Analfabetismo Funcional
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Analfabetismo funcional
PLANTEAMIENTO
Hoy en día la sociedad esta sufriendo por un problema de lectura y
comprensión de ella. Este conflicto se denomina analfabetismo
funcional lo cual es una incapacidad que tiene el individuo para
utilizar su capacidad de lectura, escritura y dificultad para resolver
de forma eficiente las situaciones de la vida. Se diferencia del
analfabetismo en sentido estricto en que éste supone la incapacidad
absoluta de leer o escribir frases sencillas en cualquier idioma. Una
persona analfabeta no sabe leer ni escribir. Un analfabeta funcional,
en cambio, lo puede hacer hasta un cierto punto, con un grado,
variable de corrección y estilo. Un analfabeta funcional no sabrá
resolver de una manera adecuada tareas necesarias en la vida
cotidiana por ejemplo rellenar una solicitud de trabajo, entender un
contrato, seguir instrucciones escritas, interpretar señales de tráfico,
limita la interacción de la persona con las tecnologías de la
información y la comunicación. Aquellos con analfabetismo funcional
pueden ser sujeto de intimidación social, riesgos de salud, estrés,
bajos salarios , y otras dificultades relacionadas con su inhabilidad.
Estudiar el analfabetismo funcional mejorará la relación de las
personas, la salud, aportaciones de trabajo, de superación como
persona, el autoestima, mejores resultados académicos y mejorará la
capacidad del hombre para enfrentarse a los retos y conflictos que a
éste se le presenten, por lo tanto se pretende erradicar el
analfabetismo funcional, inculcando buenos hábitos de lectura,
mejorando la calidad de cultura en la población.

Analfabetismo funcional
OBJETIVO GENERAL
Disminuir el analfabetismo funcional en toda la población
Mexicana, refiriéndome a adolescentes, adultos y niños,
para mejorar la calidad educativa y fomentar la cultura de
lectura.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Dar conferencias obligatorias para los alumnos sobre fomentar
la lectura.
Formar grupos de analfabetas funcionales y brindarles atención.
Zonas de lectura en toda la ciudad.
Clubs de lectura e las escuelas.

Analfabetismo funcional
HIPOTESIS
La población en México a perdido el interés por aprender nuevas
cosas, esto se debe a los medios masivos que han llegado a la
actualidad; la tecnología a puesto celulares en nuestras manos y nos
a despojado de los libros que en muchas acciones es nuestra única
saluda a un mejor nivel educativo.
VARIABLES INDEPENDIENTES
Nivel educativo bajo en México
Falta de libros
Más medios de comunicación, menos interés en libros.
Tecnología
Desinterés por aprender y conocer nuevas cosas.
VARIABLES DEPENDIENTES
La falta de libros en instituciones educativas hace que México
tenga un bajo nivel cultural, por lo tanto los estudiantes no
saben leer y entender un texto, esto hace que no puedan
conseguir un buen trabajo, ni tener un buen trabajo, ni tener
una buena calidad de vida. La falta de cultura y educación
aumenta en gran escala el analfabetismo funcional.

Analfabetismo funcional
DELIMITACIÓN
LIMITES GEOGRAFICOS: oficialmente llamado Estados
Unidos Mexicanos,11es un país situado en la parte meridional
de América del Norte. Limita al norte con los Estados Unidos de
América, al sureste con Belice y Guatemala, al oeste con
el océano Pacífico y al este con el México y el mar Caribe. Es
el décimo cuarto país más extenso del mundo, con una
superficie cercana a los 2 millones de km². Es el undécimo
país más poblado del mundo, con una población que a
mediados de 2013 ronda los 118 millones de personas,6 7 12 la
mayoría de las cuales tienen como lengua materna el español,
al que el estado reconoce como lengua nacional junto a 67
lenguas indígenas propias de la nación.
LIMITES TEMPORALES: ESTA INVESTIGACIÓN SE INICIÓ EL 11
DE AGOSTO DEL 2014 Y FINALIZÓ EL DIA 03 DE DICIEMBRE DEL
2014.
LIMITES ESPACIALES: Estas investigaciones y entrevistas se
llevaron a cabo con estudiantes de la METROPOLITANA DE
COAHUILA, nivel Bachillerato, se localiza en:
Venustiano Carranza 111 y Calle de la Fuente 137,
Monclova, Coahuila

LIMITES TEORICOS: Las investigaciones expuestas fueron
obtenidas de documentos PDF y personas expertas en el tema.
Analfabetismo funcional
MARCO HISTORICO
El analfabetismo funcional es un problema que ha habitado el mundo
desde los inicios de la escritura. Desde hace muchos años la escritura
y lectura se ha reservado a tan solo unos cuantos privilegiados. El
analfabetismo se define por la Organización para la Educación, la
Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas, UNESCO, como “aquella
que está incapacitada para leer y escribir una breve frase sobre su
vida cotidiana”.
El analfabetismo funcional no es un problema que se haya propagado
en estos últimos años del siglo XXI, sino que este problema existe
desde la alfabetización que se remonta a los primeros años en que
surgió la escritura aproximadamente a partir del año 3500 AC,
desarrollándose en antiguas civilizaciones por todo el mundo. Como
se menciona anteriormente, sólo los privilegiados tenían derecho a
saber leer y escribir, en algunos casos sólo los monjes eran los únicos
que sabían hacer estos actos, ya que se dedicaban todo el tiempo al
aprendizaje de éstos.
La alfabetización en México surgió cuando los españoles ante la
necesidad de
Dominar a los habitantes de los territorios recién descubiertos,
debieron modificar radicalmente su cosmovisión y costumbres,
mediante una tarea educativa que fue entendida como el

“evangelizar”. El Papa Alejandro VI había concedido a España la
posesión y explotación de las tierras descubiertas bajo la condición de
que se ocuparan de su evangelización. Los frailes, en quienes recayó
esa tarea, fueron los primeros educadores o maestros en
la nueva filosofía y forma de vida; para comprender a sus discípulos y
así poder difundir su doctrina aprendieron ellos mismos el náhuatl.
Este hecho habla claramente de cómo el proceso de aprendizaje en
aquel tiempo abarcó, en profundidad y extensión, fenómenos mucho
más importantes que los planteados explícita y conscientemente.
Pero a los conquistadores, que te-nían objetivos pragmáticos y
económicos, les interesaban los territorios, los recursos naturales y
las materias primas, y veían en los pobladores indígenas tan sólo a
los trabajadores que extraerían y producirían sus riquezas. Los
misioneros
llegados a América tenían una visión muy distinta de su función y se
vieron ante la oportunidad de crear, por primera vez, el “reino de Dios
en la tierra”;
Pese esta perspectiva, la educación-evangelización de los primeros je-
suitas,
Dominicos y franciscanos llegados a México terminó por ser más útil a
los intereses de dominación española.
Los españoles permitieron que nos evangelizarán sólo porque era la
única solución para que el Papa los apoyara y de alguna forma
tenernos controlados, lo que ellos no sabían es que al darnos la
escritura como herramienta, esto facilitaría que la población saliera
de la ignorancia en la que se vivía y esto diera oportunidad a saber
que sólo nos utilizaban para explotarnos , pensaban que los indígenas
batallarían para aprender su dialecto y para que comprendieran lo
que los evangelizadores querían trasmitirles, para su sorpresa fue
todo lo contrario, y eso lo veremos a continuación.
Los primeros misioneros enseñaron desde el evangelio hasta nuevas
formas de vivir y trabajar, sorprendiéndose de la facilidad con que sus

discípulos aprendían los oficios y las artes. Por ello los misioneros,
que junto con el náhuatl también asimilaron otros conocimientos de
los indios, entre ellos la costumbre prehispánica de “memorizar largos
textos e historias, empleando como ilustración y recurso
mnemotécnico la presentación de pinturas en lienzos y papeles,
pensaron en utilizar el mismo sistema para explicar la doctrina
cristiana, y se aplicaron a la tarea de pintar ellos mismos o hacer que
sus ayudantes pintaran algunas escenas evangélicas y figuras
simbólicas de los mandamientos y sacramentos”.
Los evangelizadores no sólo les enseñaron a hablar a los indígenas
sino que aprendieron el náhuatl, y obtuvieron una forma más sencilla
de memorizar largos textos, por medio de imágenes que al momento
de verlas, les recordaban las palabras, esto les dio la idea de utilizar
el mismo método para
enseñar la doctrina católica, así que los pusieron a pintar figuras
religiosas para que no se les olvidara lo que los evangelizadores les
enseñaban.
La educación, entendida como evangelización, se prolongó hasta el
siglo XVIII, periodo en que la ilustración provocó grandes cambios
culturales; la educación se concibió entonces como una necesidad a
la que hay que abocarse de manera metódica y sistemática. Fue en
esta época que se fundó la Academia de San Carlos, donde se
enseñaba di-bujo y matemáticas, y quienes tomaban clases eran
fundamentalmente artesanos con deseo de mejorar sus habilidades y
capacitación. Durante este siglo, tanto la Corona Española como la
Iglesia insistieron en la necesidad de castellanizar a los indios; sin
embargo, no fue sino hasta iniciado el siglo XIX en que se establece
en México la “Academia de Primera Letras para Adultos”, en donde
los indígenas debían aprender
a leer y escribir.

El interés por aprender se dio en el llamado siglo de las luces o
“ilustración” como gusten llamarlo, se le llamo así porque las
personas sintieron curiosidad por conocer, por explorar, sintieron la
necesidad de aprender. La educación se le atribuye en gran parte a la
ilustración porque es donde la mayoría de las personas salieron de
una ignorancia inmensa, pero hasta el siglo XIX se le permite a
México incorporar una academia.
A mediados del siglo XIX, consuma-da la guerra por la independencia,
los gobernantes de México busca-ron consolidar el país como Estado
y como Nación, lo que constituía una empresa difícil dadas las pugnas
Entre liberales y conservadores, así como la dispersión y
heterogeneidad de la población, que para entonces se calculaba en
ocho millones, de los cuales, aproximadamente seis eran indígenas.
Respecto de estos últimos, ya en esa época existía desacuerdo entre
si era mejor enseñarles el español o permitir
que cada etnia conservara su propia lengua. Con el triunfo y
consolidación del proyecto liberal, durante el gobierno de Ignacio
Comonfort, se dio un nuevo rumbo a la tarea educativa, que debía
servir para “regenerar a la sociedad, moralizarla y crearle
nuevamente hábitos de trabajo”.
Para lograrlo, se estableció la “Escuela Industrial de Artes y Oficios”, y
en 1861 Benito Juárez, como presidente de la Suprema Corte de
Justicia, expidió el decreto “Sobre Arreglo de la Instrucción Pública”,
por medio del cual se eliminó el catecismo de la enseñanza. Con esto
dio inicio la enseñanza laica en México.
La mayoría de la población en ese entonces era indígena, y esto
ocasionaba un desacuerdo porque se les podía enseñar el idioma
españolo o permitirles quedarse con su lengua natal, con el proyecto

liberal existieron varios cambios que debían servir para crear nuevos
hábitos de trabajo, y cuando Benito Juárez se encontraba con el cargo
de presidente de la Suprema Corte de justicia, decreto que la
educación debía ser laica, esto quiere decir que debía ser libre de la
enseñanza de cualquier religión, este decreto nos sigue hasta
nuestros días y es el que esta en la constitución Mexicana.
El Porfiriato marcó el triunfo definitivo de los liberales sobre el
imperio y se inició el despegue económico y el desarrollo
modernizador del Estado mexicano en todos los ámbitos -industrial,
agrícola, urbano, transportes, etc. En el área productiva se realizó el
Primer Congreso de Instrucción Pública; en aquel entonces, Justo
Sierra logró importantes avances, pero dada la magnitud de las
carencias no fue posible el acceso a la educación de la gran mayoría
de la población.
Aun con todo lo que se había podido avanzar en México en cuestiones
industriales, era notorio las carencias que la mayoría de la población
tenía, esto
Ocasiono que en gran masa de la población mexicana siguiera sin
saber leer y escribir, esto quiere decir que seguía existiendo el
analfabetismo.
A comienzos del siglo XX, pese de los logros obtenidos en el
desarrollo económico del país, el analfabetismo constituía un
problema ampliamente reconocido, por lo que se intentó darle
respuesta con la creación de las “escuelas rudimentarias”, en las que
en dos años se podría aprender lo indispensable. Sin embargo, el
proceso de alfabetización no dio inicio sino hasta el gobierno de
Álvaro Obregón, con la creación de la Secretaría de Educación Pública
y la designación de José Vasconcelos como su primer secretario.

Todos los presidentes anteriores habían tratado de disminuir el
analfabetismo, pero fue en realidad Álvaro Obregón quien si se
preocupo por erradicar este problema, así que creo la SEP, la cual
quedaba a cargo de José Vasconcelos.
En estas fechas se crearon también las escuelas rurales y las
misiones culturales, cuyo objetivo era dar educación a una amplia
masa de trabajadores indígenas y campesinos excluidos de los
servicios educativos, pues estos se concentraban en las ciudades; se
realizó una gran movilización social para llevar a cabo esta primera
campaña de alfabetización, y se imprimieron cartillas y todo tipo de
publicaciones para hacer frente al analfabetismo funcional y difundir
las nuevas ideas de nación y de pueblo que se quería promover.
Gracias a las instituciones educativas que se realizaron en las zonas
rurales los agricultores pudieron alfabetizarse, la educación dejo de
ser un privilegio que era solo para las ciudades, en realidad se traba
de sacar a México adelante, por medio de educación, mejores
trabajos, mejores sueldos.
Años más tarde, durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas,
la educación para los adultos se Profundizó y radicalizó y, con Ignacio
García Tellez como secretario de Educación Publica, se efectuó la
enmienda al artículo 3° constitucional, estableciéndose la “educación
socialista”, misma que estuvo definida e influenciada por la
reglamentación universitaria promovida por
Lombardo Toledano, a quien se debe la creación de la Universidad
Obrera,
en este mismo periodo.
Así, las campañas de alfabetización continuaron periódicamente. Se
ensayaron diferentes modalidades educativas durante el gobierno de

Manuel Avila Camacho y, siendo JaimeTorres Bodet secretario de
Educación Pública, se realizó una campaña alfabetizadora similar a la
que antes emprendiera José Vasconcelos, sólo que esta vez fue más
coercitiva, en tanto que se reformaron las leyes en la materia y se
estableció que toda persona que
supiera leer tenía la obligación de enseñar a una que no supiera.
El cumplimiento de dicha disposición alcanzó extremos, al grado que
en algunos Estados llegó a sancionarse, con multas e incluso con
arrestos, a quienes se mostraran negligentes en el cumplimiento de
la ley.
Entre los hechos sobresalientes de los años cuarenta, destacan el
restablecimiento de las Misiones Culturales, la reformulación
constante de las leyes referentes a la educación para combatir el
analfabetismo, la creación de la Dirección General de Alfabetización y
Educación Extraescolar, la precisión respecto del carácter
permanente de las campañas de alfabetización, así como la creación
de internados, brigadas, comunidades de promoción y la Procuraduría
de Asuntos Indígenas, iniciándose el desarrollo de una metodología y
la elaboración de materiales en las diferentes lenguas indígenas, con
la finalidad de extender la alfabetización hacia esta población.
Ya próximos al cierre de los años cuarenta, se creó el Instituto
Nacional Indigenista, como grupo consultivo que debía asesorar al
gobierno federal. En el mismo periodo México participa en la
constitución del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación y el
Desarrollo (UNESCO) y con el apoyo de éste se realizaron dos
proyectos: el “Ensayo Piloto de Educación Básica” y la creación del
Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en
América latina y el Caribe (CREFAL), con sede en Pátzcuaro,
Michoacán, en 1950.Si bien el analfabetismo había disminuido en el

transcurso de dos décadas (de 1940 a 1960), pasando del 56 por
ciento al 36.9 por ciento respecto de la población total del país, el
problema continuaba vigente; muchos de los “alfabetizados” se
habían convertido en “analfabetas funcionales”.
Para hacer frente a la problemática educativa desde sus raíces,
durante la gestión de Adolfo López Mateos y estando nuevamente
Jaime Torres Bodet a cargo de la Educación Pública, se creó el “Plan
11 años” y se elaboró una cartilla para alfabetizar, indistintamente, a
niños y adultos, con el objetivo de enseñar los conocimientos básicos
de manera sencilla.
El mayor mérito alcanzado en este periodo fue instituir el libro de
texto gratuito. Asimismo, se inició el uso de los medios de
comunicación masiva en apoyo a la educación, a través de programas
de radio y televisión. Durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se
llevó a cabo una nueva campaña de alfabetización selectiva e
intensiva, en donde se priorizó la educación de los niños, quienes no
debía rebasar los quince años sin saber leer, y se dejó en
Segundo término a los adultos de hasta cincuenta años de edad.
Respecto de la educación de adul-os se estableció que debía
comprender tres áreas: Básica, Tecnológica, y Formación Cívica y
Cultural.
Al inicio de los años setenta se dio un gran impulso en la educación
de adultos en general y a la educación indígena en particular, como
una de las consecuencias del movimiento estudiantil de 1968. En este
contexto se buscaron metodologías específicas para enseñar a los
adultos.
El rezago educativo comenzó a ver-se como un obstáculo para la
integración de la nación y para el desarrollo del país, ya que existían
seis millones de adultos analfabetas, el promedio de escolaridad de la

población no llegaba a 4 años de educación básica y sólo el 54 por
ciento de los niños de las ciudades que comenzaba su educación
primaria lograba concluir este ciclo, mientras que en el campo apenas
lo conseguía el 10 por ciento de ellos. Producto de las grandes
reformas educativas y de los compromisos adquiridos
internacionalmente, en 1978 dio inicio el programa “Educación para
Todos” bajo la responsabilidad de la Dirección General de Educación
para Adultos, encontrándose con los mismos problemas que en
décadas anteriores: falta de motivación, deserción, dificultad para
llevar adelante la propuesta autodidacta, etc.
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, en México se
percibieron los efectos de la crisis internacional, tanto en el ámbito
económico como en el social; la inflación llegó a su nivel más alto,
con la consecuente disminución del poder adquisitivo de la gran
mayoría de la población.
Es en este con-texto que se crea el Instituto Nacional para la
Educación de los Adultos (INEA), en 1981, con el fin de hacer frente al
reto de dar educación a más de seis millones de adultos analfabetas,
a quince millones de adultos que no habían concluido la primaria
y otros siete millones que no terminaron la secundaria. Así, el
principal
objetivo del INEA ha sido, hasta ahora, el de promover y proporcionar
servicios de alfabetización y de educación primaria y secundaria
a la población mexicana mayor de 15 años.
Para cumplir con sus propósitos, e lINEA ha implantado siete
modalidades de atención, entre las que destacan la otorgada a la
población indígena, la atención en casas o centros de trabajo, y la
atención grupal, teniendo la solidaridad y el autodidactismo como
principios básicos del quehacer del Instituto.

Si bien, iniciada la última década del siglo XX aún no se ha erradicado
el analfabetismo, éste ha disminuido hasta el 12.4 por ciento,
respecto de la población nacional.
Los autores concluyen esta larga, sistemática y hermosa obra
señalando los elementos jurídicos que dan congruencia a las acciones
del Instituto, y detallan con claridad narrativa los orígenes y la
situación actual de los programas y proyectos con los que se
pretende disminuir el analfabetismo, así como contribuir en la
elevación de los niveles educativos de la población mexicana.
El analfabetismo llego a México pero claramente después de la
evangelización a los indígenas, con el tiempo esta situación no a
disminuido en lo absoluto, los estudiantes no progresan, y la sociedad
no avanza. El analfabetismo funcional se agrava con el tiempo y es
más difícil erradicarla. Se supone que vivimos en un siglo en el que
hay más avances tecnológicos; pero ¿Dónde están los verdaderos
avances?, ¿Por qué la sociedad se estanca y no avanza intelectual,
cultural y profesionalmente?
Debido a esto muchas personas toman a los mexicanos como
sinónimo de ignorancia, debemos cambiar esta perspectiva, y actuar
antes de que siga creciendo este incapacidad por entender textos
simples que nos rodean a todos en la vida cotidiana.

MARCO TEORICO
Se denomina analfabetismo funcional a la incapacidad de un
individuo para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de
forma eficiente en las situaciones habituales de la vida. Se diferencia
del analfabetismo en sentido estricto en que éste supone la
incapacidad absoluta de leer o escribir frases sencillas en cualquier
idioma.
El analfabetismo funcional es el que la mayoría de la población,
puesto que la gran mayoría sabe leer y escribir, pero al leer el texto
no reflexiona sobre lo visto, no pueden resumir un texto, ni mucho
menos parafrasearlo.
El término analfabeto o analfabeta en su acepción original y más
simple (según el diccionario de la Real Academia Española) significa:
"Que no sabe leer ni escribir". Pero, a medida que ha ido
evolucionando la sociedad y que se ha tornado más compleja, el
concepto ha requerido una evolución propia con el fin de hacerlo
coherente con las necesidades de las personas así definidas. Digamos
que ha requerido desarrollarse para incluir habilidades progresivas
que permitan a las personas integrarse de mejor manera a la
sociedad.
la Real Academia Española es la que se encarga de dar la definición
exacta de cualquier palabra, claro que existen otras definiciones las
cuales hablan del analfabetismo funcional en grandes rasgos, pero la
mas exacta es la de la Real Academia Española.

En México, en términos generales, en el Censo de Población y
Vivienda se considera como analfabetos "…a los que han pasado de
la edad escolar y no saben leer ni escribir". En este sentido
entenderemos el concepto de analfabetismo.
En esta tónica, se asocia normalmente con la escuela, lugar
privilegiado para el aprendizaje, y la alfabetización vendría a ser la
etapa inicial o el primer nivel de la escolarización. Con frecuencia se
considera que el objetivo más importante de la educación primaria
consiste en aprender a leer y a escribir de forma correcta.
Lograrlo constituye la base y el fundamento para la educación
posterior, aquella que puede ser proporcionada por el sistema
educativo, el cual constituye uno de los sistemas sociales más
importantes, que se ha originado por el proceso de evolución general
de la sociedad y de diferenciación de sus funciones.
Se caracteriza por ser potencialmente incluyente de toda la
población y no sólo de una minoría privilegiada como antaño
ocurría.8 Por ello, ha sido objeto de atención especial por parte del
Estado.
No saber leer ni escribir constituye una de las más grandes
desventajas personales y sociales que una persona puede tener. De
hecho, se puede decir que esa condición margina, aísla y demerita a
los individuos, incluso en su propio medio social.
Sus implicaciones en la integración social y productiva de las familias
son muy importantes, justo por ello la educación es reconocida como
un derecho humano desde la Declaración universal de los derechos
humanos (1948), porque es una de las condiciones necesarias para
establecer relaciones de igualdad con los semejantes.
La condición de analfabetismo impide a quienes la padecen estar

plenamente incorporados a la sociedad, pues aísla a los individuos,
impide su propia socialización y es probable que limite la de los hijos.
Porque es un hecho reconocido que el capital cultural (no sólo
económico) de las familias tiene un impacto importante en la
educación de sus descendientes. Los alumnos que provienen de
familias donde existen libros, la costumbre de la lectura,
computadora, acceso a Internet, alimentación adecuada, buenas
condiciones de transporte, acceso a diversas actividades culturales o
recreativas tendrán muchas posibilidades más de aprender.
Donde hay carencias económicas, sociales o culturales, éstas
propenden a persistir a lo largo del tiempo. La pobreza y la
marginación tienden a crear mecanismos para autor reproducirse.
Difícilmente se sale de esa situación sin ayudas externas a las
familias, sin la mano visible y la acción compensadora del Estado.
El analfabetismo es un poderoso factor en la perpetuación de la
pobreza, la marginación y la exclusión social. En la actualidad, sin
niveles adecuados de formación no se tiene acceso al cúmulo de
información disponible ni a las actividades mejor remuneradas o a
niveles adecuados de capacitación para el trabajo; tampoco se cuenta
con el acceso y el disfrute pleno de los bienes culturales y las
expresiones del arte.
En el mundo de hoy, cuando se instauran de manera paulatina a
escala planetaria la sociedad y la economía del conocimiento, cuando
la educación se concibe como un proceso para toda la vida, el
analfabetismo incrementa la vulnerabilidad económica, social y
cultural de las personas y las familias que padecen ese lastre social.

Nuestro país ha tenido avances considerables en materia educativa.
De ello no hay duda, pero tampoco la hay en el sentido de que los
rezagos son igualmente notables. Basta recordar a los 32 millones de
mexicanos que se encuentran en condición de rezago escolar, ya sea
por su condición de analfabetos o por no haber concluido los estudios
de primaria o secundaria. Los avances registrados han estado ligados
a los esfuerzos e iniciativas de muchas personas, entre las que cabe
destacar a Justo Sierra y José Vasconcelos, dos ilustres universitarios
que hicieron lo necesario para la creación de la Secretaría de
Educación Pública hace menos de un siglo (octubre de 1921). Desde
entonces, se han dado progresos en la creación y consolidación del
sistema educativo actual, así como en la elevación del nivel educativo
de los mexicanos. A ello contribuyeron en parte las campañas
alfabetizadoras, en particular las encabezadas primero por José
Vasconcelos y más tarde por Jaime Torres Bodet.
Sin embargo, debe reconocerse que, a pesar de los logros y los
avances en el ámbito educativo, el analfabetismo no ha podido ser
desarraigado. Su permanencia indica que no se trata de un asunto
simple ni de fácil solución, por el contrario, es un problema complejo,
vinculado con las condiciones producto de la desigualdad y la
pobreza, que también han sido persistentes en el país; es la
manifestación de algo más grave y profundo, de más difícil solución.
En el lenguaje médico, vendría a ser un síntoma que, de manera
semejante a la fiebre, podría quizá hacerse desaparecer, pero no
resuelve la enfermedad o el motivo que la origina, al menos no de
raíz. El analfabetismo persiste en aquellos grupos sociales que están
marginados, que no tienen acceso a muchos de los bienes y servicios
a los cuales formal y supuestamente todos los mexicanos deberían
tener acceso.
Su persistencia tiene que ver con cierta reproducción de la estructura

de la sociedad mexicana y de las diferencias sociales, que la mera
alfabetización o, incluso, la educación escolar no pueden cambiar por
sí solas. Los contextos sociales, culturales y hasta lingüísticos
condicionan los procesos educativos y, por supuesto, también limitan
los alcances de la alfabetización.
Dimensiones del analfabetismo
Los 5.4 millones de personas analfabetas que existen en México
representan 4.8% de la población total. Los 6.1 millones que había en
1895 significaban casi 48% de la población que entonces tenía
nuestro país. Es claro que no es lo mismo un país con casi la mitad de
su población en condición de analfabetismo, que una que tiene 5% en
esa situación.
Por supuesto que las proporciones y los índices de analfabetismo han
disminuido; no obstante, el número absoluto sigue siendo muy
grande, sobre todo si consideramos los recursos tecnológicos y
pedagógicos con los que hoy contamos.
Los 6.1 millones de analfabetos que había en 1895 fueron en
aumento hasta 1970, cuando llegaron a casi 6.7 millones. Después de
esa década, disminuyó la cantidad absoluta de analfabetos, pero de
manera muy lenta. De hecho, en los últimos 40 años la cifra de
analfabetos bajó apenas 1.3 millones de personas, es decir, unos 32
mil cada año. Es evidente que debería haberse puesto más empeño
para abatir este problema.
No está por demás recordar que un esfuerzo alfabetizador relevante
de esta fase fue el encabezado por José Vasconcelos a partir de que,

en 1921, fuera designado secretario de Educación. Como se sabe,
instrumentó un ambicioso programa educativo y cultural dando
prioridad a la educación popular.
La campaña alfabetizadora que diseñó y promovió contó con el apoyo
de los universitarios; la Universidad Nacional de México, incluso, creó
en esa etapa dos escuelas nocturnas para obreros y colocó 500
tiendas de campaña para alfabetizar en plazas públicas y barrios
populares.
La obra educativa de Vasconcelos, incluida su campaña en favor de
la alfabetización, está reconocida como una de las más importantes
en la historia nacional. Por su parte, en la administración de Lázaro
Cárdenas también fueron relevantes las contribuciones en la
educación técnica, popular, campesina y para adultos.
A pesar de esos esfuerzos, debe reiterarse que si bien se logró
disminuir el índice de analfabetismo, el número total de ellos no
siguió la misma tendencia, es más, se incrementó un poco. Hacia
1950, en pleno gobierno de Miguel Alemán, en el país había ya 6.4
millones de analfabetos. Quizá en ello influyó el hecho de que la
educación para adultos perdió importancia y se dio prioridad a la
educación de los niños con el Plan de Once Años diseñado por Torres
Bodet al inicio de la década de los 40, en el gobierno de Ávila
Camacho.13
Fue hasta la década de los 70 cuando se notaron más los esfuerzos
por tratar de disminuir el número de analfabetos, tanto en términos
relativos como absolutos; en 1970, llegamos a la cifra máxima de 6.7
millones, que representaban 14% de la población total y más de la
cuarta parte de las personas de 15 años y más. A partir de esa fecha
y hasta el 2010, como ya dijimos, la cifra disminuyó en 1.3 millones.
Cabe aclarar que, por alguna razón, existe una divergencia entre la

información que sobre el analfabetismo ofrecen los censos de
población y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos
(INEA).
Según los primeros, en la década que va del 2000 al 2010, el número
de analfabetos bajó en 548 426 personas; el INEA, por su parte,
reporta haber atendido durante ese lapso a 3 850 521 personas en
sus programas de alfabetización, de los cuales 1 403 316 se
graduaron (ver cuadro 2), es decir, menciona haber alfabetizado casi
tres veces más personas que las que los censos registran. La
diferencia es más que evidente y no hay una explicación técnica
plausible de la discrepancia.