“Arraigados en Dios“ · PDF filemi muy querido hermano, fortelécete en el...
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Arraigados en Dios
Para leer la Biblia con provecho
Devocional
Lecturas bblicas diarias
Traducciones del alemn
Zeit mit Gott
Tema: Caminando resueltamente (decidido) -
Estudiamos la 2da. carta a los Corintios, cap. 4:7 al 5:10 (14 das)
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Diakonissenmutterhaus Aidlingen
Caminando resueltamente (decidido) -
Estudiamos la 2da. carta a los Corintios, cap. 4:7 al 5:10
(14 das)
Da 1
2.Co. 4:7
Acaso no es cierto que pensamos que un hombre de fe debe ser fuerte (comp. Is. 40:31), tener xito (comp. Gn. 39:3.23) y gozar de buena salud? (comp. Lc. 8:50.54.55) Textos bblicos como estos, as como las opiniones de personas de nuestro entorno pueden llegar a ser una dura prueba.
Tambin en Corinto existan dudas acerca de cmo podan concordar la vida poca atractiva del apstol Pablo con sus prdicas. Acaso no era l demasiado dbil (2.Co. 10:10; 11:30)? Su camino no mostraba demasiadas dificultades, sufrimientos y falta de xito (2.Co. 11:24-28)?
Con muy pocas palabras Pablo corrige esta manera equivocada de pensar en las cuestiones espirituales. Por supuesto Dios puede en Su bondad otorgar fuerza, xito y salud. Pero la bendicin y autoridad espiritual no dependen de esto. Pablo dice qu es lo que realmente vale: Tenemos este tesoro en vasos de barro.
Los vasos de barro servan como recipientes prcticos y usuales para guardar alimentos como cereales, agua y otros elementos, para proteger, por ejemplo rollos de pergamino. Estos jarrones de barro eran muy frgiles y no tenan en s mismos mucho valor. La mencin de un tesoro se refiere al conocimiento de Jess como el Cristo y al testimonio acerca de l como el Hijo de Dios y Seor de este mundo (cap. 4:6).
Nos sorprende que Dios confi este tesoro- del cual no hay nada parecido o igual en toda la historia humana- a instrumentos tan dbiles como somos nosotros, los hombres. El mensaje de Jess es un diamante que necesita un engaste de oro. Ningn hombre es un recipiente que corresponde al valor de este mensaje (E. Schnepel).
Por otro lado, es justamente la debilidad e incapacidad de los mensajeros, lo que ayuda a que no se confundan el tesoro y el recipiente. La tentacin de admirar al hombre en lugar de Dios era y es siempre un gran peligro. (Lea 1.Co. 1:28.29; comp. Dt. 8:17.18; Jue. 7:2.)
Da 2
2.Co. 4:8.9
Ahora nos daremos cuenta lo que debe haber significado para Pablo
ser un recipiente de barro. Pero no debemos pensar que la medida de
las luchas y sufrimientos de Pablo fuera una regla para todos los
creyentes. Dios conduce a cada uno de sus discpulos de manera
individual y personal. l no exige el mismo sufrimiento de todos los
dems.
A Pablo le es posible mostrar un cuadro realista de las dificultades y
al mismo tiempo expresar claramente el gran consuelo divino. Aparecen
aqu grandes contrastes que podramos describir de la siguiente
manera: estamos acosados por todos lados, pero no estamos sin salida;
estamos desconcertados; tenemos dudas pero no estamos
desesperados. Estamos perseguidos, pero no estamos abandonados.
Nos tiran al suelo, pero no perecemos. (Lea Hch. 13:49-52; 14:5-
7.19.20; 16:23.24.)
Estos informes nos presentan, por un lado la seriedad del discipulado:
El siervo no es mayor que su seor. Si a m me han perseguido,
tambin a vosotros os perseguirn (Jn. 15:20). Por el otro lado, Pablo
puede testificar que el Seor nunca deja solo a su siervo. Necesitamos
que se nos recuerde esta verdad. Tambin debemos animarnos unos a
otros con este consuelo.
Martn Lutero escribi a su amigo Leonhard Kaiser, quien haba sido
arrestado en la crcel de Passau por su predicacin evangelstica: As
mi muy querido hermano, fortelcete en el Seor y Su poder grandioso;
no tengas temor, pues debes llegar a ser la persona que Dios quiere,
siendo prisionero o libre; reconoce la paternal voluntad de Dios, soporta;
malo a l y albalo de todo corazn. Deseo que puedas llevar a cabo
todo esto para la honra de Dios y de su santo evangelio. Esto obre en ti
el Padre de nuestro Seor Jesucristo, el Padre de misericordia y Dios
de toda consolacin, segn la riqueza de su maravillosa gracia. Amn.
Da 3
2.Co. 4:10-12; 1.Co. 15:30.31
Pablo dio un paso ms adelante, entendiendo sus sufrimientos - no
solamente como parte de su discipulado - sino tambin como
participacin de los sufrimientos y de la muerte de su Seor. l no pens
solamente en la pasin de Jess, el ltimo tiempo de Su sufrimiento.
En el Glgota se resumen slo las pocas horas en la cruz, que fue el
carcter de muerte de toda la vida terrenal de Jess desde el pesebre
(W. De Boor).
l dej la gloria del Padre y lleg a ser un hombre mortal (Fil. 2:6-8).
l experiment rechazo y la humillacin (Mt. 9.3.4; Lc. 9:52-55). Se neg
a tener su propia familia, posesiones personales y seguridades
terrenales (Mt. 8:20; 2.Co. 8:9), soportando calumnias y enemistades
fatales (Mt. 12:24; Mr. 3:6). Aguant falta de comprensin y abandono
(Mt. 16:8-11; 26:56; Jn. 14:9). l viva el misterio: Si el grano de trigo
no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto
(Jn. 12:24).
En este sentido Pablo pudo ubicar sus problemas y luchas y
aceptarlos. l aclara que los caminos de muerte no significan la
ausencia de la bondad de Dios y de Su cuidado. La meta real es la vida.
Los hombres pueden darse cuenta de que slo Dios puede dar valor
para testificar y ser fortaleza en las debilidades. Tambin para los
corintios, los peligros de muerte de Pablo, eran el motivo para entender
que en Cristo estaba la verdadera vida (v. 12).
Queda sin decir cundo esa fe los conducira por caminos peligrosos,
para que otras personas pudieran ser salvadas.
Junto al autor de canciones F. M. von Zaremba podemos orar: T
mismo moriste como el grano de trigo y fuiste puesto en la tumba; aviva,
entonces, T que eres la vida, el mundo que Dios te dio! Enva
mensajeros a todos los pases, para que tu Nombre ese Nombre lleno
de bendiciones sea conocido. Tambin nosotros estamos dispuestos
a tu servicio; servicio de luchas y peleas.
Da 4
2.Co. 4:13
El salmo 116 habla en forma especial de la salvacin o liberacin de
peligros de muerte. Podemos entender que Pablo se apropi de este
salmo y oraba con esas palabras. ... estaba yo postrado, y me salv
(v.6). Pues t has librado mi alma de la muerte (v.8). Cre; por tanto
habl, estando afligido en gran manera (v.10).
Igual que cada orador Pablo, se sinti responsable de dar testimonio
a las personas, aunque ellas mismas fueran la razn de su afliccin. No
podemos dejar de decir lo que hemos visto y odo (Hch. 4:20). Pablo
era consciente de que la ayuda de Dios no precisamente tena que ser
la salvacin del problema momentneo. De esto habla el Sal. 116.
Estimada es a los ojos de Jehov la muerte de sus santos (v.15). Para
Pablo el peligro de muerte no era razn para callarse.
Muchos testigos nos dieron ejemplo de su valor y fe, que nos ayuda
a reflexionar en forma personal y nos puede motivar. En las anotaciones
del diario de Jim Elliot podemos leer: Como toda tu vida, as tambin la
extensin de tu vida, est en las manos de Dios. Recuerda: Dios no
permitir que mueras antes que hayas terminado tu obra. Pero no dejes
que la arena del tiempo te moleste en los ojos, y as no puedas ver a
aquellos que an estn en las tinieblas. Ellos tienen que escuchar el
evangelio. La/el esposa/o; la familia; la profesin; la educacin, todo
tiene que aprender a someterse a la regla: deja que los muertos
entierren a sus muertos, pero t, ve, anuncia el reino de Dios.
El 8 de enero de 1956 los aborgenes auca, por los cuales Jim Elliot
haba orado durante seis aos, lo mataron a l y a cuatro compaeros.
Las huellas de bendicin de su entrega no se pueden calcular y llegan
hasta nuestros das.
Da 5
2.Co. 4:14.15; 1.Co. 6:14
Para una nota fnebre alguien eligi las siguientes palabras
inusuales: Algn da vosotros leeris en el diario que yo haba muerto.
Una cosa es muy segura: nunca en mi vida estar ms vivo que en ese
momento.
Esto no es un testimonio de orgullo espiritual. Es el testimonio de un
creyente consolado, que se arraiga en la Palabra de Dios.
Los hombres que pertenecen a Jess deben saber que su vida
desemboca junto a Dios y permanecer para siempre. Estas cosas
os he escrito a vosotros que creis en el nombre del Hijo de Dios, para
que sepis que tenis vida eterna, y para que creis en el nombre del
Hijo de Dios (1.Jn. 5:13; comp. 1.Co. 15:17-20; Ro. 8:11).
La esperanza de la resurreccin no solamente consuela al
enfrentarse con la muerte. Adems se consigue poder de accin para
el presente. En medio de la vida cotidiana muchas veces perdemos la
conciencia real, de que Jess gan la victoria en la cruz. Muchas veces
nos desanimamos nosotros mismos por nuestras limitaciones y
sufrimos por lo pasajero de nuestras acciones. Pero ahora se nos
presenta una perspectiva muy alegre. Llega el momento cuando todo
ser revelado delante de Dios. Y lo que l ha comenzado lo llevar
tambin al final. (Lea Fil. 1:6; Ef. 5:27; Col. 1:22; Ap. 7:9.)
El mayor propsito de la predicacin es que