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Pontificia Universidad Católica de ValparaísoFacultad de Ciencias Económicas y AdministrativasEscuela de Periodismo
Mujeres políticas en Chile:
Mirada por el paso político que han debido enfrentar las mujeres para insertarse en unasociedad liderada mayoritariamente por hombres.
Asignatura: Historia de Chile
Profesor: Fernando RivasDavid Aceituno
Alumnos: Angelica SaavedraConstanza Cárdenas
Javiera Vega
Resúmen
En las primeras décadas del siglo XX la mujer chilena asumía el rol de dueña de casa, esposa y
madre, destinada toda su vida a dedicarse a su familia, renegada de la posibilidad del éxito
profesional o igualdad de condiciones con el sexo masculino. Existían excepciones entre las
dama de elite que lograban cruzar fronteras para poder estudiar, pero la experiencia se limitaba
a las artes o literatura.
El sexo femenino era naturalmente renegado a segundo plano de forma “natural”, las mujeres
no eran consideradas ciudadanos ni tenían derechos como tal, como la mujer del medio oriente
que depende del marido para sobrevivir (sin tanto castigo) eran las chilenas antes de luchar por
obtener derechos.
El camino para ser consideradas como parte importante de la sociedad chilena ha sido lento,
pero a la vez significativo, logrando posicionar en las últimas décadas a mujeres como líderes
políticas que, incluso, han sido significativas internacionalmente. La igualdad de género dentro
de la política nacional ha alcanzado posicionar temas exclusivamente femeninos, como el
aborto, en las discusiones gubernamentales y parlamentarias.
Introducción
Se avecina una nueva elección presidencial en el país y, por primera vez en la historia nacional,
dos mujeres protagonizan el proceso, paradójicamente, a principios del siglo XX la población
femenina no era considerada como parte de la ciudadanía con derechos.
Conociendo la situación actual de las mujeres en Chile, respecto a su participación en roles
políticos y su importancia para el país, ¿Existe un real avance en materia de igualdad de género
o son las próximas elecciones un fenómeno temporal gracias a la popularidad de las
candidatas?
Desde el gobierno de Michelle Bachelet que se ha abordado con mayor profundización la
inclusión femenina en cargos públicos, llegando a ser parte de la agenda gubernamental el
número de mujeres que integren el gabinete y el parlamento.
Hoy, a diferencia de los comienzos del siglo pasado, la imagen que se proyecta en la población
femenina legalmente es igual a la masculina, pero a nivel social, el trato hacia la mujer en el
ámbito laboral, familiar y económico, entre otros, la situación es completamente distinta.
Hace menos de cien años el problema era aún mayor, con una sociedad mayoritariamente
analfabeta y mujeres sin grandes posibilidades de incursionar fuera del círculo familiar, el
camino a el reconocimiento profesional y ciudadano es lento y complicado.
La ruta para salir del anonimato comenzó con la inclusión a la educación primaria y secundaria
y luego, casi a mitad de siglo, el derecho a voto municipal y presidencial. De ahí en adelante han
ocurrido sucesos que han permitido el ingreso pausado a la política y paralelamente al mundo
laboral.
A continuación se darán a conocer los hechos y personajes que han influido en la igualdad de
género nacional a nivel político desde el siglo XX a la actualidad.
Para progresar hay que educar
El rol de la mujer siempre ha sido visto de manera superficial, debido a la poca participación que
se le otorga. Desde antes del proceso de independencia, el país le otorgaba un papel hogareño.
Con el inicio del proceso de emancipación chileno comienzan a surgir las primeras escuelas
primarias, destinadas principalmente a la alfabetización.
Como en gran parte de los países que comienzan a instruir en materia educativa a las mujeres,
las primeras en hacerlo son las hijas de las familias con mayores ingresos económicos, es por
ello que en Chile se abren colegios especializados en la atención de esta clase social.
Por su parte, los religiosos impartían enseñanzas ligadas con la religión y las letras, sin
embargo, las instrucciones de labores domésticas juegan un rol importante, ya que no quedan
separadas y muchas horas son proporcionadas para la perfección de estos quehaceres.
Las estadísticas dan cuenta que para el año 1812 el 10% de las mujeres saben leer y un 8%
escribir. Cabe destacar que para esta fecha la educación es claramente elitista y no es hasta el
gobierno de Manuel Montt que la enseñanza tiene un impulso de gran nivel y se convierte en una
responsabilidad del Estado.
Manuel Montt es destacado en su período presidencial en lo referido a materia educativa. En
1854 crea la Escuela Normal de Preceptores y posteriormente dicta la Ley de instrucción
primaria, que busca la creación de un colegio gratuito por cada 2 mil habitantes, con esto
comienza a disminuir la segregación y clasismo que existía en este ámbito social. Para 1881 la
tasa de alfabetización alcanza un 32% en el sexo femenino.
El máximo ascenso de la mujer en materia educacional se refleja en el área artísticocultural.
Surgen destacadas personajes como lo son: Isidora Zegers, fundadora del Conservatorio
Nacional de Música; Martina Barros, traductora del libro La esclavitud de la mujer de Stuart Mill;
Rosario Orrego, novelista; y Margarita Gutiérrez, pintora.
Amanda Labarca, un referente para el movimiento
Para comenzar a entender el fenómeno que causó el cambio social que comenzó con el
cuestionamiento de la función de las mujeres en el país. Amanda, además de escribir literatura
cumple un rol concientizador desde su profesión de docente.
Comienza su carrera como profesora en establecimientos educacionales fiscales y después
viaja a la Universidad de Columbia en Estados Unidos para especializarse en el área de
educación escolar, a partir de su experiencia en el exterior es que Amanda vuelve a Chile
empapada de las ideas internacionales de igualdad de género, las que se manifestaban
efervescentemente en la primera década del siglo XX.
Comprometida en su lucha, en 1944 resulta electa Presidenta de la Federación Chilena de
Instituciones Femeninas, que es la que reúne a todos los movimientos femeninos del país con
el objetivo de conseguir un lugar mediante un voto político en las elecciones.
En 1947 publica “Feminismo Contemporáneo”, en el condensa una serie de ensayos
relacionados con el tema. Uno de ellos, La mal tratada, impacta por su sencillez y la forma en la
que aborda el tema del maltrato psicológico y físico a la mujer.
“Cuando ella se queja, el marido se ofende, vocifera y amenaza golpearla. Son insufrible carga
la mujer y 10 hijos. La increpa como si tenerlos fuera un delito exclusivo de ella. Ese
resentimiento,fermentado por el alcohol, concluye por cegarlo y, alguna vez cuando al regresar
se enfrenta con la familia imploradora, su furia no conoce límites la mujer corre a esconderse a
casa de una vecina. Más el borracho la encuentra y la abofetea hasta quedar agotado”
El fragmento se refiere a la violencia que ejerce sin control alguno el hombre borracho sobre la
mujer resignada chilena. El análisis va más allá, la culpa no es de ninguno de los dos, es del
sistema repleto de inequidad que empuja a tantos hombres a las bebidas alcohólicas,
abrumados por las largas jornadas laborales y los salarios injustos que no alcanzan para cubrir
las necesidades básicas de una familia promedio.
Por supuesto, la culpa tampoco es de la dueña de casa. Esa que tiene que soportar a diario
golpes, insultos y humillaciones injustificadas. Pero en el Chile del siglo XX esta situación es
recurrente, y es gracias a la lucha de mujeres como Amanda Labarca que las mujeres son
capaces de superar las adversidades, pero sólo lo lograrán con educación. Para eso, aún
queda un largo camino que heroínas como Amanda se encuentran recién cimentando.
Aceptación de los derechos de las mujeres
Lavrín indica que en 1918 el Partido Conservador registró en sus programas los derechos
civiles y políticos de la mujer en el país, esto en un momento en que las medidas populares eran
recurrentes. En especial, cuando las mujeres parecían potenciales adherentes a los
Conservadores, quienes con estas medidas tenían mucho que ganar y nada que perder.
Aparece el concepto de “feminismo conservador” acuñado Carlos Calderón Cousiño, quien se
define como un admirador de las ideas feministas. En 1919 apoya la idea de que para que una
familia se constituya no es necesaria la imagen de un padre. También estaba a favor de la
independencia económica de la mujer soltero, pero procuraba conservar el dominio masculino
sobre los bienes de la pareja casada.
En 1925 se adaptaron artículos del Código Civil en Chile, pero siempre unido a la idea de este
feminismo conservador, en el que se quería incluir a la mujer y aceptaba su ideología de justicia
pero no se quería incurrir en cambios abruptos en la estructura social, por lo tanto, las medidas
eran limitadas.
Sin embargo, antes Luis Claro Solar ya había intentado introducir medidas, como las que no
fueron atendidas por la prensa. Diez años después,cuando la discusión sobre una reforma
comienza a aparecer como un tema recurrente en el acontecer nacional El Mercurio publicó dos
editoriales que explicaban a los lectores lo que significaban estas reformas.El periódico
aprovechó la oportunidad, pero no informó cuando recién comenzaron a tratarse los cambios
que influirían en el rol femenino en la sociedad.
Las reformas que se aplicaron en 1934 estaban lejos de ser la puerta a la emancipación
femenina. Si bien es cierto, le daban libertades para estudiar, debían estar casadas y si el
marido lo prohibía quedaban automáticamente inhabilitadas. Por lo tanto, continuaban
dependiendo de un hombre para conducir su destino.
En la actualidad, la mujer es mayoritariamente la que distribuye el dinero al interior de una
familia. Sin embargo, aún se conserva la idea machista que posiciona al hombre como principal
proveedor económico.
Existía un grupo de asociaciones que apoyaron la moción del voto femenino en las elecciones
femeninas como Bando Femenino, Partido Femenino Nacional. Una revista llamada “Voz
femenina” hacía un llamado a unirse a defender sus derechos El 1933 el concepto tomaba
fuerza avasalladora, a pesar de la oposición de las Fuerzas Conservadoras.
Se formó un comité proderechos de la mujer que presionara a los parlamentarios para aprobar
la ley de sufragio. Finalmente, el 9 de marzo de 1934 se aprobó pero sólo para mujeres
mayores de 21 años y que supieran escribir. Nuevamente El Mercurio se manifiesta a favor de
la reforma catalogándola como “La gran misión social encomendada a la mujer en el seno del
hogar y la familia” (El Mercurio, 1934). Además considera que la medida les entrega una
importancia dentro de la sociedad, pero enfatizaba en la frase “siempre al lado del hombre”.
Esta reforma fue el impulso para la aparición de nuevas organizaciones que buscaban seguir
avanzando en materia de igualdad. En el gobierno de Ibañez se disipó el escepticismo hacia
este movimiento debido al rechazo de la población a su autoritarismo. En general, las mujeres
le entregan el apoyo a Montero y al ser electo exigen que su derecho se amplíe a elecciones
presidenciales, lamentablemente, el proyecto de ley no fue considerado en el parlamento.
Más de 70 mil se inscribieron para las elecciones de 1938, aumentando en 8 mil desde las
pasadas en 1935. Incluso, dos mujeres resultaron electas en Santiago; Elena Doll de Díaz y
Amelia Díaz. Según las estadísticas dos tercios de las mujeres inscritas eran conservadoras.
Tras la muerte de Pedro Aguirre Cerda y la disolución del Frente Popular en 1941 marcan el fin
de una era. El ex presidente aunque había sido tildado de paternalista, al menos había trazado
algunas directrices para continuar avanzando hacia la igualdad. Finalmente, en 1949 Gabriel
González Videla promulgó la ley que otorga el sufragio universal que les facultó para participar
en elecciones presidenciales.
Después de este hito los partidos políticos reconocen a la nueva conciencia femenina y las
suman a sus filas ahora en calidad de ciudadanas. Se supone que este paso será el que
finalmente consolide la igualdad. Si bien es cierto, ofrecían inclusión, también provocaron que
las diversas asociaciones se disuelvan y las mujeres tomen lugar en los diversos espacios que
se les ofrecían según su inclinación ideológica.
En el caso de la Democracia Cristiana, aparentemente habilita espacios de inclusión, pero es
sólo conservadurismo disfrazado de progresismo. Esto provoca que la pasividad se vea
interrumpida a causa de las ideologías que imponían.
Ante esta baja guardia la ideología conservadora recobra una fuerza que le permitió volver a
posicionarse en la sociedad, de manera que su alcance llegó incluso a las organizaciones
comunitarias. Claramente, la influencia femenina de ésta época aún sigue vinculada
mayoritariamente a una ideología de derecha, incluso las cifras indican que sólo un 30% tiene
una ideología izquierdista.
Entrevista Paula Quintana, concejala por Valparaíso. Ex ministra de Planificación 2008 2010
(INSERTE AQUI BIOGRAFÍA DEL PERSONAJE)
¿Qué la impulsó a involucrarse en política en el periodo de dictadura?
Participo en política desde los 15 años. Lo que me motivó fue la defensa a los derechos
humanos, además, por la gran distancia entre la gente con muchos recursos y la gente pobre.
Mi familia desde varias generaciones siempre ha tenido participación política, mis abuelos y
padres eran radicales, pero no políticos de profesión, sólo profesionales con una inclinación
política. Mi papá estuvo por los derechos humanos también, ambos somos socialistas y él era
presidente de la comisión de DD.HH de Viña del Mar, lo que por supuesto me influenció.
A los 15 años entré a participar a la FEDEM (Federación de Estudiantes de Enseñanza Media) y
todo era muy clandestino, hacíamos propaganda en mimeógrafos, a pequeña escala. Sacamos
una revista, hacíamos reflexión.
A los pocos meses entré en el partido socialista que había sido muy golpeado en ese tiempo.
Todo se estaba rearmando clandestinamente porque habían tomado preso a la dirección de PS
y también asesinaron a uno de los miembros. Me vinculé rápidamente al partido, porque las
personas con las que trabajaba militaban.
Usted ingresa a los 15 años al partido siendo mujer, ¿sufrió algún trato diferente en comparación a los hombres que militaban ahí?
Sí, yo militaba para el Partido Socialista Almeyda que no había tenido mucha influencia del exilio
con las miradas liberales traídas del extranjero, entonces tenía un Frente de Mujeres, que
trabajaban en lo femenino. Las mujeres eran las “compañeras de”, el hombre era el militante.
Las jóvenes éramos más rebeldes y no aguantábamos eso, igual si había una reunión nos
mandaban a servir el café, pero nosotras nos rebelabamos ante eso.
¿Existía alguna figura femenina que se alejara del patrón de “compañera de”?
Las figuras eran principalmente masculinas, pero una referencia era Carmen Lazo y en el exilio
Isabel Allende. De otros partidos, la visión de Gladys Marín (PC) o Laura Rodríguez de los
Humanistas.
¿Cree que los ideales feministas influenciaron a la mujer a entrar en la política?
Yo tenía mucho contacto con mujeres que abogaban por el feminismo y eran de izquierda
también, comencé a establecer una relación muy natural entre ambos. Estaba planteada la
reivindicación de la participación política igualitaria, el derecho a complacer, a controlar la
natalidad. Esos ideales de todos modos incentivan a la mujer a entrar a la política; como todas
las cosas no es unicausal, pero sí muchas mujeres se ven motivadas a participar por las
mismas causas de discriminación.
Considerando su militancia y también desde el punto de vista sociológico, ¿usted ve una evolución en la participación política desde la dictadura hasta la actualidad?
Julieta Kirkwood tiene un libro que se llama “Ser política en Chile”, ella dejó una gran herencia
desde el punto de vista del Socialismo y el cuestionamiento del sistema patriarcal.
Además, el primer hito es el derecho al voto en el año 1949, pero para que eso ocurra hubo
muchos años de movimiento sufragista. Luego, la elección de la primera mujer parlamentaria
que fue María de la Cruz, más adelante fue muy decisivo para la participación en la vida pública
el control de la natalidad en la década de los sesenta con la introducción de los métodos
anticonceptivos. El que la mujer pudiera trabajar, estudiar y dedicarse a la vida pública y política
también pasaba por tener menos hijos y controlar los tiempo.
Después, en dictadura hay una alta participación en derechos humanos, las mujeres que salen
a la defensa de estos por sus hijos o esposos desaparecidos. Otro ámbito son las mujeres
pobladoras, actualmente el rol femenino en las agrupaciones vecinales, por ejemplo, es muy
importante.
Finalmente, la evolución de ser la militante, ya no “la compañera del militante”, y por supuesto
que hay que luchar para abrirse esos espacios. En especial en la década de los ochenta
cuando surge el movimiento mujeres por la vida, que tiene un planteamiento de los DD.HH.,
pero también de las mujeres como Derechos Humanos, en fin, surgen muchos movimientos de
las mujeres.
En el 87 formé parte de Movimiento de Mujeres en defensa de la universidad. Nos tomamos la
torre de servicio central de la Universidad de Chile, cosa que nadie había hecho antes.
Estuvimos tres días y en un momento sacamos los sostenes a la ventana, fue como una
combinación de la lucha contra la dictadura y en defensa de la democracia, la condición de
unidad, que se da favorablemente en las mujeres y plantear las reivindicaciones de las posturas
feministas.
Con respecto a la figura de Michelle Bachelet, ¿usted cree que hay algo entorno a su imagen que potencia su popularidad como política?
Yo creo que hay una imagen en la política muy masculinizada que está representada en
Margaret Thatcher. Michelle Bachelet no tiene nada de eso, entonces fue romper los esquemas.
Todavía tiene mucho impacto esa imagen de la mujer de hierro, es decir, para entrar en la
política y tener ese don de mando era necesario masculinizarse. Ese es uno de los atractivos
de Bachelet, ella es una mujer que no pretende ser hombre y se comporta de una manera muy
cariñosa y cercana con la gente, sin temer que por tener esa actitud va a perder el don de
mando.
¿Cree que al contrario otras mujeres, en el caso de Michelle Bachelet su condición femenina le ha beneficiado?
Pienso que sí, pero hubo que hacer camino para eso. Cuando Michelle Bachelet era ministra
de Salud y se empezó a escuchar su nombre como presidenciable muchos hombres decían
que Chile no estaba preparado para tener una mujer Presidente. Finalmente se demostró que
Chile está preparado y que, además lo valoró mucho, en especial por su carácter.
Afortunadamente no se valora la figura de mujer masculinizada en el poder.
En relación a Roxana Miranda y Evelyn Matthei ¿Qué opinión tiene sobre estas figuras en relación a cómo plantean el hecho de ser mujeres en política?
Yo valoro a toda mujer que participe en política. En su espacio siempre van a tener que luchar
más para estar presentes y es lo que han tenido que hacer ambas. Ahora, una cosa es
reconocer las barreras que tienen que romper para lograrlo y otra es la forma en la que ve el rol
de la mujer en la sociedad y en ese aspecto yo discrepo con Evelyn Matthei, ella se acerca más
a la figura de mujer dura, se asemeja más al tipo de mujer de hierro y lo ha tenido que romper
en campaña; diferente a cuando era parlamentaria, en esa labor fue muy rigurosa y se imponía
la frialdad, entonces comparada con Bachelet es muy diferente. En el caso de Roxana, ella
proyecta esa imagen de mujer dura, pero sus planteamientos coinciden mucho más con
Michelle y parte de un análisis de discriminación de la mujer en la sociedad.
Considerando que el padrón electoral está conformado por un 53% de mujeres, ¿ cuál cree que es la razón de que la representatividad a nivel parlamentario aún sea baja? (solo un 14,2% de los diputados y un 13,2% de los senadores son mujeres)
Es lo mismo que pasa en centros de estudiantes o juntas de vecinos. Por ejemplo, a nivel
poblacional en las comunidades la mayoría de las representantes son mujeres, pero cuando
hay elecciones comunales de Juntas de Vecinos, las mujeres se repliegan y los pocos hombres
que hay se plantean como alternativas de conducción. Entonces, a medida que vamos
subiendo en la pirámide, en los escalafones de poder hay más presencia de hombres en los
roles de conducción. Ahora, en el ámbito estudiantil existe una visión más rupturista, pero en
general no es así. Lo mismo sucede en las empresas y los partidos.
Para que una mujer sea parlamentaria debe romper muchas barreras, comenzando por su
propio partido, en los que las decisiones son tomadas por hombres principalmente. Ahora, la
medida de las cuotas ha influido positivamente, deberíamos estar representados en un 50/50 tal
como estamos en la sociedad.
Muchas veces influye dónde se toman las decisiones en política; la mayoría de las ocasiones no
es en la instancia formal, sino que en un bar o en pequeñas reuniones informales. Por razones
de responsabilidad del hogar las mujeres participan menos de estos encuentros, entonces no
están presentes en los espacios de decisión.
Además de la democratización y la cuota, ¿cree que hay otra medida que se pueda tomar para avanzar en la igualdad de género dentro de la política?
Hay cosas básicas, por ejemplo, cuando mi hija era pequeña y estaba aprendiendo a leer, en
los textos decía “papá lee, mamá cose” y mostraba la ilustración, entonces la discriminación
viene desde la base. Es sólo un ejemplo que demuestra que hay muchas cosas que mejorar
desde la educación formal.
Tantos los profesores como los medios de comunicación deberían presentar una imagen de
igualdad. En los medios existe un doble estándar. Por una parte, se valora a la buena periodista
que hace preguntas inteligentes, pero de igual forma debe tener una imagen impecable y es una
barrera que hay que romper.
Falta mucho que legislar y en especial en los derechos sexuales, no puede ser que aún seamos
parte de los 5 países que no tienen una ley sobre aborto, igual hay avances, por ejemplo, la
tipificación del femicidio. Antes era un homicidio común, ahora se reconoce que es un crimen
cuyo motor es la discriminación y eso es un avance. De igual forma ha habido un cambio
cultural, pero en los espacios de poder no se ha reflejado equitativamente.
¿Cómo ve usted la imagen de dirigentes estudiantiles como Camila Vallejo y Karol Cariola ahora que son electas parlamentarias?
Grandes representantes del movimiento en política. Que Camila Vallejos haya hecho campaña
embarazada demuestra que se puede seguir en espacio público, que la decisión de formar una
familia no significa replegarse al espacio privado. En el caso de Karol Cariola, por su carácter
sencillo, cercano, sin tratar de ejercer ese rol masculino de estar en el poder. Son muy buenas
referencias y, por supuesto, que tener una mujer presidenta lo fue aún más.
Cuando Michelle Bachelet fue electa, con un grupo de amigas políticas fuimos a una paquetería
y compramos bandas presidenciales. El día que ella asumió las repartimos a las mujeres y fue
muy bonito, incluso su elección les da más poder a las mujeres en su propia casa. Ella rompió
el esquema de que sólo los hombres son capaces de participar en la toma de decisiones a nivel
país y a partir de eso yo creo que hemos seguido avanzando.
¿Se proyecta en un espacio mayor, por ejemplo participar en las próximas parlamentarias?
Por el momento sí, me proyecto en lo local. Aunque no pasa sólo por mi, es una decisión
colectiva, pero mi mirada está puesta en la alcaldía de Valparaíso.
Mujeres durante el régimen militar
Una etapa que marca la historia de Chile es el Golpe militar y posterior gobierno de Augusto
Pinochet, donde existen miradas contrapuestas respecto de lo sucedido.
Durante este período existen mujeres parlamentarias que ven interrumpidas sus labores al igual
que el resto de los diputados y senadores. Entre ellas están Carmen Lazo, María Isabell Allende
y Gladys Marín, entre otras.
Carmen Lazo: Inicia su carrera política a los 13 años cuando se integra a Serranías del mineral
de hierro El Tofo, donde se agrupa al Partido Socialista.
En 1961 rechaza la opción de postularse al Parlamento por apoyar la candidatura de Salvador
Allende al Senado. Antes había mostrado sus dotes de oradora al proclamar a Pedro Aguirre
Cerda como presidenciable.
Carmen Lazo fue electa diputada durante tres períodos consecutivos, entre 1965 y 1973, donde
ve frenada su labor por el ataque a La Moneda y el nuevo gobierno que asume todos los cargos
públicos. En estos años pasa a la clandestinidad, para en 1974 exiliarse en Colombia y luego
pasar a Venezuela.
Tras 14 años alejada del país, en 1987 se le permite reingresar a Chile. Ahí participa
activamente por la recuperación de la democracia.
Con su regreso tiene la posibilidad de acceder nuevamente a cargos públicos, pero no consigue
el apoyo suficiente por parte de la ciudadanía.
Finalmente, muere en agosto de 2008 producto de un paro cardiorespiratorio.
Gladys Marín: Es otra de las mujeres que destaca dentro del movimiento político por la
recuperación de la democracia.
Comienza su carrera política en las Juventudes Comunistas en 1957, para en 1960 formar parte
del comité cental del mismo partido, donde en 1994 ejerce el rol de Secretaria General,
convirtiéndose en la primera mujer en tal cargo.
Al igual que Lazo, su período parlamentario empieza en 1965 y se mantiene ahí por tres
elecciones consecutivas, sin embargo, el Golpe militar impide que termine su labor.
Con el gobierno militar se convierte en una de las personas más buscadas, por lo que debe
pedir asilo en la Embajada de Holanda, para en 1974 viajar a ese país.
Luego de pasar por Moscú llega a Costa Rica donde se entera de la detención de su marido por
miembros de la DINA.
En 1978 ingresa al país de manera clandestina y organiza la “Rebelión Popular”, pero tiene
discrepancias con miembros de su conglomerado por lo que debe salir del país en dos
ocasiones.
En 2002 asume la presidencia del Partido Comunista y en 2005 muere, por lo que el gobierno
de Ricardo Lagos Escobar declara duelo oficial.
Adriana Muñoz: Se inicia políticamente en 1967 en el Partido Socialista.
Con el régimen militar se exilia en Austria hasta 1982, donde participó en el proyecto “Austria en
el sistema económico internacional”
Cuando regresa a Chile vuelve a tomar el mando de las actividades que había dejado pendiente.
Donde en 1987 participa en la fundación del Partido por la Democracia y asume la
vicepresidencia.
Dos años más tarde, se transforma en presidenta de la Federación de Mujeres socialistas.
Por estos días fue electa senadora por la Circunscripción de Coquimbo.
María Isabel Allende: Pertenece al Partido Socialista y es hija de Salvador Allende, fue la última
en ingresar a La Moneda antes del atentado.
Tras esto debe asilarse en México junto a su familia y regresa a suelo chileno cuando esta
acabando el gobierno militar, en 1989.
Posterior a su regreso y con el retorno de la democracia es electa diputada por el lazo con
Salvador Allende.
Durante 2003 y 2004 logra convertirse en la segunda mujer en tener el máximo poder de la
Cámara de Diputados. Tras Adriana Muñoz.
Actualmente es senadora por la Región de Atacama.
Participación de mujeres en el Parlamento
Son más del 50% de la población, pero su representación en el Poder Legislativo no sobrepasa
el 16% de los cargos totales. Las mujeres que han logrado alcanzar un cargo en el Senado
saben lo difícil que se torna el proceso, partiendo en el interior del partido, para llegar a ser
elegida.
Somos el país 88 en el ranking mundial establecido por la ONU mujeres, siendo incluso
sobrepasados por países árabes, donde la inclusión de la mujer en la sociedad es casi
imposible, albergada bajo la imagen de un marido. ¿Cuál es la barrera que existe entonces en
Chile respecto a que se postule una mujer a cargos parlamentarios?
Pasa por una decisión de partidos, al interior de ellos, en el momento de llevar en sus
campañas a mujeres y potenciarlas. Hay una parlamentaria por cada 7 hombres
aproximadamente.
Se ha generado una necesidad de acabar con esta situación por parte de las mismas
parlamentarias, quienes han protestado para que exista el sistema de cuotas, el cual daría una
mayor plaza para que se traten temas como violencia intrafamiliar, igualdad de género, entre
otros que afecten directamente al sexo femenino.
La imagen de Michelle Bachelet en política
El pasado 17 de noviembre un 46,67% de los electores decidieron acudir a las urnas y
entregarle su incondicional apoyo a Michelle Bachelet. Olvidando el tsunami, la aprobación de
termoeléctricas y la ausencia de propuestas concretas que justifiquen su regreso a la moneda.
Las redes sociales se colapsan de pseudo cientistas políticos que analizan , en 140 caracteres
en el caso de Twitter, las razones de esta devoción que profesan los chilenos por Bachelet. Una
admiración ciega que no sabe de razones y que causó que esté comodamente instalada en la
segunda vuelta.
Según un estudio de Paul Lazarsfeld titulado “People’s Choice”, las campañas sólo logran
cristalizar el voto de la gente, es decir, las personas no suele modificar su postura tan
fácilmente. Esto podría explicar porque a pesar de los conflictos su imagen continúa intacta
para sus votantes.
En un sondeo de la Universidad de Santiago de Chile en conjunto con Ipsos Public Affairs, se
revela el perfil de los votantes de la ex presidenta. Según este, un 77% se auto percibe como
pertenecientes a una clase mediabaja; mientras que un 55% se autodefine como de izquierda y
un 23% son dueñas de casa.
Si consideramos entonces quienes conforman su electorado podemos percibir varias
potenciales razones para justificar su incuestionable popularidad.
Michele Bachelet está completamente consciente de que su principal punto a favor es el
carisma. Ella proyecta una imagen de madre protectora, mujer comprensiva y cercana, es por
esto que se preocupa de cuidar cada detalle en su apariencia.
Como indicaba Paula Quintana en su entrevista, gran parte del éxito de la ex Presidenta radica
en que se diferencia de la imagen tipo de mujer en la política. La ex presidente no se muestra
dura e implacable, no lo necesita para ser aprobada por los chilenos.
Además, sus medidas populistas conquistan a los sectores más pobres y en especial a los
adultos mayores. Quizás un bono de $40.000 no cambia la vida de una familia, pero recibirlo en
marzo cuando los gastos superan con creces los ingresos si hace una diferencia que sólo
quienes lo han vivido pueden entender.
A los que viven con los $210.000 del sueldo mínimo no les interesa la Asamblea Constituyente o
la Ley Antiterrorista. En este segmento está su electorado, ellos requieren soluciones
inmediatas. Sus hijos necesitan un uniforme nuevo en marzo y no tienen tiempo para soñar con
los cambios a largo plazo.
Aquí mismo está el otro 50% que decidió no votar, los desencantados de la política. Esos que
cuando los increpan por su desinterés responden “No importa quién salga, total hay que trabajar
igual”.
Conclusión
A través de la historia nacional han existido personajes femeninos que han marcado pauta para
aquellas mujeres que decidan participar en política. Aún así, el avance que se ha logrado no
supera el 8,9 % de mujeres en lugares como el Senado y sólo una mujer ha alcanzado el
puesto de Mandataria.
La influencia de los Derechos Humanos ha sido clave en la participación femenina en política,
ya que gracias a ellos muchas mujeres sintieron que debían ser parte de los movimientos y
partidos para que se respetaran los DDHH tanto de sus familias como los de ellas.
Las ideologías feministas son la bandera de lucha para las candidatas, independiente de su
forma de ver a la sociedad. Los movimientos de esta categoría han sido muy críticos en cuanto
a política, en especial con la igualdad de género, la que claramente no se ha alcanzado y que se
debería tomar en consideración en el futuro gobierno de una Presidenta.
La figura más destacada actualmente es la de Michelle Bachelet, porque marcó un antes y un
después en la forma de ver el rol de la mujer en política y logró forjar camino nacional e
internacionalmente. A ella se unen las figuras de Camila Vallejos y Karol Cariola que han
demostrado ser la futura imagen de las mujeres que ingresen en política.
Si bien se puede considerar el factor de Bachelet como un gran avance en igualdad de género,
detrás de su figura las mujeres aún quedan excluidas en partidos y campañas electorales. No
se asegura que luego de que nuevamente exista un gobierno liderado por una mujer la política
cambie y sea igualitaria.
Para que exista un cambio real se deben implementar medidas como las cuotas en los cargos
políticos, para que exista un espacio indiscutible para el sexo femenino, lo que ayudaría a tratar
temas de ámbito de género que muchas veces son dejados en segundo lugar por algo de
contingencia nacional. Para que esto suceda pasarán años.