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    U LTIMA DCADA N33, CIDPAVALPARASO, DICIEMBRE2010, PP. 169-200.

    LA GENERACIN P.LAS REPRESENTACIONES DE LOS JVENESEN EL PENTECOSTALISMO CHILENO

    EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

    MIGUEL NGELMANSILLA* LUISLLANOSAGUILERA**

    RESUMEN

    Las representaciones de la juventud en el pentecostalismo chileno se vinculan a tresdimensiones. La primera se refiere a la construccin institucional de la juventud endonde aparecen tres aspectos: la juventud como una etapa de belleza fugaz; el nfa-sis y recreacin de espacios de participacin para los jvenes que implican rituali-dades de esfuerzo y resistencia fsica como forma de preparacin social; y unadiferenciacin sexual sobre la juventud en que las exigencias a los hombres sedirigen hacia el dominio de su carcter y las mujeres al control de su cuerpo. En unsegundo nivel encontramos una reinvencin social de los jvenes pentecostales. Enesta dimensin los jvenes pentecostales representan su juventud como tiempossimblicos en donde aparecen dos temporalidades: tiempo ureo y tiempo contin-gente. Por ltimo, tanto los modelos como las metas, propuestas a la juventud deesta poca, estaban referidos a tres tipos de trabajo religioso: pastor, predicador y profesor de enseanza bblica. Trabajos que estaban al alcance de hombres y muje-res. sta es la Generacin P propuestas como recursos de movilidad social que seles presentaban a estos jvenes, que no encontraban en otra parte, generaron espa-

    cios de participacin y la aparicin de lderes que hicieron del pentecostalismochileno entre los ms exitosos de Amrica Latina.

    PALABRAS CLAVE: SOCIOLOGA DE LA JUVENTUD, JVENES, PENTECOSTALISMO

    * Socilogo. Dr en Antropologa. Investigador del Instituto de EstudiosInternacionales (INTE). Universidad Arturo Prat, Iquique.Correo electrnico: [email protected].

    ** Socilogo. Investigador Asociado. Investigador del Instituto de Estu-dios Internacionales (INTE). Universidad Arturo Prat, Iquique.

    Correo electrnico: [email protected].

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    A GERAO P: AS REPRESENTAES DOS JOVENSNO PENTECOSTALISMO CHILENO NA PRIMEIRA METADE

    DO SCULO XX

    RESUMO

    As representaes de juventude no pentecostalismo chileno se vinculam a trsdimensiones. A primeira refere-se construo institucional da juventude, onde surgemtrs aspectos: a) a juventude como uma etapa de beleza fugaz, b) a nfase e recriao deespaos de participao para os jovens que implicam rituais de esforo e resistnciafsica como forma de preparao social, e c) uma diferenciao sexual em que asexigncias aos homens so focadas no domnio de seu carter e as mulheres, no controlede seu corpo. Num segundo nvel, encontramos uma reinveno social dos jovens pentecostais. Nesta dimenso, os jovens pentecostais representam sua juventude comotempos simblicos onde surgem duas temporalidades: tempo ureo e tempo contingente.Por ltimo, tanto os modelos como as metas propostas pela juventude desta poca sereferem a trs tipos de trabalho religioso: pastor, pregador e professor de ensino bblico,ocupaes ao alcance de homens e mulheres. Esta a Gerao P. Propostas comorecursos de mobilidade social que se apresentavam a estes jovens, no encontradas emoutra parte, geraram espaos de participao e o surgimento de lderes que fizeram do pentecostalismo chileno um dos mais bem sucedidos da Amrica Latina.

    PALAVRAS CHAVE: SOCIOLOGIA DA JUVENTUDE, JOVENS, PENTECOSTALISMO

    THE P. GENERATIONTHE REPRESENTATIONS OF YOUTH IN THE CHILEAN

    PENTECOSTALISM IN THE FIRST HALF OF THE CENTURY

    ABSTRACT

    The representations of the youth in the Chilean pentecostalism are linked to threedimensions. The first one refers to the institutional construction of the youth wherethree aspects appear: the youth as a stage of fleeting beauty; the emphasis and recrea-

    tion of spaces of participation for the young persons who imply rituals of effort and physical resistance as form of social preparation; and a sexual differentiation on theyouth in which the requirements direct the men to the domain of his character and thewomen the control of their bodies. In the second level we find a social reinvention ofthe young pentecostales persons. In this dimension the young pentecostales personsrepresent their youth as symbolic times where two temporalities appear: golden timeand contingent time. Finally, both the models and the goals proposed to the youth ofthis epoch were recounted to three types of religious work: shepherd; preacher; andteacher of Biblical education. Works that were within reach of men and women. Thisone is the Generation P, proposals as resources of social mobility that were appearingto these young persons, who were not finding in another part, they generated spacesof participation and the leaders' appearance that they played the role of the Chilean pentecostalismo, one of them more successful of Latin America.

    K EY WORDS: SOCIOLOGY OF THE YOUTH, YOUNG PEOPLE, PENTECOSTALISM

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    1. INTRODUCCIN

    LOS JVENES COMO TEMA de inters han adquirido tal relevancia que encada pas, por lo menos de Amrica Latina, encontramos alguna institu-

    cin gubernamental dedicada a ellos, como es en Chile conINJUV

    . Tam- bin en cada pas encontramos importantes revistas sobre juventud dedi-cada a sus estudios, sobre todo con las juventudes populares.

    En este artculo nos hemos propuesto como objetivo investigarlas representaciones sociales del pentecostalismo chileno de la primeramitad del siglo veinte sobre la juventud en una triple dimensin: cono-cer el imaginario religioso sobre la juventud; en segundo lugar cono-cer cules son las representaciones que los mismos jvenes pentecos-tales elaboran de s mismos; y por ltimo saber cules eran los espa-cios de participacin y las propuestas de movilidad social dirigidoshacia los jvenes pentecostales.

    Para ello hemos recurrido a la Revista Fuego de Pentecosts entre

    los aos 1927 (fecha de inicio de la revista) a 1950, de donde extraji-mos los relatos ms relevantes sobre la juventud.Este artculo lo hemos divido en seis apartados. Comenzamos con

    una breve resea de la sociologa de la juventud; luego destacamos losescasos estudio referidos a la juventud pentecostal en Amrica Latina,en particular Chile; continuamos con la descripcin y anlisis de lasdistintas representaciones que los pentecostales tienen sobre los jve-nes; los distintos espacios de participacin como comunidades de re-fugio para preparar e integrar a los jvenes, sobre todo al trabajo; lasdiferenciaciones de gnero que los pentecostales construyen comovariante; y por ltimo, terminamos con las representaciones socialesque los jvenes pentecostales tienen de s mismos.

    2. LA SOCIOLOGA DE LA JUVENTUD

    El inters por la juventud nace con las crisis del Viejo Mundo, tanto deAmrica como de Europa. En Alemania en 1914, Walter Benjamin pos-tula que: la nueva juventud se encuentra al borde de un caos en el quehan desaparecido los objetos de su eleccin. Ya no se halla iluminada por nada puro o impuro, sagrado o condenable, sino slo porvalores escolsticos como permitido y prohibido. El hecho de queesta juventud se sienta aislada e insignificante garantiza su honestidadreligiosa y siendo la religin ms que un camino transitable o una forma

    cualquiera del espritu, es un espacio elegido. Todo lo contrario, la ju-

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    ventud no pide nada tan acuciante como la eleccin, la posibilidad deelegir, uno de los aspectos ms sagrados (Benjamin, 1993:114). Estoda cuenta de una crisis de jvenes burgueses ante sistemas sociales,culturales y polticos heredados del sigloXIX, que, a diferencia de los jvenes populares chilenos de la misma poca, tenan cubiertas sus ne-cesidades fundamentales; por lo tanto la crisis estaba muy relacionadacon una lucha generacional, que posteriormente describir Mannheim,quien destaca que la propia juventud que se orienta por la misma pro- blemtica histrica, vive en una conexin generacional (Mannheim,1993:223). Esta conexin generacional implica que es una lucha joven-adulto, pero que, en ltima instancia, no es una ruptura.

    Para Mannheim la conexin generacional es una modalidad espe-cfica de posicin de igualdad dentro del mbito histrico-social, de- bida a la proximidad etaria. Se caracteriza por la constante irrupcinde nuevos portadores de cultura; por el hecho que los portadores decultura de una cultura generacional concreta slo participan en un

    periodo limitado del proceso histrico; por la necesidad de la tradicin(transmisin) constante de los bienes culturales acumulados; y por elcarcter continuo del cambio social (Mannheim, 1993:211). Concebira los actores slo como portadores de cultura y no como creadoresde cultura es tpicamente, como dice Giddens, una postura que co-rresponde a las teoras denominadas del consenso ortodoxo (Giddens,1998:50). Como destaca Ghiardo, la introduccin del componenterelacional, la generacin deja de ser solamente una funcin (reproduc-cin) y una accin (generar) (Ghiardo, 2004:11).

    Desde la Escuela de Chicago,1 encontramos a Frederick Thrasher,quien en 1926 publica un estudio sobre las bandas, donde aborda unagran variedad de agrupaciones juveniles. Estas bandas estaban vinculadasa un determinado hbitat: las llamadas zonas intersticiales, aquellas zonasde filtro entre dos secciones de la ciudad como un centro comercial y barrios pobres (Feixa, 2006a:64). Thrasher estudi a los jvenes de as-cendencia inmigrantes, urbanos-populares y adems parte de una ciudaden amplio proceso de urbanizacin e industrializacin; fenmeno quellam subculturas. De esta manera la banda como subcultura implicabaun espacio de integracin personal para los jvenes en la desorganizacinsocial de los barrios marginales: mediante ellas se resiste la anomia y ladesorganizacin personal (Martn, 1998:21). Es un estudio interesante,

    1 Para otras posturas tericas sobre la sociologa de la juventud ver Zarzuri

    (2000).

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    pero que est referido fuertemente a jvenes vinculados a los delitos yque adems muestra una lucha generacional. Lo novedoso de este estudioes que destaca que juventud no es sinnimo de progresismo y que adultezno necesariamente significa conservadurismo. En todo caso aclaramosque los jvenes pentecostales de esta poca no seran una subcultura. A pesar que el pentecostalismo pudiera ser caracterizado como una zonaintersticial entre el campo y la ciudad y la tradicin y la modernizacin para los jvenes.

    Por otra parte, Gramsci destaca que existen muchas cuestionesde los jvenes. Dos parecen de especial importancia: i) Cuando elfenmeno toma un carcter al que suele llamar nacional, o sea, cuandono aparece abiertamente la interferencia de clase, la cuestin se com- plica y se hace catica. Los jvenes se encuentran en estado de rebe-lin permanente, porque persisten las causas profundas de la mismasin que estn permitidos el anlisis, la crtica y la superacin histricay real; y ii) La antigua generacin cumple siempre con la educacin de

    los jvenes; habr conflicto o discordia, pero se trata de fenmenossuperficiales, inherentes a toda obra educativa y de contencin, a me-nos que se trate de interferencias de clase. Es decir, que los jvenes dela clase dirigente se rebelen y pasen a la clase progresiva, que se hahecho histricamente capaz de tomar el poder (Gramsci, 2009). Esta perspectiva resulta muy interesante porque destaca dos conflictos, unode tipo de clase social y otro de tipo generacional, choques de visionesque veremos aqu; pero la juventud no slo choca en trminos de man-tenimiento o cambios sociales, sino que consideramos que los jvenes,aunque no sean siempre as, son agentes de cambio social. Convienerecordar el postulado de la teora de la estructuracin de acuerdo conla cual Un agente deja de ser tal si pierde la aptitud de producir unadiferencia, o sea, ejercer alguna clase de poder (Giddens, 1998:50).

    Parsons ser quien ponga en el tapete el concepto de cultura juve-nil,2 como una forma del alargamiento de su instancia en las institucio-nes socializadoras como la educacin y la familia con valores propiosesencialmente distintos de los adultos. Esta cultura juvenil es fundamen-talmente hedonista y una mayor diferenciacin sexual entre generacio-nes cada vez ms significativa, lo que trae mayores conflictos en losmatrimonios actuales (Parsons, 1942). As, el concepto de cultura ju-venil es ms bien una etiqueta generalizadora que contribuye a invisibi- 2 Para una crtica al concepto de cultura juvenil ver Martn (1998:29-31)

    y Varela (2008).

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    lizar la variedad de juventudes, indgenas, pescadores, campesinos, mi-neros, inmigrantes, catlicos, protestantes o pentecostales, y que aunqueestn unidos por el intervalo de la edad, sin embargo los problemas defondo son los que realmente importan. En este sentido, Elbaum sostieneque Parsons con el concepto de cultura juvenil, convierte en irrelevan-tes las diferencias sociales y tnicas de origen (Elbaum, 2005:21).

    Entre las concepciones sobre la juventud ms relevantes para laactualidad estn las que nos vienen de Touraine y Bourdieu, quienesconciben la juventud como una invencin social, la juventud no esuna categora, sino una construccin cultural y administrativa, una parte de la imagen que una sociedad tiene de s misma (Touraine,1990:1; Bourdieu, 1990:163). Se habla de la cercana de los jvenesde las clases altas con los indicadores de adultez de los de su propiaclase, sucediendo lo propio con los jvenes de las clases populares, laaparicin de la adolescencia, y la crtica a la sociedad como una mani- puladora de aspiraciones de los jvenes en cuanto a sus vidas, por

    medio del sistema escolar. A propsito de las eventuales arbitrarieda-des existentes en las definiciones de los conceptos, nos indica Bour-dieu que la seleccin de significados que define objetivamente lacultura de un grupo o de una clase como sistema simblico es sociol-gicamente necesaria en la medida en que esta cultura debe su existen-cia a las condiciones sociales de las que es producto y su inteligibili-dad a la coherencia y a las funciones de la estructura de las relacionessignificantes que la constituyen (Bourdieu, 2001:23).

    El joven no es una sustancia, el joven no es ms que una etapa,inacabada, imperfecta, que es necesario, en estricto sentido, educar.Educare, significa sacar, sacar de la barbarie hacia la civilizacin,sacar de la animalidad hacia la humanidad. En breve, y siendo un pocoirnico, toda esta tradicin consiste en sanar al ser joven y es nece-sario sanar del hecho de ser joven (Maffesoli, 2005:35). Esta subs-tancializacin de los jvenes alude no slo a aquellos que abordan lacultura joven o aquellos que hablan de jvenes cristianos, catlicos protestantes. A esto se refiere Touraine cuando dice que muchosestudios de juventud estn sustentados en datos cuantitativos, en don-de se confunden de modo arbitrario realidades muy diversas, impo-nindose as la imagen de un promedio irreal de numerosos tipos so-ciales (Touraine, 1990:1). Dentro de las grandes colectividades de j-venes encontramos microgroupos de personas que comparten interesescomunes en reas metropolitanas. Los miembros de estos grupos, rela-tivamente pequeos, tienden a tener visiones de mundo, estilos del

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    vestido y patrones del comportamiento similares. Sus interaccionessociales son fundamentalmente informales y emocionales (Maffesoli,2004), pero cuando ya nos referimos a grupos de jvenes ms amplios,no podemos hablar de la juventud como si hubiese una homogeneidadgeneracional.

    En Chile,3 las investigaciones sobre la sociologa de la juventudcomienzan en 1968 con el estudio de los socilogos belgas Mattelart yMattelart en donde se cuestionan algunos mitos sobre la juventud co-mo una homogeneidad rebelde, evidenciando una diversidad de im-genes sobre la juventud, a partir de variables de gnero, ruralidad,urbanidad y clases en donde se da un fuerte realce a los criterios so-ciopolticos de los jvenes (Mattelart y Mattelart, 1970), temas muyen boga en la poca de la sociologa de la modernizacin y de la secu-larizacin, dejando de lado algunas temticas significativas como lareligin. En cambio, Eduardo Valenzuela destaca la rebelin de la juventud urbano-popular chilena en la primera mitad de la dcada de

    los 80, en el que resalta el movimiento de las comunidades cristianasde base de origen popular como una reaccin frente a la marginalidady la anomia social (Valenzuela, 1984:51).

    A partir de la dcada de 1990 aparecern en Chile diferentes in-vestigadores y especialistas sobre la juventud. Algunos como Duarte(1994, 2000, 2002 y 2009) y Dvila (2000, 2001, 2002, 2004 y 2009)han realizado distintos abordajes sobre jvenes urbanos populares. Noes necesario repetir una revisin sobre la sociologa de la juventud enChile, que ya hicieron Aguilera (2003 y 2009) y Gonzlez (2008).Estos autores realizan una extensa revisin crtica de las investigacio-nes sobre las juventudes en Chile.

    3. JVENES Y PENTECOSTALISMO

    Hay escasos trabajos en espaol sobre jvenes pentecostales o evang-licos en Amrica Latina. Entre ellos encontramos el estudio de LucaVsquez llamado Modernidad y crisis de sentido entre jvenes evan-glicos. El caso de la agrupacin Impacto Juvenil en Chipas Mxico.En este artculo se destacan la prdida de control de las institucionesreligiosas sobre los creyentes y la crisis de sentido surgida entre los

    3 Dejamos de lado, por el espacio, a los autores que tratan sobre la juven-tud en Amrica Latina; sin embargo, se pueden visitar algunos estudios

    que abordan tales temticas como Gonzlez (2004) y Prez Islas (2006).

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    jvenes evanglicos y su bsqueda de experiencias carismticas entreagrupaciones de jvenes neopentecostales (Vsquez, 2007). Sin em- bargo, no slo hay escasos trabajos en la actualidad que aborden la juventud pentecostal; tampoco hay trabajos que aborden otros pero-dos de estas juventudes, sobre todo la primera mitad del sigloXX.

    En Chile, el pentecostalismo se viene estudiando desde la dcadade 1960 y las investigaciones son numerosas (ver Mansilla, 2009), pero no existen publicaciones sobre jvenes pentecostales. Empero,las Encuestas Nacionales de Jvenes, llevadas a cabo por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV, 1994:28; 2000:106; 2004:68-71;2006:144-147), muestran ciertas fotografas sociales sobre la juven-tud evanglica.4 Estas encuestas destacan, algo similar alCENSO 2002,que el promedio de jvenes evanglicos flucta entre el 15%, pero vacreciendo a medida que los grupos son ms pobres. Por ltimo, no esmenor considerar que del total de evanglicos en Chile, segn elCENSO 2002 (15,1), el 33% son jvenes que fluctan entre los 15 y 29

    aos, y otro 33% de personas entre 30 a 44 aos, lo que muestra quelos jvenes son un componente muy importante y significativo deestos grupos religiosos.

    4. LAS REPRESENTACIONES DE LA JUVENTUD EN EL PENTECOSTALISMO CHILENO

    Parafraseando a Feixa (2006a:21), diremos que dos son los objetos dela sociologa de la juventud: uno, conocer las formas mediante lascuales un grupo social, como los pentecostales, modela la manera deser joven; y dos, las formas mediante las cuales los jvenes pentecos-tales participan en el proceso de creacin y recreacin cultural.

    a) Construccin institucional de la juventud

    Desde esta dimensin destacamos que las representaciones que el pente-costalismo chileno tena sobre la juventud correspondan a una etapa de belleza fugaz; pero tambin ante las imgenes de una sociedad opresora

    4 No se distingue, ni tiene por qu serlo, porque el concepto de pentecos-talismo es un concepto sociolgico debido a que en todos los pases deAmrica Latina los pentecostales representan desde dos tercios de losevanglicos hacia arriba y adems por su crecimiento, expansin y visi-

    bilidad a partir de 1960 en adelante.

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    sobre todo por el trabajo, por ello se les preparaban con distintas rituali-dades de rudeza en el templo, los escuadrones misioneros y el matri-monio, espacios sociales que sirven de refugio y preparacin para lavida; pero encontramos representaciones diferenciadoras sobre la ju-ventud; dependiendo del gnero, las exigencias eran distintas.

    i. La juventud, una etapa de belleza fugaz

    En las fuentes documentales utilizadas encontramos cuatro representa-ciones sobre la juventud: la juventud/vuelo; juventud/ilusin; juven-tud-floral y juventud-deseabilidad que resaltan la belleza de la etapa juvenil, pero tambin su brevedad.

    Generalmente la juventud vive muy preocupada de su belleza exterior...Las puras y sanas costumbres, un alma justa y delicada; un corazn rec-to y sensible son bellezas que renacen y se conservan nuevos perenne-mente. La juventud vuela llevndose todos nuestros encantos fsicosque pudiramos haber posedo y nos queda slo el recuerdo (FuegoPentecosts N99, 1936:10).

    La juventud representada como metfora del vuelo alude a las esperan-zas de vida que hombres y mujeres tenan en la primera mitad del sigloXX,5 por ello los pentecostales les recuerdan a sus jvenes la volatilidadde la vida, no slo por la temprana muerte, sino tambin por las malascondiciones de vidas que experimentaban los pobres en esta poca, refe-ridas a la alimentacin, vivienda, vestimenta, salud y desnutricin(Allende, 1939). Pero a pesar de estas condiciones de vida, como desta-ca Maffesoli, los jvenes siempre viven, en su tiempo, de manera pa-

    roxstica, valores hedonsticos: el lenguaje joven, el vestirse joven, elcuidado del cuerpo o las histerias sociales (Maffesoli, 2004:29); por lotanto, el discurso adulto es bajar de las nubes a los jvenes hacindo-los aterrizar a una realidad dolorosa, que se les aproxima.

    5 Esperanza de vida, Chile 1920-1950.Aos 1920 1930 1940 1950Mujeres 32,2 41,8 43,1 56,8Hombres 30,9 39,5 40,7 53,0

    Fuente: www.ine.cl.

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    PROFUNDIDAD Que es la vida muy corta, que es apenas un breve y veloz vuelo, ynecedad construir sobre mviles arenas del tiempo en fuga una obra deverdad?Corta es la vida de la alondra, y canta; la abeja en miel convierte susminutos, yLa flor, con perfumes agiganta el valor de sus diminutos das.Haz t como ellas, llenas de segundos como la miel y el perfume de tushechos,Si no largos, procralos profundos, y an los siglos te sern estrechos(Fuego Pentecosts N106, 1937:11).

    En Caldern de la Barca y en Miguel de Unamuno la vida aparececomo metfora onrica; la metfora teatral de Shakespeare y de Char-les Chaplin. Desde los griegos se han elaborado distintas metforas para representar la vida. Los pentecostales representan la vida juvenilcon la metfora del vuelo que expresa la brevedad y la precariedad de

    la vida; pero se medita no slo en fragilidad, sino tambin en el senti-do de la vida, como la alondra que canta; la abeja que produce miel yla flor que perfuma. Es un pensamiento existencial para buscarle sen-tido a la vida de los jvenes y se encanten, sin reparar en la fugacidad,sino la profundidad de ella. Sern tambin las tres metforas que harnde la comunidad y el culto pentecostal una efervescencia social con elcanto (alondra); la miel que se representar en la lectura bblica, unverdadero libro civilizador y alfabetizador, junto a la solidaridad decada individuo por mantener y hacer crecer el panal comunitario(abeja); y la metfora floral para representar a las mujeres y jvenes,como aquellos que ms necesitan de estar juntos para la polinizacinde la Palabra de Dios, la fragancia de la presencia joven en las co-munidades, pero as como tambin la conciencia de su mayor fragili-dad frente a la polucin carnal y mundana.

    No vale la pena, por lo tanto, darle mayor importancia y preocuparse decultivar una belleza tan ficticia, sino ocuparse en conquistar las virtudesdel alma, que viven y nos hacen vivir eternamente. Con nuestra bellezaexterior podemos impresionar bien o agradar a las gentes; con un almahermosa podemos agradar a Dios y a las gentes (Fuego Pentecosts N99, 1936:10).

    No vale la pena, el dolor y ni la tristeza ocuparse por mantener uncuerpo joven que es algo etreo y vaporoso, por ello se resalta que la

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    belleza somtica es ficticia y que la belleza pneumtica es la real. Lascondiciones de vida de los jvenes urbanos pobres eran muy precariasvinculadas al hambre, pensando que en el ao 1919 se organiza laMarcha por el hambre; en 1929 el impacto de la crisis fue muy alto enlas oficinas salitreras con decenas de miles de desempleados, cuyagran mayora se agolp a las ciudades grandes como Antofagasta,Santiago y Valparaso viviendo de ollas comunes, no siendo inusualque la gente muriese de hambre o de fro. Encontramos que en estasreferencias hay una dualidad que linda entre la nostalgia y los miedosque genera la juventud. Los adultos hablan de buena gana y dema-siado fcil de la juventud de los dems, es porque se estn alejando dela suya propia o porque sta se va alejando de ellos. Se inventan otra juventud, formas hbridas donde se mezclan miedos y nostalgias(Aug, 2010:98). Se deja ver la nostalgia de los adultos referida a lalibertad y la vitalidad de los jvenes, que tanto necesitan aquellos anteuna sociedad del hambre y de la caresta, pero tambin el miedo que

    estos jvenes, hijos e hijas, pronto tendrn que enfrentarse a una reali-dad abrumadora, por lo tanto presentan la juventud como una ilusin.

    Juventud, cmo adornar el evangelio?para nosotros adornar el evangelio, lo mejor que podemos buscar, ylo mejor que podemos poner como adorno que realce la Gran Nueva delEvangelio y ponga colorido y fragancia al mismo, son flores, flores fra-gantes, flores llenas de vistosos colores, flores humildes, flores precio-sas, pero cul es el jardn de donde sacaremos tales flores?. La res- puesta es: La Juventud, pues ella es la flor de la humanidad (FuegoPentecosts N157, 1942:13).

    La juventud es representada con metforas florales, aludiendo a unadualidad: por un lado, su frgil belleza y virilidad que potencia la re- produccin de la comunidad con las predicaciones callejeras. Por elloen los templos pentecostales se crean espacios para la juventud: cultode jvenes, culto de seoritas, corales. Es la idea de mantener alos jvenes agrupados y protegidos. Por ello a la comunidad pentecos-tal se la representa como el jardn de Dios. Pero tambin los jvenesson imaginados como seres dbiles, ambivalentes y muy propensos aser arrastrados como el polen por los vientos del mundo y de la carne.En este sentido a los jvenes se le asignan roles y trabajos especficosen los templos para mantenerlos ocupados, controlados y vigilados.

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    Tu juventud es la gran oportunidad para tan sin igual servicio, el tiempocuando puedes dar a Dios lo mejor de tu vida: la poca nica cuando puedes ofrecer en el altar sagrado las primicias de tu salud, trabajo, tudinero, tu todo. Si eres ya salvado por Cristo y no le sirves, pues, des- precias el gran privilegio que tienes; eres un ingrato pues no correspon-des a lo mucho que Dios ha hecho y hace por ti. Hay muchos modos deservir a tu Dios; y es cierto que, a quien quiere servirle, l le indica c-mo, cundo y en qu, y le presenta muchas oportunidades (FuegoPentecosts N109, 1937:11).

    Otra representacin de la juventud es lo mejor de la vida, etapa dela existencia que hay que tributar a Dios como primicias de la salud;primicias del trabajo y las primicias del dinero. La idea es servir aDios, qu significa esto? Predicar. Por ello es que la juventud es vistacomo la etapa ms propicia para la predicacin itinerante, consistenteen caminar decenas de kilmetros en distintos poblados, entre ellos o atravs de sus calles:

    El llamamiento de Dios a la juventud.estoy pensando en aquella juventud que principia a los siete u ochoaos cuando por razn de ser muchachos, no nos inspiran todava con-fianzapor el peligro que la juventud encuentraEste es el cuadro deuna vejez viciada, dbil, impotente, intil, porque en tu juventud no su- piste buscar las cosas de Dios y hacer de tu cuerpo el templo del Espri-tu Santo, y construir as un cuerpo fuerte y sano para los das de tu ve- jez. Abusaste de tu cuerpo, lo trabajaste demasiado, lo cargaste con car-gas irresistibles, lo trasnochaste exageradamente, lo contaminaste convenenos incurables. Oh juventud, no entiendes que Dios quiere librartede este triste espectculo: no has entendido que Dios no quiere que lle-gues a una vejez prematura, a una vejez incapacitada! No sabis queDios quiere servirse de ti en la flor y nata de tu vida a lo mejor mstarde sers un predicador del evangelio; quizs seas el gobernador dealguna provincia, pero Dios quiere que antes sepas gobernar tu vida; talvez seas profesor o profesora (Fuego Pentecosts N98, 1936:10).El llamamiento de Dios a la juventud.Vivimos en tiempos peligrosos: tiempos en que la juventud es arrastra-da por la corriente del mal el ambiente maleado en que la juventud esvctima del pecado, se oye la voz dulce de Dios que desde los cielos di-ce: Acurdate de tu criador en los das de tu juventud, antes que ven-gan los malos das muchos jvenes no llegan a la vejez, porquedesechando las cosas de Dios y dejndose arrastrar por el pecado, abu-san de sus cuerpos y de sus vidas y unos no pasan de la juventud

    (Fuego Pentecosts N98, 1936:10).

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    La juventud se ubica en un rango de edad que hoy nos parece precoz,siete u ocho aos; es decir ni siquiera haba atisbo de la adolescencia.Hay una clara diferenciacin de generaciones entre juventud y vejez.Pero la juventud era una etapa fugaz que implicaba una lucha con ladictadura del futuro siempre recordada por los adultos. La conexingeneracional se fundamenta, como nunca, en el hecho del ritmo biolgi-co del nacimiento y la muerte (Mannheim, 1993:209). Se les enfatizabaa los jvenes a abandonar su presente y vivir el implacable porvenir: eneste sentido los jvenes estn presente, pero no son presente: son siem- pre futuro. La idea era vivir un presente asctico para maana disfrutarde una vejez (adultez) sana. Eran tiempos en que no se pasaba de la juventud a la adultez, sino a la vejez, como producto de la precariedadde la vida. La juventud es siempre contingencia, no es una etapa en smisma, sino un rito de paso a la vida adulta en el que hay que cuidarsemucho por los distintos riesgos y peligros que implica ser joven.

    b) Espacios de participacin para los jvenesLos pentecostales realizan una variedad de ritualidades preparatorias para una sociedad explotadora representada en imgenes malficas.Frente a esto el pentecostalismo ofrece espacios de refugio, participa-cin y preparacin para la vida: el trabajo expiatorio; la comunidad pentecostal; el escultismo proselitista y el matrimonio-refugio, endonde la juventud se puede desarrollar a salvo del mal.

    El valor de la disciplinaLas menudencias traen la perfeccin, y la perfeccin no es una menu-dencia. As escribi Miguel ngel, el famoso pintor. El no llev a cabo

    sus magnficos triunfos de arte en un momento. El tuvo que pasar muchosaos de trabajo penoso y afanoso, aprendiendo los detalles y secretos delarte. Muchos de nuestra juventud de hoy da estn perdiendo las msgrandes bendiciones de Dios y sufriendo fracasos porque son negligentesen cuanto a las menudencias. Se irritan cuando hay alguna demora o tra- bajo penoso, y buscan un camino suave para el triunfoque la juven-tudse someta con resolucin a la disciplina, la enseanza, al trabajoconstante y no desprecie las menudencias, que son medios para que se perfeccione en cualquier ramo o trabajo que emprenda. Cun grande re-compensa trae! (Fuego Pentecosts N113, 1938:10)

    Se encuentra una visin penosa, castigadora y sufrida del trabajo: eltrabajo es expiatorio. Los pentecostales an no tienen una visin dis-

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    tinta del trabajo.6 Al joven se le socializa para un trabajo asociado alcastigo: el trabajo en Chile es sinnimo de pega y as tambin loasumen los pentecostales. Los jvenes pentecostales no asisten ma-yormente a la escuela, por lo tanto deben trabajar. El trabajo tiene unatriple dimensin: es una accin trascendente porque el hombre fuecreado por Dios para trabajar, primero en el huerto, pero luego en unatierra que produce cardos y espinas; es un imperativo moral. Eltrabajo es bueno y la sentencia bblica lo dice: quien no quiere traba- jar que tampoco coma. Por lo tanto, un hombre debe trabajar para proveer a su hogar y quien no lo hace se constituye en alguien peorque un incrdulo. Nunca jams una joven mujer fijar sus ojos en unhombre que no trabaja. El trabajo hace hombre al joven. Pero tambinel trabajo es un recurso instrumental, ganars el pan con el sudor dela frente. Es el nico medio para ganarse el alimento legtimamente;la nica finalidad del trabajo es trabajar para sobrevivir. Pero tambines importante el trabajo domstico para una mujer; saber cocinar es el

    currculo ms efectivo de una jovencita en esta poca, para saber ad-ministrar y darle sabor a los escasos alimentos de los que poda acce-der un hogar pobre. Por ello, a un hombre se le ganaba por el est-mago en estas pocas. Otro aspecto significativo como deber de unaseorita deba ser su amor por la higiene y limpieza del hogar, tanresaltadas por los pentecostales y protestantes en general como smbo-lo de un hogar cristiano. Por ltimo, otra de las habilidades significa-tiva de una joven trabajadora era su habilidad para hacer las vestimen-tas de su familia con sus propias manos. Una mujer virtuosa se define por ser buena cocinera, limpiadora, costurera y tener muchos hijos.

    Vivimos en un mundo ntegramente contagiado del mal. La tierra est

    maldita por causa del pecado del hombre, prueba de ello son los cardosy espinas que produce. El aire que nos rodea est cargado de influenciasmalficas adems nuestra propia carne, es de continuo inclinada almal, debido al pecado que mora en ella somos semejantes al buzo quedesciende al fondo del mar, en donde no podra permanecer ni sobrevi-vir si no llevase un pesado traje de metal y una manguera de goma que

    6 Decimos que todava no, porque Manuel Ossa posteriormente desarro-llar un excelente trabajo, donde destaca que el trabajo se constituye enun elemento fundamental de la identidad pentecostal (Ossa, 1991). Enla poca que estamos desarrollando el trabajo slo adquiere una conno-tacin de sobrevivencia y el nico trabajo significativo ser eltrabajo

    espiritual como la predicacin. Ver Ossa (1991 y 1996).

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    le proporciona el aire desde la superficie. As tambin nosotros estamossumergido en este mundo tenebroso aplastado por el peso del pecado, ycmo viviremos si no contamos con el cable de la fe, por cuyo conduc-to va nuestra oracin hasta la morada de Dios?... ay del joven que per-manece en este mundo desconectado de la Fuente de la Vida (FuegoPentecosts N105, 1937:10).

    Hacia 1930, el 50,6% de la poblacin chilena era rural, para disminuir a47,5 en 1940. Sin embargo, no basta con el proceso migracional rural-urbano para explicar el cambio de una poblacin. Deben pasar muchosaos para el cambio de mentalidad. Esto se aprecia en el uso de las met-foras atmosfricas, agrcolas y martimas para representarse a la sociedad.Encontramos una visin terrorfica de los espacios: tierra, mar y aire. Latierra produca cardos y espinas, simbologa bblica, en donde los pen-tecostales aluden a la infertilidad de los terrenos que habitaban como producto de la marginalidad social. El aire malfico tambin tienesustento emprico en el contexto de salubridad que viva Chile en la d-cada de 1930, tan bien documentado por el entonces Ministro de SaludSalvador Allende, quien destaca a Chile como un pas de muerte y en-fermedad (Allende, 1939) por los virus y bacterias que pululaban por elaire. En tercer lugar, la sociedad chilena es representada como fondo demar y el creyente como buzo escafandra cuya manguera es el vn-culo emocional, afectivo y participativo que el creyente tiene con la co-munidad pentecostal. Esta comunidad proporciona el oxgeno para res- pirar, esto es, la esperanza y el consuelo frente a la miseria social. Anteesta sociedad execrable se incentiva a los jvenes a seguir conectados porel cable de la fe a la comunidad pentecostal, imaginada como Fuentede Vida o en sus efectos arquetpicos, como tero materno.

    Buenos consejos para los jvenes:1. Nunca te comprometas con deudas. Ten tantos miedos a las deudas

    como al Diablo.2. Haz que sea para ti una regla de acero el no comprar fiado si no

    tienes dinero.3. Procura no hacer promesas; pero, una vez que las hayas hecho, da-

    te prisa en cumplirlas.4. Ten cuidado de lo que digas. No hables de lo que ignoras y en to-

    do tiempo anda con la verdad, porque la mentira tiene el pie cortoy muy pronto se llegar a no dar crdito a tus palabras.

    5. No andis nunca con rodeos. Pensad con inocencia y justicia yhablad como pensis.

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    6. No perdis el tiempo en cosas sin valor. Ocupaos siempre en algotil. Absteneos de toda accin que no sea necesaria.

    7. Tened un lugar para cada cosa y poned cada cosa en su lugar.8. Tened siempre presente ninguno tenga en poco tu juventud: s

    ejemplo en palabras, conversaciones, caridad, espritu, fe y en lim- pieza (Fuego Pentecosts N163, 1942:11).

    Aqu encontramos una clara influencia del puritanismo en la confor-macin de losboy scouts. Esta agrupacin juvenil, sostiene Feixa, esuna ideologa del escultismo que combina el patriotismo, el darwinis-mo social y el culto de la adolescencia y juventud. Este espritu grupalsignificaba comprender el espritu del chico, generando una prodi-giosa produccin de rituales, canciones y festivales adaptados a lamaleable naturaleza del adolescente burgus (Feixa, 2006a:3). Aun-que los pentecostales toman estos declogos escultistas, no los utilizan para aislar a los jvenes de los adultos, sino que para transformar losgrupos de jvenes en predicadores itinerantes, es decir, escultismo proselitista.

    La juventud pentecostal de la primera mitad del sigloXX era po- bre, cuasi analfabeta y desligada de toda institucin que les presentaraun proyecto de movilidad social. Por lo tanto, la iglesia era para los jvenes una comunidad de refugio, pero tambin una comunidad pre- paratoria para la vida con su visin de vida dolorosa, penosa y sufrida.Se exigan ritualidades iniciales, de paso y de finalizacin que impli-caban destrezas psicolgicas y fsicas como proclamacin pblica dela conversin, ayunos por varios das y vigilias completas; salidas alas calles a predicar y patrullajes misioneros y que adems buscabanfortalecer vnculos comunitarios, capacidad proselitista y liderazgo

    grupal. Y ante la ausencia de moratoria escolar, en las comunidades pentecostales se destacaban enseanzas militarizadas y ascticas, declara influencia protestante: enseanzas de declogos, nemotecnias ycompetencias de aprendizajes de pasajes bblicos.

    Jvenes, escoged vuestro compaero o compaera, no slo siguiendolos impulsos de vuestro corazn, sino tambin oyendo los consejos devuestros padres, midiendo vuestras posibilidades y oportunidades paraalcanzar el mayor grado de felicidad y principalmente atendiendo a ladireccin de Diosy t joven?...ests pensando en la belleza delcuerpo solamente? El hogar debe ser el fundamento orgnico de la igle-sia el hogar debe ser un nido de amor, un lugar de refugio, un reman-so de paz y felicidad, un altar de adoracin. Te ayudar el hombre o la

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    mujer que escojas a conseguirlo?, quieres que tu hogar no sea tal cosa,sino una pisada del infierno? (Fuego Pentecosts N169, 1943:10).

    A pesar de las crticas que se refieren al pentecostalismo como secta,sin embargo de igual forma era un discurso de legitimacin religiosaal matrimonio enfatizado en ese entonces por las polticas pblicas ymodernizadoras de los sindicatos. Frente a ello Valds destaca unconjunto de polticas y medidas administrativas tendientes a formali-zar las uniones en el matrimonio se pusieron en marcha desde la pro-mulgacin de las leyes sociales de proteccin al trabajo el ao 1924hasta 1973. En este contexto, la mayora de las mujeres ocupaban lasfunciones domsticas privadas, la educacin de los hijos y el mante-nimiento del hogar mientras el cnyuge perciba un salario para sumanutencin (Valds, 2007:6).7 Pero hay otro aspecto que los pente-costales enfatizan en los jvenes, a diferencia de la sociedad en gene-ral, era la domesticacin y la feminizacin de la masculinidad (Tenne-

    kes, 1985; Slootweg, 1991; Mansilla, 2009; Lindhardt 2009), por ellose incentiva a las mujeres y hombres jvenes al matrimonio intragmi-co. Pero sea para el hombre o para la mujer el matrimonio se conside-raba como refugio.

    7 La figura del padre proveedor y responsable de su familia no slo seampar en los discursos dominantes de familia que existieron bajo lasociedad salarial sino tambin en aquellos de los sindicatos que legiti-maron el modelo de familia que los mdicos higienistas ya proclamarondesde los aos veinte para mitigar la abultada mortalidad infantil y lainsalubridad en que vivan las clases populares. Una madre en el hogar,lograra mitigar estos flagelos sociales. En esta empresa de empujar alas mujeres al mundo privado y a los hombres al trabajo, los mdicosque fueron los artfices para encarar la cuestin social que comenz adebatirse en 1880 hasta el ao veinte, fueron asistidos por las enferme-ras sanitarias, las matronas y las asistentes sociales. De esta manera, selleg a un mnimo histrico en los nacimientos ilegtimos, mientrashacia los aos setenta comenzaba a verificarse un cambio en las cos-tumbres ante los debates sobre aborto y divorcio y la irrupcin de las polticas de control de la natalidad para disminuir las altas tasas de fe-cundidad y la mortalidad materna causada por los abortos clandestinos

    practicados en malas condiciones sanitarias (Valdes, 2007:6).

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    c) Diferenciacin sexual sobre la juventud

    Encontramos notables diferencias en cmo los pentecostales representana los jvenes varones y las jvenes mujeres. A ambos se les imaginan

    desde las oposiciones. Siendo los primeros vinculados ms al carcter,mientras que a las mujeres se les resalta ms el control del cuerpo.

    i. Jvenes hombres

    Las representaciones que se elaboran sobre los jvenes varones son a partir de los antagonismos: valiente/cobarde; caliente/fro; descarria-do/salvado; servidor/servido; versatilidad/constancia; y hedonismo/aus-teridad.

    Cun grandes e inesperados resultados de sana protesta de un jovenci-to, puro de vida y de pensamiento, que se subleva ante lo que l concep-

    tuaba una vergenza! Cumpli valientemente con lo que senta, era sudeber Muchos abusos y males, surgen y perduran, porque somos de-masiado indolentes para protestar contra ellos. Que Dios nos de valentade oponernos al mal en todas sus formas y manifestaciones, imitando elejemplo de este admirable joven (Fuego Pentecosts N159, 1942:11).

    Para los jvenesNo seis cobardes!hay muchos jvenes que afrontaran sin vacilar la boca del can, yque no tienen valor para protestar contra el lenguaje indecente de suscompaeros o para confesar su fe cristiana (Fuego Pentecosts N60,1933:8).

    Encontramos otra influencia del puritanismo misionero donde resaltala juventud protestante, que se subleva y que se opone tenazmente almal que entre los jvenes es admirable. Los motivos de protesta sonelogiables, porque no protestan en contra de lo injusto en la comuni-dad, sino fuera de ella, porque aunque la juventud tiene que elegir,[...] los objetivos de su eleccin ya estn determinados de antemano(Benjamin, 1993:114). Si un joven se rebela o protesta contra aquelloque considera injusto al interior de su grupo es considerado hereje, pero si protesta contra aquello que est fuera, es un joven valiente.

    La desgracia de ser tibiosAl tibio, o sea aquel que no est en un sitioque permanece tanto de unlado como del otro, que cambia de ideas a menudo, le llegar el da en

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    que ser despreciado de Dios y de los hombresestimado lector y conespecialidad jvenes amigos: os invito a que nos hagamos un examende conciencia y nos preguntemos: en qu punto me encuentro?, soyfro o soy tibio? Si somos ardientes, que no retrocedamos sino avance-mos cada da ms; pero si somos tibios, tengamos presente esta terriblesentencia: mas porque eres tibio, y no eres fro ni caliente, te vomitarde mi boca (Fuego Pentecosts N161, 1942:10-11).

    Esta es una poca de fronteras claras y delimitadas de la identidadreligiosa: no hay espacio para la tibieza, la ambigedad y la ambiva-lencia. Aunque los jvenes viven una vida difcilmente comprensi- ble, llena de renuncias y desconfianzas, adoraciones y escepticismos,autosacrificios y bsquedas de la propia identidad: que es la nicavirtud que poseen en esta vida (Benjamin, 1993:115). Se enfatiza unaidentidad religiosa caliente y fervorosa. Esto implica a jvenes quedefiendan y proclamen su fe religiosa a otros sin embozo ni actitudsibilina. Se enfatiza la juventud avivada.

    Para los jvenes: Quin es mi prjimo?el joven al llegar a su casa pidi a sus padres que le relataran algunahistoria sobre misiones. El padre del joven dijo: hace aosun jovendej la chacra de sus padres para ir a probar fortunaCay entre malascompaas y, un da, le dejaron abandonado al lado de un camino ebrioe inconsciente. En una pequea casita de aquel lugar, viva un hombreque haba sido enviado por una sociedad misionera. l era valiente.Amaba a los hombres y los buscaba con el espritu del Divino Maestro.Encontr al ebrio, abandonado por sus compaeros al morir por efectosdel alcohol, lo llev a su casa; le acost en su propio lecho e hizo todolo que pudo para volverle a la vida. Despus de haberle cuidado, le hizover lo horrible de su vida de pecado, y or con l para que pudiera arre- pentirsesu nueva vida, prob lo genuina de su conversin. Lleg a serun honrado y respetable ciudadano, y, en lo que toca al mundo, un hom- bre prspero Ese joven soy yo, dijo el padre, y tiemblo al pensar quhubiera sido de m a no ser por aquel misionero (Fuego Pentecosts N80, 1935:5).

    Se destaca el arquetipo del relato bblico entre el hijo prdigo, losamigos infieles y el buen samaritano. El relato resalta la ambivalenciay maleabilidad del carcter como un joven disipador, pero est elhroe redentor. En el centro del relato encontramos al predicador itine-rante como hroe liberador. El joven hombre siempre est propenso alautoexilio religioso en donde se ver enfrentado a la presin social y

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    su posterior descarro. Por ello siempre es aconsejado a quedarse en laseguridad del hogar y prepararse como predicador para rescatar a otros prdigos.

    La juventud es la poca de la vida humana en la cual nacen los ensue-os, las aspiraciones y los ideales los grandes hombres fueron gran-des porque tuvieron elevados ideales en su juventud y todos sus esfuer-zos los encauzaron a la realizacin de los dorados sueos de su corazn.Los jvenes cristianos deben tener aspiraciones e ideales que rebalsenlos linderos de este mundo, aspiraciones e ideales que engrandezcan ydignifiquen su vida moral y espiritualmente. Tres deben ser los idealesdel joven cristiano: santidad, servicio y lealtad a Cristo.8 Pablo, Agus-tn, Lutero y Livingston son ms grandes que Alejandro Magno y Napo-len. Estos se hicieron grandes derramando sangre para conquistar la-cayos, aqullos se hicieron grandes derramando sus vidas en sacrificiode la humanidad hay muchas formas que podemos servir, ya sea co-mo: misionero, predicadores, maestro de escuela dominical o como em-

    pleados en nuestra comunidad en la cual vivimos. Lealtad a Cristo... El joven cristiano debe ser leal a Cristo en todas las circunstancias de lavida, ya sean favorables o adversas (Fuego Pentecosts N143, 1940:9).

    Otra representacin es la juventud manantial de la vida. Duranteesta etapa emanan los sueos e ideales que la mueven, a los jvenesevanglicos se les enfatizan tres valores fundamentales: santidad, ser-vicio y lealtad. Entre los smbolos masculinos que se le presentanestn: Jos, Daniel y Jess. Hroes, destacados por su control sobre lasexualidad, sabidura y liderazgo. Otros modelos masculinos son Pa- blo, Agustn, Lutero y Livingston: hombres que cambiaron la historia.Tambin aparecen como hroes los predicadores itinerantes, los predi-

    cadores callejeros y de plpitos y los profesores de enseanzas bbli-cas. Es decir, sern la Generacin P para quienes pastores, predicado-res y profesores son los modelos ms significativos. Esta es una de las

    8 La santidad debe ser uno de los ms altos ideales del joven cristiano; pero no una santidad de monje o de anacoreta, sino una santidad comola de Jos, Daniel o Jess. El servicio. El mundo est lleno de indivi-duos que viven para ellos nicamente. La inmensa mayora de los hom- bres aspiran a ser servidos y muy pocos a servir. El mundo conceptacomo grandes a los individuos que tienen mayor nmero de servidores, pero Jess mide la grandeza de un hombre por el servicio que rinde. Elservicio a Dios y a nuestros semejantes, es el camino que conduce a la

    verdadera grandeza (Fuego Pentecosts N143, 1940:9).

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    formas que tuvo el pentecostalismo chileno, como lo seala Touraine, para fortalecer la capacidad de accin de los jvenes, contribuir a sudesarrollo personal integrado, esto es, intensificar la integracin de susexperiencias y la vinculacin de esas experiencias en proyectos (Tou-raine, 1990:7).

    El fin de un hijo ateo Un joven dijo a su madre: Nunca fundar misesperanzas futuras sobre un montn de basura como el que contieneaquel libro (Biblia), madre Con mejores ganas ira al infierno quedoblegarme a ese impostor Jesucristovenga lo que venga: no le tengomiedo, seal el joven con otras palabras de rebelda y resistencia elhijo se despidi de sus padres para volver a la Universidad donde estabaestudiando, y donde haba ganado esta incredulidad que tanto afligi asus padres este joven tuvo un accidente quebrndose los brazos y las piernas cuando estaba moribundo dijo: Oh madre, madre, slvame!Los demonios han venido para llevarme. Pero el amor de madre era im- potente, en ese entonces, para la ira del Todopoderoso; porque sus gri-

    tos de desesperacin continuaron diciendo: padre! madre! padre!slvame! Vienen para arrastrar mi alma, para llevar mi alma al infier-no! Y con los ojos casi saltados de su rbita cay muerto (Fuego Pente-costs N62, 1933:6).

    Se presentan al atesmo y la secularizacin como fruto de los estudiosuniversitarios, en donde aparece el joven proteico. Sin embargo, unavez ms aparece la influenciabilidad y maleabilidad de los jvenesfrente al contexto social de sus amistades. Se presenta a un Dios comocastigador al atesmo, considerado como rebelin satnica que mereceel infierno. Dios es presentado como un ser implacable frente a larebelin religiosa. El castigo es el dolor y el infierno: no hay posibili-

    dad para el perdn y la redencin. Hay un nfasis para que los jvenesluchen por las ideas destacadas por la comunidad. Se destaca que los jvenes siempre lidian contra la ideologa de sus padres y de su gruporeligioso. La lucha de la juventud combatiente se produce en torno aesos sedimentos, y si sigue siendo radical, no se percata que en reali-dad slo se transforma el sedimento superior de la conciencia que seha hecho reflexiva. Los sedimentos ms profundos no se desestabili-zan sin ms, y tambin, que cuando se hacen necesarios los procesosse insertan en el plano reflexivo y que es a partir de ese plano como lohabitual se transforma (Mannheim, 1993:219).

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    Por qu el joven no adelant?Siempre llegando tardeSiempre miraba el relojNo amaba el trabajoSe consideraba superior a sus ocupacionesSe conformaba con ser como los demsSe desmereca haciendo las cosas a medias No haca nada bajo su propia responsabilidadCrea que deba divertirse todas las nochesUn mtodo descuidado lo haba dejado sin idealesSe avergonzaba de sus padres porque no eranMODERNOS (Fuego Pen-tecosts N140, 1940:11).

    Se resalta la tica asctica para contrarrestar a la imagen del jovenhedonista. Este ascetismo lo componen el buen uso del tiempo, elamor por el trabajo y la responsabilidad como valores supremos quelos jvenes deben valorar y resaltar. Y desvalorizan y rechazan valores

    como el conformismo, la mediocridad y el hedonismo; y por ltimo laausencia de ideales supremos y el ofuscamiento hacia sus padres comoseres atrasados y retrgrados.

    ii. Jvenes mujeres

    Las representaciones de las mujeres jvenes son desfavorables y enalgunas de ellas persisten los mitos misginos como la idea de una joven artimaosa. Por otro lado se destaca la joven vanidosa/casta y para contrarrestar esas imgenes est la joven peregrina/sedentaria.

    El lazo del cazador

    una noche el Seor me dio la siguiente revelacin: estaba yo al frentede un edificio que pareca un matadero, entr y vi a unos hombres queestaban descuerando unos corderos; ms all haba otros colgados y de-gollados Al salir de ese recinto, o como un grito de mujer, al mismotiempo que un lazo cay sobre mi cuerpo pude sacarme el lazo queme aprisionaba. Esto se repiti por tres veces. Con esto he podido com- prender que muchas veces la mala mujer es para el joven cristiano, co-mo el lazo del cazador (Fuego Pentecosts N103, 1937:11).

    La joven artimaosa, donde ella es la culpable de los males que lesocurren a los hombres. Los hombres son vctimas y las mujeres demo-nios que buscan enlazar y estorbar a los hombres en sus responsabili-

    dades y misiones fundamentales. El joven hombre es representado

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    como cordero que es llevado al matadero y la mujer una red que cazaal joven cordero, que es llevado al degolladero, es decir, al fracaso delos ideales.

    El mejor tocador de una seoritaEl espejo encantador. Concete a ti misma, este curioso espejo har refle- jar tus faltasLocin para suavizar las arrugas. Continencia. El uso diario de esta esen-cia har deshacer las arrugasPomada para los labios. Veracidad. Los labios toman color de carmn ydespedirn aroma suaveCordial para dulcificar la voz. La oracin. Toma color de carmn y despe-dirn aroma suaveMedicina para los ojos. Compasin. Estas gotas darn brillo a tus ojosUn incomparable par de zarcillos. Atencin y obediencia aprenderssabias lecciones.Incomparable par de brazaletes. Orden e industria tus obras darn efi-

    ciencia.Un cinturn elstico. La paciencia. Cuanto ms se usa ms brillante se poneUn collar de riqusimas perlas. La resignacin ensea a sobrellevar losmales de la vida (Fuego Pentecosts N152, 1941:10).

    En este declogo se resaltan: autoconocimiento; continencia; veraci-dad; oracin; compasin; atencin; obediencia; orden; industria; pa-ciencia; y resignacin. Valores significativos que se destacaban entrelas Girls Guides,conocidas universalmente como elGuidismo. Dostemas centrales han estado presentes desde los primeros das este mo-vimiento: las habilidades domsticas y un feminismo prctico que

    encarna la aptitud fsica, habilidades de supervivencia, campismo, laeducacin para la ciudadana y educacin para la vida. De fuerte in-fluencia victoriana. La joven mujer se le formaba como buena: esposa(cocina, aseo y tejido), madre y cristiana. Sin embargo, el pentecosta-lismo resalta los valores que defenda elguidismo, pero no practic elacampar femenino, por considerarlo como algo impropio de la mujer yadems como una prdida de tiempo: ya que el imperativo era predicarel evangelio. Estedeclogo guidista estaba orientado a controlar a la joven concebida como vanidosa.

    Una visin del enfermoentraron veintiuna muchachas, todas polveadas y pintadas, con el ca-

    bello recortado, faldas cortas y medias de seda transparente... Jess las

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    Aparece otra metfora de la vida: el peregrinaje. Se resalta este xodosimblico para evitar, en las jvenes mujeres, el afn y el apego por lacorporalidad y la mundanalidad. Se considera que la joven cristianatiene tres enemigos: el mundo, el diablo y su cuerpo que son verdaderosobstculos en su peregrinacin al cielo. Aqu encontramos un claro con-flicto entre el deseo femenino juvenil y lo que la comunidad pentecostalexige de ellas. Las aspiraciones juveniles son vividas como fuerzasvagas, puesto que no cobran la forma de esperanzas concretas y expe-riencias que viven como algo impuesto, hostil, indiferente o incompren-sible. Antes de poder incorporarse a la sociedad, es menester que el joven est integrado en s mismo, que sus actos y sus representacionesestn en relacin de correspondencia, que el presente sea visto comoanuncio del porvenir y no como obstculo a sus proyectos (Touraine,1990:6). En esta visin, el viaje y salida del mundo se hacen a travs deuna barca en donde la vida aparece como un mar turbulento y la vida dela joven es una pequea barca que siempre est propensa a naufragar,

    ser atrapada en las redes y luego ser hollada, lo que en realidad expresala concepcin de la sociedad como brutal y marginalizadora.

    5. LA REINVENCIN SOCIAL DE LOS JVENES PENTECOSTALES

    Los jvenes pentecostales representan su juventud como tiempo sim- blico en donde aparecen dos dimensiones: tiempo ureo (tiempo perfecto y tiempo oportuno) y tiempo contingente (tiempo precario ytiempo peligroso). Las autorrepresentaciones de la juventud con latemporalidad es una construccin simblica (Elas, 1989:24), ima-ginada, inventada y vivida por estos jvenes.

    A mis hermanos jveneses a nosotros los jvenes y especialmente los solteros que el Seornos ordena Id y predicad el Evangelio a toda criatura, ya que no te-nemos ninguna cosa que nos excuse de cumplir este mandato. Diosquiere aprovechar nuestras fuerzas juveniles en bien de su obra y si ledesobedecemos, seremos nosotros los culpables de nuestra estagnacinespiritual es hermosa la vida del joven cristiano (Fuego Pentecosts N151, 1941:11).

    La frase es hermosa la vida del joven cristiano se entiende mejor enel contexto. Lo pentecostal es hermoso o lo evanglico es hermo-

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    so.9 Son argumentos de defensa y revalorizacin de la persona evan-glica, en un contexto de profunda discriminacin, rechazo y estigma-tizacin (Mansilla, 2009). Por ello los jvenes pentecostales se auto-rrepresentan como Lo Bello y hacen llamados a sus compaeros a versu juventud y soltera con la temporalidad perfecta para ser predicado-res itinerantes, con el fin de fortalecer la identidad del joven pentecos-tal. Como seala Touraine, es importante fortalecer, en los jvenes,la capacidad de ser actores de su propia vida, capaces de tener proyec-tos, de elegir, de juzgar de modo positivo o negativo, y capaces tam- bin de tener relaciones sociales, ya se trate de cooperacin o de con-senso o conflictivas (Touraine, 1990:5). Por lo tanto, los jvenes pentecostales se autoperciben como libres, bellos y fuertes. Recursosque deben aprovecharse para el trabajo espiritual antes que el trabajomaterial succione la fuerza juvenil.

    nosotros los cristianos, sabemos que la mejor manera de aprovechar

    nuestra juventud, es sirviendo al Seor Jess de corazn, haciendo su vo-luntad y trabajando a medida de nuestra capacidad por el engrandecimien-to de su obraS, acordmonos de nuestro Buen Dios, ahora en nuestra juventud, y si le hemos prometido servirle, seamos fieles en nuestra pro-mesa. S fiel hasta la muerte. Esto de ser fiel hasta la muerte, aunque elmundo nos quiera engaar con sus locos desvaros, sus falsos deleites yvanidades, nosotros, los redimidos por su Sangre preciosa, sigamos ade-lante mantenindonos siempre al margen del turbulento mundo, y seremosentonces bienaventuradosCuntas veces meditars en libros de cuentosy cosas vanas sin valor! Pero ahora hganlo en la Palabra de Dios y recibi-rn nueva vida (Fuego Pentecosts N158, 1942:11).

    Aprovechar la juventud trabajando como predicador itinerante: la juventud es el tiempo oportuno. Los jvenes llaman a sus congneres aser fieles predicadores hasta la muerte, dar su vida por una causa evan-gelizadora. Pero tambin hay una visin de un mundo: engaoso, falso,vanidoso y desvariado, que intenta desviarlos del propsito misionero; pero ese encanto es falaz, porque el mundo real es turbulento. En reali-dad estas visiones del mundo no son ajenas ni extraas a la juventudsino algo familiar y propio de ellos, a lo que resisten: por lo tanto, es una

    9 Similar a la frase originada por el idelogo del panafricanismo MarcusGarvey (1887-1940) que propuso el eslogan: lo negro es bello, lema delos movimientos de 1960. Partido Pantera Negra; Ejrcito de Liberacin

    Negra; o la Nacin Islam.

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    lucha consigo mismos. Los jvenes saben de sobra que luchar no esodiar; que luchar representa su propia imperfeccin al encontrar obst-culos, algo no penetrado todava por ellos. En la lucha, en la victoria oen la derrota, quieren encontrarse a s mismos eligiendo entre lo sagradoy lo que no lo es (Benjamin, 1993:116). Estos jvenes conciben laBiblia como el nico libro significante, los dems lo conciben comomitolgicos y vanos, quizs como estrategia para hacer frente a su esca-sa escolaridad.

    Hermana joven que con indiferencia sigues estos pensamientos, notrepides en entregar tu corazn al Seor; dadlo hoy mismo, en este momen-to, un segundo ms puede ser fatal. Que la Parca no nos encuentre despro-vistas del amor del Seor que sea nuestra alma hermosa, adornada de lasmejores cualidades y en la que atesoremos bienes espirituales en abundan-cia. No nos importe el fsico que es materia y tiene sus lmites; no as el al-ma que es inmortal hago un llamado a la juventud cristiana para que nosunamos y formemos una legin decidida y valerosa, por la causa de Nues-tro Seor, y trabajemos siempre (Fuego Pentecosts N133, 1941:10).

    Se habla de la Parca como sinnimo de la Muerte. Parca es la metforade la vida como hilos. Esto significa que cada ser humano, desde elnacimiento hasta la muerte, es gobernado por la triloga mortuoria:nona, dcima ymorta, que a su vez representan el nacimiento, el ma-trimonio y la muerte como una forma de concebir a esta ltima en tresmomentos. Frente a un mundo tan precario y fugaz, el nacimiento del pobre se torna en un deceso a la confortabilidad acuosa de la matriz; elmatrimonio como la muerte a la libertad, fuerza y belleza; y la muertecomo vuelo a la vida eterna. De esta manera la juventud era, tambin,una preparacin constante para la muerte, por lo tanto no cabe preocu- parse por el cuerpo sino por el alma. La juventud es fundamentalmen-te el tiempo perfecto para la predicacin itinerante, pero tambin es eltiempo precario. Frente a esto la juventud es la etapa perfecta para sersoldado de la causa predicativa de Cristo, y los grupos de jvenes,tanto hombres como mujeres, forman una legin. Metfora castrense,aludiendo a la predicacin como una lucha csmica. En esta guerrasanta estn llamados a participar hombres y mujeres; en las miliciascelestes y espirituales hay lugar para las mujeres como predicadorasitinerantes, predicadoras de la calle y profesoras de la Biblia en lasescuelas dominicales. La mujer joven soltera tiene muchos ms espa-cios en la iglesia que la mujer casada o madre que se le relega al mun-

    do domstico, tanto del hogar como del templo.

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    La iglesia y el mundo Cada da aumentan las modas, encrespadurasde cabellos, tinturas de labios, vestidos apretados, etc., todo esto paraque los jvenes se entusiasmen y sirvan a Satans. Afirmmonos, pues,hermanos jvenes, en la Roca que es Cristo Jess. Sirvmosle con todonuestro corazn; consagrmosle nuestra vida, sin liviandad ni vergen-za y as el enemigo de nuestras almas, no tendr cabida en nosotrosnonos ocurra algn da que lleguemos a la iglesia con: cabellos arreglados,labios pintados (Fuego Pentecosts N141, 1941:10).

    En la medida que jvenes mujeres predican a otras mujeres sobre elcontrol del cuerpo, tambin se estn exhortando ellas mismas porquelos jvenes se encuentran en estado de rebelin permanente, porque persisten las causas profundas de la misma sin que estn permitidos elanlisis, la crtica y la superacin (Gramsci, 2009). Aunque en la citaanterior no hay una rebelin poltica como tal, pero s es una rebelincontra las autoridades, contra lo establecido por los adultos. Comoseala Mannheim, la juventud siempre est ms cerca de la proble-mtica a consecuencia del nuevo acceso que potencia la informacin;significa, incluso, vivenciar como anttesis primaria lo que se ha con-cebido en una situacin de desestabilizacin y, tambin, vincularse ala lucha contra sta. Mientras la antigua generacin sigue en su mstemprana reorientacin (Mannheim, 1993:219). Es decir, los adultosde hoy, cuando ayer eran jvenes, tuvieron problemas con los adultosde ese entonces por los smbolos y cdigos considerados como atribu-tos juveniles; ropa, lenguajes y modas. La juventud siempre ha sido untiempo peligroso.

    6. CONCLUSIONES

    Las representaciones de los jvenes en el pentecostalismo chileno enla primera mitad del sigloXX eran ambivalentes. Por un lado estaba laidea de juventud como una etapa de belleza fugaz, en la que se desta-can cuatro metforas: la juventud/vuelo; juventud/ilusin; juven-tud/floral y juventud/deseabilidad que resaltan la belleza de la etapa juvenil, pero tambin la brevedad de su vida. En un segundo plano seconceba la juventud como el trnsito a una sociedad opresora, en laque se dan ritualidades que permitan preparar para una sociedad ex- plotadora representada en imgenes malficas como sociedad execra- ble. Pero no slo la sociedad era injusta, sino que adems se vea em- peorada con las malas condiciones laborales, en donde el trabajo apa-

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    rece como expiatorio, pero hay dos espacios de abrigo: la iglesia; elescultismo proselitista y el matrimonio/refugio, en donde la juventudse puede desarrollar y refugiarse del mal.

    Sin embargo, las representaciones sobre la juventud varan segn elgnero. A los jvenes hombres se les representa a partir de oposiciones binarias relacionadas con su carcter: valiente/cobarde; caliente/fro;descarriado/salvado; servidor/servido; versatilidad/constancia; hedonis-mo/austeridad; en cambio, a las jvenes mujeres se les relaciona a opo-siciones binarias vinculadas a su cuerpo: joven artimaosa; joven vani-dosa/casta y para contrarrestar esas imgenes est la joven peregri-na/sedentaria.

    Tambin encontramos representaciones de jvenes pentecostalesque elaboran de s mismos, vinculados desde la temporalidad: tiempo perfecto; tiempo oportuno; tiempo precario y tiempo peligroso.

    Sin embargo, todas las metforas con las cuales los pentecostalesrepresentaban a los jvenes y se imaginaban a s mismos estaban rela-

    cionadas con las metas y las proyecciones elaboradas para ellos. Anteuna sociedad que negaba a estos jvenes cualquier mecanismo de mo-vilidad social, as como condiciones de mejoramiento social, las co-munidades pentecostales elaboraron y reinventaron distintos modelos para estimular a que estos jvenes sean pastores, predicadores calleje-ros o itinerantes o bien profesores de Biblia. Estos trabajos religiosostambin estaban regulados segn el gnero: los hombres podan llegara ser pastores, en cambio las mujeres slo como esposas. Sin embargoser un pastor era el mximo logro de un joven pentecostal, as comouna mujer el hombre de sus sueos era casarse con un pastor. Porotro lado, tanto hombres como mujeres jvenes podan iniciarse como predicadores callejeros, as como potenciarse en las predicacionesitinerantes: ganar un nuevo adherente para el pentecostalismo era lacarta ms segura para el currculo de predicador. En cuanto a ser pro-fesores de la Biblia, para socializar a los nuevos adherentes y as comolos nios en las escuelas dominicales: este era el trabajo preferente-mente dado a las mujeres, por asociar la enseanza a la maternidad. Laescuela dominical era el espacio supletorio ante la ausencia de la es-cuela formal, donde los nios y nias podan aprender a leer y escribir,aunque ese proceso alfabetizador era necesario y obligatorio, perotambin suficiente para leer la Biblia. Por lo tanto, la pedagoga bbli-ca era una tarea titnica para los docentes religiosos.

    Frente a estas distintas imaginaciones e invenciones religiosas dela juventud es que la hemos llamado laGeneracin P, aludiendo a los

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    distintos tipos de generaciones que Feixa (2006b) elabor sobre la juventud, que debido a su generalizacin universalista no se adecua larealidad juvenil pentecostal de la primera mitad del sigloXX en Chile.La Generacin P, nos referimos a las metas, quizs las nicas, quetuvieron los jvenes de estas agrupaciones religiosas. Estos trabajosque consideraron como supremos y honorables eran las mximas aspi-raciones, despus de varios ascensos religiosos. Ser parte de esta gene-racin signific darle valoracin religiosa al trabajo y resignificarlo.Implic tambin brindarle espacio, no slo de refugio, sino tambin demovilidad simblica y social a los jvenes al interior del pentecosta-lismo. Esta Generacin P fue tan importante para la institucionaliza-cin, crecimiento y expansin del pentecostalismo chileno, que lostransform en el movimiento sociorreligioso ms importante del con-tinente latinoamericano.

    IQUIQUE(CHILE), AGOSTO2010

    R ECIBIDO: AGOSTO2010ACEPTADO: OCTUBRE2010

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