el respeto y

cuidado del amplio patrimonio cultural presente en estas localidades. De este

modo, en el taller cultural se presentaron herramientas básicas sobre el

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conocimiento, cuidado e interpretación del yacimiento, dentro de un contexto más

amplio de conceptualización de patrimonio, legislación de patrimonio, patrimonio

arqueológico e interpretación cultural.

Se convocó a toda la comunidad, lográndose la asistencia de 20 adultos y

unos 40 alumnos de la Escuela Internado. El taller se desarrolló con clases

expositivas, con la ayuda de un aparato multimedia, y posteriormente se realizó

una visita al yacimiento para hacer un ejercicio de interpretación cultural.

Originalmente el proyecto buscaba organizar y asesorar a la comunidad en

el cuidado y manejo del yacimiento arqueológico. La escasa relación que tenía la

comunidad con su patrimonio y con las formas de protegerlo y utilizarlo como

recurso sustentable, impidieron llegar hasta ese nivel de compromiso. Sin

embargo, este primer proyecto sirvió para disponer de una base de conceptos e

inquietudes al interior de la comunidad local.

Resultados

Con la puesta en valor y la realización de talleres culturales, el proyecto

buscó valorizar de manera completa la identidad cultural de la comunidad, no sólo

desde su base prehispánica, sino sobretodo a partir de la gran continuidad cultural

en su entorno desértico. Nuestro supuesto básico era que las expresiones de arte

rupestre entregan mensajes fácilmente interpretables para todo el público y que

llama la atención no sólo en términos históricos sino también estéticos. Por tanto,

el arte rupestre constituye un buen punto de partida para establecer relaciones

con nuestro pasado, valorando y protegiendo el patrimonio cultural en su totalidad.

Otro objetivo de este proyecto era aportar desde la investigación y la ciencia

tradicional al desarrollo planificado de las sociedades rurales. En este caso, no nos

alejábamos mucho de la denominada arqueología aplicada, recalcando que el

recurso turístico debía ser protegido, pero también interpretado responsablemente.

En todas esas etapas el apoyo y la asesoría de especialistas pensábamos que eran

indispensables, formulados a través de un Plan de Manejo (Romero et al. 2003).

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A. Romero et al. / Arqueología pública y comunidades rurales...

Esta actitud ciertamente podría servir a la protección circunstancial del recurso

arqueológico, pero nos alejaba de la comunidad y su manera de conformar su

memoria, estableciendo una clara línea entre conocimiento occidental y los otros

conocimientos.

Sin embargo, al trabajar en el registro del yacimiento nos dimos cuenta que

existía una urgencia de educar y valorar el sitio de manera efectiva. En menos de

20 años el yacimiento había sido alterado irremediablemente, mediante grabados y

pinturas. Todo esto por la acción de diversos agentes, principalmente locales, que

en última instancia no consideraban tales representaciones rupestres como parte

de su patrimonio. La situación frente a un contexto de globalización mundial se

vuelve particularmente compleja en las comunidades tradicionales. Aunque una

buena parte de ellas están valorando su patrimonio cultural frente a la demanda

creciente del denominado Turismo Cultural (Nielsen et al. 2003), otro importante

sector, como los jóvenes, se ven enfrentados a la carencia de referentes reales

para conformar una particular memoria e identidad.

El trabajo realizado en el valle de Codpa, de talleres culturales y puesta en

valor, ejemplifica como la educación del patrimonio y el encuentro de distintas

visiones son un primer paso frente al complejo contexto cultural globalizante que

se esta desarrollando. Como investigadores de las ciencias sociales lo que

podemos ofrecer son trabajos integrales de estudio, educación y encuentro,

presentados como herramientas para proteger, valorar y ofrecer desarrollo en los

diversos ámbitos y escalas sociales.

Conclusiones: Memoria y Patrimonio Cultural en Codpa

El trabajo de valoración en Ofragía se planteó inicialmente, casi

inocentemente, como un trabajo de arqueología aplicada. Nuestras expectativas

fueron sobredimensionadas, especialmente por la suposición que la organización

social actual de la comunidad trascendía históricamente y poseía una memoria

plenamente establecida. Pero el particular contexto social e histórico de la

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

comunidad nos señaló que era necesario trabajar previamente con ellos en la

consolidación de una identidad cultural, hoy en día, desdibujada.

Tampoco podemos señalar que en la comunidad local existe una completa

desidia de aspectos identitarios, sino más bien, un desapego notorio hacia ciertos

componentes relevantes de su patrimonio cultural, tales como yacimientos

arqueológicos, prácticas tecnológicas tradicionales e incluso eventos de la historia

reciente. Tal situación responde a los dramáticos procesos históricos relacionados

principalmente con el cambio de jurisdicción política desde el dominio peruano al

chileno, donde las poblaciones fueron despojadas de las articulaciones con la

comunidad y su historia, necesarias para conformar una identidad.

Cualquier intento por cambiar tales aspectos de la memoria pasa por

comprender estos eventos recientes, alejados de los temas que usualmente los

arqueólogos enfocamos en nuestras investigaciones. Este proyecto se nos presentó

como una oportunidad para enfrentar estos problemas culturales desde una

perspectiva diferente, no intentando construir una memoria desde una visión

paternalista, sino que motivando a la comunidad a participar activamente en los

procesos de educación, valoración y fortalecimiento de identidad.

Sin embargo, diferente de lo que suponíamos al comienzo de la puesta en

valor, esta experiencia constituye sólo un primer acercamiento entre los distintos

agentes y el patrimonio cultural, siendo necesaria la implementación de nuevas y

sucesivas estrategias para complementar las actividades de valoración iniciadas

(Ajata y Briones 2004). Cualquier proceso que implique el fortalecimiento de

identidades requiere de trabajos sucesivos, constantes y de largo plazo, que

permita el desarrollo de la educación y difusión de diferentes estamentos de la

comunidad y distintas actividades enfocadas a los diferentes grupos sociales

internos.

Al compartir nuestra visión y experiencia sobre patrimonio con la

comunidad, que también posee su propia memoria, permitió una primera conexión

de conocimientos. Si bien, en el mejor de los casos, las propuestas sobre

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A. Romero et al. / Arqueología pública y comunidades rurales...

valoración del patrimonio cultural deberían surgir en estas instancias de diálogo y

enfrentamiento de ideas, no debemos descuidar a otro tipo de agentes, como las

instituciones vinculadas con el tema patrimonial, especialmente los municipios

locales (Gordillo 2001).

A estas alturas en un país con políticas culturales renovadas el reto no es

elaborar proyectos que en el papel sean adecuados a las comunidades o gestionar

recursos dentro de las sensibilidades entrecruzadas del desarrollo, el etno-turismo

y el patrimonio. El verdadero desafío es lograr de forma efectiva reunir y

confrontar en un plano de equivalencia prácticas y visiones opuestas, generadas

desde la comunidad local y la comunidad de especialistas. En el caso expuesto,

aún estamos lejos de lograrlo.

Agradecimientos: Se agradece a la comunidad del valle de Codpa, por haber

participado en ciertas etapas del proyecto y lograr la reorientación de nuestros

planteamientos iniciales. Al FONDART, que mediante el proyecto 2002 Nº 168341,

a cargo de la Municipalidad de Camarones, financió completamente el proyecto.

Las labores de puesta en valor estuvieron a cargo de Javier Albarracín. El señor

Álvaro Vásquez, del municipio, activó los aspectos financieros y logísticos del

proyecto. Nuestro nexo con el Internado de Codpa fue el profesor Fernando

Fernández. En el marco del proyecto FONDECYT 1020491 se ha desarrollado la

reflexión teórica y metodológica acerca la arqueología pública y arte rupestre.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

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A. Romero et al. / Arqueología pública y comunidades rurales...

Figuras

Figura 1: Ubicación del valle de Codpa en las Provincias de Arica y Parinacota, Región de

Tarapacá.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Figura 2: Vista general del valle de Codpa en el sector de Ofragía.

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A. Romero et al. / Arqueología pública y comunidades rurales...

Figura 3: Panel OFA1-01-02: en la parte superior grandes camélidos; en la parte inferior grabados muy pequeños y erosionados de personajes enfrentándose con arcos.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Figura 4: Detalle de panel OFA1-09-01: Destaca figura antropomorfa con un tocado similar a un sombrero occidental, rodeado por camélidos.

Figura 5: Detalle de panel OFA1-39-01: A la izquierda un panel donde se observan figuras de aves; a la derecha vista actual que muestra el mismo panel completamente arruinado por rayados políticos.

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Boletín N°6 (2004). Páginas 64 - 69Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

EN LA RUTA DEL TREN ELQUINO TRAS LA BÚSQUEDA

DE LOS “CHILENITOS ROJINOS”

Rodrigo Iribarren Avilés1

1 Director Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Calle Gabriela Mistral 759. E-mail: [email protected]

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Cuando el gobierno chileno haciendo eco de la petición de las autoridades

de la Provincia de Coquimbo, y del positivo lobby que realizó en Santiago una

comisión presidida por Néstor Iribarren, otorgó el visto bueno para la construcción

del ferrocarril a Elqui que reemplazaría a su antecesor destruido por las “creces

del río en 1888”, hubo una gran alegría en el Valle.

Meses después cuando el Congreso aprobó $200.000 para la construcción

del tramo entre La Compañía y Pelícana y se llamó a licitación la obra, la alegría

fue indescriptible.

Con los estudios de los ingenieros Mujica y García, se iniciaba una verdadera

epopeya que marcaría para siempre la fisonomía de la gente y de los diversos

pueblos diseminados a lo largo del río.

En septiembre pasado se acaban de cumplir cien años de la fecha de

recepción oficial de las obras del Ferrocarril a Elqui, trabajos que como siempre

acontece en Chile, fueron entregados varios años después (cuatro para ser más

exactos) de los plazos establecidos en la licitación. Según los contratistas el atraso

del Estado en los avances presupuestarios y las dificultades con los propietarios

de los terrenos por donde se trazó la línea ferroviaria fueron los grandes culpables.

Nada pudieron hacer los Srs. Coo y Sotomayor por terminar antes, los ingenieros a

cargo Srs Lary, Marín, Samatan,. Maurat, Symmes , deben haber quedado

satisfechos en lo personal con el resultado obtenido.

En 1899 el tren ya recorría hasta Marquesa, en 1902 hasta Diaguitas y en

1903 ya lo hacía hasta Rivadavia.

En virtud de esta fecha tan especial para el que fuera el Tren Elquino es que

quisimos hacer un viaje simbólico hacia las dulceras de Las Rojas, las que ponían

esa nota pintoresca al paso del tren por aquella localidad.

Desde la ruta nueva por el Puclaro observamos desde lejos el nuevo pueblo

de Gualliguaica, pueblo que logró recuperar y reconstruir su antigua estación, hoy

destinada a Museo.

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R. Iribarren / En la ruta del Tren Elquino. Tras la búsqueda de los “chilenitos rojinos”

Entramos por Almendral y sin detenernos seguimos hacia El Molle.

Después de algunos minutos contemplamos desde lejos uno de los cuatro

túneles con que contaba inicialmente el Tren Elquino. Era el túnel Maitén. Nos

aproximamos en silencio y recogimiento, observamos con admiración la

espectacular mole, su estructura se asemeja a un puzzle gigantesco donde las

piezas calzan a la perfección, para perpetuar el recuerdo histórico, sus

constructores, entre los que había albañiles chilenos e italianos, inmortalizaron la

fecha , 1898-1899. Observamos que nada allí ha cambiado, si hasta pareciera que

el tiempo se ha detenido. Pensar que por allí donde ahora sólo circula el viento, el

estrepitar de la locomotora “Bañados Espinoza” (que fue una de las primeras que

hizo el recorrido) debió haber aterrorizado a cuanto ser viviente estuviera cerca.

Apenas, y en forma casi imperceptible apreciamos el hollín del carbón producto de

la chimenea de las antiguas máquinas a vapor que corrieron hasta la década del

50.

El silencio nuestro sólo era interrumpido por el grito conocido de chancaca,

chancaca de las codornices, las más ruidosas se escondían entre los arbustos,

otras, erguidas con sus penachos desfilaban ante nuestra vista, no lo hacían a

paso de ganso, pero sí de un elegante y no menos marcial paso de codorniz.

Mientras nos aproximamos a lo que en algún momento fue el recinto de la

estación ferroviaria de la localidad de El Molle, en nuestra ruta dimos alcance a

una sencilla mujer, quien, de ropaje largo y oscuro, escoba en mano y a tranco

seguro avanzaba en nuestra misma dirección. De inmediato se me vino a la

memoria el libro “Aposento de Brujos”, de una hija predilecta de la gente de El

Molle, Marta Elba Miranda. Escritora que relata mitos y tradiciones, muchos de

ellos relacionados con brujerías, los que rescató de la memoria colectiva de esa

localidad.

Creo estar seguro que no era la hora, ni el día, ni la persona indicada, para

poder ver a dicha pobladora emprender el vuelo, lo que le permitiría congregarse

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

con sus congéneres de Salamanca, como dice la tradición, ya que no creo en

brujos caray, pero de haberlos, los hay.

Continuamos con nuestro viaje, encontrando que el ex recinto de la estación

estaba pintado de un sospechoso color verde, seguros de no encontrar a ningún

“tiznado” allí, un tanto temerosos por la no muy amistosa recepción de un enorme

perro negro, decidimos emprender la marcha, no sin antes observar desde lejos,

alguno de los cementerios indígenas que excavara don “Pancho” Cornely a fines de

la década del 30.

Una vez llegados a Marquesa nos encontramos en nuestro camino con don

Julio Illanes, el cual de inmediato rememoró esos buenos años cuando el tren

carguero y a veces el mixto recibía el manganeso procedente de La Liga de Los

Algodones. Cuando el Tren Elquino, antes de la década del 50, se detenía allí para

“hacer agua”, ocasión que aprovechaban los pasajeros para bajarse de los coches

y dirigirse al Hotel Marquesa, propiedad de la Sra. Mery. Hotel que ofrecía como

especialidad de la casa , la cazuela de gallina gorda de campo. De inmediato lo

asocié con un reclamo de los usuarios del ferrocarril que apareció en la Voz de

Elqui (periódico de Vicuña), los que indignados reclamaban contra la Empresa del

Ferrocarril ya que como decían éstos, apenas comenzaban a engullir la cazuela

(con lo difícil que es cuando está muy caliente), se escuchaba el pitar del jefe de

estación anunciando la partida del tren.

Al cabo de algunos minutos nos encontrábamos en Pelícana, vino a nuestro

encuentro fortuitamente don Carlos Portilla, el que recordó con nostalgia y un

tanto de rabia la desaparición del Tren Elquino. Nos aclaró que junto al tren de

pasajeros diario, pero en horarios distintos circulaba “la góndola”, vehículo

ferroviario, también de pasajeros que hacía la ruta a Elqui. Ya le parecía ver el

embarque que se hacía de los animales gordos de las Hdas. Titón, La Calera y

Cutún . Se le nublaron los ojos cuando episodios de su infancia vinieron a su

memoria, como las seis horas de viaje que demoraba el trayecto a La Serena

cuando junto a su padre, empingorotado en algún jumento de la tropa, le ayudaba

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R. Iribarren / En la ruta del Tren Elquino. Tras la búsqueda de los “chilenitos rojinos”

a repartir leña en las panaderías. O cuando vestido con sus mejores galas

tomaban el tren para visitar a las amistades de su progenitor en La Serena, allá

tomado de su mano, luciendo sus flamantes zapatos de fútbol debía hacer curiosos

equilibrios en los húmedos empedrados del antiguo mercado, hoy más conocido

como la recova.

Nos detuvimos en el andén de la estación a descansar, aún se puede

apreciar el empedrado de la cancha de minerales, siguen en pie las enormes

puertas y ventanas de pino oregón, en un rincón dos añosos olivos se resisten a

morir, lo demás, mucha soledad, mucho abandono.

Seguimos avanzando, ya estamos muy cerca de nuestro destino, la localidad

de Las Rojas. Una vez allí, no nos fue difícil averiguar por aquellas antiguas

dulceras ni por los niños y niñas que voceaban los dulces productos en el Tren

Elquino.

Por intermedio de la Sra. Alda Castillo, hija y nieta de ferroviarios (su abuelo

fue jefe de estación en Las Rojas y su padre en Gualliguaica), nos enteramos que

al parecer la tradición dulcera se inicia en el pueblo con doña Rosa Castillo (tía de

Alda) y unas Srtas. de apellido Contreras, las que idearon el sistema de venta de

dulces en el tren. Pero quién llegó a tener una verdadera parva de niños para

vender sus exquisiteces fue doña Herminia Parra, madre de Rosa Valdivia, una de

las últimas vendedoras de dulces del Tren Elquino.

Recordaba Rosa los inmensos canastos - para una humanidad tan pequeña

- que debía colgar de sus brazos mediante amarras de manteles blancos, también

su ir y venir desde Las Rojas hasta el fundo San José cuando el tren iba hacia La

Serena y hacia Cutún cuando iba hacia el interior del Valle. Cómpreme “chilenitos

rojinos”, si se trataba de dulces, ricas humitas, pastel de choclo (dependiendo de

la temporada) o empanadas, voceaban los niños. Cómpreme a mí caserito,

insistían.

Aún quedan en el pueblo algunos de los niños de los dulces de Las Rojas, el

“Negro Haroldo”, el “Lucho Mono”, Lucy Barahona, el “Pelao González, los Acosta.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Nos despedimos de Rosa y de Alda, no sin antes recibir como obsequio de

Alda un paquete de ricos “chilenitos rojinos” que ella también hornea.

Cuanta historia descubrimos en un viaje de algunas horas en bicicleta,

cuanta historia yace en las mudas estaciones, en la gente que anónimamente

transita por nuestro lado. Cien años cumplieron las estaciones del ferrocarril a

Elqui, ya que las definitivas se terminaron en 1904.

Hace cien años también, una desconocida joven, de contextura gruesa, “con

estatura de prócer”, con unos ojos verdes “magníficos a flor de agua profunda”,

vestida con la sencilla ropa confeccionada por su madre Petronila, de apariencia

tímida y ensimismada, pero de carácter fuerte y convicciones sólidas, de apariencia

distante pero con fuego en el corazón, Lucila de María por nacimiento y Gabriela

por adopción, emprendió probablemente el viaje en el Tren Elquino hacia La

Compañía, desde donde habría de alzar el vuelo como pedagoga y escritora y

donde su corazón se abriría al amor y al dolor.

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Boletín N°6 (2004). Páginas 70 - 81Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

SARMIENTO PUBLICO Y PRIVADO OBSTINADO INTEGRADOR DESDE LOS

MARGENES1

Juan Mariel Erostarbe2

1 Conferencia inaugural de la Cátedra “Domingo Faustino Sarmiento” presentada en la Universidad de La Serena, 29 de marzo de 2004. 2 Académico Universidad Nacional de San Juan, Argentina.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Antes de comenzar esta conferencia inaugural de la Cátedra de Domingo

Faustino Sarmiento en esta prestigiosa Universidad de La Serena quiero

aprovechar esta oportunidad para agradecer a nuestros anfitriones, al Señor

Rector de la Universidad de la Serena quien desde los claustros Universitarios

patrocinan la inauguración de esta Cátedra.

Baja en este momento Sarmiento a Chile como ya bajó Gabriela Mistral a

San Juan en nuestra Universidad el año pasado. Se instala Sarmiento en esta

Benemérita Casa de altos estudios. Gabriela observa desde el otro lado de la

Cordillera de los Andes como se habla de ella. Gabriela íntima y Gabriela pública

quién se refiriera tan exquisitamente de Sarmiento en su artículo Sarmiento en el

Aconcagua. Y desde esas páginas nos recuerda : "En su primera escapada hacia

Chile, Sarmiento tuvo que peonar en la cordillera como barretero, yo no se si por

atravesar la montaña sin dar sospechas, ó porque no llevaba blanca en el bolsillo,

al igual que cualquier emigrado . Llegado a la primera ciudad de Santa Rosa de los

Andes pensó quedarse allá un tiempo, buscar medios de ir viviendo, observar la

situación de Chile y pensar más tarde en el viaje a Santiago... ¿qué había de pedir

el que no fuera una escuela? (hasta aquí Gabriela Mistral en un trozo de texto de

“Sarmiento en el Aconcagua”)

La historia nos contaría otras cosas. Ese fue su inicio como integrador de

Argentina con Chile, por eso me referiré a dos Sarmientos como hay dos Gabrielas.

Uno público leído desde 1884 (a solo cuatro años de su muerte) y un Sarmiento

privado 1869, cuya vida íntima ocurre en Pocuro "en el clamoroso valle del

Aconcagua” a dos Kilómetros de Santa Rosa de los Andes, de una sola calle donde

encontró su primer gran amor adolescente una joven dama chilena nacida en

Santa Rosa de los Andes, Doña Jesús del Canto de Aconcagua , con quién tuvo a

su pequeña hija que lo acompañó hasta su muerte en 1888 Doña Ana Faustina

Sarmiento de Belín quién le diera nietos y afecto.

Integración de sangre cuyana y chilena, integración natural. Decía Gabriela

“que en aquellos tiempos sin trasandino (el tránsito de gente) por los arreos del

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J. Mariel Erostarbe / Sarmiento público y privado obstinado integrador...

pasado eran más frecuentes y penetraban lentamente a Chile, Coquimbo y

Aconcagua con Mendoza y San Juan hablamos igual el mismo canturreo, la

estampa rural del gran ranchero, la espuela cruel y el poncho de vicuña, mostraba

el mismo énfasis de platas y buenas lanas. He aquí el principio de la integración.

¡Como Sarmiento no iba a ser un obstinado integrador de los vecinos y de los

personajes desde fuera de su Patria!

Porque como en mi país siempre a los grandes se los expulsa de la Nación.

Pensemos en Sarmiento, San Martín, Belgrano , Lavalle, Borges y tantos

otros. Será quizás que no caben los que piensan en la Patria. Triste destino

Sudamericano ...

Pero eso no interesa Lo paradójico de esta integración es que Sarmiento

logró el enlace con Chile, Paraguay, Uruguay, Estados Unidos y Europa. Siempre

fuera del país. Su ausencia es una carencia propia de espacio. Integrados desde

los márgenes, integrados desde las fronteras.

Ya sea en lo público o en lo privado, los invito a reflexionar con el Sarmiento

público en 1884. Reflexionando con Platón quien decía "Quien se asombre

reinará..." Pidamos capacidad de asombro como en el Timeo de Platón: " los

griegos veían en la admiración el mas alto estado de la existencia humana. "

Que Dios siempre nos otorgue el asombro. Sarmiento vive el drama de la

pasión de la patria participando en forma viva y activa en sus trágicas caídas y en

sus gloriosas victorias con la visión de nada menos que un hombre que nos mira

desde lo alto de una Nación que por su grandeza y a pesar de todos los embates

se resiste a morir. Expongo este aporte con el convencimiento de aquella vieja

frase del poeta Carlyle quien decía: "Nadie tiene derecho a quejarse de su época y

de su pueblo porque si son malos ahí está el para hacerlos mejores".

Sarmiento recogió este reto y aplicó siempre en su vida una pregunta y una

respuesta formulada por Almafuerte: “¿Cuál es la primera victoria del hombre?...

Aprender a leer".

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Su doctrina social educativa era: "El juez castiga el crimen probado sin

corregir al delincuente; el sacerdote enmienda el extravío moral sin tocar la causa

que lo hace nacer; el militar reprime el orden público sin mejorar las ideas

confusas que lo alimentan. Solo el maestro de escuela puede cifrar los males

sociales". De esta idea brotó su idea de integración entre las naciones.

Chile y Argentina exhiben un común abolengo educativo. La historia de la

educación comienza con el sentido de la libertad, la escuela es el disparador que

reciben ambos pueblos al nacer a la independencia. San Martín, O'Higgins y Bolívar

miraron el porvenir cifrándolo en la educación de los pueblos. Lucharon para

redimir el pecado original de la ignorancia .

Los tres focos de mayor irradiación de la educación pública fueron

Argentina, Chile y Uruguay. A Chile le correspondió haber sido el primer país en

cumplir con el deber de educar al pueblo instituyendo el servicio de enseñanza en

función del Estado. También Chile fue el que dio la primera legión de maestros

normales al Nuevo Mundo, para hacer de la escuela una vía de formación

psicológica y democrática de una nacionalidad en construcción .

Mientras en Chile se ponía la piedra fundamental de la democratización de

la cultura, los caudillos ponían a los maestros al mando del Jefe de policía. Eso

daba una muestra de la eterna lucha de Ariel contra Caliban.

Ya que Sarmiento perseguido a muerte en su tierra natal, era adoptado al

otro lado de la cordillera con el fin de formar maestros. Sarmiento es tan Chileno

como Argentino. En su último discurso en San Juan, en mayo de 1884, decía : "Me

alejo del país de m¡ nacimiento esperando sin zozobra el fallo de la historia; Chile

me ha dejado vislumbrarlo así como se levanta la punta del velo que cubre el

porvenir".

Sarmiento se hizo hombre en Chile, allí tuvo su primer hija con tina chilena

de los Andes allí se le dio Patria, haciendo patria con su herramienta maravillosa

que es la educación pública. Porque decir que con la educación se consigue la

libertad de un pueblo es una metáfora. Lo que interesa primero es la libertad del

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J. Mariel Erostarbe / Sarmiento público y privado obstinado integrador...

hombre. Y en eso pensó Sarmiento cuando se dedicó a educar al soberano en

Chile. Allí comenzó la integración y esta se inició inspirada por las ideas de paz y

amistad.

En un banquete en Chile, el último en que Sarmiento estuvo presente en

éste País, el 5 de abril de 1884, se rindió homenaje al autor del método gradual de

lectura, especie de ritual de todo chileno del S XIX, con el que se aprendió a leer.

También desde Chile, donde el también tradujo del francés, sugerencia del

Gobierno del vecino país, el Catecismo que tuvo luego difusión para toda América

(publicado en Chile, Argentina y Leipzig).

En realidad su preocupación fue la recuperación del mundo como espacio y

tiempo visible como terna del hombre. Consideró a este como proyecto de gloria, o

un triunfo de la Providencia en Libertad. Las ediciones del catecismo fueron cuatro

: 1844, 1865, 1870, 1885. Las ediciones superaron los 44.000 ejemplares, ninguna

persona de su época ni del presente se preocupó por la formación de los valores

morales del niño de esa manera.

Sarmiento realiza también una triple integración con la religión católica bajo

la advocación de un catecismo que el torna de Francia para contribuir a la

formación moral de los niños latinoamericanos. Esta nueva integración esta vez

con la cultura religiosa nos hace acordar a la frase de Cervantes: "Yo se quién soy

y de que soy capaz".

Esta lectura de este texto religioso es una lectura integradora del

pensamiento del mundo sobre lo religioso. Podríamos pensarlo como un principio

ordenador de lectura de lecturas lo que nos permite preguntarnos ¿Quién lee a

quién? ó ¿quién traduce la voz de quién?.

Este es un Sarmiento diferente en su época de exilio en Chile. Con miradas

sobre el carácter social y el alto valor moral que reviste la misión evangelizadora

de una educación básica que tiene en cuenta los principios cristianos y los lazos

entre una iglesia renovada y el estado moderno. También de eso se ocupa

Sarmiento en los Países limítrofes en la República Argentina.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Retomando el hilo narrativo anterior volvernos a ese histórico banquete en

que participara Sarmiento en 1884, estuvieron presentes Luis Montt, Miguel Luis

Amonátegui, Adolfo Balde, José Uriburu, Vicente Reyes, Orrego Luco, Gaspar Toro,

Bruno Larraín, Enrique Montt, Adolfo Carrasco Albano y Carlos Robuch. Decía

Sarmiento en su brindis: "Llegado a este país tuve la fortuna de merecer el bien

del pueblo de Chile. encontré a un joven que principiaba a gobernar, un amigo

después de por la vida y por la muerte, aquí y en todas partes: Don Manuel Montt"

De este encuentro y de esta amistad nace como impulsor de Chile "El

régimen Sarmiento de la Educación Popular" para Sudamérica. Sarmiento

reflexionaba en ese mismo discurso diciendo:"El grande hecho señores, fue

encontrar entonces un joven chileno que estuviese a la altura de la idea de

enseñar a deletrear al pueblo para evitar que mas tarde nos enseñe a leer en

letras de sangre nuestras propias faltas. La verdad es que no he vuelto a encontrar

en toda la extensión de esta bendita América, ni gobernando con los liberales de

mi Patria, un Manuel Montt. He aquí un hombre de estado ... Manuel Montt a

quién yo dijera hagamos escuelas para que la barbarie no nos devore".

La integración de los pueblos empieza con las personas individuales, la

integración de las grandes ideas nace de una afinidad o de una amistad por eso

me permito citar la continuación de sus palabras: “Fui chileno, señores, os consta

a todos y lo probáis ahora acogiéndome en vuestro seno como uno de los

vuestros, pero me conservaré argentino. Sin embargo puesto que desde Chile, con

la catapulta de su prensa libre aprendí la tarea de derribar el coloso del

despotismo popular ignorante y bárbaro de mi patria, se comprueba que: nunca se

gobierna con armas sino con inteligencia".

Hasta aquí Sarmiento a punto de pasar a la inmortalidad, recordando como

fue la génesis de la integración con Chile. El tiempo tormentoso desde 1888 a la

fecha nos ha demostrado que la integración no es una utopía sino una realidad, y

que es posible cuando impera la razón y la inteligencia. Y en este vaivén de

integrarse con los pueblos americanos, Sarmiento ha recibido muchos aplausos

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J. Mariel Erostarbe / Sarmiento público y privado obstinado integrador...

pero también muchos ataques. En especial cuando viaja a los Estados Unidos y

desde donde se lo acusa de "yanquizado". Los que así piensan no deben haber

leído en profundidad sus “Viajes por Europa, África y América", donde dice y cito:

“Los norteamericanos sólo pueden ser comparados hoy a los romanos antiguos, sin

otra diferencia que los primeros conquistan sobre la naturaleza ruda, por el trabajo

propio, mientras que los otros se apoderan por la guerra del fruto creado por el

trabajo ajeno ".

Más que hablar desde el presente cedo la palabra a Sarmiento para valorar

sus esfuerzos por lograr una real integración con América, y en este caso, me voy

a permitir presentar un fragmento de tina carta de Sarmiento presidente al

Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Rojas, cuando le dice: “Dar libertad

a la patria es darle educación y la costumbre del gobierno de si mismo es el único

medio de darle existencia propia de patria real y verdadera”.

El 30 de mayo de 1887, Sarmiento pronuncia su último discurso en

Asunción: "Algunos de los Señores presentes, expresando la bienvenida que me

ofrecía el pueblo paraguayo por su conducta, se dejó decir que mi llegada era un

acontecimiento. Esta escena lo está mostrando. El Paraguay se asocia a Chile a la

Republica Argentina y a Uruguay en la aceptación del gran principio de los

asociados. La Educación para todos. Esta es la libertad, la república, la democracia.

Por lo que a mi respecta mis destinos están cumplidos y aunque haya caído y

levantado muchas veces la bandera de la educación común esta manifestación

recibida en el Paraguay después de otras recientes en Valparaíso, Santiago, Andes,

Mendoza y San Juan, me hacían desear que las banderas de Argentina, Chile,

Uruguay y Paraguay me sirvieran de mortaja para atestiguar que merecí bien de

sus habitantes".

He aquí un tono oracular con un grave destino de tristeza y de carencia en

este discurso Sarmientino. Verdadero es el tono, verdadero los países que lo

recibieron en su largo y continuado exilio paradojal. La integración Sarmientina a

través de la educación y la cultura reflejan una gran ironía. El integró a todos los

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

países americanos desde la frontera, desde la carencia del apoyo nacional, desde

la indiferencia espacial integró fundamentalmente a Chile a través del destierro y

desde las márgenes. De ahí la tristeza de este texto cuando desde el pasado

resuenan sus palabras resignadas: “Por lo que a mi respecta mis destinos están

cumplidos".

Y proféticamente vio cubierto su féretro elaborado con madera del Paraguay

cubierto con las banderas de Argentina, Chile Uruguay y Paraguay en aquel

luminoso y lluvioso 21 de septiembre de 1888, cuando el cortejo arribó al puerto

de Buenos Aires. Ritos fúnebres como mudos testimonios de países que lo

entendieron más que una Argentina hasta hoy no demasiado convencida de lo que

fue Sarmiento.

Parafraseando a un filósofo Sarmiento diría: "cada uno es del tamaño de lo

que puede ver". Creo que para lograr una integración hay que fundar una nueva

mirada, una mirada que transforme la realidad de una manera creativa.

Estoy convencido que aquellos dos términos que Sarmiento usaba

integración como sinónimo de asociación derivan de una sentencia sarmientina que

decía: "Aprender a leer es aprender a vivir”, "hay gente que cree que leer es leer

lo que está escrito".

Mirar bien es dar existencia a las cosas. Heráclito decía: "que el sol tiene el

tamaño de lo que veo". Con este pensador puedo afirmar que Sarmiento tiene el

tamaño de lo que nosotros pretendemos ver. Inútil será nuestro esfuerzo por la

integración latinoamericana sino logramos la integración de la memoria.

Coincido con Proust pensando que sólo interesándose por el otro es posible

la integración. La no es una utopía porque para lograrla hay que poner la ilusión a

prueba. Con el poeta Rosales podríamos pensar: "Lo que has amado

es lo que te sostiene. Lo que has amado esa será tu herencia y nada más".

Mientras Argentina y Chile no piensen en la hermandad como único punto de

integración todo será en vano.

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J. Mariel Erostarbe / Sarmiento público y privado obstinado integrador...

Este Sarmiento público que mostrado se convierte ahora en un Sarmiento

íntimo casi secreto quién escribe a su hija chilena Ana Faustina nacida en los

Andes y que lo acompañó a lo largo de su vida y fue un eslabón de sangre desde

Pocuro a San Juan. Hay una carta de entre las 22.000 que Sarmiento escribió que

dirige a Ana Faustina al morir su esposo el imprentero Belín. Su lectura y

comentario nos puede brindar algunas enseñanzas al inaugurar en Chile esta

cátedra sarmientina .

Leeremos a un Sarmiento que escribe desde Nueva York a Chile junto a

Michel de Certau quién toma a la muerte con un sentido etnológico y casi religioso.

La escritura de esta carta desempeña el papel de un rito de entierro porque

cuando verbalizamos y escribimos sobre el dolor de los que ya se fueron

exorcizamos la muerte al introducirla al discurso

Escribir sobre algo doloroso permite a la sociedad situarse en un lugar, al

darse en el lenguaje un pasado abriendo así al presente un espacio, hacer esto es

darle su lugar al muerto, narrar el propio dolor es enterrar al muerto para darle su

lugar al vivo. Tal es su enseñanza para la vida tanto en lo público como en lo

privado.

Espero que en el camino que hoy seguirnos recorriendo desde la educación

y la cultura nos acompañe una certidumbre interior de fe y esperanza, esperanza

con la que creyó Paulo de Tarso, esperanza que signifique que cuando miremos al

otro que esta detrás de la cordillera que nos separa también y que nos une,

pensemos en la esencia del hombre mismo. Siempre pensar en un hombre se

parece a salvarlo de donde la integración es salvación. Lo que resta no es de este

inundo...

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

(Lectura de la carta)

“Sra. Faustina Sarmiento de Belin Nueva York Julio 11 de 1869 Mi querida hijita: El correo de Chile me ha traído noticias aciagas que te habrán llegado, con la rapidez que corren habitualmente las malas nuevas. Afortunadamente para mí tengo que recordarte esta desgracia que tanto modifica tu situación, cuando ya han debido mitigarse por la reflexión los dolores de las primeras impresiones.

Sabes que profeso por principios el estoicismo contra el dolor acaso aleccionado por los muchos que han hecho el tejido de mi vida. Esa es tu herencia y debes aceptada con valor.

Privada por la Providencia de un apoyo, ella te suscita otro, y el mío que te ayudará en cuanto sea posible.

Para mi la pérd da era no so o la de un am go y el esposo de mi hi a, s no también la piedra angular de un establecimiento que pensaba montar aquí, y para lo que lo llamaba con repetición. Dios lo ha dispuesto de otro modo y acaso este incidente haga cesar mis trepidaciones de ir definitivamente a establecerme en San Juan. Tú volverás a ser mi familia y puedo contar con que tendré a mi lado un hijo que me cierre los ojos. Así habrás llenado unos deberes de la vida cumplidamente para principiar a llenar otros, igualmente agradables.

i l i j i

Como si hubiera tenido el presentimiento ordénale a Bienvenida trabajar una casita detrás de los naranjos a más de la Paula, y me había traído a Augusto que lo hice venir el día que recibí la carta fatal, como si fuera necesaria su presencia. No le he comunicado nada. Lo liaré después, se conduce bien, 10 quieren todos y es despejado y hábil.

Tendrás pues un buen hijo. A Julito es preciso que lo mandes a Francia según era la voluntad de su

padre. Escribile a mi hermano Eugenio. Espero pues que te resignes pronto para que pensemos en hacer frente a la

vida. Con indecible placer vi en Chile que eras hacendosa, inteligente y animosa, te pareces a in¡ madre y a tus tías, son lo que de ingenioso y más culto te había enseñado Belin. Qué lástima de acabar sus días cuando parecía que iban a mejorar abriéndole un teatro de acciones dignas de su energía y talento.

No más lágrimas pues y un abrazo y un beso de tu padre que te recomienda valor tuyo.

Domingo”.

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J. Mariel Erostarbe / Sarmiento público y privado obstinado integrador...

Esta epístola es una lección de amor desde Nueva York a Chile para su hija,

porque la muerte siempre ha sido un enigma que ha angustiado al hombre.

Realmente siempre un misterio. Esta epístola es "un memento mori” a su hija

chilena a quién recomienda no derramar más lágrimas, oración que sintetiza su

propio estoicismo.

En esta comunicación desde muy lejos de Chile el usa la palabra como

monumento para lograr la integración de su sangre con el compromiso total de un

padre hacia su hija que se encuentra fuera de su centro o mandala natural.

Debernos comprender que integrar es brindar una palabra, la palabra

necesaria y justa y en este caso de integración de parentescos el consuelo consiste

en otorgar visiones múltiples de un mismo acontecimiento. ¿Qué produce

Sarmiento con esta misiva?. Además de construir un acercamiento a través de la

enseñanza de los valores éticos y morales instaura el poder de la palabra.

Sarmiento sabe muy bien en todos sus escritos que la palabra crea lo que

designa. La palabra funda los sentimientos. Y en una labor de integración hay que

tener en claro el sentido de la libertad ejercida aunque sea a la distancia.

Sarmiento personaje público, Sarmiento íntimo, pudo integrar e integrarse a

pesar de las fronteras del miedo, la soledad, la desolación, la pobreza, y la

distancia material. Lo pudo hacer porque sentía pasión por lo sagrado de la vida y

por el material imperecedero con el que está construido lo que está vivo.

Todo y todos nos pueden integrar en un cosmos donde reine el orden y el

amor aunque uno se sepa itinerante, aunque se reflexione desde la distancia y la

carencia cuando se hace uso de la historia y la memoria.

Las carta de Sarmiento a Montt como amigo, a su hija y a sus familiares son

siempre una gozosa celebración de sentirse integrados mediante la comunicación,

el acercamiento y el maravilloso verbo que es "acompañar" que significa

permanecer "junto a..." comprendiendo las diferencias y las afinidades.

Todo el epistolario íntimo de Sarmiento es una muestra fiel de cómo los

ritos sociales del S.XIX plenos de significación están basados en el gozo de vivir

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

que expresara en una carta a Mary Mann en el que le decía "La gloria de la vida es

vivir por siglos y sobre la mayor extensión posible de tierra".

Hay otro párrafo sobre el concepto de la pobreza que Sarmiento junto al

sentido de la vida y de la muerte le inculca a su hija chilena diciéndole : "Hija, San

Juan es marrón, como su tierra, como la vicuña , los Sarmientos somos del color

de la vicuña...”. Acá está expresado el amor por la altura y la andinidad

argentina... "bueno hija en fin si no somos ricos seremos ilustres"... y no se

equivocó.

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Boletín N°6 (2004). Páginas 82 - 94Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

REFLEXIONES EN TORNO A LA CUESTIÓN INDÍGENA DEL VALLE DE ELQUI:

VICUÑA S.XIX

Fernando Graña Pezoa

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Introducción

En los primeros decenios del siglo XIX, la elite dirigente de nuestro país se dedicó

a la compleja tarea de construir el Estado Nacional, lo cual implicó dos cuestiones

fundamentales e íntimamente relacionadas: 1) la construcción del Estado en su

condición de organización suprema del poder en un territorio específico; y 2) la

conformación de la nación, lo que suponía otorgar a la población del país un

sentimiento de pertenencia y cierto grado de unidad política, o sea, “construir la

comunidad imaginada”.

Forjar la nación significaba internalizar una conciencia e identidad colectiva

nacional, mediante la creación de nuevos elementos simbólicos, rituales, míticos e

históricos. El discurso nacionalista de la época habría puesto énfasis en dos

grandes mitos, esenciales para fortalecer el sentido de pertenencia e identidad

nacional. El primero de ellos consistió en el rechazo del pasado hispano. El

segundo fue la exaltación de lo propio, de lo autóctono, es decir, la revalorización

del pasado mapuche o araucano. Simultáneamente, el discurso independentista

definió dos campos semánticos opuestos: 1) españoles invasores, enemigos,

opresores, etc. y 2) mapuches indómitos, valientes, etc. Cada uno de estos influyó

en la construcción de nuestra incipiente “comunidad imaginada”1.

Desde los albores de la república se gestó una discursividad sobre los indios

que dio cuenta de la percepción, caracterización y consideración que la elite

chilena tenía sobre la población aborigen. Se produjo una “etnificación” de lo indio

desde el poder, debidamente funcional a la construcción de la identidad nacional y

al proyecto de nación, que de vez en cuando surgió entre la elite.

La co-existencia de varios discursos sobre los indios es la tónica en un

periodo de ensayo organizacional republicano. Estos discursos conviven en el

tiempo, los cuales pueden estar sujetos a tres miradas sobre lo indio en

perspectiva cronológica: 1) una mirada pretérita, dada en el momento inicial del

1 Véase a Casanova, Holdeins “Entre la ideología y la realidad: la inclusión de los mapuche en la nación chilena (1810-1830)”. En Revista de Historia Indígena 4, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2000, p.10.

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

proceso independentista, la cual pasa por una “apropiación” de una simbología de

lo indio, una mitificación que rescata y pone en vigencia el imaginario de Ercilla

sobre el tema; 2) una mirada futura, en la cual existe una proyección política, la de

conformar una nación de ciudadanos. Una utopía igualitaria para consolidar el

proceso de nacionalización y ciudadanía; y 3) una mirada presente, que constata

diferencias y da cuenta de una realidad heterogénea.2

Gallardo nos plantea que es difícil establecer en nuestro país un discurso

homogéneo y uniforme que se refiera a los indios. Desde el inicio del proceso

independentista, se desarrolló un discurso idealizador de lo indio por parte de los

líderes del periodo. Paralelamente se desarrollo otro discurso, que no rescató el

pasado indio, sino la aspiración a la participación de estos en una nación de

ciudadanos. La incorporación del indígena debió incluir la reducción, y por lo tanto

negación de lo indio como espacio de diferencia. El discurso de la ciudadanía

arrasó con lo indio y establece la chilenidad a toda costa. El indígena real de carne

y hueso, con sus diferencias naturales, debió ser anulado a toda costa. Esos

discursos convivieron simultáneamente en Chile entre 1810 a 1840. En ellos quizás

se encuentren los gérmenes de futuras discursividades que se silenciaron o

renacieron de acuerdo con las necesidades de la construcción nacional3.

Tenemos que considerar que el Norte y Centro de Chile, incluyendo las

ciudades de Santiago y La Serena con sus respectivos territorios jurisdiccionales,

eran el país “pacificado”, donde vivían las autoridades de la Gobernación. Los

indígenas de estas zonas ya estaban tranquilos y distribuidos en encomiendas y

estancias de españoles y criollos. En este contexto la población aborigen sufriría un

fuerte mestizaje biológico y cultural. Por su parte, a la creciente población mestiza

se le suman los negros, mulatos, zambos y blancos pobres, todos quienes pasarían

a constituir una suerte de “bajo pueblo”. No poemos olvidar que nuestra sociedad

2 Gallardo, Viviana. “Héroes indómitos, bárbaros y ciudadanos chilenos: el discurso sobre el indio en la construcción de la identidad nacional”, En Revista de Historia Indígena 5, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2001.p.120. 3 Gallardo, op.cit.,p.134.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

tenía plenamente diferenciados los rangos sociales y razas de sus miembros,

jerarquizando piramidalmente a quienes la integraban4.

Recordemos que la sociedad chilena del siglo XIX se organizaba entorno a

distinciones raciales y económicas que asignaban a cada grupo humano su

posición dentro de ella. En la parte superior estaban los descendientes de la

aristocracia hispano-criolla y en el otros extremo, los indígenas y la escasa

población de esclavos negros. Pese a las diversas categorías raciales y

socioculturales con que se definía y clasificaba a los miembros de la población, a

los ojos de la oligarquía, todos quienes estaban fuera de sus propios círculos no

constituían más que el pueblo. Además, ellos solo entendían por sociedad, las

situaciones simbólicas y materiales que construían y reproducían ellos mismos (los

miembros de la oligarquía). Para ellos, las diferencias con el pueblo eran una

cuestión de raza, riqueza, cultura y moral. Los miembros de la oligarquía eran los

únicos poseedores de la cultura superior y de la moralidad ideal. En cambio el

pueblo, los “rotos”, eran vistos como brutos y viciosos5.

Lo indígena en la identidad nacional6

Una de las tantas contradicciones de nuestra historia nacional, tiene que ver con

nuestra relación con lo indígena. Durante muchos años, los libros de historia de

Chile iniciaban sus páginas con los relatos casi épicos de los viajes de Diego de

Almagro y de la empresa de Pedro de Valdivia. Luego vendrían siglos de combates,

guerras, fundaciones y masacres entre dos grupos que se trasformarían en

antagónicos: los hispano y los indígenas. El primero sinónimo de civilización el

segundo de barbarie. El indio era el enemigo, por eso había que enfrentarlo. Las

innumerables destrucciones de ciudades a manos de los “indios” daban la razón.

4 Góngora, Mario. “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX”. Editorial Universitaria, Santiago, 1998, pp.63-64. 5 Fernández, Enrique. “Estado y Sociedad en Chile, 1891-1931. El Estado excluyente, la lógica estatal oligárquica y la formación de la sociedad”. LOM Ediciones, Santiago, 2003, p.165. 6 Un libro que aborda en profundidad el tema de la identidad nacional es “Identidad Chilena”, de Jorge Larraín, publicado por Ediciones LOM, Santiago, 2001.

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

Aún hoy, para muchos nuestra historia nacional comienza con la llagada de los

españoles, sin embargo las nuevas tendencias historiográficas, más tolerantes con

los resultados obtenidos con la investigación arqueológica, etnográfica y

etnohistórica, han permitido ampliar los criterios que definen y delimitan “la

historia nacional”, proyectando su horizonte temporal a épocas cada vez más

lejanas. Por eso hoy en día, muchos de los textos “modernos” de historia incluyen

cada día, más y más paginas dedicadas a los pueblos originarios.

Una vez que Chile logra su relativa independencia administrativa y política

respecto de la metrópoli, en nuestro país se comienza a hablar de una mezcla o

fusión de dos razas guerreras: los mapuches y los españoles. Este discurso

obviamente no venía del europeo, sino del chileno criollo que se hacía del poder y

obviamente necesitaba legitimar en todos los frentes su condición de nuevo grupo

social y étnico dominante. El chileno criollo no era indio, tampoco hispano, sino

una mezcla de ambos, pero con una marcada y nefasta tendencia a valorar en

demasía lo perteneciente a su pasado aristocrático de raigambre colonial.

A partir de la independencia se reconocía la igualdad entre los diferente

grupos étnicos y sociales del territorio nacional. Ahora todos eran chilenos. Ello dio

pié para que muchos de los nuevos ciudadanos iniciaran un cruel proceso de

apropiación de tierras, antes exclusivas del indígena.

El problema local

Cada vez que en lo cotidiano se habla de lo “indígena”, en nuestra región se hace

referencia al legado cultural de la llamada Cultura Diaguita. Muchos se maravillan

con la magistral confección alfarera de los diaguitas, los diseños, el colorido, etc.

Normalmente en los procesos de enseñanza formal se menciona e incluye a los

diaguitas en el ámbito de lo precolombino, de lo pasado y ya extinto.

Es fácil caer en generalización en extremo burdas para definir lo “indígena”.

Recordemos que ser parte de una cultura, de una etnia, pueblo o nación, acarrea

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un profundo compromiso histórico y social para con lo propio, manifestando en la

practica cotidiana múltiples tradiciones de origen milenario. El valle de Elqui vivió

un temprano proceso de ocupación, el que se inició mucho antes de la llegada del

español. Cuando el europeo arriba al territorio, todas las tierras aprovechables y

con algún tipo de potencial económico son distribuidas a los encomenderos

(durante la Colonia) y posteriormente a los vecinos más ilustres del valle (durante

la República). La población indígena se vio sometida a un fuerte proceso de

presión demográfica, social y cultural, el cual no se detuvo con el fin de la colonia

ni con el inicio de la República. Además, desde fines del siglo XVIII y comienzos

del XIX, los gobiernos desarrollan una campaña de fundación de villas y ciudades.

Muchos de estos nuevos asentamientos nacen de conglomerados preexistentes, y

en el caso de la villa San Isidro de Vicuña, desde un pueblo de indios conocido

como Marquesa la Alta7. Cuando se produce la fundación en 1821, aún vivía en el

territorio una importante población indígena, la cual deja de figurar como tal en los

posteriores censos oficiales. Todos los chilenos éramos iguales, lo cual llevo a

desconocer las diferencias étnicas y culturales existentes. Al igual que en muchos

territorios de nuestra nación, en el valle de Elqui ser indio ya no era una opción8.

¿Extinción o negación indígena?

¿Qué ocurrió con los indígenas que habitaban el valle de Elqui, específicamente los

alrededores de la ciudad de Vicuña?. Una de las respuestas a priori que se podría

dar es que los indígenas desaparecieron, se extinguieron, asimilándose a la

población criolla chilena. Es posible que la realidad y/o verdad sobre el problema

se encuentra en ese orden de cosas. Sin embargo, considero que no es posible

7 Véase entre otros documentos el “Informe del Intendente don Joaquín Vicuña” (fojas 14 a 24, Volumen 1048, ANCG) y el “Decreto de Fundación de la Villa San isidro de Vicuña” (foja 25, Volumen 1048, ANCG). Esta documentación se encuentra transcrita en el texto de Rojas, Olga ““Proceso de modernización de la ciudad de Vicuña 1866-1900”. Prerrequisito para optar al Título de Profesor de Estado en Historia y Geografía, Universidad de La Serena, 1985. 8 Estas ideas corresponden a la ponencia “Ranchos y territorios de indios en la periferia de la villa San Isidro de Vicuña (s.XIX)”, presentada por el autor de este documento al Taller de Arqueología Histórica, Museo de Santiago, Casa Colorada, 26 al 30 de noviembre del 2001, Santiago.

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

llegar a afirmar de manera tan liviana el concepto de extinción o asimilación

étnica-cultural. Para nosotros la cuestión debería ir por otro lado. Es claro que se

produjo una asimilación de la población indígena hacia la criolla chilena. Sin

embargo no me deja inquietar el cómo fue que esta se produjo. Asimismo,

establecer las verdades y/o razones del porqué de ello. No bastaría una explicación

que mencione a procesos naturales motivados por el contacto permanente de dos

o más etnias o naciones. Eso sería válido para otras zonas donde el componente

indígena tenía y aún hoy en día tiene un referente étnico vivo, como el caso de la

zona mapuche.

A nuestro juicio hay que poner mayor atención a la presión ejercida por el

Estado y por la población criolla, quienes desarrollaron un claro afán

homogenizador respecto a todo lo existente en el ámbito étnico, nacional y

cultural, bajo el rótulo de “lo chileno”. Ser chileno era –y quizás aún hoy en día lo

es- pertenecer a una raza mestiza donde españoles y mapuches se mezclaban

dando origen a un híbrido caracterizado por la belicosidad, astucia y resistencia-

tolerancia al rigor. Las cualidades esenciales (actitudinales, cognitivas y valóricas)

del chileno-criollo, deberían tener su contraparte o mejor dicho complemento en la

forma. Recordemos que las castas finalizaron con la independencia nacional. A

partir de ese entonces todos éramos iguales en dignidad, derechos y deberes. Sin

embargo la apariencia física de un individuo, siempre entrega referencias sobre el

origen étnico. Gente morena de rasgos fuertes y pelo negro liso, con nariz aguileña

y mirada aguda difícilmente sería considerada como parte del segmento hispano-

criollo. El ser o no ser indio no dependía de uno o más decretos. Quizás en aquella

época se terminó con las castas, pero la percepción del otro, en lo que se refiere a

su origen y condición étnica no terminarían con igual facilidad y rapidez. Es posible

que no existía discriminación evidente o explícita hacia los elquinos de origen

indígena, pero la presión hacia ellos habría sido de tal fuerza, que estos no

tuvieron otra alternativa salvo la de negar su condición étnica, renunciando a sus

historias y culturas para guardarlas en un baúl de las anécdotas y recuerdos.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Una cosmovisión y etnopercepción del mundo diferente, una relación con el

medio humano y cultural diametralmente opuesta a la ejercida por el español y

posteriormente por el chileno-criollo, contribuyeron a la desaparición oficial de los

indígenas elquinos. Las ventas de tierras y propiedades, los matrimonios, las

enfermedades y la miseria, entre otras cosas, llevaron a la disminución

demográfica y la reducción del impacto territorial y económico de los indios en la

zona.

La negación étnica de los habitantes de Vicuña, debería tener –además-

otras motivaciones y/o causas, quizás secundarias, pero causas al fin, las que no

deberíamos pasar por alto. No es desconocido para nadie el discurso ya casi

institucionalizado en el cual se afirma que un factor de vital importancia en los

triunfos de Chile en las guerras contra Perú y Bolivia, fue una supuesta

superioridad racial9. Se ha dicho por mucho tiempo que el chileno, mezcla de

hispano y mapuche, es superior al peruano y boliviano, estos últimos con una

marcada impronta indígena multiétnica andina. Lo indio-chileno, aceptable en el

discurso nacional, es lo que se vinculaba o tenía que ver con lo mapuche o

araucano. Otros indios no existían en ese contexto. Los indios del norte, o mejor

dicho, los del Perú y Bolivia, eran vistos como parte de lo “no chileno”, del

enemigo al cual había que derrotar.

Quizás por eso la existencia de indios al norte de Santiago, en épocas

posteriores a las guerras contra Perú y Bolivia, pudo haber sido percibido como

algo peligroso, casi inaceptable. ¿Qué indígena de Elqui, al ver y percibir el

contexto y discurso dominante que destacaba la superioridad del chileno de origen

hispano-mapuche, se atrevería siquiera a mencionar, menos aún defender su

origen étnico vinculado a lo indígena del norte de Santiago? La población indígena

de Elqui tenía que deshacer sus nexos con su pasado étnico para construir nuevos

vínculos sociales, culturales e históricos con el naciente estado nacional chileno.

9 Larraín, op.cit., p.147

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

Otro punto que nos interesa esbozar, se vincula a la existencia de ciertos

grupos de indígenas pro-realistas, quienes protagonizaron una breve rebelión en el

Choapa. Sobre el particular nos da cuenta Ruiz10, mencionando lo ocurrido en

Chalinga en 1818. Esto es sugerente al momento de visualizar las cifras del censo

de 1813 correspondientes al valle de Elqui, donde se aprecia el importante número

de indígenas existentes entre las localidades de El Molle y Rivadavia.

Cuadro 1: Cifras globales para el área de Vicuña según el Censo de 1813.

Distrito censal Total Españoles Indios Mestizos Otros

Entre Marquesa

Baja y El Tambo

1270 409 621 106 134 mulatos

Entre Diaguitas y

Río Turbio

1274 1034 108 60 46 mulatos

26 negros

Entre Marquesa Alta

y San Isidro

1627 1054 341 59 2

extranjeros

157 mulatos

14 negros

Totales 4171 2497 1070 225 379

Sin realizar mayores cálculos estadísticos, se puede afirmar que

aproximadamente 1/3 de la población de esta zona del valle era indígena. Esto nos

lleva a pensar en un nuevo factor que podría haber influido en la fundación de un

centro urbano en la zona de Marquesa Alta: el temor a las “asonadas indígenas”.

Quizás en Elqui no habían caudillos ni grandes motivos para generar un estado de

10 “Era Chalinga una aldea o pueblo de indios, formado según el plan establecido por el presidente don Ambrosio O’Higgins cuando suprimió el servicio personal de los indios. Sus habitantes eran gobernados por el juez de la reducción, que con el título de cacique, era designado cada año por la primera autoridad del distrito o partido de Illapel. El nombramiento de cacique hecho a principios de 1818 por el teniente gobernador de ese partido, don Tomás Echavarría, había producido gran descontento en la reducción, y excitado a los indios a rebelarse, aprovechando la debilidad en que suponían al gobierno por las atenciones que le imponía el estado de guerra”. Barros Arana, citado por Ruiz, op. cit. p.172

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

rebelión similar a lo ocurrido en Choapa, sin embargo, la presencia de autoridades

“indígenas” si estaba presente, manteniéndose incluso bien entrado el siglo XIX, lo

cual fue un elemento de cohesión socio-cultural entre los miembros de un grupo

humano percibido como diferente en relación a lo chileno-criollo11.

Para incorporar a “los otros” al nuevo orden político, social y cultural,

nuestra sociedad ha desarrollado un sinnúmero de estrategias que incitan, seducen

y/o fuerzan a la inclusión. Es posible que una de esas estrategias, a través de las

cuales los indígenas elquinos se incorporarían a lo chileno, fuese su incorporación a

las milicias. Por ejemplo, al revisar los listados de los integrantes de las compañías

de Fusileros y Granaderos de la Infantería Cívica de Vicuña correspondientes a al

año1842, pese a su escaso número, notamos claramente la presencia de un

importante contingente de milicianos cuyo origen es “indígena”. 12

Ahora bien, la proporción de estos respecto al total de los milicianos es

bastante baja, pero no menos significativa. Al menos un 18% de los integrantes de

las milicias registradas en febrero de 1842 tienen apellido de origen indígena. Esto

no implica que sus portadores desarrollen costumbres ni modos de vida propios de

un grupo étnico, sin embargo nos ayuda a visualizar la presencia de este

componente –el étnico- dentro de la población local.

11 Sobre el particular, podemos citar un acta del cabildo de Vicuña del 10 de septiembre de 1843, donde señala que se “...acordó que se extinguiese en el barrio de los indígenas de esta Villa, el mando llamado Cacique, y que sus habitantes, que dasen sujetos bajo las autoridades del Subdelegado, é Inspectores que tiene nombra dos, y que nombrase en lo sucesivo el Señor Gobernador departamental conforme se allan sujetos los demas individuos de la Republica ..” (f. 58-58v, Libro 2, ANMV) 12 En “Documentos para la historia de Vicuña del Archivo de la Gobernación Departamental de Ovalle (Siglo XIX)”. Transcripción de Marco Alcayaga A., Museo Gabriela Mistral de Vicuña, 2004. pp.29-32

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

Cuadro 2: Integrantes de las Milicias Cívicas de Vicuña con apellido de origen indígena (Vicuña, febrero 1842, ADGO).

Nombre Grado Compañía Juan Cuturrufo Cabo 1º 1ª de Fusileros José Cuturrufo Cabo 2º 1ª de Fusileros Pedro Chinga Soldado 1ª de Fusileros Miguel Arelluna Soldado 1ª de Fusileros Juan Guaman Soldado 1ª de Fusileros Bartolo Alday Soldado 1ª de Fusileros Enrique Chinga Soldado 1ª de Fusileros Carlos Guaman Soldado 1ª de Fusileros José Celestino Cuturrufo Soldado 1ª de Fusileros José Guaman Soldado 1ª de Fusileros Pedro Alringo Soldado 1ª de Fusileros Victorio Garrote Soldado 1ª de Fusileros José Alquinta Soldado 1ª de Fusileros Ypolito Guaman Soldado 1ª de Fusileros Fermin Chinga Soldado 1ª de Fusileros Francisco Cuturrufo Soldado 1ª de Fusileros León Cuturrufo Tambor Granaderos Lucas Cuturrufo Soldado Granaderos Ynocencio Casanga Soldado Granaderos José Dolores Guaman Soldado Granaderos José Dolores Garrote Soldado Granaderos Mauricio Chinga Soldado Granaderos Marcos Cuturrufo Soldado Granaderos Basilio Alquintar Soldado Granaderos Bartolomé Menay Soldado Granaderos Domingo Garrote Soldado Granaderos Leandro Cuturrufo Soldado Granaderos Felipe Garrote Soldado Granaderos José Dolores Totoral Soldado Granaderos Benito Chinga Soldado Granaderos Vicente Cuturrufo Soldado Granaderos

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Reflexiones finales

Quizás se perciba en esta propuesta de trabajo, una marcada tendencia a valorar –

quizás sobrevalorar lo indígena-, sin embargo tras lo étnico, hay una problemática

mayor, de carácter socioeconómico y cultural. Los indios eran parte del bajo

pueblo, eran parte de los sin poder. Los “indios” de Elqui se sitúan en un espacio

delimitado por lo mítico, lo misterioso y sugerente de lo precolombino –por un

lado- y lo extinto, lo que ya no existe desde hace siglos13.

La cuestión indígena en el valle de Elqui, específicamente en el área de

Vicuña, debe ser abordada de manera específica y particular, delimitando

territorialmente el espacio histórico a la zona de Vicuña y su entorno inmediato.

Esto nos daría mayores antecedentes sobre un área en particular, los que en

investigaciones posteriores, podrían ser comparados y debidamente situados el

contexto regional.

La “cuestión indígena” debería ser considerada como un problema

fundamental para ser desarrollado por los investigadores de la zona. Para ello hay

que abandonar ciertos dogmas, realizar una lectura mucho más próxima a lo

“étnico” de las fuentes documentales y materiales disponibles. Por último sería

muy constructivo valorar en su justa medida la información entregada por los

mismos habitantes de la zona, quienes con sus palabras y silencios constituyen la

clave para conocer nuestro pasado.

13 Sobre el particular, es interesante la percepción respecto a lo indígena que existía a comienzos del siglo XX. Esto queda en evidencia en la obra de José Segundo Varela “Reseña Histórica del valle de Elqui” del año 1921, donde nos plantea lo siguiente: “...se recuerdan los apellidos (indígenas) de los Garrote, Alringo, Chinga, Guamán, Menay, Higuera, Lagunaba, Peuco y otros. De estos troncos existen algunos vástagos, pero puede decirse, que la raza – en su pureza primitiva- está extinguida...”. Este autor señala mas adelante: “...debió predominar en nuestros indios el carácter sufrido; pues se necesitaba de lucha para labrar la tierra y para arrancar sus tesoros... En sus ocios, la quena debió ser la nota alegre, la espresión del alma; que, por su lúgubre sonido, era el lamento de un pueblo que gemía en la esclavitud”.p12.

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F. Graña / Reflexiones en torno a la cuestión indígena...

Referencias de Archivo

Archivo Departamental de la Gobernación de Ovalle (ADGO)

Archivo Nacional, Fondo Capitanía General (ANCG)

Archivo Nacional, Municipalidad de Vicuña (ANMV)

Referencias bibliográficas

CASANOVA, H. “Entre la ideología y la realidad: la inclusión de los mapuche en la nación chilena (1810-1830)”. En Revista de Historia Indígena 4, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2000. pp9-48

FERNÁNDEZ, E. “Estado y Sociedad en Chile, 1891-1931. El Estado excluyente, la lógica estatal oligárquica y la formación de la sociedad”. LOM Ediciones, Santiago, 2003.

GALLARDO, V. “Héroes indómitos, bárbaros y ciudadanos chilenos: el discurso sobre el indio en la construcción de la identidad nacional”. En Revista de Historia Indígena 5, departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2001.pp119-134

GÓNGORA, M. “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX”. Colección Imagen de Chile, Editorial Universitaria, Santiago, 1998.

GRAÑA, F. “Ranchos y territorios de indios en la periferia de la villa San Isidro de Vicuña (s.XIX)”, Ponencia presentada al Taller de Arqueología Histórica, Museo de Santiago, Casa Colorada, 26 al 30 de noviembre del 2001, Santiago.

LARRAÍN, J. “Identidad chilena”. Colección Escafandra, LOM Ediciones, Santiago, 2001.

ROJAS, O. “Proceso de modernización de la ciudad de Vicuña 1866-1900”. Prerrequisito para optar al Título de Profesor de Estado en Historia y Geografía, Universidad de La Serena, 1985.

VARELA, J. “Reseña histórica del valle de Elqui”, Imprenta Moderna, La Serena, 1921.

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MEMORIA - INFORMEMUSEO - BIBLIOTECA

GABRIELA MISTRAL D

Jorge Iribarren Charli

1 Presentada al Director General de Bibliotecas, ArchivosScarpa.

Boletín N°6 (2004). Páginas 95 - 109Museo Gabriela Mistral de Vicuña

ISSN 0718-1116

SOBRE Y PARQUE E VICUÑA1

n

y Museos, Sr. Roque Esteban

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

El Museo-Biblioteca y Parque Gabriela Mistral realizado por la Sociedad

Constructora Limarí, fue inaugurado el 13 de Noviembre de 1971, estando

presentes: el Ministro de Educación Don Mario Astorga G., el Intendente de

Coquimbo, Don Rosendo Rojas; el Gobernador de Elqui, Don Jorge Vasquez

Matamala; el Gobernador de Coquimbo, Sra. Amanda Altamirano, el Alcalde de

Vicuña, Don Pedro Rojas Rivera; el Alcalde de La Serena, Don Carlos Galleguillos

Barraza; el Alcalde de Coquimbo, Don Carlos Yuxta Rojas, el Director General de

Bibliotecas, Archivos y Museos, Don Juvencio Valle (quien no firmó el acta de

constitución); representantes de Cuba, España, Brasil, Estados Unidos de

Norteamérica, Suecia y México representados por los agregados Culturales de

estas naciones ; Parlamentarios de esta zona; Presidente de La Sociedad de

Escritores de Chile, Don Luis Merino Reyes, representantes de la Sociedad

Constructora Establecimientos Educacionales; delegados del Consejo Regional de

Turismo, representantes de la prensa, radio y televisión; Presidente del Centro

Cultural Museo y Biblioteca Gabriela Mistral de Vicuña, don Antolín Pinilla Daza;

integrantes del Directorio: Sra. Berta Cortés, Sra Brenda Dubó de Cerda, Sra.

Malena Mandic´de Hernández, Sr. Humberto Berríos, Sr. Orlando Rivera Olivares y

otras personas, funcionarios públicos y público. Se procedió a la inauguración de

este Museo-Biblioteca y Parque “que perpetuarán la memoria de la gloria de las

letras hispanoamericanas Gabriela Mistral”. Así lo dice textualmente lo que se

escribió en las primeras páginas del libro de visitas.

En la oportunidad del 13 de noviembre de 1974 firman en ese libro registro

las siguientes personalidades:

Mario Torres Peralta, diputado; Nisia Nóbrega, Agregada Cultural del Brasil,

Hugo Miranda, senador; Mario Astorga, Ministro de Educación; Matilde Ladrón de

Guevara, escritora; María Maluenda, actriz; Luis Merino Reyes, escritor, Mario

Bahamondes, escritor; Clemente Fuentealba, diputado; Guillermo Deisler, poeta y

grabador; Jorge Iribarren, arqueólogo; Carlos Rauld, Relacionador Público de la

Biblioteca Nacional; Roberto Flores Alvarez, poeta; Ulises Bustamante, Visitador de

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Bibliotecas: Jorge Alvarez González, abogado; Julio Mercado Illanes, diputado;

Eduardo Campos Alvarado, Relacionador Público del Ministerio de Educación y 150

firmas de estudiantes y particulares.

Asistencia del público

En el mismo libro desde Noviembre 13 existe una anotación personal y

naturalmente selectiva hasta 1973, en que el libro se agota y estas anotaciones no

se han continuado en razón que el Centro Cultural Gabriela Mistral de Vicuña no ha

entregado otro en reemplazo.

A partir del día 14 en el mes de noviembre figuran 893 personas asistentes

al Museo. En diciembre el público alcanza a 772 personas, lo que hace para estos

meses un total de 1665 visitantes.

Las indicaciones para 1972 son las siguientes:

Enero: 1292 Julio: 680

Febrero: 2516 Agosto: 319

Marzo: 467 Septiembre: 554

Abril: 665 Octubre: 306

Mayo: 228 Noviembre: 309

Junio: 307 Diciembre: 425

Lo que hace un total de: 9068

Como lo hemos indicado el libro de registro termina completando enero de 1973 y

con una asistencia de 646 personas en ese mes.

En este libro existen las siguientes columnas: Nombre- Profesión- País- y

Fecha.

Como no existían estadísticas ni resúmenes tuvimos que hacerlo por

diligencia nuestra.

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

Hemos insistido que esta es una lista selectiva, no se han registrado las

visitas de estudiantes, turistas y delegaciones. En un cuaderno se indicaron el

nombre de algunos colegios, pero sin indicar el número de alumnos, losa cursos

correspondientes ni los profesores acompañantes, lo mismo vale para las

delegaciones.

Esta falta de antecedentes, nos hemos convencido, que es una exigencia

que no pudo cumplirse dadas las condiciones del personal que tiene estas

responsabilidades y cuyas especificaciones detallamos en una párrafo aparte.

El horario de atención en el museo es:

Martes a Domingo de 9.30 a 12 hrs. y 14.30 a 18 hrs.

Libro de donaciones

Este libro se inició en mayo de 1969 por el Centro Cultural Gabriela Mistral

de Vicuña y está foliado del N° 1 al 200. Desde el folio 32 se encuentran las

indicaciones que corresponden a 1971. Los registros por página son 35. Las líneas

horizontales indican el nombre del donante, la cantidad en letras, en números y

finalmente la firma.

• La suma total a la fecha del 23 de noviembre de 1971 era de E° 1.125. -

• 1972 termina en el folio 114.

• Las erogaciones tenían un mínimo de E° 2. - y un máximo de E° 50. - las

cantidades establecidas en los mínimos y máximos de 1972.

• En 1974 el mínimo es de E° 50. - y excepcionalmente el máximo alcanza a

E° 1.000.

Como es de costumbre, desde que existe el Museo, no hay una exigencia de

pago en la entrada y estas erogaciones voluntarias nacen de la propia iniciativa de

los visitantes.

Edificios y anexos

El edificio, en general, se conserva en buenas condiciones. Las vidrieras que

proporcionan la luz ambiental y que constituyen la visibilidad desde el Museo al

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

parque han sufrido un daño en dos vidrios grandes y en dos pequeños que

aparecen trizados. La explicación de este daño accidental, según la información

que hemos recibido y que ratificamos con nuestro testimonio, tendrían su

explicación en un defecto de estructura en uno de los pilares de aluminio, que

defectuoso en su desplazamiento, sufrió un efecto de tracción torciéndose sobre

un punto limitado y finalmente fracturando los vidrios triples que tienen en ese

lugar la dimensión de: 1.17 x 1.98 m. Las hipótesis de un sismo o de una falla en

los cimientos es una problemática que deben resolverla los técnicos en la materia.

El personal del Museo dio cuenta verbal a los ejecutores de la Sociedad

Constructora, quienes tomaron nota del asunto recientemente, aunque no han

dado una adecuada solución.

Daremos cuenta al arquitecto provincial para que disponga una revisión y

dictamine sobre el daño actual las causas y sus soluciones y que repercusión

pueda tener o no para el futuro.

Con respecto al espejo de agua situado a la entrada del Museo, la

constructora recientemente habilitó el motor para recupera el agua y hacerla

circular evitando las pérdidas, un problema que tiene importancia económica en

esta zona. Sin embargo, no han aportado el equipo succionador indispensable,

imposibilitando su funcionamiento.

El parque que tiene un aspecto agreste y primitivo por las plantas antigua

en desorden de los árboles frutales y que corresponden a las características de los

huertos frutales de la ciudad de Vicuña. En su gran mayoría, estos árboles muy

altos son paltos y estos como en gran parte del valle se están secando, por una

condición ecológica que le corresponde explicarla a los técnicos. Hay muchos sitios

vacíos sin cultivo por lo que se ve la conveniencia de adquirir paltos injertados

californianos, para ir reponiendo estos espacios vacíos. Conversaré con el ingeniero

agrónomo Horacio Sotomayor, director de la Estación Experimental de Vicuña, que

comúnmente se le conoce como Frutícola, sobre ese particular.

Los deslindes, al menos en uno de los costados del parque, y que limita con

un particular en una extensión de 110 m. las paredes de adobones virtualmente no

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

existen, otro tanto ocurre en el deslinde atravesado que tiene en la inmediación un

canal y un camino de peatones, por lo menos 40 m. de los 70 m. totales se

encuentran destruido, con el agravante que el parque y el Museo está sujeto a

depredaciones, cuando menos en lo que se refiere a la recolección de la fruta.

Inventario de los muebles

La habilitación por parte de la Sociedad Constructora, de muebles al Museo-

Biblioteca en lo que respecta al inventario que realizamos es la siguiente. Será

preciso conversar con ellos para saber a ciencias cierta si estas son precisamente

las proporcionas por la firma.

- 21 sillas de estructura metálicas y cubiertas de macisa.

- 05 mesas cuadradas de 1.20 m. y 0.70 m. de altura, estructura metálica

con cubierta de macisa.

- 01 escritorio rectangular de 1.50 x 0.80m. de altura de estructura

metálica y cubierta de macisa, lleva tres cajones.

- 16 sillones, estructura metálica, madera y cojines de tevinil.

- 01 silla de escritorio metálica.

- 05 vitrinas cuadradas de 1.20 m. y 0.58 m. de altura con base metálica,

cajón de madera y cubierta de vidrios. El sistema de ocupación significa

levantar el vidrio. No tiene cerradura ni ningún sistema protector puede

aplicarse a estas vitrinas.

- 02 vitrinas de 2.10 m. x 0.56 y 0.58 de altura. Estructura metálica,

armado de madera y cubierta constituida por un marco con vidrio. No

tiene ningún sistema protector (una de estas vitrinas tiene el vidrio

quebrado y por ello está fuera de uso)

- 01 vitrina base metálica, estructura en concreto y vidrio sobrepuesto.

También con los defectos de todo el sistema, no ofrece protección

ninguna. Las dimensiones son: 2.30 m. y 0.50 m., profundidad de

exposición 0.25 m. En cada extremo hay espacios libres. Uno en hueco

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

tiene plantas y en lo opuesto hay una plataforma donde se coloca un

busto de Gabriela Mistral.

- 01 vitrina idéntica a la anterior pero dividida en dos partes. Las

dimensiones son: 2.36 m. x 2.28 m.

- Gran mural fotográfico con caras de niños.

Queremos destacar la inconsecuencia que significa exponer objetos de

valor, de documentos en estas condiciones muy precarias de conservación.

- 07 biombos de exposición desarmables. Dimensión: 1.20m. x 1.50 m. En

Estructura metálica y macisa.

- 01 Estante Biblioteca con respaldos repujados en cobre, obra artesanal

Artística, firmada por E. Bascuñán, 1971. Dimensión: 3.60m. x 0.95 m.,

altura 1.50 m. Tiene sentido artístico pero no tiene función en una

Biblioteca Pública.

- 03 Trípodes ornamentales en fierro.

Objetos de arte, documentos, fotografías en exposición

I.- Objetos de arte

01 retrato al óleo de Gabriela Mistral, firmado por M. Carvallo.

01 busto de Gabriela Mistral de 0.85m. de altura, firmado Laura Rodig.

01 busto de Gabriela Mistral, firmado Lidia Campusano.

01 fotografía iluminada de Gabriela Mistral.

II.- Varios

- Artículos domésticos y de escritorio ocupados por Gabriela Mistral: una

taza, tintero, etc.

- Molde en yeso de la mano derecha de Gabriela Mistral.

- 02 Jarrones decorativos.

- 01 Pieza cerámica popular mexicana.

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

- 01 Cara del Dante, en yeso o arcilla

- 01 Busto de Amado Nervo.

- 01 Mascarilla de Gabriela Mistral en yeso.

- 01 Catre de fierro que perteneció a Gabriela Mistral.

- Puertas y ventanas del Antiguo Museo.

- Dibujo de Gabriela Mistral, por Jorge Délano.

- Dibujo de Gabriela Mistral, por René Pizarro.

III.- Documentos

- Certificado de nacimiento de Gabriela Mistral.

- Certificado de bautismo de Gabriela Mistral.

- Certificado de defunción de un sobrino de Gabriela Mistral(Brasil)

- Fotocopias de cartas y poesías de Gabriela Mistral.

IV.- Fotografías

• 04 Fotografías de la infancia de Gabriela Mistral.

• 04 Fotografías de Gabriela Mistral adulta.

• 05 Fotografías de miembros de la familia de Gabriela Mistral.

• 02 Fotografías de la casa antigua.

• 01 Ampliación en marco de Gabriela Mistral.

• 01 Fotografía de Isolina Barraza y alumnas de la Escuela de Montegrande.

También está presente Gabriela Mistral de 5-6 años aproximadamente.

• 01 Foto de Romelio Ureta

• 01 Retrato ampliado de su madre

• 18 Fotografías de la visita de Gabriela Mistral a Monte Grande

• 01 Fotografía del viaje a Europa en 1938

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral con alumnas del Liceo N° 6 de Santiago.

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral con alumnas del Liceo de Temuco, 1921.

• 03 Fotografías de Gabriela Mistral en Monte Grande.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

• 01 Reproducción de Fotografía de Gabriela Mistral , Pablo Neruda y Miguel

Asturias.

• 01 Reproducción de Fotografía de Gabriela Mistral con Harry Truman.

• 01 Reproducción de Fotografía de Gabriela Mistral con Juan Ramón

Jiménez.

• 04 Fotografías de Gabriela Mistral adulta

• 01 Fotografía de Amado Nervo

• 01 Fotografía de José Vasconcelos, Ministro de Educación, México

• 01 Fotografía de las tres amigas que querían ser reinas

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral con amigos de Caxaca, México

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral y personajes de México

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral en el Oropesa en viaje a Europa

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral en Vicuña, 1954

• 01 Fotografía de Gabriela Mistral en Vicuña, 1954 con diversos personajes.

• 11 Fotografías de los funerales de Gabriela Mistral

• 03 Vistas de Monte Grande

• 01 Fotografías de Gabriela Mistral con el profesorado de Punta Arenas

V.- Documentos originales

Artículo o discurso de Gabriela Mistral mecanografiado y firmado, 5 carillas,

con el título “La Paz en América Latina”. El primer párrafo dice textualmente: “Creo

que la América Latina es casi totalmente pacifista. La causa de la paz no es

connatural…”

Otras cartas manuscritas que no están exhibiéndose y que las recuerdo en

condiciones de consulta. Le deje un recado al Dr. Antolín Pinilla de Vicuña para que

hiciese las averiguaciones y me informará.

Ellas constituirían un informe especial que remitiré más adelante.

En cuanto a la Flor de Oro que le otorgó a Gabriela Mistral el Jurado de

aquellos Juegos Florales de Santiago por los Sonetos de la Muerte, según la

conversación telefónica con el Dr. Pinilla, él la mantuvo en su poder para su mejor

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

resguardo y a petición del Director General de los Servicio poeta Juvencio Valle se

remetió a Santiago a la Biblioteca Nacional.

Seguramente el Director General informará al respecto para evitar

suspicacias en el Centro Literario y en las personas que están inquiriendo sobre

este bien que es nacional, por el hecho de haber sido obsequiado al Museo-

Biblioteca Gabriela Mistral de Vicuña.

Biblioteca

Total de libros: 4.300.

La atención a lectores se envían periódicamente a la Dirección General de

Bibliotecas. Tomamos al azar dos meses: Octubre de 1973: 178 consultas.

Noviembre de 1973: 124 lectores.

Gabriela Mistral donó al Centro Cultural Gabriela Mistral de Vicuña para la

fundación de la Biblioteca, alrededor de 1000 libros. Esta es una cifra global que

no han podido confirmar. Es posible que exista un inventario y al mismo tiempo la

individualización de esos libros. En rápida hojeada que hemos hecho a esa

Biblioteca Municipal, en diversas épocas, recogimos la impresión de que se trataba

de un conjunto literario de menor calidad, entre los que se destacaban obras de

Vargas Vila, de la Editorial Ganier de París. Me informan que había algunos libros

dedicados a Gabriela Mistral por sus autores. Las vicisitudes de la Biblioteca

Municipal al trasladarse sucesivamente de un edificio a otro pueda ser que haya

sido que esta Biblioteca en la parte referente a la donación de Gabriela Mistral

actualmente cuenta con 535 libros.

La atención al público no es la adecuada convenientemente en una

Biblioteca Pública. No se llenan papeletas, no hay ninguna exigencia respecto a la

individualización de los lectores y los niños pequeños se autoabastecen y si esto es

ideal en una Biblioteca Infantil resulta inapropiada en una Biblioteca Pública donde

hay una exigencia de preservar los volúmenes.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

En una visita de un solo día en que hay un comentario para todos los

servicios, no me es dable hacer otras acotaciones personales, que surgen de esa

observación del funcionamiento.

Conjunto de libros de Gabriela Mistral en esta biblioteca pública

Gracias al aporte de la Biblioteca Nacional, a las donaciones particulares y

adquisiciones realizadas por el Centro Cultural de Vicuña existen, por lo general en

duplicado, los siguientes títulos originales de Gabriela Mistral:

- Desolación

- Ternura

- Lagar

- Recados cantando a Chile

- Motivos de San Francisco

- Tala

- Antología de Gabriela Mistral, Editorial Zig-Zag

- Todas íbamos a ser reinas, Editorial Quimantú

- Poemas, traducción en hebreo del Instituto Cultural de Israel

- Gabriela Mistral unter Mitwirkung von Heinz Muller und Verlag

- Prosas originales de Gabriela Mistral aparecido en el periódico La voz de

Elqui, 1905. Ediciones del Museo de La Serena. Mimeografiado.

Otros libros editados sobre Gabriela Mistral

- La rebelde magnífica, Matilde Ladrón de Guevara

- Gabriela Mistral y el Valle de Elqui, Gaciela Illanes de Adaro

- Por tierras de Elqui, Marta Samatán.

Del personal

Actualmente se encuentran en el Servicio como funcionarios auxiliares de la

Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos las siguientes personas:

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

• Sergio Vega Rojas, Auxiliar Grado 33° de la Escala Única. Soltero

• Efraín Miranda Rojas, Auxiliar Grado 35° de la Escala Única. Casado con 7

cargas.

Este personal recibe por correo los cheques correspondientes y aparecen en

planillas del Museo de La Serena que hace todo el trámite del cobro de esos

sueldos.

Ambos funcionarios viven algo distante del Museo-Biblioteca y Parque. Por

lo que no existe ningún cuidador y en las condiciones actuales en que gran parte

de los cierros de deslinde se encuentran absolutamente destruidos, hay un peligro

evidente en la preservación de algún objeto de valor en este establecimiento.

El funcionario Efraín Miranda solicitó el año pasado de las autoridades de

Vicuña el poder trasladarse con su familia a las dos piezas de madera

prefabricadas que la Sociedad Constructora construyó al fondo del huerto en los

deslindes con la propiedad vecina y con el canal y sendero de uso público que es

ese sector, ya lo hemos informado, están totalmente destruidos. El Alcalde de

Vicuña le ofreció una vivienda prefabricada que podría conseguirse con la Industria

Pisquera Capel. El actual Intendente en una visita inspectiva, realizada el mes

pasado, ofreció al funcionario mencionado darle una solución al problema

entregándole dos piezas de una casa prefabricada y haciéndole un cierre vegetal

con cipreses para que esta casa quedara aislada del parque.

También trabaja en el Museo y Biblioteca la señorita Betty Jorquera,

egresada del 4° año medio, que fue colocada en esos servicios por el ex

presidente del Círculo Gabriela Mistral de Vicuña.

Por la atención en el Museo recibía E° 450.- y E° 450.- por la atención de la

Biblioteca. Estos sueldos se cancelaron hasta el 27 de abril de 1972 y desde esa

fecha no le han sido cancelado otras remuneraciones. A sus continuas demandas

se le ha contestado que espere, que tenga paciencia.

Es una situación crítica y al mismo tiempo reñida de todo sentido

humanitario y de justicia que se busque una solución urgente. Creo que la solución

puede encontrársela en una planilla de personal a contrata.

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

Al terminar esta memoria me hago eco de lo que se me ha solicitado por el

personal que está a cargo de la Biblioteca-Museo y Parque.

Ellos me indican la necesidad de aportarles: Archivadores, sobres, papel,

lápices, ampolletas, parafina, tierra colorada, cera, escobas, escobillones,

escobillones de acero, soda cáustica, paños amarillos, limpia vidrios, limpia

muebles, brasso, paños amarillos, traperos, detergentes, confort, jabón,

hormiguicida, pulverizador, etc.

Resumen y conclusión

Dentro de los aspectos particulares, a las autoridades correspondientes les

queda la obligación de que velando por esta institución que es Museo, Biblioteca y

Parque Gabriela Mistral se completen en todo sus detalles de lo que aún falta por

hacer por la Sociedad Constructora Limarí.

Ya hemos señalado el defecto que se observa en el principal salón de

exhibiciones y que tiene relación con uno de los ejes de aluminio y que pareciera

ser la causal, en primer término, del rompimiento de vidrios.

También señalamos que no se ha completado el equipo de restitución de

líquido en el espejo de agua.

Faltó en la enumeración indicada el mueble de cocina que debe quedar

ubicada en la casa del Conservador o cuidador del Museo.

Por otra parte, cabe a las autoridades locales la obligación de adquirir los

balones de gas para la conveniente calefacción del edificio y dependencias.

También señalamos la urgente necesidad de completar diversos materiales

de escritorio, herramientas, de equipo, etc. Para las necesidades inmediatas del

conjunto.

Una política de sustitución y plantación de nuevas especies frutales, un

problema que constituirá un programa especial debe significar la restauración y

complementación de los cierros de todo el parque.

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J. Iribarren / memoria – Informe sobre Museo – biblioteca y parque Gabriela Mistral...

Sobre la casa donde nació Gabriela Mistral

Hay una constante preocupación en el ambiente y que se manifiesta

espontáneamente por los visitantes al Museo y aún más significa críticas por la

prensa el hecho de haberse destruido la casa donde nació Gabriela Mistral

Estos son los términos usuales en muchas personas inquietas y al mismo

tiempo desprovistas de mayores antecedentes, pero que recuerdan en sus diversas

visitas una plancha metálica, que personas bien intencionadas pero desinformadas

colocaron sobre uno de los muros de las dos piezas originales del antiguo Museo.

Oportunamente, en un informe extenso que remití al Ministerio de

Educación a solicitud del Ministro del ramo, Sr. Máximo Pacheco, mediante

documentos y expresas declaraciones de Gabriela Mistral hechas a la distinguida

periodista Lenka Franulik, publicadas en Ercilla del 7 de agosto de 1951,p.16 y que

textualmente se reproduce en la citada revista: “Esa casa no es mía, porque la

vieja casa de mi nacimiento que estaba en ese lugar, se cayó hace ya dos años y

no fue reedificada. Algunas veces pensé yo en comprar el solar-baldío de la casa

verdadera- porque los árboles tienen exactamente mi edad”. De esta manera se

pudo probar que el cuarto humilde donde nació la poetisa se derrumbó hasta no

quedar sino una pared de 60cm. de altura, hace más de 50 años y este cuarto tal

como lo dice Gabriela Mistral en una carta dirigida a don Pedro Moral, no formaba

parte de la pieza donde estaba ubicada la plancha metálica, si no que en un

cuerpo de edificio separado del anterior, aunque todos ellos formaban parte de un

conjunto dividido en los miembros de la familia.

Las viejas tradiciones y más aquellas que están vinculadas con el aspecto

sentimental, muy propio de los pueblos, dan desarrollo o verdaderos mitos. Una de

estas tradiciones está fuertemente arraigada y sirve a ese testimonio la indicación

metálica que repudiaba Gabriela Mistral al señalar su molestia por esa indicación

colocada falseando la verdad.

En una carta a Isolina Barraza de Estay, que forma también parte de ese

informe, y que empieza con los términos: “Cara Cristobalina, Cara Isolina mía…”,

manifiesta: “No quiero homenajes y sólo aceptaría que en el lugar donde yo nací

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Boletín del Museo Gabriela Mistral N°6 (2004)

se coloque una fuente de agua y que alrededor de ella se coloquen los símbolos

del terruño en bajorrelieve con mis cerros de Monte Grande uno, otro con la

alameda chilena que he contado, otro con la chinchilla que he descrito, otro con el

queltehue que estoy escribiendo o bien con el indio o con el alerce. Basta y sobra.

Mi nombre también sobra. Basta la intención”.

Creo e insisto en ello, como lo dice en las sugerencias personales adjuntas

al informe, que hay necesidad de reparar ese olvido destacando con precisión el

lugar de nacimiento de Gabriela Mistral. Mediante la fuente o una placa metálica.

Es fácil hacerlo y bastaría solicitar de la Sociedad Constructora el plano

general del actual Museo y Parque y el antiguo emplazamiento de las viejas

construcciones. En el informe he precisado la ubicación de aquel cuarto, de tal

manera que la tarea por realizar sería sencilla.

Necesidad de difundir el Informe

Estas manifiestas molestias de visitantes y del medio popular en la ciudad

de Vicuña quedarían desvirtuadas si se diera a conocer ese informe que también

oportunamente remití a esa Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos y

del que conservo una copia y que en el caso que estuviera extraviado el anterior

podría ponerla a su disposición.

Sin otro particular, saluda muy atentamente a Ud.

Jorge Iribarren Charlín

Conservador del Museo de La Serena

La Serena, 19 de Marzo de 1974.

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