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Anarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo Andrew Flood 2006 La insurrección —el levantamiento armado del pueblo— ha estado siempre rondando al corazón del anarquismo. Los primeros documentos programáticos del movimiento anarquista, fueron redactados por Ba- kunin y por un grupo de republicanos europeos de iz- quierda insurgente en transición al anarquismo en la Italia del 1860. En ellos, no rompían con el insurreccio-

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Anarquismo,insurrecciones e

insurreccionalismo

Andrew Flood

2006

La insurrección —el levantamiento armado delpueblo— ha estado siempre rondando al corazón delanarquismo. Los primeros documentos programáticosdel movimiento anarquista, fueron redactados por Ba-kunin y por un grupo de republicanos europeos de iz-quierda insurgente en transición al anarquismo en laItalia del 1860. En ellos, no rompían con el insurreccio-

nalismo, sino que con el republicanismo de izquierda;poco después, Bakunin tomaría parte en una insurrec-ción en Lyon, en 1870.

La política radical europea de los cien años previos,había estado dominada por insurrecciones diversas,desde que la exitosa insurrección de 1789, en Francia,desencadenó el proceso que llevó al derrocamiento glo-bal del orden feudal. El asalto a la Bastilla del 14 deJulio de 1789 demostró el poder del pueblo en armas;este movimiento insurrecional que cambiaría la histo-ria de Europa, probablemente fue llevado a cabo portan sólo mil personas.

Insurrección y política de clases

1789 también impuso el patrón de que, siendo laclase trabajadora la que constituía la masa insurgen-te, fue la burguesía la que cosechó los beneficios —suprimiendo a las masas en el proceso de introducir sudominio de clase. Esta lección no pasó desapercibidapara quienes vieron la libertad como algo que involu-craba la liberación económica y social de todos, y noel derecho de una nueva clase a explotar “democráti-camente” a las masas.

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En las insurrecciones republicanas que estallaronen Europa en el siglo siguiente, y particularmente en1848, el conflicto entre las clases de capitalistas y pe-queños capitalistas republicanos con lasmasas republi-canas, se agudizó más y más. Hacia 1860, este conflic-to llevó a la emergencia de un movimiento específica-mente socialista que crecientemente fue percatándosede que la libertad para todos es algo que la burgue-sía republicana combatiría —del lado del viejo ordende ser necesario. Para Bakunin, fue la experiencia dela insurrección polaca de 1863 la cual le aclaró defini-tivamente que la burguesía republicana temía a unainsurrección campesina más que al Zar. Entonces, lalucha por la libertad tendría que realizarse bajo unanueva bandera —una que buscase la organización delas masas trabajadoras según sus intereses exclusivos.

Estos anarquistas tempranos, acogieron las nuevasformas emergentes de organización obrera, y en par-ticular, la Asociación Internacional de Trabajadores oPrimera Internacional. Pero pese a que vislumbraronel poder de la clase obrera organizada en sus sindica-tos, a diferencia de la mayoría de los marxistas, no en-tendieron esto como señal de que el capitalismo podríaser reformado. Los anarquistas insistían en que la in-

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surrección sería aún necesaria para derrocar a la viejaclase dominante.

Insurrecciones anarquistas tempranas

Los intentos insurreccionalistas anarquistas se desa-rrollaron junto al crecimiento del movimiento. De he-cho, incluso antes del alzamiento de Lyon, el anarquis-ta Chávez López ya había estado envuelto en un mo-vimiento insurgente indígena en México en abril de1869, proclamando unmanifiesto que llamaba a «reem-plazar con el principio de gobiernos comunales autó-nomos,la soberanía del gobierno nacional, ya conocidocomo el corrupto colaborador de los hacendados».1 EnEspaña en los 1870s, los intentos de los obreros de for-mar sindicatos enfrentaron una fuerte represión, conlos anarquistas involucrados en múltiples insurreccio-nes, las que en el caso de algunos pequeños centros in-dustriales durante las insurrecciones de 1873, fueronlocalmente exitosas. En Alcoy, por ejemplo, luego deque los obreros papeleros en huelga por una jornadade ocho horas fueran reprimidos, “los obreros ocupa-ron e incendiaron las fábricas, asesinaron al alcalde, y

1 John M Hart’s «Anarchism and the Mexican WorkingClass».

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marcharon por las calles con las cabezas de los policíasque habían masacrado”2 En España se verían muchasinsurrecciones lideradas por los anarquistas, antes dellegar a la más exitosa —aquella que enfrentó y casiderrotó al golpe fascista de Julio de 1936.

En Italia en 1877, Malatesta, Costa y Cafiero lide-raron una banda armada en dos poblados de la Cam-pania. Ahí quemaron los registros de impuestos y de-clararon el fin del reinado de Víctor Emmanuel —sinembargo, sus esperanzas de despertar la insurrecciónfracasaron y las tropas no tardaron en llegar. Bakuninya había estado involucrado en un intento de insurrec-ción en Boloña, en 1874.

Los límites de las insurrecciones

Muchos de estos intentos insurreccionales tempra-nos, llevaron a una severa represión estatal. En España,el movimiento fue forzado a la clandestinidad a media-dos de los 1870. Esto llevó al movimiento al período dela “Propaganda por el Hecho”, en el que algunos anar-quistas reaccionaron a esta represión con el asesinatode elementos de la clase dominante, incluídos algunos

2 James Joll, The Anarchists, 229.

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reyes y presidentes. El Estado, a su vez, escaló la re-presión, luego de algunos bombazos en Barcelona en1892, y alrededor de 400 personas fueron llevadas a lasmazmorras de Montjuich, donde fueron torturadas. Seles arrancaron las uñas, los hombres colgaban de lostechos y sus genitales les eran torcidos y quemados.Muchos murieron a causa de la tortura antes de serllevados a juicio y cinco serían luego ejecutados.

Se puede argumentar que la falla teórica fatal duran-te este período, fue la creencia de que los trabajadoresen todas partes estaban prestos a rebelarse y por tanto,todo lo que los grupos anarquistas debían hacer era en-cender este reguero de pólvora con una insurrección.Esta debilidad teórica, no sólo era exclusiva del anar-quismo —como ya hemos visto, tal era también el en-foque del republicanismo radical, lo que significó quea veces, como en España y en Cuba, anarquistas y re-publicanos se encontraron luchando juntos en contrade las fuerzas estatales. En otros lugares, la izquierdatambién jugó tal rol —la Rebelión de Pascuas de 1916en Irlanda vio una alianza militar entre sindicalistasrevolucionarios y nacionalistas.

Sin embargo, la aproximación organizativa originalde los anarquistas del círculo de Bakunin no se limita-ba a organizar intentos insurreccionales, sino que ade-

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más, incluía el involucramiento de los anarquistas enlas luchas de las masas obreras. Si bien algunos anar-quistas respondieron a las circunstancias generandouna ideología alrededor del “ilegalismo”, la mayoríacomenzaba a orientarse hacia estas luchas de masasy, en particular, formaban y entraban a los sindicatosde masas, sobre bases sindicalistas revolucionarias. Enlos primeros años del siglo XX, los anarquistas parti-cipaban, o sencillamente formaron, la mayoría de lossindicatos revolucionarios que dominaron la arena dela política radical hasta la Revolución Rusa. Muchasveces, estos mismos sindicatos se veían ellos mismosenvueltos en insurrecciones, como en 1919 en Argen-tina y Chile, que incluyó en Chile a trabajadores que“tomaron posesión de la ciudad patagónica de PuertoNatales, bajo las banderas rojas y los principios anarco-sindicalistas”.3 Anteriormente, en 1911, los anarquis-tas mexicanos del PLM, con ayuda de muchos miem-bros de la IWWde los EEUU, “organizaron batallones…en Baja California y tomaron posesión de la ciudad deMexicali y de las áreas circundantes”.

3 Agradezco a Pepe por la información en los eventos de Ar-gentina y Chile.

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Insurrecciones y Comunistas Anárquicos

La tradición organizativa de los anarco-comunistasen el anarquismo, puede ser rastreada hasta Bakuniny los primeros documentos programáticos producidospor el emergente movimiento anarquista de los 1860s.Pero estas ideas organizativas no fueron desarrolladasde ninguna manera colectiva, sino hasta la década del1920. Aún había individuos y grupos que defendían losprincipios claves del anarco-comunismo organizado;presencia en la lucha de masas del pueblo obrero y ne-cesidad de una organización y propaganda anarquistasespecíficas.

El anarco-comunismo se perfiló claramente en 1926cuando un grupo de revolucionarios exiliados analiza-ron el por qué del fracaso de sus esfuerzos hasta lafecha. El resultado de este proceso fue la publicaciónde un documento conocido como la “Plataforma Orga-nizativa de los Comunistas Libertarios”, que ya hemosen otras ocasiones analizado en detalle.4

Lo relevante en este caso, es llamar la atención deque, al igual que sus predecesores de 1860, este grupode anarco-comunistas trataban de aprender de la par-

4 Revisar los números 8 y 10 de Hombre y Sociedad (N. delE.).

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ticipación de los anarquistas en las insurrecciones yrevolución del período de 1917-1921. En este grupo seencontraba Nestor Makhnó, figura clave de la masivainsurrección conducida por los anarquistas en la Ucra-nia occidental. El Ejército Insurgente Revolucionariode Ucrania luchó durante esos años contra los austro-húngaros, contra los pogrom anti-semitas, varios ejér-citos blancos y contra el Ejército Rojo controlado porlos bolcheviques.

Los “plataformistas”, como se les llamaría después,escribieron “El principio de la esclavitud y de la explo-tación de las masas por la violencia, constituye la ba-se de la sociedad moderna. Todas las manifestaciones desu existencia: economía, política, relaciones sociales, des-cansan sobre la violencia de clase, cuyos órganos de losque sirve son: Autoridad, la policía, el ejército, los juzga-dos… El progreso de la sociedad moderna: la evolucióndel Capital y el perfeccionamiento de su sistema políti-co, fortalece el poder de la clase dominante, y hace lalucha en contra de ellos más difícil… El análisis de la so-ciedad moderna nos lleva a la conclusión que la única

5 Organisational Platform of the Libertarian Communists,Dielo Trouda (Workers’ Cause), 1926 ver http://struggle.ws/plat-form/plat_preface.html

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vía para transformar la sociedad capitalista en una so-ciedad de trabajadores libres, es la vía de la RevoluciónSocial violenta”.5

La experiencia española

El siguiente desarrollo del comunismo anárquico,una vez más, iba de la mano de quienes habían esta-do al centro de una experiencia insurreccional — estavez, el grupo “Los Amigos de Durruti”, activos en la in-surrección de Barcelona de Mayo de 1937. Los “miem-bros y simpatizantes (de los Amigos de Durruti) erancamaradas prominentes del frente de batalla de Gel-sa”.6

Los Amigos de Durruti estaba compuesto de miem-bros de la CNT que eran altamente críticos del rol juga-do pro esta organización en 1936: “No se supo valorizarla C.N.T. No se quiso llevar adelante la revolución con to-das sus consecuencias. Se temieron las escuadras extran-jeras… ¿Es que se ha hecho alguna revolución sin tenerque afrontar innúmeras dificultades? ¿Es que hay algu-na revolución en el mundo de tipo avanzado que haya

6 Jaime Balius (secretario de los Amigos de Durruti), Ha-cia una Nueva Revolución, ver http://struggle.ws/fod/towardsin-tro.html

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podido eludir la intervención extranjera?… Partiendo deltemor y dejándose influenciar por la pusilanimidad nose llega nunca a la cima. Solamente los audaces, los deci-didos, los hombres de corazón, pueden aventurarse a lasgrandes conquistas. Los temerosos no tienen derecho adirigir las multitudes… La C.N.T. debía encaramarse enlo alto de la dirección del país, dando una solemne pata-da a todo lo arcaico, a todo lo vetusto, y de esta manerahubiésemos ganado la guerra y hubiéramos salvado larevolución… Pero se procedió de una manera opuesta…Se inyectó un balón de oxígeno a una burguesía anémicay atemorizada”.7

A lo largo y ancho del mundo, el anarquismo habíasido aplastado en el período previo, durante y despuésde la Segunda Guerra Mundial. Los anarquistas se vie-ron participando en los movimientos guerrilleros anti-fascistas de Europa durante la Guerra, pero después,fueron reprimidos tanto por el “comunismo” oriental,así como por la “democracia” occidental. En Uruguay,uno de los pocos lugares donde un significativo movi-miento anarquista sobrevivió, la FAU libró una luchaarmada clandestina en contra de la dictadura militaren los 70s. Los anarco-sindicalistas cubanos, en parti-

7 Hacia una Nueva Revolución.

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cular los obreros tabacaleros, jugaron un significativorol en la Revolución Cubana, sólo para ser reprimidosposteriormente por el nuevo régimen.

La ideología del insurreccionalismo

Hay una larga tradición en el anarquismo de cons-truir ideologías alrededor de una táctica. No sorprende,entonces, que a larga y honda participación de anar-quistas en insurrecciones ha dado origen a una ideolo-gía anarquista insurreccionalista.

Una definición temprana del insurreccionalismo (eninglés) la encontramos en esta traducción de 1993:“Consideramos como la forma de lucha más adecuadaen el presente estado del conflicto de clases, en casi todaslas situaciones, a la lucha insurreccional, y esto es parti-cularmente cierto en el área mediterránea. Por prácticainsurreccionalista, nos referimos a la actividad revolu-cionaria que intenta recuperar la iniciativa en la accióny no se limita a esperar o a simples respuestas defensivaspara atacar a las estructuras de poder. Los insurreccio-

8 For an Anti-authoritarian Insurrectionist International-Proposal for a Debate, Anti-authoritarian Insurrectionalist Inter-national, (Promoting Group), Elephant Editions 1993 ver http://www.geocities.com/cordobakaf/inter.html

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nalistas, no se suscriben a las prácticas cuantitativas deesperar, por ejemplo, a los proyectos organizativos cuyoprimer objetivo es crecer en números antes de interveniren las luchas, y que, durante este período de espera, se li-mitan al proselitismo y a la propaganda, o a la tan estérilcomo inocua contrainformación”.8

Como ideología, el insurreccionalismo se origina enlas peculiares condiciones de Italia y Grecia en la post-guerra. Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, ha-bía una posibilidad revolucionaria real en ambos paí-ses. En muchas áreas, los partisanos de izquierda ex-pulsaron a los fascistas antes de que las fuerzas alia-das llegaran. Pero según los acuerdos de Yalta, Stalininstruyó a la izquierda revolucionaria oficial en el Par-tido Comunista, que contuvieran la lucha. Como re-sultado de ello, Grecia pasaría décadas bajo dictadurasmilitares, mientras que en Italia, el Partido Comunista,continuaba conteniendo las luchas. El insurrecciona-lismo fue una entre muchas ideologías socialistas nue-vas que nacieron debido a estas particulares circuns-tancias. El desarrollo del insurreccionalismo en ambospaíses, empero, está más allá del enfoque de este ar-tículo. Lo que más nos interesa, es el desarrollo de laideología insurreccionalista en el mundo angloparlan-te.

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Insurreccionalismo en el mundo angloparlante

Un insurreccionalista ha descrito cómo las ideas lle-garon desde Italia, “El anarquismo insurreccionalista seha desarrollado en el movimiento anarquista de hablainglesa desde los 80s, gracias a las traducciones y escritosde Jean Weir en sus ‘Ediciones Elephant’ y en su revis-ta ‘Insurrection’… En Vancouver, Canadá, los camaradasque participaban en la Cruz Negra Anarquista, así comoen el Centro Social Anarquista local, y en las revistas ‘NoPicnic’ y ‘Endless Struggle’ fueron influenciados por losproyectos de Jean y esto conllevó a la práctica siempreen desarrollo de los anarquistas insurreccionalistas deesa región hoy día… La revista anarquista ‘DemolitionDerby’ en Montreal también hablaba de algunas noti-cias anarquistas insurreccionalistas en aquellos días”.9

Que ese insurreccionalismo surgiera como una ten-dencia más distinguible en el anarquismo angloparlan-te en este período, tampoco debiera sorprendernos. Elmasivo rebrote que el anarquismo experimentó conlos movimientos de protestas a los foros globalizado-res fue en parte debido al gran grado de visibilidad de

9 Andy en respuesta a una versión preliminar de este artícu-lo en el foro anti-politics, ver http://www.anti-politics.net/forum/viewtopic.php?t=1052

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las tácticas del Bloque Negro. Luego de las protestas alForo de Praga en el 2000, el Estado aprendió cómo re-ducir enormemente la efectividad de tales tácticas. Po-co después de las desastrozas experiencias de Génovay de un número de Blooques controlados en los EEUU,surgieron argumentos que enfatizaban una mayor mi-litancia y una organización de carácter más clandes-tino , por una parte, así como alejarse del espectáculode las protestas en los foros, por otra.

A la vez, muchos jóvenes que entraban a la políticaanarquista por vez primera, frecuentemente, asumíande manera incorrecta que la imagen militante que leshabía llamado la atención por vez primera en las noti-cias, era producto del insurreccionalismo en particular.De hecho, la mayor parte de las variantes de anarquis-mo clasista, incluyendo los anarco-comunistas y sin-dicalistas revolucionarios, habían participado en pro-testas al estilo del Bloque Negro en estos foros. Comotodas estas variantes consideran que la insurrección esuna parte significativa para alcanzar la sociedad anar-quista, no hay nada de sorprendente en que se hayaninvolucrado en un poco de lucha callejera en las oca-siones en que tales tácticas tenían sentido. Para el fo-ro de Génova, cuando el Estado ya había, obviamente,aumentado los niveles represivos a su disposición, los

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anarco-comunistas debatían si tales tácticas tendríanfuturo, en las columnas de revistas como ‘Red & BlackRevolution’ y otras.

Las ideas del insurreccionalismo

Es probablemente de utilidad el aclarar ciertos mi-tos sobre el insurreccionalismo desde el comienzo. Elinsurreccionalismo no se limita a la lucha armada, pe-se a que pueda incluir la lucha armada, y la mayoríade los insurreccionalistas son bastante críticos del eli-tismo de las vanguardias armadas. Ni tampoco quieredecir que están constantemente tratando de comenzarinsurrecciones; la mayoría de los insurreccionalistasson los bastante inteligentes como para darse cuentade que el programamáximo no es siempre posible, aúncuando estén siempre dispuestos a condenar a otrosanarquistas por esperar.

¿Qué es entonces el insurreccionalismo? “Do orDie”n.10, publicó una introducción útil10, con el título de

10 La cual contiene, sin embargo, un error básico, el de des-cribir, curiosamente a la Federación Anarquista Italiana sintetistacomo “una organización plataformista”, lo que sugiere que los au-tores hicieron nulo o muy poco esfuerzo por comprender lo queel plataformismo es antes de rechazarlo.

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“Anarquismo Insurreccionalista: ¡Organizándonos pa-ra Atacar!”.11 Usaré citas de manera sustantiva de estaartículo en la discusión que sigue.

El concepto de “ataque” está en el corazón de la ideo-logía insurreccionalista, el cual se explica como sigue:

“El ataque es el rechazo de la mediación, dela pacificación, del sacrificio, de la acomo-dación, de tranzar en la lucha. Es mediantela acción y el aprendizaje para la acción,no mediante la propaganda, como abrire-mos el camino a la insurrección, pese a queel análisis y la discusión tengan un rol enla clarificación acerca del cómo actuar. Es-perar sólo enseña a esperar; al actuar, seaprende a actuar”.

Este ensayo se basa en varios trabajos insurreccio-nalistas previamente publicados, uno de ellos “Con elCuchillo Listo”, explica que:

“La fuerza de una insurrección es social, nomilitar. La rebelión generalizada no se mi-de con los encuentros armados, sino que con

11 Do or Die 10, 2003, online at http://www.eco-action.org/

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el grado en que la economía se paraliza, loslugares de producción y distribución son to-mados, la circulación gratuita que consumea todo cálculo… Ningún grupo guerrillero,sin importar cuán efectivo sea, puede reem-plazar a este movimiento grandioso de des-trucción y transformación”.12

La noción insurreccionalista del ataque no se basaen una vanguardia que logre la liberación para la cla-se obrera. En cambio, están claros de que “a lo que elsistema teme, no es tanto a estos actos de sabotaje en sí,sino que a que se propaguen socialmente”.13 En otras pa-labras, las acciones directas de pequeños grupos sólopueden ser exitosas si son asumidas por la clase obre-ra. Esta es una manera más útil de discutir la accióndirecta que el debate más convencional de la izquier-da que polariza en dos extremos, “grupos de accióndirecta”, que ven a sus acciones como objetivos en sí

dod/no10/anarchy.htm12 Anon., At Daggers Drawn with the Existent, its De-

fenders and its False Critics, Elephant Editions ver http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/dagger.html

13 Do or Die 10 , «Insurrectionary Anarchism and the Orga-nization of Attack».

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mismas, versus organizaciones revolucionarias que re-chazan pasar de la propaganda para la acción demasas—y que frecuentemente, condenan las acciones de losgrupos pequeños como “elitistas”.

Revueltas y lucha de clases

Los insurreccionalistas, frecuentemente, reconocenla lucha de clases donde la izquierda reformista se nie-ga a verla. Escribiendo sobre la Inglaterra de comien-zos de los 80, Jean Weir observaba que “las luchas quetienen lugar en los ghettos del centro, son frecuentementemalinterpretados como violencia vandálica. Los jóvenesque luchan contra la exclusión y el aburrimiento son ele-mentos de avanzada del choque de clases. Los muros delghetto deben caer, no reforzarse”.14

La idea de que tal tipo de acciones deban propagar-se por toda la clase obrera, es también vista por losinsurreccionalistas como una importante respuesta alargumento de que el Estado puede, simplemente, repri-mir a los grupos pequeños. Se señala que “es material-

14 J.W., Insurrection, online at http://www.geocities.com/kk_abacus/insurr5.html

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mente imposible para el Estado y el Capital, controlartodo el terreno social”.15

Como podría imaginarse, los deseos individualesson centrales al insurreccionalismo, pero no como enel individualismo de la “derecha libertaria”. Más bien,“el deseo de la auto-determinación individual y de laauto-realización conlleva a la necesidad de un análisisde clase y a la lucha de clases”.16

La mayoría de la teoría insurreccionalista que he-mos revisado hasta ahora no presenta, hasta ahora,ningún problema real de principios para los anarco-comunistas. A nivel teórico, los problemas surgen conla ideología organizativa que los insurreccionalistashan elaborado en paralelo. Gran parte de ésta, ha sidoelaborada como una crítica ideológica hacia el restodel movimiento anarquista.

El organizador

La crítica insurreccionalista del “organizador”, sibien es útil para advertir de los peligros que surgen con

15 Do or Die 10 , «Insurrectionary Anarchism and the Orga-nization of Attack».

16 Do or Die 10 , «Insurrectionary Anarchism and the Orga-nization of Attack».

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tal rol, se ha expandido hasta ser una posición ideológi-ca que presenta tales riesgos como inevitables. Se nosdice que “es la labor del organizador el transformar ala multitud en una masa controlable y representar a esamasa en los medios o las instituciones estatales” y “parael organizador… la acción real siempre debe estar en elúltimo vagón para mantener la imagen ante los medios”.

Probablemente, la mayoría de nosotros estamos ha-bituados a campañas de izquierda, conducidas por al-gún partido en particular, en donde exactamente estoque se ha descrito es lo que ocurre. Pero nuestra ex-periencia nos demuestra que tal cosa no es inevitable.Es bastante factible que individuos colaboren en la or-ganización de una lucha sin que esto ocurra. Un ca-marada que tiene más tiempo que el resto, toma mástareas que deben ser llevadas a cabo —¿no es entoncesun organizador?

El problema con esta aparente condena a priori delos “organizadores” es que no permite un análisis dequé hace que ocurra esta clase de problemas y, porconsiguiente, como puede prevenirse tal cosa.

En el caso de los medios, no hay misterio. Cualquie-ra que haga trabajo mediático para una lucha contro-vertida, será bombardeado con preguntas acerca de laeventualidad de la violencia —en términos mediáticos,

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esta es una historia que “vende”. Si sufren de esto to-dos los días, todas las semanas, entonces comenzarána amoldar la lucha en función de esta agenda de losmedios.

La solución es simple. Este problema sucede porquela izquierda tiende a tener a sus “líderes”, que hacen eltrabajo clave de organización en las protestas, tambiéncomo el contacto mediático de la protesta. Nuestra ex-periencia muestra que, al dividirse los dos roles, cosaque los organizadores de un evento específico no seala misma gente que habla a los medios, entonces es-te problema se reduce bastante, si no completamente.Los organizadores reales están aislados de los medios,pero transmiten toda la información a quien sea no-minado como vocero ante los medios. Ese vocero antelos medios no tiene, sin embargo, voto en cuanto a laorganización de la protesta.

Los medios y la opinión popular

Esto nos lleva a la definición insurreccionalista delos medios: “Una opinión no es algo que primero se déen medio del público en general y que, luego, sea repro-ducido en los medios, como un simple reportaje de laopinión pública. Una opinión existe primero siempre en

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los medios. Luego, los medios reproducen la opinión unmillón de veces asociando la opinión a ciertos tipos depersonas (los conservadores piensan x, los liberales pien-san y). La opinión pública se produce como una serie desimples elecciones o soluciones (‘Yo estoy a favor de laglobalización y del libre comercio’ o ‘yo estoy a favor demayor control nacional y del proteccionismo’). Se supo-ne que todos debemos elegir —como elegimos líderes ohamburguesas— en lugar de pensar nosotros mismos”.

Esto suena bastante bien —y hay un grado consi-derable de verdad en esto. Pero este análisis genera-lizador, nuevamente, previene la discusión respecto acómo superar estos problemas. Hasta la hora en quetengamos nuestros propios medios alternativos — yaún así, muchos de los problemas mencionados segui-rán ocurriendo— estaríamos dementes si no usáramosaquellas secciones de los medios mediante los cualespodemos llegar a millones de personas a las cuales lafalta de recursos nos impide llegar.

Y si bien los medios gustan de simplificar las histo-rias reduciéndolas a elecciones binarias, esto no signi-fica que todos los que reciben la información a travésde estos medios aceptan esta división. Mucha, si es queno toda la gente, tiene cierta comprensión de que los

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medios no son perfectos y por tanto tienden a no acep-tar estas divisiones binarias.

¿Esperando la revolución?

Se nos dice que la izquierda, en general, y el restodel movimiento anarquista, en particular, esperan.

“Una critica de separación y representación que justi-fica la espera y acepta el rol crítico. Con el pretexto deno separarse del ‘movimiento social’, se termina denun-ciando cualquier práctica de ataque como ‘arranque detarros’ o comomera ‘propaganda armada’. Una vez más,los revolucionarios son llamados a ‘desenmascarar’ lasreales condiciones de los explotados, esta vez por su pro-pia inacción. No hay, por tanto, rebelión posible sino enun movimiento social visible. Entonces, todo quien actúedebe, necesariamente, querer suplantar al proletariado.El único patrimonio a defender pasa a ser la ‘crítica ra-dical’, la ‘lucidez revolucionaria’. La vida es miserable,entonces, no se puede más que teorizar la miseria”.17

Aquí encontramos la principal debilidad del insu-rreccionalismo —su falta de discusión seria de otras

17 Anon., At Daggers Drawn with the Existent, its De-fenders and its False Critics, Elephant Editions ver http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/dagger.html

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tendencias anarquistas. Se nos quiere hacer creer queotros revolucionarios, incluyendo todos los otros anar-quistas, favorecen el esperar mientras se predica sobrelos males del capitalismo, en vez de tomar la acción.Hay algunos pocos grupos para quienes esto pueda sercierto, pero la cierto es que, incluyendo al movimientorevolucionario no anarquista, la mayoría de las orga-nizaciones se involucran en formas de acción directacuando creen que éstas tienen sentido táctico. En reali-dad, este es un juicio que también hacen los insurrec-cionalistas —como todos los demás, reconocen la nece-sidad de esperar hasta el momento preciso. Ellos reco-nocen que mañana no será hora de tomar por asalto laCasa Blanca.

Crítica de la organización

Otro aspecto en el que afloran las fallas de la ideolo-gía insurreccionalista es cuando se trata de la cuestiónde la organización. El insurreccionalismo se declara así mismo en contra de la “organización formal” y a fa-vor de la “organización informal”. Frecuentemente es-to no queda muy claro, ya que por organización “for-mal” se refieren como una chapa, simplemente, paratodo lo que pueda salir mal en una organización.

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Los insurreccionalistas intentan definir la organi-zación formal como “organizaciones permanentes quesintetizan todas las luchas en una única organización,y organizaciones que median las luchas con la institu-ciones de dominación. Las organizaciones permanentestienden a transformarse en instituciones que se erigenencima de la multitud en lucha. Tienden a desarrollaruna jerarquía formal o informal y a quitar el poder ala multitud… La constitución jerárquica de las relacio-nes de poder remueve las decisiones del momento en quees necesario tomarlas y las ubica dentro de la organiza-ción… las organizaciones permanentes tienden a tomardecisiones sin basarse en las necesidades de algún obje-tivo o acción específico, sino que en las necesidades dela organización, especialmente, de su preservación. Laorganización se convierte en un fin en sí mismo”.

Si bien esta puede ser una buena crítica del leninis-mo o de las formas social-demócratas de organización,no describe, en realidad, las formas anarquistas de or-ganización existentes —en particular, la organizaciónanarco-comunista. Los anarco-comunistas, por ejem-plo, no pretenden “sintetizar todas las luchas en unaorganización única”. Mas bien, creemos que la organi-zación específicamente anarquista deben involucrarseen las luchas de la clase obrera, y estas luchas deben

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ser dirigidas por la misma clase —no dirigidas por unaorganización cualquiera, sea anarquista o no.

Soluciones para el problema de la organización

Lejos de desarrollar las jerarquías, nuestra constitu-ción no sólo prohíbe la jerarquía formal, sino que ade-más contiene previsiones diseñadas para prevenir laemergencia de jerarquías informales. Por ejemplo, unconsiderable poder informal puede recaer sobre quiensea el único que pueda desarrollar algún tipo de ta-rea particular y que esté en esa posición durante va-rios años. Por esto, la constitución del WSM dice queningún miembro puede permanecer en un cargo parti-cular por más de tres años. Pasado ese tiempo, debenabandonar el cargo.

Esta clase de mecanismos formales para prevenir eldesarrollo de jerarquías informales, son comunes enlas organizaciones anarco-comunistas. De hecho, esun ejemplo de que la organización formal es una ma-yor protección en contra de la jerarquía, ya que nues-tro método de organización formal también nos per-mite acordar reglas para prevenir el desarrollo de lasjerarquías informales. El insurreccionalismo carece deuna crítica seria de las jerarquías informales pero, co-

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mo cualquiera activo en el movimiento anarquista enel mundo angloparlante lo sabe, la falta de organiza-ciones formales de alguna envergadura significa quelos problemas de jerarquía en el movimiento son másque nada, problemas de jerarquía informal.

Si dejamos de lado todo aquello que es una des-viación en la organización, entonces, el concepto in-surreccionalista de organización “formal” se reduce auna organización que permanece entre y a lo largo delas luchas. Pero incluso en estas circunstancias su dis-tinción se obscurece, pues los insurreccionalistas tam-bién preven que, a veces, las organizaciones informa-les puedan involucrarse en más de una lucha, o pasarde una lucha a la siguiente.

Desde una perspectiva anarco-comunista, el mayorfuerte de una organización, es que ayuda a crear comu-nicación, objetivos comunes y unidad entre y a lo largode las luchas. No en el sentido formal de que todas lasluchas sean forzadas en un programa y bajo un únicomando. Sino que en el sentido informal de que la or-ganización anarco-comunista actúe como un canal decomunicación, movimiento y debate entre las luchasque permite una mejor comunicación y aumenta, así,las posibilidades de la victoria.

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La alternativa insurreccionalista —la organizacióninformal

El método de organización favorecido por los insu-rreccionalistas se orienta según el principio de que“el mínimo de organización necesario para alcanzarnuestros objetivos es siempre lo mejor para maximi-zar nuestros esfuerzos”. Lo que esto significa es peque-ños grupos de compañeros que se conocen bien y quetienen bastante tiempo disponible entre ellos para dis-cutir diversas cuestiones o la acción —es decir, gruposde afinidad.

Se nos dice que “tener una afinidad con un camaradasignifica conocerle, haber profundizado el conocimientosobre él. En la medida en que ese conocimiento crezca, laafinidad se acrecienta al punto de hacer la acción con-junta posible”.18

Por supuesto, los insurreccionalistas saben que losgrupos pequeños son frecuentemente demasiado pe-queños como para alcanzar un objetivo propio, y porello plantean que estos grupos pueden federarse tem-poralmente para alcanzar un fin específico.

18 O.V.,Insurrection, online at http://www.geocities.com/kk_abacus/insurr3.html

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Ha habido intentos de extender esto a un plano in-ternacional.

“La Internacional Insurreccionalista Anti-Autoritariatiene por fin ser una organización informal… que se ba-sa, por tanto, en la profundización progresiva del conoci-miento recíproco de todos sus adherentes… para este fin,todos los adherentes deben enviar documentación queconsideren necesaria para hacer su actividad conocida…al grupo promotor”.19

Los núcleos autónomos de base.

Es obvio que una revolución libertaria exitosa re-quiere de una masa de gente organizada. Los insurrec-cionalistas admiten esto, y han intentado construirmo-delos de organización de masas que se ajusten a susprincipios ideológicos. Los núcleos autónomos de ba-se, como se les llama, se basan originalmente en el Mo-vimiento Autónomo de Obreros Ferroviarios de Turíny las ligas autogestionadas en contra de la base de mi-siles de Comiso.

19 For An Anti-authoritarian Insurrectionalist International,Elephant Editions 1993 ver http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/insurint.html

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Alfredo Bonnano en “La Tensión Anarquista”, des-cribió la experiencia de Comiso de la siguientemanera:“un modelo teórico de esta naturaleza fue usado a fin deprevenir la construcción de la base de misiles norteame-ricana de Comiso a comienzos de los 80s. Los anarquis-tas que intervinieron durante dos años, formaron ‘ligasautogestionadas’”.20

Él las describe así, “Estos grupos no debieran estarcompuestos exclusivamente de anarquistas. Todos quie-nes pretendan luchas para alcanzar los objetivos dados,incluso objetivos circunscritos, pueden participar siem-pre y cuando tomen en cuenta algunas condiciones esen-ciales. Primero que nada, el ‘conflicto permanente’, es-to es, grupos que se caractericen en atacar la realidaden que se encuentran, sin esperar órdenes externas. Lue-go, la característica de ser ‘autónomos’, esto es, que nodependan ni tengan relaciones de ninguna clase con lospartidos políticos o las organizaciones sindicales. Final-mente, que enfrenten a los problemas uno por uno, y queno propongan plataformas con demandas genéricas queinevitablemente terminarían transformándose en admi-

20 Alfredo Bonanno, The Anarchist Tension, Original, LaTensione anarchica. Traducido por Jean Weir, 1996, ver http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/tension.html

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nistradores, como un mini-partido o como una diminutaalternativa a los sindicatos”.21

Por más que tengan el título de autogestionadas, es-tas ligas, de hecho, se parecen mucho a los referentesusados para vincular y controlar las luchas sociales dediversas organizaciones leninistas. ¿Por qué? Pues por-que la definición entregada es de una organización que,a la vez que busca organizar a las masas, lo hace segúnlos lineamientos definidos por los grupos informalesde anarquistas. De ser verdaderamente autogestiona-da, ciertamente, sería la misma Liga la que definiríasu método de operación y qué cuestiones serían entorno a las cuales lucharía. Pero desde los inicios, laLiga excluye no sólo a todas las otras organizacionesque pudieran hacer la competencia, sino que incluso,las relaciones con partidos politicos u organizacionessindicales. Insistimos, cualquier lucha realmente auto-gestionada, decidirá ella misma con quien mantenerrelaciones y no seguirá, sencillamente, los dictados deuna minoría ideológica organizada.

Otro insurreccionalista, O.V., define a las ligas co-mo “el elemento que vincula a la organización específi-ca informal anarquista a las luchas sociales”, y dice de

21 Alfredo Bonanno, The Anarchist Tension, Original, La

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ellas, “los ataques son organizados por los núcleos, encolaboración con las estructuras específicas anarquistasque proveen del apoyo práctico y teórico, desarrollandola búsqueda de los medios requeridos para la acción, se-ñalando las estructuras y los individuos responsables dela represión, y ofreciendo un mínimo de defensa en con-tra de los intentos de recuperación política o ideológicadel poder o en contra de la represión pura y simple”.22

En todo caso, esto termina siendo peor —las estruc-turas anarquistas específicas reciben el rol de determi-nar ellas mismas cualquier decisión significativa pa-ra la Liga. Esto convierte en un sinsentido cualquierdeclaración sobre autogestión y transforma a tal ligaen una criatura manipulada por cuadros autoprocla-mados de auténticos revolucionarios, supuestamente,capaces de tratar con aquellas cuestiones que los otrosmiembros no pueden. Esto parece contradecir tanto loque los insurreccionalistas predican, que es necesarioque nos detengamos a considerar por qué terminan ensemejante posición.

Tensione anarchica. Traducido por Jean Weir, 1996, vert http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/tension.html

22 O.V.,Insurrection, ver http://www.geocities.com/kk_abacus/insurr2.html

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La cuestión del acuerdo

La razón subyace en el hecho de que la acción co-mún precisa, obviamente, de un cierto nivel de acuer-do en común. La aproximación insurreccionalista a es-to, es muy difícil de comprender, y es la razón por lacual tan curiosas contradicciones emergieron en las li-gas autogestionadas defendidas por ellos. El problemaes que para alcanzar acuerdo, se requiere de tomar de-cisiones, y en el proceso de tomar decisiones, se abrela posibilidad de que una decisión mayoritaria contra-venga lo que piensan los cuadros informales.

El artículo de ”Do or Die” intenta definir este evi-dente problema de la siguiente manera: “la autonomíapermite que se tomen decisiones cuando sea necesario,en vez de predeterminarlas o retrasarlas con las decisio-nes de un comité o de una asamblea. Esto no significa ,sin embargo, que no debiéramos pensar estratégicamen-te acerca del futuro ni tener acuerdos o planes. Al con-trario, los planes y acuerdos son útiles e importantes. Loque enfatizamos, es la flexibilidad que permita a la genteel desembarazarse de los planes, cuando éstos se vuelvaninútiles. Los planes debieran ser adaptables a los eventosen la medida en que se desencadenan”.

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Esto nos plantea más interrogantes que lo que inten-taba responder —¿cómo es posible planificar sin prede-terminar algo?, si un grupo de gente piensa estratégi-camente acerca del futuro ¿no ese grupo, entonces, uncomité o una asamblea, aunque no utilice tal nombre?¿hay realmente quien se empecine con planes que nosean adaptables en la medida en que los eventos se des-encadenen?

Desde una perspectiva anarco-comunista, el puntodel pensamiento estratégico acerca del futuro, es utili-zar ese pensamiento para la planificación a futuro. Losplanes requieren de la toma de decisiones por adelanta-do —predeterminadamente, por lo menos hasta ciertopunto. Y los planes deben ser acordados y elaboradosformalmente, lo que, ciertamente, implica asambleasy, posiblemente, reuniones de algún comité. ¿Para quénegar todo esto?

Negociación

Al igual que los más ideologizados anarco-sindicalistas, los insurreccionalistas toman unaposición ideológica en contra de las negociaciones.“Los compromisos sólo hacen al Estado y al Capitalmás fuertes”, nos dicen. Pero esta consigna sólo

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funciona cuando se es un grupo reducido sin ningunainfluencia sobre las luchas. A menos que sea enun contexto revolucionario, resulta inusual ganarde lleno una lucha; por tanto, si queremos que anuestras ideas se les ponga atención, una y otra vez,nos veremos enfrentados, ora a una victoria limitada,y consecuentemente, negociada, o arriesgamos laderrota en las puertas de la victoria, por plantear lalucha más allá de lo que sabemos puede obtenerse.Ciertamente, nuestro objetivo ha de ser ganar todocuanto nos sea posible, ¿o ha de ser sucumbir engloriosas derrotas?

Aparentemente para ellos, la cuestión no sería ga-nar. Un insurreccionalista, entusiasta, describe cómo“los obreros que, durante una huelga ilegal, llevaban uncartel que decía, ‘No pedimos nada’, comprendían que laderrota está implícita en su reclamo”.23 Esto sólo tienesentido si los obreros en cuestión ya son revoluciona-rios. Si esta es una lucha social , digamos, por reduc-ción en las rentas o por un aumento de salarios, talcartel es un insulto a las necesidades de los que estánluchando.

23 Anon., At Daggers Drawn with the Existent, its De-fenders and its False Critics, Elephant Editions ver http://

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A menos que sea durante la revolución, la cuestiónno es si negociar o no negociar, sino mas bien, quiénnegocia, con qué mandato y sujeto a qué procedimien-tos. La realidad es que, de evadirse estas cuestiones, elvacío resultante será llenado por los autoritarios, quie-nes estarán felices de negociar en sus términos, de ma-nera de minimizar su responsabilidad ante las bases.

Represión y debate

Sin entrar en los detalles de cada controversia, unproblema grave en todos los países en donde los in-surreccionalistas llevan sus palabras a los hechos, esque frecuentemente esto significa ataques que logranpoco o nada, excepto proveer de una excusa para la re-presión estatal y aislar al conjunto de los anarquistas,no sólo a aquellos responsables, del movimiento socialmás amplio.

Los insurreccionalistas plantean estar abiertos a de-batir tácticas, pero la realidad de la represión estatalsignifica que, en la práctica, cualquier crítica de esasacciones sea presentada como alinearse con el Esta-do. Casi hace 30 años, Bonnano intentó definir a todos

www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/dagger.html

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los que piensan que tales acciones son prematuras ocontra-productivas como partidarios del Estado, cuan-do escribió en el “Placer Armado” que,

“Cuando decimos que el tiempo no ha llegado paraatacar con las armas al Estado, estamos abriendo laspuertas delmanicomio para aquellos camaradas que rea-lizan tales acciones; cuando decimos que no ha llegadola hora de la revolución, estamos ajustando la camisa defuerza, cuando decimos que, objetivamente, tales accio-nes son una provocación, ponemos su traje blanco a lostorturadores”.24

La realidad es que, muchas de las acciones adjudica-das por los insurreccionalistas, no estánmás allá de lascríticas —y si a los trabajadores no se les permite cri-ticar tales acciones, ¿no quedan entonces reducidos alrol de meros observadores pasivos en una lucha entreel Estado y la minoría revolucionaria? Si, como nos di-ce Bonnano implícitamente, no se pudiera criticar aúnlas más descabelladas de las acciones, entonces, no hayninguna clase de discusión táctica.

24 Alfredo Bonanno, Armed Joy, Traducido por Jean Weir,Original, La gioia armata, 1977 Edizioni Anarchismo, Catania,1998 Elephant Editions, Londres ver http://www.geocities.com/kk_abacus/ioaa/a_joy.html

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Hacia una teoría anarco-comunista

Los anarquistas comunistas han adoptado una apro-ximación diferente para probar la cordura de algunaaccion militante. Esta significa que, cuando se dice ac-tuar a favor de algún grupo en particular, entonces hayprimero que demostrar que este grupo está de acuer-do con la clase de tácticas que se proponen utilizar. Es-ta cuestión es mucho más importante para la prácticaanarquista que la cuestión de si lo que algún grupoanarquista decide es una táctica apropiada o no.

Como hemos visto, los anarco-comunistas no tie-nen objeciones de principio hacia las insurrecciones,ya que nuestro movimiento se ha forjado en una tra-dición de insurrecciones y se ha inspirado en muchosde los protagonistas de tales insurrecciones. En el pre-sente, continuamos desafiando las limitaciones que elEstado busca imponer a la protesta cuando esto con-lleva llevar las luchas hacia adelante. Pero insistimos,este no es un juicio que nos corresponde a nosotrostomar solos —en casos en que planteamos solidarizarcon algún grupo (ej, trabajadores en huelga), debe serentonces ese grupo el que dicte los limites de las tácti-cas que se puedan usar en sus luchas.

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El insurreccionalismo ofrece una crítica útil de bas-tante de lo que ha sido una práctica común en la iz-quierda. Pero, falazamente, intenta extender tal críti-ca a todas las formas de organización anarquista. Yen ciertos casos, las soluciones propuestas para supe-rar problemas reales de la organización resultan peo-res que los problemas que se proponían resolver. Losanarco-comunistas, ciertamente, pueden encontrar lostextos insurreccionalistas instructivos, pero la solu-ción a los problemas de la organización revolucionariano serán encontrados en ellos.

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Biblioteca anarquistaAnti-Copyright

Andrew FloodAnarquismo, insurrecciones e insurreccionalismo

2006

Recuperado el 21 de abril de 2013 desdeanarchism.pageabode.com

Publicado originalmente en Red & Black RevolutionNº 11, 2006.

es.theanarchistlibrary.org