b Icide Oscar

8/13/2019 b Icide Oscar

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La bicicleta crecederade scar


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LA BICICLETACRECEDERA

DE SCAR

Alfredo Gmez Cerd

Ilustraciones deTeresa Novoa

El programa Educacin Vial en el Aula es una iniciativa del Instituto deSeguridad Vial de FUNDACIN MAPFRE para fomentar las buenasprcticas viales en los centros docentes.

Direccin de proyecto: Instituto de Seguridad Vial de FUNDACINMAPFRECoordinacin: Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIN MAPFREEdicin y diseo didctico: Disueo ComunicacinDiseo y maquetacin: David Sueiro y Elena Fernndez

Del texto: Alfredo Gmez Cerd De las ilustraciones: Teresa Novoa De esta edicin: Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIN MAPFRE

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin laautorizacin escrita de los titulares del Copyright, la reproduccin totalo parcial de esta obra por cualquier mtodo o procedimiento, incluidos lareprografa y el tratamiento informtico.

I.S.B.N.: 978-84-9844-441-4Depsito legal: M-24.530-2013

ALFREDO GMEZ CERD naci en Madrid. La li teraturasiempre ha sido el eje fundamental de su vida. Con once aosempez a descubrir que un libro poda ser un espejo, donde versereflejado, y una ventana, por la que mirar al mundo. Entoncesempez a soar con ser escritor. Ha pasado ampliamente delcentenar de libros, la mayora para nios y jvenes, por los que harecibido importantes reconocimientos, como el Premio Nacional.Ha sido publicado en ms de veinte pases. A pesar de eso, tieneclaro que an le queda por escribir lo ms importante.

TERESA NOVOA naci en Madrid. Desde que puede recordardibuja y lleva mucho tiempo viviendo de sus ilustraciones. Tambinescribe cuentos de vez en cuando y ltimamente hace dibujos paracamisetas. Ha publicado libros en Espaa, Francia, Alemania,Mxico, Argentina, Colombia, Chile, Bolivia, Japn, Coreay China.


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A scar le costaba dar pedales en aque-lla bicicleta tan grande. Sus padres se lahaban comprado as, para que le durasems.

Con casi diez aos, la que tena se lehaba quedado pequea.

La heredar Silvia cuando deje el

triciclo haba comentado su madre.Silvia no quera ni or hablar de la bi-

cicleta, pues en su triciclo se senta fe-liz y segura. Eso de guardar el equilibro


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sobre dos ruedas le pareca muy com-plicado.

En la nueva, scar tena que esfor-zarse para llegar a los pedales. Casi ni sepoda sentar en el silln, a pesar de quelo haban colocado en la posicin msbaja.

El da menos pensado dars un es-tirn y te quedar perfecta le deca supadre, como si la bici fuese una prendade vestir.

Quedaba en el parque con sus ami-gos. Apoyaban las bicicletas contra unrbol y jugaban a la pelota en una expla-


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nada atravesada por algunos surcos quehaba producido la lluvia.

Ha sido gol!No ha sido!Siempre estaban discutiendo. Como

no tenan porteras era muy difcil sabersi haba sido gol o no.

Ha pasado rozando el poste, peropor fuera.

Lo roz, pero por dentro.El poste, claro, era imaginario.

Todos los nios y nias de la mismaedad jugaban juntos en el parque. Cuan-do se cansaban de la pelota, volvan a la


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bicicleta; o bien, echaban a correr, o seiban un rato a los columpios.

Todos jugaban juntos en el parque,excepto Carlota, que ltimamente sehaba distanciado un poco.

Y qu rabia le daba a scar que Car-lota no quisiera jugar con ellos! Con lobien que lo pasaban juntos!

Carlota sola dar vueltas sola con subici. Llevaba un cuaderno en la mano y,

de vez en cuando, se paraba y anotabaalgo.

Es una engreda deca lva-ro, que llevaba un corte de pelo a lo

punky, rapado por los laterales y conuna pequea cresta en el centro.

Qu es una engreda? pregunta-ba Lucas, que siempre pareca oculto

tras sus gafas redondas, sujetas al cogotecon una cinta elstica.

Que es tonta quera zanjar eltema lvaro.


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A scar le molestaban mucho loscomentarios de lvaro, pero como eraun marimandn no se atreva a con-tradecirlo. Menos mal que Nerea s lohaca.

Pues a m no me parece tonta de-ca ella. Y los que decs que es tonta esporque sois tontos.

Y mientras los amigos discutan, s-car pensaba en ella.

A scar, era evidente, le gustabaCarlota. Era tan alta, tan delgada, tanpizpireta, con el pelo tan largo, con esaforma de vestir tan distinta...

Es una jipi, como su madre aa-da lvaro, para reavivar la discusin.

Qu es una jipi? preguntabaLucas.

Pues que es rara.A m no me parece rara Nerea

volva a salir en su defensa.

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Y se enzarzaban en una nueva bron-ca. Y cuanto ms discutan sobre Car-lota, scar pensaba ms en ella.

Un da, despus de jugar un par-tido de ftbol con los amigos, la viomontando en bicicleta por el parque.Se acerc a ella. Tuvo que hacer unesfuerzo grande para alcanzarla. Peda-leaba de pie, como un escalador, puessentado los pedales le quedaban dema-

siado lejos.Cuando lleg a su lado, con la voz

entrecortada por la fatiga, le pregunt:Puedo ir contigo?

Bueno Carlota se encogi dehombros.

Cuando llevaban unos minutos jun-

tos, scar se atrevi a hacerle la pregun-ta que ms le obsesionaba:

Por qu no quieres jugar con no-sotros?

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Tengo algo ms importante quehacer le respondi.

Ah! exclam scar, sin saberqu decir.

Y t, por qu llevas una bici tangrande?

Pronto dar un estirn y me que-dar perfecta record las palabras desu padre.

Ah! exclam ella, y se encogide hombros.

Se detuvieron junto a una fuente que

tena el desage atascado, por lo que sehaba formado un charco alrededor.

No s si esto servir Carlota sequed pensativa. De todas formas,

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lo anotar en mi cuaderno, por siacaso.

scar no entenda nada, pero no per-da detalle.

Carlota reanud la marcha y l se sin-ti un poco confundido. No saba quhacer.

Puedo acompaarte? se atrevia preguntar al fin.

S respondi ella.No sin esfuerzo, volvi a encaramarse

en el silln de su bicicleta y con la punta

de sus zapatos comenz a dar pedales.Circularon juntos por uno de los paseosms anchos del parque. scar no podadisimular su emocin.

Carlota se detuvo esta vez en la ex-planada donde solan jugar sus parti-dos de ftbol con porteras imagina-rias. l la imit de inmediato, aunquetuvo que hacer equilibrios para nocaerse.

Qu ves? le pregunt entoncesCarlota.

Una explanada vaca.Carlota le hizo seas para que le si-

guiese. Enseguida, recogi del suelouna bolsa vaca de patatas fritas, un

envase de yogur, tres envases aplastadosde zumos de frutas, una bola de pa-pel de aluminio y varias bolsas de pls-tico.

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Reconoces todo esto? le pre-gunt antes de tirarlo a una papelera.

scar tuvo que afirmar con su ca-beza. Incluso, con disimulo, cogi delsuelo el palito de un caramelo que lmismo haba tirado.

Carlota sac su cuaderno y volvi aescribir en l, aunque no dejaba de ne-gar con la cabeza.

Lo malo es que esto tampoco mesirve hablaba para s. Atascar unafuente o llenar el parque de basura es un

problema de civismo, no de educacinvial.

scar segua sin entender nada.

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con ese eslogan, pero no se haba fijadodemasiado.

Los nios del barrio debemos ha-cer un estudio de la seguridad vial, loentiendes?

Creo que s.Algunos nios estn haciendo ese

estudio alrededor de los colegios; otros,alrededor del centro comercial; otros,alrededor del ambulatorio mdico

Yo lo estoy haciendo alrededor del par-que. Lo malo es que lo estoy haciendo

sola.La ltima queja de Carlota le hizo ver

a scar el cielo abierto.Y por qu no nos lo has dicho?

Porque os pasis el tiempo jugandoal ftbol.

Yo te ayudar.Si quieres

Aunque an no haba comprendidomuy bien en qu consista aquella cam-paa del ayuntamiento llamada Un ba-rrio para moverse con seguridad, scar

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no deseaba otra cosa ms que ayudar aCarlota.

Y cuando acabemos con lo de lacampaa, volvers a jugar con noso-tros? scar se atrevi a hacerle la pre-gunta ms importante.

S.

Entonces scar tuvo una idea. Tenaque convencer a todos los amigos paraque colaborasen. As, acabaran antes y

Carlota volvera a jugar con ellos, queera lo que ms deseaba.

Se encontraron a la pandilla junto alestanque. lvaro, asumiendo su papel


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de marimandn, dio un paso adelantey se los qued mirando.

scar se baj de la bici con las difi-cultades de siempre y vio una bolsa depalomitas en el suelo. La recogi y latir a la papelera.

Mira que sois guarros les incre-p, mirando de reojo a Carlota, buscan-do un gesto de asentimiento.

Habis venido a insultarnos? pre-gunt lvaro, adoptando el tono de losmalos de las pelculas.

Hemos venido a proponeros unjuego continu scar, como si talcosa.

Qu juego?


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campaa del ayuntamiento para me-jorar la seguridad vial.

En primer lugar contaron todos lospasos de peatones que haba para acce-der al parque. Solo dos estaban re-gulados por semforo y les parecique, adems de ser insuficientes, du-raba muy poco tiempo la seal verdepara peatones, lo que obligaba a cru-zarlos a toda prisa. Las personas mayo-

res o con alguna dificultad apenas te-nan tiempo de llegar de una acera ala otra.

Carlota lo anotaba en su cuaderno.

scar se volvi a CarlotaExplcaselo t.Carlota les explic en qu consista

Un barrio para moverse con seguridad. Alfinal, como de costumbre, hubo discu-sin acalorada. Unos estaban a favor yotros en contra.

Hay un premio para el ganador?pregunt de pronto lvaro.

El ganador ser el barrio y, por tan-to, nosotros, que vivimos en l.

A scar le maravillaban los razona-

mientos de Carlota y pensaba que esachica llegara muy lejos en la vida.

Finalmente, todos aceptaron colabo-rar en aquel juego, es decir, en aquella

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Por otro lado, descubrieron que algu-nas rayas de los pasos de cebra estabancasi borradas y dos seales que adver-tan de su presencia se encontraban ta-padas por el follaje de los rboles.

Carlota tambin lo anot.Las calles que rodeaban el parque te-

nan un lmite de velocidad de cuaren-ta kilmetros por hora. Varias sealeslo indicaban, pero los nios se dieroncuenta de que muchos coches circula-ban ms rpido. No haca falta tener un

radar para darse cuenta.Badenes dijo lvaro, que ya se

haba metido por completo en el jue-go. Hay que poner badenes.

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Se me est ocu-rriendo una idea di-

jo scar. Siemprehay coches aparcadosen doble fila. Para evitar-lo, podran cambiar los aparca-mientos en lnea por apar-camientos en batera.

As podrn aparcar mscoches a Nerea le parecabuena idea.

Adems, la calle es muy

ancha aadi Lucas, colo-cndose las gafas. Hay sitiode sobra.

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Carlota escribi la palabra badenes ensu cuaderno.

Casi sin darse cuenta, todos se ha-ban implicado y escudriaban hastael ltimo rincn en busca de algo quepudiera mejorar la movilidad vial de subarrio.

Aqu! grit Nerea, y les sealel carril bici que, antes de entrar en elparque, cruzaba una de las calles. Fal-

ta la seal que avisa del carril bici a loscoches.

Y Carlota, incansable, lo anot en elcuaderno.


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Y Carlota, por supuesto, tambin loanot.

Se dieron cuenta de que en algunasesquinas no estaban los rtulos con elnombre de las calles. Eso, estaba claro,

era un inconveniente para moverse conseguridad por el barrio, tanto para loscoches como para los peatones.

Carlota no dejaba de escribir.

Algunas aceras estaban rebajadas enlos cruces, para facilitar la movilidad alas personas que tenan que ir en silla deruedas, o a los carritos de los bebs. Sinembargo, haba algunos cruces dondelas aceras no estaban rebajadas.

Carlota anotaba la direccin exactade esos cruces.

Observaron, adems, que muchasseales de trfico estaban tapadas. Por

ejemplo, sobre una seal de prohibidoaparcar alguien haba pegado un cartelen el que se lea: Se vende piso de tresdormitorios. A estrenar. Precio econmico.


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Sobre otra, que avisaba de la proxi-midad de un paso de peatones, habaun montn de pegatinas anunciandodiversas cosas: Pizzas a gog. Fontanerode urgencia. Clases particulares de in-

gls y de chino. Cuido nios, ancianos y

perros.

A Carlota le surgan algunas dudas.Por qu no lo apuntas en el cua-

derno? le pregunt scar.Porque tapar seales es un pro-

blema de civismo, no de seguridad vial

dijo.S, pero si esas seales no pueden

verse, se crea un problema de movilidadrazon scar.


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Finalmente, Carlota lo anot tam-bin en su cuaderno.

Descubrieron tambin una seal queprohiba a los coches girar a la izquier-da. No hace falta haber ido a una auto-escuela para darse cuenta del significadode esa seal. Lo malo era que alguienhaba pegado sobre ella una fotografade gran tamao de una perrita, bajo laque se lea un mensaje:

Se ha perdido Pich por la zona. Sialguien la encuentra, por favor, que nos

avise al telfono Tal-tal-tal.

scar intent quitar aquel cartel de la

seal, pero estaba demasiado alto. En-tonces se le ocurri una idea. Se volvia Carlota y le dijo:

Sbete sobre mis hombros. Yo teaguantar. As podremos quitar ese car-

tel de la seal.scar era un nio fuerte y aguant

todo el peso de Carlota sobre sus hom-bros.

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Te peso mucho? le preguntella.

No.Mi madre dice que estoy flaca.S y scar apretaba los dientes.De este modo, Carlota pudo despe-

gar aquel cartel. Pero como les dabapena de la perrita perdida, lo pegaronen el poste de una farola, por si alguienla encontraba.

Se sentaron en un banco y Carlotarepas su cuaderno. No pudo evitar ungesto de sorpresa. Entre todos, habanhecho el trabajo en muy poco tiempo.


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De repente, una voz cercana les lla-m la atencin y se volvieron a la vez.Era la madre de Carlota, la jipi, comola llamaba lvaro. Les sonri y, diri-gindose a su hija, dijo:

Hora de regresar a casa.Carlota se despidi de scar y del

resto. Se acerc a su madre y le dijo:Hemos hecho el trabajo entre to-

dos. Ya casi est terminado.Qu bien! exclam la madre.

Recuerda que siempre te he dicho que

es importante trabajar en equipo.Juntos conseguiremos un barrio

ms seguro.


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sino porque ya no tendra excusa parano jugar con ellos.

Al da siguiente, por la tarde, losnios y nias del barrio volvieron aencontrarse en el parque. lvaro, para

Se alejaron despacio. Llevaban labicicleta sujeta entre las dos, cada unapor un extremo del manillar. Tenan la

misma forma de andar y su pelo, largoy suelto, era idntico.

scar se senta muy feliz, no solo porhaber ayudado a Carlota con el trabajo,

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Y mientras pensaba estas cosas, llegCarlota. Sonri al verla y su presencia ledio fuerzas. De pronto, alzando la voz,dijo:

Hoy decidir Carlota a qu juga-mos!

T ests mal de la cabeza le re-plic lvaro en tono burln, dedicn-dole un gesto despectivo.

Pero scar, con decisin, se volvihacia l y, delante de sus narices, mi-rndole fijamente a los ojos, le grit:

Cllate, marimandn!lvaro no volvi a rechistar.Cada da le tocar a uno de no-

sotros elegir a qu jugamos aadi

no perder la costumbre, llevaba la vozcantante y, secundado por Lucas y al-gn otro chico, daba rdenes sin ce-sar:

Ahora jugamos a esto! Ahora ju-gamos a lo otro! Ahora jugamos a lode ms all!

Y por qu no jugamos a otra cosa?se atrevi a preguntar en una ocasinNerea.

Porque no! la respuesta de lva-ro fue tajante.

scar se dio cuenta una vez ms deque lvaro era un marimandn. Y pen-s que el mundo sera muy injusto si sellenase de marimandones.

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scar, para que quedasen claras sus in-tenciones.

Y esa tarde Carlota eligi el juego.Jugaremos al ftbol dijo.scar se qued boquiabierto por

aquella eleccin.Yo ser la capitana de un equipo y

scar del otro.Como capitanes, eligieron a sus juga-

dores. Carlota eligi en primer lugar a

lvaro y le puso de portero.Yo siempre juego de delantero cen-

tro protest lvaro.Pero hoy soy yo la capitana, as que

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jugars de portero. Cuando te toque a tiser capitn, podrs decidir.

lvaro hizo unas paradas muy bue-nas, por lo que todos llegaron a la con-clusin de que deba jugar siempre deportero. Bueno, todos menos l mismo.

El partido termin con empate a cua-tro, aunque alguno de los goles, por laausencia de postes, fue dudoso. Carlotameti dos, uno de ellos de penalti.

Me encanta el ftbol reconociella al final.

Ya lo he visto le dijo scar.Y eres muy buena. A m no se me datan bien.

La prxima vez juega ms por lasbandas. Y no intentes regatear tanto,centra al primer toque.

No caba duda de que Carlota erauna experta.


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Todos los nios que haban partici-pado en el partido de ftbol iban a salircorriendo, en desbandada, pero un gri-to de scar los detuvo en seco.

Se os olvida algo!Los nios se miraron confundidos,

sin saber a qu se refera scar.Entonces l comenz a sealar por

distintos puntos de la explanada.Ese envase de yogur es tuyo, Ne-

rea; ese tetrabrikde zumo es tuyo, Lu-cas; esa bolsa de plstico es tuya, lva-

ro...Todos los restos de la merienda fue-

ron recogidos y arrojados a una pape-lera.

Carlota se acerc a scar y le dijo porlo bajo:

Recuerda: eso es un problema decivismo, no de educacin vial.

Yo creo que el civismo y la edu-cacin vial no se pueden separar lerespondi scar en el mismo tono.

Carlota le mir y le sonri, dndole aentender que estaba de acuerdo.

Cuando toda la explanada qued lim-pia, los nios se dispusieron de nuevo asalir corriendo; pero otro grito de scar

los detuvo.Y maana le tocar a Lucas elegir

el juego!Lucas dio un respingo y se le ilumin


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el rostro con una sonrisa. Sus gafas re-dondas parecan bailar en la punta desu nariz.

Despus, scar acompa a Carlo-ta hasta el banco donde le esperaba sumadre.

Lo habis pasado bien? les pre-gunt ella.

El sde Carlota coincidi con el s descar, o al revs.

La madre cerr el libro que estabaleyendo y se levant del banco. Luego,ech a andar con su hija. Pero antes, sevolvi a scar.

Hasta maana, scar le dijo.A l le agrad descubrir que la madre

conoca su nombre.

scar las mir mientras se alejaban.Madre e hija se parecan mucho y, ade-ms, vestan con ropas que, aunqueeran distintas, tenan un aire o un estilosimilar.

S, lvaro tiene razn, son unas jipispens. Pero me gustan mucho.

A continuacin, scar se preguntqu demonios significara la palabrajipi. Lo buscara en el diccionario al lle-gar a casa.

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Enderez la bicicleta y tuvo que hacerun esfuerzo para subirse a ella y comen-zar a dar pedales.

A ver si daba pronto ese estirn yaquella bicicleta le quedaba por fin a lamedida!

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de 9 a 11 aos

www.circulando.eswww.fundacionmapfre.org

A scar le costaba dar pedales en aquellabicicleta tan grande. Sus padres se la habancomprado as, para que le durase ms.

En el parque con sus amigos, todos jugabanjuntos, excepto Carlota, que ltimamentese haba distanciado un poco. Y qu rabia

le daba a scar que Carlota no quisierajugar con ellos!

Un da, despus de jugar un partido deftbol con los amigos, la vio montandoen bicicleta por el parque. Seacerc a ella. Cuando llevabanunos minutos juntos, scarse atrevi a hacerle la preguntaque ms le obsesionaba:

Por qu no quieres jugar con nosotros?Tengo algo ms importante que hacer lerespondi.

b Icide Oscar

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