Antología del Séptimo Concurso Literario Infantil “Había ...€¦ · Acompañamos cada cuento...

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AntologíaSéptimo Concurso Literario Infantil“Había una vez un Derecho”

Ilustrado por: Naisa Ruiz GonzálezGanadora del 1er Concurso de Ilustración

de la Comisión de Derechos Humanosdel Estado de Yucatán

Segunda ediciónDiciembre 2012

Todos los derechos reservados.Comisión de Derechos Humanos

del Estado de Yucatán Calle 20 N. 391 A x 31 D y 31 F

Colonia Nueva Alemán C.P. 97146Mérida, Yucatán, México.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material.

Agradecimiento

lo largo de siete años, y gracias al Concurso Literario Infantil “Había una vez un derecho” hemos tenido el privilegio de mirar los Derechos Hu-manos desde la perspectiva de las niñas y los niños gracias a sus cuentos.

Con sus relatos, mezclados entre realidad y fantasía, hemos podido conocer lo que piensan del respeto, la igualdad, la no discriminación, la violencia, el amor y la amis-tad, entre otros valores.

Sus relatos, sencillos pero certeros, nos invitan a reflexionar y nos motivan a seguir en esta lucha por la defensa de los Derechos Humanos.

Sabemos que esto sería imposible sin el apoyo invaluable de los profesores y di-rectores de las escuelas, quienes motivan a sus alumnos a participar y hacen un esfuerzo por hacernos llegar los relatos. A todos ellos, muchas gracias.

A los padres de familia muchas gracias por el entusiasmo que han demostrado a lo largo de estos siete años, su interés y el respaldo que le dan a sus hijos para par-ticipar nos motiva a seguir y fortalecer este proyecto que llena de satisfacciones a nuestra Institución.

En esta ocasión, y por primer año, se realizó un concurso de ilustración de los cuen-tos, que nos permitió capturar una pizca de la imaginación de las niñas y los niños; y nos alentó a publicar esta compilación.

Y por último, y de manera muy especial, agradecemos a todas las niñas y niños que han participado y que nos han confiado sus pensamientos a través de sus cuentos; no todos han sido premiados, pero sin duda, todos son unos ganadores.

Mtro. Jorge Victoria MaldonadoPresidente

A

Pres

enta

ción resentamos con orgullo la colección de diez cuen-

tos del Séptimo Concurso Literario Infantil “Había una Vez un Derecho”. La temática que se subrayó esta edición fue la cele-bración del “Año de la Cultura Maya”, hecho que promueve la conservación de la cultura, la tradición y los valores de nuestro pueblo indígena.

PLos cuentos se clasifican en las categorías: la categoría A y B, conformadas por alumnas y alumnos de primero a tercer gra-do de primaria; y cuarto a sexto de primaria, respectivamente. En ambas se premiaron un primero, segundo y tercer lugar; y se otorgaron menciones honoríficas.

En esta ocasión, las narraciones estuvieron enfocadas a la cul-tura maya y su perspectiva actual, haciendo énfasis en la pro-tección de los derechos de la niñez a través de temas como: la lucha contra la violencia hacia las niñas y los niños; la vio-lencia y discriminación a los adultos mayores; la diversidad; el respeto a las culturas en general; deberes y derechos de la niñez. Acompañamos cada cuento con una ilustración alusiva a la historia que las niñas y niños presentan, las cuales fueron creadas por Naisa Ruiz González, ganadora del 1er Concurso de Ilustración de la CODHEY.

Esperamos que al dar a conocer estos relatos, ustedes tengan, al igual que estos niños, mayor sensibilidad a las problemáti-cas que hoy en día nos afectan; pero sobre todo que estas his-torias sean transmitidas a las futuras generaciones para que así, la protección de los derechos de las niñas y los niños forme parte de nuestras tradiciones y cultura.

Índice

Categoría A4 “Derecho a una familia ”

5 “Yo soy yucateco”

6 “El gran Xtup”

7 “Aprendiendo a respetar”

8 “Madre emotiva”

9 “Los derechos de una familia”

Categoría B10 “Una mujer valiente”

12 “La discriminación hacia mi gente”

14 “Igualdad en cualquier lugar”

16 “Quisiera ser un niño”

DirectorioPresidencia

Mtro. Jorge Alonfoso Victoria Maldonado

Secretaría EjecutivaLic. José Enrique Goff Ailloud

Consejo Consultivode la CODHEY

Sra. Pilar Larrea Peón de PenicheLic. Marcia Lara Ruiz de Moreno

Lic. Miriam Jure CejínLic. José Inés Loría Palma

Diseño EditorialLic. Mariel Marín Ramírez

“Derecho a una familia”

Fadme Carolina Rojas Molina 7años 1er lugar, Categoría A. Segundo grado, primaria “Mauro Ló- pez Sosa”. Mérida, Yucatán.

Había una vez una niña que no tenía fa- milia y una familia que no tenía una hija,

pero un día decidieron tener un hijo y visitaron la casa donde vivían todos los niños que no tenían papás.

Cuando llegaron les contaron la historia de la niña y ellos decidieron que serían

los nuevos padres de ella y la adoptaron. Todo niño tiene derecho a una familia la cual le brinde casa, alimento, salud y amor.. Todo niño debe de sentirse amado, protegido y respetado.

“Yo soy yucateco”

Iván Alejandro Reyes Mendoza 6años 2do lugar, categoría A. Primer grado; primaria “William Kill Patrick”. Mérida, Yucatán.

Yo soy yucateco pero toda mi familia es del Distrito Federal por lo que estoy acostumbrado a otras costumbres y tradiciones diferentes a Yucatán. Al hablar, tengo un acento diferente al de mis compañeros. Cuando entré a la primaria conocí nue- vos amigos, nuevas reglas del salón y me acostumbré a muchas cosas nuevas. Me di cuenta que muchas personas no dicen bien mi nombre, dicen “Ivam” en lugar de Iván. Cambian el final de “n”

por “m” en muchas palabras, creo que es parte de ser yucateco. Un día yo le dije a mi mamá que pensaba que los yu- catecos hablan feo, que no me gustaba, entonces ella me habló del respeto, me explicó que yo tengo que aceptar y res- petar lo que soy y lo que son los demás, me explicó que respetar es saber que todo tiene un valor.

Ahora que entiendo el respeto a mi cultu- ra, me gusta ser yucateco. Quiero y respeto mucho mi cultura y mis tradiciones.

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“El gran Xtup”

Mario Alberto Duarte Perera 7años 3er lugar, categoría A Segundo grado. Colegio Americano. Mérida, Yucatán.

Había una vez un niño que le decían “Xtup” porque era el más pequeño de los cinco hijos de la familia Pool Can. A “Xtup” le encanta ir a la escuela, pues soñaba con ser Presidente como Benito Juárez que, al igual que él, era indígena. A “Xtup” también le gustaba leer, pero tenía un gran problema pues solamente habla maya y en su pueblo no había libros en su lengua; pero un día llegó unamaestra muy entusiasta al pueblo yconoció a “Xtup”, el niño le simpatizó desde el primer momento por suentusiasmo y determinación para aprender. Para ayudar a “Xtup”, la maestra le escribía leyendas en maya y en español para que el pudiera aprender el idioma y así tuviera acceso a otros libros.

Pero “Xtup” creció y terminó la primaria, y en su pueblo no había secundaria, así que como era muy pobre tuvo que dejar de estudiar para trabajar en su milpa. Un día iba camino a su trabajo y en eltrayecto se encontró a su amigo “El Chel”, quien le contó que el siguió estudiando porque todos los niños y jóvenes tienen el derecho y la obligación de ir a la escuela y cumplir con sus tareas, así que él habíaconseguido una beca para continuar con sus estudios y le explicó a “Xtup” cómo hacerle para conseguir una. “Xtup” muy contento regresó a su casa, se bañó, se vistió y se fue a tramitar su beca. Al cabo de unos años “Xtup” logró su sueño de ser presidente y de ese modo pudo ayudar amuchos niños y niñas indígenas.

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Aprendiendo a respetar

Mariana Carina Peraza Sánchez 6años Mención honorífica, categoría A Primer grado. “William Kill Patrick”. Mérida, Yucatán.

En una ocasión fui a casa de una amigui- ta, casi todas las tardes nuestras mamásse juntaban a platicar y nosotras jugá- bamos.

Ese día estaba la muchacha que le ayu- da a su mamá en los quehaceres do- mésticos. Me dice mi mamá que es de un pueblo llamado Oxkutzcab, hablaespañol y maya (su lengua natal). Mi amiga quería unos patines que no los encontraba, y le dijo: -¿Mari dónde están mis patines?

Ella le contestó que no sabía, mi amiga se molestó y grito; -Eres una tonta Mi mamá le preguntó a su amiga que porque le gritaban así a su muchacha, que debería de respetarla aun que fuera su empleada. Ya mi mamá me explicó que todas las personas tenemos derecho a ser tratadas con respeto, sean mestizos, indígenas o no.

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“Una madre emotiva” María José Chan Paredes 7años Mención honorífica, categoría A Segundo año. Primaria “Felipe Carrillo Puerto”. Mérida, Yucatán.

Se ve y funciona como la mayoría de las madres, pero la mía es diferente: es una madre emotiva.

Ella hace las cosas que hacen las ma- más: te abrazan, al atravesar las calles no sueltan tu mano, en las noches te cuentan un cuento y te tapan pero, algo pasa de repente. Es una cosa muy rara, cuando menos te lo esperas, abre grande los ojos y se le van llenando de agua. Le tiembla un

poco la boca hasta que ¡Guaaaaa! ¡Em- pieza a llorar! Llora y después de un rato se le pasa, ella llora cuando le da regalo papi, le dice que llora porque es muy emotiva. La primera vez que fui a la escuela, mami tomó del frutero la man- zana más linda y la puso en una bolsa.

Mi derecho es tener una familia que me de amor. Mi obligación es ir a la escuela y ayudar en mi casa.

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“Los derechos de una familia”

Jonathan Ricardo May García 8años Mención honorífica, categoría A Tercer año. “José López Portillo y Rojas”. Mérida, Yucatán. Los derechos de los niños son para que puedan ir a la escuela y tener un nombre propio, y tener una casa propia, y no tener padres que pelen cada rato y se divorcien cada rato, y pegándole a su hija cada rato y maltratando.

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“Una mujer valiente”

Jael Andrea Fernández Reyes 9años 1er lugar, categoría B Cuarto año. “Centro Educativo Moisés Saénz”. Mérida, Yucatán.

Su nombre es Amalia Cabrera Alvarado pero todos la conocían como María. Na- ció en un pueblo llamado Akil, en Yuca- tán hace muchos años.

Cuando ella tenía tres años su mamá murió y ella junto con su hermana mayor

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quedaron al cuidado de su papá quien trabajaba todo el día en los pueblos cer- canos a Akil, como: Oxkutzcab, Tekax, Pencuyut, Xul, Maní y Peto.

En sus primeros años de vida María solamente hablaba en lengua maya. Al poco tiempo de haber fallecido la mamá de María, el papá se volvió a casar dán- doles a sus dos hijas una madrasta, quien se olvidó que estas niñas tenían derechos y las llenó de responsabilidades.

Al paso de los años, la madrasta tuvo más hijos a los cuales María tuvo que cuidar; a pesar de esto, ella quería es- tudiar y aprender mucho; en el pueblo solamente había una escuela y aunque le quedaba lejos y no tenían dinero para los útiles escolares, ella le pidió a su papá que por favor la llevara a la escuela, ejerciendo así su derecho a la educa- ción. Así aprendió a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y a hablar español.

Ella contaba que fue muy difícil porque las clases eran en español y ella sólo ha- blaba maya, además la mayoría de sus compañeros eran varones, porque se creía que las mujeres solo debían de aprender a tortear, moler nixtamal y además cosas del hogar para luego ca- sarse y llenarse de hijos.

Desafortunadamente cuando María te- nía 10 años su papá también murió, por lo que ella no pudo seguir estudiando. Aunque sufría maltratos y su vida no era fácil, era muy responsable en la casa cocinaba, lavaba, hacía tortillas a mano y las cocía en un comal de leña que ella misma jugaba y prendía. También aprendió a costurar, a bordar hipiles a mano y urdir hamacas para así venderlas

y ganar un poco más de dinero. Pasaron los años, cuando María tenía 18 años conoció al hombre de sus sueños, un muchacho guapo y trabajador llamado Vicente Reyes Catzín con el que se casó. Se fueron a vivir a un rancho conocido como “San Víctor” que está entre Akil y Pencuyut, allá crió gallinas, pavos, puercos y otros animales, así como también aprendió a cultivar maíz, chile cat, chinas y otras frutas. María vivió muchos momentos difíciles y tristes durante su infancia pues no pudo disfrutar de los derechos que todo niño debe tener, pero siempre le dio gracias a Dios por lo que tenía. Tuvo muchos hijos, nietos, bisnietos y tataranietos a los que siempre les contó sus historias en el pueblo, enseñándoles también la riqueza y el valor de la cultura y la lengua maya. Siempre fue una mujer feliz, orgullosamente yucateca, contagiando alegría a todas las que la rodeaban, tratando por igual a las personas que fueran ricas y pobres. Esta persona de la que hablo orgullosamente es mi bisabuela a la que de cariño le decía “Abuelita Amalia”. Siempre la llevaré en mi corazón recordando su ejemplo y valentía que, a pesar de todo lo que vivió, siempre perseveró para lograr sus metas. En nuestra época aún hay muchos pueblos indígenas mayas en los que únicamente se habla la lengua maya y pienso que todos tienen derecho a recibir la educación en su idioma, manteniendo así nuestras raíces.

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La discriminación hacia mi gente”

Naomi Jaqueline Chí Acevedo 10años Segundo lugar, categoría B Quinto grado. Escuela primaria “5 de Febrero”, en Valladolid, Yucatán.

Todas las mañanas antes que el gallo cante se escuchaba en un jacalito de un pueblo de Yucatán el sonar de las jícaras, la banqueta y el crujir de la leña que se quemaba en el fogón, todavía no amanecía y ya Anselmita la “atolerita” estaba trabajando; tenía que hacerlo pues su necesidad era muy grande, era ya una persona mayor, no tuvo hijos pues nunca se casó, un problema de nacimiento la marcó para siempre: ella era ciega.

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No podía ver y sin embargo, tenía que trabajar duramente; su siempre amigo fiel, su perro “Kuculkán” estaba con ella, era flaco ojeroso y cansado, pero de gran corazón pues nunca a Anselmita dejaba sola.

Ese día Anselmita debería ir de nuevo al mercado a vender su atolito, pero de verdad le daba mucho miedo hacerlo pues no se imagina usted como era ob- jeto de burlas y malos tratos del único chofer que manejaba el camión que pa- saba por su casa, la burla era también para su fiel amigo “Kuculkán” que nun- ca le permitían a subir al camión y tenía que correr esquinas tras esquina para su siempre fiel amiga Anselmita.

El destino quiso que en un crucero pe- ligroso perdiera la vida tras un camión pesado, ese día Anselmita sintió morir, sufrió mucho cuando escuchó que su perro había muerto, tiró todo su atole y con el mismo atole bañó a “Kuculkán”. Todos se asombraron al ver que “Ku- culkán” quedó blanco primero, trans- parente después y desapareció. Desde ese momento la gente dejó de burlar a Anselmita.

La discriminación es como insultar a los demás (bajarle el autoestima) mayormente se le discrimina a los indígenas ya sea por su forma de vestir, por el co- lor de su piel y su lengua. En el estado de Yucatán en los pueblos de Tesoco, Ticuch se habla maya y en la ciudad de Valladolid, Yucatán se habla el español como cualquier mexicano, uno que otro habla maya. Pues el caso es que por ne- cesidad los indígenas vienen a trabajar en la ciudad, aquí hay empleos y en el pueblo hay muy pocos y a veces solo hablan maya y los discriminan, tam- bién por hablar maya no los aceptan en el empleo y es que, además de hablar maya, también por ser de escasos re- cursos ya ni para lavar ropa los aceptan.

No he visto que en mi ciudad pase, pero lo he visto en programas. A veces nuestras mamás son indígenas y en la escuela te preguntan ¿de qué te toca esa señora? y contestamos es mi chacha, y luego es nuestra mamá. En nuestro querido Yucatán, debido a la cultura, se usa como vestimenta el huipil, las muchachas de hace mucho tiempo lo usaban ahora ya no, solo usan como vestimenta como jeans, blusas o falda, se avergüenzan del traje regional. Igual con los apellidos mayeros por ejemplo: Ek, en español significa estrella por eso es importante no discriminar.

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“Igualdad en cualquier lugar” Jorge Carlos de Jesús Cruz Morales 10años Tercer lugar, categoría B Quinto grado. Escuela primaria “María González Palma”; Mérida, Yucatán.

Derecho a la igualdad: había una vez un niño obeso y chaparrito el cual todos lo burlaban poniéndoles apodos como “Baloncito” y “Gnomo”, aquel niño se llamaba Evan, y a él no le gustaba que lo burlen.

Pero Evan tenía un mejor amigo llama- do Markus, el cual lo defendía y era el único que no lo burlaba.

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Markus le había dicho que no les haga caso y que también se lo comente a la maestra, pero Evan no quería decírselo porque los otros niños le habían dicho que si se lo decía lo iban a molestar más, y Markus le decía que estaba mal y le seguía insistiendo que se lo diga a la maestra.

Después de cierto tiempo, Markus le dijo a Evan que como no se lo decía a la maestra él se lo iba a decir, después de que se lo dijo la maestra regañó a los ni- ños que lo burlaban y les comentó que no se debe de hacer porque la igualdad es uno de los derechos del niño.

Pero ellos no le hicieron caso, y como dijeron, lo siguieron molestando más. Ellos ya no tenían ninguna idea, hasta que a Markus se le ideó que Evan hicie- ra ejercicio en su casa para que ya no lo burlen.

El principio Evan dijo que era una tonte- ría, pero al día siguiente le dijo a Markus que estaba bien, para fin de curso Evan ya había bajado de peso, pero seguía chiquitito así que lo seguían burlando y Evan intentaba no hacerles caso, pero no podía y vivió toda la primaria lleno de burlas por su tamaño. Pero no sólo en la primaria, también toda su secun- daria y Markus no podía hacer nada, si les decía que no lo hicieran, lo hacían más.

Evan después de años de burlas y mal- trato por parte de sus compañeros aprendió a no hacer caso a lo que le digan los demás, aunque Markus no estaba totalmente de acuerdo en las de- cisiones de su amigo, pero nada cambió, tras ellos, llegó el momento de ingresar a la preparatoria pero estaban nervio- sos por la idea de no entrar en la misma escuela, ni en el mismo salón pero todos sus nervios no sirvieron para nada.

El primer día de clase se llevaron la sor- presa de haber quedado en el mismo salón, pero también se encontraron con sus compañeros de la primaria y de la secundaria que molestaba a Evan.

Todos tenían que elegir un deporte, Markus escogió un deporte, al igual que los demás, a Evan le tocó basquetbol al igual que los que lo burlaban.

Sus amigos le decían al entrenador que no lo pongan a jugar porque “es muy chico y si lo ponen vamos a perder”. Cuando llegó el campeonato final y el equipo estaba perdiendo, el entrenador no tenía más opción de poner a Evan porque casi todos los jugadores estaban lesionados.

Durante el último tiempo, Evan logró en- cestar y gracias a eso ganaron el campeo- nato escolar, desde entonces todos sus compañeros lo empezaron a respetar.

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“Quisiera ser un niño”

Zuheidy Nazaret González Canché 12años Mención Honorífica; categoría B Escuela Primaria “Benito Juárez García”; Mérida, Yucatán.

Juan Carlos vive en Mérida, el tiene ocho años y va en tercero de primaria.

El tiene un padrastro que los obliga a trabajar a el y sus hermanitos porque su mamá trabaja de ocho de la mañana hasta las ocho de la noche.

Su mamá le dice que tiene que obedecer al señor porque ella tiene que trabajar para darles de comer a él y a sus hermanitas.

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Él todos los días se levanta muy temprano para vestirse y arreglarse para ir a la escuela.

También tiene que hacerse responsable de sus hermanitos cuando llegan de clase, tiene que ver que ellos hagan la tarea y que se alisten para el día siguiente.

Él tiene muchas responsabilidades y obligaciones, todo el tiempo tiene mucho que hacer en su casa para apoyar a su mamá, él es un niño muy educado y respetuoso, cosas que muchos niños que lo tienen todo no lo son.

Él es un niño muy inteligente porque también ayuda a sus hermanos a ponerse los zapatos y los cuida mucho. Pero en tantas obligaciones y responsabilidades se le ha olvidado que él tiene ocho años.

Él, como todo niño de 8 años, tiene derecho a jugar, dormir un rato en las tardes, ver la tele y comer lo que más le gusta, pero por la falta de su mamá a su lado tiene que olvidarse de todo eso.

Eso sí, tiene valores y eso es porque él ya vive la vida de un adulto y no de un niño de ocho años que debe jugar carritos, canicas, muñecas, futbol o ir al parque, tener amigos y manejar bicicleta.

A él le está faltando el derecho de ser un niño feliz y vivir como es una familia verdadera donde existe papá, mamá, sus hermanos y él.

Todos nosotros tenemos la dicha de tener todo esto, pero no entendemos y a veces hay niños crueles que discriminan a estas personas y más a un niño de su edad apenas ocho años.

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