Binomio - Claudia Tapia-Ruano
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Transcript of Binomio - Claudia Tapia-Ruano
INTRODUCCIÓN
v Rita era una bella mariquita pequeña, tenía un caparazón rojo muy
brillante adornado con solo tres lunares negros en forma de cruz, lo
que la hacía diferente a todas las demás. El resto de sus amiguitas la
envidiaban por ello; sin embargo, ella estaba triste porque las demás
tenían ya sus alitas y a ella aún no le habían salido.
ESTOY TRISTE.
v Rita era tan pequeña, que su mamá no la dejaba salir al campo, así que sus
amigos tenían que ir a su casa para poder jugar con ella.
v Siempre que llegaban les hacía montones de preguntas sobre cómo era el
prado, cómo estaba el cielo y qué colores tenían, así como el resto de animales
que lo habitaban. Su mamá la veía muy triste pero sabía que no podía dejarla
salir sola, cuando se iban sus amigos, Rita no dejaba de preguntarle a su madre
que cuándo podría salir, y esta le respondía siempre lo mismo: -Cuando te
crezcan las alitas y aprendas a volar y defenderte de los peligros del exterior.
¿QUÉ ES ESO?
v Rita se acostaba cada noche llorando, ella no quería su feo caparazón, quería sus
alitas y las quería ya.
v Un día, mientras su padre limpiaba el polvo, vio un libro con la portada roja y
negra, y le preguntó qué era. –Es la historia de nuestra especie, ¿quieres verla con
migo? – Sí –exclamó Rita entusiasmada. Se sentaron en el sofá preferido de su papá
y se sentó entre sus piernas. Empezaron a ver el libro, a Rita le gustaban mucho las
fotos, de pronto vio una y le dijo a su padre :- ¿Papá qué es eso? - dijo señalando
una esquina de la página. El padre sonrió y le dijo: - Es el sol hija, cuando seas
mayor podrás salir a verlo.
ME ESCAPO v Terminó de leer el libro justo cuando su madre la llamó para cenar, y Rita le contó lo que había visto en el libro.
Aquella noche apenas pudo dormir, imaginando cómo sería el color brillante del sol. Estaba ansiosa de salir para poder verlo con
sus propios ojos, para ver si era igual de bonito como le había contado su papá. A la mañana siguiente, mientras se estiraba en la
cama para levantarse, oyó como sus padres hablaban de la fiesta que iban a dar todos los habitantes del prado para celebrar la
llegada de la primavera, y que por lo tanto tendrían que contratar una canguro para que se quedase con ella. Rita salió corriendo
hacia el salón y les dijo que ella quería ir, pero sus padres insistieron en que no. Rita se fue a su cuarto muy enfadada y se tumbó en
la cama a llorar. Cuando llegó la hora de que sus padres se fueran, y llegó la canguro, ni siquiera quiso despedirse de ellos.
La Srta. Araña era muy estricta y apenas le dejaba hacer nada, tenía que comer pronto y echarse la siesta, cosa que Rita pensaba que
era de bebés, y ella ya era grande. La Srta. Araña entró a su habitación para decirle que la comida ya estaba echa, y aunque Rita le
dijo que no tenía hambre, esta la obligó a salir. Mientras estaban comiendo, Rita no hacía más que darle vueltas al plato de sopa y la
Srta. le dijo que dejara de jugar y comiera, que tenía mucha suerte porque ella estaba comiendo fresquita y los demás se estaban
asando de calor al sol.
Cuando Rita oyó aquella palabra, los ojos se le pusieron como platos, y de pronto tuvo una idea. Hoy sí tendría ganas de echarse la
siesta y cuando la Srta. Araña la acostara, ella saldría por la ventana y por fin vería el sol.
¡POR FIN!
v Comió la sopa lo más rápido que pudo, y le dijo a la Araña que quería irse a la cama. Esta la acompañó a la
habitación y la arropó. En cuanto cerró la puerta, Rita cogió la sábana y la lanzó por la ventana como había visto en un
cuento. Bajó despacito para no caerse, e intentó abrirse paso entre las hojas y pequeños arbolitos que había delante de su
casa, tuvo miedo y estuvo a punto de darse la vuelta, pero pensó que llevaba mucho tiempo soñando con aquel momento
y ahora no podía echarse atrás.
v Cuando hubo andado un poco , aunque a ella le pareció una eternidad debido a sus pequeñas patitas, pudo oír la
música de la fiesta, así que decidió dirigirse allí donde pensó que estaría a salvo de todo, ya que sus padres podrían
protegerla. Mientras avanzaba miraba el cielo y no podía ver nada que no fuera oscuridad, así que pensó que la habían
engañado con respecto al sol. De repente, vio un montón de gente alrededor de un fuego, cantando y bailando, y pudo
ver a sus padres entre ellos. Se acercó corriendo a llamarles y estos se aterrorizaron cuando la vieron llegar..- ¡-No Rita,
saldrá el sol y te quemarás, porque no puedes volar, y tus patitas son pequeñas para poder correr lo suficiente y ponerte a
salvo, pero casi no habían terminado la frase cuando los calientes y amarillos rayos del sol, comenzaron a caer sobre ellos,
entonces Rita se asustó y al mirarlo fijamente creyó quedarse ciega, y entonces por si solas y como si de un milagro se
tratara, le salieron sus alitas y con un solo esfuerzo, elevó el vuelo y pudo esconderse entre las flores.
v Entonces, se puso muy contenta y corrió a decirles a sus padres.- ¡Ya tengo mis alitas-!