B.2.14.2. Diagnostico Contexto y Verdad Cientifica

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Diagnóstico, contexto y verdad científica J.D. Moreno Perspectivas Sistémicas, nº 45, p. 3-4. Hace tiempo un amigo me contó que en un congreso internacional, una misma familia fue entrevistada sucesivamente por dos terapeutas de renombre internacional. Las entrevistas, por supuesto, habían sido filmadas y luego analizadas. La anécdota concluía que habían resultado dos sesiones completamente diferentes. No sólo parecían dos familias distintas; toda la situación de la consulta fue distinta, y el colorario de esa consulta y la orientación terapéutico también fueron distintos. Como dice el refrán italiano “senon e ero e ben trovato”, y es un ejemplo de lo más interesante para sumergirnos en la cibernética de segundo orden y los problemas que se plantean a partir del concepto de observación participante. Antes de Heisenberg y su principio de indeterminismo, antes de los sistemas observantes, antes del engarce entre sujeto observado y sujeto que observa, y aún antes del lenguaje considerado como una de las particulares formas que tenemos los humanos de articularnos en el acto de conocer, antes de todo esto dos entrevistas con conclusiones distintas hubieran sido inaceptables. ¿Por qué?, Porque el diagnóstico se asociaba a algún tipo de verdad, presuntiva en algunos casos, pero de verdad al fin. Y no crea aquí el lector que he utilizado azarosamente la palabra diagnóstico. En un sentido amplio ¿qué es acaso la conclusión de una entrevista?, una conclusión que de alguna u otra manera implica un acercamiento de los hechos, un acuerdo de la situación y también una orientación terapéutica. Es un diagnóstico. Pero... ¿es un diagnóstico aquel que no evidencia una verdad? En el sentido clásico del término, el diagnóstico caracteriza un conjunto de signos que sirven para definir el carácter peculiar de determinada enfermedad. Entonces ¿de qué clase de enfermedad hablamos cuando nos referimos a una trama interaccional que incluye un hecho generalmente atribuido como característica particular a una persona por el cual alguien consulta?, ¿dónde está el carácter peculiar de la enfermedad?, ¿en el hecho o en la situación donde se incluye?, ¿en el contexto?, ¿en el contexto que define el observador?, ¿en la trama de significados donde ocurre?. Si nos posicionamos en esa trama interaccional de múltiples dimensiones, si asumimos que somos nosotros quienes definimos ciertos límites y nombramos esos territorios arbitrariamente delimitados como sistemas, si nos consideramos parte integrante de ellos, si nos involucramos en ellos (ya sea porque los nombramos o más bien porque interactuamos con ellos en la compleja multiplicidad de dimensiones que tiene la comunicación). En fin, si de alguna u otra manera somos barca navegando en la vicisitudes del viaje, con nuestros instrumentos de orientación y nuestros sentidos utilizándolos y nuestra razón interpretando, y nuestros afectos dando vueltas por allí sin orden establecido ni intención científica, creamos finalmente una realidad de segundo orden; nos vemos obligados a rever el concepto de “enfermedad” de “conjunto de signos” de “carácter peculiar” * . Nos * Me refiero a realidad de primer y segundo orden de acuerdo a las categorías que hizo Watzlawick, entendiéndolas como una propuesta de aproximación a la complejidad, que si bien hoy podría considerarse excesivamente simplificadora, sigue teniendo un considerable valor pragmático y metodológico. Se entiende como realidad de

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Terapia Sistémica

Transcript of B.2.14.2. Diagnostico Contexto y Verdad Cientifica

  • Diagnstico, contexto y verdad cientfica

    J.D. Moreno

    Perspectivas Sistmicas, n 45, p. 3-4. Hace tiempo un amigo me cont que en un congreso internacional, una misma familia fue entrevistada sucesivamente por dos terapeutas de renombre internacional. Las entrevistas, por supuesto, haban sido filmadas y luego analizadas. La ancdota conclua que haban resultado dos sesiones completamente diferentes. No slo parecan dos familias distintas; toda la situacin de la consulta fue distinta, y el colorario de esa consulta y la orientacin teraputico tambin fueron distintos. Como dice el refrn italiano senon e ero e ben trovato, y es un ejemplo de lo ms interesante para sumergirnos en la ciberntica de segundo orden y los problemas que se plantean a partir del concepto de observacin participante. Antes de Heisenberg y su principio de indeterminismo, antes de los sistemas observantes, antes del engarce entre sujeto observado y sujeto que observa, y an antes del lenguaje considerado como una de las particulares formas que tenemos los humanos de articularnos en el acto de conocer, antes de todo esto dos entrevistas con conclusiones distintas hubieran sido inaceptables. Por qu?, Porque el diagnstico se asociaba a algn tipo de verdad, presuntiva en algunos casos, pero de verdad al fin. Y no crea aqu el lector que he utilizado azarosamente la palabra diagnstico. En un sentido amplio qu es acaso la conclusin de una entrevista?, una conclusin que de alguna u otra manera implica un acercamiento de los hechos, un acuerdo de la situacin y tambin una orientacin teraputica. Es un diagnstico. Pero... es un diagnstico aquel que no evidencia una verdad? En el sentido clsico del trmino, el diagnstico caracteriza un conjunto de signos que sirven para definir el carcter peculiar de determinada enfermedad. Entonces de qu clase de enfermedad hablamos cuando nos referimos a una trama interaccional que incluye un hecho generalmente atribuido como caracterstica particular a una persona por el cual alguien consulta?, dnde est el carcter peculiar de la enfermedad?, en el hecho o en la situacin donde se incluye?, en el contexto?, en el contexto que define el observador?, en la trama de significados donde ocurre?. Si nos posicionamos en esa trama interaccional de mltiples dimensiones, si asumimos que somos nosotros quienes definimos ciertos lmites y nombramos esos territorios arbitrariamente delimitados como sistemas, si nos consideramos parte integrante de ellos, si nos involucramos en ellos (ya sea porque los nombramos o ms bien porque interactuamos con ellos en la compleja multiplicidad de dimensiones que tiene la comunicacin). En fin, si de alguna u otra manera somos barca navegando en la vicisitudes del viaje, con nuestros instrumentos de orientacin y nuestros sentidos utilizndolos y nuestra razn interpretando, y nuestros afectos dando vueltas por all sin orden establecido ni intencin cientfica, creamos finalmente una realidad de segundo orden; nos vemos obligados a rever el concepto de enfermedad de conjunto de signos de carcter peculiar*. Nos

    * Me refiero a realidad de primer y segundo orden de acuerdo a las categoras que hizo Watzlawick, entendindolas como una propuesta de aproximacin a la complejidad, que si bien hoy podra considerarse excesivamente simplificadora, sigue teniendo un considerable valor pragmtico y metodolgico. Se entiende como realidad de

  • vemos obligados a rever estos conceptos porque a la luz del nuevo horizonte sin mapa se ha relativizado en las manos de su poseedor (y la brjula ya no es tan confiable). Una manera, entre muchas otras, de organizar las revertebraciones de estas ideas sobre el concepto de diagnstico sera relativizarlo a un marco contextual y entonces hablar de diagnstico en un contexto clsico. Utilizando el artilugio de Bateson podramos considerar un particular significado para la palabra diagnstico en un contexto clsico, y otro en este nuevo esquema conceptual. En trminos un tanto simplificados: diagnstico(s) para la realidad de primer orden, y otro(s) para la realidad de segundo orden. Seran opuestos?, contradictorios?, excluyentes?. No. Un paradigma no desplaza a otro sino que lo incluye y redefine. Ya Bohr consider la complementariedad como un aspecto central en la descripcin de la naturaleza: en la complejidad se pueden tolerar conclusiones conceptualmente incompatibles en tanto sean complementarias. Volviendo a la ancdota inicialmente mencionada, podemos ahora sostener que es perfectamente posible que dos terapeutas concluyan en dos diagnsticos distintos luego de entrevistar a la misma familia. Y tambin podemos aceptar, dentro de una lgica cientfica, que ninguno de esos diagnsticos es verdadero, aunque seguramente los dos sean operativamente vlidos en trminos teraputicos, y los dos resulten de un ajuste funcional entre terapeuta y familia, en un marco de significados socialmente compartidos. Pero supongamos que en una familia hay un miembro con secuelas neurolgicas centrales, por ejemplo, imaginemos, un tumor de cerebro recientemente operado. En este punto los dos terapeutas seguramente acordaran que esta familia tienen un miembro con secuelas neurolgicas centrales. Supongamos un poco ms osadamente que un miembro de esta familia tienen un diagnstico de esquizofrenia paranoide realizado por un psiquiatra. Dije ms osadamente por la muy posible discusin: contextualizar el diagnstico de secuelas neurolgicas centrales a realidad de primer orden no es muy discutible, en tanto que contextualizar un diagnstico de esquizofrenia quizs lo sea en mayor medida. Pero, ms all de la toma de posicin que cada uno haga, y de las mltiples discusiones que paulatinamente definen los territorios en los cuales se acote o extienda la participacin del observador en el hecho observado, considerar el diagnstico en trminos de contexto, y pensar que ese contexto constituye una dimensin de la complejidad, puede ser de alguna utilidad clnica. Porque la observacin, como la clnica, no se agota en una sola perspectiva, y la riqueza de la descripcin no necesariamente abre contradicciones ni enfatiza voces reduccionistas sino que bien puede ampliar las posibilidades de abordaje. Algn lector podra preguntarse si hay algn tipo de orden jerrquico en una multiplicidad de contextos que sostienen distintos diagnsticos. Nuestra brjula marca un norte?, Ha sobrevivido algn rastro de verdad?. Quizs si, no una verdad en los trminos absolutos de ciencia clsica, pero s una verdad entre parntesis, referida a una operatividad teraputica. Hay, por ejemplo, alguna verdad de stas donde se sostiene que un cuadro esquizofrnico requiere de medicacin, y que tal

    primer orden aquellos aspectos que se refieren al consenso de la percepcin y se apoyan en pruebas experimentales, repetibles y verificadas. Y realidad de segundo orden a la referida al significado y valor que poseen las cosas mencionadas antes.

  • medicacin disminuye su riesgo de recadas. Como dije anteriormente, las sucesivas discusiones fuera de determinado territorio, y que algn tipo de clnica sea ms eficiente que otra es un elemento importante en dicha discusin. Claro que tambin puede discutirse el significado del trmino eficiencia, y an el de sufrimiento, si asocio eficiencia con menor sufrimiento. Discusiones que exceden en mucho el marco de este artculo. Pero permtanme finalizarlo con una ancdota personal: antes de las fiestas de Navidad, mi hija de siete aos me pregunt si Papa Noel exista. Ya me haba hecho esta pregunta con la poca conviccin que yo necesit para evitar la repuesta, pero esta vez su conviccin fue ms fuerte. Decime la verdad, reafirm obligndome a responderle. Bueno, le dije la verdad, la verdad?, intentando encontrar un resquicio para escapar. Si, bueno... entonces, la verdad es que Papa Noel existe en tu imaginacin, respond, en la realidad no existe, es imaginario. Ella me mir, pens un poco, y luego, abrazndome me dijo: gracias, yo saba que no exista, pero nadie me deca la verdad. Bibliografa Heisenberg, W. La imagen de la Naturaleza en la Fsica Actual. Ed. Ariel, Madrid, 1976. Jumarie, G. Teora relativista de la informacin. Cuadernos del G.E.S.I., 1988. Watzlawick, P. y otros. La realidad inventada. Ed. Gedisa, Buenos Aires, 1988. Maturana, H.R. y Varela, F.G. El rbol del Conocimiento. Ed. Universitaria, Chile, 1984. Diccionario de la Lengua Espaola. Ed. Espasa Calpe, Madrid, 1970. Realidades y Relaciones. Gergen, K. Ed. Paids, Barcelona, 1996.