Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

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ISBN~7899-12'6-5

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«Este libro es fácil de leer y, con todo, profundo en su

mensaje. En él,Bill Gothard ha desnudadosu alma,mostrándonos

la perspectiva de un hombre cuyo carácter es ejemplo vivo de

los poderosos principios que contiene su obra».

RAYCOMFORT y KIRK CAMERON

LIVING WATERS PUBLICATIONS

«La idea de que Dios es un Dios celoso porque es absoluto,

es una verdad vital para el cristiano. Este libro explica la

importancia de este concepto».

DR. SPIROS ZODHIATES, EDITOR JEFE

THE VOleE OF THE COSPEL

«Leí hace poco Nuestro Dios celoso, capítulo por capítulo, en

las noches, en mi momento de oración, y me bendijo y me

dio ánimo. Este libro de Bill Gothard me fue llevando por la

senda a un nivel más alto de confianza y de seguridad en miSalvador».

JONI EARECKSON TADA, PRESIDENTA DE JONI AND FRlENDS

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Dedico este libro al cumplimiento total de la oración

de Cristo en Juan 17, que se producirá cuando cada

uno de los que somos miembros de su Cuerpo amemos

al Señor con todo el corazón, el alma, la mente y las

fuerzas, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

«Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos

en unidad, para que el mundo conozca que tú

me enviaste, y que los has amado a ellos

como también a mí me has amado».

JUAN 17:23

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NUESTRO

OrosCELOSO

El amor que no me deja ir

BILL GOTHARD

EDITORIAL

ij

Page 6: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

Publicado por

Editorial UnilitMiami, Fl. 33172

Derechos reservados

© 2004 Editorial Unilit (Spanish translation)Primera edición 2004

© 2003 por Institute in Basic Life Principies, Inc.

Originalmente publicado en inglés con e! título: OurJealous Codpor Bill Gothard

Publicado por Multnomah Pul.lishcrs, Ine.

204 W. Adams Avenue, P. O. 'lox 1720

Sisters, Oregon 97759 USA

Todos los derechos de publicación con excepción de! idioma inglés son con­

tratados exclusivamente por GLINT, P. O. Box 4060, Ontario, California

91761-1003, USA. (All non-English rights are contracted through: Gospel

Literature International, PO Box 4060, Ontario, CA 91761-1003, USA.)

Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, procesada en

algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por

algún medio electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro

excepto para breves citas en reseñas, sin e! permiso previo de los editores.

Traducido al español por: Dr. Andrés Carrodeguas

Las citas bíblicas se tomaron de la Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960

© Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso.

Producto 495352

ISBN 0-7899-1215-5

Impreso en Colombia

Printedin Colombia

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CONTENIDO

RECONOCIMIENTOS 6

Capítulo 1 SU NOMBRE ES CELOSO 7

Capítulo2 AMARA DIOS CON TODO EL CORAZÓN 15

Capítulo 3 AMARA DIOS CON TODA ELALMA 31

Capítulo 4 AMARA DIOS CON TODA LAMENTE 45

Capítulo 5 AMARA DIOS CON TODAS LASFUERZAS 54

Capítulo 6 AFECTO RIVAL#1:

AMAR NUESTRA PROPIA VIDA 62

Capítulo 7 AFECTO RIVAL #2:

AMARALMUNDO 74

Capítulo 8 AFECTO RIVAL#3: AMAR EL DINERO 83

Conclusión CELOSOS LOS UNOS POR LOS OTROS 93

NOTAS 95

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RECONOCIMIENTOS

M e siento en deuda con el Señor porque me ha ido rodeando

de una familia, unos amigos y unos colaboradores fieles

que lo aman y se han consagrado a su servicio.También le estoy

agradecido al capacitado y piadoso equipo de Multnornah,

bajo el destacado liderazgo de Don Jacobson. Quiero agra­

decer en especial el sabio y detallado trabajo de Larry Libby y

Thomas Womack, que han llevado este libro a su forma actual.

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e"" l' í t L I. o

Su NOMBRE

ES CELOSO

Porqueno te has de inclinar a ningún otro dios,puesJehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.

ÉXODO 34:14

pocos días después de su matrimonio, un joven esposo

muy sociable decidió demostrar el amor que le tenía a su

esposa, sacándola a un restaurante distinguido. Cuando llegaron,

el jefe de los camareros los escoltó hasta una mesa especial y

los ayudó a sentarse.

Pronto llegó la camarera, una joven brillante y atractiva.

El esposo le sonrió con evidente deleite. Observó su nombre

en el uniforme y lo usó para enzarzarse con ella en unos

momentos de animada conversación. Entonces, le pidió lo

que iban a comer de cena.

Mientras se alejaba la camarera, el feliz esposo volvió a

mirar a su esposa... y le sorprendió el cambio de actitud que

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NUESTRO DIOS CELOSO

se había producido en ella. Daba el aspecto de sentirse

herida y sentida.

«Cariño», le dijo, «¿qué te suceder»

«Vi cómo te brillaron los ojos cuando miraste a esa

camarera. ¡Eso me dolió!»

Él se sintió confundido. «¿Te dolió? ¿Por qué te habría

de doler? Solo estaba tratando de ser amistoso. Esa es mi

naturaleza. Soy extrovertido. Disfruto con la gente».

Aquella distinción sirvió muy poco para consolar a su

acongojada esposa. ¿Acaso no acababa él de prometer en sus

votos matrimoniales que «abandonando a todas las demás»,

se uniría a ella y se dedicaría a ella? Desde su boda, ella ya

había notado en varias ocasiones que a su esposo le chispeaban

los ojos al ver a otras mujeres, pero no había dicho nada

hasta aquella noche en el restaurante.

Felizmente, esta historia tiene un buen final. El recién

casado aprendió pronto su lección, entrenó su vista ya partir

de entonces, trató a las demás mujeres de una manera

educada y desprendida. Sus ojos siguen chispeando, pero

solo cuando es su esposa la que entra en la habitación. Así

han ido desarrollando un matrimonio feliz y próspero.

Cuando escuché este relato, cuando oí a aquella joven

esposa explicar lo herida y ofendida que se había sentido con

el deleite tan evidente que sentía su esposo ante otra mujer,

pensé para mis adentros: Estaseñora tieneproblemas de celos.

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SU NOMBRE ES CELOSO

Según yo, el problema estaba en ella.Obviamente, era demasiado sensible, y tal vez temiera

que la desplazara otra mujer. Siempre había razonado que lapersona que sentía los celos era la que tenía el problema, yera ella (o él) quien necesitaba resolverlo.

Sin embargo, en el mes de septiembre pasado, me vi en

una situación de consejería que hizo que recordara estesuceso ... y lo que sucedió aquel día cambió mi vida.

De repente, la afirmación de aquella joven se metió denuevo entre mis pensamientos: i Ví' cómo te brillaron los ojos

cuando miraste a esa camarera! En ese instante, vi lo que no

había visto antes: la poderosa importancia espiritual que

tenían aquellas palabras.Aquella pareja se hallaba en una relación de pacto, y en

una unión así, no puede haber tolerancia alguna paraningún afecto rival. En la ceremonia nupcial, ambos habíanhecho voto ante Dios de que se apreciarían y amarían entre sícon todo el corazón.

En este caso, los celos estaban justificados. Ella teníarazón en sentirse celosa. Quería que la vista de él se fijara enella. Quería su corazón; todo su corazón. Y a causa de losvotos que habían hecho, tenía todo derecho a esperaraquellas cosas.

De repente, me saltaron a la mente unas palabras de las

Escrituras, y me llenaron de asombro con un significado

totalmente nuevo.

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NUESTRO DIOS CELOSO

«Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso».

[XODO 20:S

Fue uno de esos momentos centrales en los cuales el

Espíritu de Dios parece levantar la cortina para revelar una

gran verdad que siempre ha estado presente, aunque haya

permanecido oculta a la vista. Medité en el significado de

aquellas fuertes palabras del Éxodo. ¿En qué sentido era

celoso Dios? ¿Solo era celoso por la nación de Israel, o

también lo era por mí? ¿Qué afectos rivales existían en mi

propia vida -palabras, pensamientos o acciones- que

hacían que el Soberano Todopoderoso del universo sintiera

el dolor de los celos?

Como en el caso de la esposa celosa en el restaurante,

Dios observa los ojos de mi corazón. Él lo nota cada vez que

me brillan ante algún afecto rival. Su Espíritu Santo se

entristece ante el quebrantamiento de mi lealtad. Y si

persisto en seguir dividiendo mis lealtades, vaya pasar por

un serio conflicto en mi vida, tal como les pasó a esos recién

casados en una noche que habrían debido disfrutar juntos.

Tal vez alguien haga este comentario: «¿Qué le importa al

Dios grande y omnipotente que uno de sus hijos se distraiga

con algún afecto pasajero? ¡Sin duda, Él tendrá cosas más

importantes que hacer, que seguirles la pista a nuestras

pequeñas indiscreciones o inclinaciones desviadas!».

lO

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SU NOMBRE ES CELOSO

Si pensamos así, es solo porque subestimamos su amor...y su santidad. Las Escrituras nos muestran que Él sí se dacuenta de las cosas pequeñas; de esas «pequeñas» idolatríasque nosotros justificamos con tanta rapidez. En el libro de

Jeremías, el Señor le habla a este profeta acerca de una

práctica que tenían algunas de las mujeres de Judá. Habíanestado horneando pequeñas tortas en sus propios hornos;

unas tortas hechas con la forma de un ídolo conocido como«la reina del cielo» (Jeremías 44: 19).

No eran más que unas pequeñas tortas planas. Hastapodríamos estirar el argumento un poco para llamarlas

galletas. Y con todo lo que estaba pasando en el mundo ...

con las guerras y los rumores de guerras ... con todas las

deliberaciones de los reyes, los príncipes y los generales ... ¿ADios le iban a preocupar unas mujeres que estaban horneandogalletas?

Sí, le preocupaba. Porque conocía los corazonesde ellas. Veíalas idolatrías secretas que había tras su «inocente» actividad.

Y esto es lo que dijo acerca de ella:

«¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá yen las calles de Jerusalén? Los hijos recogen la leña,los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan

la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para

hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira».

JEREIIlíAS 7:17-18

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NUESTRO DIOS CELOSO

Aquellas pequeñas tortas despertaron los celos de Dios,

provocándolo a la ira. Se dio cuenta... y se entristeció. En el

primero y mayor de los mandamientos, Dios presenta con

toda claridad su exigencia de que le tengamos un amor

totalmente leal: «y amarás al Señor tu Dios con todo tu

corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas

tus fuerzas» (Marcos 12:30).

Después de amar al Señor con todo el corazón, el alma, lamente y las fuerzas, no nos quedará afecto alguno para otros

deleites que puedan rivalizar con Él.

Durante aquellos momentos del mes de septiembre en

loscualeselSeñor me abrió los ojos a estascosas, me comenzaron

a acudir a la mente otros textos bíblicos. Comencé a meditar

en la naturaleza misma de Dios. Él tiene muchos nombres y

títulos. Sin embargo, hay uno de ellos del que no se habla

mucho en estos tiempos. No se oye que se hagan cantos con

él, ni que se escriba bellamente en placas para las paredes, o

que se grabe en las joyas cristianas.

y sin embargo, tal vez se debería hacer.

Es Qanná.

«Celoso».

En los Diez Mandamientos, Él proclama: «Porque yo soy

Jehová tu Dios, fuerte, celoso» (Éxodo 20:5). Varios capítulos

más tarde, afirma: «Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios

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SU NOMBRE ES CELOSO

celoso es» (Éxodo 34: 14). Josué afirma: «Él es Dios santo, y

Dios celoso» (josué 24: 19).

Por supuesto, yo había conocido estos versículos du­

rante muchos años. Solo que había dado por sentado que

describían la relación de Dios en el Antiguo Testamento con

Israel, en un tiempo remoto y un lugar muy lejano. En el

Nuevo Testamento, me imaginaba, Él se había convertido

en un Dios amoroso y lleno de misericordia, que de alguna

forma pasa por alto nuestros afectos rivales.

Sin embargo, mientras más lo pensaba, más incómodo

me iba sintiendo con estas conclusiones. Me daba cuenta de

que aquellos pensamientos tenían que huir ante lo que Dios

mismo había proclamado en Malaquías 3:6: «Porque yo

Jehová no cambio».

En otras palabras, tan amoroso y lleno de misericordia

era en el Antiguo Testamento, como lo es ahora en el Nuevo.

y Él insiste tanto en tener todo nuestro afecto y toda nuestra

lealtad en el Nuevo, como insistía en el Antiguo con su

propia nación.

Me inundó un sentimiento de profunda reverencia al

darme cuenta de que Dios estaba consciente de todo deleite,

amistad o afecto que rivalizara por mi vida con su carácter y

su voluntad. Y no solo estaba consciente, sino que también

se preocupaba muy profundamente por todos y cada uno de

nosotros. Alimentar esos afectos -volverse a ellos y cultivarlos

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NUESTRO DIOS CELOSO

en los momentos tranquilos del día o de la noche-, era

agitar sus celos, yen realidad, entristecer a su Santo Espíritu,

trayendo angustia y conflicto a mi propia vida y a mis

relaciones.

Me encontré suplicándole a Dios que me diera una

nueva medida de su gracia y de su discernimiento.

Si yo estaba haciendo que mi Señor se sintiera celoso,

quería acabar con todo aquello.

PUNTOS PARA MEDITAR

¿Hay aspectos de su vida que compiten por el afecto y la

lealtad que solo le pertenecen a Dios? ¿Había usted pensado

alguna vez que Él es celoso de los afectos de usted? Llévele

estos asuntos a Él en oración, y pídale que le revele los

secretos de su corazón.

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AMAR A. DIOS CON

TODO EL CORAZÓNDame, ¡'~¡o mío, tu corazón,

y miren tus ojospor mis caminos.

PRo\TRBIOS 23:26

Siendo adolescente, recuerdo haberme tropezado un día

con una afirmación que captó toda mi atención. Era algo

tan fascinante para mí, que le estuve dando vueltas en la

mente durante días, meditando en su aplicación a mi propia

vida.

Ahora, echándole una mirada retrospectiva, parece

profética.

Ten cuidado con lo que quieres cuando tienes quince

años, porque lo vas a tener cuando llegues a los

treinta. Ten cuidado con lo que quieres cuando

tienes treinta años, porque lo vas a tener cuando

llegues a los sesenta.

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NUESTRO DIOS CELOSO

Cuando yo tenía quince años, lo que más quería en la

vida era ser eficaz en mi labor con los otros adolescentes.

Cuando llegué a los treinta años, anhelaba compartir con un

público más amplio lo que había aprendido acerca de los

jóvenes. Aquello era el gran anhelo de mi corazón, y Dios en

su gracia lo ha satisfecho.

Cuando ponemos el corazón en algo, comenzamos a

llenarnos los ojos y la atención con aquellas cosas que se

relacionan de manera directa con ese fuerte enfoque interior.

No en balde las Escrituras nos advierten: «Sobre toda cosa

guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida»

(Proverbios 4:23). Las demás prioridades, las demás cuestiones,

los demás sucesos de la vida que tal vez tengan una gran

importancia para muchas personas, pasan inadvertidos para

nosotros. ¿Por qué? Porque no están en sintonía con nuestras

metas. No tienen que ver con la pasión que llevamos en el

corazón.

Imagínese un atleta, un joven que se ha estado entrenando

durante años a fin de clasificar para las olimpíadas como

patinador de velocidad. Todos los días de su vida se levanta

antes del amanecer, y prepara cuerpo y mente para la

competencia que domina por completo todos sus pensamientos.

A medida que se aproxima la semana ;de pruebas para las

olimpíadas, ¿cuánto tiempo más va dedicando a pensa

acerca de otras empresas y otros intereses? ¡No tiene tiemp

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AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

para ninguna otra cosa! ¡Todas ellas son distracciones! Él está

concentrando todas sus energías en una sola meta: alcanzar

sus sueños de clasificarse para las olimpíadas.

Lo mismo sucede en cuanto a amar a Dios tal como lo

ordenan las Escrituras. No se trata de una empresa informal

y tibia. Jesús mismo dijo que debemos amar al Señor nuestro

Dios

• con todo el corazón,

• con toda el alma,

• con toda la mente y

• con todas las fuerzas.

¿Por qué es esto tan importante? Porque nuestro corazón

es el asiento de nuestros afectos, y lo que amemos con el

corazón es lo que les va a dar [arma a las metas y a la dirección

que tome nuestra vida entera. Ese proceso, tanto si nos damos

cuenta como si no, está funcionando en nuestra vida en estos

mismos momentos.

Cuando nos apartamos de esa búsqueda... Cuando

comenzamos a apartar los ojos de esa meta... Cuando nos

sumergimos y fascinamos con otros afectos, con otros

«amantes», Dios se pone celoso. Y con toda razón. Él es el

que nos redimió, comprándonos a un precio grande y terrible.

Uno de mis primeros recuerdos de mi juventud de

creyente tiene que ver con unos proyectos en los que trabajé

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NUESTRO DIOS CELOSO

en la sala de recreo que teníamos en rru hogar, mientras

repetía una y otra vez un canto.

A mi corazón, a mi corazón;

Ven a mi corazón, Señor Jesús.

Ven hoy, ven para quedarte.

Ven a mi corazón, Señor Jesús.

Por ser un joven creyente, yo sabía que el Señor ya estaba

en mi corazón, y que ciertamente, había llegado allí para

quedarse. Sin embargo, lo que estaba experimentando era

un anhelo más profundo por su presencia. Quería sentir su

cercanía y escuchar su voz; quería conocerlo por mí mismo, y

no solo como hijo de una familia cristiana o miembro de

una iglesia activa. Era como una respuesta personal a la invi­

tación que le hizo el Señor a la iglesia de Laodicea: «He aquí,

yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la

puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» (Apoca­

lipsis 3:20).

Hace varios años, estaba dirigiendo un seminario de

consejería para unos ochocientos jóvenes en nuestro centro

de adiestramiento de Indianápolis. Durante aquella semana

de adiestramiento, recibíuna sorpresivainvitación para reunirme

con el gobernador de Indiana. Era una oportunidad especial,

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Page 21: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓ~

pero iba a tener que salir de una de nuestras sesiones media

hora antes.

Cuando lo supieron varios de los estudiantes, me

rogaron que dejara que una jovencita de dieciséisaños llamada

Christiana diera su testimonio. Como la recomendación

había sido tan fuerte, se la presenté a los jóvenes y salí para

acudir a la reunión.

Tan pronto como volví al auditorio, sentí que había

sucedido algo. Un maravilloso espíritu de avivamiento había

inundado el seminario. Había lágrimas de arrepentimiento y

de gozo. Pregunté qué había sucedido y todo lo que me

pudieron decir fue: «Queremos amar a Jesús de la forma que

Christiana lo ama».

Christiana expresó su amor por el Señor de la forma que

la mayoría de las jovencitas expresan su amor por un novio.

Habló de las cosas que a Él le gustan.

Alardeó acerca de las cosas que Él ha hecho.

Compartió las cosas especiales que Él le había dicho

desde la Palabra.

Señaló los recuerdos de unos sucesos especiales con Él y

explicó las muchas formas en que Él le prestaba atención a

ella.

Christiana amaba al Señor con todo el corazón ... y

aquel día, todos los que estaban en el auditorio pudieron

verlo y sentirlo.

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NUESTRO DIOS CELOSO

BÚSCAME CON TODO EL CORAZÓN

«y me buscaréis y me hallaréis, porque me

buscaréis de todo vuestro corazón»,

JERHIIAS 29:13

Muchos han buscado al Señor, pero no lo han hallado,

porque no lo han buscado con todo el corazón.

En Jeremías 17:9 hay una verdad que complica el reto de

buscar a Dios con todo el corazón: «Engañoso es el corazón

más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?».

Este versículo describe elproblema: elengaño, que tiene

metidas sus raíces hasta el centro mismo de nuestro ser.

Dios nos advierte que tenemos capacidad para esconder

apetitos erróneos en el corazón; para meterlos en las

resquebrajaduras y las grietas y detrás de paredes falsas y

puertas ocultas, en la secreta esperanza de poderlos sacar de

allí un día para satisfacerlos. Y Satanás, tal vez sabiendo

dónde los hemos escondido, nos proporciona con frecuencia

las oportunidades perfectas para lograrlo. Tal vez la gente se

sorprenda cuando caigamos en algún apetito ilícito que

parezca ajeno a nuestra personalidad, y tal vez nosotros

mismos nos lamentemos ante las consecuencias de nuestras

acciones. Sin embargo, se trata de lo mismo que todo el tiempo

hemos venido deseando hacer. El apetito se hallaba metido

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Page 23: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

fu'vlAR A DIOS CON ;rODO EL CORAZÓN

dentro de nuestro corazón, acariciado y alimentado en

privado durante años y esperando su oportunidad.

La única respuesta a este dilema es una operación quirúr­

gica radical.

Debemos dejar que el Espíritu de Dios corte lo que sea

necesario en la cubierta de nuestro corazón con un

arrepentimiento y una confesión auténticos, y purifique

después ese corazón con el agua de la Palabra.

La capacidad del corazón humano para esconder apetitos

secretos es increíble.

A lo largo de los años, nuestro ministerio ha trabajado

con centenares de jóvenes en problemas procedentes de

diversos sistemas de tribunales. Muchos han demostrado un

notable progreso en la restauración de sus relaciones con sus

padres y han crecido en su caminar con el Señor. Sin embargo,

si no podemos ayudarlos a revelar todos los secretos que

llevan en el corazón, es inevitable que vuelvan a las andadas

de antes en cuanto se les presente la primera oportunidad.

Cuán cierto es el texto bíblico que dice: «El que encubre sus

pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta

alcanzará misericordia» (Proverbios 28: 13).

Todos necesitamos abrirle el corazón a alguien o a algo.

Si nos resistimos en lugar de abrirlo delante del Señor, y

tratamos de conservar compartimentos escondidos y esquinas

para nuestro uso personal, solo nos estaremos engañando a

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Page 24: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

nosotros mismos. Y nos enfrentaremos al peligro de que

haya pecados secretos que echen raíces en nuestro corazón;

pecados que un día nos podrían llevar a unas angustias y

tragedias imposibles de imaginar.

Una atractiva jovencita de diecisiete años cautivó laatención y la admiración de un jovencito de diecinueve.

Buscó la forma de conversar con ella, y la aprobación que

ella sintió que recibía de él se hallaba por encima de todo

cuanto había experimentado de su propio padre. Solo esa

realidad la hizo inmediatamente vulnerable ante las atenciones

de él.El joven obtuvo su número de teléfono y comenzó a

llamarla en momentos en los que sus padres no estaban en lacasa. Poco tiempo después le había robado el corazón. Ella se

sentía segura con sus atenciones, y se fue distanciando más

de sus padres ... y también del Señor. Cerró el corazón a la

convicción del Espíritu Santo, que le seguía diciendo que

aquella amistad no era correcta y que la iba a herir.

Cuando se produjo el inevitable enfrentamiento entre el

joven y los padres de la jovencita, aquella hija prefirió al

amigo y se fue de la casa. El padre estaba enojado ante la

relación que su hija había mantenido en secreto durante

largo tiempo con aquel joven. Sin embargo, resultó que ella

no era la única de la familia que practicaba el engaño.

Cuando el padre vino a recibir consejería, admitió que él

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AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

también estaba manteniendo una amistad secreta con otra

mujer, y que se había convertido en adicto a la pornografía.

Quería que su hija le mostrara su corazón sin engaños,

pero él mismo no le había presentado su propio corazón al

Señor sin engaños tampoco. Y la simple verdad es que nopodemos tenerloquequeremos, sindarlea DiosloqueÉl quiere.

DELÉITESE EN LA LEY DEL SEÑOR

Pues tus testimonios son mis delicias

y mis consejeros ...

Guíame por la senda de tus mandamientos,

Porque en ella tengo mi voluntad.

SALivl0 119:24,35

El proceso de buscar al Señor con todo el corazón

comienza en realidad cuando nos deleitamos en su Palabra.

En las páginas de la Biblia nos encontramos con la

Palabra viva de Dios: Jesucristo mismo. Jesús les dijo a los

líderes judíos: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros

os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que

dan testimonio de mí» (Juan 5:39).

Este deleitarse en Dios se origina cuando leemos los

pasajes de las Escrituras y le permitimos al Espíritu Santo

que sea Él quien subraye, destaque y aplique ciertos pasajes

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Page 26: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

concretos. Es una experiencia maravillosa. Sus ojos están

revisando una página de la Biblia que usted ha leído muchas,

muchísimas veces. De repente, un versículo parece destacarse

como si estuviera escrito en letra negrita o subrayado con

todos los colores del arco iris. En ese momento, el Señor le

habla a través de ese pasaje de una forma muy real y oportuna.

Una y otra vez me he maravillado ante la forma en que el

Espíritu Santo saca a la luz conceptos frescos y aplicaciones

nuevas a partir de unos textos de la Escrituras que aprendí de

memoria años, tal vez décadas atrás.

A medida que comencé a injertar estos pasajes en mi

corazón y mi alma, fui comprendiendo como nunca antes elcorazón de Dios, y deleitándome en él. Los Salmos son un

punto de partida excelente para esta experiencia, por la forma

tan conmovedora en que expresan el corazón de David, des­

crito como un hombre según el corazón del propio Dios.

En una ocasión, mientras leía los Salmos, me encontré

con elSalmo 27:4:

Una cosa he demandado a Jehová,ésta buscaré;

Que esté yo en la casa de Jehovátodos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová,

y para inquirir en su templo.

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Á\IAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

Supe inmediatamente que aquello no era cierto acercade mi corazón en esos momentos. También supe que lodebía ser.

Así que me aprendí de memoria ese versículo y comencéa tomar la costumbre de dormirme todas las noches citándoselo

al Señor. Cada noche escogía una palabra distinta para

resaltarla y meditar en la forma en que se podría aplicar a mivida. Esto me proporcionó una comunión y una intimidadcon el Señor que eran cada vez más satisfactorias. A medidaque pasaba el tiempo, y comenzaba a hacer esto mismo conotros pasajes de las Escrituras, empecé también a ver el

cumplimiento de la promesa que hace el Señor en Juan15:7-8: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecenen vosotros, pedid todo lo que queréis, yos será hecho. Enesto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, yseáis así mis discípulos».

Dormirse mientras se tiene comunión con Dios pormedio de las Escrituras es un elemento clave para amarlocon todo elcorazón. La Biblia dice: «Temblad, y no pequéis;

meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, ycallad» (Salmo 4:4).

Durante los larg,),.años en que tuvo que huir de Saúl por

eldesierto de Judá, David compuso estas palabras: «Cuandome acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en lasvigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en lasombra de tus alas me regocijaré» (Salmo 63:6-7).

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Page 28: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

No crea que se trata de una especie de disciplina severa einflexible. Es un verdadero deleite. Cuando los sucesos del

día y las preocupaciones por el mañana se comiencen adesvanecer en su mente, y su cuerpo comience a relajarse y adisfrutar del sueño y el descanso de los que Dios quiere quedisfrute, su espíritu saboreará esos pocos momentos finalesdorados de comunión con ese Dios que lo ama. Y cuandovuelva a despertar -ya sea en medio de la noche o con la luzde la mañana-, esa dulce fragancia de la presencia de Diosestará aún con usted.

Cuando yo me duermo citando las Escrituras, se pro­duce un maravilloso proceso purificador en mi corazón y mi

mente. La Palabra de Dios purifica las motivaciones, lospensamientos y las fantasías incorrectas del corazón, ycuando se acaba el proceso, he experimentado el gozo desueños espirituales, como el de hablarles a otras personasacerca del Señor, o el de adorar rendido a los pies de Jesús.Cuando despierto de uno de esos sueños, experimento un

amor totalmente nuevo por el Señor y por los demás.

Día y noche, nuestra comunión con el Señor va afortalecerse grandemente cuando nos aprendamos pasajes dememoria. El salmista proclamó: «En mi corazón he guardadotus dichos, para no pecar contra ti» (Salmo 119: 11).

No solo he disfrutado de valiosos tiempos de comunión

con el Señor al dormirme citando las Escrituras, sino que

también he planificado «vigilias de toda la noche» en las

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A.\lAR A DIOS CO~ TODO EL CORAZÓN

cuales me despierto en medio de la noche para meditar en laPalabra de Dios. En el silencio y la oscuridad de esas horas,me acerco a Él y Él se acerca a mí. Es un consoladorrecordatorio de que Él siempre está con nosotros. Aunque

estemos dormidos y no seamos conscientes, Él está allí.

Aunque me sentí motivado a realizar estas cosas desdemis años de adolescente, me solía faltar la autodisciplinanecesaria para llevarlas a cabo, sobre todo aquello delevantarme temprano. Para que me ayudaran a alcanzar mismetas, les pedí a otros que me pidieran cuentas. La meditaciónen las Escrituras se convirtió en el indicador más fuerte de

mi amor por el Señor, tal como decía David en el Salmo

104:34: «Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré

en Jehová».

Durante mis años en la escuela primaria, yo era muy malestudiante. De hecho, tuve que repetir el primer grado. La

maestra tuvo mucho tacto a la hora de explicármelo. Mesacó al vestíbulo, donde me estaba esperando mi madre, yme habló con una voz animada y llena de entusiasmo.

«Bien, Billy, ¿te gustaría ser líder en primer grado,estudiándolo otra vez el año que viene?»

No obstante, la repetición del primer grado no meayudó demasiado. Como me estaba haciendo demasiado

grande para el pupitre, me pasaron de grado de maneracondicional. A partir de aquel año, me siguieron pasando demanera condicional.

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NUESTRO DIOS CELOSO

Después de la primaria, una de mis hermanas mayores

se estaba quejando en voz alta ante la idea de que yo pasara a

la secundaria.

«¿Cuál es tu problema?», le pregunté.

«Vas a tener malas notas», exclamó, «y muy pronto

vamos a ser conocidas como las hermanas del tonto».

Ese encuentro encendió un pequeño fuego debajo de

mí, y me motivó para trabajar duro y lograr mejores notas.

Todas las noches me pasaba horas trabajando laboriosamente

en mis tareas. Sin embargo, lo mejor que pude lograr, por

mucho que me esforcé, era tener un poco por encima del

mínimo para el «aprobado». Entonces, un día, una piadosa

anciana de la iglesia me preguntó si quería triunfar en la

vida. Su pregunta me tomó un poco por sorpresa, pero no

tuve que pensar mucho tiempo acerca de la respuesta. Le

respondí con un rotundo «sí», y entonces ella me desafió a

que aprendiera de memoria un pasaje largo de las Escrituras

cada semana y se lo recitara a ella.

Me llevaba unas diecisiete horas por semana lograrlo,

porque era muy malo para aprender. Sin embargo, cuando

me dieron las notas en el semestre siguiente, el promedio era

de un «sobresaliente» bajo. Después de aquello, todos los

años mis notas iban mejorando en proporción directa a mi

fidelidad en cuanto a aprender de memoria las Escrituras y

meditar en ellas. Todo el mundo estaba sorprendido, incluso

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Page 31: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A"lAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN

yo, cuando me gradué de la secundaria en la SociedadNacional de Honor y del colegio universitario con honores.

Son miles los que han experimentado unos resultadossimilares. Un estudiante de medicina con una capacidadacadémica normal comenzó a aprenderse de memoria loscapítulos de las Escrituras. Se graduó en la escuela de medi­cina dentro del percentil de los noventa. En la escuela uni­

versitaria superior se situó en el percentil noventa y cinco, yen la prueba nacional final siguió en el percentil noventa ycinco. Él atribuye esto directamente a su diligencia en la medi­tación de la Palabra de Dios.

CAMINE HACIA LA MADUREZDios quiere que todos y cada uno de sus hijos recorran elcamino de la vida hacia la posesión de un «corazón perfecto».

¿Qué significa esto? ¿Que nunca vamos a pecar?

No; el apóstol nos asegura que pecamos y seguiremospecando. Juan escribe: «Si decimos que no tenemos pecado,

nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está ennosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justopara perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de todamaldad. Si decirnos que no hemos pecado, le hacemos a él

mentiroso, y su palabra no está en nosotros» (l Juan 1:8-1 O).

La perfección impecable es imposible a este lado del cielo.

Hasta Pablo mismo reconocía que él trataba de alcanzar estasituación, pero no lo lograba (Filipenses 3:12-14).

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Page 32: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Admitía con toda franqueza que aspiraba a la perfección,

pero no había llegado a ella. Sin embargo, eso no quiere

decir que dejara de intentarlo. Negándose a dejar que los

fallos del ayer lo desalentaran, o los retos del mañana lo

amedrentaran, había hecho del esfuerzo por seguir adelante

hacia la meta el objetivo de su vida.

Las Escrituras nos exhortan a todos a madurar en nuestro

caminar con el Señor, y en especial, en nuestro amor por los

demás.

Esta perfección «telas» está explicada en Efesios 4: 13:

«Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del

conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la

medida de la estatura de la plenitud de Cristo».

Es decir, que hay mucho por andar y mucho por crecer.

Es un peregrinar paso a paso, para el que nos capacitan el

don de la gracia de Dios, y la fe que Él le da a todo creyente.

De hecho, Dios quiere celosamente que caminemos en

esa dirección, hora tras hora, día tras día, año tras año.

PUNTOS PARA MEDITAR¿Está dispuesto a permitir que el Gran Cirujano realice una

operación radical de corazón en su vida? Mientras lee las

Escrituras y medita en ellas, pídale al Espíritu Santo que le

revele todos los rincones secretos y los armarios privados que

usted nunca le haya entregado completamente a Él.

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Page 33: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

CAI'ÍTlLO

AMAR A DIOS CONTODA EL ALMA

La ley de Jehová esperfecta, que convierte el alma.

SALMO 19:7

Durante su adolescencia, Doug se sentía lleno de dudas

acerca de Dios y de la Biblia.

«Pero, ¿cómo sabemos que Dios es real?», me preguntó

en una ocasión. «¿Cómo podemos estar seguros de que la

Biblia dice la verdad?»

Cuando me presionó en busca de respuestas, yo terminé

contestándole: «Doug, aunque yo te respondiera ahora mis­

mo, en este minuto, todas tus preguntas, eso no te ayudaría.

Lo que me parece claro es que tú has exaltado tu propia men­

te por encima de la Palabra de Dios y de su Espíritu. Solo

cuando sometas tu mente, voluntad y emociones a la autori­

dad de Dios, vas a comprender las respuestas a tus preguntas».

Aquel pensamiento era nuevo para Doug.

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Page 34: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

No se había dado cuenta de que había puesto su mente

por encima de la Palabra y el Espíritu de Dios. Sin embargo,

ese es el resultado seguro cuando confiamos en que nuestro

razonamiento humano es capaz de comprender las profundas

verdades de las Escrituras. Estos grandes principios no se

comprenden tanto con el intelecto, sino que más bien se

disciernen con el espíritu.

y este es el mensaje mismo de las Fscrrturas. «Porque

¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el

espíritu del hombre que está en él?Así tampoco nadie conoció

las cosas de Dios, sino elEspíritu de Dios» (l Corintios 2: 11).

El conocimiento que adquirimos con el razonamiento

humano tiende a volvernos arrogantes, y en nuestro orgullo

pensamos que podemos comprender completamente a Dios

ya la Biblia.

Le pregunté a Doug si alguna vez había sacado conscien­

temente del trono a su mente, su voluntad y sus emociones,

para ponerlas bajo la jurisdicción del Espíritu Santo de Dios

y de su Palabra. Él me dijo que no lo había hecho, y yo lo

animé a dar ese paso en ese mismo instante. Él aceptó, pero

su alma no se rindió sin presentar batalla.

En su primer intento, oró diciendo: «Oh Dios, sé que

son mi mente y mi voluntad las que están en el trono, y ...

quiero quitarlas. Amén».

Entonces abrió los ojos y me miró.

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Page 35: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A:-'IAR A DIOS CON TODA EL ALMA

«Doug, le acabas de decir a Dios que quieres quitar del

trono a tu mente y tu voluntad. Ahora, vamos a hacerlo».

Oró de nuevo. «Señor, ayúdame a sacar a mi mente y mi

voluntad del trono de mi vida. Amén».

«Doug», le dije delicadamente, «Dios te va a ayudar. Él

quiere ayudarte. Pero esto es algo que tienes que hacer tú,

con un acto de tu mente, tu voluntad y tus emociones.

Debes decir con sinceridad: «Dios mío, en este momento

saco mi mente, mi voluntad y mis emociones del trono de

mi vida para poner en ese lugar a tu Espíritu y tu Palabra. A

partir de ahora, tú eres quien tiene el control de mis

pensamientos, emociones y decisiones».

Con sus propias palabras, Doug le presentó esas ideas al

Señor. Después que terminó, sucedió algo inesperado. De

repente le pareció que todas aquellas dudas que lo habían

estado acosando durante tanto tiempo, carecían de importan­

cia. Ahora poseía un discernimiento espiritual que le daba

una perspectiva nueva acerca de Dios, de la Biblia y de la

vida entera.

Pablo explicó el conflicto entre el razonamiento humano

y el discernimiento espiritual cuando escribió: «Pues mirad,

hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios

según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles»

(l Corintios 1:26).

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Page 36: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Con respecto a las verdades espirituales profundas, Jesús

dijo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las

has revelado a los niños» (Lucas 10:21). Solo los que tienen

la fe de un niño en un Dios infinitamente sabio pueden

comprender estas cosas. Porque «elhombre natural no percibe

las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son

locura, y no las puede entender, porque se han de discernir

espiritualmente» (1 Corintios 2: 14).

¿Le ha parecido últimamente que su esperanza y su gozo

se han comenzado a debilitar? El discernimiento espiritual

por medio de los mandatos de Cristo nos permite ver más

allá de nuestras posibilidades y circunstancias del presente

para ver esas cosas «Dios ha preparado para los que le aman»

(1 Corintios 2:9).

LA CONVERSIÓN DE NUESTRA ALMA

CON LA LEY DE DIOSLas Escrituras nos dicen que «la ley de Jehová es perfecta,

que convierte el alma» (Salmo 19:7). Cuando comenzamos

a ser creyentes, nuestro espíritu nace de nuevo. En cambio,

nuestra alma también necesita una conversión. La palabra

convertirse significa dar media vuelta; girar hacia el rumbo

diametralmente opuesto. Esto es lo que le hace la Ley de

Dios a nuestra alma, y la recompensa es grande.

H

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M\fAR A DIOS CON TODA EL ALMA

Dios le prometió a Josué que todo le saldría «bien» en su

liderazgo y en la guerra, si mantenía delante de sí la ley, y

meditaba en ella de día y de noche (Josué 1:8). El testimonio

del Salmo 119 es igualmente significativo:

¡Oh, cuánto amo yo tu ley!

Todo el día es ella mi meditación.

Me has hecho más sabio que mis enemigos

con tus mandamientos, porque siempre están conmigo.

Más que todos mis enseñadores he entendido,

porque tus testimonios son mi meditación.

vv. 97-99

Jesús aclaró la ley en los mandatos que les enseñó a sus

discípulos, y nuestra forma de manifestar el amor que le

tenemos, es mantener delante de nuestros ojos los mandamientos

de Jesús, con el propósito de cumplirlos. Él nos dijo: «Si me

amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).

Los mandatos de Jesús no solo convierten nuestra

mente, voluntad y emociones, sino que también nos revelan

quién es el Señor en realidad. No es de extrañarse que Pablo

nos exhorte diciendo: «La palabra de Cristo more en

abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos

a otros en toda sabiduría» (Colosenses 3: 16). Y Santiago nos

ordena: «Recibid con mansedumbre la palabra implantada,

la cual puede salvar vuestras almas» (Santiago 1:21).

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Page 38: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

ELCONTROL DELALMAPORMEDIO DELAYUNO

Alguien describió la vida cristiana como una feroz pelea en­

tre dos perros. Cuando uno de los espectadores preguntó

cuál perro ganaría, el que tenía el control de todo aquello

dijo: «¡El que yo alimento'».

Pablo lo dijo de otra forma: «Porque el deseo de la carne

es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y

éstosse oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis....

Porque el que siembra para su carne, de la carne segará

corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu

segará vida eterna» (Gálatas 5:17; 6:8).

El apóstol también estaba muy consciente de la necesidad

que tenía de controlar los afanes y apetitos de su alma con las

disciplinas personales. Se comparaba a un corredor que

estaba decidido a ganar el premio: «Sino que golpeo mi

cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo

sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado»

(l Corintios 9:27).

Uno de los principales elementos del programa que se

había trazado Pablo para controlarse a sí mismo era el ayuno.

Afirma que ha estado «enmuchos ayunos» (2 Corintios 11:27).

Todavía recuerdo con toda claridad la primera vez que

traté de pasarme un día entero sin comer. Esta idea me vino

cuando estaba aprendiendo estas palabras de Jesús: «Pero tú,

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Page 39: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AMAR A DIOS CON TODA EL ALMA

cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no

mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está

en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en

público» (Mateo 6: 17-18).

En mi iglesia había un cuarto pequeño que sirvió de

escenario a mi «aventura» espiritual. Con mi Biblia, un

cuaderno de notas y un himnario, comencé. Después de lo

que me pareció horas, me fui al cuarto de al lado para ver el

reloj. Este me dijo que había estado ayunando menos de una

hora.

Los que ayunan pasan por este fenómeno: el reloj parece

funcionar con mayor lentitud. Así que, si quiere hacer más

cosas, lo que necesita es ayunar.

Al cabo de pocas horas, mi estómago me anunció que

era la hora del almuerzo. Allí tenía un nuevo reto con el que

tendría que contender. Mientras trataba de leer la Biblia, mi

mente se dedicaba a visualizar unos filetes acabados de freír,

un cremoso helado de chocolate y unos batidos bien espesos.

Mi alma le decía a mi espíritu: «¡Te felicito! Ya ayunaste.

Ahora, vamos a buscar algo de comer», Pero mi espíritu se

oponía, así que yo seguía ayunando.

Después de varias horas más, y de varias batallas con mi

carne, comenzó lo que para mí era una emocionante

experiencia nueva. De una forma que nunca antes había

conocido en mi joven vida, Dios abrió a mi comprensión

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Page 40: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

espiritual los ricos tesoros de su verdad y me mostró la forma

de aplicarlos a mi vida. Las recompensas espirituales de

aquel día me motivaron para repetir aquello semanalmente.

Una y otra vez, las Escrituras afirman que el ayuno

secreto obtiene recompensas públicas. Esdras ayunó y oró

para pedir seguridad contra los ladrones merodeadores, y

Dios los protegió (Esdras 8:21-23). Nehemías ayunó y

confesó los pecados del saqueado pueblo de Dios de

Jerusalén, y Dios le dio una estrategia para obtener la victo­

ria (Nehemías 1:4).

Los ancianos de la iglesia de Antioquía le ministraron al

Señor y ayunaron, y Él les indicó que enviaran a Bernabé y a

Pablo para alcanzar al mundo gentil (Hechos 13:2-3).

Cuando Dios quiere hacer algo especial en mi vida o en miministerio, me llama a tener un tiempo de ayuno.

ALGO ESPECIALUn domingo me desperté por la mañana con la clara sensación

de que debía ayunar ese día. Pero tenía un problema. Yahabía

aceptado un compromiso para cenar con un piadosomatrimonio de un pueblo vecino. ¿Cómo podría cumplir

con mi compromiso de estar con ellos al mismo tiempo que

honraba al Señor con mi ayuno?

Después del culto, me fui en mi auto hasta su casa. Ellos

me dieron una calurosa bienvenida, y después yo les dije:

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Page 41: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A"IAR A DIOS C00i TODA EL ALMA

«Les tengo que decir algo que es muy difícil de explicar».

Ellos me preguntaron qué era, y les expliqué: «Esta mañana,

Dios me hizo ver muy claro que me debía pasar el día en ayu­

no, pero yo quiero honrar mi compromiso de estar con uste­

des, así que si me permiten omitir solo la cuestión de la

comida, todavía podremos confraternizar, y a mí me irá

bien». Ellos comprendieron enseguida y me dijeron que debía

seguir lo que el Señor me indicaba que hiciera. «Podemos

comer juntos en cualquier otro momento», me dijeron. «Váyase

a casa para estar con el Señor».

Durante la semana siguiente, el Señor honró aquel día

de ayuno de una forma asombrosa. Yo me había estado

reuniendo todas las noches con diversas pandillas de barrio

de Chicago, pero sin ver ningún resultado espiritual. El lunes

por la noche, cuando iba de camino para reunirme con una

pandilia del sur de la ciudad, vi junto al camino a dos hom­

bres jóvenes con chaqueta de cuero pidiendo que alguien los

recogiera. Me detuve y les hice señales de que entraran al

auto.

Mientras seguíamos, les pregunté dónde vivían. «En esta

zona», me dijeron entre dientes.

Me volví al joven que estaba sentado junto a la puerta y

le dije: «¿Cómo te llamas?» Él me dio su apellido, y casi

espontáneamente le dije: «¿Y te llamas Bill?».

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Page 42: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Él me miró con una curiosidad llena de miedo. «Sí», me

dijo.

Entonces me volví al otro, que estaba sentado junto a

mí, y le pregunté su nombre. Él también me dio su apellido.

Yo hice una rápida oración: Señor, ¿cudl es su nombre de pila?

Me vino a la mente el nombre de Tom, así que le pregunté:

«¿Y te llamas Tom?».

Ambos me miraron asombrados. El segundo joven me

dijo: «y usted, ¿cómo sabe nuestros nombres? ¿Es policía?»

En realidad, yo estaba tan sorprendido como ellos, y le dije:

«Realmente, ¿te llamas Tom?» Él levantó el brazo izquierdo y

echó para atrás la manga de su chaqueta. Allí en el brazo

tenía tatuadas las letras T-o-m.

«Bill y Tom», les dije. «Escúchenrne. Yo nunca había

adivinado el nombre de nadie, como acabo de hacerlo. Es

evidente que Dios quiere que ustedes sepan que esto que les

vaya decir a continuación es tan cierto e importante como

sus nombres».

Después de explicarles el Evangelio, ellos admitieron que

en realidad se habían fugado de su hogar para irse a California.

De inmediato me di cuenta de que mi capacidad para decir­

les sus nombres -y su respuesta al Evangelio- eran resulta­

do directo de la preparación de mi corazón que Dios había

hecho por medio del ayuno. A lo largo del resto de la sema­

na, muchos miembros de pandillas que se habían estado

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Page 43: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A"lAR A DIOS CON TODA EL ALMA

resistiendo al Evangelio, invocaron al Señor para pedirle la

salvación.

Cuando me acercaba a los treinta años de edad, me

venía a la mente este pensamiento: Jesús ayunó durante

cuarenta días cuando llegó a esta edad. ¿Por qué no habríayo de

poder hacer lo mismo? Esta idea se volvió emocionante y hacia

el final de un oscuro y frío mes de diciembre, viajé a una

cabaña en la zona de los Northwoods para hacer algo que se

convertiría en el momento decisivo de mi vida.

Durante aquellas semanas maravillosas, la temperatura

descendió hasta los treinta y cinco y los cuarenta grados

centígrados bajo cero a la intemperie con ventiscas de nieve

que llegaban al metro y medio de profundidad. Yo también

estaba pasando frío en mi habitación de los altos, pero estaba

experimentando una intimidad con el Señor que no había

conocido nunca antes. Escribí las lecciones que Él me había

enseñado durante los quince años anteriores de labor con los

jóvenes y con sus padres. Este material se convirtió en el

libro de texto del Seminario sobre Conflictos Básicos de los

Jóvenes, al que han asistido millones de personas durante los

últimos treinta y tantos años.

Una de mis metas durante el retiro en los Northwoods

fue leerme entera la Biblia. Cuando llegué al Salmo 21:1,

tuve una experiencia personal con el Señor que ha causado

desde entonces un profundo impacto en mi vida. «El rey se

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Page 44: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

alegra en tu poder, oh Jehová; y en tu salvación, ¡cómo segoza!» (v, 1).

Esa verdad me preparó para el versículo siguiente. «Le

has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la

petición de sus labios» (v, 2).

En ese instante me sentí inusitadamente consciente de

que Dios me estaba invitando a hacerle una petición.

Recordé lo complacido que Él se sintió con la petición de

Salomón. Yo también quería sabiduría, pero además quería

algo más. Anhelaba experimentar la forma de vida de Dios y

tener la capacidad necesaria para explicársela a los demás, de

manera que ellos también la comprendieran.

Le pedí al Señor que me diera su vida, y la capacidad de

poderla enseñar a otros. Entonces bajé la vista para seguir

leyendo. Mis ojos se fijaron en el versículo cuatro, y un

estremecimiento recorrió todo mi ser. «Vida te demandó, y

se la diste» (v, 4).

A continuación de aquel tiempo pasado en los Northwoods,

fui invitado a dar un curso de verano en el Colegio Universi­

tario Wheaton. Ellos le habían dado a ese curso el nombre de

«Conflictos Básicos de los Jóvenes». En el primer grupo

había cuarenta y cinco alumnos, entre pastores, directores de

jóvenes y estudiantes de colegio universitario. Al año siguiente

se inscribieron ciento veinte. Y después pasaron a ser mil, a

continuación diez mil, y muy pronto, hasta veintiocho mil

Page 45: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A:-'IARA DIOS CO~ TODA EL ALMA

en un solo seminario de treinta y dos horas. Ciertamente, Dios

había comenzado a cumplir su promesa de 1 Corintios 2:9:

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,

ni han subido en corazón de hombre,

son las que Dios ha preparado para los que le aman.

¿Qué cosa especialquiere hacer Dios por medio de usted?

¿Qué vida quiere Él que usted toque en su nombre?

¿Qué puertas -más allá de cuanto usted se imagina-

quiere Él abrirle?

¿Qué parte de este mundo en tinieblas quiere Él

iluminar por medio de la lámpara de su vida puesta en alto?

Sí, con toda seguridad, Él nos tiene planificadas cosas

incomprensibles en el cielo, para los días infinitos de la

eternidad. Peto Él también tiene planes para usarlo a su servicio

en esta vida, en estos breves días antes que comparezcamos

juntos ante su presencia. Y va a usar a los que lo hayan

amado con toda el alma, ofreciéndole su cuerpo, mente,

emociones y voluntad de todo corazón.

De hecho, Él siente celo por que esto suceda.

y es el celo del amor infinito.

PUNTOS PARA MEDITARSi nunca ha intentado ayunar, piense en la forma en que esta

disciplina lo puede llevar adelante en el sendeto de los que

+3

Page 46: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

aman a Dios con todo el corazón. Podría comenzar con un

solo día, o incluso una sola comida, y usar ese tiempo para

buscar al Padre en su lugar secreto. Asegúrese de consultar a

su médico antes de intentar un ayuno prolongado de

semanas tal como el que yo acabo de describir.

Page 47: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

Ci l' iii L () 4

AMAR A Oros CON

TODA LA MENTE

y renovaos en el espíritu de vuestra mente.

EFESIOS 4:23

En una ocasión oí hablar de una sencilla prueba para

determinar qué es aquello que realmente yo amo más en

la vida. Era algo así:

• Cuando tengo un momento libre, ¿en qué pienso más?

• ¿Cuál es mi último pensamiento antes de quedarme

dormido por la noche?

• ¿Cuál es mi primer pensamiento cuando me despierto

por la mañana?

Por supuesto, nuestros pensamientos pasan por todo un

laberinto de recuerdos, impresiones y fantasías, la galería de

imágenes de la mente, con kilómetros de paredes y un

número incontable de fotografías. Algunas de las imágenes

+5

Page 48: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

son claras y distintas, mientras que otras son borrosas y están

a medio revelar; son poco más que una vaga o turbia imagen.

Hay algunas de esas imágenes de las que apenas nos hemos

dado cuenta, o en las que apenas hemos pensado durante

años; en cambio hay otras a las que volvemos una y otra vez.

Entre esas imágenes pueden estar la casa de nuestros

sueños, los rostros de nuestros héroes del deporte o del

espectáculo, los esquemas de unos planes para el futuro ... o

imágenes impúdicas y pornográficas con las que nos hemos

encontrado a lo largo de los años. Dios las ve todas, y sabe

con exactitud en cuáles nos deleitamos.

y se siente celoso ante esos pensamientos nuestros. Él

está muy consciente de cuáles son esas imágenes a las que

volvemos una y otra vez, y dónde dejamos que se detenga

nuestra atención.

El libro de Ezequiel nos da una imagen gráfica de esa

conciencia constante que tiene Dios en cuanto a nuestros

pensamientos más internos. En una de las asombrosas visiones

del profeta, Dios lo transporta al templo de Jerusalén. Le

dice que abra un hoyo en el muro del templo para que vea en

qué están fijando la vista los ancianos de Israel en el secreto

de su mente.

Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles

y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa

Page 49: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AMAR A DIOS CON TODA LA MENTE

de Israel, que estaban pintados en la pared por todo

alrededor. Y delante de ellos estaban setenta varones

de los ancianos de la casa de Israel, y]aazanías hijo

de Safán en medio de ellos, cada uno con su

incensario en su mano; y subía una nube espesa de

incienso. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las

cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en

tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de

imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová;

Jehová ha abandonado la tierra.

EZEC:LL IEL 8lü-12

Pero el Señor sí veía todo aquello, ¿no es cierro? Y

también lo veía su profeta. Y lo han visto también los

millones y millones de personas que han leído este relato en

las Escrituras. Los pecados secretos no existen.

Una vez grabada una imagen en una de las paredes de

nuestra mente, es sumamente difícil quitarla de allí. En

especial si satisface los apetitos de la carne o de la mente. La

falacia de estas imágenes lujuriosas es que son engañosas; no

tienen nada que ver con la vida real. Sus promesas de placer

son vanas. Cuando yo trabajaba con las pandillas en la ciudad

de Chicago, recuerdo haberme encontrado con jovencitas

vestidas de manera provocativa que estaban teniendo

relaciones promiscuas con hombres jóvenes. Descubrí que

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Page 50: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

no le podía describir lo que había visto a la gente que estaba

orando por mi ministerio. Hacerlo habría sido crear escenas

de impureza en la mente de aquellos que leían mis circulares

de oración. Las personas se podrían imaginar que algo era

excitante o sensual, cuando lo que yo había visto estaba lleno

de fealdad y desesperación.

Lo mismo sucede con la pornografía. Aunque las imágenes

prometan belleza o encanto, todo es una mentira. El olor de

la muerte está aferrado a ellas.

Por esta razón, Salomón le advertía a su hijo: «No

codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con

sus ojos; porque a causa de la mujer ramera el hombre es

reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa

alma del varón» (Proverbios 6:25-26). En otras palabras, la

pornografía se lo come a uno vivo; lo va anulando hasta

volverlo nada.

El hecho es que, cuantos placeres nos imaginemos en

nuestra mente que sean contrarios a la voluntad de Dios, son

iniquidad, y fue por nuestras iniquidades por lo que murió

Jesús en la cruz. Por esta razón, yo he hallado que es muy

eficaz superponer la imagen de Jesús, brutalmente golpeado

y chorreando sangre, sobre cuanta imagen tenga en la mente

que no sea justa, mientras cito el texto bíblico: «Mas él

herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros

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Page 51: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A,\IAR A DIOS C001 TODA LA MENTE

pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga

fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5).

¿Cómo me puedo entretener con imágenes que causaron

que mi Señor fuera herido, llagado y destrozado?

El siguiente paso de importancia consiste en purificar

mi mente con las Escrituras, tal como nos indicó Jesús: «Ya

vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado»

(juan 15:3) y «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad»

(Juan 17:17).

Cuando nuestra mente haya sido purificada de la

maldad y se haya llenado de la Palabra de Dios, podremos

convertir en realidad la indicación que nos da Pablo:

«Solamente que os comportéis como es digno del evangelio

de Cristo» (Filipenses 1:27). También seremos capaces de

disfrutar de la recompensa prometida en Filipenses 4:7: «y la

paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará

vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».

La palabra que Jesús usó en el mandato de que amemosa Dios «con toda nuestra mente» (Marcos 12:30) es didnoia.Significa «pensamiento detenido, meditación». Comprendeuna reflexión moral basada en el conocimiento o la

comprensión, y tiene una relación directa con la renovación

de nuestra mente por medio del Espíritu Santo: «No os

conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de larenovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis

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Page 52: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta»

(Romanos 12:2). Una paráfrasis de este versículo dice: «No

dejen que el mundo que los rodea los meta a la fuerza en supropio molde, sino permitan que Dios moldee de nuevo sumente desde dentro» 1•

En vista de esto, hasta podríamos añadir una pregunta

más a aquella prueba de tres preguntas con la que comenzamoseste capítulo. ¿Qué voy a permitir que moldee mi mente: las

presiones exterioresdel mundo, o elpoder interior del Cristo que

habita en mí?

Amar al Señor con toda mi mente significa que voy allevar todo pensamiento y toda imaginación a la conformi­

dad con las enseñanzas del Señor Jesucristo. La gracia que

Dios nos da para que hagamos esto es una poderosa armacontra los ataques morales que sufre nuestra mente. Pabloafirma: «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales,

sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas»(2 Corintios 10:4).

CUESTE LO QYE CUESTEKen sabía por experiencia propia lo poderosos que se puedenvolver los apetitos de la mente. Desde los catorce años teníaataques diarios de pensamientos lujuriosos, y probaba todo

lo que conocía para vencerlos. Oraba, leía la Biblia, ayunaba

y aprendía textos bíblicos de memoria, pero nada parecíafuncionar por mucho tiempo.

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Page 53: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A,'\1AR A DIOS CON TODA LA MENTE

Las batallas continuaron durante años, y Ken pensó:

Seguramente después que me caseeseproblema va a desaparecer

de mi vida y tendré la victoria. Sin embargo, el matrimonio

no resolvió su problema. Se me ha dicho que en ciertos

sentidos, el matrimonio y su experiencia sexual hacen que la

batalla con los pensamientos lujuriosos sevuelva más intensa.

Estudió el para ministerio y se hizo pastor. Pero con

frecuencia se sentía culpable por las batallas morales que

perdía en su mente, voluntad y emociones. Un día en un

seminario aprendió lo que era recuperar el «terreno» que

había abandonado en manos de Satanás dentro de su alma.

No comprendía del todo los conceptos bíblicos que apoyaban

aquello, pero durante las dos horas de camino de regreso a

casa, decidió intentarlo.

Le pidió al Señor que le hiciera recordar todas y cada

una de sus derrotas morales. Las fue confesando una por

una, reclamando la sangre de Cristo para conseguir el

perdón, y le pidió a Dios que le devolviera el terreno que él

había abandonado al control de Satanás. Durante esta

purificación personal, el Señor le recordó un suceso que se

había producido siendo él de muy temprana edad, y durante

el cual se había abierto a la impureza. Él confesó aquel

pecado y después clamó al Señor con estas palabras: «¡Dios

mío, dame la victoria, cueste lo que cueste!»,

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Page 54: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

A partir de aquel día, Dios le dio victoria sobre su

mente, su voluntad y sus emociones en el aspecto de la

impureza moral. El «precio» consistió en comparecer

delante de su iglesia para confesar que había estado viendo

pornografía en la Internet. Muchos pasaron al frente para

asegurarle que lo perdonaban y darle las gracias por haber

sido sincero, de manera que ellos pudieran seguir su

ejemplo.

Hoy en día, Ken camina muy cerca del Señor. Su mente

ha sido purificada por la sangre de Cristo y la Palabra de

Dios, y tiene un profundo ministerio en la vida de otras per­

sonas.

Amar a Dios con toda nuestra mente significa sintonizar

nuestros pensamientos con los suyos. Significa ver la vida tal

como Él la ve. Contemplar las oportunidades tal como Él las

contempla. Odiar el pecado tal como Él lo odia.

Solo la Palabra de Dios, iluminada para nosotros por el

Espíritu de Dios, puede realizar esto en nuestra mente. Pablo

le dijo a Timoteo que «toda la Escritura es inspirada por Dios,

y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir

en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,

enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo

3: 16-17).

Una paráfrasis de este versículo habla de «reorientar la

vida del hombre y adiestrarlo en una vida buenas".

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Page 55: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A:\IAR A DIOS CON TODA LA MENTE

Ese es el efecto que tiene la Palabra de Dios en nuestra

mente. Como una brújula interna, nos reorienta y nosvuelve hacia los resultados que Dios quiere ver en nuestravida. Jesús dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos»(Juan 14:1S).

La palabra guarCÚlr significa «fijardelante de nuestros ojos ydisponerse a usarlos». Lo explica la expresión de los marinos,que dicen que «guardan las estrellas», lo cual significa que

guardan su curso por medio de las estrellas de la bóvedaceleste. Dios nos ha hecho una maravillosa promesa si hacemos

esto. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el

que me ama; yel que me ama, será amado por mi Padre, yyo

le amaré, y me manifestaré a él" (Juan 14:21).

Cuando comenzamos a honrar y obedecer los mandatos

de Cristo, y a mantenerlos en prioridad dentro de nuestrospensamientos, estamos alejando nuestra vida de los bancos y

arrecifes que nos podrían hundir, al mismo tiempo que

tomamos un rumbo que nos va a deleitar mucho más allá delo que nos podríamos imaginar.

PUNTOS PARA MEDITAR¿Qué tal le fue en la prueba de tres preguntas que hayal

principio de este capítulo? ¿Qué paso le haría falta dar en su

vida para poner alSeñor en primer lugar dentro de todos suspensamientos? Dispóngase a rendirle cuenta de su vida a unamigo cristiano.

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Page 56: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

CAPÍTlLO)

AMAR A Oros CON

TODAS LAS FUERZAS

Si fueres flojo en eldía de trabajo,tu fuerza será reducida.

PROVERBIOS 24:10

En mis primeros tiempos del colegio universitario, entré

una tarde de viernes en el aula donde tendría una clase de

historia unos minutos antes que comenzara, y me senté en

mi pupitre. Solo había unos pocos alumnos más, además del

profesor, el Dr. Kenyon, quien estaba sentado en su escritorio,

al frente del aula.

Parecía estar absorto en sus pensamientos, mientras

tenía la mirada fija en el escritorio. El Dr. Kenyon era uno de

mis profesores favoritos. Su talle delgado y su cabello blanco

impresionaban. Era un instructor gentil y elocuente, sin

rastro alguno de arrogancia. Tenía un rostro amable y una

actitud humilde.

5+

Page 57: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

A:lJAR A DIOS C00: TODAS LAS FUERZAS

De repente, se levantó y comenzó a caminar hacia mí

por el pasillo. Cuando llegó donde yo estaba, puso un trozo

de hoja de cuaderno en mi pupitre. Yo 10 recogí y leí estas

palabras escritas a mano: «¿Por qué Dios derrocha la energía

en nosotros cuando somos jóvenes, y la sabiduría cuando

somos viejos?»,

Levanté la vista hacia el Dr. Kenyon, y me sorprendió su

expresión de súplica y de búsqueda. Me di cuenta sobresaltado

de que estaba esperando una respuesta acerca del significado

de la vida ... iY tenía la esperanza de que yo se la diera!

Más tarde pensé en la forma en que habría podido respon­

der a su pregunta. Habría podido decir: «Tenemos que cla­

mar al Señor para pedirle salvación en nuestra juventud, y

dedicarle nuestras fuerzas, de manera que cuando seamos

más viejos y más sabios, les podamos enseñar a otros acerca

de su amor y su verdad».

Habría debido tener una respuesta. Habría debido estar

listo para explicar la esperanzaque poseía, tal como dice 1 Pedro

3: 15. Sin embargo, no tuve la respuesta, y no estuve listo. En

lugar de darle la respuesta, mascullé un comentario insignifi­

cante y fuera de lugar, mientras sentía que se me ruborizaba

el rostro de vergüenza. El Dr. Kenyon esperó un tiempo que a

mí me pareció de varios minutos, mientras sus ojos me implo­

raban que le diera una respuesta. Cuando se dio cuenta de

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Page 58: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

que no tenía nada más que decirle, se dio vuelta lentamente

y regresó a su escritorio.

Durante la conferencia de aquel día, mi corazón y mi

mente funcionaban a toda prisa. Solo podía pensar en la

oportunidad que había perdido. Me había honrado y

abrumado a un tiempo el que me pidiera una respuesta así.

Tomé la decisión de volver después de mis clases aquel día

para hablar con él. Sin embargo, al final del día, me enredé

en otros asuntos. Cuando por fin regresé al aula, ya se había

ido. Sintiendo una súbita urgencia de hablar con él, decidí

averiguar dónde vivía para visitarlo en su casa.

Mis intenciones eran buenas, pero otras actividades

impidieron que lo hiciera durante el fin de semana. Me dije

que no dejaría de hablar con él cuando llegara el lunes. Pero

al entrar en el aula, había un grupo de estudiantes frente a su

tablero de avisos. Una nota que había en el tablero decía que

el Dr. Kenyon no iba a dar aquella clase. Nunca más daría su

clase de historia... ¡porque había fallecido!

Me sentí destrozado en mi espíritu y me dolió la poca

energía que había demostrado, cuando habría podido

compartir el Evangelio con un hombre que buscaba con

ansias. Aún puedo ver aquellos ojos escudriñadores suyos.

No tengo idea de cuál haya sido su estado espiritual, pero

hay unas palabras de Ezequiel que tomaron un significado

nuevo para mí en aquel día. «Cuando yo dijere al impío: De

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Page 59: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

Á\lAR A DIOS COc.! TODAS LAS FUERZAS

cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que

el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el

impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de

tu mano» (Ezequiel 3: 18).

Son demasiadas las actividades que nos roban la fuerza y

nos agotan las energías, y no tienen valor eterno alguno. Por esa

razón, Dios nos advierte que nos mantengamos «aprovechando

bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:16).

DOS PREGUNTAS VITALESAntes de entrar a la secundaria, un líder de jóvenes llamado

Jack Hamilton me invitó a ir con él a una conferencia en

Kansas City. Aquel viaje se convirtió en uno de los más

significativos de toda mi vida. Por elcamino me explicó una

nueva idea en la que había estado trabajando para ayudar a

los jóvenes a interesarse en la Biblia. La llamaba «Interrogatorio

bíblico», y es un método que después fue usado durante años

por miles de iglesias.

En un momento del viaje, se volvió hacia mí y me dijo:

«Bill, has visto alguna vez la verdad que hay en el Salmo

127: 1, "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los

que la edifican"? Observa que en ambos casos se edifica una

casa, pero en uno de ellos, se edifica en vano».

Asombrado con aquella idea, tomé la decisión de que

todo cuanto hiciera para el Señor, sería dirigido por Él.

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Page 60: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Entonces, Jack me dio unos consejos que causaron un

impacto en el resto de mi vida. «Bill, cuando llegues a la

secundaria, hazte dos preguntas antes de participar en ninguna

actividad extraescolar. Pregúntate primero: "¿Ya a contar

para algo esta actividad dentro de diez años?" Y después: "¿Ya

a contar esta actividad para la eternidad?" esas dos preguntas

son como las marcas que le ayudan a un agricultor para

poder arar un surco en línea recta. El arador experto escoge

un poste al fondo del campo, y después un árbol distante

que esté detrás de él. Mientras esas dos marcas estén en línea

la una con la otra, él sabe que está avanzando en línea recta».

Durante las reuniones que siguieron, me sentí retado a

presentarles el Evangelio a todos los alumnos de mi escuela

secundaria. Cada año, hacía de esto mi meta y le dedicaba

todas mis energías. Un año llevé a cabo una encuesta telefóni­

ca para preguntarles a mis compañeros qué cosas creían que

eran las más importantes en la vida.

Después de la encuesta telefónica, le envié a cada uno de

ellos una carta para darle las gracias por haber participado en

ella. Después expresé mi deseo de que cada alumno

descubriera cuál era la cosa más importante de todas en la

vida, y le incluía un folleto que tenía ese propósito. Su título

era «Lo más importante de la vida», Su mensaje era directo y

sencillo: Lo que más importa en la vida no es el dinero, ni

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Page 61: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AMAR A DK S CON TODAS LAS FUERZAS

son los deportes, los estudios o la diversión, sino elconocimiento

de Jesucristo como Salvador.

Estaba tan ocupado con estos proyectos, y aprendiendo

de memoria las Escrituras, que solo tuve tiempo para asistir a

una parte de un juego de fútbol durante mis cuatro años en

la secundaria. Mi modelo era el apóstol Pablo, quien resumió

así su vida para la iglesia de Colosas: «Cristo en vosotros, la

esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a

todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría,

a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;

para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de

él, la cual actúa poderosamente en mí» (Colosenses 1:27-29).

Cuando pienso en tanta energía concentrada, recuerdo a

Dave, un estudiante de secundaria que me ayudó durante

varios años en mi trabajo con los jóvenes. Cuando hizo la

prueba para el equipo de corredores en su segundo año de

secundaria, su entrenador reconoció de inmediato que tenía

cualidades de corredor y lo reclutó.

Al mismo tiempo, Dave demostró capacidad como

ayudante mío, y gran eficacia con los adolescentes. Mientras

él trabajaba con otros adolescentes, Dios obraba también en

su propio corazón. Comenzó a pensar sobre qué debía

ocupar el primer lugar en su vida: las carreras o el Señor. Asíque como sintió que Dios le pedía que pusiera en el altar sus

capacidades, su tiempo y sus talentos. De manera que un día

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Page 62: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

tomó la decisión tan difícil de renunciar al eqUlpo de

corredores.

Cuando le dijo a su entrenador que se tenía que salir del

equipo por razones personales, este lo animó para que fuera

a hablar con otro entrenador de pista llamado Gil Dodds.

Gil había alcanzado la fama manteniendo durante cuatro

años el récord mundial de una milla bajo techo. Cuando

firmaba su autógrafo, muchas veces añadía la cita bíblica de

Filipenses 4: 13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».

(Muchos fanáticos miraban con curiosidad el «Fil. 4:13» y

creían que había corrido la milla en Filadelfia en cuatro

minutos y trece segundos).

Gil Dodds comprendió la batalla espiritual que libraba

Dave, y lo alentó en su decisión de darle el primer lugar a

Dios. Con esta confirmación en el corazón, Dave regresó

con su entrenador y terminó su renuncia del equipo. Después

de esta decisión, sintió que se le había quitado de encima un

inmenso peso. Pero entonces, sucedió algo inesperado. Era

como si Dios le dijera: «Ahora que sé que me tienes en el pri­

mer lugar, puedes regresar al equipo». Así que sorprendió y

agradó al entrenador, regresando.

La prueba del «primer lugar» se produjo un fin de semana

en el cual Dave tuvo que escoger entre asistir a un retiro de

jóvenes o participar en una importante competencia de

pista. Decidió estar en el retiro de jóvenes cuando comenzara

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Page 63: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AivlAR A DIOS CON TODAS LAS FUERZAS

el viernes por la noche, y después tratar de regresar para la

carrera el sábado por la tarde. Cuando llegó a la competencia,

el entrenador le hizo señas para que se cambiara de ropa

rápidamente y se metiera en la carrera. Se unió a los demás

competidores en los bloques de arrancada, y comenzó la

carrera. David se puso a la cabeza de todos los demás

corredores y rompió la cinta en medio de un inmenso

griterío que le resonaba en los oídos.

Dios honró su decisión de ponerlo a Él en primer lugar,

permitiendo que sobresaliera en la pista durante todo su

tiempo en la secundaria y en el colegio universitario. Ahora es

pastor asociado de una gran iglesia en un barrio residencial,

y sigue experimentando las bendiciones del Señor. Hasta el

día de hoy, ha mantenido los ojos centrados en la meta de

agradar a Cristo ... y sigue tratando de correr la carrera con

todas sus fuerzas.

PUNTOS PARA MEDITAR¿Qué actividades y compromisos de su vida impiden que

usted ame y sirva a Cristo con todas sus fuerzas? Pregúntese

lo siguiente: «La participación en todas estas cosas, ¿va a

tener alguna importancia dentro de diez años ... o en la eter­

nidad?».

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Page 64: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

CAPÍTULO 6

AFECTO RIVAL #1:

AMAR NUESTRA

PROPIA VIDA

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida

está escondida con Cristo en Dios.

COLOSENSES 3:2-3

El doctor miró fijamente a los ojos al paciente.

«Se lo vaya decir sin rodeos. Siento muchísimo tener

que decide esto, pero usted no se va a mejorar. Esta enferme­

dad va a acabar con su vida en seis meses, y no podemos

hacer nada».

El hombre recibió esta sorprendente noticia con sereni­

dad. IOdos tenemos que morir en algún momento, pensó. Pero

lo que no quería él era una muerte común y corriente. Que­

ría que su vida tuviera un dramático fin que lograra algo sig­

nificativo.

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Page 65: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

Varios dias más tarde, se tropezó con una escenaasombrosa:

veintenas de policías que rodeaban a una pequeña tienda de

su barrio. Dentro de ella, un ladrón armado retenía a varios

rehenes.

Se fue al capitán de la policía y le dijo que quería entrar a

la tienda para hablar con el pistolero. El oficial se opuso de

inmediato: «Usted está loco, caballero. ¡Lo va a matar!»

«Eso es exactamente lo que yo quiero», le contestó elhombre. «De rodas maneras, solo tengo unos pocos meses de

vida».

Al final, como no tenían ninguna otra opción, la policía

le permitió al hombre que entrara a la tienda. Sin temor a la

muerte, se fue derecho al pistolero. Su osadía causó que este

entrara en pánico. Pensando que debía haber algún plan

inminente para irrumpir en la tienda y capturarlo, el

delincuente se rindió.

El hombre que estaba viviendo en tiempo prestado se

metió tranquilamente el arma en el bolsillo y salió caminando

de la tienda con el pistolero y sus rehenes. La multitud lo

vitoreó y se convirtió instantáneamente en héroe.

Pero seguía con su dilema encima.

Pocos días después oyó decir que había un furioso motín

en una prisión cercana. Se fue allá a toda prisa y se ofreció

para entrar a hablar con los amotinados. «No puede hacerlo»,le dijeron los guardas. «¡Lo van a matarl»

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Page 66: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

«Eso es lo que tengo la esperanza de que suceda», les

respondió el hombre, «porque de todas maneras, vaya morir

dentro de unos pocos meses. Lo mejor que pueden hacer es

dejarme entrar, a ver si puedo salvar unas cuantas vidas».

A regañadientes, los guardas lo empujaron por la puerta

y la cerraron con candado detrás de él. Atónitos al ver que un

hombre sin armas simplemente entrara para hablar con

ellos, los presos escucharon lo que él les dijo y decidieron

acabar con el motín. El hombre era héroe otra vez... pero

aún se preguntaba cómo iba a lograr su meta.

Entonces, un día recibió una llamada de su médico. «[Le

tengo una buena noticia! Me equivoqué al diagnosticar su

caso. Usted no se va a morir». En ese mismo instante, el

hombre perdió todo su valor extraordinario y volvió a ser el

hombre temeroso y normal de siempre.

Aunque no puedo documentar la veracidad de este

relato, sí puedo verificar el informe siguiente, que sostiene el

hecho de que la gente más poderosa que hay sobre la faz de la

tierra es la que no le tiene miedo a la muerte.

El Dr. Josef Tson vivió durante el gobierno comunista

del dictador rumano Nicolae Ceausescu. Escribió un ensayo

sobre la veracidad del cristianismo y el engaño del comunismo,

y fue a entregar personalmente un ejemplar a la oficina del

dictador. Poco tiempo después (y como era de esperar), un auto

de la policía se estacionó frente a su hogar, y fue arrestado.

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Page 67: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #1: ANIAR NUESTRA PROPIA VIDA

En la estación de policía le exigieron que se retractara de lo

que había escrito. No lo podía hacer, les dijo a los oficiales,

por la sencilla razón de que era cierto.

«Si usted no se retracta de lo que ha escrito», le dijeron,

«lo vamos a matan>. El Dr. Tson se limitó a quedarse allí de

pie, con una pacífica sonrisa en el rostro.

«¿No se da cuenta de lo que acabamos de decir?», le

dijeron furiosos. «¡Va a morir!»

«Si me matan», les contestó, «me van a obligar a usar mi

arma contra ustedes».

Sorprendidos, le preguntaron: «¿Qué arma es esa?»

«Morir por mi fe», les dijo. «Durante muchos años, he

estado predicando el Evangelio por toda Rumania. Miles de

personas tienen mis mensajes grabados. Cuando oigan que

he muerto por mi fe, escucharán mis mensajes con una

nueva resolución. ¿Me podrían hacer el favor de matarme?»

Dándose cuenta de que era cierto lo que él les acababa

de decir, decidieron no ejecutarlo. En lugar de hacerlo, lo

estuvieron interrogando durante meses y lo soltaron. Hace

varios años, los oficiales de mayor graduación de esta misma

organización se reunieron con nosotros en nuestro Centro

de Adiestramiento de Indianápolis y elaboramos un acuerdo

escrito por el cual nos comprometemos a adiestrar a cien mil

de sus oficiales de policía, cosa que estamos preparándonos

en estos momentos a realizar.

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Page 68: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Las Escrituras afirman que los santos triunfan sobre

Satanás «por medio de la sangre del Cordero y de la palabra

del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la

muerte» (Apocalipsis 12:11). Cuando Jesús llamó a sus dis­

cípulos a seguirle, los retó a una vida de sacrificio y una

muerte de mártires. De hecho, la mayoría de ellos fueron

martirizados por su fe. Sin embargo, por medio de su muer­

te, decenas de miles más se convirtieron en creyentes.

El Imperio Romano fue conquistado por los mártires que

recibieron en esostiempos lacorona de vida. Durante lasgrandes

persecuciones de los primeros siglos del cristianismo, un

funcionario se presentó ante el emperador y le dijo: «¡Deja

de quemar a esos cristianos! Su humo hace que todos los que

están viéndolos en la multitud se vuelvan creyentes».

Jesús lanzó el reto: «Entonces Jesús dijo a sus discípulos:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y

tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su

vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí,

la hallará» (Mateo 16:24-25).

Uno de los sucesos más importantes de mi vida se pro­

dujo cuando tenía unos trece años. Sigue vivo en mi memo­

ria hasta el día de hoy el recuerdo de las cosas que me rodea­

ban en esos momentos. Estaba sentado junto a la ventana de

mi habitación, leyendo el Libro de los Mártires de Fax. Mien­

tras iba pasando las hojas, me trataba de imaginar los atroces

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Page 69: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RI\'AL # 1: A:YIAR NUESTRA PROP1A \'lDA

dolores que soportaban cuando les arrancaban los miembros

en el potro, los hervían en aceite o los quemaban en la hoguera.

De manera especial me impresionó John Huss, el cualsiendo niño encendió una vela y puso un dedo sobre la llama

con el fin de ver si tenía la valentía suficiente para que lo que­maran en la hoguera ... que es exactamente lo que le sucedió

años después.En ese momento tan importante de mi vida, sentí que el

Señor me preguntaba: Bill, ¿tú también moriríaspor mí? Contoda mi sinceridad y firmeza, le respondí que sí moriría por

Él.Algo pasó en mi interior cuando tomé aquella resolución.

Me imaginé a mí mismo en una carrera contra el tiempo.¿Cuánto podría hacer por el Señor antes de morir por Él? Apartir de aquel momento, comencé a preocuparme cada vezmenos por una vida llena de diversión, y más por tener una

muerte que diera fruto.

MI VIDA PORlA SUYAHacerse el propósito de morir por el Señor es un buen puntode partida. Sin embargo, pronto aprendí que por lo general,Dios no nos llama a un martirio dramático, sino más bien a

morir diariamente al yo. la pérdida de mi vida era un proceso

de un momento tras otro en los cuales iba escogiendo las co­

sas que agradaban al Señor e hicieran progresar su reino, y

rechazando las que complacían mis apetitos y estorbaban ala obra del Señor.

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Page 70: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

En nuestra vida es mucho lo que va envuelto en la ima­

gen que queremos proyectar hacia las personas que nos

rodean. Queremos que la gente nos admire y nos dé su apro­

bación. Nos imaginamos que, de alguna manera, la popula­

ridad equivale al éxito en la vida. Sin embargo, Jesús llama a

sus discípulos a renunciar a la popularidad del mundo para

recibir los elogios de su Padre.

Los que están en el mundo exigen un precio muy alto

por dar su aprobación. Nos exigen lealtad, demandan que

estemos de acuerdo con sus filosofías y que aceptemos sus

normas morales, que nos sometamos a su vocabulario social­

mente adecuado y que abandonemos cuantas convicciones

pudieran causar que ellos se sintieran culpables o incómodos

en nuestra presencia.

Después de retamos a perder nuestra vida por Él, Jesús

preguntó: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare

todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará

el hombre por su alma?» (Mateo 16:26).

Dios me enseñó que la muerte a mí mismo comprende

un intercambio de mi reputación por la suya. A partir de ese

momento, ya no tenía importancia para mí lo que la gente

pensara de mi persona. Lo único que importaba era que los

demás vieran a Cristo en mí y por medio de mí. A fin de

cuentas, en realidad no importa para nada a quién estemos

complaciendo, y desagradamos al Señor. Tampoco importa

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Page 71: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

en realidad a quién desagrademos, siempre que agrademos al

Señor.

Después de terminar mi grado de maestría, pensé que

sería impresionante añadirle un doctorado en filosofía a mi

nombre, así que me inscribí en una universidad con ese pro­

pósito. Pronto me di cuenta de las influencias negativas que

existían contra mi fe en el Señor y en su Palabra. No obstan­

te, me sentí bastante seguro de que podría soportar esas pre­

siones. Al fin y al cabo, me había especializado en estudios

bíblicos en el colegio universitario y la escuela postgrado, y

había aprendido de memoria largos pasajes de la Biblia. Ade­

más de eso, viviría en casa todo el tiempo. Allí también

podría seguir realizando los ministerios con jóvenes para los

cuales había sido ordenado y enviado.

A principios del primer semestre, comencé a escuchar

filosofías que eran tanto bíblica como intelectualmente

absurdas. Un profesor de psicología proclamó: «Todos somos

como pequeñas cajas. Lo que entra es lo que sale. Si quere­

mos cambiar la conducta, solo tenemos que cambiar la expe­

riencia».

Yo levanté la mano.

«¿Está usted diciendo que una persona no tiene voluntad

para tomar decisiones morales por su propia cuenta?», le

pregunté.

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Page 72: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

«¡Así es!», me contestó elprofesor. «Todossomos producto

de lo que experimentamos. Nada más que eso».

Después de varias semanas de este tipo de entrenamiento,

en mi corazón comenzó a crecer una cierta actitud que

nunca había esperado ni previsto. A pesar de mis resoluciones

anteriores, me di cuenta de que estaba alimentando una

admiración crecientepor el prestigiode la comunidad educativa,

y su correspondiente desdén por el lugar de los cristianos en

el mundo.

Esto me alarmó. Me había sentido muy seguro de que

podía recibir aquellas clases sin dejar que me afectaran.

Una mañana, cuando me dirigía a una clase, sentí un

fuerte mensaje de parte de Dios. Bil!, tienes que escoger. O

recibes mi aprobación sobre tu vida, o recibes la del hombre.

Habrá quienes puedan tener ambas, pero tú no. Me retiré de la

universidad y las mismas Escrituras me tranquilizaron: «Cesa,

hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las

razones de sabiduría» (Proverbios 19:27).

Cesar de amar nuestra vida significa también rechazar

nuestras propias aspiraciones. Hace poco hablé con un joven

que es un dinámico líder espiritual. Son centenares los

varones adolescentes que lo admiran como modelo de vida,

y los padres de ellos escuchaban sus consejos en cuanto a la

educación de sus hijos. Yo sentí que él estaba pasando por

70

Page 73: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #1: AMAR NUESTRA PROPIA VIDA

algún tipo de lucha interior, así que le pregunté que pensaba

hacer en el futuro.

Me dijo que quería meterse en la política. Yole respondí

que ciertamente, Dios tiene un lugar para los líderes

políticos piadosos, pero muchos fracasan porque entran en

la política con la meta de glorificarse ellos mismos. Le

recordé la diferencia entre un político y un verdadero hom­

bre de estado: el primero busca el puesto; al segundo, es elpuesto elque lo busca a él.

Entonces le cité un versículo que había hecho impacto en

mi vida muchos años antes: «¿Y tú buscas para ti grandezas?

No las busques» (Jeremías 45:5).

«¿Le has consagrado a Dios alguna vez tu aspiración a

ocupar cargos políricosr», le pregunté.

«Sí», me contestó. «Lo he puesto todo en sus manos».

«Esees elproblema», le dije. «Dios no quiere que lo pon­

gas en sus manos, para poder tomarlo de nuevo después.

Quiere que lo pongas en el altar y mueras a todo ello, de la

misma forma que le pidió a Abraham que pusiera a su hijoen el altar y muriera a todos los sueños que tenía acerca de su

futuro».

El joven vio enseguida la diferencia y puso en el altar

todas sus aspiraciones políticas. El resultado fue un nuevo

poder espiritual en su vida y un aumento de su eficacia con

los hombres jóvenes que estaba preparando.

7I

Page 74: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Pablo le recordó a la grey de Calosas: «Poned la mira en

las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis

muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios»

(Colosenses 3:2-3). Hay otra traducción que dice: «Ustedes

murieron cuando Cristo murió ... »3

Los que han comprendido realmente esta verdad a lo

largo de los siglos, han sido capaces de enfrentarse a sus

temores más grandes y vencerlos. ¿Cómo se puede matar a

alguien que ya está muerto? ¿Cómo se puede amenazar a

alguien cuya vida real y verdadera está segura para siempre,

inalcanzable, y dentro del protector abrazo del Hijo de Dios?

Esto fue lo que escribió David: «En Dios he confiado; no

temeré; ¿qué puede hacerme el hornbre?» (Salmo 56:11).

Meditemos por un instante en esta pregunta de David.

¿Qué me puede hacer el hombre?

Me puede quitar mis posesiones xerrenales. Se puede

burlar de mí y humillarme. Me puede expulsar. Me puede

amenazar. Se puede reír de mí. Puede mentir acerca de mí.

Puede inventar acusaciones en mi contra. Me puede arrestar.

Me puede maltratar. Me puede encarcelar. Me puede hacer

pasar hambre. Me puede matar. Sin embargo, en medio de

todo esto, tal como Jesús nos aseguró: «ni un cabello de

vuestra cabeza perecerá» (Lucas 21: 18).

Nuestra vida está segura en Él. Nuestro destino ha sido

sellado en los cielos. ¿Por qué trabajar tan duro en acariciar y

72

Page 75: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #1: AMAR l"UESTRA PROPIA VIDA

proteger lo que nunca, nunca puede nadie llegar a dañar?

Amar nuestra vida aquí en la tierra no solo es contrario a las

Escrituras, sino que es un desperdicio de un tiempo muy

valioso. Una vez que recibimos a Jesucristo como Salvador y

Señor, todo lo que realmente importa a fin de cuentas ha

quedado fijado para siempre.

Somos libres para llevar una vida que agrade a Aquel que

nos ama con un amor celoso.

PUNTOS PARA MEDITARLea Colosenses 3:1-3 y Gálatas 2:20. ¿Qué quiere decir Pablo

con eso de que ya hemos muerto? ¿Cómo puede cambiar la

comprensión de esto nuestra forma de ver nuestras prioridades

cada día?

73

Page 76: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

CAPÍTULO 7

AFECTO RIVAL #2:

AMAR AL MUNDO

«No sois del mundo,

antes yo os elegí del mundo».

JUAN 15:19

La mayoría de nosotros no nos despertamos por la mañana

preguntándonos: ¿A quién podría atormentar yo hoy?

Con todo, los conflictos parecen seguir apareciendo.

Algunas veces vemos lo que no debemos. Otras, decimos

lo que debemos, pero nos lo interpretan mal. Hasta es posible

que no digamos absolutamente nada, y sin embargo, nos

malinterpreten. Los demás nos juzgan o rechazan por razo­

nes que nunca nos parecen claras. Es como si los conflictos

nos cayeran del cielo, o surgieran en el camino frente a noso­

tros, justo a tiempo para hacernos tropezar y ponernos en

peligro de caer.

74

Page 77: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Podríamos decir: «Solo estoy pasando un día malo».

Pero ¿loexplica esto realmente? ¿Acaso no podría ser algo más?

En un texto muy penetrante de las Escrituras, el apóstol

Santiago escribe: «¿De dónde vienen las guerras y los pleitos

entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales comba­

ten en vuestros miernbros?» (Santiago 4: 1).

Así como Dios agitaba a los adversarios de Israel en su

contra cuando veía que Israel se estaba deleitando en un

afecto rival, ahora también hace esto con los creyentes del

Nuevo Testamento que tratan de mantener una amistad con

el mundo, al mismo tiempo que su relación de pacto con Él.Despertamos los celos del Señor ... y es inevitable que

aparezcan los conflictos en nuestra vida.

Santiago no nos deja lugar a duda en sus palabras: «¡Oh

almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es

enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo

del mundo, se constituye enemigo de Dios» (Santiago 4:4).

Es imposible que amemos al Señor con todo el corazón

si tenemos un amor por el mundo que compite con el amor

por Él. Sería como un hombre casado que pusiera en su

escritorio del trabajo un cuadro con la foto de otra mujer,

junto con el que tiene la foto de su esposa. Es algo ofensivo.

No tiene por qué estar allí. Por esa razón, las Escrituras nos

suplican: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el

mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está

75

Page 78: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de lacarne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no

proviene del Padre, sino del mundo. Yel mundo pasa, y sus

deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para

siempre» (l Juan 2:15-17).

Esta lista describe con claridad diáfana los ataques

diarios de la cultura actual. En una atmósfera así, lo cierto es

que no nos podemos quedar pasivos ni neutrales. Debemos

comprometernos a amar a Dios y ser odiados por el mundo,

o amar al mundo y ser enemigos de Dios. Por mucho que

nos gustaría pensar de otra manera en ocasiones, en realidad

no hay un punto medio.

Las Escrituras definen las tres categorías que componen

al «mundo» con detalles esclarecedores.

LOS DESEOS DE LA CARNE

«Los deseos de la carne» comprenden el anhelo de lo prohi­

bido, y nos llevan a los siguientes pecados: «Adulterio, forni­

cación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemista­

des, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, en­

vidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a

estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he di­

cho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el

reino de Dios» (Gálatas 5:19-21).

76

Page 79: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Si alegamos que estamos en contra de cosas como el

adulterio, la fornicación y la impureza, pero invertimos

nuestro dinero, nuestro tiempo y nuestra atención en

películas, música, libros y revistas que describen, presentan y

glorifican estas actividades, somos culpables de amar al

mundo. Ese punto de vista no será popular en estos tiempos,

incluso en círculos cristianos, pero cuando nos detenemos a

pensarlo ... ¿cómo podrían ser las cosas de otra manera?

LOS DESEOS DE LOS OJOS

«Los deseos de los ojos» comprenden la codicia de cosas que

agradan a nuestros apetitos sensuales. Esa codicia no se

satisface nunca, porque se encuentra fuera de la voluntad de

Dios. Solo conociendo a Cristo de una manera íntima y

experimentando elpoder de su resurrección, podremos encontrar

en nuestra vida una satisfacciónprofunda y duradera.

Pablo comprendía esto cuanto tomó la decisión de

cambiar las cosas temporales por unos tesoros eternos. Esto

es lo que él afirma: «y ciertamente, aun estimo todas las

cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de

Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo,

y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:8).

Si servimos a los deseos de nuestros ojos, vamos a llevar

una existencia inútil, porque «el Seol y el Abadón nunca se

77

Page 80: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos»

(Proverbios 27:20).

Desde el principio, el programa de Satanás ha consistido

en atraer nuestra atención por medio de los deseos de los

ojos. La fruta prohibida fue agradable ante los ojos de Eva,

Dalila agradó los ojos de Sansón, y Bersabé deleitó los de

David.

Escoger el amor al mundo equivaldría a decidirnos a

disfrutar de los placeres que atraen nuestra naturaleza carnal,

sin preocuparnos del daño que les puedan causar a otras per­

sonas, sobre todo a nuestro cónyuge, a nuestros hijos y a los

demás creyentes. Pablo usó la controversia que había en la

iglesia alrededor de la carne ofrecida a los ídolos para

explicar que no debemos hacer nada que pueda causar que

otro creyente tropiece, se debilite o se escandalice (Romanos

14:21).

Si tenemos conflictos con otras personas acerca de las

cosas que dejamos entrar en nuestra vida, nos debemos

preguntar: «¿Es esto una evidencia que Dios me está dando

de que tengo un afecto rival que está entristeciendo a su

Espíritu?».

Daniel, como campeón de Dios, se resistió con éxito al

atractivo y el amor del mundo, y experimentó las recompensas

incalculables del favor divino. Las Escrituras revelan elsecreto que utilizó para vencer al mundo. Hizo votos antes

78

Page 81: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

ArECTO RI\'AL #2; Af\IAR AL i\¡UNDO

quepasaran las cosas, paraprepararse a las tentaciones mundanas

que esperaba que le llegaran.

Cuando se dio cuenta de que lo llevarían cautivo a

Babilonia, «propuso en su corazón no contaminarse con la

porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía»

(Daniel 1:8).

Cuando yo estaba en secundaria, me preocupaba la

publicidad positiva que los periódicos le estaban dando a

una famosa revista sensual. Sabía que aquello iba a popularizar

la pornografía y a dañar millones de vidas y matrimonios.

Por eso hice voto de nunca mirar el interior de una de esas

revistas. Eso sucedió hace más de cincuenta años. Dios ha

sido fiel en cuanto a quitarme el apetito por ellas, y en

cuanto a protegerme de ellas.

LA VANAGLORlADE LAVIDA

El tercer aspecto del «amor al mundo», según 1 Juan 2, es

descrito como «la vanagloria de la vida».

Los hombres en especial nos sentimos orgullosos de

nuestra ocupación. «Lo que yo hago» parece formar una parte

importante de «lo que yo soy». Cuando estaba estudiando en

la secundaria, vi cómo mi padre capeaba una crisis de trabajo

en la cual le volvió la espalda deliberadamente a «lavanagloria

de la vida» con el fin de agradar al Señor.

79

Page 82: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Después de veinte años de fiel servicio en su compañía

de publicaciones sobre ingeniería, le ofrecieron a mi padre el

puesto más alto de toda la firma. Lo invitaron a convertirse

en el presidente de la compañía.

Aquello debe haber activado notablemente su ego,

como lo habría hecho con casi todo el mundo. Sin embargo,

había un impedimento. Antes que se firmara el contrato, el

que era presidente en esos momentos, y que se convertiría en

jefe ejecutivo, impuso un requisito final: quería que mi pa­

dre le hiciera propaganda en la revista a un cierto producto.

Mi padre se dio cuenta inmediatamente de que aquel

producto estaba asociado con la maldad y la corrupción, y que

él no podía participar en la labor de anunciarlo. Le explicó

sus convicciones al presidente de la compañía, y también

afirmó que si aquel era el requisito, tendría que dar por

sentado que su trabajo con la compañía habría terminado.

Lo vi alejarse de un trabajo muy bien pagado y con

muchos beneficios extraordinarios. No tenía trabajo alguno

por delante, y sí tenía seis hijos que mantener. Aunque en

aquel entonces yo solo era un adolescente, nunca olvidaré lo

primero que él hizo después de renunciar. Para mí, fue un

valiente paso de fe. De inmediato, hizo efectivo uno de sus

valores de banco y le envió un fuerte donativo a un misionero

en Alemania.

80

Page 83: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #2: AMAR AL MUNDO

Cuando lo vi hacer este tipo de sacrificios, decidí que si

él lo podía hacer en el mundo de los negocios, yo lo podía

hacer en mi escuela secundaria. Después de varios meses, mi

padre se convirtió en el director ejecutivo de Gideons Inter­

national, los Gedeones, una organización que pone Biblias

en los hoteles y en otros lugares. También se convirtió en jefe

ejecutivo de la junta de la misión Pacific Garden, y sirvió de

instrumento para lanzar al aire el drama radial cristiano

llamado Unshackled.

Gideons International tiene un ministerio mundial en

el que se distribuyen hasta un millón de Biblias por semana.

Unshackled es ahora el drama radial que más tiempo ha lleva­

do en el aire en toda la historia, y es transmitido día y noche

por todo el mundo. Mientras tanto, unos pocos años des­

pués que él se marchó, la compañía de publicaciones de

ingeniería tuvo que cerrar.

Cuando pienso en este incidente, recuerdo estas palabras

de David:

¿Quién es el hombre que teme a Jehová?

Él le enseñará el camino que ha de escoger.

SAL~10 25:12

Gracias a las decisiones obedientes de mi padre, gracias a

que él decidió valorar el temor del Señor por encima del

SI

Page 84: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

amor al mundo, Dios lo guió a unos ministerios que han

llegado al mundo entero. Y además de esto, su joven hijo lo

estaba observando mientras tomaba esas decisiones ... que

me han marcado a mí, y han marcado mi ministerio a lo

largo de todos los años de mi vida.

PUNTOS PARA MEDITARYo escribí acerca del impacto que tuvieron en mi vida de

estudiante de secundaria las decisiones tomadas por mi pa­

dre. ¿Quién podría estar observando hoy su vida, viendo las

decisiones que toma mientras escoge entre amar a Cristo y

amar al mundo?

82

Page 85: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

CAPÍTULO 8

AFECTO RIVAL #3:

AMAR EL DINERO"Porque donde esté vuestro tesoro,

allí estará también vuestro corazón»,

MATEO 6:21

Aquello que cO,nrrole nuestro dinero, controla también

nuestro corazon.

Por esa razón, Dios tiene un celo especial con respecto a

nuestra actitud hacia el dinero. Él sabe que «los que quieren

enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias

necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción yperdición» (1 Timoteo 6:9).

Yo aprendí una de mis primeras lecciones acerca del

valor eterno del dinero cuando aún era un jovencito adolescente,

en un banquete de jóvenes en Chicago. Uno de los oradores

explicó cómo funcionan las ofrendas llamadas «promesas de

fe»,y aquella fue la primera vez que oí hablar de aquello. Nos

animó a escribir en una tarjeta una cantidad de dinero con

respecto a la cual confiaríamos que Dios nos las proporcionara

83

Page 86: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

cada mes, por encima de lo que esperábamos recibir. Como

yo solo era un estudiante de trece años, casi todo lo que

recibía era más de lo que esperaba, así que escribí una

cantidad que ciertamente me parecía una inmensa suma de

dinero.

Para mi asombro, el dinero siempre aparecía a fines de mes.

Venía de trabajitos inesperados, de la venta de cosas que no

usaba, o simplemente me lo regalaban. Al final del año,

había enviado toda la cantidad que había escrito en rru

promesa de fe.

Entonces, Dios hizo algo inesperado. Hizo que las

circunstancias funcionaran de tal forma, que recibí un regalo

que era exactamente el doble de la cantidad que yo había

dado.

PROBADME AHORA EN ESTO ...Pocos años después, abrí mi primera cuenta de ahorros y

comencé a guardar cuanto dólar podía ahorrar. Cuando

llegué al segundo año de secundaria me sentía muy

complacido con el balance que tenía en mi pequeña libreta

de banco de color beige. De hecho, más que complacido, me

sentía orgulloso. Me preguntaba cuántos alumnos más

tendrían tanto dinero como yo en el banco. Cada vez que

miraba el balance de aquella libreta de banco, por algún

motivo me sentía más importante y autosuficiente.

8-+

Page 87: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #3: MIAR EL DINERO

Dios que vela celosamente los corazones de todos sus

hijos, sabía exactamente cómo yo me sentía... y decidió

hacer algo al respecto.

Un domingo por la mañana, estaba sentado en la iglesia,

escuchando a un orador invitado de la organización de los

Gedeones. Él nos dijo cómo ponían Biblias en los hoteles y

los hospitales, y les regalaban Nuevos Testamentos a decenas de

miles de niños en edad escolar. Por hacer algo, sin ninguna

intención real de hacer nada, calculé cuántos Nuevos

Testamentos yo podría comprar con todo el dinero que tenía

en el banco.

De repente, Dios interrumpió mis pensamientos con un

mensaje de las Escrituras que me traía convicción: «No os

hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín

corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos

tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y

donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté

vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo

6:19-21).

Yo pensé en que mi tesoro y mi corazón estaban ambos

seguros y bien guardados en el First National Bank de

LaGrange. Inmediatamente después de aquel incómodo

pensamiento, Dios me perturbó con otro pasaje de las

Escrituras: «¿Robará el hombre a Dios?» (Malaquías 3:8).

7\Tf Q'h ' 'i! va. j ue orror., pense.

85

Page 88: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

«Puesvosotros me habéis robado ... En vuestros diezmos

y ofrendas».

De repente me di cuenta de que nunca había diezmado

del dinero que tenía en mi cuenta. El pasaje dice a

continuación:

«Traed todos los diezmos al alfolí

y haya alimento en mi casa;y probadme ahora en esto,dice Jehová de los ejércitos,si no os abriré las ventanas de los cielos,

y derramaré sobre vosotros bendición

hasta que sobreabunde».

i\¡ALAQLÍ,\S 3:IO

Entonces comencé a regatear con Dios: «Señor, te voy a

dar el diez por ciento de esa cuenta bancaria». Aquello no

pareció impresionarlo a Él... ni a mí tampoco. «Te voy a dar la

mitad del dinero». Pero entonces, las palabras de Malaquías

surgieron de nuevo en mi mente: Probadme ahora en esto...

si no osabriré las ventanasde los cielos.

Por último, decidí entregarle a Dios mi cuenta bancaria.

Toda. Aquello significaba la muerte de mi visión de comprar

un auto. Sin embargo, estaba más emocionado aun porque

iba a poner a prueba la fidelidad de Dios. Cuando le di el

86

Page 89: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #3: AMAR EL DINERO

dinero a Él, no estaba esperando que me devolviera dinero a

cambio. Lo que quería era que me diera más fe. Con fe, sabía

que podría adquirir cuanto necesitara a fin de poder cumplir

su voluntad para mi vida.

Sin embargo, en los días siguientes comenzaron a

presentarse oportunidades inesperadas de ganar dinero. Un

trabajador de metalurgia me pidió que revelara e imprimiera

unas fotografías de acero muy agrandadas en mi laboratorio

fotográfico casero, con el fin de poder determinar los tipos

de aleaciones que contenía. Me pagaba muy bien por aquel

trabajo que hacía después de las clases, y al año siguiente,

tenía en el banco el doble de la cantidad de dinero que había

dado, además de un auto que era mejor que el que habría

podido comprar el año anterior.

Cualquiera pensaría que con unas experiencias como

esas, cualquier amor al dinero habría quedado superado.

Pero Dios sabía que mi apego secreto al dinero tenía unas

raíces profundas, y que yo tenía unas cuantas lecciones más

de importancia que debía aprender.

NUEVAS PRUEBAS

Un día, me subí a mi preciado Chevy del 58 para ir a un

poblado cercano. Estaba pensando en la nueva cuenta de

banco que acababa de comenzar, y saboreando el hecho deque nuevamente estaba comenzando a reunir ahorros.

8 ~, /

Page 90: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Casi en ese mismo instante, me saltó a Ía mente un pen­

samiento. ¿Y si tienen un accidente con este auto? De repente,

me di cuenta de que si Dios quitaba de mí su mano protecto­

ra por un instante, todo el dinero que tanto trabajo me había

costado ganar, se desvanecería.

Decidí ir con mucho cuidado, para asegurarme de que

no tendría un accidente. Al acercarme a una fila de autos

estacionados en paralelo dentro de nuestro distrito de nego­

cios, me deslicé 1entamente entre ellos, para no chocar con

ninguno que pudiera estar dando marcha atrás con rapidez.

Entonces, noté en la carretera la luz roja centelleante de un

auto patrulla de la policía. ¡Debe haber sucedido un accidente!

Me dirigí a la escena, y cuando llegué, volví mi atención al

auto chocado. Cuando volví a mirar a la carretera, el auto

que tenía delante se había detenido. Con una repugnante

certeza, me di cuenta de que no podría frenar a tiempo.

Pocos segundos después, choqué con la defensa trasera de ese

auto.

Allí me quedé sentado, sin poderlo creer, mirando a la

capota toda arrugada de mi amado Chevy, y el vapor que

salía del radiador dañado. Pero aun en aquel momento tan

angustioso, estuve consciente de la presencia del Señor. Me

vino a la mente un versículo de las Escrituras: «Porque el

Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por

hijo» (Hebreos 12:6).

Page 91: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #3: AMAR EL DINERO

Mi auto estaba aún en condiciones de conducirlo, así que

muy a mi pesar, tomé el rumbo de un taller de chapistería

para conseguir un presupuesto sobre el costo de la reparación.

Lacantidad era un poderoso mensaje del Señor.¡Eraexactamente

La cantidad que tenía en mi nueva cuenta de banco, hasta elúltimo dólar!

Dios usó muchas experiencias más para demostrarme

que Él podría satisfacer todas mis necesidades, si yo le

entregaba primero a Él todo el control sobre mi dinero. Era

tal como lo promete su Palabra: «Dad, y se os dará; medida

buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro

regazo; porque con la misma medida con que medís, os

volverán a medir» (Lucas 6:38).

LA HISTORIA DE UN ORO PERDIDO

Mi examen final en la cuestión de la economía lo tuve

cuando tenía ya treinta años, durante mi ayuno de cuarenta

días en los Northwoods, En medio de aquellos momentos

tan valiosos, noté una mesita junto a la pared, y me preguntéqué habría en la gaveta. Dentro había una vieja revista Lije.La abrí en uno de los artículos principales, que hablaba deun instructor de submarinismo en Costa Rica.

Un día estaba esperando a que llegara uno de sus estu­

diantes, y decidió nadar hasta un arrecife de coral. Cuando

subía sobre el arrecife, notó que algo brillaba a unos cinco

89

Page 92: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

metros de profundidad en aquellas aguas tan claras. Sesumergió, y sacó un puñado de monedas de oro.

Siglos antes, un galeón español había sido destrozadodurante una tormenta, y había arrojado sus tesoros junto alarrecife. El tesoro había quedado allí, sin que nadie 10descubriera, durante todos aquellos años. Había oro por

valor de once millones de dólares. Una fuerte oleada de

envidia y de codicia se levantó en mi alma. Pensé: ¿Por qué nohabría podido descubriryo ese oro?

En aquel momento tan importante de mi vida, Dios mellevó a un punto de decisión. ¿Me iba a centrar en el dineropara llegar a rico, o iba a buscar el Reino de Dios y acumular

tesoros eternos? En una oración muy definitiva, le dije al

Señor que nunca iba a acumular riquezas para mí mismo,

sino que iba a vivir tan frugalmente como pudiera, a fin depoderle dar a Él tanto como me fuera posible.

Lahistoria del tesoro tiene un final significativo. Variosañosmás tarde, varios amigos me pagaron un viaje a Jamaica.Durante el viaje, conocí a un viejo marino y comenzamos a

conversar. Cuando supe que procedía de Costa Rica, le

pregunté si conocía al instructor de submarinismo que habíadescubierto el oro. Él me dijo que 10 conocía muy bien.

«¿Qué fue de él?», le pregunté.

El curtido marino me miró a través de sus espesas cejas.«Es una historia trágica», me contestó. Entonces me lacomen­

zó a relatar.

90

Page 93: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

AFECTO RIVAL #3, AMAR EL DI:"ERO

Con e! fin de mantener en secreto su hallazgo, e! buzotrabajaba de noche, reuniendo sacos de! oro que se habíanincrustado en e! arrecife de coral. Usaba galones de ácido paraextraer las monedas de! coral. A la mañana siguiente, él y un

pariente suyo llevaban los sacos al banco para ponerlos en

una bóveda. Sin saber nada, sus vecinos le decían: «¿Qué lle­van ahí, sacos de oro?». Entonces ellos se sonreían, y se reían.

Pero un día, alguien descubrió su secreto, y pronto secorrió la voz. El gobierno reclamó que e! dinero era suyo yfondeó un barco sobre e! lugar de! hallazgo. Llegaron bucea­

dores de todas partes, nadaron bajo e! barco y sacaron una

parte del tesoro. Los amigos y parientes le exigieron dinero al

hombre, y aparecieron fuertes problemas con su esposa. Elviejo marino terminó diciendo: «Hoy en dÍa, ese hombre notiene un centavo, está divorciado, tiene muy mala salud yestá deprimido».

Era como si e! Señor me estuviera diciendo: Bill, ladecisión que tomaste cuandoteníastreinta años, fue la correcta.Te voy a confiar mucho mdsdeloque ese hombre descubrió. No vaa serpara ti. Te lo voya darpara que compartas las verdaderasriquezas de mi Palabra con el mundo, y manifiestes mi amorpor medio de la generosidad.

Rechazar e! amor al dinero equivale a experimentar las

palabras del proverbio: «La bendición de Jehová es la que

enriquece, y no añade tristeza con ella» (Proverbios 10:22).

Durante los cuatro meses pasados solamente, Dios ha provisto

91

Page 94: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

para este ministerio una cantidad mucho mayor que la des­

cubierta por aquel buceador.

Dios es celoso con respecto al afecto rival al dinero, y por

una buena razón. Este no solo se convierte en un dios y en un

ídolo en nuestra vida, sino que es un capataz particularmente

cruel y exigente. Pablo le recuerda a Timoreo que «raíz de

todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando

algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados demuchos dolores» (l Timoteo 6: 10).

Nuestro amoroso Pastor no quiere que nos desviemos de

la fe... que vaguemos lejos de su protector cuidado. No

quiere que caigamos en medio de los espinos de la codicia y

las preocupaciones económicas, donde mientras más luchemos,

mientras más nos esforcemos, más heridas recibiremos.

Él es celoso porque nos quiere proteger de estas afliccionesque son de esperar.

Un Dios bueno solo puede ser celoso por nuestro bien.

PUNTOS PARA MEDITAR

El Señor, que conoce el futuro, y conoce también nuestro

corazón, es celoso de la influencia que tiene el dinero almoldear nuestra vida y marcar las decisiones más críticas de

nuestra existencia. ¿Acaso no será este capítulo la amorosa

advertencia de Dios para que usted piense de nuevo la

dirección que lleva y las prioridades actuales de su vida?

92

Page 95: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

COXCLCS¡ÓX

CELOSOS LOS UNOS

POR LOS OTROS« Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor

y a las buenas obras; no dejando de congregarnos,

como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;

y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca».

HEBREOS 10:24-25

Cuando recuerdo los años de mi vida, veo que entre las

personas a las que les estoy más agradecido se encuentran

las que me enseñaron a amar y servir al Señor.

Mis padres fueron mis mentores y ejemplos constantes

en cuanto a hacer lo que es correcto, como lo fueron mis dos

hermanas mayores. Una de ellas parecía casi omnipresente.

Cada vez que estaba a punto de hacer algo incorrecto, allí

aparecía ella. Estaba celosa de mi bien, y aunque no siempre

lo agradecí entonces, la amo ahora por haber sido así.

93

Page 96: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NUESTRO DIOS CELOSO

Estoy agradecido por los pastores, los colegas y los ami­

gos que me han amado y exhortado, y han orado por mí.

Estoy agradecido por mis críticos, que me han hecho

regresar a la Palabra de Dios (ya mis rodillas) una y arra vez a

fin de aguzar y refinar mi mensaje.

El escritor de la epístola a los Hebreos exhorta a sus lec­

tores, diciéndoles: «Mirad bien, no sea que alguno deje de

alcanzar la gracia de Dios ... no sea que haya algún fornicario,o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su

primogenitura» (Hebreos 12:15, 16).

¡Miremos bien! Démonos aliento, enseñémonos, exhor­

témonos, impulsémonos mutuamente a amar al Señor con

el corazón, el alma, la mente y las fuerzas. Seamos celosos,

como lo es Dios, por el gozo de nuestros hermanos y herma­

nas, y por su éxito y crecimiento en el Señor Jesucristo.Así eran las cosas en mi familia con mi hermana.

Así son las cosas en toda familia donde se preocupan los

unos por los otros.

Así son las cosas en la familia de Dios, donde nuestro

Padre y nuestro Hermano Mayor nos han mostrado el camino.

9-+

Page 97: Bill Gothard - Nuestro Dios Celoso

NOTAS

1. ]. B. Phillips, The New Testament in Modern English,

versión revisada.2. ]. B. Phillips, The New Testament in Modern English,

versión revisada.

3. The New Living Translation.

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