Arlt - Los Hombres Fieras
-
Upload
redliteraria -
Category
Documents
-
view
218 -
download
0
Transcript of Arlt - Los Hombres Fieras
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
1/9
Roberto Arlt / Los hombres fieras
El sacerdote negro apoy los pies en un travesao de bamb delbarandal de su bungalow, y mirando un elefante que se diriga hacia su
establo cruzando las calles de Monrovia, le dijo al joven juez Denis, un
negro americano llegado haca poco de Harlem a la Costa de Marfil:
-En mi carcter de sacerdote catlico de la Iglesia de Liberia deba
aconsejarle a usted que no hiciera ahorcar al nio Tul; pero antes de
permitirme interceder por el pequeo antropfago, le recordar a
usted lo que le sucedi a un juez que tuvimos hace algunos aos, el
doctor Traitering.
"El doctor Traitering era americano como usted. Fue un hombre recto,
aunque no se distingui nunca por su asiduidad a la Sagrada Mesa. No.
Sin embargo, trat de eliminar muchas de las bestiales costumbres de
nuestros hermanos inferiores, y nicamente el seor presidente de la
Repblica y yo conocemos el misterio de su muerte. Y ahora loconocer usted."
El doctor Denis se inclin ceremonioso. Era un negro que estaba
dispuesto a hacer carrera. El sacerdote encendi su pipa, llen el vaso
del juez con un transparente aguardiente de palma, y prosigui:
-El seor Traitering era nativo de Florida, y, como usted, vino aqu, a
Liberia, nombrado por la poderosa influencia de una gran compaafabricante de neumticos. Nosotros hemos conceptuado siempre un
error nombrar negros nacidos en tierras extraas para regir los
destinos del pas de una manera u otra, pero la baja del caucho obliga
a todo...
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
2/9
El doctor negro sonri obsequioso, y haciendo una mueca terrible
ingiri el vasito de aguardiente de palma. El sacerdote continu:
-Yo he sentido siempre que el hombre de color, extranjero en este
pas, est desvinculado del clima de la selva y de la tierra. Y cuando
menos lo espera, se encuentra enganchado por el engranaje del
misterio bestial que en todos nosotros ha puesto el demonio, siempre
en acecho del alma animal de estos pobrecitos salvajes.
El doctor Denis volvi a sonrer con obsequiosa mscara de chocolate,
y el sacerdote, sirvindole otro vasito de aguardiente de palma,
prosigui su relato:
-Hace cosa de siete aos se produjeron numerosas desapariciones,
que, con toda razn, supusimos de origen criminal. Nios y doncellas,
a veces hasta hombres robustos, salan de sus chozas para no
regresar. Las poblaciones de Krus comenzaron a sentirse alarmadas; al
caer la tarde, frente a las cabaas, las mujeres miraban impacientes
los desiertos caminos, temiendo por la desaparicin de los suyos. Se
iniciaron investigaciones, se ofrecieron premios, y finalmente unesclavo mandinga revel que haba sido invitado a una fiesta en el
bosque que est ms all del rpido de Manba. Se destac una
compaa de gendarmes, y una noche pudo detenerse a una banda
compuesta de cuarenta hombres que danzaban en torno de una
muchacha de la tribu de De, listos ya para sacrificarla. Algunos de los
criminales estaban cubiertos de orejudas mscaras de madera; otros,
embozados en pieles de fieras. Haba entre ellos hombres de la tribu
de los gbaln, para quienes la antropofagia es familiar, y tambin un
nio de Kwesi, de brazos largos y piernas cortas que pareca un
pequeo gorila. Todos confesaron sus delitos -haban devorado vivas a
muchas personas-, pero no haba uno solo de ellos que no alegara que
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
3/9
cometa estos crmenes cuando se haba metamorfoseado en una
bestia...
-Sugestin colectiva -murmur el negro doctor.
El sacerdote volvi su mirada hostil al pedantesco congnere, y el
doctor Denis comprendi que le convena disimular su sabidura
materialista, y para hacerse perdonar la indiscrecin repuso:
-La declaracin del nio, coincidi con la de los mayores?
-S. El nio Gan aleg que cuando bailaba con los otros hombres en el
bosque a medida que danzaba senta que se iba metamorfoseando enuna hiena. Traitering conden a esos cuarenta criminales a la horca; su
sentencia se ejecut, y los cuarenta canbales fueron colgados de las
ramas de los rboles en los caminos que conducan a Monrovia. El
nico que se libr de ser ejecutado fue el nio Gan, debido a su corta
edad: doce aos.
"Cuando el juez Traitering me expuso sus escrpulos, yo me manifest
de acuerdo con l. No era posible ahorcar a una criatura de doce aos.
Pero Traitering estaba personalmente interesado en el caso. Pensaba
escribir un libro sobre costumbres de nuestros negros, de modo que
conden al nio a prisin perpetua. Pronto olvidamos todos a los
cuarenta ahorcados. En este pas hay demasiado trabajo para disponer
de tiempo para pensar en muertos, y dos meses despus de aquel
suceso, estando yo una tarde en este barandal, mirando como mira
usted al elefante de mster Marshall, bruscamente apareci el doctorTraitering.
"Creo haberle dicho a usted que el juez era un hombre alto y robusto,
de ojos saltones y miembros pesados. Pero ahora, su pie, como un
traje excesivamente holgado, colgaba sobre la agobiada percha de su
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
4/9
osamenta. Me mir tristemente, como un gorila cuando se siente
enfermo del pecho, y me dijo:
-Padre, tengo algo muy grave que conversar con usted.
"Quiero advertirle, doctor Denis, que el juez Traitering no era un
hombre religioso ni mucho menos. Sin embargo, me di cuenta de que
se trataba de un caso importante, y dejando de ocuparme del elefante
de mster Marshall, hice sentar al juez donde est usted sentado, le
ofrec un vaso de aguardiente y me qued callado, esperando su
confidencia.
"Traitering lanz un largo suspiro, pero permaneci en silencio. Yo no
abr la boca y volv a ocuparme de los chicos de mster Marshall, que
jugaban en torno de las patas del elefante. Finalmente, el juez
Traitering, despus de lanzar otro suspiro, me dijo:
"-Se acuerda, padre, de los cuarenta ahorcados?
"Francamente, yo ya no me acordaba. Por eso le respond un poco
aturdidamente:
"-Qu pasa? Han resucitado?
"Traitering sonrise dbilmente:
"-Ojal hubieran resucitado! Recuerda usted, padre, que me aconsej
que indultara al nio?
"Efectivamente, yo no poda negar que le haba aconsejado que
indultara al pequeo Gan.
"-S, s... Qu es de ese hurfano?
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
5/9
"-Lo he asesinado ayer, padre.
"Me qued mirando atnito al juez Traitering. Haba asesinado al nio!
"-Por qu ha hecho eso? -termin por preguntarle-. Por qu loasesin?
"Ah, padre..., padre!... -Y el juez Traitering se ech a llorar como una
criatura-. No se imagina usted la calidad de monstruo que era ese nio.
Si le hubiera hecho ahorcar en compaa de los otros, no estara yo
aqu. No.
"A m se me parta el alma de ver llorar a un hombrn tan recio. Tratde consolarlo, y le serv un vaso de aguardiente. (Aqu el padre
aprovech para servirse otro y llenarle el vaso al doctor Denis.)
"Qu ha pasado? -le dije.
"Finalmente, el juez Traitering comenz a relatarme su desgracia.
"Santo nombre de Dios! Y despus hay gente que duda de la
existencia del demonio. He aqu lo que cont el infortunado:
"-Un mes despus que hice ahorcar a los cuarenta antropfagos del
rpido de Manba record que en la crcel permaneca encerrado el
nio Gan, y como dispona de tiempo resolv tomar apuntes respecto al
proceso en que el nio declaraba sentir que se metamorfoseaba en
hiena. Una tarde le hice traer a mi oficina. Un soldado me entreg al
nio, y yo qued solo con l en mi despacho
"-Estars contento de haber salvado la piel? -le dije al chico en
dialecto krus.
"El pequeo canbal no contest palabra.
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
6/9
"-No quisieras ahora un trozo de carne humana? -le pregunt.
"Gan continu en silencio. Yo insist:
"-Si me cuentas cmo hacas para convertirte en hiena te dar un trozode carne de mandinga (los mandingas son recios enemigos de los
kwesi) y una botella de aguardiente.
"Gan no abri la boca Continuaba mirndome fijamente, y cuanto ms
l me miraba ms simpata experimentaba yo hacia l. Se iba
formando un lazo de amistad secreta entre nosotros. Quiz por mis
venas tambin circulara sangre de negro kwesi, pens. Y entonces
ponindome de pie, me acerqu a Gan e intent pasarle la mano por la
cabeza; pero Gan se retir velozmente, y encogiendo el labio superior
se qued mostrndome los dientes como una fiera que quiere morder.
Ah, padre! Yo no s qu pas en aquel momento por m; recuerdo
perfectamente que no sent ningn desagrado por ese gesto bestial,
sino que rindome tambin yo frunc los labios, mostrndole los
dientes al canbal. Entonces Gan apoy las manos en el suelo y
comenz a andar gilmente en cuatro pies rozndome las pantorrillascon el flanco; yo experiment un sobresalto terrible, me precipit a la
puerta, la cerr con llave, y apoyando las manos en el suelo, tambin
me puse a caminar como una fiera. Y el nio lanzaba gruidos y yo le
imitaba y ambos parecamos dos fieras que no se resuelven a reir.
"-Es posible? -interrump asombrado.
"Ah, padre! Vaya, si es posible! Lo nico que recuerdo es que en aquelmomento experiment un placer vertiginoso en degradar mi dignidad
humana. Adems, senta un deseo tan violento de morder, que creo
que hubiera terminado por despedazar a Gan. l grua sordamente
como una hiena acorralada. En aquel momento alguien llam a la
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
7/9
puerta. Gan corriendo siempre en cuatro pies, se ocult detrs de mi
escritorio; yo despach al soldado que haba trado al muchacho. La
verdad es que en aquellos momentos slo me animaba un propsito.
Despus que el soldado se hubo alejado, le dije a Gan:
"-Esta noche iremos al bosque.
"Gan movi la cabeza asintiendo.
"Entonces dej al nio encerrado, me ech la llave al bolsillo y sal.
Estaba afiebrado de impaciencia. March hacia el malecn, pase por
las orillas del lago; esperaba que la vista del agua y de las
embarcaciones me calmaran, pero el cuadro de civilizacin del puerto
me caus repulsin. Ansiaba vehementemente volver a la selva,
convertirme en una bestia. Cuando la ltima luz de Krutown se hubo
apagado, entr en el escritorio, tom a Gan de una mano y lo hice
subir a mi automvil. Rpidamente dejamos atrs el cementerio de los
krus, los cauchales. Finalmente llegu a un claro del bosque, ocult el
automvil bajo una cortina de lianas y dije a Gan:
"-Haz la hiena.
"Una luna llena iluminaba el camino; Gan apoy las manos en el suelo,
y yo lo imit. A poco de iniciado este juego comenzamos a gruir,
luego nos afilamos las uas en el tronco de los rboles, hasta que,
cansados, nos echamos en el polvo del camino. Juro, padre, que en
aquel momento sent que tena cola. No hablbamos. "Sabamos" que
esperbamos a alguien. Nada ms. Pero ese alguien no llegaba. Lanoche estaba muy avanzada, la selva se haba poblado de mil ruidos, y
no llegaba nadie, cuando de pronto escuchamos el silbido de un
hombre, una sombra se movi en el camino, y cuando el hombre
estuvo cerca de nosotros, Gan salt sobre l, le tir al suelo y le
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
8/9
desgarr la garganta de un mordisco. Fue una escena vertiginosa, casi
incomprensible... Dispnseme, padre, de narrarle lo que hicimos
despus. Yo me senta tigre; al amanecer me sorprend con mi
conciencia de hombre vuelta a un cuerpo completamente manchado
de sangre. Gan con la cara aplastada en la hojarasca, dorma su
hartazgo espantoso.
"Despert a Gan, nos lavamos en un arroyo y volvimos a Monrovia.
Devolv el canbal a la crcel: yo estaba horrorizado de la experiencia,
crea que sera la ltima; pero pocos das despus la tentacin se
present tan enorme y dominante, que hice traer a Gan de la crcel,
aguard la noche, y en su compaa nuevamente volv al bosque.
"Desde entonces mi vida ha sido un infierno. Remordimientos y
crmenes. Finalmente me resolv. Ayer, en compaa de Gan, fui al
bosque, y all lo mat de un tiro. Y ahora estoy aqu, padre, para
pedirle la absolucin de mis pecados y el perdn, porque me matar.
Es necesario que aproveche este intervalo de lucidez para
exterminarme, antes que vuelva la horrible tentacin a lanzarme al
bosque en busca de vctimas..."
El sacerdote negro call, y Denis se qued mirndolo. Luego murmur:
-Qu hizo usted, padre?
-Comprend que el juez Traitering tena razn de querer matarse. l no
quera destruir el hombre que llevaba en s, sino a la fiera despierta en
l. Lo confes, le di la absolucin y le dej marcharse.
Algunas horas despus, un muchacho del puerto trajo la noticia de que
el juez Traitering se haba ahogado.
-
7/29/2019 Arlt - Los Hombres Fieras
9/9
Los dos hombres callaron. Los nios de mster Marshall haban dejado
de jugar en torno de las patas del elefante. El sacerdote negro bebi su
quinta copa de aguardiente de palma, y le dijo al flamante juez:
-Yo no le aconsejo que haga ejecutar al pequeo canbal que usted
tiene que juzgar, pero que esta historia le sirva para ponerse en
guardia, que jams bebi vino ni mordi carne.