Bienestar social empresarial
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ESPECIALIZACION EN GERENCIA DEL TALENTO HUMANO
SEMINARIO LEGISLACIÓN LABORAL I
ELIZABETH OSORIO ROJAS
JORGE ARIEL LOAIZA L.
Profesor. JUAN FELIPE GONZALEZ
JULIO 2014
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
IMAGINARIO COLECTIVO EN EL CONCEPTO DE BIENESTAR SOCIAL EN
COLOMBIA.
INTRODUCCIÓN
El siguiente ensayo tiene como objetivo comprender la importancia del imaginario
colectivo en el concepto de Bienestar Social, para lo cual es necesario realizar
primero un recorrido por las distintas nociones y conceptos acerca de imaginario
colectivo, con el fin de acercarnos un poco a su naturaleza.
Posteriormente, analizaremos como estamos en términos de bienestar social en
Colombia, con la ayuda de recopilación de información estadística de los últimos
años. Y Finalmente haremos una crítica constructiva frente a la polémica ley 789
de 2002.
Imaginario colectivo
El término “imaginario Colectivo” ha sido, tal vez, un concepto cuyo significado
genera ambigüedades, por eso es necesario aportar algunas referencias, puesto
que ha sido abordado por diversas disciplinas a lo largo de la historia.
En el campo de la filosofía, aunque con una orientación cargadamente psicológica,
es reconocida la obra de Sartre (Lo Imaginario. Psicologia fenomenológica de la
imaginación, 1976), cuyo fin es la descripción de procesos psicológicos de la
conciencia. Ésta, no se define sino por la intencionalidad, es decir, la conciencia
siempre es conciencia de algo. Aparece, en Sartre, como no teniendo otra realidad
que la de ser intuición de algo, sin lazos extrínsecos a otra conciencia, es decir,
siendo por entero íntima de sí. De acuerdo con esto, la fuente de la conciencia es
la conciencia misma; ella es flujo constante, una corriente de actos significativos
que se motivan entre sí, y constituyendo el reducto de la subjetividad: la
conciencia se determina a sí misma. De ahí que considere que las conciencias
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
imaginantes sean “estructuras que nacen, se desarrollan y desaparecen según
leyes que le son propias” (Sartre, 1976).
Ahora bien, es Cornelius Castoriadis quien se encarga de precisar el concepto de
imaginario social. Castoriadis vincula el término a lo socio-histórico, a las formas
de determinación social, a los procesos de creación por medio de los cuales los
sujetos se inventan sus propios mundos. Una de sus principales propuestas fue la
construcción de una ontología de la creación y las condiciones reales de una
autonomía individual y colectiva. Se destaca, además, su insistencia en el carácter
histórico de la producción social, de las instituciones y valores (Castoriadis, 1983).
Hemos planteado algunas ideas generales sobre el concepto de imaginario. Para
Castoriadis, se trata de una creación espontánea, una creación humana, social e
histórica; no se puede pensar lo imaginario fuera de lo humano, ni al hombre fuera
de lo social. La sociedad está conformada por instituciones y significaciones que le
otorgan sentido: (Castoriadis, 1983)
El ser-sociedad de la sociedad, son las instituciones y las significaciones
imaginarias sociales que encarnan esas instituciones y que las hacen existir en la
efectividad social. Estas significaciones le dan un sentido —sentido imaginario, en
la acepción profunda del término, es decir, creación espontánea e inmotivada de la
humanidad— a la vida, a la actividad, a las preferencias, a la muerte de los
humanos, y al mundo que crean y en cual los humanos deben vivir y morir
(Castoriadis, 1983)
Como lo revela Pedro Antonio Agudelo: Lo imaginario no impone formas de
comportamiento, abre condiciones de posibilidad para que las acciones estén
dirigidas a unos fines. Este es el origen de las creencias, de lo que debe ser y de
lo que no. De estas elecciones no está exenta la universidad, pública o privada. En
ella, surgen ideas que predominan y se imponen sobre otras: todo acto
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
pedagógico es un acto de elección. Se elige qué autores leer, qué textos estudiar,
qué actividades hacer. En estas elecciones se juegan los imaginarios de los
sujetos. (Agudelo, 2011)
Al revisar las diversas aproximaciones, entendemos entonces como “imaginario
colectivo” al conjunto de imágenes interiorizamos y con base en las cuales
observamos, clasificamos y ordenamos nuestro mundo. Estas representaciones
que formamos en nuestro interior se tornan tan importantes que, usualmente,
regulan nuestra vida. En consecuencia, esperamos que las relaciones con otros
seres humanos se ajusten a nuestras imágenes mentales, por ejemplo: la familia,
la amistad, la pareja, incluso la naturaleza es vista bajo estos parámetros: el mar,
el clima, las montañas, etc. todo al rededor y, cuando nuestro entorno responde a
este imaginario nos sentimos tranquilos, pero la realidad se sale de esta
“neutralidad” (lo que suele ocurrir) y entonces se genera la incertidumbre, por la
cual la angustia aparece.
El “imaginario colectivo” no surge de la nada sino que se trata de una construcción
social en la que intervienen los diferentes grupos de la sociedad y concurren a ella
todos los sectores que la conforman. Los que disponen de mayores recursos,
humanos, económicos, artísticos, mediáticos, hacen "pesar" para imponer su
“imagen” por sobre las provenientes de grupos más numerosos, pero con menores
posibilidades.
El ejemplo más claro de la lucha y la construcción de un imaginario colectivo lo
constituyen los nacionalismos. Lo que hoy nosotros esperamos y tenemos
interiorizado como la imagen de “lo mexicano”, “lo argentino”, “lo francés”, es el
resultado de largos procesos delineados tanto por la integración territorial de los
estados como por la formación e invención de la “nación”, esto último
generalmente en medio de luchas de facciones que se suceden en el poder y que
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enfrentan a dos grupos dirigentes. Al concluir estas pugnas, “la nación” se
convierte en la entidad legitimadora del estado.
Los imaginarios, hacen parte del complejo de representaciones de un sujeto, lo
configuran a "imagen y semejanza de su prójimo" o en otros casos a completa
desemejanza. Así pues, el registro imaginario está sembrado en la tierra fértil de
sus pasiones, de lo primario, pero es allí, en donde se encuentra precisamente su
talón de Aquiles. El mismo registro lo aproxima al prejuicio, a la acción desmedida,
al impulso árido del "actúo luego pienso", a la compulsión, es allí donde existe
precisamente la ferocidad, la agresividad manifiesta y latente que percibimos en el
conflicto. "Las principales ilusiones de lo imaginario son las de totalidad, síntesis,
autonomía, dualidad y sobre todo semejanza. De modo que lo imaginario es del
orden de las apariencias superficiales que son los fenómenos observables,
engañosos, y que ocultan estructuras subyacentes; los afectos son fenómenos de
este tipo" (Dylan Evans, 2005) Y de esto la cotidianidad contemporánea nos ha
dado suficiente ilustración.
El género humano, de entrada, podemos decir es colectivo y social, existe en la
sujeción que lo soporta, el lenguaje. De ésta forma, el sujeto se agrupa, forma
colectivos, modela organizaciones e instituciones que estructuran el orden social.
Pero colectivo, también es lo común a un número de individuos, es la
característica de dicho grupo, comparten un mismo interés, en otras palabras se
identifican en y por algo. Este es uno de los sentidos fundamentales que sustentan
la opinión pública.
Bienestar social en Colombia
La historia del siglo XX demostró que el crecimiento económico no es propiamente
sinónimo de bienestar. Por lo cual se ha tratado de incorporar nuevos elementos
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de análisis, que contribuyan a una explicación integral de las transformaciones
sociales.
La pregunta sigue siendo ¿cómo medir el bienestar social? Inquietud que sigue
siendo el tema principal en las agendas de los más importantes debates
económicos y sociales del mundo. A la luz del párrafo anterior, existe un solo
consenso: “El dinero no logra explicar la totalidad del bienestar”.
Fuente: Compendium of OECD well-being indicators, 2011.
Al analizar la situación colombiana, al igual que la de otros países en desarrollo,
se observa una constante tensión entre el crecimiento económico, y el deterioro de
los recursos ambientales y el bienestar de los individuos.
La economía del cuidado nos invita a reflexionar sobre todos estos elementos que
permiten la existencia humana y que van desde el cuidado del medio ambiente y
de los recursos naturales, hasta las actividades necesarias para la reproducción
social y la vida humana.
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
La distribución desigual de la riqueza y de la acumulación da lugar a inequidades
sociales; estas inequidades sociales afectan particularmente a varios grupos
poblacionales, uno de los cuales es el de las mujeres.
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística. DANE.
Pero, ¿por qué persiste esta brecha salarial?, algunas teorías han atribuido las
brechas salariales a la disparidad en el nivel educativo de los Colombianos,
Tiempo de maternidad y menor productividad en el trabajo como consecuencia del
tiempo dedicado al cuidado de otras personas.
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística. DANE.
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
Las estadísticas de carga total de trabajo muestran que las mujeres realizan una
sobrecarga de trabajo para responder a los roles en el ámbito de lo público y lo
privado. Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussi (2009) en el informe de
la ‘Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social’,
plantean que confundir el PIB con el bienestar económico puede llevar a
orientaciones erróneas y a diseños de política incorrectos.
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística. DANE.
Según los datos de la contabilidad nacional el ingreso real de los hogares ha
crecido a una tasa menor que el PIB per cápita.
Con la Ley 789, aprobada en diciembre de 2002, se buscaba reducirles los gastos
a las empresas para que pudieran generar más empleos. Lo incierto es que, casi
cinco años después de que entró en vigencia, el procurador, Edgardo Maya, dijo
que había que revisarla porque sí se redujo el costo de los empleados, pero no se
aumentó el trabajo formal.
El artículo 25 de esa norma amplió la jornada laboral diurna. Antes estaba desde
las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde, entonces quien se quedara más tiempo
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haciendo su trabajo, recibía un pago por horas extras. Con aquella ley, se amplió
la jornada desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche. Así, quien trabaje,
por decir algo, hasta las 8 de la noche, no recibe ningún dinero adicional.
El artículo 26 redujo el pago adicional de los domingos y festivos trabajados. El 28
rebajó las indemnizaciones por despidos sin justa causa. Y el 51, les permitió a los
empresarios y empleadores acordar entre ambos el horario de trabajo durante la
semana según las conveniencias de cada uno.
De acuerdo con esto, las empresas tendrían más dinero para contratar a más
empleados y flexibilidad en los horarios, para poder acomodar más turnos. Así,
habría más cobertura en el empleo. Debían ocuparse 640.000 personas más en
todo el país, a pesar de que quienes ya poseyeran sus puestos redujeran sus
ingresos en cierta medida.
CONCLUSION
Con la ley 789 de 2002, el gobierno ha pretendido idear una estrategia para crear
nuevos puestos de trabajo a expensas del desmejoramiento de las condiciones
laborales de los trabajadores. Cabe preguntar: ¿Cómo es posible que se
sancionen leyes que pueden llegar a concebirse como injustas e inconstitucionales
y contribuyen al empobrecimiento de los colombianos? ¿De qué manera se están
haciendo valer los principios y derechos consagrados en la constitución política de
1991? Son preguntas nos hemos hecho y ante las cuales, tal vez, nunca
tendremos respuesta, porque la situación actual de nuestro país obliga a muchas
personas, preferir estar empleados así sea bajo condiciones insuficientes, que a
estar desempleados y permanecer en condiciones más precarias o ínfimas.
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
De acuerdo con las estadísticas del DANE la tasa de desempleo en Colombia
alcanzó el 9,6% en enero de 2014, frente a tasa del 6,6% de países como Chile.
Resulta utópico afirmar que con el salario de un trabajador de clase media se
pueda ahorrar, viajar con la familia, pagar estudios universitarios de los hijos, o lo
que es más triste aún, salir un fin de semana a cine o a un parque de diversiones.
Los colombianos trabajamos para pagar las necesidades básicas, los gastos, los
impuestos y las deudas. A veces uno se pregunta cómo hacen las personas que
devengan el salario mínimo, ¿qué hace el Colombiano promedio con $616.000
pesos mensuales teniendo que pagar alimentación, colegios, servicios, salud,
etc.?
Hablando más directamente, cabe preguntarse: ¿a quién se le ocurre ir en contra
de la ley natural y establecer que la noche empieza a las 10 p.m. y por ende a
partir de ese momento se paga el recargo nocturno?.¿Entonces que pasa entre
las 6 p.m. y las 10 p.m.? ¿Es que acaso con esta ley también el trabajo disminuyó
en estas cuatro horas y por lo tanto no es pertinente pagar el recargo? Lo que el
legislador quiso plasmar en este punto, es que el trabajo nocturno sólo vale a
partir de las 10 p.m. Son adjetivos calificativos para esta ley los de desequilibrio,
desigualdad e inestabilidad.
Finalmente, en un país en crisis como el nuestro, y con una clase obrera cada vez
más empobrecida, resulta totalmente descabellado y absurdo crear leyes para
favorecer al desempleo, a expensas del empobrecimiento de los que aún tenemos
un trabajo digno.
Jorge Ariel Loaiza L.Elizabeth Osorio Rojas
Bibliografía
Agudelo, P. A. (2011). Una revisión del concepto imaginario y sus implicaciones
sociales. Unipluriversidad.
Bustamante R., J. (13 de Junio de 2012). Bienestar social con equidad: El nuevo
reto. Bogota, Colombia.
Castoriadis, C. (1983). La institución imaginaria de la sociedad. Vol 1. Barcelona:
Tusquets.
Dylan Evans, H. S. (2005). Evolucion para todos. Paidos Iberica.
Ley 100 de 1993. Por la cual se crea el sistema de seguridad social integral y se
dictan otras disposiciones (23 de Diciembre de 1993).
Ley 789 de 2002. Por la cual se dictan normas para apoyar el empleo (2002).
Max Neef, M. A. (1998). Desarrollo a escala humana. Barcelona: Icaria Editorial
S.A.
OECD Better life initiative. (2011). Compendium of OECD well-being indicators.
Sartre, J. P. (1976). Lo Imaginario. Psicologia fenomenológica de la imaginación.
Buenos Aires: Editorial Losada S.A.