Apología De La Boludez
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8/8/2019 Apología De La Boludez
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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II
Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo
“APOLOGÍA DE LA BOLUDEZ”
Comisión nº 18
Ayudante de trabajos prácticos:
Lic. Quillon, Cecilia Noemí
Estudiante:
Daniel Illuminati - DNI 16.226.181
AÑO 2010 – PRIMER CUATRIMESTRE
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Apología de la boludez
Antes de comenzar mi exposición me permito exorcizar a la palabra “boludo” de
aquello que la demoniza y excluye su grafía en el ámbito académico… Hecho esto, el
escribir “boludo” no debería diferir de escribir, por ejemplo, “inconsciente” ya sea que
nos refiramos al inconsciente de la teoría psicoanalítica freudiana o al que nos venga en
mente trátese de quien o de que trátese.
Buscando la etimología de la palabra que me convoca no llegué más que a
especulaciones y suposiciones sujetas a variadas interpretaciones, algunas con mayor
sentido que otras pero ninguna que pudiera arrogarse exactitud y correspondencia con la
utilización del término. En el diccionario de la RAE1
me enteré de que tiene diferentes
acepciones, como adjetivo o sustantivo, de acuerdo a la región en donde se use, cosa
que sucede con muchos otros vocablos; en Cuba es un calzado de puntera redonda; en
México es algo que tiene protuberancias, se me ocurre como ejemplo esas bolsas
plásticas con burbujitas de aire que a mucha gente le encanta hacer estallar entre sus
dedos; en El Salvador es alguien adinerado, bien podría decirse, por ejemplo, de algún
millonario mediático, o empresario político, o cualquier otro señor acaudalado; en
Uruguay tiene varias acepciones, se usa para indicar una persona llegada a la
adolescencia o a la juventud, o una persona lerda o irresponsable, para referirse a algo
de gran tamaño, se me ocurre como ejemplo nuestro obelisco comparado con el de ellos
que es bastante más pequeño. También en aquel país, según la definición, o para decirlo
mejor interpretación de la RAE, se lo usa como en Argentina para indicar a una persona
que tiene pocas luces o que obra como tal.
Me queda con esta última definición un gran vacío de significado ¿Es eso lo que
quiere decir en Argentina la palabra boludo? Se me ocurre que no, que tiene un sentido
diferente, que la interpretación que hace la RAE es apropiada para definir a una persona
tonta o con alguna tara; hay que ser argentino o haber vivido mucho en este país y
asimilado su idiosincrasia para saber qué se quiere decir cuando se dice boludo.
Decimos, por ejemplo, que alguien está loco o es tonto pero no es ningún boludo, no
hace falta mayores aclaraciones para entender, pero resulta difícil definir el sentido,
mucho más utilizar un sinónimo por el cual clarificarlo. Boludo es, a mi juicio, una
palabra particular y extraña, no tiene sinónimos (por lo menos que yo haya podido
hallar) y tampoco tiene una definición equivalente con el entendimiento generalizado
(trate el lector de definirla), se me ocurre pensarla como la onomatopeya de la
interpretación del significado. Pero ¿cuál es ese significado?
Durante una clase teórica2, después de leer el relato La partida de Franz Kafka
3
1 Real Academia Española. Diccionario de la lengua española vigésimo segunda edición en línea en
http://www.rae.es/rae.html
y de enfatizar la frase del relato “fuera de aquí” para conceptualizar el pensamiento de
2 Teórico del 12 de abril de 2010 de la Materia Teoría y Técnica de Grupos Cátedra II de la Facultad de
Psicología de la UBA dictado por el Prof. Adj. Reg. Lic. Marcelo Percia.
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Nietzsche, Freud y Marx, a propósito del libro homónimo de Foucault4, como escritores
del “fuera de aquí”, o como dice Grüner5
que “han redefinido el espacio mismo de la
producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo… y lo han hecho
violentando, justamente, la Ley de los modos de interpretación establecidos”, el
profesor trajo la referencia del relato de la expulsión de Adán del paraíso6, el momento
en que, eludiendo la responsabilidad de sus actos y sus consecuencias, primero se
esconde por vergüenza, luego le carga la culpa a Eva y finalmente ambos son
expulsados, contraponiendo la actitud de Adán a la de Kafka en Carta al padre7
calificó
al primero, además de cobarde, de boludo, lo que en la mayoría de la audiencia,
incluyéndome, provocó una sonrisa, todos comprendimos la referencia de dicha
calificación. Un docente que estaba sentado entre los estudiantes pidió la palabra para
sugerir que tal vez la desobediencia de Adán y su actitud fueran el modo que encontró
para hacerse echar de ese paraíso en el que ya no podía permanecer por resultarle
insoportable, quizás esa boludez y esa cobardía eran a su modo su “carta al Padre”
porque tal vez de haberse hecho plenamente responsable y enfrentado su deseo al del
Padre, exponiéndolo, este no lo hubiese echado y en ese caso tendría que haber decidido
irse o continuar viviendo en el paraíso bajo el peso del reclamo paterno. Reivindicaba a
Adán que al parecer provocaba su independencia como individuo mediante la expulsión,
enseguida un estudiante replicó: “Pero no es lo mismo hacerse echar que irse”. Entre
Adán y Kafka hay una oposición de actitudes evidentes en las que el primero no puede
evitar quedar expuesto, aparentemente, como un boludo mientras el segundo aparecería
como un hombre cuya actitud fuera la normal y esperable. Me cabe la pregunta de si es
correcta esta apreciación acerca de Adán o no será exactamente lo contrario
considerándolo en oposición a Kafka, no podría pensarse y entenderse exactamente alrevés invirtiendo las consideraciones hacia cada uno de ellos. Expuesto de este modo
parecería osado de mi parte, pero vale preguntarse si las conductas normales y
esperables
tienen correlación con las enunciadas como tales socialmente en las
subjetividades que actualmente se construyen.
Foucault8
sospecha que el lenguaje no dice exactamente lo que dice, que el
sentido aparente encubre otro sentido más fuerte que no escapa de ser transmitido.
Desde esta sospecha de Foucault, que me sirve como disparadora de asociaciones, se me
ocurre pensar, dentro de un terreno muy acotado que pueda tomar como ejemplo, en el
decir de una sociedad, en su sentido y en el sentido que encubre sin que escape de ser
transmitido. El terreno es un solo término que ya he presentado y, osadamente, se me
ocurrió utilizable para calificar a Kafka en lugar de Adán, y las situaciones y discursos
en los que ese término es aplicado y las subjetividades que revela.
3 Kafka, Franz. Obras Completas. Editorial Teorema. España, 1983.4 Foucault, Michel. Nietzsche, Freud y Marx. Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.5 Gruner, Eduardo: Foucault: una política de la interpretación en Nietzsche, Freud y Marx. Pág. 18.
Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.6
La Biblia. Antiguo Testamento. Génesis capítulo 3 (puede consultarse cualquier edición).7 Op. Cit. Nota 3.8 Op. Cit. Nota 4 pág. 33.
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En 1985 el cantante Gian Franco Pagliaro presentaba su LP9 Confesiones, para
ello eligió la interpretación, incluida en el disco, de Balada del boludo10
, una poesía de
Isidoro Blaisten (se adjunta al final del texto); como introducción para explicar la razón
de la elección de ese tema en particular contó una anécdota de su niñez, quizás una de
las tantas, en la que su padre lo hizo sentir así por haber cambiado una pertenencia de
valor (a juicio de su padre) que era de su posesión por un caballito de madera que
ansiaba profundamente, el deseo del hijo no coincidía con el deseo del padre y este no
dudó en descalificarlo por el mal trueque. Relataba Pagliaro que la sensación de ese
momento en su niñez la conservaba intacta y que en la poesía de Blaisten, en la que de
algún modo, consideraba, se hacía una reivindicación del boludo, él mismo se sentía
reivindicado en parte ante sí mismo y en parte ante su padre. La anécdota del cantante
me remite a pensar en cómo se sentía Kafka ante su padre según él mismo describe en
su carta, en cómo se hubiese sentido Adán si le hubiese expresado a Dios, al Padre que
su deseo no se correspondía con ese paraíso que se le ofrecía, que eso tenía que ver con
el deseo del Padre, que lo que hacía a la satisfacción del Padre al hijo sólo podía
resignarlo.
Retomando la poesía de Blaisten, desde mi perspectiva, lejos de ser una
reivindicación como entiende Pagliaro, es la presentación de una interpretación
subjetiva de lo que se representa cuando se dice boludo, que descubre un sentido oculto,
revela un sentido más fuerte que está en estrecha correspondencia con la subjetividad
actual.
Blaisten comienza su poesía presentando a un personaje desde la pérdida y eldestiempo con relación a los otros, a sus contemporáneos, alguien cuyos ideales son
notoriamente diferentes de los de la mayoría, alguien a quien su madre le presenta todos
los “No” a su conducta y los argumenta o sostiene en la comparación y el contraste con
otros miembros de la familia: primos rectos, justos, probos, sagaces y un cuñado astuto;
miembros de la sociedad en la que participan de acuerdo a lo que se presenta como
norma, aquello que es normal, que es aceptado o está de acuerdo con la subjetividad de
la época. Cuando hace hablar al personaje, justo después de que éste asintiera la razón
que se le expone, lo califica primero el poeta, lo menciona “boludo” ¿será por quedarse
“fuera de aquí” desde la perspectiva asumida por el poeta en re-presentación de la
sociedad? Cuando el personaje habla también se califica con el mismo término y
propone dejar de serlo, dicho esto se baja del viento y se mete en el subte, lo que debe
de ser bastante incómodo para alguien capaz de comprarse un tílburi11
9 Long Play (Larga Duración) Antiguo disco de vinilo, el equivalente actual sería el CD (Compact Disc).
; el contraste de
imágenes es fuerte, el viento que da idea de altura, visión amplia, libertad, contra el
subte, un lugar oscuro, subterráneo, donde los individuos se trasladan en conjunto,
donde son transportados, llevados por una misma senda a puntos de desembarco fijos y
10 Blaisten, Isidoro. Balada del boludo en Poesías de la brújula perdida o Poesías bajo la lluvia según las
referencias encontradas, no se identificó editorial y se sabe no fue reeditado. Existe una copia archivada
en la Biblioteca Nacional. 196511 Op. Cit. Nota 1. Def: Carruaje de dos ruedas grandes, ligero y sin cubierta, a propósito para dos
personas y tirado por una sola caballería.
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preestablecidos. En el año 1965, que fue escrito el poema, trasladarse en subte en lugar
de un tílburi sería tal vez la metáfora apropiada, se me ocurre que hoy en día el
personaje después de anunciar que sería “astuto y zahorí” se hubiese comprado un
plasma o una notebook aprovechando el beneficio de las 50 cuotas “sin interés” de
alguna tarjeta crediticia, o quizás hubiese primero adquirido la tarjeta para no quedarse
afuera, ¿afuera de dónde? “afuera de aquí”. Continúa la poesía anunciando la presencia
de los parientes ricos que refuerzan la diferencia entre el antes y el después de la
decisión tomada, y la diferencia que todavía y a pesar de su decisión existe entre ellos y
él, le dicen: “Eres pobre, pero ningún boludo”, mientras “quemaba en las plazas las
hojas que molestan en otoño”, de ese mismo otoño que se quedaba mirando y por el que
perdía el tren del verano. “Las hojas que molestan en la plaza” ¿será necesario
mencionar que esas hojas son los propios sueños? (¿Cuántas hojas quemamos? ¿En
cuáles plazas molestan?). El deseo, esta vez no del hijo contrapuesto al deseo del padre
solamente, sino al del conjunto, al de la sociedad toda, tras la que se ocultan los
parientes ricos, los que inventan palabras e imponen interpretaciones, dice Foucault 12
citando a Nietzsche que “las palabras han sido inventadas siempre por las clases
superiores; ellas no indican un significado: imponen una interpretación”.
“Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño”.
Lo que viene después es una situación que se me ocurre confusa, que refleja la
confusión del pensar la propia subjetividad. El sujeto no escapa a la cultura que lo
atraviesa ni a las interpretaciones que le son impuestas y para buscar el camino del
reencuentro con su deseo lo hace a través del Mercado, lo compra como a una
mercancía, lo adquiere como un objeto de consumo que le produce conformidad, sopor,
alucinación de satisfacción, pero no satisfacción y de ahí la duda que lo embarga, si se
me permitiera alterar el orden de los versos, haría aparecer a las fuerzas vivas después
de la duda, porque, y esto es una opinión personal, es en la duda donde tenemos la
posibilidad de tomar distancia y posicionarnos inicialmente en un “fuera de aquí”,
lógicamente me refiero a la duda que genera cuestionamientos y replanteamientos sobre
la propia subjetividad y no a la duda que es vacilación o titubeo, si la duda se refiriese a
las pulgadas que tendrá el plasma a comprar lo que aparece como duda es mera ilusión.
No faltó, además de las fuerzas vivas, autoridad moral alguna que le viniera a reprochar
su condición: rabino, reverendo, cura católico; incluso representantes de las emociones
más íntimas: un alegre y un triste; lógicamente no podía faltar un pobre, su par, pero no
los parientes ricos que ya habían hecho acto de presencia cuando era oportuno, cuando
correspondía, cuando el personaje les era de alguna utilidad, serán después los primeros
12 Op. Cit. Nota 4 pág. 45.
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en excluirlo. Su madre tampoco faltó a la condena, era de suponerse, de hecho es la voz
del primer cuestionamiento que podría traducirse “yo no te enseñé, eduqué, crié, formé,
para esto”, la voz de la cultura, de la subjetividad, de la interpretación que moldea.
El boludo que presenta Blaisten en su poesía es un personaje que se me ocurre
podría ser el de La partida, que escucha el llamado de una trompeta cuyo sirviente no
oye, el que sale “fuera de aquí”, o el redactor de una Carta al padre, que al deseo de
éste confronta su deseo, el que se expresa, se arriesga y se expone, el que manifiesta sus
razones, de ser necesario, mas no rinde cuentas, el que es capaz de decir que la
satisfacción que se le ofrece no es la satisfacción que lo satisface porque no es la que
responde a su angustia, al contrario, la tapa, la ahoga, sosteniendo en él una angustia
que le es ajena y las satisfacciones que le ofrece le son ajenas también; pero no el que se
desentiende, como Adán, de la responsabilidad de sus actos, de su propio deseo, de su
propia angustia, no el que se deja tentar y encuentra en ello una excusa (tampoco es lo
mismo tentarse que dejarse tentar), no el que se conforma, el que se acomoda a la forma
predominante, a la interpretación impuesta, a la subjetividad conveniente.
Hasta aquí creo haber justificado mi osadía de desplazar el calificativo utilizado
para con Adán hacia Kafka, pero ambos aparecen lejanos, inalcanzables, casi
inexistentes, como formando parte de una dimensión diferente de la nuestra. Queda
todavía darle forma real a la idea que pretendo expresar, pasarla a imágenes de la
realidad cotidiana en la que pueda visualizarse.
Cuando propuse dicha inversión calificativa mencioné las que se consideraríanconductas normales y esperables
1) En la televisión, los noticieros presentan el caso de un suboficial de la policía
tucumana, un hombre humilde con ingresos insuficientes, casado, con varios hijos, que
vive junto a su familia en una vivienda precaria en un barrio de emergencia, que
encuentra una importante suma de dinero, localiza al dueño y se lo reintegra, los medios
lo presentan como una noticia que asombra (la honestidad asombra), los programas
televisivos que confeccionan un resumen de la actualidad diaria o semanal y del
espectáculo en horarios centrales se hacen eco de la noticia y la presentan como “el
último policía honesto” o “un policía honesto”, se deja asociada la actitud del hombre a
la de un boludo, alguien lo da a entender, el mismo calificativo es utilizado en diversos
círculos ante la misma noticia. 2) Sube una mujer embarazada o una anciana al
colectivo, la mayoría de los que van sentados se hacen los dormidos o distraídos porque
siempre hay algún boludo que se levanta a ceder el asiento. 3) Alguien decide renunciar
a su trabajo por diferencias con determinadas políticas institucionales, los compañeros
le sugieren “no seas boludo, si podés hacerte echar”. 4) La mujer le da una golosina enel supermercado al hijo mientras hace la compra para que se quede tranquilo, el niño
, luego hice mención a las situaciones y discursos en
los que ese calificativo es utilizado revelando un sentido distinto del que se atrapa
inmediatamente, un sentido que está por debajo del sentido manifiesto, y que revela la
subjetividad que lo sostiene. He aquí algunos ejemplos cotidianos de los que fuera
testigo quien escribe, sólo para pensarlos en relación a lo expuesto:
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Epílogo
Interpretamos desde la interpretación que nos interpreta, damos sentido desde el
sentido que nos es dado e impuesto, transitamos las palabras, el lenguaje y las ideas que
nos transitan, construimos nuestra subjetividad con materiales pre moldeados,
compramos el “hágalo usted mismo” distraídos de entender que es un “ármelo usted
mismo” para lo cual hay que seguir instrucciones. Mi intención (que guardé hasta el
epílogo para no poner sobre aviso al lector), atento a la propuesta “pensar la
universidad”, fue, inspirado en la frase de Grüner que cito en la nota 5, violentar en
algo el modo de producción acostumbrado en el ámbito académico, atreverme a
producir de un modo diferente utilizando y sugiriendo aquello que no es lo habitual,
apelar a mi interpretación y exponerla articulada con parte del contenido teórico de la
materia. Espero en algo haber incomodado al lector, espero que se haya detenido en el
texto escandalizado, espero también que en algún punto haya asentido y, por sobre todo,
que haya comprendido mi intención de “hacer” en lugar de “armar”.
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Balada del boludo (Isidoro Blaisten - 1965)
Por mirar el otoño
perdía el tren del verano.Usaba el corazón en la corbata.
Se subía a una nube,
cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
No mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba.
No camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia, que
se moja.No des la espalda al llanto,
no vayas vestido de ventana,
no compres ningún tílburi en desuso.
Mirá tu primo el recto
que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo
que almuerza y se sonríe.
Mirá tu primo el probo
puso un banco en el cielo.
Tu cuñado el astuto
que ahora alquila la lluvia.
Tu otro primo el sagaz
que es gerente en la luna.
—Tienes razón, mamá —dijo el boludo
y se bebió una rosa.
—No seré más boludo—
y se bajó del viento.
—Seré astuto y zahorí—
y dio vuelta una estrella para abajoy se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.
Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño.
Y llegó fin de mes.Cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.
Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
—Has vuelto a ser boludo, boludo.
—Seguirás siendo el mismo boludo de
siempre.
—Debes dejar de ser boludo, boludo.
Y medio boludo,con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza,
le gritaba boludo.
Y él seguía mirando
a través de los zapatos
como un boludo.
Entonces vino un alegre y le dijo:
—Boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo:
—Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo:
—Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo:
—Reverendo boludo.Vino un cura católico y le dijo:
—Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo:
—Judío boludo.
Vino su madre y le dijo:
—Hijo, no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
—Te quiero.