Bittner, Rudiger- Mandato Moral o Autonomia

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    RdigerBittnerMANDATO

    MORALO AUTONOMIA

    Kditorial Alfa

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    Rdiger Bittner, docente en el Seminario deFilosofa de la Universidad de Heidelberg,analiza en este libro el sentido que tienen

    preguntas tales como por qu debemosobedecer los mandatos morales? o por qudebemos ser morales? Tras pasar revista a las Hrespuestas que al respecto ha formulado lafilosofa contempornea y considerar la propuesta kantiana de la autonoma como base para la fundamentacin de losmandatos morales, Bittner llega a laconclusin de que la respuesta a este *

    problema ha de buscarse en puntos de vistade la prudencia, dentro de una concepcinde la razn prctica.Bittner es autor de numerosos estudios sobre j[Bfilosofa prctica y esttica.

    ISBN 84-7668-196-8

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    MANDATO MORALO AUTONOMA

    Rdiger Bittner

    Editorial AlfaBarcelona/Caracas

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    Traduccin deJorge M. Sea

    Revisin deErnesto Garzn Valds y Ruth Zimmerling

    Ttulo del original alemn:Moralisches Gebot oder Autonomie

    Verlag Karl Alber Friburgo/Munich, 1983Editorial Alfa, S.A., 1988

    Representante para EspaaEditorial Laia, S.A.Guitard, 43, 5*/08014-Barcelona

    ISBN: 84-7668-196-8Depsito legal: B.23.683-1988

    Impreso en Romany/Valls, Verdaguer, 1, Capellades (Barcelona)

    Impreso en Espaa Prinled in Spain

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    INFORME PREVIO

    El propsito de este trabajo es aclarar la cuestin de la moralidad. Si se quiere recurrir a una metfora, podra decirse que esla historia de alguien que se pone en marcha con el propsito defundamentar o de aclararse a s mismo de otra manera, las exigencias morales con las que a menudo se enfrenta. Muchos intentosde fundamentacin fracasan. Pero, al final, y ste es el quid de lahistoria, en el famoso intento de fundamentacin de la autonoma, encuentra un buen argumento para demostrar justamenteque no existen exigencias morales vlidas. Emprende entonces unnuevo viaje para descubrir cul puede ser un obrar racional bajola condicin de la autonoma y sin exigencias morales. Con estenuevo comienzo termina la historia.

    La investigacin comprende los siguientes pasos. En el primer captulo se introduce y explica la pregunta: por qu debo ser mo

    ral? (1-19) y se analizan diferentes respuestas (20-27). Siguiendouna objecin, al final del captulo desarrolla la nueva pregunta:debo ser moral? en el sentido de: son las exigencias morales vlidas? (28-32). El segundo captulo investiga respuestas a esta pregunta, respuestas que se apoyan en determinadas propiedades orealizaciones esenciales de la persona, en su racionalidad (35-41)o en su sociabilidad (42-46). El tercer captulo examina las res puestas' que invocan relaciones contractuales entre las personas(47-64). El cuarto captulo investiga si es posible fundamentar lavalidez de las exigencias morales en las promesas dadas y desarrolla una teora de la promesa (65-84). Todas las propuestas consideradas en los primeros cuatro captulos fracasan. El quinto captu

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    lo se dedica a la idea kantiana de la autonoma. Explica, por lo pronto, qu significa autonoma (86-87); pone sobre todo demanifiesto una confusin que subyace al uso que Kanc hace deesta palabra y que tiene grandes consecuencias (88-93). Examina

    luego los argumentos de Kant en favor de la validez de las exigencias morales que no recurren al principio de autonoma y los encuentra insuficientes (94-101). Analiza despus argumentos en favor del principio de autonoma; primeramente el ofrecido por elmismo Kant (102-107) y luego uno propio, pero que se apoya enel anlisis kantiano de la accin (108-118). Finalmente, infiereconclusiones filosfico-morales del principio de autonoma. Consu ayuda es posible indicar un concepto plausible de leyes moralesy una va para demostrar su validez (122-123). Pero el principiode autonoma excluye exigencias morales vlidas (124-127) y lasleyes morales, por ms que tambin a veces puedan ser vlidas,son prcticamente rrelevantes (128). El sexto captulo se preguntaahora qu son buenas razones para formas de comportamiento(129-133). La respuesta reza: una buena razn es aqulla que seadeca cabalmente a los propsitos y experiencias del actor (137).

    De acuerdo con el concepto tradicional, buenas razones son las prudenciales (150-151). La respuesta es explicada (138-149), es pecialmente con la ayuda de aquello que la tradicin filosfica hadicho acerca de la prudencia (151-161), y defendida frente a unaserie de objeciones (162-174). El captulo sptimo se dedica a laltima de las objeciones. Examina los argumentos presentados porHegel, que no se dan por satisfechos con la contingencia de lasrazones prudenciales (181-174) y que abogan por dejar tras s el

    punto de vista de la finitud al que est ligada la prudencia (193-203). Pero los argumentos no resisten la prueba.

    Las siguientes indicaciones pueden ser de utilidad para el lector en el uso de este trabajo:

    1) El trabajo se divide en captulos y secciones. Cada captuloest precedido por un resumen del razonamiento, ordenado segnlas secciones de este libro.

    2) Las notas al pie de pgina continen slo la indicacin dela correspondiente fuente o referencias bibliogrficas complementarias.

    3) GMS significa Grundlegung zur Metaphysik der Sit-

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    ten de Kant. La cifra a continuacin de GMS indica el nmerode pgina de la edicin de este escrito en el cuarto tomo de laEdicin de la Academia de las obras de Kant.

    4) Las indicaciones en las notas al pie de pgina se refieren ala divisin interna del texto citado a menos que, con pg., seindique el nmero de pgina. En el ndice bibliogrfico se en-cuentran datos adicionales. Las referencias a escritos publicadosantes de 1800 se llevan a cabo de acuerdo con la habitual divisininterna o externa del texto correspondiente. Estas obras no apare-cen en el ndice bibliogrfico.

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    I. POR QU DEBO SER MORAL?

    1. Aprender a vivir a travs de la filosofa: la filosofa buscainformacin acerca de cmo est constituido el mundo en sutotalidad y acerca de cmo hay que vivir en l.

    2. La filosofa moral busca aclarar el significado de la morali-dad, dada la importancia que ella tiene en nuestra vida.

    3. Se introduce con un ejemplo la pregunta: por qu debo sermoral?

    4. El inters de la pregunta filosfica: por qu debo ser moral?5. Objecin: el punto de partida de las exigencias morales dis-

    torsiona la perspectiva de la moralidad. Respuesta al respec-to.

    6. Partir de exigencias morales evita dificultades ontolgicas.7. A diferencia de lo que sucede con los juicios morales, en las

    exigencias morales la pretensin planteada al actor es mani-fiesta.

    8. La discusin acadmica de la pregunta: por qu debo sermoral? ha distinguido diferentes significados de la misma.

    En realidad es unvoca.9. La pregunta no busca motivos del obrar moral.10. La pregunta no busca consideraciones de la propia utilidad

    en favor del obrar moral.11. La pregunta no busca consideraciones de utilidad general en

    favor de la existencia de la moralidad en la sociedad.12. La pregunta no busca consideraciones que muestren la impor-

    tancia de las leyes morales.13. La pregunta no se refiere a un problema moral especial. No

    ayuda la divisin entre cuestiones morales internas y externas.14. La pregunta busca una fundamentacin de la exigencia gene-

    ral del actuar moral.

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    15. Se explica la expresin fundamentar una exigencia.16. Uno se pregunta por las razones de una exigencia a fin de

    descubrir si hay razones para actuar de acuerdo con ella.17. Un contraejemplo de la explicacin de fundamentar una exi

    gencia: las exigencias extorsionantes.18. La fundamentacin de una exigencia no se distingue de lafundamentacin de un consejo.

    19. La fundamentacin de una exigencia muestra que una accines debida; la de un consejo, que ella es aconsejable.

    20. La respuesta de Baier: hay que actuar moralmente porqueexiste un inters general en una moralidad general.

    21. Crtica de la respuesta: el inters general no proporciona ninguna razn para que uno acte moralmente.

    22. Respuesta modificada de Baier: cada uno tiene las razonesms fuertes para el reconocimiento de exigencias morales que

    pueden ser razones para cada uno. Crtica de la respuesta modificada: las mejores razones que pueden ser las razones decada uno simplemente no son las mejores razones.

    23. Respuesta de Foot: el propio inters requiere un obrar moral.24. Crtica de la respuesta: valora demasiado favorablemente la

    moralidad del curso del mundo y demasiado poco los daosque puede traer consigo un obrar moral.

    25. El Sentimentalismo modifica la respuesta de Foot: el obrarmoral es necesario en aras de la felicidad de un alma virtuosa.

    26. El argumento en favor de que la pregunta: por qu debo sermoral? carece de sentido: no pueden aducirse como respuestani consideraciones morales ni extramorales.

    27. Crtica del argumento: es falso que no puedan aducirse comorespuesta consideraciones extramorales.

    28. Conclusiones de lo hasta aqu dicho: parece que las exigenciasmorales deben ser consideradas nulas ya que, no obstante serfundamentables, no estn fundamentadas.

    29. Objecin: las exigencias morales son vlidas independientemente de fundamentaciones.

    30. La pretensin excesiva en la idea de que las exigencias morales son vlidas independientemente de una fundamentacin.

    31. Aceptada la pretensin: en este caso, en lugar de una funda-mentacin, es necesaria una demostracin de la validez de lasexigencias morales. La nueva pregunta: debo ser moral?

    32. Se explica la diferencia entre fundamentacin de una exigencia y demostracin de su validez. Comn a ambas es que pro

    porcionan razones para el comportamiento correspondiente.

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    1. La educacin requiere filosofa. Aprendemos a orientarnosen el mundo y ayudamos a otros para que lo aprendan. Lo apren-demos de variada manera y ayudamos de variada manera. Pero para poder aprenderlo a fondo o para poder dar una ayuda segura,

    uno tendra que saber cmo est constituido el mundo en su tota-lidad y cmo hay que vivir en l. La filosofa es el intento de daruna informacin racional al respecto. Ella se acredita como talcuando a quien educa o es educado o se educa a s mismo, respon-de satisfactoriamente aquellas preguntas que se refieren, en gene-ral, a ste mundo y a su vida en l. En la tradicin platnica seimpuso la idea de que, a travs de la filosofa, uno aprende a mo-

    rir. 1Pero la verdadera necesidad de la filosofa no se basa en otracosa como no sea aprender de ella y a travs de ella a vivir.2 *

    2. En sociedades como la nuestra, un elemento importantede la educacin es la educacin moral. Se nos educa y educamosen acciones, convicciones, formas de vida que, de acuerdo con

    principios morales, son preferidas o destacadas. Muchos hasta con-sideran que sta es la tarea ms importante de la educacin. Perotambin quien no acepta esto y hasta quizs considere equivocadala educacin moral, ha sido de una u otra manera educado moral-mente y se ha visto confrontando con exigencias y juicios moralesque pretenden guiar su accin. En esto la moralidad se distinguede la religin: a diferencia de lo que suceda todava hace unos

    pocos siglos, hay ahora muchas personas que carecen de una edu-cacin religiosa en un sentido ms o menos relevante. Puede ser

    que alguna vez en el futuro la moralidad se encuentre en la mismasituacin pero, por ahora, llega a cada cual. En vista de su ampliay profunda eficacia, uno puede preguntarse cules son exactamentelos principios morales de acuerdo con los cuales juzgamos acercade acciones y caracteres; cmo se comportan estos principios conrespecto a otras consideraciones que guian nuestro obrar; en culesrazones se apoyan las exigencias vinculadas con principios morales.Estas y otras preguntas similares son, de acuerdo con lo dicho pre-

    1. Cfr. Fedn, 64 a.2. As Hegel en un manuscrito de la poca de Jena; citado segn

    Baum/Meist, Dnrrh Pbilosophie leben temen, pg. 45 S.

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    cedentemente, preguntas filosficas, es decir, de una filosofa mo-ral. Exigen una aclaracin acerca de qu significa la moralidad ennuestra vida.

    3. La educacin moral puede presentarse, por ejemplo,cuando se le advierte a una nio que deje el ltimo pedazo demazapn a su hermano que en ese momento no est presente, enlugar de comrselo junto con la parte que le corresponde. Prescin-diendo de los buenos o malos medios con los cuales se confiera presin a esta advertencia, el nio puede preguntar por qu no hade comerse el ltimo pedazo si justamente tiene ganas de hacerlo.A ello podra responderse de mltiple manera, pero hay tres res-

    puestas que destacan de forma caracterstica. Por lo pronto, tuhermano tendra tambin ganas de comerse un pedazo de mazapny t lo privas de este placer si te lo comes. A lo que el nio podrafcilmente responder: no me importa! Podra, adems, decirse:en el futuro, en casos similares, tu hermano no compartir las co-sas contigo y, por lo tanto, t mismo te perjudicas si no le dejasun pedazo. A lo que el nio puede responder: no tiene por qu

    saber que aqu haba algo que compartir. Por ltim o, comerse elltimo pedazo es simplemente injusto, es decir, malo y moral-mente reprochable. Pero el nio puede objetar: por qu no debohacerlo? Puede ser que sea moralmente reprochable, pero yo quie-ro saber por qu ello es una buena razn para que no lo haga.Por qu debo ser moral? En lo que sigue se trata de dar unarespuesta. 4

    4. Se puede objetar que ste no es un ejemplo sino una cons-truccin: no son los nios sino los filsofos quienes plantean tales

    preguntas. Pero, por una parte, esto no es seguro pues, a menudo,los nios formulan preguntas que, aunque expresadas de maneradiferente, en el fondo conducen a cuestiones filosficas. Por otra,uno mismo puede internamente plantearse esta misma discusin,cuando uno expresa una tal advertencia. Todo educador conoce

    posiblemente la desagradable situacin que se produce cuando unomismo aboga decididamente por una accin y luego tiene que re-conocer que tambin podra no haber actuado as. A veces se de-fiende con gran esfuerzo el baluarte falso. A travs de la enseanza

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    de la experiencia, uno puede reflexionar si en la situacin descritase debe realmente insistir para que el nio le deje a su hermanoel ltimo pedazo de mazapn. Aqu podran tomarse muchas cosasen cuenta pero especialmente importante sera la reflexin: por

    qu no ha de comerse el nio el ltimo pedazo? Y luego el dilogointerior podra seguir el curso ya descrito del dilogo exterior. Sise quiere objetar que sta sera a su vez una reflexin filosfica,ello es trivial en virtud de lo ya dicho (1, 2). Los ejemplos deldilogo interior y exterior muestran que una reflexin no deja deser natural por ser filosfica. Los ejemplos indican puntos en loscuales tal reflexin parece ser adecuada, por lo menos comprensi ble, y donde, por lo tanto, sera deseable una respuesta; puntos,a) mismo tiempo, en donde la respuesta puede tener influenciacon respecto al actuar.

    5. Podra, adems, objetarse que el partir de exigencias morales distorsiona la visin de la moralidad. La moralidad no consistira en un haz de exigencias dirigidas a quienes no desean haceralgo. Por su propia naturaleza, la moralidad puede ser entendida

    slo como aquello que las personas ya son, en una convivencia reglada a travs de instituciones, antes de toda exigencia. Lo quecontiene la moralidad es del tipo de la costumbre, no de la exigencia: son formas de vida compartidas, ejercitadas a travs delejemplo y de la imitacin. En la filosofa alemana contempornea,esta concepcin ha sido sostenida, sobre todo, por Hans-GeorgGadamer y Joachim R it te r \ quienes recurren para ello a ideas deAristteles y Hcgel. Pero esta visin de las cosas no es satisfactoria. Uno quisiera, por lo pronto, saber si es bueno y razonableaquello que son las personas en una convivencia reglada por instituciones. Naturalmente, esta pregunta ser rechazada como falsa por quien considere que ya est establecido y determinado en loscontextos objetivos de la vida humana aquello que es justo, correcto, bueno o no bueno, hacer u omitir.4 Pero en verdad, esta34

    3. Gadamer, bcr die Moglichkeit eincr philosophischen Ethik;Ricter, Moralitat und Sittlichkcit; Ritter, 'Politik' und Ethik' in der

    praktischcn Philosophic des Aristteles.4. Ritter, Moralitt und Sittlichkeit, pg. 306.

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    concepcin es, al revs, refutada por la aparicin de tales pregun-tas. Ninguna de las formas de vida en comn goza de una confian-za tal por parte de quienes participan en ella como para que pu-diera pretenderse que en estas formas de vida se encuentra ya ex-

    puesta la moralidad misma. Ninguna institucin puede evitar laduda y la crtica o superarlas definitivamente. Ya el hecho de unacrtica radical de la sociedad que no sea manifiestamente absurdaimpide identificar bsicamente la moralidad con el orden de con-vivencia dado.* Una cuestin diferente es la de saber cul es lamejor manera de lograr, mediante una educacin moral, hacer v-lidas y eficaces las exigencias morales. Ciertamente la educacinse realiza esencialmente a travs del ejemplo y de la imitacin yno en primer lugar a travs de la formulacin de exigencias. Perode este tipo de transmisin no se sigue que lo que en ella se trans-mite tenga que ser concebido nicamente como forma de vida encomn. En ltima instancia, tambin una educacin moral que,en lugar de exigir, acte sobre la base de ejemplos, se enfrentacon la misma pregunta y desafo: por qu ser moral y seguir elejemplo?

    6. El tomar como punto de partida de la discusin exigen-cias morales merece tambin preferencia frente a un partir de nor-mas y principios morales. Pues mientras que con respecto a lasexigencias morales, al igual que con respecto a normas o princi- pios se puede hablar de fundamentacin, validez, racionalidad ycosas similares, las exigencias morales no plantean ningn proble-ma onrolgico. Las exigencias morales existen en el mismo sentidoinofensivo de existen en que puede decirse que existen saludosy ofensas. Las exigencias morales son una especie de aquello quela gente dice. En cambio, no es fcil reconocer en qu sentido y

    bajo cules condiciones se puede decir que existe una norma o un principio moral.56 Con esto no se afirma que, en un caso dado, sea

    5. Para la explicacin del concepto de moralidad, Hffe se refiere jus-tamente al fenmeno de la protesta social (Sittlichkeit en Handbuch phi- lofophischer Grundbegriffe ).

    6. Esto lo testimonian las dificultades con las que tropieza el tratamien-to que hace von Wright de esta cuestin (Non and Action, VII).

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    siempre fcil ver si es una exigencia moral lo que alguien ha ex- presado. Decidir al respecto es, por lo general, tan difcil comodecidir si lo que alguien ha expresado ha sido o no una normamoral, un principio moral. Lo nico que se afirma es que una vezque se ha resueleo esta cuestin, el hablar de la existencia de exi-gencias morales ya no presenta mayores dificultades, en cambio sel hablar de la existencia de normas o de principios morales.

    7. Naturalmente esto vale para todo tipo de expresin moraly especialmente se podra, por lo tanto, partir tambin de juiciosmorales igual que de exigencias morales. Sin embargo, en reali-

    dad, hay que preferir como punco de partida las exigencias mora-les. Pues, en el caso de las exigencias morales, es manifiesta la

    pretensin que ellas formulan con respecto el obrar. En los juiciosmorales, justamente porque son juicios, no surge esta pretensin.Hay que llamar la atencin sobre ella, afirmando, por ejemplo,que con los juicios morales est lgicamente vinculada una tal pre-tensin,7 o con la afirmacin de que normalmente los juicios mo-

    rales son presentados con el propsito de formular una tal preten-sin frente al actor. Sera adecuado partir de juicios morales si lamoralidad fuera algo que las personas son en una convivencia re-glada por instituciones (5). Los juicios morales seran entoncesdescripciones de aquello que Hegel llama plsticamente las ma-sas de la substancia tica8 y las pretensiones dirigidas a un actorno estaran con ellas vinculadas o, al menos, no lo estaran esen-cialmente. Pero como tal no es el caso, como la moralidad no esconstitucin sino pretensin, es recomendable adoptar las exigen-cias morales como punto de partida.

    8. En los ltimos aos, la pregunta: por qu debo ser mo-ral? ha sido asumida por la filosofa acadmica. Pero hasta ahora,si se prescinde de unas pocas excepciones,9 la discusin se ha limi-tado al mbito de habla inglesa. En la discusin se ha intentado

    7. Har, The language o f moris , 11.8. Phdnomenologie des Geistes, pg. 302.9. Se trata de los trabajos de Rcibcnschuh, Warum moral isch sein?

    (1974) y Henrich, Die Deduktion des Sittengesetzes (1975).

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    analizar los diferentes significados que literalmente puede tener la pregunta y darle la correspondiente respuesta. Y aqu tambin sehace valer como respuesta la objecin de que si la pregunta ha designificar tal o cual cosa, entonces carece de sencido. Pero, en verdad, la pregunta no es ambigua. Por cierto que el texto de la pregunta, en contextos diferentes, puede significar cosas diferenteso ser entendido de manera diferente; pero esto vale para toda ex presin. La pregunta tiene un contexto normal y natural, es decir,el de los ejemplos presentados ms arriba, y all un sencido normal y natural. En lo que sigue, este sentido es definido ms exactamente, por lo pronto negativamente, sealando aquello que la

    pregunta no significa (9-13), y luego positivamente (14).

    9. La pregunta: por qu debo ser moral? ha sido diversamente entendida como una pregunta acerca de los motivos de laaccin.10 Pero el propio concepto de motivo es extraordinariamente poco claro, a pesar de la amplia discusin que ha habido alrespecto,11 y en la que no puedo entrar aqu. Bascar describir agrandes rasgos aquello que habitualmente entendemos como motivo. Es posible distinguir dos concepciones. Por una parte, llamamos motivo aquello que en enunciados de la forma 'l hace eso

    po r... es mencionado por la expresin que ocupa el lugar de los puntos suspensivos.1213Por otra, un motivo es, hablando aristotlicamente, el de dnde de un movimiento de una accin, sufuente de energa anmica, es decir, aquello que Kant llama plsticamente un resorte.1J Podemos aqu dejar de lado cmo se com

    portan recprocamente ambas concepciones, si son contradictorias.

    10. Nielsen, Is 'W hy should I be Moral?' an absurdiry?, pg. 27,menciona este significado de la pregunta; en Mitchel!, Warum sol ich sit-tlich sein?, pg. 122, es analizada. Singer, Generalizaran in tibies, X.3,coloca su discusin de Why should I be moral? bajo el ttulo The ques-tion of motivacin.

    11. Ver por ejemplo, Rylc, The concept o f mind, IV; Anscombe, Inten- tion, 12-14; Perers, The concept of motivaran-, Kenny, Action, emotion. and tvili, IV.

    12. Cfr. Kenny, Action, emotion, and w il, pgs. 85-87.13. Cfr. Melden, Free action, pg. 84; Kant, Krirk der praktischen Vtr-

    nunft, pgs. 127, 140 s., como as tambin Refl. 1021.

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    conciliables o hasta equivalentes; lo que impona ahora es saber sicon una de ellas es posible interpretar la pregunta: por qu deboser moral? Con respecto a la segunda concepcin parece ser claroque ello no es posible. As la pregunta rezara: por qu motivo,es decir, impulsado por cul fuerza, debo actuar moralmente?, yesto no tiene ni siquiera sentido. Pues si a lo que se quiere hacerreferencia es a fuentes de impulsos del actuar, entonces no puededecirse que se debe actuar por ste o aquel motivo. Los impulsosy las fuerzas influyen o no segn la naturaleza de cada cual e independientemente de la determinacin que podra subyacer a undeber ser o hacer. Si la pregunta en cambio reza: impulsado por

    cules fuerzas acto en realidad moralmente?, no hay duda queentonces tiene sentido, slo que sto es diferente del originariamente mentado. Pues ahora se trata de una pregunta terica acercadel mecanismo de impulso de ciertas acciones y la informacin alrespecto tiene, cuando ms, una relevancia mediata con respectoa la decisin acerca de un actuar ulterior, a diferencia de lo quesuceda con la pregunta anterior. Pero la misma reflexin vale

    tambin para la primera concepcin de motivo. Uno hace algo por celos, por venganza, por aburrimiento, por puro placer, y stos seran motivos. Pero preguntar: por qu motivo debo actuarmoralmente? en este sentido de motivo, es, una vez ms, absurdo ya que no se es libre al respecto. En cambio la pregunta: porqu motivo de este tipo acto yo en realidad cuando acto moralmente? tiene por cierto sentido (aun cuando presumiblemente noencuentre una respuesta unvoca), pero es una pregunta terica,es decir, diferente de la anterior. En este trabajo ya no se hablarms de motivos.

    10. Con la pregunta: por qu debo ser moral? tampoco se pregunta acerca de consideraciones de una utilidad a largo plazoque hagan aparecer como acorde con el propio inters el hacer lomoralmente ordenado.14 Por cierto es posible imaginar situaciones

    en las cuales la pregunta fuera as intencionada. Pero ms plausi

    14. Ver Singer, Gmeralizalion in tibia, X.3, y Henrich, Die Deduk-tion des Sittengesetzes, X.

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    ble parece ser la suposicin de que quien formula la pregunta co-noce el hecho de que estn ordenadas moralmente algunas accionesque posiblemente contradicen sus propios intereses. Si as lo sabe,entonces no formular la pregunta; no porque ella carezca de sen-

    tido sino porque es superflua. Ya sabe que no existe ninguna con-sideracin de la propia utilidad a largo plazo que, en principio, pueda fundamentar la pretensin moral. Por lo tanto , no se pre-gunta por esto; ms bien el hecho de que preguntarse por esto seaintil es lo que confiere su agudeza a la pregunta: por qu deboser moral? Quien pregunta esto puede explicarlo as: con respectoa mis intereses a largo plazo me dejo aconsejar con gusto pues scun fcilmente la gente se engaa al respecto. Pero una exigenciaque, como es sabido, en principio, no puede apoyarse en conside-raciones de mi inters a largo plazo y, cuando ms, puede coinci-dir por casualidad con l, tendra que demostrar de alguna manerasu pretensin. No busco el inters que podra tener en renunciara un inters que pertenece a mi inters global bien entendido: esclaro que aquel inters no existe.15 Pero quisiera saber en qu, sino es en mi inters, se apoya la exigencia.

    11. Como un posible sentido ha sido considerada, adems,la cuestin acerca de cules consideraciones de utilidad general ha-

    blan a favor de la existencia de la moralidad como una institucinsocial.16 Naturalm ente institucin no es aqu, la expresin co-rrecta. Lo aqu mentado, es decir, nuestro actuar y hablar enla medida en que se orientan por concepciones morales, se refierena ellas o pueden ser entendidos en relacin con ellas no mues-tran la independencia y la regularidad interna que sera de esperarde una instituc in.17 Mejor sera hablar de una prctica de la mo-

    15. Cfr. Hospcrs, W hy be moral?, pg. 746 , y Nielsen, Whyshould I be moral?, pg. 758.

    16. Ver Nielsen, W hy should I be moral?, pg. 751 , y Mirehell,

    W arum sol ich sitd ich scin?, pg. 123 s.17. Similares objeciones despierta la institucin de la promesa de laque habla Scarlc (Sfxtch acts, pg. 188 s.) y a la que suele hacerse referenciacon relacin a l. Searle tambin las conoce; ver Searle, Spteeb M is , pg. 31,en donde en lugar de instituciones se habla de instituciones.

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    ralidad difundida en nuestra sociedad. En todo caso, la preguntano era intencionada en el sentido de la utilidad general. No deca:por qu se debe ser moral i* en el sentido: por qu es bueno queentre nosotros se praccique la moralidad?, sino: por qu debo seryo moral? Quien despus del tratamiento de aquella pregunta considerara que esta ltima no ha sido respondida no revelara conello su incomprensin de lo ya dicho. Son dos preguntas. Esto noexcluye el intento de hacer que la respuesta a la primera preguntasirva de fundamento a la segunda, es decir, responder la pregunta:por qu debo ser moral? con la ayuda de una consideracin de lautilidad general de la moralidad. Pero se necesita aqu un argu

    mento adicional; la referencia a la utilidad general de la moralidadno es una respuesta suficiente a la pregunta: por qu debo sermoral? No es evidente sin ms que uno deba ser moral porque la

    prctica general de la moralidad beneficie a todos.18

    12. La pregunta: por qu debo ser moral es interpretada por Henrich como la pregunta acerca de la importancia de la leyes

    morales.19 Qu se quiere decir aqu con importancia puedeaclararse muy bien con la respuesta que, siguiendo a Kant, daHenrich a esta pregunta:

    La aceptacin de las leyes morales es importante para m porqueslo a travs de ellas puede reunir las implicaciones de mi orientacin vital natural, que est originariamente constituida por ideasirrefutables de la razn, con la igualmente irrefutable certeza de

    deber ligar mi accin a principios de la razn, en un pensamientounitario de m mismo, mi posicin en dos mundos, y de los orgenes y la determinacin de mi conocimiento.

    Parece plausible identificar esta necesidad de una forma devida integrada como un caso del inters en el propio bienestar y, por lo tanto, la pregunta acerca de la importancia de las leyes morales como un caso especial de la pregunta acerca de la utilidaddel comportamiento moral (10). Pero Henrich rechaza esta inter

    18. Un argumento tal ha sido presentado por Baier (Tbe moral point of vieu, VII.3). Ver al respecto infra 20-22.

    19. Henrich, Die Deduktion des Sictengesetzes, X.

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    precacin. Por otra parte, la pregunta acerca de la importancia delas leyes morales debe ser estrictamente distinguida de la pregunta acerca de su validez. Aqu no es necesario analizar si enestas condiciones puede lograrse un concepto aceptable de la pregunta acerca de la importancia. Pues parece claro que normalmente, por ejemplo, en la situacin descrita (3), la pregunta: por qudebo ser moral?, no debera ser entendida como pregunta acercade la importancia sino justamente como pregunta acerca de la validez de las leyes morales. Una respuesta insatisfactoria as es

    pensada la pregunta deja a quien la formula en libertad no solamente para tomar a la ligera las leyes morales reconocidas como

    vlidas sino tambin para considerarlas como nulas.

    13. Para la pregunta: por qu debo ser moral?, no tieneimportancia cul sea la exigencia moral especial que se plantearaal interlocutor y que provocara la discusin. Lo que se preguntano es: por qu debo hacer esto aqu? sino: por qu debo haceralgo que me es exigido moralmente?20 Es plausible recurrir a ladistincin de Carnap21 y contraponer esta pregunta como una pre

    gunta externa frente a otras que seran preguntas internas.22 Pero, por una parte, se olvida aqu fcilmente, que las llamadas preguntas externas se vinculan naturalmente a la consideracin de las llamadas preguntas internas (3, 4). Por otra, la formulacin de Carnap no deja en claro de dnde se obtiene en cada caso el conocimiento del marco (franmvork) con referencia al cual las preguntasse dividen en internas y externas. Si lo establecemos nosocros mismos, entonces la distincin se vuelve tautolgica: externas son las

    preguntas que hemos decidido calificar como tales. Si est dadode antemano, habra entonces que decir cmo y dnde puede serdescubierto. Por lo tanto, es aconsejable renunciar a un status es pecial de la pregunta: por qu debo ser moral? Si se encuentra ono en otro nivel que las preguntas acerca de determinadas exigencias morales es una cuestin diferente, que aqu no ser analizada.

    20. Cfr. Singer, Gentralization in ethics , X.3, y H8Tc, Kanes katego-rischtr Imperativ, pg. 97 s.

    21. Carnap, Empircism, semantics, and oncology.22. Cfr. Beck, Das Faktum der Vernunft , pgs. 271 s. y 276 s.

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    14. No obstante la impresin que provoca esta serie de variantes'de significado (9-13), la formulacin: por qu debo sermoral? ofrece poco espacio para malentendidos. Volvamos al ejem

    plo (3): se formul una exigencia y al ser cuestionada se la fundament indicando que se trataba de una exigencia moral. Pero estaindicacin sirve como fundamento slo bajo el presupuesto de otraexigencia, es decir, la exigencia general de actuar moralmente.Pues si la primera exigencia fuera incluida con esta indicacin enuna clase cualquiera de exigencias, por ejemplo, las molestas olas tpicamente formuladas por los padres, no existira funda-mentacin alguna. Debe ser incluida en una clase para la cual yaest dada en la base una exigencia general. Pero la exigencia general que subyace, es decir, actuar moralmente o ser moral, es ahoracuestionada con respecto a los fundamentos en los que se apoya.Oigo que debo ser moral, por qu, en verdad? Y as, la preguntareza ahora: por qu debo ser moral?

    15. Se pregunta por las razones para la exigencia general de

    actuar moralmente. Se pregunta por la fundamentacin de las exigencias morales en tanto tales. Pero esta explicacin de la pregunta: por qu debo ser moral? puede, a su vez, parecer necesitadade explicacin. Por una parte, alguien podra pedir una aclaracindel concepto razn para todos los casos, sea que se hable derazones de enunciados, de exigencias o de algn otro tipo. Nointento dar una tal explicacin sino que presupongo que el discur

    so de las razones en general es lo suficientemente claro. Por otra parece, alguien podra sentirse especialmente sorprendido de quise hable de fundamentar una exigencia. Se sabe qu significa fundamentar un enunciado pero no qu significa fundamentar unaexigencia. Significa presentar consideraciones que muestran que laaccin exigida es recomendable. Significa mostrar qu es lo buenoen la accin exigida, qu es lo que la recomienda. La pregunta:por qu debo ser moral? dice pues tanto como qu es lo buenoen la accin moral? Se podra objetar que la investigacin se mueve de esta manera en crculo: no se gana mucho si las exigenciasmorales son fundamentadas a su vez con juicios morales, es decir,con juicios segn los cuales un determinado tipo de acciones es bueno o recomendable. Pero, en verdad, stos no son juicios mo

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    rales; bueno y recomendable no quieren decir aqu algo ascomo bueno desde el punto de vista moral y recomendable porrazones morales. Naturalmente, los predicados no significantampoco que las correspondientes acciones sean de utilidad paralos destinatarios de estos juicios y que sean recomendables para laobtencin de otros propsitos. Si as fuera, entonces la bsquedade una fundamentacin de las exigencias morales habra establecido sin razn alguna que hay que reconocer como tal fundamentacin slo la reduccin de las exigencias morales a consideracionesde utilidad. Pero, esta manera, no se establece qu quiere decirque las acciones moralmente exigidas son buenas. Bueno no

    significa moralmente bueno o estticamente bueno o til,etc. Sino que bueno significa siempre, dicho simplificadamen-te, que algo debe ser preferido, cualesquiera que sean las razones para ello. Quien pregunta qu es lo bueno en las acciones moral-mente exigidas, deja abierta la cuestin de saber desde qu respecto o en virtud de cules razones estas acciones han de resultar buenas. No pide un determinado tipo de razones, slo pide escucharrazones cualesquiera que recomienden las acciones morales. Habrde mostrarse de qu tipo son estas razones.

    16. La fundamentacin de una exigencia muestra qu es lo bueno en la accin exigida. Esto permite comprender por qu alguien puede buscar las razones de una exigencia. La exigencia planteada, est fundamentada o no, sigue siendo una exigencia y puede ser superfiuo, es decir, parecer que no tiene ninguna conse

    cuencia, el buscar una fundamentacin para ella. Pero para quiense dirige la exigencia no es lo mismo que se le proporcione o nouna fundamentacin. l tiene que decidir si la obedece o no yaqu tiene importancia la fundamentacin de una exigencia. Lasrazones de una exigencia son, al mismo tiempo, razones para elcorrespondiente obrar. Pues una consideracin que muestre queuna accin es recomendable, es una razn para obrar as.

    17. En contra de la explicacin propuesta de fundamentaruna exigencia puede recurrirse al ejemplo de las exigencias extorsionantes. Alguien exige de otro una determinada accin y parael caso de su omisin le presenta la perspectiva de grandes daos,

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    y de grandes ventajas para el caso de su realizacin. As parece proporcionar una consideracin que muestra que es recomendablecumplir con la exigencia. Sin embargo, no diremos que de estamanera ha fundamentado su exigencia. Pero esto se debe al hechode que la accin exigida no es recomendable, como no sea en vir-tud del dao o la ventaja anunciados. Como esta condicin se en-cuentra en sus manos, hace que esta accin se vuelva recomenda- ble en lugar de mostrar que ya lo es antes de su intervencin. Porello, su anuncio de ventajas y daos no cuenta en el sentido aquintencionado como la presentacin de una consideracin quemuestre que la accin exigida es recomendable. Sin embargo, no

    es necesario incluir en la explicacin de fundamentar una exigen-cia una clausula al respecto porque el caso es irrelevante para lafundamentacin de exigencias morales. El hecho de que la cir-cunstancia mencionada es la responsable de que bajo tales condi-ciones no hablemos de fundamentacin de una exigencia, se com- prueba si modificamos la situacin. Puede resultar que quien exi-ge la accin no sea el que provoca los daos o ventajas anunciadossino que ellos, sin su intervencin, resultan de la omisin o larealizacin de la accin por necesidad natural. En tal caso califica-mos perfectamente a la referencia a los daos o ventajas inminen-tes como una fundamentacin de la exigencia formulada.

    18. De acuerdo con lo dicho, la fundamentacin de una exi-gencia no se diferencia de la fundamentacin de un consejo. Tam- bin se puede fundamentar un consejo mostrando por qu la ac-cin es recomendable. En realidad, con un consejo y con una exi-gencia se dice lo mismo, es decir, que alguien debe hacer algo.Sin embargo, se lo dice de manera diferente, segn la relacinque se tenga con quien se habla. Pero, por esta diferencia, el con-sejo y la exigencia no requieren ser fundamentados de manera di-ferente.

    19. Qu significa fundamentr una exigencia o un consejo puede expresarse en una frmula, con la ayuda de la ambigedadcoincidente de las palabras exigido y aconsejado. Una accines exigida, es decir, se formula una exigencia, y se la fundamentamostrando que la accin es exigida, es decir, es recomendable. E

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    igualmente, cuando se aconseja una accin se fundamenta el con-sejo mostrando que es aconsejable obrar as.

    20. De las respuestas que han sido presentadas en la discu-

    sin (8) con respecto a la pregunta: por qu debo ser moral?, lade Kurt Baier es la ms plausible y es la que ms atencin hadespertado, aunque ms no sea como objeto de crtica.23 Baier si-gue la idea de Hobbes y concluye: si todos o la mayora obransiempre o por lo general moralmente, todos viven mejor que si, por lo general, no se obra moralmente. Por ello, responde al inte-rs de cada uno el que se obra siempre o la mayora de las vecesmoralmente. As pues, responde tambin a tu propio inters as podra dirigirse el argumento al interlocutor y sta es la razn por la cual debes ser moral.24*

    21. ste es el argumento de la utilidad de la moralidad ge-neral. Fracasa en el punto ya indicado (11): no se comprende porqu alguien por esta razn deba ser moral. Puede admitirse, porel momento, que responde al inters de cada uno que en general

    se obre moralmente. Pero de aqu no se infiere que responde alinters de cada uno el obrar a su vez moralmence. Pues puedesuceder, y a menudo tal es el caso, que alguien prefiera la situa-cin en la que todos, menos l mismo, obran moralmente.23 El propio inters no proporciona pues ninguna razn para obrar mo-ralmente.26 Pero el inters que los dems tienen en una situacinde moralidad general, es decir, tambin en mi actuacin moral,me proporciona una razn para hacer lo deseado slo si ya he he-cho ma una regla segn la cual debo satisfacer sus intereses, tam- bin a costa de los mos propios. Pero una regla tal puede seraceptada slo por razones morales. Y justamente la cuestin erasaber si stas son razones concluyentes. Por lo tanto, la referencia

    23. Con todo, D R. Fischer, Why should 1 be just? ha retomadorecientemente la respuesta de Baier.

    24. Baier, The moral poiat o f vieu-, pg. 314.23. El ejemplo clsico al respecto lo proporciona la historia de Gigrs

    que Platn narra a Glaucn en el segundo libro de La repblica.26. Baier, The moral poiat of view, pg. 314.

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    al inters general en la moralidad general no proporciona respuestaalguna..27 Otro asunto es utilizar la idea de Hobbes para la justificacin de un orden jurdico que se impone con medios coactivos.Aqu no es necesario decidir acerca de la solidez de un argumento

    tal. Puede justamente apoyarse en aquella circunstancia que hacefracasar la versin filosfico-moral de esta idea. La permanentediscrepancia entre el inters general y el individual hace aconseja ble no confiar la seguridad de un orden de convivencia que res ponde al inters general al mero obrar individual, sino al poder pblico. Sea como sea, manifiestamente un argumento tal en favorde la existencia de un orden jurdico dotado de competencia coac

    tiva no proporciona razones para reconocer una regla correspondiente como obligatoria para el propio comportamiento. Pues alguien puede, por una parte, pronunciarse en favor de que se im ponga una determinada regulacin de la convivencia con la ayudadel poder pblico, y, por otra, considerar que esta regulacin noes obligatoria para l mismo e introducir, en aras de su propiointers, tantas excepciones como sea posible.

    22. En un nuevo trabajo, Baier ha modificado su respuesta.Admite que el inters que cada uno tiene en una moralidad general no proporciona n inguna razn suficiente para obrar uno mismode acuerdo con principios morales. Tienen, adems, que cumplirse otras dos condiciones. Por una parte, en la sociedad tendraque reconocerse, en general, que en la determinacin del obrar lasexigencias morales son, en ltima instancia, las decisivas. Por

    otra, tendran que ser exigencias justas y lo seran si sirven deigual manera al mayor bien de cada uno, comparado con todos losdems rdenes posibles. Cuando estas condiciones estn satisfechas, cada uno tendra las ms fuertes de aquellas razones para elreconocimiento de las exigencias morales, que pueden ser razonesde cada uno. Cada uno tendra pues razones que son adecuadas para la aceptacin de exigencias morales.28 Pero tampoco aqu se

    27. Similar la crit ica en la recensin de Monro del libro de Baier; adems, en Hospers, Why be moral?, pg. 743; Nielsen, pgs. 754, 757;Gauthier, Practical rtatoning , pg. 107, y Frankena, E thia, pg. 97.

    28. Baier, Moral reasons and reasons to be moral, pg. 14.

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    infiere ia conclusin, aun cuando se acepten las premisas. Las exi-gencias morales justas pueden proporcionar a cada uno las mejoresrazones para su aceptacin entre aqullas que comparte con los de-ms. Pero esto no significa que posea sin ms las mejores razones

    para su aceptacin. Tambin aqu preferir la situacin en la cualtodos menos l mismo reconocen las exigencias morales justas. Porel contrario, insistir en que aqu no hay que recurrir a este tipode razones privadas sino slo a aqullas que se pueden compartircon todos significa invocar una exigencia moral que primeramentehabra que justificar.

    23. La segunda respuesta ha sido presentada con la mayorclaridad por Philippa Foot en su artculo Moral beliefs de1958 .29 Por cierto que all no trata la pregunta: por qu deboser moral? sino slo: por qu debo ser justo? Pero esto no signi-fica ninguna limitacin. Pues, si es posible dar una respuesta sa-tisfactoria al caso especial de la justicia siguiendo los principiosde Foot, no cuesta avanzar hacia la correspondiente tesis acerca dela moralidad en general. Foot rechaza la oposicin bsica entre el

    propio inters y la moralidad, tal como se ha supuesto aqu (10).Siguiendo ideas de Platn y Aristteles, sostiene que el comporta-miento justo, a la larga, responde al propio inters y slo por elloest moralmente exigido. Quien desea una situacin en la que to-dos menos l actan moralmenre (21) se engaa a s mismo acercade su propio inters. Slo el justo es feliz. Foot fundamenta estatesis con las incomodidades, esfuerzos y prdidas que el obrar in-

    justo acarrea tambin a quien, por ejemplo, sabe evitar la penaamenazada. Si se toman en cuenta todos los costos de vigilancia,de la falta de confianza de los congneres, del endurecimiento an-mico, etc., el balance de la vida injusta resulta negativo.

    24. En contra de esto podra objetarse, por lo pronto, queel clculo de costos evala la moralidad del curso del mundo de-

    29. En la misma lnea que Foot se mueven Wertheim , Morality andadvantage, y Reibenschuh, Warum moralisch sein?. Pero mientras aqulse limita a la consideracin de algunos conceptos morales tales como envi-dia y orgullo, ste ltimo realiza un programa no muy claro guiado porla idea de la automatizacin.

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    masiado favorablemente. Lo que cuesta esfuerzo en nuestro mundoes ser justo, no ser injusto.30 Por cierto que a veces hay que estaralerta para no ser afectado por acciones que son castigadas o dealguna otra manera eficazmente desaprobadas. Pero, por lo general, basta la simulacin practicada durante largo tiempo y queno cuesta mucho ejercer para no hablar de la masa de la injusticia cotidiana y disimulada. Por otra parte, Foot subestima ciertamente las exigencias de la moralidad. Es verdad que a veces laaccin justa, que resulta difcil en el momento, a la larga es conveniente. Pero tambin a veces tal no es el caso, cualquiera quesea lo que uno espere. A veces perjudica ser justo.31 Pero tambin

    en estos casos estara moralmente exigido serlo. Por lo tanto, lasexigencias morales no pueden fundamentarse en consideracionesde la propia utilidad.32 Foot admite que a veces la injusticia puedellevarlo a uno ms lejos y trae el ejemplo de quien prefiere sufrirla muerte a ser injusto. Pero este caso refuta su tesis. Si la justiciaconduce a la perdicin y al mismo tiempo se tiene una buena razn para actuar justamente, como dice Foot,33 entonces es falsoque las buenas razones recomiendan acciones que solamente res ponden al inters o al deseo de la persona en cuestin. Una crticade las exigencias morales habituales pude por cierto negarles la pretensin de sobrepasar toda utilidad. Pero la justificacin de lasmismas con razones del propio inters queda excluida. Por lo dems, la misma Foot rectific ms tarde su posicin en este punco(171, 172).34

    25. La afirmacin de que la justicia sirve ptimamente los propios intereses podra ser defendida por otra va que, desde luego, ya no responde a la intencin de Foot. Podra decirse que el

    30. De manera similar Foot en su nuevo trabajo Viruta and vica, pgs.8 - 10 .

    31. Hospers, W hy be moral?, pgs. 730-737, ha expuesto esto de

    calladamente.32. As tambin D .Z. Phillipps en su crtica a Foot, Does it pay to be good?.

    33. Moral belicfs, pg. 129-34. Morality as a System o hypothccical imperatives, pg. 160. Cfr.

    tambin la introduccin a Viruta and vita, pg. XIII.

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    bienestar y el dolor que el justo experimenta en el mundo sonirrelevantes en comparacin con el aumento de felicidad que resulta de la organizacin armoniosa de su vida interior gracias a suvirtud. Esta conviccin guiaba al Sentimentalismo ingls que, de

    esta manera, adhera a la tica estoica. Aqu no ser consideradaesta idea; no porque sea falsa en todos los casos, sino porque paradiscutirla sera necesario tener un concepto detallado de qu quiere decirse con la felicidad de un alma bien ordenada frente a lacual desaparecen las llamadas felicidad y desgracia. Una explicacin de este concepto sera objeto de una investigacin independiente.

    26. De las posibles respuestas directas a la pregunta; porqu debo ser moral?, que por lo tanto mencionan las razones parael obrar moral, existen slo estas dos de Baier y de Foot que, asu vez, se orientan hacia las propuestas clsicas de la filosofa moral moderna y antigua. Frente a ellas se ha hecho valer, de diversomodo, el siguiente argumento que pretende rechazar la preguntamisma por carecer de sentido.J5 Las razones buscadas de las exi

    gencias morales son ellas mismas o bien razones morales o bienextra-morales. Una justificacin con la ayuda de razones moralesno interesa pues la pregunta se dirige justamente a su justificacin. Pero las exigencias morales tampoco pueden ser justificadascon la ayuda de razones extra-morales. Pues, en tanto morales, lasexigencias pretenden ser la instancia suprema para la determinacin del obrar. Pero si su derecho se basa en consideraciones extra-morales, por ejemplo, las del propio inters, su pretensin slovale en la medida en que las apoyen estas consideraciones extramorales. Por lo tanto, en ltima instancia, para la determinacindel obrar, no son las razones morales sino las extra-morales lasdecisivas. Es decir, que las exigencias morales tampoco son fundamentadas por consideraciones extra-morales. Por lo tanto, quedaexcluida una justificacin de las mismas y la pregunta acerca deella carece de sentido. 35

    35. Sigo aq u en lo esencial la versin de Brock del argum ento en The justificacin of morality. Hospers, W hy be moral?, pg. 745 s., formulauna reflexin similar.

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    27. La expresin son decisivas en ltim a instancia indicaaquella propiedad de las exigencias o razones morales que en ladiscusin en el mbito de habla inglesa es calificada con los predicados overriding o final. Con esto se quiere decir lo siguiente: cuando se le presentan a un actor dos razones para las accioneso exigencias y no pueden ser seguidas ambas a la vez, y una deellas es moral, entonces sta conserva la pretensin de determinarla accin y la otra la pierde. De acuerdo con el modelo del uso jurdico del lenguaje,3637podra decirse que las exigencias moralestienen prioridad frente a cualquier otra pretensin dirigida alobrar. Ahora, este criterio de son decisivas en ltima instancia

    establece la solucin slo para conflictos entre exigencias moralesy otras que no lo son. Slo entre pretensiones que entran en conflicto puede decirse que una tiene prioridad sobre la otra. As pues, el que la justificacin de las exigencias morales a travs derazones extra-morales les prive de la fuerza decisoria, como suponeel argumento, presupone que estas razones extra-morales a vecesentran en conflicto con las exigencias morales.57 Pues con respectoa exigencias morales que nunca entran en conflicto con razonesextra-morales valdra lo siguiente: cada vez que entran en conflicto con razones extra-morales, conservan la prioridad. Pero, si selogra la justificacin de las exigencias morales a travs de razonesextra-morales, esto excluye al mismo tiempo el conflicto entreellas. Quien fundamenta una exigencia, menciona razones para seguirla hasta donde rija (16). Razones que bajo ciertas condicionessugieren no seguir la exigencia no son razones en las cuales pueda

    apoyarse esta exigencia. As, por ejemplo, fundamentar la moralidad en el porpio inters incluye la demostracin de que ambos,en contra de lo que podra parecer, no pueden entrar en conflicto.

    36. Por ejemplo, el artculo 31 de la Ley Fundamental de la RepblicaFederal de Alemania: El derecho federal tiene prioridad sobre el derecho de

    los Estados federados (Lander).37. Brock se atiene a esto expresamente (The justificacin of moral i-ty, pg. 73) y como ejemplo de aquellas razones con las cuales podra intentarse una justificacin de las exigencias morales, elige razones del propio inters, en las cuales parece plausible la posibilidad de un conflicto con lasexigencias morales.

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    Si puede haber oposicin entre ambos, se derrumba la supuestafundamentacin de la moralidad (21). Por lo tanto, es falso quela fundamentacin de las exigencias morales a travs de razonesextra-morales las prive de la pretensin de ser decisivas en ltima

    instancia para la determinacin del obrar. En este caso no seraninguna fundamentacin de las mismas.58 Posiblemente una confusin es la culpable del error. Por una parte, a menudo indicamos

    para una misma accin razones morales al lado de otras que no loson. Decimos entonces, en una forma que puede inducir a error,que las razones morales son apoyadas por otras, lo que slo significa, que apuntan en la misma direccin. Esto deja abierta la cuestin de que bajo otras circunstancias, algunas de estas razones

    puedan apoyar formas opuestas de comportamiento. Pero, por otra parte, a veces uno de estos tipos de razones es justificado por elotro, es decir, se remite aqul a este ltimo. .En este caso, aquellasrazones no pueden ya entrar en conflicto con stas. Hay pues quedistinguir entre las razones sostenidas paralelamente y las que sonesgrimidas sucesivamente; aqu estamos frente a este segundocaso.

    28. Ninguna de las respuestas a la pregunta: por qu deboser moral? ha convencido con su argumento. Las exigencias morales no han sido fundamentadas, pero la pregunta por una justificacin no ha podido ser demostrada como falsa. Parece pues quelas exigencias morales permiten una fundamentacin pero no laencuentran. Pero, normalmente, son rechazadas como nulas aquellas pretensiones que, aunque fundamentales, no estn fundamentadas. La consecuencia con respecto a las exigencias morales

    parece ser pues: por no estar fundamentadas, tienen que ser con-.sideradas como invlidas.

    29. Pero justamente en el caso de las exigencias morales sediscute la conclusin de no fundamentadas a invlidas. Aun'cuando as procedamos con respecto a las exigencias en general, 38

    38. Esta crt ica se parece a la que en el mbito de la filosofa tericaha dirigido Schaper (Arguing transccndentally) en contra de Korner (Theimpossibility of transcendental deductions).

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    con respecto a las exigencias morales se dice que ellas se encuentran por encima de las fundamentac iones, es decir, que son vlidasindependientemente del hecho de que se les otorgue una funda-mentacin. En varios autores puede percibirse esta conviccin.59

    Si se quiere, ellos dan tambin una respuesta a la pregunta: porqu debo ser moral? Pero slo una que es tautolgica: porque elloes correcto.3940 Sin embargo, consideran que, de esta manera, norenuncian a la validez de las exigencias morales sino que la refuerzan. A veces, esta conviccin parece hasta ser un elemento constitutivo de la actitud moral y la pregunta acerca de las razones delas exigencias morales se presenta como algo moralmente sospe

    choso.41 Aunque esta exageracin no sea tomada en cuenta, entodo caso sera apresurado abandonar las exigencias morales porque no puedan ser fundamentadas, mientras no se haya considerado la tesis de que son vlidas independientemente de las funda-mentaciones.

    30. Sin embargo, la idea de una validez de las exigenciasmorales independiente de su fundamentacin contiene una pretensin excesiva. El nio del ejemplo del mazapn preguntaba porqu deba obedecer la exigencia moral de dejar un pedazo para suhermano (3). Ahora se le responde que no hay ninguna respuestay no se le muestra por qu es recomendable obedecer las exigencias morales (15); pero tambin se le dice que puede ser verdadque deben obecerse las exigencias morales. Pues esto significa eldiscurso de la validez de una exigencia: que con respecto a quien

    va dirigida puede decirse correctamente que debe obedecer; es decir, que dirige una pretensin justificada a su comportamiento.Aqu la palabra validez es utilizada en un sentido diferente al

    39. Ver Toulmin. The pate of rtason in tibies, 11.9; Singcr, Centraliza- tion in tibies, X .3; Hospcrs, W hy be moral?, pgs. 743-745. Cfr. cambien

    Hegel, Phdmmenologit des Geisies, pg. 311 s.40. Estas frmulas tautolgicas aparecen en todos los pasajes indicadosen la nota anterior. Cfr. tambin Nielsen, Why should 1 be moral?, pg.752.

    41. Cfr. Hospers, Why be moral?, pg. 745; tambin Hegel, Pha- mmenologie des Gtistes, pg. .311.

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    habitual, segn el cual en un determinado crculo de personas sonvlidas aquellas regulaciones que estn en vigencia, es decir,que con bastante seguridad son obedecidas y, en caso de desobediencia, con bascante seguridad, se impondr una pena; ste es un

    sentido de validez del que no se har uso aqu y en lo que sigue. Pero si, en el sencido de validez indicado ms arriba, se libera a la validez de las exigencias morales de una fundamentacinde las mismas, enconces esto es excesivo por la siguiente razn.Quien obedece una exigencia moral cuya fundamentacin conocehace algo que debe hacer pero tambin sabe por qu es bueno queas lo haga. Pero, quien obedece una exigencia moral vlida cuyafundamentacin no conoce hace, por cierto, algo que debe perono sabe en qu consiste lo bueno de obrar as, como no sea justa-menta que la accin cumple con una exigencia justificada. Encierto modo acta ciegamente. Pues sabe qu es lo que se le exigeque haga, pero no conoce ninguna fundamentacin para que ellole sea exigido. Sin embargo, tiene buenas razones para su obrar.Pues cuando alguien sabe que es vlida una exigencia moral quele afecta, tiene una buena razn para obedecerla. Pero quien no

    slo lo sabe sino que tambin sabe por qu debe hacer algo, tieneotro tipo de buenas razones para actuar as. Lo excesivo de la pretensin reside en que a veces se da por satisfecha con razones del

    primer tipo. 31

    31. Lo excesivo de la pretensin puede ser enfrentado de diversa manera. Por una parte, puede rechazrsela como en verdadexcesiva. Slo habra buenas razones para obrar del segundo tipo,es decir, aqulllas en las que uno sabe qu es lo bueno en la correspondiente accin. Por s sola no sera nunca una buena razn

    para una accin el que satisfaga una exigencia moral vlida. Puesesta concepcin de una validez de las exigencias morales independiente de la fundamentacin es totalmente vaca; no es posibleformarse ningn concepto de un deber ser que est dado as directamente. Quien as piensa sin duda hace depender la decisin

    acerca de la validez de las exigencias morales de una respuesta ala pregunta: por qu debo ser moral? Como no se ha podido encontrar ninguna respuesta satisfactoria, considerar que las exigencias morales son nulas. Por otra parte, se puede negar que se trata

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    de una pretensin excesiva. La idea de que alguien debe simplemente hacer algo sin que sepa por qu debe hacerlo no ofrece ninguna dificultad. Puede perfectamente haber un deber directo, queuna accin est simplemente requerida. Para quien as piensa la

    respuesta a la pregunta: por qu debo ser moral? es elevantecon respecco a la decisin sobre la validez de las exigencias morales. Ahora bien, no es claro cul de ambas partes tiene razn y eshasta difcil saber qu argumentos pueden hacerse valer en la discusin. Ante esta situacin parece recomendable dejar la cuestinabierta y partir de aquella suposicin que excluye menos, es decir,de la aceptacin de la segunda posicin, segn la cual las exigen

    cias morales pueden ser vlidas independientemente de las funda-mentaciones y con la respuesta insatisfactoria a la pregunta: porqu debo ser moral? no se ha decidido ya en contra de su validez.Pues, viceversa, tampoco con esta suposicin se ha decidido positivamente acerca de su validez. Es decir, aun cuando en el sentidoexpresado de fundamentar una exigencia (15) no exista ningunafundamentacin de las exigencias morales y, no obstante ello, stas puedan ser vlidas (29), todava hay que demostrar con razonesque ellas son realmente vlidas. Bajo esta suposicin, la pregunta:por qu debo ser moral? es dejada de lado por elevante pero,en su lugar, aparece la pregunta: debo ser moral?, que significatanto como: son vlidas las exigencias morales? Esta es una pregunta diferente. Antes se peda una fundamentacin de las exigencias morales; ahora se piden razones para la tesis segn la cuallas exigencias morales son vlidas. Como se ha mostrado, se trata

    de razones de diferente tipo. Quien conoce la fundamentacin deuna exigencia sabe por qu debe obedecerla; quien conoce las razones de la aseveracin de su validez, sabe slo que debe obedecerla (30). Lo siguiente analiza las razones que han sido presentadasen torno de la tesis segn la cual las exigencias morales son vlidas.

    32. La diferencia entre la fundamentacin de una exigenciay la demostracin de su validez puede ser aclarada con un ejem plo. Los propietarios de vehculos estn obligados a someter a susautomotores a una revisin peridica de su seguridad. Ahora bien,alguien podra preguntar: por qu debo realizar esta inspeccin

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    cada dos aos? La regulacin ser justificada sealando que ellagarantiza un cierto grado de seguridad en los vehculos que participan en el trnsito y que, con ello, se reducen los peligros parael cuerpo y la vida. Pero puede tambin pedirse una prueba de la

    validez de esta disposicin: tengo que hacer la inspeccin cadados aos? Como respuesta se har referencia entonces a las disposiciones que regulan el trnsito de vehculos. Este ejemplo noquiere decir que la validez de las exigencias morales haya de serentendida de la misma manera que la exigencia de someter a losautomviles a inspeccin cada dos aos. Quiere tan slo decir quela diferencia entre las preguntas por qu una exigencia moral esvlida y si lo es, debe ser entendida como la diferencia entre las

    preguntas por qu debo hacer inspeccionar el automvil y si tengoque hacerlo. En el mismo sentido, Joseph Raz distingue entre la justificacin de una orden dependiente o independientemente desu contenido. Aquella mostrara que es deseable que la accin serealice; a esta ltima lo que le importa es si la orden ha sido dada

    por una instancia competente y si es vlida.-12 Sin embargo, loque es comn a la fundamentacin de una exigencia y a la prueba

    de su validez es que ambas proporcionan razones para un comportamiento que responda a la exigencia. Quien comprende por qudebe hacer algo conoce las razones para hacerlo (16); pero igualmente tambin quien comprende que debe hacerlo. Por ello, se

    busca la prueba de la validez de una exigencia por la misma raznque se busca una fundamentacin de la exigencia: para conocer lasrazones que hablan a favor de su obediencia. 42

    42. Raz Voluntary obligations and normative powtrs, pg. 95, Cfr.Tambin Kahlnann, Zur logischen Struktur tranzendcnral-pragmatischer Norm enbegrndung, pg. 17 s.

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    II. DEBO SER MORAL?

    33. Los argumentos analizados en este captulo intentan inferirla aceptacin de las exigencias morales a partir de propiedadeso realizaciones esenciales del hombre.

    34. Se trata de argumentos, en parte, a partir de la racionalidaddel hombre y, en parte, a partir de su sociabilidad.

    35. El argumento de Gewirth: quien por razones de la considera-cin de su propio inters acepta un juicio acerca de qu es lo

    mejor que hay que hacer, est lgicamente obligado a aceptarun juicio moral.

    36. Crtica del argumento: la conclusin de Gewirth en el senti-do de la aceptacin de un juicio universal acerca de qu es lomejor que hay que hacer, es invlida.

    37. Una versin mejorada del argumento y nueva crtica.38. Nuevo argumento de Gewirth: la accin que persigue un fin

    incluye el reconocimiento del derecho de cada cual a la liber-

    tad y el bienestar.39. Crtica del argumento: quien considera que algo es un bien

    no por ello se confiere un derecho al respecto; y quien consi-dera algo como un bien, no considera por ello como un bienaquello que es para aqul una condicin necesaria.

    40 . Los argumentos transcendentales infieren, en versiones de d i-ferente fuerza, de la comunicacin racional, la aceptacin ya

    presupuesta de exigencias morales.

    41 . Crtica de los argumentos transcendentales: no se ha demos-trado la sostenida relacin de presupuesto.

    42 . El argum ento de Norman: las exigencias morales son vlidas porque pertenecen al nico marco conceptual dentro del cual puede ser entendido el obrar en una sociedad.

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    43. Crtica del argumento: el hecho de que las acciones puedanser entendidas slo con la ayuda de conceptos morales no de-muestra la validez de las correspondientes exigencias.

    44. La idea de Nagel: la concepcin de uno mismo como una per-

    sona entre otras hace que el altruismo sea una exigencia dela racionalidad.

    45. El argumento de Nagel: quien se considere a s mismo comouna persona entre otras tiene, en los casos dados, que recono-cer juicios prcticos universales, en cierto modo como razones para el obrar.

    46. Crtica del argumento: a la concepcin de uno mismo comouna persona entre otras pertenece slo el que uno considere

    que tienen sentido los juicios prcticos traspasados del propiocaso a otros casos, no el que se los considere vlidos. Adems,el argumento de Nagel no permite ninguna consecuencia mo-ral substancial.

    33. Los argumentos en favor de la validez de las exigenciasmorales que se investigan en el presente captulo son todos, encierto sentido, argumentos ad hominem. Lo que pretenden de-mostrar no es, en realidad, la tesis de que las exigencias moralesson vlidas. Intentan ms bien mostrar que ciertas propiedades yrealizaciones esenciales del hombre le hacen inevitable considerara las exigencias morales como vlidas; aceptar o reconocerlas,como habr de decirse tambin en lo que sigue. Si alguien preten-de no considerar como vlidas las exigencias morales y, al mismotiempo, hace valer su derecho con respecto a aquellas propiedades

    y realizaciones que definen una vida humana, entonces se equivocao no habla honestamente o no sabe lo que dice. Pero esta diferen-cia en los objetivos de la demostracin puede realmente ser dejadade lado. Para quien comprende que, de acuerdo con ciertas deter-minaciones bsicas de su vida, no puede hacer otra cosa que reco-nocer las exigencias morales, ello equivale a la demostracin desu validez misma. En lo que sigue, los argumentos de este tipo

    sern examinados slo para ver si el reconocimiento de las exigen-cias morales est necesariamente vinculado con aquellas propieda-des o realizaciones. No se examinar la tesis que sostiene que estas

    propiedades o realizaciones son esenciales del hombre. En todo

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    caso, io son en un sentido histrico: pertenecen a la imagen tradicional de la esencia del hombre.

    34. Los argumentos se ordenan en dos grupos. Por una parte,estn aqullos que resultan de la racionalidad del hombre. Aqudebe mostrarse que la comunicacin racional, o determinadas es pecies de la misma o la mera capacidad al respecto, incluyen elreconocimiento de exigencias morales. Por otra parte, estn losargumentos que resultan de la sociabilidad del hombre. Aqudebe moscrarse que el obrar o el actor, porque slo son concebiblessocialmente, tienen tambin que ser entendidos como sometidos

    a exigencias morales. De esta manera, los dos grupos respondenal doble concepto clsico, es decir, aristotlico, del hombre comoser racional y poltico.41

    35. Para comenzar con los argumentos a partir de la racionalidad: en su ensayo Must one play the moral language game?de 1970, Alan Gewirth trata de mostrar que quien, sobre la base

    de consideraciones de utilidad, juzga qu es lo mejor que debehacer, est obligado racionalmente a aceptar juicios morales y, conello, a reconocer las correspondientes obligaciones. Sin embargo, para este ltimo paso desde la aceptacin de juicios morales alreconocimiento de exigencias morales ya no da ninguna razn,a pesar de que ciertamente se trata de un paso problemtico. Quizs se apoya en este punto en Har.4344 Sea como sea, el argumentoen favor de la necesidad de aceptar juicios morales procede as: sialguien 1) desea algo, 2) est convencido que una determinadaaccin es un medio necesario y suficiente para obtener lo deseado,3) est convencido que puede elegir entre esta accin y alguna otray que esta accin requiere algn trabajo y esfuerzo de su parte,4) est convencido que puede llevarla a cabo, 5) est convencidoque no hay nada ms fuerte que hable en contra de la realizacinde esta accin, entonces 6) est tambin convencido que debe lle

    var a cabo esta accin. Todo este enunciado: si l)-5) entonces 6)

    43. Ver Aristteles, Poltica, 1253 a 9 s. y a 2 s. Cfr. al respecto Hof-fe, Grundaussagen ber den Menschen bei Aristteles.

    44. Har, The language o f moris, 11.

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    es analtico. Pero del juicio particular en virtud del cual, segn6), est convencido que debe llevar a cabo la accin, se sigue lgicamente un juicio universal: todos los que desean la cosa designada en 1) deben llevar a cabo la accin. Pero este juicio universales un juicio moral. Satisface las cuatro condiciones que Frankenaimpone a este tipo de juicios: quien acepta este juicio como propiolo considera como una prescripcin para acciones, le concede validez universal, lo ve como decisivo, en ltima instancia, para ladeterminacin del obrar y el juicio recomienda acciones u omisiones a causa de sus efectos en los intereses de otros.45 Por lo tanto,aqul para quien valen las condiciones l)-5) est obligado tambin

    a la aceptacin de un juicio moral.46

    36. El argumento despierta dudas en varios pasajes: si laconclusin de 1) 5) a 6) es analtica, si el-juicio general realmente satisface las dos ltimas condiciones de Frankena. Peroaqu se trata slo del paso del juicio particular: yo debo llevar acabo la accin, al juicio universal: todo aquel que desee la cosadesignada en 1) debe actuar as. La conclusin no es convincente.Pues lo que puede decirse de m con razn, por ejemplo, que debollevar a cabo una determinada accin, no tiene por ello que poderdecirse de todos. Desde luego, el juicio universal de Gewirth nohabla de todos en general sino de todos los que desean la cosadesignada en 1). Pero la limitacin no basta todava para poderinferir el juicio universal a partir del juicio particular. Si alguiendesea esta cosa pero, a diferencia de lo que sucede conmigo, no

    tiene poder para lograrla, no puede decirse con respecto a l quedebe hacer la accin en cuestin, pero spuede decirse con respectoa m. Por lo tanto, el juicio universal que puede ser inferido a partir de un juicio particular tiene que rezar: todo aquel paraquien valen las condiciones 1) 5) debe hacer la accin corres pondiente. Ahora bien, segn Gewirth , este juicio se infiere del juicio particular porque ste, a su vez, se basa en el hecho de queestn satisfechas las condiciones 1) 5). No vale meramente: yo,

    45. Frankena, Tin conctpt of moraily, pg. 688 s.46. El argum ento es desarrollado en el segundo captulo del libro bajo

    el ttulo The normative structure of action.

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    para quien valen las condiones 1) 5) debo hacer la accin; puesmanifiestamente de aqu no se infiere el juicio universal. Vale: yodebo hacer la accin porque las condiones valen piara m, es decir, piorque quiero la cosa, porque en la accin veo un medio necesario

    y suficiente, etc. Pero, si debo hacer la accin porque cumplo lascondiciones, entonces es claro que debe hacerla todo aquel quesatisfaga las condiciones. Lo que piara m es una razn tiene queserlo tambin para todo otro caso. Pero, en realidad, no vale: yodebo hacer la accin piorque valen piara m las condiciones 1) 5). La afirmacin de Gewirth de que tal es el caso se apioya mani-fiestamente en su otra afirmacin, el enunciado: si 1) 5) enton-ces 6) es analtico. Pero aun cuando esto sea correcto, de 1) 5) no se sigue: yo debo hacer la accin sino 6): estoy convencidoque debo hacer la accin. El hecho de que alguien satisfaga laserie de condiciones, es decir, quiera una cosa, vea que dispionedel medio necesario y suficiente, etc., slo permite inferir que lcree que debe realizar la correspiondiente accin. Pero esto no dicenada acerca de si debe realmente hacerla. Si no es correcta la afir-macin: debo hacer la accin porque valen las condiciones para

    m, falta entonces la razn para inferir el juicio universal a partirdel juicio particular.

    37. El argumento podra ser corregido. Supongamos que al-guien satisface las condiciones 1) 5) y por lo tanto, de acuerdocon 6), est convencido que debe hacer la accin correspiondiente.Ahora puede exponer razones de esta conviccin. Puede decir que

    debe hacer la accin piorque 1) quiera la cosa designada, 2') laaccin correspiondiente es necesaria y suficiente piara lograrla, 3) puede elegir entre sta y otras acciones y stas requieren de l al-gn trabajo y esfuerzo, 4) puede hacerla y 3') no hay nada msfuerte que hable en contra de ella. Esto, es decir, 1), 2) 5)seran razones en las cuales se apioya la conviccin mencionada en6) . En cambio, segn Gewirth , 1) 5) son razones lgicamentesuficientes piara afirmar la existencia de esta conviccin, es decir, para afirmar 6). Pero si dice que debe hacer la accin piorque lascondiciones 1), 2') 5') valen piara su caso, entonces esto pareceimplicar que todo aquel para cuyo caso valgan, debe hacer la ac-cin; con lo que se habra logrado el juicio universal. Pero, en

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    primer lugar, el resultado sera considerablemente ms dbil queel que tena en mira Gewirth. La aceptacin de juicios moralesno le puede ser demostrada a quien slo est convencido que debehacer la accin, conviccin que siempre se da cuando alguien tiene

    deseos y convicciones como los descritos en 1) 5). En el mejorde los casos, podra ser demostrada a quien est convencido que,

    porque para l valen 1), 2) 5'), debe hacer la accin, es decir,a quien se ha lanzado a fundamentar sus convicciones de aquelloque debe hacer. Pero, segundo, tampoco su enunciado implica el buscado juicio universal. Cuando alguien dice que debe hacer unadeterminada accin, puede presentar razones convincentes del tipode las expuestas en 1), 2) 5). Pero de 1), 2) 5') no sesigue lgicamente que debe hacer la accin. De afirmaciones quefundamentan suficientemente otra afirmacin no es posible sinms inferir lgicamente esta afirmacin. Quien con enunciados deltipo 1), 2) 5) ha descrito suficientemente la situacin de otro

    puede, con razn, defenderse en contra de la suposicin de quecon ello ha juzgado acerca de lo que el otro debe hacer. As pues,cuando alguien fundamenta lo que debe hacer con la indicacin

    de que estn dadas determinadas condiciones, con ello todava noha aceptado el juicio universal segn el cual todo aquel que seencontraba bajo tales circunstancias debera hacer esto.

    38. En el libro Reason and, Moraltty de 1978, Gewirth pre-sent un nuevo argumento en favor de la validez de las exigenciasmorales. Este argumento apunta a lo mismo que el anterior: debemostrar que tambin aquel que presumiblemente considera su ac-cin slo desde puntos de vista prudenciales no puede evitar reco-nocer exigencias morales, so pena de contradiccin. Reducido asus pasos fundamentales, el razonamiento es el siguiente. Quiencon sus acciones persigue fines que considera como bienes, consi-dera tambin como bienes las condiciones necesarias del obrar que persigue este fin; es decir, considera la libertad y el bienestarcomo bienes, hasta como bienes necesarios. Pero, quien considera

    que la libertad y el bienestar son bienes necesarios, est convenci-do que posee un derecho a la libertad y el bienestar. Y quien seatribuye un tal derecho, justamente porque para ello se basa sloen su propiedad de ser actor, tiene que reconocer el mismo dere-

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    cho a codo actor. Por lo tanto, no puede dejar de considerar comovlida la exigencia de obrar acorde con el derecho de cada uno ala libertad y al bienestar. Pero esta exigencia es el principio supremo de la moral.

    39. Con relacin al ancerior, el argumento ha sido mejoradoen el sentido de que ya no se busca presentar reglas prudencialesgenerales como juicios morales con la ayuda de los criterios deFrankena. Ahora se trata de un principio indudablemente moralque est obligado a reconocer lgicamente todo aquel que tengaen mira algn fin de su accin. Pero, el hecho de que, a diferencia

    de lo que suceda con el argumento anterior, se vea de inmediatoen este principio el carcter moraf permite reconocer tambin fcilmente el punto de quiebra. Se encuentra en la segunda de lastres proposiciones presentadas, es decir, en aqulla segn la cualquien considera que la libertad y el bienestar son bienes necesarios, est convencido que tiene derecho a la libertad y al bienestar.Quien considera que la libertad y el bienestar son bienes necesarios puede exigir de los dems que no le inflijan ninguna reduccin en ellos a travs de su accin; y, suponiendo que el goce dela libertad y el bienestar es una condicin necesaria de su obrar,tiene las mejores razones para exigir esto. Pero una exigencia conrespecto a la cual se tienen buenas razones para formularla no es

    por ello una exigencia justificada; pues son justificadas aquellasexigencias con las cuales uno reclama lo que le corresponde. Ge-wirth no deja de tener en cuenta que esto pertenece al concepto

    de un derecho que uno tiene, es decir, que se le debe aquello alo que uno tiene derecho. Pero no ha mostrado que a cada uno sele debe o que cada uno considera que se le debe aquello que lehace falta, aunque sea necesariamente.47 El tercer enunciado delargumento cae inmediatamente con el segundo. Pues la atribucina cada uno del derecho a la libertad y al bienestar debera ser necesario, por la razn de que esta atribucin en el propio caso se basa en el conocimiento de propiedades que tiene que reconocer

    47. Reason and moraiity, 2.7-2.16, especialmente pgs. 71-73 y 79 s.La misma crtica en Adams, Gewirth on reason and moraiity, pg. 583 s.

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    todo actor consciente de sus fines. Pero, como no vale el segundoenunciado del argumento, la atribucin de tales derechos en el propio caso no se basa realmente en el conocimiento de propiedades que cada cual se atribuye. Por ltimo, el primer enunciado

    tampoco resiste un examen. Quien considera que algo es un bienno considera por ello tambin como un bien aquello que es condicin necesaria para lograrlo. Tal como Gewirth introduce el discurso de los bienes,1,8 puede decirse que algo es un bien para alguien cuando su accin est dirigida a su consecucin. Pero, amenudo, en una situacin dada, las condiciones necesarias paraobtener un fin no son de un tipo tal como para que el comportamiento tenga a su vez que dirigirse hacia ellas. A menudo estnsimplemente ya dadas. Y que en otra situacin, cuando no estndadas, uno haya de lanzarse a producirlas es algo que no est determinado por el hecho de que en la situacin dada, cuando ellasexisten, uno las utilice para lograr un fin. Por lo tanto, no puedeverse en virtud de qu razn la condicin necesaria para la obtencin de un fin es designada, a su vez, como un bien.

    40. Los llamados argumentos transcendentales en el campode la filosofa moral tratan de mostrar que el reconocimiento delas exigencias morales est necesariamente vinculado con el ingreso en una comunicacin racional o en una comunicacin racionalde un determinado tipo. As, con respecto a algunas exigenciasmorales, A. Philipps Griffiths sostiene que su reconocimiento esindispensable para la posibilidad de un discurso moral.-*9 La tesises ms fuerte que la de Har, que haba servido para complementar el argumento anterior de Gewirth (35). Segn Har, el usovalorativo de determinadas expresiones morales implica el reconocimiento de las correspondientes exigencias morales, ,0 mientrasque aqu el ingreso en un discurso moral, cualquiera que sea sutipo, y cualesquiera que sean los conceptos de los que sirve, pre- 484950

    48. Reastm and morality , 2.1.49. Primeramente en el artcu lo Justifying moral principies (1958),

    luego en una formulacin ms aguda en Ultimate moral principies: their justification (1967).

    50. Har, The language of moris, 11.

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    supone el reconocimiento de determinadas exigencias morales.Har establece para el no-reconocimiento de la correspondienteexigencia moral la pena de.no poder utilizar al menos no valo-rativamente la correspondiente expresin; en cambio Griffithsexcluye de todo dilogo moral a quien nieg el ftconocimiento.Algunos autores alemanes formulan aseveraciones ms fuertes anen este asunto. Segn la opinin de la Escuela de Erlangen51 y deKarl-Otto Apel52, el ingreso en una comunicacin racional, noslo en un discurso moral, incluye el reconocimiento de un principio de la razn al que, en ltima instancia, se remonta la justificacin de las exigencias morales. Finalmente, segn Habermas,

    no slo aquel que ingresa en una comunicacin racional sino todoaquel que quiera hablar y actuar est sujeto al reconocimiento del principio de la razn.53

    41. Pero todas las aseveraciones en el sentido de que el discurso moral o la comunicacin racional o la capacidad para ella presuponen el reconocimiento de principios de la razn estn afectadas negativamente por la poca claridad del trmino presupuesto. Los autores describen la relacin con diferentes expresiones.Griffiths utiliza to presuppose, Habermas habla de reconocimiento implcito y varias veces aparecen giros tales como que el

    participante en una comunicacin racional siempre ha ya aceptado un principio de la razn o, para usar la metfora de Kambar-tel, ya se ha colocado en el terreno de este principio. Con estose ofrecen dos tipos de concepciones para la orientacin acerca de

    este estado de cosas. Por una parte, reconocimiento implcitohace pensar en una relacin de implicacin lgica. Quien participa

    51. Lorenzen, Normative Logic and Ethics, pg. 15; Kambartel, Wieist praktischc Philosophie konstruktiv moglich?, pgs. 11-13; Lorenzen,Brief an Kambartel.

    52. Apel, Das Apriori der Kommunikationsgemeinschaft und die

    G rund agen der Ethik.53. Habermas, Zwei Bcmcrkungcn zum praktischen Diskurs, pg.339. La tesis ms dbil de Apel y de la Escuela de Erlangen fue sostenidaantes por Habermas en Vorbcrcitende Bcmcrkungcn zu einer Thcorie derkommunikativen Kompctenz, pgs. 136-141 y en Wahrheitsthcorien,

    pgs. 252-259.

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    en una comunicacin racional reconoce entonces principios dela razn porque esto se infiere lgicamente de aquello. Por otra

    parte, cuando se dice siempre ha ya aceptado principios de larazn parece que se habla de situaciones o acontecimientos conrespecto a los cuales cabe decir que el uno no se da sin el otro.La expresin presupuesto es neutral; la usamos en ambos tiposde casos. Por lo que respecta a la primera interpretacin, que su pone una relacin de implicacin lgica, el concepto de la comunicacin racional efectivamente no implica el reconocimiento de

    principios de la razn. No lo implica obviamente de la mismamanera que el concepto de azul implica el del color. Usando la

    terminologa de Kant, podra decirse que la inteleccin de que lacomunicacin racional est siempre vinculada con tal reconocimiento sera una ampliacin y no una aclaracin de nuestro conocimiento. M Pero tampoco lo implica de una manera no-obvia,como por ejemplo proposiciones matemticas implican otras sinque sea obvio que lo hacen. Pues en la matemtica en un caso taluno espera la demostracin que d a conocer la relacin de implicacin no-obvia. Pero nadie ha proporcionado un argumento que,como una prueba matemtica, d a conocer la implicacin no-obvia entre comunicacin racional y reconocimiento de principios dela razn. As pues, si reconocimiento implcito ha de significarreconocimiento implicado, tal no es aqu el caso. Por lo querespecta a la segunda interpretacin, que apunta a dos acontecimientos o situaciones, de los cuales el uno no se da sin el otro,la experiencia habla en contra de la tesis segn la cual la comuni

    cacin racional slo se realiza entre personas que reconocen ciertos principios de la razn. Pues efectivamente se puede mantener undiscurso racional durante algn tiempo sobre algunos objetos, concualquiera, a menos que se trace de una persona que sufra gravesalteraciones squicas. No solamente aquellos que consideran comovlidos determinados principios sino todas las personas son racionales; racionales en el sentido dbil de la palabra, es decir, que aveces son accesibles a una comunicacin racional. Ahora bien, aesco podra , por lo pronto , responderse que ello no refuta la tesis 5 4

    54. As se distinguen segn Kant los juicios analticos de los sint ticos, K ritik der reinen Vtm unft, A 7, B 11.

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    segn la cual la comunicacin racional slo se realiza si se reconocen principios de la razn. Habra can slo que suponer que, ascomo rodas las personas son racionales, as tambin todas las personas reconocen principios de la razn. Pero esca suposicin paracefalsa. Pues algunas personas dicen que no reconocen estos princi

    pios. Naturalm ente, ellas pueden mentir o engaarse. Pero no seve en qu indicios puede apoyarse este diagnstico. No puede apoyarse en el indicio de que las personas, no obstante el declaradono reconocimiento de principios de la razn, participan en la comunicacin racional. Esto es verdad, pero usarlo como indicio deque en verdad reconocen principios de la razn convierte en una

    tautologa la tesis segn la cual la comunicacin racional se basaen un tal reconocimiento. Por otra parte, podra responderse queel reconocimiento de principios de la razn no es una propiedad permanente del hombre sino una situacin en la que unas vecesse encuentra y otras, no. As sera verdad que a veces se puedehablar racionalmente con cualquiera