Arevalo Martinez - Ecce Pericles

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    in 2010 with funding fromUniversidad Francisco IVIarroqun

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  • mt.t

  • ECCE FERILES!

  • R A F A E L A

    R

    EVA L o MARTNEZ

    lEcceiPericles!

    IObra elegida por el jurado guatemaltecocompuestopor Federico Hernndez de Len, los licenciadosLuis Beltranena, Flavio Herrera y AlejandroArenales y el padre ngel Arnpara ser enviada al

    yjurado internacional, en el segundo Concurso Latino-

    tamericano, de Parrar & RinehartNueva York 1942

    tipografa nacionalguatemala, c. a.-1945

    Coleccdn luis lujAn Muoz

    wwVM.ufm.edu Guatemafa

  • urlogo/

    Guatemalaf abril 8 de 1941.

    . . .Hoy vino a verme Rafael Arvalo Martnez, y a pedirmeas como se le puede pedir a un amigo un fsforo para encenderel cigarrillo que le haga el prlogo para su "Ecce Fereles" .

    .

    . Co-

    mo si yo tuviera fsforos!Y no los tengo! Jams he escrito un prlogo para nada y

    muy rara vez he ledo alguno, pues por lo general he deseado llegarluego al grano de la obra y paso en dos zancadas sobre la pajaprolegomenar sin perder tiempo en escarbarla. Creo que todos loslectores hacen lo mismo, y por eso acced a su$ deseos.

    San Andrs Semetabaj, abril 10.

    Dos das he pasado rumiando la idea del prlogo.Qu lo, seor! Qu lo!Cundo un escritor de primera fila ha necesitado que lo

    apadrine un novato que est por romper su primera lanza en justasliterarias?

    El autor, ni la obra necesitan de mi padrinazgo, y al lectorprobablemente le fastidiar. Para qu quiere Arvalo Martnezque le ponga prlogo?

    Despus de mucho pensarlo, creo que hay un aspecto del temaque se entrev en la obra, pero que ni el autor profundiza ni ellector puede suplir, a menos que sea muy versado en los achaquesde nuestra historia: es el carcter de los dos protagonistas deldrama: el Tirano y el Pueblo. Quizs sobre ese asunto quepa filo-sofar un poco, justificando as que ponga yo mis manos pecaminosasen la construccin del pedestal sobre el que se levantar la estatua.

    A Estrada Cabrera se le ha tenido por un hombre extraordi-nariamente inteligente, ambicioso, desptico, vengativo, cruel, san-guinario y valiente.

  • KVI PROLOGO

    Creo que por ninguno de esos conceptos se desfaca de lamediocridad: Su prodigiosa inteligencia es un mito hijo de la adula-cin sin tasa que se desbord hasta lo increble durante su rgimen.Si analizamos con imparcialidad los hechos, veremos que en vezde inteligencia sus triunfos se debieron a cierta astucia, mucho debuena suerte y, principalmente, al uso irrestricto de todos los recur-sos de la nacin cuando as convena a sus fines.

    La negociacin del Ferrocarril del Norte no le favorece muchoen cuanto a inteligencia. Su triunfo sobre la revolucin de 1906,debido a la oportuna muerte de Regalado, fu obra de la casualidad.Los tratados de 1907 no son obra suya. Despus del terremoto nosupo qu hacer para fomentar el resurgimiento de la capital. Ensu lucha final contra el movimiento unionista es evidente que nodio muestra de ser el poseedor de una inteligencia privilegiada. Yacado y sometido a varios procesos, sus defensas no son ningnprodigio de sabiduria.

    En cambio, los vicios apuntados son exageraciones de lapropaganda de sus enemigos. Es verdad que se hizo culpable deasesinatos polticos: el de Reyna Barrios probablemente; los de JosMara Urbizo, de Rosendo Santa Cruz y cien ms, sin duda al-guna... En cambio, despus del atentado de "la bomba'' fueronsentenciados a muerte por el tribunal militar los culpables y l seabstuvo de mandar a ejecutar la sentencia probablemente con laintencin de perdonarlos a la larga. Es verdad que un ao despusgritaba :"Hay balas para matar al presidente de la repblica, y nolas hay para castigar a los traidores!" Palabras que dieron pbulo asus secuaces para cometer atrocidades inauditas, como la de pro-cesar, indagar, or la defensa y sentenciar a muerte a veinte cadetesen noventa minutos y la de ejecutar, juntamente con los sentencia-dos un ao antes, a los doctores Mateo Morales y Francisco Ruiz.que slo estaban purgando sentencias de prisin por delitos poli-ticos; pero, ya en calma, ninguno de los comprometidos en eseatentado y capturados despus fu sacrificado. Otros gobernantesen horas de peligro han sido ms implacables o ms generososque l y eso tampoco lo distingue. Su crueldad se manifest msque todo por la tendencia que tena de ordenar las flagelaciones;pero esta era hna antigua costumbre "chapina" que l slo continupracticando sin distinguirse particularmente por ello. Despticos lo fu; pero antes que l lo haban sido Carrera y Barrios, ydespus lo han sido otros,

    .

    .

  • PROLOGO VII

    La supuesta ambicin desmedida quizs sea el ms injustode los cargos que se le han hecho. Era tacao, y mucho, pero laherencia que dej a su muerte fu muy modesta, pudiendo haberseadueado de millones. Es justo reconocerlo: no fu ladrn.

    La administracin de Estrada Cabrera se caracteriz antesque todo por el estancamiento de todo progreso. Fu para Guatema-la un letargo ce un cuarto de siglo mientras todos los otros pueblosavanzaban en la senda del progreso. Finanzas, economa, agricul-tura, educacin, caminos, comercio exterior, e interior, ejrcito,polica, todo sin excepcin sinti el efecto enervante de aquel dic-tador, que como el hada de la leyenda, con el pinchazo de su aguijnsumi a Guatemala en un sueo profundo del que slo desperta la voz mgica del Acta de los Tres Dobleces.

    "Fabricante de chalecos'^ le llamaba el doctor HermnProwe, porque la parte visible de sus obras pareca muy buena, perono tenan ni mangas ni respaldo! Y efectivamente sus sonadasfiestas de Minerva, apoteosis del magisterio y de la educacin delpueblo, eran un contrasentido cuando aqul se mora de miseriay sta decaa ms y ms cada ao, hasta llegar a un analfabetismodel 96% segn el censo de 1920. Sus escuelas prcticas fueronotros '^chalecos": Para ellas se construyeron malos edificios en lacapital y en todas las cabeceras departamentales, pero muchas jamsfuncionaron y las pocas que lo hicieron fu sin honra ni provecho.El Asilo de Convalecientes Estrada Cabrera, fu un magnficohospital, soberbiamente equipado, que por varios aos adorn laavenida de La Reforma, pero nunca se admiti en l a un enfermoy fu destruido por el terremoto de 1917-18.

    Y as podramos seguir enumerando su Universidad nacional,su Jardn de experimentacin, su Academia militar, su Telgrafo sinhilos y tantas otras iniciativas que jams pasaron de un nombre,un rtulo y un frontn imponente para fotografiar y ensear en elextranjero.

    Pero si Estrada Cabrera no fu ni inteligente, ni organizador,ni popular, ni valiente; si slo fu un hombre mediocre en todas lasesferas, cmo pudo mantenerse en el poder tanto tiempo? Cmopudo hacerse reelegir tantas veces?

    Dolorosa es la respuesta, pero verdica: su larga dictadura

  • iyUI PROLOGO

    se debi al pueblo de Guatemala y no a Estrada Cabrera ni a suspartidarios!

    Estrada Cabrera lleg al poder a la muerte de ReynaBarrios en carcter de primer designado. Su perodo haba ter-minado ya, pero la Asamblea no haba nombrado sucesor. Por unrasgo de audacia se impuso al pequeo grupo de seis ministros aquienes conoca muy de cerca, pues haba sido uno de ellos, y sabaque sin ningn riesgo poda conseguirlo. El estaba preparado. Paralos otros fu una sorpresa en momentos de perplejidad ante unasituacin imprevista. Tuvo esa ventaja y la aprovech, arriesgandola oposicin militar, que fu desorganizada y dbil.

    Ya en ejercicio del poder, fu candidato a la presidencia yresult electo, como en anlogas circunstancias lo fueron GabinoGainza, Rafael Carrera, Justo Rufino Barrios, Manuel L. Barillas,Carlos Herrera, Jos Mara Orellana y Lzaro Chacn.

    Las nicas excepciones en la lista ms que secular de nues-tros mandatarios fuera del perodo confuso de 1823 a 1837 lohan sido Vicente Cerna, Miguel Garca Granados, Jos Mara ReynaBarrios y Jorge Ubico; pero si Reyna Barrios entr al poder elegidocon razonable libertad, fu nicamente porque Barillas no quisocontinuar siendo nuestro gobernante. Qarca Granados fu im-puesto por el triunfo de la revolucin que encabez y el ltimo llegal poder apoyado por el nico partido poltico organizado que enton-ces exista y cuando ya el ministro americano le haba preparadoel camino obligando al general Manuel Orellana a dejarlo cuandoya la Asamblea Nacional haba consagrado su usurpacin nombrn-dolo primer designado ex post facto

    !

    Pero si la primera eleccin de Ubico es una excepcin dela regla, no sucede lo mismo con la de 1937, que alterada en la formapara poder salvar los obstculos constitucionales, en el fondo es lomismo, como tambin es, a no dudarlo, la extensin del perodo deReyna Barrios.

    Veamos otro aspecto de la cuestin: Cmo han dejado elpoder nuestros mandatarios?

    Rafael Carrera muri en el poder;Vicente Cerna, derrocado por la revolucin;Miguel Garca Granados entreg el poder a Barrios;Justo Rufino Barrios muri en el poder;Manuel L. Barillas, elecciones libres;Jos Mara Reyna Barrios muri en el poder;

  • PROLOGO IX

    Manuel Estrada Cabrera, derrocado por el movimiento nnio-nista;

    Carlos Herrera, derrocado por golpe militar;Jos Mara Orellana muri en el poder;Lzaro Chacn, prcticamente muri en el poder;Baudilio Palma, derrocado por el cuartelazo de Manuel Ore-

    llana;

    Manuel Orellana, repudiado por el ministro americano;Jos Mara Reina Andrade entreg el poder a Ubico.

    De lo anterior podemos deducir lo siguiente:

    Regla: En Guatemala los presidentes han sido vitalicios, amenos que fueran derrocados por la violencia o que no quisierancontinuar en el poder.

    Y los ms furibundos anatemas, los ms solemnes juramentos,los ms rgidos preceptos constitucionales no lo pueden evitar. Asnos lo ensea la historia.

    Pero por qu es as?La estructura racial y la historia social y poltica del pueblo

    nos dan la respuesta:La raza indgena estaba ya acostumbrada a la obediencia

    pasiva, absoluta, bajo el rgimen teocrtico feudal que imperabadesde siglos antes del descubrimiento de Amrica. Los cuatrocien-tos aos de esclavitud de hecho que a ella siguieron no tuvieronninguna influencia favorable para el desarrollo de las virtudescvicas.

    La raza conquistadora, 'la espaola, tampoco tiene tradicionesdemocrticas: en la poca de la colonizacin acababa de librarse deocho siglos de dominacin sarracena, y los reinos que haban estadoms libres del yugo musulmn eran monarquas absolutas. Porotra parte, el profundo arraigo de la religin catlica medieval,aliada a la monarqua con su fanatismo e intransigencia, no era unmedio apropiado para ejercitar la libertad de pensamiento ni en elterreno religioso ni en el poltico. El espaol de entonces no tenala democracia en la sangre, al contrario del anglosajn; y si alinflujo de la revolucin francesa se sembr la simiente de las liber-tades ciudadanas con Fernando VII y las Cortes de Cdiz, los frutoscosechados al cabo de una centuria no son todava sazonados, comolo prueba el ruidoso fracaso de la segunda repblica, que fu amorir en brazos del comunismo ruso.

  • X PROLOGO

    El ncleo relativamente pequeo de conquistadores, de loscolonos espaoles que fueron viniendo ms tarde y de sus descen-dientes legtimos, goz durante los tres siglos de la colonia decierto grado de libertad poltica apenas conocida en la metrpoli,constituyendo de hecho la "nobleza" en la organizacin feudal delpas, como entonces existi de facto si no de jure.

    En el correr del tiempo se fu formando un tercer gruporacial, el de los mestizos, descendientes de conquistadores y conquis-tados, que sirve de lazo de unin entre los otros dos; por un lado loshijos legtimos o reconocidos de media sangre espaola, o ms, seconfundan con stos, mientras que por el otro un nmero mayorsegua las costumbres de los nativos, mientras que entre los dos ex-tremos mencionados iba creciendo el grupo de los "ladinos", ni indiosni espaoles, ni conquistadores ni conquistados, grupo amalgamadode las dos estirpes que viene a constituir la verdadera "raza gua-temalteca", y que en el correr de los tiempos acabar por absorber alos otros dos.

    El grupo de los espaoles que a raz de la conquista era lacasta militar, y por eso dominaba, renunci a toda labor manualprimero, explotando ms o menos inicuamente al nativo, que resultser buen trabajador, humilde y sumiso.

    Aceptada la nueva situacin por estos ltimos y principal-mente por los "ladinos", sin rebelda ni protesta, los "nobles" lestuvieron suficiente confianza para irles dando poco a poco los car-gos de policas y soldados, ocupaciones sin atractivo para los "hijosde familia" que preferan divertirse en los salones o fomentar elincremento de los ladinos antes que dormir en el cuartel, con tantamayor razn que, salvo algunas amenazas de los piratas, jams habaguerras en dnde conquistar glorias y mucho menos dinero.

    De las filas fueron saliendo cabos y sargentos, luego oficialessubalternos y por ltimo algunos jefes.

    Ya los conquistadores haban dejado ir de sus manos las ar-mas, y con ellas el poder efectivo. Slo dominaban por su prestigiosocial^ por su instruccin y, ms que todo, por su fortuna, medioseficaces en tiempos normales, pero insuficientes en pocas de agita-cin y de revuelta.

    Tal era la situacin social en 1821. La independencia pusoal frente del gobierno a. .

    .don Gabino Ganza, el mismo que era

    capitn general de la Colonia, el jefe, representante y cabeza visibledel gobierno repudiado por el pueblo. Este hecho, incomprensible

  • )PROLOGO XI

    de otra manera probablemente nico en la historia del mandose explica clara y fcilmente con vista de lo que llevamos expuesto:el grupo de los espaoles vio una oportunidad de recuperar el poderya perdido por su poltronera y, valindose de las circunstancias fa-vorables y de la astucia, dej en el poder al "bueno" de don Gabino,espaol que se dejara dirigir fcilmente por los espaoles. Triunfocompleto. . . . ! Pero no tenan las armas y su xito fu de escasaduracin, como no tenemos necesidad de recordarlo, dando origenal perodo turbulento que dur hasta la llegada de Rafael Carreraal poder. Carrera gobern como un dictador, ms o menos benvolo,favoreciendo a los ladinos, pero dejndose aconsejar por elementosde la aristocracia y de la iglesia, por lo que se le clasifica como"gobernante conservador". (En nuestra merienda poltica es elprototipo del conservador.)

    A su muerte le sucedi en el poder el general VicenteCerna, hombre incoloro y anodino que se dej derrocar por larevolucin liberal del 71. Desde entonces los elementos criollos ne-tos han afirmado su dominio del pas con evidente beneficio de lajusticia racial. Los elementos de origen puramente europeo, aunqueguatemaltecos de nacimiento por varias generaciones, constituyenuna minora polticamente sin importancia suficiente para consti-tuir un partido y se confunden sin lnea de separacin con el grupocriollo, mientras que la raza indgena, el ms numeroso de los tresgrupos, tampoco la tiene por su ignorancia extrema y su dcil sumi-sin a toda autoridad. Y sin embargo, existe la paradoja de que esesector de la poblacin, a pesar de sp. incapacidad o ms bien porrazn de su incapacidad- ha sido y es el elemento de apoyo msimportante de todos los dictadores que han brillado en el cielo denuestra poltica.

    Tal era el fondo social sobre el que se destaca el escenariopoltico en el ao de gracia de 1919 cuando se inici el movi-miento unionista, episodio histrico que Arvalo Martnez en "EcceFereles" pinta magistralmente.

    Los organizadores del movimiento unionista estudiamos concuidado todos los aspectos del problema, cambiando impresionesy discutindolos en muchas de nuestras reuniones preliminares:Estrada Cabrera haba triunfado fcilmente de cinco o ms in-

  • XII PROLOGO

    tenias revolucionarios algunos de ellos apoyados abiertamentepor gobiernos vecinos, movimientos que no despertaron ningneco en la masa del pueblo, no' obstante contar con sus simpatas.

    Los dos o tres atentados que se fraguaron contra l costaron muchasvidas y slo sirvieron para consolidarlo en el poder.

    Los puntos dbiles de su armadura eran el temor exageradode perder la buena voluntad del gobierno americano; el constanteempeo de dar a sus actos las apariencias exteriores de la legalidad(para la exportacin); el constante empeo de hacer creer que surgimen era popular, y, por ltimo, su indecisin y su mediocridadintelectual.

    Era, pues, necesario luchar contra l, no con la fuerza sinocon la inteligencia: fu lo que hicimos.

    Desde mucho antes de lanzar al pblico nuestra acta deorganizacin, habamos previsto sus posibles reacciones y determi-nado la tctica que deberamos seguir en cada una de las posibleseventualidades:

    Si inmediatamente proceda a encarcelar a todos los firmantesotros conjurados que no aparecan en ella continuaran los trabajossecretamente, mientras que grupos de seoras, encabezados por lasfamiliares de los presos, trabajaran entre el elemento femenino dela sociedad con el objeto aparente de conseguir su libertad, perotratando de engrosar continuamente las filas del nuevo par-tido, que hubiera podido muy bien, a la postre, estar encabe-zado por ellas!

    Si suspenda las garantas constitucionales, declarando el esta-do de sitio, sin proceder directamente contra nosotros, suspende-ramos inmediatamente todas nuestras actividades ostensibles parareanudarlas el primero de marzo, fecha en la que se rene laAsamblea Nacional, lo que de hecho restablece el vigor de la consti-tucin. Entre tanto seguiramos organizando el partido secreta-mente y procurando extenderlo a toda la repblica.i Nunca cremos que llegara a tomar medidas extremas porlo dems totalmente injustificadas como la de fusilar en masa atodos los firmantes; pero s, individualmente, pensamos en la posi-bilidad de ser vctimas de algn atentado, que bien pudiera habernoscostado la vida. Para ese sacrificio todos estbamos preparadosy no creamos que as pudiera arrebatarnos el triunfo.

    Lo que ms temamos todos, y para lo que no encontramosninguna solucin plenamente satisfactoria, era que nos llamara, que

  • i. PROLOGO XIII

    aprobara y elogiara nuestro patriotismo, etctera, y que nos ofrecierasu cooperacin entusiasta para conseguir el resurgimiento de Cen-troamrica unida. Dios quiso que no lo hiciera!

    Desde un principio se convino entre los organizadores delpartido unionista que ninguno aparecera como Jefe, siendo todosnuestros actos en nombre de la junta directiva. La presidencia delas sesiones se desempeara por rotacin, y ni aun la composicinmisma de la directiva era constante, pues con frecuencia se llamabaa alguno de los suplentes para completar el nmero de siete direc-tores al pie de nuestros acuerdos.

    Esto obedeca a tres razones: Tcito Molina, director jurdicodel movimiento, insisti siempre en evitar todo asomo de caudillaje;en esa forma imprecisa de la direccin, sin cabeza visible, le serams difcil a Estrada Cabrera encontrar el blanco de sus iras; y,por ltimo, porque en previsin de posibles bajas entre sus miembros,para evitftr la desorganizacin, tenamos escogidos para entrar auto-mticamente a llenar las vacantes a un gran nmero de correligio-narios, muchos de ellos obreros, seleccionados por la entereza desu carcter. Se ha dicho que tenamos siete directivas suplentes, locual no es exacto, excepto en el sentido de que tenamos unoscincuenta directores potenciales de reserva.

    El movimiento se desarroll tal y como el lector ir viendo enel curso de la obra, donde el autor lo describe con rigurosa veracidadhistrica y elegante ropaje literario.

    Nuestro primer tropiezo imprevisto, fu la declaracin delgobierno de los Estados Unidos hecha por medio de su ministro el 4de abril de 1920. Hoy pienso que entonces le dimos a esa expresinde cortesa internacional ms importancia de la que en verdad tena;pero en aquel entonces todos estbamos contagiados de la obsesinde Estrada Cabrera, creyendo que el gobierno americano est pen-diente de los menores incidentes de nuestra poltica local, que sepreocupa hondamente por ellos y que est pronto a movilizar suescuadra para enderezar cualquier entuerto en nuestros asuntosdomsticos. Yo, por lo menos, no me cur de ella sino meses despuscuando era "Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario delGobierno de Guatemala ante el Gobierno de los Estados Unidos deAmrica", ttulo rimbombante que hace presumir en quien lo tieneuna importancia muy grande. Nada de eso! Una seora Brown

  • XIV PROLOGO ,

    me lo hizo sentir muy luego: me pregunt qu estaba haciendo yoen Washington y cuando se lo dije, exclam: Ah! ministro, Quinteresante! Y dnde va a predicar?

    Pero no fu eso lo peor; pocos das despus recib un folletoen el cual se daban al pblico muchos datos respecto al estadofinanciero del Hotel Pensylvania de Nueva York y se ofreca unaemisin de bonos para levantar fondos que necesitaba para hacerciertas mejoras. El presupuesto de gastos del hotel para 1920 erade $33.000,000, o algo ms. Treinta y tres millones de dlares! Elpresupuesto de Guatemala para el mismo ao haba sido de casinueve millones de dlares! Y comparando cifras dije para misadentros: "Aqu, en el pas del dlar, nosotros valemos la cuarta

    parte de lo que vale un solo hotel de Nueva York y el Departamentode Estado seguramente no ha de preocuparse gran cosa de lo queentre su servidumbre est pasando".

    Afortunadamente la declaracin del gobierno americano nodetuvo la marcha de los acontecimientos; pero s influy de maneragrave sobre la siguiente etapa.

    Era el 7 de abril de 1920. Todo el pueblo de Guatemala estabaafiliado al partido unionista y la autoridad de su directiva era acata-da sin sombra de vacilacin en todos los mbitos de la repblica.

    Con el tirano quedaba un grupo reducido de partidarios aco-bardados que todava buscaban su proteccin precaria, el esqueletodesarticulado de su mquina administrativa y unos cinco mil hom-bres de tropa en su mayora indios de Momostenango bienarmados y en posesin de las dos anticuadas fortalezas de Matamo-ros y San Jos.

    El partido unionista no tena armas ni haba buscado co-nexiones militares, si bien Camacho, Silverio Ortiz y algunos otrosdirectores, en lo particular, haban recibido la promesa de muchosjefes militares de estar con nosotros en caso de un conflicto armado,pero slo uno de ellos, Lpez Avila, tena a la sazn tropas a sumando y exiga un decreto de la Asamblea para resguardo de suhonor militar.

    Era llegado el momento de dar el golpe decisivo; pero paraevitar el derramamiento de sangre y toda sombra de caudillaje seresolvi, a propuesta de Tcito Molina, que:

  • PROLOGO XV

    PEl presidente provisional que haba de suceder en elmando a Estrada Cabrera fuese un hombre que le inspirara plenaconfienza a aqul (y a nosotros).

    2^No deba de ser uno de los miembros conspicuos delapartido, dejando para las elecciones venideras la designacin denuestro candidato.

    Para llevar a cabo este proyecto era necesario entendernos jd*.con un grupo de diputados y se ofrecieron para ello Adrin Vidaurre,presidente accidental de la Asamblea, y picaro redomado; JosBeteta, su segundo; Mariano Cruz, Carlos Herrera, Manuel Arroyoy posiblemente algn otro.

    Los diputados encabezados por Vidaurre propusieron comocandidato presidencial a Mariano Cruz. La tenaz insistencia conque lo sostuvieron fu el principal motivo que tuve para rechazarlocon igual vigor, en lo que me secundaron probablemente ms porespritu de cuerpo que por ninguna otra razn los unionistas allpresentes que eran Tcito Molina, Manuel Cobos Batres, DemetrioAvila y posiblemente algn otro que no tengo presente.

    Despus de mucho regateo consintieron los diputados enaceptar a Herrera, pero con la condicin de reservarse el derecho dedesignar a cuatro de sus ministros, dejndonos los otros tres. Alaceptar la frmula de Vidaurre, entramos en una transaccin fatalpor sus resultados y de todo punto innecesaria.

    Despus se convino^ en los detalles del procedimiento quehabra de seguirse en la sesin legislativa del da siguiente: Dar la"licencia", no solicitada, a Estrada Cabrera para que pudiera ausen-tarse del pas, elegir a Herrera como presidente provisional y emitirun decreto ordenando a todas las fuerzas militares que reconocieranal nuevo gobierno como la nica autoridad legitima de la repblica.Este ltimo decreto, ya redactado, se qued en el bolsillo de Vi-daurre, quien levant la sesin de la Asamblea sin presentarlo, con locual traicion tanto al partido unionista cuanto a la Asambleamisma y se aseguraba la gratitud del tirano en caso de que stesaliera victorioso en la lucha que se aproximaba.

    Asi tuvimos en el momento de conseguir el triunfo ms extra-ordinario que registra la historia de Centroamrica en la eternalucha de los pueblos por la conquista de sus libertades un resultadopor dems modesto: el nuevo gobierno estaba constituido por el 4Cpresidente Herrera, hombre bueno y bien intencionado, pero dbilde carcter y fuertemente ligado con los elementos del cabrerismo

  • XVI PROLOGO

    por sas amistades y por larga asociacin poltica, con la circuns-tancia agravante de que su hermano Salvador no gozaba de lassimpatas de varios directos del partido unionista, lo que en brevele hizo pasarse abiertamente al campo enemigo; Vidaurre en elministerio de Hacienda y Beteta en el de Guerra eran elementosconspicuos del rgimen cado, y por tanto, enemigos nuestros; Arro-yo en Educacin y Meneos en Fomento les estaban completamentesubordinados; Bouscayrol en Agricultura era unionista, pero no delos directores, y as en el nuevo gobierno slo nos representaban LuisPedro Aguirre en Relaciones Exteriores y Adalberto Saravia en Go-bernacin y Justicia, quedando en minora de tres a cinco.

    Fu nuestro primer yerro capital.

    Of all sad words of lip or pen,ihe saddest are these:

    It might have been.

    El 4 de mayo de 1920 fu da infausto para el movimientopopular que iniciamos en busca de la Libertad, la Justicia y elProgreso: se reuna la convencin nacional del partido unionistacon el objeto de designar a nuestro candidato para ocupar el soliopresidencial en el prximo perodo. Estaban representados todoslos clubes unionistas de la repblica y la mayora de los delegadostena instrucciones de votar por Tcito Molina, en primer lugar,o por Julio Bianchi en segundo.

    Pero ya los demcratas, engrosadas sus filas por los cabre-ristas que acudan al nuevo partido como nufragos a un buquede socorro, haban logrado organizarse mal que bien y ofrecieronla candidatura al incumbente Herrera, quien la acept, no obstantela palabra empeada apenas cuatro semanas antes.

    Asustado de ver el progreso que hacan nuestros adversariosy temeroso de que perdiramos la eleccin por la influencia deci-siva del ejrcito dominado por Vidaurre y Beteta sobre las autori-dades locales pues continuaba todava sin alteracin la mquinaadministrativa creada por Estrada Cabrera, en la cual l dominabatodo mediante las autoridades militares Manuel Cobos Batrescrey poder salvar la situacin por una maniobra poltica hbil, y

  • PROLOGO XVII

    sin tiempo de consultar con los otros directores, ofreci la candi-datura del partido a Herrera con la condicin precisa de que nosdaria inmediatamente el ministerio de Guerra, condicin que He-rrera acept.

    Por la tarde Cobos Batres propuso su plan a la directivareunida: don Jos Azmitia sin decir una palabra se levant de supuesto y abandon la estancia; Tcito Molina dijo que en principioestaba opuesto a ese arreglo, pero que a veces las necesidades pue-den ser ms fuertes que los principios, y salv su voto; yo, comopersonalmente interesado (pues habiendo Tcito rechazado de planosu designacin, yo era el candidato probable del partido) por unsentido de elemental delicadeza, altamente impoltico, tambin salvmi voto, a pesar de que me pareciera un enorme error; Silverio Ortizse pronunci abiertamente en contra, lo misino que Gregorio Car-doza, y al fin, la propuesta de Cobos Batres fu aceptada pormayora . . .

    .

    Algo ms tarde se expuso la resolucin ante la convencinreunida. Despus de horas gastadas en escuchar discursos sin vi-rilidad, porque nadie quera aceptar la propuesta ni ofender a losdirectores enrostrndoles su claudicacin, no se llegaba a nada con-creto. Deseando romper el "impasse" sub a la tribuna y dije a losdelegados que los desligaba expresamente de cualquier compromisoque creyeran haber contrado de apoyar mi candidatura. Que tantoellos como yo lo que desebamos era ver en la presidencia a un hom-bre honrado, importando muy poco que se llamara Julio Bianchi oCarlos Herrera y que les rogaba comenzar en seguida las votacioneshasta conseguir la designacin de nuestro candidato.

    Mi intencin no haba sido la de renunciar irrevocablementea la candidatura, pero la impresin general fu esa, y entre lgrimasque agradezco sinceramente la votacin se llev a cabo, saliendoelecto en el primer escrutinio Carlos Herrera. . . Fui a reunirmecon Tcito y le dije: "Ahora lo que procede es poner sobre la puertaun rtulo que diga: AQU FUE EL PARTIDO UNIONISTA eirnos a descansar" "No!me replic Ahora comienza nuestroverdadero triunfo!"

    Estaba equivocado!Fu nuestro segundo yerro capital.

  • XVIII PROLOGO

    Nnestros adversarios aprovecharon hbilmente una fase ca-racterstica del movimiento unionista, la cual, si al principio nos fude suma utilidad, al final se convirti en un pesado lastre: la uninde Centroamrica.

    Todos los iniciadores del partido ramos y somos unionistasconvencidos y sinceros; pero hay que confesar que nuestro primerplan llevaba por nico objeto derrocar al rgimen cabrerista y or-ganizar un gobierno mejor. La idea unionista fu agregada ainiciativa de Tcito Molina y aceptada con ms o menos entusiasmopor todos los dems, porque faltando poco tiempo para el centenariode la independencia los trabajos en pro de la unin daban unpretexto plausible a nuestra organizacin; quitando por el momentola apariencia de una agresin dentasiado visible contra la dictaduraimperante. Pero, como dije en un discurso ante un grupo de obre-ros " . . .Todos nosotros sabemos cmo se suelda la hojalata: primerohay que amoldar las piezas para que junten sin forzarlas, luegohay que limpiarlas muy bien, raspando y limpiando si fuere nece-sario, despus se les echa cido y soldadura y slo entonces se debeaplicar el hierro candente para fundirla y hacer de las partes sepa-radas un todo slido y durable. Lo mismo debe ser la unin deCentroamrica. Si queremos que la unin sea firme y permanente,es preciso comenzar por limpiar a Guatemala de todas las lacras ysuciedades que se le han pegado en veintids aos de cabrerismo;en seguida el cido de la investigacin y la soldadura de la sabidurapreparan el terreno, y por ltimo el calor del entusiasmo de lospueblos completar la tarea, dejando una obra bella y perdurable."

    Ese discurso fu muy aplaudido y comentado porque encierrauna gran verdad; pero los leaders del unionismo la olvidaron y sedejaron empujar por los neocabrcristas hacia una empresa prema-tura y quijotesca que tuvo su apoteosis el 15 de septiembre de 1921con la jura de la Constitucin de Tegucigalpa y su epilogo con elcuartelazo del 5 de diciembre de 1921.

    Por mis conversaciones tanto oficiales cuanto particularessostenidas durante aquellos das con altos personajes de la polticanorteamericana estoy convencido de que la unin de Centroamricagozaba de simpatas en aquellas esferas; y no slo habra sidoreconocida de buen grado sino con entusiasmo, sobre todo si enella hubiera quedado incluida Panam, pero era indispensable ba-

  • PROLOGO XIX

    sarla sobre un pacto cientfico bien estudiado y largamente meditadoque garantizara su estabilidad.

    En vez de hacerlo as, se elabor precipitadamente con elcorazn y no con la cabeza la constitucin de Tegucigalpa, ley fun-damental de la nueva federacin centroamericana, uno de los docu-mentos ms mal hechos que conozco. Entre otras cosas resucitael ejecutivo de tres cabezas, ya ensayado en Roma, en Francia, enla misma Centroamrica y en otras partes, siempre con desastrososresultados; y ese cancerbero dbil por naturaleza es particularmenteinadecuado para nuestra adaptacin milenaria a regmenes dictato-riales. No hace ninguna mencin del futuro servicio de las deudasexternas de los tres Estados constituyentes de la nueva entidadpoltica que es lo que ms interesaba saber a los gobiernos acree-dores, y deja la sede del gobierno federal en el centro del msbelicoso y ms dbil de los tres Estados soberanos.

    Siri la existencia de la constitucin de Tegucigalpa el gobiernopresidido por el general Jos Mara Orellana no habra recibidonunca la consagracin internacional, en especial la de Washington.Pero reconocerlo era hacer a un lado ese pacto de unin que presa-giaba una serie interminable' de dificultades, y se le reconoci. .

    .

    Tercero y ltimo de los grandes yerros unionistas!

    Los fundadores del partido unionista aspirbamos a esta-blecer en Guatemala un gobierno democrtico. Pero si bien nuestrams completa sinceridad y desinters en el empeo no puedenponerse en tela de juicio, es conveniente investigar la preparacinque para conseguirlo tenamos.

    Casi todos habamos sido educados en Guatemala, en insti-tuciones nacionales los ms, o en escuelas privadas (pero obligadas aseguir al pie de la letra los textos y programas oficiales) los menos.Se nos haba inculcado sistemticamente la admiracin al credoliberal (admiracin que en m persiste an) y a poner como ejemplossupremos de liberalismo a Justo Rufino Barrios y a Manuel EstradaCabrera. La constitucin nacional, segn nuestros maestros, es undechado de perfeccin y democracia, rara vez o nunca igualado fuerade nuestras fronteras.

    Pero ya grandecitos nos pusimos a pensar por cuenta propiay reconocimos en esas afirmaciones, simples mentiras convenciona-les. Todos sin excepcin, admirbamos la democracia, muchos

    i

  • XX PROLOGO

    tenamos intenso apego a los principios liberales, pero nos hacafalta el conocimiento prctico de su aplicacin en el gobierno delos pueblos, ya que slo habamos vivido bajo regmenes dictato-riales.

    Manuel Cobos Batres era el ms versado de nosotros enachaques de poltica prctica y democracia aplicada, pues durantesu permanencia en Europa hizo estudios especiales de la materia,siguiendo de cerca los acontecimientos polticos. Pero slo pudo very conocer el mecanismo de los gobiernos parlamentarios, radical-mente distintos de la organizacin presidencial dominante enAmrica. Por eso le daba enorme importancia a la Asamblea legis-lativa, algo menor al gabinete ministerial y muy poca al presidentede la repblica. De ah nuestros yerros del 7 de abril y del 4 demayo.

    Emilio Escamilla se educ en Alemania, donde aprendi aidolatrar al ejrcito y a menospreciar al pueblo. Era bondadoso decarcter, muy confiado, muy accesible, valiente hasta la temeridad,pero la democracia para l era un misterio. En la presidencia hu-biera sido un tirano ilustrado, progresista y bondadoso, posiblementeel hombre ideal para un gobierno de, transicin entre la dictadurade Estrada Cabrera y la libertad.

    Eduardo Camacho, "caballero sin miedo y sin tacha", sacrifictoda su fortuna personal por nuestra causa, que fu el ltimo enabandonar; pero era militar y espaol. Colaborador de inmensovalor, como jefe habra sido un peligro para la libertad, por msque deseara ardientemente verla implantada en Guatemala.

    Todos los abogados que figuraron tan brillantemente en lasluchas del unionismo tenan los conocimientos profesionales obli-gados respecto a gobierno constitucional. Pero muchas veces heobservado que los juristas suelen tener una peculiaridad caracters-tica debida a su diario contacto con los cdigos y las reglas deprocedimiento que los esclavizan: admiten sin dificultad que nuncahemos tenido un gobierno democrtico, que nuestra legislacinpresenta para su funcionamiento muy serios obstculos, que si loqueremos establecer es indispensable apartarnos de los caminostrillados. Pero cuando se trata de formular un programa de gobier-no, al enfrentarse con cualquier cambio radical respecto al pasadocasi invariablemente lo rechazan, diciendo: "Eso no sera legal!"

    Tcito, hasta cierto punto, era una excepcin a la regla. Habahecho profundos estudios de Derecho constitucional y conoca la

  • PROLOGO XXI

    estructura y el funcionamiento de muchos gobiernos democrticos,particularmente los de Amrica; pero estaba fuertemente cohibidopor dos razones. La primera, su carcter retrado, poco comunica-tivo, casi tmido de ordinario, pero en ocasiones violento hasta loincreble con la menor provocacin, y la segunda, su renuenciainvencible para el trabajo. Sin embargo era, y con justa razn,nuestro orculo en las situaciones difciles; slo que, como el deDelfos, a veces no hablaba.

    Don Jos Azmitia, el hombre de hierro y abanderado delunionismo, quera un gobierno justo, libertad para todos y unaCentroamrica unida, fuerte, prspera y feliz. Para l esos idealeseran todo; pero nunca se preocup en formular los detalles de cmolos habramos de alcanzar. Es el hombre de voluntad inquebrantabley jams transige con sus ideales. Por desgracia, cuando observque claudicbamos peligrosamente, en vez de apostrofarnos con iray^volvernos al buen camino, se encerr en su torre de marfil y nonos volvi a dirigir la palabra. Es el ms culpable: nosotros peca-mos por ignorancia "porque los rboles no nos dejaron ver elbosque" y l nos dej pecar a sabiendas de lo que hacamos.

    Esa era la situacin respecto al programa de lo que haramospara la realizacin de nuestros ideales de Libertad, Justicia, Progresoy Democracia despus de la cada de Estrada Cabrera, cuando yaestbamos en plena lucha contra el dictador.

    Algunos obreros unionistas me insinuaron la posibilidad deque yo pudiera llegar a la presidencia de la repblica, y francamente,cuando me di cuenta de que pudiesen tener razn, me asust alconsiderar la tarea que eso implicara, inmediatamente despus deldesgobierno de Don Manuel.

    Por fortuna, entonces, por orden del mismo Don Manuel,fui a dar a una bartolina de la penitenciara central, en donde tuvetiempo sobrado para meditar el problema con toda tranquilidad; yhoy puedo sinceramente recomendar el establecimiento a quienquie-ra que tenga un asunto serio en que pensar.

    Cavil largamente acerca del verdadero sentido de la mgicapalabra "Democracia", y acab por definirla as:

    "Democracia es un sistema de gobierno dirigido en todossus actos por la opinin de la mayora del pueblo librementeexpresada."

  • XXII PROLOGO

    Claro es que tal definicin se refiere a un ideal irrealizable.

    As definida no hay, ni ha habido ni habr nunca una democraciaperfecta en el inundo. Pero no es el nico ideal irrealizable, lo cualno impide que nos podamos acercar a l cuanto queramos, sin pre-tender alcanzarlo jams. ^

    Con esa definicin por norte me puse a idear un plan quenos condujera hacia la realizacin de nuestras aspiraciones de lamanera ms rpida y segura posible. El resultado de mis medita-ciones, que tengo que redactar de memoria porque en aquel asilo nose nos permita recado de escribir, puede estar algn tanto alteradopor efecto de posteriores experiencias, y quizs difiera en algo de loque entonces comuniqu verbalmente a varios compaeros, pero enesencia fu lo siguiente:

    P) La implantacin de la democracia entre nosotros no esasunto de legislacin. Las reformas a las leyes y a la constitucindebern hacerse ms tarde, segn vaya dictando su necesidad laexperiencia. Por de pronto la constitucin de 1879 y sus reformasvigentes permitiran ir muy lejos, si el ejecutivo lo quisiera, y siquerindolo, supiera cmo hacerlo. Es en primer lugar asunto deeducacin; pero no ensendole a leer y escribir a las masas, sinoensendoles a fondo a las clases dirigentes cmo funciona ungobierno constitucional.

    Ningn servicio ms grande a la patria podra hacer undictador que el de traer profesores de Costa Rica, de Estados Unidos,de Suiza, de la Gran Bretaa, que dieran cursos obligatorios a losdiputados, a los ministros, a los jueces, a los militares, a los faculta-tivos, a los obreros, a los periodistas y a l mismo sobre prctica dela democracia. ^*^

    2-) El gran obstculo para la implantacin de la democraciaen Guatemala es la existencia de esa mole enorme de gente incons-ciente, ignorante, aptica, segregada del resto de la sociedad porcausas raciales y acostumbrada a travs de muchos siglos a la obe-diencia pasiva, mole que cualquier gobernante maneja a su antojo,ya sea en las lides pacificas, hacindola votar como a l le convenga"de orden superior" o en las luchas armadas aplastando cualquier

    (*> He de confesar que yo, a pesar de mis estudios y elucubraciones, slocomprend bien lo que es democracia cuando viv con los norteamericanos,confundido entre la masa de su pueblo como uno de tantos. Viv en Washington,y vi poltica; viv en Mxico, y vi revolucin y demagogia, pero no democracia.

  • PROLOGO XXIII

    intento de rebelda con peso abrumador. Esa masa debe apartarse,por de pronto, de la vida poltica del pas. Ms tarde, educados susmiembros, podrn irse reintegrando al cuerpo de ciudadanos confor-me sus progresos lo justifiquen.

    3-) Poco a poco habr que ir concediendo ms y ms^ampliaautonoma a los gobiernos locales, tanto municipales cuanto depar-tamentales para atenuar la centralizacin excesiva del poder, cui-dando de no debilitar peligrosamente a las autoridades centrales,que siempre mantendrn la cohesin administrativa por medio de lapolica, el ejrcito y otras actividades centralizadas. Pero tanto elejrcito cuanto la polica debern carecer de toda influencia sobrelas autoridades locales en el legtimo ejercicio de sus funciones.

    4) La independencia de los tres poderes debe ser efecti-va: el ejecutivo no debe ser en ningn caso facultado para legislarsin restriccin, como lo ha venido haciendo consuetudinariamente.La Asamblea deber sancionar invariablemente todas sus resolucio-nes por votacin secreta annima, mediante un sistema cualquieraque haga imposible identificar al votante, para quitar todo riesgo deinfluenciar individualmente a los diputados con el temor de repre-salias. En el procedimiento de antejuicio contra el presidente de larepblica la Asamblea debe tener la facultad constitucional de nom-brar un jefe supremo del ejrcito desde el momento en que seinicie el trmite.

    Los jueces una vez nombrados deben ser inamovibles, exceptopor decreto de la corte suprema de justicia, despus de haber sidovencidos en juicio.

    El poder judicial debe ser el nico capacitado para inter-pretar la ley, acabando as con el absurdo constitucional, que le daesa facultad al legislativo, convirtindolo en juez de sus propiosactos, apoderado del pueblo e intrprete de su poder.

    5-) Siendo condicin primordial de la democracia que elgobierno se rija por la opinin de la mayora del pueblo, es evidente-mente necesario que sta se pueda manifestar siempre con enteralibertad.

    Hay que encontrar, pues, la manera de tener una prensaefectivamente libre, restringiendo al mismo tiempo, enrgicamente,su abuso. En otras partes se hace y no hay razn digna para queen Guatemala no se pueda hacer.

    De igual importancia que la libertad de prensa es la libertadde asociacin y la de oratoria. Este derecho debe mantenerse

  • XXIV Prologo

    celosamente, y no hay razn para restringirlo, ya que slo son lcitaslas reuniones pacificas y sin armas.

    6-) Todo ciudadano debe tener entera libertad de afiliarse alpartido poltico que ms le agrade, siempre que sus principios respe-ten las instituciones existentes: entre nosotros hay ciertas basesfundamentales de la sociedad que todos aceptamos sin reparo, comoson la independencia de la repblica, la integridad de su territorio,la forma republicana de gobierno, la difusin de la enseanza, lalibertad de cultos, la honradez administrativa, etctera, etctera,ideas que nadie discute ni combate. Todo partido que las acepte yrespete tiene derecho a ser legalmente reconocido.

    7^) La libertad de elecciones es otra caracterstica esencialde la democracia, incluyendo, por supuesto, la entera libertad depropaganda previa. ^"^^

    Ya lo he dicho en otra parte: entre nosotros la llegada a unrgimen democrtico por la voluntad del pueblo es improbable, por-

    (*) El sistema australiano es como sigue: Las autoridades preparanformas impresas en las que figuran los nombres y cargos de todos los candi-datos propuestos por los partidos polticos debidamente organizados, con unacasilla a la derecha del nombre para marcar el voto con una X. Hay tambincasillas en blanco para los candidatos independientes, y adems se suelenincluir las cuestiones que se desea consultar al pueblo, con dos casillas al lado,una para votar en favor y la otra en contra.

    En cada urna electoral hay una mesa directiva compuesta de un represen-tante del gobierno, que es el presidente, y de un representante de cada uno delos partidos polticos legalmente reconocidos.

    Cada elector que se presenta justifica su derecho de votar, ya sea porestar inscrito en el catlogo respectivo o mediante su cdula de vecindad. Enel primer caso se anota el catlogo y en el segundo se perfora la cdula con lafecha para evitar repeticiones. Luego el secretario de la mesa directiva le daun voto en blanco, pasa a llenarlo en un apartado previsto para el caso, lo doblay en presencia de todos lo deposita en la urna.

    Al llegar la hora de clausurar la eleccin, se levanta un acta en la que sehace constar que todos los miembros de la mesa directiva estn conformes y, sino tienen reparo que hacer, la firman. En seguida se procede al cmputo delos votos recibidos y se levanta otra acta haciendo constar el resultado. Deestas actas cada uno de los miembros conserva un ejemplar y el presidentetres, que son enviados a las oficinas encargadas de la supervigilancia de laselecciones. Los votos se vuelven a la urna y sta se cierra y marchama. Alpublicar el resultado de las elecciones se inserta en forma de tablas el obtenidoen cada mesa electoral, con lo cual quedan eliminadas hasta donde es humana-mente posible todas las oportunidades posibles de alterar el resultado de lavotacin y de falsear el sentido de la voluntad popular.

  • PROLOGO XXV

    qae nuestro pueblo carece de la homogeneidad necesaria para ello.Cualquier progreso que se realice en ese sentido tiene que llegar porahora como una concesin voluntaria de un mandatario demcratade corazn, que llegado al poder como presidente dictador igual atodos los que le han precedido, prudente y gradualmente vaya dandolas libertades que he delineado a grandes rasgos, con toda la rapidezposible, pero pronto a volver atrs en caso de que la experienciademuestre lo intempestivo de la medida.

    Con ser ese mandatario so en 1920, pero no me empeen llegar a la presidencia porque cre que Herrera tena las mismasaspiraciones y ms experiencia y capacidad que yo. Fu un error.Y cuntas veces me arrepent de haberlo cometido! Y cuntas mshe dado gracias a Dios por haberme inspirado el discurso del 4 demayo de 1920!

    JULIO BJANCHIGuatemala, 4 de mayo de 1941.

  • "He estado releyendo la Historia universal,en busca de un acontecimiento semejante alque acaba de desarrollarse en Guatemala yslo encuentro algo anlogo en las luchas inicia-les del cristianismo contra el mundo pagano."

    SALVADOR FALLA

    PROLOGO DEL AUTOR

    La historia del movimiento unionista, que forma la segundaparte de esta obra, ofrece el profundo inters de toda lucha por lalibertad.

    No en todos los pases ni en todas las pocas es dable unmovimiento parecido. Es como el oro o el diamante, de los queparece avara la tierra.

    Guarda entre otras mltiples enseanzas, tres:

    1) La pureza de su idea cristiana de libertad y de resistenciapacfica dentro de la ley, que dirige todo su proceso.

    2) La influencia de la Liga de las Naciones, el sueo msgrande de derecho internacional que han tenido los hombres.

    3) La intervencin del gobierno estadounidense, durante losprimeros veinte aos del presente siglo, en la poltica de Guatemala.

    Me inform, para componer esta obra, un poco de la biblio-grafa ya existente y un mucho de los propios directores del movi-miento popular contra Estrada Cabrera. Salvo muy contadas veces,procur ser objetivo en mi relato.

  • PRIMERA PARTE

    MANUEL ESTRADA CABRERA

  • LIBRO PRIMERO

    LOS PRIMEROS CUARENTA AOS

    DEPOSITO AL RECIN NACIDO A LA PUERTA DE PEDRO ESTRADA MONZN...

    El 21 de noviembre de 1857, Joaquina Cabrera deposit a suhijo recin- nacido, a la puerta de Pedro Estrada Monzn, porque leatribua la paternidad.

    Este no haba querido aceptarla.Pedro Estrada Monzn, hermano de hbito y tonsura, an

    no haba formalizado los votos ni alcanzado el sacerdocio en el con-vento de San Francisco, cuando, triunfantes las armas de Morazn,fueron desterrados los frailes de diversas rdenes monsticas. Que-d en el siglo y se dedic a negocios mundanos; pero conserv elrostro afeitado, los ademanes lentos y los modales untuosos de suanterior vida frailuna.

    Qu padre es?preguntaban las gentes al verlo.

    Padre no escontestaban los interrogados. Acabaron porllamarlo "el padre no es", y por derivacin el padre Nuez. A susprogenitores, abandonados en el vestir, se les conoca como "loszalandrajos" voz derivada de "calandrajo", que en una de susacepciones castellanas quiere decir "jirn o desgarradura flotanteen el vestido", apodo que haba de pasar hasta la tercera generacinen la persona del nieto.

    Lucas Pea, el caritativo ser que llev a la pila bautismalal expsito, consigui que la madre recogiera al fruto de sus en-traas y que Estrada Monzn la ayudara con peridicos auxilios.

    En el recin nacido predominaba la raza indgena con mez-cla europea y africana.

    Su fe de bautismo, que aos ms tarde haba de modificarel arzobispo Riveiro, deca:

  • 4 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    "Prbo.En Quezaltenango a veintids de Noviembre de 1857,yo el infrascrito Modesto Csar, cura rector de la parroquia de laSantsima Trinidad, puse leo y crisma y bautic solemnemente aun infante expuesto a las puertas de don Pedro Estrada Monzn,y a quien puse por nombre Manuel Jos, nacido ayer. Fu su pa-drino don Lucas Pea, a quien advert sus obligaciones, y para queconste lo firmo. Modesto Csar. Pbro.Al margen : Manuel Jo-s Nr

    Las lneas anteriores forman el resumen del nico captulode la biografa de Manuel Estrada Cabrera que escribi ManuelValladares Rubio, en el puro estilo que le era habitual. Slo faltasituar la escena en el maravilloso escenario de la ciudad de Que-zaltenango, con sus calles estrechas y en algn sitio con tal decliveque no pondra permanecer de pie una silla sobre la acera, con sustpicos edificios de vieja ciudad colonial, con su cielo transparente;y aquellos preciosos alrededores de tierra de panllevar en que laelevada altura de 8,000 pies sobre el ocano da al paisaje unatransparencia sin igual y suaviza y afina los hombres y las cosascomo si fueran irreales.

    Los conquistadores espaoles trazaron a cordel las calles delas ciudades guatemaltecas; pero en Quezaltenango, una de lasprincipales poblaciones quichs, se conserv el trazo indgena.Conforme los espaoles, por venta o por cualquier otro medio, des-posean a los indios, levantaban en el mismo sitio que stos susconstrucciones. As se explica el pintoresco aspecto de la metr-poli quezalteca.

    En esa ciudad creci el expsito. La madre haca dulces ylos venda a domicilio, tarea en que le ayudaban sus hijos.

    Manuel hered la untuosidad y la previsin del padre y laenerga de la madre. En cuanto se dio cuenta de que los chicosde la vecindad lo menospreciaban a l y a los suyos, se volviprematuramente hurao.

    Doa Joaquina no slo saba hacer dulces, sino tambin pe-pin, chojn, gallo en chicha y dems platos nacionales. La ricafamilia de Aparicio y otras de la metrpoli ltense se los compra-ban; con este motivo tena acceso a las casas.

    En la de Aparicio desaparecieron varios cubiertos de plata.No caba duda de los viejos criados, y la sospecha recay en doaJoaquina, que la vspera haba llevado una fuente de chiles relle-nos. La apresaron; no pudieron probarle nada; fu absuelta; pero

  • jECCE PERICLES! 5

    en el pequeo Manuel causaron profunda impresin los vejme-nes a su progenitora. Otras muchas afrentas quedaron grabadasen su nima infantil.

    As, por ejemplo, nunca olvidara al condiscpulo que una vezen el techo de una casa quezalteca le tir cascaras de lima en vezde los gajos solicitados, dicindole:

    Para ti nicamente son buenas las cascaras.El nio Manuel recibi las primeras letras en la escuela que

    diriga Manuel Fernndez de Len en el sitio donde hoy se en-cuentra el mercado municipal de Quezaltenango. "La Cartilla deSan Juan", "El Catn Cristiano", el "Catecismo de Ripalda" y la"Moral de Urcull" fueron los primeros textos que tuvo en lasmanos apenas aprendi a leer. Para la caligrafa mostr desde elprincipio excepcionales aptitudes. Adems, le ensearon las cua-tro reglas de aritmtica y algunas nociones de gramtica.

    Apenas haba recibido las primeras letras y con ellas los pri-meros desaires de sus condiscpulos que le llamaban el boliteroporque venda los redondos caramelos que fabricaba su madre,pas a aprender carpintera con un maestro que a ratos se em-briagaba. Un da ste peg duramente al aprendiz, en castigo deuna supuesta falta y Manuel se neg a ir al taller donce le dabanms golpes que ciencia. En un parque de la suave ciudad de pro-vincia lo encontr el jesuta de apellido Herrarte y le preguntpor qu no estaba en la carpintera en aquellas horas de trabajo.El chico le confi su conflicto.

    Yo era ya til a mi maestrodijo;y apenas me pagaba

    algunas veces.El jesuta le record que l lo haba invitado a concurrir a

    las clases en el colegio de San Jos, regenteado por la Compaade Jess.

    No tengo dinero para pagarloobjet con orgullo el mu-chacho. *

    No pagars nada

    prometi el jesuta.Haca aquel ofrecimiento porque conoca las maderas huma-

    nas y le haba llamado la atencin aquel chico reconcentrado quemeda a sus compaeros con una mirada a la vez huraa y renco-rosa y se peleaba con ellos frecuentemente a puadas.

    Pronto llam Manuel, por su despejo, la atencin de suspreceptores en la escuela de San Jos. Desde los primeros aosadquiri la hermosa letra que haba de ostentar a lo largo de su

  • 5 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    vida. Se poda apreciar en ella la firmeza, la claridad de juicio

    y la aficin al orden; y apenas el excesivo desarrollo de algunos

    rasgos acusaba megalomana y dureza de carcter, en grado sufi-ciente para asustar a los perspicaces maestros.

    E;n la educacin jesuta recibi el hijo de doa Joaquina lareligiosidad que no lo abandon nunca; pero que no pudo quitarlelos resabios de supersticin que le daba su sangre indgena. Ad-quiri all tambin sus hbitos de orden.

    En 1872 entr al Instituto Nacional de Varones fundado esemismo ao.

    II

    A INSTANCIAS DE DON MANUEL, LE REGALO EL LIBRACO . .

    .

    La madre acuciaba a Manuel para que progresara en susestudios y aunque el temperamento de ste era sensual y en plenaedad juvenil opona resistencia a las disciplinas escolares, cada vezles dedicaba ms 'tiempo. Ayudaba a obtener tan buen resultadola tendencia heredada del padre o quin sabe qu otros atavismosque lo hacan tender a la vida de oficina, y, adems, el que la des-pierta naturaleza del muchacho empezaba a percibir que la cienciaera un arma social importante, sobre todo para ser empleada contralos altaneros condiscpulos que lo vean con desprecio porque erael hijo de "la bolitera". En alguno de los exmenes anuales, elmuchacho sobresali ya claramente, provocando las inquinas y en-vidias de rigor. La venganza de los envidiosos adopt un procedi-miento que nunca olvidara el hijo de doa Joaquina: cuando alsalir de las aulas el da del examen busc en la percha su sombre-ro lo encontr agujereado. Se lo haba comprado en esos mismosdas su madre, despus de muchas peticiones del mozuelo, al preciode ingentes sacrificios que representaban largos meses de econo-mas. Manuel deposit aquel recuerdo en el mismo sitio de sumemoria en que guardaba el de las cascaras de lima que le arrojun compaerito de juegos, y el de otros agravios recibidos. Qui-nes eran sus condiscpulos entonces? Elseo J. Daz, su bigrafo,nos da los nombres de algunos : Cipriano Reina, Feliciano Aguilar,Rafael Meoo, Elfego J. Polanco y Calixto de Len.

    A los 17 aos, en 1874, obtuvo su ttulo de bachiller.

  • jECCE PBRICLES! 7

    Le daba grandes facilidades para el estudio su memoria pri-vilegiada. Justo Rufino Barrios asisti al examen pblico de suinvestidura de bachiller y felicit al graduado efusivamente. Erael primer peldao al que ascenda "el bolitero", en la escala social,y es fcil imaginar las emociones que le proporcion. Haba com-placido a su madre y esto le produca vivo placer; haba superadoa sus compaeros de estudio y esto le proporcionaba uno msgrande.

    Por decreto de Justo Rufino Barrios en 1876, se fund laUniversidad de Occidente. Abri sus ctedras en enero de 1877.Estrada Cabrera se inscribi en ella ese mismo mes como alum-no. En qu ao concluy su carrera? No podemos precisarlo.Entonces el curso normal de sta, era de cinco aos y si no se perdaninguno, se llegaba a su fin en el 5"^, es decir, Manuel debi haberllegado a l en 1881, a los 24 aos. Otro de sus bigrafos aseguraque se le habilit de edad para ejercer la profesin, lo que pareceindicar, si no fu una mentira aduladora, que en el ltimo deceniodel siglo pasado los jurisconsultos no podan ejercer sino a los 25.Lo que s pudimos obtener de ms segura fuente es que la carrerafu penosa para el estudiante. El padre lo ayuda algo, pero no enla proporcin necesaria; la madre le sacrifica sus economas, perotampoco bastan para permitirle sufragar todos sus gastos.

    El estudiante hace todo lo que puede para ganar algo consu propio trabajo : ocupa una plaza en el juzgado 2*? de primerainstancia de Quezaltenango, se hace cargo de una escuela de pri-meras letras en el lugar llamado Pila Chiquita de la propia ciudad

    ;

    da clases particulares y an llega segn cuentan algunos viejosque todava recuerdan estas cosas a ejercitar la carpintera, pro-curando por todos los medios obtener lo necesario para su vida ypara la continuacin de sus estudios.

    Describen los mencionados contemporneos de Manuel, elhogar de ste durante aquellos largos aos de estudio como unapequea vivienda que tena al frente dos piezas separadas por untabique de madera. En una de ellas, afanosamente, doa Joaquinahaca dulces durante largas horas ; en la otra, de codos sobre unamesa de pino, Manuel estudiaba. Aquel empleo de la mayor partedel da, el uno al lado del otro, contribuy a crear ese fuerte lazofamiliar que siempre uni al hijo y a la madre.

    Sobre esa mesa de pino, durante varios das, estuvo al ladode los textos de estudio, un pequeo volumen a la rstica. Se

  • 8 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    llamaba "El Orculo", "El Libro de los Destinos" o un titulo porel estflo. Haciendo uso de l una profesora quezalteca, compaeracomo tal de Manuel en un establecimiento de enseanza, le habapronosticado que antes de concluir el siglo ocupara el puesto msalto de su patria, es decir, sera presidente de la repblica. Luego,a instancias de Manuel, le regal el libraco. Su nuevo propietariolo haba de guardar toda la vida.

    III

    OTRA COPA, COMPADRITO ...

    Entrecortados sentimientos debieron de mover el nimo deljoven al recibir el ttulo de abogado y notario. Haba, al fin, traslargo esfuerzo, alcanzado uno de los puestos ms altos en la socie-dad guatemalteca. Los universitarios constituyen una aristocracia:la del saber. Y aquel nuevo triunfo le proporcionaba mayor satis-faccin que el primero, por los mismos motivos : porque se lo dabaa su madre, que a lo largo de los ltimos aos tanto lo estimularapara alcanzarlo, y porque era un desquite contra la segn l

    "soberbia clase social que lo haba humillado con sus desaires".Y lo complaca principalmente porque lo habilitaba para ganarsela vida.

    Como en toda elevada sociedad, en la quezalteca, entonces,se operaba una seleccin que cerraba los salones a los malos y alos incapaces; pero que, con un profundo sentido democrtico, seabra aun a los hijos del pueblo cuando stos conquistaban ttulosprofesionales, cultura o dinero. Muchos abogados quezaltecos, co-mo don Manuel que al llegar aqu ya se ha ganado el don y esjusto que se lo apliquemos

    ,pudieron obtener el grado universi-

    tario, a pesar de su pobre origen, sin grandes apuros, porque susgenerosos conterrneos les proporcionaron los medios necesarios,facilitndoles el acceso a empleos compatibles con sus estudios

    ; yen cuanto coronaron sus carreras se les abrieron las puertas de lascasas ms distinguidas. Don Manuel, hombre inteligente y de cier-ta cultura, cuando fu abogado pudo ser partcipe en la vida delos quezaltecos ms notables; pero es uno de los rasgos msimportantes de su vida

    , hipersensible a los naturales agravios

  • ECCE PE-RICLES! 9

    juveniles, se neg a ello. Lo amarraban el despecho y lo que aho-ra llaman un "complejo de inferioridad". Hacemos uso de estostrminos no sin vacilacin. Todos sufren desdenes; pero en pocos,como en don Manuel, dejan recuerdo tan perdurable. Aunquetrataba a personas de condicin elevada y serva a los que conve-nan a sus fines, sus amigos verdaderos continuaron siendo los me-nestrales, es decir, el zapatero, el barbero, el carpintero o el peque-

    o agricultor, vecinos y conocidos suyos, que le servan de testigosen los contratos profesionales. Cuentan que no era raro que seentregara, con esta clase de gente, a aquellas tradicionales fiestasquezaltecas, que duraban varios das, y en las que, desde el prime-ro, se arrojaba la llave de la puerta de calle a la pila, cerrando asel paso a los concurrentes, que, ya ahitos de viandas y alcoholesservidos en profusin deseaban irse a descansar a sus vi-viendas.

    Otra copa, compadrito.Comadrita, esta pieza es ma.Eran las frases usuales en estas encerronas, de las que ms

    de una vez sali don Manuel malparado.Describen el bufete de don Manuel como una pieza con

    puerta a la calle en un edificio modesto, amueblada nica-mente por una mesa de pino, uno o dos estantes con pocos librosy dos o tres sillas. Precisamente encima de ella haba otra habi-tacin, a la que se suba por una pina escalera, y en la que perma-neca el licenciado, oculto a los que solicita,ban sus servicios. Unescribiente, persona de su confianza, atenda en el piso bajo, to-mando todos los datos necesarios para los contratos. Cuando di-cho escribiente no poda contestar a alguna pregunta de los visi-tantes, se oan en el acto sobre el entarimado de arriba, unos toquesen clave, que proporcionaban al avisado secretario la respuesta desu patrono. Cuando la clave no bastaba, a una seal convenida,suba el empleado al piso de arriba, a recibirla de viva voz. Algu-nos clientes, despus de retribuir durante varios meses los servi-cios profesionales del licenciado Estrada Cabrera, no llegaron aestar en presencia suya.

    Este ocultamiento de don Manuel acaso proporcione algunasugestin que explique sus tortuosos procedimientos futuros.

  • 10 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    IV

    Y CUANDO mova LAS MANOS, PORQUE ESTAS MAS QUEMANOS PARECAN GARRAS

    Por aquel tiempo don Manuel era, un joven robusto, de esta-tura mediana, color moreno y aspecto vulgar. Las anchas espal-das, el cuello muy corto, la cara llena, la nariz recta y corta y elbigote poblado y lacio le daban apariencia plebeya; pero la frenteera ancha y despejada y los ojos negros y sombros delataban unafuerte voluntad de dominio. Su odo se creyera el del tirano deSiracusa, por su finura.

    Don Manuel, fsicamente, no causaba una impresin des-

    ^ agradable, salvo cuando hablaba, porque su voz de timbre metlico'^ era inarmoniosa, y cuando mova las manos, porque stas ms que

    tales parecan garras.Le gustaba vestir bien, imitando la indumentaria de los Apa-

    ricio y otros quezaltecos de buena cepa; pero, a lo largo de suvida slo se puso las prendas interiores de vestir, incluso cuellosy camisas, que cosa una modista de su conocimiento.

    Juzgado intelectualmente, sin duda tena talento; pero norayaba ste a gran altura, hasta llegar a las altas cumbres de laabstraccin. Volaba sobre las cosas diarias de la vida, como unbuen instrumento de defensa y de dominio. En aquel tiempo, lasdisciplinas necesarias para obtener el ttulo de abogado no erantan severas como en la actualidad, mas s permitan alcanzar unnivel medio de cultura. Don Manuel ni por su talento ni por supreparacin cientfica era un hombre extraordinario. Como abo-gado no haba adquirido conciencia jurdica ni le interesaba lafilosofa 4el derecho; no tena aspiraciones de estadista; le inte-resaba, s; la profesin como un medio pragmtico de obtener di-nero. Ms tarde sus aduladores contaron que lea mucho y bueno.He aqu la lista que da el propio Daz de sus autores preferidos:Plutarco, Cicern, Emerson, Sarmiento, Voltaire, Diderot, Taine,Horacio Mann, Spencer, Gener, Castelar, Baldwin, Alcntara, San-teur, Laisant, Niquet, Feuill, Draper, Compair, Vctor Hugo, Piy Margall, Ribot, Le Bon, Bourdeau, Humboldt, Bchner, Darwin,Schopenhauer, Ferrire, Renn, Reclus, Demolins, Lubbock, Thiers,Cant, Letourneau, Gumplowick, Oncken, Bengoa, Colajanni, Cajal

  • jECCE PERICLESI H

    y mil ms. De sus lecturas slo asimilaba aquello que era afncon su naturaleza de hombre de garra.

    Era muy ordenado.En resumen, intelectualmente, se poda llamar a don Manuel

    un hombre de inteligencia despejada, en extremo sagaz y hbil.Afectivamente, era un individuo de pasiones violentas, su-

    mamente enrgico y profundamente egosta. Todo lo subordinabaa sus deseos sensuales. Tena ya lo sealamos un fuerte com-plejo de inferioridad, producido por los vejmenes que recibieraen su niez y en su primera juventud, a causa de su situacin so-cial inferior a la de aquellos con quienes sus estudios lo relaciona-ban. Este complejo, como siempre, revesta la forma de orgulloexcesivo y de anhelo de supremaca.

    Los duros apremios de la pobreza durante los primeros aosde su vida le hacan darle al dinero un valor excesivo, lo que duraratoda su vida. Don Manuel en los aos prximos adquirira millo-nes; pero seguira pensando en centavos, los centavos con que pa-garan las bolitas que venda cuando era nio.

    El mismo complejo de inferioridad lo haca sumamente sen-sible, tanto al halago como a la ofensa, agradeca sobremanera todalisonja y no perdonaba ni el ms pequeo agravio. Cuando necesi-taba de alguien para medrar o para obtener alguna satisfaccinsaba halagarlo. Los que entraban en esta categora se expresabanbien de l.

    No conoca escrpulos cuando se trataba de la consecucinde sus deseos. Ninguna valla moral le impeda el paso entonces.

    Los jesutas le haban dejado, de una manera indeleble, lahuella de sus enseanzas religiosas; esto no lo reprima mucho, ycuando ms faltaba a los mandamientos de la ley de Dios ms fer-voroso pareca, con una concepcin religiosa elemental, como la delasesino y la prostituta que encienden ms velas a la virgen confor-me ms han ejercido sus negras artes.

    ^El ancestro indgena al que ya nos referimos antes lo

    haca fuertemente supersticioso. Era lo que los tratadistas mo-dernos de psiquiatra denominan "un hombre mgico", es decir,un hombre con una concepcin primitiva de las fuerzas misterio-sas que gobiernan al mundo. Tena fe en los orculos y en laspredicciones de los adivinos.

    Su educacin universitaria lo haba familiarizado con lasdoctrinas cientficas y positivistas de su siglo ; haba ledo a Comte,

  • 12 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    Bchner y a otros materialistas y no negaba radicalmente sus teo-ras, pues tambin senta un respeto supersticioso por la ciencia.

    Estas tres influencias, la catlica, la supersticiosa y la cien-

    tfica, debieron de darle tres opuestas direcciones en la vida. El

    jams intent realizar una sntesis personal que las unificara,porque no era muy dado a las abstracciones y no conceba el cono-cimiento sino como un instrumento necesario para triunfar. Elanhelo de obtener una idea general del cosmos o el conocimiento

    de las causas primeras y los fines ltimos, no turbaron nunca sus

    sueos por la noche ; y le interes an menos la gnesis de las ideasde derecho y de Dios que tan vivamente preocupaban por entoncesa los pensadores. Sus violentas pasiones y su sed de dominio loimpulsaban a la accin y se someta alternativamente a las tresinfluencias distintas que hemos mencionado, tratando de servirseigualmente de las tres para su medro personal.

    En resumen, moralmente, don Manuel era. un hombre egos-ta y sin escrpulos que no posea verdadera vida espiritual.

    En el deseo de conocer la extraa psicologa de Estrada Ca-brera nos aproximamos a varios de los que durante largo tiempoestuvieron ms cerca de l. En los hogares de algunos de estosseores, ya todos ancianos, vimos en el lugar de honor un retratode don Manuel; y, apenas iniciada la conversacin con los dueosde la casa, comprendimos que an reverenciaban su memoria.

    Uno de ellos digamos en su honor, porque es de justicia,que fu de los ms honorables amigos de nuestro biografiado, alque muchas veces logr detener en sus impulsos bestiales nosllam sobremanera la atencin: era pequeo de estatura; durante21 aos tuvo que aguzar en tal forma sus facultades de prudenciay cautela para no ofenderlo, que condicionaron el resto de su vida.Su supervivencia ya era demostracin palmaria de su tacto paratratar a las personas an ms peligrosas. Todava pesa y midesus menores acciones como si an viviera en la cercana de suterrible jefe; y nos fu muy costoso hacerlo hablar. Cul erael rasgo predominante de su carcter?le preguntamos. Abrien-do mucho los dedos de sus pequeas manos y accionando con losbrazos de un modo divertido, murmur esta sola palabra: "Des-confiado". Insistimos y fueron brotando de su boca otras pala-bras sueltas, como si cada una de ellas hubiera que arrancrsela:

  • jECCE PERICLES! 13

    "hermtico", "rencoroso", "codicia del poder", "don de mando","sugestin para los dems", "hbil conversador".

    Las pocas palabras que nos dijo, como persona de talento, ^son de gran precio. En realidad, el rasgo distintivo de nuestro per- ^

    sonaje fu la desconfianza, una desconfianza de todos y de todo.El segundo rasgo, su hermetismo, es consecuencia del primero yde su sagacidad. Se cerraba, porque ser conocido inferioriza en lalucha por el poder. As se explica el terror que infunda en susfamiliares, amigos y subordinados, en todo ser humano que entra-ba en contacto con l. Otros hombres peligrosos se abren a susrelaciones en un momento de alegra, de tristeza, de triunfo o deembriaguez. Don Manuel, nunca; ni aun cuando tomaba alcoholesdescubra sus intenciones, sus pensamientos o sus afecciones...

    El rencor ocupa .el tercer lugar en esta lista de sus cualida-des predominantes. Era sin lmites. No perdonaba jams al quealguna vez lo haba ofendido en lo ms mnimo . .

    .

    La codicia del poder era el cuarto; codicia tambin sin me-dida que lo haca permanecer siempre en guardia, como un grancarnicero, contra la presa posible.

    En cuanto a aquellos dones enumerados que le daban fuer-za: el de mando, el de sugestin sobre los dems, el de la fcil yagradable conversacin. . . no eran menos importantes.

    Si cuando nos aproximamos a nuestro informante no hubi-ramos regresado de una larga correra en busca de datos sobreEstrada Cabrera, acaso no hubiramos apreciado todo el valor dela quincena de palabras que a duras penas logramos arrancarle;pero ya conocamos entonces a don Manuel y nos parecieron granacierto. A lo largo de todas nuestras investigaciones y en todaspartes nos haban hablado de su desconfianza, de su cerrazn, desu rencor, de su codicia y de su magnetismo. . . La quincena devocablos formaba una biografa sinttica.

    Aadimos an por cuenta de Zamacois, que "era blando en f Jlos ademanes y terrible en la intencin".

    V

    ABOGADO DESDE EL CABELLO HASTA LOS PIES

    Unos pocos aos antes de recibir el ttulo de abogado, donManuel se enamor perdidamente. ' Desde que entr a la pber-

  • 14 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    tad haba sido sumamente sensible al encanto de la mujer; eraun muchacho sensual y apasionado; su pasin por DesideriaOcampo, joven quezalteca de modesta familia, estuvo desde losprimeros momentos llena de violencia encubierta por el dominioque ya por entonces procuraba tener sobre si Estrada Cabrera.No fu precisamente la fuerte oposicin del padre de Desiderialo que contribuy a disminuir su pasin. El seor Ocampo seopuso desde el primer momento a los amores de Desideria y donManael. Colocada entre aquellas dos contrarias y firmes decisio-nes, la del enamorado de obtenerla y la del padre de no darla, latmida joven, aunque amaba a aqul, se desesper y quiso profe-sar en una institucin religiosa de aquel tiempo hermana dela caridad?; la tradicin no lo cuenta

    ;pero don Manuel saba

    que Desideria lo amaba y no lo consinti. El siempre defenderacon firmeza lo que juzgaba suyo, y suyo era sin duda lo que leotorgaba su legtimo propietario. Sus estudios de derecho habancontribuido a afirmar su fuerte sentimiento de propiedad. En elmomento decisivo se interpuso, exclamando

    :

    No, esta mujer es ma porque me ama.Y fu suya, porque el padre tuvo que ceder ante aquella tenaz

    voluntad.Cuando se consum la boda en 1884, el hroe, satisfecho de

    sus conquistas, hizo un recuento de las que haba arrancado, enlarga lucha, a la orguUosa sociedad quezalteca y las enunci gozo-samente: el bachillerato, la licenciatura, la mujer amada. Dn-de se detendra?

    El matrimonio intensific su lucha econmica. Puso a prue-ba el instrumento que le haba concedido su ttulo de abogado. Lasociedad de aquel tiempo consideraba a todos los abogados ladro-nes a priori. En realidad la abogaca es un arma y la tendenciade emplearla injustamente en pro de los intereses propios es muyhumana. Que don Manuel abus de su profesin parece demos-trarlo la querella que contra l present muchos aos ms tarde laseora Maximiliana Cifuentes v. de Cajas y que encontramos pu-blicada en el "Diario de Centro Amrica", ciudad de Guatemala, el25 de mayo de 1920.

    "..

    .Mi queja es contra Manuel Estrada Cabrera. Este malhombre me ha dejado en mitad de la calle desde hace muchos aos.En el ao de 1891 falleci en Quezaltenango mi padre don Buea-ventura Cifuentes. Otorg testamento ante los oficios del notario,

  • ECCE PERICLES! 15

    licenciado Manuel Estrada Cabrera, dejndome en herencia unacasa ubicada en la calle que antes se nombr "Las Escaleras" yque hoy se dice quinta calle oriente, de la ciudad antes dicha. Lacasa lleva el nmero 11 y en ella habitaba yo. Para el arreglo deljuicio testamentario y por haber sido el abogado de mi padre, ha-bl al seor Estrada Cabrera, entregndole todos los documentosnecesarios : el testimonio del testamento, las escrituras del inmue-ble, mi fe de nacimiento y la partida de defuncin de mi padre.El seor Estrada Cabrera me prometi arreglar pronto ese juicioy a los pocos das parti para esta capital, dejando encomendadoel trabajo a su escribiente Mariano Rivera (a) "El Sordo". EsteRivera, al ao de tener en su poder el asunto, un da se presenta mi casa y me intim a desocuparla inmediatamente, bajo penade ir a la crcel, porque resultaba que la tal casa era propiedaddel seor Estrada Cabrera. Yo, sin amparo de nadie y sin recur-sos, evitndome una prisin, tuve que abandonar mi hogar, dedi-cndome desde entonces a buscar por el mundo al seor EstradaCabrera, para pedirle cuenta de su comportamiento y rogarle laentrega de los papeles de mi propiedad. Nunca pude dar con l. .

    .

    ...Hace seis aos, cuando mi situacin se hizo insosteni-ble, haciendo un sacrificio, dispuse mi viaje a esta ciudad. Mevine a pie con mis hijos, sufriendo las inclemencias del tiempo ylas penalidades de tan largo camino. Lo hice sostenida por lo queme daban los viajeros y las buenas gentes de los lugares que atra-vesaba,- alentando la esperanza de que el seor Estrada Cabrerame atendera. Todo fu intil. Los seis aos, da a da, en '*LaPalma", en el Palacio, en dondequiera que me decan que se en-contraba lo busqu en vano. Present escritos, cartas, telegramas,papelitos de audiencia y nunca se dign contestarme ni menosrecibirme.

    ltimamente supe que se encontraba en la Escuela de De-recho, frente a la Asamblea y all fui a buscarlo, mandndole doscartas por medio del coronel Luis Cobos B. No me las ha contes-tado, y la gente entonces me aconsej que viniera con ustedes paracontarles el hecho y ver si pueden trabajar para que se me devuel-va mi casa. Todo Quezaltenango sabe que en la calle de "LasEscaleras" no hay ms casa que aparezca como de Estrada Cabre-ra que la ma, y l, si tiene conciencia, debe indicar dnde estnlos documentos que acreditan mi derecho..."

    Refieren tambin que uno de los patricios quezaltecos, antes

    4t

  • 15 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    de hacer un viaje a Europa, le encarg la gestin de un negociojudicial en que se ventilaba la posesin de una finca urbana. Asu regreso del viejo mundo, la casa no perteneca al contrario quela disputaba; pero tampoco al patricio. Estaba registrada a nom-bre del abogado Estrada Cabrera, que se haba quedado con el fru-to del pleito.

    Un opsculo publicado en Bogot en 1899 y reproducido por"Diario de Centro Amrica" 20 de mayo de 1920 lo acusa tam-bin de hechos parecidos.

    Manuel Valladares, en uno de los cinco insubstituibles tra-bajos que dej sobre Estrada Cabrera "El Tinterillo en el Po-der", "Nuestro Diario", 3 de abril de 1928, habla de "los ardides,embrollos, y turbias operaciones de su ejercicio ante los juzgadosde Quezaltenango. . .",

    En el ejercicio de la abogaca, como defensor de oficio devarias personas encausadas por la muerte del comandante de ElPalmar, Estrada Cabrera se expres as al prologar su alegato:

    "Triste condicin la de mis patrocinados ; su suerte estconfiada a mis dbiles fuerzas; cuando casi todos los abo-gados de la ciudad se han negado a defenderlos, a m, el lti-mo de ellos, toca hacerlo por designacin del seor Juez. Fiela la promesa soleine*que prestara al ser investido con el hon-roso ttulo de Abogado, vengo a desempear esa comisin; noseguir la ^enda trillada de los defensores que se esfuerzanen exhibir como inocentes a quienes tal vez estn cargadoscon el peso de muchos crmenes. Tomar el proceso tal comose presenta y analizar cuantos cargos se deducen para deri-var las circunstancias atenuantes que favorecen a los proce-sados..."

    Su estilo ya desde entonces era ms slido y claro que bri-llante.

    Don Manuel hace* uso en sus escritos profesionales del ins-trumental que ha puesto en sus manos el estudio de las cienciasjurdicas. Apela continuamente a las grandes frases de la santidadde la ley y del derecho. Esos lugares comunes aristocrticos queforman gran parte del lxico de todo abogado se articulan en suboca- cuando habla o fluyen de su pluma cuando escribe.

  • ECCE PERICLES! 17

    He aqu algunos

    :

    "Con clara y ostensible mengua de la majestad de losprincipios morales. . ."

    ".. .Los magistrados representan el ms importante pa-

    pel, nada menos que el de guardadores del derecho, distribui-dores de la justicia yjrefugio de la ley, como columnas sobrelas cuales debe descansar el majestuoso edificio de la paz so-cial, fuente copiosa y segura de la dicha relativa de los pue-blos..."

    ".. .Llevar aquellos hechos al crisol de la justicia y de

    la ley para su anlisis y examen por la ciencia jurdica y porel sentido comn; pero ms que todo para hacerlos pasar porel tamiz de la conciencia que es la mejor y mayor fuerzacalificadora de las acciones humanas..."

    "...Fu el burladero opuesto al ejercicio del sagradodereco de defensa y de las dems garantas que pomposa ymajestuosamente consigna la ley fundamental, cdigo sagra-do de los derechos del hombre, burlado por la perfidia conla malicia de leyes secundarias. . ."

    "La sociedad es un gran jurado que califica las accio-nes humanas sin peligro de error porque no tiene* la flaquezadel individuo. Raras veces se equivoca su juicio imparcial".

    Otras veces emplea frases hechas de ms baja ndole:"Han cantado las del barquero";"Tomaron el rbano por las hojas";"Al adversario que se hubo retirado del palenque de

    la lucha";"La hidra de la rebelin levant algunas de sus cabezas"

    ;

    "La elocuencia persuasiva de la verdad de los nmeros"

    ;

    "Se estrella contra la roca inconmovible de la verdad";"Con las constantes saetas envenenadas por el odio,

    arrojadas por la mano de la injusticia con guantes y adornosde legalidad";

    En ocasiones da una ligera variante a un smil adocenado,hacindolo con esto de ms bajo similor, como cuando dice:

    "Cerr con broche de diamantes".

    Pero a l le encanta la innovacin y la prodiga en sus dis-cursos.

  • 18 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    A qu seguir? Quin no ha hecho al hablar o al escribiralgo semejante, por alta que sea su mentalidad? nicamente lospedantes y los preciosistas. No slo los vocablos sino tambin lasfrases hechas son como los ladrillos del idioma ; ningn arquitectopuede construir un edificio slido sin ellos. Santa Teresa las em-ple. Pero aquella madre del idioma y de la teologia, unga lasfrases hechas y las metforas conocidas con su piedad hasta elpunto de dejar en ellas algo del fulgor divino.

    Y todo gran espritu y aun todo hombre de un talento excep-cional, con esos mismos elementos indispensables, sabe construiredificios slidos y hermosos, en los que deja el sello de su persona-lidad.

    Cabrera no. Para Cabrera no eran los materiales del idiomasino la construccin misma, sin que se plantease jams el problemade su propiedad, pues era enemigo de abstracciones. No se fijabani siquiera en que el vocablo expresaba a veces al servirle a l,Cabrera, para una mala causa como ya entonces suceda

    , lo con-

    trario de lo que debiera expresar. Como los buenos mentirosos,acababa por creer en su mentira.

    Cree en la eficacia del instrumento verbal que ha adquirido,como el cazador cree en la trampa que prepara. Como aguza suescoplo el escultor o limpia el soldado sus armas, as l componesus alegatos y levanta la fbrica de sus escritos contenciosos.

    Sus citas de los autores en jurisprudencia son frecuentes.Alguna vez es incorrecto: emplea por ejemplo "lgido" por

    culminante, muy intenso o fuerte; habla de un "lapso de tiempo".Dice: "se hace la honra" por "tiene la honra"; pero, por lo general,es correcto. En casi todo abogado hay un buen artesano de lasletras; es condicin precisa de su oficio, escribir con correccin.

    No habis visto algunas veces por la calle a un jurista?La profesin le ha puesto su sello; ved por ejemplo a ese quepasa all en medio de dos estudiantes de derecho; tiene una agra-dable apariencia, pero tambin tiene aspecto de raposa y en todossus movimientos lo condiciona su oficio ; aun en los mejores aboga-dos, algo espontneo ha muerto : miden sus gestos y palabras y an-tes de saludar a una muchacha bonita hacen su examen previo desi ello es conveniente. El estudio de la ley los ha transformado.As era don Manuel: abogado desde el cabello hasta los pies, abo-gado hasta en el modo de ponerse el sombrero.

  • jECCE PERICLES! 19

    VI

    DEFIENDEN CON MAS ARDOR LA BOLSA QUE LA VIDA

    Slo en el sptimo mandamiento se acus a don Manuelde haber prevaricado? No, desde luego. Segn el decir del ve-cindario lo cuentan todava algunos ancianos de Quezaltenango

    se embriagaba con alguna frecuencia, aunque no habitualmente,y varias veces en este estado tuvo reyertas con su hermano Fran-cisco.

    Satisfecha la primera fuerte pasin amorosa de su vida, donManuel se cans pronto de su esposa y busc otras mujeres, si-guiendo en ello la tradicin del padre. Tal conducta produjo lascomprensibles grietas en su hogar. Por un fcil declive fu res-balando hasta golpear repetidas veces a la fiel consorte de la queconcluy por separarse de hecho. (Opsculo citado.)

    Segn los amigos de don Manuel, se alej de doa Desideriano slo por tal conducta sino, sobre todo, porque doa Joaquina,muy celosa del amor de su hijo de quien nunca se separ sem-br la cizaa en el hogar domstico. Cuando se lo preguntamos aaquel ntimo a quien nos referimos al final del captulo IV eimuy sobrio de palabras

    , con un gesto asustado y pudibundo nos

    mostr que aquella era materia prohibida; pero, como a pesar suyo,pronunci esta frase : "La madre", Y esta explicacin nos pareceaceptable, porque en la sociedad moderna el mayor porcentajede malentendidos conyugales reconoce como causa la intrusin dela suegra.

    ^ t-

    De su legtima esposa tuvo dos hijos : Diego y Franci/^co.Y a pesar de sus faltas, continuaba el camino ascendente, ^^

    porque cada vez ms aprenda la ciencia de saber 'nalagar a loshombres. Era buen abogado; tena algn talento literario y com-pona correctos alegatos. Justq^ Rufino Barrios s^ propuso mejorarel ramo de justicia y pregunt al decano de la facultad de derechopor el mejor abogado joven de occidente. Lo designaron. Elpropio Barrios lo nombr juez de primera instancia de Retalhuleucon las instrucciones, segn cuentan, de instruir un proceso a unamunicipalidad que haba sido fusilada veinte das antes. Fu jefepoltico interino del mismo departamento. Ms tarde desempeen su ciudad natal otra judicatura, una de las magistraturas de lasala cuarta de apelaciones, una ctedra de la escuela de derecho

  • 20 RAFAEL AREVALO MARTNEZ

    y el decanato de la propia facultad; asisti como representantea varias legislativas . .

    .

    "Como diputado dice uno de sus bigrafos no bri-ll por su elocuencia parlamentaria, no se exhibi como orador,sin duda por su modestia suma, pero s actu con despejadojuicio en muchos intrincados problemas legislativos, ilustran-do con sesudo criterio y entendimiento claro las materiasen que emita su opinin

    ;propuso, en unin de Cipriano Rei-

    na, varias reformas al cdigo militar, y fueron aceptadas;fu autor de varias leyes que emiti aquel alto Cuerpo; fuindependiente en sus opiniones y en su conducta, figurandoel primero en el ms avanzado liberalismo. . ."

    En 1891 el voto de sus conciudadanos lo llev a la pre-sidencia del ayuntamiento de Quezaltenango.

    Dice el bigrafo ya citado de Cabrera:

    "... Hay que advertir que el puesto de alcalde 1*^ mu-nicipal, los quezaltecos slo se lo adjudican a sus compatrio-tas ms prominentes y ameritados, porque el ejercicio de esasfunciones es laborioso, de excesivo trabajo y de mucha res-ponsabilidad: "es en esto donde se prueba el patriotismo delos buenos ciudadanos. Inteligencia, fortuna, trabajo, todose pone a contribucin, y hasta la vida han sacrificado allalgunos quezaltecos ilustres, que fieles al cumplimiento deldeber han sido vctimas de la tirana".

    "Y es que en Quezaltenango la corporacin municipales un\ verdadero Cuerpo respetable, surgido del voto espon-tneo dAl pueblo y todo ciudadano despliega inters por labuena marocha administrativa de la localidad. . ."

    En tan alto fnuesto, el mismo Daz asegura que la labor dedon Manuel fu activ^va y progresista. Cabrera refera aos des-pus, algo ms interesa ntc al doctor Robles, sobre su alcalda. Ledijo que al ejercer tal cxrgo le sirvi de gua un precedente saluda-ble : que "el penltimo alc^alde de Quezaltenango haba sido buenoy procurado servir al municsipio imponiendo nuevas contribucionespara realizar obras de utilidads^y embellecimiento. Cuando dej depresidir el ayuntamiento, le di^yon una cencerrada de latas y lo

  • ECCE PE-RICLES! 21

    obligaron a refugiarse en una finca remota. El sucesor se apro-pi de los fondos municipales, fu venis injusto; pero no impusonuevas contribuciones porque conoca a sus compatriotas. Al con-cluir su perodo lo ovacionaron y lo reeligieron."

    En esta forma aleccionaba la vida a don Manuel, preparn-dolo para gobernar. Es comprensible que en el ejercicio de sucargo en la municipalidad procurase no tocar la bolsa de los vecinos.Tal regla le servira ms tarde, en puestos mucho ms altos. Tem-pranamente haba aprendido que los hombres defienden con msardor la bolsa que la vida.

    Al inaugurar su gobierno el general Reyna Barrios, en 1892,quiso tener un quezalteco en su gabinete, para halagar a la metr-poli ltense, y lo nombr ministro de gobernacin. Tena entonces35 aos.

    Y aunque despus habra de hacrsele una biografa sealan-do sus altos hechos, entre ellos los ejecutados en Quezaltenango,que cuando subi al ministerio de gobernacin no era conocidoms all del radio de su ciudad natal, est comprobado por loscomentarios sobre l, entonces aparecidos en la prensa. As porejemplo, "El Patriota" -redactor responsable, Marcelino