Biografía ficticia

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Tarea grupal

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Una mañana tórrida y nublada de abril de 1302 venía almundo en la ciudad de Burgos la pequeña Leonor Fernándezde Balboa, hija del señor Don Diego Fernández de Balboa ysu esposa Doña Juana Núñez de Lara, miembro Real de la IlustreCasa Lara.

Leonor era la primera descendiente del estimado matrimonioque después de varios años de enlace a la espera de un hijo varón, que continuaracon el legado de la casa Lara, quiso Dios que naciera la preciosa Leonor, dando puesuna nota agridulce a ese deseado momento, pues el varón nunca llegó, ya que vinoal mundo su hermana Ana.

Vino a nacer Leonor en la época del Reinado de Fernando IV de Castilla,conocido como “el emplazado”, pues durante su minoría de edad fue su madre quiense encargó de su Reinado y una vez que accedió al trono murió precozmente a los27 años de edad. Su Reinado se caracterizó a parte de su corta duración por lasublevación de la nobleza y los nuevos intentos de Reconquista, aunque para nuestraLeonor ninguno de estos acontecimientos le afectaron especialmente, pues creció enuna familia de señores feudales con numerosos privilegios respecto a los demásestamentos sociales. Pero esta privilegiada circunstancia social no impidió que Leonorcreciera de forma desdichada y aunque parezca paradójico el motivo principal fue suinquietud, sus ganas de saber y aprender, de conocer un mundo distinto al que lerodeaba.

Esta inquietud por vivir no debía darse en una joven de familia ilustre. Leonordebía prepararse como las grandes damas de la época, conocer las artes propias deuna señorita de alta alcurnia; como protocolos, bailes y sobre todo aprender a ser unabuena esposa, pero ella no encajaba en ese mundo, el cual sus obstinados padresle intentaban mostrar. Ella quería ser libre para aprender y entender los temas quesólo los hombres trataban; ciencia, filosofía, arte… Quería conocer a sus semejantes,pero no sólo a los de su estamento social sino a todos los hombres y mujeres. Entodos ellos, veía una fuente de aprendizaje e inspiración tanto en estudiantes noblescomo en artesanos, campesinos… todo para ella era especial.

Este comportamiento inusual ocasionó un enfado constante de sus progenitoresy a la vez una rebeldía mayor en la joven, escapadas de casa a horas indebidas y tratoconfiado con miembros del servicio. Leonor creció felizmente en su mundo de fantasíase ilusiones, aunque para el resto de su familia sólo era una joven rebelde e indisciplinada.

Sus padres no podían asimilar que su hija mayor les desobedeciera en todo ylo que es aún peor, que sus actos llevasen a dar un mal ejemplo a su pequeña hermanaAna a quien adoraba. Ana no aprobaba las amistades de su hermana mayor con loshijos de los empleados y campesinos que trabajaban las tierras feudales de sus padres.A pesar de todo Ana adoraba profundamente a Leonor.

Las hermanas Fernández de Balboa fueron educadas de la misma forma y trato

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pero esto noimpidió que se convirtiesen en dos señoritas completamente

distintas. Leonor no aceptaba tantas normas e imposiciones familiaresy pasó a ser la hija desobediente y autora de travesuras que años más tardes

provocarían grandes sufrimientos en todo su entorno familiar.

Ana sin embargo, era la hija perfecta, educada, obediente, tímida…eran dospersonalidades muy opuestas a pesar de la corta diferencia de edad entre ellas, puesLeonor sólo era dos años mayor que Ana. Pues era la primogénita la que en un futurodebería perpetuar el apellido familiar con un buen matrimonio no llevaba el caminoelegido para ello, pues se apartaba continuamente de lo correcto. Estos hechosproducían en sus padres un enfado constante e incluso la posibilidad de recluirla enun monasterio para encauzar su comportamiento rebelde mediante el rezo, lameditación y sobre todo la obediencia, valores que Leonor conocía pero que pocasveces aplicaba. Pero ella sólo era una niña, es lo que su madre Doña Juana Núñezle repetía a su esposo en cada problema en el que la pequeña se veía inmiscuida. Laseñora de Balboa no concebía la idea de estar separada de su hija por muchas trastadasque cometiera, y por esa razón Leonor era perdonada una y otra vez.

Pero todo cambió un inesperado día, un día en el que la pequeña Ana se dejóllevar por la alegría y la capacidad de disfrute de la vida que poseía su hermana mayor.Esa mañana de Domingo, después de asistir a misa las dos hermanas disponían detiempo libre para emplearlo de forma ociosa, Leonor le propuso a su hermana visitarlas zonas de la finca destinada a los animales, quería transmitirle la sensación que leproducía la compañía de estos animales. Esta nueva afición de Leonor la habíadescubierto gracias al hijo del capataz de la finca con el que trabó una bonita amistad.Ana sintió curiosidad por experimentar esa sensación que su hermana le explicabapor las noches al contarle lo satisfecha que se sentía observando y acompañando alos animales.

Los días que podían ayudaban a los empleados a limpiar, dar de comer… Aúltima hora de la tarde cuando el sol se iba a poner y se dirigían hacia su casa, la pequeñaAna le pidió a su hermana ver los establos, Leonor se percató de que la luz solar ibamenguando y que si querían ver bien dentro del establo tendría que ser con la lámparade aceite, por lo que las dos hermanas se dirigieron hacia el establo. Leonor prendióla lámpara de aceite para que su hermana viera con claridad a los caballos, Ana estabadisfrutando mucho al verlos, de repente la pequeña se acercó aun potro, el cual, asustado al verla acercarse, dio una pequeñacoz al aire intimidado por la pequeña. Ana dio un brincoy salió asustada del habitáculo, tal era su nerviosismoen esa huída que dio un golpe a la lámpara de aceiteque se encontraba en la pared, cayendo ésta al sueloy prendiendo ligeramente el establo. Todo pasóen cuestión de segundos, Leonor no daba créditoa lo que veía, todo el establo estaba en llamas, salióa correr sin pensar, sólo quería encontrar a suhermana. Leonor llegó a la entrada sin ningúnrasguño pero en el trayecto no dio con su hermana.

Ana se había desmayado en el mismomomento que se inició el incendio debido a la

humareda. Leonor estaba en la entradaobservando de forma enfermiza las llamas, de

repente reaccionó y se adentró de nuevo en el

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establo en busca deAna. En ese mismo momento llegaron los empleados de la

finca al oír los gritos, todo pasó en tan sólo 15 minutos. Los hombreslograron sofocar el incendio y salvar algunos caballos pero la tragedia ya estaba

escrita. Encontraron a las dos niñas desvanecidas en el suelo, Leonor abrazaba asu hermana, sólo Leonor logró despertar de ese desvanecimiento, Ana, quedóeternamente dormida.

La vida de la familia cambió por completo, la señora Juana no aceptaba el hechode haber perdido a su pequeña Ana y todo por culpa de Leonor, esa hija a la quetantas veces había perdonado sus travesuras, sí, esa hija le había arrebatado un trozode su corazón, su pequeña Ana.

El señor Fernández de Balboa reaccionó aún de peor forma, repudió a su hijamayor, la internó sin miramiento en el monasterio de Santa María la Real de lasHuelgas en Burgos, y juró no querer saber nada más de esa desgraciada hija.

Para Leonor fue el peor momento de su vida, vivía con una amargura que no ladejaba expresar ningún otro sentimiento, su corazón estaba inundado de culpa yaunque no fue ella la que provocó el incendio nunca se perdonó no haber podidohacer nada por salvar a su hermana pequeña.

Todos estos trágicos sentimientos se reflejanen la primera obra que nuestraprotagonista escribe en torno alaño 1325 titulada “MiAmarga Existencia”.Los días para Leonor en elmonasterio fueron muy duros,la joven sólo contaba con 12años de edad.

El tiempo pasaba y pasabaentre esos grandes muros y aunque laherida que tenía en el alma nunca se fue, intentó seguir adelante con esa nueva vidaque se le había impuesto.

El monasterio era un lugar en el que todos sus miembros debían trabajar duramentepara conseguir el orden exigido y ser totalmente pulcros. Leonor se percató de que eltrabajo físico le ayudaba a no pensar, a no revivir en cada momento esa pena interior,es por lo que se esforzó duramente en realizar todas las tareas que le asignaban, e inclusolas horas de rezo las tomaba con positividad, pues encontraba de alguna forma unapaz interior.

También en esos días afloró en ella parte de la inquietud por saber y aprenderque siempre había tenido, se imaginaba descifrando aquellos grandes manuscritos

en latín que había en la biblioteca del monasterio y se pasaba las tardes en eljardín soñando con las historias que podían contener. Para ella el momento

más esperado del día era cuando tenía que ir a limpiar esa maravillosasala que era la biblioteca.

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La biblioteca la custodiaba elpadre Manuel, sólo él tenía potestady libertad en esa sala.Leonor era de las pocas jóvenes de suedad que tenían conocimiento de lecturay escritura y era por esa razón por la quequería seguir desarrollando esa gran afición,pues las letras eran la única vía de escapeque encontraba para su muerto corazón.

El padre Manuel entre tanto empezóa observar que aquella joven novicia, que

se dedicaba a limpiar la estancia, le brillaban los ojos al contemplar los numerososejemplares.

Leonor por su parte pensaba en la forma de poder entrar en la biblioteca sin servista por el padre Manuel. Un día que Leonor cumplía sus obligaciones de limpiezaen la biblioteca no pudo resistir la tentación de terminar la historia que empezó aleer la noche anterior en sus habituales escapadas furtivas. En ese mismo momentoel padre Manuel que la observaba detenidamente se fue hacia ella para increparla,que los libro ni se tocaban ni se limpiaban, que ella no tenía potestad para eso. Leonorasustada pidió disculpas por su atrevimiento y le aclaró al padre que no estaba limpiandolos ejemplares sino que los estaba leyendo y le parecían hermosas todas aquellashistorias que los manuscritos guardaban.

El padre Manuel lejos de molestarse con la joven sólo le sonrió y asintió a suspalabras. Él había visto en Leonor algo especial y le sorprendió muchísimo losconocimientos y el interés por los libros que tenía la novicia. El hombre pasó variosdías pensando en ella, y uno de los días en los que la joven estaba realizando sus tareasde limpieza, la llamó, pues quería comprobar el nivel de conocimientos que poseía.Le ofreció un texto en latín y Leonor empezó a traducirlo sin ningún problema, éstequedó absorto con la capacidad de traducción que la joven poseía, por lo que en uninesperado acto de emoción le comunicó que si ella lo deseaba la convertiría en supupila, le enseñaría todo su saber y podría ayudarle en sus trabajos de traducción. Leonorno cabía en sí de felicidad, sentía que por fin había encontrado una razón para seguirviviendo, no podía desear nada más en su trastornada vida.

Leonor empezó a ampliar sus conocimientos con los trabajos de traducción, habíadialectos del latín que no había visto antes, se presentaba ante ella un reto espectacularcon esos manuscritos, se sentía viva de nuevo.

El padre Manuel cada vez quedaba más maravillado con la joven, veía claramenteel potencial que poseía en esas artes. Los días de Leonor pasaban sin apenas darsecuenta. Empezó a estudiar nuevos dialectos como el galaico-portugués, con lo que elpadre Manuel se maravillaba con la capacidad de aprendizaje de la joven. Leonorempezó a plasmar esos sentimientos, con una narrativa sublime, que aprendió conlos manuscritos en los que trabajaba a diario. Esta obra tan personal de Leonor,

fue tomando forma y una tarde el padre Manuel se interesó por el trabajo dela joven y le pidió que le enseñara su obra. El clérigo no sólo vio la vida

desgraciada de la joven y los sentimientos que guardaba en sucorazón, también observó el potencial narrativo y la

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incitó paraque continuara con la obra.

Con ayuda del padre Manuel la obrallegó a su fin y fue titulada como

"MI AMARGA EXISTENCIA".

El tiempo pasaba en el Monasterio yLeonor se hacía mayor y con ella su aficióna escribir. Su lugar favorito era el jardín yallí junto a los preciosos rosales se sentabaa leer esos preciosos libros que tanto leinspiraban.

Una tarde allí sentada, Leonor escuchóun hermoso silbido tras la tapia del jardín,que le hizo recordar los cantares de juglaría que solía escuchar en su infancia a travésde las ventanas de su añorado hogar. Fue tal la curiosidad que sentía por averiguarde donde provenía ese singular sonido, que no paró en su empeño hasta que descubrióen la tapia del jardín una brecha por la que el sonido era aún más nítido. Lo quedescubrió por la brecha la dejó atónita. Observó a un joven campesino resguardándosedel sol abrasador bajo un viejo olmo.

Esa simple escena la conmovió profundamente, pues tomó conciencia de quehabía una vida nueva tras esos muros, y ese campesino con su rutina diaria le abrióotro universo de sensaciones que ella desconocía. Empezó a plasmar estos nuevossentimientos, que poco a poco fue consciente de que lo que estaba sucediendo eraAMOR. Su amor aumentó a la vez que esas notas escritas iban tomando forma hastallegar a se una de las mejores obras narrativas de amor jamás escrita. A esta obra latituló "AMOR, EL RENACER DE UNA NUEVA VIDA".

En esos años, Leonor se sentía dichosa con su amor platónico, su vida en elmonasterio y su gran afición a la escritura, afición que nunca abandonaba, era su víade escape. Pero un inesperado día todo cambió de nuevo, recibe la noticia de quetiene que regresar a su casa, su padre, ese hombre que la repudió con tan sólo 12 años,la reclamaba y deseaba volver a verla. Leonor había guardado en el fondo de su corazóntodos aquellos momentos ocurridos diez años antes, pero no pudo oponerse a la llamadade su padre, pues debía enfrentar de una vez todos sus recuerdosy sentimientos.

Así pues, con 22 años y dejando a su querido maestro el padre Manuel, todosu legado literario salió de su Monasterio y regresó a ese hogar olvidado. Al volver acasa encontró un anciano padre, enfermo de cuerpo y alma, ya que la culpa por haberabandonado a su querida hija lo estaba torturando en su vida.

Leonor tuvo que asimilar todo lo que había ocurrido en su ausencia, su queridamadre, murió hacía dos años por una terrible enfermedad. Fue a partir de

ahí cuando su padre al verse solo, comprendió que debía perdonar ysanear su corazón, como no lo pudo hacer su querida esposa,

cuya enfermedad se la llevó sin tregua alguna.

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Don Diego, al ver a su hija, comprendióque la pérdida de su pequeña Ana sólo fue un terrible

accidente. Padre e hija hicieron las paces y Leonor sintió la necesidadde quedarse permanentemente en su hogar para acompañar a su padre en sus

últimos días, por lo que decidió volver al monasterio a comunicar la noticia delabandono de sus hábitos y para poder ver de nuevo a su querido padre Manuel, ypor supuesto, contemplar por última vez a su amado campesino.

Al llegar al monasterio se encontró con la triste noticia de la muerte del padreManuel. El hombre había dejado dispuesto unas notas para Leonor en el caso deque llegase este triste momento.

El clérigo en ausencia de la joven y gracias a sus influyentes contactos había logradopublicar sus dos obras literarias "Mi Amarga Existencia" y "Amor, el renacer de unanueva vida", bajo el pseudónimo de Leonel (acrónimo de Leonor y Manuel). Leonorlloró profundamente la pérdida de su mentor, su amigo y confidente de todosesos años, pero siguió su consejo y seprometió continuar con el legadonarrativo.

En esa visita Leonor se armó devalor y por primera vez en años seatrevió a acercarse al joven campesino,y con una emotiva nota escrita, leconfesó al muchacho todos sussentimientos. Gracias a la ayuda de unviejo sacerdote que le leyó la nota aljoven, éste pudo saber todo lo que lajoven sentía por él.

Leonor tuvo que marchar denuevo, su padre estaba muy enfermoy la necesitaba a su lado. Cuandovolvió a casa, vio a su padre, enel lecho de muerte, rodeado desus administradores que laesperaban para comunicarle losúltimos deseos de su padre.

El señor Don Diego, habíapactado con un distinguidoMarqués, el señor Don GonzaloYánez de Mendoza, unmatrimonio entre él y su hija para

así cumplir el sueño del señor deBalboa.

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Leonor pese a estar completamente enamorada deotro hombre, no quiso disgustar a su padre en su última voluntad y

aceptó, pues por una vez en su vida debía cumplir como buena hija, se lo debíaa sus padres.

Esta etapa, la más desconocida de esta intrigante autora, se sabe que se casó conel Marqués y que su matrimonio fue completamente infeliz, pues no tardaría muchoLeonor en darse cuenta que su esposo prefería la compañía íntima de hombres. Ellapor su parte vivió un tórrido romance secreto con su amor platónico, el campesinoLuis Olmedo Ruiz.

En estos años Leonor o "Leonel" escribió dos novelas más, llamadas “El saberamar” y “El verdadero amor” en las que se reflejaba la doble vida que llevaba deperfecta esposa y amante apasionada.

Sobre el año 1231 fue madre de una preciosa niña a la que llamó Ana en recuerdode su añorada hermana. Siempre estuvo en duda para los historiadores la paternidadde su hija, pues se cree que es fruto de su apasionada relación con Luis Olmedo.

La obra de "Leovel" se ha convertido en uno de los referentes literarios másimportantes del mundo.

Es importante conocer las circunstancias personales de la autora para comprendercompletamente su maravillosa obra.

Su obra es el reflejo vivo de una época y unas circunstancias personales dignasde ser leídas por el resto de los tiempos.

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