Blish, James - Un Caso de Conciencia - Libro 1

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JAMES BLISH. UN CASO DE CONCIENCIA. Editor: Martínez Roca, Barcelona D. L.: 1977 Colección: Súper-ficción; 17 ISBN: 84-270-0397-8 LIBRO PRIMERO. La puerta de piedra se cerró con estrépito. Era la tarjeta de visita de Cleaver. Jamás puerta alguna, por maciza, complicada o bien encarrilada en sus guías que estuviese había logrado impedir que aquél la cerrara con formidable estruendo, como si el mundo se viniera abajo. Y tampoco había en el universo planeta lo bastante húmedo y con la suficiente densidad atmosférica para amortiguar el ruido- ni siquiera Litina. El padre Ramón Ruiz-Sánchez, oriundo del Perú, miembro regular de la Compañía de Jesús, con profesión de los cuatro votos, prosiguió la lectura. Los dedos impacientes de Paul Cleaver necesitarían algún tiempo para liberarle del traje de explorador que vestía, y en el ínterin el problema subsistía. Un problema que se remontaba a un siglo atrás —se planteó por vez primera en 1939—, pese a lo cual la Iglesia no había conseguido esclarecerlo. Por lo demás, era de una complicación diabólica (adjetivo oficialmente reconocido, rigurosamente seleccionado y con la pretensión de que fuera interpretado en sentido literal). La propia novela que había promovido el caso figuraba en el Índice de Libros Prohibidos, y sólo por dispensa de la Orden a la que pertenecía tenía el padre Ruiz- Sánchez acceso espiritual a ella. Volvió la página sin apenas prestar atención al ruido de botas y gruñidos que llegaban del salón. El texto discurría cada vez más inextricable, más insidioso e insoluble conforme avanzaba en la lectura: (...) Magravio amenaza a Anita con inducir a Sila —un bruto integral (jefe de una panda de mercenarios: los silavanos) que pretende abandonar a Felicia en manos de Gregorio, Leo, Vitelio y Macdugalio, cuatro excavadores— a que abuse de ella si no cede a sus apetencias y se aviene a mantener a Honufrio en el engaño realizando el acto conyugal

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JAMES BLISH

JAMES BLISH.

UN CASO DE CONCIENCIA.

Editor: Martnez Roca, Barcelona

D. L.: 1977

Coleccin: Sper-ficcin; 17

ISBN: 84-270-0397-8

LIBRO PRIMERO.

La puerta de piedra se cerr con estrpito. Era la tarjeta de visita de Cleaver. Jams puerta alguna, por maciza, complicada o bien encarrilada en sus guas que estuviese haba logrado impedir que aqul la cerrara con formidable estruendo, como si el mundo se viniera abajo. Y tampoco haba en el universo planeta lo bastante hmedo y con la suficiente densidad atmosfrica para amortiguar el ruido- ni siquiera Litina.

El padre Ramn Ruiz-Snchez, oriundo del Per, miembro regular de la Compaa de Jess, con profesin de los cuatro votos, prosigui la lectura. Los dedos impacientes de Paul Cleaver necesitaran algn tiempo para liberarle del traje de explorador que vesta, y en el nterin el problema subsista. Un problema que se remontaba a un siglo atrs se plante por vez primera en 1939, pese a lo cual la Iglesia no haba conseguido esclarecerlo. Por lo dems, era de una complicacin diablica (adjetivo oficialmente reconocido, rigurosamente seleccionado y con la pretensin de que fuera interpretado en sentido literal). La propia novela que haba promovido el caso figuraba en el ndice de Libros Prohibidos, y slo por dispensa de la Orden a la que perteneca tena el padre Ruiz-Snchez acceso espiritual a ella.Volvi la pgina sin apenas prestar atencin al ruido de botas y gruidos que llegaban del saln. El texto discurra cada vez ms inextricable, ms insidioso e insoluble conforme avanzaba en la lectura: (...) Magravio amenaza a Anita con inducir a Sila un bruto integral (jefe de una panda de mercenarios: los silavanos) que pretende abandonar a Felicia en manos de Gregorio, Leo, Vitelio y Macdugalio, cuatro excavadores a que abuse de ella si no cede a sus apetencias y se aviene a mantener a Honufrio en el engao realizando el acto conyugal cuando se le pida. Anita, que dice haber descubierto tentaciones incestuosas en Jeremas y Eugenio...

Vaya por Dios! Otra vez haba perdido el hilo. Quines eran Jeremas y Eugenio? Ah, s..., los filadelfos~ o hermanos entraables (seguro que aqu se ocultaba algo reprobable) que aparecan al comienzo del libro, consanguneos en ltimo grado de Felicia y Honufrio, este ltimo, a juzgar por las trazas, instigador de todas las villanas y esposo de Anita. Magravio, que por lo visto admira a Honufrio, es instigado por el esclavo Mauricio probablemente siguiendo instrucciones del propio Honufrioa solicitar los favores de Anita, a la que llegan estos requerimientos por intermedio de su doncella Fortissa, que era o haba sido en algn momento compaera de Mauricio, a quien haba dado hijos, todo lo cual obligaba a sopesar con suma cautela el caso. Adems, la confesin de Honufrio al inicio de la trama fue obtenida en su integridad bajo tortura, voluntaria si se quiere, pero tortura al fin y al cabo. En cuanto a las relaciones entre Fortissa y Mauricio resultaban todava ms ambiguas. A decir verdad no eran ms que una suposicin del padre Ware, el glosador...Ram6n, quieres ayudarme?grit de repente Cleaver. Apenas puedo moverme y..., y no me siento bien.

El jesuita y bilogo apart a un lado la novela y se levant alarmado. Era muy extrao or a Cleaver expresarse en aquel tono.El fsico estaba sentado en un almohadn de junquillos trenzados relleno con una especie de musgo esfagnceo que se hunda en el centro bajo el peso de su anatoma. Se haba despojado a medias del traje de explorador, confeccionado en fibra de vidrio. Estaba plido y sudoroso aun despus de haberse quitado el casco protector. Los dedos gordezuelos se movan con torpeza tirando de una cremallera que se haba atascado.

Paul, por qu no me dijiste en seguida que te sentas indispuesto? Anda, deja eso ya, no haces ms que estropearlo. Qu ha sucedido?No lo s con certeza contest Cleaver, jadeante, soltando el extremo de la cremallera. Ruiz-Snchez se arrodill junto a l y manipul con cuidado para encajar de nuevo el diente de la cremallera. Me adentr en la selva para ver si descubra ms mineral de pegmatita. Llevo tiempo pensando que si algn da se instalase hache una planta piloto de tritio, la produccin podra ser fabulosa.No lo quiera Dios! exclam Ruiz-Snchez por lo bajo.Decas?... De todos modos no encontr nada de particular. Slo unos cuantos lagartos y saltamontes, como siempre. Luego tropec con una planta semejante a un anans y una de las espinas perfor el traje y me hiri. No pareca cosa seria, pero. . .No vestimos esos trajes por capricho. Veamos la herida. Vamos, levanta las piernas para que pueda sacar esas botas. Dnde te hiciste...? Ah, ya veo. Caramba, tiene mal aspecto. Habr que tratarlo. Algn otro sntoma?Tengo la boca como despellejadase quej Cleaver..Abrela orden el jesuita.

Cleaver obedeci y el sacerdote pudo observar que aqul se haba quedado muy corto en sus apreciaciones. Tena casi toda la mucosa bucal cubierta de visibles ulceraciones que indudablemente deban de causarle intenso dolor y cuyos bordes aparecan muy marcados, como si hubieran sido producidas con un punzn para marcar bizcochos.Ruiz-Snchez se abstuvo de formular comentarios y su rostro adopt6 una expresin de fingida indiferencia. Si el fsico senta necesidad de minimizar su dolencia no seria l quien lo impidiera. Un planeta extrao no es el lugar ms apropiado para privar a un hombre de sus mecanismos de defensa.Ven conmigo al laboratorio indic el jesuita. Tienes eso muy inflamado.Cleaver se puso en pie, un poco tambaleante, y sigui al bilogo hasta la habitacin donde estaba instalado el laboratorio. Ruiz-Snchez tom muestras de varias lceras, las deposit en los cristales portaobjetos y las someti a tincin por el mtodo de Gram. Mientras tena lugar el proceso de coloracin se aplic al ritual de orientar el espejo situado bajo la platina del microscopio hacia la ventana, enfocndolo contra una luminosa nube blanca. Cuando son la alarma del cronmetro sec la primera preparacin con la llama de un mechero de laboratorio y desliz el portaobjetos hasta afianzarlo con las pinzas de sujecin.

Tal como casi se tema, el bilogo descubri pocos de los bacilos y espiroquetas entremezclados que hubiesen delatado la existencia de una enfermedad comn conocida en la Tierra como angina de Vincent,. pese a que el cuadro clnico de Cleaver as lo sugera, y que Ruiz-Snchez habra podido curar de la noche a la maana con una simple tableta de espectromicina. La flora bucal de Cleaver era normal, aunque con tendencia a proliferar debido a la cantidad de tejido expuesto.

Voy a inyectarteadvirti el jesuita con voz sosegada. Luego ser mejor que te acuestes.

Ni hablar de eso!protest Cleaver. Tengo nueve veces ms trabajo del que puedo hacer para aadir ahora obstculos suplementarios.Las enfermedades siempre vienen a destiempoargument Ruiz-Snchez. Y digo yo: a santo de qu preocuparse de si pierdes un da o dos cuando de todos modos no ests eh condiciones de tenerte en pie?Qu tengo?pregunt el fsico con recelo.No tienes nadarepuso Ruiz-Snchez, casi deplorando tener que decirlo. Me refiero a que no padeces una infeccin. Pero eso que t llamas anans te ha jugado una mala pasada. En Litina la mayor parte de esta familia vegetal va provista de espinas o tiene unas hojas recubiertas de polisacridos venenosos para el hombre. En concreto, el glucsido con el que tropezaste era sin duda una escila o algo muy parecido. Produce los mismos sntomas que la angina de Vincent, slo que tarda mucho ms en desaparecer.

Y cunto tiempo me llevar recuperarme? pregunt Cleaver, resistindose

todava, si bien replegado ahora a la defensiva.Varios das por lo menos; hasta que ests inmunizado. La inyeccin que voy a darte es una globulina gamma especfica contra la escila y debera aminorar los sntomas hasta que tu organismo haya elaborado una elevada concentracin de anticuerpos. Pero mientras eso no ocurra, Paul, tendrs mucha fiebre y me ver obligado a atiborrarte de antipirticos, pues en este clima un poco de fiebre puede resultar gravsimo.Lo s dijo Cleaver, ms apaciguado. A medida que voy conociendo mejor este planeta, menos dispuesto estoy a votar en sentido afirmativo cuando llegue el momento. Bueno; adelante con tus inyecciones y tus aspirinas. Supongo que debo alegrarme de que no sufra una infeccin bacterial, ya que entonces las Serpientes me acribillaran con antibiticos.

No es probable que eso ocurradijo Ruiz-Snchez. Estoy seguro de que los

litinos disponen de por lo menos cien clases de drogas que tarde o temprano acabaremos utilizando; pero por el momento no hay tal cosa, de forma que tranquilzate. Antes ser preciso estudiar desde el principio su farmacologa... Bien, Paul, a tu hamaca! Te aseguro que dentro de diez minutos te arrepentirs de haber nacido.Cleaver forz una sonrisa. Su rostro sudoroso, rematado por una desgreada mata de pelo rubio, no haba perdido el vigor ni la energa de trazos a pesar de su estado de postracin. Cleaver se puso en pie y pausadamente se baj las mangas de la camisa.En lo que a ti concierne no me cabe duda de cul va a ser tu votodijo. Te agrada este planeta, verdad, Ramn? Debe de ser un autntico paraso para un bilogo.

S, me gustadijo el sacerdote, devolvindole la sonrisa. Sigui a Cleaver

hasta la reducida estancia que hacia las veces de dormitorio. Salvo por el detalle de la ventana, uno hubiera dicho que se encontraba en el interior de un botijo. Las paredes, lisas y curvas, eran de algn tipo de material cermico que no permita filtraciones ni dejaba penetrar la humedad, aunque tampoco estaba completamente seco. Las hamacas pendan de unos ganchos que asomaban ligeramente del muro, de forlpa que parecan revestidos de materia cermica como el resto de la casa. Quisiera que mi colega la doctora Meid estuviese hache. Creo que an se sentira ms a gusto que yo.Las mujeres metidas a cientfico no me inspiran confianza dijo Cleaver, con ambigua y extempornea irritacin. Siempre dejan que los sentimientos interfieran con sus hiptesis. Por cierto, ese nombre... Meid... de dnde proviene?Del Japnaclar Ruiz-Snchez. Su nombre de pila es Liu. All siguen la misma costumbre que en Occidente y colocan el apellido familiar a continuacin del nombre.Entiendodijo Cleaver, perdiendo inters en el tema. Hablbamos de Litina.Bien. No olvides que Litina es el primer planeta extrasolar que visito-aclar el jesuita. Creo que me sentira igualmente fascinado ante cualquier

mundo nuevo y habitado. Esta infinita mutabilidad de las formas de vida y la sabidura inherente en cada una de ellas... Todo resulta asombroso y fascinante.

Y por qu no ha de bastar con eso?pregunt Cleaver. Por qu mezclar

siempre a Dios en el mejunje? No me parece Lgico.

Al contrario; es lo que confiere sentido a las cosasarguy Ruiz-Snchez. La fe y la ciencia no se excluyen mutuamente, sino todo lo contrario. Pero si antepones los postulados de la ciencia y excluyes la fe, admitiendo slo lo que est probado, no encuentras ms que una serie de actos desprovistos de sentido. Para m, la biologa es un acto religioso, porque s que todas las criaturas son obra de Dios y que cada nuevo planeta, con sus mltiples manifestaciones, es una afirmacin del poder de Dios.

Eres un hombre muy entregado dijo Cleaver. Pues bien, tambin yo, pero

slo a mayor gloria del hombre. As pienso yo.Se dej caer pesadamente en la hamaca. Transcurrido un intervalo razonable, Ruiz-Snchez se levant, y al hacerlo elev la pierna del paciente, de la que por lo visto se haba olvidado. Cleaver no se dio cuenta, seal evidente de que la inyeccin empezaba a surtir efecto.

Conformesentenci Ruiz-Snchez, pero has dejado la frase a medias. El

resto dice: ...y a mayor gloria de Dios.No me sermonees, padrese revolvi Cleaver. Pero en seguida aadi: Perdona..., no he querido decir tal cosa. Es que para un fsico este planeta resulta un verdadero infierno. Ser mejor que me des esta aspirina. Tengo fri.Claro, Paul.Ruiz-Snchez retorn con paso vivo al laboratorio, prepar una masa de barbiturato-salicilato en uno de los soberbios morteros que posean los litinos y la comprimi hasta formar varias tabletas (la hmeda atmsfera de Litina no permita el acopio de pastillas por ser stas excesivamente higroscpicas). Le hubiese gustado estampar en ellas la marca Bayer,- antes de que se endurecieran, pues si para Cleaver la aspirina era un remedio contra todos los males, no tenia inconveniente en que siguiera pensando que las tabletas que iba a ingerir eran aspirinas.

Pero como era lgico, no dispona de la matriz necesaria para dicha operacin.

Tom dos tabletas y regres junto a Cleaver con un vaso y una jarra de agua pasada por un filtro Berkefeld.

El corpulento hombretn estaba ya dormido, y Ruiz-Snchez tuvo que desvelarlo a medias. Cleaver dormira an largo rato, y a cambio de aquel trato en apariencia brusco, despertara muy avanzado en el camino de su recuperacin. La verdad es que el paciente apenas se dio cuenta de que le hacan tragar las pastillas, y al poco volva a respirar afanosa y entrecortadamente.Acto seguido Ruiz-Snchez volvi al saln, tom asiento y empez a inspeccionar el traje de explorador. No le cost mucho localizar el desgarro causado por la espina vegetal, y vio que podra remendarlo con facilidad. Mucho ms difcil era, en cambio, remendar la idea que Cleaver tena de que las defensas orgnicas de los terrestres les hacia invulnerables en Litina y que uno poda topar impunemente con una planta espinosa. Ruiz-Snchez se pregunt si los dos restantes miembros del Grupo Explorador de Litina seguan compartiendo la idea.Cleaver haba dicho que el pinchazo se lo haba ocasionado un anans. Cualquier bilogo hubiese podido indicarle que hasta en el planeta Tierra el anans es una planta prolfica y daina que slo por afortunada y casual contingencia resulta comestible. Ruiz-Snchez recordaba que en Hawai slo era posible atravesar la fronda tropical calzando botas altas y vistiendo pantalones de burdo y resistente pao. Incluso en las plantaciones Dale, los anans, indmitos y amazacotados, podan destrozarle a uno las piernas si no las llevaba bien protegidas.

El jesuita volvi el traje del revs. La cremallera que se le haba atascado a Cleaver era de un material plstico cuyas molculas llevaban incorporados radicales de varias sustancias terrestres antifungicidas, en especial la tiolutina, un veneno protoplsmico: Cierto que los hongos de Litina no hacan mella en esta proteccin; pero la compleja molcula del plstico en si, expuesta a la humedad y elevada temperatura que prevalecan en Litina, tenda a polimerizarse de forma ms o menos espontnea. ste era el caso. Uno de los dientes de la cremallera presentaba el aspecto de una roseta de maz tostado.Mientras Ruiz-Snchez manipulaba en el traje empez a oscurecer. Se oy un chasquido y la estancia se ilumin con la pequea y plida llama surgida de unas oquedades en cada una de las paredes. La sustancia combustible era gas natural, del que Litina tena un suministro inagotable y constantemente renovado. La llama se produca por absorcin de un catalizador al fluir el gas de las conducciones. Si se deseaba una luz ms intensa, se colocaba en la llama una camisa de calcio protegida por cristal refractario y que se graduaba mediante un tornillo. Sin embargo, el sacerdote prefera, como los propios litinos, la tenue luz amarilla y slo utilizaba la de calcio en el laboratorio.Con todo, los habitantes de la Tierra necesitaban de la electricidad para ciertos menesteres, lo cual les haba obligado a proveerse de generadores. En electrosttica los litinos estaban mucho ms avanzados que los terrestres, pero en materia de electrodinmica sus conocimientos eran parcos. Haban descubierto el magnetismo slo unos pocos aos antes de la llegada de la misin exploradora, pues en el planeta no existan magnetos naturales. Experimentaron por vez primera el fenmeno no en el hierro, mineral del que apenas existan trazas, sino en el oxigeno liquido, sustancia evidentemente inadecuada para fabricar ncleos de dinamo.Los resultados obtenidos a tenor de la tcnica empleada por los litinos eran inslitos para un terrcola. Las reptiloides criaturas de tres metros y medio haban construido varios gigantescos generadores electrostticos y veintenas de otros ms pequeos, pero no tenan nada que se pareciera ni remotamente a nuestros telfonos. Posean notables conocimientos prcticos de electrlisis, pero consideraban un alarde tcnico llevar la corriente elctrica a larga distanciadigamos un kilmetro y pico. Desconocan el motor elctrico, pero efectuaban veloces vuelos intercontinentales en aviones de propulsin a chorro impulsados por electricidad esttica. Cleaver haba asegurado que comprenda perfectamente este fenmeno, pero Ruiz-Snchez, por supuesto, no acertaba a explicrselo, y mucho menos despus del rollo que Cleaver le largara sobre plasmas de electrones-iones calentados por induccin de corrientes de hiperfrecuencia.Los litinos disponan de un fantstico sistema de comunicaciones por radio que, entre otras cosas, formaba una red de navegacin natural que comprenda a la totalidad del planeta, con base en un rbol (tal vez el detalle que ms evidenciaba el talento de los litinos para la paradoja), pese a lo cual no haban logrado fabricar un tubo de vaco de serie y su teora atmica era poco ms avanzada que la de Demcrito.Cierto que estas paradojas se explicaban en parte por las carencias de Litina. Como toda masa slida en rotacin, Litina tena su propio campo magntico. Sin embargo, es difcil que los habitantes de un planeta en el que no existe mineral de hierro descubran los postulados tericos del magnetismo. La radiactividad superficial de aquel mundo les era por completo desconocida, por lo menos hasta la llegada de los terrestres, lo que explicaba la vaguedad y confusin de que adoleca la teora atmica de los litinos. Como los griegos, haban descubierto que la friccin del vidrio con la seda produce una clase de energa o carga, al igual que ocurre con la seda y el mbar. De aqu haban pasado a los generadores Van de Ciraaf, a la electroqumica y al chorro de electricidad esttica. Pero al no disponer de metales idneos les era imposible construir bateras de alta tensin o rebasar las bases de la electricidad dinmica.En los terrenos en que haban contado con pistas suficientes realizaron grandes progresos. As, a pesar de la constante nubosidad y la persistente llovizna, posean unos conocimientos extraordinarios de astronoma descriptiva, gracias en especial a la afortunada circunstancia de poseer un pequeo satlite lunar que desde antiguo haba atrado su atencin hacia el espacio exterior. Ello, a su vez, haba influido en la consecucin de progresos determinantes en el campo de la ptica, convirtindoles en consumados y fantsticos manipuladores del vidrio. La qumica que practicaban obtena el mximo provecho tanto del mar como de la floresta. El primero les proporcionaba productos tan vitales y diversos como el agar, yodo, sales, metales inferiores y alimentos de variado tipo. Del frondoso bosque obtenan los restantes productos que necesitaban: resinas, caucho, madera en toda la gama de durezas, aceites para condimento y derivados, mantecas vegetales, colorantes, drogas, corcho y papel. Slo se abstenan de cazar animales terrestres, y a uno le costaba imaginar la causa. El jesuita lo atribua a motivos de orden religioso. Sin embargo, los litinos no profesaban religin alguna y, por supuesto, consuman buena parte de las especies de la fauna marina sin escrpulos de conciencia.Ruiz-Snchez lanz un suspiro y abandon el traje de explorador sobre las rodillas, pese a que todava no haba terminado de encajar el diente de la cremallera en forma de roseta. En el exterior, envuelta en la hmeda oscuridad, Litina bulla de vida. Era un zumbido estimulante, vital, de extraas resonancias, que abarcaba casi todo el espectro auditivo de un terrestre, producido por las miradas de insectos que poblaban el aire de Litina. Eran en su mayora sonidos vibrantes y agudos, parecidos al gorjeo de algunos pjaros, y tambin ronroneos de ala y zurridos caractersticos de los insectos terrestres. En cierto modo era una suerte, ya que no haba pjaros en Litina.Eran stas las armonas del Edn antes de que el demonio hiciera su aparicin en la Tierra?, se pregunt Ruiz-Snchez. Desde luego, all en su patria, en Per, no se conocan sonidos tan melodiosos...

Escrpulos de conciencia: eso era lo que en el fonda le preocupaba, ms, mucho ms que los laberintos taxonmicos de la biologa ya bastante intrincados en la Tierra antes de que los vuelos espaciales contribuyeran con los ddalos de cada nuevo planeta, con los laberintos de cada nueva estrella. Que los litinos fueran bpedos evolucionados de los reptiles, con bolsas abdominales como los marsupiales y sistemas circulatorios pterpsidos, eran aspectos en extremo interesantes. Que tuvieran o no escrpulos de conciencia, era una cuestin vital.Un calendario atrajo su atencin. Se trataba de uno de esos calendarios llamados artsticos. que Cleaver haba sacado de su equipaje cuando llegaron al planeta. En l apareca una muchacha falsamente espontnea enmarcada por densas capas de refulgentes tonalidades anaranjadas. Era el 19 de abril del ao 2045, es decir, casi Pascua de Resurreccin, el ms sealado recordatorio de que el cuerpo es una simple envoltura de la vida espiritual. Sin embargo para Ruiz-Snchez era una fecha tan destacada como la propia Pascua, pues 2050 era Ao Santo.La Iglesia haba retornado a la tradicininstituida oficial mente por Bonifacio VIII en el ao 1300de proclamar Ao Santo cada cincuentenario. En el supuesto de que Ruiz-Snchez no pudiera acudir a Roma el ao prximo, en que se abra la Sacra Puerta, ya no tendra ocasin de presenciarlo en lo que le quedaba de vida.Apresrate, apresrate! martilleaba en su cerebro algn demonio personal. O era quiz la voz de su propia conciencia? Tanto era el lastre de sus pecadosque l mismo ignoraba como para compelerle a emprender el peregrinaje? Tal vez todo fuera una tentacin sin importancia inducida por el pecado de la vanidad...En cualquier caso no poda precipitar la misin que les haba llevado all. 1~1 y sus tres colegas se hallaban en el planeta para determinar si la Tierra poda utilizarlo como puerto de escala sin riesgo ni perjuicio para terrestres y litinos. Los tres miembros restantes del grupo explorador eran antes que nada cientficos, como Ruiz-Snchez. La diferencia estaba en que ste saba que su recomendacin final dependera en ltima instancia de su conciencia, no de la taxonoma. Y la conciencia, como el acto de creacin, no puede ser espoleada ni programada.

Con semblante preocupado baj la mirada hacia el todava~rrado traje de explorador, hasta que oy quejarse a Clea~ Entonces 5e levant

y abandon la estancia al aulce siseo |~I s Ilamas en las paredes.

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esde el ovalado ventanal frontero de la vivienda asignada iz-S~nchez, el terreno descenda en suave declive hasta las ~as mrgenes de Bahia Baja, un sector del golfo de Sfath. o la mayor parte del litoral litino, era aqulla una zona osa. Cuando subia la marea las aguas invadian los arenales un kilmetro de longitud poco ms o menos, casi a medio o de la casa. Cuando refluian las aguas, como en aquella e, se sumaban a la sinfonia de la selva los aullidos atormens de una especie de pez pulmonado, que a veces se congren en nmero de veinte o ms y aullaban al unisono. En oca~s, cuando nada empanaba la visin del pequeo satlite y la ciudad refulgia con una nitidez poco habitual se ~aba a vislumbrar la sombra aislada de algn anfibio el >so rastro del cocodrilo litino en pos de una presa ms l;a que l a la que de todas formas acabaria por dar ~alcance oportuno estadio geolgico.~s all, oculta normalmente a la vista por causa de la ~, aun en pleno da, estaba la orilla opuesta de Bahia Baja ~os mismos arenales inundados por las mareas, a los qu a el tupido bosque, que se prolongaba ininterrumpidamente el norte, a lo largo de centenares de kilmetros, hasta el xuatorial.

~trs de la casa, visible desde el dormitorio, se extendia el de h ciudad,

Xoredeshch Sfath, capital del gran contisur. Como ocurria con todas las ciudades levantadas por tinos, los terricolas se mostraban sorprendidos en gran ra ante lo que parecia un desierto despoblado. La causa aba en que las casas de los reptiloides estaban construidas a misma arcilla extraida de los cimientos, lo que llevaba a ndirlas con el terreno, incluso en el caso de un observador do.

La mayor parte de las edificaciones ms antiguas eran de ~lanta rectangular, construidas sin la argamasa caracteristica n las viviendas de ladrillo. Con el transcurso de las dcadas, s construcciones siguieron proliferando y habitndose de maera espontnea, hasta que lleg un momento en que resultaba nnS cmodo abandonar la casa que no complacia a sus morauores que demolerla. Una de las primeras frustraciones que xperimentaron los terrcolas en Litina se debi a la impulsiva .ropuesta que Agronski formul para volar una de las estruc~uras con TDX, explosivo de efecto polarizante por la accin ravitatoria, que los litinos desconocian y cuya onda se expande n un plano horizontal, con lo que logra perforar viguetas lamiadas como si de queso se tratara. El almacn escogido para a demolicin era amplio y de gruesos muros y habia sido consruido hacia tres siglos litinos (equivalentes a 312 aos terrestres). 1 estruendo de la explosin conmocion a los nativos, pero des~us del estallido el almacn seguia en pie, inclume.

Las edificaciones ms modernas se apreciaban con mayor claridad tras la puesta

del sol, pues en el curso de los ltimos cin~uenta anos, los litinos habian empezado a aplicar sus vastos conocimientos de cermica a la construccin de edificios. Las nuevas construcciones adoptaban mil diversas y casi biolgicas formas. No eran amorfas, pero diferian en gran manera de los diseos ~rquitectnicos convencionales. Tenian cierto parecido con las imaginativas composiciones que en otros tiempos realizara Ull pintor llamado Dali, que convertia en habitculos las habichue.as hervidas. Si bien cada una de las casas era diferente a las dems y estaba construida al gusto de su propietario, todas proyectaban de forma manifiesta el carcter de la comunidad y del suelO en el que se asentaban. Tambin armonizaban con el fondo de tierra y espesa fronda, pero como la mayoria eran de cermica vidriada, en los dias de sol, con la luz y el ngulo de observacin adecuados, resplandecian con un destello cegador. Fue este fulgor equivoco el primer indicio que tuvieron los terrestres en el espacio de que en algn lugar de la inmensa selva litina habitaban criaturas inteligentes, aunque a decir verdad jams haban tenido dudas al respecto. Los intensisimos impulsos radioelctricos que emitia el planeta lo habian anticipado mucho antes de llegar a Litina.~ientra;s dirigia sus pasos hacia la hamaca en la que reposaba Cleaver, Ruiz-Snchez contempl por ensima vez la ciudad a travs de la ventana del dormitorio. Xoredeshch Sfath se desplegaba ante sus ojos con inusitada viveza, en perpetua mutacin. La capital se le antojaba singularmente hermosa y, tambin, extraa y misteriosa. Ninguna de las muchas ciudades de la Tierra poda comparrsele.Comprob el pulso y la respiracin de Cleaver. Ambos los tena acelerados, aun para los estndares de Litina, donde la alta presin parcial de dixido de carbono aumentaba el pH de la sangre en los terrestres y estimulaba el reflejo respiratorio. Con todo, el sacerdote estim que el estado del enfermo no sufriria agravacin en tanto no consumiera una mayor dosis de oxigeno. Por el momento, el ffisico dormia a pierna sueltaun sueo intranquilo, eso siy no sufriria dao alguno si le dejaba solo durante un rato.Claro que si un feroz alosauro se deslizaba fortuitamente dentro de la ciudad... Pero eso era como si en la Tierra un elefante irrumpiera sbitamente en pleno centro de Nueva Delhi. Pl~dia suceder, pero casi nunca acontecia. Ningn otro animal peligroso de Litina poda introducirse en la casa si se tenia buen cuidado de mantener la puerta cerrada. Ni siquiera las rataso las abundantes especies monotremas que constituan su equivalente en Litinatenian medio de colarse e infestar una construccin de cermica vidriada.

Ruiz-Snchez tom una jarra de agua fresca de una especie de hornacina y la

deposit en el suelo junto a la hamaca. Luego se dirigi al vestbulo, se calz las bots, se puso el mackintosh y se cal un sombrero impermeable. En el momento de abrir la puerta de piedra los mil y un sonidos de la noche litina irrumpieron acompaados de una rfaga de brisa marinera con el caracten'stico olor halgeno que desde antiguo viene llamndose