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    Velorios y santos vivos

    comunidades negras , arocolombianas, raizales y palenqueras1 es una exposicin de sieteretablos con sus respectivas mariposas, moos, velos, estrellas, soles, coronas, ores, cancioneros,himnarios, luminarias e imgenes santas que permiten la comunicacin entre los vivos y susantepasados. Se incluye tambin una muestra representativa de esculturas aricanas talladas en madera.

    La exposicin muestra esas conmovedoras maneras de adorar nimas, santos, vrgenes ya Dios. Las tradiciones tienen una raz antigua, inuida por las prcticas de la gente de ricaoccidental y central. Por esa razn, se revela la esttica y la espiritualidad encarnadas en mscarasy estatuas de madera que artistas del valle del ro Congo en rica central tallaron en honor a susancestros y que hoy hacen parte de las colecciones del Museo Nacional.

    Se incluye un altar para la Virgen del Carmen, conorme lo arman los devotos de lugares

    como Espriella y Tumaco, al sur del Pacfco colombiano, para agradecer que sus embarcaciones semantengan a ote. No poda altar San Pacho, adorado por los quibdoseos no slo porque impidique en 1966 los barrios de la gente negra se incendiaran como las casas de la carrera primera, sinoporque lo vieron llorar por este siniestro (Friedemann, 1989a: 143). Por eso, a l y a otros santosy santas que hablan, sonren o se sonrojan, los llamansantos vivos ysantas vivas. Un ltimo altarrepresenta los pesebres que los habitantes del norte del departamento del Cauca erigen para lasadoraciones al Nio Dios, durante sus estejos anuales de ebrero y marzo.

    Un sacerdote de la Pastoral Arocolombiana, un pastor bautista, un babalao de la santerareligin de los orichas concelebraron un rito ecumnico para consagrar esos altares y de esemodo poder rendir tributo a los muertos insepultos de San Andrs, Providencia, Santa Catalinay de las dems regiones arocolombianas. Los amiliares de los desaparecidos no haban podido

    ofciar las ceremonias que llevaran a sus seres queridos al destino fnal, debido a que los diuntosueron vctimas de nauragios o del conicto armado. Luego del ritual, tanto los deudos como losasistentes a la exhibicin pudieron orecer las plegarias, los votos, los cantos e himnos que conducenal descanso eterno.

    La sala de exhibiciones temporales conjuga la convivencia entre lo proano y lo sagradopercibida en el trabajo de campo etnogrfco que cimienta el montaje. Videos y otograas leensean al pblico cmo la modernizacin del pas, la guerra, la industrializacin de la mineray la agricultura, la urbanizacin acelerada, la propagacin de celulares, televisores y unerariaspareceran obstinados en diluir la identidad de las comunidades negras en Colombia. De ah quecontinen luchando por ser ellas mismas, conorme lo han hecho desde la Colonia.

    1 Si nos atuviramos a la nomenclatura que legitim la Conerencia Mundial contra el Racismo,la Discriminacin Racial, la Xenoobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebradaen Durban, Sudrica (Naciones Unidas, 2001) bastara con decir arodescendientes. Sinembargo, en Colombia la gente de ascendencia aricano-occidental y central reclama quese le nombre de acuerdo con sus adscripciones tnicas y raciales, que responden tanto aidentidades cambiantes, como a coyunturas polticas. De esa manera, el ttulo de la exposicin,adems de las denominaciones citadas, debera incluir, por una parte, nombres como los derenacientes, libres y cimarrones, y, por otra, mulatos, zambos y morenos, entre otros.

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    La exposicin temporal se debe al trabajo conjunto de investigacin, anlisis y curaduraetnogrfca, histrica y artstica que la Curadura de Arte e Historia del Museo Nacional de

    Colombia, el Grupo de Estudios Arocolombianos del Centro de Estudios Sociales (ces) de laUniversidad Nacional de Colombia, la Direccin de Etnocultura del Ministerio de Cultura y ungrupo de proesionales arocolombianos, palenqueros y raizales, ms que todo relacionados con elsector educativo, iniciaron en enero de 2006. A lo largo de estos aos, ese equipo interdisciplinario eintercultural mantuvo contacto con especialistas en la cultura e historia de la gente de ascendenciaaricana, as como con representantes de organizaciones de base de aquellas regiones que haenocado el trabajo.

    El esuerzo es un paso signifcativo y categrico hacia la inclusin de los aricanos ysus descendientes en Colombia dentro de los guiones de las exposiciones permanentes y lascolecciones del Museo. Entre las propuestas que ha ormulado el equipo mencionado est construirespacios permanentes, ya sean salas o pabellones, que miren a rica, a las distintas regiones

    arocolombianas y al archipilago raizal2, a medida que se consolide la remodelacin y ampliacindel Museo Nacional. De esta manera ser posible combatir el indo-andinocentrismo que hapermeado el guin actual.

    Por indo-andinocentrismo entendemos la perspectiva dominante desde mediados del sigloxix con respecto a la ormacin y caractersticas de la nacin colombiana. Se undamenta en elsupuesto de que por excelencia la regin andina es el espacio donde preponderan blancos yeurodescendientes, as como la civilizacin occidental y el ejercicio de la razn, mientras quelas zonas clidas son el escenario de gente negra e india, dizque brbara, emotiva e incapaz delrazonamiento complejo (Mnera, 2005). De ah que se crea que el desarrollo debe consistir en lapropagacin de la civilizacin blanca desde las zonas altoandinas hacia las trridas, de selva y ro.Hemos introducido la partcula indo, porque desde fnales del siglo xviii las lites le han dado

    cierta legitimidad a los legados de muiscas, taironas y agustinianos en la ormacin nacional. Noobstante, tal reconocimiento se limita a los aportes que documentan la arqueologa y la etnohistoriay excluyen los de los indgenas contemporneos.

    Antecedentes de la exposicin

    El 4 de julio de 1991, los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, elegida porvoto popular, frmaron una nueva Constitucin. El artculo sptimo de la Carta reconoce ylegitima la diversidad tnica de los colombianos y el artculo 55 transitorio dio origen a la Ley 70de 1993, que hizo visibles a arocolombianos y arocolombianas dentro de la ormacin nacionaly, en consecuencia, consagr sus derechos territoriales, ambientales, culturales, educativos ypolticos.

    No obstante la proundidad de estas transormaciones, el guin del Museo Nacional tan solocontiene de manera marginal a los arocolombianos en sus exhibiciones permanentes. Tal era elcaso de la sala sobre la Conquista, cuyo muro principal exhiba dos enormes pendones: uno con losaportes del Nuevo Mundo y otro con los del Viejo, cuya lista inclua duraznos, esclavos negros,espinaca y febre amarilla.

    2 Raizal (Son o the soil) es el trmino usado por los isleos nativos, descendientes de esclavizados yeuropeos que habitaron desde el siglo xviii el archipilago de San Andrs, Providencia y Santa Catalina.

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    Encuentro o confrontacin?; al fondo,los dos pendones en cuestin

    Perspectiva de la sala Conquista en elMuseo Nacional de Colombia, en Bogot

    No sabemos si al elaborar ese inventario, el guionista trat de reproducir la historia de Henaoy Arrubla (1967) cuya nica anotacin sobre los cautivos aricanos y sus descendientes en Amrica,

    tiene que ver con la supuesta responsabilidad de ellos en la transmisin de la febre amarilla. Quela anotacin haya sido un acto inconsciente sera igualmente grave. Si bien es cierto que en octubrede 2007 a peticin de miembros de las comunidades negras el Museo fnalmente retir los dospendones, durante los aos que estuvieron expuestos cumplieron con su misin de naturalizar laimaginada inerioridad que el indo-andinocentrismo le atribuye a la gente negra.

    En la misma sala aparece otra maniestacin de la orma como ha sido naturalizada lanarrativa que venimos criticando.

    Una de las vitrinas de una pared lateral guarda un soporte escrito sobre la esclavizacinen rica. El texto se refere a las guerras de los yagas de la cuenca del ro Congo y califca losenrentamientos como una de las estrategias para capturar personas hacia la trata, que por eseentonces era controlada por los portugueses. Esa interpretacin de la historia se contrapone a laevidencia que expertos como Kabengele Munanga (1996) y Carlos H. Serrano (1996) presentan alrespecto. Ellos demuestran que se trat de una sublevacin masiva en contra del cautiverio y que,por lo tanto, antecedi a muchas ormas de resistencia contra la esclavizacin que tuvo lugar en lasAmricas, incluyendo el cimarronaje.

    Para ilustrar ese proceso, el narrador apela al dibujo de algn cronista. En la ilustracinaparecen cinco hombres, dos de ellos atados a una especie de corral de madera. Sobre sus cabezaspende un cuchillo y miran a los otros tres. El primero de estos ltimos lleva puesto un turbante ytoca un instrumento parecido a un tambor sagrado en Palenque denominadopechiche y en Ur

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    currulao, mientras su compaero levanta una azada y se alistapara clavarla en la espalda de su vctima. sta, a su vez, dirige la

    mirada hacia un caldero lleno de sangre, donde parece haber unbrazo humano.

    El lector puede ver con claridad la palabra sacrifcio. Seramuy dicil pensar que semejante cono no reuerza el mecanismode deshumanizacin que habra inaugurado el pendn tituladoDel Viejo Mundo, y que las opciones que tom el responsablede la curadura no dependan del indo-andinocentrismoimperante.

    Un tercer lugar para rica est en la sala dedicada a laColonia, donde de manera inesperada y por uera del contexto,

    el visitante se tropieza con la exhibicin de una mscara pintada de

    blanco, rojo y negro, acompaada por otras dos tallas de madera, debajo de las cuales hayun tambor. Las cuatro piezas pertenecen a la Coleccin William y Jane Bertrand, donadaal Museo en 1998, cuando ue objeto de una exposicin especial.

    Los Bertrand, socilogos de la Universidad de Tulane (Nueva Orlens),trabajaron con la Universidad del Valle durante el decenio de 1970 y ms adelanteviajaron, en calidad de epidemilogos, al Zaire, hoy Repblica Independiente delCongo, donde hicieron un valioso acopio de objetos elaborados por artistas de diversosgrupos tnicos, afliados a la amilia lingstica Bant.

    Al Museo Nacional le cedieron 173 de esas piezas, hoy almacenadas a la esperade una curadura ms prounda. Pese al valor de las cuatro tallas mencionadas, lossoportes museogrfcos ni lo hacen explcito, ni establecen el nexo histrico que une

    a sus artfces con los arocolombianos de hoy, en particular con los palenqueros,quienes, a dos metros de la vitrina mencionada, aparecen en la pantalla de un televisorque, mediante un sistema de reproduccin sin fn, presenta aquel video que elMinisterio de Cultura prepar para justifcar la peticin que en 2004 lehizo a la Unesco para que la cultura y la lengua criolla del Palenque deSan Basilio ueran declarados patrimonio inmaterial de la humanidad.Ese idioma tiene una base gramatical proveniente del Ki-kongo yel hecho de tener un vocabulario rico en palabras del espaol y delportugus lo convierte en una reliquia histrica reerente a las nuevaslenguas que surgieron con la trata transatlntica (Schwegler, 1992).

    Una alusin adicional a los arodescendientes consiste en unmarco sin imagen pero con la biograa de Pedro Romero, para que el ola visitante, valindose de la imaginacin y luego de haberse enterado delpapel que el arocubano desempe en la independencia de Cartagena, pueda elaborar una imagenmental del artesano. En la misma sala estn las representaciones del militar venezolano LeonardoInante y del almirante Jos Prudencio Padilla. En las salas del tercer piso estn las pinturas que elartista alemn Guillermo Wiedemann hizo en lugares como Istmina, entre otros del Aropacfco,as como la escultura de Hena Rodrguez titulada Cabeza de negra. Una ltima fguracin de losarocolombianos en el Museo consiste en la mscara mortuoria de Candelario Obeso, el poeta

    Imagen de la guerrade los yagas

    Mscara(NSEMBU),asociada a

    los ritos decircuncisin

    RepblicaDemocrtica

    del Congo(Kiuu Sur, Mwenga)

    Principios del siglo XX. Madera, pigmentosblanco, rojo y negro. 35.5 x 22.8 cm.

    Coleccin Museo Nacional de Colombia

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    momposino que se suicid en Bogot en 1884, adems de un grabado sobre el mismo tema y lareproduccin de la Cancin al boga ausente, poema que siempre se asocia con su nombre.

    Como ya lo explicamos, para corregir esa inequidad, desde enero de 2006 el Museo Nacional,el Ministerio de Cultura, el Grupo de Estudios Arocolombianos del Centro de Estudios Socialesgea-ces de la Universidad Nacional de Colombia y sabedores y sabedoras arocolombianascomenzaron a desarrollar un seminario permanente sobre alternativas para dar visibilidad alos arocolombianos y a sus aportes a la ormacin de lo nacional.

    Junto con algunos arococolombianistas pertenecientes a universidades y aorganizaciones de la base, el grupo realiz visitas crticas a las exposiciones permanentesdel Museo y ormul recomendaciones sobre los marcos de reerencia histrico, cultural yespacial que deberan tener las salas que se habiliten o se construyan para mostrar piezas devalor esttico, espiritual, histrico, social y cultural de rica occidental, central y centro-occidental, de las regiones arocolombianas y del Archipilago raizal.

    Consideraron que un cambio en esa direccin podra consistir en una exposicintemporal que uera creando competencias para los montajes uturos. Analizaron alternativascomo la minera del oro y la orebrera, o las labores agrcolas y ganaderas, pero lasdescartaron, porque se poda excluir a gente arocaribea, como la palenquera o la raizal.Por fn se opt por los ritos nebres, ms que todo comomedio para maniestar la inconormidad de muchascomunidades por la manera como los grupos armadosde todas las tendencias y afliaciones de manerasistemtica han impedido que la gente lleve a cabolas ceremonias alrededor de la muerte, incluyendo elentierro propiamente dicho.

    Los raizales, por su parte, han enrentadosituaciones comparables por cuenta de los nauragios, yasea de goletas que hasta el decenio de 1950 los conectabancon el continente y las islas vecinas, o de lanchas rpidasque impulsan los comercios ilcitos y, en consecuencia, sonobjeto de interceptacin armada por aire o agua.

    Si bien es cierto que impedimentos de tal magnitudaectan a cualquier ser humano, en el caso de la gente de ascendencia aricana esas restriccionestienen el potencial de erosionar la totalidad de su cultura y, por lo tanto, implican su aniquilamiento.Esa especifcidad obedece a la importancia que los ancestros desempean y han desempeadodentro de las sociedades de rica occidental y central, as como en aquellas que los cautivosprovenientes de esas regiones crearon en las Amricas. En muchas de estas ltimas, incluyendo lascomunidades del Aropacfco y Arocaribe, [] los descendientes de los aricanos reverencian con losmismos cantos a los muertos y a los santos [] (Maya, 2005: 690).

    En su monumental obra The Face o the Gods, Robert Farris Thompson (1993) demuestraque una de las primeras acciones que los cautivos desarrollaban luego de navegar y desembarcarde los navos, que l no duda en clasifcar como campos de concentracin otantes, consisti enarmar altares que permitieran entrar en contacto con los antepasados y, de ese modo, comenzar areconstruir la vida.

    Encuentro de sabedores ysabedoras locales con el

    equipo de la curaduraen el Museo Nacional, el13 de septiembre de 2007De izquierda a derecha,en la la de atrs: JaimeArocha, ngel Perea, AuraDalia Caicedo, Luis GerardoMartnez, Alexis Arce,Fidel Corpus y FranciscoTenorio. Adelante: CristinaLleras, Rosa Amalia

    Quiones, LeocadiaMosquera, RosmindaQuiones, SebastinSalgado, Martha BelalczarRoa, Carolina Vanegas,Carmen Paz, Leidy Anguloy Lina del Mar Moreno

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    Al seguir la agenda de la trata transatlntica, se pensara que las comunidades negras actualestienen diversos orgenes, dependiendo del perodo de importacin, de la regin donde ocurri la

    captura, de la fliacin tnica preponderante mas no exclusiva de los capturados, a saber (Arocha,et al. 2007; Maya 2005: 17-38 y 173-214):

    (i) 1500-1533, ro Guadalquivir-Andaluca, negros ladinos y cristianizados.(2A) 1533-1580, curso medio del ro Nger, ros Senegal y Gambia, gente islamizada de

    fliaciones Mande, Yoloo y Serere, entre otras.(2B) 1533-1580, ros de Guinea; branes, zapes y biaras, con sistemas religiosos inuidos por

    la flosoa del Muntu para la cual el universo simblico est integrado con la naturaleza; los vivoscon los ancestros, y el tiempo con el espacio.

    (3) 1580-1640, ro Congo, gente de fliacin lingstica Bant, muy probablementeoriginadora de la flosoa integracionista del Muntu.

    (4) 1640-1700, ros Bandana, Volta y dems caudales, habitados por gente de fliacin

    lingstica Akan, como ashanties, anties, bauls y ais, entre otros, renombrados por ser minerosdel oro y orebres.

    (5) 1700-1775, curso bajo del Nger, Volta, Cross y Calabar, territorios de genteintegracionista afliada con las entonaciones Lucum, Ew, Fon e Igbo.

    Pues bien, pese a la enorme diversidad en sus lenguas y conductas, el denominador comn detodos esos pueblos consisti en considerar a los antepasados parte de las amilias vivientes y, porconsiguiente, en tener cultos muy complejos en honor de los ancestros.

    Uno de esos cultos, el de los lucumes, parte de la premisa reerente a que las deidades uorichas son antepasados mayores. Esa tradicin oreci en las Amricas, donde santos y vrgenescatlicos sirvieron para camuar la identidad de los orichas y se incorporaron a la vida cotidiana

    en calidad de parientes y antepasados. En este sentido, la siguiente ancdota es signifcativa: aprincipios de la dcada de los aos 1970, la antroploga Nina S. de Friedemann viaj a la regin deBarbacoas con un grupo de sus estudiantes de la Universidad Nacional. Observaban las procesionesen balsas que los mineros de la regin hacen en honor de la Virgen de Atocha y ueron testigos delcario con que una capitana de las festas vesta a la imagen con sus mejores joyas y galas. Uno delos estudiantes, Hernando Sabogal, pregunt:

    Cunto tiempo hace que usted viste a la virgen?

    Toda la vida le contest doa Aurelia Lemos, aadiendo: No ve ust que yo soy la

    madre de la virgen? (Friedemann y Arocha, 1986: 405).

    Del mismo modo, sistemas clasifcatorios como los que operan en el litoral pacfco acilitan

    tal membreca amiliar. A esos sistemas los caracteriza que la generacin de los hijos use el mismotrmino to o ta para califcar a los y las parientes de la generacin del padre o de la madre. Asu vez, estos ltimos se valen de los mismos trminos sobrino o sobrina para denominar a losmiembros de la generacin de sus hijos e hijas. En este sentido, la historiadora Adriana Maya citaversos de dos alabaos que Hechtor Fernando Segura Ramrez recogi en Timbiqu. El primero serefere a la Virgen y el segundo a Jess (Maya, 2005: 691):

    La Virgen se arrodill y

    San Juan se levant

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    Levntate ta ma

    No te aijas del dolor

    l es blanco y encarnadoY una perla en cada diente

    Tambin estaba imaginando

    Que sera nuestro pariente

    Dentro de esa visin del parentesco entre vivos y santos vivos, parecera lgico que a estosltimos les celebren velorios para propiciar sus avores y los alumbren para agradecerles losbenefcios recibidos. Los altares que se hacen para tales ocasiones se asemejan a los que armanpara los velorios y ltimas noches de los diuntos, aunque los estejos para los santos involucraninstrumentos musicales vedados en las ceremonias nebres de las personas, a no ser que se trate delas que se les hacen a los angelitos. Claro est que el ostracismo y la indierencia son la norma con

    los santos y vrgenes altonas.Estos nexos entre ancestros y personas vivas, y entre las ceremonias para los santos y para

    los muertos, justifcan que la exhibicin temporal Velorios y santos vivos incluya dentro del mismoespacio representaciones de las tumbas correspondientes a los ritos nebres y de los altares paracelebrar los aniversarios de vrgenes y santos. Ms adelante se ver que el cabo de ao o aniversariode la muerte de una persona tiende el puente entre losdos conjuntos de ceremonias.

    Con respecto a las explicaciones que estamoselaborando, no opinamos que los cautivos hubieranclonado sus legados de rica en las Amricas,sino que ms bien crearon nuevas culturas. De ah

    nociones como las de aroamericano o arocolombianopara reerirnos a un rasgo determinado, o la dearodescendientes, que emplearemos para denominara las personas, de acuerdo con la convencin quedesde 2001 legitim la Conerencia Mundial contra elRacismo, la Discriminacin Racial, la Xenoobia y lasFormas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban,Sudrica (Naciones Unidas, 2001).

    De esa manera tratamos de deslindarnos deaquella tipologa que clasifca a toda la humanidadcomo arodescendiente o a todos los colombianos comoarocolombianos. Dentro de esta perspectiva, otroconcepto relevante es el de aricana, o reinterpretacin dela memoria aricana que hicieron los cautivos en Amricay que Nina S. de Friedemann complement con la nocinde huellas, para reerirse a aquellos rastros que hanpersistido pese a que, desde mediados del siglo xviii, lacantidad de personas provenientes de rica disminuy demanera muy signifcativa (Arocha, 2001: 432).

    Altar familiarde santo en

    Guapi, Cauca,rico en detalles ycon un evidentecarcter ecumnico,26 de julio de 2007

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    Hechas estas aclaraciones, consideramosnecesario detenerse en el papel de la memoria

    dentro de la reconstruccin tnica y personalque lograron los cautivos. Edouard Glissant(2002) escribi que en la historia de lahumanidad los nicos migrantes desnudoshan sido los aricanos sujetos de la trata, yante esa precariedad corporal y de apoyos para rehacer la existencia en otro lugar, la memoriaue el instrumento undamental para la reconstitucin de la vida y para la elaboracin de nuevasrelaciones ecolgicas y sociales. No obstante, dada la magnitud del enmeno y la comparacin quepuede hacerse con las prtesis de las que dispusieron los dems migrantes vestidos, es convenienteprecisar la naturaleza de esa desnudez. Vale decir que no dependa de que el cautiverio uerauna operacin violenta y rpida, que tomaba por sorpresa a las vctimas, sino de que los mismos

    captores desnudaban a los cautivos para simbolizar la sujecin.El libro de Thompson (1993: 153) incluye una ilustracin excepcional de un prisionero del

    imperio de Oyo, a quien su captor lo ha dejado vestido slo con un calzn simple, con su manoderecha amarrada sobre el pecho y la cabeza desprovista de los adornos del cabello que podanidentifcar al individuo.

    Con todo y que ue desposedo de los smbolos estticos que su captor s porta un birrete desoldado que deja ver su pelo, la camisa decorada y el arma, al capturado no le pudieron borrar lasescarifcaciones de su cara, emblemticas de su fliacin tnica, como tambin lo eran los tatuajes,los peinados o el pulimento de los dientes. Esos atributos se crearon en uncin de la identidadindividual y colectiva (pueden verse representados en las mscaras bantes de esta exposicin)y actuaron como puntales de esa memoria que, a su vez, undamentaba la reconstitucin del ser

    privado y pblico.Las memorias de las ricas llegadas a Amrica, pero reinterpretadas de acuerdo con el

    nuevo medio sico y social, no slo cimentaron el culto a los ancestros, sino que habilitaron laresistencia. Los ritos nebres ueron un escenario privilegiado para esconder, de esclavistas einquisidores, ormas de adorar a deidades, rmulas de invocacin, estticas del encuentro; comomedio de camuaje poda emplearse el canto y la danza, la talla de fguras o la ornamentacinmediante telas y plantas.

    Alabao y Lumbal

    Hoy por hoy, el alabao sigue siendo pieza undamental de la liturgia arocolombiana. Dentrode la tradicin palenquera, su equivalente es el lumbal, interpretado en aquella lengua criolla

    de base Ki-kongo, con incidencia del vocabulario espaol y portugus. Son cantos de alabanza yexaltacin que se interpretan a capella cuando se trata de velorios, novenas y ltimas noches de undiunto, o con acompaamiento musical para las celebraciones en honor a los santos patronos.

    Cantaoras y cantaores experimentados guan a la concurrencia enunciado elpie de la tonadapara que encoren (coreen) quienes conocen las estroas (Abada, 1970: 118; Friedmann, 2007;Triana y Antorveza, 2001: 91-92). La orma de las estroas proviene de la antigua poesa popularespaola en boga hasta el siglo xi i, pero el cuerpo del canto recoge eventos locales de mucha uerzasimblica, como sucedi en Boca de Pep, medio Baud:

    Mscaras dela coleccinBertranddondeaparecen lasescaricacionesmencionadas

    Peinado de unade las mscaras

    de la coleccinBertrand

    otro elementoidentitario

    fundamentalde los cautivos

    africanos

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    Al amanecer del velorio de doa Genara Bonilla, [se interpret] un alabao [que deca]

    que de ah en adelante la fnada subira al cielo con todo y sus guayacanes para que

    [hiciera] su casa en el cielo (Arocha, 1998: 370-380).

    El canto nebre se refere a la tradicin que existe en el litoral de que al morir los padreslegan a sus hijos las vigas y horcones de sus casas, lo cual requiere que stas se desarmen paradar origen a otras. En el ro Gelmamb, Nina S. de Friedemann hall que a los guayacanes losllamaban vigas mamas3.

    Para Darcio Antonio Crdoba (1998: 36), esta capacidad que tienen cantaoras y cantaoreslocales para recoger gestas y aconteceres reales corresponde a las unciones de historiar y describiretnogrfcamente que desempean aquellas bibliotecas vivientes de rica occidental que reciben elnombre degriots y que tambin existen en rica central (Ba, 1982).

    La otra huella de aricana que Crdoba destaca en los alabaos consiste en la [] poliona

    o actuacin coral a varias voces con la mayor energa posible, lo cual en ocasiones provoca alta declaridad al pronunciar las palabras, ms conocida en el medio como aona [] (1998: 36).

    No obstante la autoridad de esta visin, en nuestro seminario permanente las proesorasLeocadia Mosquera y Carmen Paz han expresado que en aquellos momentos de clmaxemocional, cantaoras y cantores pronuncian palabras en lenguas extraas,lo que de ese modo abre la posibilidad de que los intrpretes acten comointermediaros ante Dios, los santos, las nimas y los ancestros. Trancey posesin que son inseparables en ceremonias como las de la Regla deOcha-I, o religin de los orichas, originaria de Cuba, undamentada en elpanten y la liturgia Yoruba de Nigeria; uno y otra aparecen descritos porNina S. de Friedemann en el velorio que las mujeres de la comunidad de Los

    Brazos sobre el ro Gelmab celebraron el 15 de agosto de 1969 en honorde la Virgen de Atocha, que haba llegado a la poblacin en medio de unabalsada4 multitudinaria:

    Hacia la media noche, la intensidad de las invocaciones expresaba

    urgencia. Los movimientos corporales de la cantadora se

    volvieron ms vigorosos. Aunque sentada en la damajagua,

    pareca bailar la cancin. Los tambores no cesaban en su

    penetrante percusin tam, tam!

    El santo debi entrarle al cuerpo por la cabeza me coment [una jovencita que estaba a

    mi lado].

    Ciertamente, los ojos de la solista, que segua entonando su cntico, estaban fjos en la

    vitela de la Virgen que, al menos a m, [me] pareci [que sonrea] en ese momento

    (Friedemann y Arocha, 1986: 412).

    3 En el Baud, hallamos que a las vigas mamas tambin se les dice trntagos,, con gran valorsimblico, quizs debido a la escasez que predominaba en tiempos de la esclavizacin.

    4 Una balsada es una procesin acutica en la que el santo o santa patrona navega sobrela plataorma de madera que se hace luego de unir con troncos varias canoas.

    Cantaorasentonan alabaos

    y rezan durante elvelorio de Mara

    Cruz Hidalgo,para acompaarla

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    Este suceso tambin le demostr a Nina de Friedemann que los mineros del Gelmabestaban en lo cierto cuando decan que la Atocha era una santa viva. De acuerdo con doa Madolia

    Dediego, los alabaos tienen una jerarqua que seala a los mayores para alabar a Dios; a los menorespara la Virgen, y a los normales, para los alumbramientos de los santos. Este ordenamiento escomparable con el que aparece en el manuscrito de Crdoba ya citado. Dentro de la investigacinque cimienta esta exposicin, constatamos cmo en Guapi, el canto de alabaos, ya sea durante elvelorio o durante la ltima noche, sigue siendo espacio de subversin dentro del cual las tonadastradicionales se van vocalizando con intensidad creciente, en oposicin a los cantos modernos que,en la iglesia catlica, sacerdotes y dems ofciantes tratan de divulgar e imponer para consolidar laortodoxia. De ah tambin la terquedad de cantaores y cantaoras por resaltar sus tonadas locales, enespecial cuando en un mismo recinto nebre conuyen intrpretes de otras regiones. As, no slodistinguen los estilos atrateos o sanjuaneros de cantar alabaos, sino que como tambin sucede enel Baud dentro del San Juan reconocen y recalcan las dierencias subregionales.

    La investigacin

    A lo largo de la investigacin, encontramos que las comunidades reconocen un conjunto deetapas a las que corresponden diversos procedimientos y ceremonias, a saber:

    agona

    muerte

    velor io

    ent ierro

    novena

    ltima nochecabo de ao

    Sin excepcin, la agona desencadena los ritos que permiten manejar y aliviar el dolor, y lasacciones de solidaridad colectiva; en comunidades como las del Baud, con ellos se reafrman vnculosintertnicos, como los de amistad y compadrazgo entre arocolombianos e indgenas emberas.

    Dentro del seminario permanente que hemos mencionado ue evidente la necesidad de basarla exposicin sobre esos temas en indagaciones de archivo histrico y terreno etnogrfco. Urgaprecisar las caractersticas y cambios en los ritos nebres, segn se celebraban en distintas regiones.La antroploga Lina del Mar Moreno explor parte de las uentes documentales y digitalesdisponibles. Con base en esa indagacin, propusimos realizar trabajo de terreno etnogrfco en:

    El Archipilago raizal

    Escenario de uno de los primeros trabajos etnogrfcos de Nina S. de Friedemann (1964-1965) sobre ritos nebres, y mbito de una cultura y un idioma moldeados por memoriasde ashanties y anties, llegados de otras islas caribeas, luego de haber desembarcado de lasregiones de Ghana y Costa de Marfl. Jaime Arocha, Patricia Enciso y Lina del Mar Morenoueron responsables de la exploracin de terreno y, en el seminario permanente, cuyas sesionescontinuaron hasta agosto de 2008, miss Dilia Robinson enriqueci la inormacin acopiada,tanto con su propia experiencia como mediante consultas eectuadas a las personas raizales queconsider competentes.

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    Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras

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    Choc

    (Quibd, Tutunendo, Istmina y Condoto). Partimos de que entre 1992 y 1995 Jos Fernando

    Serrano y Jaime Arocha realizaron observaciones de velorios y novenas en varios poblados ribereosdel alto y medio Baud, como Chigorod, Chachajo y Boca de Pep (Arocha, 1998, 1999a; Serrano,1998). La investigacin etnogrfca ue responsabilidad de Jaime Arocha, Lina del Mar Moreno yLeocadia Mosquera.

    Zona plana del norte del Cauca

    Regin emblemtica de las Arocolombias, no slo por la undacin temprana de haciendasde trapiche que se valieron de mano de obra cautiva, sino por los eectos recibidos de laindustrializacin, amparada por la llamada Ley Pez, del programa de biocombustibles,basado en la caa de azcar, y de sus nexos con la metrpoli calea, eje de poblamientourbano arodescendiente. Aqu realizamos dos visitas: la primera a cargo de Jaime

    Arocha, Lina del Mar Moreno, Soa Gonzlez, Rodrigo Ruiz y las proesoras CarmenPaz y Marlene Paz; la segunda, con Jaime Arocha, Juliana Botero, Soa Gonzlez,Catherina Garca, Luisa Fernanda Crdoba y la proesora Marlene Paz.

    Tumaco y alto Mira

    Otra regin emblemtica, sujeta, adems, a proundas transormaciones porla expansin de los cultivos de palma aceitera, la cual visitamos Jaime Arocha y Linadel Mar Moreno con la orientacin de la sociloga Leidy Angulo y la proesora RubyQuiones.

    Guapi

    Epicentro de la msica de marimba y rea de inuencia sobre antiguos distritosmineros, tambin incorporado a la cartograa de la palma y los biocombustibles. All

    Jaime Arocha y Lina del Mar Moreno ueron orientados por Rosa Amalia Quiones, DionisioRodrguez y Orlando Pantoja, miembros de las organizaciones Cococauca y Junpro.

    Palenque de San Basilio

    Capital de Arocolombia y escenario de tradiciones nebres pletricas de huellas dearicana, como el lumbaly el leko, las cuales han sido objeto de observaciones antropolgicas quese suceden en el tiempo y, por lo tanto, permiten ormarse una idea de los cambios en la ritualidadmortuoria. Luis Gerardo Martnez, historiador palenquero, y Soa Gonzlezllevaron a caboel trabajo de campo etnogrfco, con orientaciones del antroplogo Ramiro Delgado Salazar5,

    quien, adems, contribuy a establecer vnculos con el Consejo Comunitario de Palenque y conpropietarios de documentos escritos y en ormato digital, como grabaciones originales de ritosnebres celebrados para despedir al aamado artista musical Simancongo.

    5 Coordinador entre 2002 y 2003 del Proyecto Etnograas y Patrimonios. Relatos de San Basiliode Palenque. Un proyecto educativo de la historia oral, cuyoequipo de trabajo recopil el materialotogrfco y lmico sobre la agona y el velorio de Simancongo. (Delgado et. al., 2003)

    Pastora Ortiz,Lina del M. Moreno,

    Jos Tenorio,Arizmendi Gutirrezy Francisco Jcome,

    en julio de 2007, enla zona alta del roMira en Nario

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    Ur

    En el departamento de Crdoba, asiento de un antiguo palenque y punto obligado de la

    cartograa religiosa de las arocolombias, debido a celebraciones como las de Semana Santa y lapreponderancia del latn en los cantos y ritos catlicos. El antroplogo Alejandro Camargovisit ala comunidad durante la Semana Santa de 2008.

    A los miembros de cada comunidad visitada les explicamos el sentido y propsito delproyecto, una tarea que requiri aclarar qu es un Museo Nacional y en qu consiste la urgenciapoltica y ciudadana de hacer visibles a la nacin, dentro de ese espacio, los aportes de lascomunidades negras, arocolombianas, palenqueras y raizales.

    Otra explicacin necesaria, y no siempre cil de orecer, ue por qu la exposicin rendaun homenaje a los muertos insepultos. En el Archipilago raizal un tema muy sensible es el de losnuragos contemporneos. Hay muchos dolientes de quienes han muerto o han sido apresados enalta mar, pero ese dolor tiene races en la ilegalidad que algunos se han visto orzados a practicar

    por alta de oportunidades econmicas, aunque entren en severa contradiccin con la moralbautista y adventista preponderante entre los raizales. En el resto de las regiones de Arocolombia,el conicto armado no slo se ha traducido en destierro y represin, sino en el aniquilamiento departe del ceremonial nebre. Esas comunidades son consientes de las prdidas tan proundas queestn suriendo. Sin embargo, el dolor y la impotencia individual no son ciles de verbalizar antedesconocidos.

    Es dicil disociar las palabras Museo y Bogot de la nocin de patrimonio, que se popularizaa medida que los lderes comunitarios ganan proesionalismo en las gestiones culturales antelas ong y agencias nacionales o regionales. Nos interrogaban por el destino de los registros queharamos sobre las ceremonias y objetos de valor intangible en lo simblico y lo artstico. Nospreguntaban si seran vctimas de otra expropiacin o si estaramos en capacidad de garantizarles

    sus derechos patrimoniales. Nuestra respuesta se undament en el pasado acadmico.Explicamos que libros como De sol a sol(Friedemann y Arocha, 1986) se haban undamentado eninvestigaciones comparables a la que hacamos en esa ocasin en asocio con el Museo Nacional y elMinisterio de Cultura, y que de ese volumen habamos impreso quinientos ejemplares adicionalespara distribuirlos entre las organizaciones comunitarias, de modo tal que tuvieran a su alcance losresultados de un esuerzo, que, adems se basaba en un lenguaje de cuya accesibilidad daban e lostalleres de lectura y comprensin que habamos llevado a cabo con lderes comunitarios, a medidaque avanzbamos en la escritura de los dierentes captulos que lo componan.

    Mencionar esa publicacin aclar nuestras intenciones, y el posterior envo de copias delos registros digitales de otograa, video y audio constituy garanta de cumplimiento. Sernreuerzos adicionales el contacto recuente con miembros de esas comunidades, la invitacin a queen agosto de 2008 sean sus miembros los arquitectos y arquitectas de altares, que viajen a Bogotpara armarlos y que el Museo Nacionalmonte una exposicin itinerante que llegue a esas regiones.

    En este mismo sentido, ue evidente el inujo de la televisin. Por ejemplo, en Yarumalesuimos recibidos por las mujeres sabias de la comunidad. Les explicamos nuestras intenciones yde inmediato pidieron que su regin quedara representada por las Adoraciones del Nio Dios quecelebran entre ebrero y marzo. Cuando les pedimos que nos precisaran sus aspiraciones y vieronnuestras cmaras, de inmediato trajeron una tambora e invitaron a nios y nias a que montaranuna uga como las que hacen rente al pesebre. Despus de que los flmramos, preguntaron con

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    insistencia: dnde vamos a salir?Parecera que la gente no vea obstculos para que un registropatrimonial saliera por televisin, pero s para que uera objeto de transporte sico.

    Nos explicamos: en Nario, una sabedora de las ceremonias para muertos y santos se alistaba aresponder a nuestras preguntas, cuando uno de los adalides nos previno de que por ningn motivo laorganizacin que l representaba tolerara que la inormacin que recogiramos saliera de los lmitesde ese departamento. Reaccionamos dicindole que ya le habamos explicado que la exposicin seraen el Museo Nacional, en Bogot, y que luego vendra una exhibicin itinerante durante el 2009.Aunque rectifc y explic que lo que haba querido decir era que los repertorios que ormramos sequedaran en Colombia, la seora se rehus a hablar.

    Pese a estos inconvenientes, que ueron superados adecuadamente, como resultado de estasexploraciones quedan en la Universidad Nacional y en el Museo Nacional archivos con las entrevistasrealizadas y las msicas grabadas, transeridos a ormato digital. Lo mismo se hizo con otograasy videos. La antroploga Juliana Botero Meja se responsabiliz de clasifcar todos los materiales de

    audio y la antroploga Soa Gonzlez Ayala de copiar, nombrar, catalogar, reproducir y editar lasotograas y los videos grabados en terreno. Hemos hecho copias detodo ello y las hemos enviadoa las comunidades que visitamos, con el fn de que las organizaciones y los grupos comunitariosdispongan de una valiosa memoria rente al cambio.

    El anlisis comparativo de los registros que acopiamos deber hacerse en los prximos aos.Hasta ahora nuestra gua en buena parte ha consistido en los criterios museogrfcos que priorizanal objeto, su historia, caractersticas y unciones, a partir de matrices estandarizadas que el MuseoNacional disea y perecciona en uncin de sus colecciones.

    En este caso, la innovacin ha consistido en los detalles etnohistricos y etnogrfcos queaparecen en el guin, herramienta utilizada para realizar la curadura. Esta inormacin la hemoscirculado entre las maestras arocolombianas que participan en el seminario permanente y entre

    miembros de las organizaciones de la base. En adicin, en la Universidad Nacional hemos orecidodos seminarios basados en este proyecto: uno, durante el segundo semestre de 2007, reerente amtodos y tcnicas de investigacin etnogrfca para estudiantes de la maestra de lingstica yotro, en el primer semestre de 2008, en el contexto de las los cursos clasifcados como antropologaespecial, para estudiantes avanzados de esa carrera, algunos de cuyos trabajos fnales nutren estecatlogo.

    Tambin se incorporan a este registro los materiales reunidos por un grupo de estudiantes quea fnales del segundo semestre de 2007 hizo una salida de terreno que incluy a Istmina y Condoto.El grupo entr en contacto con la proesora Mirta Lozano, quien haba apoyado el trabajo que doaLeocadia Mosquera, Lina del Mar Moreno y Jaime Arocha eectuaron en julio de 2007.

    Encuentro del seminario permanente en lasocinas del la curadura del Museo Nacional

    En la foto, Carmen Paz (maestra nortecaucana),Luis Gerardo Martnez (historiador palenquero),Leocadia Mosquera (maestra chocoana) yCristina Lleras (curadora de Arte e Historiadel Museo Nacional) el 19 de junio de 2008

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    Pese a que todos estos escenarios han servido para avanzar en el procesamiento de lainormacin, el anlisis de la actas que ha elaborado Juliana Botero Meja brinda inormacin

    valiosa sobre cmo los antroplogos hemos logrado aprender de curadura y museograa, y, a lavez, los curadores y musegraos acerca de etnograa y etnohistoria de parte de rica, de lasarocolombias y del Archipilago de San Andrs, Providencia y Santa Catalina. Todos nos hemosbenefciado de las lecciones que cada quince das han orecido las maestras arocolombianasy raizales, a partir del tesoro de su sabidura ancestral. Han compartido su memoria con unagenerosidad sin lmites.

    Otra uente de inormacin que lega este proyecto consiste en las grabaciones y actas sobrelas visitas crticas que realizaron arocolombianistas de las universidades y de las organizaciones dela base en ebrero y septiembre de 2007. Sus crticas y sugerencias sern valiosas en la orientacindel rediseo del guin del Museo Nacional y lo ueron en cuanto a los derroteros ticos de estaexposicin. Por ejemplo, el abogado Fidel Corpus, Deensor del Pueblo del Archipilago raizal,

    reaccion con frmeza cuando argumentamos que la exposicin se propona dignifcar la memoriade arocolombianos y raizales. Nos corrigi y demostr que esa memoria siempre ha sido digna,pero ignorada, y que lo que hoy corresponde hacer es darle la visibilidad que merece.

    Del mismo modo, objet la orma en que el Gobierno Nacional celebr el 20 de julio de2007, cuando el desembarco de inantes de marina y piezas de armamento reemplaz un desfleque siempre haba sido de nios de colegio. Explic que la soberana no se ejerce al tomar posesinde un territorio por las armas, sino mediante la conciencia individual, conorme lo hicieronsus antepasados, cuando de manera voluntaria, durante la Convencin de Ccuta de 1821, sedeclararon ciudadanos colombianos. Quienes lo omos nunca dejaremos de recordar que lamanoseada nocin de patriano estriba en ejercicios militares, sino en conciencias individuales; elsentido de pertenencia depende de cmo los derechos ciudadanos, en particular el de la diversidad,

    se respetan y salvaguardan.Hoy por hoy se debilita la movilizacin ancestral de toda la comunidad alrededor del

    allecimiento de uno de sus miembros. El cambio obedece a enmenos de modernizacin, entrelos cuales, por ahora destacamos la burocratizacin de la muerte que acarrea la propagacin deunerarias con planes preexequiales y rmulas estandarizadas desde las metrpolis, como laprohibicin del canto.

    Nuestra posicin crtica no es la de que todo tiempo pasado ue mejor. Somos conscientesde que los arocolombianos son adalides de la adaptabilidad y expertos en la superacin delinortunio. Sin embargo, consideramos que es nuestra responsabilidad plantear dos interrogantes:el primero, qu enmeno generar el vaco en las estrategias de la catarsis y la sanacin colectiva,as como en la sustitucin de los mecanismos de solidaridad comunitaria?; el segundo, seguirnhomogeneizndose las ormas de vida y cultura? El riesgo de esta zozobra radica tanto en elsacrifcio de alternativas de esttica y simbologa, como de los medios para asegurar el porvenir.

    El Nobel Francois Jacob demostr que la diversidad es el seguro contra laincertidumbre acarreada por crisis como la ambiental o las sociales y econmicas. As, la monotonaproducida por modelos nicos puede equivaler a extincin utura. Hechas estas aclaraciones,procedemos a deletrear por regiones cada una de las etapas aludidas.

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    Agona

    debido alosvnculos estrechosque las comunidades negras, arocolombianas, raizalesy palenqueras mantienen con sus diuntos, cuando se acerca la muerte de uno de sus miembrosponen en marcha acciones decididas para manejar trauma y dolor.

    Las seales de la proximidad de la muerte pueden ser el avistamiento del pjaro kajamb,en San Basilio de Palenque, o del pjaro guaco, en el Baud, Choc. En Quibd, escuchar el

    repique de las campanas de Beln tres das antes, o en Palenque, aceptar comida orecida poruna persona ya diunta. Algunas personas tienen el don de predecir en qu momento va a moriralguien; en San Andrs, Providencia y Santa Catalina, esa cualidad se denomina borned call, y setransmite de generacin en generacin.

    As las cosas, la agona comienza cuando la sabidura local identifca la inminencia de lamuerte. Entonces, se activan la solidaridad comunitaria y las maniestaciones propias de esta ase;ambas slo terminan con el allecimiento de la persona.

    Al contrario de lo que sucede en las grandes metrpolis, los dolientes no aslan a la personaenerma, sino que la rodean de amor y compaa; le orecen sus alimentos y bebidas predilectas,la llenan de aecto, le rezan oraciones y le leen novenas de santos para ayudarla al buen morir.En San Basilio de Palenque incluso comienzan a cantarle su lumbal. Mientras tanto, emisariosespeciales se alistan ante la posibilidad de que tengan que partir a anunciar la muerte de la persona,as como la echa de su velorio y entierro. Del mismo modo, comienzan a aprontarse quienespresiden diversos tipos de asociaciones, como ocurre con las juntas mortuorias del Choc, las cualescongregan a la comunidad en torno al apoyo econmico necesario para las ceremonias.

    En lugares como el alto valle del ro Baud y otros del Choc, al agonizante le hacen unacama especial con un colchn de yerbas rescas como albahaca, matarratn, malva, caledonia, saucode castilla, siempre viva, orozuz y santa mara boba, si la persona padece de febres; y de yerbascalientes como sauco, helecho marranero y santa mara de ans, si padece una enermedad ra. Los

    Simancongoa la larga

    Al famoso msicopalenquero JosValdez Simanca,Simancongo, loacompaaronsus familiaresy amigos concuidadosespeciales,cantos y bailesde lumbal ysexteto, desde queestaba a la larga

    o agonizando,en Palenque deSan Basilio

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    lechos descritos son muy similares a los que an se usan en ceremonias del ombwer6 que celebranlos Fang del Gabn, rica central (La Gamma, 2007).

    En el Archipilago, anteriormente, los raizales usaban compresas tibias para calentar alenermo y para mantenerlo vivo ms tiempo, porque crean que si se enriaba se mora. Por suparte, en Ur, Crdoba, si la persona ha sido vctima de un rezo u oracin recitada para hacerledao y no dejarla morir tranquila, la acuestan en una cama de matarratn y buscan a un rezandero orezandera, para que con sus invocaciones termine con aquello que prolonga la agona.

    Entre los palenqueros, y quizs entre todos los arocolombianos y raizales, la msica es elmedio privilegiado de expresin y comunicacin. En consecuencia, el lumbal o baile e muetodomina las ceremonias nebres. Se trata de un canto responsorial que sirve para evocar la memoriadel allecido durante el velorio, el entierro y la novena; se interpreta tanto en idioma palenquerocomo en espaol. El ritual lo lideran cantaoras: una entona los versos y las dems responden ohacen coros lastimeros, con los cuales dirigen el alma o nima del diunto del el ms ac

    hasta el ms all (Martnez, 2008:14).En Robles, Nario, las seoras Mara Elina Marqunez y Magola Quiones nos explicaron que

    para alcanzar la otra vida hay que cruzar el mar de la muerte, paso que se alarga cuando los deudoslloran demasiado a la persona enerma. Aadieron que hay quienes oponen mayor resistencia paramorir, debido a la vida que llevaron o a la enermedad que padecen; as, quien ue amargada en vida,tendr una muerte amarga, y si estuvo empautada, es decir, que tena pacto con el Diablo, habrque ayudarla a morir por medio de oraciones especiales. Hay creencias similares en el Arocaribe,conorme lo indica la inormacin recogida en Ur, donde doa Everlydes Ocha afrm:

    Algo muy particular de este pueblo es que a muchos de los que van a morir les practicamos

    la eutanasia casera (risas), que es un rezo para que se muera de una.

    Esa prctica es necesaria cuando se prolonga la agona, como sucede con quienes sabencosas o han sido rezados por viejos conocedores para protegerles el cuerpo y que las balas les pasenderecho. Entonces, luego de darles a beber jugo de limn, acostarlas en el piso y hacerles un rezo, esaspersonas mueren inmediatamente. En esa misma comunidad, Eudol Londoo ratifc la existenciade esa prctica y aadi que muchas veces tan slo el agonizante conoce la oracin requerida para supropia muerte, por lo cual debe decirla en voz alta o dictrsela a alguien: Usted sabe que los viejos deantes no saben leer ni escribir, entonces todo eso se lo saben de memoria, pero por eso se llaman secretos, porque

    estn guardados en la mente y no se dicen ni se escriben []. Esa nocin de secreto tambin existe en elAropacfco, como apreciaremos al examinar otras etapas de los ritos nebres.

    6 Ombwer signifca hospital, y las mujeres que se inician en el rito aspiran a mejorarsemediante el mayor saber que puedan adquirir de la ofciante que las gua. La interaccin entremaestra y aprendiz ocurre sobre colchones de hojas olorosas y rescas (Maya, 1992c).

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    Muerte

    el procesode la muerteno consiste slo en el deceso; involucra tambin la preparacin,arreglo y conservacin del cuerpo hasta cuando los deudos lo ponen en su atad, para que lacomunidad lo vele, le rece, le cante y/o le baile.

    Segn Matilde Ins Castillo Alarcn, en Tumaco, al morir, el cuerpo de todas las personas,sean nios o adultos, se encoge o se estira hasta que llega a medir siete pies; la unidad de medidaes el tamao del pie de la persona muerta, y se toma desde las plantas hasta la cabeza. En algunascomunidades, los siete pies se representan con los escalones del altar que hacen para celebrar lanovena y la ltima noche, como se ver ms adelante.

    Cuando tiene lugar el allecimiento, los llamados chasques en el litoral Pacfco y chakeros enPalenque salen a anunciar la muerte. En el Archipilago raizal, a estos emisarios los llaman circulars

    y los escogen no slo por la potencia de sus voces, sino por ser personas representativas en elmanejo de las tradiciones religiosas, el canto de himnos en las iglesias o de msica tradicional, comoel mento y el chotis. Tal es el caso de Edwin Hawkins, quien adems practica la pesca en Providencia.Por su parte, en Palenque, el chakero Florentino Estrada Nio es sepulturero y tambinagricultor.

    Hasta hace poco, en el Archipilago, el circular utilizaba un caballo para darle vuelta a laisla mientras anunciaba los allecimientos; en el litoral Pacfco, los chasques navegaban los ros encanoa, y en Palenque, el chakero haca los recorridos a pie, monte adentro, o en chiva. Ahora todosellos se valen de motos o carros y emplean telonos celulares y cuas radiales; en tanto, en Guapi,repican las campanas de la catedral.

    Cuando no hay uneraria en el lugar del deceso, mujeres y hombres comienzan a hacer

    tareas distintas. Por lo general, ellas se renen alrededor de quien va a lavar y embalsamar elcadver para ayudar, rezar, cantar, coser, asear y decorar el recinto donde ser la velacin. Loshombres se renen con el carpintero o en el cementerio para alistar la sepultura.

    La labor de la embalsamadora que inyecta el ormol a las partes blandasdel cuerpo es dolorosa, pero necesaria para la conservacin del diunto, mientrasllegan todos los amiliares, que pueden demorarse, debido a las distancias o a lasdifcultades del viaje. Luego de las inyecciones, ella tapa todos los orifcios delcuerpo con algodn o trapo para evitar los malos olores y ata los pies del diuntocon una cinta para que no se le abran los dedos; una vez termina el arreglo, seremueve esa atadura para liberarlo. En Tumaco, los embalsamadores tambinpueden usar Lmpido7 como preservativo, mientras que en casi todo el Choc

    amasan la ruta de boroj y el extracto se lo untan al cadver y, tambin, se lointroducen va oral.

    Antes de que se diundiera el uso del ormol, en el Archipilago empleabanel hielo, que ponan en grandes vasijas, debajo de la plataorma donde descansabael cuerpo, mientras lo masajeaban con limn para suavizarlo y hacerlo exible. EnSan Basilio de Palenque, cuando no hay ormol, a la persona muerta le pueden

    7 Nombre comercial de detergente a base de hipoclorito de sodio.

    Cuando tiene lugarel fallecimiento

    los llamados del litoralPacco, chakeros dePalenque y circularsde San Andrs yProvidencia, salen aanunciar la muerte.

    Adems de ste, tienenotros ocios, talescomo la carpinterao la agricultura

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    poner un pedazo de cebolla en la boca y una rodaja de limn en el ombligo. En el Archipilago,cuando el cuerpo comenzaba a hincharse, colocaban la cebolla en la espalda o sobre el

    ombligo. En todas las regiones, tambin mencionan haber usado ca molido, acpm(combustible para motores diesel), yodo, cal, bicarbonato de soda y creolina. De igualmodo, al cadver le amarran un trapo alrededor de la boca para mantenerla cerrada yas evitar que bote porquera o lo que bota la gente cuando est muerta, segn dijoSeo Concepcin Hernndez, en Palenque.

    Durante los ltimos quince aos, en el Archipilago raizal y en todaslas zonas arocolombianas, la irrupcin masiva del asesinato ha hecho queembalsamadoras como Nilda ONeill la Bruja, de Providencia, pierdanimportancia. En general, a la necropsia la ven como una proanacin. EnTumaco, Wisman Tenorio, un joven dueo de una uneraria-oristera, explicaque la gente se disgusta porque les destapan a sus muertos, mientras que en

    Palenque llaman allos a quienes pasan por el bistur de medicina legal.Como las casas deben permanecen abiertas y disponibles para todas las

    visitas, las mujeres limpian y barren, y acumulan la mugre hasta que termine lanovena. En el caso del Archipilago, lo recogen detrs de la puerta principal, yen Tumaco, debajo de la tumba, nombre que recibe el altar nebre.

    La vivienda se embellece y se viste toda de blanco, que tambin es sealde luto. En Nario, Choc, Ur, en la zona plana del norte del Cauca y en lasislas cubren los espejos con sbanas o cortinas blancas, como aquellas que guarda miss Thalia Mayen San Andrs, en calidad de reliquia amiliar o heirloom, las cuales sirven para que el alma deldiunto no se vea reejada y se desoriente en el trayecto que debe seguir. En Guapi, durante losdas del rito nebre, quitan los espejos al igual que en la zona plana del norte del Cauca, donde les

    colocan una cinta negra a los cuadros; en Ur, quitan cuadros, espejos e incluso otos amiliares ydiplomas.

    En San Andrs, Providencia y Santa Catalina hasta hace poco se usaba que tan pronto seanunciara una muerte, las mujeres cercanas a la amilia compraran una tela blanca de algodn, seamarraran un pauelo blanco a la cabeza y se ueran para la casa del diunto con un delantal y un parde tijeras para comenzar a hacer la winding sheety las carpetas blancas con las que se vesta la casa.

    En Providencia, miss Aura de Howard nos hizo una demostracin sobre cmo se recortala tela para decorarla con una especie de estrellas circulares; con los retazos triangulares quequedan se haca la almohada sobre la cual descansaba la cabeza del diunto. Miss Cleotilde Henryy Venciana Bent James, mejor conocida como miss Meach, nos contaron que la winding sheetdebe

    En San Andrs y Providenciavisten la casa con mantelesblancos y cortinas blancas

    como aquellas que guardamiss Thalia May en San

    Andrs en calidad de reliquiafamiliar o heirloom

    Aura de Howardelaborando unawindingsheet

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    Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras

    recubrir al muerto dentro del atad y, para queno quede penando, una vez usados, aguja e hilo

    debe ir a parar dentro del cajn. Durante las siguientes nueve noches, no se pueden volver a usar lastijeras empleadas.

    Al mismo tiempo, otras seoras van cosiendo el ajuar nebre: para las mujeres, bata blanca,y para los hombres, ropa de calle, en ambos casos con aperturas en la espalda y tiras para tensarlas prendas y ajustarlas al cuerpo. Don Fidel Corpus deensor del pueblo del Archipilago nos

    contaba que algunas mujeres guardaban su vestido de novia, con todo y velo, y le decan a loshijos que cuando murieran se lo pusieran, sin pensar en lo que podan engordar ni en el trabajode las polillas. En cambio, en el Aropacfco cuando las personas expresan sus deseos conanticipacin, la amilia alista hbitos religiosos como los de la Virgen del Carmen y SanFrancisco de Ass (San Pacho para los chocoanos), debido a la devocin que les proesan, encalidad de patronos de parroquias, puertos y pueblos.

    En 1995, en Boca de Pep, medio Baud, tuvo lugar un conicto entre tradicin ymodernidad: inmediatamente despus del deceso de doa GenaraBonilla, sus hijas comenzaron a coser un vestido nebre que seperdi porque el hijo mayor mand desde Istmina el cajn con surespectivo ajuar nebre, consistente en un hbito religioso, cofa y

    guantes blancos, rosario y zapatillas tambin blancas (Arocha, 1998;Serrano, 1998).

    Aparte de vestir el hbito, las personas pueden pedir llevaruna distincin que las relacione con el santo de su devocin o elde la corada de la cual son miembros. Si no requieren que lasentierren de esa orma, las engalanan con ropa nueva o usada,pero elegante. En Quibd, segn dijo doa Madolia Dediego, alas diuntas las visten con algn color de luto (blanco, negro, gris,ca o morado) y la tela puede ser de un solo tono o estampada.En cambio, a las seoritas y a los nios los visten con ropa blancaque representa la pureza. En Palenque, sta debe ser blanca,exceptuando la de quienes con anticipacin maniestaron el deseode lucir su atuendo predilecto. Eso s, la camisa no debe ir conbotones, sino cosida, para que no se burlen en el cielo por llegar conlos botones puestos. A su turno, en Ur, el diunto no debe usarropa prestada, no vaya a ser que se lleve consigo a quien le acilitla prenda. Tanto en Quibd como en Ur a la persona le ponenmedias y la calzan, mientras que en el Archipilago, en Palenque yen Tumaco se va descalza.

    Miss Cleotilde Henry guardaesta fotografa

    del da del entierro de su padre,en la cual aparece la forma

    tradicional de envolver a quien habamuerto con una windingsheet

    Con una mariposa y lascoronas encabezando

    su cuerpo,doa Genara Bonilla vestidacon hbito y coa el da desu velorio en Boca de Pep,valle del ro Baud, en 1995

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    V e l o r i o s y s a n t o s V i V o s

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    Al mismo tiempo que las mujeres embalsaman el cadver, arreglan la casa y cosen el ajuarnebre, los hombres cavan la sepultura y se renen alrededor del carpintero que dirige el trabajo.

    Entre todos serruchan, pulen, clavan y pintan, mientras rememoran al allecido tomando biche,eque, bush rum, aguardiente o whisky. Hoy en da compran atades rectangulares en las unerarias,pero an hay quienes se mantienen dentro de la tradicin. De ah que en Providencia, LemeckNewball sea uno de los pocos carpinteros nebres sobrevivientes. l puede hacer las cajas apeticin de los interesados o mantener en su depsito modelos poco elaborados. En las islas,recogimos historias de varias personas que mandaron a hacer sus atades con anticipacin, perocuando los ueron a usar, los retros ya estaban carcomidos por el comejn.

    Los cajones llamadossingle elbow solan ser ms anchos en los hombros y angostos en los pies,en tanto que los double elbow son octogonales y muy escasos. En Ur, utilizaban atades de cuatrolados, anchos en la parte superior del cuerpo y ms angostos a los pies. Los hacan de tola, cedroo caracol, y los pintaban de color negro caoba. Tanto en el Archipilago raizal como en Nario nos

    dijeron que las maderas utilizadas deben ser ordinarias para poder darle orma al cajn con mayoracilidad, pero en el Baud, el material debe ser fno y se peruma con plantas aromticas, como elazarn amarillo. Hoy por hoy priman los atades preabricados que venden las unerarias.

    Para que la caja quede bien, miden el cadver con cabuyas que luego meten dentro del atadjunto con los objetos predilectos o de uso cotidiano, como la prtesis dental, las gaas, la camndula,el crucifjo, el radio y el bastn, de modo que el diunto o la diunta no tengan que regresar a recogeresas pertenencias. En Quibd es usual que amiliares y amigos le regalen al allecido un vestido nuevo,que colocan sobre sus pies, dentro del atad, para que tambin se lo lleve, pero nunca incluyen piezasmetlicas que pondran al alma en pena. De ah que les quiten los dientes de oro antes del entierro.

    En Ur al cuerpo lo acostaban dentro del atad sobre un colchn que hacan con la ropa quela persona us en vida, y le recostaban la cabeza sobre su propia almohada, hecha con la lana o mota

    del rbol de balso. Miss Dilia Robinson nos cont que cuando su to muri en Coln, Panam, lollevaron a San Andrs para enterrarlo. Junto a l, introdujeron un mueco en el atad para queno volviera a molestar a su hermano mellizo que an estaba vivo. Hasta no hace mucho, el cajnquedaba abierto hasta el entierro, cuando los deudos metan las cosas y cerraban la tapa. Hoy en daen muchos lugares cierran el cajn antes de comenzar la velacin. En todas las regiones a lo largodel velorio y del entierro, los deudos cuidan con celo el atad y se mantienen vigilantes para que nole metan objetos, papeles con el nombre de una persona, lazos anudados a nombre de alguien, entreotras cosas pensadas para causar dao.

    Unsingle elbowfabricadopor Lemeck Newball

    en Providencia, segn la tradicin raizal

    Single elbow / Double elbow / Cajn uresano tradicional

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    Velorio o Set-up

    laterceraetapa comienzacon la exposicin, ante losallegados, del cadver debidamentearreglado y concluye cuando lollevan para el cementerio.

    Con excepcin de lo queocurre en el Archipilago raizal, eleje de rezos, cantos y bailes es un

    altar que en la mayora de los casos ostenta un Cristo y un moode tela negra o una mariposa del mismo color, tallada en madera

    o cortada en papel. El camarn se decora ricamente con telas,coronas de ores y de papel, y se ilumina con cirios o veladoras.En el Aropacfco recibe el nombre de tumba, incluyendo lasvariantes que hacen para las novenas y ltimas noches.

    Siguiendo lo que pareceran ser tradiciones antiguas,al menos de la gente bant y yoruba, en todas las regiones constatamos que an se mantiene lausanza de dierenciar otros dos espacios alrededor de ese mbito sagrado. Uno es la cocina, decarcter semisagrado, donde las mujeres preparan los alimentos que jovencitas y adolescentesreparten entre los asistentes, y otro es la zona proana, por lo general el jardn o antejardn, dondese renen para descansar cantaores y cantaoras, as como amiliares, compadres y amigos venidosde lugares cercanos y lejanos. All juegan domin, cuentan chistes de doble sentido, leyendas de

    seres sobrenaturales e historias cotidianas. Adems del acompaamiento a la amilia, los asistentesaportan trabajo, materiales, comida, licor y dinero. En Palenque de San Basilio el trmino velorio serefere a lo que la gente hace desde que comienzan a custodiar a la persona muerta, hasta la ltimanoche de la novena, con la inclusin del entierro en ese lapso.

    Velorio de un adulto

    En Istmina, Choc, presenciamos el velorio de Ana Luca Palacios, una joven lder de sucomunidad. El retro, de manuactura industrial, se coloc en diagonal, en la esquina izquierdade la sala de la casa materna, de tal modo que los pies de la diunta quedaran orientados haciala puerta. DiceWhitten (1992) que en San Lorenzo, en el litoral Pacfco ecuatoriano, afrmanque entre el atad y la salida debe quedar una va libre, que denomina

    camelln, para que a la madrugada el muerto pueda salir sin tropiezos.Si esta usanza tuviese lugar en el litoral Pacfco colombiano, hoy en daestara comprometida por el tamao de las viviendas. En el caso de lade la amilia Palacios, en Istmina, no par de circular rente al atad unsinnmero de personas, entre visitantes y mujeres que salan de la cocinallevando bandejas con bebidas y alimentos.

    Las paredes que corresponden al ngulo donde estaba el retrose cubrieron con una cortina de encaje blanco de 2,10 metros de alto,

    Velorio de Vernica Colorado,Guapi, julio de 2007

    Aparecen varios rasgos que se repitierondurante nuestro trabajo de campo:

    una mariposa encabezando el altar,telas que cuelgan sobre la pared,lutos o adornos sobre estas telas (eneste caso ores articiales), un vasode agua bajo el fretro y luminarias

    Espacio profano enel prembulo a la

    ltima noche de SofaPerea Palacios

    tal como sucededesde el comienzo delvelorio, en Chachajo,alto Baud, Choc,abril de 2008

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    V e l o r i o s y s a n t o s V i V o s

    que tena dos alas del mismoancho. En el borde superior de

    la cortina se instalaron dos seriesde cuatro enormes botones derosas artifciales color durazno,y en el vrtice de la unin de las

    dos alas del teln, un ramo de tres ores artifcialesblancas con bordes lilas. Este ramo podra insinuarun tringulo equiltero y, por tanto, representar unmoo o una mariposa. Debajo de ese arreglo aparecauna cinta blanca con el nombre de la diunta y, msabajo, en una especie de estandarte engastado enuna varilla de hierro, un arreglo de ores, artifciales

    tambin, adelante del cual posaba un Cristo metlico,encajado en otro estandarte. A los pies del cono haba una mesa pequea, orrada con tela blanca;sobre ella, en su centro, una veladora blanca. En cada extremo de la cortina pusieron un ramo decartuchos blancos con ramas verdes, hechos posiblemente con tela plastifcada.

    En cada una de las esquinas del retro colocaron un candelabro metlico con veladorablanca y, en la base de los candeleros, ramos de ores naturales, an envueltas en papel celontransparente. Sobre el centro de la tapa del atad haba una corona de ores naturales con la cintaque indicaba el nombre del donante, y hacia los pies de Ana Luca, un pocillo de agua con variashierbas, quizs albahaca blanca, con sus races al aire.

    En todas las regiones arocolombianas y en el Archipilago raizal encontramos que duranteel velorio los amiliares del diunto ponen debajo del atad un vaso o

    un recipiente con agua para que quien muri no padezca de sed. EnPalenque de San Basilio, a excepcin de todos los dems lugares, ponenel vaso de agua detrs de la imagen del Sagrado Corazn de Jess queest en el centro del altar. Leidy Angulo afrma que en Tumaco algunasveces los deudos le colocan al agua un hacha o una piedra para que elmuerto no se crezca. En el Baud le aaden las siete albahacas, mientrasque en Quibd le ponen hierbabuena, ruda de castilla, cubilla, albahacao gallinaza. En Ur rellenan el vaso con un algodn para que el muertosacie su sed al exprimir el lquido sobre su boca, de manera no tenga quever su reejo en el agua.

    Con respecto a Palenque, Soa Gonzlez document parte delos ritos nebres en honor a Catalina Daz Salgado, quien llevabaunos treinta aos sin ir a esa poblacin, su lugar de nacimiento. Sinembargo, antes de morir encarg usar unos ahorros que guardaba paraque la velaran y enterraran all. Como los allegados a Catalina y a su amilia no permanecieronen Palenque, no le celebraron las nueve noches, ni levantaron el pao8, pero para la velacin y elentierro s convocaron a palenqueros de pueblos y ciudades aledaas.

    8 Levantar el pao es el procedimiento para desarmar el altar de la ltima noche.

    Espacio sagradodurante el velorio deAna Luca Palacios,

    en Istmina, Choc, el5 de julio de 2007

    Se destacan los lutoso ores articialesen la parte superiorde las telas quecubren las paredes.Sobre el atad, un

    pocillo con agua yhierbas para que AnaLuca sacie su sed

    Detalle del altarde ltima nochede Fidelia Solsen Ur, Crdoba

    Llenan un vasode agua con un

    algodn para queel muerto sacie su

    sed exprimiendo ellquido sobre su bocade manera no vea sureejo en el agua, 14

    de marzo de 2008

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    Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras

    La casa materna se dividi en tres espacios: los hombres asistentes se reunieron en la partede auera, para tomar eque y otros licores a la sombra de varios almendros. En el patio, mujerescercanas a los amiliares de la diunta se juntaron para cocinar la sopa que repartiran con ca comosobremesa. Mientras tanto, en la sala, alrededor del atad, las ms cercanas le rezaban y hablaban aCatalina, entonando una especie de llanto gutural llamado leko.

    Antes de salir a recoger los pasosde la muerta, un hombre a la cabeza de la numerosaprocesin nebre entr a saludar a los dolientes, pero dej la cruz de madera que siempre usanpara estos casos al lado de la puerta, tal como lo hizo en la iglesia, cuando hicieron una pausa

    para la misa, presidida por un sacerdote especialmente trado para la ocasin. Este recorrido porel pueblo implic hacer paradas en distintos lugares donde Catalina sola permanecer durante sujuventud, procedimiento que rememora la visita del cajn que Armin Schwegler describi (1992:63). Sealaba el autor que en las distintas paradas la gente le ormula reclamos al fnado o fnada,o le hacen alabanzas. Esta prctica, que tiene su equivalente en el Baud, reeja las usanzas queSchwegler encontr durante su trabajo de arqueologa entre los pueblos bantes del ro Congo.

    Ni la cruz ni su portador entraron al cementerio. Como el atad en el cual lleg Catalinadesde Venezuela no cupo en la bveda amiliar, debieron pedir prestada una ms amplia.Mientras tanto, un par de mujeres recordaba y llamaba en voz alta a sus propios muertosrente a sus sepulturas, tal como otras mujeres lo haban hecho en las estaciones del recorridopor el pueblo. Animados por el eque y el ron, varios hombres de la amilia, o allegados ella,se encargaron de cerrar con cemento la bveda, y con un palito garabatearon el nombre dela diunta y su echa del allecimiento. Luego la gente regres a la casa de los dolientes paracompartir con ellos el resto del da.

    De vuelta a Istmina, durante el velorio de Ana Luca Palacios, antes de que comenzaran arezar y cantar, haba mujeres que repartan cigarrillos, ca con leche, pan y aguardiente; ellas salancon las vituallas de la cocina, situada a la derecha del altar nebre. Este recinto se comunicabacon la sala por una puerta y una ventana; por all se asomaba una mujer que, cuaderno en mano,iba anotando las contribuciones de los asistentes. En el Choc es recurrente que los compadres

    Las mujeresms cercanas

    a la familia deCatalina Daz

    se renen enel patio de sucasa materna,para cocinarlos alimentosque sernrepartidos entrelos asistentesdurante su

    velorio el 7 demarzo de 2008

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    del diunto se hagan responsables de todo lo relacionado con su muerte, por lo cual uno de losmiembros de la junta mortuoria se encarga de registrar el nombre del representante de cada amilia

    y su contribucin, que puede ser en dinero o en especie. En algunas ocasiones la colecta es tancuantiosa que alcanza para atender a la visita, pagar las deudas del diunto y repartiralgn dinero entre los deudos.

    El rito por el alma de Ana Luca comenz a las nueve de la noche, cuandoJoselito, el indgena Embera del grupo de cantaoras Las Negras Lucianas inici el rezo:se persign y dijo en nombre de Jess, Mara y Jos, Ave Mara pursima, Ave Marasantsima, Ave Mara y el coro contest sin pecado concebida. Terminadas lasjaculatorias a la Virgen, recitaron el Yo Pecador, al que se unieron todas las cantaoras ylas seoras presentes. Concluida esa recitacin, siguieron con una Gloria e invocaron ala Virgen para que los guiara en los rezos siguientes; as le reconoca a ella su posicinen la jerarqua celestial y su papel como madre de Cristo. Antes de la primera cuenta

    del rosario rezaron cinco letanas a Mara, y cuando loterminaron, comenzaron con el primer alabao. Vale decirque antes de empezar, el grupo de cantaoras y el indgenapidieron autorizacin a dos ancianos sabios sentados juntoa la entrada a la casa para que ellas y Joselito pudieran abrirla ceremonia. Terminada la primera tanda, esos dos seoresiniciaron la segunda, y de ah en adelante ueron intercalandosalves y alabaos hasta el amanecer.

    Jaime Arocha (1998, 1999a) y Jos Fernando Serrano (1994, 1998)registraron cmo, enlas comunidades arobaudoseas de Chigorod, Boca de Pep y Chachajo, el velorio, la novena yltima noche son ocasiones propicias para ortalecer las relaciones intertnicas. Los cholos y cholas

    llegan con sus hijos e hijas, y hasta padres y madres, a las casas de sus compadres negros, dondemanejan el espacio con naturalidad: usan los utensilios de la cocina como si ueran los propios,toman productos de zoteas9 y patios para cocinarlos y se localizan en la esquina derecha, al ondodel recinto nebre, para participar de cantos y rezos. Sobre el suelo extienden parumas de colores,y sobre ellas ponen a los nios ya desgonzados por el cansancio.

    Aunque no siempre pueden responder a los pies de cada alabao, invariablemente los vimosllorar a quien despedan. Cuando salen del rea del velorio, se pasean por el malecn o se sientanen las mesas donde hay juegos de domin y cartas, se abrazan con la gente aro venida de otrospueblos y beben con ella. Con reiteracin sostuvimos la hiptesis reerente a que los vnculos queescenifcan las ceremonias nebres contradicen las crnicas sobre la supuesta enemistad entreesos pueblos y ms bien corroboran la existencia de antiguos patrones de convivencia pacfcaintertnica. A esta hiptesis la ortalecen los insignifcantes ndices de homicidio, intento dehomicidio y lesiones personales de carcter heterotnico que Arocha public en 1999 para Boca dePep, que abarcan el perodo comprendido entre el decenio de 1960 y el de 1990, como se muestraen la tabla i.

    9 Plataormas localizadas cerca de la casa o a las orillas de los ros que sostienenrecipientes rellenos de tierra dentro de los cuales las mujeres ms que todosiembran plantas medicinales y alios para las comidas que preparan.

    La junta mortuoria regulael aporte en dinero oespecie que hacen losasistentes a la ltimanoche de Sofa Perea Palacios,

    apuntando el nombre de cada aportante en un cuaderno.Esta actividad se realiza desde que empieza el velorio.

    Chachajo, alto Baud, Choc, abril de 2008

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    Salimos del Choc. En Villarrica, Cauca,doa Mara Cruz Hidalgo descansa en un atad

    de manuactura industrial, que se ha colocadoen diagonal a la esquina derecha de la sala de su casa. Losamiliares han cubierto las paredes con una cortina deencaje blanco, sin adorno alguno. De nuevo, aqu parece quetambin debe haber un callejn entre el retro y la entrada.En el rincn, detrs del atad, hay una mesa pequea sobre lacual est una cruz de madera con un Cristo de plata; a su ladohan puesto un candelabro metlico con la respectiva veladora.

    A los costados del retro intercalaron dos candelabros, un orero pequeo y dos jarrones de oresnaturales, en tanto que a los pies de la fnada, en el piso, hay cuatro coronas de las mismas ores. Enotras palabras, se trata de un arreglo similar al que uno puede ver en cualquier uneraria urbana.

    Al lado derecho del atad est el corredor de las alcobas, donde nos hicimos para presenciarla ceremonia. Para esa ocasin, cubrieron las entradas a las habitaciones con cortinas de encajeblanco, con excepcin de aquella donde ocurri el allecimiento y donde han puesto una veladora yun vaso de agua.

    Tabla 1

    Muestra de nmero y porcentaje de delitos cometidos entre 1966 y 1994(122 casos, Inspeccin de Polica de Boca de Pep y Juzgado Promiscuo de Pizarro)

    tipo segn elexpediente

    Homotnicos entre libres(HOL), determinados

    en comparacincon apellidos de las

    genealogas

    Homotnicos entrecholos (HOC),determinadospor apellidos o

    denominacin en elexpediente

    HeterotnicosLC (libre-cholo)CL (cholo-libre)PL (paisa-libre)

    PC (paisa-cholo)LP (libre-paisa)

    CP (cholo-paisa)

    Conicto (etnicidadsegn etnnimo local)

    t

    Hurto4

    3,81

    0,82

    1PL 0,82PL9 7 ,38

    3LC 2,46LC

    Rapto/Estupro2

    1,641

    0,820 0 3 2,46

    Insulto/Calumnia11

    9,021

    0,820 0 12 9,84

    Ria9

    7,384

    3,781LC 0,82LC 14 11,48

    Dao en bien ajeno7

    5,7400

    1CL 0,82CL9 7,38

    1LC 0,82LC

    Lesiones personales26

    21,3223

    18,86

    2LC 1,64LC

    55 45,103CL 2,46CL

    1PC 0,82PC

    Intento de homicidio1

    0,821

    0,82

    2PC 1,64PC5 4,10

    1LC 0,82LC

    Homicidio1

    0,8210*8,2

    2LC 1,64LC15 12,30

    2CL 1,64CL

    t61

    50,0241

    33,6220

    16, 40122 100

    * Dentro de esta categora hay un caso de homicidio doble

    Fuente: Arocha, 1999a: 135

    Veloriode Mara

    CruzHidalgo

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    Parece ser queeste velorio sigui lasecuencia tradicionalconsistente en alternarsalves y alabaos dela siguiente manera:primera salve a las 8 dela noche; segunda, a las

    10; tercera, a las 12; cuarta, a las 3 de la maana y la ltima, a las 5. Despus de todas las salves secantan alabaos y, segn dicen los viejos, el espritu del diunto se queda en la casa hasta esa hora,cuando hay que despedirlo con rezos y cantos para que se vaya directo al Reino de los Cielos. Sinembargo, no supimos si, como se est poniendo de moda, prendieron un equipo de sonido paratocar rancheras como las de Daro Gmez, canciones de Roberto Carlos y vallenatos. En todos loslugares se populariza esta prctica, ya sea porque no hay quin cante, porque los deudos no quierencantarle a su muerto o porque se est perdiendo la tradicin.

    Al fnal del mismo corredor donde estbamos, como en casi la totalidad de veloriosobservados, amiliares y amigos instalaron una cocina, espacio que tiene un carcter semisagrado,donde las mujeres preparan ca y tienen panes para repartir. Es posible que, como sucede enla mayora de los casos y de acuerdo con el presupuesto disponible, durante el resto de la noche

    distribuyan queso, mazamorra, galletas de dulce o de soda, dulces, agua aromtica, t de jengibre,chocolate, gaseosa, aguardiente, ron, cerveza y otros licores no comerciales como el bush rum enel Archipilago, biche en el Choc o eque10 en Palenque, tabaco y cigarrillos, en especial paracantaores y cantaoras y para quienes van a acompaar a la amilia.

    Siguiendo el patrn que hallamos, en el norte del Cauca tambin se delimit un espacioproano en el antejardn de la casa. All los organizadores disponen bancas y asientos para quienesvan a dar sus condolencias o para quienes quieren descansar luego de haber cantado y rezado enel recinto nebre. De la misma manera, este espacio est destinado para que hasta el amanecerla gente juegue cartas, parqus, damas o domin, y cuente historias de espantos y antasmas,ancdotas de la regin, chistes y narraciones de doble sentido. Puede suceder que antes de morirla persona disponga que no haya cuentos, mientras que, en la mayora de los casos, la madrugadapuede llegar demasiado pronto para todo lo que hay que narrar.

    En Ur, antes de comenzar los cuentos e historias, entre las cuales son amosas lasnarraciones de Alonso Mrquez sobre Las mil y una noches y sobre To tigre y to conejo,acostumbran recitar jcaras. La jcara es uno de los gneros satricos que se representaba en elentreacto de las comedias del Siglo de Oro espaol y que posteriormente ha dado nombre en todoel territorio hispanohablante a varias composiciones populares de tipo similar. Los personajes de

    10 Se trata de licores destilados localmente a partir de la caa de azcar.

    Lina del Mar Moreno tomanotas de sus observaciones

    junto a las cortinas que hanpuesto los familiares de MaraCruz Hidalgo durante su velorio,cubriendo las entradas de las

    habitaciones. Villarrica, nortedel Cauca,10 de Julio de 2007

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    las jcaras uresanas suelen ser delincuentes, pcaros, borrachos o animales, de los cuales se vale elnarrador para hacer una crtica social, segn nos dijo Dmaso Avencio Mrquez.

    En ese mismo pueblo, cuando una persona va a un velorio, debe amanecer. Si se retiratemprano, tiene su samacoca, o problemas con el muerto, segn nos lo dijeron Manuel Londooy Jaqueline Vera. Everlydes Ochoa nos cont que cuando era pequea asisti al velorio de una de lasseoras ms viejas y respetadas del municipio:

    Yo tena sueo y quera irme para mi casa, pero los velorios aqu no son para dormir sino

    que la gente siga hasta el otro da rezando al muerto. Entonces me decan que no me

    uera porque el muerto se iba y me esperaba en la casa. Yo no s por qu razn no hice

    caso y me vine para la casa y cuando me iba a acostar vi a la diunta ah, en la viga de la

    casa; casi se me sale el corazn.

    En San Andrs, Providencia y Santa Catalina pasa todo lo contrario segn nos contaron miss

    Cleotilde, Henry y miss Meach. Si una persona se queda en el velorio despus de las 12 de la nochey sale sin despedirse, el muerto la acompaa en su camino de regreso.

    Las cantaoras, cantaores y rezanderos de las regiones de Arocolombia son personas muysobresalientes durante el rito y uera de l. Su carrera ceremonial involucra el aprendizaje derezos y cantos, cuyas categoras y orden de interpretacin no son del saber comn, e involucranadiestramientos muy tempranos, como lo constatamos al ver los ensayos del grupo que dirige doaMadolia Dediego en Quibd. Una nia de 16 aos, cuaderno en mano, repasa letras y entonacionescon su abuelita, en tanto que dos jvenes de 18, quizs 20 aos, ya muestranproesionalismo en el canto y en la gesticulacin que lo acompaa. Losmomentos ms dramticos de un velorio no slo se deben a la hora y el temadel alabao, sino a la intensidad del canto y al llevar las manos ya sea rente al

    cuerpo o encima de la cabeza para resaltar el dolor.En el Baud, cantaoras y cantaores desempean otros ofcios esenciales

    dentro de la comunidad, como los de parteras, curanderas, componedorasy componedores de casas, mdicos raiceros y arregladores de perros. Comoalgunos de estos nombres no son obvios, los explicamos: si un miembro deuna amilia o toda ella llega a ser vctima de algn malefcio, es posible que sedeba a algo que alguien le hizo o le ha mandado hacer a su casa. Entonces, esnecesario llevar a una componedora de casa, persona capaz de reconocer lossntomas y de ejecutar las tareas necesarias para sanar el recinto, mediantehierbas o sahumerios.

    A los sanadores se le conoce con el nombre de mdicos raiceros, debido al proesionalismocon el cual identifcan las dolencias y las plantas y races para curarlas. Por lo general son expertosen mezclar diversos tipos de hojas, tallos y races con biche o aguardiente, hacer determinadasinvocaciones y, de ese modo, preparar botellas rezadas o balsmicas con aplicaciones que vandesde la sanacin de enermedades de los riones, estmago y aparato respiratorio, a curas para lainertilidad y la impotencia sexual.

    En diciembre de 1998, el maestro Nelson Estupin, Rogelio Martnez Fur y Jaime Arochavisitaron al politlogo Albert Dag Dadi en su casa de Abidjn, Costa de Marfl. All, el anftrinles oreci un trago de una botella como cualquiera de las que Estupin haba visto en Esmeraldas

    Una nia dedieciseis aos,cuaderno enmano, repasaba

    letras yentonaciones

    con su abuelitadurante unensayo del

    grupo decantaores

    dirigido porMadolia

    Dediego enQuibd, Choc,

    junio de 2007

  • 7/28/2019 Arocha - Velorios y Santos Vivos

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    V e l o r i o s y s a n t o s V i V o s

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    (Ecuador), Martnez en Matanzas y Arocha en el Baud. Cuando la seora Amrica Chiriboga,esposa de Estupin, pidi que le dieran a probar la rmula, el doctor Dadi le explic que esa

    botella rezada estaba reservada para las necesidades masculinas.Por otra parte, a los arregladores de perros les corresponde la responsabilidad tanto de

    entrenarlos para que cacen ciertos animales, como para que no pierdan sus habilidades. As, si unperro educado para cazar guagua llega a entrar a la cocina cuando el ama est preparando el animalcazado y se bota el agua que en ese momento bulle, el perro queda atontado. Entonces,es necesario preparar una sustancia a base de la ceniza que alcanz a mojar el agua,aceite de cocina y quizs Menticol11, para hacerle masajes al animal hasta que serecupere, en especial si hay luna llena.

    En ese mismo valle del Baud, en el norte del Cauca, en Guapi y Narioencontramos que cantaoras y cantaores han comenzado a elaborar cancioneroscon los alabaos que cantan en velorios y novenas, adems de tonadas para otras

    celebraciones solemnes.El cancionero que doa Purifcacin Gmez nos dej otografar en Padilla

    contena rases latinas o griegas espaolizadas, cuyo sentido era desconocidopara la duea del cuaderno, como para otros intrpretes. As lo registr Nina S.de Friedemann (1989a) al escoger el ttulo de Criele, Criele Son para uno de sus libros. No se tratade un son cubano sino del Kyrie (), que traducido del griego es Oh Seor!, y que en latncorresponde al nombre comn de una importante oracin de la liturgia cristiana denominadaKyrie Eleison o Seor, ten piedad. La respuesta que coro y asistentes le orecan al sacerdote enla misa rezada en latn, cuando el ofciante deca Kyrie Eleison era Christi Eleison, es decir, Cristoten piedad. Esto se haca justo antes de que comenzara la liturgia de la palabra. Georgina Jacobo,rezandera de Ur, afrma que tanto ella como otras mujeres del municipio podran contestar

    correctamente si un sacerdote uera a celebrar la misa en latn, porque la uresea Juana Vives lesense y ellas, a su vez, les han enseado a las monjas que han llegado al pueblo. Durante el velorio,los rosarios que rezan tambin incluyen rases en ese idioma.

    En San Andrs, Providencia y Santa Catalina es evidente la inuencia bautista en lasobriedad de los altare