Atlantida Fides Atque Auctoritas Platon2
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Platón como fuente fidedignapara la historia de la Atlántida
Georgeos DíazMontexano, Scientific Atlantology International Society (SAIS), 2013.Ilustración y dibujos de autores clásicos: Monik Perz (www.MonikPerz.com.ar)
El atlantólogo canario Agustín Demeterio Pallarés Lassome ha sugerido que redactara un artículo sobre la fidesatque auctoritas de Platón donde quedara reflejada lasrazones por las cuales considero a Platón como una fuentedigna de confianza, especialmente cuando afirma que lahistoria sobre la Atlántida era una historia verdadera( , ἀληθινὸν λόγον Tim. 26e), basada en antiguas tradicionesorales, exactamente: “una historia traída desde una antiguatradición” ( , λόγον εἰσηγήσατο ἐκ παλαιᾶς ἀκοῆς Tim. 20d),yno un mito inventado o fabricado, tal como el filósofo
ateniense sostiene a través de Sócrates o de Critias en susdiálogos Timeo y Critias.
No pocos autores por lo general escépticos han realizadointerpretaciones muy libres y forzadas, sacadas todas de sucontexto natural (especialmente de la República), con laintención de dar soporte a la idea de que Platón era capaz deusar el mito o la falsedad de manera consciente como algoverdadero, si ello era necesario para la instrucción moral.Pero nada más lejos de la realidad. Platón condenaabiertamente la costumbre de fabricar mitos, y advierte delperjuicio que los mismos crean en el desarrollo natural delpensamiento filosófico y racional, o sea, científico,especialmente cuando aún se es joven y el individuo no haalcanzado la suficiente madurez intelectual, que para Platónno comenzaba realmente hasta después de los treinta años.
Con la misma fuerza que Platón condena el mito, defiende eluso de las historias y hechos verdaderos como principalesrecursos para combatir el mito y para conseguir una correctaeducación del ciudadano. Precisamente, su constante luchacontra el mal hábito de ciertos autores de usar mitos como sifueran historias, introduciendo falsedades, es lo que le llevóa insistir reiteradamente en ambos diálogos, Timeo yCritias, que la narración sobre la Atlántida era una historiaverdadera, no un mito o fábula fabricada. ¿Por qué debemoscreer más en las especulaciones y meras opinionessubjetivas de escépticos modernos que en el mismo Platón ytodos los autores antiguos que dieron fe o testimonio sobre laveracidad de la historia sobre la Atlántida? ¿Cuáles son lasrazones o verdaderas pruebas que tenemos para sostenerque Platón en realidad mentía cuando afirmaba que era unahistoria verdadera? Pues, sencillamente ¡ninguna!
Tanto los discípulos directos de Platón como los másantiguos comentaristas de sus escritos no dudaron de suhonestidad y de que si él sostuvo bien por si mismo o por
que así lo leyó en los apuntes de Solón que se trataba deuna historia verdadera, y no un mito o mera invención, esporque realmente lo sería. Soy consciente de que la fidesatque auctoritas es algo que hoy en día casi no se le tiene encuenta a los autores antiguos, aunque curiosamente sí a losmodernos (sobretodo si son escépticos). Pero en laantigüedad y durante casi toda la Edad Media, la fides atqueauctoritas prácticamente lo era todo para un autor. Bastabacon leer nombres como Sócrates, Platón, Crantor, Eudoxo,Jenofonte, Tucídides, Aristóteles, Plinio, Estrabón, Ptolemeo,entre otros, para que la referencia fuese considerada comoválida o fidedigna debido precisamente a la gran fidesatque auctoritas de la que gozaban tales autores, y créanmeque esta no se conseguía fácilmente, pues eran tiempos enlos que la virtud y la honestidad intelectual sí tenían unverdadero valor, no como en nuestros tiempos…
Platonis fides atque auctoritas El rigor metodológico de Platón La Atlántida como una Historia verdadera.
La 'fides atque auctoritas' de Platón fue altamente estimadaen toda la antigüedad y durante toda la Edad Media por lainmensa mayoría de los más ilustres pensadores de diversasideologías y religiones como entre los mismos padres de laIglesia Católica y los más ilustres autores cristianos.Mientras que todos sus exegetas incluso los que fueron susdiscípulos directos siempre que comentaban sus diálogosdecían: Platón dijo o Platón expone, etc., pero ninguno poníalas ideas de Platón en boca de los personajes que él cita.
Para sus más antiguos discípulos, Platón exponía toda sudoctrina, creencias, convicciones y verdades a través de talespersonajes. O sea, que si Platón afirma en varias ocasiones(ya sea en boca de Critias o de Sócrates) que la narración dela Atlántida era una historia o narración verdadera, y no unafábula fabricada o un mito, sencillamente es porque Platóncreía firmemente en esta afirmación.
Platón no era un poeta ni un escritor de novelas como lo queme critican suelen sostener, al comparar sus diálogos connovelas de ciencia ficción o fantasías varias. Platón era unfilósofo (sin dudas, para la mayoría de los pensadores el másgrande de todos), un buscador de la verdad que sentía unprofundo respeto casi sacramental por la verdad, y quedespreciaba la mentira, y especialmente a los fabricadores demitos y a los poetas (como fabricadores de mitos no comocreadores de poemas líricos o románticos).
Platón estaba mucho más cerca de lo que hoy consideramosun filósofo físico o científico que de uno metafísico, como sí loera Aristóteles, más adorado y reverenciado por losescépticos. De hecho, muchos olvidan que Platón era ungran apasionado de las ciencias propiamente dichas, como la
matemática y la geometría, que en su época era elequivalente a lo que hoy serían la geografía y la geología,ambas combinadas con la matemática. Tan importante paraPlatón eran estas ciencias prácticas o aplicadas que hizograbar en la entrada a la Academia un rótulo que venía adecir: "Está prohibida la entrada a toda persona que no sepade Geometría".
Veamos un excelente resumen sobre la calidad científica dePlatón:
"...Platón, junto a los avances que tenia la Academia, dio a lasMatemáticas en general y a la Geometría en particular, uninmenso impulso gracias al celo que desplegó por ellas y delque son testimonio sus escritos llenos de discursosmatemáticos y que, a cada momento, despiertan elentusiasmo por estas ciencias en aquellos que se entregan ala Filosofía.
Gracias a la Academia, también se lograron grandes avancesen temas matemáticos:
∙ Se multiplicaron los teoremas y se pusieron en un orden mássistemático.∙ Se añadieron muchas soluciones a los problemas anteriores,antiguamente planteados.∙ La importancia de las demostraciones dieron lugar a unaampliación de los conocimientos precedentes y compusieronelementos muy superiores por el número.∙ Para resolver un problema, se descubrieron lasdelimitaciones para saber cuando se puede resolver y cuandoes imposible.∙ Hicieron uso del Análisis para resolver las cuestionessuscitadas por Platón y otros filósofos.∙ Perfeccionaron el conjunto de la Geometría al convertir engenerales muchas definiciones y proposiciones particulares.
Los historiadores modernos afirman que Platón junto a losmatemáticos de la Academia ampliaron de forma considerableel pensamiento matemático, ya que en muchos aspectos,reorganizaron las hipótesis, rehicieron muchasdemostraciones, generalizaron teoremas, resolvieron unacantidad de problemas pendientes y lo más importante:discutieron los Fundamentos de las Matemáticas y seinteresaron especialmente por la metodología de lainvestigación matemática, que se benefició considerablementedel método de análisis, llamado Método Platónico.
Platón seria el primero en sistematizar las reglas de lademostración rigurosa, dándole una orientación filosófica atodas las investigaciones, y en comenzar una ordenación yestructuración deductiva de la Matemática que culminaríaEuclides con "Los Elementos"..." (fuente:http://www.iua.upf.es/~berenguer/recursos/fig_calc/_2_/estampes/2_6.htm).
¿Cómo se puede entonces intentar presentar a Platón comoun simple fabricador de mitos o fábulas o con el absurdoapelativo de “pseudocientífico”, cuando está bien demostradoque de hecho fue un verdadero buscador de la verdad que,en la práctica, fue todo lo científico que se podía ser en suépoca?
Solamente quien no conozca suficientemente la obra ypensamiento de Platón podría atreverse a intentardesacreditar a Platón para hacerle quedar como unfabricador de cuentos, fábulas, mitos o leyendas, y lo que espeor, como algo menos que un charlatán o mentirosocompulsivo.
Llevo casi veinte años estudiando las fuentes primariasexistentes sobre la Atlántida o sobre una civilizaciónAtlántica cercana al estrecho de Gibraltar y las costas
atlánticas de Iberia y Marruecos, y puedo asegurar queexisten referencias extraplatónicas, o sea, que no bebieronen las fuentes de Platón, tanto posteriores como anteriores aPlatón. La cuestión es que la mayoría de estas referenciasson prácticamente desconocidas o dicho de otra forma, muypoco conocidas, apenas entre unos pocos especialistas en latradición manuscrita de los textos del Timeo y el Critias dePlatón, y otros autores antiguos. Expertos que se puedencontar solamente con los dedos de una mano. Toda miargumentación sobre la Atlántida Histórica estásuficientemente documentada a través de la paleografía, lalexicología, la lexicografía y los usos idiomáticos en el antiguoGriego y Latín clásicos.
He estudiado con bastante profundidad todos los diálogosconocidos (apócrifos incluidos) de Platón (y sus cartas), ycréanme que tango razones más que suficientes para creerque la narración sobre la Atlántida no es ninguna invención'ex nihilum' y presenta un más que evidente sustratohistóricogeográfico e incluso arqueológico, puesto quealgunos de la detalles más 'sui géneris’ del relato, como porejemplo, el diseño urbanístico circular concéntricoalternando canales o fosos circulares con anillos de tierra oespacios interfosos, tal como fueron usados en laconstrucción de la metrópolis de Atlantis, y que no guardabarelación con ningún modelo real conocido en la Antigüedaden los tiempos de Solón o de Platón mismo (lo que descartahaya tomado de otra ciudad mediterránea), justo los hereportado en al menos dos importantes yacimientosarqueológicos de Andalucía (Marroquíes Bajos, Jaén yMarinaleda, Sevilla), y también en Portugal, Madrid yValladolid, entre otros lugares. Y estas ciudades de Iberiacon el mismo patrón urbanístico circular concéntrico usadoen Atlantis, dejaron de ser habitadas o usadas, al menosunos mil años antes de la estancia de Solón en Sais, Egipto.
Argumentación sobre la fides atque auctoritas de Platón
Evidentemente para la mayoría de los escépticos detractoresde la Atlántida de Platón todo se resume a una cuestión decreer o no creer en Platón. Nosotros los atlantólogoshistoriadores no lo vemos así, personalmente nos parece tancreíble Platón como el que más. De hecho, pocosintelectuales de la Antigüedad Clásica contaron con unafides atque auctoritas con tanto prestigio como la de Platón.
En cualquier caso, vemos también como la mayor parte delos escépticos antiatlantistas desconocen muchos datos yhechos relacionados con la tradición manuscrita del Timeo yel Critias y la historia de la Atlántida. Por ejemplo, siguencreyendo que Platón es la única fuente, evidentementeporque ignoran que existen otros autores contemporáneos yposteriores que igualmente hablan de la Atlántida, de losAtlantes o de una importante civilización Atlántica, y cómoalgunos lo hacen desde fuentes totalmente ajenas a Platón.Todo ello debidamente argumentado en mi epítome de laAtlántida HistóricoCientífica.
Otro argumento igualmente falaz usado por los escépticosdetractores de la Atlántida de Platón, expone que lospersonajes que Platón usa son todos recreados, lo cual nodeja de ser un completo disparate semántico y etimológico,porque recrear significa “crear o producir de nuevo algo”, osea, volver a crear algo que ya ha sido antes creado; ensentido literario, que es como lo usan los antiatlantistas,esto sería cierto si Platón estuviera usando personajes quefueron creados, o sea, inventados, por él mismo o por otroautor antes, pero todos los personajes que Platón usa comointerlocutores en sus diálogos son reales o históricos;personajes que se consideran existieron, igual que seconsidera que existió Solón y el mismo Platón, porque dichospersonajes son mencionados por otras fuentes ajenas a
Platón, y no tenemos ninguna evidencia realmente sólida orazonable que nos induzca ni siquiera a dudar de laexistencia de los mismos. Así pues, no pueden ser“recreaciones” literarias cuando nunca antes han sidocreaciones literarias de nadie. Ahora bien, los escépticosantiatlantistas está en su pleno derecho de no creer en laexistencia de ninguno de estos personajes, ni siquiera en laexistencia del mismo Solón, y ya puestos podrían inclusohasta dudar de la existencia del mismísimo Platón.
Para mi no es una cuestión de creencia sino de Ciencia(aunque ambas palabras rimen)... Nunca creo, simplementepienso, considero, analizo, comparo datos, referencias,examino evidencias y pruebas indiciaras, y dependiendo dela cantidad y calidad de las mismas, unas veces llego aconclusiones en un sentido y otras veces a lo contrario. Peroal menos no niego por el simple acto de negar, o sea, lanegación "ex nihilum" que tanto practican los que seautoproclaman escépticos y científicos racionalistas. Comotampoco rechazo o acepto –por sistema hipótesis oreferencias antiguas, por una mera cuestión de creer o nocreer en dichos autores o fuentes. El análisis profundo desdecasi todos los ángulos y puntos de vista, desde variasdisciplinas o especialidades, y siempre dentro del contextohistórico, es lo que me permite determinar cuando unafuente es más o menos fidedigna.
Ninguno de los que actualmente estudiamos la HistoriaAntigua estamos realmente capacitados, ni losuficientemente informados, como para poder despedir,rechazar o impugnar como falso (o poco creíble) lasreferencias de un autor cualquiera del pasado, así sin más,por mera opinión o intuición o suposición, sin un verdaderoestudio históricocientífico, especialmente cuando el mismomismo autor afirma o expone que son verdaderas talesreferencias. Dicho de otra forma, si Platón mismo (ya sea através de Sócrates o de su tíoabuelo Critias) afirma en varias
ocasiones que la narración sobre la Atlántida es una historiaverdadera (αληθινον λογον) y no una fábula o mito fabricado,entonces, todo aquél que sostenga lo contrario, o sea, todo elque diga que la Atlántida no es más que mero mito o unafábula inventada por Platón (ya sea para justificar o ilustrarsus ideas políticas o por simple entretenimiento), simexponer verdaderas pruebas históricocientíficas,incuestionables, es decir, que estén más allá de cualquierduda razonable (o sea, auténticas pruebas jurídicas como lasque se exigen para condenar a alguien), entonces,sencillamente estaría acusando a Platón sin verdaderaspruebas de ser poco menos que un mentiroso, además deun falsificador consciente de la Historia. Y lo siento mucho,pero… ¿Por qué tenemos que creer más en la opiniónpersonal de alguien de nuestros tiempos modernos –por muyrenombrado que sea antes que en Platón?
Igual que los escépticos detractores de la Atlántida de Platónson libres de creer o no creer en la fides atque auctoritas dePlatón y de otros autores del pasado, igualmente estoy en miabsoluto derecho de creer más en la palabra de Platón queen la de cualquiera de los autores de los tiempos modernos,por muy prestigioso doctor o catedrático que sea.
Para mi (como creo estar seguro que para otros millones deseres humanos) la credibilidad y autoridad de Platón esinfinitamente mayor que la credibilidad de todos losescépticos y detractores de Platón y de la historia de laAtlántida de los tiempos modernos.
En la antigüedad los seres humanos le daban mayorimportancia al honor, a la verdad, a la palabra, y a laauctoritas de una persona que hoy en día, y ese es el granerror de todos los escépticos antiatlantistas que siempreintentan juzgar a Platón y a otros sabios de la antigüedadcon la misma vara con la que miden a autores modernos,como si los antiguos autores fueran personas de nuestros
tiempos, y por supuesto, siempre desde nuestros viciadosconceptos sobre el honor, la honestidad intelectual y laverdad, en estos tiempos que nos ha tocado vivir, donde cadavez es más patente todo tipo de prostituciones intelectuales.
En los tiempos en que Platón escribe la historia de laAtlántida, tanto Sócrates como Solón eran dos de lospersonajes más respetados y mejor considerados de toda laGrecia como grandes sabios y honestos predicadores de laverdad, la virtud y la justicia (y esto sólo lo negaría unauténtico ignorante). Platón sentía una gran admiración ydevoción por ambos, mientras que el mismo Solón, uno delos célebres Siete Sabios de la Antigüedad (el más sabio delos siete), era su tío pentabuelo, algo de lo que sin dudaalguna se sentía más que orgulloso, por lo que esinadmisible que Platón se atreviera a poner en boca de Solónuna narración que no era más que una simple fábulainventada por él, para encima hacerla pasar como verdaderao real. Pero menos aún se atrevería Platón a usar el buennombre de Sócrates –precisamente un mártir de la búsquedade la verdad para puntualizar que este puntualizara que setrataba de una historia verdadera, basada en antiguastradiciones, y no una mera invención o mito.
Si en realidad hubiera sido una mera invención de Platón–tal y como afirman sin ningún fundamento los escépticosdetractores de la Atlántida de Platón entonces habríacometido Platón un acto absolutamente despreciable,extremadamente indigno e impropio de su propia naturaleza,principios, nobleza y prestigio. Por consiguiente, para mi nohay mayor garantía que estas precisamente que nos ofrecePlatón: su fides atque auctoritas, su honor, su amor por labúsqueda de la verdad, su absoluto y manifiesto rechazocontra los fabricadores de mitos y fábulas, paraprecisamente aceptar que la historia sobre la Atlántidahunde sus raíces en auténticos hechos verdaderos que élrecibió a través de los apuntes que Solón había traído de
Egipto. Una historia que ostenta una auténtica geografía ytoponimia, perfectamente identificada y localizable comodemuestro en mis dos tomos del Epítome y profundizo en lassiguientes entregas que conforman la serie de AtlantologíaHistóricoCientífica.
Solón.
De ahí que veo el asunto de una manera, totalmente opuestaa la visión de los escépticos antiatlantistas y demásdetractores de Platón y de la narración sobre la Atlántida.Mientras no se demuestre (mediante verdaderas pruebascientíficas y jurídicas, pruebas incuestionables que esténmás allá de cualquier duda razonable) que Platón mintió osea, que Platón mancilló el honor de dos grandespensadores, dos grandes autoridades altamente estimadasde la Antigua Grecia como Solón, el más sabio entre los sietesabios, y el mismo Sócrates, maestro de Platón, y mártir de
la verdad, usando así sus excelsos y nobles nombres parapromover un engaño o una falsificación de la Historia,mientras esto no sea demostrado, seguiré ofreciendo alfilósofo por excelencia toda la credibilidad que por méritospropios siempre ha merecido, pues ha sido Platón pormucho que esto disguste a los fundaescépticos uno de losmayores pensadores y defensores del conocimiento y delrigor metodológico en la búsqueda honesta de la verdad queha existido, en toda la Historia de la humanidad
¿Es la historia sobre la Atlántida una mera invención de Platón?
Lamentablemente hay mucha desinformación respecto a lahistoria de la Atlántida descrita por Platón y otros autoresantiguos (incluso ajenos a Platón). Muchas falsedades se hanescrito que son usadas por ambos bandos de las dosposturas enfrentadas: defensores de la posibilidad de unsustrato histórico y detractores. Como todo en esta vida, unaadecuada información de calidad que sea la más completa omejor documentada posible, y sobre todo que sea verificable,es lo que marca la verdadera diferencia entre informaciónveraz y desinformación que genera confusión.
Es imposible pontificar en contra de cualquier posibilidadhistórica en el relato que Solón trajo de Egipto sin anteshaberse estudiado todas las fuentes primarias existentessobre el asunto. Los escépticos detractores arremeten contracualquier posibilidad histórica, no admitiendo ni una mínimaposibilidad, como por ejemplo, que hubiera sido unaimportante ciudad de la Edad del Bronce en algún lugar delAtlántico, próxima a las costas de Iberia, Marruecos yMadeira.
Pero lo cierto (como cualquiera puede verificar) es que elmayor estudio en cuanto a volumen y calidad de referenciasy fuentes primarias que hasta la fecha ha sido realizado, elúnico donde se ha trabajado con todas esas fuentesprimarias, que son ya más de medio millar (entre códices,papiros, manuscritos, mapas, relieves y pinturas en tumbasy templos, etc.) es el que he venido realizando desde hace yacasi veinte años, y que componen una serie de seisvolúmenes sobre Atlantología HistóricoCientífica, de loscuales he publicado en fecha reciente un adelanto o resumenen forma de epítome, en dos tomos. Sin leerse estos dostomos (de unas 762 páginas), y sin haberse hecho aún niuna sola exploración submarina en los puntos que yo logro
reconstruir tras tales estudios con las fuentes primarias y nopocas evidencias arqueológicas y sismológicas que he logradoir reuniendo en todo este tiempo, es imposible pontificar quetodo lo referente a la Atlántida no es más que un mero cuentoinventado por Platón. Argumento falaz que ya desmonté haceaños mostrando cómo otros autores que de modoindependiente consultaron fuentes egipcias, dieron fe de lamisma historia escrita entre los egipcios y de cómo esta fuetrasmitida a Solón, tal como acreditan Plutarco de Queronea,tras sus propias indagaciones entre los sacerdotes egipcios yCrantor tras verificar la narración sobre la guerra de laAtlántida narrada en el Critias en inscripciones egipcias.
Así que si hubo una invención, si alguien se inventó todo loreferente a la Atlántida no fue Platón, ni tampoco Solón, entoda caso serían los sacerdotes egipcios que le trasmitieronla historia al legislador griego, los mismos que Plutarcoconfirmó en Egipto y así hasta nos revela sus nombres:
Sonjis de Sais y Psenofis de Heliópolis. Pero incluso siasumiéramos esta hipótesis, habría entonces que asumirtambién, que esos mismos sacerdotes (u otros quedesconocemos) falsificarían los mismos escritos sobre laAtlántida que Crantor, no mucho después de morir Platón,pudo confirmar en Egipto. Y acusar también a Crantor (sinfundamento alguno) de haber sido otro vulgar mentirosocomo Platón o como Solón, desde luego que sería igual deabsurdo y estúpido. La fides atque auctoritas, el prestigio, laética y los valores morales de Crantor, fueron muy alabadosy muy bien considerados por varios autores antiguos de granautoridad1. Nada permite suponer, y menos aún asumir, queCrantor haya mentido y se haya inventado tales testimoniosepigráficos sobre la Atlántida entre las fuentes egipcias queél mismo pudo verificar. Si alguien aún sin fundamentoalguno quisiera creer en tal aberrante especulaciónsubjetiva, en cualquier caso, que sea consciente de que nopodría demostrarlo de ningún modo, a menos que fabriqueuna “Máquina del Tiempo” y viaje hasta el preciso momentoen que Crantor visitó Egipto, para así ver si realmente vio ono vio tales inscripciones donde se dada fe de la mismahistoria narrada en el diálogo de Critias o el Atlántico.
La única manera en que se podría pontificar de un modo tancategórico, y con tanta convicción, que la Atlántida fue unmero cuento o fábula inventada por los sacerdotes egipciosno por Solón o Platón sería si no se hallara absolutamentenada que permitiera dar soporte histórico a la historia de laAtlántida, después de haberse peinado hasta el último rincónbajo el mar, en toda el área que yo señalo, por ser justo laúnica que se corresponde con mayor precisión a la ubicaciónque se da de Atlantis en las fuentes antiguas. Pero, resultaque la han buscado por casi todos los mares del mundo,menos por el único lugar donde claramente la señalan lasfuentes primarias escritas, y que es donde llevo casi dosdécadas indicando que se debería buscar.
1 Véase el capitulo sobre Crantor en el Tomo I de mi Epítome de la Atlántida Histórico-Científica.
Si tras realizar esa búsqueda completa no apareciera nadaque permita dar soporte de ningún modo a la historia de laAtlántida, sólo entonces se podría confirmar que fue unainvención de los sacerdotes egipcios. Sólo entonces se podríadecir, pontificar y publicar por todas partes, hacerlo oficial, yhasta “llevarlo a misa”, que la Atlántida nunca existió, almenos en el lugar donde claramente la ubicaban Platónsegún Solón y las fuentes egipcias y los demás autoresantiguos. Y de tales resultados negativos se podría inclusodeducir que fue un cuento inventado por los sacerdotesegipcios, si alguien quisiera ir más lejos aún en lasconclusiones derivadas de los resultados arqueológicosnegativos. Pero mientras tales resultados arqueológicos no sehayan producido, todo lo que se intente pontificar, tanto afavor de la Atlántida como en contra, no sería más que meraespeculación.
MYTHUS DE ATLANTIDIS MYTHI (El mito del mito de laAtlántida). La falacia de la comparación de la Historia de laAtlántida con el “Mito de la Caverna”
La caverna de Platón. Grabado en 1604 por Jan Saenredam sobre un dibujo de CornelisCornelisz. Fitzwilliam Museum, Cambridge.
Uno de los ataques ‘ad hominem’ más comunes que aún mesigo encontrado en la red (siempre por partedepseudoscépticos/fundaescépticos y simpatizantes de estos)hacia mis investigaciones e hipótesis sobre la Atlántidaconsiste en tacharme de ser un “desvergonzadomanipulador” cuando defiendo que la narración de laHistoria de la Atlántida no es un mito como el mismo Platóna través de Critias y Sócrates sostiene, y, que de hecho,Platón expresa un claro rechazo hacia el mito como algonocivo para la educación racional del ser humano, pues
según estos ultrafundamentalistas del escepticismo másradical, yo nunca tengo en cuenta el “Mito de la Caverna”.Sorprende como la ignorancia sigue siendo tan atrevida…Señores fundaescépticos, queridos detractores, a ver si seenteran un poco más y dejan de guiarse tanto (o únicamente)por la “Sagradas Escrituras Escépticas”. La cavernaplatónica no es un mito sino una alegoría, imagen orepresentación. Un ejercicio de representaciónideográficoiconográfico con claros fines didácticos quePlatón nos ofrece en el libro VII de la República. La cavernaplatónica en ningún momento es presentada ni descritacomo un mito sino como una alegoría. Alegoría y mito sondos entidades completamente diferentes una de la otra. Sepuede hacer una interpretación alegórica de un mito, pero locontrario es un completo absurdo. Sólo un ignorante total delos textos platónicos –o un ignorante de las categorías yconceptos filosóficos, retóricos y literarios podría sostenertamaño disparate. El propio enunciado de “Mito de laCaverna” –lamentablemente mucho más extendido ya de porsí es una grandísima falsedad. No existe ningún “Mito de laCaverna”, pero sí una Alegoría de la Caverna…
Los mitos siempre se consideran un legado de otrasgeneraciones que es trasmitido por tradición ya sea oral oescrita de generación en generación, pero jamás se expresancomo propia invención ni se presentan así, de la nada, y deahí que Platón no se le ocurrió jamás recurrir a un mito queno fuera antes ya conocido en alguna de sus variantes, quecontara con ese necesario pedigrí que sólo confiere latradición oral o el (por lo que se oye). En la obra deἀκοῆPlatón claramente se identifican los mitos cuando estos sonusados como herramientas en el cuerpo de las discusiones,de la misma manera que claramente se exponen las alegoríascomo ejercicios de imaginación ideoiconográficos. Laalegoría, a diferencia del mito, sí puede ser perfectamentecreada como un recurso nuevo, como una quasi creatio exnihilo, útil para la exposición de la ideas. Así vemos como
claramente Sócrates inicia la exposición de tal ejercicioideográfico con el imperativo griego ‘imagina’ (en elἰδέsentido de mirar con los ojos de la mente, hacerse unarepresentación o imagen mental), y también usa εἰκόνα‘imagen, semejanza, retrato, representación gráfica, formaimaginaria, imagen mental’. Por consiguiente, clara ymanifiestamente nos muestra Platón –a través de Sócratesque se trata de mero ejercicio de imaginaciónideoiconográfica, el cual es sugerido para que podamoshacernos una representación o imagen mental y así entendermejor la enseñanza que nos quiere trasmitir con tal alegoría.
Por otra parte, la historia de la Atlántida, que es referidacomo una “historia verdadera” ( , ἀληθινὸν λόγον Tim. 26e)sustentada en antiguas tradiciones, exactamente: “unahistoria traída desde una antigua tradición” (λόγον
, εἰσηγήσατο ἐκ παλαιᾶς ἀκοῆς Tim. 20d), clara, yobjetivamente, no es presentada en ningún momento comoun mito ni como una alegoría, con independencia de que ensu propio contenido o desarrollo contenga ciertas imágenesalegóricas y personajes de la mitología clásica; hallándose enla misma una brevísima alusión a un único mito griego, el dela repartición del mundo por los dioses olímpicos una vezque vencieron a los titanes, justo cuando se menciona cómoentonces le correspondió a Poseidón la isla de Atlantis.Casualmente este mito es el único puntualizado por Platóna través de Sócrates como una verdadera historiaconvertida en mito. Y esto debe verse, en última instancia,como que Platón –por alguna razón que desconocemosestaría realmente convencido del sustrato históricosubyacente en tal mito.
La narración de Atlantis es estructurada en detalle ypresentada justamente como lo que se dice que es: como unahistoria (y, además, verdadera) no como un mito ni como unaalegoría. Por consiguiente, no se puede seguir diciendo quees un mito, porque no lo es, y nunca lo fue; de hecho, no
aparece registrada como mito en ningún otro autor, enninguna otra fuente que la presente como parte del legado detradición mitológica griega. Así pues, se puede creer que lanarración sobre la Atlántida es una mera invención literariade Platón, por supuesto, cada cual es libre de creer en lo quequiera creer, pero no se puede afirmar ni sostener bajoningún concepto que es un mito ni una alegoría, porque elloya es pecar hasta de supina ignorancia, porque muyignorante e inculto se ha de ser para no saber las clarasdiferencias existentes entre mito, alegoría, y lo que espresentado como narración histórica, tradición yantropogénesis de un pueblo. Por ello, no tengo ningunaduda de que el relato del Critias debería estar clasificadodentro de un género históricoantropológico, y hablando entérminos clásicos, logográfico o histórico propiamente dicho;porque, incluso aunque se pudiera demostrar que enrealidad fue una pseudohistoria, o sea, una “falsa historia”inventada por el mismo Platón, aún así, esta seguiría siendouna narración de género históricoantropológico y no un mitoni una alegoría. Por que dos asuntos bien distintos son lahistoricidad real que pueda subyacer, o no, en la misma y elque estructuralmente esta haya sido presentada como unahistoria verdadera y no como un mito inventado, y que laexposición se corresponda a su vez con un estilonarrativodescriptivo propio de las narraciones históricas yno de los mitos.
Platón no tenía ni la más mínima necesidad de fabricar unafalsa historia ni mucho menos de esforzarse en tantosdetalles descriptivos, exóticos y ‘sui generis’, y hastafilológicos tal y como vemos cuando explica la reveladoraetimología del nombre de Gadeiro a través del griego Eumelo,ni muchos menos incluir no pocos elementos queprecisamente sembrarían la sombra de la sospecha –en elcaso de que se tratara de una falsificación obligándole así arealizar arriesgadas aclaraciones como, por ejemplo, elegirnombres griegos para los personajes Atlantes, que eran
bárbaros (o sea, no griegos), de una civilización con lenguadiferente a la griega, cuando habría sido mucho más fácil ymás seguro para una falsificación histórica de tal tipo haberusado directamente nombres bárbaros (egipcios, fenicios,célticos, etc.), ni hacer uso de datos tan exagerados queigualmente le obligaran a realizar más arriesgadasaclaraciones, por ser poco creíbles como la exageradadimensión de todo el canal que rodeaba a la gran llanura o elnúmero de Nereidas elevado a cien cuando de sobra eraconocido que su número no era superior a la mitad.
Tampoco es de sentido común suponer tan retorcidamentecomo ya han hecho no pocos escépticos mal pensados queprecisamente Platón hizo todo eso para que después otrospensáramos justamente como yo lo hago ahora, y asípudiéramos confiar en su palabra cuando en realidad,simplemente nos estaba tomando el pelo ¡Esto escompletamente absurdo! Es muy poco creíble y menos aúndefendible que un filósofo, un gran pensador, un sabio quededicó más de media vida a la búsqueda de la verdad y a ladefensa de las virtudes como algo superior y más quenecesario, que se enfrentó manifiestamente al engaño y a losmitos precisamente por considerarlos nocivos y que sólorecurrió a ellos en las ocasiones que le era estrictamentenecesario, especialmente para contraexponer argumentosdesde un punto de vista más racional, o como simplesrecursos para la mayéutica del discurso, haya a su vez sidocapaz de perpetrar el mayor fraude de la historia, la mayorfalsificación histórica jamás concebida ni por la másretorcida mente humana.
Tan poco defendible es la teoría (convertida en dogmaacadémico, por el argumento de la fuerza y no por la fuerzadel argumento) de que Platón fabricó el mito de la Atlántida,o lo que es lo mismo, que perpetró de manera consciente unagran falsificación histórica, que en 1999 el mismo LucBrisson, reconocido helenista canadiense, traductor, editor y
especialista en los textos de Platón, y uno de los principalesdefensores modernos del actual dogma académico de Platóncomo “fabricante de mitos”, se ve obligado a reconocer, sinembargo, que de las tres posturas principales sobre lanaturaleza de la narración de la Atlántida: “una pura ficcióno invención”, “una alegoría política”, o “un documentohistórico”, la primera, la “plus radicale”, es “difficilementdéfendable”, precisamente por no tenerse en cuenta lainsistencia del mismo Platón en que se trata de un HistoriaVerdadera.
En fin, en cualquier caso, hasta cierto punto debemosexculpar la ignorancia de los pseudosescépticos radicales (lagran mayoría sin formación y titulación académica alguna enciencias de humanidades, dicho sea de paso, ya que lesgusta tanto atacar por este frente) cuando ellos, a fin decuenta, sin pensar por si mismos y como simples creyentesfundamentalistas se limitan a repetir como loros lasdogmáticas afirmaciones de sus adorados dioses y gurúes delescepticismo y de la ciencia académica universitariaestablecida mediante “PeerReviewed”. Veamos, por ejemplo,en pocas palabras, que nos dicen los doctores ThomasBrickhouse del “Lynchburg College” y Nicholas D. Smith del“Lewis & Clark College” sobre la Atlántida en una de lasfuentes más seguidas por los fundaescépticos, The InternetEncyclopedia of Philosophy (http://www.iep.utm.edu/), quees como la Wikipedia de la filosofía para ellos:
“…The Myth of AtlantisPlato’s famous myth of Atlantis is first given in the Timaeus, which scholars now generally agree is quite late, despite being dramatically placed on the day after the discussion recounted in the Republic. The myth of Atlantis is continued in the unfinished dialogue intended to be the sequel to the Timaeus, the Critias…” (Plato. The Internet Encyclopedia of Philosophy.http://www.iep.utm.edu/plato/).
Y el mayor despropósito de falsedades jamás escrito sobrePlatón, quien es presentado nada menos que como un simple“fabricador de mitos” (como no, para poder justificar comomito la Historia de la Atlántida) lo vemos en otras de las“sagradas escrituras” de los fundaescépticos, la “StanfordEncyclopedia of Philosophy (SEP)”. Véase sino el recienteartículo del 2009 titulado precisamente como Plato’s Myths(http://plato.stanford.edu/entries/platomyths/), dondepodemos leer afirmaciones tan peregrinas y falsas como lasiguiente: “Plato is both a myth teller and a myth maker” o“There are also in Plato myths that are his own, such as themyth of Er (Republic 621b8) or the myth of Atlantis (Timaeus26e).”. Ojo al detalle de que los autores de esta prestigiosa,reputada, rigurosa y autorizadísima enciclopedia de filosofíani siquiera saben que el supuesto “mito de la Atlántida” nocomienza en el Timeo 26e, en todo caso se podría decir queahí termina (aunque con más precisión terminaría en elTimeo 25d). Lo que vemos en Timeo 26e es justamente laafirmación de Sócrates de que la narración de la Atlántida esuna Historia Verdadera ( ἀληθινὸν λόγον) y no un mitoinventado, o sea, justo todo lo contrario de lo que se afirmaen esta enciclopedia ¿Cómo se puede usar entonces comoreferencia de una afirmación en la que Platón es presentadocomo un fabricante de mitos y donde se cita como ejemplo el“mito de la Atlántida” un pasaje del Timeo donde justamentese expone todo lo contrario? ¡Increíble! Más absurdoimposible…
Pues ya veis, la Atlántida es un mero mito ¡y ya está! porquesí, y no hay nada más que discutir ni argumentar siquiera…Aunque en realidad este dogma es la mayor de lasmanipulaciones sobre lo que en verdad nos expone Platón yde lo que verdaderamente representa en su esenciasemántica y estructura formal literaria la propia narración dela Historia de Atlantis, da igual, la Atlántida, para losescépticos (especialmente para los fundaescépticos) es y tieneque seguir siendo un mito. Así que no nos extrañemos
demasiado si vemos a los fundaescépticos como perrosrabiosos atacar a todo aquel que defienda lo contrariocuando sus maestros y casi dioses les están diciendo (sinnecesidad de argumentar o demostrar nada de maneracorrecta), con total dogmatismo, que la Atlántida es un mito,aunque para ello haga falta hasta tergiversar los hechos y“pasarse por el forro” a los propios conceptos filosóficos,retóricos y literarios.
“La Atlántida no es una Alegoría”. Marsilio Ficino,fundador y director de la Academia platónicaflorentina; el primer gran traductor de las Obras dePlatón.
“…Consta ser la presente del Atlántico, Historia Verdadera y no fingida. Loprimero, porque donde finge Platón alguna cosa acostumbra llamarlafabula. Aquí se atreve a asegurarla como historia. Lo mismo asevera en elTimeo, llamándola Historia Maravillosa, pero en toda verdadera. Ademásde esto en ambas partes alega aquellos de quien lo aprendió, que fueronsus progenitores y sus parientes. Critias lo trasladó de su abuelo Critias yeste de Solón, su tío, que lo dejó escrito, y Solón de los sacerdotes deEgipto. Además de esto, Proclo cita las Historias de Etiopía compuestas porMarcelo, en que se manifiesta con toda evidencia esta Historia, insertadaentre sucesos de los Etíopes. Pero aunque ninguno de los platónicos niegaser Historia Verdadera, sin embargo, Porfirio, Proclo, y antes que ellosOrígenes, quieren que esté en su contenido algo de alegoría física. De loscuales juzgo se riera, haciendo burla Platón, si intentaran ajustar cadacosa de este libro a Alegoría. Porque leo que se burló en el principio delFedro, a través de la persona de Sócrates, de este género de lasAlegorías…” (Marsilio Ficino en su Prólogo al diálogo de Critias o elAtlántico, 1484).
Recursos
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Enlaces recomendados:
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