Arte hitita

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Un viajero francés llamado Charles Texier descubriría asombrado, junto a la aldea turca de Bogazköy, las imponentes ruinas de una verdadera capital antiquísima e inabarcable y, en el paraje cercano de Yazilikaya, ciertos misteriosos relieves.

Dos años después, un geólogo británico de ánimo inquieto, William John Hamilton, visitaría a su vez las mismas ruinas y descubriría además, un 17 de agosto, las turbadoras esfinges de Alacahöyük.

Eran un pueblo de Asia Menor y Siria que floreció durante los años 1600-1200 a.C.

El nombre hitita aparece escrito en unas tablas de los colonos asirios del año 1800 a.C en Kültepe(Capadocia).

El imperio hitita que siguió a este viejo reino, el llamado nuevo reino, tuvo su capital en Boğazköy (Hattusas) y ejerció un gran poder político y una importante fuerza cultural en Asia del 1400 al 1200 a.C

El gobierno hitita era el rey, quien era a su vez el sacerdote, comandante militar y juez. Durante el antiguo reino había un concilio de nobles, llamados “pankus”, que servían al rey.

Desde una fecha incierta pero en todo caso posterior al 1780 a. C. y hasta el 1190 a. C., el mundo hitita daría cuerpo a una serie de realizaciones materiales propias y muy distintas que hoy llamamos arte hitita.

De todas ellas, la más singular sin duda fue la arquitectura, disciplina en la que el pueblo hitita parece preludiar los principios erigidos por los mejores de los tratadistas clásicos.

La arquitectura hitita bebía en el paisaje que la rodeaba, en los recursos que éste ponía a su disposición y en la tradición milenaria de sus pueblos.

La caliza blanco-grisácea, presente de modo natural en el relieve de Hattusa, sería siempre usada primordialmente por los habitantes de la capital.

En la época, la madera debió ser de fácil y cercana disposición.

Tales materiales, en fin, precisaban técnicas de extracción y transporte que, especialmente en el caso de la piedra, podían presentar graves problemas.

En cuanto a las técnicas de construcción, los maestros hititas consiguieron el máximo nivel de una ya larga y experimentada tradición en Anatolia

Los hititas aseguraban la protección de sus construcciones. introducían no en la base de los cimientos, sino entre las piedras del mismo o en el interior del zócalo visto, numerosos recipientes de cerámica normal o expresamente manufacturada para este fin.

La base vista de los edificios estaba constituida por un zócalo elevado, siempre superior al metro de altura, realizado en mampostería o piedras de sillar entre las que los ortostatosesculpidos serían una variante sofisticada.

Particularmente llamativos son los zócalos monolíticos y los de la puerta de las esfinges de Alacahöyük, cuyos ortostatos esculpidos alcanzan los 1,20 m de altura.

Los maestros hititas fueron también capaces de desarrollar sistemas de bóvedas en piedra, arcos parabólicos y pilares de sustentación

Porque en la actividad constructiva de Hattiestaban presentes, por supuesto, la modesta iniciativa ciudadana que edificaba sus casas dentro del recinto urbano con bastante libertad

La elección de la colina rocosa aseguraba una fácil defensa y un control visual seguro sobre rutas y fronteras,

La capital de Hatti fue una ciudad que llegó a alcanzar las 168 hectáreas de superficie construida sobre un relieve accidentado lleno de rocas, pendientes y colinas escarpadas.

En su momento candente, la ciudad tuvo una población de 40.000 o 50.000 personas

Hattusa fue el centro neurálgico del potente Imperio de los hititas, que desarrolló su etapa de esplendor aproximadamente entre el período que va de 1420 a 1200 a.C.

El primer rasgo distintivo del estilo hitita radica en sus materiales y en sus técnicas, sin paralelo en el Oriente contemporáneo y que venían decididos por la geografía, la tradición y la mentalidad.

Nos encontramos ante una serie de edificios independientes entre sí que, si bien todos relacionados con la función palatina y sus dependencias

Hattusa era una ciudad fortificada, rodeada en todos sus lados por una doble muralla

La entrada mejor conservada es la denominada Puerta de los Leones, situada al oeste y datada hacia los siglos XIV y XII a.C.

Hattusa mantiene otros accesos importantes, aunque no tan bien conservados, como el caso de la llamada Puerta del Rey

En Alaca Hóyük se encuentra la Puerta de las Esfinges, donde la influencia egipcia es patente al representar a estas figuras como esfinges femeninas.

Estos amenazantes leones, casi megalíticos, ahuyentaban a los espíritus maléficos y les prohibían la entrada al recinto.

Si tenemos presente siempre la mentalidad de los antiguos hititas y sus sentimientos religiosos manifestados en sus edificios, en su paisaje y en sus objetos, podremos entender algo de su mundo perdido y de las razones de su estilo.

Lo poco que desde el punto de vista social sabemos sobre los artistas y artesanos hititas parece sugerir que se trataba de un grupo de hombres libres

Tenemos noticia, por ejemplo, de que a cambio de sus conocimientos y productos, príncipes, sacerdotes, particulares y comunidades concedían parcelas de tierra a los artesanos.

Tepsus dios de la tormenta

Al servicio de sus clientes, los particulares o el rey, los artistas hititas debían organizarse en talleres y obradores que giraban, posiblemente, en torno a un maestro de cualidades especiales.

Y las cerámicas con relieves adosados de Bitik, Selimli o Hattusa, por ejemplo, no son fruto de una producción industrializada sino artística y de la mayor calidad.

Por otra parte, las creencias y los valores religiosos, los mitos y las tradiciones populares están presentes en cada objeto antiguo.

Y el artista en su taller, difícilmente podía abstraer su trabajo de su fe.

sumaban muchos valores profundos

Otro tanto ocurría si el artesano trabajaba la plata. Y lo hacía con especial cuidado porque, para un hitita, la plata era una sustancia pura, inmaculada.

Siglo XIII, colección N. Schimmel

Por eso, como destaca V. Haas, los artistas de Hatti solían realizar en plata los objetos de culto y las imágenes de los dioses

Siglo XIII, colección N. Schimmel

Y de plomo se han recogido cientos de figuritas y colgantes de valor mágico y profiláctico. Como el hierro, cuyo magnetismo tenía un efecto beneficioso sobre la salud.

Cuando los artistas tallaban primorosamente los pequeños sellos de estampillacon sus entallados miniatura venían a remitirse a un mundo de creencias.

Sello hitita (Musée du Louvre, París). A la izquierda aparece el sello cilindrico de hematina y, a la derecha, se ve el resultado de la utilización del sello sobre una tablilla de arcilla

Incluso cuando con simple barro daban forma a figuritas de toros por ejemplo, estaban evocando ideas cruciales: los animales sagrados y simbólicos del dios hitita de las tormentas.

Fecha: 1000 a.C.Museo:Museo Hitita de Ankara

Y cuando esculpían los leones de Alaca tenían en su mente a la diosa Hepat.

La escultura y el relieve hititas, que en la mayor parte de las obras conservadas podría datarse entre el 1400 y el 1190 a. C.

Siguiendo la ya vieja tradición anatómica, la escultura de pequeño formato en bronce -continuó haciéndose por el sencillo sistema de colar el metal fundido en moldes.

E. Akurgal estima que la talla plana sería el producto de que el artista se hubiera limitado a copiar un trabajo de orfebrería

todas poseen un evidente trasfondo religioso, en consonancia posiblemente con el recinto al que servían de acceso.

los semiortostatos de Alaca están llenos de vida y no exentos de una cierta gracia

Dios hitita y diosas, Yazilikaya, 1250 B.C..

el maestro supo resolver el problema de representar una fila de hombres avanzando agrupados