Arturo Escobar - El postdesarrollo como concepto y práctica social

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  • El postdesarrollo como concepto y prctica social

    Arturo Escobar*Traducido por Emeshe Juhsz-Mininberg

    * Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EE UU, e Instituto Colombiano de Antropologae Historia, Colombia. Investigador invitado del Programa Cultura, Comunicacin y TransformacionesSociales, Convenio UCV Fundacin Rockefeller.Correo electrnico: [email protected]

    Escobar, Arturo (2005) El postdesarrollo como concepto y prctica social. En Daniel Mato(coord.), Polticas de economa, ambiente y sociedad en tiempos de globalizacin. Caracas:Facultad de Ciencias Econmicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, pp. 17-31.

    En 1992, un volumen colectivo editado por Wolfgang Sachs, The DevelopmentDictionary (Diccionario del desarrollo), abra con la siguiente declaracin radical ycontroversial: Los ltimos cuarenta aos pueden denominarse la era del desarrollo.Esta poca se acerca a su fin. Es el momento indicado de redactar su esquela dedefuncin (Sachs, 1992: 1). Si el desarrollo haba muerto, qu vendra despus? Enel intento de responder a esta pregunta, algunos empezaron a hablar de una era depostdesarrollo (Escobar, 1991). Un segundo trabajo colectivo, The PostdevelopmentReader (Rahnema y Bawtree, 1997), lanz el proyecto de dar contenido a la nocinde postdesarrollo. Segn los editores de este trabajo, la palabra postdesarrollo seutiliz por primera vez en 1991 en un coloquio internacional celebrado en Ginebra.Seis aos despus ya haba cautivado la imaginacin de acadmicos crticos y practi-cantes en el campo del desarrollo. Desde entonces, ha habido reacciones diversasprovenientes de toda la gama del espectro poltico-acadmico, lo cual ha producidoun debate de gran dinamismo si bien en ocasiones un tanto fragmentado. Dicho deba-te ha reunido a practicantes y a acadmicos de muchas disciplinas y campos de lasciencias sociales.

    Para poder comprender plenamente el surgimiento de la nocin depostdesarrollo y cmo ha funcionado en el debate sobre desarrollo internacional, esimportante ubicarlo de forma breve dentro del campo de estudios sobre el desarrollo.

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    A lo largo de los ltimos cincuenta aos, la conceptualizacin sobre el desarrollo enlas ciencias sociales ha visto tres momentos principales correspondientes a tres orien-taciones tericas contrastantes: la teora de la modernizacin en las dcadas de loscincuenta y sesenta, con sus teoras aliadas de crecimiento y desarrollo; la teora de ladependencia y perspectivas relacionadas en los aos sesenta y setenta; y aproxima-ciones crticas al desarrollo como discurso cultural en la segunda mitad de la dcadade los ochenta y los aos noventa.

    La teora de la modernizacin inaugur, para muchos tericos y elites mundia-les, un perodo de certeza bajo la premisa de los efectos benficos del capital, laciencia y la tecnologa. Esta certeza sufri su primer golpe con la teora de la depen-dencia, la cual planteaba que las races del subdesarrollo se encontraban en la co-nexin entre dependencia externa y explotacin interna, no en una supuesta carenciade capital, tecnologa o valores modernos. Para los tericos de la dependencia el pro-blema no resida tanto en el desarrollo sino en el capitalismo. En los aos ochenta, uncreciente nmero de crticos culturales en muchas partes del mundo cuestionaba elconcepto mismo del desarrollo. Dichos crticos analizaban el desarrollo como un dis-curso de origen occidental que operaba como un poderoso mecanismo para la pro-duccin cultural, social y econmica del Tercer Mundo (p. ej. Ferguson, 1990; Apffel-Marglin y Marglin, 1990; Escobar, 1996; Rist, 1997). Los tres momentos menciona-dos pueden ser clasificados de acuerdo con los paradigmas originarios de los cualesemergieron: teoras liberales, marxistas y postestructuralistas, respectivamente. Pesea convergencias y a combinaciones ms eclcticas que en el pasado reciente, hay unparadigma central que contina informando actualmente la mayora de las posicio-nes, lo cual en ocasiones dificulta el dilogo.

    Elementos principales de la crtica postestructuralistaDado que la nocin del postdesarrollo proviene directamente de la crtica

    postestructuralista, conviene repasar brevemente los elementos principales de estaaproximacin analtica. Siguiendo la vena postestructuralista de cuestionamiento delas epistemologas realistas (ver el trabajo de Michel Foucault para la mejor explica-cin de esta tendencia terica), el motivador principal de la crtica postestructuralistano fue tanto el proponer otra versin del desarrollo como si a travs del refinamientoprogresivo del concepto los tericos pudieran llegar finalmente a una conceptualizacinverdadera y efectiva- sino el cuestionar precisamente los modos en que Asia, frica yLatinoamrica llegaron a ser definidas como subdesarrolladas y, por consiguiente,necesitadas de desarrollo.

    La pregunta que se hicieron los postestructuralistas no fue cmo podemosmejorar el proceso de desarrollo?, sino por qu, por medio de qu procesos hist-ricos y con qu consecuencias Asia, frica y Latinoamrica fueron ideadas como elTercer Mundo a travs de los discursos y las prcticas del desarrollo? La respuestaa esta pregunta comprende muchos elementos, entre los cuales se encuentran los si-guientes:

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    a) Como discurso histrico, el desarrollo surgi a principios del perodo poste-rior a la Segunda Guerra Mundial, si bien sus races yacen en procesos histri-cos ms profundos de la modernidad y el capitalismo. Una lectura de los tex-tos y los eventos histricos del perodo 1945-1960 en particular, valida estaobservacin. Fue durante ese perodo que todo tipo de expertos del desarro-llo empez a aterrizar masivamente en Asia, frica y Latinoamrica, dandorealidad a la construccin del Tercer Mundo.

    b) El discurso del desarrollo hizo posible la creacin de un vasto aparato institu-cional a travs del cual se despleg el discurso; es decir, por medio del cual seconvirti en una fuerza social real y efectiva transformando la realidad econ-mica, social, cultural y poltica de las sociedades en cuestin. Este aparatocomprende una variada gama de organizaciones, desde las instituciones deBretton Woods (p. ej. el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) yotras organizaciones internacionales (p. ej. el sistema de la Organizacin deNaciones Unidas) hasta las agencias nacionales de planificacin y desarrollo,as como proyectos de desarrollo a escala local.

    c) Puede decirse que el discurso del desarrollo ha operado a travs de dos meca-nismos principales: i) la profesionalizacin de problemas de desarrollo, lo cualha incluido el surgimiento de conocimientos especializados as como campospara lidiar con todos los aspectos del subdesarrollo (incluyendo el campo ens de estudios del desarrollo); ii) la institucionalizacin del desarrollo, la vastared de organizaciones arriba mencionadas. Estos procesos facilitaron la vincu-lacin sistemtica de conocimiento y prctica por medio de proyectos e inter-venciones particulares. Desde esta perspectiva, las estrategias como el desa-rrollo rural, por ejemplo, podran verse como un mecanismo sistemtico paravincular conocimientos expertos sobre agricultura, alimentos, etc. con inter-venciones particulares (extensin agrcola, crdito, infraestructura, etc.) deformas que aun cuando aparentan ser la forma natural de hacer las cosas-resultaron en una transformacin profunda del campo y de las sociedades cam-pesinas de muchas partes del Tercer Mundo, de acuerdo a los lineamientos delos conceptos capitalistas sobre la tierra, la agricultura, la crianza de animales,etc..

    d) Para terminar, el anlisis postestructuralista destac las formas de exclusinque conllevaba el proyecto de desarrollo, en particular la exclusin de los co-nocimientos, las voces y preocupaciones de aqullos quienes, paradjicamen-te, deberan beneficiarse del desarrollo: los pobres de Asia, frica yLatinoamrica.

    La idea del postdesarrolloEsta serie de anlisis, ms la evidencia del creciente descontento con el desa-

    rrollo en muchas partes del llamado Tercer Mundo, fue lo que dio lugar a que algunostericos sugirieran la idea del postdesarrollo. La desconstruccin del desarrollo, en

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    otras palabras, llev a los postestructuralistas a plantear la posibilidad de una era delpostdesarrollo. Para algunos esto significaba generalmente una era en la que el desa-rrollo ya no sera el principio organizador central de la vida social (Escobar, 1991,1996); una era en la que, parafraseando un trabajo bien conocido de esa poca enfoca-do en el campo de la mujer en el desarrollo, el desarrollo no tomara lugar nicamen-te bajo la mirada de Occidente (Mohanty, 1991). Otros aadieron a esta caracteriza-cin una re-valoracin de las culturas vernculas, la necesidad de depender menos delos conocimientos de expertos y ms de los intentos de la gente comn de construirmundos ms humanos, as como cultural y ecolgicamente sostenibles. Se destac,adems, la importancia de tomar en serio los movimientos sociales y movilizacionesde base como el fundamento para acercarse a la nueva era (Shiva, 1993; Rahnema yBawtree, 1997; Rist, 1997; Esteva y Prakash, 1999).

    De modo general, se puede decir que el postdesarrollo no es un perodo hist-rico al cual sus proponentes piensan que hemos llegado o que est a nuestro alcance.Como se ver en breve, esto sera caer en la trampa de regresar a una posicin realista(sabemos que de verdad estamos en una era de postdesarrollo), lo cual ira en con-tra del espritu del postestructuralismo. Para detallar con mayor precisin las diferen-cias entre el postestructuralismo y otros mtodos de anlisis ms conocidos (el liberaly el marxista), resulta til repasar cmo responden de forma diferente a una serie depreguntas, segn se indica en la tabla n 1.

    Como se puede apreciar en la tabla n 1, la idea del postdesarrollo se refiere a:

    a) la posibilidad de crear diferentes discursos y representaciones que no se en-cuentren tan mediados por la construccin del desarrollo (ideologas, metfo-ras, lenguaje, premisas, etc.);

    b) por lo tanto, la necesidad de cambiar las prcticas de saber y hacer y la econo-ma poltica de la verdad que define al rgimen del desarrollo;

    c) por consiguiente, la necesidad de multiplicar centros y agentes de produccinde conocimientos particularmente, hacer visibles las formas de conocimientoproducidas por aqullos quienes supuestamente son los objetos del desarro-llo para que puedan transformarse en sujetos y agentes;

    d) dos maneras especialmente tiles de lograrlo son: primero, enfocarse en las adap-taciones, subversiones y resistencias que localmente la gente efecta en relacincon las intervenciones del desarrollo (como con la nocin de contra-labor quese explica ms abajo); y, segundo, destacar las estrategias alternas producidaspor movimientos sociales al encontrarse con proyectos de desarrollo.

    De este modo, podra decirse que la conceptualizacin de desarrollo alternati-vo elaborada por el Proceso de Comunidades Negras (PCN), del Pacfico Sur colom-biano, es un ejemplo de postdesarrollo. Los activistas y las comunidades mismas noslo han reclamado su derecho como productores de conocimientos (junto con losexpertos convencionales, ya sea en oposicin a stos o bien hibridizando los conoci-mientos expertos y los locales), sino que al hacerlo han desarrollado una

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    Tabla n 1Teoras de desarrollo segn sus paradigmas de origen

    Paradigma Teora liberal Teora marxista Teora postestructuralista

    Variables

    Epistemologa Positivista Realista/dialctica Interpretativa/constructivista

    ConceptosClaves

    Objetode estudio

    Actores relevantes

    Preguntasdel desarrollo

    Criterios para elcambio

    Mecanismospara el cambio

    Etnografa

    Actitud crticarespecto deldesarrolloy la modernidad

    LenguajeSentido (significacin)

    Representacin / discurso

    Conocimiento-poder

    Comunidades locales Nuevos movimientos socialesy ONG

    Todos los productores deconocimientos (incluidosindividuos, Estado,movimientos sociales)

    Cmo Asia, frica yLatinoamrica llegaron a serrepresentados como subdesarro-llados?

    Transformacin de laeconoma poltica de laverdad

    Nuevos discursos yrepresentaciones (pluralidadde discursos)

    Cambiar las prcticas de saber yhacer

    Cmo los productores deconocimiento resisten, adaptan,subvierten el conocimientodominante y crean su propioconocimiento.

    Articular una tica delconocimiento experto comoprctica de la libertad(modernidades alternativas yalternativas a la modernidad)

    IndividuoMercado

    Sociedad Mercado Derechos

    Individuos Instituciones Estado

    Cmo puede una socie-dad desarrollarse o ser de-sarrollada a travs de lacombinacin de capital ytecnologa y acciones es-tatales e individuales?

    Progreso, crecimiento Crecimiento ms distri-bucin (aos setenta)

    Adopcin de mercados

    Mejores teoras y datos Intervenciones ms en-focadas

    Cmo el desarrollo y elcambio son mediados porla cultura Adaptar los proyectos alas culturas locales

    Promover un desarrolloms igualitario (profundi-zar y completar el proyec-to de la modernidad)

    Produccin (p. ej. modosde produccin)Trabajo Estructuras sociales(relaciones sociales)

    Ideologas

    Clases sociales (clasesobreras; campesinos)

    Movimientos sociales(trabajadores,campesinos)

    Estado (democrtico)

    Cmo funciona eldesarrollo en cuantoideologa dominante?

    Cmo puededesvincularse eldesarrollo delcapitalismo?

    Transformacin derelaciones sociales

    Desarrollo de lasfuerzas productivas

    Desarrollo deconciencia de clase

    Lucha social (de clase)

    Cmo los actores localesresisten las intervencio-nes del desarrollo

    Reorientar el desarrollohacia la justicia social yla sostenibilidad(modernismo crtico:desvincular capitalismo ymodernidad)

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    conceptualizacin alterna del Pacfico como un territorio- regin de grupos tnicosque no corresponde a la construccin convencional de un lugar para el desarrolloregional. Adems, han elaborado lo que se podra denominar una ecologa polticaalternativa basada en nociones de sostenibilidad, autonoma, diversidad y economasalternativas que no se conforman al discurso dominante del desarrollo (ver captulode Libia Grueso en este mismo volumen; tambin Escobar, 1999, para un examendetallado de este marco de trabajo). A travs del mundo se observan muchos ejemplosde este tipo que, de manera similar, podra decirse configuran un rgimen depostdesarrollo; es decir, una concientizacin de que la realidad puede definirse entrminos distintos a los del desarrollo y que, por consiguiente, las personas y losgrupos sociales pueden actuar sobre la base de esas diferentes definiciones.

    Respuestas al postdesarrolloEstos anlisis y formas de abogar por concepciones alternativas se convirtie-

    ron en objeto de agudas crticas y refutaciones en la segunda mitad de la dcada delnoventa. ste puede considerarse el cuarto momento en la sociologa histrica delconocimiento del desarrollo. De hecho, un resultado parcial de este debate fue laidentificacin (mayormente por parte de crticos liberales y marxistas) de una escue-la del postdesarrollo de orientacin postestructuralista. Aunque las crticas delpostdesdesarrollo no han constituido un cuerpo de trabajo unificado, es posible iden-tificar tres objeciones principales a la propuesta original del postdesarrollo:a) Dado su enfoque en el discurso, los proponentes del postdesarrollo pasan por

    alto la pobreza y el capitalismo, los verdaderos problemas del desarrollo.

    b) Presentan una visin muy generalizada y esencialista del desarrollo, mientrasque en realidad hay vastas diferencias entre estrategias de desarrollo e institu-ciones. Tampoco se percataron de los cuestionamientos al desarrollo que seestaban dando localmente.

    c) Romantizaron las tradiciones locales y los movimientos sociales obviando elhecho de que lo local tambin se encuentra configurado por relaciones de po-der (entre las ms lcidas y apasionadas crticas al postdesarrollo, ver Berger,1995; Lehmann, 1997; Crew y Harrison, 1998; Kiely, 1999; Pieterse, 1998;Storey, 2000; para una respuesta, ver Escobar, 2000).Aparte de poner en evidencia orientaciones paradigmticas contrastantes (ver

    tabla n 1), el debate en torno al postdesarrollo que estas crticas sucitaron tambin hade entenderse tomando en cuenta el contexto de produccin de conocimientos duran-te la dcada del noventa. Este contexto vio la consolidacin de nuevas tendencias ycampos, en ascendencia desde la dcada del ochenta, tales como el postestructuralismo,los estudios culturales, la teora feminista y los estudios tnicos y del medio ambien-te, los cuales dieron lugar a diferentes formas de entender cmo opera el desarrollo.Adoptando nuevamente una perspectiva de sociologa del conocimiento, podramosdecir que del mismo modo en que las aproximaciones discursivas de los aos ochenta

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    y de principios de los noventa fueron posibles como producto de crticas anteriores(p. ej. la teora de la dependencia y las crticas culturales de pensadores tales comoIllich, Freire, Nyrere, Fals Borda, Goulet y Galtung) y por la importacin de nuevasherramientas de anlisis (el postestructuralismo), es imposible entender las crticasde la escuela del postdesarrollo sin el momento mismo del postdesarrollo. Comoera de esperar, los proponentes del postdesarrollo han respondido a sus crticos sugi-riendo que las crticas en s son problemticas. Han sealado, de este modo, que elargumento del primer conjunto de crticas constituye bsicamente una ingenua defen-sa de lo real. En otras palabras, los crticos del postdesarrollo plantean que debido alenfoque postestructuralista en el discurso y la cultura, se pasa por alto la realidad dela pobreza, el capitalismo y otros. Para los postestructuralistas, no obstante, ello noconstituye un argumento vlido ya que se basa en la suposicin (marxista o liberal)que el discurso no es material; dicha suposicin no alcanza a ver que la modernidad yel capitalismo son simultneamente sistemas de discurso y de prcticas.

    Si la primera crtica del concepto de postdesarrollo puede verse como algo queopera en nombre de lo real, por as decir, la segunda fue recibida como una propuestaen nombre de una (mejor) teora. Desde un punto de vista epistemolgico, los autoresdel postdesarrollo tambin encontraron este punto problemtico. Parafraseando a loscrticos del postdesarrollo, stos sealaron algo as: Ustedes (los proponentes delpostdesarrollo) representaron el desarrollo como algo homogneo cuando en realidades muy diverso. El desarrollo es heterogneo, algo en disputa, impuro, hbrido. Susteoras, por lo tanto, son errneas. Los tericos del postdesarrollo reconocieron laimportancia y validez de esta crtica. Sin embargo, sealaron que el proyectopostestructuralista era algo distinto analizar el hecho discursivo como un todo, nocmo se disputa e hibridiza en localidades especficas. Los postestructuralistas sea-laron, adems, que el asunto no era proveer una representacin ms precisa de loreal; ese era el proyecto de todos los otros tericos y lo que constitua parte delproblema desde esta perspectiva. Al resaltar la naturaleza y los efectos del discursodel desarrollo en general, los analistas postestructuralistas no conceban su labor tan-to como un intento de lograr la verdad, bajo la gida de un realismo epistemolgicoque, en todo caso, es visto como problemtico por el postestructuralismo, sino msbien como la construccin por parte de intelectuales polticos de un objeto de crticapara el debate y la accin tanto acadmica como poltica.

    Es decir, mientras que los enfoques dominantes en gran parte ven el conoci-miento, en mayor o menor medida, como una representacin de lo real, y por lo tantocomo algo que puede evaluarse como prximo o lejano de la verdad, lospostestructuralistas ven esta posicin epistemolgica como parte del problema (partede una creencia eurocntrica en una verdad lgica como el nico rbitro vlido delconocimiento), y plantean que la escogencia de una epistemologa y de un marcoterico siempre es un proceso poltico con consecuencias para el mundo real. Esto noquiere decir que el conocimiento no pueda adquirir un carcter sistemtico, sino quelo hace en relacin con un fundamento que siempre es histrico (algunos filsofos,como Ernesto Laclau, se refieren a esta caracterstica como anti-fundacionalismo,y la agrupan con el anti-esencialismo o constructivismo como las bases de las

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    epistemologas no-realistas). Para dar otro ejemplo, mientras que los liberales presen-tan una definicin de la globalizacin en trminos de procesos presuntamente realesde flujos, migraciones, mercados, etc., los postestructuralistas, por su parte, desarro-llan una nocin de globalizacin que les permite cuestionar las suposiciones muydominantes que la definen en los trminos neo-liberales y, de este modo, crean unmarco de interpretacin en el que la globalizacin aparece como histrica (no el pro-ducto natural del desarrollo del mercado, por ejemplo), como algo en disputa (y,por ende, profundamente negociada), y, por lo tanto, el objeto actual o potencial deoposicin y transformacin. Esta perspectiva no es menos vlida que la de los neo-liberales, aun si la de stos se acepta como la verdad debido al lugar que ocupadentro de la hegemona actual.

    Por ltimo, al cargo de romantizar lo local y los movimientos sociales, losproponentes del postdesarrollo han respondido sealando como insuficiente la estra-tegia (liberal y marxista) de hablar en nombre de la gente desde la distancia de laacademia o las ONG del desarrollo. Dicho ms detalladamente, los crticos del concep-to del postdesarrollo amonestaron a sus proponentes diciendo que stos no entendan elpoder (el poder yace en lo material y la gente, no en el discurso). Las necesidades de lagente estaban en juego, no los anlisis tericos; con su posicin romntica, neo-ludita yrelativista, los proponentes del postdesarrollo estaban siendo condescendientes con lagente y pasaban por alto sus intereses. Para los postestructuralistas y los crticos cultu-rales, este comentario refleja el realismo crnico de muchos acadmicos que invaria-blemente tildan de romntica cualquier crtica radical de Occidente o cualquier defensade lo local. Los autores postestructuralistas apuntaron, adems, que la nocin realistadel cambio social que subyace al comentario no logra desprenderse de su propia visinde lo material, el sustento, necesidades y otros (Escobar, 2000).

    En otras palabras, los economistas polticos, por ejemplo, hablan de las nece-sidades reales de la gente como si esos trminos no fueran problemticos, como siel terico supiera a priori lo que la gente necesita y desea. Pero aun las necesidadesmateriales, como lo plantearan los antroplogos, son culturalmente construidas, sonasuntos de sentido. Hay una vasta diferencia entre satisfacer las necesidades materia-les a travs de una economa de mercado capitalista y hacerlo a travs de prcticas einstituciones no-capitalistas (como lo han hecho la mayora de las comunidades hu-manas a travs de la historia). Muchos de los movimientos hoy en da, como el movi-miento de las comunidades negras del Pacfico colombiano, no estn orientados ni-camente a satisfacer necesidades materiales si este fuera el caso, por qu no abogarpor proyectos de desarrollo que daran lugar a la satisfaccin de dichas necesidades?Muchos de estos movimientos se plantean objetivos que desde una perspectiva mate-rialista son ms inasibles, tales como derechos culturales, identidades, economasalternas (no abocadas a la acumulacin), y otros por el estilo. En la insistencia deestos movimientos en cuanto a estos objetivos aparentemente ms intangibles, yaceuna indicacin que la defensa de lo local y lo localizado no es slo una bsquedaingenua y romntica por parte de tericos acadmicos distanciados; tambin puedeverse esta defensa como el objetivo de algunos movimientos sociales.

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    El debate sobre el postdesarrollo ha ayudado a crear un ambiente que ha ani-mado aproximaciones ms eclcticas y pragmticas. Si algo ha resultado claro de losdebates en torno al postdesarrollo en la dcada del noventa, es una mayor disposicinpor parte de muchos autores de adoptar constructivamente elementos de diversas ten-dencias y paradigmas (p. ej. Gardner y Lewis, 1996; Peet y Hartwick, 1999; Arce yLong, 2000; Schech y Haggis, 2000). Este es el caso particularmente en torno a unaserie de cuestionamientos que incluyen los siguientes aspectos: la impugnacin deldesarrollo en espacios locales (nuevamente, como lo ilustra el caso de PCN); lareconceptualizacin de movimientos sociales desde la perspectiva de redes y articu-laciones locales/globales; un nuevo acercamiento entre economa poltica y anlisiscultural en lo que concierne a asuntos de desarrollo (es decir, el hecho que algunoseconomistas polticos de orientacin marxista tambin han comenzado a pensar lacultura como variable importante en sus anlisis); y, el anlisis de la relacin entredesarrollo y modernidad como un modo de profundizar y llevar a cabo en mayordetalle las crticas culturales de los postestructuralistas sin pasar por alto las contribu-ciones de las crticas liberales y marxistas. Estas tendencias estn produciendo unnuevo entendimiento en cuanto a cmo funciona y se transforma el desarrollo.

    Arce y Long (2000), por ejemplo, han perfilado un proyecto de pluralizacinde la modernidad al enfocarse en la contra-labor (counterwork) sobre el desarrolloque han realizado grupos locales. Estos autores se han enfocado en las formas en quelas ideas y las prcticas de la modernidad son apropiadas y re-integradas en los mun-dos de vida local, resultando en modernidades mltiples, locales o mutantes. Con eltrmino contra-labor, Arce y Long se refieren a las transformaciones necesariasque cualquier grupo social lleva a cabo en cualquier intervencin de desarrollo alreposicionar necesariamente dicha intervencin (proyecto, tecnologa, modo de co-nocimiento, u otros) en su universo cultural dndole, de este modo, un sentido propio.Desde su punto de vista, la contra-labor frecuentemente conlleva la recombinacinde elementos de varios contextos y tradiciones sociales y culturales en maneras quetransforman la intervencin de modos significativos. Cabe aadir que el aspecto im-portante de este concepto es identificar y fomentar esas formas de contra-labor queson culturalmente ms significativas y que contribuyen a un mayor empoderamientopoltico. Citando otra vez el esfuerzo del PCN, los activistas realizan contra-laboren conceptualizaciones y estrategias convencionales de conservacin de labiodiversidad, lo cual resulta en una propuesta hbrida que incorpora creativamenteconocimientos modernos y locales, prcticas modernas y locales (ver el artculo deLibia Grueso en este mismo volumen).

    Bebbington (2000) ha hecho un llamado para configurar una nocin del desa-rrollo que sea al mismo tiempo alternativa y desarrollista, crtica y practicable, enfo-cada en el concepto de sustento. Grillo y Stirrat (1997) utilizan su crtica delpostdesarrollo como punto de partida para una redefinicin constructiva de la teora yprctica del desarrollo. Fagan (1999) ha sugerido que la poltica cultural delpostdesarrollo ha de partir de la vida y las luchas cotidianas de grupos concretos depersonas, particularmente las mujeres, entretejiendo de ese modo las propuestas mar-xistas y postestructuralistas. Diawara (2000) plantea implcitamente una idea similar

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    al abogar por una consideracin de las variedades de los conocimientos locales que sehallan presentes en los encuentros del desarrollo. Otro foco productivo de discusinha sido la relacin entre postdesarrollo, feminismo y teora poscolonial. Sylvester(1999) advierte sobre el efecto que tiene en nuestras narrativas del mundo la distanciaque nos separa de aqullos sobre quienes hablamos. Sylvester propone construir co-nexiones entre la teora poscolonial y el postdesarrollo como una medida correctivade este problema y tambin como un beneficio posible para ambos. Otros autoreshallan en el gnero y la pobreza un espacio privilegiado para entretejer elementos delpostdesarrollo, la teora poscolonial, economa poltica y feminismo para lograr un nue-vo entendimiento del desarrollo manteniendo, al mismo tiempo, un ojo crtico respectodel etnocentrismo y las exclusiones que con frecuencia anteriormente caracterizabanlas representaciones desarrollistas de la mujer (p. ej. Marchand y Parpart, 1995; Gardnery Lewis, 1996; Schech y Haggis, 2000). Tambin se han resaltado de manera producti-va algunos asuntos bsicos de diferencias paradigmticas (Pieterse, 1998).

    En el umbral de la presente dcada, el panorama de la teora del desarrollo seencontraba marcado por una amplia gama de posiciones y un creciente dilogo inter-paradigmtico. Esto podra considerarse como un resultado positivo de los ocasional-mente enconados debates sobre el postdesarrollo durante la dcada del noventa. Amedida que nos adentramos en la dcada actual, los problemas del desarrollo siguensiendo tan desafiantes, sino inasibles, como siempre. Por una parte, la globalizacineconmica ha adquirido tal potencia que aparentemente ha relegado los debates sobrela naturaleza del desarrollo a un plano menor. Por otra parte, los movimientos globalesy la profundizacin de la pobreza continan manteniendo en agenda asuntos sobrejusticia y desarrollo. Para la mayora de estos movimientos queda claro que el desa-rrollo convencional, del tipo que ofrece el neo-liberalismo, no constituye una opcin.Sin duda hay muchas alternativas que estn siendo propuestas por activistas de movi-mientos e intelectuales. Como mnimo, se est haciendo patente que si Otro Mundoes Posible para apelar al lema del Foro Social Mundial- entonces, otro desarrollodebera ser posible. Los conocimientos que producen estos movimientos han llegadoa constituir ingredientes fundamentales para repensar la globalizacin y el desarrollo.De este modo, el postdesarrollo tambin ha pasado a ser el fin del dominio del cono-cimiento experto sobre las pautas del debate. A nosotros, los intelectuales acadmicosdel desarrollo, nos toca articularnos dinmicamente con estas tendencias intelectua-les y polticas dentro de los movimientos con el objetivo siempre importante de re-pensar nuestras propias perspectivas.

    Despus del Tercer Mundo? Los fracasos de la modernidad y eladvenimiento de la globalidad imperial

    La capacidad del postdesarrollo de convertirse en un imaginario socialmenteeficaz puede depender precisamente de la manera en que evaluemos el momento ac-tual en la historia de la modernidad y, por supuesto, del curso histrico que tomenestos procesos. Me parece importante hacer referencia a este asunto para concluir. En

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    trminos generales cabe preguntarse: qu le est sucediendo al desarrollo y a lamodernidad en los tiempos de globalizacin?, por fin se est universalizando lamodernidad, o est quedando atrs? Estas preguntas son sumamente apremiantes dadoque se podra decir que el actual momento es uno de transicin: entre un mundodefinido en trminos de la modernidad y sus corolarios, el desarrollo y la moderniza-cin, y la certeza que acarreaban un mundo que ha operado mayormente bajo lahegemona europea durante los ltimos doscientos aos, sino ms; y una nueva reali-dad (global) que an es difcil de discernir, pero la cual podra apreciarse desde dosvertientes opuestas: ya sea como una profundizacin de la modernidad alrededor delmundo, o bien como una realidad profundamente negociada que abarca muchas for-maciones culturales heterogneas incluyendo, por supuesto, toda una gama de suti-lezas entre ellas. Este sentido de transicin se ve captado y condensado en la siguien-te pregunta: constituye la globalizacin la ltima etapa de la modernidad capitalistao es el comienzo de algo nuevo?

    Boaventura de Sousa Santos (2002) ha destacado la incapacidad de pensarms all de dar soluciones modernas a los problemas modernos. Es posible pensarfuera de los paradigmas establecidos? Santos plantea que estamos trascendiendo elparadigma de la modernidad en dos sentidos: epistemolgicamente y socio-poltica-mente. La vertiente epistemolgica implica una disminucin del dominio de la cien-cia moderna y la apertura a una pluralidad de formas de conocimiento. Desde la ver-tiente social, la transicin es entre el capitalismo global y las formas emergentes delas cuales apreciamos algunos hitos en los movimientos sociales actuales y en even-tos tales como el Foro Social Mundial. El punto clave de esta transicin es una ten-sin insostenible entre las funciones de la modernidad de regulacin social y la eman-cipacin social, las cuales estn relacionadas, a su vez, al creciente desequilibrio en-tre expectativas y experiencia. Configurada para garantizar el orden en la sociedad, laregulacin social es el conjunto de normas, instituciones y prcticas por medio de lascuales se estabilizan las expectativas, y la cual se basa en los principios de Estado,mercado y comunidad. La emancipacin social reta el orden creado por la regulacinen pos de un ordenamiento diferente. Estas dos tendencias se han tornadoscrecientemente contradictorias, lo que ha resultado en excesos y carencias ms y msevidentes, particularmente con la globalizacin neo-liberal. El manejo en s de estascontradicciones por la ciencia y el mercado se encuentra en crisis. De ah la necesidadde una transicin paradigmtica que capacite nuevas formas de pensar la problemti-ca de regulacin y emancipacin social. Con este fin, el de una nueva aproximacin ala teora social, se ha hecho un llamado al postmodernismo oposicional (Santos,2002: 13, 14).

    Las condiciones que produjeron la crisis de la modernidad an no se han convertido enlas condiciones para sobreponernos a la crisis ms all de la modernidad. De ah lacomplejidad de nuestro perodo transicional, perfilada por la teora postmodernaoposicional: enfrentamos problemas modernos para los cuales no existen solucionesmodernas. La bsqueda de una solucin posmoderna es lo que denominopostmodernismo oposicional [] Es necesario partir de la disyuntiva entre la moder-nidad de los problemas y la postmodernidad de las posibles soluciones, y convertir la

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    disyuntiva en el impulso de configurar teoras y prcticas capaces de reinventar laemancipacin social a partir de los escombros de las promesas de emancipacin quesupuestamente constituan parte ntegra de la modernidad (Santos, 2002: 13).Es as que para Santos la globalizacin no es la ltima etapa de la modernidad

    capitalista, sino el comienzo de algo nuevo. En este sentido parece coincidir con losproponentes del postdesarrollo. Pero el anlisis no termina aqu: hay que considerarlas condiciones sociales necesarias para que se instaure esta visin; hasta el momen-to, esas condiciones aparentemente no se han dado, especialmente considerando lanueva cara de imperio global y el creciente fascismo social. Una de las consecuenciasprincipales del fracaso de la ciencia y el mercado en ofrecer soluciones a los proble-mas que han creado es, segn Santos, el predominio estructural de la exclusin sobrela inclusin. La problemtica de la exclusin se ha acentuado agudamente, ya sea porla exclusin de muchos que anteriormente se encontraban incluidos o porque los queen el pasado eran candidatos a la inclusin ya hoy en da no se les permite serlo; porconsiguiente, da a da aumenta el nmero de personas que quedan en una verdaderoestado natural. El tamao de la clase excluida vara, por supuesto, con la centralidaddel pas en el sistema mundial, pero es particularmente abrumador en Asia, frica yLatinoamrica.

    El resultado es un nuevo tipo de fascismo social como un rgimen social ycivilizacional (Santos, 2002: 435). Paradjicamente, este rgimen coexiste con so-ciedades democrticas, de ah su novedad. Este fascismo opera de varios modos: entrminos de exclusin espacial; los territorios por los cuales luchan actores armados;el fascismo de la inseguridad; y, por supuesto, el fatal fascismo financiero, el cual enocasiones dicta la marginacin de regiones y pases enteros que no cumplen las con-diciones requeridas para el capital como lo estipulan el FMI y sus fieles asesores engestin (Santos, 2002: 447-458). Los ms altos niveles de fascismo social de estostipos corresponden a lo que se conoca anteriormente como el Tercer Mundo. Este es,en fin, el mundo que est creando la globalizacin desde arriba o la globalizacinhegemnica. Slo hay que pensar en Colombia (y el Pacfico en particular) o en Sudno en Oriente Medio para percatarse de que esto es, de hecho, una imagen plausible delo que est sucediendo en muchas partes del mundo.

    La invasin de Irak en 2003 encabezada por los EE UU ha hecho al respectodos cosas evidentes: primero, la disposicin de utilizar niveles de violencia sin prece-dentes para imponer el dominio a escala global; segundo, la unipolaridad del actualimperio. Esta unipolaridad, la cual ha estado en ascenso desde la era Thatcher-Reagan,ha alcanzado su clmax con el rgimen post-11 de septiembre y est basado en unanueva convergencia de los intereses militares, econmicos, polticos y religiosos delos EE UU. En la persuasiva visin de la globalidad imperial que plantea Alain Joxe(2002), lo que estamos presenciando desde la primera Guerra del Golfo es el ascensode un imperio que opera crecientemente a travs del manejo asimtrico y espacializadode la violencia, el control territorial, masacres sub-contratadas y pequeas guerrascrueles, todo lo cual tiene como objetivo imponer el proyecto capitalista neo-liberal.Lo que est en juego es el tipo de regulacin que opera a travs de la creacin de unnuevo horizonte de violencia global. Este imperio regula el desorden a travs de me-

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    dios financieros y militares, empujando el caos en lo posible a los mrgenes del impe-rio, creando as una paz depredadora para el beneficio de una casta noble global ydejando en su paso pobreza y sufrimiento indescriptibles. Es un imperio que no sehace responsable por el bienestar de aqullos a quienes gobierna. Como plantea Joxe:

    El mundo actual est unido por una nueva forma de caos, un caos imperial, dominadopor el imperium de los Estados Unidos, aunque no controlado por ste. Carecemos delas palabras para describir este nuevo sistema, si bien estamos rodeados por sus imge-nes [] el liderazgo mundial por medio del caos, una doctrina que una escuela racio-nal europea encontrara difcil de imaginar, necesariamente conduce al debilitamientode los Estados aun los Estados Unidos- a travs de la soberana emergente de corpo-raciones y mercados (2002: 78, 213). 1

    El nuevo imperio opera no tanto a travs de la conquista, sino ms bien atravs de la imposicin de normas (libres-mercados, democracia y nociones cultura-les de consumo al estilo estadounidense, y otros). El anteriormente denominado Ter-cer Mundo es, ante todo, el teatro de una multiplicidad de pequeas guerras cruelesque, en lugar de ser un regreso a la barbarie de antao, estn vinculadas a la actuallgica global. Desde Colombia y Centro Amrica a Argelia, frica Subsahariana y elOriente Medio, estas guerras toman lugar en Estados o regiones que no amenazan alimperio pero, en cambio, fomentan condiciones favorables para ste. Para gran partedel anteriormente denominado Tercer Mundo (y por supuesto para el Tercer Mundodentro del ncleo) se ha reservado el Caos-mundial (Joxe, 2002: 107), la esclavitudde libre mercado y genocidio selectivo. En algunos casos esto llega a conformar unasuerte de paleo-micro-colonialismo dentro de las regiones (Joxe, 2002: 157), enotros una balcanizacin, y aun en otros brutales guerras internas y desplazamientosmasivos con el propsito de abrir regiones enteras para el capital transnacional (par-ticularmente en el caso del petrleo, pero tambin en el de los diamantes, la madera,el agua, los recursos genticos y terrenos cultivables). Estas pequeas guerras cruelescon frecuencia son estimuladas por redes mafiosas y tienen como objetivo la globali-zacin macro-econmica. Es evidente que este nuevo Imperio Global el NuevoOrden Mundial de la monarqua imperial estadounidense (Joxe, 2002: 171)- articulala expansin pacfica de la economa de libre mercado con una violenciaomnipresente en un nuevo rgimen de globalidad econmica y militar; en otras pala-bras, la economa global se ve apoyada por una organizacin global de violencia yviceversa (Joxe, 2002: 200). Desde una perspectiva subjetiva, lo que se halla en lasregiones al Sur (incluyendo el Sur dentro del Norte) son identidades fragmentadasy la transformacin de culturas de solidaridad en culturas de destruccin (ver Escobar,2004, para una elaboracin detallada de esta ltima seccin).

    1. Nota de la traductora: cita traducida al espaol del texto original en ingls: The world today isunited by a new form of chaos, an imperial chaos, dominated by the imperium of the United States,though not controlled by it. We lack the words to describe this new system, while being surroundedby its images. [] World leadership through chaos, a doctrine that a rational European schoolwould have difficulty imagining, necessarily leads to weakening states even in the United Statesthrough the emerging sovereignty of corporations and markets.

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    ConclusinLuego de este anlisis, resultara razonable pensar que el postdesarrollo es una

    quimera. Sin embargo, el proceso de repensar radicalmente el desarrollo y la moder-nidad podra abrir las puertas a poderosas posibilidades. Si aceptamos ya sea la nece-sidad de rebasar la modernidad o el planteamiento de que estamos en un perodo detransicin paradigmtica, esto quiere decir que los conceptos de desarrollo y del Ter-cer Mundo ya pertenecen al pasado: que en paz descansen. A este respecto, nos dejaperplejos la aparente incapacidad por parte de desarrollistas y pensadores eurocntricosde imaginar un mundo sin y ms all del desarrollo y la modernidad; este es un asuntode suma importancia que urge sealar a dichos pensadores. Ya no puede pensarse lamodernidad como la Gran Singularidad, el atractor gigante hacia el cual todas lastendencias gravitan ineludiblemente, el camino a ser caminado por todas las trayecto-rias que desembocaran en un estado inevitablemente estable. Por el contrario, lamodernidad y sus exterioridades, si se quiere (y la nocin del postdesarrollo buscaal menos visibilizar esas exterioridades) deberan tratarse como una verdadera multi-plicidad donde las trayectorias son mltiples y pueden desembocar en mltiples esta-dos. Los movimientos sociales de la ltima dcada son, en efecto, una seal de queesta lucha ya est en camino. El imaginarnos despus del desarrollo y despus delTercer Mundo podra convertirse en un aspecto ms integral del imaginario de estosmovimientos; esto conllevara, como hemos observado, la capacidad de imaginar algoms all de la modernidad y los regmenes de economa, guerra, colonialidad, explo-tacin de la naturaleza y las personas y el fascismo social que la modernidad ha oca-sionado en su encarnacin imperial global.

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