Arana, Juan 2011 El Terror en Michael Taussig y Jean Baudrillard

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El terror en Michael Taussig y Jean Baudrillard: Del estado de Emergencia al No-Evento

Tanto el antroplogo australiano Michael Taussig como el filsofo francs Jean Baudrillard se destacan por sus contribuciones al mbito acadmico en materia del grado de manipulacin que puede sufrir una sociedad cuando experimenta terror. Los hombres se hacen ms vulnerables y maleables cuando se les impone miedo. No obstante, el miedo no es unilineal sino que envuelve a todos los actores involucrados. Dominador, y dominado se encuentran emparentados por el terror poltico. El miedo ha tomado, en nuestra era, y gracias a los medios masivos de informacin un carcter esttico y reflexivo en donde nadie se encuentra psicolgicamente a salvo. La seguridad, en este sentido, se ha transformado en un bien preciado de cambio, se vende, se intercambia y compra seguridad como hace siglos atrs lo hacan con la felicidad. El mundo jerrquico en donde existe un Leviatn que por medio del temor impone autoridad se ha desdibujado para dar lugar a una nueva sociedad en donde la tragedia constante prima sobre el orden. Taussig y Baudrillard son conscientes que la concatenacin de imgenes catastrficas o de Estado-de-emergencia conllevan a la idea de un orden en-el-des (orden).

Palabras Claves: Terror, Poltica, Evento, Desastre, Estado de Emergencia.

IntroduccinLa filosofa moderna se ha caracterizado por la transformacin de las doctrinas hegelianas en cuanto al estado, la autoridad, la historia y la dialctica entre otros. Producto de las contribuciones existencialistas, los filsofos postmodernos consideran que debemos ser cautos a la hora de examinar que entendemos por realidad. Los medios masivos de comunicacin, como ya denunciara Paul Virilio (1996), parecen confabularse en la creacin de un prisma cuyo fin ltimo niega la tradicin y la historia. En tiempo presente y con una saturacin visual sin precedentes, los ciudadanos del nuevo milenio se encuentran atrapados entre el avance de la desconfianza en-el-otro, y el resurgimiento de la tragedia. Por motivo del desafortunado y trgico terremoto al hermano pueblo de Chile, en una charla de caf, uno de mis colegas me dijo con voz quebradiza, nadie parece estar a salvo, ni aqu ni en ningn lugar, existe un sentimiento general de hundimiento. Las catstrofes pueden aparecer en cualquier lugar y en cualquier momento sin que nadie pueda hacer nada. Tomar consciencia sobre que hacer y como seguir es la nica opcin.

Miedo, resignacin, hundimiento, sufrimiento, consciencia, angustia del dasein pareca yo estar escuchando una conferencia de J. P. Sartre o de M. Heidegger, o lo que es peor del desesperanzado pero genial F. Nietzsche. Precisamente, el discurso poltico postmoderno enfatiza en la sensacin de una constante vulnerabilidad, maleable y lquida (tomando una licencia de Bauman). Por ese motivo, creo es estrictamente necesario examinar minuciosamente las contribuciones tanto de Michael Taussig como de Jean Baudrillard sobre la relacin que existe entre el temor, el terrorismo, la manipulacin poltica y la victimizacin. El presente ensayo (breve) contiene un anlisis crtico de los trabajos en donde estos dos pensadores han tratado con mayor detenimiento el tema del terror poltico.

Terror, orden y caos en Michael TaussigEn Maquiavelo el miedo funciona como un aspecto inherente a la poltica. De su extenso trabajo, en el Prncipe captulo XVII, el autor infiere que ms vale ser temido que amado por el vulgo. Por naturaleza los hombres son ingratos, volubles, huidores de peligros y ansiosos de ganancias. La confianza no slo es un arma de doble filo sino que puede convertirse en la perdicin del gobernante si ste es traicionado. Debido a la inclinacin que sienten los sbditos por la traicin, Maquiavelo recomienda el prncipe que ha confiado en ellos, se halla destituido de todos los apoyos preparatorios, y decae, pues las amistades que se adquieren, no con la nobleza y la grandeza del alma, sino con el dinero, no son de provecho alguno en los tiempos difciles y penosos, por mucho que las haya merecido. Los hombres se atreven ms a ofender al que se hace amar que al que se hace temer, porque el afecto no se retiene por el mero vnculo de la gratitud, que, en atencin a la perversidad ingnita de nuestra condicin, toda ocasin de inters personal llega a romper, al paso que el miedo a la autoridad poltica se mantiene siempre con el miedo al castigo inmediato, que no abandona nunca a los hombres(Maquiavelo, 1995: 129).

Diferente es el tratamiento que hace Michael Taussig sobre el tema. Una distancia adecuada, admite Taussig, es necesaria a la hora de examinar el terror en forma objetiva, caso contrario ste se vuelve contra su observador. Por lo general, los pases civilizados se estremecen de aquellos lugares que consideran atrasados o primitivos, y en ese estereotipo el terror trabaja como una barrera simblica de profilaxis que separa y enfatiza las desigualdades entre los hombres. El terror, en este sentido, se encuentra inextricablemente ligado a la construccin de otro que es vinculante. Siguiendo las contribuciones de W. Benjamin, Taussig sugiere que una nueva reinterpretacin de la situacin de los oprimidos revela que el estado de emergencia no es la excepcin sino la regla. Esta condicin es un pre-requisito hacia un orden autoritario el cual promueve la coaccin en nombre del orden. Escribe Taussig, el terror es lo que mantiene a estos extremos en aposicin, del mismo modo que esta aposicin mantiene el ritmo irregular de apata y choque que constituye la aparente normalidad de lo anormal creada por el estado de emergencia(Taussig, 1995: 28)

Especialista de cuestiones latinoamericanas en Colombia y Per, Taussig enfatiza en la relacin que existe entre el terror poltico y la violencia. Las universidades son en lo comn verdaderos guetos en donde la clase media blanca construye fortalezas simblicas de aislamiento con respecto al mundo que mira soberbiamente sobre sus hombros. El antroplogo australiano remite al concepto de desorden ordenado para simbolizar el estado catico que vive Colombia desde hace unos aos. Las predicciones sobre lo peor se hacen a diario cuando prima el desorden y el caos. No obstante, lo peor, el desastre, lo catastrfico no slo nunca llegan sino que adems funciona como un coercitivo simblico constante sobre una poblacin que encuentra orden en el desorden. El discurso del terror opera bajo una lgica siniestra, que por siniestra se torna ambigua e incierta. Ambigua porque ve converger en ella a acrrimos enemigos en pactos ocultos e inciertos debido al grado de contingencia entre el sujeto y el futuro.

Taussig capta brillantemente la tendencia postmoderna impuesta por el capitalismo el cual lleva al consumidor a aceptar una situacin de violencia y opresin como normal para luego por medio del terror sentir un efecto-pnico de ruptura de ese orden impuesto. El evento, en el sentido de Baudrillard que veremos ms adelante, sucumbe frente a la lgica del espectculo, en donde se transforma en no-evento. El fin de la historia simboliza la carencia de eventos reales y la fabricacin de no eventos en manos de los medios masivos de comunicacin. El ataque a las torres gemelas ha inaugurado el fin de la historia y la reelaboracin de la eventualidad en virtualidad. Un hecho se distingue de otros hechos por su singularidad; en cambio los medios de comunicacin transmiten a diario miles de ellos de similar estupor que lejos de estremecer normalizan un estado de emergencia constante, ese precisamente es el concepto de Baudrillard sobre un no-evento. Desde el SARS hasta el 11 de Septiembre la virtualidad ha creado un sinnmero de no-eventos en funcionalidad con un mercado que invade gradualmente la publicidad subjetiva (Baral, 2008) (Baudrillard, 1997; 1997; 2006) (Grimshaw, 2006).

Pero Taussig nos habla de un terror que se presenta como real por medio de la expropiacin o la desaparicin fsica de personas. Un terror que entre otras cosas sugiere genera un estado social de contradiccin en donde el individuo acepta la condicin para no experimentar miedo, pero paradjicamente aceptndola siente pnico. El temor es tal en cuanto que innombrable, invisible y hasta se podra afirmar normal. Como en el desaparecido se alternan las fuerzas de la esperanza en la aparicin con vida del sujeto con las del dolor por tener certeza de su no-presencia, el terror poltico trabaja en base a una dicotoma que opone bien, mal, orden, desorden, valor, cobarda, etc. La alegra de encontrar al desaparecido radica no tanto en su presencia viva, sino en dar con el cuerpo que no es otra cosa que el principio de hospitalidad en el sentido de Derrida (2006) de un Edipo condenado a morir en el anonimato; el poder del cuerpo habla por s mismo. En este punto, los militares quienes paradjicamente promulgan la hombra de bien, el honor, el orden en un plano abstracto de su discurso, en el prctico se encuentran envueltos en actitudes que atentan contra su propio honor estamental. Las violaciones a los derechos humanos no son potestad de Colombia, Per o Argentina, se encuentran por doquier en los campos de batalla de todo el globo. Si bien, el discurso militar aborrece el fusilamiento de prisioneros o personas indefensas en el fondo esta prctica se convierte en su principal instrumento de disuasin, de temor.

La limpieza como funcin semntica parece asociada a la purificacin en aras de determinados ideales. Los desviados aquellos quienes no cumplen con los requisitos para formar parte del grupo elegido, son catalogados como amenazantes y despojados de todos sus derechos constitutivos. En palabras del profesor Taussig hay que limpiar el centro. El mundo hobbesiano se replica en la brutalidad que se excusa ante ciertos grupos tildados de indeseables. La violencia y la represin estatal van acompaadas de olvido, de victimizacin y de temor. Por sobre todas las cosas, la guerra sucia es una guerra de silenciamiento. Oficialmente no hay guerra alguna. No hay prisioneros. No hay tortura. No hay desapariciones. Slo el silencio que consume en gran parte el lenguaje del terror, intimidando a todos para que no se comente nada que pueda ser interpretado como una crtica a las Fuerzas Armadas es la presencia de lo no dicho lo que logra el ms simple de los comentarios de la esfera pblica se vuelva asombroso en esta poca de terror(Taussig, 1995: 44).

La memoria enterrada y mutilada dentro del individuo genera ms temor por la incertidumbre que crea la desaparicin del cuerpo. La simbologa del silencio entrelazada con el terror poltico da como resultado una lgica ambigua por la cual se enfatiza un discurso formal que en la prctica se lleva a cabo de forma inversa. Como as tambin es necesario no olvidar, que aquellos quienes sufren el terror una vez que acceden al poder son proclives (dira Maquiavelo) a ejercerlo ellos mismos sobre sus victimarios. Indudablemente, el libro del profesor Taussig es una invaluable obra de antropologa para todos aquellos interesados en el estudio y la comprensin del miedo poltico. No obstante, una de las mayores contribuciones de Taussig en la antropologa se encuentra relacionada a la medicina, ms precisamente al estudio de la enfermedad, la manipulacin cientfica de los expertos como enajenadores de la voluntad del paciente. A diferencia del mundo primitivo, las sociedades industriales se caracterizan por un alto grado de produccin material y simblica que determina la forma y las relaciones. El mdico al igual que el experto, se ubica por sobre el paciente o lego proporcionando su conocimiento en contraprestacin a un bien recibido. La relacin experto, pblico lego se encuentra viciada por la misma relacin comercial abstracta (no vinculante) entre ambos. Desde su perspectiva, las relaciones y los vnculos (confianza) se encuentran de declive debido al avance del postmodernismo, en donde en trminos de Baudrillard, se generan no-eventos. No porque no existan, sino porque en el estado general y constante de emergencia crean una sobresaturacin de presente, desdibujando las huellas de la historia. El fetiche de los objetos, incluso del Estado, consiste en la vinculacin entre el significante y la significacin slo que el primero termina por desdibujar al segundo. En este punto, se asemejan las observaciones crticas de un Taussig preocupado por las consecuencias del capitalismo tardo con un Baudrillard cuya prioridad es la relacin dialctica signo/objeto.

La Teora de los no-eventos en Jean Baudrillard.Comprender el papel que Baudrillard, al igual que Taussig, le asigna al temor es remitirse a la relacin dialctica entre objecto y persona (cuya mxima expresin se encuentra en el tan polmico fetichismo de la mercanca). Hay una consecuencia terrorfica derivada de la produccin interrumpida de positividad: pues si la negatividad engendra la crisis y la crtica, la positividad absoluta engendra a su vez la catstrofe precisamente por su incapacidad de destilar la crisis(Baudrillard, 2000: 11). Lo que subyace tras esta cita que se ha extrado de las primeras pginas dePantalla Total,es la paradoja nietzscheana a la cual tiende la humanidad; a medida que mayor es el orden civilizador mayor riesgo de experimentar una catstrofe puesto que las defensas y alarmas naturales se relajan.

La sociedad capitalista moderna vive bajo dos principios culturales: la proliferacin informtica y meditica y la libre circulacin sexual. Las amenazas movilizan recursos con el fin de legitimar el orden de la sociedad, Sida, terrorismo, crac financiero, virus electrnicos ponen en juego un proceso por el cual la sociedad revisa toda una serie de procedimientos y especulaciones que tiene sobre determinado tema. El evento crea un quiebre entre un antes y un despus, la concatenacin de eventos son resultado de la historia. Los fenmenos extremos adquieren mayor virulencia a medida que se sofistican las herramientas humanas destinadas a la exploracin del mundo interno y circundante. Sin la catstrofe admite Baudrillard, el hombre se perdera en el vaco, en la nada absoluta. la catstrofe total sera la de la omnipresencia de toda la informacin, de una transparencia total cuyos efectos se ven afortunadamente eclipsados por el virus informtico. Gracias a l no iremos en lnea recta hasta el final de la informacin y de la comunicacin, lo cual sera la muerte(Baudrillard, 2000: 16). La catstrofe se convierte en una herramienta de la especie con el fin de evitar que lo peor suceda. Esta tesis es similar a la del profesor Michael Taussig en la cual sugera que el estado continuo de emergencia conlleva a la estabilidad y viceversa. En ese contexto, para Baudrillard, la emergencia, la catstrofe, el peligro paraliza nuestra vida social con el objetivo de evitar el estadio de desintegracin.

El hecho se ha transformado en no-evento bajo los ejes de terrorismo, travestimos y Sida, o poltica, sexo y salud. La catstrofe todo el tiempo anunciado pero que nunca llega se erige como un elemento de dominacin simblica funcional a las elites. Las amenazas globales funcionan como un virus tomando un cuerpo fsico, que en este caso es un hecho o un evento X, y se aloja en l para ser virtualmente diseminado a otros cuerpos desde donde infecta a otros organismos. De esta manera, los medios masivos de comunicacin funcionan como el mecanismo perfecto en el proceso de virtualizacin del desastre. Escribe Baudrillard los virus electrnicos son la expresin de la transparencia homicida de la informacin a travs del mundo. El sida es la emanacin de la transparencia homicida de la liberacin sexual a escala de grupos enteros. Los cracs burstiles son la expresin de la transparencia homicida de las economas entre s, de la circulacin fulgurante de los valores que es la base misma de la liberacin de la produccin y de los intercambios. Una vez liberados, todos los procesos entran en superfusin, a imagen de la superfusin nuclear, que es su prototipo(ibid: 42).

Dadas las condiciones la manipulacin poltica propone un objeto, un mal, un problema que slo ella puede resolver, exorcizar. La nomenclatura, la etiqueta persigue una lgica de exclusin del centro ejemplar en trminos de Taussig. La superioridad de ciertos grupos para denominar lo que est bien o mal se ve acompaada de un discurso ideolgico cuya mxima herramienta es la difusin del temor. Pero a diferencia de Taussig, Baudrillard admite que nos hemos debilitado bastante en crear energa satnica, lo cual metafricamente implica que el mal ha sido desprovisto de su funcin simblica. Ya no acta como disuasor, sino en forma de objeto fetiche desdibujando los lmites sobre lo que debe temerse. Este miedo no tiene objeto, es en tanto algo similar a la angustia existencialista. El mundo occidental se encuentra protegido como una capsula presurizada de un avin, el terrorismo es implcitamente el efecto de la despresurizacin. La violencia ejercida sobre Oriente se vuelve contra un Occidente cada vez ms debilitado en sus valores tico morales. La lgica de los rehenes que siguen a menudo los terroristas ejemplifica, segn Baudrillard, la vulnerabilidad de Occidente. Una o un grupo de personas no slo son ms importantes que la institucin toda sino que amenazan con corromper el sistema entero. En forma brillante el autor infiere mucho me temo que estamos mal preparados para aceptar el desafo de esta violencia simblica del Islam desde el momento en que intentamos borrar el Terror del recuerdo de la Revolucin Francesa a favor de una conmemoracin que, al igual que el consenso, adopta todos los aspectos de una estructura hinchable. Qu hace ante esta nueva violencia si elegimos borrar la violencia de nuestra propia historia?(ibid: 50).

Por otro lado, el 11 de Septiembre de 2001 y el ataque a las Torres Gemelas encuentra a un Baudrillard ya en el ocaso de su vida (fallecido en 2007). No obstante, con una claridez mental envidiable, Baudrillard sintetiza todo su trabajo anterior en un artculo publicado en el diario Le Monde tituladoEl Espritu del Terrorismo.En forma preliminar, el terrorismo apela a conquistar el miedo de Occidente utilizando sus propios mecanismos de dominacin como ser la tecnologa y la informacin. En concordancia con otros autores como Castel, Bauman o Giddens, Baudrillard admite que la postmodernidad ha trado consigo una inflacin en la forma de percibir los peligros. Las fronteras entre el consumo masivo, el temor y la virtualidad de los medios masivos de comunicacin se han desdibujado hasta el punto de no tener claro que es realmente la realidad. Utilizando como ejemplo el film Minority Report de Steven Spielberg en donde la polica saba de antemano quien y cuando cometeran un crimen, el autor enfatiza en el terrorismo como el espejo de lo que nunca ha realmente sucedido. Desde su perspectiva, el miedo moviliza medidas preventivas de expropiacin cuyos motivos se basan en el temor a lo que vendr, pero que nunca sucedi. La hegemona visual de los medios de comunicacin adems de crear sentido, crea la realidad en s misma.

La concatenacin de hechos trgicos cargados de gran impacto se sucede constantemente desdibujando cada uno de ellos el impacto del anterior. Al 11 de Septiembre le suceden otros eventos catastrficos. Esta seguidilla de desastres genera un estado en donde slo importa el presente. En consecuencia, Baudrillard sugiere que el 11-09 simboliza el fin de la historia como la conocemos (Baudrillard, 2002) (Kellner, 2005). La produccin de los no-eventos (visualmente estimulantes) tiene como funcin el adoctrinamiento interno por medio de la imposicin del miedo. Ellos no slo van en detrimento de la comunicacin autntica y de la confianza, sino que adems predisponen al sujeto a insertarse en el mercado como consumidor y objeto consumido. Toda la lgica de Baudrillard se encuentra tcitamente en la relacin entre el objeto, el signo y el fetiche (que ya hemos previamente explicado). Bsicamente, todo objeto posee una funcionalidad que es caracterstica como as tambin un simbolismo que le es asignado. La lgica del fetiche consiste en desdibujar la funcionalidad por medio del signo abstracto. Por ese motivo, en el consumo, el consumidor se transforma en bien consumido. En otras palabras, Baudrillard, propone una inversin radical de la dialctica hegeliana. En forma crtica, podemos ver en Baudrillard (al igual que en Virilio) un pensador apocalptico quien ve en los medios de comunicacin un enemigo a vencer, la verdadera amenaza que inventa otras amenazas, ya que la total circulacin de informacin e imgenes y la desaparicin de la tragedia real por la virtual llevan a la humanidad hacia la verdadera tragedia final. Algo difcil de comprobar o por lo menos de comprender filosficamente. En este sentido, Taussig se presenta como ms cauto. Sin embargo, Baudrillard, por el contrario nos advierte sobre el papel profilctico que ha tenido histricamente la ignorancia la cual nos ayuda a adaptarnos en un mundo que no ha sido creado para nosotros. Ver el mundo tal cual es: fro, cruel, distante y sujeto a leyes que nos superan como seres es horrorizante, espeluznante. La muerte de Dios ha significado para la humanidad tener que tomar su lugar, pero el precio parece ser demasiado alto, es cierto que quien todo lo ve o lo sabe todo lo perdona, pero tambin parece no menos cierto que el hombre no est hecho para alcanzar la totalidad (Korstanje, 2009).

Conclusiones

Luego de la exposicin tanto de Taussig como de Baudrillard podemos observar ciertas similitudes y diferencias con respecto a los efectos y causas del temor poltico. Ambos coinciden en ver al temor como algo ms complejo del tratamiento del clsico pensador Nicols Maquiavelo o Thomas Hobbes. El miedo ha tomado, en nuestra era, y gracias a los medios masivos de informacin un carcter esttico y reflexivo en donde nadie se encuentra psicolgicamente a salvo. La seguridad, en este sentido, se ha transformado en un bien preciado de cambio, se vende, se intercambia y compra seguridad como hace siglos atrs lo hacan con la felicidad. El mundo jerrquico en donde existe un Leviatn que por medio del temor impone autoridad se ha desdibujado para dar lugar a una nueva sociedad en donde la tragedia constante prima sobre el orden. Taussig y Baudrillard son conscientes que la concatenacin de imgenes catastrficas o de Estado-de-emergencia conllevan a la idea de un orden en-el-des (orden).

No obstante, mientras Taussig apunta a la tendencia postmoderna impuesta por el capitalismo a aceptar una situacin de violencia y opresin como normal para luego por medio del terror sentir un efecto-pnico de ruptura de ese orden impuesto. El evento, en el sentido de Baudrillard sucumbe frente a la lgica del espectculo, en donde se transforma en no-evento. El fin de la historia simboliza la carencia de eventos reales y la fabricacin de no eventos en manos de los medios masivos de comunicacin. El ataque a las torres gemelas ha inaugurado el fin de la historia y la reelaboracin de la eventualidad en virtualidad. Un hecho se distingue de otros hechos por su singularidad; en cambio los medios de comunicacin transmiten a diario miles de ellos de similar estupor que lejos de estremecer normalizan un estado de emergencia constante, ese precisamente es el concepto de Baudrillard sobre un no-evento, ms cerca de Virilio que propiamente de Taussig.

Cualquiera sea el caso, lo cierto parece ser que existe una sobreexcitacin por medio de la percepcin de amenazas externas. Sera cuestin quizs de indagar en las contribuciones de George H. Mead quien ya hace tiempo haba observado una extraa fascinacin de los hombres por la desgracia del otro. Mead sugera que el apego a las malas noticias por parte del pblico lego se corresponde con la satisfaccin de ver sufrir al alter y en ese ritual ser conscientes de que uno se encuentra a salvo (Mead, 1999). Esta tesis, original para su poca, si bien contina la dialctica hegeliana ego-alter ser examinada en futuros abordajes. Por otro lado, tambin es interesante abordar la lgica del herosmo por cuanto que el hombre moderno se percibe como nico, y en ese sentimiento de superioridad y exclusividad se asemeja ms al hroe trgico, aquel sobre quien el destino ha recadoporque a mi?, es la pregunta que ha caracterizado al hombre postmoderno.

Maximiliano E. Korstanje

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[i]International Society for Philosophers, Sheffield, Reino Unido. Philosophical Society of England, Newcastle, Reino Unido. Universidad de Palermo Argentina.Publicado28th November 2011por Juan Arana