Atomismo Logico de Russell

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A Parte Rei 51. Mayo 2007 http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/ 1 Nociones de Atomismo Lógico: Wittgenstein y Russell Héctor Martínez Sanz 1.- Introducción El presente estudio ha sido concebido según un formato de exposición- comparación de y entre Bertrand Russell en su Atomismo lógico y la primera época de Ludwig Wittgenstein en el Tractatus lógico-philosophicus respecto de la teoría de la verdad lógica expuesta por cada uno de ellos. Como era de esperar dentro del ámbito de la filosofía analítica, ha sido necesario remitirse a un cuerpo de nociones bastante más amplio que el término último del estudio, precisamente aquellas que soportan el peso de la discusión. Ha sido mi deseo no extenderme por otras líneas y otras nociones que, bajo mi consideración, no he encontrado pertinentes al caso, aunque sean partes capitales en su integración dentro del pensamiento de cada autor; desde luego, nada más que mi criterio podía impedir tal extensión, que de suyo empujaba a tal tendencia. Por esto mismo, en ocasiones hay cortes bruscos o saltos que, con mucha probabilidad, serán percibidos. Sin embargo he tratado de mantener cierta unidad en el cuerpo del estudio de forma que se vea afectado lo menos posible. En Wittgenstein, por ejemplo, están supuestas las primeras proposiciones del Tractatus, en tanto en cuanto su discusión, creo, nos habría alejado demasiado. Ahora bien, he tenido en cuenta que se trata de proposiciones importantes para el mismo objeto del estudio, y por ello son retomadas al final, aún como asumidas y sin mención directa, para el enfrentamiento de la noción de hecho entre Russell y Wittgenstein. Del mismo modo, no ya sólo con los textos mismos, sino con el contexto cultural e histórico he sido precavido, dando por supuestas las relaciones de ambos autores con el pensamiento de Frege, así como de sus críticas a este. Sorprenderá al caso que aparezca Strawson, pero he de recalcar que no se trata de pieza clave alguna, sino como apoyo de una posible interpretación en un momento dado de Russell, hacia la que me siento inclinado, aunque no totalmente. Como se comprobará, no es un estudio exhaustivo ni erudito, sino quizá más de principiante o novato en estas lides lógicas. Por esto es seguro que habrá afirmaciones y explicaciones forzadas por alguna incoherencia, o lejos de las que son propias de los autores en cuestión. Diciéndolo con algo más de informalidad, he tratado de inventarme lo menos posible apoyándome siempre que he podido en los textos, tanto los principales, como otros con que me he ayudado –fundamentalmente en Russell- y artículos cuya consulta me haya auxiliado en algún punto; todos debidamente referidos en las notas a pie. Estas últimas también las he empleado para justificar alguna frase, o alguna relación de forma concisa –en este caso creo que más en Wittgenstein. Aún así, el estudio no queda exento de haber interpretado o comprendido incorrectamente algunos de los párrafos citados, de donde podrían derivarse contradicciones entre unas aseveraciones y otras.

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    Nociones de Atomismo Lgico: Wittgenstein y Russell

    Hctor Martnez Sanz

    1.- Introduccin

    El presente estudio ha sido concebido segn un formato de exposicin-comparacin de y entre Bertrand Russell en su Atomismo lgico y la primera poca deLudwig Wittgenstein en el Tractatus lgico-philosophicus respecto de la teora de laverdad lgica expuesta por cada uno de ellos. Como era de esperar dentro del mbitode la filosofa analtica, ha sido necesario remitirse a un cuerpo de nociones bastantems amplio que el trmino ltimo del estudio, precisamente aquellas que soportan elpeso de la discusin. Ha sido mi deseo no extenderme por otras lneas y otrasnociones que, bajo mi consideracin, no he encontrado pertinentes al caso, aunquesean partes capitales en su integracin dentro del pensamiento de cada autor; desdeluego, nada ms que mi criterio poda impedir tal extensin, que de suyo empujaba atal tendencia. Por esto mismo, en ocasiones hay cortes bruscos o saltos que, conmucha probabilidad, sern percibidos. Sin embargo he tratado de mantener ciertaunidad en el cuerpo del estudio de forma que se vea afectado lo menos posible. EnWittgenstein, por ejemplo, estn supuestas las primeras proposiciones del Tractatus,en tanto en cuanto su discusin, creo, nos habra alejado demasiado. Ahora bien, hetenido en cuenta que se trata de proposiciones importantes para el mismo objeto delestudio, y por ello son retomadas al final, an como asumidas y sin mencin directa,para el enfrentamiento de la nocin de hecho entre Russell y Wittgenstein.

    Del mismo modo, no ya slo con los textos mismos, sino con el contextocultural e histrico he sido precavido, dando por supuestas las relaciones de ambosautores con el pensamiento de Frege, as como de sus crticas a este. Sorprender alcaso que aparezca Strawson, pero he de recalcar que no se trata de pieza clavealguna, sino como apoyo de una posible interpretacin en un momento dado deRussell, hacia la que me siento inclinado, aunque no totalmente.

    Como se comprobar, no es un estudio exhaustivo ni erudito, sino quiz msde principiante o novato en estas lides lgicas. Por esto es seguro que habrafirmaciones y explicaciones forzadas por alguna incoherencia, o lejos de las que sonpropias de los autores en cuestin. Dicindolo con algo ms de informalidad, hetratado de inventarme lo menos posible apoyndome siempre que he podido en lostextos, tanto los principales, como otros con que me he ayudado fundamentalmenteen Russell- y artculos cuya consulta me haya auxiliado en algn punto; todosdebidamente referidos en las notas a pie. Estas ltimas tambin las he empleado parajustificar alguna frase, o alguna relacin de forma concisa en este caso creo que msen Wittgenstein. An as, el estudio no queda exento de haber interpretado ocomprendido incorrectamente algunos de los prrafos citados, de donde podranderivarse contradicciones entre unas aseveraciones y otras.

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    2.- Wittgenstein y los lmites del pensamiento

    Siempre he tenido la impresin de que el Tractatus no fue escrito de forma tanesquemtica, rigurosa y fra por mero capricho o extravagancia. Muy al contrario,Wittgenstein, en mi opinin, quiso mostrar1 con ello precisamente lo sostenido en laobra, de modo que el texto, efectivamente fuese un esqueleto, una estructura dondeno sobrase o faltase proposicin, trmino o palabra; y en este no sobrar o faltar, sino lojusto necesario, puede leerse el marco atmico del propio atomismo lgico de supensamiento. Es una reduccin a los trminos significativos, esto es, con sentido, mssimples, acomodada a la sombra de Ockham. Curiosamente, hecho as, aparenta seruna lectura complicada, o a lo menos, difcil de seguir. Sin embargo, jams se podrreprochar a Wittgenstein haber complicado su pensamiento si al exponerlo, este esreducido a su forma ms simple y esquemtica, sin aditamentos de ningn tipo. Dehecho, de eso se trata. La exposicin en trminos simples pretende a su vez delatar, almodo kantiano, los lmites del pensamiento. La analoga, con Kant, siendo uno de lostemas ms recurridos, merece explicacin, entre otras cosas, porque nos orientar deinmediato hacia nuestra cuestin.

    2.1.- Los lmites de la razn y del pensamiento.

    Sin pretender hacer labor expositiva de la filosofa de Kant, es decir, echandomano de la brusquedad y brevedad, entiendo que aquel puso los lmites de la raznpura o razn cientfica en la experiencia posible. La conocida antinomia acontece en elmomento en que la razn supera la experiencia, los datos de la sensibilidad, y selanza por su cuenta y riesgo sin apoyo de los niveles de sensibilidad y entendimiento,es decir, aplicando las categoras a ninguna materia de conocimiento. Estos casos,que por lo dems considera Kant es la tendencia natural de la razn, hacenextraviarse a esta por los caminos de cuestiones que no caen ni pueden caer bajo supotestad. Pues bien, el papel que juega la experiencia posible en Kant, lo juega lanocin de sentido en Wittgenstein. La intencin del primero era establecer los lmitesde lo que puede ser conocido, y la del segundo, establecerlos a todo lo que puede serdicho con sentido. As, tal y como reza el prlogo del Tractatus:

    El libro quiere trazar un lmite al pensar o, mejor dicho, no al pensar sino a laexpresin de los pensamientos; porque, para trazar un lmite al pensar, tendramosque poder pensar ambos lados de este lmite (tendramos que pensar lo que no puedepensarse)

    Por ello, el lmite slo podr trazarse en el lenguaje y lo que est al otro ladodel lmite ser, simplemente, un sinsentido2.

    Cmo entra el pensamiento en Wittgenstein? Dando por supuestas lasprimeras proposiciones del Tractatus en lo que refiere a mundo, caso, hecho, estadode cosas, y substancia del mundo, voy directamente a la enunciacin de la llamadaTeora de la figura3. En ella lo primero que salta a la vista es una especial confianza enla correspondencia entre figura y realidad. La figura viene a ser un modelo, un hecho algo complejo- con una estructura en la que sus elementos se relacionan entre ellos 1 Y digo mostrar en tanto que exhibir, siguiendo la teora de la figura que expondremos msadelante, en virtud de la proposicin 2.172 y su explicacin 2.173 y 2.1742 Se lee ya aqu, primero, el importante papel que juega el sentido como criterio interno dellenguaje que ms tarde se enlazar con la verdad, frente a cualquier trascendentalismo oidealismo que ampare el pensar lo que no puede ser pensado; y, segundo, la labor de lafilosofa como la trazadora y clarificadora de un lmite cuyo asalto ha dado grandes errores yequvocos al conocimiento.3 En proposiciones 2.1 a 3 del Tractatus.

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    de forma determinada4 que corresponde con la estructura del hecho figurado. Pordecirlo de otro modo, nada pude haber en la figura que no haya en el hecho figuradopor aquella, comparten la misma estructura denominada forma lgica5. Por tanto, dichoms correctamente, es imposible que algo que sea figura de la realidad no compartacon la realidad la forma de figuracin, sino que es un modo de acceso a la realidad6,su vara de medida7. Concluyamos con la especificacin de 2.181, por la que, si laforma de figuracin de la figura coincide con la forma lgica de la realidad,denominaremos a tal figura como figura lgica. Dicho lo cual, vamos al punto crucialen que se cruza el pensamiento, saltndonos momentneamente algunasproposiciones a las que deberemos volver de inmediato. Podemos leer en 3 y 3.001 losiguiente:

    3. Una figura lgica de los hechos es un pensamiento.3.001. quiere decir esto: nos podemos

    hacer una figura de l.

    Se entiende, por un lado, que Wittgenstein llama a todo aquellode lo que cabe hacerse figura; y de hecho, el pensamiento, no slo es figura, sinofigura lgica, es decir, tal como convenimos, su forma de figuracin coincide con laforma lgica del hecho o estado de cosas figurado. Sin embargo es necesaria ciertaprecaucin, porque recoge dos modos distintos en Wittgensteindentro del Tractatus: realizacin subjetiva y contenido objetivo8.

    A lo que primordialmente nos interesa para nuestro estudio es que elpensamiento haya sido considerado figura lgica. Esta consideracin lo pone en elcentro de la concordancia con la realidad y lo une a su propio lmite: el sentido. As,volviendo hacia las proposiciones que habamos saltado deliberadamente, como son2.221 a 2.225, para encontrarnos que lo representado por una figura o pensamiento essu sentido, y su verdad o falsedad no se afirma de la figura sola, sino de laconcordancia de su sentido con la realidad. O lo que es lo mismo, hay que compararfigura y realidad para el reconocimiento de su verdad o falsedad, o, dicho de otromodo, dado que la figura por s sola no presenta verdad o falsedad, no existen figurascuya verdad sea a priori9.

    La nocin de sentido es capital para el estudio de los lmites del pensamiento,para su verdad o falsedad. De hecho, lo que rebase esta nocin es rechazado como

    4 Por esto mismo que la figura es hecho segn lo que el hecho es en 2 en relacin con laexistencia de estados de cosas y lo que de estos de dice en 2.01 y 2.031. La posibilidad de talconexin de sus elementos es denominada forma de figuracin de la figura segn proposicin2.15.5 Segn la proposicin 2.18, independientemente de la forma de figuracin, lo que la figura hade compartir con la realidad es la forma lgica, que es, la forma de la realidad. Comprobamosaqu que la correspondencia cae del lado emprico en la ciencia natural enfrentando las tesisdel idealismo imperante, aunque la rotundidad de tal condena la veremos a continuacin.6 Proposicin 2.1511.7 Proposicin 2.15128 Como contenido objetivo al modo fregeano, esto es, objeto abstracto de los actos de pensar,nicos portadores de verdad o falsedad independientemente de quien los piense; sin embargo,3.02 afirma que lo pensable y lo posible se identifican, lo cual ya no refiere a meros contenidosabstractos sino a los propios actos de pensar como proceso psicolgico (sigo aqu a ValdsVillanueva).9 Si excluimos al caso las tautologas el mbito de la ciencia lgica; esto confirma de nuevo eldecantado posicionamiento emprico de la filosofa de Wittgenstein en cuanto a la ciencianatural-, donde es la forma de figuracin la que ha de adecuarse a la forma lgica de larealidad.

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    sinsentido. es la piedra angular de la construccin filosfica. Cmoenlazan las nociones de sentido y pensamiento? Su nudo de unin se haya en laproposicin: un pensamiento es expresable en proposiciones, y estas son susceptiblesde verdad o falsedad, en primer lugar, en caso de tener sentido, y en segundo lugar,segn su concordancia con la realidad. Por esto que dijramos que el lmite de todo loque puede ser dicho o expresado es que sea dicho o expresado con sentido supone lomismo que el sentido sea lmite del pensamiento, en tanto que el ltimo es susceptiblede expresin y por tanto queda sojuzgado a la cuestin del sentido. Los lmites de laproposicin son los lmites del pensamiento. El sentido es el lmite de la figura, y slo apartir de l son achacables valores de verdad o falsedad.

    Lo dicho hasta aqu puede quedar sintetizado en el isomorfismo de tresestructuras: la de la realidad, la del pensamiento y la del lenguaje:

    a) Estructura de la realidad.

    El mundo es lo que existe, un conjunto de hechos. Son hechos atmicos,independientes, aislados, contingentes, que se pueden conocer al margen del universo(recurdese la mnada de Leibniz). Los hechos son las combinaciones de objetos y laestructura del mundo es lgico-matemtica.

    b) Estructura del pensamiento.

    Es el que interpreta la realidad; es como una pintura que reproduce el paisaje."El pensamiento es la proposicin con significado; la totalidad de las proposiciones esel lenguaje". El pensamiento piensa el mundo, que es la totalidad de los hechos, ystos son reproducidos por aqul. El pensamiento tiene la misma estructura lgica querefleja la estructura de la realidad.

    c) Estructura del lenguaje.

    El lenguaje es la expresin perceptible del pensamiento, y se expresa enproposiciones. La proposicin es el retrato lgico de la realidad. Cada hecho atmicoslo tiene una expresin correcta (proposicin). Hay que diferenciar entreproposiciones y nombres. Los segundos designan objetos y son totalmenteconvencionales. Slo conocemos a qu se refiere un nombre cuando nos muestran elobjeto que representa. Las proposiciones, sin embargo, se entienden por el puroanlisis de los trminos, ya que existe una relacin necesaria entre las proposiciones ylos hechos.

    La conclusin de tal isomorfismo de estructuras es inevitable: estudiando ellenguaje estudiamos la realidad. Y estudiar el lenguaje es estudiar la proposicin.

    2.2.- La proposicin y su verdad: el lmite del lenguaje es el lmite del mundo.

    Teniendo en cuenta que el sentido es el punto de lmite de la posibilidad delanlisis, esto es, la condicin de posibilidad, y que este acontece en el lenguaje,hemos de acudir a los elementos mnimos con sentido. Esto se enfrenta directamentecon Frege: los elementos atmicos con sentido no son los nombres, sino que estosadquieren significado en el momento en que se hallan en una proposicin10. Losnombres son los elementos constitutivos de una proposicin elemental o simple, son

    10 Proposicin 3.3

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    representantes de objetos, es decir, tienen referencia, pero carecen de sentido. Siendoel sentido el criterio para localizar el elemento simple de nuestro anlisis, y que laestructura del lenguaje es la estructura de la realidad, slo la proposicin de cuyacomposicin resulten nombres y no otras proposiciones, ser considerado el hechoatmico, mnimo o simple del que partir. Es decir, Wittgenstein afirma que existenproposiciones elementales con sentido que, por un lado se descomponen en nombrescuya referencia son objetos del mundo en relacin, y que por otro se componen dandolugar a la construccin lgica del mundo. Si las estructuras de uno y otro lado secorresponden, el lmite del lenguaje ser el lmite del mundo.

    Las proposiciones complejas son funciones de verdad de las proposicioneselementales a que son reducibles. Quiere decir esto que su verdad o falsedad esderivada de la verdad o falsedad de las proposiciones elementales; y tal verdad, enltima instancia, es la existencia o inexistencia del estado de cosas que la proposicinfigura de la realidad, su concordancia11. Al fin y al cabo la forma general de cualquierproposicin, elemental o compleja, es un hablar de cmo estn las cosas12. Un hablarque distingue entre un decir del mundo y un mostrar describir- el mundo. Es decir, ladistincin entre la filosofa como actividad que muestra lo esencial del mundo, lo quepuede ser dicho o no con sentido, y la ciencia natural, desde la que se afirma o niegala existencia o inexistencia de un estado de cosas. La filosofa, reducida a la lgica, esel estudio de las condiciones de la representacin, esto es, del lmite de la proposicino del pensamiento, del sentido del decir. La ciencia natural, por su lado, s dice algodel mundo. De tal modo, las proposiciones de la ciencia natural son susceptibles deser verdaderas o falsas, o lo que comnmente se denomina bipolaridad segn suacuerdo o desacuerdo con la realidad; son las nicas que dicen algo con sentidoacerca del mundo. Las proposiciones de la lgica no dicen sobre el mundo sino queestudian lo que desde la ciencia natural puede ser dicho con sentido acerca delmundo. O lo que es lo mismo, las proposiciones lgicas no son bipolares, no sonsusceptibles de falsedad, sino que son siempre verdaderas13. Guardan en s mismasalgn tipo de relacin interna que las mantiene lejos de lo que acontezca en el mundo.Frente al paralelismo que establecieron Frege y Russell entre unas proposiciones yotras, por el que, si las proposiciones de la ciencia natural haban de referir a algoexterior y acontecido en el mundo, las proposiciones lgicas deban referir tambin aalgo exterior, aunque no al mundo; se postulaba entonces un tercer reino de objetosabstractos que Wittgenstein denuncia precisamente en que la proposicin lgica nodice sino muestra, slo figura y no puede figurar su forma de figuracin.

    En sntesis: si tenemos que el lenguaje es el reflejo del mundo, y que ellenguaje consta de proposiciones; que toda proposicin puede ser reducida aproposiciones elementales a travs del anlisis y son funciones de verdad de stas; ysi las proposiciones elementales son combinaciones inmediatas de nombres, loscuales hacen referencia a objetos y las proposiciones elementales sonrepresentaciones de hechos atmicos, los cuales son combinaciones inmediatas deobjetos; y que a su vez los hechos atmicos se combinan formando hechos complejosque constituyen el mundo; siendo posible afirmar que el lenguaje est estructuradofuncionalmente segn valores de verdad, y su funcin esencial es describir el mundo,se tiene como conclusin que el lmite del lenguaje es el lmite del mundo. Lo cual

    11 Proposicin 4.2512 Aqu se tiene en cuenta que las proposiciones complejas no tienen ningn aadido en suforma general por el mero hecho de constituirse con signos lgicos. Es decir, las constanteslgicas ni aaden ni representan nada, por lo que, por ejemplo el contenido de p y el de no-pno se diferencian en nada.13 La tautologa que excluamos en la n.8 de la ciencia natural, es puesta como inherente a laproposicin lgica elemental.

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    delata precisamente que la posicin de Wittgenstein trae a colacin las implicacioneslgico-ontolgicas de lo que puede ser dicho con sentido y con verdad sobre el mundodesde la ciencia natural, clarificado por la filosofa. Acaso no recuerda esto a Kant,por quien, al menos en una de sus lecturas, la filosofa estudia las condiciones deposibilidad del conocimiento natural? Concluimos entonces que, por un lado, sentido yverdad son nociones de total relevancia para la articulacin de todo conocimientocientfico-proposicional, y por otro, en cuanto a la analoga con Kant, tal y como ValdsVillanueva escribe:

    Slo es necesario hacer una modificacin parcial de las tesis de Kant paradarse cuenta de dnde se sita el propsito de elucidar los rasgos ms generales detodo sistema de representacin. Si en vez de concebir lo que es posible a la raznterica en trminos psicolgicos (lo que es , ,) lo hacemos en trminos de lo que es y tenemos encuenta que un pensamiento es para Wittgenstein una figura lgica de los hechos, unaproposicin con sentido, nos encontraremos con que la investigacin sobre los rasgosms generales de todo sistema de representacin es una investigacin sobre loslmites de lo que puede decirse con sentido.

    3.- Russell y la reduccin a la lgica atomista.

    El principal error que encuentra Russell en toda la filosofa es el habersedejado llevar por el lenguaje sin las debidas precauciones. As, errores de vocabulario,sintaxis y gramtica han llevado a grandes filsofos a caer en las trampas del lenguajepor una falta de atencin, de forma que han atribuido existencia sin ton ni son, hanmanejado la realidad y lo real a su gusto y han supuesto una estructura metafsicabasada en la dualidad sujeto-predicado. Sin embargo, para Russell:

    Quienes no hayan sucumbido a la lgica de sujeto-predicado no tienen, por suparte, sino que dar un paso ms y admitir relaciones entre dos trminos, tales comoantes y despus, mayor y menor, izquierda y derecha. El lenguaje mismo contribuye allevarnos ms all de la lgica de sujeto-predicado. (...) La extensin de la lgica msall de la de sujeto-predicado est justificada, por lo tanto, en nuestro caso, y de igualmodo se podra demostrar, valindonos de argumentos exactamente similares, lanecesidad de ulteriores extensiones. Ignoro en qu medida sea necesario remontarnosen la serie de las relaciones de tres, cuatro, cinco... trminos. Pero, desde luego, sernecesario ir ms all de las relaciones didicas14.

    3.1.- La verdad como correspondencia de sentido.

    Cuando en Los problemas de la filosofa Russell se ocupa de trazar una teorade la verdad que establezca los criterios para decidir sobre la verdad de una creencia,puntualiza en primer trmino que tal cuestin ha de pasar antes por una preguntapreliminar: qu es la verdad? o qu es la falsedad?; en segundo lugar, que talverdad o falsedad es propiedad intrnseca de la creencia y no de los hechos a los querefiere. En un mundo de pura materia en que no ocurrieran sujetos con creencias nosera posible hablar de verdad o falsedad. Slo ante la creencia o ante el juicioaparecen los valores de verdad o falsedad. Y en tercer lugar, que, an dicho loanterior, la verdad o falsedad no dependen de la creencia o juicio, sino de sucoherencia o correspondencia con el hecho a que refieren. Es decir, que la verdad ofalsedad de una creencia o juicio es una propiedad de estos en tanto refieren a hechos

    14 Atomismo lgico(1918), p.468. En el volumen Lgica y conocimiento, Taurus, 1981.

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    del mundo que son juzgados15. Pretendo resaltar que Russell se sita en la lnea deuna teora de la verdad como correspondencia entre creencia y hecho, lo cual implica,ver qu supone la correspondencia y qu denomina hecho.

    Russell advierte, sin embargo, que una teora de la verdad sustentada en lahabitual forma de correspondencia no est exenta de objeciones:

    El tercero de los requisitos mencionados nos lleva a la adopcin del punto devista el ms comn entre los filsofos segn el cual la verdad consiste en unacierta forma de correspondencia entre la creencia y el hecho. Sin embargo, no es unatarea fcil descubrir una forma de correspondencia que no se preste a objecionesirrefutables. En parte a causa de esto en parte por la creencia de que si la verdadconsiste en la correspondencia del pensamiento con algo exterior a l, el pensamientono podr saber jams cundo habr sido alcanzada la verdad muchos filsofos hansido llevados a tratar de encontrar una definicin de la verdad que no consista en larelacin con algo totalmente exterior a la creencia.

    Es decir, si el pensamiento no juega ningn papel en el asunto de la verdad desus creencias, sino que depende absolutamente de aquello que no es l y no tomaningn pie en el propio juicio, nunca podra hablar propiamente de correspondenciacon aquello de que depende. Tal problema se ha tratado de subsanar con la muleta dela coherencia como bisagra entre el pensamiento y el hecho. Y es esta muleta la querecibe dos serias objeciones: por un lado, que no hay necesidad de que slo puedaexistir un sistema de creencias coherente conectadas con el mundo; por otro, que lacoherencia se apoya sobre la verdad de las leyes lgicas como el principio decontradiccin. Es decir, que la coherencia pretende decidir la verdad basndose enverdades ya sabidas: presupone en su seno la verdad que quiere decidir. Lacoherencia queda, entonces, como una prueba importante de qu sea verdad, perocuando nos son conocidas ya otras verdades como los principios lgicos, no comocriterio del sentido de la verdad, y menos an como requisito irrefutable ni en lasciencias ni en la filosofa donde dos cuerpos distintos de creencias pueden dar raznde la verdad del mismo hecho:

    Por estas dos razones, la coherencia no puede ser aceptada como algo quenos d el sentido de la verdad, aunque sea con frecuencia una prueba muy importantede la verdad, cuando nos es ya conocida cierta suma de verdad.

    Qu es entonces el hecho al que refiere la creencia o el juicio y del quedepende el status verdadero o falso de aquellos? Lo primero que se refuta es que lacorrespondencia entre creencia y hecho consista en la relacin entre un sujeto y unobjeto simple, es decir, que la verdad de la correspondencia del hecho y la creenciamantenga una relacin de existencia del primero16. Es obvio que si consistiese en 15 De acuerdo con nuestros tres requisitos, debemos buscar una teora de la verdad que: 1,admita que la verdad tiene un contrario, a saber, la falsedad; 2, haga de la verdad unapropiedad de la creencia; pero 3, una propiedad que dependa totalmente de la relacin de lacreencia con las cosas exteriores a ella. [Los problemas de la filosofa. Cap.12]16 As leemos en el captulo sobre verdad y falsedad en que estamos trabajando:

    La necesidad de admitir la falsedad hace imposible considerar la creencia como larelacin del espritu con un objeto singular, del cual se puede decir que es lo que es credo. Sila creencia fuese esto, hallaramos que, como el conocimiento directo, no admitira la oposicinde lo verdadero y lo falso, sino que sera siempre verdadera. Esto se puede aclarar medianteejemplos. Otelo cree falsamente que Desdmona ama a Cassio. No podemos decir que estacreencia consiste en la relacin con un objeto simple, el amor de Desdmona a Cassio, puessi este objeto existiera, la creencia es la verdadera. En efecto, este hecho no existe, y por

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    esto, tal relacin slo sera posible en el caso de existir el objeto simple. Es decir, o lacreencia es siempre verdadera por la existencia del hecho, o si el hecho no existe, nose da nunca la relacin lo cual no dice ni de lejos que sea falsa la creencia. Larelacin existencial no satisface el primer requisito de la teora que se quiereestablecer al no consentir que ocurra la falsedad.

    La segunda posicin que se refuta es aquella que pretende reducir todarelacin a dos elementos, precisamente por el mismo primer requisito de la teora:

    Es ms fcil dar cuenta de la falsedad, si admitimos que el juicio es unarelacin en la cual el espritu y los varios objetos de que se trata se dancompletamente separados; es decir, Desdmona, amante y Cassio deben ser trminosen la relacin que subsiste cuando Otelo cree que Desdmona ama a Cassio. Estarelacin es, por tanto, una relacin de cuatro trminos, pues Otelo es tambin untrmino de la relacin.

    Pero hay que tener una precaucin: la relacin de Otelo como trmino norefiere a cada uno de los otros trminos, sino que su le relaciona contodos ellos como un complejo unido en que tambin entra Otelo. La creencia o juicioes un acto que pone en un complejo de relacin un trmino con varios otros distintosde l.

    Lo que denominamos creencia o juicio, no es otra cosa que esta relacin decreer o juzgar que enlaza un espritu con diversas cosas distintas de l. Un acto decreencia o de juicio es el hecho de presentarse entre determinados trminos, y en untiempo determinado, la relacin de creer o juzgar.

    La importancia va a recalar en la nocin de sentido en tanto que orden en elque estn dispuestos los trminos en la relacin, tanto en el hecho como en lacreencia o juicio. Efectivamente, en el ejemplo, la creencia de Otelo no es que Cassioame a Desdmona, sino que Desdmona ama a Cassio. Son sentidos, es decir,ordenaciones de los trminos en relacin, distintos uno y otro y no tienen nada quever. La creencia de Otelo es que Desdmona ama a Cassio, lo cual nada dice de queCassio ame a Desdmona. Podra ser, pero no es el caso de la creencia. La verdad ofalsedad, entonces, queda cifrada en la correspondencia de sentido, esto es, deordenacin entre los trminos de la creencia y los del hecho:

    Podemos resumir nuestra teora como sigue: Si tomamos una creencia comoOtelo cree que Desdmona ama a Cassio, denominamos a Desdmona y Cassiolos objetos-trminos, y a amar el objeto-relacin. Si existe una unidad complejacomo el amor de Desdmona a Cassio constituida por los objetos-trminosenlazados por el objeto-relacin, en el mismo orden que tienen en la creencia, estaunidad compleja se denomina el hecho correspondiente a la creencia. As, unacreencia es verdadera cuando hay un hecho correspondiente, y falsa cuando no hayun hecho correspondiente.

    3.2.- La filosofa del atomismo lgico.

    El texto de Los problemas de la filosofa (1912) es anterior al Tractatus (1922)17de Wittgenstein. Lo que se pretende mostrar hasta aqu es la influencia de Russell en

    consiguiente Otelo no puede tener ninguna relacin con l. Es, por tanto, imposible que sucreencia consista en la relacin con este objeto.17 Fecha de la edicin inglesa bilinge por Routledge & Kegan Paul con el prlogo de Russell.Anteriormente, en el ltimo nmero de Annalen der Naturphilosophie, 1921, con el ttuloLogisch-philosophische Abhandlung, edicin de la que Wittgenstein estaba muy pocosatisfecho.

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    Wittgenstein. Posteriormente Russell imparte en 1918 las conferencias La filosofa delatomismo lgico que culmina con Atomismo lgico de 1924. Efectivamente, en 1918 elTractatus no est publicado, pero s que est terminado, y un manuscrito llega amanos de Russell y Frege, as como a su amigo Engelmann. As mismo,anteriormente, desde 1911-13 Wittgenstein es alumno de Russell en Cambridge. Todala relacin entre Wittgenstein y Russell se deja notar en estos dos textos que acontinuacin manejaremos.

    Qu entiende Russell por atomismo lgico? En los textos que atendemosexpresa muy breve y claramente el por qu de este rtulo: En la exposicin que haceen 1918, se trata de un cierto tipo de doctrina lgica que se desprende de la filosofade la matemtica con la base de un cierto tipo de metafsica, en que se acepta lapluralidad de realidades diferentes frente al monismo y reduccin a aspectosdiferentes e irreales de una misma realidad, en alusin al idealismo -Hegel- y en quese aplica un mtodo analtico para pasar de lo vago a lo preciso. Y fundamental escomprender que:

    La razn de que denomine a mi doctrina atomismo lgico es que los tomos aque trato de llegar, como ltimo residuo en el anlisis, son tomos lgicos, no tomosfsicos (...) Lo importante es que el tomo en cuestin tenga que ser el tomo delanlisis lgico, no el del anlisis fsico18.

    Ese pasar de lo vago a lo preciso en un enunciado requiere dos formas: undudar de lo vago precisamente por ambiguo y un tratar de llegar a lo ms obvio, aldato incontestable del que partir. La primera forma nos llevara sin lugar a dudas a unescepticismo absoluto, cuyo efecto es menguado por la segunda forma. En estasegunda forma se discierne la diferencia entre creencia, verdad y hecho. Se quieredecir que el dato incontestable no es el dato verdadero necesariamente, sobretodo pordos razones: en primer lugar, debido a que incontestable es trmino psicolgico yverdadero no lo es; y en segundo lugar, porque aunque fuera verdadero el dato, nohabra mtodo o proceso de descubrirlo como tal. El dato incontestable essimplemente aquello que nadie se atrevera a negar por un simple estado de creenciacoincidente entre todos. Digmoslo de otro modo, su obviedad y evidencia no se cifraen su grado de verdad total, sino en su consenso absoluto19. Y su verdad pende, no dela evidencia, sino de la referencia a los hechos a que refieren tales creencias:

    La primera verdad incontestable hacia la que deseo llamar la atencin deustedes y espero me concedan que lo que llamo verdades incontestables sonperogrulladas tan obvias que casi resulta ridculo mencionarlas- es que el mundocontiene hechos, que son lo que son pensemos lo que pensemos acerca de ellos, yque hay tambin creencias, que se refieren a esos hechos y que por referencia adichos hechos son verdaderas o falsas20.

    Es importante sealar el contraste entre 1918 y 1924 en cuanto a la afirmacinde que los hechos son lo que son independientemente de lo que pensemos para lateora de conocimiento. Mientras en 1918 no se formula tajantemente para elconocimiento, sino aparentemente para una metafsica al recalar en el ser de loshechos, en 1924 leemos la firmeza en cuanto al conocimiento:

    No poda ya seguir pensando que el conocimiento introduzca ningunamodificacin en lo conocido21.

    18 1918, p.252 (En Lgica y conocimiento, Taurus 1981)19 Y a continuacin afirma que esta situacin es todo lo cerca que a la verdad parecemoscapaces de llegar. (1918, p.251)20 1918, p.254.21 1924, p.456 del mismo volumen Lgica y conocimiento. Se puede decir que trato de ser muysutil, pero en filosofa a nadie se le pasa por alto que lo que las cosas son independientementede lo que pensemos y lo conocido no son sinnimos, entre otros, para el idealismo y todo

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    La relacin que hago entre ambas formulaciones no es en balde, porque atacajusto a la metafsica racionalista e idealista, tal y como remarca en 1924:

    Una casualidad me llev por esta poca al estudio de Leibniz y llegu a laconclusin (posteriormente confirmada por las magistrales investigaciones deCouturat) de que un gran nmero de sus opiniones ms caractersticas se deba a lateora, puramente lgica, de que toda proposicin consta de sujeto y predicado. Estateora es compartida por Leibniz con Spinoza, Hegel y el Sr. Bradley; y me parecaque, de rechazarla, la fundamentacin de la metafsica por parte de todos estosfilsofos se vendra abajo por completo22.

    Visto lo cual, podemos resumir que, por un lado se tiene a Descartes a medias:por un lado se acepta el mtodo de la duda, y por otro, precisamente por laincertidumbre en que nos encontramos, el mximo grado que alcanzamos por va de laevidencia es la creencia consensuada y no la verdad irrefutable; y adems, que estsiendo rechazada la metafsica y la teora del conocimiento idealista, a razn de queaquella se fundamentaba en esta sobre el abismo entre sujeto y objeto. Lo que est encuestin es justamente en lo que nosotros estamos: la nocin de verdad.

    Volviendo a 1918, y recuperando una pregunta nuestra en el anterior apartado,Russell se dispone a explicar qu entiende por hecho. Tal y como ocurriera en Losproblemas de la filosofa el hecho determina la falsedad o verdad de la proposicinque lo enuncia. Pero ya sabemos algo de antes, y es que el hecho no es verdadero ofalso, sino condicin determinante de la verdad o falsedad de la proposicin. Esto es,la verdad o falsedad est referida a la relacin que mantienen proposicin enunciadorade un hecho y el hecho enunciado por tal proposicin. El hecho por s mismo ni esverdadero ni es falso, y tampoco es una cosa particular existente, aunque por tal, ypasando por alto los hechos psicolgicos, la proposicin que enuncia un hecho apuntay versa acerca del mundo exterior material y particular; eso s, el hecho pertenece almundo exterior objetivo y no al interior subjetivo. Que no sea una cosa particularexistente quiere decir, en primer lugar, que por s mismo no refiere a la verdad ofalsedad, y en segundo lugar, que la proposicin que lo enuncia no es un nombre:

    Lo que yo llamo un hecho es algo que se expresa por medio de una oracincompleta y no de un simple nombre como Scrates. Cuando una palabra aisladaalcanza a expresar un hecho, como fuego o el lobo, se debe siempre a un contextoinexpresado, y la expresin completa de tal hecho habr de envolver siempre unaoracin23.

    Frente a la posibilidad errnea en que muchos caen de considerar laproposicin como nombre del hecho, y al hecho como , al modo de lapalabra silla y la cosa silla, Russell enuncia su teora del smbolo, salvaguardando larelacin entre proposicin y hecho dentro del caso de la referencia. Lo que trata desalvarse es la equivocacin que atribuye propiedades del smbolo a lo simbolizado, ennuestro caso, la verdad o falsedad que lo es de la proposicin; si esta es tomada comonombre y el hecho como determinante de verdad o falsedad, acontece elerror de considerar al hecho como verdadero o falso. Adems, la falsedad queda aquello que mantenga la barrera del nomeno y la representacin, entre lo que es el objeto deconocimiento y lo que es el objeto conocido, o para la hermenutica ms recientemente.22 1924, p.457.23 1918, pp.256-257. Respecto del hecho, vuelve Russell ha referirse a la relacin entre elconocimiento y lo conocido o el pensamiento y lo que es en los siguiente trminos:

    Es importante reparar en que los hechos pertenecen al mundo objetivo. No han sidocreados, salvo en casos especiales, por nuestros pensamientos o creencias. Es esta una delas verdades que yo establecera cono inconstestable y evidente, pero es el caso que, cuandose ha ledo algo de filosofa, se es sin duda consciente de cunto le queda a uno por decirhasta que un enunciado semejante llegue a adquirir dicha evidencia e incontestabilidad. (1918,p.257)

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    excluida al carecer de referencia, como veamos en Los problemas de la filosofa, si nose toma el hecho como perteneciente al mundo objetivo. El mismo hecho objetivo es elque hace o determina como verdadera o como falsa a una proposicin, sin que l seaverdadero o falso:

    Cuando hablamos con falsedad, es un hecho objetivo el que determina que loque decimos sea falsos, y es un hecho objetivo el que determina que sea verdadero loque decimos cuando hablamos con verdad24.

    Conviene tener siempre presente las tres condiciones que deba cumplir lateora, expuestos en el apartado anterior. Efectivamente hemos constatado la relacinentre la proposicin y el mundo exterior, relacin de la que depende la verdad ofalsedad en cuanto al hecho preciso y no a la vaguedad. Observamos a continuacinla puerta de entrada de nuestro estudio sobre la nocin de verdad lgica, cuyaprincipal condicin era dada en primer lugar dentro de la teora:

    Es evidente que no se da divisin alguna de los hechos en verdaderos y falsos;slo hay hechos a secas. Sera un error puesto que verdadero y falso son correlativos,y nicamente se dir de algo que es verdadero cuando por su naturaleza le cupiese laposibilidad de ser falso. Esto nos introduce en el problema de los enunciados,proposiciones o juicios, cosas todas ellas en las que s cabe la dualidad de verdad ofalsedad25.

    Hay que dejar espacio para la posibilidad de lo falso, en tanto en cuanto slocabe hablar de verdad o de falsedad en un mundo en que se den ambos dentro de laproposicin que refiere a un hecho, es decir, que la proposicin tiene dos modos derelacin con el hecho: ser verdadera o ser falsa, corresponderlo o no26. La condicinpodra ser resumida como tesis de la correlacin de los valores veritativos, junto con ladoble correspondencia posible entre proposicin y hecho. Esta condicin de laposibilidad de la falsedad junto con la cada de la lgica-metafsica del idealismo,donde son destronados Hegel y Kant fundamentalmente por la geometra no-eucldea,Weierstrass, Cantor y Frege, convierte a la filosofa en un campo minado deenunciaciones especulativas vagas en que resultaba fcil caer en alguno de loserrores ya mencionados. Las palabras de Russell en 1924 suenan a condena:

    En vista de que todos estos resultados haban sido obtenidos no por medio degrandiosos sistemas especulativos, sino al razonamiento paciente y pormenorizado,comenc a pensar a pensar si la filosofa no habra errado al adoptar remediosheroicos ante las dificultades intelectuales y si las soluciones no habran de serhalladas a base simplemente de una mayor atencin y precisin. Esta conviccin seha ido haciendo ms fuerte en m conforme ha pasado el tiempo y me ha llevado adudar de si la filosofa, en cuanto investigacin diferente de la ciencia y en posesin deun mtodo especficamente propio, ser algo ms que un desafortunado legado de lateologa27.

    Toda esta condena no tiene otra conclusin para Russell, que ya hemosmencionado: la proposicin no es el nombre de un hecho, en tanto que el hecho no essujeto lgico de la proposicin; al hecho solo cabe afirmarlo o negarlo, con verdad ofalsedad.

    24 1918, p.257.25 1918, p.259.26 Tal como es afirmado en 1918, p.263, junto a la posibilidad del sinsentido, esto es, unaproposicin sin hecho relacionado o un nombre sin referente.27 1924, p.457.

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    Qu tenemos hasta el momento? Dicho brevemente: que la proposicinafirma o niega en correspondencia con un hecho objetivo28, con verdad o falsedadcomo trminos correlativos que son determinados por ese mismo hecho; que laproposicin no es un nombre, sobretodo porque el hecho a que refiere no es un sujetolgico, ni cabe en l verdad o falsedad; que el hecho no pertenece a la proposicin,sino ms bien est fuera de ella, en el mundo de que hablamos. Y si recogemosnuestras conclusiones del anterior aparatado, podremos decir que esacorrespondencia entre la proposicin y el hecho es la direccin o sentido en que laproposicin refiere a este. Esto es, que la proposicin es susceptible de verdad ofalsedad segn sea su sentido verdadero o falso hacia el hecho al que se dirige. Portal, aunque parezca muy obvio, es imprescindible ver que es la proposicin la que sedirige hacia el hecho y no al revs. La correspondencia bipolar, el sentido, que puedeser verdadero o falso segn su modo de referir al hecho, tiene una sola orientacin,desde la proposicin hacia el hecho, mientras que tiene dos direcciones, verdadera ofalsa29. Esto con respecto a las proposiciones atmicas, aquellas en que se afirma oniega un hecho y slo uno entra en juego. Las proposiciones moleculares o complejas,esto es, aquellas que son descomponibles en otras proposiciones, tendrn su verdad ofalsedad en funcin de las proposiciones atmicas que las compongan, segn sea ladireccin en que el sentido de las mismas refieran a sus respectivos hechos:

    Hablar de funciones de verdad de las proposiciones cuando la verdad ofalsedad de la proposicin molecular dependa nicamente de la verdad o falsedad delas proposiciones que entren a formar parte de ella30.

    As, la verdad o falsedad de la proposicin molecular sigue siendo determinadapor hechos, aunque mediata y no inmediatamente, puesto que los hechos en cuestinson referidos por proposiciones ms elementales que estn imbricadas en laproposicin molecular. Hay que reducir estas proposiciones complejas a susproposiciones primitivas implicadas no descomponibles ms que en nombres. Esprecisamente cuando entramos en la proposicin compleja, aquella que conectaproposiciones atmicas mediante las conectivas lgicas y, o, si...entonces, si yslo si...entonces etc..., cuando entra la tesis de la reducibilidad y la nuevaformulacin lgica de la navaja de Ockham para no multiplicar las entidadesinnecesariamente, con el fin de no complicar y alcanzar mayor precisin y atencin alos autnticos elementos en juego. Correlatividad, correspondencia y reducibilidad sonlos caracteres esenciales y mnimos que articulan proposicin, hecho, verdad yfalsedad dentro de la filosofa del atomismo lgico.

    Pasando por alto las tres siguientes conferencias31, llegamos a lo que llamaexcursus metafsico, donde Russell expone aquellos tres principios en una sntesis desus conferencias anteriores:

    Uno de los propsitos presentes a lo largo de todo cuanto he dicho ha sido lajustificacin del anlisis, esto es, loa justificacin del atomismo lgico: del parecer deque es posible llegar en la teora, si no en la prctica, a elementos primarios a base delos cuales se halla construido el mundo; esto es, elementos simples a los que ha de

    28 En realidad hay un hecho objetivo para cada par de proposiciones como es el caso deScrates es mortal y Scrates no es mortal, as como hay dos verbos como mnimo porcada proposicin ya visto en Los problemas de la filosofa,29 1918, p.292.30 1918, p.293.31 En 1918 Russell imparte unas conferencias ms sobre las proposiciones generales y susignificado como necesidad, posibilidad e imposibilidad, sin que se les pueda atribuir caracteresexistenciales, as como se ocupa de la teora de las descripciones, de la de tipos y clases y elsimbolismo.

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    corresponder un gnero de realidad no posedo por ninguna otra cosa. Los elementossimples, como he tratado de explicar, son infinitamente varios. Hay particulares,cualidades y relaciones de diversos rdenes, toda una jerarqua de especies diferentesde elementos simples; pero todos ellos, si no me equivoco, gozan en su diversidad deun cierto grado de realidad que no comparten con ninguna cosa. El nico otro gnerode objetos con que nos encontramos en el mundo son los llamados hechos, queconstituyen lo afirmado o negado en las proposiciones y en modo alguno sonrealmente entidades en el mismo sentido en que lo son sus elementos constitutivos.As se desprende toda la claridad de nuestra imposibilidad de nombrarlos. Solamentees posible negarlos o afirmarlos, o considerarlos, pero no nombrarlos, puesto que noson susceptibles de denominacin, por ms que en otro sentido no deje de ser ciertoque sera imposible conocer el mundo si se desconociesen los hechos que constituyensus verdades; pero el conocimiento de los hechos, en cualquier caso, es algo diferentedel de los elementos simples32.

    4.- Russell y Wittgenstein: Cara a cara.

    Se me impone como tarea necesaria, antes de la confrontacin de los dosautores, explicitar algunas conclusiones previas que creo hay que hacer notar, puestoque no son las acadmicamente usuales en algunos casos.

    En primer lugar, no me parece correcto designar el pensamiento de Russellcomo un paralelismo entre el ordo verborum y el ordo rerum, puesto que tal idea deparalelismo prohibira de suyo la posibilidad de correspondencia y relacin que Russellsubrayaba de continuo entre ambos rdenes. Los paralelismos, de hecho, soncallejones sin salida de los sistemas metafsicos idealistas en que, precisamente, nose lograba dar una explicacin satisfactoria, siquiera mnima, de las relaciones entre lares cogitans y la res extensa., entre el logos tomado al caso como razn lingstica- ylas cosas33. Al contrario, he credo ver en Russell la posibilidad de relacin encorrespondencia entre proposicin y hecho por la nocin de sentido que de l hemosdefinido como el orden de los trminos en la proposicin coincidente con el orden delhecho. Esto es, no puedo negar que Russell maneje la nocin de sentido y afirmar quela correspondencia se debe a un paralelismo verbal-real34. Entre la proposicin y elhecho acontece una relacin de ordenamiento al menos, estructural acaso.

    Por otro lado tambin es usual suponer que Russell defiende, en herencia deFrege, que la verdad de una proposicin pende de la existencia del referente que talproposicin enuncia. Al caso pudimos leer en Los problemas de la filosofa como paraRussell el criterio de la existencia de un hecho simple para cada proposicin eradefectuoso para una teora de la verdad, en tanto en cuanto cerraba la posibilidad dela falsedad de la proposicin. O la proposicin es verdadera porque existe sureferente35, o, simplemente no tiene referente, lo cual no querra decir que fuera falsa, 32 1918, p.380.33 De los principales problemas que se ocupa el idealismo tras el paso cartesiano es lacomunicacin entre cuerpo y espritu, pensamiento y mundo, llamado paralelismo psicofsico,del cual slo cupo renunciar a cualquier afn por alcanzar la realidad sacrificndola por larazn. En esto ltimo, la lidia kantiana con el nomeno puso a la realidad contra las cuerdas yel paso radical es Hegel al afirmar que lo nico real es lo racional y lo nico racional es lo real,donde en tal identificacin el criterio es lo racional y nunca lo real.34 Lo que s se puede leer es cierta inclinacin lingstico- realista, punto en que comulgan lamayora de estudios.35 Incluyo aqu el caso en que la proposicin niegue que exista un hecho y ocurra que noexiste, tambin tal proposicin sera verdadera. Para Russell un mismo hecho objetivoresponde de cada par de proposiciones, esto es, de la afirmacin y negacin del hecho. Si laproposicin afirma un hecho y este, empero no existe, ese mismo hecho, al que en ningn

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    sino un sinsentido si se quiere o un sin-referente al que apunta su sentido. Para laposibilidad de la falsedad tiene que ser un mismo hecho objetivo el referente tanto dela afirmacin como de la negacin del mismo, exista o no. Igualmente, han de guardarla misma ordenacin de sentido la afirmacin y negacin que el hecho referido, pues,en caso de que una de las dos no lo mantuviera, o las dos, incluso entre s, noestaran refiriendo al mismo hecho sino a otro. Pedro ama a Mara y Mara no ama aPedro no refieren al mismo hecho. Esto es, cosa distinta a lo que es usual suponer esque la verdad o falsedad en Russell se cifre en cuanto a que ocurra la existencia en elmundo de la misma relacin y mismo orden de los trminos del enunciado. Todo ellose desprende de la adhesin de Russell al pluralismo por el que todo hecho es de pors un complejo de relaciones de cosas distintas en la realidad y no slo de distintosaspectos de una misma realidad, cuya enunciacin conlleva ya relaciones didicascomo mnimo, lo cual diferencia la proposicin del nombre. El problema del criterio deexistencia no ocurre obviamente en las proposiciones generales del tipo Todo griegoes hombre, puesto que aqu no se afirma por ningn lado que haya griegos, sino queen caso de haberlo, ser hombre. Suponer que se afirma la existencia de griegos seraintroducir una segunda proposicin del tipo Hay griegos, pero no suponerla en laprimera. La discusin est, ms bien en proposiciones singulares como la conocidaparadoja El actual rey de Francia es calvo, de la cual, si afirmamos que es falsa,entonces deberamos suponer que su contraria El actual rey de Francia no es calvoes verdadera. Sobre esto hay dos conclusiones, la propia de Russell, que fiel a suprograma de las descripciones definidas y a la reduccin de proposiciones complejas alas ms elementales, debera descomponerse en:

    1) Hay un x tal que x es el actual rey de Francia.2) Slo x es actual rey de Francia.3) X es calvo.

    Esto es, se trata de forma separada la afirmacin de existencia en 1 y la deunicidad en 2 respecto del predicado en 3. De ello surge, como sabemos, que laverdad de la proposicin depende de la verdad de las proposiciones elementales 1,2y3, de entre las cuales 1 es falsa pues no existe tal x, y en cambio, no hay un x talque x es el actual rey de Francia convertira la proposicin en verdadera. Russell sedeshace de la paradoja acudiendo a la existencia36. Sin embargo, el asunto queda

    momento deja de referir la proposicin a pesar de su inexistencia, declara la falsedad de laproposicin y, a la vez, la verdad de su correspondiente negacin.36 Las preguntas que quedaran en el aire seran, por un lado, por qu, si descomponemos ladescripcin, todo depende de la existencia de un x como actual rey de Francia y no de un xcomo calvo, en tanto que puestos a suponer existencia en la descripcin, no slo afecta a quehaya actual rey de Francia sino tambin a que haya calvos, o reyes calvos o reyes deFrancia calvos en tanto que calvo y actual cumplen la misma funcin adjetiva de rey deFrancia? Es decir, por qu el hecho determinante es que haya actual rey de Francia y noque haya rey de Francia calvo, o por qu no son ambos? Sin embargo, el acento en laparadoja siempre ha sido puesto sobre actual en relacin a rey de Francia. Tal preguntapodra ser reformulada del siguiente modo, podemos considerar actual como predicado delrey de Francia al modo en que lo es calvo?, o, podramos pensar que slo rey de Franciaes x? Lo cual sera, creo, suponer que 1 an es descomponible en dos proposiciones ms.

    Por otro lado, cabe advertir que actual es partcula temporal, pero no determina qutiempo sino el mismo de aquel que profiera la proposicin. Si carece de sentido o es falsa, slolo ser en tiempo de Russell, quedando en el aire que, en poca de otro hablante, pudiera serhasta verdadera. Es decir, la paradoja se sostiene sobre la relatividad del tiempo entre el queprofiere la proposicin y el hecho, y no entre la proposicin misma y el hecho, cosa quequedara en segundo plano. Y an ms, por encima de la determinacin del hecho, est la

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    ambiguo, puesto que en ningn momento est justificado que tal proposicin tengacarcter existencial. Strawson lidera la opinin de que tal proposicin es un sinsentido.Las descripciones definidas no pretenden que su objeto exista, sino que meramentepresuponen su existencia. De acuerdo con Strawson "El actual rey de Francia escalvo" no se contradice con "nadie es el actual rey de Francia" porque la primeraoracin no incluye una afirmacin existencial, sino que intenta utilizar "el actual rey deFrancia" como a una frase denotativa o referente. Dado que no hay un rey en Francia,la oracin no realiza ninguna referencia, por lo que la oracin no es ni verdadera nifalsa, sino carente de sentido. Es decir, hasta cierto punto, Strawson parece mscoherente que Russell con su propia doctrina, puesto que en ningn momento asimilala referencia con la existencia de un objeto particular, sino que al tratar de determinardesde un hecho objetivo la verdad o falsedad de cada par de proposiciones posibles,lo que le falta es el hecho, y por tal, la verdad o falsedad es indeterminable. No es quex no exista, sino que lo que x refiere no existe. Ahora bien, si quisiramos ser msexigentes, podramos decir que la relacin de los trminos en la proposicin no es lamisma en el hecho de que se habla, entre otras cosas porque, como Strawson afirma,falta el referente principal de x, o lo que es lo mismo, falta toda la relacin en el hechoy no slo el referente de x, entre otras cosas porque falta el hecho objetivodeterminante. Desde el momento en que hubiera un actual rey de Francia comoreferente de x, y por tal como hecho determinante de la verdad de 1 y su negacin,cabra hablar de la verdad o falsedad, no slo en 1 sino en el resto de la descripcin.

    4.1- El prlogo del Tractatus.

    El prlogo que Russell escribe para el Tractatus de Wittgenstein es el ltimoescaln que nos resta. Ciertamente se trata de un prlogo que no prologa, y del que elmismo Wittgenstein expresa su rechazo. Seguramente pocas veces ocurre que unprlogo tenga tan poco que ver con el contenido del texto a que precede, y por esto seconvierte en caso paradigmtico en nuestro propsito de mostrar las serias diferenciasen disputa que se dan entre ambos pensadores. Tal texto no es, desde luego, unabuena aproximacin al Wittgenstein del Tractatus, pero una vez hecho el recorrido denuestro estudio, si es muy buena aproximacin a la lectura russelliana de Wittgenstein,y as mismo, a la contraposicin de los dos autores en relacin con las mismaspginas. determinacin temporal del que profiere tal proposicin. Si no incluimos este rasgo detemporalidad, el cual destrozara el edificio lgico, estamos considerando que nunca ha habidoreyes en Francia, calvos o no, o que hay un estado permanente de cosas. Parecido es elproblema que se encuentra en la enunciacin aristotlica del principio de no contradiccin,donde la partcula temporal al mismo tiempo o a la vez trae a colacin innumerablesproblemas.

    Por ltimo, la crtica de un idealista sera muy prxima a la de Strawson teniendo encuenta que este autor se encuentra sosteniendo dos posturas muy difcilmente conciliablescomo cierto naturalismo al modo de Hume y cierto trascendentalismo de corte kantiano(Siguiendo aqu a Susana Badiola, La naturalizacin de la estrategia trascendental desde lametafsica descriptiva strawsoniana, en LOGOS. Anales del Seminario de Metafsica Vol. 37(2004): 317-336). Al caso, su postura respecto de la paradoja recuerda la de Kant y Brentanocontra el argumento ontolgico en que, o bien existencia no es un predicado real y nadaaade menos an verdad o falsedad a la proposicin-, o bien se est dando un salto ilcitoentre los rdenes lgico y ontolgico. Cabra matizar que el salto russelliano en su solucin dela paradoja sera en direccin contraria: no justifica la existencia ontolgica de ente algunodesde el lenguaje, sino la inexistencia de la x lgica por la inexistencia ntica.

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    Los que considero son puntos clave en la lectura de Russell y profundoserrores de la misma, se encuentran en que, en primer lugar, cree que la distincinentre hecho y estado de cosas es principal, as como, en segundo lugar, asimilarpidamente el hecho en Wittgenstein a su propia nocin de hecho. Esto es, puededecirse que Russell est leyendo desde s mismo, factible desde luego por queWittgenstein fuera alumno suyo y la influencia mutua que ejercieron el uno en el otro.Acaso es un nuevo caso de platonizacin de Aristteles, ahora dado entre otromaestro y otro discpulo. Es ms, esta analoga tiene su sentido en nuestro estudio, entanto en cuanto el Tractatus se enfrenta a lo que puede ser denominado platonismode Frege, sobretodo, y Russell, rechazando la suposicin de un tercer reino ideal, unmundo especial y eterno para los pensamientos verdaderos, que sera objeto de lalgica (una lgica-ontolgica), intentando ver ms bien cmo el ncleo mismo delmundo fsico contiene una estructura lgica bsica inmodificable37.

    Para Wittgenstein, el Tractatus se centra, como ya sabemos, en delimitar loque puede ser dicho con sentido y al tiempo lo que no puede ser dicho sino slomostrado junto a el imperativo del silencio, es decir, los lmites del lenguaje y por lomismo del mundo. En algn momento he odo decir que el Tractatus es un libro escritoal revs, en tanto en cuanto la ley del silencio lo impera por sus cuatro costados, y porello debera ser ledo en sentido contrario, empezando por la proposicin sptima. Nome parece una consideracin descabellada, aunque tambin entiendo que la propiaforma del libro, independientemente de su contenido, da lugar a esa posibilidad. Ahorabien, precisamente porque ocurre con el contenido y no slo por su forma, y aadidaslas palabras de Wittgenstein en su propio prlogo:

    El libro trata de los problemas de la filosofa y muestra segn creo- que elplanteamiento de estos problemas descansa en una mala comprensin de la lgica denuestro lenguaje. De alguna manera, todo el sentido del libro podra condensarse enlas siguientes palabras: lo que en cualquier caso puede decirse, puede decirseclaramente; y de lo que no se puede hablar, hay que callar la boca.

    Es patente que la diferencia fundamental que envuelve a la obra y pensamientowittgensteniano de esta poca es entre decir y mostrar, y no entre hecho y estado decosas como pretende Russell, en base a lo cual afirma en el prlogo:

    Para entender el libro del Sr. Wittgenstein, es necesario darse cuenta de cules el problema que le preocupa. En la parte de su teora que trata del simbolismo seocupa de las condiciones que deberan ser cumplidas por un lenguaje lgicamenteperfecto. (...) qu relacin tiene que tener un hecho (como, por ejemplo, una oracin)con otro para que el primero sea capaz de ser smbolo del segundo? Esto ltimo esuna cuestin lgica y es de la que se ocupa el Sr. Wittgenstein. (...) El Sr. Wittgensteinse ocupa de las condiciones de un lenguaje lgicamente perfecto; no es que algnlenguaje vaya a ser alguna vez lgicamente perfecto, o que nos creamos capaces,aqu y ahora, de construir un lenguaje lgicamente perfecto, sino que toda la funcindel lenguaje consiste en tener significado y slo cumple esta funcin en la medida enque se acerca al lenguaje ideal que postulamos38.

    37 Juan Jos Sanguineti. Recensin a WITTGENSTEIN, Ludwig Tractatus logicus-philosophicus(En Schriften von Ludwig Wittgenstein, Suhrkamp, Frankfurt 1963. Publicado junto conTagebcher 1914-1916 y Philosophische Untersuchungen).38 Comprese este prrafo con el siguiente texto de Filosofa del atomismo lgico de 1918:

    Me propongo ahora examinar en qu consistira un lenguaje lgicamente perfecto. Enun lenguaje lgicamente perfecto, los trminos de una proposicin corresponderan uno poruno con los componentes del hecho a que aquella se refiriese. Con excepcin de palabrascomo o, no, si, entonces, que desempean una funcin diferente. En un lenguajelgicamente perfecto, habra una palabra, y no ms, para cada objeto simple, y todo aquello

  • Nociones de Atomismo Lgico: Wittgenstein y Russell

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    Russell supone -unas lneas antes lo dice claramente- que Wittgenstein estpartiendo de los principios del simbolismo y de las relaciones que, en cualquierlenguaje, son necesarias entre palabras y cosas. Ahora bien, Russell no parece ver elisomorfismo planteado entre pensamiento, lenguaje y mundo, por el cual, ya por lopronto, aparecen dos correspondencias y no slo una: la primera entre pensamiento ylenguaje, la segunda, que es la que refiere Russell, entre lenguaje y mundo39. As, ladiferencia entre decir y mostrar opera en la primera correspondencia, y es esta la quees de capital importancia para Wittgenstein. Recordemos que la verdad o falsedad dela proposicin tiene dos condiciones y no slo una: que la proposicin tenga sentido, osu relacin con el pensamiento, donde Wittgenstein hace especial hincapi, y sucorrespondencia con la realidad, esto es entre el sentido y la referencia. Es ms, en elTractatus la proposicin dice un modo de ser del mundo, lo cual no comporta que elmundo sea efectivamente de ese modo40. El estado de cosas que es representado noes, de ningn modo un estado real del mundo, o de lo contrario, no daramos cabida como es exigencia de Russell- a proposiciones que representaran falsamente elmundo. Lo cual no quiere decir sino lo que hemos subrayado pginas atrs y en estasltimas lneas: lo que ha de corresponderse y compartirse es la forma de figuracin dela figura y la forma lgica del hecho, y no que la correspondencia ocurra entre palabray cosa, entre figura y el objeto de figuracin. Wittgenstein est rechazando cualquierpostura descriptivista nacida de la suposicin de que mediante el lenguaje podemosdecir o describir la realidad, sino, a lo sumo y como ya sabemos, mostrarse.

    4.2- Hecho, existencia y posibilidad.

    que no fuera simple se expresara por medio de una combinacin de palabras, combinacin abase, como es natural, de las palabras correspondientes a las cosas simples una palabra porcomponente- que formen parte de dicho complejo. Un lenguaje de este tipo seracompletamente analtico, y mostrara a simple vista la estructura lgica de los hechos afirmadoso negados. (pp.276-277).

    Ahora bien, Russell est presuponiendo en su prlogo que Wittgenstein no consideraal lenguaje ordinario como un lenguaje lgicamente perfecto, o mejor dicho, que jerarquizaentre el lenguaje ordinario lgicamente imperfecto y el ideal de un lenguaje perfecto. Sinembargo Russell parece estar lejos de entender debidamente a Wittgenstein, puesto que en5.5563 leemos:

    De hecho, todas las proposiciones de nuestro lenguaje ordinario estn, tal como estn,ordenadas de manera lgicamente perfecta. Esta cosa extremadamente simple que hemos deindicar aqu no la apuntamos a modo de parbola de la verdad, sino que es la propia verdadmisma.

    (Nuestros problemas no son abstractos sino, quiz, los ms concretos que hay)

    El problema que realmente atiende Wittgenstein es que la expresin en el lenguajeordinario oculta muy a menudo la ordenacin lgicamente perfecta que de suyo tiene y elanlisis lgico, que toma por base a la propia expresin ordinaria y no precisa de un lenguajeideal exclusivo, es la ayuda para la clarificacin de tal ordenacin.39 El lenguaje resulta se el centro entre ambas correspondencias, y es por ello que slo puedellegarse a que los lmites del pensamiento son los lmites del mundo pasando por un anlisisdel lenguaje que articula pensamiento y mundo.40 En tanto que slo puede decir desde dentro del mundo y no del todo del mundo que slopuede ser mostrado. Para decir cosas sobre el todo del mundo deberamos poder salirnos del. Tal y como Russell lo explica:

    De acuerdo con este punto de vista, slo podramos decir cosas sobre el mundo comoun todo si pudiramos salir fuera del mundo, esto es: si este dejara de ser para nosotros elmundo en su totalidad.

  • Hctor Martnez Sanz

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    Por ltimo nos ocupamos de la diferencia entre hecho en Russell y hecho enWittgenstein. En Russell, al menos tal y como lo hemos entendido, el hecho es ladeterminacin de la verdad o falsedad de la proposicin en tanto que a l refiere susentido. Es la configuracin de las cosas expresable con una oracin completa: larelacin de las cosas en el hecho ha de ser correspondida por la relacin de lostrminos de la oracin que uno a uno, refieren a cada cosa. Por as decirlo, el hechoes el principio y fin de la determinacin de verdad, su punto de articulacin dentro de laexistencia. En Wittgenstein, el hecho efectivamente pertenece al mundo, es laexistencia o no de estados de cosas, los cuales son combinaciones de objetos decosas. El hecho, tal como afirma 1.13, se encuentra en el espacio lgico, no en elfsico, es decir, en el espacio de lo posible y no de la existencia efectiva. Por lo que elmundo, que es la totalidad de los estados de cosas, configuraciones de cosas ototalidad de los hechos, es los hechos en el espacio lgico, o lo que es lo mismo, laposibilidad de estados de cosas. Por esta razn, al no ser el hecho un efectivo sinoconfiguracin de posibilidades, cuando la proposicin representa al hecho no estrepresentando a un estado real o existente de cosas, sino a uno posible su sentido-,que ha de ser contrastado con la realidad, con la efectividad su darse o no. Antes quela comparacin con lo efectivo, con el factum de la realidad, tal como vimos, esnecesario que, precisamente, el hecho representado sea posible, tenga sentido. Poresto mismo tambin que los objetos de las configuraciones de los estados de cosas notienen porque ser entidades fsicas y materiales, sino estar ms all, en el mbito de laposibilidad y no slo en el de la existencia, dando cabida a que la proposicin quefigura un estado de cosas pueda ser falsa y no slo verdadera en funcin de sucomparacin con la realidad existente. Los dos requisitos en Wittgenstein, que enRussell son slo uno, aquellos de necesidad de sentido y comparacin del sentido conla realidad, operan de modo que se hace un paso obligado por el espacio de laposibilidad antes que la mera referencia a la existencia de aquello que se afirma oniega, esto es, el hecho. En definitiva, que el hecho en Wittgenstein admite comoprevio el mbito de lo posible frente a su consideracin usual y exclusiva de realidadefectiva, presente en Russell. Esto aade la sutilidad en el anlisis del lenguaje de queantes que cualquier otra cosa, lo enunciado ha de ser posible para ser objeto deconsideracin como verdadero o falso, algo inadvertido en muchos casos. O dicho deotro modo: la proposicin dice en primer lugar una posibilidad de existencia o no deestados de cosas, de hechos. Planteado as, la mxima preocupacin de Wittgensteinsobre lo que puede ser dicho con sentido puede traducirse sin problemas a lo que esposible decir con sentido, donde el poder se vuelve mera posibilidad.