Arquitectura y Posmodernidad. Los orígenes de un debate.

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El artículo elaborado por Sainz Gustiérrez, aborda la relación entre la arquitectura y la posmodernidad

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  • ARQUITECTURA Y POSMODERNIDAD:LOS ORGENES DE UN DEBATE

    POR VICTORIANO SAINZ GUTIRREZ

    Las disputas en torno a la condicin posmodema han rebasado los reducidoslmites de cualquier aspecto parcial del quehacer humano y se extienden ya a todoslos mbitos de la cultura. Adems, es cada vez ms frecuente hablar de la posmo-dernidad para referirse no slo a los cambios culturales, sino tambin a los cambiossociales; y es que, de hecho, unos y otros son inseparables ' . Como es sabido, la pol-mica afecta tambin y de modo particularmente relevante a la arquitectura, preci-samente porque en la posmodemidad lo esttico adquiere un valor paradigmtico 2.En este sentido, cabe sealar que lo que la sensibilidad post busca poner en crisis noson slo unas determinadas opciones figurativas las del llamado MovimientoModerno, en el caso de la arquitectura, sino todo un proyecto socio-cultural: la moder-nidad misma como proyecto 3.

    En cierta medida, el debate sobre el post tuvo su origen en el mbito arquitectnicoy desde ah se ha ido extendiendo luego a otras disciplinas. El propio Lyotard hamanifestado haber tomado el trmino de la crtica arquitectnica para aplicarlo lacondicin contempornea del saber 4 . Se podra decir, pues, que la posmodernidadha tenido una punta de lanza para su avance en el posmodernismo. La aparicin de

    1. Una visin de conjunto de esta cuestin puede encontrarse en David LYON, Postmodernidad(1994), Madrid 1996.

    2. Las experiencias estticas ha escrito al respecto Sol-Morales son el modelo ms slido, msfuerte de, valga la paradoja, una construccin dbil de lo real y, por tanto, adquieren una posicinprivilegiada en el sistema de referencias y valores de la cultura contempornea (Ignasi de SOLA-MORALES, Arquitectura dbil (1987), en Diferencias. Topografa de la arquitectura contempornea,Barcelona 1995, pp. 68-69).

    3. Para un sugerente anlisis del significado de la modernidad en arquitectura, que no ignora lainterrelacin entre el discurso interno a la disciplina arquitectnica y el contexto cultural, cfr. Juan MiguelOTXOTORENA, Arquitectura y proyecto moderno. La pregunta por la modernidad, Barcelona 1991.

    4. Jean-Franois LYOTARD, La condicin posmoderna. Informe sobre el saber (1979), Madrid 1984.

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    las obras de Jencks 5 , en la segunda mitad de la dcada de los 70, marc el comienzode la generalizacin de la disputa sobre el posmodernismo en arquitectura, quealcanzara uno de sus puntos lgidos con motivo de la muestra de arquitectura dela Bienal de Venecia de 1980, titulada La presencia del pasado6.

    Planteamientos como los de Jencks, que se han venido moviendo con ciertasuperficialidad muy americana, por lo dems en lo que Frampton ha denominado"cultura del espectculo", han propiciado quiz el consumo indiscriminado de sucesivasfiguraciones, lenguajes y estilos, ampliamente difundidos mediante una multitud defotografas a todo color publicadas en preciosas monografas o en vistosas revistas; perotambin han contribuido decisivamente al definitivo abandono de la defensa a ultranzade los planteamientos del Estilo Internacional, tan insistentemente aireados por aquellahistoriografa que se ocup de consagrar el mito del universalismo internacionalistadel Movimiento Moderno , facilitando el desarrollo de un nuevo eclecticismo, sininhibiciones aparentes, cargado de contaminaciones figurativas, del que encontramosun buen exponente en la Strada Novissima de la ya citada Bienal de 1980.

    A pesar de lo aparentemente encontrado de las posiciones de muchos de los defen-sores del post, hay algo en lo que todos parecen estar de acuerdo: la crtica al Movi-miento Moderno. Esta actitud crtica aparece, sin embargo, ms que como un programa,como una discusin sobre la formacin intelectual del presente. De tal modo que lagenrica oposicin a lo moderno, como ha sealado entre otros Marchn Fiz 8, cristalizentre ellos en dos ncleos de cuestiones: el rechazo de las opciones estilsticaspropuestas por las vanguardias, por un lado, y la liquidacin del funcionalismo comocategora legitimadora de la arquitectura moderna, por otro.

    Como ha puesto de relieve la historiografa ms reciente', en el interior del propioMovimiento Moderno se haba venido desarrollando un proceso de continua revisinmuy especialmente entre los arquitectos de la llamada "tercera generacin" perojunto al impulso de una cierta renovacin, permaneci siempre una clara voluntad decontinuidad con los presupuestos iniciales de fondo, que no llegaron en ningn momento

    5. Charles JENCKS, El lenguaje de la arquitectura posmoderna (1977), Barcelona 1984; Arquitectu-ra tardomoderna y otros ensayos (1980), Barcelona 1982.

    6. Cfr. AA. VV., La presenza del passato, Venecia 1980. Vase tambin el nmero extraordinariode la revista Controspazio (n 1-6, 1980), dedicado a la muestra.

    7. Me refiero a las obras de Giedion, Pevsner, Banham, Richards, etc.8. Cfr. Simn MARCHN FIZ, Entre el orden y la diseminacin, en Arquitectura, n238, 1982,

    p. 17. Para un tratamiento ms amplio de algunos aspectos tratados en ese artculo, cfr. S. MARCHNHZ, La condicin posmoderna de la arquitectura, Valladolid 1981. En esos escritos Matchn haintentado sistematizar ideas que, por lo dems, ya se haban repetido en diferentes ocasiones a lo largodel debate sobre el post: vanse, por ejemplo, los artculos publicados en el nmero de la revistaArquitecturas bis (n 22, 1978), dedicada al tema After Modern Architecture.

    9. Las historias de la arquitectura moderna de autores como Tafuri, Frampton, Jencks y De Fusco,entre otros, se han ocupado de poner de manifiesto con suficiente claridad la complejidad y diversidadde planteamientos que se esconden tras el aparente monolitismo del Movimiento Moderno.

    10. Sobre la "tercera generacin", cfr. Josep M. MONTANER, Despus del Movimiento Moderno.Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX, Barcelona 1993, pp. 36-108.

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    a ser puestos en crisis de modo radical, aunque comenzasen a vislumbrarse vas alter-nativas en las obras de arquitectos como Louis I. Kahn. Esos nuevos caminos sonlos que sern recorridos por la generacin siguiente, la de Aldo Rossi y Robert Venturi.

    La crtica ha insistido en repetidas ocasiones sobre el papel determinantedesarrollado por Kahn 11

    en relacin con la nueva situacin de la arquitectura tantoamericana como europea, y especialmente en su influencia en Rossi y Venturi, hastael punto de que Moneo le ha llamado, con expresin muy grfica, el "padre comn":La obra de Louis Kahn son sus palabras ilustraba lo que la arquitectura podaser si se atreva a seguir los caminos sugeridos por quienes con mayor mordientesometieron a dura crtica el modo en que se haba institucionalizado la nocin delo moderno en arquitectura. De ah que los arquitectos que ms definitivamentecontribuyeron a establecer las posiciones de lo que iba a ser la arquitectura de losarios 70, Venturi y Rossi, estn en deuda con Kahn, si bien esto no sea para uno yotro sobre la base de la misma moneda 12 . Ms all de las diversas interpretacionesque haya podido recibir el pensamiento kahniano o de los diferentes ecos que su obraproyectual haya suscitado, resulta evidente que muchas de las cuestiones por las queKahn se interes (la historia, la forma, el monumento, la arquitectura ilurninista) hanejercido un notable influjo en los debates posteriores.

    Aunque no sea fcil indicar con exactitud el momento histrico en que se produceel paso de lo moderno a lo posmoderno en arquitectura, se puede sealar un claropunto de inflexin en los arios 60. En todo caso, me parece posible aplicar a laposmodernidad unas palabras que Frampton refiere a la modernidad: Cuanto msrigurosa es nuestra bsqueda de su origen, ms remoto se nos aparece I3. Ya en ladcada de los 60 es posible encontrar, pues, unos planteamientos abiertamente crticosrespecto al Movimiento Moderno; en esos arios se lleva a cabo la publicacin de unaserie de escritos en los que se dejan entrever cambios importantes. Los efectos delos planteamientos contenidos en algunas de esas obras no fueron, sin embargo,perceptibles inmediatamente, ni tuvieron todos el mismo alcance, como se ha podidoir comprobando con el transcurso del tiempo.

    De todas ellas hay dos, aparecidas en 1966, que ya han sido sealadas eninnumerables ocasiones como fundamentales por su influencia en el desarrollo posteriorde los acontecimientos y respecto a las que, con una perspectiva de treinta arios, querraaqu hacer algunas consideraciones que espero ayuden a encuadrar el debate que,

    11. Vase, por ejemplo, Ignasi de SOLA-MORALES, Una conferencia en San Sebastin, en Arqui-tecturas bis, n41-42, 1982, pp. 14-21; o tambin la opinin manifestada por De Fusco: La figura y laobra de Louis I. Kahn constituyen el fenmeno ms significativo del perodo intermedio entre modernoy posmoderno (Renato DE FUSCO & Cettina LENZA, Le nuove idee di architettura. Storia de la criticada Rogers a Jencks, Miln 1991, p. 53).

    12. Rafael MONEO, Padre comn, en Arquitecturas bis, n41-42, 1982, p. 50.13. Keneth FRAMPTON, Historia crtica de la arquitectura moderna (1980), Barcelona '1994, p. 8.

    A este respecto se puede consultar tambin el artculo de Simn MARCHN FIZ, Le bateau ivre: parauna genealoga de la sensibilidad posmoderna, en Revista de Occidente, n42, 1984, pp. 7-28.

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    en cierto sentido, esas obras han abierto; me refiero, como no es difcil suponer, aComplejidad y contradiccin en la arquitectura de Venturi " y La arquitectura dela ciudad de Rossi 15 . A ambos textos se les pueden sin duda aplicar estas palabrasde Colquhoun: Por primera vez vemos el proyecto de revisar el Movimiento Modernodesde una perspectiva que ya no est dentro del propio Movimiento Moderno 16.Esta afirmacin ha de ser comprendida adecuadamente: como es obvio, no hay queentenderla en el sentido de que Rossi y Venturi a mediados de los 60 se autoproclamenposmodernos, sencillamente porque no es cierto.

    En realidad, ambos aprecian la mayor parte de las lecciones de los maestros delMovimiento Moderno; ahora bien, lo que ni Rossi ni Venturi estn dispuestos a seguiradmitiendo es que no se puedan encontrar otras lecciones igualmente valiosas enla arquitectura anterior, son plenamente conscientes de que el Movimiento Modernoes una etapa ms en la historia de la arquitectura y que como tal ha de ser valorada.Por eso escribir Rossi en el prefacio a la segunda edicin italiana de su libro:Actualmente la teora del Movimiento Moderno como salto cualitativo de laarquitectura o como movimiento poltico-moral ha sido abandonada por casi todos.(...) En este libro se ha ofrecido una primera valoracin de esta herencia, intentandover los trminos dentro de los cuales su aceptacin es positiva 17.

    Partiendo de presupuestos culturales muy diferentes entre s, Venturi en el contextoamericano y Rossi en el europeo apuestan por centrar el trabajo del arquitecto enel terreno especfico de la arquitectura-lo que para ambos es tanto como decir en elcampo de la forma y abandonar el discurso ideologizante, tpicamente moderno, quepretenda una legitimacin de la arquitectura desde parmetros externos a la propiadisciplina, nicamente atentos a encarnar el Zeitgeist I8 . As Rossi, en la lnea delpensamiento gramsciano, reivindicar una y otra vez, en el seno de la cultura marxistade la segunda posguerra, la relativa autonoma de la arquitectura respecto de la

    14. Robert VENTURI, Complejidad y contradiccin en la arquitectura (1966), Barcelona '1992. Estaobra fue presentada por Seully con estas palabras: Probablemente es el libro ms importante sobrearquitectura desde Vers une architecture, escrito por Le Corbusier en 1923 (Vincent SCULLY,Introduccin, en ibid., p. 9).

    15. Aldo ROSSI, La arquitectura de la ciudad (1966), Barcelona 5 1981. Incluyo dentro de la sensibili-dad posmoderna esta obra de Rossi por el influjo que ha tenido en la arquitectura posterior, a sabiendasde que el propio Rossi quiz no lo admitira; en una entrevista de finales de los 80 afirmaba: En el fondohoy no reconozco que mi obra sea circunscribible en el trmino "posmodemo", precisamente porqueencuentro que cuanto ha ocurrido en Italia tiene races histricamente mucho ms complejas (PaoloZERMANI, L 'architettura delle c(fferenze, Roma 1988, p. 113). He examinado detalladamente esas raceshistricas en mi tesis doctoral La posmodernidad y el nacimiento de una nueva cultura urbana: lasaportaciones de Aldo Rossi, Universidad de Sevilla, Sevilla 1997.

    16. Alan COLQUHOUN, Postmodernidad y estructuralismo: una mirada retrospectiva (1988), enModernidad y tradicin clsica, Madrid 1991, p. 296.

    17. Aldo ROSSI, Prefacio a la segunda edicin italiana (1969), en La arquitectura de la ciudad, cit., p. 42.18. De ah que se haya dicho que sus obras son complementarias (Antn CAPITEL, Venturi &

    Rossi, 1966-1988. Historia, disciplina y eclecticismo (1988), en Artculos y ensayos breves, Madrid 1993,p. 327).

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    economa y la poltica; en este sentido hay que entender, por ejemplo, estas palabrassuyas: Para la mala arquitectura no hay ninguna justificacin ideolgica como nola hay para un puente que se hunde 19 . Venturi, por su parte, afirmar con todarotundidad al comienzo del libro citado: Yo no tengo especial intencin de relacionarla arquitectura con otras cosas. (...) Intento hablar de la arquitectura y no de lo querodea a la arquitectura 20.

    Como ya sealara Marchn Fiz, en la sensibilidad posmoderna resulta claro quelo formal ha sido reivindicado como una necesidad radical para la arquitectura, desdela Tendenza y el neoformalismo americano hasta las actuales versiones clasicistas;pero lo que les une por encima de todo es ese ver en trminos de arquitectura, es decir,ese buscar los recursos figurativos en el seno de la tradicin arquitectnica y susmateriales, a diferencia de lo que aconteca en el Movimiento Moderno y sudependencia respecto a las vanguardias artsticas, la psicologa de la forma y laracionalidad de la produccin industrial, y desconfiando asimismo de los auxiliosde los sistemas secundarios de signos ms propios de la comunicacin visual y losmass -media que de la misma arquitectura 21.

    Esto no quiere decir necesariamente que se haya olvidado el papel de la funcin;lo que ha sucedido es ms bien que sta ha dejado de ser interpretada en claveideolgica, como aquello en virtud de lo cual todo adquiere una justificacin en elproyecto. Resulta significativo a este respecto que Rossi no haya dejado de realizaren su libro una crtica a lo que l denomina el "funcionalismo ingenuo" 22 . En relacincon los planteamientos de Venturi sobre este punto concreto, ha escrito agudamenteMoneo: De la lectura de Venturi no se desprende tanto un ataque al funcionalismocuanto a la interpretacin que del funcionalismo el Movimiento Moderno ha dado 23.La reivindicacin de la forma no lleva, pues, a ignorar sin ms la funcin, sino quepretende contribuir a redimensionar su importancia en el proyecto de arquitectura.

    De cualquier modo que se interprete 24, este cambio de actitud signific indudable-mente un vuelco respecto a los planteamientos de las vanguardias arquitectnicasde entreguen-as, toda vez que iba acompaado de una explcita voluntad de acabarcon el olvido de la historia postulado por el Movimiento Moderno, tanto para laarquitectura como para la ciudad. Analizando el pensamiento de Venturi resultaevidente que no se trata simplemente de abandonar un estilo (el racionalismo, el estilointernacional o como se le quiera llamar), sino de abrirse al repertorio de solucionesposibles ofrecidas por la historia, que se encuentran disponibles para ser utilizadassegn las tradiciones del lugar o las exigencias del proyecto, y de las que siempre

    19. Aldo ROSSI, Introduccin, en AA. VV., Arquitectura racional (1973), Madrid 1979, p. 11.20. R. VENTURI, Complejidad y contradiccin en la arquitectura, cit., p. 22.21. S. MARCHN FIZ, Entre el orden y la diseminacin, cit., p. 19.22. Cfr. A. ROSSI, La arquitectura de la ciudad, cit., pp. 81-84.23. Rafael MONEO, Entrados ya en el ltimo cuarto de siglo, en Arquitecturas bis, n22, 1978, p. 2.24. Vase, por ejemplo, Helio PIN, El pathos de la autonoma y la esperanza disciplinar (1978),

    En Reflexin histrica de la arquitectura moderna, Barcelona 1981, pp. 91-108.

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    es posible aprender. Rossi, por su parte, se ha ocupado de recalcar repetidamenteel significado para la proyectacin arquitectnica de las formas que la historia nosofrece, y desde esta perspectiva ha advertido: Somos insensibles a las acusacionesde historicismo". A su entender, las formas histricas, tambin las que proporcionael Movimiento Moderno, han de ser consideradas como la materia prima para la actualprctica de la arquitectura y no como algo que ha quedado relegado a un pasado quenos resulta ajeno porque ya ha sido superado.

    Tambin es posible observar, tanto en los planteamientos de Rossi como en losde Venturi, una decidida apuesta por el realismo, aunque-ya va dicho, pero convieneinsistir en este punto desde posiciones culturales muy dispares. Para Venturi, queconsidera que el Movimiento Moderno no haba conseguido conectar con lasnecesidades e intereses de los usuarios, el realismo est sobre todo en atender a valoressimblicos de la arquitectura que sean accesibles al gran pblico, buscando garantizaras que sta se convierta en un lenguaje realmente comunicativo. En Rossi, la cuestindel realismo es mucho ms compleja y tiene un sentido diferente, pero estindudablemente presente, porque para l la fuerza de las ideas crece solamente siest basada en la realidad '.

    Ms all de los puntos comunes que acabo de sealar, las diferencias entre losplanteamientos de uno y otro son, por lo dems, extremadamente acusadas, comose puede comprobar tambin si se examinan con un poco de detalle las diversascorrientes a que han dado lugar dentro del posmodernismo. Por encima de cualquierestrategia formal ha escrito Marchn Fiz, la condicin posmodema est atravesadapor la tensin que se instaura entre la aoranza de un orden y la diseminacineclctica n . La referencia al orden tiene que ver con Rossi y la Tendenza, mientrasque el eclecticismo hay que ponerlo en relacin con Venturi y sus epgonos. En elfondo, esa doble orientacin est relacionada con dos modos distintos de entenderla forma, que a su vez remiten a dos conocidas posiciones de honda raigambre enel pensamiento esttico occidental.

    Los que aoran el orden aspiran a refundar la disciplina desde la racionalidad,es decir, asumen la forma como eidos, como principio racional y subyacente de ordencomo "estructura", dira Rossi, que se concreta en los principios tipolgicos; entreellos tendramos a arquitectos como Aymonino, Grassi o el propio Rossi, pero tambina otros como Ungers o Moneo, por citar algunos. Los partidarios de la dispersineclctica entienden la forma como morph, es decir, la interpretan de modo preferentey casi exclusivo a partir de sus aspectos visuales, de su configuracin ms epidrmica:entienden, pues, la arquitectura como un "lenguaje"; aqu podramos encuadrar ala mayor parte de los arquitectos americanos, como Graves, Moore o Stern, a japonesescomo Isozaki y a algunos europeos como Stirling o Hollein.

    25. A. ROSSI, Introduccin, en AA. VV., Arquitectura racional, cit., p. 18.26. Aldo ROSSI, Mi exposicin con arquitectos espaoles, en 2C Construccin de la Ciudad, n 8,

    1977, p. 23.27. S. MARCHN FIZ, Entre el orden y la diseminacin, cit., p. 19.

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    Esta diferente orientacin-o, al menos, las consecuencias ms evidentes que deella se derivan no ha pasado desapercibida a sus protagonistas y, aunque las doscorrientes sealadas hayan ido evolucionando hacia un eclecticismo ms o menosradical segn los casos, este hecho parece estar en la base de que los partidarios delorden se les ha acusado tambin de "fundamentalismo" hayan rechazado su inclusinentre los posmodernistas, a los que consideran representantes de un formalismo manie-rista, superficial y estril, que se limita a fabricar decorados aptos para su inmediatoconsumo y que en modo alguno es capaz de producir arquitectura ni de ordenar laciudad. Ellos, en cambio, han preferido agruparse bajo otras denominaciones, comolas de tendenza o arquitectura anloga 28-no son equivalentes esas denominaciones,aunque tambin aqu los nombres sean lo de menos.

    La cuestin ms problemtica que se plantea en tomo al debate iniciado en losarios 60 por los libros de Rossi y Venturi es otra, y no puede ser abordada aqu con laprofundidad que requiere, ya que su anlisis rebasa las posibilidades de este artculo.Voy, no obstante, a dejarla esbozada, dejando para otra ocasin su discusin porme-norizada. Se tratara de dilucidar hasta qu punto es posible sostener que el discursocrtico que ambos inauguraron-y que se ha prolongado primero en el posmodemismo yluego en la deconstruccin ha llegado a situarse ms all de la dialctica moderna, puesen ltimo trmino su justificacin se ha buscado en la capacidad de disenso respectoa determinados planteamientos y actitudes del Movimiento Moderno, de los que ven-dra a constituir en cierto modo su imagen refleja. En ese sentido podra resultar adecua-da la denominacin de "neovanguardias" que Pin ha acuado para referirse a ambos:Las neovanguardias ha sostenido el arquitecto cataln establecen la continuidadcon la vanguardia histrica por el hecho de tomarla como tema de reflexin 29.

    Si esto fuera as, resultara que paradjicamente el intento de superar el Movi-miento Moderno por la va de la reaccin y del repliegue disciplinar no hara sino

    28. Adems de las palabras de Rossi sobre esta cuestin ya citadas en la nota 15, puede consultarse, attulo de ejemplo, el artculo de M. Sik sobre la reciente arquitectura suiza, donde entre otras cosas dice:Aunque me he decidido a hablarles acerca de una nueva corriente en la arquitectura suiza, me remuerde laconciencia al dar el mismo trato a una arquitectura potica que a los triviales collages de Venturi y Stirling(Miroslav SIK, Arquitectura anloga, en Quaderns d 'arquitectura i urbanisme, n 175, 1987, p. 60).

    29. Helio PIN, Arquitectura de las neovanguardias (1984), Madrid 1989, p. 19. La tesis de fondode ese estudio ha sido discutida por Montaner, que en un artculo reciente se preguntaba: Quin es msmoderno: el que contina acrticamente los patrones de la modernidad establecida o el que pone el nfasisen la crisis de esta modernidad y para afrontarla introduce referencias a la tradicin? Y aada: En estesentido, la interpretacin que algunos autores han hecho de Aldo Rossi y Robert Venturi dentro de lasneovanguardias arquitectnicas es errnea, ya que lo que en ellos predomina es la voluntad de recupera-cin de la tradicin, la insistencia en la permanencia de las formas, la recreacin de las convenciones,en definitiva, el enfrentamiento abierto con el ansia insaciable de novedad y originalidad por parte delas vanguardias. Precisamente los planteamientos de Aldo Rossi y Robert Venturi arrancan de la voluntadantivanguardista de reconstruir ese puente comunicativo entre la arquitectura y la colectividad a partirde la memoria (Rossi) y de los lenguajes convencionales (Venturi) (Josep M. MONTANER, Moderni-dad, vanguardias y neovanguardias (1995), en La modernidad superada. Arte, arquitectura y pensamien-to del siglo XX, Barcelona 1997, pp. 148-149).

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    prolongar el discurso moderno, convirtindolo en un episodio ms del mismo justa-mente en la medida en que pretenda ponerlo en crisis, y tendramos que dar la razna Otxotorena cuando seala que el espacio histrico de la modernidad no est diseadosegn la secuencia innovacin/estabilidad/crisis, sino como un juego de espejospermanente en el que la idea de la crisis de la modernidad funciona como condicinde posibilidad y hasta de legitimacin, la de aquello mismo que entre en crisis ".

    30. Juan Miguel OTXOTORENA, La lgica del "post". Arquitectura y cultura de la crisis, Valladolid1992, p. 79.