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GOULD, Stephen Jay. Ciencia versus religión: un falso conflicto. Crítica, Barcelona, 2007, 232 pp. En una edición pasada de la Revista de Filosofía, publiqué una reseña del li- bro The God Delusion (El espejismo de Dios), del eminente biólogo Richard Da- wkins. En esa obra, el autor en cuestión expresa su punto de vista según el cual la religión y la teoría de la evolución (y la ciencia en general) son irreconciliables. En buena medida, el libro de Dawkins fue una reacción contra la presente obra de Stephen Jay Gould, célebre biólogo y ensayista fallecido en 2002. Allí donde Dawkins ve un conflicto irreconciliable entre ciencia y religión, Gould considera que este conflicto no necesariamente tiene por qué desarrollarse. Para justificar su posición reconciliadora entre ciencia y religión, Gould, quien di- cho sea de paso, se consideró un agnóstico “en el sabio sentido de T.H Huxley [el primero en usar el término ‘agnosticismo’]” (p. 16), propone que, tanto la ciencia como la religión, para evitar conflictos entre ellas, se adhieran al principio MANS, siglas para la frase “Magisterios no se superponen”. En otras palabras, Gould consi- dera que, si la ciencia y la religión encuentran cada una magisterios de su compe- tencia, y se comprometen a no entrometerse en los otros, perfectamente pueden coexistir. El magisterio de la ciencia estaría confinado a las explicaciones sobre “el reino empírico: de qué está hecho el universo (realidad) y por qué funciona de la manera que lo hace (teoría)”, mientras que “el magisterio de la religión se extiende sobre cuestiones de significado último y de valor moral” (p. 14). Así, de la argumentación de Gould se desprende que es perfectamente posible ser católico, protestante, budista, musulmán, judío, etc., y al mismo tiempo conser- var visiones científicas del mundo. De hecho, esgrime Gould, desde Newton hasta Juan Pablo II, los grandes científicos han sido teístas, y los grandes teólogos han defendido los avances de la ciencia. No tengo dificultad en admitir que los más grandes científicos de la historia, de forma general, han conservado creencias religiosas. De hecho, yo complementa- ría la defensa de Gould argumentando, como hace el historiador de la ciencia Stan- ley Jaki, que algunas ideas exclusivas de la cosmovisión judía y cristiana fueron muy favorables al desarrollo de la ciencia. Pero, con todo, creo que es una falacia inferir que, a partir de estos hechos, la ciencia y la religión no están en conflicto. En primer lugar, Gould tiene en mente una concepción de la religión que, a mi juicio, no se corresponde con lo que los ejemplos concretos de religión en realidad son. A juicio de Gould, la religión ofrece respuestas a preguntas que la ciencia no puede responder, especialmente en lo que concierne a temas morales. Según su interpretación, en base a la célebre refutación de la falacia naturalista adelantada por G.E. Moore, la ciencia enseña cómo es el mundo, mientras que la religión enseña cómo debería ser el mundo. Mi objeción a este argumento es que la religión pretende mucho más que la elaboración de meras proposiciones morales; de ninguna manera se limita a señalar Reseña, Revista de Filosofía, Nº 59, 2008-2, pp. 115 - 121 119

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  • GOULD, Stephen Jay. Ciencia versus religin: un falso conflicto. Crtica,Barcelona, 2007, 232 pp.

    En una edicin pasada de la Revista de Filosofa, publiqu una resea del li-bro The God Delusion (El espejismo de Dios), del eminente bilogo Richard Da-wkins. En esa obra, el autor en cuestin expresa su punto de vista segn el cual lareligin y la teora de la evolucin (y la ciencia en general) son irreconciliables. Enbuena medida, el libro de Dawkins fue una reaccin contra la presente obra deStephen Jay Gould, clebre bilogo y ensayista fallecido en 2002.

    All donde Dawkins ve un conflicto irreconciliable entre ciencia y religin,Gould considera que este conflicto no necesariamente tiene por qu desarrollarse.Para justificar su posicin reconciliadora entre ciencia y religin, Gould, quien di-cho sea de paso, se consider un agnstico en el sabio sentido de T.H Huxley [elprimero en usar el trmino agnosticismo] (p. 16), propone que, tanto la cienciacomo la religin, para evitar conflictos entre ellas, se adhieran al principio MANS,siglas para la frase Magisterios no se superponen. En otras palabras, Gould consi-dera que, si la ciencia y la religin encuentran cada una magisterios de su compe-tencia, y se comprometen a no entrometerse en los otros, perfectamente puedencoexistir. El magisterio de la ciencia estara confinado a las explicaciones sobre elreino emprico: de qu est hecho el universo (realidad) y por qu funciona de lamanera que lo hace (teora), mientras que el magisterio de la religin se extiendesobre cuestiones de significado ltimo y de valor moral (p. 14).

    As, de la argumentacin de Gould se desprende que es perfectamente posibleser catlico, protestante, budista, musulmn, judo, etc., y al mismo tiempo conser-var visiones cientficas del mundo. De hecho, esgrime Gould, desde Newton hastaJuan Pablo II, los grandes cientficos han sido testas, y los grandes telogos handefendido los avances de la ciencia.

    No tengo dificultad en admitir que los ms grandes cientficos de la historia,de forma general, han conservado creencias religiosas. De hecho, yo complementa-ra la defensa de Gould argumentando, como hace el historiador de la ciencia Stan-ley Jaki, que algunas ideas exclusivas de la cosmovisin juda y cristiana fueronmuy favorables al desarrollo de la ciencia. Pero, con todo, creo que es una falaciainferir que, a partir de estos hechos, la ciencia y la religin no estn en conflicto.

    En primer lugar, Gould tiene en mente una concepcin de la religin que, a mijuicio, no se corresponde con lo que los ejemplos concretos de religin en realidad son.A juicio de Gould, la religin ofrece respuestas a preguntas que la ciencia no puederesponder, especialmente en lo que concierne a temas morales. Segn su interpretacin,en base a la clebre refutacin de la falacia naturalista adelantada por G.E. Moore, laciencia ensea cmo es el mundo, mientras que la religin ensea cmo debera ser elmundo. Mi objecin a este argumento es que la religin pretende mucho ms que laelaboracin de meras proposiciones morales; de ninguna manera se limita a sealar

    Resea, Revista de Filosofa, N 59, 2008-2, pp. 115 - 121 119

  • cmo debe ser el mundo, frecuentemente ha irrumpido en el magisterio de la ense-anza sobre cmo es el mundo. Adems de eso, tambin me resulta problemtico asu-mir que la religin est en mejor posicin que la ciencia o la filosofa para dar leccio-nes morales. Ciertamente la ciencia tiene dificultades para ofrecernos respuestas a lapregunta cmo debemos vivir? (pues la prescripcin no siempre se deriva de la des-cripcin), pero, dificulto que la religin tambin pueda hacerlo. El clebre dilema plan-teado por Platn en el Eutifrn (El bien es ordenado por Dios porque es bueno, o esbueno porque es ordenado por Dios?), debera generar serias dudas respecto a la capa-cidad de la religin para ofrecer pautas morales.

    Gould sostiene como principio rector del MANS el siguiente mandamiento:No mezclars los magisterios al afirmar que Dios ordena directamente aconteci-mientos importantes en la historia de la naturaleza mediante interferencia especialque slo la revelacin puede conocer y que no es accesible a la ciencia (p. 86). Enotras palabras, Gould sostiene que, para que la religin no interfiera con la ciencia,debe prescindir de sus creencias en milagros y su defensa de dogmas de fe. Estapretensin es sencillamente ingenua: ninguna de las religiones testas estara dis-puesta a abandonar los milagros o ciertas doctrinas slo defendidas por la fe.

    Ciertamente algunas de las narraciones en la Biblia y el Corn han sido alegori-zadas por exgetas judos, cristianos y musulmanes. As, por ejemplo, Gould felicita alos catlicos por su disposicin a alegorizar el relato de la Creacin en Gnesis, y acep-tar a la teora de la evolucin como un hecho, como buena demostracin de queMANS es posible. Pero, vale preguntarse, estn los catlicos dispuestos a alegorizar elnacimiento virginal o la resurreccin de Jess? La creencia literal en estos eventos cier-tamente interfiere en lo que la ciencia ensea sobre el proceso de fecundacin o des-composicin de cadveres. A propsito, nunca he entendido por qu el catolicismo sest dispuesto a alegorizar las narrativas de los primeros captulos de Gnesis, pero nola de los ltimos captulos de los evangelios.

    Creo que el nico sistema religioso que medianamente podra ajustarse a lasexigencias de Gould para no entrar en conflicto con la ciencia, es el desmo: pres-cinde de milagros y slo apela a la teologa natural. No creo que los testas conven-cionales (judos, cristianos, musulmanes) encontrarn en MANS una respuesta sa-tisfactoria, pues el mismo contenido de sus doctrinas religiosas hace inevitable unaintromisin en el magisterio de las ciencias. Con todo, ni siquiera considero que eldesmo pueda conciliarse a plenitud con la ciencia. Si, como postula el desmo y lateologa natural, Dios calcul detalladamente los ajustes de su creacin, el universocreado sera muy diferente de un universo que no fue creado, sino formado obede-ciendo a procesos que no estn guiados por una inteligencia.

    Gould sostiene reiteradamente la opinin segn la cual, ciencia y religin concompatibles, pues la primera no puede decir nada sobre la existencia o inexistenciade Dios y otros preceptos de la religin. Ciertamente, en estricto sentido, la ciencia

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  • no puede pronunciarse sobre la existencia o inexistencia de Dios. Hasta ahora, laciencia no ha encontrado evidencia para afirmar la existencia de Dios, pero Gouldinsiste en que eso no es motivo para negar lo divino, pues es perfectamente posibleque, en dimensiones desconocidas inaccesibles a la ciencia, se encuentre Dios. Midificultad con este argumento es que, si en efecto la ciencia no puede pronunciarsesobre la existencia o inexistencia de Dios, tampoco puede hacerlo respecto a losvampiros, las hadas madrinas o los extraterrestres. Quizs estas entidades tambinexistan en un plano inaccesible a nosotros. Gould exige respeto para el cientficoque sostenga la creencia en Dios, pero, yo me pregunto si exigira el mismo respetopara el cientfico que sostenga la creencia en el chupacabras csmico. Si la cienciano ha encontrado a Dios (o al chupacabras csmico), para qu pronunciarse sobreuna entidad inaprehensible a los sentidos, y sobre la cual no hay un concepto defi-nitivo? Ciertamente debemos estar abiertos a la posibilidad de su existencia, pero,en el entretiempo, es mejor callar al respecto, y vivir como si no existiese.

    Gabriel AndradeUniversidad del Zulia

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    Resea, Revista de Filosofa, N 59, 2008-2, pp. 115 - 121 121