Aproximación Al Género de La Ciencia Ficción

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Siete aproximaciones a la ciencia ficcin desde la teora literaria

En este encuentro le proponemos que hagamos un juego. La idea con estas aproximaciones es valernos de la mayor cantidad de conocimientos posible en materia de teora literaria, para luego aplicarlos al gnero de la ciencia ficcin. Para abordar esta tarea, he diseado una hiptesis. Junto con esta hiptesis, adems, he diseado una estrategia que permite ponerla en funcionamiento. Su planteo debera ordenar la serie de teoras, autores, comentarios y obras que pondremos en el tapete para alcanzar nuestro ejercicio. Sus premisas vinculan a la literatura con otros campos, establecen una relacin con determinado hecho de la Historia, que es ajeno a la creacin literaria y ha dejado no obstante una huella profunda en varios de sus gneros. No nos interesar tanto este fenmeno -que decimos ajeno a la literatura en s y que nuestra hiptesis utiliza en su aseveracin- sino lo que curiosamente ocurre a raz de su acontecimiento con la produccin de literatura de ciencia ficcin y de teora literaria vinculada. Una vez que empecemos a trabajar la Teora, les propongo entonces que entre todos aportemos casos (del cine, del comic, de juegos electrnicos, literatura, etc.) ya para verificar, obstruir, contradecir o enriquecer lo que se dice. El juego consiste, precisamente, que ordenemos entre todos las distintas componentes que arman la hiptesis y la ponen en funcionamiento. Y por supuesto que nuestro juego tiene su premio; no poda ser de otra manera. Si llegamos a completar nuestra aventura terica, el amigo Germignani prometi que nos invita ahora a la salida a una de esas fiestas que suele organizar de vez en cuando y que tan bien le salen siempre. Suerte.

PRIMERA APROXIMACIN

Suele leerse o escucharse mucho sobre trabajos comparativos del cine de ciencia ficcin en torno a su verismo o verosimilitud, esto es, la cantidad de realismo, de prospectiva o visin del futuro que tienen sus films. Haciendo revista, de una dcada a esta parte las mayores consideraciones se lleva Minority report (2002), imponindose como la pelcula ms verosmil en su trabajo de prospectiva para elaborar una realidad futura. Segn estas opiniones, el futuro de Minority report es ms creible que el futuro de Matrix (1998 - 1 parte), ms que Blen Runer (197..), Mad Max (198..) o 2001 Odisea del espacio (1979), incluso en las antpodas ms que Metrpolis (1922). Este resultado se explica porque siempre es un juego cerebral esta clase de top ten. Mis disculpas a Steven Spilberdt, pero en lo particular disiento con el clima unnime que existe alrededor de Minority. Estoy convencido, por el contrario, que la experiencia de prospeccin ms poderosa que existe en el Cine es la primera parte de Matrix. Minority tiene robustecidos -como la crtica destaca- los vectores de verismo y verosimilitud, consiguiendo un efecto de realismo del mundo actual posible que muestra del futuro verdaderamente notable. Spilbertdt es un maestro consumado en esto. Pero el juego de dos mundos -dos pastillas- que plantea la saga, utilizando mnimamente en la trama la actualidad del mundo real de los personajes, lleva al lmite los vectores de verosimilitud. El mundo actual de Matrix tiene una aparicin en escena prcticamente despreciable respecto a lo que ocurre dentro de la Matrix. A su vez, en el tiempo predominante que transcurre dentro de la Matrix a lo largo del film, lo que es real, lo decide la mente de los personajes. Esta es una de las claves de la pelcula. En consecuencia los vectores de verosimilitud se ven tan forzados y exigidos que terminan siendo burlados. La expectacin de la primera parte de Matrix represent en el tiempo de su estreno, un borde de verosimilitud slo comparable -salvando todas las distancias- con el acontecimiento de la versin radial del ao 1927 de La Guerra de los mundos. Si nos preguntamos por un momento cmo funcionan este tipo de articulaciones del gnero -en este caso cinematogrfico- de la ficcin especulativa, un estamento del Arte, con elementos que son de la realidad (el futuro, la ciencia, la vida humana, etc.) podemos intuir algo que tomaremos como primer axioma de nuestro planteo: la ciencia ficcin est tan cercana a la realidad como cualquiera de los juegos de lenguajes que consideramos realistas. Esta afectacin que permiten obras como las de Matrix -hablando ya por supuesto fuera de toda comparacin- es considerada una de las posibles experiencias de prospeccin, que el arte de la ciencia ficcin alcanza, y que, como se sabe, se trata de un elemento que no ocupan necesariamente todos sus subgneros.

En lneas generales la prospeccin es un trmino tcnico que utiliza la ciencia para denominar al dispositivo de explorar posibilidades futuras basndose en indicios de teoras del presentes. La prospeccin constituye una distincin especfica para las ciencias; no hay un discurso cientfico propiamente dicho sin prospectiva. Cuando Albert Einstein publica en 1915 la Relatividad General, exponiendo convenientemente su prospectiva, y aduciendo que se tendran observaciones de la curvatura de la luz por la gravedad, tuvo que esperar hasta 195555, tantos aos despus, para que recin las observaciones de Hubble presenten las evidencias de la que fueron previstas por la teora. Por ello se dice que no hay teora sin prospectiva. En este sentido las ciencias se distinguen del pensamiento mgico, que explica y acaba toda su explicacin en el fenmeno en tanto presente, sin importarle establecer una relacin que abarque todos los casos en el tiempo del futuro. Como hemos dicho, la prospeccin no es un elemento necesario de la ciencia ficcin, y que incluso muchos de sus subgneros llegan a abiertamente a rechazarla; de hecho la ciencia ficcin escrita cuenta con ms de una quincena de subgneros. Por otra parte, la prospeccin, el dispositivo que explora los mundos posibles del futuro, se encuentra desde siempre en la actividad del espritu humano, y no es patrimonio de ninguna de sus disciplinas especficas. La tragedia griega, que para los griegos era el elemento de la cultura de mayor gravitacin sobre la polis (al punto de que se llegaban a ofrecerle cargos polticos a sus autores), se vala de la figura de la prospreccin con maestra comparable a la cosmologa moderna, o al aparato teolgico montado por la escolstica para fundamentar la figura de la Providencia. Rpidamente se observa que entonces lo que entendemos como -y del- dispositivo de la prospeccin, no slo no es una invencin de la modernidad como consecuencia del peso de su ciencia, sino que se trata en todo caso de una figura que puede practicarse indiferentemente del tipo de discurso que la disponga. Al parecer son los distinos discursos los que surgen de un devenir histrico, y que el dispositivo de la prospeccin los atraviesa a todos ellos desde siempre como algo imposible de instituirse en un uso especfico de lenguaje.

En el siglo XVIII...

fenmeno al cul hacemos referencia se trata del que sufre la Ciencia con el giro lingstico. La hiptesis es la siguiente: Si en sus comienzos la ciencia ficcin fue prospectiva (retirada del tapete por el hiperdesarrollo de la ciencia del siglo XX), entonces es natural que luego del desfondo ontolgico de las ciencias, una teora literaria que explique a este gnero deba ser una teora de la posibilidad de una literatura de la prospeccin. Analicemos de inmediato algunos de sus elementos para su aclaracin.

Prospeccin:Cuando es la literatura, la alta e insigne literatura, la que lo ejecuta, ya el cine, el comic o los juegos electrnicos, ese quiebre en la percepcin que nos provoca el gnero de la ciencia ficcin, que ms que la experiencia de una voluntaria suspensin de la incredulidad (como sealara Coleridge) para que se cumpla el acceso a sus mundos ficcionales, tiene que ver mejor una positiva actitud de conceder un crdito irrestricto a las palabras del narrador, como replica Bonati, o de fingir (en el sentido de potenciar) la creencia o autosugestin, en los trminos de K. Walton -ambos autores contemporneos. Es evidente que opera una suspensin de la incredulidad cuando leemos El Aleph, pero algo muy distinto ocurre con Tlon.., a mi juicio el mejor cuento borgeano. La literatura de Tlon.. puede considerarse un relato atpico de ciencia ficcin. Es atpico porque Borges ubica la estrategia de ficcin cientfica en el pasado, a fines del siglo XIX, en un momento incluso deliberado donde an la crtica no haba definido un gnero sobre la ciencia ficcin. Este emplazamiento en el pasado para narrar una ficcin cientfica se conoce hoy como el sub-gnero... Suspendemos, decamos, la incredulidad con El Aleph, pero con Tlon....... mucho ms intensamente concedemos un crdito incondicional por momentos al narrador. Este poderoso efecto que nos ejerce la ciencia ficcin, es posible porque los andamios de sus estrategias discursivas dan con la tecla de la prospeccin -no por otra cosa-, decamos, un dispositivo que permite explorar posibilidades futuras basndose en indicios tericos presentes. Giro lingstico:En la segunda dcada del siglo XX se produce un descubrimiento dentro de la filosofa y la epistemologa de las ciencias, que transformara de manera determinante el rumbo del mundo occidental. Este descubrimiento transfigura las distintas tradiciones de la creacin humana, que se vieron obligadas a pasar por su acontecimiento. Occidente ya haba conocido este efecto de giro radical de enfoque con la obra de Galileo. Estamos hablando de lo que fue denominado giro lingstico o giro del lenguaje. Su tesis fundamental, postula que no es posible un metalenguaje que pueda hablar fuera del lenguaje, de manera que lo verdadero y lo real son meros efectos dentro del mismo lenguaje. Como decimos, esto atravesara todas las esferas del espritu humano. Lgicamente, la primera en sufrir las consecuencias del giro lingstico fue la actividad cientfica. De hecho fueron los acadmicos anglosajones (Frege, Pierce, Russell, y por supuesto Wittgestein) los que descubrieron la mayor parte de los aspectos del giro lingstico, abocados por tradicin desde siempre a una fundamentacin de la ciencia en la Lgica. Cuando Borges publica ... en 19.., la idea termina de consolidarse. Borges conoce el planteo por su afinidad con la tradicin inglesa general, que lo haba enterado de los enunciados del crculo de Viena. . muestra al saber queriendo conocer la realidad y El planteo se extiende a las ciencias sociales, incluso a la novela como modelo de rgano para dar cuenta de la realidad humana, arrastrando a la biografa en esta liquidacin y convirtindola en una rama de la literatura.

Si bien la ciencia ficcin goza de excelente salud en la actualidad, prcticamente desde su comienzo moderno hasta hoy, la teora literaria (que puede considerarse fundada con la obra de .., y modernamente con la obra de.. ) recin en el libro de , del ao pasado, se vuelca deliberadamente al gnero de la ciencia ficcin. Despus de aos de la irrupcin de la escritura de la ciencia ficcin y despus de .. aos de riguroso ejercicio de teora literaria, recin en 2011 llega de las Altas Casas de estudio un trabajo dedicado a mostrar cmo funciona y cmo es posible la literatura de ciencia ficcin. Y qu encierra el ensayo de Moreno? Precisamente, lo que hemos previsto en la hiptesis. Por supuesto que no slo la tentativa de que este trabajo -hemos estado hablando de una hiptesis, pero eso necesita de una extensin y un aparato erudito anexo- es retrica, que debe falzarse y observarse con ms cuidado sus aseveraciones, pero lo propio sucede con el trabajo de Moreno. An queda que los crticos ejerciten sus recetas y las pongan a funcionar con la tradicin, tambin, claro, que los propios escritores de ciencia ficcin atraviesen el fantasma de la primera teora literaria aplicada al gnero.

El Lenguaje es, para todos los buenos filsofos que pisaron este mundo a partir del siglo XIX, el mayor descubrimiento de la Filosofa occidental. En La potencia del pensamiento, Agamben describe a su manera esta ganancia exclusiva de saber que tiene el hombre al conocer la idea del Lenguaje, que es el nombre del artculo: As, finalmente, nos encontramos solos con nuestras palabras, por primera vez solos con el lenguaje, abandonados de todo fundamento ulterior. Esta es una revolucin copernicana que el pensamiento de nuestro tiempo hereda del nihilismo: somos los primeros hombres que se han vuelto completamente conscientes del lenguaje. Aquello que las generaciones pasadas han pensado como Dios, ser, espritu, inconsciente, por primera vez nosotros lo vemos lmpidamente como lo que son: nombres del lenguaje. Por eso toda filosofa, toda religin y todo saber que no hayan tomado consciencia de este viraje, pertenecen para nosotros irrevocablemente al pasado.

SEGUNDA APROXIMACIN

Uno de los tpicos ms importantes que tiene la Teora es la cuestin de la comunicacin que existe entre los mundos literarios y el mundo actual, y las tcnicas y estrategias que existen en la escritura para producirla. Veremos de todas maneras que la nocin de comunicacin, no es exactamente la correcta al hablar de las fronteras entre el mundo real y los mundos de la ficcin. Se produce un devenir tan particular de un mundo en otro, que hablar en trminos de una comunicacin entre ellos es reducir la cuestin a un simple juego de diferencias. Nos sumergiremos por un momentos en sus matices, ya que esto nos permitir lograr parte del saber que necesitamos para abordar de lleno la ciencia ficcin.

Pavel -uno de los autores ms gravitantes que tiene la Teora- sostiene que las fronteras entre el mundo actual y los mundos ficcionales son imprecisas, histricas y culturalmente variables, y sobre todo muy permeables: la violacin de los lmites opera en los dos sentidos. Dolezel -otro de los gravitantes- elabora a partir de su semntica constructivista un postulado exclusivo para el meollo de la permeabilidad de fronteras entre el mundo actual y los mundos ficcionales. El contructivismo es toda una posicin dentro de la Teora, y del cul su mayor expresin se encuentra en Dolezel y S. J. Schmid. Los constructivistas sostienen que las aseveraciones de verdad que figuran en el texto de ficcin, no deben medirse con el afuera de la realidad -como rezaba la larga tradicin mimtica- sino que el concepto de verdad literaria debe construirse a partir de una coherencia interna de la narrativa. Esta posicin representa todo un giro en la Teora en los aos ochenta (sobre todo con la obra de Dolezel), ya que con ella se rompa con siglos y siglos de servidumbre de la literatura con el mundo real. Esto explica y hace posible el Realismo ilgico o Ilogicismo realista -como supo llamrsele- que tiene su boom en la dcada del noventa aqu en la literatura argentina (dicho sea de paso siempre nivelada con la Teora) en autores como Aira, Fresan, Kohan, y otros -pocos- postborgeanos. Para entender cmo se produce la permeabilidad de las fronteras entre el mundo real y la ficcin, el autor de postula que al conjunto de mundos ficcionales (que son ilimitados en nmero y gozan de la mxima variedad, segn otro de sus postulados) puede accederse desde el mundo actual, aunque no fsicamente sino a travs de . El mundo actual penetra en los mundos ficcionales, le aporta modelos para la organizacin de sus leyes y de sus normas internas (la experiencia del autor por ejemplo), suministrndole materia prima, previamente alterada por la autora, para la construccin de las ficciones; antes de avanzar hay que aclarar que durante la extensa episteme de la literatura mimtica anterior al siglo XX y al constructivismo de los ochenta, anterior en todo caso al giro lingstico, este esquema era el fundamental, y que, adems, era el nico. Pero el acceso tambin se produce a partir de la que propone Dolezel, esto es, a travs de la actualizacin de los diferentes cdigos, codificaciones y signos, subyacentes a los textos ficcionales, tales como las convenciones histrico-culturales, convenciones cientficas, gneros literarios establecidos, etc. Esta posicin permite que se mantenga la situacin privilegiada del texto -con el anclaje del anlisis en la inmanencia de su red significante- para medir lo ficcional, garantizando adems el establecimiento de un puente permanente entre los lectores reales, que habitan el mundo actual, y el universo de la ficcin. El texto como gran signo o policdigo, sin necesidad de metadiscurso.

Para K. Walton, el cruce de fronteras entre ambos mundos es posible pero slo desde una perspectiva psicolgica. Es cierto; cuando leemos, sentimos miedo, pena, alegra, odio, derramamos lgrimas o incluso quebramos en llanto, pero siempre mantenemos la conciencia de la diferencia de nuestras sensaciones con la realidad. Esto explica que cuando vemos que van a matar a alguien experimentemos sensaciones fuertes de lo ms variadas, pero a nadie se le ocurre salir del cine o del teatro, o viendo una pelcula en casa, interrumpir y llamar a la polica. Para Walton consiste en esto precisamente el juego de la ficcin: ms que una (como seala Coleridge) implica en todo caso (potenciar) la creencia o autosugestin que permite seguir la narracin y establecerle un sentido. Aunque desde una posicin dentro de la Teora ajena al psicologismo de Walton, Martinez Bonati y Umberto Eco vienen a decir que la dichosa conexin ficcin-realidad se establece fundamentalmente a travs de los mundos proyectados en los textos, vivencia que en cuanto experiencia psquica es por lo tanto inapelablemente real. Para Bonati, el juego de la ficcin requiere imperiosamente la aceptacin como verdaderas de las proposiciones narrativas. Por su parte, Eco sostiene que el juego se cumple porque ste exige del Lector Modelo que no se plantee dudas sobre la verdad o falsedad de lo que el narrador le cuenta; en caso contrario, el mecanismo de la interpretacin se bloquea y la vivencia de la ficcin no llega a producirse.

Seguramente las categoras y los procedimientos que elabora B. Harshaw para comprender el contacto que hay entre ambos mundos, permite esquematizar un poco mejor todas estas nociones. Los mundos ficcionales constituyen para este autor un (CRI), mientras que el mundo objetivo el (CRE); los elementos semiticos de ambos campos trasvasan de un plano al otro por medio de los procedimientos de modelizacin y representacin. Este esquema de Harshaw, le permite a M. Ryan elaborar directamente una tipologa de las formas de acceso a los mundos literarios, basada en los elementos comunes o compatibles que pueden existir entre ambos campos de referencia. Segn la autora, el modo y el grado de accesibilidad a los mundos literarios desde el mundo actual vara segn los diversos gneros literarios. Ampliando el anlisis a la produccin de la escritura general, observa que obviamente la compatibilidad absoluta es propia de gneros como la historia, la ageografa, la biografa y el periodismo en su beta comunicacional. Desde luego, esta compatibilidad es absoluta en trminos convencionales; como hemos visto, luego del giro lingstico los gneros pierden todo tipo de jerarqua ontolgica y gnoseolgica entre ellos, permitiendo las mixturas y diversificacin contemporneas. No obstante Ryan -su obra es de comienzos de la dcada del noventa- redunda en que los textos de ficcin pueden reproducir con la mxima precisin la realidad, pero por definicin han de apartarse siempre de ella al menos en un aspecto: su naturaleza ficcional, es decir, su inexistencia en el mundo actual. As, la autora establece una escala de menor a mayor grado de dificultad que ofrecen los distintos gneros para el acceder a la naturaleza ficcional de sus mundos. Recordemos una vez ms el anacronismo que existe al determinar jerarquas ontolgicas y gnoseolgicas entre los gneros. De este modo, segn Ryan el menor grado de dificultad se ejerce ante la llamada -que a posteriori permite el desarrollo del Nuevo periodismo- (A sangre fra, de T. Capote); en segundo lugar viene la (novela histrica); tercero la (relato con modificaciones del fondo ontolgico histrico); le sigue cuarto la llamada (relato sin localizacin geogrfica precisa); quinto los ; sexto [observemos recin en qu grado de accesibilidad ubica la autora al gnero!] la ; luego le siguen, siempre en orden creciente de dificultad, los (precedente de Carroll....) , las (Alicia, de Carroll, en adelante), el (Metamorfosis, de Kafka), y, por ltimo, los (Jabberwockism). Esta tipologa es posible, segn Ryan, porque la accesibilidad ser mayor cuanto mayormente el (CRI) contenga elementos (alusiones histricas o geogrficas, creencias afirmadas en la tradicin, etc.) del (CRE) o realidad exterior. Cabra agregar el comentario oportuno de Harshaw de que el mundo actual est siempre presente en los mundos construidos a travs de los textos ficcionales, aunque slo sea como punto de referencia para indicar su distanciamiento de la realidad. Sin embargo, Pavel realiza una advertencia. La advertencia la dirige a Ryan y respecto de su tipologa de bisos exhaustivos, aunque tranquilamente puede extendrsela al psicologismo de K. Walton que hemos sealado. Lo que Pavel previene es que la proyeccin sobre la ficcin de nuestro conocimiento del mundo supone tomar en serio la ficcin (como algo real) y, sobre todo, una reduccin al mnimo, tanto de la distancia como de las diferencias entre aqulla y la realidad efectiva. Sin dudas el giro de la obra de Dolezel y su es ciertamente insoslayable para la Teora.

Tenemos hasta aqu un esquema terico mnimo (mnimo, exageradamente reducido) para afirmar con propiedad lo siguiente: Originariamente en la antigedad, los personajes que pueblan los textos de referencia cannica, hoy pertenecientes a la tradicin de la escritura y de la religin, como los o los , eran entidades que formaban parte de la realidad. Lo mismo ocurre en la otra direccin, de la ficcin hacia la realidad, con las (estructura fundamental del pasaje del texto sagrado a la Religin prctica), la (en la medida que aportaron el phatos sociolgico para la polis al territorializar los cantos homrico, sobre todo y fundamentalmente Sfocles), las (la obra de Nostradamus), desde luego las (Berne, Aldux Hulley, Wells, ), la [aprovecha quin les habla para declarar su preferencia incondicional sobre este gnero] (Dostoyevski, Kafka y Joyce alcanzan la cima; luego La nausea, de Sartre; El extranjero, de Camus; Un poeta en New York, de Lorca, escrita en verso; ms contemporneamente dos buenos ejemplos del gnero se encuentra en Ampliacin del campo de batalla, del celebrrimo Houellebecq, y Las correcciones, de Jonathan Franzen) que se meten en la realidad del mundo actual a travs de la influencia que ejercen sobre la conducta -la filosofa o redondamente la praxis poltica- de sus lectores.

Haciendo un balance general, desde que los griegos crearon las grandes disciplinas del espritu (la Historia, la Filosofa, las Ciencias, la Dramaturgia y la Poesa, entre las restantes), en toda la Historia de occidente se observa sin discontinuidad que la conciencia humana delinea perfectamente fronteras que separan los contenidos de ndole religiosos, los de creencia local y cualquier clase de supersticin, lo mismo que modernamente el discurso del periodismo o el discurso cientfico, la conciencia humana delinea entre s, lo mismo que frente al contenido que provienen de los mundos literarios. Ms all de la Poltica de Aristteles -que es la obra que ms influye y encierra lo que puede considerarse en todos los tiempos la usa o sustancia de Occidente- ms all de su afirmacin central: , el sujeto occidental no ha tenido dificultad en percibir cada uno de estos planos ontolgicos como cosas distintas. Esto lleva a Pavel a la conclusin de que las fronteras de la ficcin la separan, por un lado del mito y del otro de la realidad; se encuentra rodeada, as, por las fronteras de lo sagrado, de la realidad y de la representacin. Pero enseguida veremos cmo en nuestra contemporaneidad, esta distincin que siempre se mantuvo en la cabeza de la gente, sbitamente vuela por el aire. Si un autor como Pavel (tan comprometido con el constructivismo como se encuentra) se aventura en sus definiciones a considerar todava dicha , se comprende porque quiere encontrar una peticin de un principio con fuerza de verdad histrica que, por decirlo de alguna manera, necesitaba explicitarse. El planteo del ingreso con la posmodernidad a una disolucin de los fundamentos que permitieron desde siempre percibir estos discursos como estancos, es un planteo bordeline de absoluta ultimidad. En este momento, la Teora busca, desde la dcada del setenta del siglo XX, entender en profundidad ese clivaje a la confusin de todos los gneros que represent el siglo pasado -a raz del giro lingstico o por lo que fuere- para volver a jerarquizar a la literatura delante de los dems discursos del espritu humano en el comienzo de este tercer milenio.

Por ltimo. Quizs con la obra de S. J. Schmid recin la Teora termina de alcanzar ese nivel de distanciamiento e independencia que decimos busca desde las ltimas tres dcadas a esta parte. Y a la vez de implacable recupero de presencia en el tapete de lo verdadero. La Teora necesita obras como la de S. J. Schmid, para dejar a la Literatura a la altura del giro lingstico de una vez por todas, como por otra parte desde hace mucho lo ha conseguido la Ciencia y, de alguna, manera la Religin. Las conclusiones que este extraordinario autor extrae, sobre finales de la dcada del ochenta, del enfoque biolgico-constructivista del influjo cada vez ms influyente de las teoras Humberto Maturana y , se reducen fundamentalmente a una: la nocin de que la es una , es decir, una elaboracin del cuerpo a partir de la informacin que le suministran los diferentes sentidos por medio del sistema nervioso, por lo que . Los resultados que Schmidt obtiene al aplicar esta afirmacin a la Teora, si los de Dolezel delinearon un giro, como hemos visto, stos resultan entonces de un tenor revolucionario.

Si construimos toda nuestra realidad desde nuestro nicho, y si desde ese centro solipsista es desde donde estuvimos todos estos largos siglos construyendo, poca tras poca,

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Todas estas teoras y planteamientos que hemos recorrido para abordar el asunto de la permeabilidad de las fronteras entre la realidad y la ficcin hacen funcionar el planteo de nuestra hiptesis, que pasamos a repetirla de inmediato: Si en sus comienzos la ciencia ficcin fue prospectiva, es natural luego del desfondo ontolgico de las ciencias que, una teora literaria que explique el gnero de la ciencia ficcin deba ser una Teora de la posibilidad de una literatura de la prospeccin.

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CUARTA APROXIMACION

Tln, Uqbar, Orbis Tertius, es el mejor cuento borgeano. Lo es por varias razones. Desde luego, este trabajo cuenta con todos los elementos del ADN de la escritura de Borges, definitivamente sintetizados por Alan Pauls en El factor Borges: libro en armas, letra chica, loca erudicin, cartn pintado y metafsica, etc. Pero al decir verdad, el relato es especial por el esfuerzo que Borges realiza para que resulte incalificable. Lo particular que tiene este texto entre los dems, es sencillamente que no se lo puede otorgar un gnero especfico. Es cierto que Borges nunca tuvo intencin de ceir (de ah tal vez la elocuencia y el carcter del ttulo) a ningn sub-gnero determinado el contenido de los relatos reunidos en Ficciones (1944) -tampoco los de los otros tomos- su libro de narrativa ms perfecto. Nosotros tomaremos este cuento como si fuese de ficcin especulativa, y veremos cmo se acomoda al gnero con total tranquilidad; pero lo mismo ocurrira si se lo transitara como si fuese estrictamente fantstico y adems incluso como si fuese de rigor un relato tesis. De hecho, se sabe que el autor se encarg sistemticamente de hacer desaparecer en sus escritos el mnimo rasgo que defina a estos materiales como ciencia ficcin. En Borges no se encuentra por ningn lado ni tecnologa, ni ciencia, ni extraterrestres, ni planetas exticos, ni nada de ese efectismo o verismo que en sub-gneros determinados aveces se extiende hasta el tedio, sino, un delicado trabajo para nada ingenuo de la fuerte gravedad que ejerce la fantasa en la realidad humana. A menos que se profundice en su obra, Borges no ofrece motivos para atribuirle un ejercicio del gnero de la ciencia ficcin. Esta idea de no trabajar con lugares comunes responde a cierto aspecto de la influencia que la obra de O. H. El ingls estaba persuadido de que la posibilidad que abra la literatura del gnero no era la de los efectos especiales, sino ms bien de la maquinacin de ciertas pesadillas y mostruosidades que existen desde siempre, y son de algn modo inherentes a los destinos de los humanos en todos los tiempos. Es sorprendente por lo tanto que el redil industrial y taquillero de la ciencia ficcin haya asimilado de manera inmediata a la literatura borgiana, como en los casos de Stanislaw Lem y Anglica Gorodischer.

En definitiva, Tln, Uqbar, Orbis Tertius, alcanza un aire de extraeza, de desubicacin y de atemporalidad tales -todos estos elementos de la ficcin especulativa- que de inmediato nos provoca una sensacin paranoica de prospectiva. Borges comienza narrando en 1 persona una reunin que mantiene con Bioy en una quinta de la calle Gaona en Ramos Meja. En esa conversacin, que se vena extendiendo haca varias horas entrada ya la madrugada, se produca entre ambos una polmica. Estaban discutiendo sobre cmo hacer una novela en 1 persona en la que el narrador omitiera o desfigurara los hechos, incurriendo en un orden de contradicciones que permitiera a unos pocos lectores, adividar una realidad atroz o banal. Retengamos esto de adivinar. Estaban hablando cuando de pronto se quedan mirando un espejo que estaba justo en el fondo de la galera donde se encontraban, y entonces Bioy dice lo siguiente: Los espejos y la cpula son abominables, porque multiplican a los hombres. A Borges le asombra la belleza de la sentencia, y le pregunta a Bioy por su origen. El otro le dice que lo ley en The Anglo-American Cyclopaedia, en un artculo sobre Uqbar, un pas de latitud y tiempo remoto. Como haba un ejemplar en la quinta, inmediatamente se ponen a buscar. Buscan mucho, pero no encuentran nada. Borges se incomoda. Piensa que Bioy le invent la referencia a la enciclopedia, incluso a cierto heresiarca y aquel pas del que habl algo ms antes de irse sin que puedan encontrar el material, tan slo para justificar su frase. Al da siguiente Bioy le telefonea desde Buenos Aires, para decirle que tena enfrente suyo el artculo sobre Uqbar, en el volumen XXVI de la Enciclopedia. No constaba el nombre del heresiarca, pero efectivamente divulgaba la doctrina que haba citado Bioy.

Hasta aqu, la atmsfera del libro se debate entre la fantasa sostenible del supuesto plan de filsofos del siglo XVIII

Al comienzo de esta aproximacin hablaba de la plasticidad perfecta que alcanza este relato borgeano, de cmo puede lerselo en distintos niveles genricos, por decirlo de alguna manera. En ese pasaje he dicho de cmo, adems, este relato borgeano puede ser tomado como un relato tesis. As lo nombr por su brevedad, y por que existe el gnero novela tesis. Con esta mencin quise anticipar el comentario, precisamente, del caso de una consecuencia positiva de trasvase para el futuro de material de un contexto ficcional, ha estamentos y convenciones del mundo real. Resulta que Borges examina con suficiente rigor en un momento cuestiones centrales de la filosofa analtica del Crculo de Viena (que gozaba para la poca de un gran esplendor), y en transitividad para todas las ciencias exactas, que son, cabe destacar, hasta hoy da cuestiones de enorme gravitacin. Hay que disuadir de inmediato el pensamiento de que Borges haca todo esto sin saberlo. De ninguna manera. Cito el cuento: La metafsica es una rama de la literatura fantstica. Para los que no lo leyeron, desde luego, la cita es de Tln, Uqbar, Orbis Tertius; para los que no lo saben, esta es una de las conclusiones del crculo viens, derivada del Tratactus Lgicus-filosficus de Wittgestein.

LTIMA APROXIMACIN

(Carta para nosotros desde el 2834.)Hola Ariel!, hola Alfredo! hola chicos!, hola cheeee!, hola a todo el mundo! Era cierto no ms: La mquina del tiempo existe! Me provoca un placer infinito comunicarme con ustedes por intermedio de estas lneas! Soy Ariel, soy yo, nada ms que desde aqu, desde el ao 2834...! Les escribo desde este lugar remoto en el futuro, pero, y si bien esta carta es lo primero en establecer contacto, les tengo una noticia fantstica: Estn todos conmigo aqu!!

A finales del ao 2032 (estbamos todos o casi todos en carrera en el tiempo real), a raz de un fenmeno inesperado que produce un cambio vertiginoso en toda Amrica Latina, nos vimos obligados a fabricar la mquina del tiempo para poder sobrevivir. Pero no fueron para nada patticas aquellas circunstancias, lo anticipo de antemano. Todo lo contrario. Lo que pas fue que la inventamos rpido, prcticamente de un da para el otro. Encima, una vez que la inventamos clausuramos todas las vas lgicas y ontolgicas posibles para que otros puedan hacer lo mismo y viajar en el tiempo como nosotros. No sabemos con certeza igualmente si lo hemos logrado. De vez en cuando surge la poderosa inquietud en el grupo de viajeros de si otro alcanz este saber y espera en la oscuridad de su paciencia zapar a la Humanidad en otra inestabilidad blica incontrolable.

Lo que ocurri a finales del ese ao -los primeros hechos acaecieron el 26 de noviembre- fue algo muy sencillo, algo que la Humanidad no slo tema que ocurriera seguramente desde las cavernas -no se registra un miedo ms arcaico- sino, y fundamentalmente, deseaba que ocurriera: BAJARON EXTRATERRESTRES A LA TIERRA. Y no fue nada distinto de todo lo que nos di vuelta en la cabeza durante tantos cientos de aos en torno a estos entes. De hecho, lo sorprendente fue eso, archicomentario posteriori a los hechos: los acontecimientos eran idnticos a lo que el hombre haba visto en sus ficciones. La mayora del mundo estaba sorprendido y hasta asombrado de la coincidencia o exactamente la relacin, con excepcin, desde luego, de los literatos. Y ah, con esto, con este detalle, para todos y la mayora del mundo un detalle insignificante, es que nosotros, los miembros de este taller excepcional, es que entramos en escena, mejor dicho, entramos en la Historia.

Resulta que al recibir esta carta del 2834, cuando en ese momento el Ariel del tiempo real ejecutaba la lectura de la misma,

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Hay que tener cuidado no obstante con un mistagogo que est all en el presente entre nosotros. Es un empresario de la crtica, un perverso incorregible, que cree con fervor que puede indicarnos a todos cmo escribir, e incluso en qu direccin. No hagan caso de esa operacin en la medida de lo posible (la seduccin de su genio crece con sus aos), os llevar a un anatema y a una disminucin de la potencia irrecuperables.

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el hombre y la luna corto del cine mudo.*********

Tenemos tres faros entonces para examinar las coordenadas histrico tericas en las que se encuentra la teora literaria para dar cuenta del juego de lenguaje de la ciencia ficcin. En primer lugar el fenmeno del giro lingstico del que hemos hablado, del cual decamos que era ajeno al juego de lenguaje de la literatura propiamente dicha -la que le daba cabida y siempre le dara a la ciencia ficcin-, pero con efectos positivos sobre el gnero de la ciencia ficcin, debido a que el desfondo ontolgico que se desprende del giro, y que afecta directamente sobre los tericos de la epistemologa -dentro de la esfera de las ciencias- favorece el vector de especulacin, conjetura, prediccin y prospeccin trabajados en el pathos de la ficcin al valerse de elementos cientficos para la construccin de sus mundos posibles. En segundo lugar tenemos el faro de la teora de los gneros de hemos visto con ella que el gnero de la literatura de la ciencia ficcin