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Bien común, responsabilidad social y valores cívicos Tienen en común haber sido parte de una comunidad universitaria estimulante. Sus trayectorias como egresados los llevaron a asumir altas responsabilidades políticas, fundadas en el común propósito de atender las necesidades del sur de Chile. Hace algunas semanas fueron condecorados –de manera inédita en la historia institucional– con la Medalla Universidad de La Frontera, para distinguirlos entre sus pares por su incuestionable responsabilidad social y su compromiso con el bienestar de las personas. Estas son sus historias. La historia de Egon Montecinos habría sido muy distinta de no mediar la conversación que tuvo con una de sus docentes en la carrera de Trabajo Social UFRO en el 92’. “Recuerdo perfecto el momento en que Aracely Caro me dijo, a propósito de mi intención de abandonar la carrera, que estaba tomando una decisión que podía darle un vuelco tremendo a mi vida. Me había sacado mi primer rojo en Antropología Cultural, un 2,8, y sentía que simplemente no tenía la capacidad para estudiar la carrera”, expresa con emoción este hombre público, originario de Pichirropulli, una pequeña localidad cercana a Paillaco, en la Región de los Ríos. Hijo de obrero y madre dueña de casa, creció en la calma de la vida rural pero las expectativas de su familia hacia él eran grandes. Tal vez por eso, ese fin de semana que volvió a Pichirropulli, cabizbajo por su primera nota roja, encontró en sus padres la confirmación del consejo de su profesora: el destino de Egon no era ser trabajador de campo. “Terminé la asignatura con un 5,8 y aprendí que me estaba haciendo problema por algo que en realidad, no lo era. A veces me pregunto qué hubiera sido de mí si no hubiese tenido esa conversación con la profesora Aracely Caro y si mis padres no me hubieran incentivado a seguir superando barreras y obstáculos. Probablemente, ella como profesora no recuerde ese momento, pero para mí tiene un valor vital”, comenta. Su paso por las aulas UFRO lo dotó de conocimientos que hoy son parte de su gestión diaria. Territorios, sociedad civil o participación ciudadana fueron conceptos que recién conoció en la universidad y que le dieron trabajo llegar a comprender a cabalidad: “Muchos de esos conceptos eran difíciles de comprender, más para mí que era un muchacho de campo. Hoy, son parte de mi día a día. Tras esos conceptos hubo valores, convicciones que forjé en contacto con las realidades sociales que la carrera me motivó a conocer y también gracias a las lecturas y las discusiones universitarias. De alguna manera, todo va cobrando sentido y con el paso de los años uno llega a comprender que lo que hace la Universidad es transformarte, ampliar los límites de lo que conoces e impulsarte a encontrar quién quieres ser”, concluye. En su caso, la vocación social encontró su cauce en la investigación en ciencias sociales –antes de ser intendente tuvo una prolífica producción científica en el campo de la ciencia política– y, sobre todo, en la gestión pública local y la participación ciudadana. “Si algo maravilloso tiene la carrera de Trabajo Social –dice Egon– es que tiene un fuerte componente empirista, que hizo que todo lo aprendido y lo que me gustaba, tuviese que tener un referente en la realidad”. Sobre el momento en que encontró su vocación por la investigación científica y el servicio público, Egon recuerda con nitidez el rol que jugó su profesor Abel Soto: “Me enseñó que todo caso o hecho social debía tener condiciones objetivas para definirlo, dejando de lado la emoción o la intuición para definir algo. Esto motivó dos cosas: mi inclinación por la investigación científica con un fuerte enfoque empirista, y mi pasión por “la cosa pública”. Es decir, si hablo de participación busco participación o genero participación; si hablo de desarrollo busco desarrollo o genero desarrollo; y si hablo de política, escribo de política y, si se dan las cosas, hago política”, comenta. SERVIDORES PÚBLICOS TITULADOS UFRO: Este es un programa de la Universidad de La Frontera, El Mercurio y Emol para descentralizar Chile. Historias de profesionales que le ganaron a la desigualdad territorial, desarrollando sus carreras con visión global y arraigo local. EXCELENCIA SIN FRONTERAS “Lo que hace la Universidad es transformarte, ampliar los límites de lo que conoces e impulsarte a encontrar quién quieres ser” EGON MONTECINOS MONTECINOS 43 años. Licenciado en Trabajo Social, U. de La Frontera; Magíster en Ciencias Sociales mención Desarrollo Regional, U. de Los Lagos; Doctor en Investigación en Ciencias Sociales, mención en Ciencia Política, FLACSO. Intendente Región de los Ríos. Para Andrés Jouannet, la vida se construye de decisiones: “vueltas en la esquina, desviaciones aparentes en la ruta que terminan por conducirte al exacto lugar donde debes estar”. Una de esas vueltas fue cuando apenas tenía 19 años. “Las condiciones económicas para una familia como la mía, con 16 hermanos, eran particularmente difíciles en los 80’. Postulé a un trabajo como empleado bancario en Puerto Varas y cuando llevaba unos días a prueba, me avisaron que no podía seguir y tuve que regresarme a Temuco. Esa vuelta de la esquina significó una gran ganancia: ingresé a estudiar Pedagogía en Historia en la UFRO y viví allí una etapa intensa y desafiante tanto en el plano intelectual como en materia de participación estudiantil”. Evocando el inicio de su vida universitaria, el ex intendente de La Araucanía confiesa que su interés por las ciencias sociales fue estimulado por sus profesores: “Tener clases con el profesor Jorge Pinto, hoy Premio Nacional de Historia, e intercambiar puntos de vistas con académicos de alta formación y trayectoria, fue formidable. Sabíamos que muchos profesores que no podían hacer clases en otras universidades por temas políticos, habían llegado a la UFRO y existía diversidad de pensamientos e ideas, acompañados de argumentación y profundo conocimiento”. Este ambiente universitario hizo florecer lo mejor de Andrés. No solo activó su pasión por el estudio y comprensión de las realidades sociales y el devenir del país, sino también la canalización de su militancia en la Juventud Demócrata Cristiana en instancias de participación, llegando a ser presidente de la Federación de Estudiantes, los años 1991 y 1992. En ese proceso estaba cuando la vida le ofrece una nueva esquina: la opción de cambiarse de universidad y retomar su viejo anhelo de ser abogado. “Apareció una nueva universidad privada ofreciendo la carrera de derecho, que era lo que yo quería estudiar. Varios compañeros decidieron cambiarse motivados por la novedad. Valoré que la UFRO era una casa de estudios estatal, lo que había construido y decidí continuar, considerando además que no quería dejar sin terminar una carrera que me había aportado tanto”. Fue en medio del fervor de la gestión estudiantil a finales de la década del 80` y principios de los 90`, que descubrió que lo suyo era la política. Luego de hacer un magíster en Ciencias Políticas en la Universidad de Chile, decidió postular a una beca de la Fundación Konrad Adenauer para cursar un doctorado en Filosofía, mención en Ciencia Política, en la Universidad de Heidelberg, Alemania. “El idioma alemán lo tuve que aprender. Tenía el ímpetu y quería doctorarme en el lugar donde se habían formado la mayoría de los profesores que habitualmente leía”, explica. Culminado el doctorado, otra vez llegó el momento de tomar decisiones: por un lado, la esquina que lo conducía a ofertas para ejercer en empresas transnacionales; por otro, la esquina que lo traía de regreso a Chile para involucrarse de lleno en el devenir político. “Yo ya había trabajado anteriormente con el ex presidente Aylwin y en esas funciones había reafirmado mi convicción de dedicarme al ejercicio de la política. Además, me hizo sentido la máxima de un buen amigo mexicano: mejor rancho propio que palacio ajeno”, recuerda entre risas. De esto han pasado ya 12 años, tiempo en el que ha diseñado e implementado políticas públicas. Recientemente dejó su labor como intendente de La Araucanía para ir por un nuevo desafío: ser diputado por la zona. Para esta nueva etapa, vuelve a mirar a su alma mater: “la Universidad de La Frontera es una gran institución que nos da lecciones de que es posible avanzar en la diversidad de ideas. En la UFRO, más allá de las diferencias de pensamientos, siempre ha permanecido el sentido de comunidad, y ese espíritu es un patrimonio de la región que debe hacernos sentir orgullosos”. “Viví una Universidad en la que existía diversidad de pensamientos e ideas, acompañados de argumentación y profundo conocimiento” ANDRÉS JOUANNET VALDERRAMA 49 años. Profesor de Estado en Historia y Geografía, U. de la Frontera; Magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile; Doctor en Filosofía con mención en Ciencia Política, Universidad de Heidelberg (Alemania). Ex intendente de La Araucanía. Tuvo el incentivo de ver a su hermana mayor en la universidad y entonces para él, convertirse en estudiante universitario era un paso lógico y natural. Pero la vida tiene sus bemoles, y el ingreso ocurrió luego de 3 intentos rindiendo la Prueba de Aptitud Académica (PAA). “La primera vez –relata– quedé en Arica y decidí no irme a estudiar porque yo vivía en Aysén y era demasiado lejos. En la segunda oportunidad estaba más preparado, pero un par de meses antes me ofrecieron hacer un voluntariado en Italia por un año. Tenía 18 y no lo pensé dos veces”, explica. Pero la tercera vez fue la vencida. Corría el año 2000 y ya estaba de regreso en Chile, decidido a ingresar a la universidad: “Mi primera opción fue Antropología pero no me alcanzó el puntaje y quedé en lista de espera para Sociología. Recuerdo haber llegado al Gimnasio Andrés Bello de la UFRO, muy temprano y con un poco de escepticismo. Mi sorpresa fue grande cuando se anunciaron unos pocos cupos para la carrera. Menciono mi entrada a la universidad como anécdota y sin avergonzarme, porque da cuenta de algo que es conocido por todos: los puntajes de las pruebas de ingreso no predicen necesariamente el desempeño de los estudiantes durante la carrera ni mucho menos tiene relación directa con la calidad del profesional egresado”, afirma. De su años como estudiante universitario UFRO, Jorge valora la diversidad de personas e ideas que confluían en los espacios de aprendizaje y de ocio y convivencia: “En la UFRO pude encontrar una diversidad amplia tanto de personas como de lugares de procedencia; estudiantes con distintos estilos de vida y forma de percibir las realidades. Esa diversidad añade mucho valor en el proceso formativo porque te amplía la mirada y la comprensión del mundo”, sentencia y añade: “la diversidad de los seres humanos hace que las interacciones sean complejas, pero al mismo tiempo enriquecen. En el aula aprendes teoría y eso lo puedes hacer en cualquier universidad. La diferencia para mí está en cómo ese entorno universitario te ayuda a una formación integral, no solo profesional, porque no es lo mismo aprender qué es la tolerancia a aprender a ser tolerante”, enfatiza. Y esa diversidad no solo la encontró en el aula, sino también en los espacios de convivencia universitaria. Por eso hace una defensa del mítico ‘Cuadrado de los Flojos’, ese espacio ubicado justo a un costado del edificio de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la UFRO: “Nunca entendí por qué le decían el cuadrado de los flojos si a mi juicio es uno de los espacios que genera mayor diálogo entre los alumnos. Allí se daban conversiones entre estudiantes, discusión y reflexión permanente sobre los temas que despertaban nuestros intereses”, recalca. Allí terminaban de conversar las ideas discutidas en el aula, como por ejemplo, aquella vez que un profesor, en la segunda o tercera clase, interpeló a los mechones y les preguntó si sabían pensar: “Hubo silencio en la sala de clases y luego varios compañeros dieron respuesta a la pregunta, que en lo personal he vuelto a hacerla en varias ocasiones. Sucede que esta pregunta no es que busque irritar, sino que invita a reflexionar sobre algo esencial para nuestra sociedad: el cómo queremos que sea la formación o la educación de las personas en sociedad”, explica. El haber sido parte de este ambiente universitario estimulante y diverso, lo condujo a convertirse en un servidor público que optó por empujar los cambios que cree el sistema social requiere, desde los espacios de poder. Esa decisión lo llevó a aceptar la Intendencia y en estos días, evalúa las opciones para continuar su carrera política: “Parte importante en la búsqueda de cambio de un sistema –a veces tan perverso como el nuestro– es preguntarse si los cambios se hacen desde fuera o dentro de él. Al terminar la universidad tomé la decisión de contribuir desde los espacios de toma de decisión y en eso estoy, sin confrontar lo romántico con lo pragmático, porque creo que ambos aspectos pueden coexistir”. “No es lo mismo aprender qué es la tolerancia que aprender a ser tolerante” JORGE CALDERÓN NÚÑEZ 36 años. Sociólogo U. de La Frontera; Diplomado en Gestión y Desarrollo Local, UFRO; Ex Gobernador de la Provincia de Capitán Prat; ex intendente de la Región de Aysén.

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Page 1: Bien común, responsabilidad social y valores cívicosufro.emol.com/pdfs/06.pdf · social y valores cívicos Tienen en común haber sido parte de una comunidad universitaria estimulante.

Bien común, responsabilidad social y valores cívicos

Tienen en común haber sido parte de una comunidad universitaria estimulante. Sus trayectorias como egresados los llevaron a asumir

altas responsabilidades políticas, fundadas en el común propósito de atender las necesidades del sur de Chile. Hace algunas semanas

fueron condecorados –de manera inédita en la historia institucional– con la Medalla Universidad de La Frontera, para distinguirlos entre

sus pares por su incuestionable responsabilidad social y su compromiso con el bienestar de las personas. Estas son sus historias.

La historia de Egon Montecinos habría sido muy distinta de no mediar la conversación que tuvo con una de sus docentes en la carrera de Trabajo Social UFRO en el 92’. “Recuerdo perfecto el momento en que Aracely Caro me dijo, a propósito de mi intención de abandonar la carrera, que estaba tomando una decisión que podía darle un vuelco tremendo a mi vida. Me había sacado mi primer rojo en Antropología Cultural, un 2,8, y sentía que simplemente no tenía la capacidad para estudiar la carrera”, expresa con emoción este hombre público, originario de Pichirropulli, una pequeña localidad cercana a Paillaco, en la Región de los Ríos.

Hijo de obrero y madre dueña de casa, creció en la calma de la vida rural pero las expectativas de su familia hacia él eran grandes. Tal vez por eso, ese fin de semana que volvió a Pichirropulli, cabizbajo por su primera nota roja, encontró en sus padres la confirmación del consejo de su profesora: el destino de Egon no era ser trabajador de campo.

“Terminé la asignatura con un 5,8 y aprendí que me estaba haciendo problema por algo que en realidad, no lo era. A veces me pregunto qué hubiera sido de mí si no hubiese tenido esa conversación con la profesora Aracely Caro y si mis padres no me hubieran incentivado a seguir superando barreras y

obstáculos. Probablemente, ella como profesora no recuerde ese momento, pero para mí tiene un valor vital”, comenta.

Su paso por las aulas UFRO lo dotó de conocimientos que hoy son parte de su gestión diaria. Territorios, sociedad civil o participación ciudadana fueron conceptos que recién conoció en la universidad y que le dieron trabajo llegar a comprender a cabalidad: “Muchos de esos conceptos eran difíciles de comprender, más para mí que era un muchacho de campo. Hoy, son parte de mi día a día. Tras esos conceptos hubo valores, convicciones que forjé en contacto con las realidades sociales que la carrera me motivó a conocer y también gracias a las lecturas y las discusiones universitarias. De alguna manera, todo va cobrando sentido y con el paso de los años uno llega a comprender que lo que hace la Universidad es transformarte, ampliar los límites de lo que conoces e impulsarte a encontrar quién quieres ser”, concluye.

En su caso, la vocación social encontró su cauce en la investigación en ciencias sociales

–antes de ser intendente tuvo una prolífica producción científica en el campo de la ciencia política– y, sobre todo, en la gestión pública local y la participación ciudadana. “Si algo maravilloso tiene la carrera de Trabajo Social –dice Egon– es que tiene un fuerte componente empirista, que hizo que todo lo aprendido y lo que me gustaba, tuviese que tener un referente en la realidad”.

Sobre el momento en que encontró su vocación por la investigación científica y el servicio público, Egon recuerda con nitidez el rol que jugó su profesor Abel Soto: “Me enseñó que todo caso o hecho social debía tener condiciones objetivas para definirlo, dejando de lado la emoción o la intuición para definir algo. Esto motivó dos cosas: mi inclinación por la investigación científica con un fuerte enfoque empirista, y mi pasión por “la cosa pública”. Es decir, si hablo de participación busco participación o genero participación; si hablo de desarrollo busco desarrollo o genero desarrollo; y si hablo de política, escribo de política y, si se dan las cosas, hago política”, comenta.

SERviDORES PúbLiCOS TiTULADOS UFRO:

Este es un programa de la Universidad de La Frontera, El Mercurio y Emol para descentralizar Chile. Historias de profesionales que le ganaron a la desigualdad territorial, desarrollando sus carreras con visión global y arraigo local.

ExcElEnciasin frontEras

“Lo que hace la Universidad es transformarte, ampliar los límites de lo que conoces e impulsarte a encontrar quién quieres ser”

EGON MONTECINOS MONTECINOS43 años. Licenciado en Trabajo Social, U. de La Frontera; Magíster en Ciencias Sociales mención Desarrollo Regional, U. de Los Lagos; Doctor en Investigación en Ciencias Sociales, mención en Ciencia Política, FLACSO. Intendente Región de los Ríos.

Para Andrés Jouannet, la vida se construye de decisiones: “vueltas en la esquina, desviaciones aparentes en la ruta que terminan por conducirte al exacto lugar donde debes estar”.

Una de esas vueltas fue cuando apenas tenía 19 años. “Las condiciones económicas para una familia como la mía, con 16 hermanos, eran particularmente difíciles en los 80’. Postulé a un trabajo como empleado bancario en Puerto varas y cuando llevaba unos días a prueba, me avisaron que no podía seguir y tuve que regresarme a Temuco. Esa vuelta de la esquina significó una gran ganancia: ingresé a estudiar Pedagogía en Historia en la UFRO y viví allí una etapa intensa y desafiante tanto en el plano intelectual como en materia de participación estudiantil”.

Evocando el inicio de su vida universitaria, el ex intendente de La Araucanía confiesa que su interés por las ciencias sociales fue estimulado por sus profesores: “Tener clases con el profesor Jorge Pinto, hoy Premio Nacional de Historia, e intercambiar puntos de vistas con académicos de alta formación y trayectoria, fue formidable. Sabíamos que muchos

profesores que no podían hacer clases en otras universidades por temas políticos, habían llegado a la UFRO y existía diversidad

de pensamientos e ideas, acompañados de argumentación y profundo conocimiento”.

Este ambiente universitario

hizo florecer lo mejor de Andrés. No solo activó su pasión por el estudio y comprensión de las realidades sociales y el devenir del país, sino también la canalización de su militancia en la Juventud Demócrata Cristiana en instancias de participación, llegando a ser presidente de la Federación de Estudiantes, los años 1991 y 1992.

En ese proceso estaba cuando la vida le ofrece una nueva esquina: la opción de cambiarse de universidad y retomar su viejo anhelo de ser abogado. “Apareció una nueva universidad privada ofreciendo la carrera de derecho, que era lo que yo quería estudiar.

varios compañeros decidieron cambiarse motivados por la novedad. valoré que la UFRO era una casa de estudios estatal, lo que había construido y decidí continuar, considerando además que no quería dejar sin terminar una carrera que me había aportado tanto”.

Fue en medio del fervor de la gestión estudiantil a finales de la década del 80` y principios de los 90`, que descubrió que lo suyo era la política. Luego de hacer un magíster en Ciencias Políticas en la Universidad de Chile, decidió postular a una beca de la Fundación Konrad Adenauer para cursar un doctorado en Filosofía, mención en Ciencia Política, en la Universidad de Heidelberg, Alemania. “El idioma alemán lo tuve que aprender. Tenía el ímpetu y quería doctorarme en el lugar donde se habían formado la mayoría de los profesores que habitualmente leía”, explica.

Culminado el doctorado, otra vez llegó el momento de

tomar decisiones: por un lado, la esquina que lo conducía a ofertas para ejercer en empresas transnacionales; por otro, la esquina que lo traía de regreso a Chile para involucrarse de lleno en el devenir político. “Yo ya había trabajado anteriormente con el ex presidente Aylwin y en esas funciones había reafirmado mi convicción de dedicarme al ejercicio de la política. Además, me hizo sentido la máxima de un buen amigo mexicano: mejor rancho propio que palacio ajeno”, recuerda entre risas.

De esto han pasado ya 12 años, tiempo en el que ha diseñado e implementado políticas públicas. Recientemente dejó su labor como intendente de La Araucanía para ir por un nuevo desafío: ser diputado por la zona.

Para esta nueva etapa, vuelve a mirar a su alma mater: “la Universidad de La Frontera es una gran institución que nos da lecciones de que es posible avanzar en la diversidad de ideas. En la UFRO, más allá de las diferencias de pensamientos, siempre ha permanecido el sentido de comunidad, y ese espíritu es un patrimonio de la región que debe hacernos sentir orgullosos”.

“viví una Universidad en la que existía diversidad de pensamientos e ideas, acompañados de argumentación y profundo conocimiento”

ANDRÉS JOUANNET VALDERRAMA49 años. Profesor de Estado en Historia y Geografía, U. de la Frontera; Magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile; Doctor en Filosofía con mención en Ciencia Política, Universidad de Heidelberg (Alemania). Ex intendente de La Araucanía.

Tuvo el incentivo de ver a su hermana mayor en la universidad y entonces para él, convertirse en estudiante universitario era un paso lógico y natural. Pero la vida tiene sus bemoles, y el ingreso ocurrió luego de 3 intentos rindiendo la Prueba de Aptitud Académica (PAA). “La primera vez –relata– quedé en Arica y decidí no irme a estudiar porque yo vivía en Aysén y era demasiado lejos. En la segunda oportunidad estaba más preparado, pero un par de meses antes me ofrecieron hacer un voluntariado en italia por un año. Tenía 18 y no lo pensé dos veces”, explica.

Pero la tercera vez fue la vencida. Corría el año 2000 y ya estaba de regreso en Chile, decidido a ingresar a la universidad: “Mi primera opción fue Antropología pero no me alcanzó el puntaje y quedé en lista de espera para Sociología. Recuerdo haber llegado al Gimnasio Andrés bello

de la UFRO, muy temprano y con un poco de escepticismo. Mi sorpresa fue grande cuando se anunciaron unos pocos cupos para la carrera. Menciono mi entrada a la universidad como anécdota y sin avergonzarme, porque da cuenta de algo que es conocido por todos: los puntajes de las pruebas de ingreso no predicen necesariamente el desempeño de los estudiantes durante la carrera ni mucho menos tiene relación directa con la calidad del profesional egresado”, afirma.

De su años como estudiante universitario UFRO, Jorge valora la diversidad de personas e ideas que confluían en los espacios de aprendizaje y de ocio y convivencia: “En la UFRO pude encontrar una diversidad amplia tanto de personas como de lugares de procedencia; estudiantes con distintos estilos de vida y forma de percibir las realidades. Esa diversidad añade mucho valor en el proceso formativo

porque te amplía la mirada y la comprensión del mundo”, sentencia y añade: “la diversidad de los seres humanos hace que las interacciones sean complejas, pero al mismo tiempo enriquecen. En el aula aprendes teoría y eso lo puedes hacer en cualquier universidad. La diferencia para mí está en cómo ese entorno universitario te ayuda a una formación integral, no solo profesional, porque no es lo mismo aprender qué es la tolerancia a aprender a ser tolerante”, enfatiza.

Y esa diversidad no solo la

encontró en el aula, sino también en los espacios de convivencia universitaria. Por eso hace una defensa del mítico ‘Cuadrado de los Flojos’, ese espacio ubicado justo a un costado del edificio de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la UFRO: “Nunca entendí por qué le decían el cuadrado de los flojos si

a mi juicio es uno de los espacios que genera mayor diálogo entre los alumnos. Allí se daban conversiones entre estudiantes, discusión y reflexión permanente sobre los temas que despertaban nuestros intereses”, recalca.

Allí terminaban de conversar las ideas discutidas en el aula, como por ejemplo, aquella vez que un profesor, en la segunda o tercera clase, interpeló a los mechones y les preguntó si sabían pensar: “Hubo silencio en la sala de clases y luego varios compañeros dieron

respuesta a la pregunta, que en lo personal he vuelto a hacerla en varias ocasiones. Sucede que esta pregunta no es que busque irritar, sino que invita a reflexionar sobre algo esencial para nuestra sociedad: el cómo queremos que sea la formación o la educación de las personas en sociedad”, explica.

El haber sido parte de este

ambiente universitario estimulante y diverso, lo condujo a convertirse en un servidor público que optó por empujar los cambios que cree el sistema social requiere, desde los espacios de poder. Esa decisión lo llevó a aceptar la intendencia y en estos días, evalúa las opciones para continuar su carrera política: “Parte importante en la búsqueda

de cambio de un sistema –a veces tan perverso como el nuestro– es preguntarse si los cambios se hacen desde fuera o dentro de él. Al terminar la universidad tomé la decisión de contribuir desde los espacios de toma de decisión y en eso estoy, sin confrontar lo romántico con lo pragmático, porque creo que ambos aspectos pueden coexistir”.

“No es lo mismo aprender qué es la tolerancia que aprender a ser tolerante”

JORGE CALDERÓN NúÑEZ36 años. Sociólogo U. de La Frontera; Diplomado en Gestión y Desarrollo Local, UFRO; Ex Gobernador de la Provincia de Capitán Prat; ex intendente de la Región de Aysén.