Areíto sábado 19 de diciembre, 2015

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Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 19.12.2015 Pedro Peix en el recuerdo Página 2 GINA GALLARDO RIVAS No importa de dónde venimos, lo que importa es a dónde vamos Página 7 Soledad Alvarez y el asombro de vivir Hay libros que son uno y varios, como “Autobiografía en el agua”, de Soledad Alvarez. Libros en los que las alternativas y las modulaciones actúan con delicadeza pero con ímpetu... Pá g i n a 3 Cinemateca Dominicana 36 años de fundada Recordemos en esta celebración de los 36 años de la Cinemateca Dominicana, que un país que quiere hacer cine, crear una industria, debe preocuparse por la formación de su público interno. Pá g i n a 6 EL CONDE, EN MEMORIA DE PEIX Quien la conoce, disfruta y padece traza una cartografía espiritual, y capta los latidos de la ciudad intramuros, como aquellos novelistas que la han tomado como personaje. Pá g i n a 8

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A re í t o Zona de laCultura y de

las ideas

w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseño: Aimée PiccirilloS Á BA D O 1 9.12 .2 015

Pedro Peixen el recuerdo Página 2

GINA GALLARDO RIVAS

No importa de dónde venimos,lo que importa es a dónde vamos Página 7

Soledad Alvarez yel asombro de vivirHay libros que son unoy varios, como“Autobiografía en elag u a”, de SoledadAlvarez. Libros en losque las alternativas ylas modulacionesactúan con delicadezapero con ímpetu...Pá g i n a 3

Cinemateca Dominicana36 años de fundadaRecordemos en estacelebración de los 36años de la CinematecaDominicana, que unpaís que quiere hacercine, crear unaindustria, debepreocuparse por laformación de supúblico interno. Pá g i n a 6

EL CONDE, ENMEMORIA DE PEIXQuien la conoce,disfruta y padece trazauna cartografíaespiritual, y capta loslatidos de la ciudadintramuros, comoaquellos novelistas quela han tomado comop ersonaje.Pá g i n a 8

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2 Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015H OY A RE Í TO

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Miguel Cervantes Saavedra (Escritor español)La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que alos hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarselos tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad,así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.

1917 NACIÓ EL 20 DE DICIEMBRE.Gonzalo Rojas, poeta chileno

ampliamente reconocido, galardonado con, entreotros, el Premio Reina Sofía de PoesíaIberoamericana 1992, el Premio Nacional de

Literatura de Chile 1992y el Premio Cervantes2 0 03._

1968 FA LLECI ÓEL 20 DE

D I CI E M B RE . JohnSteinbeck, escritorestadounidense, premio

LA HISTORIA/Fuente: Portal de Bibliófilo Enmascarado

Nobel en 1962, autor de obras tan importantescomo “Las uvas de la ira”, “La perla”, “Deratones y hombres” y “Al este del Edén”._

2001 MURIÓ EL 20 DE DICIEMBRE.Leopold Sedar Shengor, escritor

senegalés, que llegó a la Jefatura del Estado deSenegal. Catedrático de gramática, ensayista ymiembro de la Academia francesa._

1639 NACIÓ EL 21 DE DICIEMBRE. JeanRacine, poeta y dramaturgo francés,

uno de los mayores autores franceses de

tragedias clásicas._

1870 MURIÓ EL22 DE

D I CI E M B RE . G u s t av oAdolfo DomínguezBastida, conocido comoGustavo Adolfo Bécquer,poeta y escritor españolque perteneció al periodoconocido comoromántico tardío. Sus“Rimas y Leyendas” son muy populares ycono cidas.

Pedro Peix en el recuerdoMiguel Ángel Fornerín

P edro Fernández-Peix Pelleranoera hijo del periodista FernándezPeix, fundador con Rafael MolinaMorillo de la inigualable revista

¡Ahora!, uno de los hitos de la historia delperiodismo y el pensamiento dominica-nista. Fernández Peix fue columnista y en-cargado de la publicidad del semanario. Suhijo Pedro nació en 1952; su madre, de lafamilia Pellerano estaba también ligada auna familia fundadora del periodismo enSanto Domingo.

Pedro era un gran lector y lo era desdeniño. Esto lo pude comprobar cuando leíasus columnas “Entre días”, y “Jueves de ce-n i z a” en el Listín Diario. Me sorprendía suvasta cultura y, a veces, ni podía creer quepudiera discurrir con tanta facilidad sobredistintos temas.

En su columna, una de mis preferidasen el Listín dirigido por don Rafael Herrera,también publica poemas de corte van-guardista y de un puro prosaísmo. Su es-trella subió al Parnaso con su trabajo te-levisivo en “Peña de tres”, junto a Andrés L.Mateo y Tony Raful. En 1981 publicó “Lanarrativa yugulada”, una de las más em-blemáticas antologías del cuento domini-cano, que llamó la atención sobre una cier-ta parálisis de la narrativa breve en Repú-blica Dominicana. Teoría que mostrabauna visión equivocada, porque en su épo-ca, el cuento dominicano lograba grandesacier tos.

Mi breve encuentro con el autor vino amediados de los ochenta cuando aceptóviajar a Higüey, por invitación del “C í rc u l oliterario José Audilio Santana”, que yo di-rigía, para presentar la novela “Entre la rea-lidad y el sueño”, del cuentista y amigo dePeix José Rijo. Tuve el honor de presen-tarlos a ambos. Logré que el síndico de Hi-güey, Anis Cali Durán, pagara su conferen-cia y el hotelito donde pernoctó. Recuerdoa un Pedro Peix muy humilde, muy edu-cado y no dejo de recordar su figura dedandi (al estilo del autor de la “Importan -cia de llamarse Ernesto”, Oscar Wilde), ves-tido de negro en la habitación tan llena denuestras propias carencias, sin exigir nada.Nos dejó una colección de sus obras, sa-bedor de que no aparecían en las librerías.

Entonces pudimos leer por completo loque había escrito, menos “El placer está enel último piso” que, tal vez por su conte-nido erótico, no estaba en circulación. Yasus cuentos no nos sorprendieron, peronos agradaron sus novelas cortas como “Elbr igadier” y “Los despojos del cóndor”.Otros de sus cuentos como “La loca de laplaza de los almendros”, “La noche de losbuzones blancos: Los hitos” los habíamosleído en la revista ¡Ahora! en el suplementoque dirigía Enriquillo Sánchez. En 1993,radicado yo en Puerto Rico, Peix me envióun ejemplar de la “Narrativa yugulada”, elcual regalé a Nívea de Lourdes Torres quehacía entonces su tesis doctoral sobre lacuentística de José Alcántara Almánzar.Luego alcancé a ver a Pedro en dos o tresocasiones sin hablar con él, supe de su tra-

bajo del nihilista, lo que le costó su espacioen Listín Diario. Lamentablemente, supersonalidad, más surrealista y a vecesmuy parecida a la de Salvador Dalí en suestilo de vida, fue muy chocante para lasociedad dominicana, donde un genio ter-mina fácilmente su vida como un men-digo de la Calle del Conde. En Puerto Ricohemos enseñado sus cuentos y dirigí unatesis doctoral que siempre quise mostrarle.Me hubiese gustado que asistiera a la de-fensa, que hubiere sido un homenaje envida. Muchas de estas buenas ideas sepierden por la falta de recursos para nues-tra literatura y las políticas que funcionanen el ministerio que publicó todos loscuentos de Peix sin un estudio que lo pu-siera en el digno puesto que merece en lacuentística nacional.

La grandeza de su obra está en la bús-queda constante de formas para hacer quesu arte fuera admirable. Sus innovacioneslingüísticas ya están en Néstor Caro, “UnHombre llamado Sándalo”, y en los textosde Lacay Polanco y en la continuidad deRené Rodríguez Soriano. Tres aspectos li-gan su cuentística al Boom latinoameri-cano. La ya expresada experimentación, ellenguaje neobarroco, más cercano a Gar-cía Márquez, y el tratamiento del tema delpoder, de la dictadura de Heureaux y la deTr ujillo.

Tres cuentos puedo seleccionar de Peix,“Pormenores de una servidumbre”, “Losh i t o s” y “Los muchachos del Memphis”.

Creo que “Pormenores de una servidum-b re” es uno de los textos más extraordi-narios que se haya escrito sobre el tema delos efectos del poder en los individuos. Talvez tres cuentos podrían compararse a es-te con el “Hor miguitas” de Sanz Lajara,“Fantasma de ida y vuelta” y “Camino delminister io”, de Marcio Veloz Maggiolo...Los tres presentan el poder de un gene-ralote en la cultura dominicana, que nosrecuerda a José Veras y Fello Macario, per-sonajes de “La Mañosa” de Bosch. Sin em-bargo, ya existían estos referentes en “San -gre solar” de Tulio M. Cestero y en “Baní oEngracia y Antoñita” de Francisco Grego-rio Billini.

La obra de Peix es única por su ritmo,por la fragmentación y su arquitectura;también por la intertextualidad y el uso demultimedios. Pedro Peix siempre buscócompletar su escritura con la gráfica. Lapresencia de la prensa mediante el Foropúblico, espacio de la chismografía del ré-gimen, muestra lo que significó ser un de-safecto de la dictadura de Trujillo. El tra-tamiento del tema es magistral.

En “Los hitos” se plantea un tema his-tórico, la muerte del Presidente RamónCáceres, uno de los ajusticiadores de Uli-ses Heureaux, en Moca en 1899. La muerteigualadora le sorprende a Cáceres el 19 denoviembre de 1911 a manos del hijo delhistoriador Emiliano Tejera, Luis Tejera.Esto ocurre en un momento en que Es-tados Unidos afianza su dominio sobre elpaís mediante el control aduanero quitan-do el poder económico a las ínsulas in-teriores. El proyecto modernizador de Cá-ceres y su nuevo orden establecido por suguardia son vistos como una dictadura.Para este período es importante leer laobra de Balaguer “Los carpinteros”.

“Los muchachos del Memphis” es otraobra importante de Pedro Peix, por ser unabella crónica de la juventud y su pasión porel béisbol traído e impulsado por la mo-dernización estadounidense en la décadade 1920. El Memphis naufragó frente alPlacer de los Estudios, antes de Harry She-pard Knapp pronunciar la infame procla-ma que echó por tierra la República res-taurada, gracias a los cibaeños Ulises Es-paillat, Francisco Bonó y las espadas deLuperón, Polanco, Santiago Rodríguez, y elsacrificio de Sánchez en El Cercado. Es uncuento que plantea la presencia de un dis-curso en que aparece la juventud capita-lina, en una actividad lúdica no interve-nida por la lucha política, pero con la pre-sencia de una metáfora de la historia con-temporánea.

El lugar que ocupa Pedro Peix en la li-teratura dominicana es controvertible yprovocará muchas discusiones. Yo avanzomi opinión de lector. Deberá verse comoun cuentista. Sus novelas deben ser con-textualizadas. Hay muy buenos cuentistasen la literatura dominicana. Por su dedi-cación y logros, me atrevo a apostar a: JuanBosch; José Alcántara Almánzar; VirgilioDíaz Grullón, Pedro Peix y René RodríguezSoriano. Y entre los que escribieron, al me-nos un libro de cuentos, José María SanzLajara y Marcio Veloz Maggiolo…

Pedro Peix

A RCH IVO

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A RE Í TO 3Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015 H OY

Soledad Alvarezy el asombro de vivirH ay libros que son uno y varios, como

“Autobiografía en el agua” ( Ed i t o raAmigo del Hogar, 2015), de SoledadAlvarez. Libros en los que las alter-

nativas y las modulaciones actúan con de-licadeza pero con ímpetu; libros cuyos ma-tices conforman un solo tronco: un solo vue-lo. Los poemas que integran “Au t o b i o g ra f í aen el agua” despliegan acordes distintos, pe-ro se integran en un único adagio: la con-ciencia, inherente a la condición humana,de estar solo, de perder, de morirse; perotambién la conciencia de celebrar las cosasmenudas y sencillas, esto es, la vida comoencarnación de lo instantáneo y lo fugaz. Ce-lebración que intenta rescatar, además, elser y la vida, de la degradación de la historia ydel tiempo.

Si en Alvarez hay una aguda sensibilidadpara captar el discurrir temporal y su fuga-cidad, en ella también hay siempre la vo-cación de lo uno, el poder volver a la inte-gración primordial del ser. Así, lo que hacedel poema una fuerza creadora es que él re-vela, no una esencia, sino una relación; esarelación es creada sólo en la medida en queno tiene existencia sino en y por el poemamismo: no tiene existencia anterior, conno-tado luego por un lenguaje más o menos ex-plicativo o sugerente; por el contrario ella esel lenguaje como campo de imantación delas palabras.

La poesía, para Soledad Alvarez, como pa-ra Octavio Paz, es la revelación de la ino-cencia que alienta en cada hombre y en cadamujer y que todos podemos recobrar apenasy el amor ilumina nuestros ojos y nos de-vuelve el asombro y la fertilidad. Su testi-monio “es la revelación de una experienciaen la que participan todos los hombres,oculta por la rutina y la diaria amargura. Lospoetas han sido los primeros que han re-velado que la eternidad y lo absoluto no es-tán más allá de nuestros sentidos sino enellos mismos”. Esta eternidad y reconcilia-ción con el mundo se producen en el tiempoy dentro del tiempo, en nuestra vida mortal,porque el amor y la poesía no nos ofrecen lainmortalidad ni la salvación. Nietzsche de-cía: “No la vida eterna, sino la eternidad vi-vacidad: eso es lo que importa”.

Las zonas de interés que despierta la poe-sía de Alvarez, urden un tramado de vidasmúltiples, emparentadas con el amor y lahistoria. La posibilidad de esta unidad in-disoluble entre ser y estar o existir aparececomo utopía, no como una visión idílica;quiero decir, es una utopía en la medida enque es también una visión problemática noejemplarizante ni perfeccionista. De maneraincesante esta poesía se ve acosada por lapregunta: “¿Cómo calzar las cosas en las co-sas? ¿Cómo igualar la vida en su memoria?”También la acosa la visión de una realidadque continuamente se hunde (“palmo a pal-m o”), pero porque ya no seconforma “con ser nadamás que la realidad”. Estainconformidad de lo realparece remitirnos al desa-juste entre mirada y reali-dad: esto es, el impulso deuna y otra por “encar nar”entre sí. La mirada quiereser también realidad, la rea-lidad quiere ser tambiénm i ra d a .

En gran medida, estapoesía no es más que labúsqueda de ese modo enque la palabra se vuelve ca-paz de transgredir la escri-tura del texto que nos rige.Pero transgredir no signifi-ca aquí sino un restableci-miento de un orden perdi-do: buscarlo hacia adelante, pero en el“tiempo final de los orígenes”. Así, lo que in-tenta esa transgresión es hallar en el lenguajela relación entre el nombre y lo nombrado.Esa simple relación traerá consigo una nue-va fundación del mundo y, por tanto, la con-quista verbal de la realidad.

Esta búsqueda tiene, además, en Alvarez,otras connotaciones: reintegración del hom-bre a lo Otro, al universo vital de lo perdido,lo que, a su vez, comporta el verdadero des-cubrimiento de la verdadera unidad.

Estos poemas tienen múltiples formas: lavecindad de lo expresable y lo inefable, la

contigüidad del pasado y el presente, el ba-rajeo entre la nostalgia y la exigencia, entre eldeseo y la pérdida. Y en la fricción de esascontigüidades brotan chispas de brillantes ysombras huecas.

“Desde la leve lisura después de haber to-cado fondo/deslizarse flotando entre los es-

combros. El día sus colmi-llos lo oscuro… La deriva dela noche trenza el sesgo… lat ra m a”.

En efecto, Alvarez deam-bula otorgando atención alas cosas y creaturas inme-diatas: la calle, la mesa, lamáquina de coser, insigni-ficantes escenarios donde eltiempo tedioso de esta poe-ta en asueto pone en escenasu diminuto drama de gra-cia, de alegría, de miseria,deliquios laboriosamentefabricados. Oigamos, pues,su voz: “Dolor de amor/lo-cura de mis entrañas. Unofrente al otro sintiéndosemirándose como los aman-tes las furias”.

Alvarez pertenece al clan de los poetas epi-fánicos y errantes, los que se distraen paraatraerse a sí mismos. Quizá lo haga en ocasio-nes con empeño excesivo, prefigurando el donque tiene la mirada para, a fuerza de obser-varlos e interrogarlos, obligar a los objetos a ren-dir materia de poema. Como Alejandra Pizar-nik, Soledad Alvarez aspira a ser poeta que pa-dece una vida que es de todos y de nadie y a seruna mirona proactiva de sus propias emocio-nes y sobresaltos.

La autora de “Autobiografía en el agua”,escribe como una veladora atrapada en unaperpetua duermevela; mira desde el bostezo

y lo mirado es delirio; la mirada sedienta enpalabras; las palabras son girones del tiem-po, risa o misterio, súbitas revelaciones, fe-lices y absurdas; conductos hacia la infanciaperdida y su temporalidad casi sólida.

“Encantamiento de los sentidos ¿embria-guez iniciática del amor? Incertidumbres delexacto corazón que se niega a salir a la intem-perie. ¿Parajes de otro? ¿quimera de nada?”

Lo mejor de la poesía de Alvarez, posi-blemente, radique en una singular manerade percibir; un percibir lancinante dentro deun asombro, impredecible y vital. No es pocodecir, pues esa extraña facultad suele sellarlemarca de agua a los estilos de nítido con-torno, que no abundan. Una máquina de co-ser es un “andamio de luz”, la arena es “ca -dáver de rocas”, nadar en el mar es ser “se -milla en medio de la vida”, la realidad aúntiene secretos, como en este poema, “A mo-do autobiográfico”, pues según esta autora,“no pudo la mano que detiene los relojes de-tener la historia en su marea como no puededetenerse el mar; era el cambio de piel delmundo /eran nuevas las palabras y otro elviento que cambió mi destino”.

Desde luego, la mejor Soledad Alvarez esla que fabrica de ausencias, un universo fa-miliar, lleno de recuerdos y vacíos, (de la in-fancia, del amor, de eros), a los que se accedepor contigüidad, por arte del asombro y deldelirio. No el hombre, sus huellas en la al-mohada; no la infancia, su cambio de pielnunca cicatrizado; no la música del amor, lahuella que deja su piel en un mosaico roto.

Esta rara manera de percibir, privilegio depoetas y videntes, rodea a Soledad Alvarez derevelaciones. Una especie de asombro, queparece brincar al menor chasquido de dedosdel poema: de la vida del asombro a la vidadel poema. Del poema logrado a la “angustial o g ra d a”.

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4 Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015H OY A RE Í TO

La reflexión británica sobe la soberanía nosiempre se ciñó al ordenamiento jurídico vi-gente. A veces se llevó a cabo al margen o in-cluso en contra de él, como ocurre con Locke ysobre todo con Bentham … Lo que interesaaquí…es examinar de qué forma el ordena-miento jurídico británico fue regulando las o b e ra n í a …a quién se le ha atribuido y conqué condiciones. Las referencias al ordena-miento jurídico o a las instituciones que esteha ido vertebrando serán pues, las impres-cindibles para entender cabalmente la refle-xión doctrinal sobre la soberanía. JoaquínVarela Suanzes. [1]

Me propuse al tomar la de-cisión de escribir esta se-rie estudiar pensadores yautores que no había es-tudiado. Por esta razón,notarán ustedes, aunque

tenga que hacer obligadas referencias siem-pre buscando no repetirme en artículos an-teriores, que hurgué por nuevos rumbos yrastreé nuevos estudios.

En los artículos anteriores viajamos porGrecia y sus filósofos clásicos de la anti-güedad. Fuimos hasta Francia para cono-cer al Sr. Bodino y su concepción de la so-beranía. Después hicimos una parada enAlemania para saber un poco acerca de Al-tusio y sus ideas tan interesante sobre laconformación de la sociedad. Hoy llega-remos hasta Inglaterra paraver cómo, después de ha-berse producido las basespara la revolución indus-trial que fue un largo pro-ceso, de haber nacido elgermen para el nacimientode un Estado Moderno aje-no al poder de los reyes, elsistema fue capaz de rein-ventarse y crear la primeraMonarquía Constitucional.Esto merece una parada.Así es que nos quedamosen la fría Inglaterra.

El profesor Joaquín Vare-la Suanzes señala en su másque interesante y eruditoensayo, que en el caso de la friísima In-glaterra es más apropiado hablar de "la so-beranía en la doctrina británica", más quehablar de la "doctrina británica de la so-beranía", pues de esta forma es que po-dríamos establecer el nexo entre la ley y elcontrol judicial. Afirma que la doctrina dela soberanía en Inglaterra fue evolucio-nando a lo largo de los siglos. Establecevarias etapas diferenciadas, a saber:

1. LA SOBERANÍA RESIDE EN EL REY, LLA-MADO EL SOBERANO.

Henry Bracton defendía, en el siglo XIII,que lo importante es la soberanía del Rey.Afirmaba que incluso formaba parte integraldel sistema de justicia. Posición esta que calóprofundamente y ganó muchos adeptos. Es-te proceso surgieron muchos pensadoresque si bien no cambiaron la esencia, hicie-ron sus aportes. Hobbes, quien defendía lasoberanía basada en el contrato de los sú-bitos con el rey. Recordemos era el padre delAbsolutismo Monárquico, y sobre quien heescrito en varias oportunidades.

2. LA SOBERANÍA RESIDE EN EL PUEBLO.John Locke, que nació a finales del siglo

XVII y muere en los primeros años del sigloXVIII, fue el padre de la propuesta y defensahacia la necesidad de un gobierno civil, y porlo tanto, era defensor de la soberanía delpueblo. No voy a desarrollar el pensamientode Locke porque ya lo hemos hablado enotras series como la que hice sobre la Mo-narquía. Aunque confieso que será siempreuno de mis autores favoritos. No me cansode leerlo y de revisar sus obras "Tratados so-bre el Gobierno Civil". Son dos joyas increí-bles. Lo más impresionante es que su visióntiene todavía vigencia a pesar de haber sidoescritas hace varios siglos. Estas ideas fueronretomadas luego por los Enciclopedistasfranceses y constituyeron ideas guías para laacción revolucionaria en la más que famosaRevolución Francesa de 1789.

3. LA SOBERANÍA RESIDE EN EL PARLA-M E N TO.

Las circunstancias cambiaron y ya para elsiglo XVIII, se establecía la soberanía estabaen manos del Parlamento, no del Monarca,como ocurría en las otras monarquías eu-ropeas. Uno de los grandes creadores de esanueva posición es David Hume, quien nacedos años antes de morir Locke, dedica granparte de su vida intelectual a estudiar los tra-bajos de su antecesor. Busca sus aristas, de-bilidades y fisuras. Concluye afirmando quela soberanía está en el Parlamento. Es decir lasupremacía parlamentaria por encima delRey y del pueblo, a diferencia de Sin embar-go, dedicaremos algunas reflexiones haciaDavid Hume, en próximas entregas. Asegurael profesor investigador que

"La doctrina de la supremacía del Parla-mento está, a su vez, íntimamente unida a laidea medieval de la supremacía de la ley (ru-le o law) (O como decían los filósofos griegos,recordemos-MKASB), en virtud de la cual to-dos los poderes públicos, incluido el Rey, de-bían someterse al derecho, aunque en estaépoca lo público y lo privado no se distin-guían con nitidez, como es bien sabido."[2].

4. LA SOBERANÍA ESTÁ EN EL CUERPOE L EC TO R A L .

El defensor de esta propuesta es JeremyBetham, nacido a mediados del siglo XVIII ymuerto en la primera mitad del siglo XIX, es

el padre de la tesis de que lasoberanía no está ni en elRey, ni en el pueblo, ni en elParlamento, sino en el pue-blo que tiene derechos po-líticos, lo que él denominaba"el cuerpo electoral". Este te-ma será ampliamente desa-rrollado en los artículos si-g u i e n t e s.

El profesor Valera conclu-ye este profundo, erudito,bien escrito e interesantetrabajo afirmando que en laInglaterra incluso del sigloXX ha pesado mucho la vi-sión de la soberanía del Par-lamento, afirmando que la

teoría de Albert Dicey (1835-1922) ha sido enverdad la que ha primado; en el que si bien seasegura que favorece la soberanía Parla-mentaria, pero de manera más amplia, másflexible, menos rígida de cómo la planteabaHu m e :

En virtud de su soberanía, señala Dicey…,el Parlamento de Inglaterra podía modificarcualquier ley con independencia de su im-portancia política, sin que fuese necesarioobservar ningún procedimiento especial. Enrealidad, no había en Inglaterra distinciónjurídica alguna entre la ley constitucional y laley ordinaria. Consecuencia de todo ello:ninguna autoridad tenía en Inglaterra el de-recho de anular una ley del Parlamento ale-gando su inconstitucionalidad…En Inglate-rra, concluye Dicey, tenemos leyes que pue-den llamarse fundamentales o constitucio-nales en la medida en que regulan impor-tantes cuestiones…sobre las que descansannuestras instituciones, pero no hay una leysuprema o una ley que sirva para verificar lavalidez de las otras leyes… [3]

Los años han obligado, dice el profesor,a modificar el principio de soberanía delparlamento porque la realidad es dinámi-ca y los acontecimientos hacen tambalearlas concepciones para luego revisarse ypor último readecuarse. Sobre ese temavolveremos al final de la serie. Conocer có-mo y qué significa la soberanía en el cam-biante siglo XXI.

Sobre el conceptode soberanía

(7)

‘‘ Henry Bractondefendía, en el

siglo XIII, que loimportante es lasoberanía del Rey.Afirmaba que inclusoformaba parte integraldel sistema de justicia.Posición esta que calóprofundamente y ganómuchos adeptos”.

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Chinos en la ruralía deLicey en el siglo XIX

(1 de 2)

Edwin Espinal Hernández

H arry Hoetink llama la atenciónen el sentido de que “los esca-sos datos sobre el número dehabitantes en el curso del siglo

XIX deben ser utilizados, por supuesto,con la mayor cautela”, pero al mismotiempo atribuye verosimilitud a las ten-dencias generales que ellos reflejan. Enese orden, no resulta arriesgado estable-cer una conexión directa entre los cam-bios demográficos anteriormente citadosy las migraciones. Pero no obstante evo-lucionar en forma progresiva, el peso de lapoblación extranjera en el caso de San-tiago no fue considerable: extendiendolas comparaciones demográficas hasta lasegunda década del siglo XX, tenemosque los extranjeros no representaron nisiquiera el 5% del total de la población dela ciudad, como lo refleja una compara-ción de los censos de 1874, 1893, 1898,1904 y 1916.

Pese a ser mínima, hay que coincidircon Hoetink cuando consigna que “unaparte del aumento poblacional [en el sigloXIX] debe ser atribuida a la inmigración”.El historiador holandés, sin establecer suorden, trata como principales grupos deinmigrantes de este período a los meto-distas norteamericanos, los judíos sefar-díes de Curazao, los canarios o isleños, lospeninsulares, los cubanos y puertorrique-ños, los haitianos, los procedentes de lasislas británicas, holandesas y danesas delCaribe, los árabes, los italianos y los chi-nos, dedicando también un apartado a losinmigrantes individuales alemanes, nor-teamericanos, franceses, belgas, escoce-ses y suramericanos.

Roberto Cassá considera el de los ára-bes o turcos como el más llamativo de es-tos contingentes por su distribución prác-ticamente en todo el país, seguido de lospuertorriqueños y los españoles, los cu-banos, los chinos, “de cierta dimensiónnumér ica” y “circunscritos a ciertas acti-vidades urbanas”; los cocolos, provenien-tes de las Islas Vírgenes y otros puntos delas Antillas Menores, y los haitianos, quesuplieron el componente rural. Por suparte, José del Castillo los clasifica de con-formidad con sus principales líneas de ac-tividad y habla de inmigrantes empresa-riales, comerciantes (alemanes, italianos,españoles, judíos y árabes), clase media(cubanos y puertorriqueños) y proletarios(cocolos, puertorriqueños y haitianos).

En Santiago, los chinos tuvieron tam-bién una presencia numérica reducida.En 1874 se menciona a un chino que sehacía pasar por médico. En 1885 se cita aun tal Isidoro El Chino y en 1887 a Fran-cisco, un chino que construyó un hornopara quemar cal del “lado abajo” del fuer-te Dios, área que correspondería con cer-teza a la parte sur de las faldas de esteotero, ocupadas por un número innomi-nado de chinos en 1888. Para 1892, estosasiáticos daban nombre a una vía: el Ca-llejón de los Chinos. Según el censo de1893, apenas había 7 chinos varones.

Instituto Dominicano de Genealogía

Escuela rural de Licey-1936.

FUENTE EXTERNA

No ta s

[1] Joaquín Valera Suanzex, La soberanía en ladoctrina británica (De Bracton a Dicey),http://www.uniovie do.e s/constitucional/fundamentos/p ri m e ro / p d f / va re l a . p d f[2] Ibídem.[3] Ibídem.

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A RE Í TO 5Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015 H OY

La sicogenealogía(y 9)

§ -29. En el artículo anterior sobre lashistorietas y los muñequitos, paquitoso tiras cómicas dije que casi siemprelos dibujos de las tiras cómicas escon-

den un problema sicogenealógico del autor.Uno de los primeros siquiatras en analizar

las historietas desde el punto de vista de lasicogenealogía fue Serge Tisseron en su libro“Tintin et le secret d’He rg é ” (Bruselas: Cas-terman, 2009) basado en la metodología queexpuso en sus dos libros “Tintin et les secretsde famille” (París: Aubier, 2003) y “Ti n t i nchez le psychanalyste”(París: Aubier/Ar-chimbaud, 1985).

§-30. Fue como siquiatra y sicoanalista in-fantil que Tisseron dio con un método dife-rente al que se usaba para analizar los dibujosque los niños realizaban en la consulta: «Enaquella época, aplicaba la tabla tradicional dela representación de las pulsiones parciales enlos cuadros infantiles, creada por MélanieKlein y la de Françoise Dolto sobre la imageninconsciente del cuerpo. Sin embargo, me dicuenta de que había algunos cuadros que nose correspondían con ninguna de estas refe-rencias. (…) Durante las terapias muchos ni-ños dibujaban los problemas que escucha-ban en casa pero de los que nadie les habíahablado. En otras palabras, los niños dibu-jaban elementos de la historia familiar de losque tenían prohibido hablar con palabras yque, sin embargo, presenciaban. Este fue elpunto de partida de mis trabajos. » (ChantalRailland entrevista a Serge Tisseron. Patricevan Eersel y Catherine Maillard. “Mis ante-pasados me duelen”. Barcelona: Obelisco, 6ªed. 2013, pp. 120-121).

¿Cómo dio Tisseron con las historietas. Éllo explica así: «Los secretos giran en torno ahistorias que tienen un principio, un desa-rrollo y un final. Por lo tanto, tenía que de-cantarme por algún autor que dibujara his-torias completas. Las litografías no explicanhistorias, solo ofrecen instantáneas aisladas.Entonces, por lógica fui a parar a los cómics,Como conocía bien Las aventuras de Tintínporque las había leído de pequeño, empecéla investigación por ahí.» (“Mis antepasa-d o s”, p. 121).

Este método se aplica mejor a historiascompletas llevadas al cine, como las de Tar-zán, El Fantasma, Supermán, Mandrake elMago, Buck Rogers, Dick Tracy, Batman, Tor,Los Cinco Fantásticos, La Mujer Maravilla,Asterix, El Hombre Araña, Rip Kirby, etc.,porque tienen el esquema literario del cuen-to o la novela: un principio, un desarrollo yun final. Las tiras cómicas como el Dr. Me-rengue, Avivato, Doña Tremebunda, DonFulgencio o Don Abundio solo ofrecen unepisodio aislado con tres o cuatro viñetas.

A la pregunta de Railland a Tisseron acer-ca de cuál fue su hallazgo principal al ana-lizar “Las aventuras de Tintín”, respondió:«Demostré que había un secreto de familiasolapado en toda la obra. Hergé, el creadorde Tintín, era nieto de una madre soltera ytodos le habían dibujado una imagen de suabuelo, cuya identidad siempre se mantuvoen secreto, como alguien muy prestigioso.Por lo tanto, en su vida había un peso muygrande por intermediación de su padre, quesiempre estuvo resentido con su madre porocultarle el nombre de su progenitor. Ade-más los biógrafos del famoso dibujante con-firmaron esta información. Así pues, Hergéexpresó en imágenes el secreto que, de pe-queño, no pudo expresar con palabras.»(“Mis antepasados, p 121)

El secreto de familia de Hergé radica en quesu madre, Marie Dewigne (1860-1901), sir-vienta en casa de la condesa Errenbaut deDudzeele, salió embarazada y debió abando-nar el hogar paterno. Dio a luz mellizos (Leónsastre (1882-¿??) y Alexis, empleado de la con-fección (1882-1970) y, por alguna razón ocul-ta, su patrona no solo se hizo cargo de la edu-cación de estos hasta los 14 años, sino de to-dos sus gastos. No contenta con eso, la con-desa propició el 2 de septiembre de 1893 elmatrimonio de conveniencia entre su sirvien-ta y Philippe REMI (1870-1941), obrero de im-prenta, a fin de que los mellizos fueran re-conocidos por una figura paterna y llevaran suapellido. ¿Fue algún hijo, algún familiar o elmarido de la condesa el padre de los mellizos?Se inicia así el tormentoso secreto de familia.Solo Marie Dewigne y la condesa supieron elnombre del padre de los mellizos. Y tal vez los

padres de Marie Dewigne.A su tiempo, el mellizo Alexis se casó con

Elisabeth Dufour, operaria de sastrería, en1905, y procrearon a los hermanos GeorgesProsper REMI (1907-1983, apodado Hergé,el futuro genio creador de Tintín, y a PaulLeón Constant REMI (1912-1986), pero ase-gura Tisseron que Hergé no vio jamás a su“p a d re” (“Tintin et le secret d’He rg é ”, p. 76).Doble secreto de familia y doble evento trau-matizante. El hermano de Hergé nunca qui-so hablar de su hermano. Ya ven qué aca-rrean estos desaguisados sexuales en el senode las familias.

§-31. El secreto de familia se debe a la cul-pa y a la vergüenza que siente en el seno de lafamilia y la sociedad quien ha transgredidola norma social. Y violada tal norma, el he-cho se convierte en secreto. Dice Tisseron:«Los más propicios [a desarrollar secretos defamilia] son los que giran alrededor de losorígenes y la muerte. Así pues, hablaríamosde la adopción, la fecundación in vitro, loshijos adulterinos, pero también de un duelono realizado, la locura de un pariente, el al-coholismo, las sobredosis, los suicidios, etc.»(“Mis antepasados”, p. 129).

Como conclusión acerca de los secretos defamilia o los tabúes, Tisseron remata con estealivio, pero sin moralismo prescriptivo: «Co-nocer los secretos de familia no libera a nadiede su carga, pero le permite comprometerseél con un proceso terapéutico con muchamás eficacia. (“Mis antepasados”, p. 136).

A los especialistas y acuciosos del lar do-minicano les exhorto a analizar, como lo hahecho Serge Tisseron, cualesquiera de lashistorietas y tiras cómicas que he enume-rado en mi escrito anterior y en este. Y si ha

habido en el pasado dibujantes dominica-nos que hayan hecho historietas o tiras có-micas, comiencen los especialistas a hacersu tesis de licenciatura, maestría o docto-rado con esos materiales. Y seguro que setoparán con autores cuyos genosociagramasles darán grandes sorpresas con los secretosde familia. Recuerden que cuando el nor-teamericano Lee Falk creó en 1936 la his-torieta del Fantasma para adormecer a quie-nes lo perdieron todo con el crack de 1929, yael genial belga Georges Remi, alias Hergé,había picado adelante con seis cuerpos deventaja con sus “Aventuras de Tintín”.

Sé que se quedaron muchos temas im-portantes en esta serie, pero el espacio no lopermitía. Me hubiese gustado tratar estosque señala Paola del Castillo en “La psico-genealogía aplicada”: Desposados o esposa-dos: la elección de pareja viene determinadapor el pasado; filiación y fratría; la eleccióndel nombre y las posiciones simbólicas; losniños abandonados; programación vital, es-quemas de identificación y contribucionesal nacimiento; la migración: causas y efectosa medio y largo plazo; genealogía, historia yreligión; y, los actos simbólicos: una soluciónsatisfactoria a la desgracia.

La sicogenealogía es una nueva discipli-nar del sentido ?como las humanidades, queno son ciencia?. Aspiro solamente a que si-cólogos, siquiatras, sicoanalistas, sociólogos,la familia dominicana y público general es-tén informados. Es una perspectiva diferen-te para abordar los viejos traumas de la hu-manidad, transmitidos de generación en ge-neración. Que nada humano nos sea ajeno,como dijo el griego Menandro, traducidopor Terencio.

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Tint¡n y lossecretos defa m i l i a .

Tint¡n y elsecreto deHerg é.

Lapsico genealo gíaa p l i ca d a .

FUENTE EXTERNA

Page 6: Areíto sábado 19 de diciembre, 2015

6 Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015H OY A RE Í TO

Los 36 Años de laCinemateca Dominicanao el milagro de Fiora Cruz: Amar el cine hasta morir de pupilas

" Siempre nos quedará París "Frase de Humphrey Bogart ( Rick Blaine)en Casablanca-1942- Dir Michael Curtiz.Con entrañable afecto a :

Carlos Dores Cabral.

S ucedió el día que se dedica a la Mar-tes en el calendario, era un 8 de di-ciembre. Me habían llamado paralos preparativos. De un video breve

me habían hablado también.En materia de imágenes, manejo mis te-

mas, porque en este país hay una pobre tra-dición arraigada, cada vez peor, de confun-dir radio con televisión, quien no lo crea quese atreva a oprimir el botón de apertura de sutelevisión hacia las 5 o las 6 de la madrugaday descubrirá ese fenómeno atípico mediá-tico de agentes de la radio haciendo de te-levisión sin imágenes.

Lamentablemente, esa visión ha hechoescuela y quería evitar que en ese video, queya es historia de los 36 años de la CinematecaDominicana, el segmento que me corres-pondía tuviera esa maldita impronta no pro-fesional y ramplona.

Bien, me dediqué a intentar que todo sa-liera bien y que el tal Cuchi Elías hiciera susdeberes como se debía, y él respondió biensalvo en las cosas que le parecían que notenían lógica.

Tengo entendido que envió todo lo que sele pidió: Fotos, imágenes de apoyo para suintervención (insert), y toda documentaciónrelativa a su tránsito por aquella institución,donde había puesto los pies, por invitacióncordial de la directora Fiora Cruz.

LOS PROYECTOS FILMICOSSIEMPRE SON COLECTIVOSEn un país donde no hay respeto a la me-

moria, en un país donde la labor desinte-resada, a costa de sacrificios personales,tampoco tiene ningún valor y la guerrillamoral para desconocer méritos propios escosa cotidiana, que alguien se preocupe enconvertirse en una balanza para servir depuente en la cadena de mando de una ins-titución, eso tiene un valor y honrar honra,como decía el prócer aquel.

Yo he asistido a este evento, porque hevisto la mejor voluntad de la Directora dela Cinemateca, porque como se puede re-cordar mi gestión en la Cinemateca Do-minicana, nombre que nació en el 2004, alinicio de mis tareas, fue controversial nopor elección propia, sino porque mi sen-tido de independencia (con los conoci-mientos propios para acudir a mis com-petencias sin muletas de chismes traperosni calieses de Secretaria de Cultura), mo-lestaba e irritaba a los entonces pequeñosverdugos de la cultura, cuyo recuerdo in-ternacional quedará sellado porque fue laúnica época en que una Secretaria de Cul-tura hacia casting de belleza varonil, comoen cualquier Beauty Boutique de malamuer te...

No creo que sea el momento de agravioso recuerdos insolentes, como aquel decuando el dinero original de la Cinema-teca se había librado y trataban de dormir-me luego de desviarlo hacia otros asuntosque nada tenían que ver con la propia Ci-nemateca, no es el momento de recordaraquellos viacrucis, donde se pretendía quelos trabajadores hicieran el periplo de lallamada Feria del Burro, perdón del Libro,

que teniEndo presupuesto propio preten-día obligar a los simples empleados a nocobrar esos 15 días, tema al que me opuserotundamente e indexaba los salarios, enrelació a lo recibido para ese evento, paraque la gente de la Cinemateca Dominica-na, bajo mi gestión, cobrara su tiempo det ra b a j o.

Memoria contra el olvido, porque el tiem-po demostró que los verdugos y sus men-tiras, sus malditas demagogias, sus intentosde humillaciones, con todos esos despropó-sitos, los verdugos, ya lo afirmé antes, tam-bién mueren...

No valió ninguna conspiración aviesa po-sible, enferma, misántropa, nada.

La historia con su secuela de hechos, se

ha impuesto : la obra está ahí y la últimadirectora de la Cinemateca Dominicanasin mezquindades ha creado las condicio-nes para que la historia y sus hechos, surjasin máculas... Honrar, honra.

En el periodo 2004.2007, se hizo lo po-sible y lo imposible,para que la Cineme-teca Dominicana tuviera la mejor visibi-lidad privilegiada, para que la idea del ser-vicio público asumido con vocación so-cial, tuviera su mejor expresión.

Desde entonces, hice un silencio táctico co-mo correspondía, a instancia de esta invitacióny celebración de los 36 años de la CinematecaDominicana, escribo sobre el tema.

Los proyectos fílmicos, simpre son colec-tivos. No importa quien fundara la Cinema-teca, cuyos méritos nadie debe desconocer,pero los que luego vinieron también hicie-ron el esfuerzo para mantener la Cinema-teca Dominicana activa y radiante.

DE LAS CINEMATECAS Y SUS PUBLICOS :Recordemos en esta celebración de los 36

años de la Cinemateca Dominicana, que unpaís que quiere hacer cine, crear una indus-tria, debe preocuparse por la formación de supúblico interno, no importa que los propiosdirectores de cine, se declaren anticinéfilos (aborto de la naturaleza tropical, of course ) esepúblico formado en las cinematecas, es partedel faro que guía con espíritu crítico un cinenacional.

Viva la Cinemteca Dominicana y largavida, como en el jazz , a su futuro (CFE)

CARL

OS

FRAN

CISC

O E

LÍAS

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les

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ine

Así lucía la entrada de la Cinemateca entre el 2004 y el 2007. Este texto está en cabezado por el viejologo de Cinemateca Informa.

Galeria parcial de ex directores de la Cinemateca Dominicana. Victor Ramosseguido de Carlos Francisco Elías seguido de Fiora Cruz ( Actual DirectoraGeneral ). Hildebrando Hidalgo y luego Lidia Bastos.

Facsímil de la documentación emitida por laFederación de Archivos Fílmicos (FIAF), con sedeen Bruselas, Bélgica cuando la CinematecaDominicana fue admitida en la FIAF, estedocumento se expone en la CinematecaDominicana en la exposición homenaje a sus 36años de existencia.

FUENTE EXTERNA

Edgardo Pérez. Exdirectore de laCi n e m a t e ca .

Page 7: Areíto sábado 19 de diciembre, 2015

A RE Í TO 7Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015 H OY

No importa dedónde venimos,

“Somos los dominicanos de la diáspora, nosomos Ausentes ni Dominican

York, tenemos identidad propia, identidadprestada e identidad mezclada,

trabajamos de sol a sol, somos la comu-nidad del Alto Manhattan y en el

Boulevard Juan Pablo Duarte compramospasteles en hoja en dólares,

nos dejamos sentir y hemos dejado unamarca tan visible y profunda que

parece que siempre estuvimos aquí. Tengodos hijas, una generación que

va subiendo y dejando un legado, no im-porta de dónde venimos, lo que

importa es a dónde vamos. Somos ciuda-danas del mundo pero cuando

nos preguntan de dónde somos, decimosorgullosas: ¡Dominicanas!”.

W endy Mella, Fotógrafa domi-nicana residente en NY Enuna exposición fotográficabajo el título “Yo también soy

m i g ra n t e”, producida por el Instituto Nacio-nal de Migración para celebrar el Día Inter-nacional del Migrante. Este año una de lasparticipantes es una fotógrafa dominicanaresidente en NY, Wendy Mella. Las palabrasque acompañan el pie de su fotografía sonuna extraordinaria reflexión sobre concep-tos esenciales muy significativos en cuanto amigracióny a la propia esencia de la vida hu-mana y de la dinámica social en relación a loespacio temporal y la construcción del sen-tido de identidad.

“Somos los dominicanos de la diáspora”.En contraposición con las denominacionesde dominicanos ausentes o el nombre en in-glés,Dominican York, que fragmenta. La mi-grante se afirma, tenemos identidad propia.Sin embargo, la realidad cotidiana de la iden-tidad en movimiento, en continua reformu-lación, evolución natural genera “la traicióndel subconsciente”, le lleva a expresar a se-guidas, identidad prestada e identidad mez-clada ¿?. Entonces es propia la identidad, si es¿prestada? Es absolutamente propia y es pres-tada, en tanto toma de las influencias que re-cibe y su propia vida es prestada y es mezcladaporque va integrando lo nuevo que los en-cuentros le van dando.

Basta pensar en el poema “Nu b e s” de J.L.Borges y recordar que “incesantemente larosa se convierte en otra rosa”, que define larosa y metafóricamente a nosotros mismos,como en permanente cambio. Las aparen-temente simples palabras de la cita de Bor-ges, son también la migración, son la vida yson la esencia humana.

“El reflejo de tu cara ya es otro en el espejoy el día es un dudoso laberinto. Somos losque se van”, este otro verso del poema “Nu -b e s”, nos dice lo que somos individualmentecomo humanos, como sumatoria de indi-vidualidades, las sociedades están tambiénen permanente transformación de sus iden-tidades, ninguna sociedad, ninguna culturaes estática. Lo que pasa con Wendy pasa contodos los grupos humanos y sus y culturas.

Somos los dominicanos de la diáspora… ladiáspora a primera vista, definida en desde lomás simple en internet, es “dispersión de unpueblo o comunidad humana por diversoslugares del mundo”; “es conjunto de comu-nidades de un mismo origen o una mismacondición establecidas en diversos países”.

Como diáspora dominicana, hoy día dis-persa por todoslos rincones del mundo:¿Qué nos une, como dominicanos y domi-nicanas?, ¿Cómo nos reconocemos en unorigen común? El espíritu trabajador “de sola sol”?, los pasteles en hoja, el orgullo de re-correr el Boulevar Juan Pablo Duarte en Nue-va York, la irredenta nostalgia de desear bo-cadillos de aguacate en Madrid, beber Pre-sidente en Cuatro Caminos, comer mangúcon salami?, ¿Qué nos hace dominicanos ydominicanas en cada rincón de esta socie-dad global la que “nos dejamos sentir”?.

Como dice la inspiradora cita de WendyMella “…y hemos dejado una marca tan vi-sible y profunda queparece que siempre es-tuvimos aquí”, es imposible no estremecerseante esta idea. Recuerdo al antropólogo es-

pañol Carlos Giménez, maestro inspiradorpara la comprensión de las dinámicas de lasmigraciones internacionales y las relacionesinterculturales, quien en los años pionerosde la inmigración dominicana y de la nuevainmigración en España, a inicios de los añosnoventa, ante la pregunta de ¿Por qué la in-migración en España? Respondía, de formaincomprensible para mí en aquel enton-c e s, … “porque ya estaban aquí”!!!

Décadas más tarde lo reafirma WendyMella, “parece que siempre estuvimos aquí”.Hay infinitas lecturas para esta idea, tal vez lamás general y utópica, sea nuestra pertenen-cia a la humanidad, cualquier lugar de la tie-rra, donde podamos cantar la Letanía y con-jugar los verbos esenciales, vivir, trabajar,“d a n z a r”, amar, cultivar afectos, ese es nues-tro hogar. Vida en dignidad en un marco dederecho, satisfacción de necesidades, reali-zación espiritual, salud, educación, desarro-llo humano.

Es maravilloso creer la metáfora de unahumanidad con vínculos ancestrales comu-nes que nos permiten reconocernos más alláde las diferencias puntuales, tal vez por eso“siempre estuvimos aquí”. Por eso vemoscon admiración la hermandad de las religio-nes, cristianos que se reconocen como talesen el mundo. Los hermanos/as, negros/asde la afro descendencia que se saludan co-mo “b ro t h e r s” and “s i s t e r s” y se reconocenvinculados como diáspora africana.

Por otro lado, la esencia humana se ejerceen cualquier lugar y el arraigo y la pertenen-cia son ejercicios espontáneos de los espa-cios que ofrecen acogida a quienes residenen ellos,…” tengo dos hijas, una generaciónqueva subiendo y dejando un legado”. La ne-cesidad intrínseca humana, de a pesar, denuestra naturaleza pasajera, querer perpe-tuarnos, dejar un legado. El legado de lashijas de Wendy es en parte dominicano, or-gullo dominicano, pero también enriqueci-miento de la sociedad receptora norteame-ricana, eso es la migración cuando se de-

sarrollan sus dinámicas positivas.No importa de dónde venimos, lo que im-

porta es adónde vamos. Importa adónde va-mos cada uno, cada una de nosotros/as, connuestras vidas individuales en cualquier lu-gar del mundo, adonde llevamos nuestra so-ciedad, como colectivo nacional y colectivoh u m a n o.

Somos ciudadanas del mundo, esta fraserecoge el más bello sentir, de la ciudadaníadel amor, de la paz, de la armonía en cual-quier lugar, del respeto y el disfrute de cual-quiera y de todas las culturas, la apertura a laposibilidad del encuentro con todas las per-sonas, desde el respeto.

Para lograr esta plenitud de la realizacióny la amplitud de visión existencial y cultural,se requiere la armonía con una misma y esnecesario conocerse y quererse. Mantener elombligo atado al origen, guardado en un tro-cito de aliento de niño, con el negro detrás dela oreja, para sabernos valiosos/as en el en-cuentro con los/las otros/as. … cuandonospreguntan de dónde somos, decimos orgu-llosas: ¡Dominicanas!”.

En definitiva, ¿qué es ser/sentirse domi-nicanas? Sospecho que es tan diverso comounas mal contadas 10,000.000 millones dedefiniciones que podrían darse.

Para mi es amar, lo que cada una opta poramar de sus vivencias en el fragmento decontexto espacio-temporal-cultural-socialque le toca. Es el cielo de Santo Domingo y sumalecón imposible, son todas “las vainas”,las Miguel de Menadas. Es la patria en el sen-tir de la “Oda escrita en 1966” (deJ.L. Borges)“La patria, amigos, -y amigas- es un acto per-petuo, como perpetuo es el mundo. (…) Na-die es la patria, pero todos lo somos. Arda enmi pecho y en el vuestro, incesante ese lím-pido fuego misterioso”.

Los dominicanos y dominicanas deaquí y de todas partes, los/las que vienen anuestra tierra, han estado siempre aquí,todos/as están forjando su legado. GraciasWendy Mella.

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Los dominicanos y dominicanas de aquí y de todas partes.

Lo que importa es a dónde vamos.A propósito del Día Internacional del Migrante. (18 de diciembre)

Page 8: Areíto sábado 19 de diciembre, 2015

8 Sábado 19 de d i ci e m b rede 2 015H OY A RE Í TO

Poética del Conde(A Pedro Peix, in memoriam)

T eatro de la palabra y la memoria, ElConde es único y múltiple: cambiade un día para otro, en un abrir y ce-rrar de ojos. Su rostro es móvil y su

máscara fugaz. Es historia y presente de laepopeya cotidiana capitaleña. Renace y vivea la sombra de sus ágiles transeúntes, azo-rados turistas y despabilados lugareños.Desde Paco´s hasta el “Palacio de la Equi-zo f re n i a”, desde la Puerta de El Conde he-roica hasta Las Damas, El Conde peatonal esla vena que atraviesa el centro del corazóndel casco histórico, ese conjunto arquitec-tónico, donde cohabitan las ruinas monu-mentales del pasado colonial con los aires dela modernidad.

En los años setenta se puso de moda elverbo “c o n d e a r” para referirse a caminarde arriba a abajo de El Conde. Este verbo loencarnó, hasta hace poco, Danilo Lasosé,Conde arriba y Conde abajo, en un ejer-cicio delirante del pensamiento, que de-fine la filosofía en tanto pensamiento quese camina: la filosofía como caminata (Hu-go Verani estudió en Octavio Paz el “poe-ma como caminata”, como una poética delarte de caminar).

Después de su peatonización, a media-dos de los ochenta, El Conde devino es-pacio bautismal para los artistas y poetasque sentían en su respiración el aire de fa-milia de la consagración por los caminosdel arte y la palabra. Un amigo me dijo, enuna ocasión, en el “Palacio de la Equizo-f re n i a”, que él tenía derecho de hablar so-bre literatura por sus años visitando eselugar, este templo de la imaginación con-sagratoria, pues, según él, la sabiduría sepega –al parecer- por ósmosis.

Ruta para arribar a las reuniones sabati-nas del taller literario César Va-llejo en los años 80 y 90, o la“Noche en Grande con la Poe-s í a”, espacio sabatino-noctur-no animado por Joel Almonó,en el Hostal Nicolás de Ovando,o las tertulias de Juan Bosch yPedro Mir de Verónica Sención,o las amenizadas por el fene-cido Carlos Gómez Doorly, consu grupo Cacibajagua, en la Ca-sa Universitaria de la Cultura, olos lunes de Víctor Villegas, enel Colegio de Artistas Plásticos,hasta hace poco. Así las cosas: el Conde pin-tado por José Cestero, poetizado por Renédel Risco, padecido por Luis Alfredo Torres, ocaminado por Franklin Mieses Burgos, paraquien El Conde era el país y la ciudad co-lonial, el mundo. El Conde es lecho de por-dioseros y perros realengos; refugio de beo-dos, proxenetas, prostitutas y saltimbanquis;amén de ser destino siniestro, también esreceptáculo de la inspiración y el bostezo delhastío y la salvación espiritual: El Conde curay enferma. Hoy, minado de Gift Shops, ar-tesanías, tiendas, cafés, restaurantes y bares,parece asistir al preámbulo de su resurrec-ción con la apertura de nuevos cafés, hotelesboutiques y el asalto de grupos musicales

que hacen más respirable su ecología fan-tástica, al llenar de melodías y voces su tiem-po vespertino y nocturnal. El Conde es, pues,un carnaval permanente de lo sagrado y loprofano: para el viajero y el sedentario, el po-bre y el rico, el blanco y el negro, el jabao y elmulato; los “viejos verdes” con las amantesimpúberes, el marido negro con la esposablanca, el novio viejo con la novia joven; el

nómada voyerista y el tu-rista embelesado, todaslas clases sociales convi-ven y danzan al unísono,tal y como estudió el car-naval Mihail Bajtin, entanto fenómeno de la cul-tura popular medieval, laúnica fiesta donde se danla mano los de arriba y losde abajo. El Conde espan-ta y seduce a los provin-cianos alelados y a los“c a m p i t a l e ñ o s” –donde

sus personajes son fantasmas, como lo des-cribe sórdidamente Pedro Peix, en su librode cuentos El fantasma de la calle El Conde.

Esta calle es espacio donde el caminanteconstruye un discurso de la cotidianidad;también la morada en la que el paseante ci-tadino, el sujeto urbano, deja su huella consu andadura, puebla la escena con sus “r itosde pasos”, en una alienación de la vida social,que perturba o enferma la voluntad del es-píritu -y que nos recuerda a Oscar Gil Díaz,fumando en un estado de desesperación,que lo llevó a la muerte por cáncer, y aho-gado en alcohol. Sujetos flotantes en la ciu-dad colonial, multitudes anónimas quedeambulan en la fugacidad vertiginosa del

hastío, estos paseantes sin rumbo han de-corado históricamente la calle El Conde,desde la angustia existencial y la paranoianerviosa. Pasarela de la vanidad corporal,para el “c o n d e a d o r”, su religión es el ocio, ysu altar, la calle El Conde, donde sus fan-tasmas personificados ofician sus ritos sa-cramentales, alimentados por la mirada em-belesada, mórbida y placentera, o embria-gados de melancolía y placer. Paraíso de lalascivia y la coquetería femenina, el tumbaoy el tongoneo, huerto donde pastan los fla-neurs -a la francesa, pero en versión criolla-,aplatanados al Caribe mirón y escuchón, es-tos seres urbanos de la cotidianidad capi-taleña escriben, con sus ritos y sus actos, lahistoria del presente. El Conde es un estilo devida. Hay quienes se enferman si no lo vi-sitan diariamente. El poeta Víctor Villegasconfesaba tener más de sesenta años visi-tándolo todos los días del mundo. Antes demorir pidió que lo pasearan por el parqueCo l ó n .

Otrora refugio secreto de poetas y artistasdurante la dictadura de Trujillo -que teníanque hablar en una jerga para no ser dela-tados por los calieses-, la Cafetera El Condefue el laberinto que cobijó a todas las ge-neraciones de escritores desde Vigil Díazhasta Moreno Jimenes, desde los Sorpren-didos hasta los Cuarentayochistas.

Es emblemática la foto de El Conde con 19de marzo de la Generación del 60, o las fotosde Caamaño desfilando por El Conde consus adláteres, en los días de la ciudad sitiadadurante la gesta de abril del 65. Imágenes enmovimiento captadas por Milvio Pérez oThimo Pimentel, Conrado el austriaco o Va-lentín Pérez Terrero, las fotos de El Conde y laciudad colonial conforman un testimoniodocumental de la vida cotidiana dominica-na capitaleña, que nos permiten descubrirlos estilos de vida de los pueblerinos. Así desimple: evoco las tardes y las noches noven-tistas en las tertulias del pos-taller César Va-llejo, o diariamente, en el “Palacio de la Equi-zo f re n i a”, en la etapa del iluminado Fernan-do Vargas, mentor de una generación de es-tudiantes uasdianos, con su pipa curva orecta, y su capa, a lo Sherlock Holmes, adoc-trinándonos con sus conocimientos infini-tos de autores y artistas europeos, nortea-mericanos y asiáticos. O la peña de histo-riadores animada por Chito Henríquez, día ynoche, como un ritual cotidiano de la me-moria histórica, de nostálgicos antitrujillis-tas. Muchos de los personajes emblemáticosya no están; otros aún perviven, merodean-do un pasado egregio, o recordando días he-roicos, que se confunden entre las brumasde la melancolía y el olor de la historia. Le-yendas y anécdotas permean la memoria deesta calle, que se resiste a morir frente a lasruedas del porvenir, en razón del peso mo-ral, histórico y mítico que representa paranuestra epopeya social. Quien la conoce,disfruta y padece traza una cartografía es-piritual, y capta los latidos de la ciudad in-tramuros, como aquellos novelistas que lahan tomado como personaje.

BASI

LIO

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LIAR

DL i

t e ra

t u ra

JORGE GONZALEZ

‘‘ El poeta VíctorVille gas

confesaba tener más desesenta años visitándolotodos los días delmundo. Antes de morirpidió que lo pasearanpor el parque Colón”.