Ana la de Ingleside

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Anaesahoramadredecinconiños,ysufamiliaesunhogarfelizyllenodevida.Sinembargo,despuésdequinceañosdeserlamujerdeldoctor,undíasepreguntasisuadoradoGilbertlasigueamandocomoantes.Pero¿cómohapodidodudarlo?Aunqueyaesunamujeradulta,Anasiguesiendo,enelfondo,lamismapelirrojaalegreeincorregibledelasTejasVerdes.

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L.M.Montgomery

AnaladeInglesideSerieAna,ladeTejasVerdes·6

ePUBv1.0Salay31.10.13

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Títulooriginal:AnneofInglesideL.M.Montgomery,1939.

Editororiginal:Salay(v1.0)ePubbasev2.1

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ParaW.G.P.

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—¡Qué blanca está hoy la luz de la luna! —dijo Ana Blythe para sus adentrosmientrasrecorríaelsenderodeljardíndelacasadeDianaWright,rumboalapuertadelfrente.Pequeñospétalosdecapullosdecerezoscaían,desprendidosporlabrisamarina.

Sedetuvounmomentoparamirarlascolinasylosbosquesquehabíaamadoenotrostiemposyqueaúnamaba.¡QueridoAvonlea!GlenSt.Maryeraahorasulugarylohabíasidoyadurantemuchosaños,peroAvonleateníaalgoqueGlenSt.Maryno podría tener nunca. Fantasmas de sí misma la esperaban en cada rincón… loscamposporlosquehabíavagadoledabanlabienvenida…losecosnoborradosdeladulcevidadeantañoestabanalrededor…cadarincónteníaalgúnrecuerdoquerido.Aquíyallí,habíajardinesencantadosdondeflorecíantodaslasrosasdelpasado.AAnasiemprelegustabairaAvonleainclusocuando,comoenestaocasión,larazónde la visita era triste. Habían venido al funeral del padre de Gilbert, y Ana iba aquedarseunasemanamás.MarillaylaseñoraLyndenoseresignabanadejarlapartirtanpronto.

Suviejahabitacióndelabuhardillaseguíapreparadapararecibirla,ycuandoAnasubió lanochedesu llegada,seencontróconque laseñoraLyndehabíapuestoungranramodeprimaveralesfloressilvestresensuhonor…unramoque,cuandoAnahundió la cara entre las flores, parecía haber guardado toda la fragancia de añosnunca olvidados. La Ana de antes estaba esperándola allí. Profundas y atesoradasalegríasdeotrostiemposlealetearonenelcorazón.Lahabitacióndelabuhardillalaabrazaba,laretenía,laenvolvía.Miróconcariñolaviejacolchadehojasdemanzanoque la señora Lynde le había tejido, y las almohadas impecables adornadas conanchas puntillas tejidas por la señora Lynde, las alfombras tejidas por Marilla, elespejo que había reflejado la cara de la huerfanita con su frente virgen de niña, lahuerfanitaquesehabíaquedadodormidallorandoaquellaprimeranoche,hacíatanto.Anaolvidóqueeraunaalegremadredecincohijos,yque,enIngleside,SusanBakertejíaotravezmisteriososescarpines.Unavezmás,sesentíaAna,ladeTejasVerdes.

CuandolaseñoraLyndeentrócontoallas limpias, lahalló todavíamirándosealespejoconexpresiónsoñadora.

—Mealegromuchodetenerteotravezencasa,Ana,asíes.Hacenueveañosquetefuiste,peroalparecerniMarillaniyopodemosdejardeextrañarte.NoestamostansolasahoraqueDavysehacasado.Millieesencantadora,¡quétortashace!,aunqueescuriosacomounaardillacon todo.Pero siemprehedicho,y seguirédiciéndolo,quenohaynadiecomotú.

—Ah,peronopuedoengañaraesteespejo,señoraLynde.Meestádiciendo,contodaclaridad:«Yanoerestanjovencomoeras»—dijoAna,congestocaprichoso.

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—Tienesmuybienelcutis—dijolaseñoraLynde,consolándola—.Aunqueclaroquenuncatuvistemuchoscolores.

—Almenos,todavíanotengoasomo,dedoblepapada—dijoAna,conalegría—.Y mi viejo dormitorio me recuerda, señora Lynde. Me alegro. Me dolería tantoregresar y descubrir que me ha olvidado. Y es maravilloso volver a ver la lunaapareciendopordetrásdelBosqueEncantado.

—Parece un gran pedazo de oro en el cielo, ¿no? —dijo la señora Lynde,sintiendoqueentrabaenundesbordadovuelopoéticoyagradeciendoqueMarillanoestuvieracercaparaoírla.

—Mireesosabetospuntiagudosqueserecortancontraella,ylosabedulesenelvalle,queaúnlevantanlosbrazoshaciaelcielo.Ahorasonárbolesgrandes;erantanpequeñitoscuandoyolleguéaquí,queesosímehacesentirunpoquitovieja.

—Los árboles son como los niños—dijo la señora Lynde—. Es terrible cómocrecenapenasunalesdalaespaldaporunminuto.MiraaFredWright,notienemásquetreceañosyestátanaltocomoelpadre…

»Haypasteldepollocalientepara lacenay tehepreparadomisbizcochitosdelimón.Notemasdormirenesacama.HeoreadolassábanasyMarilla,quenosabíaque yo lo había hecho, volvió a orearlas, y Millie, que no sabía que las dos lohabíamos hecho, las oreó por tercera vez. Espero que Mary María Blythe salgamañana.Disfrutamuchodelosfunerales.

—LatíaMaryMaría…Gilbertlallamaasí,aunqueenrealidadessóloprimadelpadre.Siempremellama«Anita»—dijoAna,estremeciéndose—.Ylaprimeravezquemevio,despuésdecasada,medijo:«EsmuyextrañoqueGilberttehayaelegidoa ti. Podría haberse casado con tantas lindas muchachas…». Tal vez por eso quenunca me ha gustado… y sé que Gilbert tampoco la quiere, pero es demasiadoapegadoalafamiliaparaadmitirlo.

—¿Gilbertsequedarámuchosdías?—No.Tienequeregresarmañanaporlanoche.Dejóaunpacienteenunestado

muydelicado.—Ah, bien, supongo que habiendomuerto sumadre el año pasado, ya no hay

nadaquepuedaretenerloenAvonlea.ElviejoseñorBlythenuncallegóarecuperarsedelamuertedesuesposa…noteníanadaporquévivir.LosBlythehansidosiempreasí,siemprehandepositadodemasiadoenlascosasterrenas.EsmuytristepensarquenoquedaningunodelafamiliaenAvonlea.Eranunabuenaestirpe.Peroclaro,hayunmontóndeSloane.LosSloaneaúnsonSloane,Ana,yloseránporlossiglosdelossiglos,amén.

—Que haya cuantos quieran…Después de cenar, voy a salir a caminar por elviejojardínalaluzdelaluna.Supongoquealfintendréqueirmealacama,aunquesiempre he pensado que dormir en las noches de luna es una pérdida de tiempo…

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perovoyadespertarmetempranoparaverlasprimeraslucesdelamañanacuandosedesperezan por detrás del Bosque Encantado. El cielo se pondrá color coral y lospetirrojos estarán pavoneándose de un lado a otro, y tal vez un gorrioncito gris sepose en el alféizar de la ventana, y habrá pensamientos dorados y púrpuras paramirar…

—Pero los conejos se comieron todos losmacizos de lirios de junio—dijo laseñoraLynde con tristeza, y bajó la escalera sintiéndose aliviada por dentro de notenerqueseguirhablandodelaluna.

Anasiemprehabíasidounpocoraraenesesentido.Yalparecer,noteníamuchosentidoabrigaresperanzasdequecambiara.

DianaavanzóporelsenderoparaencontraraAna.Inclusoalaluzdelalunaseveía que sus cabellos seguían siendo negros, sus mejillas rosadas, y sus ojosluminosos.Perolaluzdelalunanopodíaocultarqueestabaunpocomásrobustaqueenañospasados…yDiananuncahabíasidoloquelagentedeAvonleaconsideraba«flacucha».

—Notepreocupes,querida,nohevenidoparaquedarme.—Comosiyofueraapreocuparmeporeso—dijoDiana,entonodereproche—.

Sabesquepreferiríamilvecespasarlanochecontigoqueiralarecepción.Tengolasensacióndequecasinonoshemosvistoyahorayatevaspasadomañana.PeroeselhermanodeFred,¿entiendes?,ynotenemosmásremedioqueir.

—Porsupuesto.Ysólohevenidounmomento.Hecogidoelcaminodeantes,Di,y pasé por la Burbuja de la Ninfa, por el Bosque Encantado, por tu viejo jardínfrondosoyporelEstanquedelosSauces.Hastamedetuveamirarlossaucesalrevésenelagua,comosolíamoshacer.Hancrecidotanto…

—Todo ha crecido —dijo Diana con un suspiro—. ¡Cuando miro al pequeñoFred!Todoshemoscambiadotanto…exceptotú.Túnocambiasnunca,Ana.¿Cómohacesparamantenertetandelgada?¡Mírameamí!

—Bastantematrona,cierto—rióAna—.Perotehassalvadodelensanchamientode lamadurez, Di. En cuanto a que yo no he cambiado, bien, la señora deH. B.Donnell está de acuerdo contigo. En el funeral me dijo que no parecía ni un díamayor.PerolaseñoradeHarmonAndrewsnopiensalomismo.Medijo:«¡Diosmeampare,Ana,quédesmejoradaestás!».Todoes según losojosdequienmira,o suconciencia. Los únicos momentos en los que siento que estoy envejeciendo soncuando miro las fotografías de las revistas. Los héroes y las heroínas me estánpareciendodemasiado jóvenes. Pero no te preocupes,Di,mañana las dos vamos avolveraserchicas.Esoesloquehevenidoadecirte.Vamosatomarnostodalatardelibre y visitaremos los lugares de antes, todos. Caminaremos por los prados yatravesaremos los viejos bosques frondosos de helechos. Veremos todas las viejas

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cosas que quisimos y las colinas, donde volveremos a encontrarnos con nuestrajuventud.Nadapareceimposibleenprimavera,yalosabes.Dejaremosdesentirnosmadres y personas responsables y seremos tan atolondradas como todavía meconsidera la señora Lynde en lo más profundo de su alma. No tiene sentido sersiempresensata,Diana.

—¡Caramba!Esoestípicodeti.Meencantaría,pero…—Nadadeperos.Yaséloqueestáspensando:«¿Quiénvaaprepararlacomida

paraloshombres?».—Noexactamente.AnaCordeliasabecocinartanbiencomoyo,apesardeque

no tiene más que once años —dijo Diana, orgullosa—. Lo iba a hacer de todasmaneras,porqueyopensabaasistiralaReunióndeDamasdeBeneficencia,peronoiré. Te acompañaré. Será como hacer que un sueño se haga realidad. Sabes, Ana,muchastardesmesiento,ypiensoquesomosniñaspequeñasotravez…Yollevarélacomida.

—Ycomeremosenel jardíndeHesterGray…Supongoqueel jardíndeHesterGraysigueexistiendo.

—Supongoquesí—dijoDiana,vacilante—.Noheestadoallídesdequemecasé.AnaCordeliasaleaexploraramenudo,perosiempreledigoquenosealejemuchode casa. Le encanta vagabundear por el bosque y un día, cuando la reprendí porhablarsolaeneljardín,medijoquenoestabahablandosola,queestabahablandoconel espíritu de las flores. ¿Te acuerdas de ese juego de té para lasmuñecas con loscapullitos rosados, que le enviaste cuando cumplió nueve años?Noha roto ni unapieza. Esmuy cuidadosa. Sólo lo usa cuando las Tres Personitas Verdes vienen atomareltéconella.Nopudesacarlequiénesson.Creoque,enalgunascosas,Ana,esaniñaesmuchomásparecidaatiqueamí.

—Tal vez hayamás en un nombre de lo que Shakespeare quiso admitir.No lequitesaAnaCordeliasusfantasías,Diana.AmísiempremedanpenalosniñosquenopasanalgunosañosenelPaísdelasHadas.

—Ahora Olivia Sloane es la maestra—dijo Diana, pensativa—. Es graduada,sabes,yvaenseñarenlaescueladuranteunañoparaestarcercadesumadre.Elladicequehayquehacerquelosniñosseenfrentenconlarealidad.

—¿Hallegadoeldíaenquedeboescucharquetúerespartidariadel«sloanismo»,DianaWright?

—No…no…¡no!Nome resultanada simpática.Tiene esamirada redondadeojosazules,comotodasufamilia…YnomemolestanlasfantasíasdeAnaCordelia.Son muy bonitas, como lo eran las tuyas. Supongo que ya tendrá suficiente«realidad»,talcomovanlostiempos.

—Bien,entoncesestádecidido.VenaTejasVerdesaesodelasdos,ybeberemosunacopitadellicordegrosellasdeMarilla…siguehaciéndolodevezencuando,a

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pesar delministro y de la señora Lynde… nadamás que para sentirnos realmentediabólicas.

—¿Te acuerdas del día en que me emborrachaste con ese licor? —preguntóDiana,riendo.Lapalabra«diabólica»noleimportabatantodichaporAnacomolehabríaimportadodichaporotrapersona.TodoelmundosabíaqueAnanodecíaesascosasenserio.Erasumaneradeser.

—Mañanatendremosundíade«¿teacuerdas?»,Diana.Noteentretengomás…ahívieneFredconelcoche.Tuvestidoesprecioso.

—Fredme convenció de comprarmeuno nuevo para la boda.Yodecía que nodebíamosgastardinero,yaqueestamosconstruyendoelnuevogranero,peroéldijoqueno ibaapermitirque suesposaparecieraunamujeraquien invitabanperonopodíair,cuandotodaslasdemásiríanemperifolladasalmáximo.¿Noestípicodeunhombre?

—Ah,pareceslaseñoraElliott,deGlen—dijoAnacontonosevero—.Cuidadoconesatendencia.¿Tegustaríavivirenunmundosinhombres?

—Seríahorrible—admitióDiana—.Sí,sí,Fred,yavoy.¡Ay,sí,estábien!Hastamañana,entonces,Ana.

AnasedetuvojuntoalaBurbujadelaNinfaenelcaminoderegreso.Legustabatanto aquel viejo arroyito…Cada ecode su risadeniña, que el arroyo algunavezhabíaatrapado,lohabíaguardadoyahoraparecíadevolverloasusoídosatentos.Susviejossueños…podíaverlosreflejadosenladiáfanaBurbuja…viejosjuramentos…viejos susurros… El arroyo lo guardaba todo y murmuraba, pero no había nadieescuchando,salvolossabiosyviejosabetosdelBosqueEncantado,queescuchabandesdehacíatanto…

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—Quépreciosodía…estáhechoespecialmenteparanosotras—dijoDiana—.Peromeparecequenodurarámucho;mañanatendremoslluvia.

—Noimporta.Beberemosdesubellezahoy,aunquemañanalaluzdesusolsehaya ido. Disfrutaremos de nuestra amistad aunque debamos separarnos mañana.Miraesascolinas largas,deeseverdedorado…esosvallesconsuazuldeneblina.Sonnuestros,Diana…nomeimportasiaquellacolinaperteneceaAbnerSloane…hoyesnuestra.Hayvientodeloeste:vaaserundíaperfecto.

Y así fue. Recorrieron todos los queridos lugares de antes: el Sendero de losAmantes, el Bosque Encantado, Idlewild, el Valle de las Violetas, el Sendero delAbedul, el Lago de Cristal. Había algunos cambios. Los pequeños abedules deIdlewild —donde hacía tanto tiempo habían tenido una casita de muñecas— sehabían convertido en árboles adultos; el Sendero del Abedul, no hollado en tantotiempo, estaba recubierto de helechos; el Lago de Cristal había desaparecido porcompletoydejadoapenasunhuecohúmedoymusgoso.PeroelValledelasVioletasestabapúrpuradebidoalasfloresyelvástagodemanzanoqueGilberthabíahalladounavezenlomásprofundodelbosqueeraunárbolinmensomoteadodediminutoscapullosterminadosenpuntasrojas.

Ellasibansinsombrero.ElcabellodeAnaaúnbrillabacomocaobalustrada,alaluzdelsol,yeldeDianatodavíaeradeunnegrobrillante.Intercambiabanmiradasde regocijo, de entendimiento, de cálida amistad. Por momentos, caminaban ensilencio…Anasiempredecíaquedospersonasqueseentendían tantocomoellayDiana podían sentir cada una los pensamientos de la otra. A veces salpicaban laconversacióncon¿teacuerdas…?«¿TeacuerdaseldíaquetecaísteenelcorraldelospatosdelosCobb,enlacalleTory…?¿TeacuerdasdecuandoasustamosalatíaJosephine…?¿TeacuerdasdenuestroClubdeCuentos…?¿TeacuerdasdelavisitadelaseñoraMorgan,cuandotemanchastelanarizderojo…?¿Teacuerdasdecómonos hacíamos señales con velas desde las ventanas…? ¿Te acuerdas de cómo nosdivertimosenlabodadelaseñoritaLavenderydelosmoñosazulesdeCharlotta…?¿TeacuerdasdelaSociedadparaelMejoramiento?».Casilesparecíaquepodíanoírsusantiguascarcajadasresonandoatravésdelosaños.

LaAVISestaba,alparecer,muerta.HabíaidodesintegrándosepocoapocotraslabodadeAna.

—Nopudieron sostenerla,Ana.Los jóvenesdeAvonleano son loque eran ennuestrostiempos.

—No hables como si «nuestros tiempos» hubieran terminado, Diana. Tenemosapenasquinceañosysomosalmasgemelas.Elairenoestállenodeluz:esluz.Creoquemehancrecidoalas.

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—Yomesientoigual—dijoDiana,olvidandoqueesamañanahabíahechosubirla marca de la balanza a setenta kilos—. A menudo siento que me encantaríaconvertirmeenpájaroporunrato.Hadesermaravillosovolar.

Labellezalasrodeabaportodaspartes.Insospechadosmaticesresplandecíanenlas penumbras de los bosques y relucían en los seductores senderos. El sol deprimaverasecolabaatravésdelasjóveneshojasverdes.Seoíanalegresgorjeosdepájarosportodaspartes.Habíapequeñosclarosdondeunosentíaquesebañabaenunlagodeorolíquido.Acadapaso,algunadulcefraganciaprimaverallesasaltabalossentidos… helechos aromáticos… bálsamo de abetos… el saludable olor de loscampos recién arados. Había un sendero bordeado de cerezos en flor… un viejocampoconcésped,cubiertodepequeñosarbolitosquereciéncomenzabanavivirytenían el aspecto de duendes traviesos que se hubieran agazapado entre los pastosaltos… arroyos que aún no eran «demasiado anchos para saltarlos»… flores devicariosbajo losabetos…ramasde jóveneshelechos rizados…yunabedulalquealgúnvándalohabíaarrancadolacortezablancaenalgunaspartes,dejandoexpuestala corteza oscura. Ana lomiró durante un rato tan largo, que a Diana le llamó laatención.No veía lo que veíaAna:matices del blancomás puro, exquisitos tonosdorados que se hacían más y más profundos hasta llegar a la última capa, querevelabauncastañooscurohondoeintenso…comoqueriendodemostrarquetodoslos abedules, tan virginales y fríos exteriormente, tenían sin embargo sentimientoscálidos.

—ElprimigeniofuegodelaTierraensuscorazones—murmuróAna.Yporfin,trasatravesarunbosquecitollenodehongos,encontraroneljardínde

HesterGray.Nohabíacambiadomucho.Todavíaposeíaladulzuradesushermosasflores.Había aúnmuchos lirios de junio, como llamabaDiana a los narcisos. Loscerezos estaban más viejos pero tenían bastantes flores blancas. Todavía podíaencontrarseelcaminocentralbordeadoderosales,yelviejomalecónestabablancoconlasfloresdefresas,azulconlasvioletasyverdeconloshelechos.Comieronenunrincóndeljardín,sentadassobreunaspiedrasmusgosas,conunarbustodelilasasus espaldas, que agitaba sus banderas púrpuras. Las dos tenían hambre y las doshicieronjusticiaalacomida.

—¡Qué bien sabe todo al aire libre!—suspiróDiana—.Tu torta de chocolate,Ana…,nohaypalabras,perotienesquedarmelareceta.AFredlevaaencantar.Élpuedecomercualquiercosa,porquenoengorda.Yosiempredigoquenovoyacomermás tortas, porque cada año engordo más.Me da pánico llegar a ser como la tíaabuelaSarah…Eratangorda,quehabíaquetirardeellaparalevantarlacadavezquesesentaba.Perocuandoveounatortacomoésta…yanoche,enlarecepción…ay,sehabríanofendidomuchosinohubieracomido.

—¿Tedivertiste?

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—Ah,sí,digamosquesí.PerocaíenlasgarrasdelaprimadeFred,Henrietta,yaellaleencantacontarsusoperacionesyloquesintióycómolehabríaexplotadoelapéndicesinoselohubierasacadoatiempo.«Medieronquincepuntos.Ay,Diana,¡cómosufrí!».Elladisfrutamucho,peroyono.Yesciertoquesufrió;entonces,¿porquénovaadisfrutarcontándoloahora?Jimestuvotangracioso…AunquenosésiaMaryAlicelehabrágustadomucho…Bueno,untrozopequeño,lomismodairpresapor un robo que por dos, ¿no?, una porción bien pequeñita no va a cambiar lascosas…Jimdijoquelanocheantesdelabodaestabatanasustado,quetuvoganasdetomareltrenhastaelpuerto.Dijoquetodoslosnoviossientenlomismoperonoseatrevenadecirlo.¿TeparecequeaGilbertyaFredleshabrápasadolomismo,Ana?

—Seguroqueno.—EsodijoFredcuandolepregunté.Dijoqueloúnicoqueloaterrabaeraqueyo

cambiaradeideaenelúltimomomento,comoRoseSpencer.Aunquenuncasesabeloquepiensaunhombre.Peroesinútilpreocuparseahoraporeso.¡Québienhemospasado esta tarde! Tengo la sensación de que hemos vivido otra vez muchosmomentosfelicesdeantes…Ojalánotuvierasqueirtemañana,Ana.

—¿No puedes venir a visitarnos a Ingleside este verano, Diana? Antes delverano…antesdelverano,norecibirévisitasporuntiempo.

—Meencantaría.Peromeparece imposiblequepuedaescaparmedecasaenelverano.Siemprehaytantoquehacer…

—VendráRebeccaDew,porfin,ymealegromucho.AunquemetemoquelatíaMaría tambiénvenga.Se lodioaentenderaGilbert.Élquierequevenga tanpococomoyo,peroes«de la familia»yeso implicaque lapuertade lacasadeGilbertdebeestarsiempreabiertaparaella.

—Tal vez vaya en invierno.Me encantaría volver a ver Ingleside. Tu casa espreciosa,Ana…,ytufamiliatambién.

—Inglesideesbonita,yahoralaquiero.Enuntiempopenséquejamásllegaríaaquererla.Nolapodíanivercuandollegamos,ladetestabaporsusmismasvirtudes.EranuninsultoparamiqueridaCasadelosSueños.Recuerdoquecuandonosfuimosle dije aGilbert, con pena: «Hemos sido tan felices aquí. Jamás seremos igual defelices en otro lado». Me regodeé en la nostalgia durante un tiempo. Hasta quedescubríqueempezabanabrotarsemillitasdecariñoporIngleside.Luchécontraesesentimiento,deverdad,peroal fin tuveque rendirmeyadmitirque laquería.Y laquiero más cada año que pasa. No es una casa muy vieja… las casas demasiadoviejassontristes.Nidemasiadojoven…lascasasdemasiadojóvenessoninsulsas.Esdulce.Megustantodassushabitaciones.Cadaunatienealgúndefectoperotambiénalgunavirtud,algoqueladistinguedetodaslasdemás,queledapersonalidad.Megustan losmagníficosárbolesdel jardín.Noséquién losplantó,perocadavezquesubomedetengoeneldescansillo…¿teacuerdasdeesaventanitaeneldescansillo,

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con ese asiento ancho?… y me siento ahí un momento y digo: «Dios bendiga alhombrequeplantóesosárboles,seaquienfuere».Enrealidad,tenemosdemasiadosárbolesalrededordelacasa,perononosresignamosaperderninguno.

—TípicodeFred.Tieneadoraciónporesegransaucealsurdelacasa.Estropeala vista desde las ventanas de la salita, y se lo he dicho mil veces, pero él dice:«¿Serías capaz de cortar algo tan hermoso como ese árbol, pormás que te tape lavista?».Yelsaucesequeda,yesprecioso.PoréllepusimosalacasaelnombredeGranja del Sauce Solitario. El nombre Ingleside me encanta. Es tan íntimo, tanbonito…

—EsodijoGilbert.Noscostómuchoelegirelnombre.Pensamosvariosperonoteníannadaquever.PerocuandosenosocurrióIngleside,supimosdeinmediatoqueera el nombre apropiado.Me alegro de tener una casa grande, la necesitamos, contantafamilia.Alosniñostambiénlesencanta,porpequeñosquesean.

—Son tan encantadores… —Con disimulo, Diana se cortó otra «diminutaporción»detortadechocolate—.Yoencuentroalosmíospreciosos.Perolostuyostienenalgo…¡ylasmellizas!Esosíteenvidio.Siemprequisetenermellizos.

—Ah, no pude evitar a las mellizas; son mi destino. Pero para mí, es unadesilusiónquelasmíasnoseparezcannada.Nanesbonita,consuscabellosyojoscastañosytienefaccionesmuybonitas.Dieslafavoritadesupadre,porquetienelosojosverdesyloscabellosrojos…cabellosrojosconrizos.ShirleyeselpreferidodeSusan.Yoestuvemuchotiempoenfermadespuésdesunacimientoyellalocuidó.AvecescreoqueSusancreequeessuyo.Lollama«mimorenito»,yesunavergüenzacómolomima.

—Y todavía es tan pequeño que puedes ir a verlo de noche a ver si se hadestapadoparaarroparlo—dijoDianaconpena—.Jacktienenueveañosynoquierequeloarrope.Dicequeyaesgrande.¡Yamímeencantabahacerlo!Ah,cómomegustaríaquelosniñosnocrecierantanrápido.

—Ningunodelosmíoshallegadotodavíaaesaetapa,aunquemehedadocuentadeque,desdequecomenzóairalaescuela,Jemyanoquierequelotomedelamanocuando caminamos por el pueblo—dijo Ana con un suspiro—. Pero él,Walter yShirleysiguenqueriendoquelosarrope.Walteraveceshacetodounritual.

—Ytodavíano tienesquepreocuparteporquévanaser.Jackestá locoporsersoldadocuandoseagrande.¡Soldado!¡Imagínate!

—Entulugar,yonomepreocuparía.Seolvidarácuandoseleocurraotracosa.Laguerraesalgodelpasado.Jemdicequevaasermarino…comoelcapitánJim…yWaltervacaminodeserpoeta.Noescomoningunodelosotros.Peroatodoslesencantanlosárbolesyatodoslesgustajugaren«elPozo»,comolollaman…Esunpequeñovalle,justodetrásdeIngleside,conpreciosossenderosyunarroyo.Unlugarcomúnycorriente…Paralagentenoesmásque«elPozo»,peroparaelloseselPaís

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delasHadas.Todostienendefectos,peronosonmaloschicos,yporsuerte,siempreestánrodeadosdemuchoamor.

»Ah,mealegrapensarquemañanaaestahoraestaréen Ingleside, contándolescuentosamisniñosalahoradedormirydándolesalascalceolariasyloshelechosdeSusan su dosis de alabanzas. Susan tiene suerte con los helechos. Nadie puedeconseguirhelechoscomolossuyos.Puedoalabarsushelechoscontodahonestidad.¡Pero las calceolarias,Diana!Amí nome parecen flores. Pero no puedo herir lossentimientosdeSusandiciéndoselo.Siempremelasarregloparadecirlealgo.HastaahoralaProvidencianomehaabandonado.Susanestanbuena…Noséquéharíasinella.Ypensarqueenuntiempolaconsideré«unaextraña».Sí,esbonitopensareniracasay,sinembargo,tambiénmedapenairmedeTejasVerdes.Estoestanhermoso,conMarillaycontigo.Nuestraamistadsiemprehasidoalgohermoso,Diana.

—Sí,ylasdossiempre…quierodecir,nuncahepodidodecirlascosascomotú,Ana,perosíhemosmantenidonuestros«solemnesjuramentoypromesa»,¿no?

—Siempre,ysiemprelosmantendremos.LamanodeAnahalló ladeDiana.Permanecieronsentadasunlargoratoenun

silencio demasiado dulce para ser interrumpido con palabras. Las largas y quietassombras del atardecer cayeron sobre la hierba, sobre las flores y sobre la verdeextensióndelospradoscercanos.Elsolbajóehizoquelassombrasgrisrosáceasdelcielomásprofundasypálidasdetrásdelosárbolespensativos,mientraselcrepúsculodeprimaveraseapoderabadeljardíndeHesterGray,porelqueyanadiecaminaba.Lospetirrojossalpicabanelairedelatardecerconsilbidosaflautados.Una inmensaestrellaaparecióporentrelosblancoscerezos.

—Laprimeraestrellaessiempreunmilagro—dijoAna,soñadora.—Podríaquedarmesentadaaquíparasiempre—dijoDiana—.¡Quélástimaque

tengamosqueirnos!—Yo también lo lamento, pero después de todo, sólo hemos simulado tener

quinceaños.Debemos recordarnuestras responsabilidades familiares. ¡Elaromadeesaslilas!¿Nuncaseteocurrió,Diana,quehayalgo…nodemasiadocasto…enelperfumedelaslilas?Gilbertseríe,yaélleencantan,peroamísiempremeparecequeevocanalgosecreto,demasiadodulce.

—Yosiempredigoqueesunperfumedemasiadopesadoparatenerdentrodelacasa—dijoDiana.Cogiólabandejaconlosrestosdelatortadechocolate…lomiróconpena…peronegóconlacabezaylaguardóenlacesta,conexpresióndenoblezaysacrificio.

—¿No sería divertido, Diana, si ahora, camino a casa, nos encontráramos connosotrascomoéramosantes,corriendoporelSenderodelosAmantes?

Dianaseestremeció.—Noooo, nome parecería nada divertido,Ana.Nome di cuenta de que había

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oscurecidotanto.Unacosaesimaginarsecosasalaluzdeldía,yotra…Sefuerondespacio,ensilencio,juntas,conlagloriadelapuestadesolardiendo

sobre las viejas colinas a sus espaldas, y su antiguo cariño, jamás olvidado,ardiéndolesensuscorazones.

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A la mañana siguiente, Ana terminó aquella semana llena de días agradables,llevando flores a la tumba deMatthew; por la tarde cogió el tren desdeCarmody.Durante un rato pensó en todas las cosas queridas que dejaba atrás, y luego suspensamientoscorrieronhaciaadelante,hacialascosasqueridasquelaesperaban.Sucorazón ibacantandoporque regresabaacasa, aunacasadonde reinaba laalegría,donde todo aquel que cruzaba el umbral sabía que era un hogar, una casa querebosaba risas, tacitas de plata, fotos y niños… preciosidades con rizos y rodillasgordezuelas, cuartos que le darían la bienvenida, armarios llenos de vestidosaguardándola; una casa, en fin, donde siempre se celebraban los pequeñosaniversariosysiempresesusurrabanpequeñossecretos.

«¡Quéagradableesquemegusteregresaracasa!»,pensóAna,sacódelbolsounacartadeunodesushijosconlaquesehabíareídoalegrementelanocheanterior,alleérsela con orgullo a los habitantes de Tejas Verdes, la primera carta que habíarecibidodeunhijosuyo.Eraunacartitapreciosaparavenirdeunacriaturadesieteaños que hacía sólo un año que iba a la escuela, aunque la ortografía de Jem eratodavíaunpocovacilanteyhabíaungranborróndetintaenunaesquinadelpapel.

Di yoró y yoró toda la noche porque TommyDrew le dijo que iba a quemarle la muñeca en unaparrilla.DenocheSusannoscuentaunoscuentosmuilindosperonoescomotu,mamita.Anochemedejóayudarlaaplantarunassemillas.

«¿Cómohepodido ser feliz lejos de ellos una semana entera?», se preguntó ladueñayseñoradeInglesideconreproche.

—¡Esmaravillosoquealguienteesperealfinaldeunviaje!—exclamóalbajardeltrenenGlenSt.MaryyserrecibidaporlosbrazosexpectantesdeGilbert.

NoestabaseguradequeGilbertlaesperaría:siemprehabíaalguienaquienseleocurríanaceromorirse,peronohabíaregresoacasaquemerecieralapenasiélnoestabaesperándola.¡Yquéeleganteerasunuevotraje!(Menosmalquemehepuestolablusablancaconpuntillasconel trajecastaño,aunquelaseñoraLyndemedijoqueeraundisparatevestirseasíparaviajar.Denohabermevestidoasí,noestaríalindaparaGilbert).

Ingleside estaba iluminada con alegres farolitos chinos colgados en la galería.Anacorrióalegrementeporelsenderobordeadodenarcisos.

—¡Ingleside,aquíestoy!—exclamó.La rodearon todos, riendo, parloteando, bromeando, ySusanBaker sonreía con

mesuradetrásdetodos.Cadaunodesushijosteníaunramitorecogidoespecialmenteparaella,hastaelpequeñoShirley,consusdosañitos.

«¡Ah,québienvenida!TodoenInglesideestanfeliz.Esmaravillosopensarque

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mifamiliasealegratantodeverme».—Mamá,sitevasotravezdecasa—dijoJem,conmuchasolemnidad—,cogeré

apendicitis.—¿Quéhayquehacerparacogerapendicitis?—preguntóWalter.—¡Shh!—dijoJem.LediouncodazoaWalterymurmuró—:Tienequehaberun

dolorenalgúnlugar,yolosé,perosóloquieroasustaramamáparaquenosevayamás.

Habíamil cosas queAna quería hacer almismo tiempo, abrazar a todos, salircorriendo en el crepúsculo a recoger algunos pensamientos (en Ingleside habíapensamientosportodaspartes),recogerlaviejamuñecaquehabíaquedadosobreelfelpudo,oírtodoslosjugososchismesynovedades:todoscontribuíanconalgo.Nan,quesehabíametidoeltapóndeuntubodevaselinaenlanarizcuandoeldoctorhabíasalidoaatenderuncasoySusansehabíadistraído. («Leaseguroquemepreocupémucho,miqueridaseñora»).LavacadelaseñoraJudPalmer,quesehabíacomidocincuentaysieteclavosyhuboquemandarbuscarunveterinariodeCharlottetown.La distraída de la señoraFennerDouglas, que había ido a la iglesia con la cabezadescubierta.Papá,quehabíaarrancado todos losdientesde leóndel jardín. («Entreunniñoyotro,miqueridaseñora…,tuvoochomientrasustednoestaba»).ElseñorTomFlagg,quesehabíateñidoelbigote(«aunquehaceapenasdosañosdelamuertede suesposa»).RoseMaxwell,deHarbourHead,quehabíadejadoplantadoa JimHudson, delUpperGlen, y él le habíamandadouna facturapor todo loquehabíagastado en ella. De lo concurrido que había estado el funeral de la señoraAmasaWarren.DelgatodeCarterFlagg,alquelehabíanarrancadolacoladeunmordisco.DeShirley,aquienhabíanencontradoenunestablo,depiejustodebajodeunodeloscaballos. («Mi querida señora, ya nunca volveré a ser la misma»). Que,lamentablemente, había buenas razones para suponer que los ciruelos estabanapestados.QueDisehabíapasadotodoeldíacantando:«Mamivuelveacasahoy,acasahoy,acasahoy»,conlamúsicadeMerrilyWeRollAlong.QueencasadeJoeReeseteníanungatobizcoporquehabíanacidoconlosojosabiertos.QueJem,sinquerer, se había sentado encima de un papel cazamoscas antes de ponerse lospantalones.YqueCamarónsehabíacaídodentrodelbarrildeagua.

—Por poco se ahoga, mi querida señora, pero por suerte el doctor oyó susaullidos enmenos que canta un gallo y lo sacó por las patitas de atrás. («¿Cuántotiempoes"enmenosquecantaungallo",mamá?»).

—Parecequeseharecuperadobien—dijoAna,acariciandolasbrillantescurvasnegrasyblancasdeunsatisfechogatitodeanchasmandíbulasqueronroneabasobreunasilla,juntoalfuego.

EnInglesidenoerarecomendablesentarseenningunasillasinasegurarseantesdequenohubieraungatosobreella.Susan,aquiennolegustabanmucholosgatos

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enunprincipio,jurabaquehabíaaprendidoaquererlosendefensapropia.EncuantoaCamarón,GilbertlehabíapuestoesenombrehacíaunañocuandoNanhabíatraídoa casa al gatito, flacucho y en un estado lamentable, desde el pueblo, donde unosmuchachitos habían estado torturándolo, y el nombre le quedó, aunque ahora eraaltamenteinapropiado.

«Pero¡Susan!¿QuéhapasadoconGogyMagog?Ay,nosehabránroto,¿no?».—No,no,miqueridaseñora—exclamóSusan.Sepusorojadevergüenzaysalió

corriendode lahabitación.Volvió en seguida con losdosperrosdeporcelana,quesiemprepresidíanelhogarenIngleside—.Nosécómopudeolvidarmedevolveraponerlosen su sitioantesde su llegada.¿Sabequésucedió,miquerida señora?Laseñora de Charles Day, de Charlottetown, estuvo de visita al día siguiente de supartida;yyasabeloescrupulosaycuidadosaquees.Walterpensóqueteníaquedarleconversaciónycomenzó señalándole losperros.«ÉsteesDiosyéste esMiDios»,dijo,pobrecitoinocente.Yoestabahorrorizada,ypenséquememoríaalverlelacaraalaseñoraDay.Seloexpliquélomejorquepude,porquenoqueríaquenoscreyeraunafamiliadeherejes,perodecidíguardarlosperrosenelarmariodelaloza,fueradelavista,hastaqueustedvolviera.

—Mamá,¿podemoscenarpronto?—preguntóJem,conairepatético—.Medueleelestómagodehambre.¡Ah,mamá,hemoshecholacomidapreferidadetodos!

—Aramos, dijo el mosquito sobre el lomo del buey, pero sí, es cierto—dijoSusan con una sonrisa—. Pensamos que había que celebrar su regreso comocorresponde,miqueridaseñora.¿YahoradóndeestáWalter?Estasemanaessuturnodetocarelgongparallamaracenar,pobreangelito.

Lacenafueunacomidadegala;acostaratodoslosniñosdespuésfueunadelicia.Susan hasta le permitió acostar a Shirley, considerando que era una ocasión muyespecial.

—Estenoesundíacualquiera,miqueridaseñora—dijoconsolemnidad.—Ah,Susan,noexisteningúndíacualquiera.Cadadíatienealgoquelosdemás

notienen.¿Nolohanotado?—Cuánciertoes,miqueridaseñora.Elviernespasado,porejemplo,quellovió

todo el día, y estuvo tangris, amigrangeranio rosadopor fin le salieronbotonesdespués de haberse negado a florecer durante tres largos años. ¿Yno ha vistomiscalceolarias,miqueridaseñora?

—¡Verlas! ¡Jamásen lavidahevisto calceolarias comoésas,Susan! ¿Cómo lohace?(Yaestá.HehechofelizaSusanynohementido.Jamáshevistocalceolariascomolassuyas,¡graciasalcielo!).

—Esel resultadodel cuidadoy laatenciónconstantes,miquerida señora.Perohayalgodeloquecreoquedebohablarle.CreoqueWaltersospechaalgo.Sinduda,algunosdeloschicosdeGlenlehandichocosas.Hoyendía,haytantoschicosque

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saben mucho más de lo que es conveniente… El otro día, Walter me dijo, muypensativo: «Susan», dijo, «¿son muy caros los niños?». Me quedé sin habla, miqueridaseñora,peromantuveelcontroldemímisma.«Haygentequepiensaquesonun lujo», le dije, «pero en Ingleside pensamos que son una necesidad». Y mereprochoporhabermequejadoenvozaltadelpreciodelascosasenloscomerciosdeGlen.Me temoque pueda haber preocupado a la criatura. Pero si le dice algo,miqueridaseñora,yaestápreparada.

—Veoquemanejó la situacióndemaneramaravillosa, Susan—dijoAna,muyseria—.Ycreoquehallegadoelmomentodecontarlesloqueesperamos.

Pero lo mejor de todo fue cuando Gilbert se le acercó; ella estaba junto a laventana, mirando la niebla que venía desde el mar y se esparcía sobre las dunasiluminadasporlaluna,ysobreelpuertoyporellargoyangostovallealquemirabaInglesideydondesearrebujabaelpueblodeGlenSt.Mary.

—¡Regresar al fin de un arduo día de trabajo y encontrarte! ¿Eres feliz, Anaquerida?

—¡Feliz!—Anaseinclinóparaaspirarelperfumedeunflorerollenodeazaharesque Jem había colocado sobre su tocador. Se sentía rodeada de amor—. Gilbertquerido, he disfrutado mucho siendo Ana, la de Tejas Verdes otra vez por unasemana,peroescienvecesmejorvolveryserAna,ladeIngleside.

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—Deningunamanera—dijoeldoctorBlythe,enuntonoqueJementendía.Jemsabíaquenohabíaesperanzasdequepapácambiaradeideaodequemamá

intentaraconvencerlo.Eraevidentequeenestepuntomamáypapáestabanunidos.LosojoscoloravellanadeJemseensombrecieronderabiaydesilusióncuandomiróa sus crueles padres, cuando los miró con odio, y cada vez con más odio alcomprobar que ellos, exasperantemente indiferentes a las miradas de él, seguíancomiendocomosinohubierapasadonadanihubieranadafueradelocomún.LatíaMary María sí vio su mirada, por supuesto; nada escapaba jamás a losapesadumbradosojoscelestesdelatíaMaryMaría,peroparecióquelehacíagracia.

Bertie Shakespeare Drew había estado toda la tarde jugando con Jem, WalterhabíaidoalaviejaCasadelosSueñosajugarconKennethyPersisFord…,yBertieShakespearelehabíadichoaJemquetodosloschicosdeGlenibanaHarbourMoutheseatardeceravercómoelcapitánBillTaylorletatuabaunaserpienteenelbrazoasuprimo, JoeDrew.Él,BertieShakespeare, iría, ¿Jemnoquería ir también?Seríamuy divertido. Jem se volvió loco por ir, y ahora acababan de decirle que ni lopensara.

—Aunque sólo fuera por una razón —dijo papá—. Harbour Mouth estádemasiadolejosparaquevayasaconesosmuchachos.Novolveránhastatardeysesuponequealasochotienesqueirtealacama,hijo.

—Cuandoyoeraniña,amímemandabanalacamaalassietetodaslasnoches—dijolatíaMaryMaría.

—Debesesperarasermayor,Jem,parairtanlejostantarde—dijomamá.—Lasemanapasadamedijiste lomismo—exclamóJem,indignado—,yahora

yasoymayor. ¡Cualquieradiríaquesoyunbebé!Bertieva,y tiene lamismaedadqueyo.

—Haymuchosarampión—dijo la tíaMaryMaría,sombría—.Podríascogerelsarampión,James.

JemodiabaquelollamaranJames.Yellasiemprelollamabaasí.—Yoquierocogerelsarampión—murmuró,rebelde.Pero, al encontrarsecon lamiradadepapá, secalló.Papáno ibaapermitirlea

nadie«contestarle»alatíaMaryMaría.JemodiabaalatíaMaryMaría.LatíaDianay la tíaMarillaeranunas tíasbuenísimas,perouna tíacomola tíaMaryMaríaeraunaexperiencianuevaparaJem.

—Estábien—dijo,desafiante,mirandoamamáparaquenadiesupusieraquelehablabaalatíaMaryMaría—,sinoqueréisquerermenotenéisporquéhacerlo.Pero¿osgustarácuandomevayaacazartigresalÁfrica?

—NohaytigresenelÁfrica,querido—dijomamá,suavemente.

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—¡Leones, entonces!—gritó Jem.Estabandecididosaburlarsedeél, ¿verdad?Queríanreírsedeél,¿eh?¡Yaibanaver!—.NopuedesdecirmequenohayleonesenÁfrica.HaymillonesdeleonesenelÁfrica.¡Áfricaestállenadeleones!

Mamáypapáse limitaronavolverasonreír, locual la tíaMaryMaríareprobórotundamente.Jamásdebíapermitirselaimpacienciaenlosniños.

Susan intervino, tironeada por el amor y la comprensión que sentía hacia elpequeño Jem y su convicción de que el doctor y su esposa hacían bien en nopermitirlebajarhastaHarbourMouthconesabandadelpuebloparairacasadeesevergonzosoyborrachocapitánBillTaylor.

—Entretanto,aquíestátupandejengibreconcremabatida,Jem,querido.ElpandejengibreconcremabatidaeraelpostrepreferidodeJem.Peroaquella

nochesuencantonoalcanzabaparaapaciguarsualmaatormentada.—¡Noquiero!—dijo,enfurruñado.Selevantóysefuedelamesa.Alllegarala

puerta, se volvió para lanzar un reto final—.Y nome voy a ir a acostar hasta lasnueve,además.Ycuandoseagrandenomevoya ir aacostarninunca.Mevoyaquedarlevantadotodalanoche,todaslasnoches,ymevoyahacertatuartodo.Voyasermuymalo,todolomaloquepueda.Yaveréis.

—«Nunca»esmuchomejorque«ninunca»—dijomamá.¿Nadapodríaconmoverlos?—Supongo que a nadie le interesa mi opinión, Anita, pero si yo les hubiera

habladoasíamispadrescuandoeraniña,mehabríancastigadohastadejarmemásmuerta que viva—dijo la tía Mary María—. Creo que es una gran pena que enalgunoshogaresyanoseutilicelavaradeabedul.

—ElpequeñoJemnotienelaculpa—intercedióSusan,alverquenieldoctornisuseñoraibanadecirnada.PerosiMaryMaríaBlythesecreíaconderechoaopinar,ella, Susan, aclararía las cosas—. Bertie Shakespeare Drew le llenó la cabeza,diciéndolelodivertidoqueseríavercómotatuabanaJoeDrew.Haestadoaquítodala tarde, semetió en la cocina y se llevó lamejor cacerola de aluminio para usarcomocasco.Dijoqueestabanjugandoalossoldados.DespuéshizobotescontrozosdemaderayseempapóhastaloshuesoshaciéndolosnavegarenelarroyodelPozo.Y después anduvieron saltando por el patio durante una hora entera, haciendo losruidosmásextraños,haciéndoselasranas.¡Ranas!NoesdeextrañarqueelpequeñoJemestécansadoynisepaloquedice.Eselniñomejoreducadoquehevistoenmivida,cuandonoestáexhausto,ydeesonohayduda.

La tía Mary María no dijo nada, lo cual fue exasperante. Nunca le dirigía lapalabraaSusandurantelascomidas,puesasíexpresabasudesacuerdoconelhechodequeselepermitieraaSusan«sentarseconlafamilia».

AnaySusanhabíanhabladodel temaantesde la llegadade la tíaMaryMaría.Susan,que«sabíacuálerasulugar», jamássesentabaniaspirabaasentarseconla

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familiacuandohabíainvitadosenIngleside.—Pero la tía Mary María no es una invitada—había dicho Ana—. Es de la

familia,yustedtambién,Susan.Al final, Susan se rindió, no sin una secreta satisfacción, porque Mary María

Blytheveríaqueellanoeraunachachacualquiera.Susannoconocíaa la tíaMaryMaría,perounasobrinasuya,hijadesuhermanaMatilda,habíatrabajadoparaellaenCharlottetownylehabíacontadotodoaSusan.

—Novoyasimularanteusted,Susan,queestoyencantadaconlaperspectivadeunavisitadelatíaMaryMaría,enespecialenesteprecisomomento—lehabíadichoAna,con franqueza—.Pero leescribióaGilbertpreguntándole sipodíavenirunassemanas…yustedsabecómoeseldoctorconesascosas.

—Y tiene todoelderechodelmundo—habíacontestadoSusan, firmemente—.¿Quévaahacerunhombresinosersolidarioconlosdesupropiasangre?Peroesode unas semanas… bien,mi querida señora, no quisiera ver el lado oscuro de lascosas,perolacuñadademihermanaMatildafueavisitarlaunaspocassemanasysequedóveinteaños.

—Nocreoquedebamostemernadaporelestilo,Susan—habíareplicadoAna,sonriendo—.LatíaMaryMaríatieneunacasapropiaenCharlottetown.Peroahoralaencuentramuygrandeysolitaria.Lamadremurióhacedosaños,sabe,teníaochentay cinco años, y la tía Mary María fue muy buena con ella y la extraña mucho.Hagámoslelavisitalomásplacenteraposible,Susan.

—Haré lo que de mí dependa, mi querida señora. Por supuesto que debemosponerotratablaenlamesapero,enresumidascuentas,esmejoralargarlamesaqueacortarla.

—No debemos poner flores en lamesa, Susan, porque tengo entendido que leprovocanasma.Ylapimientalahaceestornudar,demodoquenolautilizaremos.Espresade frecuentesdoloresde cabeza, también,demodoquedebemosesforzarnospornoserruidosos.

—¡Diossanto!Bien,nuncameparecióqueustedyeldoctorhicierandemasiadoruido.Yyo, si quierogritar,me iré almediodelbosquede arces;pero si nuestrospobresniñostienenqueguardarsilenciotodoeltiempoporlosdoloresdecabezadeMaryMaríaBlythe…medisculparásidigoquemeparecequeesirdemasiadolejos,miqueridaseñora.

—Esapenasporunassemanas,Susan.—Esperemosqueasísea.Perobien,miqueridaseñora,hayqueaceptarlobueno

conlomaloenestemundo—habíansidolaspalabrasfinalesdeSusan.Así fuecomovino la tíaMaryMaría,yapenas llegó,preguntósihabíanhecho

limpiarlaschimeneasrecientemente.Alparecer,temíamuchoalfuego.—Ysiemprehedichoquelaschimeneasdeestacasanosonlosuficientemente

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altas. Espero que hayan oreado bienmi cama,Anita. La ropa de cama húmeda eshorrible.

Tomóposesióndel cuarto de huéspedes de Ingleside…ydepaso, de todos losotroscuartosdelacasa,exceptoeldeSusan.Nadiesaludósullegadaconplacer.Jem,despuésdedirigirleunasolamirada,fuealacocinaylesusurróaSusan:

—¿Podremosreírnosmientrasellaestéaquí,Susan?A Walter se le llenaron los ojos de lágrimas al verla y hubo que sacarlo

ignominiosamentedelahabitación.Lasmellizasnoesperaronaquelassacaran,sinoquefueroncorriéndoseporpropiadecisión.HastaCamarón,segúnSusan,se fuealpatio trasero y tuvo un ataque. Sólo Shirley se mantuvo en su sitio, y la miróintrépidamenteconsusredondosojoscastañosdesdeelrefugiosegurodelregazoylosbrazosdeSusan.A la tíaMaryMaría losniñosde Ingleside leparecieronmuymaleducados.Pero¿quépodíaesperarsesi teníanunamadreque«escribíapara losdiarios»,ysitantoellacomoelpadrecreíanquelosniñoseranlaperfecciónmismasóloporqueeransushijos,ysiteníanunasirvientacomoSusanBaker,quenosabíacuálerasusitio?Peroella,MaryMaríaBlythe,haría lomáximopor losnietosdelpobreprimoJohn,mientrasestuvieraenIngleside.

—Tubendicióndelamesaesdemasiadobreve,Gilbert—dijocondesaprobacióndurante laprimeracomida—.¿Querríasqueyo ladijeraen tu lugarmientrasestoyaquí?Seráunbuenejemploparatufamilia.

AnteelhorrordeSusan,Gilbertdijoquesí,ylatíaMaryMaríadiolabendiciónenlacena.«Másunaoraciónenteraqueunabendición»,comentóSusanconungestode desdénmientras lavaba los platos. En privado, Susan estaba de acuerdo con ladescripción hecha por su sobrina de Mary María Blythe: «Parece que siempreestuviera sintiendo mal olor, tía Susan. No un olor desagradable, sino mal olor».Gladysteníaunmododedecirlascosas…,reflexionóSusan.LaseñoritaMaryMaríaBlythenoerafeaparaserunadamadecincuentaycincoaños.Teníaloqueellacreíaeran «rasgos aristocráticos», enmarcados por rizos grises siempre alisados queparecíaninsultartodoslosdíaslacabezadecabellosgrisesyerizadosdeSusan.Sevestía muy bien, usaba largos pendientes de azabache en las orejas y modernoscuellosdetul.

—Almenos,notenemosqueavergonzarnosdesuaspecto—reflexionóSusan.Pero lo que habría pensado la tía Mary María de haber sabido que Susan se

consolabaconestosargumentosdebequedarenelcampodelaimaginación.

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Ana estaba cortando un ramo de lirios para el florero de su cuarto, y otro de laspeoníasdeSusanparael escritoriodeGilbert… laspeonías eranblanquísimasconmotitasdeunrojosangreenelcorazón,comoelbesodeundios.Elairecobrabavidadespuésdel calurosodíade junio, y casi nopodíadecirse si el puerto estaba colorplataocolororo.

—Vaahaberunahermosapuestadesolestatarde,Susan—dijo,asomándoseporlaventanadelacocinaalpasarporallí.

—Nopuedoadmirarlapuestadesolhastaquenoacabedefregarlosplatos,miqueridaseñora—protestóSusan.

—Habrá terminadoparaentonces,Susan.MireesaenormenubeblancaencimadelPozo,conlapartesuperiorrosada.¿Nolegustaríavolarhastaallíarribayposarseenella?

Susan se imaginó volando por encima del valle, con el paño de cocina en unamano,hastalanube.Nolegustó.Peroahorahabíaqueserbenevolenteconlaqueridaseñora.

—Hay un bicho nuevo comiéndose los rosales —continuó Ana—. Voy afumigarlosmañana.Megustaríahacerloestanoche,vaaserunodeesosatardeceresen los queme encanta trabajar en el jardín. Esta noche las rosas están creciendo.Espero que haya jardines en el cielo, Susan, jardines en los que podamos trabajar,quierodecir,paraayudaralasrosasaquecrezcan.

—PeroquenohayabichosreplicóSusan.—Nooo, supongo que no. Pero un jardín terminado no sería muy divertido,

Susan.Cadaunodebe trabajarporsímismoenun jardínporquede locontrariosepierdeelsignificado.Quierosacarlashierbasmalas,transplantar,cambiarlasplantasde lugar, podar.Yquieroque en el cielo estén las floresque amo…Preferiríamispropiospensamientosalosasfódelos,Susan.

—¿Por qué no puede trabajar esta noche, si quiere?—interrumpió Susan, quepensabaquedeverdadlaseñoraseestabavolviendomuyextravagante.

—Porqueeldoctorquierequesalgaconél.Vaavera lapobreseñoradeJohnPaxton.Seestámuriendo;élnopuedehacernadaporella,perolegustaquevayaaverla.

—Ah,bien,miqueridaseñora,todossabemosquenadiepuedemorironacersintenerloaélcerca,yseráagradabledarunpaseo.Creoqueyomismavoyacaminarhastaelpuebloparaaprovisionar ladespensadespuésdeacostara lasmellizasyaShirley y de abonar la planta que me regaló la señora de Aaron Ward. No estáfloreciendo como debería. La señorita Blythe acaba de subir, suspirando a cadaescalón,diciendoqueestáapuntodesufrirunodesusdoloresdecabeza,demodo

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quealmenostendremosunpocodepazytranquilidad.—QueJemseacuesteenhora,porfavor,Susan—dijoAnamientrassealejabaa

travésdelatardecer,queeracomounacopadefraganciaquesehubieraderramado—.Estámuchomásagotadodeloqueélcree.Ynuncaquiereiraacostarse.Walternovieneadormirestanoche;Lesliemepidióquesequedaraconellos.

Jem estaba sentado en uno de los escalones de la puerta lateral, con un piedescalzoenganchadoenlarodilla,mirandoceñudoatodoengeneral,yaunaenormelunaqueaparecíapordetrásdelaagujadelaiglesiadeGlenenparticular.AJemnolegustabanlaslunasgrandes.

—Cuidadequeno se te quede la cara así para siempre—lehabíadicho la tíaMaryMaríaalpasarjuntoaélparaentrarenlacasa.

Jemsepusomásceñudoqueantes.Noleimportabaquelacaraselequedaraasíparasiempre.Ojalá.

—Veteydejadeseguirmetodoeltiempo—ledijoaNan,quehabíasalidoaestarconélcuandoyasehabíanidomamáypapá.

—¡Cascarrabias!—dijoNan.Peroantesdeirsecorriendodejósobreelescalón,juntoaél,elrojocarameloconformadeleón,quelehabíatraído.

Jemloignoró.Sesentíamásmaltratadoquenunca.Nolotratabanbien.Todosloatormentaban.¿NohabíadichoNan,esamismamañana:«TúnonacisteenIngleside,comoelrestodenosotros?».Antesdelmediodía,Disehabíacomidosuconejitodechocolate,aunsabiendoqueerasuyo.HastaWalterlohabíaabandonado,parairseacavar pozos en la arena con Ken y Persis Ford. ¡Qué divertido! Y a él le habríagustadotantoirconBertieavereltatuaje…Jemestabasegurodequeentodasuvidahabíadeseadoalgotantocomoesto.QueríaverelmaravillosobarcoqueBertiedecíaquehabíaenlarepisadelhogardelcapitánBill.Eraunalástimaespantosa,esoera.

Susanlellevóungranpedazodetortacubiertaconazúcardearceynueces,peroJemhabíadicho«No,gracias»,estoicamente.¿PorquéSusannolehabíaguardadounpocodelpande jengibreconcremabatida?Seguroque losdemás se lohabíancomidotodo.¡Cerdos!Sehundióenunpozomásprofundodepesar.Susamigosyaestarían de camino aHarbourMouth.No podía soportar ni el pensarlo.Tenía quehacer algo para vengarse. ¿Y si le hacía tajos a la jirafa de serrín de Di sobre laalfombradelasala?Susansevolveríalocasilohacía.Susan,consusnueces,cuandosabíamuybienqueélodiabalasnuecesenlastortas.¿YsiledibujabaunbigotealaimagendelquerubínenelcalendariodelcuartodeSusan?Élsiemprehabíaodiadoesequerubíngordo,rosadoysonrienteporqueeraidénticoaSissyFlagg,quehabíadichoentodalaescuelaqueJemBlytheerasunovio.¡Sunovio!¡ElnoviodeSissyFlagg!PeroaSusanelquerubínleparecíaprecioso.

¿YsilearrancabaelcuerocabelludoalamuñecadeNan?¿OlequebrabalanarizaGogoaMagog…oalosdos?Talvezasímamásedieracuentadequeélyanoera

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un niño pequeño. Que esperara a que llegara la primavera. Él le había traídoanémonas durante años y años y años, desde que tenía cuatro, pero la primaverasiguientenoletraería.¡No,señor!

¿Ysisecomíaunagrancantidaddelasmanzanitasverdesdelárboljoven,yseponíamuyenfermo?Talvezasíseasustarían.¿Ysinovolvíaalavarsedetrásdelasorejas?¿Osieldomingopróximolehacíamuecasatodoelmundoenlaiglesia?¿YsileponíaencimaungusanoalatíaMaryMaría,ungusanograndeypeludo?¿YsiseescapabaalpuertoyseescondíaenelbarcodelcapitánDavidReeseyzarpabaporla mañana camino a América del Sur? ¿Lo sentirían, entonces? ¿Y si no volvíanunca?¿YsiseibaacazarjaguaresaBrasil?¿Losentiríanentonces?No,seguroqueno.Nadie loquería.Teníaunagujeroenelbolsillodelpantalón.Nadiese lohabíacosido.Bien,aélnoleimportaba.LemostraríaelagujeroatodoelmundoenGlenpara que la gente supiera lo poco que lo cuidaban. Sus agravios salieron a lasuperficieyloabrumaron.

Tictac…tictac…tictac…hacíaelgranrelojdepiedelasala,quehabíanllevadoa Ingleside tras lamuerte del abueloBlythe…Un reloj deliberadamente viejo quedataba de la época en la que había eso llamado tiempo. A Jem en general leencantaba,peroahoraloodiaba.Leparecíaquesereíadeél:«Ja,ja,seacercalahoradeacostarse.LosotroschicospuedeniraHarbourMouth,perotútevasalacama.¡Ja,ja…ja,ja…ja,ja!».

¿Porquéteníaqueirsealacamatodaslasnoches?Sí,¿porqué?Susan salió, camino a Glen, se acercó ymiró con ternura a la pequeña figura

rebelde.—No tienes por qué acostarte hasta que yo regrese, pequeño Jem —le dijo,

indulgente.—¡Yo no voy a acostarme esta noche! —dijo Jem, con violencia—. Voy a

escaparme,esoesloquevoyahacer,viejaSusanBaker.Voyairyvoyatirarmealestanque,viejaSusanBaker.

ASusannolegustabaqueledijeranvieja,nisiquieraelpequeñoJem.Sealejóenunadustosilencio.Sí,lehacíafaltaunpocodedisciplina.Camarón,quehabíasalidoconellade lacasay teníaganasdecompañía, sesentósobre lasnalgasdelantedeJem,perosólorecibióunamiradaairadaamododerespuesta.

—¡Fuera!¡Sentadoahí,mirándomecomolatíaMaryMaría!¡Fuera!Ah,¿notevas,eh?¡Toma,entonces!

JemletirólapequeñacarretilladelatadeShirley,queestabacerca,yCamarónsaliócorriendoconunmiaudequejahaciael refugiodel setodeeglantinas. ¡Miraeso!¡Hastaelgatodelafamilialoodiaba!¿Quésentidoteníaseguirviviendo?

Recogióel leóndecaramelo.Nan lehabíacomido lacolaycasi todoelcuartotrasero,peroseguíasiendoun león.Podíacomérselo.Podríaserelúltimo leónque

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comiera en la vida. Para cuando terminó el león y se chupó los dedos, Jem habíatomadounadecisiónsobrequéhacer.Eraloúnicoquesepodíahacercuandonotedejabanhacernada.

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—¿Porquéestálacasatodailuminada?—exclamóAna,cuandollegabaconGilbertalportón,alasoncedelanoche—.Habránvenidovisitas.

PeronohabíavisitasalavistacuandoAnaentrócorriendoenlacasa.Nohabíanadiemásvisible.Habíaluzenlacocina,enlasala,enlabiblioteca,enelcomedor,en la habitación de Susan y en el hall de arriba, pero no había señales de ningúnocupante.

—¿Quépuede…?—comenzó adecirAna, pero fue interrumpidapor el timbredelteléfono.

Gilbertcontestó,escuchóunmomento, lanzóunaexclamacióndehorrorysaliódisparado sin siquiera una mirada hacia Ana. Evidentemente había sucedido algoespantosoynohabíatiempoqueperderenexplicaciones.

Anaestabaacostumbradaaesto,comodebeestarlolaesposadeunhombrequeconvive con la vida y con lamuerte. Con un filosófico encogerse de hombros, sequitóelabrigoyelsombrero.EstabaalgoenfadadaconSusan,queverdaderamenteno tendría que haber salido dejando todas las luces encendidas y todas las puertasabiertas.

—Mi…querida…señora—dijounavozquenopodíaserladeSusan,perosíloera.

AnamiróaSusan.Susansinsombrero,conloscabellosgrisesllenosdebriznasdeheno,yelvestidoestampadosucioydescolorido.¡Ylacara!

—¡Susan!¿Quépasó?¡Susan!—ElpequeñoJemhadesaparecido.—¡Desaparecido! —Ana se quedó mirándola, sin expresión—. ¿Qué quiere

decir?¡Nopuedehaberdesaparecido!—Sí—jadeóSusan,retorciéndoselasmanos—.Estabaenlosescaloneslaterales

cuandomefuiaGlen.Volvíantesdequeoscureciera,ynoestabaallí.Alprincipionomeasusté,peronopudeencontrarloporningúnlado.Busquéentodosloscuartosdelacasa…Eldijoqueibaaescaparse…

—¡Tonterías! No haría semejante cosa, Susan. Se ha preocupadoinnecesariamente. Tiene que estar en algún lado… o se habrá quedado dormido…Tienequeestarenalgúnlado.

—Lohebuscadoen todaspartes, en todaspartes.He rastreadoel terrenoy loscobertizos. Míreme el vestido. Recordé que él siempre decía que sería divertidodormirenelgranero.Allífui…,ymecaíporelagujerodelrincónsobreunmontónde paja… y sobre un nido con huevos. Es una suerte que no me haya roto unapierna…siesquepuededecirsequealgoesunasuertecuandoelpequeñoJemestáperdido.

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Anaseguíanegándoseaasustarse.—¿Lepareceque,despuésdetodo,sehabráidoaHarbourMouthconlosotros

chicos,Susan?Jamáshadesobedecidounaorden,pero…—No, mi querida señora, no… la inocente criaturita no ha desobedecido. Fui

corriendoa lode losDrewdespuésdebuscaren todos lados,yBertieShakespeareacababadellegarasucasa.MedijoqueJemnohabíaidoconellos.Semeencojióelcorazón. Ustedme lo había confiado amí y… Llamé a casa de los Paxton ymedijeronqueustedeshabíanestadoallíperoqueyasehabíanidoynosabíanadónde.

—FuimoshastaLowbridgeavisitaralosParker…—Llamé a todos los lugares donde pensé que pudieran estar. Luego volví al

pueblo…Loshombreshancomenzadolabúsqueda.—Ah,Susan,¿eranecesario?—Miquerida señora, busqué en todas partes, en cualquier lugar dondepudiera

estarunacriatura.¡Ay,porloquehepasadoestanoche!Yéldijoqueibaatirarsealestanque…

Apesardesímisma,unescalofríohizoestremeceraAna.PorsupuestoqueJemnosetiraríaalestanque…eraunatontería…peroenelestanquehabíaunviejobotequeCarterFlaggusabaparasalirapescartruchas,yensuarranquedesafiantedelatarde, Jem podría haber intentado navegar por el estanque en él… muchas veceshabía querido hacerlo…hasta podía haber caído al estanque tratandode desatar elbote.Súbitamente,elmiedoasumióunaformaespantosa.«YnotengolamenorideadeadóndefueGilbert»,pensó,perturbada.

—¿Aquésedebetodoestealboroto?—preguntólatíaMaryMaría,apareciendode pronto en la escalera, con la cabeza rodeada por un halo de pinzas y el cuerpoenvuelto en una bata con bordado de dragones—. ¿Será posible que en esta casajamássepuedadormirtranquila?

—ElpequeñoJemhadesaparecido—volvióadecirSusan,demasiadoatrapadaenlasgarrasdelterrorcomopararesentirseporel tonodelaseñoritaBlythe—.Sumadremeloconfió…

Anahabíaidoarevisarellamismalacasa.¡Jemteníaqueestarenalgúnlado!Noestabaensudormitoriolacamanohabíasidotocada…Noestabaeneldormitoriodelasmellizas,ni eneldeella…Noestaba…noestabaenningunapartede la casa.Ana,despuésdeunperegrinajedesdelabuhardillahastaelsótano,volvióalasalaenunestadoqueseaproximabamuchoalpánico.

—No quiero ponerte nerviosa, Ana—dijo la tía Mary María, bajando la voztétricamente—, pero ¿te fijaste en el tanque del agua de lluvia? El año pasado, elpequeñoJackMacGregorseahogóenuntanquedeaguadelluvia,enlaciudad.

—Yo…yomefijé—dijoSusan,retorciéndoseotravezlasmanos—.Yo…llevéunpaloyreviséelfondo…

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ElcorazóndeAna,quesehabíaparalizadoconlapreguntadelatíaMaryMaría,retomósuactividad.Susan logrócontrolarseydejóde retorcerse lasmanos.Habíarecordadodemasiadotardequenohabíaquepreocuparalaqueridaseñora.

—Debemos tranquilizarnosycontrolarnos—dijo,convoz temblorosa—.Comousted dice, mi querida señora, tiene que estar en alguna parte. No pudo habersedisueltoenelaire.

—¿Sefijaronenlacarbonera?¿Yenelreloj?—preguntólatíaMaryMaría.Susansehabíafijadoenlacarboneraperoanadieselehabíaocurridopensaren

elreloj.Eralobastantegrandecomoparaqueunniñopequeñoseocultaraenél.Ana,sin pensar que sería absurdoque Jempudiera haber estado acurrucado allí durantecuatrohoras,corrióaver.PeroJemnoestabaenelreloj.

—Yosentíqueibaasucederalgocuandomefuiaacostarestanoche—dijolatíaMaryMaría,llevándoselasmanosalassienes—.CuandoleímicapítulodelaBiblia,comotodaslasnoches,laspalabras«Nosabesloquedepararácadadía»parecieronsaltaralosojosdesdelahoja.Fueunaseñal.Serámejorquetepreparesparalopeor,Ana. Pudo haberse ido hasta el pantano. Es una lástima que no tengamos algunossabuesos.

Conuntremendoesfuerzo,Anaconsiguióreír.—Me temoquenohayninguno en la Isla, tía. Si tuviéramos el viejo setter de

Gilbert,Rex,que fueenvenenado,él enseguidaencontraríaa Jem.Estoy seguradequeestamosalarmándonospornada…

—TommySpencer,deCarmody,desapareciómisteriosamentehacecuarentaañosy jamás loencontraron…¿osí?Bueno,si lohallaron, fuesólosuesqueleto.Noesparareírse,Anita.Nosécómopuedestomarlocontantacalma.

Sonóelteléfono.AnaySusansemiraron.—Nopuedo…nopuedocontestar,Susan—dijoAnaenunsusurro.—Yo tampoco puedo —dijo Susan, sin más. Se odiaría toda la vida por dar

muestrasdesemejantedebilidadanteMaryMaríaBlythe,peronopodíaevitarlo.DoshorasdeunabúsquedallenadeterroryfantasíasdistorsionadashabíanconvertidoaSusanenunaruina.

La tía Mary María avanzó hacia el teléfono y levantó el auricular. Sus rizosdibujaron una silueta con cuernos contra la pared, y a pesar de su angustia, SusanpensóquelehabíandadoelaspectodeSatanásenpersona.

—CarterFlaggdicequehanbuscadoportodaspartesperotodavíanohayseñalesdeél—informólatíaMaryMaríaconfrialdad—.Perodicequeelboteestásueltoenmedio del estanque y que no se ve a nadie dentro, hasta donde pueden ver.Van adragarelestanque.

SusansostuvoaAnajustoatiempo.—No…no…nomevoyadesmayar,Susan—dijoAnaa travésdeunoslabios

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blancos—.Ayúdemeallegaraunasilla…gracias.TenemosqueencontraraGilbert.—Si James se ha ahogado,Anita, debes recordar que se ha salvado demucho

sufrimiento en este desdichado mundo —dijo la tía Mary María a manera deconsuelo.

—Voyatraerlalinternaparavolverabuscarporfuera—dijoAnaapenaspudoponersedepie—.Sí,Susan,yaséqueustedyalohizo,perodéjeme…déjeme.Nopuedoquedarmesentadaesperando.

—Entonces,póngaseunsuéter,miqueridaseñora.Haymuchorocíoyelaireestáhúmedo.Voyatraerleelsuéterrojo…Estácolgadoenunasillaeneldormitoriodelosmuchachos.Espereaquíaqueselotraiga.

Susancorrióescalerasarriba.Unosminutosdespués,algoquepodríadescribirsecomounalaridoresonóenIngleside.AnaylatíaMaryMaríasubieroncorriendoyarribaencontraronaSusanriendoyllorandoenelhall,máscercadelahisteriadeloqueSusanBakerhabíaestadojamásentodasuvida…,ovolveríaaestar.

—Mi querida señora… ¡está ahí! El pequeño Jem está ahí… dormido en elasientodelaventana,detrásdelapuerta.Nosemeocurriófijarmeahí,lapuertaloocultaba,ycomonoestabaenlacama…

Ana,debilitadaporelalivioylaalegría,entróeneldormitorioycayóderodillasjunto al asientode laventana.Pronto ellaySusan se echarían a reír por supropiatontería,peroahoranopodíahabermásquelágrimasdeagradecimiento.ElpequeñoJemestabaprofundamentedormidosobreelasiento, tapadoconunamanta,consugastadoositodepelucheapretadoentrelasmanitasbronceadasporelsolyunnadarencoroso Camarón estirado encima de sus piernas. Sus rizos rojos caían sobre elalmohadón. Parecía estar en medio de un sueño placentero, y Ana no quisodespertarlo.Perodepronto,élabriólosojos,queerancomoestrellascoloravellana,ylamiró.

—Jem, querido, ¿por qué no estás en tu cama? Nos… nos asustamos… Nopodíamosencontrarteporningúnladoy…ynosenosocurrióbuscarteaquí…

—Queríaestaraquíporqueasípodríaverosatiyapapácuandollegaraisacasa.Mesentítansoloquetuvequeveniraacostarme.

Mamálotomóensusbrazosylollevóasucama.Legustabatantoquelobesara,sentirqueloarropabaconcariciasypalmaditasquelehacíansentirqueloquerían.¿Qué importancia tenía ponerse amirar cómo alguien tatuaba una vieja serpiente?Mamáeratanbuena…lamejormamádelmundo.AlamadredeBertieShakespeare,todo el mundo en Glen le decía «Señora Bruja», por lo mala que era y él sabía,porquelohabíavisto,queledabasopaposaBertieporcualquiercosa.

—Mamá—dijosemidormido—,claroquetevoyatraeranémonaslaprimaverapróxima,ytodaslasprimaveras.Puedesconfiarenmí.

—Porsupuestoquesí,miamor—dijomamá.

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—Bien, ya que todos han solucionado sus inquietudes, supongo que podemosrespirar en paz y retirarnos a nuestras habitaciones—dijo la tíaMaryMaría. Perohabíaunaespeciedemalhumoradoalivioensutono.

—Fueunatonteríademipartenorecordarelasientodelaventana—dijoAna—.Ha sidoun chascoy el doctor nopermitirá que lo olvidemos, puedes estar segura.Susan,porfavor,llamealseñorFlaggyavíselequehemosencontradoaJem.

—¡Cómosevaareírdemí!—dijoSusan,contenta—.Noesquemeimporte…queseríatodoloquequieraahoraqueelpequeñoJemestáasalvo.

—Megustaríatomarunatazadeté—dijoenunsuspirolatíaMaryMaría,contonoquejosoyenvolviendosusenjutasformasenlosdragones.

—Notardonada—dijoSusanenseguida—.Alastresnosvendrábienunatazadeté.

Despuésdehablarporteléfono,Susandijo:—Miqueridaseñora,cuandoelseñorFlaggoyóqueelpequeñoJemestababien,

dijo:«GraciasaDios».Novolveréadecirniunapalabracontraesehombre,cobreloquecobre.¿Ynoleparecequepodríamoscomerpollomañana,miqueridaseñora?Amodo de pequeña celebración, digamos. Y el pequeño Jem tendrá sus bollitospreferidosparaeldesayuno.

Hubootra llamada telefónica, deGilbert esta vez, para avisar que llevaba a unniñoquemado,deHarbourHead,alhospitaldelaciudadyquenoloesperaranhastaeldíasiguiente.

Anaseinclinósobreelalféizardesuventanaparadirigirunaagradecidaúltimamiradanocturnaalmundoantesdeirsealacama.Soplabaunvientofrescodesdeelmar.UnaespeciedeéxtasisiluminadoporlalunarecorríalosárbolesdelPozo.Anapodíahastareír,conunestremecimientodetrásdelarisa,porelpánicodeunahoraatrás y las absurdas sugerencias y tétricos recuerdos de la tíaMaryMaría. Su hijoestabaasalvo…Gilbertluchabaenalgúnladoparasalvarlavidadeotroniño…Diosquerido,ayúdaloyayudaalamadre…ayudaatodaslasmadresentodaspartesdelmundo. Necesitamos tanta ayuda, teniendo a esos corazoncitos y esas almitas tansensibles, tan llenas de amor, que buscan en nosotras la guía, el amor y lacomprensión.

LanocheenvolventeyamigaseapoderódeInglesideytodos,inclusoSusan,quesentía que querríameterse en algún agujerito tranquilo y pagar su culpa de algunamanera,sequedarondormidosbajolaproteccióndesutecho.

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—Tendrámuchacompañía,nosesentirásolo…estánloscuatronuestrosyademásvanavisitarnosmisobrinaymisobrinodeMontreal.Loquenoseleocurreaunoseleocurrealosdemás.

Lagrande,afableyalegreesposadeldoctorParkerledirigióunaampliasonrisaaWalter…queladevolviónosinalgodereserva.Noestabademasiadosegurodequelegustara la señoraParker, apesarde sus sonrisasy su jovialidad.Eraenorme.Eldoctor Parker sí le gustaba. En cuanto a «los cuatro nuestros» y la sobrina y elsobrinodeMontreal,Walterno loshabíavisto jamás.Lowbridge,dondevivían losParker,quedabaadiezkilómetrosdeGlen,yWalternuncahabíaestadoallí,aunqueeldoctorParkeryseñorayeldoctorBlytheyseñorasevisitabanconfrecuencia.EldoctorParkerypapáerangrandesamigos,aunqueWalteravecesteníalasensacióndequeamamánoleimportaríaenabsolutoprescindirdelaseñoraParker.Consusseisaños—yAnalosabía—,Walterpercibíacosasqueotroschicosnopercibían.

Walter tampocoestabamuy segurodeque en realidadquisiera ir aLowbridge.Algunasvisitaseranespléndidas.UnviajeaAvonlea,porejemplo…¡ah,esosíqueeradivertido!YpasarlanocheconKennethFordenlaantiguaCasadelosSueñosera todavíamásdivertido…aunqueesonopodíaconsiderarseunavisita,porque laCasa de los Sueños siempre había sido una especie de segundo hogar para loschiquillosdeIngleside.PeroiraLowbridgedossemanasenteras,entreextraños,eraunasuntomuydiferente.Sinembargo,parecíacosadecidida.PoralgunarazónqueWalter no alcanzaba a comprender, papá y mamá estaban contentos con el plan.«¿Querrándeshacersedetodossushijos?»,sepreguntóWalterconinquietud.Jemnoestaba,puesselohabíanllevadoaAvonleahacíadosdías,yélhabíaoídoaSusanhaciendomisteriososcomentariossobre«enviarlelasmellizasalaseñoradeMarshallElliottcuandollegaraelmomento».¿Quémomento?LatíaMaryMaríaparecíamuysombría por algo y se la había oído decir que «ojalá todo hubiera terminado ya».¿Ojaláquequéhubieraterminado?Walternoteníaidea.PerohabíaalgoextrañoenelaireenIngleside.

—Lollevarémañana—dijoGilbert.—Mishijosestaránmuyentusiasmados—dijolaseñoraParker.—Esmuygentildesuparte,deverdad—dijoAna.—Esmejorasí,sinduda—ledijoSusanaCamarón,enlacocina.—EsmuygenerosodepartedelaseñoraParkerquitarteaWalterdelasmanos,

Anita—dijolatíaMaryMaríacuandolosParkersefueron—.Medijoqueloqueríamucho.Lagenteesrara,¿no?Bien,ahora talvezalmenospordossemanaspodréentrarenelbañosintropezarconunpezmuerto.

—¡Unpezmuerto,tía!¡Nomediga…!

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—Digoexactamenteloquetengointencionesdedecir.Siemprelohago.¡Unpezmuerto!¿Algunavezhaspisadounpezmuertoconlospiesdescalzos?

—Noo…pero,cómo…—Miqueridaseñora,anocheWalterpescóunatruchaylapusoenlabañerapara

mantenerlaconvida—dijoSusan,restándoleimportancia—.Sisehubieraquedadoahí, todohabríaestadobien,peronosécómosesalióysemuriódurante lanoche.Claroquesilagenteandaporahídescalza…

—Tengopornormanodiscutirconlagente—dijolatíaMaryMaría.Selevantóysaliódelahabitación.

—Yyo estoydecidida a nodejarme insultar por ella,mi querida señora—dijoSusan.

—Ah, Susan, amí tambiénme exaspera un poco, pero nomemolestará tantocuandotodoestohayapasado…yhadeserfeísimopisarunpezmuerto.

—¿No es mejor un pez muerto que uno vivo, mami? Un pez muerto no seretuerce—dijoDi.

Dadoquehayquedecirlaverdadatodacosta,debeadmitirsequetantolaseñoracomolaciadadeInglesiderieronlasdos.

Yasíestabanlascosas.PeroesanocheAnalepreguntóaGilbertsipensabaqueWalterestaríabienenLowbridge.

—Estansensibleytanimaginativo…—dijo,preocupada.—Demasiado—dijoGilbert,queestabacansadodespuésde,comodecíaSusan,

«haber tenido tres niños ese día»—. Caramba, Ana, tengo entendido que a esepequeñoledamiedosubirlaescaleraenlaoscuridad.LevaahacermuchísimobienconvivirconloscríosdelosParkerunosdías.Volveráhechootroniño.

Ananodijonadamás.Sinduda,Gilbertteníarazón.WalterestabamuysolosinJem y, en vista de lo sucedido cuando nació Shirley, sería conveniente que Susantuvieraqueocuparsede lamenorcantidadposibledecosasademásde lacasaydesoportaralatíaMaryMaría…cuyasdossemanasyasehabíanextendidoacuatro.

Walterestabatendidodespiertoensucamatratandodeeludir,medianteelrecursodedarleriendasueltaasuimaginación,elterriblepensamientodequealdíasiguientese iría.Walter tenía una imaginación muy vívida. Para él, un gran corcel blanco,comoeldelafotodelapared,erauncaballosobreelquepodíagaloparhaciaatrásyhaciaadelanteeneltiempoyelespacio.LaNocheseacercaba…LaNoche,comounángelalto,oscuro,conalasdemurciélago,quevivíaenlosbosquesdelseñorAndrewTaylorenlacolinadelsur.AvecesWalterlaesperaba…avecesselaimaginabatanvívidamente,quecomenzabaa temerle.Walterdramatizabaypersonificaba todoensupequeñomundo…elViento, que le contabahistoriaspor lanoche… laHelada,queescarchabalasfloresdeljardín…elRocío,quecaíaplateadaysilenciosamente…laLuna,que,estabaseguro,élpodríaagarrarsipudierasubiralacumbredeaquella

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lejana colina púrpura… la Niebla, que venía del mar… el granMar, que siemprecambiabaynocambiabanunca…laoscuraymisteriosaMarea…Eran todosentesparaWalter. Ingleside,elPozo,elbosquedearces,elPantanoy lacostadelpuertoestabanllenosdeduendes,ninfas,dríadas,sirenasygnomos.Elgatodeyesonegrode la repisadelhogareraunabruja.Cobrabavidapor lasnochesy rondabapor lacasa, enorme.Walter metía la cabeza debajo de la ropa de cama y se estremecía.Siempreseasustabaconsuspropiasfantasías.

TalvezlatíaMaryMaríateníarazóncuandodecíaqueera«demasiadonerviosoe impresionable»,aunqueSusan jamás leperdonaríahaberdichoeso.Talvez la tíaKittyMacGregor,deUpperGlen(dequiensedecíaquetenía«clarividencia»),tuvorazón cuando, una vez que miró profundamente los ojos gris humo, de largaspestañas,deWalter,dijoque«tieneunalmaviejaenuncuerpojoven».Podríaserquela vieja alma supiera demasiadas cosas que no siempre el joven cerebro podíacomprender.

Porlamañana, ledijeronaWalterquepapálollevaríaaLowbridgedespuésdecomer.Elnodijonadaperodurantelacomidateníaunahorriblesensacióndeahogoytuvoquebajarrápidamentelosojosparaocultarunasúbitaniebladelágrimas.Peronofuelobastanterápido.

—Noirásallorar,Walter—dijolatíaMaryMaría,comosiparaunacriaturitadeseisañosllorarimplicaraelbochornoeterno—.Sihayalgoquedesprecioesunniñollorón.Ynocomistelacarne.

—Dejésólolagrasa—dijoWalter,parpadeandoconvalentíaperosinatreversealevantarlamirada—.Nomegustalagrasa.

—Cuando yo era pequeña—dijo la tíaMaryMaría—no seme permitía tenerpreferencias.Bien,probablementelaseñoraParkertecuredealgunasdetusmanías.Es una Winter, creo, ¿o una Clark…? No, tiene que ser una Campbell. Pero losWinter y los Campbell están todos cortados por la misma tijera y no toleran lastonterías.

—Ah,porfavor,tíaMaryMaría,noasusteaWalterconsuvisitaaLowbridge—dijoAna,conundestelloocultoamediasenloprofundodelosojos.

—Perdóname,Anita—dijo la tíaMaryMaríacongranhumildad—.Yo tendríaque recordar, por supuesto, que no tengo ningún derecho a enseñarles nada a tushijos.

—Malditasea—murmuróSusan.Yselevantóparairabuscarelpostre:budínalareina,elpreferidodeWalter.Anasesentíaterriblementeculpable.Gilbertlehabíadirigidounamiradadeligeroreprochecomoqueriendodecirquepodríahabersidomáspacienteconunapobreancianasolitaria.Gilbertmismoestabaunpoquitoharto.La verdad, como sabía todo el mundo, era que había trabajado en exceso todo elverano, y tal vez la tía Mary María era una tensión extra, aunque él no quisiera

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admitirlo.Anadecidióqueparaelotoño,si todoibabien, loenviaría,quisieraélono,acazaragachadizasenNuevaEscociaduranteunmes.

—¿Cómoestásuté?—lepreguntó,arrepentida,alatíaMaryMaría.LatíaMaryMaríafruncióloslabios.—Demasiadoliviano.Peronoimporta.¿Aquiénleimportaqueunapobrevieja

tomeeltécomolegusta?Sinembargo,haygentequepiensaquesoyunacompañíaagradable.

Fuera cual fuere la relación entre las dos oraciones de la tíaMaryMaría,Anasintióqueno se sentía conánimodeaveriguarloenesemomento.Sehabíapuestomuypálida.

—Creoquesubiréarecostarme—dijo,débilmente,yselevantódelamesa—.Ycreo, Gilbert, que sería mejor que no te entretuvieras en Lowbridge… y de paso,podríasllamaralaseñoritaCarson.

Se despidió de Walter con un beso algo fugaz y apresurado… como si noestuvierapensandoenélenabsoluto.Walternoibaallorar.LatíaMaryMaríalediounbesoenlafrente(Walterodiabaqueledieranbesoshúmedosenlafrente),ydijo:

—Cuida los modales en la mesa cuando estés en Lowbridge,Walter. No seasglotón.Siloeres,vendráunGranHombreNegroconunagranbolsanegradondesellevaalosniñosqueseportanmal.

EraunasuertequeGilberthubierasalidoaensillaraGreyTomynohubieraoídoloanterior.Anayélsiemprehabíanhechohincapiéennoasustarasushijosconesascosas, ni permitir que ninguna otra persona lo hiciera. Susan lo oyó mientraslevantabalamesaylatíaMaryMaríajamássupocuáncercaestuvodequeletiraranalacabezalasalserayloqueéstacontenía.

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Porlocomún,aWalterlegustabasalirapasearconsupadre.Amabalabelleza,yloscaminosdelosalrededoresdeGlenSt.Maryeranhermosos.ElcaminoaLowbridgeeraunacintadobledebotonesdeorodanzarinesconunoqueotrobordedeverdeshelechosquedelimitabanbosquecillos.PerohoypapánoparecíatenermuchasganasdecharlarycondujoaGreyTomcomoWalternorecordabaquelohubieraconducidoantes. Cuando llegaron a Lowbridge, le dijo unas pocas palabras en privado a laseñoraParkerysefuesindespedirsedeWalter.AWalterotravezlefuemuydifícilcontener las lágrimas. Era demasiado evidente que nadie lo quería.Antesmamá ypapálohabíanquerido,peroyano.

LagrandeydesordenadacasadeLowbridgenoleparecióamistosa.Perotalvezninguna casa pudiera parecérselo en esos momentos. La señora Parker lo llevó alpatiodelfondo,donderesonabanlosgritosdeunaruidosaalgarabía,ylepresentóalosniñosqueparecíanllenarlo.Luegovolviódeprisaasucostura,dejándolos«quesehicieranamigossolos…»,procedimientoquesolía funcionarmuybienennuevedecadadiezcasos.QuizánohabríaqueculparlapornohabersedadocuentadequeWalter Blythe era el décimo. Le gustaba el muchachito, sus propios hijos erandivertidos,FredyOpaltendíanadarseairesdegranciudad,porvenirdeMontreal,peroellaestabaseguradequenoseríanmalosconnadie.Todoiríabien.Sealegrabatantodepoderayudara«lapobreAnaBlythe»,aunquesólofuerasacándoledeentrelasmanosaunodesushijos.LaseñoraParkeresperabaque«todosalierabien».LosamigosdeAnasepreocupabanmuchomásporAnaqueellamisma,puesrecordabanelnacimientodeShirley.

Unsúbitosilenciosehabíaapoderadodelpatiodelfondo…patioquedabaaungrande y frondoso manzanar. Walter se quedó de pie allí, mirando grave ytímidamentealosniñosParkeryasusprimosJohnson,deMontreal.BillParkerteníadiez años, era un chiquillo colorado, de cara redonda, que «salía» a la madre yparecía muy viejo y grande a los ojos deWalter. Andy Parker tenía nueve, y loschicosdeLowbridgelehabríandichoacualquieraqueera«elmalodelosParker»ysuapodoera«Cerdo»,conmucharazón.AWalternolecayóbiendesdeelprincipio:suscabellos rubiosypajizos, ladesagradablecara llenadepecas, los saltonesojosazules.FredJohnsoneradelaedaddeBill,yaWaltertampocolegustó,aunqueeraunmuchachitobienparecidoconrizoscastañosyojosnegros.Suhermanadenueveaños, Opal, tenía rizos y ojos negros también… ojos negros de expresión dura.Rodeaba con el brazo aCoraParker, una rubia de ocho años, y las dosmiraban aWalterconairecondescendiente.DenohabersidoporAliceParker,eramuyposiblequeWalterhubieragiradoenredondoysehubieraidocorriendo.

Aliceteníasieteaños;Aliceteníalacabezacubiertadehermososrizosdorados;

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Alice tenía ojos tan azules y tan suaves como las violetas del Pozo; Alice teníamejillasrosadasyconhoyuelos;Aliceteníaunvestiditoamarilloconpuntillasconelqueparecíaunbotóndeorodanzarín;Alicelesonriócomosilohubieraconocidodetodalavida;Aliceerasuamiga.

Fredabriólaconversación.—Hola,hijo—dijo,condescendiente.Waltersintiólacondescendenciadeinmediatoysereplegóensímismo.—MinombreesWalter—dijoconclaridad.Fredsevolvióalosotrosconunbienimitadoairedeasombro.¡Élleenseñaríaa

estechicodelcampo!—DicequesunombreesWalter—ledijoaBillconunacómicamueca.—DicequesunombreesWalter—ledijoasuvezBillaOpal.—DicequesunombreesWalter—ledijoOpalalencantadoAndy.—DicequesunombreesWalter—ledijoAndyaCora.—DicequesunombreesWalter—ledijoCora,riendo,aAlice.Alice no dijo nada. Se limitó amirar aWalter con admiración, y sumirada le

permitióaélsoportarelquetodoslosdemáscorearanjuntos:«DicequesunombreesWalter»,yluegoestallaranencarcajadasderisadespectiva.

—¡Cómosediviertenloschicos!—pensó,complacida,laseñoraParkermientrasseguíaconsusfruncidos.

—Oí decir a mamá que creías en las hadas —dijo Andy, mirándolo coninsolencia.

Walterlemantuvolamirada.NosedejaríaamilanardelantedeAlice.—Lashadasexisten—dijo,resueltamente.—Noexisten—dijoAndy.—Existen—dijoWalter.—Dicequelashadasexisten—ledijoAndyaFred.—Dice que las hadas existen —le dijo Fred a Bill, y volvieron a repetir la

actuaciónanterior.ParaWalter fue una tortura. Jamás antes se habían burlado de él, y no podía

tolerarlo. Semordió los labios para contener las lágrimas.No debía llorar frente aAlice.

—¿Tegustaríaque tepellizcaran?—preguntóAndy,quehabíaconsideradoqueWaltereraunamujercitayqueseríadivertidomofarsedeél.

—¡Cerdo!¡Cállate!—ordenóAlice,deunamaneraterrible,muyterrible,aunquemuysuave,dulceygentilmente.Habíaalgoensu tonoquenisiquieraAndypodíaignorar.

—Nolodijeenserio—murmuró,avergonzado.ElvientoviróapenasafavordeWalteryjugaronmuyamablementealamancha

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enelmanzanar.Perocuandoruidosamenteentraronenlacasaparalacena,Waltersesintióotravezabrumadoporlasganasdeestarensucasa.Fuetanespantoso,queporunhorriblemomentotemióponerseallorardelantedetodos…hastadeAlicequelediouncodazotanamistosoenelbrazocuandosesentaronalamesaqueloayudó.Peronopodía comernada, sencillamentenopodía comer.La señoraParker, cuyosmétodosno estabandel todomal, no ledijonada,pueshabía llegadoa la cómodaconclusión de que por la mañana le mejoraría el apetito, y los otros estabandemasiadoocupadosencomerycharlarparaocuparsemuchodeél.

Waltersepreguntóporquétodalafamiliahablabaagritos,ignorandoelhechodeque todavíanohabían tenido tiempodedejar lacostumbredesde lamuertedeunaabuelamuysorda,sensibleyvieja.Elruidolediodolordecabeza.Ah,encasaahoratambién estarían cenando. Mamá sonreiría desde la cabecera de la mesa, papábromearíaconlasmellizas,SusanlepondríacremaalalechedeShirley,Nanledaríacomida a escondidas a Camarón.Hasta la tíaMaryMaría, como parte del círculofamiliar,pareciódeprontoinvestidaconunhalosuaveytierno.¿Quiénhabríahechosonarelgongchinopara lacena?Estasemana le tocabaaél,y Jemnoestaba. ¡Sipudiera encontrarun lugardonde llorar!Peronoparecíahaberningún lugardondeabandonarsea las lágrimasenLowbridge.Además…estabaAlice.Walterbebiódeuntragounvasollenodeaguaheladaydescubrióqueesoloayudaba.

—Anuestrogatoledanataques—dijoAndydepronto,pateándolopordebajodelamesa.

—Alnuestrotambién—dijoWalter.Camarónhabíatenidodosataques.YélnoibaapermitirquesedijeraquelosgatosdeLowbridgeeranmejoresquelosgatosdeIngleside.

—Apuesto a que a nuestro gato le dan ataques más fuertes que al tuyo—loprovocóAndy.

—Apuestoaqueno—replicóWalter.—Bueno,bueno,nodiscutamosporlosgatos—dijolaseñoraParker,quequería

tener una velada tranquila para poder escribir su artículo sobre «Niñosincomprendidos», para el instituto—. Id a jugar. No falta mucho para la hora deacostarse.

¡Acostarse!Walterdeprontosediocuentadequetendríaquequedarseallítodalanoche…muchasnoches…dossemanasdenoches.Eraespantoso.SalióalmanzanarconlospuñosapretadosyencontróaBillyAndytrenzadosenunaferozpeleasobreelcésped,pateándose,arañándose,gritando.

—¡Medistelamanzanaconelgusano,BillParker!—rugíaAndy—.¡Yotevoyaenseñaradarmemanzanascongusanos!¡Tevoyaarrancarlasorejas!

Peleascomoéstaerancosade todos losdíasentre losParker.LaseñoraParkersostenía que a los varones no les hacía daño pelear. Decía que les sacaba mucha

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diabluradeadentroyquedespuésquedabantanbuenosamigoscomosiempre.PeroWalternuncahabíavistoanadiepeleándose,yquedóestupefacto.

Fred los alentaba,OpalyCora reían,perohabía lágrimasen losojosdeAlice.Walternopodíasoportarestoúltimo.Se tirósobre loscombatientes,quesehabíanapartadoporunmomentoparatomaralientoantesdereanudarlalucha.

—Dejaddepelear—dijoWalter—.EstáisasustandoaAlice.BillyAndylomiraronasombradosporunmomento,hastaquelograciosodeque

este chiquillo interfiriera en su pelea se hizo evidente. Los dos estallaron en unacarcajada,yBilllediounapalmadaenlaespalda.

—Hayquetenercoraje,muchachos—dijo—.Vaasertodounhombrecito,silodejancrecer.Aquítienesunamanzana…yéstanotienegusano.

AlicesesecólaslágrimasdesussuavesmejillasrosadasymiróaWalterconunamiradatanllenadeadoración,queaFrednolegustó.ClaroqueAlicenoeramásqueuna niña pequeña, pero ni siquiera las niñas pequeñas tenían por qué mirar conadoraciónaotrosmuchachoscuandoél,FredJohnson,deMontreal,estabapresente.Habíaquehaceralgoalrespecto.FredhabíaentradoenlacasayhabíaoídoalatíaJen,quehabíaestadohablandoporteléfono,decirlealgoaltíoDick.

—Tumadreestáhorriblementeenferma—ledijoaWalter.—¡No…noescierto!—exclamóWalter.—Está enferma.Oí a la tía Jen cuando se lo contaba al tíoDick.—Fredhabía

oído a su tía decir: «Ana Blythe está enferma», y era divertido agregarle el«horriblemente»—.Esprobablequesemueraantesdequevuelvasatucasa.

Waltermiróalrededorconojostorturados.OtravezAlicesepusodesulado…yotravezelrestosereuniójuntoalestandartedeFred.Todospercibíanalgoextrañoeneseniñomorenoybienparecido…,sentíanlanecesidaddefastidiarlo.

—Siestáenferma—dijoWalter,papálavaacurar.Lacuraría…¡teníaquecurarla!—Metemoqueesosea imposible—dijoFred,poniendocaradecircunstancias

peroguiñándoleunojoaAndy.—Nadaesimposibleparamipapá—insistióWalter,conlealtad.—Bueno,RussCarterfueaCharlottetownporunsolodíaelañopasadoycuando

volvióalacasalamadreestabamuertacomountronco—dijoBill.—Y enterrada —dijo Andy, para agregar un toque dramático adicional, poco

importaba que fuera cierto o no—. Russ estaba muy mal por haberse perdido elfuneral…losfuneralessonmuydivertidos.

—Yonuncaenmividaviunfuneral—dijoOpal,triste.—Ah,yavasatenermuchasoportunidades—ledijoAndy—.Perofíjatequeni

siquierapapápudosalvarlelavidaalaseñoraCarter,yesmuchomejormédicoquetupadre.

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—Noloes…—Sí,loes,ymuchomásbuenmozo.—Noloes…—Siempre pasa algo cuando una se va de la casa —dijo Opal—. ¿Cómo te

sentiríassicuandovuelvesatucasa,teencuentrasconqueInglesidesequemóenunincendio?

—Si tumadre semuere, lomás probable es que a vosotros os separen—dijoCora,muyalegre—.Alomejoratitetraenaviviraquí.

—Sí…porfavor—dijoAlice,condulzura.—Ah,supadrequerráquedarseconellos—dijoBill—.Prontovolveríaacasarse.

Perotalvezelpadretambiénsemuera.OídecirapapáqueeldoctorBlytheseestabamatando trabajando. Miren cómo nos mira. Tienes ojos de nena, hijo… ojos denena…ojosdenena.

—¡Cállate!—dijoOpal,cansadadeprontodeljuego—.Noloengañéis.Sabequesóloqueréismolestarle.Vamos al parque aver el juegodebéisbol.Walter yAlicepuedenquedarseaquí.Nopodemosandarsiempreconniñospequeñosarastras.

AWalternolediopenaquesefueran.Alparecer,aAlicetampoco.Sesentaronenunleñodemanzanoysemirarontímidaygozosamente.

—Voyaenseñarteunjuegoconpiedrecitas—dijoAlice—,yvoyaprestartemicangurodepeluche.

Cuandollególahoradeirsealacama,Walterencontróquelodejabansoloeneldormitorio junto a la salita. La señora Parker, considerada, le dejó una vela y unabrigadoedredón,pueslanochedejulioerainsólitamentefríacomopuedenserloaveces las noches de verano en las ProvinciasMarítimas. Parecía hasta que habríahelada.

PeroWalter no podía dormir, ni siquiera con el canguro de peluche de Aliceapretado contra lamejilla.Ah, si estuviera en casa, en su cuarto, donde laventanagrandedabaaGlen,y laventanapequeña,con techitopropio,alpinoalbar.Mamávendríaaleerlepoesíaconsuhermosavoz…

«Soyunniñogrande…novoyallorar.No…no…».Laslágrimasselesaltaron,asupesar.¿Dequéservíanloscangurosdepeluche?Parecíaquehabíanpasadoañosdesdequehabíasalidodesucasa.

Al fin, losotrosniñosvolvierondelparquey se arremolinaronamistosos en eldormitorio;sesentaronsobrelacamaacomermanzanas.

—Eresunllorón—seburlóAndy—.¡Eresunanenita!¡Lamimosademamá!—Toma un mordisco, chico —dijo Bill, ofreciéndole una manzana a medio

morder—.Y levanta el ánimo.Nome sorprendería que tumadre semejorara… sitieneunbuenorganismo,claro.PapádicequelaesposadeStephenFlaggsehubieramuertohaceyamucho,sinofueraporquetieneunbuenorganismo.¿Tumadretiene?

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—Claroquetiene—dijoWalter.Noteníaideadeloqueeraunbuenorganismo,perosilaesposadeStephenFlaggtenía,sumamátambién.

—LaesposadeAbSawyersemuriólasemanapasadaylamadredeSamClarksemuriólasemanaanterior—dijoAndy.

—Murierondurantelanoche—dijoCora—.Mamádicequecasitodalagentesemueredurantelanoche.Yoesperoqueamínomepase.¡Imaginaos!¡Irsealcieloencamisón!

—¡Niños,niños!¡Alacama!—ordenólaseñoraParker.Losvaronessefueron,despuésdejugaraqueahogabanaWalterconunatoalla.

Despuésdetodo,elniñolescaíabien.WaltertomóaOpaldelamanocuandoellaseestabayendo.

—Opal,noesciertoquemamáestáenferma,¿no?—susurrócontonodesúplica.Nopodíasoportarquelodejaransoloconsumiedo.

Opal no era «una niña demal corazón», como decía la señora Parker, pero nopudoresistirsealaemociónqueunosientecuandodaunamalanoticia.

—Estáenferma.LodijolatíaJen…Dijoquenotedijéramosnada.Peroyocreoquetienesquesaberlo.Talveztengacáncer.

—¿Todo el mundo tiene que morirse, Opal? —Ésta era una idea nueva yespantosaparaWalter,quenuncaanteshabíapensadoenlamuerte.

—Porsupuesto,tonto.Sóloquelagentenosemueredeverdad,sevaalcielo—dijoOpal,muyanimada.

—Notodos—susurróAndy,queestabaescuchandodelotroladodelapuerta.—¿Elcielo…quedamáslejosqueCharlottetown?—preguntóWalter.Opallanzóunacarcajada.—¡Quétontoeres!Elcieloquedaamillonesdekilómetrosdedistancia.Perote

diréloquetienesquehacer.Reza.Rezaresbueno.Younavezperdíunamonedadediezcentavos,recé,yencontréunadeveinticinco.Poresolosé.

—Opal Johnson, ¿hasoído loquehedicho?Yapaga laveladel dormitoriodeWalter.Tengomiedoalosincendios—ordenólaseñoraParkerdesdesuhabitación—.Tendríaquehabersedormidohacehoras.

Opalapagólaveladeunsoplidoysefuevolando.LatíaJeneramuybuenapero¡cuandoseenfadaba!Andyasomólacabezaporlapuertaparadarlelabendicióndelasbuenasnoches.

—Cuidadoquelospájarosdelempapeladonocobrenvidaytearranquenlosojos—murmuró.

Despuésdelocualtodosporfinsefueronalacama,sintiendoqueeraelfindeundíaperfectoyqueWalterBlythenoeramalchicoyquealdíasiguienteseguiríanfastidiándoloparadivertirseunpocomás.

—Queridascriaturas…—dijolaseñoraParker,decorazón.

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UnsilenciodesusadodescendiósobrelacasadelosParkeryadiezkilómetrosdedistancia, en Ingleside, la pequeña Bertha Marilla Blythe parpadeaba con susredondosojos color castañoa los rostros felicesque la rodeabany almundoen elcualhabíaentradoenlanochemásfríadelmesdejulioquelasProvinciasMarítimashabíantenidoenochentaysieteaños.

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ParaWalter, solo en la oscuridad, seguía siendo imposible posible dormir. Nuncaantesensubrevevidahabíadormidosolo.SiemprehabíatenidocercaaJemoaKen,presencias cálidas y reconfortantes. El pequeño dormitorio se hizo visible en lapenumbracuandolapálidaluzdelalunapenetróenél,peroestoeracasipeorquelaoscuridad.Unafotocolgadaenlaparedalospiesdelacamaparecíaburlarsedeél…lasfotoseransiempretandiferentesalaluzdelaluna.Unoveíacosasenellasquejamás sospecharía a la luz del día. Las largas cortinas de encaje parecíanmujeresaltasydelgadasquelloraban,unaacadaladodelaventana.Habíaruidosenlacasa:crujidos, suspiros, susurros. ¿Y si los pájaros del empapelado de verdad estabancobrandovidayseestabanpreparandoparaarrancarlelosojos?UnmiedoespantososeapoderódeprontodeWalter…yentoncesunmiedomuygrandeborróatodoslosotros.Mamáestabaenferma.Teníaquecreerlo,yaqueOpal lehabíadichoqueeracierto. ¡Talvezmamáestuvieramuriéndose! ¡Talvezmamáyaestabamuerta!Nohabríayaunamamáalacualregresar.¡WaltervioInglesidesinmamá!

Depronto,Waltersupoquenopodríasoportarlo.Debíairseacasa.Yamismo,deinmediato.Teníaqueveramamáantesdeque…antesdeque…semuriera.Eraesolo que la tíaMaryMaría había querido decir. Ella sabía quemamá iba amorirse.Seríainútildespertaranadieparapedirquelollevaranasucasa.Nolollevarían…sereirían de él. El camino hasta casa era terriblemente largo pero caminaría toda lanoche.

Sin hacer ruido, se bajó de la cama y se puso la ropa.Llevó los zapatos en lamano.NosabíadóndehabíapuestolaseñoraParkersugorro,peroesonoimportaba.Noteníaquehacerruido…teníaqueescaparyllegarasucasaparaveramamá.LedabapenanopoderdespedirsedeAlice…ellahabríacomprendido.Cruzóeloscurovestíbulo… bajó la escalera… escalón por escalón… conteniendo la respiración…¿losescalonesnoterminabannunca…?hastalosmueblesescuchaban…¡ay!

¡Se le había caído un zapato! Repiqueteó escaleras abajo, resonando de unescalónalsiguiente,atravesóelvestíbuloysedetuvocontralapuertadelfrenteconloqueaWalterleparecióunestruendoensordecedor.

Desolado,Walterseacurrucócontra labaranda.Todoelmundo teníaquehaberoído ese ruido, saldrían corriendo, no lo dejarían irse a su casa… un sollozo dedesolaciónseleahogóenlagarganta.

Pareció que pasaban horas antes de que se atreviera a creer que no se habíadespertadonadie,antesdequeseatrevieraaproseguirsucuidadosocaminoescaleraabajo.Peroporfinlologró:encontróelzapatoyconcuidadomovióelpicaportede

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lapuerta.EncasadelosParkerjamássecerrabanlaspuertas.LaseñoraParkerdecíaquenoteníannadaquevalieralapenarobarquenofueranlosniños,yaéstosnadielosquerría.

Walter estaba fuera, y la puerta se había cerrado a sus espaldas. Se puso loszapatos y comenzó a avanzar por la calle. La casa estaba casi en las afueras delpuebloyenseguidaestuvoenlacarretera.Unmomentodepánicoseapoderódeél.Elmiedodequelosorprendieranyleimpidieranirsehabíapasadoytodossusviejosmiedos a la oscuridad y la soledad volvieron.Nunca antes había estado solo en lanoche. Le tenía miedo al mundo. El mundo era tan inmenso y él era tanespantosamente pequeño.Hasta el viento frío y cortante que soplaba desde el esteparecíaazotarlelacaraparaobligarloaregresar.

¡Mamá iba a morirse!Walter tragó saliva y enfiló rumbo a su casa. Siguió ysiguió, luchandovalientemente contra elmiedo.Había lunapero su luz lepermitíaver cosas, y no se veía nada conocido. Una vez que había salido con papá, habíapensadoquenuncahabíavistonadatanpreciosocomounacarreterailuminadaporlaluna, atravesada por las sombras de los árboles. Pero ahora las sombras eran tannegras y agudas que podían hasta echársele encima. Los campos se habían vueltoextraños.Losárbolesyanoeranamigos.Parecíanvigilarlo,juntándosefrenteaélyasusespaldas.Dosojosresplandecienteslomirarondesdelacunetayungatonegro,deuntamañoincreíble,cruzólacarreteracorriendo.¿Seríaungato?¿O…?Lanocheestaba fría;Walter temblaba con su camisa finita, pero no le importaría el frío, sipudieraevitartenerlemiedoatodo…yalassombrasyalosruidosfurtivosyalascosas sin nombre que podían estar acechando en los bosques junto a los cualespasaba.Sepreguntócómoseríanotenerlemiedoanada…comoJem.

—Voy a… voy a hacer como que no tengo miedo—dijo en voz alta… y enseguida se estremeció de terror ante el sonido de su voz, que se perdió en lainmensidaddelanoche.

Pero siguió, tenía que seguir si sumamá se iba amorir.Una vez se cayó y selastimólarodillaenunapiedra.Otravezoyóuncochequeveníatrasél,yseocultódetrás de un árbol hasta que pasó, aterrorizado de que el doctor Parker hubieradescubierto que se había ido y hubiera salido tras él. Una vez se detuvo lleno deespantoporunacosanegraypeludasentadaalaveradelcamino.Nopodíapasar…nopodía…peropasó.Eraungranperronegro…¿Eraunperro…?,peroyahabíapasado.No se atrevióa correrpor temoraqueelperro lopersiguiera.Dirigióunamiradadesesperadaporencimadelhombro:elperrosehabíalevantadoymarchabaendirecciónopuesta.Waltersellevólamanitaalacaraylaencontróempapadaensudor.

Cayóunaestrellaenelcielo,frenteaél,ysalpicódestellos.Walterrecordóhaberoído a la vieja tía Kitty decir que cuando caía una estrella, alguienmoría. ¿Sería

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mamá?Acababadesentirque laspiernasyanopodríansostenerloniunpasomás,peroante lasola ideadequefueramamá,volvióaemprendercamino.Ahora teníatantofrío,quecasiselehabíaidoelmiedo.¿Nuncallegaríaasucasa?HaríahorasquehabíasalidodeLowbridge.

Hacíatreshoras.HabíasalidoalasoncedelacasadelosParker,yahoraeranlasdos. Cuando Walter se encontró en el camino que bajaba hacia Glen, exhaló unsuspiro de alivio. Pero al atravesar el pueblo, las casas dormidas le parecieronremotasylejanas.Sehabíanolvidadodeél.Depronto,unavacalemugiódesdeelotroladodeuncerco,yWalterrecordóqueelseñorJoeReeseteníauntorosalvaje.Depuropánico,emprendióunacarreraquelollevócolinaarribahastalaentradadeIngleside.Estabaencasa…¡ah,estabaencasa!

Peroentoncesseparóenseco,temblando,abrumadoporunahorrendasensaciónde desolación.Había esperado ver las luces cálidas de la casa. ¡Y en Ingleside nohabíaniunaluz!

Enrealidadsílahabía,aunqueélnoalcanzóaverla;habíaluzenundormitorio,donde la enfermeradormía, con la cesta de la reciénnacida junto a su cama.Peroparatodoslosefectos,Inglesideestabatanoscuracomounacasaabandonada,yestodoblegó el espíritu deWalter. Jamás había visto, jamás había imaginado, Inglesideoscuraporlasnoches.

¡Esoqueríadecirquemamáhabíamuerto!Walter avanzó tropezando por el sendero de entrada y, cruzando la lúgubre

sombra oscura de la casa que se proyectaba sobre el césped, llegó a la puerta delfrente. Estaba cerrada.Dio un golpecito (no alcanzaba el llamador), pero no huborespuesta,niélesperabaquelahubiera,tampoco.Escuchó:nohabíaseñalesdevidaenlacasa.Supoquemamáhabíamuertoyquetodossehabíanido.

Paraentonces, teníademasiadofríoydemasiadocansanciocomoparallorar,demodoquediolavueltahastaelgraneroysubiólaescalerahastalapiladeheno.Yanisiquiera teníamiedo; loúnicoquequería era algún lugarprotegidodelviento frío,dondeacostarsehasta lamañana.Tal vez entoncesviniera alguien, despuésdequeenterraranamamá.

Unmimosogatitoatigradoquealguien lehabía regaladoaldoctor le ronroneó;olíaaheno.Walterseabrazóaél,contento:estabacalentitoyvivo.Peroelgatitooyóalosratonescorreteandoporelsueloynosequedó.Lalunalomirabaatravésdelaventana llena de telarañas, peroWalter no halló consuelo en esa luna lejana, fría,incomprensiva.UnaluzquebrillabaenunacasadeGleneramásamiga.Mientrasesaluzsiguieraencendida,élpodríatolerarlotodo.

Nopodíadormir.Ledolíamucholarodillayteníafrío,yunaextrañasensaciónenelestómago.Talvezéltambiénseestuvieramuriendo.Esperabaqueasífuera,yaque todos los demás estabanmuertos o se habían ido. ¿Las noches no terminaban

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nunca? Otras noches habían terminado siempre, pero quizás ésta no terminara.Recordó una historia espantosa que había oído: el capitán Jack Flagg, deHarbourMouth,habíadichoqueundíaenqueselevantaramuyfurioso,nodejaríasalirelsol.AlomejorelcapitánJacksehabíalevantadomuyfurioso,alfin.

EntonceslaluzdeGlenseapagó…yélnopudosoportarlo.Peroenelmomentoenquesupequeñogritodedesesperaciónabandonosuslabios,sediocuentadequeeradedía.

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Walterbajólaescaleraysalió.Inglesideyacíaenlaextrañaluzsintiempodelalba.El cielo, por encima de los abedules del Pozo, arrojaba un débil resplandor entrerosado y plateado. Tal vez pudiera entrar por la puerta lateral. A veces Susan ladejabaabiertaparapapá.

Lapuerta lateralestabaabierta.Conunsollozodeagradecimiento,Walterentróen la sala.Todavía estabaoscuro en la casa, y comenzó a subir silenciosamente laescalera.Seiríaalacama,asupropiacama,ysinadievolvíajamás,moriríaallíyseiríaalcieloyencontraríaamamá.Sóloque…WalterrecordóloquelehabíadichoOpal: que el cielo quedaba a millones de kilómetros de distancia. Ante la nuevaoleadadedesolaciónque lo inundó,WalterolvidócaminarconcuidadoypisócontodoelpesodelcuerpolacoladeCamarón,quedormíaenelrecododelaescalera.ElmaullidodedolordeCamarónresonóentodalacasa.

Susan,queestabaquedándosedormida,fuearrancadadeladormecimientoporelhorribleaullido.Susanhabíaidoaacostarsealasdoce,algoexhaustaluegodeunatarde agotadora, a la cual Mary María Blythe había contribuido al quejarse «unapuntadaenelcostado»justocuandolatensióneramayor.Huboquedarleunabolsade agua caliente y hacerlemasajes con linimento, y terminó con un paño húmedosobrelosojosporque«lehabíavenidounodesusdoloresdecabeza».

Susan sehabíadespertadoa las tres con la extraña sensacióndequealguien lanecesitabamucho.SehabíalevantadoyhabíacaminadodepuntillasporelvestíbulohastalapuertadeldormitoriodelaseñoraBlythe.Todoerasilencioallí;habíaoídolarespiraciónsuaveyacompasadadeAna.Susanhabíarecorridolacasayvueltoalacama, convencida de que la extraña sensación no era más que la resaca de unapesadilla.Durantetodoelrestodesuvida,SusancreyóhabertenidoesodeloquesehabíaburladosiempreyqueAbbyFlagg—que«creía»enelespiritismo—llamaba«unaexperienciapsíquica».

«Waltermellamabayyolooí»,afirmaba.Susan se levantó y volvió a salir, pensando que Ingleside estaba en verdad

embrujadaesanoche.Teníapuestosólosucamisónde franela,quehabíaencogidocon los repetidos lavados hasta llegarle bien por encima de los tobillos huesudos;pero fue la visión más hermosa del mundo para la temblorosa criaturita de caritapálidacuyosdesesperadosojosgriseslamirabandesdeeldescansodelaescalera.

—¡WalterBlythe!Endospasos,Susanlotuvoensusbrazos,enesosbrazosfuertesytiernos.—Susan,¿mamáestámuerta?—preguntóWalter.En un instante, todo había cambiado. Walter estaba en la cama, calentito,

alimentado,consolado.Susanhabíaencendidoel fuego, lehabía traídouna tazade

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lechecaliente,unarodajadedoradopan tostadoyungranplatoconsuspreferidasgalletas«carademono»,ydespuéslohabíaarropado,conunabolsadeaguacalienteen los pies. Le había besado y curado la rodillita lastimada. Era tan lindo sentirsecuidadoporalguien,queridoporalguien,importanteparaalguien…

—¿Estássegura,Susan,dequemamánoestámuerta?—Tumadreestáprofundamentedormida,bienyfeliz,micorderito.—¿Peronoestuvoenferma?Opaldijo…—Bien,micorderito,ayernosesintiódeltodobien,peroahoratodoacabóyesta

veznocorriópeligrodemuerte.Esperaaqueduermasunpocoylaverás,aellayaalguienmás…¡SillegoaponerleunamanoencimaaesosdemoniosdeLowbridge!No puedo creer que hayas recorrido a pie todo el camino desdeLowbridge. ¡Diezkilómetros!¡Yensemejantenoche!

—Sufríunaespantosaagoníamental,Susan—dijoWalter,muyserio.Perotodohabíaterminado;estabaasalvoyfeliz,estaba…encasa…estaba…

Estabadormido.Eracasimediodíacuandodespertóyviolaluzdelsolentrandoaraudalesporsus

propiasventanas,ysesobresaltóalveramamá.Habíacomenzadoapensarquesehabíaportadodemaneramuytonta,ytalvezmamánoestuvieracontentaconélporhaberseescapadodeLowbridge.Peromamáextendiólosbrazosyloatrajohaciasí.Susanlehabíacontadotodalahistoria,yhabíapensadoalgunascosasparadecirleaJenParker.

—Ah,mami,notevasamorir…ytodavíamequieres,¿no?—Querido, no tengo intenciones demorirme, y te quiero tanto, queme duele.

¡PensarquetevinistedesdeLowbridgecaminando,yconesanoche!—Yconel estómagovacío—agregóSusan, estremeciéndose—.Esunmilagro

queestévivoparacontarlo.Losdíasdelosmilagrosnohanpasadoyesoesseguro.—Un muchachito muy valiente —dijo, riendo, papá, que había entrado, con

Shirleysobreloshombros.LediounapalmaditaaWalterenlacabeza,yWalter leagarrólamanoylaapretó.Nohabíanadiecomopapáenelmundo.Peronadiedebíasaberjamáscuántomiedohabíasentido.

—Notengoquevolverairmedecasa,¿verdad,mamá?—Nohastaquetúlodesees—prometiómamá.—Nunca…—empezó a decirWalter, pero se interrumpió.Después de todo, le

gustaríavolveraveraAlice.—Mira esto, corderito —dijo Susan, y le enseñó una damita sonrosada, con

vestiditoygorroblancos,quetraíaenunacesta.Waltermiró.¡Unaniña!Unaniñarollizaconrizossedososyhúmedosentodala

cabezayunasmanitastandiminutas,preciosas.—¿Noesunabelleza?—preguntóSusan,orgullosa—.Míralelaspestañas,nunca

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vipestañastanlindasenunbebé.Ylasorejitas.Yosiempremirolasorejasprimero.Waltervaciló.—Es muy guapa, Susan…Ah, ¡mírale los deditos…!, pero ¿no es demasiado

pequeña?Susanrió.—Treskilosseiscientosnoespequeña,micorderito.Yyaconoce.Estaniñano

teníatodavíaunahoradevidacuandolevantólacabecitaymiróaldoctor.Jamásenlavidavialgoigual.

—Vaaserpelirroja—dijoeldoctorconsatisfacción—.Hermososcabellosrojodorados,comolosdesumadre.

—Y ojos color avellana, como los del padre —dijo la esposa del doctor conjúbilo.

—No sé por qué ninguno de nosotros puede tener pelo rubio —dijo Waltersoñador,pensandoenAlice.

—¡Rubio!¡ComolosDrew!—dijoSusan,condesmedidodesprecio.—Selavetanavispadacuandoduerme…—canturreólaenfermera—.Nuncavi

unaniñaqueapretaraasílosojoscuandoduerme.—Esunmilagro.Todosnuestrosniñossonhermosos,Gilbert,peroellaeslamás

hermosadetodos.—QueDiostebendiga—dijolatíaMaryMaría,frunciendolanariz—,peroha

habidoalgunosniñosantesqueéstosenelmundo,¿sabes,Anita?—Nuestraniñanohabíaestadoantesenelmundo,tíaMaryMaría—dijoWalter

conorgullo—.Susan,¿puedodarleunbeso?Unopequeñito,porfavor.—Claroquepuedes—dijoSusan,mirandocondurezaalatíaMaryMaría,que

habíaemprendidolaretirada—.Yahoramevoyabajoahacerunpasteldecerezasparaelalmuerzo.MaryMaríaBlythepreparóunoayerporlatarde…megustaríaquelohubieravisto,miquerida señora.Pareceque lohubiera traídoelgato.Yovoyacomertodoloquepueda,antesquedesperdiciarlo,peronadielepresentaráunpastelcomoésealdoctormientrasyotengafuerzasysalud,yesoseloaseguro.

—Notodoelmundotienesuhabilidadparalarepostería—dijoAna.—Mamá—dijoWalter,cuandolapuertasecerrótrasunaagradecidaSusan,creo

quesomosunafamiliamuybonita,¿no?«Unafamiliamuybonita»,reflexionóAnallenadefelicidad,tendidaensucama

con la niña al lado. Pronto estaría en pie y otra vez con ellos, ágil como antes,enseñándoles, consolándolos. Irían a ella con sus pequeñas alegrías y tristezas, susesperanzasenciernes,susnuevos temores,suspequeñosproblemas,queaellos lesparecían tangrandes,ysuspequeñosdolores,queaellos lesparecían tanamargos.OtravezellatendríaentrelosdedostodosloshilosdelavidadeInglesideparatejeruntapizdebelleza.YlatíaMaryMaríanotendríarazonesparadecir,comoAnale

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habíaoídodecirhacíadosdías:«Setevehorriblementecansado,Gilbert.¿Atinadietecuida?».

Abajo,latíaMaryMaríasacudíalacabezacondesaliento,ydecía:—Yoséquetodoslosreciénnacidostienenlaspiernastorcidas,Susan,peroesa

criaturatienelaspiernasdemasiadotorcidas.ClaroquenovamosadecirlenadaalapobreAnita.Tengacuidado,nolevayaadecirnada,Susan.

Susan,porunavez,sequedósinhabla.

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Parafinesdeagosto,Anavolvióaserladesiempre,alaesperadeunfelizotoño.LapequeñaBerthaMarillacrecíaenbellezadíaadíayeraelcentrodelaadoraciónparasusamanteshermanosyhermanas.

—Yocreíaqueunbebéeraalgoquechillabatodoeltiempo—dijoJem,dejando,extasiado,que losdeditosminúsculosde laniñaseaferraranaunode lossuyos—.EsomedijoBertieShakespeare.

—YodudodequelosniñosdelosDrewchillentodoeltiempo,miqueridoJem—dijo Susan—. Chillarán cuando piensan que están condenados a ser Drew,supongo.PeroBerthaMarillaesunaniñadeIngleside,queridoJem.

—Cómo me gustaría haber nacido en Ingleside, Susan —dijo Jem, apenado.Siemprehabía lamentadonohaber nacido en la casa.Di lo atormentaba con eso aveces.

—¿No encuentras la vida aquí algo aburrida?—le había preguntado una vez aAnaunaexcompañeradeclasedeQueen(queahoravivíaenCharlottetown),entonocondescendiente.

¡Aburrida! Ana casi se le rió en la cara. ¡Ingleside aburrida! Con un bebédeliciosoquetenía todoslosdíasalgunamaravillanuevaquemostrar…convisitasdeDiana, de la pequeña Elizabeth y de RebeccaDew para hacer planes… con laesposadeSamEllison,deUpperGlen,enmanosdeGilbertyconunaenfermedaddelaquesólotrespersonasenelmundohabíanpadecido…conWalter,queempezabaairalaescuela…conNan,quesehabíatomadounfrascoenterodeperfumequesacódelacómodademamá(todospensaronquesemoriría,peronolehizoabsolutamentenada)…conunaextrañagatanegra,quehabíatenidonadamenosquediezgatitosenelpatiotrasero…conShirley,quesehabíaencerradoenelbañoysehabíaolvidadodecómosehacíaparaabrir…conCamarón,quesehabíaenrolladoenunahojadepapelcazamoscas…conlatíaMaryMaría,quehabíaprendidofuegoalascortinasdesucuartoenmediodelanoche,mientrasandabaconunavela,yhabíadespertadoatodosconalaridosespantosos.¡Unavidaaburrida!

Pues la tía Mary María seguía en Ingleside. Ocasionalmente decía, con tonopatético:

—Cuandosecansendemí,háganmelosaber…Estoyacostumbradaacuidarmesola.

HabíasólounarespuestaposibleyporsupuestoGilbertsiempreladecía.Aunquenoladecíaconelmismoentusiasmoquealprincipio.Hastael«sentidodefamilia»deGilbertcomenzabaadiluirseunpoco;seestabadandocuenta,casiconimpotencia(«típicodeunhombre»,comodecía,frunciendolanariz,laseñoritaCornelia),dequelatíaMaryMaríaestabacomenzandoaconvertirseenunproblema.Undía,Gilbert

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seatrevióadejarcaerunamuysutilsugerenciasobrecuántosufríanlascasassiselasdejabadeshabitadasmuchotiempo;ylatíaMaryMaríaestuvodeacuerdoconél,ycomentó,contodacalma,queestabapensandoenvendersucasadeCharlottetown.

—Noesmalaidea—laalentóGilbert—.Yoconozcounacasitamuylindaquesevendeenlaciudad…unamigomíosevaaCalifornia…Esmuyparecidaaaquellaquetantolegusto,dondevivelaseñoraSarahNewman…

—Sola—dijolatíaMaryMaría,conunsuspiro.—Aellalegusta—dijoAna,esperanzada.—Hayalgoextrañoencualquierpersonaalaquelegustevivirsola,Ana—dijo

latíaMaryMaría.Susantuvodificultadesparareprimirungemido.Diana fueapasarunasemanaenseptiembre.Luegovino lapequeñaElizabeth,

bueno,yanoeralapequeñaElizabeth,sinolaalta,esbelta,hermosaElizabeth,peroaúnconsuscabellosdoradosysusonrisamelancólica.SupadrevolvíaalaoficinadeParís yElizabeth iba con él a hacerse cargode la casa.Ella yAnahicieronvariascaminatasporlaorilladelviejopuerto,yllegaronacasabajosilenciosasyvigilantesestrellasotoñales.EvocaronlavidadeÁlamosVentososyretrotrajeronsuspasosenel mapa del País de las Hadas, que Elizabeth mantenía y pensaba mantener parasiempre.

—Colgadoenlapareddemihabitación,dondequieraquevaya—dijo.Undía,elvientosoplóeneljardíndeIngleside:elprimervientodelotoño.Ese

atardecer, el rosado del crepúsculo fue algo austero. Súbitamente el verano habíaenvejecido.Llegabalanuevaestación.

—Espronto para que llegue el otoño—dijo la tíaMaryMaría enun tonoquedabaaentenderqueelotoñolahabíainsultado.

Pero el otoño también era hermoso. Con el gozo de los vientos que soplabandesdeelgolfoazuloscuroyelesplendordelaslunas.HabíaástereslíricosenelPozoyniñosriendoenelmanzanarcargadodefrutas,atardeceresclarosyserenosenlasaltaspraderasdelascolinasdeUpperGlen,ycielosllenosdenubesatravesadosporavesoscurasy,amedidaquelosdíassehicieronmásbreves,hubonieblasgrisesquecubríansigilosaslasdunasyelpuerto.

Con las hojas que caían, Rebecca Dew llegó a Ingleside a hacer su visitaprometidahacíaaños.Vinoparaunasemanaperoleinsistieronparaquesequedarados, y nadie fue tan insistente como Susan. Susan y Rebecca Dew parecierondescubriraprimeravistaqueeranalmasgemelas…talvezporquelasdosqueríanaAna,talvezporquelasdosodiabanalatíaMaryMaría.

Unanoche,enlacocina,mientraslalluviaseescurríasobrelashojasmuertasyelvientogemíaentrelasesquinasylasparedesdeIngleside,SusanlecontótodossuspesaresalacomprensivaRebeccaDew.Eldoctorysuesposahabíansalidoahacer

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una visita, los críos estaban cómodamente instalados en sus camas, y la tíaMaryMaríaestabaporsuertefueradejuegoconundolordecabeza(«comounabarradehierroquemeoprimieraelcerebro»,sehabíaquejado).

—Cualquieraquecomatantacaballafritacomocomióesamujerhoyenlacenasemereceque leduela lacabeza—comentóRebeccaDewmientrasabría lapuertadel horno y ponía con toda comodidad los pies dentro—. No niego que yo comíbastante,puesdebodecirle,señoritaBaker,quenuncaconocíanadiequeprepararalacaballafritacomousted…peroyonomecomícuatroporciones.

—Mi querida señorita Dew —dijo Susan con seriedad, dejando el tejido ymirando conojos implorantes a los ojitos negros deRebecca, en el tiempoque haestadoaquí,ustedhavistoenparteloqueesMaryMaríaBlythe.Peronohavistolamitad, no, ni la cuarta parte.Mi querida señorita Dew, tengo la impresión de quepuedoconfiarenusted.¿Puedoabrirleelcorazónenestrictaconfianza?

—Puede,señoritaBaker.—Esamujerllegóaquíenjunio,yenmiopinión,tieneintencióndequedarseel

resto de su vida. Todos en la casa la detestan, hasta el doctor ya ha dejado dequererla,pormásquelooculte.Peroélesmuyconsideradoconloslazosfamiliaresydicequeensupropiacasanosedebehacersentirincómodaalaprimadesupadre.Yoherogado—prosiguióSusan,enuntonoqueparecíaimplicarquelohabíahechode rodillas—, lehe rogadoa la señoraque seponga firmeydigaqueMaryMaríaBlythe debe irse. Pero la señora tiene el corazón muy bondadoso, de modo queestamosindefensos,señoritaDew,completamenteindefensos.

—Ojalá yo pudiera manejarla—dijo Rebecca Dew, que también había sufridoconsiderablementeporalgunosdeloscomentariosdelatíaMaryMaría—.Yosétanbien como nadie, señorita Baker, que no debemos violar las convenciones de lahospitalidad,peroleaseguro,señoritaBaker,queyoselodiríaenlacara.

—Yoselodiría,sinosupieracuálesmilugar,señoritaDew.Peronuncaolvidoqueyonosoylaseñoraaquí.Aveces,señoritaDew,medigosolemnemente:«SusanBaker,¿eresunfelpudoonoloeres?».Peroustedvequetengolasmanosatadas.Nopuedo abandonar a la señoraynodebo crearlemás problemas peleando conMaryMaría Blythe. Continuaré esforzándome por cumplir con mi deber. Porque, miqueridaseñoritaDew—agregóSusan,congravedad—,conalegríadaríalavidaporeldoctoroporsuesposa.Éramosunafamiliatanfelizantesdequeellavinieraaquí,señoritaDew…Pero está haciéndonos la vida imposible, y yo ignoro cuál será eldesenlace de esto, dado que no soy profetisa, señoritaDew.Mejor dicho, sí lo sé.Terminaremos todosenunmanicomio.Noesunacosa, señoritaDew,sonmuchas,señoritaDew,cientos,señoritaDew.Sepuedesoportar lapicaduradeunmosquito,señoritaDew…¡peropienseenmillonesdemosquitos!

RebeccaDewpensóenloqueseledecíaconunapesadumbradomovimientode

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lacabeza.—Se pasa el tiempo diciéndole a la señora cómo manejar la casa y qué ropa

ponerse. Me vigila todo el tiempo… y dice que nunca ha visto niños tanpendencieros. Mi querida señorita Dew, usted ha visto con sus propios ojos quenuestrosniñosnuncapelean…,bueno,casinunca.

—Sonlosniñosmásadmirablesquehevisto,señoritaBaker.—Andahusmeandoyespiando…—Yolahesorprendido,sí,señoritaBaker.—Anda todoel tiempoofendida,conelcorazóndestrozadoporcualquiercosa,

peronunca lobastanteofendida comopara levantarse e irse.Se sientapor ahí conairedemujersolitariayabandonadahastaquelapobreseñoranosabequéhacer.Nohaynadaquelevengabien.Siseabreunaventana,sequejadelascorrientesdeaire.Siestántodascerradas,dicequedevezencuandoaellalegustaelairefresco.Nosoporta las cebollas… ni siquiera el olor a cebolla. Dice que la descomponen delestómago. Entonces la señora dice que no usemos. Ahora bien—dijo Susan confirmeza—,seráungustopocorefinadoqueaunalegustenlascebollas,miqueridaseñoritaDew,peroenInglesidetodosnosconfesamosculpables.

—Yomeconfiesomuypartidariadelascebollas—admitióRebeccaDew.—Nosoportalosgatos.Dicequelosgatoslaasustan.Noimportaquelosveao

no.Saberquehayungatocercaessuficienteparaella.YentonceselpobreCamarónapenas puede aparecer por la casa. Amí nuncame han gustadomucho los gatos,señoritaDew,perosostengoquetienenderechoamoverlacola.Yellaestásiemprecon: «Susan, no se olvide de que no puedo comer huevos, por favor», o «Susan,¿cuántasveces tengoquedecirlequenosoporto las tostadasfrías?»,o«Susan,haygentequepuedetomareltéhervidoperoyonopertenezcoaesaafortunadaclasedepersonas». ¡Té hervido, señorita Dew! ¡Como si yo pudiera ofrecerle a alguien téhervido!

—Nadiepodríasuponerlodeusted,señoritaBaker.—Sihayunapregunta quenodebehacerse, ella la hará.Está celosaporque el

doctor le cuenta cosas a su esposa antesde contárselas a ella…y siempre trata desonsacarle cosas sobre sus pacientes.Nada lemolestamás a él, señoritaDew.Unmédico debe saber cuándo callarse la boca, como usted se dará cuenta. ¡Y losescándalos que hace con el fuego! «Susan Baker», me dice, «espero que jamásencienda el fuego con queroseno. Ni deje trapos mojados en queroseno por ahí,Susan.Sehasabidoquepuedenprovocarcombustiónespontáneaenmenosdeunahora. ¿Cómo se sentiría si tiene que presenciar cómo se quema la casa, Susan,sabiendoquehasidoculpasuya?».Bien,miqueridaseñoritaDew,cómomereíconese tema.Esamismanoche prendió fuego a las cortinas y sus alaridos todavíamesuenanenlosoídos.¡Yjustocuandoelpobredoctorhabíapodidodormirsedespués

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dedosnochesenvela!»Loquemásmeenfurece,señoritaDew,esqueantesdesalirvaamidespensay

cuentaloshuevos.Necesitodetodamifilosofíaparanodecirle:«¿Porquénocuentatambiénlascucharas?».Losniñoslaodian,porsupuesto.Laseñorayahadejadodeimpedirqueselodemuestren.UndíallegóapegarleunabofetadaaNancuandoeldoctor y la señora habían salido… Le pegó… sólo porque Nan la llamó «SeñoraMatusalén»,porquehabíaoídoaesepícarodeKenForddecirlo.

—Yolehubierapegadoaella—dijoRebeccaDewconviolencia.—Yoledijequesivolvíaahaceralgoparecido,yoledaríaunabofetadaaella.

«EnocasioneslehemosdadounazoteeneltraseroalosniñosdeIngleside»,ledije,«pero jamásunabofetada,demodoqueno loolvide».Estuvoresentidayofendidaduranteunasemana,peroalmenosjamásosóponerleslamanoencimaaningunodeellosdesdeentonces.Peroleencantacuandolospadresloscastigan.«Siyofueratumadre…»,ledijounatardealpequeñoJem.«Oh,no,ustednuncavaaserlamadredenadie»,dijolapobrecriatura.Ellaloimpulsóaello,señoritaDew,absolutamente.Eldoctorlomandóalacamasincenarpero¿quiénsuponeustedqueseocupódequemástardelellegaralacomidadecontrabando?

—Ah,¿quién,enverdad?—cloqueóRebeccaDew,entrandoenelespíritudelahistoria.

—Lehabríapartidoelcorazón,señoritaDew,sihubieraescuchadolaoraciónqueélinventómás,tarde,todaenteraimaginadaporél:«Ay,Dios,porfavor,perdónameporserimpertinenteconlatíaMaryMaría.Yporfavor,Dios,ayúdameasersiempremuyamableconlatíaMaryMaría».Mehizosaltarlaslágrimas,pobrecorderito.Yonotolerolairreverenciaolaimpertinenciadelosjóveneshacialosviejos,miqueridaseñorita Dew, pero debo admitir que cuando un día Bertie Shakespeare Drew learrojó una pelotita de papel, y no le dio en la nariz por pocos centímetros, yo loesperéenelportóncuandoseibaparalacasayleregaléunabolsaconbollitos.Porsupuestoquenoledijeporquéselaregalaba.Quedóencantado,porquelosbollosnocrecenenlosárboles,señoritaDew,ylaSeñoraBrujajamásloshace.

»NanyDi,yestonose lodiríaanadiequeno fuerausted, señoritaDew,yaldoctoryalaseñoraniensueñosselesocurre,porquedelocontrarioloevitarían…NanyDi lepusierondenombre«tíaMaryMaría»asuviejamuñecadeporcelanaconlacabezarota,ycadavezquelatíalasreprende,ellasvanyahoganalamuñecaen el tonel del agua de lluvia. Nos hemos divertido mucho con la ceremonia delahogo, puedo asegurarle. Pero no es de creer lo que hizo esamujer la otra noche,señoritaDew.

—Deellasepuedecreercualquiercosa,señoritaBaker.—Noquisoprobarbocadoenlacenaporqueestabaofendidanoséporqué,pero

antesdeirseaacostarfuealadespensaysecomiótodoelalmuerzoqueyolehabía

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preparadoalpobredoctor,hastalaúltimamigaja,miqueridaseñoritaDew.Esperoque nome considere una hereje, señoritaDew, pero no puedo entender por qué elSeñornosecansadeciertagente.

—No debe perder el sentido del humor, señorita Baker —dijo con firmezaRebeccaDew.

—Ah, tengo muy claro que puede ser gracioso ver a un sapo en el potro detormentos, señoritaDew. Pero la cuestión es: ¿lo ve así el sapo? Lamento haberlafastidiadocon todoesto,miquerida señoritaDew,peroha sidoungranalivio.Nopuedodecirleestascosasalaseñorayúltimamenteveníasintiendoquesinohablabaconalguien,explotaría.

—Québienconozcoesasensación,señoritaBaker.—Ahorabien,miqueridaseñoritaDew—dijoSusan,poniéndoseanimadamente

depie—,¿quétalunatacitadetéantesdeirnosadormir?¿Yunapatadepollofrío,señoritaDew?

—Nunca he negado—dijo Rebecca Dew, sacando del horno sus pies ya biencocinados—,que si biennodebemosolvidar las cosasmás elevadasde la vida, labuenacomidaes,conmoderación,unacosabuena.

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GilbertfuedossemanasacazaraNuevaEscocia(nisiquieraAnapudoconvencerlodequesetomaraunmes),yterminónoviembreenIngleside.Lascolinasoscuras,conlos abetos más oscuros formados en fila sobre ellas, se veían tristes en losanocheceres tempranos, pero Ingleside florecía con el fuego del hogar y con risas,aunquelosvientosquesoplabandelAtlánticocantabansobrecosasmelancólicas.

—¿Porquénoesfelizelviento,mamá?—preguntóWalterunanoche.—Porquerecuerdatodoslosdoloresdelmundodesdequeempezóeltiempo—le

respondióAna.—Gimeporquehayhumedadenelaire—dijo, frunciendo lanariz, la tíaMary

María,yamímeestámatandoestedolorenlaespalda.Peroalgunosdíashastaelvientosoplabaconalegríaatravésdelplateadobosque

de arces grises, y otros días no había viento, sólo un suave sol veraniego y lassombrasquietasdelosárbolesdesnudosentodoelparqueyunainmovilidadheladadurantelapuestadesol.

—Mirad el lucero de la tarde por encima del álamo de Lombardía, en aquelrincón—dijoAna—.Cada vez que veo algo así, recuerdo que debo alegrarme devivir.

—Dices cosas tan extrañas, Anita. Las estrellas son muy comunes en la IslaPríncipeEduardo—dijo la tíaMaryMaría,ypensó:¡Ja,estrellas!¡Comosinadiehubiera visto una estrella antes! ¿Ignora Ana el terrible desperdicio en el que seincurretodoslosdíasenlacocina?¿IgnoralaimprudenciaconlaqueSusanBakerconsumehuevosyhuevosyusamantecadecerdocuandobienpodríaarreglarsecongrasacomún?¿Onoleimporta?¡PobreGilbert!¡Conrazónviveuncidoalanoria!

Noviembrepasóengrisesycastaños,perounamañana lanievehabía tejidosuviejo encantamiento blanco, y Jem gritó, encantado, mientras bajaba corriendo adesayunar.

—¡Ay,mamá,prontoseráNavidadyvendráPapáNoel!—SupongoquenocreerástodavíaenPapáNoel—dijolatíaMaryMaría.AnaledirigióunamiradadealarmaaGilbert,quiendijocongravedad:—Queremosquenuestroshijosposeansupatrimoniodefantasíatodoeltiempo

quepuedan,tía.Porsuerte,JemnohabíaprestadoatenciónalaspalabrasdelatíaMaryMaría.El

yWalterestabandemasiadoansiososporsaliralnuevoymaravillosomundoalcualelinviernollevabasupropioencanto.Anaodiabasiempreverlabellezadelanieveinmaculadaestropeadaporhuellas,peroesoerainevitableytodavíaquedababellezade sobra al anochecer, cuando el poniente se incendiaba por encima de todos losclarosblanquecinosentre lascolinasvioláceas,yAnasesentabaen lasalaanteun

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fuego demadera de arce. «El fuego de un hogar es siempre tan hermoso», pensó.Hacía cosas tan extrañas, tan inesperadas. Partes de la habitación cobraban vida yluegovolvíanadesvanecerse.Lasfotosibanyvenían.Lassombrasseagazapabanysaltaban.Todalaescenasereflejaba,fantasmagórica,enelgranventanalsincortinas;la tíaMaryMaría parecía estar sentadamuy derecha (la tíaMaryMaría nunca sepermitíaarrellanarse)bajoelárboldenavidad.

Gilbert sí estaba arrellanado en el diván, intentando olvidar que ese día habíaperdidoaunpacienteporunaneumonía.Dentrodesucesta,lapequeñaRillatratabadecomerselospuñitossonrosados.HastaCamarón,conlaspatitasblancasenrolladasbajo el pecho, se atrevía a ronronear sobre la alfombra frente al hogar, para grandesaprobacióndelatíaMaryMaría.

—Hablandodegatos—dijo la tíaMaryMaríacon tonopatético, aunquenadiehabíamencionadoaningúngato,¿todoslosgatosdeGlennosvisitanporlanoche?Realmente no alcanzo a comprender cómo alguien pudo dormir anoche con todosesos maullidos. Claro que, como mi dormitorio está atrás, supongo que tengo unlugarpreferencialparaelconcierto.

Antesdequenadietuvieraqueresponder,entróSusanydijoquehabíavistoalaseñora de Marshall Eliott en la tienda de Carter Flagg, y que vendría cuandoterminara sus compras. Susan no agregó que la señora Elliott había preguntado,preocupada: «Qué le pasa a la señora Blythe, Susan? El domingo pasado, en laiglesia,laencontrétancansada,tanpreocupada…Nuncaanteslahabíavistoasí».YSusan había respondido, con tono sombrío: «Yo puedo decirle lo que le pasa a laseñoraBlythe. Tiene un empacho de tíaMaryMaría.Y el doctor parece no darsecuenta,apesardequeidolatralatierraqueellapisa».«¿Noestípicodeunhombre?»,habíadicholaseñoraElliott.

—Me alegro —dijo Ana, poniéndose de pie de un salto para encender unalámpara—.HacetantoquenoveoalaseñoritaCornelia…Ahoranospondremosaldíaconlasnoticias.

—¡Meloimagino!—dijoGilbert.—Esa mujer es una chismosa malintencionada —dijo la tía Mary María con

severidad.Talvezporprimeravezensuvida,SusansaltóendefensadelaseñoritaCornelia.—Esosíquenoescierto,señoritaBlythe,ySusanBakerjamástoleraráqueensu

presencia se la calumnie de esa forma. ¡Malintencionada, caramba! ¿Oyó hablar,señoritaBlythe,delmuertoqueseasustadeldegollado?

—Susan…Susan…imploróAna.—Lepidodisculpas,miqueridaseñora.Admitoqueheolvidadocuálesmilugar.

Perohaycosasqueunanopuedetolerar.Dichas estas palabras, una puerta fue cerrada de un portazo, como rara vez se

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cerrabanlaspuertasenIngleside.—¿Ves,Anita?—dijolatíaMaryMaríaconintención—.Perosupongoquesitú

estásdispuestaadejarpasarporaltosemejanteconductaenunasirvienta,entoncesnadiepuedehacernada.

Gilbert se levantó y fue a la biblioteca, donde un hombre cansado podríaencontrar un poco de paz. Y la tíaMaryMaría, a quien no le gustaba la señoritaCornelia,sefuealacama.Poreso,cuandolaseñoritaCorneliallegó,encontróaAnasola,inclinadasobrelacestadelaniña.LaseñoritaCornelianocomenzó,comoerasucostumbre,adesgranarsucargadechismes.Encambio,trasdedejarsuscosasaunlado,sesentójuntoaAnayletomóunamano.

—Ana querida, ¿qué pasa? Sé que pasa algo. ¿Te está torturando mucho esaencantadoraMaryMaría?

Anaintentósonreír.—Ah, señorita Cornelia… sé que soy una tonta por hacerme tanto problema,

pero…hoyhasidounodeesosdíasenlosqueparecequenopodrésoportarlamás.Nos…nosestáenvenenandolavidaaquí.

—¿Porquénoledicessencillamentequesevaya?—Ah,nopodemoshacereso,señoritaCornelia.Almenos,yonopuedoyGilbert

noquerráhacerlo.Dicequenopodríavolveramirarselacaraenelespejo,siechadesucasaaalguiendesupropiasangre.

—¡Santocielo!—exclamó laseñoritaCornelia—.Ella tienesuficientedineroyunabuenacasa.¿Seríaecharladecirlequeseríamejorquesefueraavivirasucasa?

—Losé…peroGilbert…nocreoquesedécuentadetodo.Pasamuchotiempofueradecasa,yenrealidad,soncosastanpequeñasque…medavergüenza…

—Losé,querida.Justamentesonesascosaspequeñaslasmásimportantes.Claroque un hombreno puede entender. Conozco a unamujer de Charlottetown que laconocebien.DicequeMaryMaríaBlythe jamás tuvounaamistaden todasuvida.DicequetendríaquellamarseBlight[1]ynoBlythe.Loquetúnecesitas,cariño,eslafirmezanecesariaparadecirquenolavasasoportarlamás.

—Mesientocomocuandoenlaspesadillasunatratadecorrerysolamentepuedearrastrarlospies—dijoAna,apesadumbrada—.Sifueradevezencuando,además,pero es todos los días.Ahora las horas de las comidas son un verdadero suplicio.Gilbertdicequeyanopuedetrincharunave.

—Deesosísediocuenta—subrayólaseñoritaCornelia.—Nunca podemosmantener una conversación de verdad en lamesa porque es

seguro que ella va a decir algo desagradable cada vez que cualquiera diga algo.Corrigea losniñoscontinuamenteporsusmodalesysiempre les llama laatenciónsobresusdefectoscuandohaygente.Antesnuestrascomidaserantanagradables…¡yahora!Aellano legusta la risa,yustedsabecómosomosnosotrosderisueños.

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Siemprehayalguiendiciendounchiste…olohabía.Nodejapasarnada.Hoydijo:«Gilbert, no frunzas el entrecejo. ¿Te has peleado con Anita?». Sólo porqueestábamoscallados.UstedsabequeGilbertsiemprequedaunpocodeprimidocuandopierdeunpacientequeélconsideraquepodríahabervivido.Yentoncesnosdioundiscurso sobre nuestra tontería y nos advirtió que no fuéramos rencorosos. Ah,despuéslosdosnosreímos,pero¡enesemomento!

»Ella y Susan se llevanmuymal.Y no podemos permitir que Susanmascullecosas que son lo opuesto de la amabilidad. Lo de Susan fue más que mascullarcuando la tíaMaryMaría ledijoquenuncahabíavistoanadiemásmentirosoqueWalter… porque lo oyó contándole a Di una historia sobre su encuentro con elhombre de la luna y sobre la conversación que había mantenido con él. Queríafregarlelabocaconjabón.TuvounabatallasangrientaconSusanesavez.

»Y les está llenando la cabezaa losniñoscon todo tipode ideasmacabras.LehablóaNandeunniñoqueseportabamalyentoncessemuriómientrasdormía,yahoraNantienemiedodedormirse.LedijoaDiquesierasiempreunaniñabuena,sus padres llegarían a quererla tanto como querían a Nan, aunque fuera pelirroja.Gilbertseenfadómuchocuantoseenteródeesoylehablóduramente.Yonopudeevitarteneresperanzasdequeseofendieraysefuera…aunquenomegustaríaquealguiense fuerademicasaofendido.Perose limitóamirarnosconesos inmensosojosazulessuyosllenosdelágrimasydijoquenohabíatenidomalaintención.Dijoquesiemprehabíaoídoquenuncasequería iguala losmellizosyqueconsiderabaquenosotrospreferíamosaNanyquelapobreDilosentía.LlorótodalanocheporelincidenteyGilbertsesintiómuymal…¡ylepidióperdón!

—¡Fuecapaz!—exclamólaseñoritaCornelia.—Ah,nodeberíahablarasí,señoritaCornelia.Cuandopiensoentodolobueno

que tengo,sientoqueesmezquinodemipartepreocuparmeporestascosas,aunsiempañanunpocoelhorizontedemivida.Yellanosiempreesodiosa;enocasionespuedeserbastanteagradable.

—¿Nomedigas?—preguntólaseñoritaCornelia,sarcástica.—Sí, y amable.Meoyódecir quequería un juegode té y fue aTorontoyme

compróuno…¡porcorreo!Ay,señoritaCornelia,¡estanfeo!Anaemitióunarisitaqueterminóenunsollozo.Luegovolvióareír.—Peronohablemosmásdeella…yaelpanoramanoparecetanmaloahoraque

me he desahogado. Mire a la pequeña Rilla, señorita Cornelia. ¿No se le venpreciosaslaspestañascuandoduerme?Ahorasí,démonosunfestíndecharla.

Anahabíavueltoaser lamismadesiemprecuandolaseñoritaCorneliasefue.Sinembargo,sequedóunratosentadafrentealfuego,pensativa.Nolehabíacontadotodo a la señorita Cornelia. Nunca le había contado nada a Gilbert. Había tantaspequeñascosas…

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«Tanpequeñasquenopuedoquejarmedeellas»pensóAna.«Ysinembargo…sonlaspequeñascosaslasqueagujereanlatramadelavida,comolaspolillas,yladestrozan».

La tíaMaryMaría con su juego de hacerse la anfitriona… la tíaMaryMaríainvitandogentesindecirniunapalabraalrespectohastaquelosinvitadossehacíanpresentes…«Mehacesentircomosinoestuvieraenmicasa».La tíaMaryMaríacambiando losmueblesde lugarcuandoAnanoestabaencasa.«Esperoqueno temoleste,Anita;peromeparecióquenecesitamoslamesaaquímuchomásqueenlabiblioteca».La tíaMaryMaría y su insaciable e infantil curiosidad con respecto atodo… sus preguntas directas sobre asuntos íntimos… Siempre entrando en midormitorio sin golpear… siempre sintiendo olor a humo… siempre arreglando losalmohadonesqueyoaplasté…siempredandoaentenderquehablodemasiadoconSusan…siemprereprendiendoalosniños…Tenemosqueestarencimadeellostodoeltiempoparaqueseportenbien,ynosiempreloconseguimos.

—TíaMadíamala—habíadichoShirley,clarísimo,unhorribledía.Gilbertquisopegarle,peroSusanseirguióconunaultrajadamajestuosidad,yloimpidió.

«Estamosintimidados»,pensóAna.«Estacasahacomenzadoagiraralrededordela pregunta: "¿Le gustará a la tíaMaryMaría?". No lo queremos admitir pero escierto.Estonopuedeseguirasí».

Entonces,AnarecordóloquehabíadicholaseñoritaCornelia:queMaryMaríaBlythenuncahabía tenidoun amigo. ¡Quéhorrible!Desde su tesorode amistades,Anasintióunaoleadadecompasiónporestamujerquenuncahabíatenidoamigos,quenoteníanadamásqueunavejezsolitariaeinquietasinnadiequeacudieraaellaen busca de refugio o cura, de esperanza y ayuda, de calidez y amor. Seguro quepodíantenerunpocodepacienciaconella.Estasmolestiaseranapenassuperficiales,despuésdetodo.Nopodíanenvenenarlasfuertesaguasdelavida.

«Acabodesufrirunfuerteataquedecompasiónpormímisma,nadamás»,sedijoAna, mientras levantaba a Rilla de su cesta y disfrutaba de la caricia de la suavemejillasedosacontralasuya.«Yapasóymesientomuyavergonzada».

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—Meparecequeyanotenemosinviernoscomolosdeantes,¿no,mamá?—preguntóWalter,sombrío.

Pues la nieve de noviembre se había ido hacía ya tiempo, y durante tododiciembre,GlenSt.Maryhabíasidounatierranegrayadusta,bordeadaporungolfogrissalpicadoporunacrestarizadadeespumablanca.Habíahabidomuypocosdíasde sol, cuando el puerto resplandecía entre los brazos dorados de las colinas; losdemás habían sido todos tristes y gélidos. En vano los habitantes de Inglesideesperaban nieve paraNavidad, pero los preparativos seguían avanzando, y cuandofinalizaba laúltima semana, Ingleside estaba llenademisterio, secretos, susurrosyaromas deliciosos.Ahora bien, la víspera de laNavidad todo estaba preparado. ElabetoqueWalteryJemhabíantraídodelPozoestabaenunaesquinadelasala;laspuertasyventanasestabanadornadascongrandescoronasverdesatadasconcintasrojas.Lasbarandaslucíanlazosderamas,yladespensadeSusancasidesbordaba.Aúltima hora de la tarde, cuando todos se habían resignado a una opaca Navidad«verde»,alguienmiróporunaventanayviocoposblancos,grandescomoplumas,quecaíanpesadamente.

—¡Nieve!¡Nieve!¡Nieve!—gritóJem—.¡UnaNavidadblancadespuésdetodo,mamá!

Los niños de Ingleside se fueron a la cama contentos. Era muy agradableacurrucarse calentitos y escuchar la tormenta que rugía fuera, en la noche gris ynevada.AnaySusansepusieronaadornarelárboldeNavidad,«portándoseambascomodos criaturas», comopensó despectivamente la tíaMaryMaría.A ella no leparecíaconvenienteponervelasenunárbol(«¿ysiseprendefuegolacasa?»).Aellanolegustabanlasbolasdecolores(«¿ysilasmellizasselascomen?»).Peronadieleprestólamenoratención.HabíanaprendidoqueéseeraelúnicorequisitoquepodíahacerllevaderalavidaconlatíaMaryMaría.

—¡Terminado!—gritó Ana, mientras aseguraba la gran estrella plateada en lapuntadelorgullosoabeto—.Ah,Susan,¡quedóprecioso!¿NoesmaravillosopoderserniñasotravezenNavidadsinquenosdévergüenza?Mealegra tantoquehayanevado…peroesperoquelatormentanoduretodalanoche.

—Va a haber tormenta todo el día de mañana—dijo la tíaMaryMaría, muyseguradesí—.Losépormipobreespalda.

Anaatravesólasala,abriólagranpuertadelfrenteymiróhaciaafuera.Elmundoestaba perdido en una blanca pasión de nieve. Los vidrios de las ventanas estabangrisespor lanievecaída.Elpinoescocéseraunenormefantasmaenfundadoensusábana.

—Noparecemuyprometedor—admitióAnacondesgana.

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—PorahoraesDiosquienmanejaeltiempo,miqueridaseñora,ynolaseñoritaMaryMaríaBlythe—ledijoSusanpordetrásdelhombro.

—Almenosesperoqueestanochenohayaningunallamadadeurgencia—dijoAna.

Susanechóunaúltimamiradaalaoscuridadantesdecerrarlelapuertaalanochetormentosa.

—Atinoseteocurratenerunniñoestanoche—advirtiótorvamenteendirecciónalUpperGlen,dondelaseñoradeGeorgeDrewesperabasucuartohijo.

ApesardelaespaldadelatíaMaryMaría,latormentaseagotódurantelanoche,ylamañanallenóelpozosecretodelanieve,entrelascolinas,conelvinorojodeunamanecer invernal. Todos los niños se levantaron temprano, con los ojos muyabiertosyexpectantes.

—¿PudoPapáNoelatravesarlatormenta,mamá?—No. Estaba enfermo y ni siquiera lo intentó —dijo la tía Mary María, que

estabadebuenhumor(paraella)yteníaganasdehacerchistes.—ClaroquePapáNoelhallegado—dijoSusanantesdequelosojosdelosniños

tuvierantiempodeenturbiarse—,ydespuésdetomareldesayuno,vanaverloquehizoconelárbol.

Después del desayuno, papá desapareció misteriosamente, pero nadie se diocuenta porque todos estaban tan absortos con el árbol, un árbol viviente, lleno deburbujasdoradasyplateadasyvelasencendidasenlahabitacióntodavíaaoscurasyrodeado de paquetes de todos los colores, atados con cintas preciosas. EntoncesaparecióPapáNoel,unPapáNoelconuntraje todorojoconpielblanca,unalargabarba blanca y una barriga tan graciosa… Susan había metido tres almohadonesdebajodelacasacadeterciopelorojoqueAnalehabíahechoaGilbert.Alprincipio,Shirleygritódeterrorpero,apesardetodo,noquisoquelosacarandelahabitación.PapáNoelrepartiótodoslosregalosconundiscursitomuygraciosoparacadauno,enunavozqueparecíaextrañamenteconocidaaunatravésdelamáscara,hastaquese le prendió fuego la barba en una vela y la tía Mary María obtuvo una levesatisfacción con el incidente, aunque no la suficiente para impedirle que suspirarapenosamente.

—Ah,quépena.LaNavidadnoesloqueeracuandoyoerapequeña.—MirócondesaprobaciónelregaloquelapequeñaElizabethlehabíaenviadoaAnadesdeParís:unahermosareproducciónenbroncedeArtemisaconelArcodePlata—.¿Quiénesesadesvergonzada?—preguntóconseveridad.

—LadiosaDiana—dijoAna,intercambiandounasonrisaconGilbert.—¡Ah, una pagana!Bien, entonces es diferente, supongo. Pero yo en tu lugar,

Anita,noladejaríadondepuedanverlalosniños.Avecesmeveoobligadaapensarqueyanoquedadecenciaenelmundo.Miabuela—agrególatíaMaryMaría,conla

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deliciosa incoherencia que caracterizaba tantos de sus comentarios— nunca usabamenosdetresenaguas,inviernoyverano.

LatíaMaryMaríahabíatejidomuñequerasparatodoslosniños,enunespantosocolorpúrpura,yunsuéterparaAna.Gilbertrecibióunacorbatacolorbilis,ySusan,unaenaguadefranelaroja.HastaSusanconsiderabaquelasenaguasdefranelarojaestaban pasadas de moda, pero le dio las gracias a la tía Mary María con gestogalante.

«A alguna pobre en un asilo puede hacerle falta», pensó. «¡Tres enaguas,caramba!Yome precio de ser unamujermuy decente y sin embargome gusta lamuchachadelArcodePlata.Talvezestéunpocolivianitaderopa,perosiyotuvierauncuerpocomoelsuyo,nosésiloocultaríamucho.Ahoravamosaocuparnosdelrellenodelpavo,aunquenopuedesergrancosasincebollas».

Ingleside estuvo llena de felicidad ese día: una sencilla, anticuada felicidad, apesardelatíaMaryMaría,aquienporciertonolegustabanadaverfelizalagente.

—Carneblanca,nadamás,porfavor…James,tomalasopasinhacerruido…Ah,notrinchascomolohacíatupadre,Gilbert.Élledabaacadapersonalapartequelegustaba… Mellizas, de vez en cuando, a los ancianos nos gustaría que se nospermitiera intercalaralgunapalabra…Amímeeducaroncon lanormadequea losniñoshayqueverlosynooírlos…No,gracias,Gilbert,yonoquieroensalada.Nocomonadacrudo.Sí,Anita,quierounpoquitito depastel.Lospastelesde frutasyespeciassonmuyindigestos.

—LospastelesdefrutasyespeciasdeSusansonpoemas,asícomosuspastelesdemanzana soncanciones—dijoeldoctor—.Yoquierounaporcióndecadauno,Ananenita.

—¿Deverdad te gusta que te digan «nenita» a tu edad,Anita…?Walter, no tecomistetodoelpanconmanteca.Atantosniñospobreslesgustaríacomerpanconmanteca…James,querido,suénate lanarizy terminemosdeunavezpor todas.Nosoportoqueestéstodoeltiemposorbiendoelaire.

PerofueunaNavidadalegreypreciosa.Hasta la tíaMaryMaríaseablandóunpocodespuésdelacomida;dijocasigentilmentequelosregalosquehabíarecibidoeranmuybonitosyhastasoportóaCamarónconunairedepacientemartirologioquehizoquetodoslosdemássesintieranavergonzadosdequererlo.

—Creoquenuestrospequeñoslohanpasadobien—dijoAna,feliz,eseatardecer,mientrasmiraba el diseño de los árboles contra las colinas blancas y el, cielo delcrepúsculo,yalosniñosqueestabanfueraechandomigajasdepanalospájaros.Elviento suspiraba suavemente en los arbustos, enviaba la nevisca sobre el césped yprometíamástormentaparaeldíasiguiente,peroInglesidehabíavividosuhermosodía.

—Supongo que sí—admitió la tía MaryMaría—. Lo que sí es cierto es que

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armaronunbuenalboroto.Peroloquecomieron…bien,seesjovensólounavezysupongoquetienessuficienteaceitedericinoencasa.

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Fue lo que Susan llamaba un invierno inestable: todo congelamiento ydescongelamiento,loquemantuvoaInglesidedecoradaconfantásticasguirnaldasdecarámbanos.Losniños les dabande comer a sietegrajosque iban regularmente aljardínenbuscadesus racionesyquesedejabancogerporJem,aunque lehuíanacualquier otra persona. Durante enero y febrero, Ana se quedaba levantada hastatarde,devorandocatálogosdesemillas.Luegolosvientosdemarzosearremolinaronsobre las dunas, el golfo y las colinas. Los conejos, según decía Susan, estabanponiendohuevosdePascua.

—¿Verdad que marzo es un mes incitante, mami?—exclamó Jem, que era elhermanitomenordetodoslosvientoshabidosyporhaber.

Podríanhaberprescindidode la incitación de Jemcuando el niño se lastimó lamanoconunclavoherrumbradoypasóunoscuantosdíasconmuchodolor,mientrasla tíaMaryMaría contaba todas las historias de envenenamiento de la sangre quehabíaoídoensuvida.«Pero»,pensóAnacuandoelpeligrohubopasado,«hayqueestar preparados para cualquier cosa cuando se tiene un hijo pequeño que siempreestáprobandoexperimentosnuevos».

¡Yheteaquíquellegóabril!Conlasrisasdelalluviadeabril…losmurmullosdelalluviadeabril…elgoteo,elrevuelo,elempuje,elvoleo,elpasodebaile,lavueltaenelairedelalluviadeabril.

—Ah, mamá, el mundo se ha lavado bien la cara, ¿verdad?—exclamó Di lamañanaenqueregresóelsol.

Habíapálidasestrellasdeprimaverasobrecamposdeniebla,habíasaucesenelpantano.Hastalasramasdelosárbolesparecieronhaberperdidodeprontosuclarayfría silueta para volverse suaves y lánguidas. El primer petirrojo fue todo unacontecimiento;elPozofueunavezmásunlugarllenodeunlibreysilvestredeleite;Jemlellevóasumadrelasprimerasanémonas…paraofensadelatíaMaryMaría,convencidadequetendríaquehabérselasregaladoaella;Susancomenzóalimpiarlosestantesdelabuhardilla,yAna,quecasinohabíatenidounminutoparaellaentodoelinvierno,sepusolaalegríaprimaveralcomounvestidoyliteralmentevivíaeneljardín,mientrasqueCamarónmostrabasuséxtasisprimaveralesretorciéndoseentodoslossenderos.

—Tepreocupasmásporese jardínquepor tumarido,Anita—dijo la tíaMaryMaría.

—Mi jardín es tan bueno conmigo… —respondió Ana, en medio de unaensoñación,yentonces,aldarsecuentadeloquepodríadeducirsedesurespuesta,sepusoareír.

—Dicescosastanraras,Anita.Claroqueyoséquenoestuintencióndecirque

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Gilbertnoesbueno,pero¿ysiteescucharaunextraño?—Mi querida tía Mary María —dijo Ana, divertida—, realmente no soy

responsabledelascosasquedigaenestaépocadelaño.Todoslosquemerodeanlosaben. Siempre me vuelvo un poco loca en primavera. Pero es una locura tandivina… ¿Se ha fijado en esas nieblas, encima de las dunas, que parecen brujasbailarinas?¿Ylosnarcisos?NuncaanteshemostenidotantosnarcisosenIngleside.

—Amí,losnarcisosnomegustanmucho.Sondemasiadoostentosos—dijolatíaMaryMaría.Seacomodóelchalyentróenlacasaparaprotegerselaespalda.

—¿Sabe,miqueridaseñora—dijoSusan,conairedemalagüero—,quéfuedeesos nuevos lirios que usted quería plantar en aquel rincón sombreado? Ella losplantóestatarde,cuandoustednoestaba.Enlapartemássoleadadeljardíntrasero.

—¡Ay,Susan!¡Ynopodemosquitarlosporqueellaseofendería!—Siustedmelopermitiera,miqueridaseñora…—No, no, Susan, los dejaremos ahí por ahora. Lloró, ¿recuerda?, cuando le

comentéquenotendríaquehaberpodadolabuganvillaantesdequefloreciera.—Perodespreciarnoslosnarcisos,miqueridaseñora…quesonfamososentodo

elpuerto…—Yconrazón.Mirecómoseríendeustedporpreocuparseporloscomentarios

delatíaMaryMaría.Susan,despuésdetodo,lascapuchinasestánnaciendoenesterincón.Estangracioso,cuandounahaabandonadotodaesperanzadealgo,descubrirdeprontoqueestásucediendo.Voyahacerunpequeñojardínderosasenelrincóndelsudoeste.Elnombremismo,«jardínderosas»,mevuelveloca.¿Algunavezviounazultanazulenelcielo,Susan?Ysiprestamuchaatenciónahora,denoche,sepuede escuchar los parloteos de todos los arroyitos del campo. Esta noche tengoganasdedormirenelPozoconunaalmohadadevioletassilvestres.

—Lovaaencontrarmuyhúmedo—dijoSusan,paciente.Laqueridaseñoraerasiempreasíenprimavera.Yaselepasaría.

—Susan —dijo Ana, con tono seductor—, quiero organizar una fiesta decumpleañosparalasemanaqueviene.

—Bien,¿yporquéno?—preguntóSusan.Porsupuestoquenadiedelafamiliacumplía años en la última semana demayo, pero si la señora quería una fiesta decumpleaños,¿porquéprivarse?

—ParalatíaMaryMaría—continuóAna,decididaapasarcuantoanteslopeor—.Cumpleañoslasemanapróxima.Gilbertdicequesoncincuentaycincoyestuvepensando…

—Mi querida señora, ¿realmente está pensando en organizar una fiesta paraesa…?

—Cuente hasta cien, Susan… cuente hasta cien, Susan querida. A ella lacomplaceríatanto…¿Yquétieneenlavida,despuésdetodo?

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—Culpadeella.—Talvez.Pero,Susan,deverdadquierohaceresoporella.—Mi querida señora—dijo Susan, con gesto adusto—, usted ha sido siempre

muybuenaymehadadounasemanadelicenciacadavezquelahenecesitado.¡Talvezdeba tomarme la semanapróxima!Lepediréami sobrinaGladysquevengaaayudarla.Y entonces, la señoritaMaryMaríaBlythe puede festejar una docena decumpleaños,porloqueamírespecta.

—Si usted lo ve así, Susan, abandonaré la idea, por supuesto —dijo Ana,despacio.

—Miqueridaseñora,esamujersehaimpuestoensuvidaytieneintencionesdequedarseaquíparasiempre.Lahaimportunado,hafastidiadoaldoctoryleshahechola vida imposible a los niños. No digo nada de mí, pues, ¿quién soy yo? Harezongado, ha regañado, ha insinuado y ha gimoteado… ¡y ahora usted quiereorganizarleuna fiestadecumpleaños!Bien, loúnicoqueyopuedodeciresque, siesoesloqueustedquierehacer,bien,pues,adelante,loharemos.

—¡ÉsaesmiSusan!A esto siguieron planes y maquinaciones. Habiéndose rendido, Susan estaba

decidida,porelhonorde Ingleside,aque la fiesta fueraalgoqueni siquieraMaryMaríaBlythepudieracriticar.

—Creoqueharemosunalmuerzo,Susan.Asíse irán tempranoyyopodré iralconciertodeLowbridgeconeldoctor.Lomantendremosensecreto;seráunasorpresaparaella.Nosabráabsolutamentenadahastaúltimomomento.InvitaréatodoslosdeGlenconquienessimpatiza.

—¿Yaquiénesserefiereustedespecíficamente,miqueridaseñora?—Bien, a los que tolera. Y a la prima,Adella Carey, de Lowbridge, y a otras

personasdelaciudad.Prepararemosunagrantortadecumpleaños,deciruelas,concincuentaycincovelitasy…

—Queyovoyapreparar,porsupuesto…—Susan,ustedsabequehacelamejortortadefrutaenlaIslaPríncipeEduardo…—Loqueyoséesquesoycomoarcillaensusmanos,miqueridaseñora.Unamisteriosasemanafuelaquesiguió.UnairemuysecretoinvadióIngleside.

Todos juraron no desvelar el secreto a la tía Mary María. Pero Ana y Susan nocontaronconloschismes.Lanocheantesdelafiesta,latíaMaryMaríallegódeunavisitaquehabíahechoenGlenylasencontrósentadasenelporche,aoscuras,comocansadas.

—¿Aoscuras,Anita?Noentiendocómoalguienpuedesentarseenlaoscuridad.Amímeprovocatristeza.

—Noesoscuridad,eselcrepúsculo…Hahabidounarelaciónamorosaentre laluzy laoscuridad,yhermosaenexcesoes lacriaturaengendrada—dijoAna,más

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parasímismaqueparalosdemás.—Supongoquetúsabrásaquéterefieres,Anita.¿Demaneraquevasaofrecer

unafiestamañana?Anaseenderezódeunsalto.Susan,queyaestabasentadamuyderecha,nopudo

erguirsemás.—Pero…pero…tía…—Siempredejasquemeenterede lascosaspor losextraños—dijo la tíaMary

María,peroalparecermásapenadaqueenojada.—Esque…queríamosquefueraunasorpresa,tía.—No entiendo para qué quieres organizar una fiesta en esta época del año,

cuandonosepuededependerdeltiempo,Anita.Anaexhalóunsuspirodealivio.Evidentemente,latíaMaryMaríasabíasóloque

habríaunafiesta,noqueéstatuvieraningunarelaciónconella.—Quise…quisequefueraantesdequeseterminenlasfloresdeprimavera,tía.—Me pondré el vestido de tafetán granate, supongo. Anita, de no haberme

enteradodeestoenelpueblo,mañanatodastusamigasmehabríansorprendidoconunvestidodealgodón.

—Oh, no, tía. Íbamos a avisarle a tiempo para que se vistiera, por supuesto…bien,simiconsejotesirvedealgo,Anita,yavecesmesientocasillevadaacreerquenoesasí, tediríaqueenel futuroseríamejorquenofueras tanmisteriosa con lascosas.Apropósito,¿sabesqueenelpuebloestándiciendoquefueJemelquearrojóunapiedracontralaventanadelaiglesiametodista?

—Nofueél—dijoAna,concalma—.Élmedijoquenohabíasido.—¿Estássegura,queridaAnita,dequenotemintió?La«queridaAnita»hablóaúnconcalma.—Muysegura,tíaMaryMaría.Jemjamásmehamentidoentodasuvida.—Bien,meparecióconvenientequeestuvierasaltantodeloqueseestádiciendo.LatíaMaryMaríasemarchóconsuusualestilomajestuoso,evitandocongesto

ostentosoaCamarón,queestabaacostadodeespaldasenelsuelo,esperandoaquealguienlerascaralapanza.

SusanyAnaexhalaronunprofundosuspiro.—Creoquemevoya lacama,Susan.Yesperoquehagabuen tiempomañana.

Nomegustanadaesanubenegraencimadelpuerto.—Hará buen día, mi querida señora —la tranquilizó Susan—. Eso dice el

calendario.Susanteníauncalendarioquepredecíael tiempopara todoelañoyacertabalo

suficientecomoparaquepudieradárselecrédito.—Deje la puerta lateral abierta para el doctor, Susan. Puede llegar tarde de la

ciudadhoy.Fueabuscarlasrosas…cincuentaycincorosascolororo,Susan…Leoí

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deciralatíaMaryMaríaquelasrosasamarillassonlasúnicasquelegustan.Mediahoradespués,leyendosucapítulodelaBibliadetodaslasnoches,Susan

seencontróconelsiguienteversículo:«Apartatupiedelacasadetuvecino,noseaqueélsecansedetiyteodie».Pusounaramitaenlapágina,paramarcarellugar.«Yaenaquellaépoca…»,reflexionó.

AnaySusanselevantarontemprano,deseosasdeterminarciertospreparativosdeúltimo momento antes de que se levantara la tía Mary María. A Ana siempre legustaba levantarse temprano y aprovechar esa mística media hora antes del albacuandoelmundopertenecealashadasyalosantiguosdioses.Legustabaverelcielomatutino,rosapálidoydorado,detrásdelatorredelaiglesia,elresplandordelicadoy traslúcido del amanecer derramándose sobre las dunas, las primeras violentasespiralesdehumoquesalíanflotandodelostechosdelpueblo.

—Escomosihubiéramosmandadoahacereldíaamedida,miqueridaseñora—dijoSusan,complacida,mientrassalpicabacocoralladosobreuna tortabañadaconcremadenaranja—.Despuésdeldesayuno,voyaprobaravercómomesalenesosnuevos bollitos de manteca, y cada media hora llamaré a Carter Flagg para estarsegura de que no se olvide del helado. Habrá tiempo de lavar los escalones de lagalería.

—¿Hacefalta,Susan?—Miqueridaseñora,ustedhainvitadoalaesposadeMarshallElliott,¿no?Ella

novaaverlosescalonesdenuestragaleríadeotraformaquenoseaimpecable.Peroustedseocuparáde losadornos,¿eh,miqueridaseñora?Yononacíconeldondearreglarflores.

—¡Cuatrotortas!¡Guau!—exclamóJem.—Cuandoofrecemosunafiesta—dijoSusan,pomposa—,ofrecemosunafiesta.Las invitadas llegaron a la hora convenida y fueron recibidas por la tíaMary

Maríaconsuvestidodetafetángranate,yporAnaconunvestidodesedaamarilla.Ana había pensado ponerse el vestido de muselina blanca, pues era un día muycálido,perodecidióqueno.

—Muysensatodetuparte,Anita—comentólatíaMaryMaría—.Elblanco,ylodigosiempre,esuncolorparalasmuchachasjóvenes.

Todotranscurriósegúnloprevisto.Lamesaestabapreciosa,conlamejorlozadeAna y la exótica belleza de lirios blancos y púrpuras. Los bollitos demanteca deSusan causaron sensación, pues nunca se había visto nada igual en Glen; su sopacremosaeralaúltimapalabraensopas;laensaladadepollohabíasidopreparadacon«pollosdeIngleside,quesonpollos»;elatormentadoCarterFlaggenvióelheladoenelmomento exacto. Por fin entró Susan, trayendo la torta de cumpleaños con suscincuentaycincovelitasencendidas,comosifueralacabezadelBautistasobreuna

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bandeja;lacolocósobrelamesa,frentealatíaMaryMaría.Ana, por fuera la anfitriona sonriente y serena, hacía un rato que se sentía

inquieta.A pesar de que todo parecía deslizarse sobre ruedas, tenía la convicción,cada vez más firme, de que algo había salido terriblemente mal. Al llegar lasinvitadas,ellahabíaestadodemasiadoocupadaparadarsecuentadelcambiooperadoen la expresión de la tía Mary María cuando la señora de Marshall Elliottcordialmente le deseó feliz cumpleaños. Pero cuando por fin estuvieron todassentadas a la mesa, Ana se percató del hecho de que la tía Mary María estabacualquier cosamenos contenta.En realidad, estabapálida—¡pero no podía ser defuria!—ynopronunciópalabramientrassedesarrollaba lacomida,aexcepcióndemuybrevesrespuestasacomentariosdirigidosaella.Tomósólodoscucharadasdesopaycomiótresbocadosdeensalada;encuantoalhelado,paraellafuecomosinohubieraexistido.

CuandoSusanpusofrenteaellalatortadecumpleaños,consusvelasencendidas,la tía Mary María tragó saliva sonoramente pero, como no consiguió sofocar unsollozo,elruidoresultantefueunestertorahogado.

—Tía,¿nosesientebien?—sealarmóAna.LatíaMaryMaríaledirigióunamiradahelada.—Mesientomuybien,Anita.Demasiadobien,enrealidad,paraunapersonade

miedad.Enaquelmomento,entraronlasmellizas,llevandoentrelasdoslacestarebosante

con las cincuenta y cinco rosas amarillas y, en medio de un silencio súbitamentegélido, se la entregaron a la tíaMaryMaría con felicitaciones y buenos deseos amedialengua.Uncorodeadmiraciónselevantódelamesa,perolatíaMaryMaríanoseunióaél.

—Las…lasmellizas soplarán lasvelitasporusted—tartamudeóAna,nerviosa—,yluego…¿querríacortarlatorta?

—Comonoestoytansenil…todavía…Anita,puedosoplarlasvelasyosola.LatíaMaryMaríasoplólasvelascondeliberadoesmero.Conelmismoesmeroy

deliberacióncortólatorta.Luegodejóelcuchillo.—Ahora tal vez puedan disculparme, Annie. Una mujer tan vieja como yo

necesitadescansardespuésdetantasemociones.LafaldadetafetándelatíaMaryMaríasealejóconuncrujido.Lacestaderosas

cayócuandoellalaarrastróalpasar.LotaconesaltosdelatíaMaryMaríaresonaronenlaescalera.YlapuertadelatíaMaryMaríasecerróconunportazo.

Lasatónitasinvitadascomieronsusporcionesdetortadecumpleañoscontodoelapetito de que intentaron hacer gala, en un tenso silencio sólo quebrado por unahistoriaquecontabadesesperadamentelaseñoradeAmosMartinsobreunmédicodeNuevaEscociaquehabíaenvenenadoavariospacientesinyectándoleselbacilodela

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difteria.Lasotras,sintiendoquelahistorianoerademuybuengusto,noapoyaronsuloableesfuerzopor«alegrarlareunión»,ytodassefueronapenasfueapropiadoirse.

Conmocionada,AnafuecorriendoalahabitacióndelatíaMaryMaría.—Tía,¿quéhapasado?—¿Eranecesariogritarmiedadaloscuatrovientos,Anita?¿EinvitaralaAdella

Careyesa…paraqueaveriguaracuántosañostengo…?¡Haceañosquesemoríaporsaberlo!

—Perotía,nosotrosquisimos…queríamos…—Nosécuálfuetupropósito,Anita.Quehayalgodetrásdetodoesto,esolosé

perfectamente bien… Ah, puedo leerte la mente, Anita, pero no intentarédescubrirte…quequedeentretúytuconciencia.

—TíaMaryMaría,miúnica intención fueque tuvieraun feliz cumpleaños.Yosientomuchísimo…

LatíaMaryMaríasellevóelpañueloalosojosysonrióvalientemente.—Claroqueteperdono,Anita.Perotedaráscuentadequedespuésdesemejante

intentodeliberadodeherirmissentimientos,yanopuedoquedarmeaquí.—Tía,nocreerá…LatíaMaryMaríalevantóunamanolarga,delgada,huesuda.—No hablemos más del tema, Anita. Necesito paz… sólo paz. «Un espíritu

herido,¿quiénpuedesoportarlo?».Ana fue al concierto con Gilbert esa noche, pero no puede decirse que lo

disfrutara.Gilberttomótodoelasuntodeunamanera«típicadeunhombre»,comohubieradicholaseñoritaCornelia.

—Recuerdoquesiemprefuemuysusceptibleconlaedad.Papálafastidiabaconesetema.Debíhaberteadvertido,perosemeolvidó.Siseva,nointentesretenerla…—YGilbertsecontuvodeagregar:«¡yenhorabuena!».

—No se irá. No tendremos tanta suerte, mi querida señora —dijo Susan,incrédula.

Pero,porunavez,Susanseequivocaba.LatíaMaryMaríasefuealdíasiguiente,perdonandoatodosconsuspalabrasdedespedida.

—No culpes a Anita, Gilbert —dijo, magnánima—. La libro de todo insultointencional.Nuncamemolestóquemeocultaracosas…sibienunamentesensitivacomolamía…peroapesardetodo,siemprehequeridoalapobreAnita…—Dijoesto con el aire de quien confiesa una debilidad—.PeroSusanBaker es harina deotrocostal.Lasúltimaspalabrasquetedigo,Gilbert,sonquepongasaSusanBakerensulugar.

Nadiepodíacreeralprincipioentantabuenasuerte.HastaqueporfincayeronenlacuentadequelatíaMaryMaríadeverdadsehabíaido…queotravezeraposiblereír sin herir los sentimientos de nadie…abrir todas las ventanas sin que nadie se

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quejaradelascorrientesdeaire…comersinquenadiedijeraquealgoqueaunolegustamuchotraecáncerdeestómago.

«Jamás despedí a una visita de tan buen grado», pensó Ana, con ciertosentimientodeculpa.«Síqueesagradablesentirsedueñadesímismaotravez».

Camarónsediounameticulosalavada,sintiendoquedespuésdetodoerabastantedivertidosergato.Laprimerapeoníaseabrióeneljardín.

—Elmundoestállenodepoesía,¿no,mamá?—dijoWalter.—Vaaserunmesdejuniomuybonito—predijoSusan—.Lodiceelcalendario.

Habráalgunasnoviasyprobablementealmenosdos funerales.¿Nopareceextrañopoderrespirarlibrementeotravez?Cuandopiensoquehicetodoloqueestabaenmismanosparaimpedirqueorganizaraesafiestadecumpleaños,miqueridaseñora,medoy cuenta de que hay una Providencia. ¿No le parece,mi querida señora, que aldoctorlegustaríacomerunpocodecebollahoyparaacompañarelfilete?

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—Penséqueeramejorvenir,querida—dijolaseñoritaCornelia—,aexplicartelodelteléfono.Fue todoungranerror, losiento, laprimaSarahnosemurió,despuésdetodo.

Ahogando una sonrisa, Ana le ofreció una silla en la galería a la señoritaCornelia, ySusan, apartando lamiradadel cuellode encajeque estaba tejiendo enpuntoescocésparasusobrinaGladys,exhalóconunacortesíaescrupulosa:

—Buenasnoches,señoraElliott.—Esta mañana llegó del hospital la noticia de que había fallecido durante la

noche,ypenséquedebíaavisarte,yaqueellaerapacientedeldoctor.PeroeraotraSarahChase;laprimaSarahviveyseguiráviviendo,graciasaDios.Seestámuybienaquí,Ana.SiempredigoquesienalgúnlugarhaybrisaesenIngleside.

—Susanyyoestábamosdisfrutandodelencantodeestanocheestrellada—dijoAna.

Dejóaun ladoelvestidofruncidodemuselinarosadaque leestabahaciendoaNan,yentrelazólasmanossobrelasrodillas.Unaexcusaparanohacernadaporunratitosiempreerabienvenida.NiellaniSusanteníanmuchosmomentosdeocioesosdías.

Estabaporsalirlalunaylaprofecíaeramásencantadoradeloqueseríaelhechoconsumado. Las azucenas «resplandecían ardientes» a lo largo del sendero, y elaromadelamadreselvaibayveníaenalasdelvientosoñador.

—Mireesaoleadadeamapolasquenacieroncontraelmurodel jardín,señoritaCornelia.Susanyyoestamosmuyorgullosasdenuestrasamapolasesteaño,aunquenoleshicimosabsolutamentenada.Enprimavera,aWalterselecayóunpaquetedesemillasahíyésteeselresultado.Todoslosañostenemosalgunapreciosasorpresacomoésa.

—Amímeencantanlasamapolas—dijolaseñoritaCornelia—,aunquenoduranmucho.

—Tienenapenasundíadevida—admitióAna—,pero¡conquémajestuosidad,conquéesplendorloviven!¿Noesmejoresoqueserunarígidayfeazinniaqueduraprácticamenteparasiempre?EnInglesidenotenemoszinnias.Sonlasúnicasfloresdelasquenosomosamigas.Susannisiquieraleshabla.

—¿EstánasesinandoaalguienenelPozo?—preguntólaseñoritaCornelia.Dehecho,losgritosprovenientesdeallíparecíanindicarqueestabanquemando

vivo a alguien. Pero Ana y Susan estaban demasiado acostumbradas para serinterrumpidas.

—Persis y Kenneth han estado todo el día aquí y coronan la visita con unbanquete en el Pozo. En cuanto a la señora Chase, Gilbert fue a la ciudad esta

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mañana,demodoqueyaestaráenteradode laverdad.Mealegropor todosdequeestébien…losotrosmédicosnoestuvierondeacuerdoconeldiagnósticodeGilbert,yélestabaunpocopreocupado.

—Cuandoseinternóenelhospital,Sarahnosadvirtióquenodebíamosenterrarlahastanoestarsegurosdequeestabamuerta—dijolaseñoritaCornelia,mientrasseabanicabamajestuosamente y se preguntaba cómo hacía la esposa del doctor paraestar siempre tan fresca—.Yasabes, siempre tuvimosunpocode temordeque suesposohubierasidoenterradovivo…seloveíatanbien.Peroanadieseleocurrióconsiderarlohastaqueyafuedemasiadotarde.ErahermanodelRichardChasequecomprólaviejagranjaMoorsideysemudóallídesdeLowbridgeenlaprimavera.Élsí es gracioso. Dice que vino al campo en busca de un poco de paz… porque enLowbridge se pasaba todo el tiempo eludiendo viudas…—«Y solteronas» podríahaberagregadolaseñoritaCornelia,peronolohizoporconsideraciónaSusan.

—ConocíasuhijaStella,vienealcoro.Hemossimpatizadomucho.—Stellaesunamuchachaencantadora…unadelaspocasmuchachasquetodavía

seruborizan.Siemprelahequeridomucho.Sumadreyyoéramosgrandesamigas.¡PobreLisette!

—¿Muriójoven?—Sí,cuandoStellateníaapenasochoaños.AStellalacrióRichard.¡Apesarde

ser un hereje! Dice que las mujeres son sólo importantes desde el punto de vistabiológico…no sé bien qué quiere decir. Siempre dice cosas grandilocuentes comoésa.

—Alparecer,nolesaliómallacrianzadelahija—dijoAna,queconsiderabaaStellaChaseunadelasmuchachasmásencantadorasquehabíaconocido.

—¡Ah!EsquehubierasidoimposibleeducarmalaStella.NoesquenieguequeRichardtienealgoenlacabeza.Peroesunlococonlosmuchachos…¡jamáslehapermitidoaStellatenerunadmiradorentodasuvida!Todoslosmuchachosquehanintentado acercarse a ella fueron aterrorizados por él a fuerza de sarcasmos. Es lacriaturamás sarcástica de la que hayas oído hablar. Stella no puede con él… y lamadredeella tampocopudo.Nosupieroncómohacerlo.Él funcionaal revés,peroningunadelasdossediocuentajamás.

—MeparecióqueStellaloquieremucho.—Sí,asíes.Loadora.Élesunhombremuyagradablecuandosesaleconlasuya

en todo. Pero tendría que tenermás sentido común con respecto al casamiento deStella.Tienequesaberquenovaavivirtodalavida…aunquesiunalooyehablar,diría que sí. No es viejo, claro, se casó muy joven. Pero viene de una familiapropensaalosataques.¿YquéharíaStelladespuésdequeélsevaya?Marchitarse,supongo.

Susanlevantólamiradadelaintricadarosadesutejidolosuficientecomopara

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decir,decidida:—Yonoestoydeacuerdoconquelosviejoslesestropeenlavidaalosjóvenesde

esamanera.—TalvezsiStelladeverdadseenamoraradeunhombre,lasobjecionesdelpadre

podríannoimportarledemasiado.—Ahíesdondeteequivocas,queridaAna.Stellanosecasaríaconnadiequeno

legustaraasupadre.Yhayotrapersonaalaquelevanaestropearlavida:elsobrinodeMarshall, Alden Churchill. Mary está decidida a que el muchacho no se casemientrasellapueda retenerloa su lado.EllaesmásdíscolaqueRichard…si fueraunaveletaseñalaríaelnortecuandoelvientovienedelsur.Lapropiedadesdeellahasta que Alden se case, entonces pasará a él. Cada vez que él ha comenzado acortejar a una muchacha, ella de alguna manera se las ha ingeniado para ponerlepuntofinalalasunto.

—¿Deverdadespuraresponsabilidaddeella,señoraElliott?—preguntóSusan,secamente—.Hayquienpiensa queAlden esmuyvoluble.Heoídoque lo llamaninconstante.

—Aldenesbienparecidoylaschicaslopersiguen—replicólaseñoritaCornelia—.Amínomeparecemalquelastengaenvilountiempoylasdejecuandoleshaenseñado una lección. Pero hubo una o dos muchachas encantadoras que a él legustaban,yMarypusoobstáculostodaslasveces.Ellamismamelodijo…medijoque ibaa laBiblia…ella siempre«vaa laBiblia»…encontrabaunversículoy entodaslasocasioneseraunaadvertenciacontrariaaqueAldensecasara.Yonotengopaciencia,niconellaniconsustonterías.¿PorquénopuedeiralaiglesiacomoelrestodenosotrosenFourWinds?No,ella tieneque inventarseunareligiónpropia,queconsisteen«ira laBiblia».Elotoñopasado,cuandocayóenfermoesecaballotanvalioso…comocuatrocientosdólarescostaría…enlugardemandarabuscaralveterinariodeLowbridge,«fuealaBiblia»yencontróunversículo:«ElSeñortedayelSeñortequita».Demodoquesenegóamandarabuscaralveterinarioyelcaballosemurió.Imagínate,aplicarunversículodeesamanera,queridaAna.Paramíesunairreverencia.Selodijeenlacara,perosuúnicarespuestafueunamiradadespectiva.Ynoquierequeleinstalenteléfono…«¿Teparecequelevoyahablaraunacajaenlapared?»,dicecuandoalguientocaeltema.

La señoritaCorneliahizounapausa, casi sinaliento.Lasexcentricidadesde sucuñadasiemprelaimpacientaban.

—Aldennoseparecenadaasulamadre—dijoAna.—Aldenescomoelpadre…nohahabidounhombremejor…paraserhombre.

El porqué de su casamiento con Mary es algo que los Elliott jamás pudieroncomprender. Aunque se pusieron más que contentos de casarla tan bien… ellasiemprehabíatenidountornilloflojoyeramuyflacucha.Claroqueteníamuchísimo

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dinero,sutíaMarylehabíadejadotodo,peroésanofuelarazón.GeorgeChurchillestabaverdaderamenteenamoradodeella.NosécómosoportaAldenloscaprichosdesumadre,perohasidounbuenhijo.

—¿Sabequéacabadeocurrírseme,señoritaCornelia?—dijoAnaconunasonrisatraviesa—.¿NoseríalindoqueAldenyStellaseenamoraran?

—Nohaymuchasposibilidadesyademásnollegaríananingúnlado.Maryharíaun escándalo yRichard en unminuto lemostraría la puerta a un simple granjero,aunqueahoraélmismoseaungranjero.PeroStellanoeseltipodechicaquelegustaaAlden…aél legustanlasmuchachasrisueñasyanimadas.YaStellatampocolegustaríaeltipodeél.MeenterédequeelnuevoministrodeLowbridgelamirabaconojosdecordero.

—¿Noesunpocoanémicoycortodevista?—preguntóAna.—Ytienelosojossaltones—dijoSusan—.Tienequetenerunaspectoespantoso

cuandointentaponersesentimental.—Almenosespresbiteriano—dijolaseñoritaCornelia,comosiesodisculpara

muchas cosas—. Bien, debo irme. He descubierto que si estoy mucho tiempoexpuestaalrocío,despuésmemolestalaneuralgia.

—Laacompañohastaelportón.—Siempre pareciste una reina con ese vestido, Ana querida—dijo la señorita

Cornelia,admirativaperoincoherentemente.AnaseencontróconOwenyLeslieFordenelportónyregresóalagaleríacon

ellos.Susanhabíadesaparecidoenbuscadelimonadaparaeldoctor,queacababadellegar a la casa, y los niños vinieron en bandada desde el Pozo, soñolientos ycontentos.

—Hacíanun ruido terriblecuando llegué—dijoGilbert—.Seguroque losoíandesdetodoslados.

Sacudiendosuespesosrizoscolormiel,PersisFordlesacólalengua.Persiseralapreferidadel«tíoGil».

—Estábamosimitandoalosdervichesaulladores,yentoncesteníamosqueaullar,porsupuesto—explicóKenneth.

—Miracómotehaspuestolacamisa—dijoLeslie,algosevera.—Me caí en el pastel de barro de Di —dijo Kenneth, con desenfadada

satisfacción.Odiabaesascamisasalmidonadas,impecables,quesumadreloobligabaaponersecuandoibaaGlen.

—Mamita—dijoJem—,¿puedotomaresasviejasplumasdeavestruzquehayenla buhardilla para coserlas en los fondillos de los pantalones, como cola?Mañanavamosahaceruncircoyyovoyaserelavestruz.Yvamosatenerunelefante.

—¿Sabes que cuesta seiscientos dólares por año alimentar a un elefante? —preguntóGilbert,solemne.

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—Unelefanteimaginarionocuestanada—explicóJem,paciente.Anarió.—Nuncatenemosquehacereconomíasennuestraimaginación,graciasalcielo.Walternodijonada.Estabaunpoquitocansadoysecontentabaconestarsentado

alladodesumadre,sobrelosescalones,yapoyarsucabezadecabellosnegroscontraelhombrodeella.Mirándolo,LeslieFordpensóqueteníaelrostrodeungenio…,lamiradaremota,aislada,deunalmadeotraestrella.LaTierranoerasuhábitat.

Todos estaban contentos a esahoradoradadeundíadorado.Delotro ladodelpuerto,lacampanadeunaiglesiarepicódébilysuavemente,lalunadibujabadiseñossobreelagua.Lasdunasresplandecíanenunanieblaplateada.Habíagustoamentaenelaireyalgunasrosas invisiblesqueabrumabanconsudulzor.YAna,mirandosoñadoraelcéspedconojosque,apesardesusseishijos,erantodavíamuyjóvenes,pensó que no había nada en elmundo tan esbelto ymágico como un jovencísimoálamodeLombardíaalaluzdelaluna.

LuegocomenzóapensarenStellaChaseyAldenChurchill,hastaqueGilbertleofrecióunpeniqueporsuspensamientos.

—Estoypensandoseriamenteenintentareloficiodecasamentera—replicóAna.Gilbertmiróalosotrosconuncómicogestodedesolación.—Metemíaquealgúndíavolveríaaaparecer.Hiceloposible,peronosepuede

reformaraunacasamenteranata.Es supasión.Lacantidaddecasamientosquehaarmado es increíble. Yo no podría dormir de noche, si tuviera semejantesresponsabilidadesenlaconciencia.

—Perosontodosfelices—protestóAna—.Deverdadsoyunaadepta.Piensaentodaslasparejasqueheunido,oquemehanacusadodehaberunido:TheodoraDixyLudovic Speed; Stephen Clark y Prissie Gardner; Janet Sweet y JohnDouglas; elprofesorCarteryEsmeTaylor;NorayJim,yDovieyJarvis…

—Ah, lo admito. Esta esposa mía, Owen, nunca perdió el sentido de laexpectativa.Paraella, encualquiermomento losolmospuedendarperas.Supongoqueseguiráintentandocasaralagentehastaquecrezca,algúndía.

—Creoquetuvoalgoqueverconotraparejamás—dijoOwen,sonriéndoleasuesposa.

—Yono—seapresuróadecirAna—.Poresodebesecharle laculpaaGilbert.YohiceloposibleparaconvencerlodequenohicieraqueGeorgeMooreseoperara.Yhablandodedormirporlasnoches,haynochesenlasquemedespiertoempapadaensudorporquesueñoquelologré.

—Bien,dicenquesólolasmujeresfelicessoncasamenteras,demodoqueesomedeja bien parado—dijo Gilbert, complacido—. ¿Y qué nuevas víctimas tienes enmenteahora,Ana?

Anaselimitóasonreírle.Eldecasamenteraesunoficioquerequieresutilezay

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discreciónyhaycosasqueunamujernolecuentanialpropiomarido.

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Anasequedódespiertadurantehorasesanocheyvariasnochessiguientes,pensandoenAldenyStella.Tenía lasensacióndequeStellaansiabacasarse, tenerunhogar,niños…Una noche había rogado para que le permitieran bañar a Rilla… «Es tandelicioso bañar un cuerpecito gordito…», y había agregado, con timidez: «Es tanlindo,señoraBlythe,queunospreciososbracitosaterciopeladosseestirenhaciamí.Losniñossonunadeliciatangrande,¿no?».Anapensóqueseríaunalástimaqueunpadre gruñón impidiera el florecimiento de esas esperanzas secretas. Sería unmatrimonio ideal. Pero ¿cómo podíamaterializarse, si todos los involucrados erannecios y cabezones? Pues la necedad y la obstinación no eran exclusividad de losmayores. Ana sospechaba que tanto Alden como Stella tenían algunas de estascaracterísticas.Porlotanto,senecesitaríaunatécnicacompletamentediferentedelasempleadasencualquieradeloscasosanteriores.Justoatiempo,AnarecordóalpadredeDovie.

Ana inclinó el mentón y puso manos a la obra. Pensó que, a partir de esemomento,AldenyStellapodíanconsiderarsecasados.

Nopodíahaberpérdidadetiempo.Alden,quevivíaenHarbourHeadeibaalaiglesia anglicana del puerto, ni siquiera conocía aún a Stella Chase… tal vez nisiquieralahabíavisto.Hacíamesesquenoparecíainteresarseenningunamuchacha,peropodríacomenzarainteresarseencualquiermomento.LaseñoraJanetSwift,deUpper Glen, tenía la visita de una sobrina muy hermosa, y Alden siempre estabadetrásdelasmuchachasnuevas.Loprimeroquehabíaquehacer,entonces,eraqueAlden y Stella se conocieran. ¿Cómo? Tenía que hacerlo de alguna manera enapariencia totalmente inocente.Anasedevanó lossesosperonose leocurriónadamásoriginalquedarunafiestaeinvitarlosalosdos.Nolegustabadeltodolaidea.Hacía demasiado calor para fiestas… y los jóvenes de Four Winds eran tandesordenados…Ana sabíaqueSusan jamás consentiría que se celebrarauna fiestasin prácticamente limpiar toda Ingleside, desde el sótano hasta la buhardilla… ySusanestabasintiendoelcaloresteverano.Perounabuenacausaexigesacrificios.JenPringle,licenciadaenBellasArtes,habíaescritoparadecirqueibaaconcretarsutan anunciada visita a Ingleside, y ésa sería la excusa para una fiesta. La suerteparecíaestardesulado.Jenvino…,seenviaronlasinvitaciones…Susanlediounabuena sacudida a Ingleside… ella y Ana cocinaron todo para la fiesta, ambasinmersasenunaoladeintensocalor.

Anaestabamiserablemente agotada lanoche anterior a la fiesta.El calorhabíasido terrible…Jemestaba en cama, conunataquede loqueAna temía en secretofuera apendicitis, aunque Gilbert le quitó importancia y dijo que habían sido lasmanzanas verdes… y Camarón había sido casi quemado vivo cuando Jen Pringle,

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tratandodeayudaraSusan,tiródelacocinaunaollallenadeaguacaliente,quecayóencimadelgato.AAnaledolíantodosloshuesos,ademásdelacabeza,lospiesylosojos.Jenhabíaidoconungrupode;muchachosaverelfaro,ylehabíadichoaAna,quesefueradirectamentealacama;peroenlugardeirsealacama,ellasesentóenla galería enmedio de la humedad—consecuencia de la tormenta de la tarde— acharlarconAldenChurchill,quehabía;idoabuscarunremedioparalabronquitisdesu madre pero que no había querido entrar en la casa. Ana pensó que era unaoportunidadqueleenviabaelcielo,porqueellanecesitabamuchohablarconél.Eranbuenosamigos,yaqueAldenibaamenudoconsimilarpropósito.

Alden se sentó en el escalón de la galería, con la cabeza descubierta apoyadacontraelposte.Era,comoAnahabíapensadosiempre,unjovenmuyatractivo:altoyde espaldas anchas, con un rostro blanco como la nieve, que jamás se bronceaba,vivaces ojos azules y cabello corto castaño oscuro. Tenía una voz risueña y unosmodalesencantadoresquegustabanalasmujeresdetodaslasedades.HabíaidotresañosaQueen'syhabíapensadoeniraRedmond,perolamadrenolodejó,alegandorazones bíblicas, y Alden se había instalado, bastante contento, en la granja. Legustabatrabajarlatierra,lehabíadichoaAna;erauntrabajoindependiente,alairelibre;teníalahabilidaddelamadreparahacerdinero,ylaatractivapersonalidaddelpadre.Noeradeextrañarqueseloconsideraraunmuybuenpartido.

—Alden,quieropedirteunfavor—dijoAna,cautivante—.¿Meloharías?—Cómono,señoraBlythe—contestóél,conentusiasmo—.Dígamequé.Usted

sabequeharíacualquiercosaporusted.EraverdadqueAldenqueríamuchoalaseñoraBlytheyqueseríacapazdehacer

cualquiercosaporella.—Metemoquepuedaseraburridoparati—dijoAna,preocupada—.Peroeslo

siguiente… quiero que te ocupes de que Stella Chase lo pase bien en mi fiesta,mañanapor la noche.Tengo tantomiedodeque se aburra…Noconoce amuchaspersonasjóvenesdeporaquítodavía,lamayoríasonmenoresqueella,almenoslosmuchachos.Invítalaabailaryfíjatequenosequedesolayaislada.Estantímidaconlosdesconocidos…Quieroquelopasebien.

—Ah,sí,haréloposible—dijoAlden,muydispuesto.—Peronodebesenamorartedeella,eh—leadvirtióAna,riendoconcautela.—Tengacompasión,señoraBlythe.¿Porquéno?—Bueno—agregóAna, con tono confidencial—, creo que el señorPaxton, de

Lowbridge,estáinteresadoenella.—¿Esepedantefanfarrón?—explotóAlden,coninesperadoapasionamiento.Anasimulóregañarle.—Caramba,Alden, tengoentendidoqueesun jovenmuyagradable.Y sóloun

hombredesutipopodríateneralgunaoportunidadconelpadredeStella,¿sabes?

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—¿Ah,sí?—dijoAlden,ysehundióenlaindiferencia.—Sí,ynosésiinclusoélloconseguirá.TengoentendidoqueparaelseñorChase

nadiees lobastantebuenoparaStella.Ungranjerocomúnycorrientenotendría lamenorposibilidad.Por esonoquieroque te creesproblemasenamorándotedeunamuchachaa laquenopodríasconseguir jamás.Tedoyunconsejodeamiga.Estoyseguradequetumadrepensaríalomismoqueyo.

—Ah,gracias…¿Yquétipodemuchachaesella?¿Esguapa?—Bueno,admitiréquenoesunabelleza.YoquieromuchoaStella,peroesun

poquito pálida y retraída. No es muy fuerte, pero creo que el señor Paxton tienedinero.Enmiopinión,seríaunabodaidealynoquieroquenadieloecheaperder.

—¿PorquénoinvitóalseñorPaxtonasufiestaylepidióaélquelehicierapasarunabuenaveladaasuStella?—preguntóAlden,bastantefurioso.

—Sabes que un ministro no vendría a un baile, Alden. Pero no seas malo, yocúpatedequeStellalopasebien.

—Ah,voyahacerquesediviertacomoloca.Buenasnoches,señoraBlythe.Aldensefueabruptamente.Yasola,Anaseechóareír.«Bien,siséalgodelanaturalezahumana,esemuchachoseabocaráalatareade

demostrarlealmundoquepuedeconseguiraStellasiselopropone,apesardequiensea.Mordiómuybienelanzuelodelministro.Perosupongoquevoyapasarunamuymalanocheconestedolordecabeza».

PasóunamalanochecomplicadaconloqueSusanllamaba«unatortícolisenlanuca», y por la mañana se sentía tan brillante como una franela gris, pero por lanochefueunaanfitrionaalegreygalante.Lafiestafueunéxito.Todossedivirtieronmucho. Stella, sin duda. Ana pensó que Alden se ocupó de ello casi se diría condemasiado ímpetupara loque requerirían lasbuenas formas.EraunpocoexcesivoparaunprimerencuentroelqueAlden se llevaraaStella aun rincónoscurode lagaleríaylamantuvieraallíunahoraentera.Peroentérminosgenerales,Anaestabasatisfecha cuando, a lamañana siguiente, reflexionó sobre todo lo ocurrido.Ciertoque la alfombra del comedor estaba prácticamente arruinada por dos platos conheladoquelehabíancaídoencimayporunaporcióndetortapisoteadasobreella;loscandelabrosdecristalBristol,delaabueladeGilbert,sehabíanhechoañicos;alguienhabíavolcadounbaldeconaguadelluviaenunadelashabitaciones,yelaguahabíapasado para abajo y había empapado y decolorado horriblemente el techo de labiblioteca; lasborlasdel sofágrandeestabanmedioarrancadas; elgranhelechodeBoston, orgullo del corazón de Susan, al parecer había servido de asiento a unapersonagrandeypesada.Peroenelhaberestabaelhechodeque,amenosquelasseñalesfallaran,AldensehabíaenamoradodeStella.Anapensóqueelbalanceerafavorable.

En lassemanassiguientes, lachismografía localconfirmóestaopinión.Sehizo

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cadavezmásevidentequeAldenhabíasidoflechado.Pero¿yStella?AnanocreíaqueStellafuerael tipodemuchachaquecaecondemasiadafacilidadante lamanotendida de un hombre. Tenía una pizca de la necedad de su padre, que en ellafuncionabacomounaencantadoraindependencia.

Otra vez la suerte ayudó a la preocupada casamentera. Stella fue una noche aIngleside a ver las espuelas de caballero, y luego se sentó en la galería a charlar.StellaChase eraunamuchachapálida, delgada, algo tímidaperomuydulce.Teníasuaves cabellos dorados y ojos castaños. Ana pensó si serían las pestañas las quehacían el truco, pues la joven no era en realidad bonita. Pero sus pestañas eranincreíblementelargas,ycuandoStellalaslevantabaylasdejabacaer,algolessucedíaa los corazonesmasculinos.Teníauna ciertadistinciónque lahacíaparecermayorque sus veinticuatro años, y una nariz que en años por venir sería decididamenteaguileña.

—He escuchado cosas sobre ti, Stella —dijo Ana, sacudiendo un dedo en sudirección—.Y…nosé…simegustan…¿MeperdonassitedigoquenosésiAldenChurchilleselhombreadecuadoparati?

Stellalamiróconexpresióndesorpresa.—Pero…yocreíqueaustedlegustabaAlden,señoraBlythe.—Ymegusta.Pero…¿sabes?,tienefamadesermuyinconstante.Heoídodecir

queningunamuchachapuede retenerlomucho tiempo.Muchas lohan intentado, yhanfallado.Nomegustaríaverquetedejaasícomoasí,sicambiadeidea.

—Creo que se equivoca con respecto a Alden, señora Blythe —dijo Stella,despacio.

—Eso espero, Stella. Si fueras otro tipo demuchacha…alegre y dicharachera,comoEileenSwift…

—Ah,caramba,tengoqueirme—dijoStella—.Papáestásolo.Cuandoellasehuboido,Anasonrió.«CreoqueStellasefuejurandoensecreto

quevaademostrarlesalosamigosentrometidosqueellapuedereteneraAldenyqueningunaEileenSwiftpondrájamáslasgarrassobreél.Esepequeñomovimientodelacabezayelsúbitorubordelasmejillasmelodijeron.Suficienteparalosjóvenes.Metemoquelosmayoresseránnuecesmásdifícilesdepartir».

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LasuertenoabandonóaAna.LaSociedadAuxiliarMisioneraFemeninalepidióquevisitaraalaseñoradeGeorgeChurchillparapedirlesucontribuciónanual.LaseñoraChurchillraravezibaalaiglesiaynoeramiembrodelaSociedad,pero«creíaenlasmisiones»ysiempredabaunasumagenerosa,sialguienibaapedírsela.Alagentelegustabatanpocohacerlo,quelosmiembrosseturnaban,yesteañoletocabairaAna.

Demodoqueunanoche,tomóunasendallenademargaritasatravésdeterrenosquellevaban,cruzandoladulceyfrescacimadeunacolina,hastaelcaminodondeestaba la granja de losChurchill, a un kilómetro ymedio deGlen.Era un caminobastante aburrido, con cercos que parecían serpientes grises que subían pequeñaslomas,peroteníacasasiluminadas,unarroyo,elaromadeloscamposdehenoquecorrenhastaelmaryjardines.Anasedeteníaamirarcadajardín.Suinterésenlosjardineseraperenne.GilbertsolíadecirqueAnateníaquecomprarunlibrosiveíalapalabra«jardín»enlatapa.

Unboteperezososurcabalasaguasenelpuerto,yalolejos,unbuqueesperabael viento. Ana siempre miraba los buques que salían de un puerto con unaceleramiento del pulso.Entendía lo que quiso decir el capitánFranklinDrewunavez,cuandodijo,al tiempoquesubíaasubarco:«¡Dios,quépenamedan losquedejamosenlacosta!».

LagrancasadelosChurchill,conelseverotrabajodelenrejadoalrededordesutechoconmansarda,mirabaalpuertoylasdunasmásabajo.LaseñoraChurchilllarecibiócortésmente, sibienconpocaefusividad,y lahizopasar auna tenebrosayespléndida sala, cuyasoscuras paredes empapeladas exhibían innumerables retratosdeChurchillsyElliottsidos.LaseñoraChurchillsesentóenunsofádefelpaverde,entrelazósuslargasyfinasmanosymirófijamenteasuvisitante.

MaryChurchill era alta, enjuta y austera. Teníamentón prominente, profundosojos azules como los de Alden, y una boca grande y de labios apretados. Nuncadesperdiciabapalabrasynuncachismorreaba.PoresoaAnaleresultódifícil llegarconnaturalidadasuobjetivo,peroloconsiguióporintermediodelnuevoministro,eldelotroladodelpuerto,quealaseñoraChurchillnolegustaba.

—Noesunhombreespiritual—dijolaseñoraChurchillconfrialdad.—Heoídodecirquesussermonessonnotables—dijoAna.—Yo escuché uno y no deseo escuchar más. Mi alma necesitaba alimento y

recibió una conferencia. Cree que el Reino de los Cielos puede ser alcanzado pormediodelcerebro.Noesasí.

—Hablandodeministros…tienenunomuyinteligenteahoraenLowbridge.Creoqueestá interesadoenmi jovenamiga,StellaChase.Los rumoresdicenqueno sesalva.

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—¿Quieredecirquehabríaboda?—preguntólaseñoraChurchill.Ana se sintió humillada pero reflexionó que una tenía que tragarse cosas así

cuandointerfiereenasuntosquenosondesuincumbencia.—Pienso que sería una boda muy apropiada, señora Churchill. Stella es

especialmente apta para ser la esposa de unministro.Le he dicho aAlden que nodebeintentarecharloaperder.

—¿Porqué?—preguntólaseñoraChurchill,sinunparpadeo.—Bueno… en verdad… no sé… pero creo que Alden no tiene la menor

posibilidad. Al señor Chase nadie le parece lo bastante bueno para Stella. A losamigos de Alden no nos gustaría verlo abandonado de pronto, como si fuera unguanteusado.Esunmuchachomuybuenoparaquelesucedaalgoasí.

—Jamás ninguna muchacha ha dejado a mi hijo —dijo la señora Churchill,apretando los delgados labios—. Ha sido siempre al revés. Él ha visto la verdaddetrásdelasrisitas,loscoqueteosylosrubores.Mihijopuedecasarseconlamujerqueélelija,señoraBlythe,cualquiermujer.

—¿Ajá?—dijolabocadeAna.Perosutonodijo:«Soy,porsupuesto,demasiadocortéscomoparacontradecirla,peronomehahechocambiardeopinión».

MaryChurchill comprendió, y su rostro blanco ymarchito tomó algo de colorcuandoellasaliódelahabitaciónenbuscadesuaporteparalamisión.

—Tieneunavistamagníficadesdeaquí—dijoAnacuandolaseñoraChurchilllaacompañabaalapuerta.

LaseñoraChurchillledirigióunamiradadedesaprobaciónalgolfo.—Siustedsintieraelvientocortantedelesteeninvierno,señoraBlythe,talvezla

vistano leparecería tanbonita.Estanochehacebastante frío. ¿No tienemiedodetomar frío con ese vestido tan fino?No porque no sea bonito.Usted es todavía lobastantejovencomoparapreocuparseporlaropaylasvanidades.Yoyahedejadodeinteresarmeenesascosastransitorias.

Ana se sentía bastante satisfecha con la entrevistamientras se iba a su casa atravésdelasemipenumbraverdedelcrepúsculo.

—ClaroqueunanopuedecontarconlaseñoraChurchill—ledijoaunabandadadeestorninosqueestabande reuniónenunpequeñoclaro enmediodelbosque—,perocreoquelapreocupéunpoco.MedicuentadequenolegustónadaquelagentepiensequealguienpodríadarlecalabazasaAlden.Bien,hehecholoqueestabaenmíhacercon todos los involucrados,conexcepcióndel señorChase,ynoveoquépuedo hacer con él, si ni siquiera lo conozco.Me pregunto si tendrá idea de queAldenyStellaseven.Pocoprobable.StellajamásosaríallevaraAldenasucasa,porsupuesto.Ahorabien,¿quévoyahacerconelseñorChase?

Fue realmentemilagroso cómo las cosas se arreglaron solas para ayudarla.Unatardecer, laseñoritaCornelia fueapedirleaAnaque laacompañaraacasade los

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Chase.—Voy a pedirle a Richard Chase una contribución para la nueva cocina de la

iglesia.¿Vendríasconmigo,querida,paradarmeapoyomoral?Odiovérmelasasolasconél.

Encontraron al señor Chase sentado frente a su casa, parecido, con sus largaspiernas y su larga nariz, a una grulla meditativa. Tenía unos pocos mechones desedososcabellospeinadossobrelacalva,ylosojitosgrisesbrillaroncuandolasvio.ResultóqueestabapensandoquesiesaqueveníaconlaviejaCorneliaeralaesposadeldoctor,québuenafiguratenía.EncuantoalaprimaCornelia—primatercera—,erademasiadorobustayteníatantointelectocomounsaltamontes,peronoeramalbicho,siunonolaacariciabaacontrapelo.

Cortésmente las invitó a pasar a su pequeña biblioteca, donde la señoritaCornelia,conungruñido,seinstalóenunasilla.

—Hace un calor espantoso esta noche.Me temo que se avecina una tormenta.¡Diosnosampare,Richard,esegatoestácadavezmásgrande!

RichardChase teníaunparienteen formadegatoamarillode tamañoanormal,queahoratrepabaasusrodillas.Élloacariciótiernamente.

—ThomaselVersistaleenseñaalmundoloqueesungato—dijo—.¿Noesasí,Thomas?MiraatutíaCornelia,Versista.Observalasmiradasfunestasquetedirigeconesasórbitascreadassóloparaexpresarbondadyafecto.

—¡Nome llames tía de ese animal!—protestó, tajante, la señoritaCornelia—.Unabromaesunabroma,peroesoesllevarlascosasdemasiadolejos.

—¿NoteparecemejorserlatíadelVersistaquedeNeddyChurchill?—preguntóRichardChase,quejumbroso—.Neddyesunglotónyunborracho,¿no?Teheoídorecitarelcatálogodesuspecados.¿Nopreferiríasser tíadeunhermosoyhonradogato comoThomas, con impecables antecedentes en lo quehace alwhiskyy a lasgatitas?

—ElpobreNedesunserhumano—replicólaseñoritaCornelia—.Amínomegustanlosgatos.ÉseeselúnicodefectoqueleencuentroaAldenChurchill.Tieneunaextrañapredilecciónporlosgatos.SóloelSeñorsabededóndelesalió…tantoelpadrecomolamadrelosdetestan.

—¡Quémuchachosensatohadeser!—¡Sensato!Bien…sí,esbastantesensato,exceptoenloquehacealosgatosya

supasiónporelevolucionismo,otracosaquenoheredódelamadre.—¿Sabes, señoraElliott?—dijoRichardChase,muy solemne—.Yo tengouna

inclinaciónsecretaporlateoríadelevolucionismo.—Eso me has dicho en otra oportunidad. Bien, cree en lo que quieras, Dick

Chase…estípicodeunhombre.GraciasaDiosnadiepodríajamáshacermecreeramíquedesciendodeunmono.

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—Confieso que no se te nota, eres una mujer muy guapa. No veo rastrossimiescosenturosada,serenayeminentementegraciosafisonomía.Sinembargo,tutatarabuelasebalaceódelasramasunmillóndevecescolgadadelacola.Laciencialoprueba,Cornelia…tegusteono.

—Nome gusta, entonces.No voy a discutir contigo sobre ése ni sobre ningúnotropunto.Yo tengomi religiónynohayantepasadosmonosenella.Apropósito,Richard,esteveranonoveomuybienaStella.

—Laafectamuchoelcalor.Serecuperarácuandorefresqueunpoco.—Esoespero.Lisetteserecuperótodoslosveranosmenoselúltimo,Richard,no

teolvidesdeeso.Stellatienelaconstitucióndesumadre.Estábienquenosecase.—¿Por qué dices que no va a casarse?Pregunto por curiosidad,Cornelia, pura

curiosidad. Los procesos del pensamiento femenino me resultan profundamenteinteresantes. ¿A partir de qué premisas o datos llegas a la conclusión, en eseencantadorestilotuyo,dequeStellanovaacasarse?

—Bien.Richard,paradecirlosinrodeos,noeseltipodemuchachaquegustaaloshombres.Esunamuchachabuenaydulce,peronoseducealoshombres.

—Hatenidoadmiradores.Hegastadomuchoencomprarymantenerescopetasyperrosguardianes.

—Admiraríantudinero,supongo.Sedescorazonaronenseguida,¿meequivoco?Unaandanadadesarcasmode tuparteyse fueron.SihubieranqueridoaStelladeverdad,nosehabríanamilanadoanteesoniantetusimaginariosperrosguardianes.No,Richard,debesadmitirelhechodequeStellanoesunamuchachaqueconsiganovios interesantes. Tampoco lo era Lisette, tú lo sabes. No había tenido ni unadmiradorhastaquellegastetú.

—¿Peronovaliólapenaesperaraquellegarayo?Lisetteeraunamuchachamuyprudente.Yonovoyaentregarlemihijaacualquiera.Ellaesmiestrellay,apesardetuscomentariosdespectivos,puedebrillarenlospalaciosdelosreyes.

—No hay reyes en Canadá —replicó la señorita Cornelia—. Yo no digo queStellanoseaunamuchachamuydulce.Sólodigoqueloshombresnolovenasíy,considerandosuconstituciónfísica,meparececonveniente.Yesunasuerteparati,también.Túnopodríasvivirsinella,tesentiríastandesvalidocomounbebé.Bien,prométenosunacontribuciónparalacocinadelaiglesia,ynosvamos.Yaséquetemueresporponertealeer.

—¡Admirablemujerclarividente! ¡Eresun tesorodeprimapolítica!Loadmito:memueroporleer.Peronadiequenofueratúhabríatenidolaperspicaciadedarsecuentanilabondaddesalvarmelavidaactuandoenconsecuencia.¿Cuántomevaisasacar?

—Puedescontribuirconcincodólares.—Nuncadiscutoconunadama.Cincodólaresserán.Ah,¿osvais?¡Nuncapierde

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eltiempo,estamujeresúnica!Unavezquehaalcanzadosuobjetivodeinmediatolodeja a uno en paz. Ya no hay mujeres como ella. Buenas noches, perla de losparientespolíticos.

Durantetodalavisita,Ananohabíapronunciadopalabra.¿Paraqué,silaseñoraElliottestabahaciendosutrabajodemanerataninteligente…einconsciente?

CuandoRichardChasesedespedíadeellas,deprontoseinclinóhaciaadelante,comoparahacerleunaconfidenciaaAna.

—Tieneelpardetobillosmáshermososquehevistoenmivida,señoraBlythe,yleaseguroquehevistomuchosenmistiempos.

—¿No es terrible ese hombre?—dijo, alarmada, la señorita Cornelia mientrascaminaban por el sendero—. Siempre dice cosas espantosas a las mujeres. No lehagascaso,queridaAna.

Ananolehizocaso.MásbienlehabíagustadoRichardChase.«No creo», reflexionó, «que le haya gustado mucho la idea de que Stella no

despierteadmiraciónentreloshombres,apesardelhechodequesusancestroshayansidomonos.Creo que a él también le gustaría la idea de "hacerle ver a la gente".Bien,hehechotodoloquepodíahacer.HeinteresadoaAldenyaStella,yentrelasdos, entre la señorita Cornelia y yo, creo que hemos predispuesto a la señoraChurchill y al señor Chase más a favor que en contra del romance. Ahora debosentarmetranquilaaverquéresulta».

Unmesdespués,StellaChasefueaInglesideyvolvióasentarseenlosescalonesde la galería junto a Ana… Pensaba que esperaba ser algún día como la señoraBlythe,coneseairemaduro,eseairedeunamujerquehavividounavidacompletayllenadegracia.

Lafrescaynubladanocheeralasecueladeundíafresco,entregrisyamarillento,deprincipiosdeseptiembre.Estabaentramadoconelsuavegemidodelmar.

—Elmaresdesdichadoestanoche—diríaluegoWalter,cuandooyeraelsonido.Stellaestabacomoabstraídaycallada.Peroabruptamente,mirandoelembrujode

estrellasquesetejíaenlanochepúrpura,dijo:—SeñoraBlythe,quierodecirlealgo.—¿Sí,querida?—EstoycomprometidaconAldenChurchill—dijoStella,incómoda—.Estamos

comprometidos desde la Navidad pasada. Se lo contamos a papá y a la señoraChurchilldesdeelprincipio,perolohemosmantenidoensecretoatodoslosdemásporqueestanbonitotenerunsecreto.Odiábamoscompartirloconelmundo.Peronoscasaremoselmespróximo.

Ana representó una excelente imitación de una mujer que se ha quedado depiedra.Stellaseguíamirandolasestrellas,demodoquenoviolaexpresióndelrostrodelaseñoraBlythe.Continuó,algomáscómoda.

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—Alden y yo nos conocimos en una fiesta en noviembre. Nos… enamoramosdesdeelprimermomento.Élmedijoquesiemprehabíasoñadoconmigo…quemehabíabuscadosiempre.Dicequesedijoasímismo:«Heahíamiesposa»,cuandomevio aparecer en la puerta.Yyo…Yo sentí lomismo…¡Ay, somos tan felices,señoraBlythe!

Anasiguiósindecirnada.—Laúnicanubeenmifelicidadhasidosuactitudhaciaelasunto,señoraBlythe.

¿Nopodríahacerelintentodeaprobarlo?UstedhasidotanbuenaamigamíadesdequelleguéaGlenSt.Mary…mehesentidocomosiustedfueramíhermanamayor.Ymesentirémuymalsipiensoquemimatrimonioescontrarioasusdeseos.

HabíalágrimasenlavozdeStella.Anarecuperóelhabla.—Queridísima, tu felicidad es todo lo que quiero. Me gusta Alden… es un

muchachoespléndido…sóloqueteníafamadeserinconstante…—Peronoloes.Sólobuscabaalamujerindicada,¿sedacuenta,señoraBlythe?

Ynopodíaencontrarla.—¿Quéopinatupadre?—Ah,papáestámuycontento.Alden lecayóbiendesdeelprincipio.Discuten

horas sobre el evolucionismo. Papá siempre decía que me dejaría casar cuandoaparecieraelhombreadecuado.Yomesientomuymalpordejarlo,peroéldicequelos pájaros jóvenes tienen derecho al nido propio. La primaDeliaChase vendrá aocuparsedelacasa,ypapálaquieremucho.

—¿YlamadredeAlden?—Ellatambiénestácontenta.CuandoAldenlecontóenNavidadqueestábamos

comprometidos, ella fue a la Biblia y el primer versículo que encontró decía:«Elhombredejaráasupadreyasumadreyseiráconsumujer».Dicequeentoncesviocontodaclaridadloqueteníaquehacerydeinmediatodiosuconsentimiento.SeiráaesacasitaquetieneenLowbridge.

—Mealegrodequenotengasquevivirconesesofádefelpaverde—dijoAna.—¿Elsofá?Ah,sí, losmueblessonmuyanticuados,¿no?Peroselosllevacon

ella, yAlden va a amueblar todo de nuevo.Demanera que, como ve, todos estáncontentos,señoraBlythe.¿Ustednonosdaríatambiénsusbuenosdeseos?

Ana se inclinó hacia adelante y le dio un beso a Stella en la sedosa y frescamejilla.

—Mealegromuchísimoporti.Diosbendigalosdíasqueteesperan,miquerida.CuandoStella se hubo ido,Ana subió corriendo a su dormitorio para no ver a

nadieporunosmomentos.Unacínicaytorcidalunaviejasalíadesdedetrásdeunasnubes sucias, por el este, y los campos parecían hacerle guiños astuta ytraviesamente.

Repasó lo sucedido en todas las semanas precedentes. Había arruinado la

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alfombradelcomedor,destruidodosatesoradasjoyasheredadasyechadoaperdereltechodelabiblioteca;habíaintentadousaralaseñoraChurchillcomoauntítere,ylaseñoraChurchillseguramentesehabíareídodeellatodoeltiempo.

«¿Quiénharesultadosermástontaquenadieentodoesteasunto?»,lepreguntóAna a la luna. «Ya sé cuál será la opinión deGilbert. ¡Todo el trabajo queme hetomadoparadespertarunromanceentredospersonasqueyaestabancomprometidas!Mecurodemisaspiracionesdecasamentera,entonces,mecuro.Jamáslevantaréundedoparapromoverunmatrimonioaunquenosecasenadiemásenelmundoentero.Bien,hayunconsuelo…lacartadeJenPringledehoy,enlaquemecuentaquevacasarseconLewisStedman,aquienconocióenmifiesta.LoscandelabrosdeBristolnofueronsacrificadostotalmenteenvano,entonces».

—¡Chicos…chicos!¿Nopodéisdejardehaceresosruidosespantosos?—Somosbúhos…tenemosqueulular—proclamóavozheridadeJemdesdela

oscuridaddelosarbustos.Jem sabía que el ulular le salíamuy bien. Él podía imitar la voz de cualquier

bichosilvestredelosbosques.Walternoeratanbueno,demaneraquealfinaldejóde ser un búho y se convirtió en un niño bastante desilusionado que acudía a sumadreenbuscadeconsuelo.

—Mamá,yocreíaquelosgrilloscantaban,yelseñorCarterFlaggdijohoyqueno,quehaceneseruidofrotandolaspatasdeatrás.¿Esasí,mamá?

—Algoparecido…noestoymuyseguradelproceso.Peroessumaneradecantar.—Nomegusta.Nuncamásvoyaquereroírloscantar.—Sí, claro que sí. Te olvidarás de las patas traseras y pensarás en su coro de

hadasportodaslascampiñasylascolinasenotoño.¿Noeshoradeirsealacama,hijito?

—Mamá,¿mecuentasuncuentoquemehagadarunescalofríodemiedo?¿Ytequedarássentadaamiladodespués,hastaquemeduerma?

—¿Paraquéotracosaestánlasmadres,miamor?

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—«Hallegadoelmomento»,dijolaMorsa,«dehablarde…tenerunperro»—dijoGilbert.

No habían tenido perro en Ingleside desde que el viejo Rex había sidoenvenenado,perolosniñostienenquetenerunperroyeldoctordecidiótraerlesuno.Peroestuvotanocupadoeseotoño,quelopospusounayotravezhastaquealfinal,undíadenoviembre,Jemllegódepasarlatardeconuncompañerodeclase,conunperro…uncachorritoamarillentocondosorejitasnegrasmuytiesas.

—MelodioJoeReese,mamá.SellamaGyp.¿Notieneunacolapreciosa?Puedoquedármelo,¿verdad,mamá?

—¿Dequérazaes,querido?—preguntóAna,vacilante.—Creo…creoqueesdeunacantidadde razas—dijo Jem—.Eso lohacemás

interesante,¿no teparece,mamá?Másdivertidoquesi fueradeunasola raza.Porfavor,mamá.

—Ah,situpadredicequesí…Gilbert dijo «sí» y Jem comenzó el usufructo de su herencia. Todos los de

Ingleside recibieron bien a Gyp en la familia, excepto Camarón, que expresó suopinión sin circunloquios. Hasta a Susan le gustó, y cuando ella hilaba en labuhardilla, en losdíasde lluvia,Gyp—enausenciade su amo,quehabía idoa laescuela— se quedaba con ella, cazando ratas imaginarias en rincones oscuros ylanzando alaridosde terror cadavezque el entusiasmo lo acercabademasiado a larueca pequeña. Esta rueca no se usaba nunca—la habían dejado allí losMorgancuando semudaron— y estaba en su rincón como una viejecita encorvada. NadieentendíaporquéGypleteníatantomiedo.Nolemolestabalaruecagrande,sinoquesesentabamuycercadeellamientrasSusanlahacíagirarconlamanivela,ycorríadeunladoaotroalladodeSusancuandoéstacaminabaporlabuhardillahaciendogirar entre los dedos la larga hebra de lana.Susan admitió queunperro puede sermuy buena compañía, y decía que su gracia de acostarse boca arriba agitando laspatitasdelanterasenelairecuandoqueríaunhuesoeralomásinteligentedelmundo.SeenfadótantocomoJemcuandoBertieShakespearecomentó,despectivamente:

—¿Yaesolollamasperro?—Nosotroslollamamosperro—dijoSusanconunacalmaextrema—.Talveztú

quierasllamarlohipopótamo.YesedíaBertietuvoqueirseasucasasinqueleregalaranunaporcióndeuna

creacióndeliciosaqueSusan llamaba«pastel crujientedemanzana»yque siemprepreparabaparalosdosniñosysusamigos.SusannoestabacercacuandoMacReesepreguntó:«¿Esolotrajolamarea?»,peroJemsupodefenderasuperro,ycuandoNatFlaggdijoque laspatasdeGyperandemasiado largasparasu tamaño, Jemrepico

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quelaspatasdeunperroteníanqueserlosuficientementelargascomoparallegaralsuelo.Nattynoeramuyinteligenteyesarespuestaloderrotó.

Noviembresemostrabamezquinoconelsoleseaño:loscrudosvientossoplabanporelbosquedesnudoyentrelasramasplateadasdelosarcesyelPozoestabacasiconstantemente cubierto de niebla…no una niebla embrujada ymisteriosa sino loquepapá llamaba«unaniebladura,demacrada,deprimente,densaydestemplada».Los niños de Ingleside tenían que pasar casi todo el tiempo libre en la buhardilla,perosehicieronexcelentesamigosdedosperdicesqueibantodoslosatardeceresauninmensoyviejomanzano,ycincodesuspreciososgrajosseguíansiendofieles,ygraznaban divertidamentemientras devoraban la comida que los niños les ponían.Sóloqueeranglotonesyegoístaseimpedíanquelosdemáspájarosseacercaran.

Condiciembre,elinviernoseinstaló,ynevósinparardurantetressemanas.LoscamposmásalládeInglesideeranininterrumpidascampiñasplateadas,lospostesdecercosyportonesusabantodosgorrasblancas,lasventanasblanqueabancondiseñosdehadas,ylaslucesdeInglesideresplandecíanatravésdeloscrepúsculososcurosynevados, dándole la bienvenida a todos los viajeros.ASusan le parecía quenuncahabíahabidotantosnacimientoscomoeneseinvierno,ycuandoledejaba«algoparacomer»aldoctorenladespensanochetrasnoche,opinaba,conelentrecejofruncido,queseríaunmilagroqueeldoctorllegaraalaprimavera.

—¡El noveno de los Drew! ¡Como si ya no hubiera suficientes Drew en elmundo!

—SupongoqueparalaseñoraDrewserálamaravillaqueesRillaparanosotros,Susan.

—Ustedsiempretienequebromear,miqueridaseñora.Peroenlabibliotecaoenlagrancocina, losniñosplanearonlacasapara jugar

que harían en el Pozo mientras fuera rugía la tormenta o unas nubes blancas yesponjosassoplabansobreestrellascongeladas.Puessoplaramuchoosoplarapocoviento,enInglesidesiemprehabíafuegosencendidos,refugiodelatormenta,alegríaycamasparacriaturitascansadas.

LaNavidadllegóysefuesinserensombrecidaesteañoporlasombradelatíaMaryMaría.Había huellas de conejos en la nieve para seguir, e inmensos camposcubiertos sobre los cuales uno corría carreras con la propia sombra, y colinasrelucientesparadeslizarseentrineo,ypatinesnuevosparaprobarsobreelestanqueen el mundo helado y rosado de los atardeceres de invierno. Y siempre un perroamarillento con orejas negras que corría o te esperaba o te recibía con ladridos dealegríacuandoalllegaracasa,unperritoquedormíaalospiesdelacamaalahoradedormiryseacostabaa lospiescuandoaprendíaortografía,quesesentabacercadurantelascomidasyrecordabasupresenciadevezencuandoconlapatita.

—Mamita, yo no sé cómo podía vivir antes de que llegara Gyp. Sabe hablar,

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mamá,deverdad…conlosojos,habla.Y de pronto: ¡la tragedia! Gyp amaneció un poco desganado. No quiso comer

aunqueSusanlotentóconunhuesoqueaélleencantaba;aldíasiguientemandarona buscar al veterinario de Lowbride, quien movió la cabeza con pesimismo. Eradifícilafirmarnada…alomejorelperrohabíacomidoalgovenenosoenelbosque…podíarecuperarseono.Elperritoyacíamuyquieto,sinhacerlecasoanadiemásqueaJem;casihastaelfinaltratódemoverlacolacuandoJemlotocaba.

—Mamita,¿estámalquereceporGyp?—Claroqueno,querido.Siemprepodemosrezarpor losqueamamos.Perome

temoqueeseperritoestámuyenfermo…—¡Mamá,nocreerásqueGyppysevaamorir!Gypmurióalamañanasiguiente.Eralaprimeravezquelamuerteentrabaenel

mundodeJem.Ningunodenosotrosolvidajamáslaexperienciadevermoriraunserquequeremos,aunquesea«sólounperrito».Nadieenlacasallenadellantosusóesaexpresión,nisiquieraSusan,quesesonólanariz,muycolorada,ymurmuró:

—Nunca antesme había encariñado con un perro, y no volveré a encariñarmedespuéssesufremucho.

SusannoconocíaelpoemadeKiplingsobrelatonteríadedarleelcorazónaunperroparaquelodestroce,pero,dehaberloconocidoyapesardesudesprecioporlapoesía,habríapensadoqueporunavezunpoetahabíahablado,consensatez.

La noche fue dura para el pobre Jem.Mamá y papá tuvieron que salir.Walterhabía llorado hasta quedarse dormido, y él estala solo… sin siquiera un perro conquienhablar.Losqueridosojoscastañosquesiempreseposabanenéltanllenosdeconfianzaestabanvidriososporlamuerte.

—Diositoquerido—rezóJem—,porfavor,cuidaamiperrito,quesemurióhoy.Lovasareconocerporlasorejitasnegras.Nodejesquesesientasoloymeextrañe…

Jemocultólacaraenlacolchaparaahogarunsollozo.Cuandoapagaralaluzlanocheoscuralomiraríaporlaventana,yGypyanoestaría.Lafríamañanainvernalvendría,yGypyanoestaría.Undíaseguiríaalotroduranteañosyaños,yGypyanoestaría.Nopodíasoportarlo.

Entonces, un brazo muy tierno lo rodeó y se sintió estrechado en un cálidoabrazo.Ah,todavíaquedabaamorenelmundo,aunqueGypsehubieraido.

—Mamá,¿siempreseráasí?—Nosiempre.—Ananoledijoqueprontoolvidaría…queantesdequepasara

mucho tiempo. Gyppy sería apenas un querido recuerdo—. No siempre, pequeñoJem.Estaheridasecuraráalgúndía,comose tecuró lamanoquemada,aunquealprincipiotedolíatanto.

—Papádijo queme traería otroperro.No tengoque tener otroperro, ¿no?Noquierootroperro,mamá…nunca.

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—Losé,querido.Mamá losabía todo.Nadie teníaunamadrecomo laque teníaél.Queríahacer

algoporella…ydeprontosediocuentadeloqueharía.Lecompraríaunodeesoscollares de perlas que había en el negocio del señor Flagg.Una vez le había oídodecirqueleencantaríateneruncollardeperlas,ypapáhabíadicho:«Cuandolleguenuestrobarco,tecompraréuno,nenita».

Habíaquepensarcómo.Teníaunamensualidadperolanecesitabatodaparacosasnecesarias, y los collares de perlas no estaban entre las cosas del presupuesto.Además, Jem quería ganar él mismo el dinero. Entonces sí sería su regalo. Elcumpleañosdemamáeraenmarzo…faltabansóloseissemanas.¡Yelcollarcostabacomocincuentacentavos!

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NoerafácilganardineroenGlen,peroJempusomanosalaobracondeterminación.Hizo trompos para los chicos de la escuela con carretes viejos y los vendió a doscentavoscadauno.Vendiótresvaliososdientesdelecheportrescentavos.TodoslosdomingoslevendíasuporcióndepastelcrujientedemanzanaaBertieShakespeareDrew.Todaslasnochesguardabaloquehabíaganadoenuncerditodehojalataquelehabía regaladoNanparaNavidad.Eraunahuchamuybonitay reluciente, conunaranura para meter las monedas. Cuando se habían metido cincuenta monedas, lahuchaseabríasola,suavemente;bastabaretorcerlelacolaydevolvíaeltesoro.Parajuntarlosúltimosochocentavos,JemlevendióaMacReesesuristradehuevosdepájaros. Era la mejor ristra de todo Glen, y le dolió un poquito perderla. Pero seacercaba la fecha del cumpleaños y tenía que conseguir el dinero.Apenas le pagóMaclosochocentavos,losmetióenelcerdito,ylocontempló,exultante.

—Retuércelelacolaaversiesverdadqueseabre—dijoMac,quenocreíaqueseabriera.PeroJemsenegó;noloabriríasinoeraparairabuscarelcollar.

LaSociedadAuxiliarMisionerasereunióenInglesidelatardesiguiente…ynoloolvidójamás.JustoenelmediodelaplegariadelaseñoradeNormanTaylor(ylaseñoradeNormanTaylor teníafamadeenorgullecersemuchodesusplegarias),unniñofrenéticoentrócorriendoenlasala.

—¡Micerditodehojalatanoestá,mamá…!¡Micerditodehojalatanoestá!Ana lo sacó de la habitación, pero la señora Taylor siempre consideró que su

plegariasehabíaestropeadoy,dadoquehabíaqueridoespecialmenteimpresionarala esposadeunmisioneroque estabadevisita, pasaronmuchos años antes dequeperdonaraaJemoaceptaraasupadrecomosumédicootravez.Cuandolasdamassehubieron ido, Ingleside fue revisada de cabo a rabo en busca del cerdito, pero sinresultado.Jem,entreelretoporsucomportamientoylaangustiaantelapérdida,nopodíarecordarcuándolohabíavistoporúltimaveznidónde.CuandollamaronporteléfonoaMacReese,ésterespondióquehabíavistoalcerditoporúltimavezsobreelescritoriodeJem.

—Susan,¿MacReese…?—No, mi querida señora, estoy segura de que no. Los Reese tienen sus

defectos… son terriblemente apegados al dinero… pero tienen que conseguirlohonestamente.¿Dóndepuedeestaresabenditahucha?

—¿Ysiselacomieronlasratas?—sugirióDi.Jemseburlódelaideaperolopreocupó.Claroquelasratasnopuedencomerse

uncerditodehojalataconcincuentamonedasdentro.¿Osípueden?—No,no,querido.Tuhuchaaparecerá—lotranquilizómamá.NohabíaaparecidocuandoJemfuealaescuelaaldíasiguiente.Lanoticiadela

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pérdidallegóalaescuelaantesqueél,ysuscompañerosledijeronmuchascosas,noexactamente de consuelo. Pero en el recreo Sissy Flagg se pegó a él paracongraciarse.A Sissy Flagg le gustaba Jem, y a Jem no le gustaba Sissy Flagg, apesar de—o tal vez a causade—sus espesos rizos amarillos y sus inmensosojoscastaños.Inclusoalosochoaños,unopuedetenerproblemasrelacionadosconelotrosexo.

—Yopuedodecirtequiéntienetuhucha.—¿Quién?—Tienesqueelegirmeamípara«Clap-inandClap-out»[2]ytelodiré.Era un trago amargo pero Jem lo ingirió. ¡Cualquier cosa para encontrar su

hucha!SufrióunaagoníaderuboressentadojuntoaunatriunfanteSissymientraslosdosjugaban,ycuandosonólacampana,élpidiósurecompensa.

—Alice Palmer dice queWillyDrew le dijo queBobRussell le dijo que FredElliottdijoquesabíadóndeestabatuhucha.VeypregúntaleaFred.

—¡Tramposa!—exclamóJem,mirándolaconodio—.¡Tramposa!Sissyrióconarrogancia.¡Quéleimportaba!JemBlythehabíatenidoquesentarse

conellaunavez.JemfueapreguntarleaFredElliott,quealprincipiodeclarónosabernadadel

viejo cerdito. Jem estaba desolado. Fred Elliott era tres añosmayor que él ymuypendenciero.Depronto,Jemtuvounainspiración.SeñalóconuníndicemugrientoyexpresiónseveraalacaracoloradotadeFredElliott.

—Túeresuntransustanciacionalista—dijocontodaclaridad.—Eh,nomeinsultes,jovencitoBlythe.—Eso no es un insulto —dijo Jem—. Es una palabra vudú. Si vuelvo a

pronunciarlayteseñaloconeldedo…así…tendrásmalasuerteduranteunasemana.Setepuedencaerlosdedosdelospies.Contaréhastadiezysinomelohasdichoentonces,temaldeciré.

Fred no le creyó. Pero esa noche se corría la carrera de patines y no pensabacorrer ningún riesgo. Además, los dedos de los pies eran los dedos de los pies.CuandoJemllegóaseis,serindió.

—Estábien…estábien.Notecanseslamandíbuladiciéndolootravez.Macsabedóndeestátucerdito…dicequelocogióél.

Macnoestabaenlaescuela,perocuandoAnaoyólahistoriadeJem,llamóporteléfono a sumadre.La señoraReese fue un ratito después, ruborizaday pidiendodisculpas.

—Macnorobóelcerdito,señoraBlythe.Sóloqueríasabersideverdadseabría,yentoncescuandoJemsaliódelahabitación,leretorciólacola.Elcerditosepartióendosyélnopudounirlo.EntoncespusolasdosmitadesdelcerditoyeldineroenunabotadeJem,enelarmario.Notendríaquehaberlo tocado…yelpadrecasi lo

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matadeunapaliza…peronolorobó,señoraBlythe.—¿Cuál fue la palabra que le dijiste a Fred Elliott, pequeño Jem?—preguntó

Susancuandohubieronencontradoelcerditodesmembradoycontadoeldinero.—Transustanciacionalista —dijo Jem, orgulloso—. Walter la encontró en el

diccionariolasemanapasada…túsabesqueaélleencantanlaspalabrasgrandesyllenas,Susan,y…y losdosaprendimosapronunciarla.Nos la repetimoselunoalotroveintiunavecesenlacamaantesdedormir,pararecordarla.

AhoraqueyahabíacompradoyguardadoelcollarenlaterceracajaempezandoporarribaenelcajóndelmediodelacómodadeSusan(ellahabíasidocómplicedelplantodoeltiempo),Jemteníalasensacióndequeelcumpleañosnollegabanunca.Estaba fascinado con la ignorancia de su madre. Ella no sabía lo que estabaescondidoenelcajóndelacómodadeSusan…ellanosabía loqueledepararíasucumpleaños…ellanosabía,cuandolecantabaalasmellizasparaquesedurmieran,quéletraeríaaellaelbarco:

Navegando,navegando,Unbuqueenaltamaryovi,yrepletoestabadecosas,muyhermosasparamí.

Aprincipios demarzo,Gilbert tuvoun ataquede gripe que casi desemboca enneumonía. Fueron días de preocupación en Ingleside. Ana hacía lo de siempre:arreglabaembrollos,dabaconsuelo,seinclinabasobrecamasiluminadasporlalunaparaversilosqueridoscuerpecitosestabanabrigados;perolosniñosextrañabansusrisas.

—¿Qué hará el mundo si papá se muere? —susurró Walter, con los labiosblancos.

—Nosevaamorir,miamor.Yaestáfueradepeligro.AnasepreguntabaquéharíasupequeñomundodeCuatroVientos,deGlenyde

HarbourHeadsi…silepasabaalgoaGilbert.Todoshabíanllegadoadependertantode él… La gente de Upper Glen en especial parecía creer que de verdad podíaresucitar a los muertos y que no lo hacía sólo para no contrariar la voluntad delTodopoderoso.Lohabíahechounavez,decían…Elviejo tíoArchibaldMacGregorlehabíaaseguradosolemnementeaSusanqueSamuelHewettestabamuertocomounapiedracuandoeldoctorBlythelohizoreaccionar.Fueracomofuere,cuandolosenfermos veían el delgado rostro bronceado y los afables ojos color avellana deGilbert junto a su cama y oían sus animadas palabras—«¡Pero si usted no tienenada!»—,bien,lecreíanhastaquealfinalsehacíarealidad.Encuantoahomónimos,teníamásdelosquepodíacontar.TodoeldistritodeCuatroVientosestaballenode

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jóvenesGilbert,hastahabíaunadiminutaGilbertine.Demodoquepapáanduvobienotravezymamávolvióareíry,porfin,llególa

nochedelavísperadesucumpleaños.—Sitevastempranoalacama,pequeñoJem,mañanallegaráantes—leaseguró

Susan.Jemlointentóperonofuncionaba.Waltersequedódormidoenseguida,peroJem

dabavueltasenlacama.Teníamiedodedormir.¿Ysinodespertabaatiempoytodoslos demás le daban sus regalos amamá?Él quería ser el primero. ¿Por qué no lehabíapedidoaSusanquenoseolvidaradedespertarlo?

Ellahabíasalidoahacerunavisitaperocuandovolviera,selopediría.¿Laoiría?Bien,bajaríayseacostaríaenelsofádelasalayentoncesnopodíanooírla.

Jembajódepuntillasyseacurrucósobreelsofá.VeíaGlen.Lalunallenabaconsumagia los agujeros entre las dunas blancas y nevadas.Los grandes árboles, queeran tanmisteriosos durante la noche, extendían los brazos alrededor de Ingleside.Oyótodoslosruidosnocturnosdeunacasa…unamaderaquecruje…alguienquesedavueltaenlacama…elcrujidoylacaídadeloscarbonesenelhogar…lacarreritade un ratoncito en un armario. ¿Eso era una avalancha? No, sólo nieve que sedeslizabadesdeeltecho.Lacasaestabaunpocosola…¿porquénoveníaSusan?Situviera a Gyp ahora… querido Gyppy. ¿Había olvidado a Gyp? No, no olvidado,exactamente.Peroahoranodolía tantopensarenél;unopensabaenotrascosas lamayorpartedeltiempo.Queduermasbien,perritoquerido.Talvezalgúndíatuvieraotroperro,despuésdetodo.Legustaríatenerunoenesemomento…oaCamarón.PeroCamarónnoestaba.¡Gatoegoísta!¡Nopensabamásqueenloqueleinteresabaaél!

NiseñalesdeSusantodavía,quedebíallegarporellargocaminoqueserpenteabasinfinatravésdeesaextrañadistanciailuminadaporlalunayque,alaluzdeldía,era el conocido pueblo de Glen. Bien, tendría que imaginarse cosas para pasar eltiempo.AlgúndíairíaaBaffinLandavivirconlosesquimales.AlgúndíanavegaríapormareslejanosyparalacenadeNavidadcocinaríauncocodrilo,comoelcapitánJim.IríaalCongoenexpedición,abuscargorilas.Seríabuzoyvagaríaa travésderadiantessalasdecristalenelfondodelmar.LepediríaaltíoDavyqueleenseñaraaordeñardentrodelabocadelgato,lapróximavezquefueraaAvonlea.EltíoDavyeratodounexpertoeneso.Talvezsehicierapirata.Susanqueríaquefueraministrode la Iglesia. Un ministro podía hacer mucho bien, pero ¿no sería mucho másdivertidoserpirata?¿Ysielsoldaditodemaderasaltabadelarepisadelhogaryseledisparaba el arma? ¿Y si las sillas se ponían a caminar por la habitación? ¿Y si laalfombra de tigre cobraba vida? ¿Y si los «osos falsos» que él y Walter habíaninventadoentodalacasacuandoeranmuyjóvenesdeverdadestuvieranallí?Jemdepronto sintiómiedo.A la luz del día, no olvidaba fácilmente la diferencia entre la

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fantasía y la realidad, pero era diferente en la noche interminable. Tictac hacía elreloj… tictac… y por cada tictac había un oso falso sentado en un escalón de laescalera. Las escaleras estaban negras con tantos osos falsos. Se quedarían ahísentadoshastaqueamaneciera…parloteando.

¿YsiDios seolvidabadehacer salirel sol?Elpensamientoera tanespantoso,que Jem ocultó la cara en la manta para apartarlo, y así lo encontró Susan,profundamente dormido, cuando regresó a casa a la intensa luz anaranjada de unamanecerdeinvierno.

—¡PequeñoJem!Jemseestiróyseincorporó,bostezando.Habíasidounanocheatareadaparael

PlateroEscarchaylosbosquesparecíanelpaísdelashadas.Unacolinalejanaestabacoronadaporunatorreroja.TodosloscamposblancosmásalládeGlenseveíandeunhermosocolorrosáceo.Eralamañanadelcumpleañosdemamá.

—Teestabaesperando,Susan…paradecirtequemellamaras…peronoviniste.—Fuiavera lafamiliadeJohnWarren,porquemurióla tíaymepidieronque

fuera a velarla —explicó Susan, muy animada—. No me imaginé que estaríasintentandopillarunaneumoníaapenastevuelvolaespalda.Rapiditoalacama,quetellamaréapenasselevantetumadre.

—Susan,¿cómohacesparaapuñalarauncocodrilo?—quisosaberJemantesdesubir.

—Yonolosapuñalo—respondióSusan.Mamásehabíalevantadocuandoélfueasudormitorio,yestabacepillándoselos

largosysedososcabellosfrentealespejo.¡Quéojospusocuandovioelcollar!—¡Jemquerido!¡Paramí!—Ahora no tienes que esperar a que llegue el barco de papá—dijo Jem con

mundanaindiferencia.¿Quéeraesoverdequedestellabaenlamanodemamá?Unanillo… el regalo de papá. Sí, muy bien, pero los anillos eran cosas comunes ycorrientes…hastaSissyFlaggteníauno.¡Perouncollardeperlas!

—Uncollaresunpreciosoregalodecumpleaños—dijomamá.

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CuandoGilbertyAnafueronacenarconunosamigosaCharlottetownunanoche,afines de marzo, Ana se puso un vestido nuevo color verde hielo, con adornosplateadosenelcuelloylasmangas,elanillodeesmeraldadeGilbertyelcollardeJem.

—¿Notengounaesposapreciosa,Jem?—preguntópapá,orgulloso.AJemmamáleparecíapreciosa,yelvestido,muybonito.¡Québonitasquedaban

lasperlasensucuelloblanco!Aéllegustabaversiemprebienvestidaamamá,perole gustaba todavía más cuando el vestido no muy despampanante. Éste la habíatransformadoenunaextraña.Noeramamá.

Después de comer, Jem fue al pueblo a hacer una diligencia para Susan y fuemientrasesperabaenelnegociodelseñorFlagg(conalgodetemordequeaparecieraSissy,comohacíaaveces,yestuvierademasiadoamableconél),cuandorecibióelgran golpe… el espantoso golpe de la desilusión que es tan terrible para un niñoporqueestaninesperadoyenaparienciatanineludible.

HabíadosmuchachasmirandolavidrieradondeelseñorCarterFlaggexhibíaloscollares,laspulserasdecadenaylashebillasparaelpelo.

—¿Nosonbonitosesoscollaresdeperlas?—dijoAbbieRussell.—Parecendeverdad—dijoLeonaReese.Siguieron caminando, sin saber lo que le habían hecho al niñito sentado en el

barrildeclavos.Jemsiguiósentadoallíunratomás.Eraincapazdemoverse.—¿Quétepasa,hijo?—lepreguntóelseñorFlagg—.Parecespreocupado.JemmiróalseñorFlaggconlosojosinundadosdeunaexpresióntrágica.Teníala

bocaseca.—Porfavor,señorFlagg,esos…esoscollares…lasperlassondeverdad,¿no?ElseñorFlaggrió.—No, Jem.Nohayperlasdeverdadporcincuentacentavos, ¿sabes?Uncollar

comoése,perodeperlasdeverdad,costaríaciendólares.Soncuentasenformadeperlas,ymuybuenasparaelprecio.Lascompréenunrematedeunabancarrota,poresopuedovenderlastanbaratas.Porlocomún,salenundólar.Mequedaunosolo…sevendieroncomopancaliente.

Jem se bajó del barril y salió, olvidado completamente del recado de Susan.Anduvo a ciegas por el camino congeladohasta la casa. Por encimade su cabeza,habíauncieloduro,oscuroyventoso,habíaloqueSusanllamaba«lasensación»delanieveenelaire,yunapelículadehielosobreloscharcos.Elpuertoestabanegroysevero entre sus bancos de arena vacíos.Antes de que Jem llegara a su casa, unanevisca los blanqueó. Jem deseó que nevara… y nevara… y nevara, hasta que lanieve lo enterrara y todo el mundo quedara enterrado, muy hondo. Ya no había

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justiciaenelmundoentero.Jem tenía el corazón destrozado. Y que nadie se burle de su dolor por

menospreciarlacausa.Suhumillacióneraabsoluta.Lehabíaregaladoasumadreloqueélyellasupusieronqueerauncollardeperlas…ynoeramásqueunaimitación.¿Quédiríaella?¿Cómosesentiríacuandolosupiera?Porqueteníaquedecírselo,porsupuesto.AJemnoseleocurrióniporunmomentoquepodíanodecírselo.Nopodíaseguir«engañando»amamá.Ellateníaquesaberquesusperlasnoerandeverdad.¡Pobremamá! Estaba tan orgullosa de ellas… ¿no había visto él el orgullo que leafloróalosojoscuandolediounbesoyleagradecióelregalo?

Jem se escurrió por la puerta lateral y fue directo a la cama, dondeWalter yaestabaprofundamentedormido.PeroJemnopodíadormir;estabadespiertocuandosumadrevolvióacasayfueaverqueWalteryélestuvieranbientapados.

—Jem,querido,¿todavíadespierto?¿Tesientesbien?—Sí,perosoymuydesgraciadoaquí,mamita—dijoJem,poniéndoselamanoen

elestómago,creyendoqueallíteníaelcorazón.—¿Quépasa,querido?—Eh…tengoquedecirteunacosa,mamá.Tevasaponermuy triste,mamá…

peroyonoquiseengañarte,mamá…deverdadnoquise.—Claroqueno,querido.¿Quépasó?Notengasmiedo.—Ay,mamá,esasperlasnosondeverdad…yopensabaquesí…yocreía que

eran…yocreía…Jemteníalosojosllenosdelágrimas.Nopodíaseguirhablando.SiAnaquiso sonreír, nohubo señales de sonrisa en su rostro.Shirley se había

dado un golpe en la cabeza ese día, Nan se había torcido el tobillo, y Di estabaafónicaporuncatarro.Anahabíarepartidobesos,vendajesyconsuelo,peroestoeradiferente…estorequeríadetodalasecretasabiduríadelasmadres.

—Jem,nuncasemeocurrióquetúcreyerasqueeranperlasdeverdad.Yosabíaquenoloeran…almenosnoenunodelossentidosdelapalabra.Enotrosentido,sonlomás«deverdad»quemehanregaladonunca.Porquehabíaamorytrabajoysacrificioenellas,yesolashacemuchomáspreciosasparamíquetodaslasgemasque todos losbuzoshan sacadodel fondodelmarparaque las lucieran las reinas.Querido, yo no cambiaría mis preciosas cuentas por el collar que, leí anoche, unmillonarioleregalóasunoviayquecostómediomillóndedólares.Esotemuestraloquevaleturegaloparamí,hijoquerido.¿Tesientesmejorahora?

Jemestabatancontentoquehastaledabavergüenza.Temíaquefuerademasiadoinfantilestartancontento.

—Ah,lavidaestolerableotravez!—dijo,concautela.Laslágrimashabíandesaparecidodesusojosresplandecientes.Todoestababien.

Los brazos de mamá lo rodeaban… a mamá le gustaba el collar… nada más

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importaba.Algúndíaleregalaríaunoquecostaranomediosinounmillónenterodedólares. Pero mientras tanto… estaba cansado… la cama estaba calentita yabrigada…lasmanosdemamáteníanperfumearosas…yélyanoodiabaaLeonaReese.

—Mamá,estás tanpreciosaconesevestido…—dijo,adormilado—.Preciosaybuena…tanbuenacomoelchocolate.

Anasonrióyloabrazómientraspensabaenunaridiculezquehabíaleídoenunarevistamédicaesemismodía,firmadaporun«doctorV.Z.Tomachowsky»:Jamásbesea suhijovarón, siquiereevitaruncomplejodeYocasta.Sehabía reídoenelmomento con un poco de rabia, también. Ahora sólo sentía pena por el escritor.¡Pobre, pobre hombre! Pues era evidente que Tomachowsky era un doctor, unhombre.Ningunamujerpodíaescribiralgotanestúpido.

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Abril llegó de puntillas, hermoso, conmucho sol y suaves brisas durante algunosdías,hastaqueunatormentadenievequeveníadelnordestevolvióaecharunmantoblancosobreelmundo.«Lanieveenabrileshorrible»,sedijoAna.«Escomounabofetadacuandoseesperaunbeso».Inglesideestabaorladadecarámbanosy,durantedos largas semanas, los días fueron fríos y las noches heladas. Luego la nievecomenzóadesaparecer sinmuchasganas,ycuando llegó lanoticiadequealguienhabíavistoalprimerpetirrojoenelPozo,Inglesiderecuperóelánimoyosócreerqueelmilagrodelaprimaveradeverdadvolveríaasuceder.

—¡Ay,mamá,hoyhueleaprimavera!—exclamóNanencantada,oliendoelairefrescoyhúmedo—.Mamá,¿noesciertoquelaprimaveraesunaépocaexcitante?

Laprimaveraintentabasusprimerospasosesedía,comounbebéqueaprendeacaminar.LaestampainvernaldeárbolesycamposcomenzabaadejarsecubrirporunasomodeverdeyJemotravezhabíatraídolasprimerasanémonas.Perounaseñoraenormemente gorda, hundida en uno de los silloncitos de Ingleside, jadeante,suspiraba y decía con tristeza que las primaveras no eran tan lindas ahora comocuandoellaerajoven.

—¿Noleparecequetalvezelcambioestéennosotros…ynoenlasprimaveras,señoraMitchell?—preguntóAna,conunasonrisa.

—Puedeser.Yoséqueyohecambiado,demasiadolosé.Nocreoquenadieseimagine,cuandomemiraahora,queyoeraunade lasmuchachasmás lindasde lazona.

Ana reflexionó que ella seguro no se lo imaginaba. Los cabellos finos, duros,colorratón,queseescapabanpordebajodelsombreroconcresponesyellargovelode viuda, estaban salpicados de gris; los ojos, azules e inexpresivos, se veíandesvaídosyhuecos;ydecirqueteníanadamásquedoblepapadaeranosabercontar.Pero la viuda de Anthony Mitchell estaba muy satisfecha de sí misma en esosmomentos,puesnadieenCuatroVientosteníamejoratavíoqueella.Suvoluminosovestido negro era de crespón. En esos días, las mujeres se ponían luto con laintensidadconqueseabocaríanaunavenganza.

Ana se salvó de la imperiosidad de decir nada porque la señoraMitchell no ledabaoportunidad.

—Mi sistema de agua dulce se secó esta semana…hay una pérdida…por esovinealpuebloestamañana,paraqueRaymondRussellvayaaarreglármelo.Ypenséparamisadentros:«Yaqueestoyaquí,podríaacercarmeporInglesideypedirlealaesposadeldoctorBlythequeescribaunpangeníricoparaAnthony».

—¿Unpanegírico?—preguntóAna,atónita.—Sí…esascosasqueponenenlosdiariossobrelosmuertos,¿sabeloquedigo?

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—explicó laviudadeAnthony—.QuieroqueAnthony tengaunomuybueno,algofueradelocomún.Ustedescribecosas,¿no?

—De vez en cuando, escribo algún cuento—admitió Ana—. Pero una madreatareada no tienemucho tiempopara esas cosas.Tuve sueñosmaravillosos en unaépoca,peroahorametemoquenuncafiguraréenelQuiénesquien,señoraMitchell.Ynuncaheescritounpanegírico.

—Ah, no han de ser difíciles. El viejo tío Charlie Bates, de cerca demi casa,escribe casi todos para Lower Glen, pero no es para nada poético, y yo me heempeñadoenquequierounapoesíaparaAnthony.Ah,aélsiemprelegustótantolapoesía…YofuiaesacharlaquedioustedsobrevendajesenelInstitutodeGlenlasemanapasadaymedijeparamí:«Unapersonaconesafacilidaddepalabraseguroque puede escribir un pangenírico poético». ¿Mehará ese favor, señoraBlythe?AAnthony le hubiera gustado. Él siempre la admiró a usted. Una vez me dijo quecuandoustedentrabaenunahabitación,hacíaquetodaslasdemásmujeresparecieran«vulgaresypocodistinguidas».Aveceshablabacomounpoetaperonoteníamalaintención.

»heestadoleyendomuchospangeníricos…tengounálbuminmensolleno…peromeparecióquenohabíaningunoqueaél lehubieragustado.Él se reíamuchodeéstos.Yeshoradequeselomandehacer.Yahacedosmesesquesemurió.Semuriólentamente pero sin dolor. No es una buena época para morirse, tan cerca de laprimavera,señoraBlythe,peromelashearregladolomejorposible.Supongoqueeltío Charlie se va a poner loco de furia si le encargo a otra persona escribir elpangeníricodeAnthony,peronomeimporta.EltíoCharliehablamuybien,peroélyAnthonynuncasellevarondeltodobienyesoquieredecirquenovoyapermitirqueélescribaelpangeníricodeAnthony.YofuilaesposadeAnthony…sufielyamanteesposa,durantetreintaycincoaños…treintaycincoaños,señoraBlythe—repitió,como temiendo queAna pensara que habían sido sólo treinta y cuatro—, y voy amandarahacerunpangeníricoqueaéllehubieragustado,aunquemecueste.EsoesloquemedijomihijaSeraphine…estácasadayviveenLowbridge,¿sabe?LindonombreSeraphine,¿verdad?Losaquédeunalápida.AAnthonynolegustaba,queríaponerleJudith,por lamadre.Peroyodijequeerademasiadosolemne,yélaceptó,con mucha generosidad. No era hombre de discutir, aunque siempre la llamóSeraph…¿Dóndeestaba?

—Suhijaledecía…—Ah,sí.Seraphinemedijo:«Mamá,aunquehayasmandadohacerotrascosas,o

no,mandaaquelehaganunlindopangeníricoapapá».Supadreyellaestabanmuyunidos,aunqueélseburlabadeellaaveces,peroamímehacíalomismo.¿Verdadquelohará,señoraBlythe?

—Esquenosémuchodesuesposo,señoraMitchell.

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—Ah,yopuedocontárselotodo…siempreycuandonoquierasaberelcolordesusojos.¿Sabe,señoraBlythe,queSeraphineyyoestábamoscharlandodeestoylootrodespuésdelfuneral,yyonopudedecirdequécolorteníalosojos,despuésdevivirconéldurantetreintaycincoaños?Eransuavesycomosoñadores,esosí.Memiraba con una mirada tan seductora cuando me cortejaba. Le fue muy difícilconquistarme,señoraBlythe.Estuvolocopormíduranteaños.Yoeramuyarroganteentoncesyestabadecididaaelegirconmuchocuidado.Lahistoriademividapodríaresultarlemuy emocionante si alguna vez se le termina elmaterial, señoraBlythe.Ah,peroesosdíasyasefueron.Teníamásenamoradosde losquepueda imaginar.Peroveníanyse iban…yAnthonyseguíaviniendo.Erabastanteguapo,además…tan esbelto. Yo nunca soporté a los hombres gordos, y él estaba bastante másencumbradosocialmentequeyo,seríalaúltimaennegarlo.«ParaunaPlummer,seráascender un buen escalón casarse con un Mitchell», decía mi madre. Yo era unaPlummer, señora Blythe, hija de John A. Plummer. Y me decía unos piropos tanrománticos,señoraBlythe.Unavezmedijoqueyoteníaelencantoetéreodelaluzde la luna.Yo supe que era algo bonito, aunque hasta el día de hoy no sé lo quequieredecir«etéreo».Pensababuscarloeneldiccionarioperonuncalohice.Bien,lacuestiónesquealfinalledimipalabradehonordequeseríasuesposa.Esdecir…ledijequeloaceptaba.Simehubieravistoconmitrajedenovia,señoraBlythe.Todosdijeronqueparecíauncuadro.Delgadacomounatruchayconloscabellosdoradoscomoeloro,yunapiel…Ah,eltiempohaceestragosennosotros.Austedtodavíanoleha llegado, señoraBlythe.Ustedes todavíamuybonitay ademásmuyeducada.Peronotodaspodemosserinteligentes…algunastenemosquededicarnosacocinar.Esevestidoquetienepuestoesprecioso,señoraBlythe.Ustednuncaseponenegro,¿no?,hacebien,yatendráoportunidaddeusarloenbreve.Déjeloparacuandonolequedemásremedio.Ah,¿dóndeestaba?

—Estaba…tratandodecontarmealgodelseñorMitchell.—Ah,sí.Bueno,noscasamos.Huboungrancometaaquellanoche,recuerdoque

lovicuandoíbamoshaciacasa.Esunaverdaderalástimaqueustednohayavistoesecometa,señoraBlythe.Erasencillamenteprecioso.Nocreoquepuedahablardeélenelpangenírico,¿eh?

—Sería…difícil…—Bien.—LaseñoraMitchellabandonóelcometaconunsuspiro—.Hagaloque

pueda. Él no tuvo una vida muy emocionante. Una vez se emborrachó, dijo quequeríasabercómoera,porunavez,eraunhombreconunamentemuycuriosa.Peroesonovaapoderponerloenelpangenírico,claro.Ynuncalepasónadamás.Noesqueunasequeje,pero,enhonoralaverdad,eraunpocoperezosoytranquilo.Eracapaz de quedarse una hora sentado mirando una mata de rosas. Ah, cómo legustabanlasflores…odiabacortarelcéspedporqueasícortabalasfloressilvestres.

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NoimportabaqueseperdieralacosechadetrigosiempreycuandohubieravarasdeSanJosé.Ylosárboles…yosiempreledecía,enbroma,quequeríamásasusárbolesqueamí.Ylagranja…ah,cómoqueríaasutierra.Parecíaqueparaéleracomounapersona.Muchasveceslooídecir:«Meparecequevoyairacharlarunratitoconmigranja».Cuandonoshicimosviejos,yoquisequevendiera,yaquenotenemoshijosvarones,ynosfuéramosaviviraLowbridge,peroélmedijo:«Nopuedovendermigranja…nopuedovendermicorazón».¿Nosongraciososloshombres?Nomuchoantesdemorir,undíalevinieronganasdecomergallinahervida,«comolacocinastú»,medice.Siemprelegustómuchocomococinoyo,conperdón.Loúnicoquenopodía soportar era mi ensalada de lechuga con nueces. Pero no teníamos ningunagallina paramatar… todas estaban poniendo, no quedabamás que un pollo, y noíbamosamatarunpollo,porsupuesto.Amímegustaveralospollosyendodeunladoal otro.Nohaymuchas cosasmásbonitasqueunbuenpollo, ¿nocreeusted,señoraBlythe?Bueno,¿dóndeestaba?

—Medecíaquesuesposoqueríaqueustedlecocinaraunagallina.—Ah,sí.Yhelamentadotantonohaberlohecho.Medespiertoporlasnochesy

piensoeneso.Peroyonosabíaqueseibaamorir,señoraBlythe.Nuncasequejabaymedijoquesesentíamejor.Yseinteresóporlascosashastaelfinal.Siyohubierasabido que se iba amorir, señora Blythe, le hubiera cocinado una gallina, aunquefueralamejorponedora.

LaseñoraMitchellsequitósusguantesdeencajenegroyseenjugólosojosconunpañueloconunapuntilladealmenosdoscentímetros.

—La habría disfrutado mucho—dijo, sollozando—. Tuvo sus propios dienteshasta el final, pobre querido. Bueno, así es… —agregó, doblando el pañuelo yvolviendoaponerselosguantes—,teníasesentaycinco,asíquenoestabalejosdelaedadconvenienteparamorirse.Ytengootrachapadeféretro.MaryMarthaPlummery yo comenzamos a coleccionar chapas de féretros almismo tiempo, pero ella enseguida empezó a ganarme… se lemurieron tantos parientes, sin contar a sus treshijos.Ellatienemáschapasdeféretrosquenadieenlosalrededores.Yoparecíanotenermuchasuerte,peroahoratengotodaunarepisallena,alfin.Miprimo,ThomasBates,fueenterradolasemanapasadayyoqueríaquelaesposamedieralachapa,perolahizoenterrarconél.Dicequecoleccionarchapasdeféretroesunvestigiodebarbarie.EllaeraunaHampson,desoltera,ylosHampsonsiemprefueronmuyraros.Bueno,¿dóndeestaba?

EstavezAnanopudodecirlealaseñoraMitchelldóndeestaba.Lodelaschapasdeféretroslahabíadejadoalelada.

—Ah,bueno,lacosaesqueelpobredeAnthonysemurió.«Mevoycontentoyen paz», fue todo lo que dijo pero sonrió al final,mirando al techo, no amí ni aSeraphine. Me alegro tanto de que fuera tan feliz justo antes de morirse. Hubo

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momentosenquepenséquequizánoerafeliz,señoraBlythe,eratanimpresionableysensible. Pero estaba realmente noble y sublime en el cajón. Tuvimos un funeralespléndido.Fueundíahermoso.Loenterramosconcarretillasdeflores.Yocasimedesmayoalfinalperoporlodemástodosaliódemilmaravillas.Loenterramosenelcementerio de Lower Glen, a pesar de que toda su familia está enterrada enLowbridge.Peroélhabíaelegidosutumbahacemuchotiempo,dijoquequeríaserenterradocercadesugranjaydondepudieraoírelmaryelvientoenlosárboles…hayárbolesportrescostadosenesecementerio,sabe.Yotambiénmealegré,siempremeparecióuncementeriomuybonito,ypodemosplantargeraniosenlatumba.Eraun buen hombre… lo más probable es que ahora esté en el cielo, por eso no sepreocupe.Siemprepiensoquehadeserdifícilescribirunpangeníricocuandonosesabedóndeestáelfallecido.¿Puedocontarconusted,entonces,señoraBlythe?

Anaaccedió,presintiendoquelaseñoraMitchellsequedaríasentadaallísinparardehablarhastaqueellaaccediera.Conotrosuspirodealivio,laseñoraMitchelllogrólevantarsuhumanidaddelasilla.

—Tengo que irme. Espero unos pollos de pavo hoy. He disfrutado de miconversaciónconustedymedalástimanopoderquedarmemás.Unasesientemuysolacuandoenviuda.Unhombrepuedenosergrancosaperounaloextrañacuandoseva.

Cortésmente,Analaacompañóhastaelportón.Losniñoscazabanpetirrojosenelcéspedylosnarcisosnacíanportodaspartes.

—Tiene una casamuy bonita…de verdad casamuy bonita, señoraBlythe.Yosiemprepensabaquemegustaríatenerunacasagrande,perosiendonosotrosdosySeraphine, solos, y además, ¿de dónde íbamos a sacar el dinero?, y Anthony noqueríanihablardeeso.Leteníamuchísimocariñoalaviejacasa.Yopiensovenderlasimehacenunabuenaoferta,ymeiríaaviviraLowbridgeoaMowbrayNarrows,dondedecidaqueseaelmejorlugarparaunaviuda.ElsegurodeAnthonymevendrábien.Diganloquedijerenesmejorsoportarlapenaconelestómagollenoquevacío.Ustedlosabráencarnepropiacuandoenviude…aunqueesperoquefaltenmuchosañostodavía.¿Cómoandaeldoctor?Hasidouninviernoconmuchosenfermos,asíque supongo que le habrá idomuy bien… ¡Ah, pero qué agradable familia tiene!¡Tres niñas! Ahora está muy bien, pero ya verá cuando lleguen a la edad de losnovios. No porque yo haya tenido mucho problema con Seraphine. Ella eratranquila… como el padre… y empecinada como él. Cuando se enamoró de JohnWhitaker,estabadecididaacasarseconél,aunqueyodijeralocontrario.¡Unserbal!¿Porquénolohizoplantarjuntoalapuertadelfrente?Esmuybuenoeseárbolparaahuyentaralashadas.

—¿Peroquiénquiereahuyentaralashadas,señoraMitchell?—Ahíestá,hablandocomoAnthony.Eraunabroma.Claroqueyonocreoenlas

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hadas…perosi llegaranaexistir,yooídecirquesonmuy traviesas.Bueno,adiós,señoraBlythe.Vendrélasemanapróximaabuscarelpangenírico.

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—Ustedselobuscó,miqueridaseñora—dijoSusan,quehabíaescuchadocasitodalaconversaciónmientraspulíalaplateríaenladespensa.

—¿Verdad que sí? Ah, Susan, pero yo quiero escribir ese obituario. MesimpatizabaAnthonyMitchell,aunquelovimuypocasveces,yestoyseguradequeserevolveríaenlatumbasileescribieranunpanegíricocomolosqueaparecenenelDailyEnterprise.Anthonyteníaunmuypococonvenientesentidodelhumor.

—AnthonyMitchell era un muchacho excelente cuando era joven, mi queridaseñora. Aunque un poco soñador, decían. No era todo lo emprendedor que BessyPlummerhubieraquerido,perollevabaunavidadecenteypagabasusdeudas.Claroque se casó con lamuchacha quemenos le convenía. Lo que pasa es que aunqueahoraBessyPlummerpareceunatarjetapostalcómica,enesaépocaeramuylinda.Algunas de nosotras—concluyó Susan con un suspiro— no tenemos ni eso pararecordar.

—Mamá—dijoWalter—,losdragoncillosestánsaliendotodosjuntosalrededordelpatiodeatrás.Ydospetirrojosempezaronahacerseunniditoenelalféizardelaventanade la despensa.Losvas dejar, ¿verdad,mamá? ¿Novas a abrir la ventanaparaquenoseasustenysevayan,verdad?

AnahabíavistoaAnthonyMitchellunaodosveces,aunquelacasitagrisdondevivía,entrelosbosquesdeabetosyelmar,conelgransaucequelacubríacomouninmenso paraguas, estaba en Lower Glen, y era el médico de Mowbray Narrowsquienatendíaacasitodalagentedeporallí.PeroGilbertlehabíacompradohenoenalgunaocasión,yunavez,cuandoMitchelltrajounacarga,Analohabíallevadoporel jardín, y habían descubierto que hablaban el mismo idioma. Le había caídosimpatico,consucaradelgadade líneasmarcadas, afable, consusojosvalientesyvivaces, de ese color avellana tirando al dorado, ojos que nunca habían bajado lamirada ni temblado, a excepción, tal vez, de una vez, cuando la hueca y pasajerabellezadeBessyPlummerlohizocaerenunmatrimoniodescabellado.Peronuncaseloviodesdichadooinsatisfecho.Mientraspudieraarar,cuidarsujardínycosechar,estabatancontentocomounapraderallenadesol.Suscabellosnegrosteníantenuestoquesdeplata,yunespíritumaduroyserenoserevelabaensuspocousualesperodulces sonrisas. Sus viejos campos le habían dado pan y deleite, la alegría de laconquista y el consuelo en la hora de dolor. Ana se alegraba de que lo hubieranenterrado cerca de esos campos. Si bien se había «ido contento», también habíavividocontento.EldoctordeMowbrayNarrowscomentóquecuandolehabíadichoaAnthonyMitchell quenopodíadarle esperanzasde recuperación,Anthonyhabíasonreídoydicho:«Bien,lavidasehavueltounpocomonótonaahoraquemeestoyponiendo viejo. La muerte será una especie de cambio. Tengo mucha curiosidad,

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doctor».Hastasuesposa,entretodossusabsurdosdelirios,habíadichoalgunascosasquerevelabanalverdaderoAnthony.Anaescribióelpoema«Latumbadelanciano»unasnochesdespués,juntoalaventanadesuhabitación,yloreleyóconsatisfacción.

Cavadladondepuedanlosvientossoplarsuavesyhondosentrelasramasdelospinos,ydonde,atravésdelospradosdellevante,llegueelmurmullodelmar.Ylasgotasdelalluviaalcaerarrullensuavementesusueño.

Cavadladondelosampliosvallesseextiendan,verdes,alrededor.Entierraslabrantíasseposósuplanta,ytrebolaresdelponientesupieholló.Enpradoslozanosyenfloranduvoyallíantañoárbolesplantó.

Cavadladondelasestrellasesténsiemprecercaylagloriadelsolserecuesteyseprodiguesobresulecho.Dondeloshúmedospastosabriguentiernamentesusueño.

Puesestascosaslefueroncarasatravésdetantosytanvividosaños,debelagraciadeestasmismascosasadornarsulugardedescanso,yasíelmurmullodelmarseráporsiempresucantofúnebre.

—CreoqueaAnthonyMitchelllehabríagustado—dijoAna,abriendodeparenpar la ventana para inclinarse hacia la primavera. Ya había hileras desparejas dejóvenes lechugas en el huerto de los niños; la puesta de sol se veía suave, rosada,detrásdelbosquedearces;elPozoresonabaconlasuaveydulcerisadelosniños—.Laprimaveraestanbonita,queodioirmeadormiryperdermenadadeella.

La viuda de Anthony Mitchell fue a buscar su «pangenírico» una tarde de lasemana siguiente. Ana se lo leyó con secreto orgullo, pero el rostro de la señoraMitchellnoexpresóunaexcelsasatisfacción.

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—Caramba,esosíqueesanimado.Ponelascosasmuybien.Pero…nodiceniunapalabrasobrequeélestáenelcielo.¿Noestabaseguradequeestéallí?

—Tanseguraquenoesnecesariomencionarlo,señoraMitchell.—Bueno,algunaspersonaspodrían tenerdudas.Él…no ibaa la iglesiacon la

frecuenciadebida…aunqueeraunmiembrobienconceptuado.Ynodicenadadesuedad…nimencionalasflores.Ah,nosepodíannicontarlacantidaddecoronasquehabíasobreelféretro.¡Lasfloressonmuypoéticas,creoyo!

—Losiento…—No,noesculpasuya…niporunasomoesculpasuya.Ustedhizoloquepudo

ysuenahermoso.¿Cuántoledebo?—Bueno…nada…nada,señoraMitchell.Nisemeocurriríacobrar.—Bueno,yopenséquemeibaadecireso,asíqueletrajeunabotellademivino

dedientedeleón.Endulzaelestómago,sitieneproblemasdegases.Lehubieratraídotambién una botella de mi té de hierbas, pero tuve miedo de que al doctor no legustara.Aunquesiquiereyleparecequepuedotraerlasinqueélseentere,notienemásquedecírmelo.

—No, no, gracias —dijo Ana, bastante secamente. No había terminado derecuperarsetodavíadelode«animado».

—Comoquiera.Laconvidoconmuchogusto.Yoyanonecesitarémásmedicinaestaprimavera.Cuandomiprimosegundo,MalachiPlummer,murióeninvierno,lepedíasuviudaquemedieralastresbotellasdemedicinaquesobraron…ellosteníandocenas.Ellaibaatirarlas,peroyosiemprefuidelaspersonasquenosoportanverque se desperdicie nada.Yono podía traermemás de una botella pero hice que elhombrequehabíamoscontratadosellevaralasotrasdos.«Sinolehaceningúnbien,tampocolevaahacerdaño»,ledije.Novoyadecirlequenoesunalivioparamíqueusted no quisiera aceptar dinero por el pangenírico porque en estos momentos notengodemasiadoefectivo.Losfuneralessontancaros…,aunqueladeD.B.Martines una de las funerarias más baratas de los alrededores. Todavía no he pagadosiquieralosvestidosdeluto.Nomesentiréquedeverdadestoydeduelohastaquenohayaterminadodepagar.Porsuerte,notuvequemandarmeahacersombreronuevo.Éstemelomandéahacerhacediezaños,paraelfuneraldemamá.Esunasuertequeelnegromequedebien,¿no?Siustedvieraahoraa laviudadeMalachiPlummer,¡conesacaraamarillaquetiene!Bueno,metengoqueir.Yleestoymuyagradecida,señoraBlythe,aunsi…peroestoyseguradequepuso lomejordeustedyesmuybuenapoesía.

—¿Noquisieraquedarseacenarconnosotros?—preguntóAna—.Susanyyoestamossolas…eldoctornoestáylosniñostienensuprimeracenaenelPozo.

—Notengoinconveniente—dijolaviudadeAnthony,dejándosecaerotravezyconmuchogustoensusilla—.Megustaríaquedarmeunratomás.Noséporquéuna

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tardatantoendescansarcuandoenvejece.—Yagregó,conunasonrisadesoñadorabeatitudensurostrosonrosado—:¿Verdadqueloquehuelosonzanahoriasfritas?

AnacasilamentólodelaszanahoriasfritascuandosalióelDailyEnterprisealasemana siguiente. Allí, en la columna de los panegíricos, estaba «La tumba delanciano»…¡concincoestrofasenlugardelascuatrooriginales!Ylaquintaestrofadecía:

Unmaravillosoesposo,compañeroyayuda,alguienmejorqueélnohahechoelSeñor,unmaravillosoesposo,tiernoyveraz.¡Unoenunbillón,queridoAnthony,fuistetú!

—¡¡¡!!!—dijoIngleside.

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Los niños de Ingleside tenían mala suerte con sus mascotas. El cachorrito deabundante pelo rizado que un día papá había traído de Charlottetown se fue a lasemanasiguienteydesapareció.Nosevolvióasabernadadeély,aunqueserumoreóquehabíanvistoaunmarinerodeHarbourHeadquesubíaabordodesubarcoauncachorritonegrolanocheenquezarpó,eldestinodelperropermaneciócomounodeloshondosyoscurosmisteriosdelacrónicadeIngleside.AWalterloafectómásquea Jem,que todavíanohabíaolvidadodel todosuangustiapor lamuertedeGypyjamásvolvería apermitirsequerer aunperrodemasiado.LuegoelTigreTom,quevivíaenelgraneroy teníaprohibida laentradaa lacasapor sus inclinacionesa larapiña, fue hallado frío y tieso en el suelo del granero y hubo que enterrarlo conpompaycircunstancia.Bun,elconejodeJem,quehabíacompradoaJoeRussellporveinticincocentavos,cayóenfermoymurió.Talvezsumuertefueraaceleradaporunremedio que le dio Jem; tal vez no. Joe se lo había recomendado, y Joe tenía quesaber.PeroJemsesentíacomosihubieraasesinadoaBun.

—¿Hay una maldición en Ingleside? —preguntó con tristeza cuando Bun yadescansabajuntoalTigreTom.Walterleescribióunepitafio,yél,Jemylasmellizasanduvieronconcintasnegrasatadasalosbrazosduranteunasemana,parahorrordeSusan,queloconsiderabaunsacrilegio.SusannoquedódesconsoladaporlamuertedeBun,queunavezsehabía soltadoyhabíahechodestrozosensu jardín.MenosaúnaprobóalosdossaposqueWaltertrajoypusoenelsótano.Cuandooscureció,Susan sacó a uno, pero no pudo encontrar al otro, yWalter, preocupado, no podíadormir.

—Alomejoreranmaridoymujer—pensaba—.Alomejorsesientenmuysolosyestánmuytristesseparados.Susansacóalmáspequeño,queentoncesdebedeserlaseñora,ya lomejorestámuertademiedosolitaenelpatio tangrandesinnadiequelaproteja…comounaviuda.

Walternopodíasoportarpensarenladesdichadelaviuda,demodoquebajóalsótanoabuscaralsapocaballero,peroloúnicoqueconsiguiófuevoltearunapiladelatasvacíasqueSusanguardabaallí,locualprovocóunestruendocapazdedespertaralosmuertos.Sinembargo,sólodespertóaSusan,quebajóconunavela,cuyallamaoscilantedibujabalassombrasmássiniestrassobresurostroenjuto.

—WalterBlythe,¿quéestáshaciendo?—Susan,tengoqueencontraralsapo—dijoWaltercondesesperación—.Susan,

piensacómotesentiríassintuesposo,silotuvieras.—¿Dequérecórcholisestáshablando?—preguntólacomprensiblementeazorada

Susan.Enesepunto, el sapocaballero,queevidentemente sehabía tenidoporperdido

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cuandoSusanaparecióenescena,saltódesdedetrásdelbarrildepepinosenvinagredeSusan.Walterseleechóencimaylosacóporlaventanadondeseesperaquesehayareunidoconsusupuestoamoryhayavividofelizparasiempre.

—Sabesquenotienesquetraeraesosanimalesalsótano—dijoSusan,firme—.¿Quévanacomer?

—Yoibaacazarlesinsectos,¿quéteimaginas?—dijoWalter,ofendido—.Queríaestudiarlos.

—Sencillamente no se puede con ellos —gimió Susan mientras subía lasescalerasdetrásdeunjovenBlythemuyindignado.Ynosereferíaalossapos.

Tuvieronmejorsuerteconelpetirrojo.Lohabíanencontradocuandoapenaseraunpichónsobreelescalóndelapuerta,despuésdeunatormentadevientoylluviaenuna noche de junio. Tenía lomo gris, pechomoteado y ojos brillantes, y desde elprimermomentopareciótenerunaconfianzaabsolutaentodoslosdeIngleside,sinexceptuarsiquieraaCamarón,quejamásintentómolestarlo,nisiquieracuandoDonPetirrojoaterrizaba,conunsaltito insolente,enelbordedelplatodeCamarónyseservía.Alprincipioledabandecomergusanos,yteníatantoapetito,queShirleysepasabacasi todoeldíadesenterrándolos.Guardaba losgusanosen latasquedejabaporlacasa,paragrandesagradodeSusan,peroéstahabríasoportadomuchomásporDonPetirrojo,queseposabatanvalientementesobresudedo,gastadoporeltrabajo,ylegorjeabaenlamismacara.SusansehabíaencariñadomuchoconDonPetirrojo,asíque,enunacartaaRebeccaDew,considerópertinentemencionarqueelpechitohabíacomenzadoaponérseledeunhermosorojoherrumbre.

Nopiense,leruego,miqueridaseñoritaDew,quemeestánfallandolasfacultadesmentales.Supongoqueesmuytontoencariñarsetantoconunpájaro,peroelcorazónhumanotienesusdebilidades.Noestáprisionero comouncanario (algoqueyonuncapodría tolerar,miquerida señoritaDew) sinoque andalibrementedeunladoparaotroporlacasayeljardínyduermeenunarcojuntoalaplataformadeestudiodeWalterenelmanzanoquedaalaventanadeRilla.Unavez,cuandolollevaronalPozo,salióvolando,peroalanochecervolvióparaalegríadetodos…incluyendolamía,deboagregar.

ElPozoyanoera«elPozo».Waltercomenzóapensarqueunlugartanpreciosomerecíaunnombremásacordeconsuromanticismo.Unatardelluviosatuvieronquejugar en la buhardilla, pero a última hora salió el sol y cubrió todo Glen con suesplendor.

—¡Ah, midad el adco idis de la noche!—exclamó Rilla, que hablaba en unamedialenguaencantadora.

Eraelarcoirismásespléndidoquehabíanvistoensuvida.Unextremoparecíadescansarenlaagujadelaiglesiapresbiterianamientrasqueelotrosehundíaenelrincónllenodejuncosdelestanquequellegabahastaelextremosuperiordelvalle.YallímismoWalterlepusodenombreValledelArcoIris.

ElValle delArco Iris se había convertido en todounmundopara losniñosde

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Ingleside.Allílasbrisascorreteabansincesaryloscantosdelospájarosresonabandesdeelamanecerhastaelcrepúsculo.Losabedulesblancosresplandecíanentodoelvalledeunapuntaalaotra…LaDamaBlanca…Walterdecíaqueunapequeñaninfade los bosques iba todas las noches a hablar con ellos.Un arce y un abeto—quecrecían tan juntos el uno al otro que sus ramas se entremezclaban— fueronbautizados«LosÁrbolesAmantes»,yunosviejoscascabelesqueWaltercolgósobreellos producíanmágicosy etéreos tintineos cuando el viento losmecía.Undragónvigilabaelpuentedepiedraquehabíanconstruidosobreelarroyo.Losárbolesqueseuníanporencimadeellospodíanser,encasodenecesidad,infielesdetezcetrina,yel espeso musgo que crecía en las orillas era una alfombra, delicadísima, deSamarkanda.RobinHoody sus hombres se agazapaban en todaspartes; había tresduendesdelaguaquevivíanenelarroyo;laabandonadacasadelosBarclay,alfinaldeGlen,consuacequiallenadepastosaltosyeljardíninundadoporalcaraveas,fuefácilmente transformadaenuncastillositiado.LaespadadelCruzadohacía tiempoquesehabíaherrumbrado,perolacuchilladecocinadeInglesideeraunahojaforjadaenelpaísdelashadas,ycadavezqueSusannoencontrabalatapadesusarténsabíaque estaba haciendo las veces de escudo para un emplumado y resplandecientecaballeroabocadoaosadasaventurasenelValledelArcoIris.

A veces jugaban a los piratas, para contentar a Jem, quien a los diez añoscomenzabaadisfrutardeun toquedesangreensus juegos,peroWaltersiempreseresistíaacaminarporlaplancha,queaJemleparecíalomejordetodo.AvecessepreguntabasiWalterteníalavalentíanecesariaparaserunbucanero,perohacíaaunlado el pensamiento, con actitud leal, y había tenidomás de una triunfante batallacampalenlaescuelaconchicosquellamaban«MariconcitoBlythe»aWalter,mejordicho que lo habían llamado así hasta que descubrieron que hacerlo implicaba unseguroenfrentamientoconJem,queteníaunargumentomuydesconcertanteconlospuños.

AvecesselepermitíaaJemiraHarbourMouthporlatardeacomprarpescado.Eraunadiligenciaqueaél leencantaba,puessignificabaquepodríasentarseen lacabañadelcapitánMalachiRussell,alpiedeuncampocercadelpuerto,yescucharalcapitánMalachiyasusamigotescontarhistorias.Cadaunodeellosteníaalgoquecontarcuandosereunían.ElviejoOliverReese(dequiensesospechabaquedejovenhabía sido pirata) había sido tomado prisionero por un rey caníbal… Sam ElliotthabíaestadoenelterremotodeSanFrancisco…«WilliamelValiente»MacDougallhabíamantenidouna lucha ferozconun tiburón…AndyBakerhabíaestadoenuntornadoenelmar.Másaún,Andypodíaescupirmáslejos,segúndecía,quecualquierotro hombre de Cuatro Vientos. El capitán Malachi, con su nariz ganchuda y elrevueltobigotecanoso,eraelpreferidodeJem.Habíasidocapitándeunbergantíncuandonoteníamásquediecisieteaños,yhabíanavegadohastaBuenosAiresconun

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cargamentodemadera.Teníaunanclatatuadaencadamejilla,yunmaravillosorelojantiguo al que se le daba cuerda con una llave. Cuando estaba de buen humor, ledejaba a Jem darle cuerda, y cuando estaba demuy buen humor, llevaba a Jem apescarbacalaooajuntaralmejasenlamareabaja,ycuandoestabaconelmejordeloshumores,lemostrabaaJemlasmuchasmaquetasdebarcosquehabíatallado.AJemesasmaquetasleparecíanlaquintaesenciadeloromántico.Entreellas,habíaunbarcovikingo,conunavelacuadradaarayasyuntemibledragónenlaproa…unacarabela de Colón… el Mayflower… un gallardo buque llamado El holandésvolador… y un sinfín de hermosos bergantines, goletas, barcas, barcos rápidos yveleros.

—¿Mevaaenseñaratallarbarcoscomoéstos,capitánMalachi?—suplicóJem.ElcapitánMalachinegóconlacabezayescupió,conairereflexivo,algolfo.—Esto no se aprende, hijo. Tendrías que navegar los mares treinta o cuarenta

años, y entoncespodría ser queundía entendieras a los barcos lo suficiente comoparapodertallarlos…perohayqueentenderlosyquererlos.Losbarcossoncomolasmujeres,hijo…alasmujerestambiénhayqueentenderlasyquererlasosinonuncadesvelaránsussecretos.Einclusoasí,unocreequeconoceaunbarcodeproaapopa,pordentroyporfuera,ysedescubrequetodavíanosehaentregadoaunoynolehadadoelalma.Queescapazdeirsevolandocomounave,siunolodejasuelto.Hayunbarcoqueyonaveguéyquenuncapudetallar,yloheintentadocientosdeveces.¡Québuqueempecinado,necio,era!Yhubounamujer…perohallegadoelmomentodecerrarelpico.Tengounbarcolistoparameterloenunabotellaytevoyaenseñarelsecretodeeso,hijo.

DemodoqueJemnuncaoyónadamássobrela«mujer»ynoleimportó,porqueno le interesaba nadie de ese sexo, salvo mamá y Susan. Pero ellas no eran«mujeres».EransencillamentemamáySusan.

CuandoGypmurió,Jemhabíacreídoquejamásquerríatenerotroperro,peroeltiempotodo locurayJemvolvíaa tenerganasde tenerperro.Elcachorritonoeraverdaderamenteunperro, era sóloun incidente. Jem tenía unaprocesióndeperrosdesfilandoporlasparedesdesurinconcitodelaltillo,dondeguardabalacoleccióndecuriosidadesdelcapitánJim…perrosrecortadosderevistas:unmastínseñorial…unlindobulldog…unpastorholandésalqueparecíacomosialguienhubieracogidodela cabezayde la colay lohubiera estiradocomoaunagoma…unperrode lanasafeitado con un pompón en la cola… un fox-terrier… un galgo ruso (Jem sepreguntaba si los galgos rusos comían)… un precioso caniche… un dálmata… unperrodeaguasdeojosconmovedores.Todoseranperrosconpedigreepero,aojosdeJem,atodoslesfaltabaalgo,nosabíaqué.

EntoncesfuecuandoaparecióelavisoenelDailyEnterprise. «Sevendeperro.VeraRoddyCrawford,HarbourHead».Nadamás. Jemnohabríasabidodecirpor

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quéelavisoselegrabóenlamenteniporquésintióquehabíamuchatristezaensubrevedad.LepreguntóaCraigRussellquiéneraRoddyCrawford.

—ElpadredeRoddymurióhaceunmesyéltienequeirseavivirconlatíaalaciudad. Lamadremurió hace años.Y JakeMillison compró la granja. Pero van aecharabajolacasa.Talvezlatíanoquieraquesellevealperro.ElanimalnoesgrancosaperoRoddyloadora.

—¿Cuántopediráporél?Notengomásqueundólar—dijoJem.—Creoque loquemásquiere esunabuena casapara el perro—dijoCraig—.

Perotupadretedaríaeldinero,¿no?—Sí.Peroquiero comprarmemiperro conmipropiodinero—dijo Jem—.Lo

sentiríamásmiperro.Craig seencogiódehombros.Esoschicosde Ingleside síqueeran raros. ¿Qué

importanciateníaquiénponíaeldineroparacomprarunperroviejo?Aquella tarde, papá llevó a Jem hasta la vieja y arrumbada granja de los

Crawford,dondeencontraronaRoddyya superro.Roddyerademásomenos lamismaedadqueJem…unmuchachitopálido,delacioscabelloscastañosymuchaspecas.Elperroteníasedosasorejasmarrones,narizycolamarronesyhermosísimosojos colormiel, como jamás perro alguno ha tenido nunca.Apenas Jem vio a esabellezadeperro,conesafranjablancaalolargodelafrente,quelepasabaporentrelosojosylecubríalanariz,supoqueloquería.

—¿Quieresvendertuperro?—preguntó,ansioso.—Noquiero venderlo —dijo Roddy, despacio—. Pero Jake dice que si no lo

vendolovaaahogar.DicequelatíaVinnienovaaquereraunperro.—¿Cuánto pides por él?—preguntó Jem, temeroso de que le dieran un precio

prohibitivo.Roddytragósaliva.Letendióelperro.—Toma,llévatelo—dijo,convozronca—.Novoyavenderlo…no.Eldinerono

podríapagarmeaBruno.Silocuidasbien,yeresbuenoconél…—Ah,claroqueserébuenoconél—dijoJem,conentusiasmo—.Perotienesque

aceptarmidólar.Novoyasentirqueelperroesmío,sinoloaceptas.Casialafuerza,pusoeldólarenlamanoreaciadeRoddy.—Haycincoporaquíqueloquerían,peroyonoquisedárseloaningunodeellos.

Jakesepusofurioso,peroamínomeimporta.Nomegustaban.Perotú…quieroquetúlotengas,yaqueyonopuedo…¡ysácaloprontodemivista!

Jemobedeció.Elperrito temblabaen susbrazosperonoprotestó. Jem lo llevóamorosamenteenbrazostodoelcaminohastaIngleside.

—Papá,¿cómosupoAdánqueunperroeraunperro?—Porqueunperronopodíaserotracosaqueunperro—dijopapá,sonriendo—.

¿Noteparece?

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Jem estaba demasiado excitado para dormir esa noche.Nunca había visto a unperroquelegustaratantocomoBruno.ConrazónRoddynoqueríasepararsedeél.Pero pronto Bruno olvidaría a Roddy y lo querría a él. Serían amigos. Debíaacordarsededecirleamamáquelepidieraalcarniceroquemandaraloshuesos.

—Amoatodaslaspersonasyatodaslascosasdelmundo—dijoJem—.QueridoDios,bendiceatodoslosgatosylosperrosdelmundoperoespecialmenteaBruno.

Porfin,Jemsequedódormido.Talvezelperritoqueestabatendidoalospiesdelacama,conelhocicoentrelaspatitasestiradas,tambiéndurmió…ytalvezno.

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Don Petirrojo había dejado de subsistir alimentado exclusivamente con gusanos yahora comía arroz, maíz, lechuga y semillas de capuchinas. Había crecidomuchísimo… el «gran petirrojo» de Ingleside se estaba haciendo famoso en lacomarca…yelpechoselehabíapuestodeunhermosocolorrojo.SeposabaenelhombrodeSusanylamirabatejer.VolabaarecibiraAnacuandoellavolvíaacasa,yentrabaenlacasadandosaltitosantesqueella;todaslasmañanasibaalalféizardelaventanadeWalterabuscarmiguitasdepan.Sedabasubañodiarioenunrecipienteen el patio de atrás, en la esquina del cerco de eglantina, y armaba un soberanoescándalo si no encontraba agua en su bañera. El doctor se quejaba de que suslapiceras y fósforos estaban siempre diseminados por toda la biblioteca, pero noencontraba anadieque se condolierade él, e incluso se rindió cuandoundíaDonPetirrojoseposóvalientementeensumanoparacomerseunasemilladeflor.Todosestaban fascinados conDon Petirrojo, con la posible excepción de Jem, que habíaentregado su corazón a Bruno, y lenta pero ciertamente estaba aprendiendo unaamargalección:quesepuedecomprarelcuerpodeunperroperonosucariño.

Al principio, Jem no lo sospechó siquiera. Claro que Bruno extrañaría y sesentiríasolitarioporuntiempo,peroprontoselepasaría.Jemdescubrióquenoeraasí.Bruno era el perritomásobediente delmundo; hacía exactamente lo que se ledecíayhastaSusanadmitióquenopodíapedírseleaunanimalqueseportaramejor.Peronohabíavida en él.Cuando Jem sacaba aBruno, al principio al animalito lebrillabanlosojos,movíalacolaysalíamuyairoso.PeroalratoelbrilloseleibadelamiradayBrunotrotabamansamentejuntoaJemconlacabezagacha.Todoseranbuenos con él… tenía a su disposición los huesosmás jugosos y conmás carne…nadieponíaelmenorreparoaquedurmieraa lospiesde lacamadeJemtodas lasnoches. Pero Bruno permanecía remoto, inaccesible, un extraño. A veces, por lasnoches, Jemdespertabay estiraba lamanopara acariciar el fuerte cuerpecito; peronuncahabíarespuestaen laformadeuna lenguaque lameounacolaqueseagita.Brunopermitíalascariciasperonorespondíaaellas.

Jem apretó los dientes. Había una buena cuota de determinación en JamesMatthewBlythe:nosedejaríavencerporunperro…superro,alquehabíacompradojusta y honestamente con dinero ahorrado arduamente de su mensualidad. Brunotenía que dejar de extrañar a Roddy… tenía que dejar de mirarlo con esos ojospatéticosdecriaturaperdida…teníaqueaprenderaquererlo.

Jem tenía que defender a Bruno, porque los otros chicos de la escuela,sospechandoqueélqueríaalperro,siempretratabandeburlarsedeél.

—Tuperrotienepulgas…es…un…pulgoso—lecanturreabaPerryReese.JemtuvoquedarleunabuenazurraantesdequePerryseretractaraydijeraqueBrunono

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teníaniunasolapulga…niunasola.—Miperritotieneataquesunavezporsemana—alardeóRobRussell—.Seguro

queeseperroviejotuyonotuvoniunataqueentodasuvida.Siyotuvieraunperrocomoése,lollevaríaaunfrigorífico.

—Nosotros tuvimos un perro como ése una vez—dijoMikeDrew—, pero loahogamos.

—Miperroesmalísimo—dijoSamWarren,orgulloso—.Mataalospollitosylosdíasdelavadomasticatodalaropa.Seguroquetuperronotienefuerzasniparaeso.

Con pena, Jem admitió para sus adentros, si bien no ante Sam, que era cierto.Ojalá no lo fuera. Y le dolió cuando Watty Flagg gritó: «Tu perro es un perrobuenecito…porquenoladralosdomingos»,puesBrunonoladrabanunca.

Peroapesardetodoesto,eraunperritoadorable.—Bruno,¿porquénomequieres?—decíaJem,casillorando—.Nohaynadaque

yonoharíaporti…podríamosdivertirnostantojuntos.—Perosenegabaaadmitirladerrotaantenadie.

Un atardecer, Jem volvió corriendo de una «mejillonada» en Harbour Mouthporquesabíaqueseavecinabaunatormenta.Elmargemíaenelanuncio.Lascosasteníanunairesiniestro,solitario.HubountruenofuriosoenelmomentoenqueJementrabaenIngleside.

—¿DóndeestáBruno?—gritó.EralaprimeravezquehabíasalidosinBruno.Pensóquelalargacaminatahasta

HarbourMouthseríaagotadoraparaelperrito.Jemnoqueríaadmitirquesemejantecaminataconunperrocuyocorazónestabaenotroladoseríaexcesivatambiénparaél.

Resultó ser que nadie sabía dónde estabaBruno.No lo habían visto desde queJemsehabíaido,despuésdelacena.Jembuscóentodaspartesperonoloencontró.Lalluviacaíaacantaros,elmundoseahogabaenrelámpagos.¿EstaríaBrunofuera,en medio de la noche oscura, perdido? Bruno les tenía miedo a los truenos. LasúnicasvecesenquehabíaparecidoaproximarseaJemenespírituhabíasidocuandosehabíaarrimadoaél,enmomentosenqueelcielosepartíaendos.

Jemestabatanpreocupadocuándohabíapasadolatormenta,queGilbertdijo:—Tengo que ir aHead de todosmodos a ver cómo estáRoyWescott. Puedes

venir,Jem,ypasaremosporcasadelosCrawfordderegresoacasa.EsposiblequeBrunopudohabervueltoallí.

—¿Diezkilómetros?¡Imposible!—dijoJem.Peroasíhabíasido.Cuandollegaronalavieja,abandonadayoscuracasadelos

Crawford, había un tembloroso y empapado animalito acurrucado en el umbralmojado,mirándolosconojoscansados,ansiosos.NoprotestócuandoJemlotomóensusbrazosylollevóalcocheatravésdelospastoscrecidos.

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Jemestabacontento.¡Cómocorríalalunaporelcieloycómolasnubescruzabanporencimadeella!¡Quédeliciosoeraelaromadelosbosquesmojadosporlalluviamientrasavanzaban!¡Quéhermosoeraelmundo!

—CreoqueBrunoseráfelizenInglesidedespuésdeesto,papá.—Puedeser…—fuetodoloquedijosupadre.Nolehacíagraciaesaduchade

aguafríaperosospechabaqueelcorazóndeeseperritoestaba,alhaberperdidosuúltimohogar,destrozado.

Brunonuncahabíasidodecomermuchoperodespuésdeesanochecomenzóacomermenoscadavez.Llegóundíaenqueyanocomía.Llamaronalveterinario,peroéstenoleencontrónada.

—Enmis añosde ejerciciode la profesión, conocí a unperroque semuriódepenaycreoqueésteesotrocasoigual—ledijoaldoctorenprivado.

Dejóun tónico,queBrunotomabaobedientementepara luegovolveraecharse,conlacabezaentrelaspatas,mirandohacialanada.Jemsequedóobservándolounlargorato,conlasmanosenlosbolsillos,yluegosefuealabibliotecaahablarconsupadre.

Gilbert fue a la ciudad al día siguiente, hizo algunas averiguaciones y llevó aRoddy Crawford a Ingleside. Cuando Roddy llegó a los escalones de la galería,Bruno,quedesdelasalaoyósuspisadas,levantólacabezaylasorejas.Enseguidasucuerpecito enflaquecido se lanzó a toda carrera hacia elmuchachito pálidodeojoscastaños.

—Miqueridaseñora—dijoSusanesanocheconacentodramático—,eseperrolloraba, de verdad. Le corrían las lágrimas por el hocico. Entiendo que no quieracreerme.Yotampocolohubieracreídosinolohubieravistoconmispropiosojos.

Roddy apretó a Bruno contra su corazón y miró a Jem entre desafiante ysuplicante.

—Túlocompraste,losé,peromeperteneceamí.Jakememintió.LatíaVinniedicequenolemolestaríatenerunperro,peroyopenséquenopodíapedirtequemelodevolvieras.Aquítienestudólar…nolohegastado…nopude.

Jemdudóporunmomento.Peroentonces levio losojosaBruno.«¡Quécerdosoy!»,pensó,asqueadodesímismo.Cogióeldólar.

Roddy sonrió de pronto. La sonrisa le cambió completamente el aspecto a surostroadusto,perotodoloquepudohacerfuemascullarunhosco«Gracias».

RoddydurmióconJemesanoche,conunBrunohenchidodecomidaextendidoentrelosdos.Peroantesdeirsealacama,RoddysearrodillóparadecirsusoracionesyBruno se sentó sobre suspatas traseras juntoa él, con lasmanosapoyadasen lacama. Si ha habido un perro que alguna vez rezó, ése fue Bruno: una oración deaccióndegraciasydeunarenovadaalegríadevivir.

CuandoRoddy le llevaba comida,Bruno la comíadebuengrado, sin sacar los

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ojos de Roddy ni un momento. Correteó traviesamente tras Roddy y Jem cuandoéstosfueronaGlen.

—Nuncasehavistounperrotancontento—dictaminóSusan.Peroalanochesiguiente,cuandoRoddyyBrunoyasehabíanido,Jemsesentó

unlargoratoaoscurasenlosescalonesdelapuertalateral.NoquisoirconWalterabuscar tesoros de piratas en el Valle del Arco Iris… Jem ya no se sentíaespléndidamenteosadoybucanero.Ni siquierapodíamirar aCamarón,queestabamuyinstaladosobrelasplantasdementa,moviendolacolacomounferozleóndelamontaña,agazapadoylistoparasaltar.¡QuéderechoteníanlosgatosdeseguirsiendofelicesenInglesidecuandolosperrosteníanloscorazonesdestrozados!

HastaestuvobruscoconRillacuandoéstalellevósuelefantedeterciopeloazul.¡Elefantes de terciopelo, cuando Bruno se había ido! Nan tuvo la misma acogidacuandofueasugerirlequedijeransusurrandoloquepensabandeDios.

—¿No creerás que le echo aDios la culpa de esto?—dijo Jem, severo—.Notienessentidodelasproporciones,NanBlythe.

Nan se fue alicaída, aunque no tenía ni lamenor idea de lo que había queridodecirle Jem, y Jem se quedó mirando ceñudo las ascuas del crepúsculo que seapagaba.LadrabanperrosentodoGlen.LosJenkin,caminoabajo,estabanllamandoalsuyo…seturnabanparallamarlo.Todoelmundo,hastalosJenkin,podíantenerunperro…todoelmundomenosél.Lavidaseextendíaanteélcomoundesiertoenelquenohabríaperros.

Anaseacercóy se sentóenunescalónbajo, evitandocuidadosamentemirarlo.Jemsintiósuapoyo.

—Mamita—dijo, con voz ahogada—, ¿por qué Bruno nome quería, si yo loquería tanto a él? ¿Soy… te parece que soy el tipo de chico que no le gusta a losperros?

—No, querido. Recuerda cómo te quería Gyp. Sucede que Bruno tenía tantocariñoparadar,yyalohabíadadotodo.Hayperrosasí,perrosdeunsolodueño.

—Almenos,BrunoyRoddysonfelices—dijoJemconmelancólicasatisfacción,al tiempoque se inclinabay besaba la cabeza rizaday suavede sumadre—.Peronuncamásvoyatenerunperro.

Anapensóqueselepasaría;habíadicholomismocuandomurióGyppy.Peronofueasí.ElhierrohabíamarcadoelalmadeJemmuyprofundamente.Perrosvendríana Inglesidey se irían,perrosquepertenecerían sóloa la familia,yperros lindos, aquienesJemmimabayconlosquejugabacomolosotros.Peroyanohabríaningunoquefuera«elperrodeJem»hastaqueuncierto«PerritoLunes»seapoderaríadesucorazónyloquerríaconunadevociónmayorqueelcariñodequeeracapazBruno…unadevociónqueharíahistoriaenGlen.Perofaltabanmuchosañostodavíaparaeso,yfueunmuchachitomuyperomuysolitarioelquesemetióenlacamadeJemesa

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noche.«Cómomegustaríaserniña»,pensó,furioso.«¡Asípodríalloraryllorartodolo

quequisiera!».

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NanyDiibanairalaescuela.Comenzaronlaúltimasemanadeagosto.—¿Para la noche ya lo sabremos todo, mamá? — preguntó Di con mucha

solemnidadlaprimeramañana.Ahora,aprincipiosdeseptiembre,AnaySusansehabíanacostumbrado(yhasta

lescausabaplacer)averalosdospiojitossalirtodaslasmañanas,tanpequeñitas,tancontentas, tan limpitas, convencidas de que ir a la escuela era toda una aventura.Siempre llevaban una manzana en la cesta, para la maestra, y vestidos fruncidosrosadosy celestes.Comono separecíanparanada, jamás lasvestían igual.Diana,consuscabellosrojos,nopodíavestirsederosado,quesílequedababienaNan,queeradelejoslamásbonitadelasmellizasdeIngleside.Teníacabellosyojoscastañosyunhermosocolordepiel,delqueeramuyconsciente,yaa lossieteaños.Habíaalgodelasestrellasdelcieloenella.Llevabalacabezaenalto,conelmentónapenasadelantado,yporesoyahabíaquieneslacreíanunpocopresumida.

—Vaaimitar todaslasposesylasmañasdelamadre—dijolaesposadeAlecDavies—.Yatienetodoelaireylagraciadelamadre,enmiopinión.

Las mellizas eran diferentes no sólo en el aspecto físico. Di, a pesar de suparecido con sumadre, salía al padre en cuanto a su disposición y sus cualidades.Teníayalasemilladelespírituprácticodeél,suabsolutosentidocomún,subrillantesentidodelhumor.Nanhabíaheredadoenteroeldonmaternodelaimaginación,yyahacía la vida interesante para símisma y a sumanera. Por ejemplo, ese verano sedivirtió muchísimo haciendo tratos con Dios, que funcionaban de la siguientemanera:«Sitúhacesestoylootro,yoharéaquellodemásallá».

TodoslosniñosdeInglesidehabíancomenzadosuvidaconelclásico«ConDiosmeacuesto…»yluegofueronpromovidosal«PadreNuestro»ymásadelanteselosalentóparaquehicieransuspeticionesensuspropiaspalabras.QuéfueloquedioaNan la idea de que podía inducirse a Dios a otorgarle sus pedidos prometiéndoleportarse bien omostrar fortaleza sería difícil de averiguar. Tal vez unamaestra decatecismo bastante joven y bonita fuera indirectamente responsable por susfrecuentes advertencias de que si no eran buenas,Dios no haría esto o lo otro porellas.Fuefácildarvueltalaideayllegaralaconclusióndequesiunoeradeestaoestaotramanera,ohacíaestoolootro,unoteníaderechoaesperarqueDioshicieralascosasqueunoquería.Elprimer«trato»deNanenlaprimaverahabíatenidotantoéxito, que compensó algunos fracasos, y entonces ella prosiguió todo el verano.Nadiesabíanadadeesto,nisiquieraDi.Nanatesorabasusecretoyseponíaarezarahorasdiversasyenlugaresdistintos,enlugardehacerlosóloporlasnoches.ADinoleparecíabien,yselodijo.

—No mezcles a Dios con todo —le dijo severamente a Nan—. Lo haces

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demasiadocomún.Ana,quelasoyó,lacorrigió:—Diosestáen todas lascosas,querida.EselAmigoqueestásiemprecercade

nosotrosparadarnos fortalezaycoraje.YNan tiene razón,puede rezarlecuandoydondequiera.

ClaroquesiAnahubierasabidolaverdadsobreladevocióndesupequeñahija,másbiensehabríahorrorizado.

Unanochedemayo,Nanhabíadicho:—Simehacescrecereldienteantesde lafiestadeAmyTaylor, lasemanaque

viene,queridoDios,metomarésinprotestar todas lasdosisdeaceitedericinoquenosdéSusan.

Aldíasiguienteeldiente,cuyaausenciahabíadejadounfeoyprolongadovacíoen la bonita boca deNan, comenzó a asomar, y para el día de la fiesta, ya habíaterminadodecrecer.¿Quéseñalmásclarasepodíaesperar?Nanmantuvosupartedeltratocontotallealtad,ySusanseasombró,encantada,cadavezque,despuésdeeso,ledioaceitedericino.Nanselotomabasinmuecasniprotestas,aunqueavecesdeseabahaberfijadounlímitedetiempo,digamos,tresmeses.

Diosnosiemprerespondía.Perocuandolepidióqueleenviaraunbotónespecialpara su tiradebotones (coleccionarbotones sehabíaextendidodeprontoentre lasniñaspequeñasdeGlencomounaepidemiadepaperas),asegurándolequesilohacíaellanovolveríaaquejarsecuandoSusanledieraelplatocascado…elbotónvinoaldíasiguiente,puesSusanencontróunoenunvestidoviejo,enelaltillo.Unhermosobotón rojo incrustado de diamantes diminutos, o lo que Nan creyó que erandiamantes.Todaslaenvidiaronporeseelegantebotón,ycuandoDinoquisoelplatocascadoesanoche,Nandijo,conairedevirtuosa:

—Dámeloamí,Susan.Lousarésiempredespuésdeesto.ASusanleparecióqueeraungestoangelicalyaltruista,yasílodijo.Antelocual

Nan se sintió, y se le notaba, muy complacida de sí misma. Consiguió un díaesplendido para el picnic de la escuela dominical, cuando todo elmundo predecíalluvialanocheanterior,prometiendolavarselosdientestodaslasmañanassinesperara que se lo indicaran. Un anillo perdido le fue devuelto con la condición de quetuvieralasuñassiempreescrupulosamentelimpias,ycuandoWalterlediosucuadrodeunángelenvuelo,queellahabíacodiciadodurantetantotiempo,Nan,deallíenadelante,secomiótodalagrasadelacarneentodaslascenas.

Sin embargo, cuando le pidió aDiosquehicieraotra vez joven a sugastadoyremendadoositodepeluche,prometiendomantenerordenadoelcajóndesucómoda,sevioenfrentadaaunobstáculoinesperado.ElositonosehizojovenaunquetodaslasmañanasNanlomiraba,esperandoansiosamenteelmilagroydeseabaqueDiossedieraprisa.Por finse resignóa laedaddelosito.Despuésde todo,eraun lindo

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ositoyseríaterriblementedifícilmantenerordenadoesecajóndelacómoda.Elositonuevoqueletrajopapánolegustóy,sibienconmilrecelos,decidióquenoteníaporqué tomarsemucho trabajo conel cajónde la cómoda.Su fe regresócuandopidióque su gatito de porcelana recuperara su ojito, al día siguiente el ojo estaba en sulugar,aunquealgotorcido,loqueledabaalgatounpocoelaspectodeungatobizco.Susanlohabíaencontrado,barriendo,ylohabíapegadoconpegamento,peroNannolosabíayconmuchaalegríacumpliósupromesadecaminarcatorcevecesencuatropatas alrededor del granero.Québeneficio podía reportarle aDios o a quienquieracaminarcatorcevecesencuatropatasalrededordelgraneroeraalgoqueNannosedetuvoaconsiderar.Peronolegustónadahacerlo…loschicossiemprequeríanqueellayDihicierandealgúnanimalenelValledelArcoIris…ytalvezhubieraensupequeña cabecita alguna idea de que la penitencia podría ser agradable al Sermisterioso que daba o quitaba a placer.Almenos, se le ocurrieron varios extrañosdespliegues de destreza ese verano, que hicieron que Susan se preguntarafrecuentementededóndesacanlosniñoslascosasqueselesocurren.

—Miqueridaseñora,¿porquésuponeustedqueNantienequerecorrertodoslosdíaslasaladosvecessinpisarelpiso?

—¡Sinpisarelpiso!¿Cómolohace,Susan?—Saltandodeunmueblealotro,incluyendoelguardafuego.Ayersetropezóen

élysecayódecabezaenelrecipientedelcarbón.Miqueridaseñora,¿noleestaráhaciendofaltaunadosisdemedicinaparalosparásitos?

EnlascrónicasdeIngleside,siempresehablódeeseañocomoelañoenelquepapácasi tuvoneumoníaymamá la tuvo.Ana,yaconuncatarromuyfuerte,salióunanocheconGilbertparairaunafiestaenCharlottetown…conunvestidonuevoquelequedabamuybienyelcollardeperlasdeJem.Estabatanguapaquetodossushijos,quefueronaverlaantesdequesaliera,pensaronqueeramaravillosotenerunamadredelacualestarorgullosos.

—Esa enagua tan crujiente… —suspiró Nan—. ¿Cuando crezca voy a tenerenaguasdetafetáncomoésa,mamá?

—Dudodequelasjovencitasusenenaguasparaeseentonces—dijopapá—.Meretracto, Ana, admito que ese vestido es precioso, aunque a mí no me gusten laslentejuelas.Peronotratesdeseducirme,mujer.Yatehedichotodoslospiroposdelanoche.Recuerda loque leímoshoyen laRevistaMédica: «Lavidano esmásquequímica orgánica bien equilibrada», y que eso te haga humilde y modesta.¡Lentejuelas, caramba! Enaguas de tafetán, en verdad. No somos más que «unafortuitaconcatenacióndeátomos».LodiceelgrandoctorVonBemburg.

—NomenombresaesehorribleVonBemburg.Seguramentesufredeindigestióncrónica.Élseráunaconcatenacióndeátomos.Yo,no.

Pocos días después, Ana era una «concatenación de átomos» muy enferma, y

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Gilbertestabamuypreocupado.Susanibadeunladoalotroconcaradecansada,ylaenfermera entraba y salía con cara de preocupada, y una sombra innombrable depronto sedetuvoen Ingleside, seextendió, laoscureció.A losniñosno lesdijeronnadadeloseriamenteenfermaqueestabasumadre,ynisiquieraJemsediocuentadeltodo.Perotodossintieronelairehelado,eltemor,yandabanporlacasatristesyensilencio.PorunaveznohuborisasenelbosquedearcesnijuegosenelValledelArcoIris.Perolopeordetodoeraquenolesdejanveramamá.Nohabíaunamamáque los recibiera con sonrisas cuando volvían a casa, ni unaMamá que entrara adarles el beso de las buenas noches, ni unamamá que consolara, se condoliera ycomprendiera,niunamamáquerieradelasbromas…nadiesabíareírcomomamá.Eramuchopeorquecuandonoestaba,porqueentoncesunosabíaquevolvería…yahoraunonosabíanada.Nadieledecíanadaauno…decían«después».

NanvolviódelaescuelamuypálidaporalgoquelehabíadichoAmyTaylor.—Susan,¿mamáse…mamánose…nosevaamorir,no,Susan?—Por supuesto queno—dijoSusan, condemasiadavehemencia y rapidez.Le

temblaban lasmanos cuando le sirvió a Nan su vaso de leche—. ¿Con quién hasestadohablando?

—ConAmy.Diceque…ay,Susan,¡dijoquemamáseríauncadáverprecioso!—Notepreocupespor loquehayadicho,preciosa.LosTaylor tienenla lengua

muy larga. Tu bendita madre está muy enferma, pero se va a salvar, y eso te loaseguro.¿Nosabesquetupadreestáaltimón?

—Diosnopermitiríaquemamásemuriera,¿no,Susan?—preguntóWalter,conloslabiospálidos,mirándolaconlagraveintensidadquelehacíatandifícilaSusancontarsusmentiraspiadosas.

Susan tenía un miedo espantoso de que sí fueran mentiras. Susan estaba muyasustada.Laenfermerahabíasacudidolacabezaesatarde.Eldoctornohabíaqueridobajaracomer.

—Supongo que elTodopoderoso sabrá lo que está haciendo—murmuróSusanmientraslavabalosplatosdelacena…yrompíatres…pero,porprimeravezensuhonestaysencillavida,lodudaba.

Nan andaba por ahí, muy triste. Papá estaba sentado ante el escritorio de labiblioteca,conlacabezaentrelasmanos.LaenfermeraentróyNanlaoyódecirqueellacreíaquelacrisissobrevendríaesanoche.

—¿Quéesunacrisis?—lepreguntóaDi.—Creo que es cuando nace una mariposa—dijo Di, con cautela—. Vamos a

preguntarleaJem.Jem lo sabía y se lo dijo antes de irse arriba a encerrarse en su cuarto.Walter

había desaparecido… estaba tendido boca abajo debajo de la Dama Blanca, en elValledelArcoIris…ySusanhabíallevadoaShirleyyaRillaalacama.Nansalió

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sola y se sentó en los escalones. Detrás de ella, la casa tenía una terrible ydesacostumbradaquietud.Anteella,Glenserecortabaconlosúltimosrayosdeldía,peroellargocaminorojoestabaopaco,llenodepolvo,ylospastosquebradosdeloscamposdelpuertoestabanblancos,quemadospor lasequía.Hacíasemanasquenollovíaylasfloresdesfallecíaneneljardín…lasfloresquemamáhabíaamadotanto.

Nanpensaba,muyconcentrada.AhoramásquenuncaeralaoportunidaddehaceruntratoconDios.¿QuépodíaprometerhacersiÉlcurabaasumadre?Teníaqueseralgo imponente… algo que para Él valiera la pena. Nancy recordó lo que un díaDickyDrewledijoaStanleyReeseenlaescuela:«¿Aquenoteatrevesaatravesarelcementeriodenoche?».Nansehabíaestremecido.¿Cómopodíaalguiencaminarporel cementerio de noche… cómo podía ocurrírsele a alguien? Nan le tenía alcementeriounterrordelquenadieenInglesidesospechaba.UnavezAmyTaylorlehabía dicho que estaba lleno de personas muertas… «que no siempre se quedanmuertas»,habíaagregadoAmy,sombríaymisteriosamente.Nanapenaspodíapasarjuntoaélalaluzdeldía.

Alolejos,losárbolesdeunacolinadoradaybrumosatocabanelcielo.Nanhabíapensado en varias oportunidades que, si pudiera llegar a esa colina, ella tambiénpodríatocarelcielo.Diosvivíajustodelotrolado…Élpodríaoírlamejordesdeallí.Pero ella no podía llegar hasta la colina, debería hacer lo mejor posible desdeIngleside.

—QueridoDios—susurró—, si haces quemamá semejore voy a atravesar elcementeriodenoche.Ay,Diosquerido,porfavor,porfavor.Ysilacuras,novoyamolestarteenmucho,muchotiempo.

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Fuelavida,nolamuerte,loquellegóaInglesideenlomástenebrosodelanoche.Losniños,dormidosporfin,debierondesentirinclusoensueñosquelaSombrasehabíaidotansilenciosayrápidamentecomohabíallegado.Puescuandodespertaron,en un día con una bienvenida lluvia, tenían la luz del sol en los ojos.Casi no fuenecesario que una Susan diez añosmás joven les diera la buena noticia. La crisishabíapasadoymamásobreviviría.

Era sábado, de modo que no había clases. No podían estar fuera, aunque lesencantabalalluvia.Peroelaguacaíaacantarosytuvieronquequedarsedentrodelacasa.Peronuncahabíansidomásfelices.Papá,quecasinodormíadesdehacíaunasemana, se había tendido en la cama del dormitorio de huéspedes a dormir unaprofunda siesta… no sin antes enviar unmensaje de larga distancia a una casa detejasverdesenAvonlea,dondedosancianasseñorastemblabancadavezquesonabaelteléfono.

Susan,queúltimamentenoponíaelcorazónensuspostres,preparóunglorioso«revuelto de naranjas» para el almuerzo, prometió un budín demermelada para lacena,ycocinóunadobletandadegalletitasdecaramelo.DonPetirrojogorjeabaportodoslados.Lasmismassillasparecíanquererbailar.Lasfloresdeljardínvolvieronalevantarlacabezaconvalentía,mientraslatierrasecadabalabienvenidaalalluvia.YNan, enmedio de toda su felicidad, trataba de afrontar las consecuencias de sutratoconDios.

No había pensado en intentar retractarse, pero seguía posponiéndolo, con laesperanzadequereuniralgomásdecorajeparacumplirlo.Lasolaidea«lecongelabalasangreenlasvenas»,comolegustabadeciraAmyTaylor.Susansediocuentadequealaniñalepasabaalgoyledioaceitedericino,peronohubomejoríaaparente.Nantomóladosisensilencio,aunquenopudoevitarpensarqueSusanledabaaceitede ricino conmuchamayor frecuencia desde aquel trato anterior. Pero ¿qué era elaceite de ricino comparado con caminar por un cementerio de noche? Nansencillamentenoveíacómopodríahacerlo.Peroerasudeber.

Mamáestabatandébiltodavía,quenoledejabanveranadiemásqueporunosbrevesinstantes.Yselaveíatanblancaydelgada…¿Eraporqueella,Nan,nohabíacumplidoconsupartedeltrato?

—Tenemosquedarletiempo—dijoSusan.«¿Cómopuededárseletiempoanadie?»,sepreguntóNan.Peroellasabíaporqué

mamá nomejorabamás rápidamente.Nan apretó los dientes.Al día siguiente, eraotravezsábadoyaldíasiguiente,porlanoche,haríaloquehabíaprometido.

LlovióotraveztodalamañanayNannopudoevitarunasensacióndealivio.Sieraunanoche lluviosa,nadie,ni siquieraDios,podíaesperarque fueraamerodear

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entre las tumbas. Para elmediodía, la lluvia había cesado pero, desde el puerto yGlen,seelevóunanieblaqueenvolvióaInglesideensumagiafantasmagórica.DemodoqueNannoperdiólasesperanzas.Sihabíaniebla,tampocopodríair.Peroparala hora de la cena, se levantó viento y el paisaje de embrujo de la niebla sedesvaneció.

—Nohabrálunaestanoche—dijoSusan.—Ay,Susan,¿nopuedeshacerunaluna?—exclamóNan,desolada.Siibaatener

quecaminarporuncementerio,teníaquehaberluna.—Benditaseas,criatura,nadiepuedehacerlunas—dijoSusan—.Quisedecirque

vaahabermuchasnubesynoseverálaluna.¿Peroatienquépuedemolestartequehayalunaono?

EsoeraexactamenteloqueNannopodíaexplicar,ySusansepreocupómásqueantes.Aestaniñalepasabaalgo…habíaactuadodemaneramuyraratodalasemana.No comía ni la mitad que antes y estaba apagada. ¿Estaría preocupándose por lamadre?Noteníaporqué…laqueridaseñoraseestabarecuperandobien.

Sí, pero Nan sabía que mamá pronto dejaría de recuperarse bien, si ella nocumplíaconsutrato.Alacaídadelsol,lasnubessefueronysaliólaluna.Peroeraunalunatanextraña…unalunainmensa,rojacomolasangre.Nannuncahabíavistounalunacomoésa.Laaterrorizó.Casihabríapreferidolaoscuridad.

Lasmellizassefueronalacamaalasocho,yNantuvoqueesperaraqueDisedurmiera.Disetomósutiempo.Estabamuytristeydesilusionadaparadormirseenseguida.Deregresodelaescuela,suamiga,ElsiePalmer,habíaidocaminandoasucasaconotraniña,yDi tenía la sensacióndeque lavidaya casino tenía sentido.Eran las nueve ya cuando Nan consideró que era seguro levantarse de la cama yvestirsecondedosqueletemblabantantoqueapenaspodíaconlosbotones.LuegobajólosescalonesysalióporlapuertalateralmientrasSusanponíapanenelhornoypensaba,satisfecha,quetodosaquellosqueseencontrabanbajosucuidadoestabanasalvoenlacama,aexcepcióndelpobredoctor,quehabíasidollamadoconurgenciaaHarbourMouth,dondeunniñosehabíatragadounclavo.

Nansalióy fuealValledelArcoIris.Debía tomarelatajoa travésdelValleysubir por la colina. Sabía que llamaría la atención ver a una de las mellizas deInglesideandandoporelcaminoycruzandoelpuebloymuyprobablementealguieninsistiría en llevarla a su casa. ¡Qué fría estaba la noche de septiembre!No habíapensadoenesoynosehabíapuestonadadeabrigo.Denoche,elValledelArcoIrisno era tan acogedor como de día. La luna se había encogido hasta un tamañorazonableyyanoeraroja,peroarrojabasiniestrassombrasnegras.ANansiemprelahabíanasustadolassombras.¿Eranpasosesosqueoíaenmediodelaoscuridaddeloshelechosmustiosjuntoalarroyo?

Nanlevantólacabezayadelantólabarbilla.

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—Notengomiedo—dijovalientemente,envozalta—.Sólotengounasensaciónraraenelestómago.Soyunaheroína.

Laagradableideadeserunaheroínalallevóhastalamitaddelcaminodesubidaalacolina.Peroentonces,unaextrañasombracruzóporelmundo…unanubecubrióla luna… y Nan pensó en el Pájaro. Una vez, Amy Taylor le había contado unaterriblehistoriadeunGranPájaroNegroquedenocheseabalanzabasobreunoyselo llevaba. ¿Era la sombra del Pájaro lo que había cruzado encima de ella? PeromamálehabíadichoquenohabíaningúnGranPájaroNegro.«Nocreoquemamáfuera capaz de contarme unamentira…mamá, no», se dijo Nan… y siguió hastallegar al cerco. Del otro lado, estaba el camino… y al otro lado del camino, elcementerio.Nansedetuvopararecuperarelaliento.

Habíaotranubesobrelaluna.AlrededordeNanhabíaunatierraextraña,oscuray desconocida. «¡Ah! ¡Qué grande es el mundo!», pensó Nan, estremeciéndose yacurrucándosecontraelcerco.¡SipudieraestarenIngleside!Pero…«Diosmeestámirando»,sedijolacriaturitadesieteaños…ytrepóelcerco.

Cayó al otro lado, pero se había raspado una rodilla y roto el vestido. Alincorporarse, se enganchó con una varita afilada que le atravesó la zapatilla y lelastimóelpie.Pero,cojeando,cruzóelcaminohastaelportóndelcementerio.

El viejo cementerio estaba a la sombra de los abetos que había en su extremooriental. De un lado, estaba la iglesia metodista, y del otro, la casa del pastorpresbiteriano,oscuraysilenciosadurantelaausenciadelministro.Lalunasurgiódeprontodesdedetrásdeunanube,yelcementeriosellenódesombras…sombrasquesemovíanybailaban…sombrasquepodíanagarrarlasisedescuidaba.Undiarioquealguien había arrojado volaba por el camino, como una vieja bruja danzarina, yaunqueNansabíaqueeraundiario,todoformabapartedelanaturalezamisteriosadelanoche.Elvientonocturnosoplabaentrelosabetos.Unahojamuygrandedelsauceque había junto al portón le rozó de pronto lamejilla, como el roce de unamanofantasmal.Porunmomento,elcorazónledejódelatir…peropusolamanosobrelamaniveladelportón.

¿Ysiunbrazomuylargosaledeunadelastumbasytearrastraadentro?Nansevolvió.Ahorasabíaque,contratoosinél,jamáspodríacaminarporese

cementeriodenoche.Unhorrendogemidoresonódeprontomuycercadeella.NoeramásquelaviejavacadelaseñoradeBenBaker,quepastabaenelcamino,ysehabíaacercadodesdedetrásdeunosabetos.PeroNannoesperóaverquéera.Enunespasmodepánicoincontrolable,saliócorriendocolinaabajoyluegoporelcaminohastaIngleside.Antesdellegaralportón,sediodebrucesconloqueRillallamaba«uncharquitodebarrito».Peroahíestabasucasa,conlaslucessuavesyclarasenlasventanas,yunmomentodespuésNanaparecíaenlacocinadeSusan,suciadebarroyconlospiesmojadosymanchadosdesangre.

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—¡Diossanto!—exclamóSusan,alelada.—Nopudecaminarporelcementerio,Susan…¡nopude!—jadeabaNan.Susannopreguntónadaalprincipio.TomóalaheladayaturdidaNanylequitó

laszapatillasy lasmediasmojadas.Ladesvistió, lepusoelcamisóny la llevóa lacama.Luegobajóabuscarlealgodecomer.Noimportabaenquéhabíaandadoesaniña, la cuestión era que no se podía dejar que se fuera a dormir con el estómagovacío.

Nancomióalgoybebióunvasode lechecaliente. ¡Menosmalqueestabaotravezenuncuartocalentitoeiluminado,yseguraensupropiacamita!PeronolediríaniunapalabraaSusan.

—EsunsecretoentreDiosyyo,Susan.Susan se fue a la cama jurando que volvería a ser una mujer feliz cuando la

queridaseñoraestuvieracurada.—Yanopuedoconellos—suspiróSusan,impotente.Ahora sí mamá se moriría. Nan despertó con ese terrible convencimiento. No

habíacumplidosupartedeltratoynopodíaesperarqueDioscumplieralasuya.LavidafueespantosaparaNanesasemana.Noencontrabaplacerennada,nisiquieraenmirar cómo Susan hilaba en el altillo… algo que antes le parecía tan fascinante.Nuncapodríavolverareír.Noimportabaloquehiciera.Regalósuperrodeserrín,alqueKenFordlehabíaarrancadolasorejasyqueellaqueríamásquealviejoosito(aNansiemprelegustabanmáslascosasviejas),seloregalóaShirleyporqueShirleysiemprelohabíaquerido,yleregalóaRillasupreciadacasahechadeconchillas,queel capitánMalachi le había traído nada menos que desde las Indias Occidentales,esperandoqueesosatisficieraaDios;perotemíaquenoseríaasí,ycuandosunuevogatito,quelehabíaregaladoaAmyTaylorporqueAmyloquería,volvióacasaunayotra vez, entonces Nan supo que Dios no estaba contento. Nada lo contentaría,exceptoqueellacaminaraporelcementerio,ylapobreyatormentadaNansabíayaqueesonopodríahacerlo.Eraunacobarde.Sóloloscobardes,habíadichounavezJem,intentabaneludirlostratos.

Se le permitió a Ana sentarse en la cama. Estaba casi bien después de haberestadomuyenferma.Prontopodríavolveradirigirsucasa,leersuslibros,recostarsecómodamente sobre losalmohadones, comer todo loquequisiera, sentarse juntoalhogar, atender el jardín, ver a los amigos, escuchar jugosos chismes, dar labienvenida a los días como gemas en el collar del año, ser otra vez una parte delcoloridoespectáculodelavida.

Había comido tan bien… la pierna de cordero de Susan estaba perfectamentecocida.¡Quédeliciavolverasentirhambre!Mirótodasuhabitación,lascosasquelarodeabanyqueellaquería.Teníaquecambiarlascortinas…algoentreverdeclaroy

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oropálido;y losnuevos armariospara las toallasdel bañonopodían esperarmás.Luego miró por la ventana. Había algo mágico en el aire. Alcanzaba a ver unfragmentodelazuldelpuertoatravésdelosarces;elabedullloróndeljardíneraunalluvia suave de oro en cascada.Vastos jardines celestiales se arqueaban sobre unatierraopulentaquemanteníaalotoñocomosuyo…unatierradecolores increíbles,luzsuaveysombraslargas.Donpetirrojoarremetíaenloquecidocontralacopadeunabeto; los niños reían en el huerto, juntandomanzanas. La risa había regresado aIngleside.«Lavidaesalgomásque"unaquímicaorgánicaendelicadoequilibrio"»,pensó,feliz.

Nanentróenlahabitación,conlosojosylanarizrojosdehaberllorado.—Mamá…tengoquecontártelo…nopuedoesperarmás.Mamita,heengañado

aDios.Ana volvió a conmoverse con el roce suave de lamanita de una criatura, una

criaturaquenecesitabaayudayconsueloparasuamargoproblema.EscuchóaNan,que contaba entre sollozos toda su historia, y logró mantener una expresión deseriedad.Anasiemprehabíaconseguidomantenerseseriacuandoseimponíahacerlo,pormásquedespuésserieracomolocaconGilbertdelasuntoencuestión.SabíaquelapreocupacióndeNanerarealyqueparaellaeraespantosa;ytambiénsediocuentadequelateologíadesuhijarequeríaatención.

—Querida,estásmuyequivocada.Diosnohace tratos.Elda…dasinpedirnosnadaacambio,salvonuestroamor.Cuandonospidesapapáoamíalgoquequieres,nosotros no hacemos tratos contigo, y Dios es muchísimo más bondadoso quenosotros.YÉlsabemuchomejorquenosotrosquéesbuenodar.

—¿Y Él… Él no te va a hacer morir, mamá, porque yo no cumplí con mipromesa?

—Claroqueno,querida.—Mamá, aunque yo estaca equivocada conDios… ¿no tendría que cumplir la

promesa, ya que la hice?Yo dije que lo haría, ¿entiendes? Papá dice que siempretenemosquecumplirconnuestraspromesas.¿Noseráundeshonorparatodalavidasinolo,hago?

—Cuandoyoestécuradadeltodo,miamor,irécontigounanocheyteesperaréjuntoalportón…ynocreoquevayasatenerniunpoquitodemiedodecaminarporel cementerio.Eso aliviará tu pobre conciencia…pero ¿no harásmás tratos tontosconDios?

—No —prometió Nan, aunque tenía la ligera y pesarosa sensación de estarrenunciando a algo que, a pesar de todos sus inconvenientes, había sido muyemocionante. Pero sus ojos habían recuperado el brillo, y su voz, un poco devivacidad—.Mevoya lavar lacarayvolveréadarteunbeso,mamita.Y tevoyarecogertodoslosdragoncillosqueencuentre.Mesentíhorriblesinti,mamita.

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—Ah,Susan—dijoAnacuandoSusanlellevólacena—,¡quémundoéste!¡Quéhermoso,interesanteymaravillosoes!¿No,Susan?

—Estoy dispuesta a decir —admitió Susan, recordando la hermosa hilera depastelesqueacababadeguardarenladespensa—queesbastantetolerable.

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OctubrefueunmesmuyfelizenInglesideaquelaño,plenodedíasenlosquenosepodíaevitarcorrer,cantarysilbar.Mamáestabaotravezenpieysenegabaaquesiguierantratándolacomoaunaconvaleciente;hacíaplanesparasujardín,reíaotravez…Jemsiemprepensabaquemamáteníaunarisatanhermosa,tanalegre…Anarespondíaa innumerablespreguntas.«Mamá, ¿quédistanciahaydeaquí a la caídadel sol?…Mamá, ¿por qué no podemos recoger la luz de la Luna?…Mamá, ¿lasalmasdelaspersonasmuertasdeverasregresanelDíadeDifuntos?…Mamá,¿quécausalacausa?…Mamá,¿nopreferiríasquetemataraunavíboradecascabelynoun tigre?, porque el tigre te desfiguraría entera y te comería…Mamá, ¿qué es unlobezno?…Mamá,¿unaviudaesdeverdadunamujeralaqueselecumplieronlossueños?LodijoWallyTaylor…Mamá,¿quéhacenlospájaritoscuandolluevemuyfuerte?…Mamá,¿esciertoquesomosunafamiliademasiadofantasiosa?».

LaúltimapreguntaeradeJem,quehabíaoídoenlaescuelaquelohabíadicholaseñoradeAlecDavies.AJemnolegustabanadalaseñoradeAlecDaviesporque,cadavezque seencontrabaconpapáomamá, invariablemente lo taladrabacon sulargodedoíndiceypreguntaba:«¿Jemmyesunbuenchicoenlaescuela?».¡Jemmy!Tal vez fueranunpoquito fantasiosos. Seguro que Susan lo había pensado cuandodescubrió que el camino de tablas que llevaba al granero estaba profusamentedecorado con manchones de pintura carmesí. «Las necesitábamos para nuestrosimulacrodebatalla,Susan»,leexplicóJem.«Representanmanchasdesangre».

Porlanoche,podíahaberunahileradegansossilvestresquevolabanconelfondodeunalunabajayroja,yJem,cuandolosveía,sentíaundeseomisteriosodevolaréltambién muy lejos… a costas ignotas, de donde traería monos… leopardos…papagayos…cosasasí…ydeiraexplorarelmarCaribe.

Algunas frases, como «el mar Caribe», siempre le sonaban irresistiblementeatrayentes…, «secretos delmar» era otra. Ser atrapado en el abrazomortal de unaserpiente pitón y tener un combate con un rinoceronte herido eran ideas rutinariaspara Jem. Y la sola palabra «dragón» le provocaba un entusiasmo tremendo. Sufigurapreferida,pegadasobrelaparedalospiesdelacama,eraladeuncaballeroconarmadurasobreunhermosoyrobustocaballoblancoconlaspatasdelanterasenel aire mientras su jinete atravesaba a un dragón que tenía una preciosa cola queondeabaasuespaldayterminabaenunahorquilla.Arrodilladadetrásdelasfiguras,se veía a una dama vestida de rosa, serena y con las manos entrelazadas. EraindudablequeladamaseparecíamuchísimoaMaybelleReese,porcuyosfavores(alosnueveaños)yasecruzaban lanzasen laescueladeGlen.HastaSusansehabíadadocuentadelparecido,ylehizounabromaaJem,queseruborizódefuria.Peroeldragón en realidad era algo decepcionante… parecía tan pequeño e insignificante

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bajoelinmensocaballo.Noparecíaquesenecesitarademasiadovalorparaclavarleunalanza.LosdragonesdequienesJemrescatabaaMaybelleensussueñossecretoseranmuchomás«dragonescos».Ysíel lunespasado lahabía rescatadode laviejagansa de Sarah Palmer. Acaso—¡ah, «acaso» era una palabra espléndida!— ellahabíanotadoelairemajestuosoconqueélhabíaagarradoalanimalsibilanteporelcuello,queparecíaunaserpiente,ylohabíaarojadoporencimadelcerco.Perounagansanoeratanrománticacomoundragón.

Fueunoctubreventoso…pequeñosvientosronroneabanenelvalleovapuleabanlas copas de los arces… rugían en la costa o se agazapaban cuando llegaban a lasrocas…seagazapabanysaltaban.Lasnoches,consusoñolientayrojizalunallena,eran lo suficientemente frescas como para que fuera agradable pensar en la camacalentita; los arbustos de arándanos se pusieron color escarlata, los helechos secoserandeunintensomarrónrojizo,lashojasdezumaqueardíandetrásdelgranero,yaquí y allá había manchas de hierba verde sobre los secos campos de cultivo deUpperGlen,yhabíacrisantemosdoradosycolorvinoenelrincóndeljardíndelosabetos.Habíaardillasqueparloteaban,gozosas,portodaspartes,ygrillosviolinistasquetocabanparalasdanzasdelashadasenmilcolinas.Habíamanzanasparajuntary zanahorias para desenterrar. A veces, los chicos iban a buscar caracolas con elcapitán Malachi cuando las misteriosas «mareas» así lo permitían… mareas queveníanaacariciar la tierraperoque retrocedíana supropiomarprofundo.En todoGlenolíaahojasquemadas,enelgranerohabíaunamontañadecalabazasamarillas,ySusancocinólosprimerospastelesdearándanos.

EnInglesideresonabanlasrisasdesdeelalbahastaelatardecer.Inclusocuandolosniñosmayoresestabanenlaescuela,ShirleyyRillaeranyalobastantegrandescomoparamantener la tradiciónde risas.HastaGilbert reíamásquedecostumbreesteotoño.«Megustatenerunpapáqueseríe»,reflexionóJem.EldoctorBronson,deMowbrayNarrows,nosereíanunca.Sedecíaquesehabíahechodeunaclientelagraciasasuaspectodebúhosabio,peropapáteníamejorclientela,ylagenteteníaqueestarmuyenfermaparanopoderreírsedesusbromas.

Anaseocupabadeljardíntodoslosdíascálidos,bebiendoelcolorcomosifueravino,allídondelosúltimosrayosdelsolcaíansobrearcesrojos,ysedeleitabaenlaexquisita tristeza de la belleza efímera. Una tarde de un gris dorado, ella y Jemplantaron todos los bulbos de tulipanes que en junio tendrían una resurrección derosado,escarlata,púrpurayoro.

—¿Noes lindoprepararsepara la primavera cuando sabemosque tenemosqueenfrentarnosconelinvierno,Jem?

—Ymegustaembellecereljardín—dijoJem—.DiceSusanqueesDioselquehacetodolohermoso,peronosotrospodemosayudarlounpoquito,¿verdad,mamá?

—Siempre…siempre,Jem.Élcomparteconnosotroseseprivilegio.

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Pero nada es totalmente perfecto. Los habitantes de Ingleside estabanpreocupadosporDonPetirrojo.Leshabíandichoquecuandolospetirrojossefueran,éltambiénquerríairse.

—Manténgaloencerradohastaquesevayanlosotrosyvengalanieve—aconsejóelcapitánMalachi—.Entoncesseolvidarádelosdemásyestarábienhastalallegadadelaprimavera.

De modo que Don Petirrojo era una especie de prisionero. Se volvió muyinquieto. Volaba sin rumbo por la casa o se posaba en el alféizar y miraba connostalgia a sus camaradas que se preparaban para responder a quién sabe quémisteriosa llamada. Comenzó a fallarle el apetito y ni siquiera los gusanos o lasnueces más deliciosas de Susan lo tentaban. Los niños le explicaron todos lospeligrosquepodíaencontrar…frío,hambre,enemistad, tormentas,nochesoscuras,gatos. Pero Don Petirrojo sentía o había oído la llamada y todo su ser ansiabaresponder.

Susanfuelaúltimaenrendirse.Estuvomuytristevariosdías,peroalfindijo:—Dejadloir.Escontrarioalanaturalezaretenerlo.Losoltaronelúltimodíadeoctubre,despuésdeunmesdeencierro.Losniñosle

dieron un beso de despedida con los ojos llenos de lágrimas. Él se fue volandoalegremente,volvióalamañanasiguientealalféizardelaventanadeSusanabuscarmigajas,yluegoextendiólasalasparaellargovuelo.

—Puedequevuelvaanosotrosen laprimavera,miamor—ledijoAnaaRilla,quenoparabadesollozar.

PeroRillanoseibaadejarconsolar.—Eshoeshmuylejosh—sollozó.Ana sonrió y suspiró. Las estaciones que a su nenita le parecían tan lejanas

estabanpasandodemasiado rápidoparaella.Otroveranoque terminaba,despedidode lavidapor el oro sin tiempode las copasde los álamosdeLombardía.Pronto,demasiadopronto,losniñosdeInglesideyanoseríanniños.Perotodavíaeransuyos,suyosparaesperarloscuandollegabanacasaporlasnoches,suyosparallenarlavidade asombro y deleite, suyos para ser amados y reprendidos… un poquito. Pues avecesseportabanmuymal,aunquenosemerecíanquelaseñoradeAlecDaviessehubierareferidoaelloscomo«esosdemoniosdeIngleside»cuandoseenteródequeBertieShakespearehabía salido algo chamuscadomientrashacíade indiopiel rojaqueeraquemadoenunapiraenelValledelArcoIris.JemyWaltertardaronmásdelo previsto en desatarlo. Ellos también se chamuscaron un poquito, pero de ellosnadieseapiadó.

Noviembrefueunmestristeeseaño,unmesdevientodelesteyniebla.Algunosdíasnohabíamásqueunanieblafríaquepasabaoflotabaporencimadelmargrismásalládelbancodearena.Lostemblorososálamosdejaroncaersusúltimashojas.

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Eljardínestabamuertoytodosucolorysupersonalidadsehabíanperdido,sóloselibrabaelcanterode losespárragos,queseguíasiendounafascinanteselvadorada.Walter tuvo que abandonar su puesto de estudio en el arce, y estudiar en la casa.Llovía…yllovía…yllovía.

—¿Volveráelmundoaserunmundosecoalgúndía?—sequejabaDi,desolada.Luegohubounasemanaimpregnadaenlamagiadeunsoldeveranillo,yenlos

atardeceres fríos,mamáacercabaun fósforoalhogarySusanservíapatatasasadasparalacena.

Enaquellosatardeceres,elgranhogareraelcentrodelacasa.Erael lugarmásimportantedelacasacuandosereuníanasualrededordespuésdecomer.Anacosíayplaneabapequeñosguardarropasdeinvierno…«Nantienequetenerunvestidorojo,lodeseatanto…»,yavecespensabaenHannah,quetodoslosañostejíaelvestidodelpequeñoSamuel.Lasmadreshansidoigualesatravésdelossiglos…unagranhermandaddeamoryservicio…tantolasrecordadascomolasnorecordadas.

Susan escuchaba silabear a los niños y luego ellos se divertían como querían.Walter,quevivíaensumundodefantasíasyhermosossueños,estabaocupadísimoescribiendouna serie de cartas que la ardilla quevivía en elValle delArco Iris leenviaba a la ardilla que vivía detrás del granero. Susan simuló burlarse de ellascuando él se las leyó, pero en secreto las copió para mandárselas a la señoritaRebeccaDew.

Me parecieron bonitas, mi querida señorita Dew, aunque usted tal vez las considere demasiadotriviales.Enesecaso,perdonaráaunaviejachochapormolestarlaconellas.Walterestenidoporunniñomuyinteligenteenlaescuela,yalmenosestascomposicionesnosonpoesía.DeboasimismoagregarqueelpequeñoJemobtuvonoventaynueveensuexamendematemáticas lasemanapasadaynadiepuedeentender por qué no le dieron los cien. Tal vez no deba decirlo, mi querida señorita Dew, pero estoyconvencidaqueeseniñohanacidoparacosasgrandes.Quizánovivamosparaverlo,peropuedellegaraserprimerministrodeCanadá.

CamaróntomabaelsolylagatitadeNan,Saucecito,quesiemprehacíapensarenunadelicadísimayexquisitaseñoravestidadenegroyplata,sesubíaalaspiernasdecualquiera,sinhacerdistinciones.

—Tenemosdosgatosyenlaalacenahayhuellasderatonesportodaspartes—eraelcomentariodeSusan.

Losniñoscharlabandesusaventuras,yelrugidodelocéanolejanoatravesabalafríanochedeotoño.

A veces, la señorita Cornelia iba a hacer una breve visita, mientras su esposointercambiabaopinionesenlatiendadeCarterFlagg.Losniñosaguzabanlosoídosporque la señorita Cornelia siempre sabía los últimos chismes y escuchándolasiempreseenterabandecosasinteresantísimassobrelagente.Seríatandivertido,eldomingosiguiente,sentarseenla iglesiaamirara lossusodichosysaborearloqueunosabíadeellos,todosmodositoscomoselosveía.

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—Caramba, qué bien se está aquí, queridaAna. Es una noche verdaderamentedesagradable,yestáempezandoanevar.¿Hasalidoeldoctor?

—Sí,mediomuchalástimaverlosalir…perollamaronporteléfonodeHarbourHead para avisar que la señora de Brooker Shaw insistía en verlo —dijo Ana,mientrasSusan,velozydisimuladamente,sacabadelaalfombra,frentealhogar,uninmenso hueso de pescado que había traído Camarón, rogando que la señoritaCornelianolohubieravisto.

—Está tan enferma como yo—dijo Susan, con gesto amargo—. Perome handichoquetieneunnuevocamisóndeencajeysindudaquierequesumédicose loveapuesto.¡Camisonesdeencaje…!

—Selotrajolahija,Leona,deBoston.Vinoelviernes,¡concuatrobaúles!—dijola señorita Cornelia—.Me acuerdo de cuando se fue a los Estados Unidos, hacenueveaños,arrastrandounaviejaygastadamaletaGladstone,delaqueselesalíanlascosas.FuecuandoellaestabatanmalporlascalabazasqueledioPhilTurner.Ellaintentabaocultarlo,perotodoelmundolosabía.Ahoraharegresado«paracuidarasumadre»,segúndijo.Vaatratardecoquetearconeldoctor,teloadvierto,queridaAna.Peronocreoqueaélleimporte,pormásqueseahombre.YtúnoerescomolaesposadeldoctorBronson,deMowbrayNarrows.Tengoentendidoqueellaseponemuycelosadelaspacientesdesuesposo.

—Ydelasenfermeras—dijoSusan.—Bueno,algunasenfermerassondemasiadobonitasparaserenfermeras—dijo

la señoritaCornelia—. JanieArthur, por ejemplo; descansa entre un caso y otro ytratadeevitarquesusdospretendientesaverigüenelunolaexistenciadelotro.

—Esguapa,peronosecocinaenelprimerhervor—dijoSusan,confirmeza—,yleconvendríamuchomáselegirdeunavezportodasysentarcabeza.MirenasutíaEudora…dijoquenopensabacasarsehastaquenosehartaradecoquetear,yveanelresultado.Inclusoahoratratadecoquetearconcualquierhombrequeselecruce,yyatiene cuarenta y cinco años. Eso es lo que pasa cuando se convierte en hábito.¿Algunavezoyó,miqueridaseñora,loqueledijoellaasuprimaFannycuandoéstase casó? «Coges lo que yo he dejado», le dijo. Me dijeron que hubo un fuerteintercambiodepalabrasydesdeeseentoncesnosehanvueltoahablar.

—Lavidaylamuerteestánenelpoderdelalengua—MurmuróAna,abstraída.—Sabiaspalabras,querida.Hablandodeeso,cómoquisieraqueelseñorStanley

fuera un poco más prudente en sus sermones. Ha ofendido a Wallace Young, yWallacevaaabandonar la Iglesia.Todoelmundodicequeelsermóndeldomingopasadofuedirigidoaél.

—Siunministrodaunsermónqueafectaaun individuoenparticular, lagentesiemprepiensaquelohizoapropósito—dijoAna—.Alquelecaigaelsayoqueseloponga,peroesonoquieredecirquelohayapreparadoparaél.

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—Suena sensato—aprobóSusan—.YamínomegustaWallaceYoung.Hacetresaños,permitióqueunafirmapintaraavisosensusvacas.Esoesserdemasiadocodicioso,enmiopinión.

—Su hermano David se casa por fin —dijo la señorita Cornelia—. Hacemuchísimotiempoqueestápensandoquéesmásbarato,sicasarseocontrataraunacriada.«Puedollevarlacasasinunamujer,peroesdifícil,Cornelia»,medijounavezdespués de la muerte de la madre. A mí me dio la impresión de que tanteaba elcamino,peroyonoledielmenoraliento.YporfinvaacasarseconJessieKing.

—¡JessieKing!PeroyopensabaqueestabacortejandoaMaryNorth.—Él dice que no iba a casarse con unamujer que come repollo. Pero hay una

historiasegúnlacualseledeclaróyellalorechazó.YsedicequeJessieKingdijoqueellahabríaqueridounhombremejorparecido,peroquedebíaconformarseconéste. Bien, claro que para algunos cualquier puerto es bueno en medio de unatormenta.

—Yonocreo,señoraElliott,queporestaspartesdiganni lamitaddelascosasque se dice que dijeron—retrucó Susan—. En mi opinión, Jessie King será paraDavidYoungunaesposamuchomejordeloqueélsemerece…aunqueencuantoaaspectopersonal,deboadmitirqueélparecealgoqueelmararrojóalaorilla.

—¿SabequeAldenyStellatienenunahijita?—preguntóAna.—Esooí.EsperoqueStella seamás sensata con ella de loqueLisette fue con

Stella.¿Podríascreer,queridaAna,queLisettesepusoallorarporquelahijadesuprimaDoracaminóantesqueStella?

—Nosotras,lasmadres,somosunarazatonta—dijoAna,sonriendo—.RecuerdoquemedieronganasdemataraalguiencuandoalpequeñoBobTaylor,queteníalamismaedadqueJem,lesalierontresdientesantesdequeaJemlesalieraalguno.

—ABobTaylorlooperarondelasamígdalas—dijolaseñoritaCornelia.—¿Porquénosotrosnuncatenemosoperaciones,mamá?—preguntaronWaltery

Dialmismotiempoyconelmismotonodeofendidos.Entoncescruzaronlosdedosypidieronundeseo.—Pensamosysentimosigualsobretodo—quisoexplicarDimuyseria.—¿Olvidaré alguna vez la boda de Elsie Taylor? —dijo la señorita Cornelia,

evocadora—.Sumejoramiga,MaisieMillison, ibaa tocar laMarchanupcial perotocólaMarchafúnebredeSaul.Ella,porsupuesto,dijoquesehabíaequivocadoportanemocionadaqueestaba,pero laopiniónde lagente fuemuyotra.EllaqueríaaMacMoorsideparaella.Unpícarobuenmozoconunalenguadeplata…siemprelesdecíaalasmujeresloquecreíaqueellasqueríanescuchar.LehizolavidaimposibleaElsie.Ah,queridaAna, losdos se fueronhacemuchoa laTierradelSilencio, yMaisiehaceañosqueestácasadaconHarleyRussellytodoelmundosehaolvidadode que él se le declaró creyendo que ella le diría que no, pero ella le dijo que sí.

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Harleymismolohaolvidado…típicodeunhombre.Piensaquetienelamejoresposadelmundoysecongratulaasímismoporhabertenidolainteligenciadeelegirla.

—¿Porquéseledeclarósiqueríaqueledijeraqueno?Mepareceunaconductamuy extraña—dijo Susan. Pero de inmediato agregó, con aplastante humildad—:Aunqueclaroqueyonosénadadeesascosas.

—Seloordenóelpadre.Élnoquería,peropensóquenocorríaningúnriesgo…Ahíestáeldoctor.

CuandoentróGilbert,unapequeñaráfagadenieveentróconél.Gilbertarrojóelabrigoysesentó,satisfecho,juntoalhogar.

—Semehizomástardedeloquepensaba…—Sinduda,elnuevocamisóndeencajeeramuyatractivo—dijoAna,conuna

traviesasonrisaalaseñoritaCornelia.—¿De qué hablan? Alguna broma femenina que va más allá de mi pobre

percepciónmasculina,supongo.SeguíhastaUpperGlenparaveraWalterCooper.—Esunmisteriocómosemantieneesehombre—dijolaseñoritaCornelia.—Yonotengopacienciaconél—dijoGilbert,sonriendo—.Tendríaquehaberse

muertohacemuchoya.Unañoatrás,ledidosmesesdevidayahíestá,dejándomemalpornomorirse.

—SiconocieraalosCoopertanbiencomoyo,nosearriesgaríaapredecirnadasobreellos.¿Nosabequesuabuelovolvióalavidadespuésdequehabíancavadolafosaycompradoelataúd?Elhombredelaspompasfúnebresnoloquisodevuelta.PerotengoentendidoqueWalterCooperseestádivirtiendomuchoconelensayodesu propio funeral… típico de un hombre. Bien, ésas son las campanadas deMarshall…yestefrascodeperasenconservaesparati,miqueridaAna.

TodosfueronalapuertaadespediralaseñoritaCornelia.LososcurosojosgrisesdeWalterescudriñaronlanochetormentosa.

—¿DóndeestaráDonPetirrojoestanoche?¿Nosextrañará?—dijo,melancólico.TalvezDonPetirrojohabíaidoaeselugarmisteriosoalquelaseñoraElliottsiemprellamabalaTierradelSilencio.

—DonPetirrojoestáenunlugarllenodesolenelsur—dijoAna—.Regresarápara la primavera, estoy casi segura, y faltan apenas cinco meses. Criaturitas,tendríaisqueestarenlacamahacerato.

Susan—decía Di en la despensa—, ¿te gustaría tener un niño? Yo sé dóndepuedesconseguiruno…flamante.

—Ah,caramba,¿dónde?—TienenunonuevoencasadeAmy.Amydicequelotrajeronlosángelesyella

piensaquebienpodríanhaber tenidomejor juicio.Yatienenochoniños,sincontaréste.AyerteoídecirquetehacíasentirsolitariavercómocrecíaRilla…queahoratequedaríassinbebé.YoestoyseguradequelaseñoraTaylortedaríaeldeella.

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—¡Las cosas que se les ocurren a los niños! Los Taylor son de tener familiasgrandes. El padre de Andrew Taylor nunca supo decir sin pensar cuántos hijostenía… siempre tenía que hacer una pausa y contarlos. Pero no creo que quieraningúnniñoajenoporahora.

—Susan,AmyTaylordicequetúeresunaviejasolterona.¿Loeres?—Estehasidoeldestinoquemehadeparadolasabiduríade laProvidencia—

dijoSusan,sininmutarse.—¿Tegustaserunaviejasolterona,Susan?—Mentiría si dijera que sí, pequeñita. Pero —agrego Susan, recordando el

destino de algunas esposas a las que conocía— he aprendido que haycompensaciones.Ahorallévaleelpasteldemanzanaatupadre,queyolellevaréelté.Esepobrehombreestaráapuntodedesmayarsedehambre.

—Mamá, tenemos la casamás bonita delmundo, ¿no?—dijoWaltermientrassubía las escaleras, soñoliento—. Sólo que… ¿no te parece que mejoraría sipudiéramosteneralgunosfantasmas?

—¿Fantasmas?—Sí.LacasadeJerryPalmerestállenadefantasmas.Élviouno…unadamaalta

vestidadeblancoconmanodeesqueleto.YoselocontéaSusanperoelladicequeerauninventooqueestabaenfermodelestómago.

—Susan tiene razón. En cuanto a Ingleside, aquí viven solamente personasfelices… de modo que, como verás, no somos «fantasmables». Ahora reza tusoracionesyduérmete.

—Mamá,creoquemeportémalanoche.Dije«elpannuestrodecadadíadánoslomañana»,en lugardehoy.Mepareciómás lógico. ¿TeparecequeaDios lehabráimportado,mamá?

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DonPetirrojoregresócuandoInglesideyelvalledelArcoIrisvolvieronaarderconlasverdesyelusivasllamaradasdelaprimavera,ytrajoaunanoviaconél.Losdosconstruyeron un nido en elmanzano deWalter, y Don Petirrojo retomó todos susantiguoshábitos,perosunoviaeramástímidaomenososadaynodejabaquenadieseleacercara.SusanpensóqueelregresodeDonPetirrojoeraunverdaderomilagro,yesamismanocheleescribióaRebeccaDewparacontárselo.

EnelpequeñoteatrodelavidadeIngleside,elproyectordeluzcambiabadevezencuando,ycaíayasobreéste,yasobreaquél.Habíanpasadotodoel inviernosinqueanadielesucedieranadafueradelocomún,yenjunioletocóelturnoaDidetenerunaaventura.

Una nueva niña había comenzado a ir a la escuela… una niña que, cuando lamaestralepreguntóelnombre,dijo:«YosoyJennyPenny»,comoquiendijera:«YosoylaReinaIsabel»o«YosoyHelenadeTroya».Apenaslodijo,todassintieronquenohaberconocidoaJennyPennylaconvertíaaunaenundonnadie,yquenoserobjetode lacondescendenciadeJennyPennysignificabaqueunasencillamentenoexistía.Almenos,esosintióDianaBlythe,aunquenopodríahaberloexpresadoconesaspalabras.

JennyPennyteníanueveaños,contralosochodeDi,perodesdeelprincipiosejuntó con las «chicas grandes» de diez y once, que descubrieron que no podíanignorarlanihacerlaaunlado.Noerabonita,perosuaspectoerallamativo:todoelmundo lamirabadosveces.Teníaun rostro redondo,depielmuyblanca, conunasuavenubede negrísimos cabellos sin brillo, y enormesy oscuros ojos azules conlargas y enredadas pestañas negras. Cuando levantaba lentamente esas pestañas ymirabaconesosojosdespectivos,Disesentíaungusanoquedeberíaagradecernoser aplastado de un pisotón. Era mejor ser ignorada por ella que reconocida porcualquierotrapersona,yserelegidacomoconfidentetemporariadeJennyPennyeraunhonorcasiexcesivo.Pues lasconfidenciasdeJennyPennyeran impresionantes.Era obvio que los Penny no eran gente común y corriente. Lina, la tía de Jenny,poseíaalparecerunmagníficocollardeoroygranatesquelehabíaregaladountíomillonario.Una de sus primas tenía un anillo de diamantes que había costadomildólares,yotraprimahabíaganadounpremiodedeclamaciónentremil setecientosparticipantes.Teníauna tíamisioneraque trabajabaentre los leopardosen la India.Ensuma,porunavezalmenos, laschicasdelaescueladeGlenaceptaronaJennyPenny al precioque ella se daba, la consideraron conunamezcla de admiraciónyenvidiayhablarontantodeellaalahoradelacenaconsusmayores,quealfinhuboquellamarleslaatención.

—¿QuiénesesanenaconlaqueDipareceestartanfascinada,Susan?—preguntó

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Anaunanoche,despuésdequeDihabíaestadohablandode«lamansión»enlaquevivíaJenny,conartesonadosdemaderapintadadeblancoalrededordeltecho,cincoventanassalientes,unmaravillosobosquedeabedulesatrás,yunarepisademármolrojosobrelachimeneadelasala—.PennyesunapellidoquenohabíaoídonuncaenCuatroVientos.¿Sabealgodeellos?

—Sonunafamilianuevaquesemudóa laviejagranjade losConwayenBaseLine,miqueridaseñora.Sedicequeel señorPennyesuncarpinteroquenopodíavivir de la carpintería… por estar demasiado ocupado, según tengo entendido, entratardeprobarqueDiosnoexiste…yhadecididointentartrabajarelcampo.Porloquesé,sonunpocoraros.Losniñoshacenloquequieren.Elpadredicequeaéllomandarondemasiadocuandoerachicoyqueasushijosno lessucederá lomismo.PoresoJennyvienealaescueladeGlen.EstánmáscercadelaescueladeMowbrayNarrowsylosotrosniñosvanallí,peroJennydecidióveniraGlen.LamitaddelagranjaConwayestáenestedistrito,demodoqueel señorPennypaga impuestosaambasescuelasy,siquiere,puedemandarasushijosaambas,porsupuesto.Aunquemepareceque Jennyes la sobrina,no lahija.Suspadresmurieron.Dicenque fueGeorgeAndrewPennyelquepusoelcorderoenloscimientosdelaiglesiabautistadeMowbrayNarrows.Yonodigoquenoseangenterespetable,perosontodostandesaseados,miqueridaseñora…ylacasaestápatasarriba…y,sipuedotomarmeelatrevimientodeopinar,nodebepermitirqueDianasejunteconsalvajescomoésos.

—NopuedoprohibirlequeestéconJennyenlaescuela,Susan.Enrealidad,notengo nada contra la niña, aunque estoy segura de que inventa la mitad de lashistorias que cuenta sobre sus parientes y sus aventuras. Pero probablemente aDiprontoselepasaráelenamoramientoynovolveremosaoírhablardeJennyPenny.

Perosiguieronoyendohablardeella.JennyledijoaDiquelapreferíaatodaslasdemásniñasde laescueladeGlen,yDi,sintiendoqueunareinasehabía rebajadohastaella,respondióadorándola.Sehicieroninseparablesenlosrecreos;seescribíannotas en los fines de semana: daban y recibían goma de mascar: intercambiabanbotonesycolaborabanenlastareasconjuntas,yporfinJennyinvitóaDiairconellaasucasadespuésdelaescuelayquedarseapasarlanoche.

Mamádijoqueno,muydecidida,yDillorócopiosamente.—MedejastequedarmeapasarlanocheconPersisFord—sollozaba.—Eso es… diferente —dijo Ana, algo vacilante. No quería hacer de Di una

engreida,perotodoloquehabíaoídodelafamiliaPennylahabíahechodarsecuentade que no podía ni siquiera considerar la posibilidad de que fueran amigos de losniñosdeIngleside,yenlosúltimostiemposlahabíapreocupadolafascinaciónqueJennyevidentementeejercíasobreDiana.

—Yonoveoningunadiferencia—gimióDi—.¡JennyestandamacomoPersis,paraquesepas!Nuncamascagomacomprada.Tieneunaprimaque sabe todas las

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reglas de etiqueta, y Jenny las aprendió todas de ella. Jenny dice que nosotros nosabemosloqueeslaetiqueta.Yhatenidolasaventurasmásfascinantes.

—¿Quiénlodice?—preguntóSusan.—Ellamismamelocontó.Sufamilianoesrica,perotienenparientesmuyricos

yrespetables.Jennytieneuntíoqueesjuez,yunprimodelamadreescapitándelbarcomásgrandedelmundo.Jennybautizóelbarcocuandolobotaron.Nosotrosnotenemosuntíoqueseajuezniunatíaqueseamisioneraconlosleopardos,tampoco.

—Leprosos,querida,noleopardos.—Jennydijoleopardos.Ellatienequesaberloporqueessutía.Yhaytantascosas

ensucasaquequierover…tieneeldormitorioempapeladoconloros…ylasalaestállenadebúhosdisecados…ytienenuntapizconeldibujodeunacasacolgadoenelvestíbulo…y cortinas cubiertas de rosas…y una casa de verdad para jugar, se laconstruyóeltío…ysuabuelitaviveconellosyeslapersonamásviejadelmundo.Jennydicequevivióantesdeldiluvio.Nocreoquevuelvaatenerotraoportunidaddeveraunapersonaquevivióantesdeldiluvio.

—Laabuelatienecercadecienaños,dicen—dijoSusan—,perosituJennydicequevivióantesdeldiluvio,estáexagerado.Lomásprobableesquecogierasquiénsabequé,sivasaunlugarcomoése.

—Hacemucho tiempo que tuvieron todo lo que podían tener—protestóDi—.Jennydiceque tuvieronpaperas, sarampión, tos convulsay escarlatina, todoenunaño.

—Nomeextrañaríaquehubierantenidolaviruela—murmuróSusan—.¡Sihabrágenteembrujada!

—Jenny tiene que quitarse las amígdalas —sollozó Di—. Pero eso no escontagioso, ¿no? Jenny tuvo una prima que se murió cuando la operaron de lasamígdalas… se desangró sin recuperar el conocimiento. Por eso es probable que aJenny le pase lomismo, si es de familia. Es delicada…, se desmayó tres veces lasemanapasada.Peroestáabsolutamentepreparada.Yesenparteporesoquequierequevayaapasarunanocheconella…paraquepuedarecordaresanochecuandoellahaya fallecido. Por favor, mamá. Renuncio al sombrero nuevo con cintas, si meprometesquemedejarásir.

PeromamáfueinflexibleyDiserecluyóconsualmohadaempapadaenlágrimas.Nannolacompadeció…aNan«nolecaíabien»JennyPenny.

—Noséquélepasaaesaniña—dijoAna,preocupada—.Nuncaantessehabíaportadoasí.Comodiceusted,parecequePennylahaembrujado.

—Tuvomucharazónennodejarlairaunlugartanpordebajodeella,miqueridaseñora.

—Ah,Susan, yonoquieroque ella sientaquenadie«estápordebajo»de ella.Perodebemosponerellímiteenalgúnlugar.NoestantoporJenny…mepareceque

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es inofensiva, a pesar de esa costumbre de exagerar… pero me dijeron que losvaronessontremendos.LamaestradeMowbrayNarrowsestámediolocaconellos.

—¿Tetiranizanasíentucasa?—preguntóJennyconarroganciacuandoDiledijoque no la dejaban ir—. Yo no permitiría que me trataran así. Tengo demasiadocarácter. Por ejemplo, yo amenudo duermo fuera toda la noche cuandome da lagana.Supongoquetúnisoñaríasconhacereso.

Di miró pensativa a esa niña misteriosa que «a menudo dormía fuera toda lanoche».¡Quémaravilloso!

—No te enfadarás conmigo porque no voy, Jenny, ¿verdad? Tú sabes que yoquieroir.

—Claro que no estoy enfadada contigo. Hay niñas que no lo tolerarían, porsupuesto, pero supongo que no puedes evitarlo. Podríamos habernos divertidomucho.Había planeadoque fuéramos a pescar a la luzde la luna en el arroyodelfondo.Lohacemossiempre.Yohepescadotruchasasídegrandes.Ytenemosunoscerdoschiquititoshermosos,yunpotrillopreciosoyunacamadadeperritos.Bueno,tendréqueinvitaraSadieTaylor.Aellasuspadresladejanvivirenpaz.

—Mispadressonmuybuenosconmigo—protestóDi,conlealtad—.YmipadreeselmejormédicodelaIslaPríncipeEduardo.Lodicetodoelmundo.

—Tedasairesporquetienespadreymadreyyono—dijoJenny,desdeñosa—.Mipadretienealasysiempreusaunacoronadeoro.Peroyonomedoyairesporeso¿osí?Vamos,Di,noquieropelearmecontigo,peroodioquelagentealardeedesufamilia.Novadeacuerdoconlaetiqueta.Yyotengodecididoserunadama.CuandoesaPersisForddelaquetantohablasvengaaCuatroVientosesteverano,yonomevoy a encontrar con ella. La tía Liname contó que pasó algo raro con sumadre.Estuvocasadaconunmuertoqueresucitó.

—Ah,nofueasí,Jenny.Yosécómofue,mamámelocontó…LatíaLeslie…—Nomeinteresa.Sealoquesea,esalgodeloqueesmejornohablar,Di.Suena

lacampana.—¿De verdad vas a invitar a Sadie? —preguntó Di, ahogada, con los ojos

inmensosporeldolor.—Bueno,noenseguida.Esperaréaver.Talveztedéotraoportunidad.Perosilo

hago,serálaúltima.Pocosdíasdespués,JennyPennyseacercóaDienunrecreo.—OídeciraJemquetuspadressefueronayerynovanaregresarhastamañana

porlanoche.—Sí,fueronaAvonleaaveralatíaMarilla.—Entoncesestuoportunidad.—¿Mioportunidad?—Paraquedartetodalanocheconmigo.

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—Ah,Jenny,peronopuedo.—Claroquepuedes.Noseastonta.Nosevanaenterarnunca.—PeroSusannomedejaría…—Notienesporquédecirlenada.Venacasaconmigodespuésdelaescuela.Nan

puededecirle adónde fuisteparaqueno sepreocupe.Yno tevaadelatar cuandovuelvantuspadres.Tendrámiedodequeleechenlaculpaaella.

Diestabaenunaagoníadeindecisión.Sabíaperfectamentebienquenodebíairacasade Jenny,pero la tentaciónera irresistible. Jennyvolvió toda labateríade susojosextraordinariossobreDi.

—Es tu última oportunidad —dijo con tono dramático—. No puedo seguirjuntándomeconalguienquesecreedemasiadoimportantecomoparavisitarme.Sinovienes,nossepararemosparasiempre.

Esolodecidíatodo.Di,todavíaesclavizadaporlafascinacióndeJennyPenny,nopodíasoportarlaideadesepararseparasiempredeella.NansefuesolaasucasaesatardeparadecirleaSusanqueDisehabíaidoapasarlanocheacasadeJennyPenny.

Dehabersesentidotanactivacomosiempre,SusanhabríaidodirectamenteacasadelosPennyabuscaraDiytraerlaacasa.PeroSusansehabíatorcidoeltobilloesamañanay,sibienpodíaarreglárselasparaprepararlacomidaalosniños,sabíaquenopodríacaminarunkilómetroymediohastaelcaminodeBaseLine.LosPennynoteníanteléfono,yJemyWaltersenegaronterminantementeair.Estabaninvitadosauna«mejilloneada»enelfaro,ynadiesecomeríaaDiencasadelosPenny.Susantuvoqueresignarsealoinevitable.

DiyJennysefueronacampotraviesa,pordondeelcaminoeradepocomenosdemediokilómetro.Apesardesuconcienciaculpable,Dierafeliz.Pasaronportantossitiosbonitos:pequeñasensenadasdehelechos(donderondabanlosduendes)enlasbahíasdebosquesdeunverdeintenso;unvalledondesusurrabaelviento,enelquesehundíanlasrodillasenlosbotonesdeoroparacruzarlo,uncaminitoserpenteanteentre jóvenesarces,unarroyoqueerauncinta irisadade flores,uncamposoleadolleno de fresas. Di, que acababa de despertar a la percepción de la hermosura delmundo,estabaextasiadaycasideseóqueJennynohablaratanto.Charlarestababienenlaescuela,peroaquíDinoestabaseguradequereroírhablardecuandoqueJennyse envenenó, «accidentalmente» por supuesto, por tomar un remedio equivocado.Jennypintababiensuagoníademoribunda,peronofuemuyexplícitasobrelarazónpor la cual despuésde todono sehabíamuerto.Había«perdido el conocimiento»,peroelmédicologróarrancarladelasgarrasdelamuerte.

—Aunquenuncahevueltoaserlamismadesdeentonces.DiBlythe,¿quémirastanto?Creoquenomeestabasescuchando.

—Ah, sí, te escuchaba—dijoDi, culpable—.Yo creo que has tenido una vidamaravillosa,Jenny.Pero,miralavista.

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—¿Lavista?¿Quéesunavista?—Eh… algo que uno está mirando. Esto —dijo, abarcando con la mano el

panoramadepraderaybosqueycolinaenvueltaentrenubes,queteníanfrenteaellas,conesahendeduracolorzafiroqueeraelmarentrelascolinas.

Jennyfrunciólanariz.—Unmontónde árboles viejos y vacas.Lohe visto cientos de veces.Aveces

eresmuyrara,DiBlythe.Noquieroherir tussentimientos,peroavecesmeparecequenoeresdeltodonormal.Deverdad.Perosupongoquenopuedesevitarlo.Dicenquetumamáandasiempredelirandoasí.Bueno,ahíestámicasa.

DimirólacasadelosPennyyexperimentóelprimergolpededesilusión.¿Eraéstala«mansión»delaquehabíahabladoJenny?Eragrande,cierto,yteníalascincoventanas salientes, pero pedía a gritos una mano de pintura y gran parte del«artesonadodemadera»habíadesaparecido.Labarandillaestabadesvencijada,yloqueenuntiempohabíasidounpreciosofanalsobrelapuertadelfrenteestabaroto.Laspersianasestabantorcidas,habíavariospanelesdelasventanashechosconpapeldeestraza,yel«hermosobosquedearces»detrásdelacasaestabarepresentadoporunospocosdelgados,escuálidosyviejosárboles.Losgranerosestabanenunestadodeplorable; el patio, lleno de viejas máquinas herrumbradas, y el jardín era unaperfectaselvadehierbas.Dinuncahabíavistounlugarigualentodasuvida,yporprimera vez se le ocurrió preguntarse si todas las historias de Jenny seríanverdaderas.¿Podíaalguienhabersesalvadotantasvecesporpoco,aunquefueraeneltranscursodenueveaños,comodecíaella?

Pordentro,lascosasnoeranmuchomejor.LasalaalaqueJennylahizopasarestaba llenadepolvoyolíamal.El techoestabadescoloridoy llenodegrietas.Lafamosarepisademármoleramaderapintada(hastaDipodíadarsecuentadeeso)yestabacubiertaconunespantosochaljaponéssobreelcualhabíaunahileradetazas«bigoteras». Las cortinas de encaje eran de un color feísimo y estaban llenas deagujeros.Las«persianas»erandepapelazul,muyroto,conunainmensacanastaderosaspintada.Encuantoaqueelvestíbuloestaballenodebúhosdisecados,síhabíauna pequeña vitrina en un rincón con tres aves bastante desaliñadas, una sin ojos,directamente. Para Di, acostumbrada a la belleza y la dignidad de Ingleside, lahabitación parecía algo salido de una pesadilla. Lo extraño, sin embargo, era queJennyparecíanotenerconcienciadelamenordiscrepanciaentresusdescripcionesylarealidad.DisepreguntósinohabríasoñadoqueJennylehabíacontadoestoylootro.

Afuera no estaba tan mal. La casita de juguete que el señor Penny habíaconstruido en un extremo, entre los árboles, y que parecía una verdadera casita enminiatura, sí era un lugar interesante, y los cerditos y el nuevo potrillo eran«encantadores».Encuantoalacamadadecachorritos,erantanpeluditosydeliciosos

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comosihubieranpertenecidoalarazaperrunadeVeredeVere.Uno,especialmente,era adorable, con largas orejas castañas y unamancha blanca en la frente, lenguarosadaypatasblancas.Diseentristeciómuchocuandoseenteródequeyaestabantodosregalados.

—Aunquenosésipodríamosdarteuno,auncuandonoestuvieranregalados—dijoJenny—.Eltíoesmuycuidadosoconellugardondeentregaasusperros.HemosoídoquevosotrossoisincapacesderetenerunperroenIngleside.Hadepasaralgoraroconvosotros.Eltíodicequelosperrossabencosasquelagentenosabe.

—¡Estoy seguradequenopueden sabernadamalo sobrenosotros!—exclamóDi.

—Bueno,esperoqueno.¿Tupapáescruelcontumamá?—¡No,porsupuestoqueno!—Bueno,yooídecirquelepega…quelepegahastaqueellagrita.Peroesono

locreí,claro.¿Noeshorriblecómomientelagente?Peroamísiempremehascaídobien,Di,ysiempreestarédetulado.

Disintióquetendríaqueestarmuyagradecidaporeso,peroporalgunarazónnoloestaba.Comenzabaasentirsemuyfueradelugar,yelencantoconelcualJennyhabíaestadoinvestidaasusojos,súbitaeirrevocablemente,habíadesaparecido.NosintiólaemocióndeantescuandoJennylecontólavezenlaquecasiseahogaenunestanque.No la creyó. Jenny había imaginado esas cosas. Y probablemente el tíomillonarioyelanillodediamantesdemildólaresylamisioneraentrelosleopardostambiénhabíansidoproductodesuimaginación.Disesentíatandesinfladacomounglobopinchado.

Perotodavíafaltabalaabuelita.Seguroquelaabuelitaeradeverdad.DiyJennyvolvieronalacasa.LatíaLina,unaseñoradeampliobustoymejillasrojas,conunvestidodealgodónestampadonodemasiado limpio, lesdijoque la abuelitaqueríaveralavisita.

—Laabuelita estáconfinadaa lacama—explicó Jenny—.Siempre llevamosatodoslosquevienenaverla.Seponefuriosasinolohacemos.

—No teolvidesdepreguntarlecómoestádeldolordeespalda—advirtió la tíaLina—.Nolegustaquelagentenoseacuerdedesuespalda.

—YdeltíoJohnny—dijoJenny—.NoteolvidesdepreguntarlecómoestáeltíoJohnny.

—¿QuiéneseltíoJohnny?—preguntóDi.—Unhijodeellaquemurióhacecincuentaaños—explicólatíaLina—.Estuvo

enfermo durante años, antes de morirse, y la abuelita se acostumbró, como quiendice,aquelagentelepreguntaraporél.Extrañasinolepreguntan.

Frente a la puerta del cuarto de la abuelita, Di de pronto retrocedió. Le entrómuchomiedodeesamujerincreíblementevieja.

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—¿Quétepasa?—preguntóJenny—.¡Nadietevaacomer!—¿Es…viviódeverdadantesdeldiluvio,Jenny?—Claroqueno.¿Quiéntedijoeso?Perovaacumplircienaños,sivivehastasu

próximocumpleaños.¡Vamos!Di entró, cautelosa. En un dormitorio pequeño y atiborrado de cosas, estaba la

abuelita,acostadaenunacamainmensa.Surostro,tremendamentearrugado,parecíaeldeunmonoviejo.EscudriñóaDiconojoshundidos,bordeadosderojo,ydijo:

—Dejademirarme.¿Quiéneres?—EsDianaBlythe,abuelita—dijoJenny…unaJennyalgoapaciguada.—¡Ja!¡Quénombretanrimbombante!Tengoentendidoquetienesunahermana

muyorgullosa.—Nannoesorgullosa—exclamóDi,conunrelámpagodecarácter.¿Jennyhabía

estadohablandomaldeNan?—Eresunpoquitoimpertinente,¿noteparece?Amímeenseñaronquenoseles

habla así a los mayores. Es orgullosa. Cualquiera que camine con la cabeza alta,comomedicelapequeñaJennyqueellacamina,esorgullosa.¡Esunaengreída!¡Ynomecontradigas!

Laabuelitaparecíatanenfadada,queDiseapresuróapreguntarlecómoestabadelaespalda.

—¿Quién dice que yo tengo espalda? ¡Vaya suposición!Mi espalda es asuntomío.¡Ven…acércatealacama!

Di se acercó, deseando estar amil kilómetros de distancia. ¿Qué iría a hacerleestaviejahorrible?

LaabuelitasearrimóalbordedelacamaypusounamanocomounagarrasobreloscabellosdeDi.

—Mediocolorzanahoriaperobastantesuave.Esevestidoeslindo.Levántateloymuéstramelaenagua.

Diobedeció,agradeciendoqueteníapuestalaenaguablancaconlapuntillahechaporSusan.Pero¿quéfamiliaeraéstadondeaunalehacíanmostrarlaenagua?

—Siemprejuzgoalasniñasporsusenaguas—dijolaabuelita—.Latuyapasa.Ahoraquieroverlospololos.

Dinoseatrevióanegarse.Se,levantólaenagua.—¡Ja! ¡Tambiénconpuntillas!Esoesunaextravagancia. ¡Ynomepreguntaste

porJohnny!—¿Cómoestá?—preguntóDi,sinaliento.—Cómoestá,dice,descarada.Podríahabersemuerto,porloqueatiteimporta.

Dimeunacosa,¿esciertoquetumadretieneundedaldeoro,deoromacizo?—Sí,seloregalópapáparasuúltimocumpleaños.—Bueno, jamás lo hubiera creído. La pequeña Jenny me dijo eso, pero a la

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pequeñaJennyunanopuedecreerleniunapalabradeloquedice.¡Undedaldeoromacizo!Nuncaoísemejantecosa.Bueno,serámejorquevayáisacomer.Esonuncapasa de moda. Jenny, levántate los calzones. Te asoma una pierna por debajo delvestido.Almenos,tengamosunpocodedecencia.

—Amínomeasomanloscalzo…lospololos—dijoJenny,indignada.—Calzonespara lasPennyypololospara lasBlythe.Ésaes ladiferenciaentre

ustedesdos,unadiferenciaquevaaexistirsiempre.Nomecontradigas.TodalafamiliaPennyestabareunidaalrededordelamesadelacenaenlagran

cocina.Di no había visto nunca a ninguno de ellos, excepto a la tíaLina, pero, aldirigirunamiradaalrededordelamesa,entendióporquémamáySusannoqueríandejarla venir. Elmantel estaba roto ymanchado con viejasmanchas de salsa. Losplatoseranunmuestrario.EncuantoalosPenny,Dinuncasehabíasentadoalamesacongenteasí,ydeseóestarasalvoenIngleside.Peroahorateníaqueaguantarhastaelfinal.

EltíoBen,comolollamabaJenny,sesentóalacabeceradelamesa.Teníaunabarba de un rojo intenso y una cabeza casi calva, con algunas canas. Su hermanosoltero,Parker,flacoysinafeitar,sehabíasentadoenunlugardesdedondepudieraescupirenelcajóndelaleña,cosaquehacíaaintervalosfrecuentes.Losvarones—Curt,dedoceaños,yGeorgeAndrew,detrece—teníanojoscelestes,sinbrillo,quemirabanconagresividad,yselesveíalapielatravésdelosagujerosdelascamisas.Curt,quesehabíacortadolamanoconunabotellarota,lateníavendadaconuntrapomanchadodesangre.AnnabelPenny,deonceaños,y«Gert»Penny,dediez,erandosniñasmásbienbonitas,deredondosojoscastaños.«Tuppy»,dedosaños,teníaunosrizospreciososymejillasrosadas.Yelbebé,sentadoenlafaldadelatíaLina,teníavivacesojosnegrosyhabríasidoadorable,dehaberestadolimpio.

—Curt, ¿por qué no te limpiaste las uñas, si sabías que teníamos visita? —preguntóJenny—.Annabel,nohablesconlabocallena.Yosoylaúnicaquetratadeenseñarleaestafamiliabuenosmodales—leexplicóenvozbajaaDi.

—Cállate—dijoeltíoBenconvoztronante.—¡Nomevoyacallar…nopuedeshacermecallar!—gritóJenny.—Nolecontestesasíatutío—dijolatíaLina,conplacidez—.Vamos,niñas,a

portarsecomodamas.Curt,alcánzalelaspatatasalaseñoritaBlythe.—Ja,ja,señoritaBlythe—seburlóCurt.PeroDianahabíaobtenidoporlomenosunmomentoimportante.Porprimeravez

ensuvida,lehabíandicho«señoritaBlythe».Poralgúnmilagro,lacomidaerabuenayabundante.Di,queteníahambre,habría

disfrutadodelacomida(aunqueodiababeberdeunvasodescascarillado)sihubierapodido estar segura de que estaba limpia, y si todos no se hubieran peleado tanto.Todo el tiempohubopeleas cruzadas: entreGeorgeAndrewyCurt…entreCurt y

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Annabel…entreGertyJen…inclusoentreeltíoBenylatíaLina.Ellostuvieronunapeleahorribleyse lanzaron lasacusacionesmásespantosas.La tíaLina leechóencaraaltíoBentodoslosgrandescaballerosconlosquepodríahabersecasado,yeltíoBendijoquelamentabaquenosehubieracasadoconotroysíconél.

«¿Noseríahorriblesimipapáymimamásepelearanasí?»,pensóDi.«¡Ah,sipudieraestarencasa!».

—Notechupeselpulgar,Tuppy.Lodijosinpensar.LeshabíacostadotantoquitarleaRillaelhábitodechuparse

elpulgar…Deinmediato,Curtsepusorojoderabia.—¡Déjalotranquilo!—gritó—.¡Puedechuparseelpulgartodoloquequiera!A

nosotros no nos mandan todo el tiempo como a vosotros, los críos de Ingleside.¿Quiéntecreesqueeres?

—¡Curt,Curt!LaseñoritaBlythevaacreerquenotienesmodales—dijola tíaLina.Estabaotravezmuytranquilaysonriente,ylepusodoscucharadasdeazúcaraltédeltíoBen—.Nolehagascaso,querida.Sírveteotraporcióndepastel.

Dinoqueríaotraporcióndepastel.Loúnicoquequeríaerairseasucasa,ynosabíacómohacerlo.

—Bien —tronó el tío Ben, bebiendo lo que quedaba del té directamente delplatillo—,alcanzaporhoy.Levantarsedemañana…trabajartodoeldía…comertresvecesaldíaeirsealacama.¡Quévida!

—Apapáleencantahacerbromas—dijo,sonriendo,latíaLina.—Hablando de bromas… hoy vi al ministro metodista en la tienda de Flagg.

Intentó contradecirme cuando yo le dije que Dios no existe. «Usted habla losdomingos», ledije.«Ahorame tocaamí.DemuéstremequehayunDios», ledije.«Esustedelquetienelapalabra»,medijoél.Todossoltaronlacarcajada.Yopensabaqueerauntipointeligente.

¡QueDiosnoexiste!ADiseleabriólatierrabajolospies.Tuvoganasdellorar.

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Fuepeordespuésdelacena.Antesdecenar,ellayJennyhabíanestadosolas.Ahorahabía una multitud. George Andrew la agarró de la mano y la hizo pasar por uncharcoconbarroantesdequeellapudieraescapársele.ADijamásentodalavidalahabíantratadoasí.JemyWalterseburlabandeella,yKenFordtambién,peroellanunca había conocido chicos como éstos. Curt le ofreció un pedazo de goma demascar,reciénsacadodesuboca,yseenfureciócuandoellalorechazó.

—¡Tevoyaponerencimaunratónvivo!—gritó—.¡Odiosa!¡Engreída!¡Yconunhermanomaricón!

—¡Walternoesningúnmaricón!—dijoDi.EstabaenfermademiedoperonoibaapermitirqueinsultaranaWalter.

—Síqueloes,escribepoesía.¿Sabesloqueharíayo,situvieraunhermanoqueescribierapoesía?Loahogaría,comoseahogaalosgatos.

—Hablandodegatos, haymuchosgatitos en el granero—dijo Jen—.Vamosacazarlos.

Disencillamentesenegóairacazargatosconesoschicos,yselodijo.—Encasatenemosmuchosgatos.Tenemosonce—dijo,orgullosa.—¡No te creo!—exclamó Jen—. ¡No, no los tenéis! Nadie puede tener once

gatos.Nopuedeserteneroncegatos.—Una gata tiene cinco y la otra seis. Pero yo no voy al granero. El invierno

pasadomecaídelapartedearribadelgranerodeAmyTaylor.Mehubieramatado,denoserporquecaíencimadeunmontóndepaja.

—Bueno,younavezmehaberíacaídodenuestrogranero,siCurtnomehaberíaagarrado—dijoJenny,enfurruñada.Nadiequenofueraellateníaningúnderechoacaerse de los entrepisos de los graneros. ¡Di Blythe teniendo aventuras! ¡Quéimpertinencia!

—Se dicehubiera—dijoDi, y a partir de esemomento todo había terminadoentreellayJenny.

Perodealgunamanerahabíaquepasar lanoche.Nose fuerona lacamahastatarde porque ninguno de los Penny se iba jamás temprano a la cama. El grandormitorioalcuallallevóJenny,alasdiezymedia,teníadoscamas.AnnabelyGertseestabanpreparandoparaacostarseenunadeellas.Dimirólaotra.Lasalmohadasestaban sucias. A la colcha le hacía mucha falta un lavado. El empapelado… elfamosoempapelado«conloros»…estabamanchadodehumedadyhastaloslorosnoseveíanmuy«lorezcos».Sobreunamesa,juntoalacama,habíaunajarradegranitoyun lavabode latamedio llenode agua sucia.Di no iba a lavarse la cara en eso.Bueno,porunavezseiríaaacostarsinlavarselacara.Almenos,elcamisónquelehabíadejadolatíaLinaestabalimpio.

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CuandoDiselevantó,despuésdedecirsusoraciones,Jennyrió.—Ah,peroquéanticuadaeres.Teveíastanridículadiciendotusoraciones…Yo

no sabía que hay gente que sigue diciendo oraciones. Las oraciones no sirven denada.¿Paraquélasdices?

—Tengoquesalvarmialma—dijoDi,citandoaSusan.—Yonotengoalma—seburlóJenny.—Talvezno,peroyosítengo—dijoDi,irguiéndose.Jenny lamiró.Peroel embrujode losojosde Jenny sehabíaquebrado.Nunca

másDisucumbiríaasumagia.—Noeres lachicaquepenséqueeras,DianaBlythe—dijoJennycon tristeza,

comoquienhubierasidovilmenteengañado.Antes de que Di pudiera responder, George Andrew y Curt irrumpieron en el

dormitorio.GeorgeAndrewteníapuestaunamáscara…unacosaespantosaconunanarizinmensa.Digritó.

—¡No grites así, que pareces un cerdo al que están degollando! —le ordenóGeorgeAndrew—.Tienesquedarnoselbesodelasbuenasnoches.

—Delocontrario,teencerraremosenesearmario…yestállenoderatas—dijoCurt.

George Andrew avanzó hacia Di, que volvió a gritar y retrocedió ante él. Lamáscara la paralizaba de terror. Sabía perfectamente bien que detrás de ella estabaGeorgeAndrew,yaélnoleteníamiedo,perosemoriríasiesahorriblemáscaraseacercabaaella…estabasegura.Enelinstantemismoenqueparecíaquelaespantosanariz iba a tocarle la cara,Di tropezó conun taburete, cayóde espaldas y pegó lacabeza contra el borde afilado de la cama de Annabel. Por un momento, quedóaturdidaytendidaenelsuelo,conlosojoscerrados.

—¡Sehamuerto…semuerto!—gritóCurt,ysepusoallorar.—¡Ah! ¡Qué paliza te van a dar si la has matado, George Andrew! —dijo

Annabel.—Alomejorsehacelamuerta—dijoCurt—.Ponleungusanoencima.Yotengo

unosenunalata.Siesmentira,reaccionará.Dilooyóperoestabademasiadoasustadaparaabrirlosojos.(Talvezsefuerany

ladejaransola,silacreíanmuerta.Perosileponíanungusanoencima…).—Pinchadlaconunalfiler.Sisangra,noestámuerta—dijoCurt.(Unalfilerpodríasoportarlo;ungusano,no).—No está muerta… no puede estar muerta —susurró Jenny—. La habéis

asustadoylehadadounataque.Perosirecuperaelconocimiento,vaagritarhastalevantarlostechosyeltíoBenvendráynosmataráapalos.¡Notendríaquehaberlainvitadoaquedarse,miedosadeporquería!

—¿Ynopodríamosllevarlaalacasaantesdequerecupereelconocimiento?—

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sugirióGeorgeAndrew.(¡Ah,silallevaran!).—No,esdemasiadolejos—dijoJenny.—Esmenos demedio kilómetro a campo traviesa. Si cada uno de nosotros la

tomadeunbrazoodeunapierna…tú,Curt,yoyAnnabel.Nadie queno fuera algunode losPennyhabría concebido semejante idea ni la

habríallevadoacabo.Peroellosestabanacostumbradosahacercualquiercosaqueselesmetiera en la cabeza y «sermatado a palos» por el jefe de la familia era algodignodeserevitado,enlamedidadeloposible.Papánoeramuyexigenteconelloshastaciertopuntopero,pasadoeselímite…¡buenasnoches!

—Si recuperaelconocimientomientras la llevamos, lasoltamosycorremos—dijoGeorgeAndrew.

NohabíaningúnpeligrodequeDirecuperaraelconocimiento.Seestremeciódeagradecimientocuandosesintiólevantadaporlosairesentreloscuatro.Enpuntillasbajaron laescaleraysalieronde lacasa,cruzaronelpatio, losbosquesy lacolina.Dosvecestuvieronquedejarlaenelsueloparadescansar.Ahoraestabansegurosdequeestabamuertayloúnicoquequeríanerallevarlaalacasasinquenadielosviera.Si Jenny Penny rezó alguna vez en su vida, fue esa vez, pidiendo que no hubieranadie levantadoenelpueblo.Sipodían llevaraDiBlythea lacasa, todos juraríanquealahoradeirseaacostarextrañabatanto,queinsistióenirseasucasa.Loquelesucediódespuésnoeraasuntosuyo.

Disoloabrirlosojosunavez,mientraslosotrosurdíanesto.Elmundodormidoquelarodeabalepareciómuyextraño.Losabetosseveíanoscurosydesconocidos.Las estrellas se reían de ella. (No me gusta ese cielo tan grande. Pero si puedosoportarlo un poquitomás, estaré en casa. Si averiguan que no estoymuerta,medejaránaquí,ysolayenlaoscuridadnuncallegaríaacasa).

Cuando los Penny hubieron dejado a Di en la galería de Ingleside, salieroncorriendo a todo lo que les daban las piernas. Di no se atrevió a volver a la vidademasiadoprontoperoal fin seatrevióaabrir losojos.Sí, estabaencasa.Parecíademasiado bueno para ser cierto. Se sentía una niña muy muy mala, pero estabasegurísima de que jamás volvería a portarse mal. Se incorporó, y Camarón subiódelicadamente los escalones y se restregó contra ella, ronroneando.Ella lo abrazó.¡Qué lindo y cariñoso era! No creía que le fuera posible entrar porque sabía queSusancerraba todas laspuertas con llave cuandopapánoestaba, yno se atrevía adespertaraSusanaesahora.Peronoleimportaba.Lanochedejunioestababastantefresca, pero se acostaría en la hamaca y se acurrucaría junto aCamarón, sabiendoque, cercade ella, al otro ladode esaspuertas cerradas, estabanSusan, los chicos,Nany…sucasa.

¡Quéextrañoeraelmundodespuésdequeoscurecía!¿Estabantodaslaspersonas

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durmiendo en todo el mundo y sólo ella despierta? Las grandes rosas blancas delarbusto junto a los escalones parecían pequeñas caras humanas en las sombras. Eloloramentaeracomounamigo.Habíaalgunasluciérnagaseneljardín.Despuésdetodo,podríaalardearde«haberdormidotodaunanochefuera».

Pero no iba a ser. Dos figuras oscuras cruzaron el portón y avanzaron por elsendero de la entrada. Gilbert fue por la parte de atrás para abrir la puerta de lacocina,peroAnasubiólosescalonesysequedóatónitamirandoaesapobrecriaturitasentadaallí,conelgatoenelregazo.

—¡Mamá!…¡Ay,mamá!—Estabaasalvoenlosbrazosdemamá.—¡Di,miamor!¿Quépasa?—Ay,mamá,meportémal,peroestoymuyarrepentida…ytúteníasrazón…yla

abuelitaeratanhorrorosa,peroyopensabaquenoibaisavolverhastamañana.—Papárecibióuna llamadatelefónicadesdeLowbridge.Tienenqueoperara la

señoraParkermañana,yeldoctorParkerquierequeélestéaquí.Asíquecogimoselúltimotrenyvinimoscaminandodesdelaestación.Ahoracuéntame…

ParacuandoGilberthabíaentradoenlacasayabiertolapuertadelfrente,todalahistoriahabíasidocontadaentresollozos.Élpensóquenohabíahechonadaderuido,peroSusanoíahastaelchillidodeunmurciélagocuandosetratabadelaseguridaddeIngleside,ybajólasescaleras,rengueando,conunabataencimadelcamisón.

Huboexclamacionesyexplicaciones,peroAnalainterrumpió.—Nadie leestáechando laculpadenada,queridaSusan.Disehaportadomal

pero lo sabe, y yo creo que ha recibido su castigo. Lamento haberla despertado.Vuelvaalacama,queeldoctorvaarevisarleeltobillo.

—Noestabadormida,miqueridaseñora.¿Leparecequepodríadormir,sabiendodónde estaba esta bendita criatura? Y tenga el tobillo como lo tenga, voy aprepararlesalosdosunatazadeté.

—Mamá—dijoDi,desdesupropiacama—,¿espapáavecescruelcontigo?—¡Cruel!¿Conmigo?Pero,Di…—LosPennymedijeronqueeracruel…dicenquetepega…—Querida,ahorasabescómosonlosPenny,demaneraquemejornoatormentes

esacabecitaconnadadeloquetedijeron.Siemprehayrumoresmaliciososflotandoen el aire, en todas partes, siempre hay gente que los inventa. No les hagas casonunca.

—¿Mevasareprendermañanaporlamañana,mamá?—No.Creoquehasaprendidolalección.Ahoraduérmete,hermosa.«Mamáestansensata»,fueelúltimopensamientoconscientedeDi.PeroSusan,mientrasseestirabaenpazensucama,coneltobillocómodamente

vendadopormanosexpertas,sedecía:«Tengoquebuscarelpeinededientesfinitosmañanaporlamañana,ycuandoveaaladeliciosaseñoritaJennyPenny,levoyadar

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unasesióndelimpiezadepiojosquenovaaolvidarmientrasviva».JennyPennynuncarecibiólalimpiezaprometida,porquenovolvióalaescuela

deGlen.SefueconlosotrosPennyalaescueladeMowbrayNarrows,desdedondellegaronrumoresdesushistorias,entreellasunadeunatalDiBlythe,quevivíaenla«casagrande»,enGlenSt.Mary,peroquesiempreibaadormirconella,yqueunavezsehabíadesmayadoyella,JennyPenny,habíatenidoquellevarla,subidasobresu espalda, sola y sin ayuda, y a medianoche. La gente de Ingleside se habíaarrodilladoylehabíabesadolasmanosdegratitud,yeldoctormismohabíasacadosu coche guarnecido con flecos y su famosa yunta de caballos grises y la habíallevadoasucasa.«Ysihaycualquiercosaquepuedahacerporusted,señoritaPenny,porsubondadconmiamadahija,notienemásquemencionarlo.Lamejorsangredemicorazónnoalcanzaríaparapagarle. IríaalÁfricaEcuatorialpara recompensarlaporloquehahecho»,habíajuradoeldoctor.

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—Yo sé algo que tú no sabes, que tú no sabes, que tú no sabes…—canturreabaDovieJohnson,balanceándoseaunladoyotro,albordemismodelmuelle.

AhoraletocabaelturnoaNandeseriluminadaporelreflector,eraelturnodeNan de agregar una historia a los «¿te acuerdas de…?» de los años posteriores aIngleside.Aunquehastaeldíadesumuerte,Nanse ruborizaríacadavezquese lorecordaran.Habíasidotantonta…

NanseestremecíademiedoalveraDoviebalanceándoseasí…aunquetambiénlafascinaba.EstabaseguradequeDoviesecaeríaenalgúnmomento,¿yentonces,qué?PeroDovienosecaíanunca.Nuncalefallólabuenasuerte.

ANanlafascinabantodaslascosasqueDoviehacía,odecíaquehacía(lascualespodíanser,talvez,cosasdiferentes,peroNan,criadaenIngleside,dondenadiedecíanada que no fuera la verdad—ni siquiera bromeando— era demasiado inocente ycrédula para saberlo). Dovie, que tenía once años y había vivido toda su vida enCharlottetown, sabía mucho más que Nan, que tenía apenas ocho. Charlottetown,decía Dovie, era el único lugar donde la gente sabía algo. ¿Qué puede saber unapersonaencerradaenunpueblecitoruralcomoGlenSt.Mary?

Doviepasabapartede susvacaciones con su tíaElla enGlen; lasdosniñas sehabíanhecho íntimasamigas apesarde ladiferenciade edad.TalvezporqueNanadmiraba a Dovie, que a ella le parecía casi adulta, con esa adoración quenecesitamosdara lomáselevadocuando lovemos…ocreemosverlo.ADovie lecaíabiensupequeño,humildeyadoradorsatélite.

—NoestámalNanBlythe…sóloqueesmuypichoncita—lehabíadichoasutíaElla.

Los ojos vigilantes de Ingleside no veían nada malo en Dovie, si bien, comoreflexionó Ana, su madre era prima de los Pye de Avonlea, y no se pusieronobjeciones a que Nan se hiciera amiga de ella, aunque desde el principio Susandesconfiódeesosojosverdesconsuspestañasdoradas.Pero¿quéseleibaahacer?Dovieera«bieneducada»,ibabienvestida,seportabacortésmenteynohablabademás.Susannopodíadarrazónalgunaparasudesconfianza,ycerrólaboca.Dovieseiríaasucasacuandoempezaranlasclases,yentretantonohabíanecesidaddepeinesdedientesfinitosenestecaso.

DemodoqueNanyDoviepasabancasitodoeltiempolibrejuntasenelmuelle,dondepor logeneralhabíaunoodosbarcoscon lasvelasplegadas,y elValledelArcoIriscasinovioaNaneseagosto.AlosotrosniñosdeIngleside,Dovienolescaía muy bien, y el sentimiento era recíproco. Ella le había hecho una broma aWalter, y Di se había puesto furiosa y «le había dicho algunas cosas». Dovie, alparecer, era amiga de hacer bromas. Tal vez fue por eso que ninguna de las otras

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niñasdeGlenhizointentoalgunoporquitárselaaNan.—Ah,porfavor,dime—rogóNan.PeroDovie se limitó a guiñar un ojo con aire travieso y le dijo aNanque era

demasiadopequeñaparaquelecontaraalgosemejante.Estoeraenloquecedor.—Porfavor,cuéntame,Dovie.—No puedo. Me lo contó en secreto la tía Kate y se murió. Yo soy la única

personaenelmundoquelosabeahora.Cuandomelocontó,leprometíquenoselodiríaanadie.Túselocontaríasaalguien…nopodríasevitarlo.

—¡Noselocontaríaanadie!¡Síquepodríaevitarlo!—exclamóNan.—LagentedicequeenInglesideoslocontáistodo.Susantelosonsacaría,conel

tiempo.—No. Yo sé muchas cosas que nunca le he contado a Susan. Secretos. Yo te

contarélosmíosytúmecontaráslostuyos.—Ah,nomeinteresanlossecretosdeunaniñapequeñacomotú—dijoDovie.¡Vayainsulto!Nanpensabaquesussecretitoseranencantadores…Unoerasobre

loscerezossilvestresquehabíaencontradoen florenelbosque,detrásdelgranerodelseñorTaylor…susueñodeunhadablancaypequeñitaquedormíaenunlirioenelpantano…sufantasíadeunbotequellegabaapuertoalamanecerarrastradoporcisnesqueloremolcabanconcadenasdeplata…lahistoriaqueestabaempezandoahilvanarsobrelahermosadamadelaviejacasaMacAllister.Erantodosmaravillososymágicos para Nan, y se alegró, cuando lo pensó, de no tener que contárselos aDovie,despuésdetodo.

Pero¿quésabíaDoviesobreellaqueellanosabía?LaintrigaatormentabaaNancomounmosquito.

Aldíasiguiente,Dovievolvióareferirseasusecreto.—Estuve pensándolo, Nan… tal vez tendrías que saberlo, ya que es sobre ti.

ClaroqueloquelatíaKatequisodecirfuequenoselocontaraanadiequenofueralapersonamisma.Mira,simeregalaseseciervodeporcelana,tecontaréloquesédeti.

—Ah,esonotelopuedodar,Dovie.MeloregalóSusanparamicumpleaños.Sesentiríamuymal.

—Muybien.Siprefiereseseciervoasaberunacosaimportantesobretimisma,quédateconél.Amínomeimporta.Prefieroguardarmeelsecreto.Siempremegustasabercosasquelasotraschicasnosaben.Hacequeseasimportante.Eldomingoqueviene, en la iglesia, te miraré y pensaré: «Si supieras lo que yo sé sobre ti, NanBlythe».Serádivertido.

—¿Loquesabessobremíesalgobueno?—quisosaberNan.—Ah,esmuy romántico…comoesas cosasqueuna lee en los libros.Perono

importa.Atinoteinteresayyoséloquesé.

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Paraentonces,Nanestaba locadecuriosidad.Lavidanovaldría lapenadeservivida,sinopodíaaveriguarcuáleraelmisteriososecretodeDovie.Tuvounasúbitainspiración.

—Dovie,nopuedoregalartemiciervo,perosimecuentasloquesabessobremí,teregalarémisombrillaroja.

LosojosverdesdeDovieresplandecieron.Sehabíasentidocarcomidadeenvidiaporesasombrilla.

—¿Lasombrillarojanuevaquetumadretetrajodelaciudadlasemanapasada?—preguntó.

Nanasintió.Seleacelerólarespiración…¿Eraposible…eraposiblequeDoviedeverdadlecontaraelsecreto?

—¿Telopermitirátumadre?—quisosaberDovie.Nanvolvióaasentir,peroconalgodeduda.Noestabademasiadosegura.Dovie

percibiólavacilación.—Tendrás que traer la sombrilla aquí—dijo con firmeza—, antes de que te lo

diga.Sinotraeslasombrilla,notecuentoelsecreto.—Te la traeré mañana—se apresuró a prometer Nan. Tenía que saber lo que

Doviesabíadeella,eraloúnicoqueimportaba.—Bueno,voyapensarlo—dijoDovie,dudosa—.Notengasmuchasesperanzas.

Lomásprobableesquenotediganada,despuésdetodo.Eresdemasiadojoven…telohedichomuchasveces.

—Soymayordeloqueeraayer.Ah,vamos,Dovie,noseasmala—rogóNan.—Supongoquetengoderechoaguardarmeloquesé—dijoDovie,terminante—.

TúselocontarásaAna…ésaestumadre.—Conozco el nombre demi propiamadre—dijo Nan, herida en su dignidad.

Secretoonosecreto,habíalímites—.TedijequenoselodiríaanadieenIngleside.—¿Lojuras?—¿Debojurarlo?—Noseastonta.Merefieroaprometerlosolemnemente.—Loprometosolemnemente.—Mássolemnemente.Nan no veía cómo podía ser más solemne. Se le quedaría la cara dura, si se

concentrabamás.—LojuroporDiosyporestacruz—dijoDovie.Nanllevóacaboelritual.—Mañanatraelasombrillayveremos—dijoDovie—.¿Quéhacíatumadreantes

decasarse,Nan?—Enseñabaenunaescuela…yenseñababien—dijoNan.—Ajá,melopreguntaba.Mimadrepiensaquefueunerrordepartedetupadre

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casarsecontumadre.Nadiesabíanadadesufamilia.Ylasmuchachasqueélpudohaberelegido…,dicemamá.Ahoramevoy.Orevuar.

Nan sabíaqueesoqueríadecir«hastamañana».Estabamuyorgullosade tenerunaamigaquehablabafrancés.SiguiósentadaenelmuellemuchodespuésdequeDoviesehubieraidoasucasa.Legustabasentarseenelmuelleymirarlosbotesdepesca que entraban y salían, y a veces un barco que salía del puerto con rumbo afantásticoslugareslejosdeallí.ComoJem,muchasvecesellatambiénhabíadeseadoirseenunbarco,porelpuertoazul,másalládelbancodedunasoscuras,másalládelapuntadonde,porlasnoches,elFarodeCuatroVientosseconvertíaenunlugardemisterio…,afuera,másafuera,hacialanieblaazulqueeraelgolfoenverano,muchomásallá,haciaislasencantadasenmaresdemañanasdoradas.Nanvolabaenlasalasde su imaginaciónpor todoelmundo,mientras estaba sentadaallí sobre elviejoydesvencijadomuelle.

PeroesatardeestabamuyexcitadaporelsecretodeDovie…¿Doviedeverdadselocontaría?¿Quésería?¿Quépodía ser?¿Yquéeraesode lasmuchachascon lasquepapápodríahabersecasado?ANanlegustabaespecularsobreesasmuchachas.Unadeellaspodríahaber sidosumadre.Peroesoerahorrible.Nadiepodía ser sumadre,exceptosumadre.Lacuestiónerasencillamenteimpensable.

—CreoqueDovieJohnsonmevaacontarunsecreto—leconfióNanasumadreesa noche cuando le daba el beso de las buenas noches—. Claro que no podrécontárseloanadie,mamá,porqueseloprometí.Noteimporta,¿verdad,mamá?

—Enabsoluto—dijoAna,muydivertida.CuandoNanfuealmuellealdíasiguiente,llevólasombrilla.«Esmisombrilla»,

sedijo.Selahabíanregalado,demaneraqueteníatodoelderechodelmundoahacerlo que quisiera con ella. Luego de aquietar su conciencia con este sofisma, seescabulló de la casa cuando nadie pudiera verla. Le dolía regalar su preciosasombrilla,tanalegre,peroparaentonces,ladesesperaciónporaveriguarloqueDoviesabíasehabíavueltodemasiadofuertecomoparapoderresistirse.

—Aquíestálasombrilla,Dovie—dijo,sinaliento—.Ahoracuéntameelsecreto.Dovie se sorprendió. No pensaba que las cosas llegaran tan lejos… ni por un

momentohabíacreídoquelamadredeNanBlythelepermitieraregalarlasombrillaroja.Apretóloslabios.

—Nosésiesetonoderojomequedabienalacara,despuésdetodo.Esunpocochillón.Meparecequenotelovoyacontar.

Nan tenía su carácter yDovie todavía no la había subyugado tanto como parahundirlaenunaciegasumisión.Ynadasacabasucarácteralaluztanrápidocomolainjusticia.

—¡Untratoesuntrato,DovieJohnson!Túdijiste:«Lasombrillaporelsecreto».Aquíestálasombrillaytútienesquecumplircontupromesa.

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—Ah,estábien—dijoDovie,comoconhastío.Todoseaquietódepronto.Labrisasehabíadetenido.Elaguadejódegorgotear

alrededordelospostesdelmuelle.Nanseestremecióporunéxtasisdelicioso.PorfinaveriguaríaloqueDoviesabía.

—TúconocesaJimmyThomas,deHarbourMouth,¿no?—dijoDovie—.JimmyThomasSeisdedos…

Nanasintió.ClaroqueconocíaalosThomas…almenos,sabíadeellos.JimmySeisdedos iba a veces a Ingleside a vender pescado. Susan decía que nunca podíasaber si tenía buenamercadería.ANan, el hombre no le gustaba. Era calvo, perotenía un mechoncito de rizos blancos a ambos lados de la cabeza, y nariz roja yganchuda.Pero¿quépodíantenerqueverlosThomasconesteasunto?

—¿YconocesaCassieThomas?—prosiguióDovie.Nan había visto a Cassie Thomas una vez cuando Jimmy Seisdedos la había

llevado con él en el carro donde llevaba el pescado. Cassie teníamás omenos lamismaedadqueNan.Eraunaniñaderizosrojosyvivacesojosverdegrisáceos.LehabíasacadolalenguaaNan.

—Bueno…—Dovie aspiró hondo—.Esta es la verdad sobre ti: tú eresCassieThomasyellaesNanBlythe.

NansequedómirandoaDovie.No tenía lamenor ideade loqueDoviequeríadecir.Loquehabíadichonoteníasentido.

—¿Qué…quéquieresdecir?—Esmuyfácil,mepareceamí—dijoDovieconunasonrisacompasiva.Yaque

había sido obligada a contar esto, iba a hacer que valiera la pena—. Tú y ellanacisteislamismanoche.EracuandolosThomasvivíanenGlen.LaenfermerallevóalamellizadeDiacasade losThomasy lapusoenlacuna,y te llevóa ticonlamadre de Di. No se atrevió a llevarse también a Di, pero lo hubiera hecho. Laenfermera odiaba a tu madre e hizo eso para vengarse. Y por eso tú eres CassieThomasenrealidadytendríasqueestarviviendoahí,enHarbourMouth,ylapobreCass tendría que estar en Ingleside en lugar de estar recibiendo elmaltrato de esamadrastraquetiene.Yoletengomuchísimalástima.

Nancreyócadapalabradeestahistoriaridícula.NuncalehabíanmentidoentodasuvidayniporunmomentodudódelaveracidaddelahistoriadeDovie.Nuncaseleocurrióquealguien,ymuchomenossuadoradaDovie,quisieraopudierainventarsemejantehistoria.Sequedómirándolaconojosllenosdeangustiaydesilusión.

—¿Cómo…cómolosupotutíaKate?—murmuró,conlabocaseca.—Se lo contó la enfermera en su lecho de muerte —dijo Dovie, solemne—.

Supongoqueleremordíalaconciencia.LatíaKatenuncaselodijoanadiemásqueamí.CuandovineaGlenyviaCassieThomas…aNanBlythe,quierodecir,lamirébien.Tienecabellosrojosyojosdelmismocolorquelosdetumadre.Tútienesojos

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castañosycabelloscastaños.PoresonoteparecesaDi…lasmellizassiempre sonidénticas.YCass tiene lasmismasorejasque tupadre…tanchatitas,pegadas,a lacabeza.Nocreoqueahorapuedahacersenada.Peroamenudohepensadoquenoesjusto,quetúlopasestanbienyseastratadacomounamuñeca,mientrasquelapobreCass,bueno,Nan,viveenharapos,yni siquiera tienesuficienteparacomer, tantasveces. ¡YelviejoSeisdedos,que lepegacuando llegaborrachoa la casa…!¿Quépasa?¿Porquémemirasasí?

EldolordeNaneramásfuertedeloquepodíasoportar.Ahoratodoseaclarabadeunamaneraespantosa.AlagentesiemprelehabíaparecidoextrañoqueellayDinoseparecieranennada.Eraporeso.

—¡Teodioporhabermecontadoesto,DovieJohnson!Dovieseencogiódehombros.—Yonotedijequeteibaagustar,¿no?Túmeobligasteacontártelo.¿Adónde

vas?PuesNan,blancaymareada,sehabíapuestodepie.—Acasa…adecírseloamimadre—dijo,sintiéndosemuydesgraciada.—¡No puedes! ¡No debes! ¡Recuerda que juraste que no ibas a decir nada!—

exclamóDovie.Nan la miró. Era cierto que había prometido no decir nada. Y mamá siempre

decíaquenohabíaqueromperunapromesa.—Yotambiénmevoyamicasa—dijoDovie,nomuycontentaconelaspectode

Nan.Cogió la sombrilla y salió corriendo; sus piernas regordetas resonaban sobre el

viejomuelle.Detrás de ella, quedaba una niña con el corazón destrozado, sentadaentrelasruinasdesupequeñouniverso.PeroaDovienoleimportaba.«Pichoncita»noeraunabuenapalabraparadefiniraNan.Enrealidadnoerademasiadodivertidoengañarla. Claro que le contaría todo a sumadre apenas averiguara que la habíanengañado.

«Esunasuertequemevayaacasaeldomingo»,reflexionóDovie.Nan sequedó sentada en elmuelledurante loque le parecieronhoras…ciega,

aplastada, desesperada. ¡No era la hija de su madre! Era la hija de JimmySeisdedos… Jimmy Seisdedos, a quien siempre le había tenido un miedo secretosencillamentedebidoasusseisdedos.NoteníaderechoavivirenIngleside,queridapor mamá y papá. «¡Ay!» fue el profundo gemido de Nan. Mamá y papá no laquerríanmás,siseenteraban.TodosuamoriríaapararaCassieThomas.

Nansellevólasmanosalacabeza..—Estoymareada—dijo.

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—¿Cuáleslarazónporlaquenocomesnada,preciosa?—preguntóSusandurantelacena.

—¿Estuvistemucho tiempo al sol,mi amor?—preguntómamá, preocupada—.¿Teduelelacabeza?

—Sí…—dijoNan.Peronoeralacabezaloqueledolía.¿Estabamintiéndoleamamá?Ysieraasí,

¿cuántasmentirasmástendríaqueseguirdiciendo?PuesNansabíaquejamáspodríavolveracomer…nuncamientraseseterriblesecretofuerasuyo.Ysabíaquejamáspodría contarle nada a mamá. No tanto por la promesa (¿no había dicho una vezSusan que era mejor romper una mala promesa que mantenerla?) sino porquelastimaríaamamá.Dealgunamanera,Nansabía, sinningunaduda,que lastimaríahorriblementeamamá.Yamamánose lapodía…nose ladebía lastimar.Apapátampoco.

Y sin embargo… estabaCassie Thomas.No la llamaríaNanBlythe.ANan lehacía sentirmal,más allá de toda descripción, pensar queCassieThomas eraNanBlythe.Sesentíacomosiesto lahicieradesapareceraelladel todo.¡SiellanoeraNanBlythe,noeranadie!NoseríaCassieThomas.

PeroCassieThomaslaatormentaba.Duranteunasemana,Nansesintióacosadaporella…unahorriblesemanadurante lacualAnaySusansepreocuparonmuchoporlaniña,quenoqueríacomer,noqueríajugary,comodijoSusan,«sóloandabaporahí».¿EraporqueDovieJohnsonhabíavueltoasucasa?Nandijoqueno.Nandijoquenoerapornada.Estabacansada,nadamás.PapálarevisóyrecetóunadosisdealgoqueNantomóobedientemente.Noeratanfeocomoelaceitedericino,peroni siquiera el aceite de ricino era nada ahora. Nada era nada, excepto CassieThomas… y la horrible pregunta que había surgido de su confusión y se habíaapoderadodeella.

¿NotendríaCassieThomasquerecuperarsusderechos?¿Era justo que ella, Nan Blythe —Nan se aferraba con desesperación a su

identidad—,tuvieratodaslascosasqueleerannegadasaCassieThomasaunquelepertenecían por derecho?No, no era justo.Y pese a sentirse desolada,Nan estabaseguradequenoerajusto.EnalgunapartedeNan,habíaunmuyfuertesentidodelajusticiaydeljuegolimpio.Ycadavezmás,seleimponíalaideadequeerajustoqueCassieThomaslosupiera.

Despuésdetodo,talvezanadieleimportaramucho.Mamáypapáestaríanalgoconfundidosalprincipio,porsupuesto,peroapenassupieranqueCassieThomaserasu verdadera hija, todo su amor iría a Cassie, y ella, Nan, no contaría para ellos.Mamá besaría a Cassie Thomas y le cantaría en los atardeceres de verano… le

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cantaríalascancionesqueaNanmáslegustaban…

Navegando,navegando,unbuqueenelmaryovi.Yrepletoestabadecosasmuyhermosasparamí.

MuchasvecesNanyDihabíanhabladodeldíaenqueesebuquellegaraapuerto.Pero ahora las cosas hermosas —la parte que le tocaría a ella, al menos—perteneceríanaCassieThomas.CassieThomas tendríasupapelcomoReinade lasHadasenelpróximofestivaldelaescueladominical,yusaríasuespléndidatiaradelentejuelas. ¡CómohabíaesperadoesoNan!SusanprepararíapostresdefrutasparaCassieThomas,ySaucecitoronronearíaparaella.CassiejugaríaconlasmuñecasdeNanenlacasitademuñecasdeNan,consuelocubiertodemusgo,enelbosquedearces,ydormiríaensucama.¿LegustaríaesoaDi?¿ADilegustaríateneraCassieThomasdehermana?

LlegóundíaenelqueNansupoquenopodíasoportarmás lasituación.Debíahacer loqueera justo. IríaaHarbourMouthy lecontaría laverdada losThomas.Queellosselacontaranapapáymamá.Nansentíaqueellanopodría.

Nansesintióunpoquitomejorcuandollegóaesadecisión,peromuy,muytriste.IntentócomerunpoquitoporqueseríalaúltimacomidaquecomeríaenInglesideensuvida.

«Amamásiemprelevoyadecir"mamá"»,pensóNan,desesperada.«YaJimmySeisdedosnolevoyadecir"papá".Lollamaré"señorThomas",contodorespeto.Nopuedemolestarleeso».

Peroalgolehizosentirunahogo.Allevantarlamirada,seencontróconlosojosdeSusan,queprometíanaceitedericino.Susanignorabaqueellanoestaríaallíparatomarlo,alahoradeacostarse.CassieThomastendríaquetragárselo.EstoeraalgoqueNannoleenvidiabaaCassieThomas.

Nansalióinmediatamentedespuésdecomer.Debíairantesdequeoscureciera,olefaltaríacoraje.Sedejópuestosuvestidodejugar,dezarazaacuadros,puesnoseatrevió a cambiárselo, para que Susan o mamá no fueran a preguntar por qué secambiaba.Además,todossusvestidospertenecíanaCassieThomas.PerosísepusoeldelantalnuevoquelehabíahechoSusan…undelantal tanpreciosoconfestonesrojos.Nanadorabaaqueldelantal.SeguroqueCassieThomasnoseloreclamaría.

Caminóhastaelpueblo,locruzó,pasóelcaminodelmuelleytomóeldelpuerto.Era una galante e indómita figura. Nan no tenía idea de que era una heroína. Alcontrario,sesentíamuyavergonzadadesímismaporqueeratandifícilhacerloqueera correcto y justo, tan difícil no odiar a Cassie Thomas, tan difícil no temer a

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JimmySeisdedos,tandifícilnodarmediavueltayvolvercorriendoaIngleside.Elcieloestabaencapotado.Sobreelmarpendíaunapesadanubeoscura,comoun

inmensomurciélagonegro.Relámpagosintermitentesjugueteabansobreelpuertoylas colinas boscosas, más allá. El grupito de casas de los pescadores, en HarbourMouth,yacíabañadoenunaluzrojaqueescapabapordebajodelanube.Aquíyallí,había esferas de agua que brillaban como grandes rubíes. Un barco silencioso, develasblancas,pasabajuntoalasoscurasdunasenvueltasennieblahaciaelmisteriosoocéanoquelollamaba;lasgaviotaslanzabangritosextraños.

ANannolegustabaelolordelascasasdelospescadoresnilosgruposdeniñossucios que jugaban, peleaban y gritaban sobre la arena.Los chicos lamiraron concuriosidadcuandoellasedetuvoapreguntarlescuáleralacasadeJimmySeisdedos.

—Ésadeahí—dijounchico,señalando—.¿Paraquélonecesitas?—Gracias—dijoNan,ysevolvió.—¿Ésos son los modales que tienes? —gritó una chica—. ¡Es demasiado

presumidaparacontestarunasencillapregunta!Elchicoseparófrenteaella.—¿VesesacasadetrásdeladelosThomas?—dijo—.Adentrohayunaserpiente

marina.Tevoyaencerrarahí,sinomedicesparaquénecesitasaJimmySeisdedos.—Vamos, Señorita Orgullosa—se burló la niña grande—. Tú eres de Glen y

todoslosdeGlenpiensanquesongenteimportante.¡ContéstaleaBill!—Si no tienes cuidado—dijo otro chico—, yo voy a ahogar unos gatitos y es

muyprobablequeteahogueatitambién.—Sitienesunamoneda,tevendoundiente—dijounaniñamorena,sonriendo—.

Ayermesacaronuno.—Notengounamonedaytudientenomeserviríadenada—dijoNan,juntando

unpocodecoraje—.Dejadmeenpaz.—¡Nomehablesasí!—dijolaniña.Nan salió corriendo.El chicode la serpientemarina estiró el pie y le hizouna

zancadilla.Nancayódebrucessobrelaarena.Losotrosestallaronencarcajadas.—Ahoranovasaandarconlacabezaenlasnubes,creo—dijolaniñamorena—.

¡Vienesapresumircontusfestonesrojos!Entonces,alguienexclamó:—¡AhívieneelbotedeBlueJack!Y todosse fueroncorriendo.Lanubenegraestabamásbajay todas lasesferas

colorrubíahoraerangrises.Nanse levantó.Teníaelvestidollenodearenay lasmediassucias.Peroestaba

libredesustorturadores.¿Seríanéstossuscompañerosdejuegosenelfuturo?No debía llorar… ¡no debía! Subió los destartalados escalones de madera que

llevabanalapuertadeJimmySeisdedos.ComotodaslascasasdeHarbourMouth,la

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deJimmySeisdedosestabalevantadasobrepilaresdemaderaparaquedarfueradelalcancedealgunamareadesusadamentealta,yelespaciobajolacasaestaballenodeunrevoltijodeplatosrotos,latasvacías,viejastrampasparalangostasytodotipodebasura.Lapuerta estaba abiertayNanmiróhaciauna cocina comonohabíavistootraigualentodasuvida.Elpisosinalfombrarestabasucioyeltechomanchadoynegrodehumo;el fregaderoestaba llenodeplatos sucios.Sobre ladesvencijadayviejamesademadera,seveíanaúnlosrestosdeunacomidayunasinmundasmoscasnegras se posaban en ellos.Unamujer con los cabellos grises enmarañados estabasentadaenunamecedora,acunandoaunaniñamuygordita…grisdemugre.

«Mihermana»,pensóNan.NohabíaseñaldeCassienideJimmySeisdedos,yNanagradeciólaausenciade

esteúltimo.—¿Quiénerestúyquéquieres?—preguntólamujerdenomuybuenmodo.No invitóaNanapasar,peroNanentró.Comenzabaa lloveryun truenohizo

estremecerlacasa.Nansabíaquedebíadecirloquehabíaidoadecirantesdequelefallaraelcoraje,odelocontrariodaríamediavueltaysaldríacorriendodeesacasaespantosaconesaniñaespantosayesasmoscasespantosas.

—QuieroveraCassie,porfavor—dijo—.Tengoalgoimportanteparadecirle.—¡Nomedigas!—dijo lamujer—.Hade sermuy importante, a juzgarpor tu

tamaño.Bueno,peroCassnoestáencasa.ElpadrelallevóaUpperGlenadarunavuelta,yconestatormentaahoranosécuándovolverán.

Nanse sentóenunasilla rota.Sabíaque lagentedeHarbourMoutherapobreperonosabíaqueeraasí.LaseñoradeTomFitch,enGlen,erapobre,perolacasadelaseñoradeTomFitchestabatanordenadaytanlimpiacomoIngleside.Claroque,como todo el mundo sabía, Jimmy Seisdedos se gastaba en alcohol todo lo queganaba.¡Yéstaseríasucasadeahoraenadelante!

«Bueno, trataré de limpiarla», pensóNan, desolada. Pero el corazón le pesabacomoplomo.Elfuegodelautosacrificioquelahabíahechoseguiradelantesehabíaapagado.

—¿ParaquéquieresveraCass?—preguntólaseñoraSeisdedosconcuriosidad,mientraslelimpiabalacaritasuciaalabebitaconundelantaltodavíamássucio—.Siesporeseconciertodelaescueladominical,nopuedeirynosehablamás.Notienenadaqueponerse.¿Cómopuedohacerparavestirla?Tepregunto.

—No,noesporelconcierto—dijoNan,pesadamente.Bienpodríacontarletodala historia a la señora Thomas. Tendría que saberla, de todas formas—. Vine adecirle…adecirleque…¡queellaesyoyyosoyella!

Tal vez habría que disculpar a la señora Seisdedos por no considerar esomuylúcido.

—Debesdeestarloca—dijo—.¿Quédiablosquieresdecir?

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Nanlevantólacabeza.Lopeoryahabíapasado.—QuierodecirqueCassieyyonacimoslamismanochey…ylaenfermeranos

cambióporqueodiabaamamáy…yCassietendríaqueestarviviendoenIngleside…yteniendoventajas.

Estaúltimafraseselahabíaoídoalamaestradelaescueladominical,peroNanpensóqueledabaunfinalmuydignoaundiscursomuytorpe.

LaseñoraSeisdedossequedómirándola.—¿Quiénestáloca?¿Túoyo?Loquehasdichonotieneningúnsentido.¿Quién

tecontósemejantedisparate?—DovieJohnson.La señora Seisdedos echó hacia atrás su cabeza despeinada y se puso a reír.

Estaríasuciaydesarregladaperoteníaunarisamuybonita.—Tendríaquehaberlosabido.Heestadotodoelveranolavandolaropadesutía,

yesachicaesinsoportable.Caramba,¡cómosedivierteengañandoalagente!Bueno,pequeña señorita como sea que te llames, serámejor que no creas todo lo que tecuenteDovieporquesino,teharábailarcomoaunmonito.

—¿Quieredecirquenoescierto?—preguntóNan,sinaliento.—Noesposible.Gloria santa,hasdesermuyverdeparacreertealgoasí.Cass

tienealmenosunañomayorquetú.Pero¿quiéneres,despuésdetodo?—YosoyNanBlythe.—¡Ah,hermosopensamiento!¡EllaeraNanBlythe!—¡NanBlythe! ¡Unade lasmellizasde Ingleside!Sí, recuerdo lanocheque tú

naciste. Yo había ido a Ingleside a hacer una diligencia. No estaba casada conSeisdedostodavía…lástimahaberlohecho…ylamadredeCassestabavivaysana,yCassempezabaacaminar.Túteparecesa lamadrede tupadre…ellaestabaallítambiénesanoche,orgullosacomounagallinaconsusnietasmellizas.Ypensarquetienestanpococriterioquevasycreescualquiercosa…

—Tengo lacostumbredecreerlea lagente—dijoNan,y se levantóconciertamajestuosidad,perodemasiadoinmersaenundeliriodefelicidadcomoparaquererserdespectivaconlaseñoraSeisdedos.

—Bueno,esunacostumbrequeharíasbienenquitarteenunmundocomoéste—dijolaseñoraSeisdedos,cínicamente—.Ydejadeandarconniñasalasquelesgustaengañaralagente.Siéntate,niña.Nopuedesirteatucasahastaquenoparedellover.Caeaguaacantarosyestáoscurocomobocade loboahíafuera.Pero ¡se fue! ¡Laniñasehaido!

Nan ya había desaparecido enmedio de la lluvia.Nada que no fuera el júbiloprovocadoporlasaseveracionesdelaseñoraSeisdedospodríanhaberlallevadoasucasa con semejante tormenta. El viento la empujaba, la lluvia le chorreaba por elcuerpo,lostremendostruenoslahacíanpensarqueelmundosepartíaendos.Sóloelincesanteresplandorazulyheladodelosrelámpagoslemostrabanelcamino.Unay

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otravezresbalóycayó.Peroporfinllegó,tambaleanteyempapada,alvestíbulodeIngleside.

Mamácorrióylatomóensusbrazos.—¡Miamor,quésustonosdiste!Ah,pero¿dóndeestabas?—Sólo espero que Jem yWalter no semueran de una pulmonía por estar ahí

afuerabajolalluvia,buscándote—dijoSusan,conladurezadelatensiónvividaenlavoz.

Nanestabacasisinaliento.Sólopodíajadear,mientrassentíalosbrazosdemamásosteniéndola.

—Ay, mamá. Soy yo… de verdad, soy yo: No soy Cassie Thomas y nuncavolveréasernadiemásqueyo.

—Pobrecriatura,estádelirando—dijoSusan—.Habrácomidoalgoquelecayómal.

AnabañóaNanylaacostóantesdedejarlahablar.Entoncessíescuchótodalahistoria.

—Ay,mamá…¿deverdadsoytuhija?—Porsupuesto,miamor.¿Cómopudistecreerqueno?—Nunca creí que Dovie pudiera contarme una mentira… Dovie. Mamá, ¿se

puedecreeraalguien?JenPennylecontóunashistoriashorriblesaDi…—Ésassondosniñasdeentre todas lasqueconocéis,miamor.Ningunade tus

amiguitastehacontadonuncanadaquenofueracierto.Haygenteasíenelmundo,adultoslomismoqueniños.Cuandoseasunpoquitomayorsabrás«separareltrigodelheno».

—Mamá,megustaríaqueWalter,JemyDinosupieranlotontaquehesido.—No tienen por qué saberlo. Di fue a Lowbridge con papá, y a los niños

podemosdecirlesquetealejastedemasiadoporelcaminoaHarbourytesorprendiólatormenta.FuisteunatontaalcreeraDovie,perofuisteunaniñamuyvalientealiraofrecerlealapobrecitaCassieThomasloquetúcreíasqueerasulugar.Mamáestámuyorgullosadeti.

Latormentahabíapasado.Lalunailuminabaunmundofeliz.«¡Ah, qué contenta estoy de ser yo!», fue lo último que pensó Nan antes de

quedarsedormida.Gilbert y Ana entraron más tarde a contemplar las caritas dormidas, tan

dulcemente cerca la una de la otra. Diana dormía con las comisuras de la firmeboquita apretadas, pero Nan se había quedado dormida sonriendo. Gilbert habíaescuchadolahistoriayestabatanenojado,queeraunasuerteparaDovieencontrarseacincuentakilómetrosdedistancia.PeroAnateníaremordimientosdeconciencia.

—Tendría que haber averiguado qué estaba preocupándola. Pero he estado tanocupada con otras cosas esta semana… cosas que en realidad no tenían la menor

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importanciacomparadasconladesdichadeunacriatura.Piensaenloquehasufridolapobrecita.

Searrodilló,arrepentida,deleitándoseenellas.Todavíaeransuyas…totalmentesuyas, para cuidar, querer y proteger. Todavía venían a ella con todo el amor y eldolordesuscorazoncitos.Poralgunosañosmás,seríansuyas…¿ydespués?Anaseestremeció.Lamaternidaderamuydulce,peromuyterrible.

—Mepreguntoquélesdepararálavida—susurró.—Almenos,esperemosconfiadosenquelasdosconsiganunmaridotanbueno

comoelqueconsiguiólamadre—dijoGilbert,bromeando.

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—DemodoquelasseñorasdelaAsociacióndeBeneficenciavanatenersusesióndecosturaen Ingleside—dijoeldoctor—.Prepare todos susmejoresplatos,Susan,ytraigamuchasescobasparabarrerdespuéslosfragmentosdelasbuenasreputaciones.

Susansonrióconcondescendencia,comomujertolerantedelapocacomprensiónmasculina respecto a las cosas vitales, pero no tenía ganas de sonreír… almenoshastaquenosehubieradecididotodoloconcernientealacomidadelaAsociacióndeBeneficencia.

—Pastel de pollo caliente—siguiómurmurando—,puré de patatas y cremadeguisantespara el platoprincipal.Y seráuna excelenteoportunidadpara estrenar elnuevomanteldeencaje,miqueridaseñora.EnGlennuncasehavistoalgoparecidoyseguroquecausarásensación.AnsíoverlacaradeAnnabelClowcuandolovea.¿Vaaponertambiénlacestaazulyplataparalasflores?

—Sí,llenadepensamientosyhelechosamarillosverdososdelbosquedearces.Yquieroquepongacercaesos tresmagníficosgeraniossuyosenalgún lugar…en lasala,sinosinstalamosacoserallí,ojuntoalabarandadelagalería,sinohacefríoypodemostrabajarfuera.Mealegrodequenosquedentantasflores.Eljardínnuncahaestadotanhermosocomoesteverano,Susan.Perotodoslosotoñosdigolomismo,¿no?

Había muchas cosas para organizar. Quién se sentaría junto a quién… no sepodía,porejemplo,sentaralaseñoradeSimonMillisonjuntoalaseñoradeWilliamMcCreery, pues no se hablaban debido a un antiguo entredicho que databa de laépocaenqueibanalaescuela.Luegoestabalacuestióndeaquiéninvitar…porqueeraprivilegiodelaanfitrionainvitaraalgunasotrasseñorasademásdeaquellasquepertenecíanalaAsociación.

—VoyainvitaralaseñoraBestyalaseñoraCampbell—dijoAna.Susanvaciló.—Son recién llegadas, mi querida señora —dijo, como quien dice: «Son

cocodrilos».—Eldoctoryyotambiénfuimosreciénllegados,Susan.—Peroeltíodeldoctorestuvoañosaquí,antesdeeso.Nadiesabenadadeestos

Best y Campbell. Claro que es su casa, mi querida señora, y, ¿quién soy yo paraobjetaraquiénusteddeseerecibirenella?Recuerdounasesióndecosturaencasadela señora deCarter Flagg hacemuchos años, cuando la señora Flagg invitó a unaseñoradesconocida.¡Vinoconunvestidodefranela,miqueridaseñora!DijoquenopensabaqueunareunióndeDamasdeBeneficenciafueraunaocasiónparavestirse.AlmenosesonosucederáconlaseñoraCampbell.Vistemuybien…aunqueyonomeimaginoconuntrajeazulvioláceoenlaiglesia.

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Anatampocoselaimaginaba,peronoseatrevióasonreír.—Amí,esevestidomeparecióprecioso,conloscabellosplateadosdelaseñora

Campbell, Susan. A propósito, me pidió su receta de la salsa de grosellas conespecias.DicequelaprobóenlacenadelaCosechaylaencontródeliciosa.

—Ah, bueno,mi querida señora, no cualquiera sabe hacer la salsa de grosellasconespecias…

Yyanosemencionaronlosvestidoscolorazulvioláceo.Deahoraenadelante,laseñoraCampbellpodíaaparecerseataviadaconlavestimentadeunaisleñadeFidjisilodeseaba,queigualSusanleencontraríaalgunaexcusa.

Losmesesjóveneshabíanenvejecidoperoelotoñoseguíarecordandoalverano,yeldíadecosturafuemásundíadejunioquedeoctubre.TodaslasintegrantesdelaAsociación de Damas de Beneficencia que pudieron ir, fueron, y disfrutaron poranticipado de un buen plato de chismes y una cena en Ingleside, además de laposibilidaddeveralgunascosaslindasenloreferentealamoda,pueslaesposadelmédicohabíaestadoenlaciudadrecientemente.

Susan, sin dejarse agobiar por las responsabilidades culinarias que se habíanconcentrado en ella, iba de un lado a otro, acompañando a las señoras al lavabo,serenaenlacertezadequeningunadeellasposeíaundelantaladornadoconpuntilladedocecentímetrosdeanchohechaconhilon°100.Lasemanaanterior,SusanhabíaganadoelprimerpremioenunaexposiciónenCharlottetownconesapuntilla.EllayRebeccaDewsehabíancitadoallíylohabíanpasadomuybien.Esanoche,laSusanquevolvióacasaeralamujermásorgullosadelaIslaPríncipeEduardo.

El aspecto de Susan era de un perfecto dominio de sí misma, pero suspensamientoseranotracosa,avecescondimentadosconunapizcademalicia.

AhíestáCeliaReese,buscandoalgodequéreírse,comosiempre.Bueno,nolovaaencontrarennuestramesa,deesonohaycuidado.MyraMurray…deterciopelorojo…unpocodemasiadosuntuosoparaunareunióndecostura,enmiopinión,perono niego que le sienta bien. Al menos no se puso un vestido de franela. AgathaDew…conlosanteojosatadosconuncordel,comosiempre.SarahTaylor…puedesersuúltimareunióndecostura…tieneelcorazónenmuymalestado,diceeldoctor,pero¡quéespíritu!LaseñoradeDonaldReese…graciasaDiosquenotrajoaMaryAnna,perosindudaoiremoshablarmuchodeella.JabeBurr,deUpperGlen.EllanoesmiembrodelaAsociación.Bueno,contarélascucharasdespuésdecomer,quenoquepalamenorduda.Todoslosdeesafamiliatienenlasmanosrápidas.CandaceCrawford… no se toma a menudo el trabajo de asistir a una reunión de laAsociación, pero una reunión de costura es un buen lugar para exhibir su lindasmanosysuanillodediamantes.EmmaPollock…mostrando laenaguapordebajodel vestido, por supuesto… lindamujer pero sin cabeza como toda su raza. TillieMacAllister…novayasatirarlagelatinasobreelmantel,comohicisteenlareunión

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delaseñoraPalmer.MarthaCrothers…porunavezvasacomerunacomidacomolagente.Esunalástimaquetuesposonohayapodidovenirtambién…heoídodecirque tienequeviviranuecesoalgoparecido.LaseñoradelvicarioBaxter…tengoentendido que el vicario le ha espantado Harold Reese a Mina, por fin. Haroldsiempre tuvo un hueso de pechuga de gallina en lugar de columna vertebral, y sucorazón débil nunca ha conquistado a dama hermosa, como dice el Buen Libro.Bueno, tenemos suficiente para dos cobertores, y algunas otras para enhebrar lasagujas.

Sesacaronloscobertoresalaampliagaleríaytodoelmundoestuvoocupadoconmanosylenguas.AnaySusanestabanenlacocina,atareadasenlapreparacióndelacomida, y Walter —que ese día no había ido a la escuela por un leve dolor degarganta— estaba sentado en los escalones de la galería, oculto a la vista de lascostureras por una cortina de ramas. A él siempre le gustaba escuchar lasconversaciones de los grandes. Decían cosas tan sorprendentes, tan misteriosas…cosasenlasqueunodespuéspodíapensaryconlasquesepodíabordaruntapizdehistorias,cosasquereflejabanloscoloresylassombras,lascomediasylastragedias,losjúbilosylaspenas,decadafamiliadeCuatroVientos.

De todas lasmujeres presentes, aWalter le gustabamásMyraMurray, con sucarcajadafácilycontagiosayesasarruguitastanlindasqueselehacíanalrededordelosojos.Podíacontarunahistoriadelomássencillayhacerlaparecerinteresanteyvital; alegraba la vida dondequiera que iba, y estabamuyguapa con su vestido deterciopelocolorcereza,conlassuavesondasdesuscabellosnegrosylaspiedrecillasrojasdesuspendientes.LaseñoradeTomChubb,queeradelgadacomounalfiler,nolegustabatanto…talvezporqueunavezlahabíaescuchadoreferirseaélcomo«unniñoenfermizo».Pensóque la señoradeAllanMilgrave era idéntica aunagallinagris, y la señoradeGrantClownoeraotra cosaqueunbarril conpatas.La jovenseñora de David Ransome, con sus cabellos color miel, era muy hermosa,«demasiadohermosaparaunagranja»,habíadichoSusancuandoDavesecasóconella. La joven recién casada, esposa deMortonMacDougall, parecía una amapolablancaadormilada.EdithBailey, lamodistadeGlen, con sus rizosplateadosy susvivacesojosnegros,noparecíaparanada«unaviejasolterona».AWalterlegustabala señoraMeade, lamayorde las señoras, que teníaojosbondadosos, tolerantes, yescuchabamuchomásde loquehablaba, yno legustabaCeliaReese, con su airesolapadoyrisueño,comosiestuvierariéndosedetodoelmundo.

Lascosturerastodavíanosehabíanpuestoahablar…comentaronsobreeltiempoydecidieronsicoseríanenabanicooenrombos,demodoqueWalterpensabaenlabelleza del díamaduro, del inmenso parque con sus árbolesmaravillosos, y en elmundo, que parecía haber sido abrazado por un Gran Ser de brazos dorados. Lashojasmanchadascaían lentamente,pero las señorialesmalvarrosas seguíanvivaces

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contraelmurodeladrillo,ylosálamostejíansuembrujoalolargodelsenderohastaelgranero.Walterestabatanabsortoenlabellezaquelorodeaba,quelaconversaciónde las costureras estaba en lo mejor cuando retomó la conciencia gracias a uncomentariodelaseñoradeSimonMillison.

—Esafamiliafuefamosaporsussensacionalesfunerales.¿Algunadeustedes,siestuvopresente,podríajamásolvidarloquepasóenelfuneraldePeterKirk?

Walter aguzó los oídos. Esto sonaba interesante. Pero, para decepción suya, laseñoraMillisonnosiguiócontandoquéhabíasucedido.Otodashabíanestadoenelfuneraloyahabíanescuchadolahistoria.

(Pero¿porquéparecentodastanincómodas?).—NohaydudadequetodoloquedijoClaraWilsondePetereracierto,peroestá

muerto y enterrado, pobre hombre, así que dejémoslo descansar en paz—dijo laseñora de Tom Chubb, muy virtuosamente, como si alguien hubiera propuestoexhumarlo.

—MaryAnnasiempredicecosas tan inteligentes…—dijo la señoradeDonaldReese—.¿SabenloquemedijoelotrodíacuandoestábamossaliendoparaelfuneraldeMargaretHollister?«Ma»,medice,«¿vaahaberheladoenelfuneral?».

Algunas mujeres intercambiaron furtivas sonrisas de complicidad. La mayoríaignoróalaseñoradeReese.Eraenverdadloúnicoquesepodíahacercuandoellaempezaba a meter aMary Anna en la conversación, como hacía invariablemente,fueraoportunoono.Siselaalentabaenlomásmínimo,eraenloquecedora.«¿SabenloquedijoMaryAnna?»,eraunaclaraalusiónenGlen.

—Hablando de funerales —dijo Celia Reese—, hubo uno muy extraño enMowbrayNarrows,cuandoyoeraniña.StantonLanesehabíaidoalOesteyllególanoticia de que se había muerto. Los parientes mandaron un cable para pedir queenviaranelcuerpo;cuandollegó,WallaceMacAllister,eldelafuneraria,lesaconsejóque no abrieran el féretro. El funeral había empezado hacía rato cuando hizo suaparición elmismísimoStantonLane, vivito y coleando.Nunca averiguaron quiéneraelcadáver.

—¿Quéhicieronconél?—preguntóAgathaDew.—Lo enterraron.Wallace dijo que no se podía posponer. Peromal se lo podía

considerarunfuneral;todoelmundoestabatancontentoconelregresodeStanton…El señor Dawson cambió el último himno y en lugar de cantarHallad consuelo,cristianos, cantaron A veces nos sorprende una luz, pero casi todos los presentesfuerondelaopinióndequetendríaquehaberdejadoelprimero.

—¿Saben lo que dijoMaryAnna el otro día?Me dice: «Ma, ¿losministros losabentodo?».

—El señorDawson siempre perdía la cabeza en las crisis—dijo Jane Burr—.Upper Glen era parte de su parroquia entonces y recuerdo un domingo en el que

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despidióalacongregaciónperoluegoseacordódequenosehabíahecholacolecta.Qué se leocurre entonces sino cogerunade las cajasde la colectay correrpor elpatioconella.Lesaseguro—agregóJane—queesedíacontribuyeronmuchosquenuncadabannada.Noqueríannegárselealministro.Peronofuemuydigno.

—LoqueyoteníaencontradelseñorDawson—dijolaseñoritaCornelia—eralo despiadadamente largas que eran sus oraciones en los funerales. Llegaba a talpunto, que algunos decían que envidiaban al muerto. Se superó a sí mismo en elfuneraldeLettyGrant.Yoviquelamadredeellaestabaapuntodedesmayarse,yentonces lehundíelparaguasenlaespaldaalseñorDawsony ledijequeyahabíarezadolosuficiente.

—Él enterró a mi pobre Jarvis—dijo la señora de George Carr, lagrimeando.Siemprellorabacuandohablabadesuesposoaunqueéstellevabaveinteañosmuerto.

—Suhermano también eraministro—dijoChristineMarsh—.Estuvo enGlencuandoyoeraniña.Unanochetuvimosunconciertoenlasalay,comoéleraunodelosoradores,estabasentadosobreelestrado.Eratannerviosocomoelhermanoynodejabadehacerretrocedersusillamásymáshastaquedeprontosecayó,consillaytodo,yaterrizósobreelcanterodefloresyplantasquehabíamospuestocomoadornoalrededor.Loúnicoqueseveíadeéleranlospiesasomadosporencimadelestrado.Poralgunarazón,despuésdeesosussermonesnomeimpresionaron.Teníalospiestangrandes…

—El funeral de Lane pudo haber sido una desilusión—dijo Emma Pollock—,pero al menos fue mejor que no haber tenido funeral. ¿Recuerdan el enredoCromwell?

Hubouncoroderisasevocadoras.—Cuéntenoslahistoria—dijolaseñoraCampbell—.Recuerde,señoraPollock,

queyosoyunaextrañaaquíylassagasdelasfamiliasmesondesconocidas.Enemano sabía lo que significaba la palabra «sagas» pero le encantaba contar

historias.—AbnerCromwellvivíacercadeLowbridgeenunadelasgranjasmásgrandes

deldistrito,yenesaépocaeramiembrodelParlamentoProvincial.Eraunode losgallosmásestiradosdelcorraltoryyconocíaacualquierpersonadeimportanciaenla Isla. Estaba casado con Julie Flagg, hija de unaReese y nieta de unaClow, demodo que estaban relacionados con casi todas las familias de Cuatro Vientos,también.

»Un día salió un anuncio en elDaily Enterprise, según el cual el señorAbnerCromwellhabíafallecidosúbitamenteenLowbridgeyelfuneral tendría lugara lasdosdelatardedeldíasiguiente.Poralgunarazón,lafamiliadeAbnerCromwellnovio el anuncio, y por supuesto que en esa época no había teléfonos en las zonasrurales.Alamañanasiguiente,AbnersefueaHalifaxparaasistiraunaconvención

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liberal.Alasdosdelatardeempezóallegarlagenteparaelfuneral;veníantempranoparaconseguirunbuenasiento,pensandoquehabríaunagranmultitudenrazóndeserAbner hombre tan prominente.Y hubo una granmultitud, pueden creerme.Enkilómetros a la redonda, las carreteras eran una caravana de carruajes, y la gentesiguió llegando hasta las tres. La esposa de Abner se enloquecía tratando deconvencer a la gente de que su esposo no habíamuerto. Al principio, algunos noqueríancreerle.Ellamecontó,llorando,quehastaparecíancreerqueellaqueríairsecon el cadáver.Y cuando por fin se convencieron, actuaban como si pensaran queAbnertendríaquehabersemuerto.Lepisotearontodosloscanterosdeljardín,delosque ella estaba tan orgullosa.Llegaron, además,muchos parientes lejanos, quienesesperabanque se les proporcionara comida y camas para pasar la noche, y ella nohabía cocinado mucho… Julie nunca fue muy previsora, eso hay que admitirlo.Cuando Abner llegó a su casa, dos días después, la encontró en la cama con losnerviosdestrozados;lellevómesesrecuperarse.Noprobóbocadoenseissemanas…bueno,prácticamente.Oídecirqueellahabíacomentadoque, sihubierahabidounfuneral, no podría haberse sentidomás conmocionada. Pero yo nunca creí que deverdadhubieradichosemejantecosa.

—Nuncasesabe—dijo laseñoradeWilliamMacCreery—.Lagentedicecadacosa…Cuando las personas están alteradas salta la verdad.Clarice, la hermanadeJulie,fueycantóenelcorocomosiempreelprimerdomingodespuésdelentierrodesuesposo.

—Ni siquiera el funeral de un esposo podíamoderar a Clarice durantemuchotiempo —dijo Agatha Drew—. No tenía la menor solidez. Siempre bailando ycantando.

—Yo solía bailar y cantar…en la playa, cuando nome oía nadie—dijoMyraMurray.

—Ah,perotehasvueltounpocomáscuerdadesdeentonces—dijoAgatha.—Noooo, un poco más tonta —dijo Myra Murray, despacio—. Ahora soy

demasiadotontacomoparairabailaralaplaya.—Alprincipio—continuóEmma,porquenoqueríaquelequitaranlaposibilidad

decontarunahistoriacompleta—pensaronquealguienhabíapuestoelanuncioparahacer una broma, porqueAbner había perdido las elecciones unos días antes; peroresultóqueeraporuntalAmasaCromwell,quevivíaenlosbosquesdelotroladodeLowbridge,ynoerapariente suyo.Éstehabíamuertodeverdad.PeropasómuchotiempoantesdequelagenteledisculparaaAbnerladesilusión,siesquelohicieronalgunavez.

—Bueno, fue un inconveniente viajar toda esa distancia, en época de siembra,además,paraencontrarseconqueunohabíahechoelviajepornada—dijolaseñoradeTomChubb,aladefensiva.

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—Yporlogeneral,alagentelegustanlosfunerales—dijolaseñoradeDonaldReese,animada—.Somostodoscomoniños,creo.YollevéaMaryAnnaalfuneralde su tío Gordon, y lo disfrutó tanto… «Ma, ¿no podemos desenterrarlo, asípodremosenterrarlootravez?»,medice.

Conestosítodasserieron…todassalvolaseñoradelvicarioBaxter,quetensósurostroalargadoydelgadoytironeódespiadadamentedelcobertor.Noquedabanadasagrado ya. Todo elmundo se reía de todo. Pero ella, la esposa de un vicario, notoleraríaqueserieranenrelaciónconunfuneral.

—HablandodeAbner,¿recuerdanelobituarioquesuhermanoJohnleescribióasupropiaesposa?—preguntólaseñoradeAllanMilgrave—.Comenzabadiciendo:«Dios,por razonesquesóloTúconoces, tehas llevadoamihermosaesposayhasdejadovivaalaesposademiprimoWilliam,queestanfea».¡Nuncaolvidaréellíoquesearmó!

—¿Perocómollegaronaimprimiralgoasí,enprimerlugar?—preguntólaseñoraBest.

—Bueno,élera jefederedaccióndelEnterpriseeneseentonces.Adorabaasuesposa,BerthaMorris,eraella,yodiabaalaesposadeWilliamCromwellporqueellanohabíaqueridoqueélsecasaraconBertha.ElladecíaqueBerthaeravoluble.

—Peroerabonita—dijoElizabethKirk.—Lamujermásguapaquehevistoenmivicia—concediólaseñoraMilgrave—.

TodoslosMorrissonguaposperovolubles…comoelviento.NadieentendiójamáscómofuequeellamantuvosudecisióndecasarseconJohneltiemposuficientecomopara efectivamente casarse. Dicen que la madre se puso firme. Bertha estabaenamorada de Fred Reese, pero él era famoso por seductor. «Más vale pájaro enmanoquecienvolando»,ledijoaBerthasumadre.

—Yoheescuchadoeserefrántodalavida—dijoMyraMurray—,ynosésiesverdad.Talvezlospájarosquevuelanpuedancantaryelqueestáenlamano,no.

Nadiesupobienquédecir,perolaseñoradeTomChubbigualdijoalgo.—Siempretanextravagante,Myra.—¿SabenloquemedijoMaryAnnaelotrodía?—dijolaseñoraReese—.Me

dice:«Ma,¿quévoyahacersinadienuncameproponecasamiento?».—Nosotras,lasviejassolteronas,podemoscontestarle,¿no?—dijoCeliaReese,

dándoleunsuavecodazoaEdithBailey.ACelianolegustabaEdithporqueEditheratodavíabonitaynoestabadeltodofueradecarrera.

—GertrudeCromwelleradeverdadmuyfea—dijolaseñoradeGrantClow—.Teníaelcuerpochatocomouna tabla.Peroeraunaexcelenteamadecasa.Lavabatodaslascortinastodoslosmeses,ysiBerthalavabalassuyasunavezalaño,yaerademasiado.Yloscubrecortinasestabansiempretorcidos.Gertrudedecíaqueledabaescalofríos pasar por la casa de John Cromwell. Y sin embargo, John Cromwell

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adoraba a Bertha, yWilliam apenas soportaba a Gertrude. Los hombres son muyraros.Dicen queWilliam se quedó dormido lamañana de su boda y se vistió tandeprisa,quellegóalaiglesiaconzapatosymediasviejos.

—Pero eso fuemejor que lo que le pasó a Oliver Random—rió la señora deGeorgeCarr—.Élseolvidódemandarseahaceruntrajeparalaboda,ysutrajedeira la iglesia estaba imposible. Tenía remiendos. Así que le pidió prestado elmejortrajeasuhermano.Lequedómásomenos.

—YalmenosWilliamyGertrudellegaronacasarse—dijolaseñoradeMillison—.SuhermanaCarolinenosecasó.EllayRonnyDrewsepelearonporcuálministroloscasaríaynuncasecasaron.RonnyseenfureciótantoquefueysecasóconEdnaStone antes de tener tiempo de tranquilizarse. Caroline fue a la boda.Mantuvo lafrenteenalto,perosucaraeralamuertemisma.

—Pero al menos contuvo la lengua—dijo Sarah Taylor—. No como PhilippaAbbey.CuandoJimMowbray ladejóplantada,ellafuea la iglesiaydijo lascosasmásdurasenvozaltadurantetodalaceremonia.Erantodosanglicanos,porsupuesto—dijoSarahTaylorparaterminar,comosiesoexplicaracualquierextravagancia.

—¿EsverdadquedespuésfuealarecepcióncontodaslasjoyasqueJimlehabíaregaladocuandoerannovios?—preguntóCeliaReese.

—¡No,deningunamanera!Juroquenosédedóndesalenesashistorias.Sediríaquehaygentequenosededicamásquearepetirchismes.CreoqueJimMowbrayvivióparaquellegaraeldíaenquedeseóhabersequedadoconPhilippa.Suesposaloteníaconlasriendasmuycortas…aunqueélsiempresedivertíaenausenciadeella.

—LaúnicavezqueyoviaJimMowbrayfuelanocheenquelosescarabajoscasiespantan a la congregación en el servicio del aniversario en Lowbridge —dijoChristineCrawford—.YloquenohicieronlosescarabajosloterminódehacerJimMowbray. Era una noche de calor y tenían todas las ventanas abiertas. Losescarabajoshabíanentradodeacientos.Alamañanasiguiente,recogieronochentaysiete escarabajosmuertos del estradodel coro.Algunas de lasmujeres se pusieronhistéricas cuando los escarabajos les volaron demasiado cerca de la cara. Justo delotroladodelpasillo,estabasentadalaesposadelnuevoministro,laseñoradePeterLoring.Teníauninmensosombreroconpuntillasyplumas.

—Selaconsiderabademasiadovistosaensumaneradevestir,muyextravaganteparaserlaesposadeunministro—interpusolaseñoradelvicarioBaxter.

—«Mirencómolevueloelescarabajodelsombreroalaesposadelpredicador»",oíquesusurrabaJimMowbray…estabasentadojustodetrásdeella.Seinclinóhaciaadelante y le lanzó un golpe al escarabajo. Le erró pero le dio al sombrero, y lomandórodandoporelpasillojustohastalabarandadelacomunión.AJimcasiledaun ataque. Cuando el ministro vio el sombrero de su esposa, que se le acercabavolandoporlosaires,perdióellugarenelsermón,nopudoencontrarloyserindió,

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impotente.Elcorocantóelúltimohimno,espantandoescarabajostodoeltiempo.JimfueabuscarelsombreroparadevolvérseloalaseñoraLoring.Esperabaqueellaloreprendiera,porquesedecíaqueteníamuchocarácter.Peroellaselocalósobresushermosos cabellos rubios, y se rió. «Si usted no hubiera hecho esto», dijo, «Peterhabría continuado hablando veinte minutos más, y nos hubiéramos vuelto todoslocos».Claroque fueunadelicadezadesupartenoenfadarse,pero lagentepensóquenoeraapropiadoquedijeraesodelesposo.

—Perodebenrecordarcómonacióella—dijoMarthaCrother.—¿Porqué?¿Cómonació?—EllaeraBessyTalbot,delOeste.Unanoche,lacasadelpadreseincendióyen

mediodelcaosyelalborotonacióBessy…eneljardín…bajolasestrellas.—¡Quéromántico!—dijoMyraMurray.—¡Romántico!Enmiopinión,esmuypocorespetable.—¡Pero piensen en nacer bajo las estrellas! —dijo Myra, soñadora—. Claro,

habrá sido una hija de las estrellas: centelleante, hermosa, valiente, veraz, con undestelloenlosojos.

—Era todo eso—dijoMartha—, fuera por las estrellas o no. Y pasó tiemposdifíciles en Lowbridge, donde se pensaba que la esposa de un ministro debía sermodosita y seria. Bueno, cierta vez, uno de los vicarios la sorprendió bailandoalrededordelacunadesuhijo,yledijoquenodebíaregocijarseporsuhijohastanosabersielpequeñoeraunelegidoono.

—Hablandodeniños,¿sabenloquemedijoMaryAnnaelotrodía?«Ma»,medice,«¿lasreinastienenbebés?».

—HabrásidoAlexanderWilson—dijolaseñoraMilgrave—.Unamargadocomono he visto igual. No le permitía a su familia decir ni una palabra durante lascomidas,segúnmecontaron.Yencuantoareír…noensucasa.

—¡Imaginenunacasasinrisas!—dijoMyra—.Es…¡unsacrilegio!—Alexanderteníaépocasenlasquenolehablabaalaesposahastaportresdías

—continuólaseñoraMilgrave—.Paraellaeraunalivio—agregó.—AlexanderWilsoneraunhonestocomerciante,almenos—dijo,muyrígida,la

señoradeGrantClow.EldichoAlexandereraprimotercerosuyo,ylosWilsoneranmuyapegadosalafamilia—.Dejócuarentamildólarescuandomurió.

—Lástimaquehayatenidoquedejarlos—dijoCeliaReese.—SuhermanoJeffrynodejóniuncentavo—dijolaseñoraClow—.Fueelinútil

delafamilia.Diossabequeésesíserió.Gastabatodoloqueganaba,concualquiera,ymuriósinuncentavo.¿Quésacóéldelavidacontodasubonhomíaytantarisa?

—Tal vez nomucho—dijoMyra—, pero piense en todo lo que puso en ella.Estaba siempre dando: buen humor, solidaridad, amistad, hasta dinero.Era rico enamigos,almenos…yAlexandernotuvounamigoentodasuvida.

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—NofueronlosamigosquienesenterraronaJeff—replicólaseñoradeMilgrave—. Tuvo que hacerlo Alexander… y le hizo una tumba hermosa. Le costó ciendólares.

—PerocuandoJefflepidióunpréstamodeciendólaresparaunaoperaciónquepudohaberlesalvadolavida,¿noselonegóAlexander?—preguntóCeliaDrew.

—Vamos, vamos, nos estamos poniendo poco caritativas —protestó la señoraCarr—.Despuésdetodo,novivimosenunmundoderosasytodostenemosnuestrosdefectos.

—Lem Anderson se casa hoy con Dorothy Clark —dijo la señora Millison,pensandoqueyaerahoradequelaconversaciónvirarahaciatemasmásagradables—.YnohaceunañotodavíaqueéljuróvolarselatapadelossesossiJaneElliottnosecasabaconél.

—Losmuchachosdicencadacosa…—dijolaseñoraChubb—.Lomantuvieronmuyensecreto.Haceapenastressemanasquesesupoqueestabancomprometidos.Yoestuvehablandoconlamadredeellalasemanapasadaynodijoniunapalabradequehubierabodatanpronto.Nosésimeinteresamuchounamujerquepuedesertanesfinge.

—A mí lo que me sorprende es que Dorothy Clark lo haya aceptado —dijoAgatha Drew—. En la primavera, yo creía que ella terminaría casada con FrankClow.

—YooíaDorothydecirqueFrankeramejorpartido,peroqueverdaderamenteellanopodíasoportarlaideadeveresanarizapareciendotodaslasmañanasporelextremodelasábanaaldespertarse.

LaesposadelvicarioBaxter tuvounestremecimientode solteronay senegóaunirsealasrisas.

—Nodebendeciresascosasdelantedeuna jovencitacomoEdith—dijoCelia,haciendounguiñoalasdemás.

—¿TodavíanosehacomprometidoAda?—preguntóEmmaPollock.—No,noexactamente—dijo la señoraMillson—.Tieneesperanzas,nadamás.

Pero ya pescará algo. Esas muchachas tienen habilidad para pescar maridos. SuhermanaPaulinesecasóconlamejorgranjadelpuerto.

—Paulineesguapapero tiene lacabeza tan llenade tonteríascomosiempre—dijolaseñoraMillgrave—.Avecespiensoquenoaprenderájamás.

—Ah,síqueaprenderá—dijoMyraMurray—.Algúndíatendráhijospropiosyadquirirásabiduríadeellos…comoustedyyo.

—¿YdóndevanavivirLemyDorothy?—preguntólaseñoraMeade.—Ah, Lem compró una granja en Upper Glen. La vieja granja de los Carey,

dondelapobreseñoradeRogerCareyasesinóasuesposo.—¡Asesinóasuesposo!

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—Ah,nodigoqueélno se lo tuvierabienmerecido,pero todospensamosqueella fuedemasiado lejos.Sí, lepusovenenopara lamalezaenel té…¿o fueen lasopa?Todoelmundolosabíaperonuncasehizonada.Elcarretedehilo,porfavor,Celia.

—¿Peroquieredecir,señoraMillison,quenuncafuejuzgada…nicastigada?—preguntó,atónita,laseñoraCampbell.

—Bueno, nadie quiere ver a una vecina en semejante embrollo. Los CareyestabanbienrelacionadosenUpperGlen.Además,ellafueempujadahastaelbordedeladesesperación.Claroquenadievaaaprobarelasesinatocomohábito,perosialgunavezalguiensemerecióserasesinado,ésefueRogerCarey.Ellasefuea losEstados Unidos y volvió a casarse. Murió hace años. Su segundo esposo lasobrevivió.Todosucediócuandoyoeraniña.DecíanqueelfantasmadeRogerCareycaminaba.

—Pero ¿quién va a creer en fantasmas en estos tiempos modernos?—dijo laseñoraBaxter.

—¿Porquénovamosacreerenfantasmas?—preguntóTillieMacAllister—.Losfantasmassoninteresantes.Yoconozcoaunhombrequesiempreeraperseguidoporun fantasma que se reía de él con una risa burlona. Lo volvía loco. La tijera, porfavor,señoraMacDougall.

Dos veces hubo que pedirle la tijera a la recién casada, que la entregóprofundamente ruborizada. Todavía no estaba acostumbrada a que la llamaran«señoraMacDougall».

—Laviejacasade losTruax,enelpuerto,estuvoembrujadaduranteaños…seoíangolpesyruidostodoeltiempo…fuemuymisterioso—dijoChristineCrawford.

—TodoslosTruaxhantenidomaladigestión—dijolaseñoraBaxter.—Claroquesiunanocreeenfantasmas,esascosasnoocurren—dijolaseñora

MacAllister,enfurruñada—.PeromihermanatrabajabaenunacasaenNovaScotia,queestabaembrujadaporcarcajadas.

—¡Quéfantasmatansimpático!—dijoMyra—.Amínomemolestaría.—Seríanbúhos—dijoladecididamenteescépticaseñoraBaxter.—Mimadrevioángelesjuntoasulechodemuerte—dijoAgathaDrewconaire

delastimerotriunfo.—Losángelesnosonfantasmas—dijolaseñoraBaxter.—Hablando de madres, ¿cómo está tu tía Parker, Tillie?—preguntó la señora

Chubb.—Muymalporépocas.Nosabemosquévaaresultardeesto.Nostieneatodos

envilo…sobre laropade invierno,digo.Peroelotrodíayoledijeamihermana,cuando estábamos hablando del tema, «hagámonos vestidos negros, de todosmodos»,ledije,«yentoncesnoimportaquépuedesuceder».

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—¿SabenloquedijoMaryAnnaelotrodía?Dijo:«Ma,voyadejardepedirleaDiosquemehagaelpelorizado.SeloheestadopidiendotodaunasemanayÉlnohahechonada».

—YolehepedidoalgoaDiosduranteveinteaños—dijoamargamentelaseñoradeBruceDuncan,quenohabíahabladoantesnihabíalevantadosusojososcurosdelcobertor.Eraconocidaporlobienquecosía,talvezporquenuncasedistraía,debidoaloschismes,ycolocabacadapuntadaprecisamentedondeiba.

Unbreve silencio seapoderódel círculo.Todaspodíanadivinarquéera loqueellahabíapedido,peronoeraalgode loquesehablaenunasesióndecostura.LaseñoraDuncannovolvióahablar.

—¿EsciertoqueMayFlaggyBillyCarterhanrotoyqueélestádenovioconunade lasMacDougall, del otro lado del puerto?—preguntóMartha Crothers tras unprudenteintervalo.

—Sí.Peronadiesabequépasó.—Es triste… las pequeñeces que a veces pueden romper un noviazgo —dijo

Candace Crawford—. Dick Pratt y Lilian MacAllister, por ejemplo… él habíacomenzadoadeclarárseleenunpicniccuandoleempezóasangrarlanariz.Tuvoqueir al arroyo, donde se encontró con una muchacha desconocida que le prestó supañuelo.Seenamoródeellaysecasaronendossemanas.

—¿SeenterarondeloquelepasóelsábadoporlanocheaBigJimMacAllisteren la tienda deMilt Cooper, enHarbourHead?—preguntó la señora deMillison,considerando que era hora de que alguien introdujera un tema más alegre quefantasmas y rupturas sentimentales—. Se había acostumbrado a sentarse sobre laestufa, todo el verano. Pero el sábado por la noche hizo frío, y Milt la habíaencendido, demanera que cuando el pobreBig Jim se sentó…bueno…se quemóel…

LaseñoradeMillisonnoquisodecirdóndesehabíaquemado,perosepalmeó,sinnombrarla,unapartedesuanatomía.

—Elculo—dijoWaltermuyserio,asomandolacabezapor lacortinadehojas.SinceramentepensabaquelaseñoradeMillisonnoseacordabadelapalabra.

Unsilencioazoradodescendiósobrelascostureras.¿WalterBlythehabíaestadoallítodoesetiempo?Todasrastrearonlascosasquehabíancontadoparaversialgunadeellashabíasidoterriblementeimpropiaparalosoídosdeunniño.SedecíaquelaesposadeldoctorBlytheeramuyparticularconloqueoíansusniños.Antesdequelaslenguasparalizadasserecuperaran,Anasalióainvitarlasapasaracenar.

—Diezminutosmás, señoraBlythe,y tendremos losdoscobertores terminados—dijoElizabethKirk.

Una vez terminados, los cobertores fueron sacados, sacudidos, exhibidos yadmirados.

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—Mepreguntoquiéndormirábajoellos—dijoMyraMurray.—Talvezunamadreprimerizaabraceasuprimerhijodebajodeunodeellos—

dijoAna.—O niños pequeños se acurruquen debajo en una noche fría —dijo

inesperadamentelaseñoritaCornelia.—O algún pobre cuerpo viejo y reumático encuentre abrigo en ellos—dijo la

señoraMeade.—Esperoquenadiesemueradebajodeellos—dijolaseñoraBaxtercontristeza.—Saben lo que dijoMary Anna antes de que yo viniera para aquí?—dijo la

señoraReesemientrasentrabanenfilaenelcomedor—.Medijo:«Ma,noteolvidesdequetienesquecomertodoloquetesirvanenelplato».

TraslocualtodassesentaronybebieronalagloriadeDios,porunabuenatardede trabajo y porque, después de todo, habíamuy pocamalicia en casi todas ellas.Despuésdecomer,se fueroncadaunaasucasa.JaneBurrcaminóhastaelpuebloconlaseñoradeSimonMillison.

—Debo recordar todos los arreglos para contarle a mamá —dijo Jane, conañoranza,sinsaberqueSusanestabacontandolascucharas—.Yanosaledesdequeestá confinada a la cama, pero le encanta que le cuente cosas. Esamesa será unamaravillaparacontarle.

—Erarealmentecomolasqueunaveenlasrevistas—dijolaseñoradeMillison,conunsuspiro—.Yococinotanbiencomocualquiera,sisemepermitedecirlo,peronopuedoarreglarunamesaconelmenorprestigiodeestilo.PeroeseniñoWalter,quépalmadalehabríadado.¡Elsustoquemepegó!

—Y supongo que Ingleside ha quedado sembrado de reputaciones muertas—decíaeldoctor.

—Yonocosí—dijoAna,demodoquenooíloquedecían.—Túnuncalasoyes,querida—dijolaseñoritaCornelia—.Cuandotúestáscon

uncobertor,ellasnosedejanllevarporelentusiasmo.Piensanquenotegustanloschismes.

—Tododependedequéclasedechisme—dijoAna.—Bueno, nadie dijo nada demasiado terrible hoy. Casi todos los mencionados

estánmuertos…o tendrían que estarlo—dijo la señoritaCornelia, recordando conunasonrisaelcuentodelfuneralabortadodeAbnerCromwell—.SóloquelaseñoraMillisontuvoquetraeresaespantosayviejahistoriade1asesinatodeMadgeCarey.YolorecuerdotodonohubolamenorpruebadequeMadgelohubieraasesinado…exceptoqueungatosemuriódespuésdetomarunpocodelamismasopa.Elanimalhacíaunasemanaqueestabaenfermo.Simepidenmiopinión,RogerCareymuriódeapendicitis…aunque,enesaépocanadiesabíaloqueeranlosapéndices.

—Ydeverdad,amímeparecequeesunagranlástimaquelohayanaveriguado

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—dijoSusan—.Las cucharas están todas,mi querida señora, y no le pasónada almantel.

—Bueno, tengo que irme a mi casa—dijo la señorita Cornelia—. La semanapróxima,cuandoMarshallmatealcerdo,temandaréunascostillas.

Walterestabaotravezsentadoenlosescalonesdelagaleríaconlosojosllenosdeensueños.Habíacaídolatarde.¿Dedónde,sepreguntó,habíacaído?¿Acasoalgúngran espíritu, con alas comomurciélagos, la derramaba encima delmundo de unajarrapúrpura?La lunase levantabay los tresviejosabetos inclinadosporelvientoparecían tresbrujasviejasy jorobadasquesubíanunacolinacon la lunade fondo.¿Eraesounpequeñofaunoconorejaspeludas,ocultoentrelassombras?Siélabríalapuerta delmuro de ladrillos, ahora, en lugar de entrar en el conocido jardín, ¿noentraríaenunextrañopaísdehadas,dondelasprincesassedespiertandesussueñosencantados,dondetalvezpudieraencontraryseguiraEco,comohabíaqueridohacertantasveces?Unonoosabanihablar.Algosedesvanecería,siunohablaba.

Mamásaliódelacasa.—Miamor—ledijo—,nodebesquedartesentadoaquí.Estáempezandoahacer

frío.Recuerdatugarganta.Lapalabrahabladahabíarotoelencanto.Unaluzmágicahabíadesaparecido.El

parqueseguíasiendounlugarhermosoperoyanoeraelpaísdelashadas.Walterselevantó.

—Mamá,¿mevasacontarloquepasóenelfuneraldePeterKirk?Analopensóunmomento,yluegoseestremeció.—Ahorano,miamor.Talvez…algúndía.

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GilberthabíatenidoqueirahacerunavisitayAna,solaensucuarto,sesentófrentealaventanaparadisfrutardeunosminutosdecomuniónconlaternuradelanocheyparadeleitarseeneldeliciosoembrujode sudormitorio iluminadopor la luzde laluna.«Diganloquedigan»,pensó,«siemprehayalgodeextrañoenunahabitacióniluminada por la luna. Cambia toda su personalidad. No es tan amistosa… tanhumana, sino que se vuelve distante, remota, envuelta en sí misma. Casi parececonsiderarmeunaintrusa».

Estabaunpococansadadespuésdeldía tanagitadoy todoestaba tan tranquiloahora…losniñossehabíandormidoeInglesidehabíarecuperadolapaz.Nohabíaelmenor sonidoen la casa, salvoundébil y rítmico ruido en la cocina, dondeSusanamasabaelpan.

Peroatravésdelaventanaabierta,llegabanlossonidosdelanoche,cadaunodelos cuales Ana conocía y amaba. Risas bajas llegaban desde el puerto en el airequieto. Alguien cantaba en Glen y sonaba como las notas recurrentes de algunacanciónescuchadahaceyamucho.Habíaplateadossenderosdibujadosporlaluzdela luna sobre el agua pero Ingleside estaba inmerso en sombras. Los árbolessusurraban«oscuraspalabrasantiguas»yunbúhochistabaenelValledelArcoIris.

«Qué verano tan feliz», pensó Ana, y luego recordó con una punzada demelancolía algo que le había oído decir una vez a la tíaHighlandKitty, deUpperGlen:«Elmismoveranonovienedosveces».

Nuncaelmismo.Llegaríaotroverano,perolosniñosseríanunpocomayoresyRilla estaría yendo a la escuela, «y nome quedará ningún bebé», pensóAna, contristeza.Jemyateníadoceaños,yyase,hablabadel«desarrollo»…Jem,quehastaayerhabíasidounniñoenlaviejaCasadelosSueños.Waltercrecíaconrapidez,yesamismamañanaAnahabíaoídoaNanfastidiaraDiconun«chico»delaescuela,yDi se había ruborizadoy había sacudido su cabeza pelirroja.Bueno, era la vida.Alegrías y tristezas, esperanza y temor, y cambios. ¡Siempre cambios! No podíaevitarse.Había que permitir que lo viejo se fuera y había que llevarse lo nuevo alcorazón, aprender a quererlo y luego dejarlo ir, también. La primavera, hermosacomo era, debía rendirse al verano, y el verano debía perderse en el otoño.Nacimiento…casamiento…muerte.

Depronto,AnarecordóqueWalter lehabíapedidoque lecontara loquehabíasucedidoenelfuneraldePeterKirk.Ellanohabíapensadoenesoenaños,peronolohabía olvidado. Ninguno de los que habían estado allí, estaba segura, lo habíaolvidadoniloolvidaríanunca.Sentadaallí,alaluzdelaluna,loevocótodo.

Fueennoviembre…elprimernoviembrequepasaronenIngleside…despuésdeuna semana de veranillo en pleno invierno.LosKirk vivían enMowbrayNarrows

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peroibanalaiglesiadeGlen,yGilberterasumédico,demodoquetantoélcomoAnafueronalfuneral.

Era, recordó Ana, un día tibio y tranquilo. A su alrededor se veía el hermosopaisajesolitarioencastañosypúrpurastípicodenoviembre,conretazosdesolaquíyalláenlascimasdelascolinasyenlallanura,dondeelsolbrillabaatravésdeunarendijaentrelasnubes.Kirkwyndquedabatantercadelacosta,queunabrisasaladasoplabaatravésdelosmelancólicosabetosdetrásdelacasa.Eraunacasagrande,deaspectopróspero,peroaAnae1 tejadoen formadeLsiempre lehabíaparecido…unacarahumanalarga,enjuta,desdeñosa.

Anasedetuvoahablarconungrupodemujereseneljardínsinflores.Erantodaspersonastrabajadorasparaquienesunfuneralnodejaba,deseralgoemocionanteyagradable.

—Olvidétraerpañuelo—dijo,apenada,laseñoradeBryanBlake—.¿Quévoyahacercuandollore?

—¿Tienesque llorar?—lepreguntódemalmodosucuñada,CamillaBlake.ACamilla no le gustaban lasmujeres que lloraban con facilidad—.PeterKirk no esparientetuyoynuncatecayóbien.

—Me parece que es correcto llorar en un funeral—dijo con altivez la señoraBlake—.Demuestra sentimientos, cuando un vecino ha sido llamado para el largoviaje.

—SienelfuneraldePeterlloransóloaquellosqueloquerían,nohabrámuchosojos mojados—dijo secamente la señora de Curtis Rodd—. Es la verdad, ¿a quéocultarla?Eraunhipócrita,yyoloséycreoquenosoylaúnica.Pero…¿quiénesesaqueestáentrandoporelportoncito?No…nomediganqueesClaraWilson.

—Sí—susurró,incrédula,laseñoraBlake.—Bueno,sesabequepocodespuésdelamuertedelaprimeraesposadePeter,

ellaledijoquenovolveríaaponerlospiesenestacasahastaquefueraparavenirasufuneral,yhacumplidoconsupalabra—dijoCamillaBlake—.EshermanadelaprimeraesposadePeter…—agregó,enunaparteaAna,quemirabaconcuriosidadcómoClaraWilsonpasaba junto a ellas, sin verlas, con esos llameantes ojos colortopacio clavados al frente. Era una mujer muy delgada de cara trágica y cabellosnegros,bajounodeesosabsurdosbonetesquetodavíausabanlasmujeresmayores…una cosa hecha de plumas y canutillos con un velo sobre la nariz. Nomiro ni ledirigió la palabra a nadie, mientras su larga falda de tafetán negro susurraba,arrastrándosesobreelcésped,ysubíalosescalonesdelagalería.

—Ahí está Jed Clinton, en la puerta, poniéndose su cara de funeral —dijoCamilla, sarcástica— evidentemente piensa que es hora de que vayamos adentro.Siempresehaenorgullecidodequeensusfuneralestodotranscurresegúnelhorarioestipulado.Nunca lehaperdonadoaWinnieClowquesehubieradesmayadoantes

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del sermón.Nohabría sido tanmalo después.Bueno, no es probable que nadie sedesmayeenestefuneral.Olivianoesdelasquesedesmayan.

—JedClinton…eldefunerariadeLowbridge—dijolaseñoraReese—.¿PorquenocontrataronaldeGlen?

—¿Aquién?¿ACarterFlagg?MujerdeDios,Peteryélhanestadoenemistadostodalavida.CarterqueríaaAmyWilson…todoslosaben.

—Muchos la querían —dijo Camilla—. Era una muchacha muy bonita, concabellosrojocobrizosylosojostannegros.AunquemuchagentedecíaqueClaraeralamásguapadelasdos.Esraroquenuncasehayacasado.AhíestáelministroporfinyelreverendoOwendeLowbridge,vieneconél.Claro,esprimodeOlivia.Esbueno,salvoqueponedemasiadas«Oh»ensusoraciones.SerámejorqueentremosoaJedlevaadarunataque.

AnasedetuvoamiraraPeterKirkantesde irasentarse.Nunca lehablacaídobien.«Tienecaracruel»,habíapensadolaprimeravezquelovio.Bienparecido,sí,peroconesosojosfríos,acerados,yentoncesabolsados,ylabocadelabiosdelgadosy apretados del avaro. Se lo tenía por egoísta y arrogante en sus tratos con sussemejantes, a pesar de su profesión de piedad y sus devotas oraciones. «Siempresientesupropiaimportancia»,oyódeciraalguienunavez.Sinembargo,engeneral,habíasidorespetadoyadmirado.

Se loveía tan arrogante en lamuerte como lohabía sido en la vida, y en esosdedos demasiado largos entrelazados sobre el pecho inmóvil, había algo que hizoestremeceraAna.PensóenuncorazóndemujeraferradoentreellosymiróaOliviaKirk, sentada frente a ella, de luto. Olivia era una mujer alta, rubia y guapa, degrandesojosazules(«Paramínoquierounamujerfea»,habíadichoPeterunavez),ytenía el rostro compuesto y sin expresión. No se veían huellas de lágrimas, pero,claro,OliviaeraunaRandom,ylosRandomnoeranemocionales.Almenos,estabasentadacondecoro,ylaviudamásinconsolabledelmundonopodríahabersepuestounlutomásriguroso.

Elaireestabaespesoconelperfumedelasfloresquerodeabanelféretro…paraPeterKirk,quenosehabíaenteradoenvidadequeexistíaalgollamado«flores».Sulogiahabíamandadounacorona; la iglesia,otra; laAsociaciónConservadora,otra;losadministradoresde laescuela,otra; laCámaradeQueseros,otra.Suúnicohijo,alejadodeéldesdehacíatiempo,nohabíamandadonada,perolafamiliaKirkhabíaenviadounainmensaancladerosasblancasconlafrase«Porfinapuerto»dibujadaconpimpollosderosasrojas.YhabíaunadeOlivia:unrectángulodelirios.CamillaBlake hizo unamueca cuando la vio, yAna recordó haberle oído decir una vez aCamillaqueellahabíaestadoenKirkwyndpocodespuésdelsegundomatrimoniodePeter,cuandoéstetiróporlaventanaunamacetaconunaplantadeliriosquelanoviahabíallevado.Noibaatenerlacasaatiborradadehierbajos,habíadicho.

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Alparecer,Oliviaselohabíatomadocontodacalmaynohabíahabidomásliriosen Kirkwynd. ¿Era posible que Olivia…? Pero Ana miró el rostro plácido de laseñoraKirk, ydesechó la sospecha.Despuésde todo, erapor logeneral el floristaquiensugeríalasflores.

ElcorocantóLamuerte,comounmarestrecho,divideesatierracelestialdelanuestra,yAnasorprendió lamiradadeCamillaysupoque lasdossepreguntabancómo encajaría Peter Kirk en esa tierra celestial. Ana casi podía oír a Camilladiciendo:«Imagínense,siseatreven,aPeterKirkconarpayaureola».

ElreverendoOwenleyóuncapítuloyunaoración,conmuchos«Oh»ymuchassúplicasparaqueseconsolaranloscorazonesdoloridos.ElministrodeGlendirigióuna alocución que muchos, en privado, consideraron excesivamente lisonjera, aunadmitiendoquese tienequedeciralgobuenode losmuertos.Oírquese llamabaaPeter Kirk padre amante y tierno esposo, vecino amable y buen cristiano era,sintieron,abusardellenguaje.Camillaserefugiódetrásdelpañuelo,paranollorar,yStephen MacDonald carraspeó una o dos veces. La señora Blake parecia haberconseguidopañueloprestado,puesllorabasobreuno,perolosojosazulesybajosdeOliviapermanecíansecos.

Jed Clinton exhaló un hondo suspiro de alivio. Todo había salido a las milmaravillas.Otrohimno,eldesfiledecostumbreparalaúltimamiradaa«losdespojosfúnebres»,yotroexitosofuneralqueseagregabaasulargalista.

Hubounaagitaciónenunrincóndelagranhabitación,yClaraWilsonseabriócamino entre el laberinto de sillas hasta ubicarse junto al féretro. Allí se volvió yencaró a los reunidos. Su absurdo bonete se había ladeado un poco y unmechónsuelto de cabellos negros se había escapado por un borde y le colgaba sobre elhombro. Pero nadie pensó que Clara Wilson estuviera rídicula. Tenía el largo yhundidorostroruborizadoylostrágicoseintensosojosllameaban.Parecíaposeída.Elrencor,comoalgunadespiadadaenfermedadincurable,parecíainundartodosuser.

—Lo que han escuchado ustedes, que han venido aquí a «presentar susrespetos»…oasaciarsucuriosidad,cualquieradelasdoscosas,sonunmontóndementiras.Ahorayovoy adecirles la verdad sobrePeterKirk.Yo no soy hipócrita,nuncaletuvemiedocuandovivíaynoletengomiedoahoraqueestámuerto.Nadiese ha atrevido jamás a decirle la verdad en la cara peroyo la voy a decir ahora…aquí,ensufuneral,dondesehadichoqueeraunbuenesposoyunamablevecino.¡Buenesposo!SecasóconmihermanaAmy…mihermosahermana,Amy.Todosustedessaben lodulceyencantadoraqueellaera.Él lediounavidamiserable.Laatormentabay lahumillaba…yaél legustabahacerlo.Ah, sí, ibaa la iglesiaconregularidad,ydecíalargasoraciones,ypagabasusdeudas.Peroerauntirano,hastasuperroescapabacorriendocuandolooíallegar.

»Yo ledije aAmyque searrepentiríadecasarseconél.Laayudéahacerseel

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trajedenovia…habríasidomejorquelehubiesehecholamortaja.Ellaestabamuyenamorada de él entonces, pobrecita, pero no hacía ni una semana que estabancasados cuando ya se había dado cuenta de cómo era. Su madre había sido unaesclava, y él quería que su esposa también lo fuera. «En mi casa no habrádiscusiones»,ledijo.Ellanoteníacarácterparadiscutir,teníaelcorazóndestrozado.Ah,sisabrépor loquepasó,mipobrecitaquerida.Él lacontrariabaentodo.Noladejótenerunjardín,nisiquieraladejótenerungatito,yoleregaléunoyseloahogó.Teníaque rendirlecuentasdecadacentavoquegastaba.¿Algunodeustedes lavioalguna vez con ropa apropiada? La regañaba por ponerse su mejor sombrero, siparecíaqueibaallover.Lalluvianopodíaestropearleningunodelossombrerosqueellatenía,pobrecita.¡Ella,alaqueleencantabalaropabonita!Elsiempreseburlabade su familia.Nunca en su vida se rió, ¿alguna vez alguno de ustedes lo vio reír?Sonreía,ah,sí,sonreíasiempre,serenaydulcemente,al tiempoquehacía lascosasmásferoces.Sonreíacuandoledijoaella,cuandolenacióelniñomuerto,quebiensepodríahabermuertoellatambién,sinopodíatenerotracosaquecriaturasmuertas.Ellamuriódespuésdediezañosdeesavida,yyomealegrédequeescaparadeél.Selodijeaélentonces,quenovolveríaaponerlospiesensucasahastaquevinieraasufuneral.Algunosdeustedesmeoyeron.Hecumplidomipalabrayahorahevenidoadecirlaverdadsobreél.Yeslaverdad…ustedlosabe…—YseñalóardientementeaStephenMacDonald—.Ustedlosabe…—YellargodedoapuntabaaCamillaBlake—.Usted lo sabe…—OliviaKirk nomovió unmúsculo—.Usted lo sabe…—Elpobreministrosintióqueesededolotraspasaba—.YolloréenlabodadePeterKirk,peroledijequereiríaensufuneral.Yvoyahacerlo.

Giró en redondo con furia y se inclinó sobre el ataúd. Agravios acumuladosduranteañoshabíansidovengados.Alfinal,ellahabíadadoriendasueltaasuodio.Todosucuerpovibróporsutriunfoysusatisfaccióncuandomirólacarafríayquietadel muerto. Todos esperaron la explosión de la carcajada vengativa. No llegó. Elrostro lleno de furia de ClaraWilson de pronto cambió, se contorsionó, se arrugócomoeldeunniño.Clara…lloraba.

Sevolvió,conlaslágrimascorriéndoleporlasmejillasestragadas,parasalirdelahabitación.PeroOliviaKirkselevantó,sepusofrenteaellayleapoyóunamanoenelbrazo.Porunmomento,lasdosmujeressemiraron.Lahabitaciónestabasumidaenunsilencioqueparecíatenerpresencia.

—Gracias,ClaraWilson—dijoOliviaKirk.Su rostro era tan inescrutable como siempre,pero en suvoz tranquilahabíaun

dejoquehizoestremeceraAna.Sintiócomosideprontoseabrieraunpozodelantedesusojos.ClaraWilsonodiabaaPeterKirk,vivoomuerto,peroAnasintióquesuodioeradescoloridocomparadoconelodiodeOliviaKirk.

Clarasalió,llorando,ypasójuntoaunfuriosoJedconsufuneralestropeado.El

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ministro, que había tenido intención de anunciar un último himno—Dormido enJesús—,lopensómejoryselimitóapronunciarunatrémulabendición.Jednohizoel usual anuncio de que los deudos y amigos podían ahora despedirse de «losdespojosmortales».Loúnicoque le cabía hacer, pensó, era cerrar de inmediato latapadelféretroyenterraraPeterKirk,ponerlofueradelavista,loantesposible.

Ana exhaló un largo suspiro mientras bajaba los escalones de la galería. Quéalivioelairefrescodespuésdeesahabitaciónsofocante,perfumada,dondeelrencordedosmujereshabíasidoalmismotiemposutormento.

Latardesehabíapuestomásfríaygris.Aquíyallíhabíapequeñosgrupossobreel césped, hablando de lo sucedido en voces acalladas. Todavía se veía a ClaraWilsoncruzandoporelpradoseco,caminoasucasa.

—Bueno,¿nohasidodemasiado?—dijoNelson,asombrado.—¡Escandaloso!¡Escandaloso!—dijoelvicarioBaxter.—¿Porquénoseloimpedimos?—preguntóHenryReese.—Porquetodosqueríanescucharloqueellatuvieraquedecir—replicóCamilla.—No fue… decoroso—dijo el tío Sandy MacDougall. Había encontrado una

palabraquelegustaba,ylasaboreababajolalengua—.Nadadecoroso.Unfuneraldebeserdecoroso,aunquelefaltenotrascosas…decoroso.

—Dios,¿noesgraciosalavida?—preguntabaAugustusPalmer.—Yome acuerdo de cuando Peter y Amy comenzaron su relación—evocó el

viejoJamesPorter—.Yocortejabaamiesposaesemismoinvierno.Claraeramuyhermosaentonces.¡Yquédeliciosopasteldecerezaspreparaba!

—Siempre fue una muchacha de lengua áspera —dijo Boyce Warren—. Yosospechéque iba a explotar algunabombacuando lavivenir, peronome imaginéquellegaríaatanto.¡YOlivia!¿Quiénlohubieracreído?Lasmujeressonmuyraras.

—Vaa ser todauna anécdotapara el restodenuestrasvidas—dijoCamilla—.Después de todo supongo que si nunca pasaran cosas como ésta la historia seríaaburridísima.

UnJeddesmoralizadohabíahecho formara losque llevaríanel féretro,queyahabíansacado.Cuandolacarrozafúnebrecomenzóaavanzarporelcamino,seguidapor la lentaprocesióndecarruajes, seoyóel aullido transidodepenadeunperro,desdeelgranero.Talvez,despuésdetodo,habíaunacriaturavivientequellorabalamuertedePeterKirk.

StephenMacDonaldseunióaAna,queesperabaaGilbert.EradeUpperGlen,unhombrealto,conlacabezadeunviejoemperadorromano.AAnasiemprelehabíacaídobien.

—Parecequevaanevar—dijo—.Amísiempremeparecequenoviembreesunaépocaqueextrañasucasa.¿Nuncaledioesaimpresión,señoraBlythe?

—Sí.Elañomirahaciaatráscontristezaalaprimaveraperdida.

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—¡La primavera… la primavera! SeñoraBlythe,me estoy poniendo viejo.Mesorprendoimaginandoquelasestacionescambian.Elinviernonoesloqueera…noreconozcoelverano…ylaprimavera…yanohayprimaverasahora.Almenos,esosientocuandopersonasaquienesconocíamosantesyanovienenacompartirlasconnosotros.PobreClaraWilson…¿Quéleparecióausted?

—Ah,desolador…Tantoodio…—Sí… ¿Sabe qué? Ella estuvo enamorada de Peter Kirk hace mucho, muy

enamorada.Clara era lamuchachamásguapadeMowbrayNarrows entonces, conesos rizos negros alrededor de esa carita color crema, pero Amy era una cositarisueñaycantarina.PeterdejóaClaraycomenzósurelaciónconAmy.Hemossidohechosdeunamaneraextraña,señoraBlythe.

Había un algo fantasmagórico en los abetos sacudidos por el viento detrás deKirkwynd;alolejos, laneviscablanqueabaunacolina,dondeunahileradeálamosdeLombardíaheríaelcielogris.TodoscorrieronaponersearesguardoantesdequellegaraaMowbrayNarrows.

«¿Tengoderechoasertanfelizcuandootrasmujeressontandesgraciadas?»,sepreguntóAna,mientrasregresabanacasa,alrecordarlosojosdeOliviaKirkcuandolediolasgraciasaClaraWilson.

Ana se levantóy se alejóde laventana.Hacía casidoce añosde esoya.ClaraWilsonhabíamuerto,yOliviaKirk—quehabíasidomuchomásjovenquePeter—sehabíaidoalacosta,dondehabíavueltoacasarse.

«El tiempo esmás bondadoso de lo que creemos», pensóAna. «Es un terribleerror abrigar un rencor durante años…acurrucarlo contra nuestro corazón como sifuerauntesoro.PerocreoquelahistoriadeloquepasóenelfuneraldePeterKirkesunadelasqueWalternodebesabernunca.Noesunahistoriaparaniños».

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Rilla estaba sentada en los escalones de la galería de Ingleside, con una piernacruzadasobrelaotra,enseñandolasdeliciosasrodillitasregordetasyatezadasporelsol,muyocupadaenserdesdichada.Ysialguienpreguntaporquéunacriaturitatanmimada puede ser desdichada, es que el que pregunta habrá olvidado su propiainfancia,cuando lascosasquesonnaderíaspara losadultos sonoscurasy terriblestragedias para un niño.Rilla estaba hundida en las profundidades de la desolaciónporqueSusanlehabíadichoqueibaahacerunadesustortasdeoroyplataparalafuncióndelorfanatodeesatarde,yella,Rilla,debíallevarlaalaiglesiaporlatarde.

NomepreguntenporquéRillapreferíamorirseantesquellevarunatortaatravésdelpueblohastalaiglesiapresbiterianadeGlenSt.Mary.Aveces,alosniñosselesmetencosasrarasenlascabezasyesolehabíapasadoaRilla,quepensabaqueeraunavergüenzayunahumillaciónquelavieranllevandounatortaadondefuere.Talvezporqueundía,cuandoellanoteníamásdecincoaños,habíavistoalaviejaTilliePake llevando una torta por la calle, y todos los niños del pueblo iban detrás,burlándosedeella.LaviejaTillievivíaenHarbourMouthyeraunaviejamuysuciayharapienta.Loschicoslecantaban:

LaviejaTilliePakeharobadounatortaylehadadodolordebarriga.

SerconsideradacomoTilliePakeeraalgoqueRillanopodíasoportar.Selehabíametidoenlacabezalaideadequeuna«nopodíaserunaseñorita»yandarporahíllevando tortas. Y por eso estaba sentada tan desconsolada en los escalones, y supreciosaboquita,alaquelefaltabaundiente,nolucíasuusualsonrisa.Enlugardetener ese aire que decía que ella entendía lo que pensaban los narcisos, o quecompartíaconlarosadoradaunsecretoquesóloellasdosconocían,parecíaalguienaplastado para toda la vida. Hasta sus inmensos ojos color avellana, que casi secerraban cuando ella reía, estaban tristes y atormentados, en lugar de ser losestanquesdefascinacióndesiempre.«Lashadastetocaronlosojos»,ledijounavezla tíaKittyMacAllister. Su padre juraba que había nacido seductora, que le habíasonreídoaldoctorParkeralamediahoradenacer.Rillapodía,todavía,hablarmejorcon los ojos que con las palabras, pues usaba unamarcadamedia lengua. Pero securaría…crecíarápidamente.Elañopasado,papálahabíamedidoconunrosal;esteaño,conelfleo;prontoseríaconlasmalvas,eiríaalaescuela.RillaestabamuyfelizycontentahastaelterribleanunciodeSusan.

—Realmente—ledijoRillaalcielo,muyindignada—,Susannotienesentidode

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lavergüenza.ClaroqueRillapronunció«megüenza»,peroigualelhermosocieloazulpareció

entenderle.Mamáypapáhabían idoaCharlottetownesamañanay losniñosestabanen la

escuela,demodoqueRillaySusanestabansolasenIngleside.Porlocomún,Rillahabría estado encantada ante esa circunstancia. Nunca se sentía sola; le habríaencantadoquedarsesentadaenlosescalonesoensuparticularrocaprivada,cubiertademusgo,enelValledelArcoIris,conunoodosgatitos imaginariosparahacerlecompañía,yhubierahiladofantasíassobretodoloqueveía…laesquinadelparque,queparecíaunpequeñoterritoriodemariposas…lasamapolas,queflotabansobreeljardín… esa inmensa nube completamente sola en medio del cielo… los grandesmoscones,querevoloteabanentre lascapuchinas…lamadreselva,queseagachabahastatocarlelosrizosrojizoscondedosamarillos…elvientoquesoplaba…¿haciadóndesoplaba…?DonPetirrojo,queestabaotraveznegroycaminabadándoseairespor la barandade la galería, preguntándosepor quéRilla noquería jugar con él…Rilla,quenopodíapensarenotracosaquenofuerael terriblehechodequedebíallevaruna torta…una torta…atravésdelpueblohasta la iglesia,paraesa funciónque iban a hacer para los huérfanos. Rilla tenía cierta noción de que el orfanatoquedabaenLowbridgeyqueallí eradondevivían losniñosqueno teníanpapánimamá. Sentía muchísima pena por ellos. Pero ni por el más huérfano de loshuérfanos, la pequeñaRilla estaba dispuesta a dejarse ver en público llevando unatorta.

A lomejor,si llovía,no tendríaque ir.Nohabía lamenorseñalde lluvia,peroRillajuntólasmanitas(teníaunhoyueloenelnacimientodecadadedito)ydijo,contodaseriedad:

—Pod favod, quedidoDios, que zuevamuy fuedte.Que zuevamucho.—Rillapensóenotraposibilidadsalvadora—:Ozino,quezequemelatodtadeZuzan,quezequemetoda.

Y sin embargo, cuando llegó la hora de comer, la torta, perfectamente cocida,rellenaybañada,estabamuyorondainstaladasobrelamesadelacocina.EralatortapreferidadeRilla,«tortadeoroyplata»,ysonabatanlujosa…peroellapensóquenuncamásentodalavidapodríacomerniunpedacitodeesatorta.

Pero…¿esoque seoíadesde lascolinasbajasdelotro ladodelpuertonoerantruenos? Tal vezDios había escuchado su plegaria… tal vez hubiera un terremotoantes de que llegara la hora de ir. ¿Y no podía coger un buen dolor de estómago,llegadoelpeordeloscasos?No.Rillaseestremeció.Esoimplicaríaaceitedericino.¡Mejorelterremoto!

Los demás niños ni se fijaron en que Rilla, sentada en su sillita (la del patitoblancobordado en el respaldo), estabamuy callada. ¡Eranunos egoístas!Simamá

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hubieraestadoencasa,ellasísehabríadadocuenta.MamásehabíadadocuentaenseguidadelopreocupadaqueestabaaqueldíaespantosocuandosaliólafotodepapáenelEnterprise.RillaestaballorandoamásnopoderenlacamacuandoentrómamáyaveriguóqueRilla creíaque sólo losasesinosaparecíanen las fotografíasde losdiarios. A mamá no le había llevado mucho tiempo solucionar eso. ¿A mamá legustaríaverasupropiahijallevandounatortaporGlen,comolaviejaTilliePake?

ARillalefuedifícilcomer,aunqueSusanlehabíapuestosuplatoazul,queeratan lindo, con la guirnalda de capullos, que le habíamandado la tíaRachelLyndepara su cumpleaños y que le dejaban usar sólo los domingos. «¡Pdato azul concapuyoz!».¡Cuandounatienequehaceralgotanvergonzoso!Igual,losbuñuelosdefrutaqueSusanhabíapreparadoparaelpostreestabanmuyricos.

—Zuzan,¿nopuedenNanyDizevarlatodtadespuézdedaezcuela?—rogó.—Despuésdelaescuela,DisevaalacasadeJessieReese,yNantieneunhueso

en la pierna—dijo Susan, con la impresión de que era graciosa—.Además, seríademasiado tarde. Los del comité quieren tener todas las tortas para las tres, asípueden cortarlas y arreglar lasmesas antes de irse a sus casas a comer. ¿Por quéextraña razón no quieres ir, gordita, si siempre te gusta tanto ir a buscar lacorrespondencia?

Rillaeraalgogordita,peroodiabaquelallamaranasí.—Noquiedohedidmiszentimientoz—explicó,muyseria.Susanrió.Rillaempezabaadecircosasquehacíanreíra la familia.Ellanunca

entendíaporquésereían,porqueellahablabasiempreenserio.Sólomamánosereíanunca;nosehabíareídonisiquieracuandoaveriguóqueRillapensabaquepapáeraunasesino.

—Lafunciónesparajuntardineroparalospobresniñitosquenotienenpapánimamá—leexplicóSusan…¡comosiellafueraunaniñaquenoentendíanada!

—Zozoycaziunahuédfana—dijoRilla—.Tengonadamázqueunpapáyunamamá.

Susanvolvióareír.Nadieentendía.—Yasabesquetumadreleprometióalcomitémandaresatorta,muñequita.Yo

notengotiempoparallevarlayhayquellevarla.Asíque,pontetuvestidodezarazaazul,¡yandando!

—Mimuñequitazeenfedmó—dijoRilla,desesperada—.Tengoquemetedlaenlacamayquedadmeconeza.Puedezedamonía.

—Tumuñeca estarámuybien hasta que regreses. Puedes ir y volver enmediahora—fueladespiadadarespuestadeSusan.

No había esperanzas. Hasta Dios la había abandonado… no había señales delluvia. Rilla, al borde de las lágrimas para seguir protestando, subió y se puso sunuevo vestido de organdí fruncido y el sombrero de los domingos, adornado con

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margaritas.Talvez, si parecía respetable, la genteno creyeraque ella era como laviejaTilliePake.

—Creo que tengo la cada limpia, si pod favod quierezmidadme detrás de dasodejas—ledijoaSusancongranmajestuosidad.

Tenía miedo de que Susan la reprendiera por ponerse el mejor vestido ysombrero.PeroSusanapenasleinspeccionólasorejas,yluegolediounacestaconlatorta,ledijoquefueracortésyqueporfavornosedetuvieraacharlarconcadagatoqueseencontraraenelcamino.

Rilla le hizounamuecade rebeldía aGogyMagog, y se fue.Susan se quedómirándolaconternura.

«Parecementira quenuestra pequeñaya esté tangrande comopara ir sola a laiglesiaallevarunatorta»,pensó,conunamezcladeorgulloypena,mientrasvolvíaaltrabajo.Afortunadamente,ignorabalatorturaqueestabainfligiendoaunacriaturaporlaquehubieradadolavida.Rillanosesentíatanmortificadadesdelavezquesequedódormidaenlaiglesiaysecayódelasiento.Porlogeneral, leencantabairalpueblo;habíatantascosasinteresantesparaver…PerohoylafascinantecuerdadelaropadelaseñoradeCarterFlagg,contodassuspreciosascolchas,noseganaronunamiradadeRilla, y elnuevociervodehierro forjadoqueel señorAugustusPalmerhabíapuestoenelpatioladejóindiferente.NuncaanteshabíapasadosindesearqueellostuvieranunoigualenelparquedeIngleside.Pero¿quéeranahoralosciervosdehierro forjado?Los fuertes rayos del sol bañaban las calles como un río y todo elmundoestabafueradelascasas.Pasarondosniñas,susurrando.¿Erasobreella?Seimaginó lo que estarían diciendo. Un hombre que pasaba lamiró. En realidad, sepreguntabasiésaseríalamáspequeñadelosBlythey,porSanJorge,¡quépreciosaera!PeroRillasintióquelosojosdelhombreatravesabanlacestayveíanlatorta.YcuandoAnnieDrew pasó junto a ella con su padre,Rilla estuvo segura de que sereíandeella.AnnieDrew teníadiezañosyeraunaniñamuygrandea losojosdeRilla.

Después,habíatodaunamultituddeniñosyniñasenlaesquinadeRussell.Teníaquepasarjuntoaellos.Eraespantososentirquelosojosdetodosseclavaríanenellay luego se mirarían entre sí. Avanzó, con un orgullo tan desesperado, que todospensaronqueeraunapresumidayquehabíaquebajarleloshumos.¡Yaleenseñaríanaesacaritadegato!¡Unapresumida,comotodaslasniñasdeIngleside!¡Sóloporquevivíanenlacasagrande!

MillieFlaggsepusoacaminardetrásdeella,imitándolelamaneradecaminarylevantandonubesdepolvosobrelasdos.

—¿Adóndevaesacestaquellevaaesaniña?—gritóel«Pegajoso»Drew.—Tieneslacaratiznada,caradebizcocho—seburlóBillPalmer.—¿Notieneslengua?—preguntóSarahWarren.

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—¡Piojo!—seburlóBeenieBentley.—Mantenteatuladodelcaminootevoyahacercomerunescarabajo—dijoel

grandotedeSamFlagg,dejandodemasticarunazanahoriacrudaeltiemposuficienteparahablar.

—Seestáponiendocolorada—serióMamieTaylor.—Seguroquellevasunatortaalaiglesiapresbiteriana—dijoCharlieWarren—.

Lamitadhadesermasa,comotodaslastortasdeSusanBaker.ElorgullonolepermitiríalloraraRilla,perohabíaunlímitealoqueunapuede

escuchar.Despuésdetodo,eraunatortadeIngleside…—Laprózima vez que cualquiera de uztedes esté enfedmo le voy a dezir ami

papáquenolesdénadadedemedio—dijo,desafiante.Peroentonces,selecayóelalmaalospies.¡NopodíaserKennethFordelque

doblabalaesquinadelcaminodeHarbour!¡Nopodíaser!¡Era!Nopodría soportarlo.KenyWalter eran amigos, yRilla, en loprofundode su

corazoncito,pensabaqueKeneraelniñomásbuenoymáslindodelmundoentero.Élnuncalehacíademasiadocaso,aunqueunavezleregalóunpatitodechocolate.YundíainolvidablesehabíasentadoasuladojuntoaunapiedramusgosaenelValledelArcoIris,ylehabíacontadolahistoriadelosTresOsosylaCasitadelBosque.Pero ella se conformaba con adorarlo a distancia. ¡Y ahora este sermaravilloso lasorprendíallevandounatorta!

—¡Hola, gordita! Hacemucho calor, ¿no? Ojalá me toque una porción de esatortaestanoche.

¡Demodoqueélsabíaqueeraunatorta!¡Todoelmundolosabía!Rillahabíacruzadoelpuebloypensóquelopeorhabíapasado,cuandopasólo

peor. Miró por una calle lateral y vio venir por ella a su maestra de la escueladominical, la señorita Emmy Parker. La señorita Emmy estaba todavía a algunadistancia,peroRillalareconocióporelvestido…esevestidoconvolados,deorgandíverdepálidoconflorecitasblancas,«elvestidodelosazahares»lollamabaRillaensecreto. La señorita Emmy se lo había puesto para ir a la escuela dominical eldomingoanterior,yaRillalehabíaparecidoelvestidomáshermosoquehabíavistoensuvida.PerotodoslosvestidosdelaseñoritaEmmyeranpreciosos,avecesconlazosyvolados,avecesconundetalleenseda.

Rilla idolatraba a la señorita Emmy. Era tan bonita y delicada, con su pielblanquísimaylosojoscastañísimosyesasonrisatristeytandulce…triste,comolehabía susurrado un día otra niña a Rilla, porque el hombre con el que ella iba acasarsesehabíamuerto.RillaestabatancontentadeestarenlaclasedelaseñoritaEmmy…Nolehabríagustadonadaestaren laclasede laseñoritaFlorrieFlagg…FlorrieFlaggerahorrible,yRillanopodíasoportaraunamaestrahorrible.

CuandoRillaseencontrabaconlaseñoritaEmmyfueradelaclasedominical,y

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la señoritaEmmy le sonreíay lehablaba,paraRillaeraunode losmomentosmásimportantes de su vida. Sólo con que en la calle la señorita Emmy le hiciera unainclinacióndecabeza le aligerabael corazón,yunavez, cuando la señoritaEmmyinvitó a toda la clase a una fiesta de burbujas, donde hicieron burbujas rojasponiéndolesjugodefresas,Rillahabíaestadoapuntodemorirsedeéxtasis.

PeroencontraralaseñoritaEmmymientrasunallevaunatortaesalgoquenadiepuedesoportar,yRillanoibaasoportarlo.Además,laseñoritaEmmyibaaescribirundiálogoparaelpróximorecitaldelaescueladominical,yRillaabrigabasecretasesperanzas de que le pidiera que hiciera el papel del hada: un hada vestida deescarlataconunsombreritopuntiagudoverde.Peronotendríasentidoseguirteniendoesperanzas,silaseñoritaEmmylaveíallevandounatorta.

¡LaseñoritaEmmyno lavería!Rilla sedetuvoenelpuentecitoquecruzabaelarroyo, que era bastante profundo justo en ese lugar. Sacó la torta de la cesta y laarrojóalarroyo,donde losalisossearremolinabansobreuncharcomásoscuro.Latorta se abrió camino entre las ramas y se hundió con un gorgoteo.Rilla sintió unsúbito estremecimientode alivio, libertady salvación al tiempoque se volvía parasaludara la señoritaEmmy,quien—Rilla lovioenese instante— llevabaungranpaqueteenvueltoenpapeldeestraza.

La señorita Emmy le sonrió, desde debajo de un sombrerito verde con unaplumitacolornaranja.

—Ah,estápreciosa,señorita,preciosa—murmuróRilla,llenadeadoración.La señorita Emmy volvió a sonreír. Aun cuando una tenga el corazón

destrozado… y la señorita Emmy de verdad creía que así estaba el suyo… no esdesagradablerecibiruncumplidotansincero.

—Eselsombreronuevo,diríayo,corazón.Laplumaeslinda.Supongo…—dijo,mirandolacestavacía—quehasidoallevartutortaparalafunción.Quélástimaquenovasenlugardevolver.Yollevolamía;esunatortadechocolate,taninmensaypegajosa…

Rillamiraba lastimeramente, incapaz de pronunciar palabra.La señoritaEmmyllevabauna torta;por lo tanto,nopodíaserunavergüenza llevaruna torta,Yella,¡ay!, ¿qué había hecho? Había tirado la preciosa torta de oro y plata de Susan alarroyo, y había perdido la oportunidad de caminar hasta la iglesia con la señoritaEmmy,lasdosllevandosustortas.

DespuésdequelaseñoritaEmmysehuboalejado,Rillasefueasucasaconsuhorriblesecreto.SeenterróenelValledelArcoIrishastalahoradelacena,cuandootraveznadiesefijóenqueestabamuycallada.TeníamuchomiedodequeSusanlepreguntara a quién le había dado la torta, pero no hubo preguntas embarazosas.Despuésdelacena,losotroschicosfueronajugaralValledelArcoIris,peroRillasequedósola,sentadaenlosescalones,hastaqueelsolbajóyelcielofuetododeoroy

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vientodetrásde Inglesidey surgieron lucesabajo,enelpueblo.ARilla siempre legustabamirarlaslucesqueflorecían,aquíyallá,entodoGlen,peroestanochenadaleinteresaba.Nuncaentodasuvidasehabíasentidotandesgraciada.Nosabíacómoseguirviviendo.Elatardecerseahondóentonosdepúrpura,yellaeratodavíamásdesgraciada.Unaromadeliciosoabollosdeazúcardearcellegóhastaella…Susanhabíaesperado la frescurade la tardeparaempezarahornear…pero losbollosdeazúcar de arce, como todo lo demás, no eran más que vanidad. Sintiéndose muydesgraciada, subió la escalera y se metió en la cama, debajo de la nueva colchafloreadadelaqueenunmomentosehabíaenorgullecidotanto.Peronopudodormir.Seguía atormentadapor el fantasmade la torta quehabía ahogado.Mamá le habíaprometidolatortaalcomité,¿quépensaríandemamá,quenolahabíamandado?¡Yhabría sido la tortamás lindade todas!El viento teníaun sonido tan solitario estanoche…Lereprochaba.Decía:«Tonta…tonta…tonta»,unayotravez.

Susanentró,conunbollodeazúcardearce.—¿Quétetienedespiertatodavía,muñequita?—lepreguntó.—Ah,Zuzan,eztoy…eztoycanzadadezeryo.Susansepreocupó.Pensándolobien,laniñaseveíacansadadurantelacena.«Yeldoctornoestá,claro.Las familiasde losmédicossemuereny lasde los

zapaterosandandescalzas»,pensó.Yenvozaltadijo:—Vamosaversitienesfiebre,muñequita.—No,No,Zuzan.Ezque…hizeunacozaezpantoza,Zuzan.Eldiablome…no,

no,mentida,Zuzan,lohizeyosolita.Yo…tidélatodtaeneladoyo.—¡Portodoslossantosdelcielo!—dijoSusan,asombrada—.¿Perocómosete

ocurrióhacersemejantecosa?—¿Hacer,qué?Eramamá,deregresodelaciudad.Susansealegródepoderretirarse,agradecida

dequelaseñoratuvieralasituaciónentresusmanos.Rilla,sollozando,contótodasuhistoria.

—Miamor,noentiendo.¿Porquéteparecíaqueeratanhorriblellevarunatortaalaiglesia?

—PenzéqueedacomolaviejaTilliePake,mamita.¡Yahodaezunavergüenzapara ti!Ay,mamita,zimeperdonasnuncamazmevoyapodtadmal,yvoya iradecidlealcomitéquetúlesmandastelatodta.

—No te preocupes por el comité, mi amor. Van a tener muchas otras tortas,siempresobran.Nadiesevaadarcuentadequenosotrosnoenviamosninguna.Novamos a hablar de esto con nadie. Pero siempre, después de esto, BerthaMarillaBlythe, recuerda que ni Susan ni mamá te pedirían jamás que hicieras algovergonzoso.

Lavidavolvíaamerecerlapena.Papáseacercóalapuertaparadecir:«Buenas

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noches, gatitomío», ySusan entró a decir que para el día siguiente iba a prepararpasteldepollo.

—¿Conmuchazalza,Zuzan?—Rebosará.—¿Y puedo comedme un huevo madón para el desayuno, Zuzan? No me lo

medezco,pero…—Podrás comerte dos huevosmarrones, si quieres. Y ahora cómete el bollo y

duérmete,muñequita.Rillasecomióelbollo,peroantesdedormirsesebajódelacamaysearrodilló

enelsuelo.Conmuchaseriedaddijo:—Quedido Dios: pod favod, hazme ziempre una niña buena y obediente, no

impodtaloquemediganquehaga.YbendicealaquedidaseñoditaEmmyyatodosloshuedfanitospobrez.

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Los niños de Ingleside jugaban juntos y caminaban juntos y tenían todo tipo deaventurasjuntos,ycadaunodeellostenía,además,supropiavidainteriordesueñosy fantasías. En especial Nan, quien desde el principio se había armado un dramasecretocontodoloqueoía,veíaoleía,yhabitabareinosdemaravillayfantasíacuyaexistencia no sospechaba el círculo de su familia. Al principio, tejía paisajes deduendes y elfos que bailaban en valles encantados y dríadas que danzaban en losabedules. Ella y el gran sauce próximo al portón se habían contado secretos entresusurros, y lavieja casavacíade losBailey, en el extremodelValledelArco Iris,eranlasruinasdeunatorreembrujada.Durantesemanas,Nanpodíaserlahijadeunrey, presa en un castillo solitario a la orilla del mar… durante meses, era unaenfermera en una colonia de leprosos en la India o alguna otra tierra «muy, muylejos».«Muy,muylejos»habíansidosiemprepalabrasmágicasparaNan,comounadébilmúsicaenunacolinaventosa.

Amedida que crecía, fue construyendo sus fantasías sobre personas reales queveíaensupequeñomundo.Enespecial,lasqueveíaenlaiglesia.ANanlegustabamiraralagenteenlaiglesiaporquetodoelmundoestabatanbienvestido.Eracasimilagroso.Parecíantandiferentesdecomoselosveíalosdíasdesemana…

Los serenos y respetables ocupantes de los diversos bancos familiares habríanquedadoazoradosytalvezalgohorrorizadossihubieransabidolasfantasíasquelarecatada doncella de ojos castaños de Ingleside tejía sobre ellos. La morena ybondadosaAnattaMillisonhabríaquedadoatónitadehabersabidoqueNanBlythelaimaginaba comouna raptora de niños, que los quemabavivos para hacer pocionesquelamantuvieranjovenporsiempre.Nanse imaginabaestotanvívidamente,quecasisemueredemiedoundíaenqueseencontróconAnattaMillisonenuncaminoquealatardecerseagitabaconelmurmullodelosbotonesdeoro.DirectamentenopudoresponderalamistososaludodeAnatta,yéstapensóqueNanBlytherealmenteseestabavolviendounamuchachitaorgullosayquehabíaqueenseñarlemodales.LapálidaesposadeRodPalmerjamássoñóquehabíaenvenenadoaalguienyseestabamuriendo del remordimiento. El vicario Gordon MacAllister, el de rostro tansolemne,noteníaideadequecuandonació,unabrujalehabíaechadounamaldición,el resultadode la cual había sidoquenunca sonreiría.FraserPalmer, el del bigoteoscuro y la vida intachable, ignoraba que cuando Nan Blythe lo miraba pensaba:«Estoyseguradequeesehombrehacometidounhechooscuroydesesperado.Parececomo si tuviera un horrible secreto sobre la conciencia». Y Archibald Fyfe nosospechaba que cuandoNanBlythe lo veía venir se atareaba en inventar un versocomorespuestaacualquiercomentarioqueélhicieraporqueaélnoseledebíahablarsinoeraenrima.Elnuncalehablaba,puesteníamuchomiedoalosniños,peroNan

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se divertía como loca cuando trataba, desesperada y rápidamente, de inventar unverso.

Gracias,señorFyfe,muybienestoy.¿Ycómoestáusted,miseñor?

Otropodíaser:

Sí,esundíamuybonito.Idealparapasearunpoquito.

Nohaymaneradesaberquéhabríadicho laseñoradeMortonKirkdehaberseenteradodequeNanBlythesenegabaa ira sucasa—enel supuestocasodequealgúndíafuerainvitada—porquehabíaunahuellarojaenelumbraldesupuerta.Ysucuñada,laplácidaygentilElizabethKirk,nosoñabaqueenrealidadellasehabíaquedadosolteraporquesunoviohabíacaídomuertofrentealaltarjustocuandoibaacomenzarlaceremoniareligiosa.

Eratodomuydivertidoeinteresante,yNannuncaperdíadevistaellímiteentrerealidadyfantasíahastaquefueposeídaporlaDamadelosOjosMisteriosos.

Notienesentidopreguntarsecómosurgenlossueños.Nanmismanopodríahaberexplicadocómosucediótodo.ComenzóconlaCASATENEBROSA.Nanlaleíasiempreasí,enmayúsculas.Aellalegustabatejer,susfantasíasalrededordelugares,ademásdehacerlosobrepersonas,ylaCASATENEBROSAeraelúnicolugaramano(sincontarlaviejacasadeBailey)queseprestabaalafantasía.NannuncahabíavistolaCASApersonalmente,sólosabíaqueestabaallídetrásdeungruesoyoscuroabeto,sobreuncamino lateral que llevaba a Lowbridge, y que estaba desocupada desde tiemposinmemoriales, según decía Susan. Nan no sabía qué quería decir «tiemposinmemoriales»peroeraunafrasetanfascinante,justaparacasastenebrosas.

NansiemprepasabacorriendocomolocaporlaentradadelcaminoquellevabaalaCASATENEBROSA,cuandoibaavisitarasuamiga,DoraClow.Eraunlargoyoscurocaminobordeadodeárbolesyunahierbatupidaquecrecíaenlosbachesyhelechosquesubíanhastalaalturadelacinturabajolosabetos.Habíaunalargaygrisramadearcecercadelportóndestartalado,queparecíaexactamenteunbrazoviejoytorcidoqueseestirabaparaagarrarla.Nannuncasabríacuándopodríaestirarseunpoquitomásyalcanzarla.Ledabaunescalofríodeemociónescaparse.

Undía,parasuasombro,NanoyóaSusandecirqueThomasineFairhabíaidoavivir a la CASA TENEBROSA, o, como le decía Susan, con muy poco sentido de loromántico,laviejacasadelosMacAllister.

—Levaaresultarunpocosolitaria,diríayo—habíadichomamá—.Quedatan

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alejadadetodo…—Nolevaaimportar—dijoSusan—.Nuncavaaningúnlado,nisiquieraala

iglesia.Haceañosquenovaaningúnlado,bueno,dicenquecaminaporeljardíndenoche. Caramba, pensar que ha llegado a esto… ella que era tan hermosa y tancoqueta. ¡La cantidad de corazones que rompió en su época! ¡Y mírenla ahora!Bueno,esunaadvertencia,seguroquesí.

Susan no explicó para quién era una advertencia y no se dijo nadamás, puesnadieenInglesideestabademasiadointeresadoenThomasineFair.PeroNan,quesehabíacansadounpocodesusantiguasvidasdeensoñaciónyansiabaalgonuevo,seapropiódeThomasineFairenlaCASATENEBROSA.Pocoapoco,díatrasdía,nocheanoche (una puede creer en cualquier cosa de noche), armó una leyenda sobre ellahasta que todo resurgió irreconocible y fue para Nan un sueño más querido queningúnotrohastaesemomento.Nadaanteshabíaparecidojamástanfascinante,tanreal,comoestavisióndelaDamadelosojosmisteriosos.Grandesyaterciopeladosojos negros, ojos hundidos, ojos embrujados, llenos de remordimiento por loscorazones que había roto.Ojosmalvados, pues cualquiera que rompía corazonesyqueademásnoibanuncaalaiglesiateníaquesermalvado.Laspersonasmalvadaserantaninteresantes…LaDamahuíadelmundocomopenitenciaporsuscrímenes.

¿Podíaserunaprincesa?No, lasprincesaseranmuyescasasen la IslaPríncipeEduardo.Peroeraalta,esbelta,distante,deunabellezahelada,comounaprincesa,conlargoscabellosnegrísimospeinadosendosgruesastrenzasquelecaíansobreloshombros,hasta lospies.Tendríaunrostrobiendelineadoymarfileño,unahermosanariz griega, como la nariz de la Artemisa del Arco de Plata que tenía mamá, yhermosas y blancas manos que ella se retorcería mientras caminaba por el jardíndurantelasnoches,esperandoalúnicoamanteverdaderoaquienhabíadesdeñadoyhabíaaprendidoaamarcuandoyaerademasiadotarde(¿sevecómoibacreciendolaleyenda?),mientrassulargafaldadeterciopelonegrosearrastrabasobreelcésped.Usaríauncinturóndeoroygrandesarosdeperlasydebíavivirsuvidadesombrasymisteriohastaquellegarasuamadoadarlealibertad.Entonces,ellasearrepentiríadesumaldadysucrueldaddeantañoyletenderíaaélsushermosasmanosyporfininclinaría su orgullosa cabeza en señal de sumisión. Se sentarían junto a la fuente(para esemomento, yahabía una fuente) y volverían a intercambiarse los antiguosjuramentos, y ella lo seguiría «allende las colinas ymás allá, hasta sumás alejadobordepúrpureo», como laPrincesaDurmiente del poemaquemamá le había leídounanochedelviejolibrodeTennyson,quepapálehabíaregaladohacíamuchísimotiempo. Pero el amado de la mujer de los Ojos Misteriosos le regalaba joyasincomparables.

La CASA TENEBROSA estaría, por supuesto, hermosamente amueblada, y habríacuartosyescalerassecretos,ylaDamadelosOjosMisteriososdormiríaenunacama

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hechadenácar,bajoundoseldeterciopelovioleta.Lacuidaríaunlebrel…unpardelebreles… toda una jauría… y ella estaría siempre escuchando… escuchando…escuchando…a laesperade lamúsicadeunarpamuylejana.Peronopodríaoírlamientrasfueramalvada,hastaquellegarasuamadoylaperdonara…yesoeratodo.

Claroquesuenamuytonto.Lossueñossuenanmuytontoscuandoselosponeenfríaspalabras.Consusdiezaños,Nanjamásponíasussueñosenpalabras:sólolosvivía. Este sueño de lamalvadaDama de losOjosMisteriosos se le hizo tan realcomolavidaquelarodeaba.Seapoderódeella.Yahacíadosañosqueerapartedeella. De alguna extraña manera, había llegado a creer en él. Ni por asomo se lohubiera contado a nadie, ni siquiera a sumadre. Era su tesoro privado, su secretoinalienable,sinelcualnopodíaimaginarquepudieracontinuarlavida.PreferíairsesolaasoñarconlaDamadelosOjosMisteriososqueirajugarenelvalleArcoIris.

Ana notó esta tendencia y se preocupó un poco. Nan se estaba inclinandodemasiadoenesesentido.GilbertqueríamandarladevisitaaAvonlea,peroNan,porprimeravez,rogóapasionadamentequenolaenviaran.Noqueríairsedecasa,dijo,lastimera.Asímismasedijoquesemoriríasiteníaqueirsetanlejosdelaextraña,triste y hermosa Dama de los Ojos Misteriosos. Cierto que la Dama de los OjosMisteriosos jamás iba a ningún lado. Peropodría decidir salir algún día, y si ella,Nan, no estaba, no podría verla. ¡Quémaravilloso sería llegar a verla! Si hasta elcaminomismo por donde ella pasara sería romántico para siempre. El día en quesucediera sería diferente de todos los otros días. Lomarcaría con un círculo en elcalendario. Nan había llegado a un punto en el que deseaba fervientemente verla,aunque fuera una sola vez. Sabíamuybien quemuchode lo que había imaginadosobreellaerasóloeso:imaginación.PeronoteníalamenordudadequeThomasineFair era joven, y hermosa, y malvada, y fascinante. Nan estaba para entoncescompletamenteseguradehaberoídoaSusandecirloy,mientrasfueraasí,Nanpodíaseguirimaginandocosassobreellaparasiempre.

NannopodíacreerloqueoíacuandounamañanaSusanledijo:—Hay un paquete que quiero mandarle a Thomasine Fair, a la vieja casa de

MacAllister. Lo trajo tu padre anoche de la ciudad. ¿No irías a llevárselo de unacorridaestatarde,preciosa?

¡Así como así! Nan contuvo el aliento. ¿Era cierto? ¿Los sueños se hacíanrealidad de esa manera? Vería la CASA TENEBROSA, vería a su hermosa y malvadaDamadelosOjosMisteriosos.Deverdadlavería,talvezlaoyerahablar,talvez…¡ah,bendición!,talveztocarasublancaydelgadamano.Encuantoaloslebrelesylafuenteytodolodemás,Nansabíaquesóloloshabíaimaginado,peroseguroquelarealidaderaigualmentemaravillosa.

Nanmiróelrelojtodalamañana,viendoqueeltiemposearrastrabalentamente,ay, tan lentamente. Cuando un trueno sonó en el cielo, amenazador, y comenzó a

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llover,casinopudoevitarlaslágrimas.—NosécómoDiospudopermitirquellovierahoy—susurróconrebeldía.Pero la lluviaprontoparóyel solvolvióabrillar.Nancasinopudocomerdel

entusiasmo.—Mamá,¿puedoponermeelvestidoamarillo?—¿Paraquétevasavestirtantoparairaveraunavecina,niña?¡Unavecina!Claroquemamánoentendía…nopodíaentender.—Porfavor,mamá.—Estábien—dijoAna.Elvestidoamarillopronto lequedaríapequeño.Mejor

quelesacaraprovecho.ANanletemblabanlaspiernascuandosalió,conelvaliosopaqueteenlamano.

TomóunatajoporelValledelArco Iris,colinaarriba,hastaelcamino lateral.Lasgotasde lluvia todavíayacíansobre lascapuchinascomograndesperlas;habíaunafrescura deliciosa en el aire; las abejas zumbaban en los tréboles blancos quebordeaban el arroyo; delgadas libélulas azules resplandecían sobre el agua… lasagujas de remendar del Diablo, las llamaba Susan; en la pradera de la colina, lasmargaritaslasaludaron…seinclinaronhaciaella…ledijeronadiós…serieronconella, con esa fresca risa de oro y plata.Todo era tan hermosoy ella iba a ver a laDamadelosOjosMisteriosos.¿QuélediríalaDama?Y,¿seríaseguroiraverla?¿Ysiunasequedabaunosminutosconellaydeprontosedabacuentadequehabíanpasado cien años, como en el cuento que Walter y ella habían leído la semanaanterior?

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Nansintióunaextraña sensacióndecosquilleoen la columnavertebral al tomarelsendero.¿Sehabíamovidolaramadelarceseco?No,ellahabíaescapado,yestabaasalvo.Ajá,viejabruja,¡nomeatrapaste!Caminabaporelsenderodondenielbarronilosbachesteníanpoderparadisminuirsuentusiasmo.Unospasosmásy…laCASATENEBROSA estaba ante ella, rodeada por esos oscuros árboles. ¡La vería al fin! Seestremeció un poquito…y no supo que era por unmiedo secreto y no admitido aperdersusueño.Loqueessiempre,enlajuventudoenlamadurezoenlavejez,unacatástrofe.

Se abrió camino por una abertura en un grupo silvestre de jóvenes abetos quecerraba el final del sendero. Tenía los ojos cerrados: ¿osaría abrirlos? Por unmomento,unterrorinmensoseapoderódeellayestuvoapuntodedarmediavueltay salir corriendo.Después de todo, laDama eramalvada. ¿Quién sabía qué podíahacerle? Hasta podía ser una bruja. ¿Cómo no se le había ocurrido nunca que laDamaMalvadapodíaserunabruja?Entonces,muydecidida,abriólosojosymiró.

¿EraéstalaCASATENEBROSA, laoscura,majestuosamansióndesussueños,contorresyalmenas?¡Esto!

Eraunacasagrande,quealgunavezhabíasidoblancaperoqueahoraeradeungrislodo.Aquíyallá,persianasrotas,queotrorafueronverdes,caíandesgoznadas.Losescalonesdelfrenteestabanrotos.Undesoladoporchecerradoporvidriosteníacasitodosloscristalesastillados.Lamaderatrabajadadelagaleríaestabarota.¡Ay,noeramásqueunaviejacasagastada!

Nanmiródesesperadaasualrededor.Nohabíani fuenteni jardín,bueno,nadaquepudiera llamarsejardín.Elespaciofrentea lacasa,rodeadodeunaempalizadadesgastada,estaballenodemalezayhierbajoshastalarodilla.Uncerdoflacohozabalatierradelotroladodelaempalizada.Crecíanbardanasenlasenda.Enlosrinconeshabíamontonesdesordenadosdeplantas,perosíhabíaunaespléndidamatadealtivasazucenasy,justoalladodelosescalonesgastados,unalegrecanteroconcaléndulas.

Nan caminó despacio por el sendero hasta el cantero de caléndulas. La CASATENEBROSA había desaparecido para siempre. Pero quedaba la Dama de los OjosMisteriosos.Seguroqueellaerareal,¡teníaqueserlo!¿QuéhabíadichoSusandeellahacíatiempo?

—Diosmisericordioso,¡casisemesaleelcorazónporlabocadelsusto!—dijounavozalgopastosaperoafable.

Nan miró a la figura que de pronto había surgido de al lado del cantero decaléndulas. ¿Quién era? No podía ser… Nan se negaba a creer que ésta fueraThomasineFair.¡Seríademasiadohorrible!

«Pero¡esvieja!»,pensóNan,transidaporladesilusión.

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Thomasine Fair, si es que era Thomasine Fair —y ahora Nan sabía que eraThomasineFair—,eraenverdadvieja.¡Ygorda!Parecíaelcolchóndeplumasconuncordelatadoenelmedio,conelqueladelgadísimaSusansiemprecomparabaalasseñorasrobustas.Estabadescalza,conunvestidoverdequesehabíadescoloridohastallegaralamarillo,yunviejosombrerodehombredefieltrosobresusescasoscabellos grisáceos. Tenía la cara redonda, coloradota y arrugada, con narizrespingona.Losojos,deunazuldesvaído,estabanrodeadosporgrandesygraciosaspatasdegallo.

Ah,miDama…miencantadoraMalvadaDamadelosOjosMisteriosos,¿dóndeestás?¿Quéhasidodeti?¡Túexistías!

—Bueno,vamosaver,¿yquiénesestaniña tanguapa?—preguntóThomasineFair.

Nanintentórecordarsusbuenosmodales.—Soy…NanBlythe.Vineatraerleesto.Thomasineseabalanzócontentasobreelpaquete.—¡Bueno,quéalegríarecuperarmisanteojos!—dijo—.Losheextrañadotanto

para leer el almanaque los domingos… ¿Así que tú eres una de las niñas Blythe?¡Quécabello tanbonito tienes!Siemprehequeridoconocer a alguno.Heoídoquevuestramamioscríacientíficamente.¿Osgusta?

—¿Si nos gusta… qué? —Ah, malvada, encantadora Dama, tú no leías elalmanaquelosdomingos.Tampocodecías«mami».

—Eso,queoscríencientíficamente.—Amíme gusta la forma en queme crían—dijo Nan, tratando de sonreír y

lográndoloaduraspenas.—Bueno, tumami es unamujer muy fina. Semantiene firme. Yo juro que la

primeravezquelavi,enelfuneraldeLibbyTaylor,meparecióunareciéncasada,tanfelizselaveía.Siemprepienso,cuandoveoatumamientrarenunahabitación,que todos se ponen atentos, como esperando que pase algo. Las nuevasmodas lequedan bien, además. Lamayoría de nosotras no está para ponerse esa ropa. Peroven,siéntateunratito.Mealegrodeveraalguien,estoesmuysolitarioaveces.Nopuedodarmeellujodetenerteléfono.Lasfloressonmicompañía.¿Algunavezvistecaléndulasmáshermosas?Ytengoungato.

NanqueríahuiralasentrañasmismasdelaTierra,perosintióquenodebíaherirlos sentimientosde la anciananegándose apasar.Thomasine, a quien se leveía laenaguapordebajodelafalda,laguió;subieronlosdestartaladosescalonesyentraronen un cuarto que era evidentemente cocina y sala todo en uno. Estabaescrupulosamentelimpioyeraalegreporlasmuchasylozanasplantasdeinterior.Elaireestabacargadoconelagradablearomaapanreciénhorneado.

—Siéntateaquí—dijoThomasine,cortésmente,yleacercóunamecedoraconun

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alegrealmohadónhechoderemiendos—.Voyaquitaresacaladelcamino.Esperaaquemepongaladentaduradeabajo.Quedorarasinella,¿no?Peromehaceunpocodedaño.Ahíestá,ahorahablarémásclaro.

Un gato moteado, lanzando todo tipo de diversos maullidos, se acercó asaludarlas.¡Ah,loslebrelesdeunsueñodesaparecido!

—Esegato esmuybuen cazador—dijoThomasine—.Este lugar está lleno deratas.Peromeresguardadelalluviaymehartédevivirconparientes.Nopodíadeciresta boca esmía.Memandaban todo el tiempo, como si yo fuera una basura. LaesposadeJimeralapeor.Sequejóporqueunanocheyoleestabahaciendomuecasala luna.Bueno, ¿y? ¿A la luna le hacía daño?Así queme dije: «No voy a ser unfelpudo».Ymevine aquí sola y aquímequedarémientras puedausar las piernas.Bueno,¿quétesirvo?Puedohacerteunemparedadodecebolla.

—No…no,gracias.—Sonmuybuenoscuandounaestá resfriada.Yomecomíuno,¿vesquéronca

estoy?Peromeatounpedazodefranelarojaembadurnadaentrementinaygrasadegansoalrededordelagargantacuandomevoyaacostar.Nohaynadamejor.

¡Franelarojaygrasadeganso!Paranohablardelatrementina.—Sinoquieresunemparedado,¿seguraquenoquieres?,voyaverquétengoen

lalatadelasgalletitas.Las galletitas, cortadas en forma de gallitos y patos, eran sorprendentemente

buenasysedeshacíanenlaboca.LaseñoraFairledirigióunaampliasonrisaaNanhastaconlosredondosydesvaídosojos.

—Ahoramevasaquerer,¿no?Megustaquelasniñaspequeñasmequieran.—Lo intentaré —balbuceó Nan, que en ese momento odiaba a la pobre

ThomasineFaircomosólosepuedeodiaraaquellosquedestruyennuestrasilusiones.—TengoalgunosnietosenelOeste,sabes.¡Nietos!—Te enseñaré sus fotos.Guapos, ¿verdad?Ese retrato es demi pobremarido.

Veinteañoshacequemurió.Elretratodelpobremaridoeraungranretratoalápizdeunhombredebarbacon

unahileraderizosblancosalrededordeunacabezacalva.¡Ay,amordesdeñado!—Fueunbuenesposo,aunquequedócalvoalosveinteaños—dijolaseñoraFair

concariño—.Ah,peroyotuvepretendientesparaelegircuandoerajoven.Ahorasoyvieja,perolopasébiencuandojoven.¡Lospretendientes,losdomingosporlanoche!¡Sepeleabanparaverquiénaguantabamástiemposentadoenlasaladecasa!¡Yyocon la cabeza alta, altiva comouna reina!Él estuvo entre ellos desde el principio,peroyonoteníanadaquedecirle.Megustabanunpocomásemprendedores.EstabaAndrewMetcalf,porejemplo,pocomefaltóparaescaparmeconél.Perosabíaque

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hubierasalidomal.Nuncateescapesconunpretendiente.Noesbueno,yquenadiequieraconvencertedelocontrario.

—No…no,leaseguroqueno.—Alfinmecaséconeldelretrato.Seleterminólapacienciaymedijoqueme

dabaveinticuatrohorasparaaceptarloodejarlo.Mipadrequeríaqueyomecasara.SepusonerviosocuandoJimHewittseahogóporqueyonoquiseaceptarlo.Fuimosmuyfelicescuandonosacostumbramoselunoalotro.Éldecíaqueyoleveníabienporquenopensabamucho.Sosteníaquelasmujeresnonacieronparapensar.Decíaquepensarlashacíasecasypoconaturales.Lashabaslesentabanmalyteníaataquesdelumbago,peromibálsamosiemprelocuraba.Habíaunespecialistaenlaciudadquedijoquepodíacurarlodefinitivamente,peroélsiempredecíaquecuandounoseentregaamanosdeesosespecialistasnuncalosueltandespués…nunca.Loextrañoparadarledecomeral cerdo.Aél leencantaba lacarnedecerdo.Nuncacomounpedazodetocinosinpensarenél.EseotroretratoeslareinaVictoria.Aveces,yoledigo: «Si te quitaran todos esos encajes y joyas, mi querida, dudo que seas máspresentablequeyo».

Antes de dejar ir a Nan, insistió en que se llevara una bolsita conmentas, unescarpíndecristalrosadoparaponerflores,yunfrascodejaleadegrosella.

—Esoesparatumami.Siemprehetenidobuenasuerteconmijaleadegrosella.UndíadeéstosvoyairaIngleside.Quieroveresosperrosdelozaquetenéis.DileaSusan Baker que le agradezco mucho el plato de nabos que me mandó en laprimavera.

¡Nabos!—Penséquepodríadarle lasgraciasenel funeraldeJacobWarren,perosefue

demasiadodeprisa.Amímegustatomarmemitiempoenlosfunerales.Hacecomoun mes que no hay ninguno siempre pienso que es muy aburrido cuando no hayfunerales.PorLowbridgesiemprehaymuchísimosymuylindos.Noesjusto.Venavermeotravez,¿eh?Tienesalgo…«elamoresmejorqueeloroylaplata»,diceelBuenLibro,ycreoqueesasí.

LesonrióaNan,ysusonrisafuemuyagradable;teníaunasonrisaagradable.Enella seveíaa labonitaThomasinedehacía tiempo.Nan logrósonreíra suvez.Leardíanlosojos.Debíairseantesdeempezarallorar.

«Una linda criaturita, muy bien educada», se dijo la vieja Thomasine Fair,mirandoaNanporlaventana.«Notieneeldondelaconversacióncomosumadre,pero talvezno sea tanmalo,despuésde todo.Hoyendía lamayoríade losniñoscreen que son despiertos cuando están siendo apenas insolentes. La visita de esapequeñitamehahechosentirjovenotravez».

Thomasinesuspiróysalióaterminardecortarsuscaléndulas.«GraciasaDiosquemerespondenlaspiernas»,reflexionó.

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NanvolvióaInglesideconunsueñoperdido.Unacañadallenademargaritasnopudoseducirla;elaguacantarinalallamóenvano.Queríallegaracasayencerrarselejosdecualquiermiradahumana.Dosniñasconlasquesecruzóserieron.¿Sereíande ella? ¡Cómo se reirían todos, si supieran! La tonta de Nan Blythe, que habíainventado un romance con fantasías hechas en telaraña sobre una pálida reina demisterio,yencambioseencontróconunaviudayunasmentas.

¡Mentas!Nan no quería llorar. Las niñas grandes de diez años no lloran. Pero se sentía

deprimidaenungradoindescriptible.Algopreciosoyhermososehabíaido,sehabíaperdido… perdida estaba una secreta fuente de regocijo que, según creía ella, nopodía volver a ser suya otra vez. Encontró Ingleside llena del delicioso aroma agalletitas reciénhorneadas,perono fuea la cocinaapedirlealgunasaSusan.A lahorade comer, su apetito fuenotoriamente escaso, a pesar dequevio las palabras«aceitedericino»enlosojosdeSusan.AnasehabíadadocuentadequeNanhabíaestado muy callada desde que había vuelto de la casa MacAllister, Nan, queliteralmente cantaba desde el amanecer hasta la noche y después también. ¿Habíasidodemasiadoparalaniñalalargacaminataenundíatancaluroso?

—¿A qué viene esa expresión angustiada, hija? —preguntó, como de pasada,cuandofuealdormitoriodelasmellizasalatardecer,contoallaslimpias,yencontróaNanacurrucadaenelasientode laventana,en lugardeestarabajo,enelValledelArcoIris,cazandotigresenlasselvasecuatorialesconlosotrosniños.

Nan no había querido decirle anadie que había sido tan tonta. Pero de algunamanera,lascosassecontabansolasamamá.

—Ay,mamá,¿todoenlavidaesunadesilusión?—Notodo,miamor.¿Tegustaríacontarmequétedesilusionóhoy?—Ay,mamá.ThomasineFaires…¡esbuena!¡Ytienelanarizrespingona!—Pero—dijoAna,honestamenteintrigada—,¿quépuedeimportartequetengala

narizrespingonaono?Entonces,Nansoltó todo.Ana laescuchóconsuexpresiónseriadecostumbre,

rogandonotraicionarseynoestallarenunaestentóreacarcajada.Recordabalaniñaque ella había sido en Tejas Verdes. Recordó el Bosque Encantado y dos niñaspequeñasquesehabíanaterrorizadoasímismasconsuspropiasfantasías.Yconocíalaespantosaamarguradeperderunsueño.

—Nodebestomartetanapecholapérdidadetusfantasías,miamor.—Nopuedoevitarlo—dijoNan,desolada—.Situvieraquevivirmividaotravez

nuncameimaginaríanada.Ynuncavolveréahacerlo.—Mipequeña tonta…miquerida pequeña tonta, no digas eso.Esmaravilloso

tener imaginación pero, como todos los dones, debemos poseerla nosotros y nodejarnos poseer por ella. Tú te tomas tus fantasías un poco demasiado seriamente.

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Ah,esdelicioso,yoconozcoeseéxtasis.Perodebesaprenderamantenertedeesteladodellímiteentrelorealyloirreal.Entonceslaposibilidaddeescaparteavoluntada ese hermoso mundo propio te ayudará de manera asombrosa a soportar losmomentos difíciles de la vida.Yo siempre puedo solucionar conmás facilidad losproblemasdespuésdeunoodosviajesalasIslasEncantadas.

Nansintióquelevolvíalaautoestimaconesaspalabrasdeconsueloysabiduría.Amamánoleparecíatantonto,despuésdetodo.Ysindudahabía,enalgúnlugardelmundo,unaMalvadayHermosaDamadeOjosMisteriosos,aunquenovivieraenlaCASA TENEBROSA. Y ahora que Nan lo pensaba mejor, no era un lugar tan malo,despuésdetodo,consuscaléndulascolornaranjaysuamistosogatomoteadoylosgeraniosyelretratodelpobremarido.ErarealmentemásbienunlugarsimpáticoyquizásundíadeéstosiríaaveraThomasineFairotravezyacomermásgalletitas.YanoodiabaaThomasine.

—¡Eresunamadreespléndida!—suspiró,enelrefugioyamparodeesosbrazosamantes.

Un ocaso violeta y gris caía sobre la colina. La noche de verano se oscurecíaalrededor de ellos… una noche de terciopelo y susurros. Por encima del granmanzano, aparecióunaestrella.Cuandovino la señoradeMarshallElliottymamátuvoquebajar,Nanyaerafelizotravez.Mamálehabíadichoqueharíacambiarelempapeladodeldormitoriodelasniñasyqueharíaponerunpreciosopapelamarillo,yquecompraríaunanuevacómodadecedroparaqueNanyDiguardaransuscosas.Sóloquenoseríaunacómodadecedro.Seríauncofredetesoroencantado,quenopodíaserabiertoamenosquesepronunciaranciertaspalabrasmágicas.Unapalabrate la podía susurrar laBruja de laNieve, la fría y encantadoraBrujaBlanca de laNieve.Un viento podía decirte la otra, al pasar… un triste viento gris que gemía.Tardeotemprano,encontraríastodaslaspalabrasyabriríaselcofre,paraencontrarlolleno de perlas, rubíes y diamantes a granel. ¿No era «a granel» una expresiónpreciosa?

Ah,laviejamagianosehaido.Elmundoestabatodavíallenodeella.

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—¿Puedoser tumejoramigaesteaño?—preguntóDelilahGreenduranteelrecreodeesatarde.

Delilah tenía ojos azul oscuro muy redondos, brillantes rizos castaños, bocarosada y pequeña y una voz conmovedora, algo trémula. Diana Blythe respondióinstantáneamentealencantodeesavoz.

SesabíaenlaescueladeGlenqueaDianaBlytheleestabafaltandounaamiga.Durantedosaños,ellayPaulineReesehabíansidoíntimas,perolafamiliadePaulinese habíamudado, y Diana se sentía muy sola. Pauline había sido unamuy buenaamiga.ClaroquenoteníanadadelmísticoencantoquelaahoracasiolvidadaJennyPennyhabía poseído, pero era práctica, conmuybuenhumor, sensata.Este últimoadjetivo era de Susan y constituía el mayor elogio que Susan podía otorgarle aalguien.SusanhabíaestadomuysatisfechaconPaulinecomoamigaparaDiana.

DianamiróindecisaaDelilah;luegomiró,atravésdelpatiodejuegos,aLauraCarr,quetambiéneranueva.Laurayellahabíanpasadojuntaselrecreodelamañanaysehabíanencontradomuyagradableslaunaalaotra.PeroLauraeramásbienfea,con pecas y rebeldes cabellos color arena. No tenía nada de la belleza deDelilahGreenyniunápicedesuseducción.

Delilah entendió la mirada de Diana y una expresión herida le apareció en elrostro;susojosazulesparecieronllenárseledelágrimas.

—Si la quieres a ella, no puedes quererme a mí. Elige entre las dos —dijo,extendiendodramáticamentelasmanos.Suvozeramásconmovedoraquenunca;unescalofríolecorrióaDianaporlaespalda.PusolasmanossobrelasdeDelilahysemiraron a los ojos, solemnemente, sintiéndose juramentadas. Almenos, eso sintióDiana.

—Mevasaquererparasiempre,¿verdad?—preguntóDelilah,apasionadamente.—Parasiempre—juróDianaconlamismapasión.Delilah rodeó la cintura deDiana con los brazos y así pasearon juntas hasta el

arroyo. El resto de la clase de cuarto grado entendió que una alianza acababa denacer.LauraCarrexhalóunpequeñosuspiro.Aella lehabíagustadomuchoDianaBlythe.PerosabíaquenopodíacompetirconDelilah.

—Estoy tan contenta de poder quererte... —decía Delilah—. Yo soy muyafectuosa,nopuedoevitarquereralagente.Porfavor,sébuenaconmigo,Diana.Yosoyhijade ladesdicha.Meecharonunamaldicióncuandonací.Nadie... nadiemequiere.

De alguna manera, Delilah logró poner siglos de soledad y desamor en ese«nadie».Dianalaabrazómásfuerte.

—No tendrás que volver a decir eso después de ahora, Delilah. Yo te querré

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siempre.—¿Hastaelfindelosdías?—Hastaelfindelosdías—respondióDiana.Sedieronunbeso,comoenunrito.

Dosniñosquehabíajuntoalcercoseburlaron,desdeñosos,pero¿quéimportaba?—YocomoamigatevoyagustarmuchomásqueLauraCarr—dijoDelilah—.

Ahora que somos amigas íntimas puedo contarte lo que no hubiera soñado concontarte si la hubieras elegido a ella. Laura es una mentirosa. Es terriblementementirosa.Simulaser tuamigaen tucaraypor laespaldaseburlade tiydice lascosasmás desagradables de ti.Una niña que conozco fue a la escuela con ella enMowbrayNarrows yme lo dijo. Te salvaste por poco.Yo soymuy diferente. Soynoblecomoeloro,Diana.

—Sé que sí. Pero ¿qué quisiste decir con eso de que eres hija de la desdicha,Delilah?

LosojosdeDelilahparecieronexpandirsehastaquefueronenormes.—Tengomadrastrasusurró.—¿Madrastra?—Cuandosemueretumadreytupadresevuelveacasar,ellaestumadrastra—

dijo Delilah, con más temblequeo en la voz—. Ahora lo sabes todo, Diana. ¡Sisupierascómometratan!Peroyonuncamequejo.Sufroensilencio.

SiDelilahdeverdadsufríaensilencio,seríaoportunopreguntarsedóndeobtuvoDiana toda la información que derramó sobre los moradores de Ingleside en lassiguientessemanas.Estabainmersaenunaviolentapasióndeadoraciónysolidaridadcon la perseguida y desdichada Delilah, y tenía que hablar de ella a quienquieraestuvieradispuestoaescuchar.

—Supongoqueestanuevarelaciónseagotaráasutiempo—dijoAna—.¿Quiénes esa Delilah, Susan? No quiero que los niños sean pequeños estirados, pero,despuésdelaexperienciaconJennyPenny...

—Los Green son muy respetables, mi querida señora. Son conocidos enLowbridge. Semudaron este verano a la vieja casaHunter. La señoraGreen es lasegunda esposa de él, y tiene dos hijos propios.No sémucho de ella pero pareceteneruncaráctermanso.MeresultadifícilcreerquemaltrateaDelilahcomodiceDi.

—NodesdemasiadocréditoatodoloquetecuentaDelilah—leadvirtióAnaaDiana—.Puedeserpropensaaexagerar.RecuerdaaJennyPenny...

—Ay,mamá,DelilahnotienenadaqueverconJennyPenny—dijoDi,indignada—.Nada.Esescrupulosamenteveraz.Silavieras,mamá,tedaríascuentadequeesincapazdementir.Enlacasatodosselatomanconellaporqueestandiferente.Yesdeunanaturalezamuyafectuosa.Hasidoperseguidadesdequenació.Lamadrastralaodia.Amísemeparteelcorazóndeescucharsussufrimientos.Ay,mamá,noledan suficiente de comer, de verdad.No sabe lo que es no tener hambre.Mamá, la

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mandana lacamasincenarmillonesdevecesyella llorahastaquedarsedormida.¿Algunavezllorastedehambre,mamá?

—Muchasveces—dijomamá.Dianamiróasumadre,yasinvientoenlasvelasdesupreguntaretórica.—MuchasvecespaséhambreantesdeiraTejasVerdes,enelorfanato...yantes.

Nuncahequeridohablardeesostiempos.—Bueno,entoncestúseráscapazdeentenderaDelilah—dijoDi,rehaciendosus

confundidas ideas—. Cuando tiene mucha hambre se sienta e imagina cosas paracomer.¡Piensaenimaginarsecosasparacomer!

—Nanytúlohacéissiempre—dijoAna.PeroDinoqueríaescuchar.—Sus sufrimientos no son sólo físicos, sino espirituales. Mira, quiere ser

misionera,mamá,paraconsagrarsuvida...yseríendeella.—Muy desalmado de su parte —concedió Ana. Pero algo en su voz hizo

sospecharaDi.—Mamá,¿porquéerestanescéptica?—lereprochó.—Por segunda vez—dijomamá, sonriendo—, debo recordarte a Jenny Penny.

Tambiénlecreísteaella.—Peroyoeraunaniñaentoncesyerafácilengañarme—dijoDianaconsuaire

más majestuoso. Sintió que mamá no estaba tan comprensiva como siempre enrelaciónconDelilahGreen.

Despuésde eso,Dianahablóde ella sólo conSusan, yaqueNan se limitaba aasentir cuando se mencionaba el nombre de Delilah. «Celos», pensó Diana, contristeza.

NoeraqueSusanfueramuycomprensiva,tampoco.PeroDianateníaquehablarconalguiensobreDelilah,ylamofadeSusannodolíatantocomolademamá.Unano podía esperar que Susan comprendiera del todo. Pero mamá había sido niña,mamá había querido a la tíaDiana,mamá tenía un corazón tan tierno. ¿Cómo eraposible que el relato del maltrato de la pobre y querida Delilah la dejara tanindiferente?

«Talvezellatambiénestéunpoquitocelosa,porqueyoquierotantoaDelilah»,reflexionósabiamenteDiana.«Dicenquelasmadrespuedenponerseposesivas».

—Mehacehervir lasangreoírcómolamadrastra trataaDelilah—ledijoDiaSusan—.Esunamártir,Susan.No ledanmásqueunpocodeavenacon lechededesayunoydecena...ypoco.Ynoladejanquelepongaazúcar.Susan,yohedejadodeponerleazúcaralamíaporquemehacesentirculpable.

—Ah,eraporeso.Bueno,elazúcaraumentóuncentavo,asíquemeparecebien.Diana juróquenuncamás lecontaríanadadeDelilahaSusan,peroa lanoche

siguienteestabatanindignadaquenopudoevitarlo.—Susan, anoche la madrastra de Delilah la persiguió con una tetera caliente.

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Imagínate, Susan. Claro que no lo hace amenudo, dice Delilah, sólo cuando estáexcesivamente exasperada. Lo que sí hace siempre es encerrar a Delilah en unabuhardillaoscura,unabuhardillaembrujada. ¡Losfantasmasquehavistoesapobreniña,Susan!Noessanoparaella.Laúltimavezque laencerraronen labuhardillaviounacosanegraespantosasentadaenlarueca,tarareando.

—¿Qué clase de cosa? —preguntó Susan, muy seria. Estaba empezando adisfrutarlastribulacionesdeDelilahylosénfasisdeDi,yellaylaesposadeldoctorsereíanensecretodeellos.

—Nolosé,eraunacosa.Casilallevaalsuicidio.Yotengomuchomiedodequelaempujenalsuicidio,finalmente.¿Sabes,Susan,queellateníauntíoquesesuicidódosveces?

—¿Unaveznohubierasidosuficiente?—preguntóSusan,sinpiedad.Di se fue ofendida, pero al día siguiente tuvo que volver con otro relato de

desdichas.—Delilah nunca tuvo ni una muñeca, Susan. El año pasado tenía tantas

esperanzas de que para Navidad le regalaran una... ¿Y a que no sabes lo que leregalaron,Susan?¡Unafusta!Lepegancasitodoslosdías,¿sabes?Imagínatequelepeguenconunafustaaesapobreniña,Susan.

—Amímepegaronmásdeunavezconunafustacuandoerajovenynosoypeorporeso—dijoSusan,quehubierahechoquiénsabequésialguienalgunavezhubieraintentadopegarleaunniñodeIngleside.

—Cuando le hablé aDelilah de nuestros árboles deNavidad, se puso a llorar,Susan.EllanuncatuvoarbolitodeNavidad.Peroesteañoestádecididaateneruno.Encontróunparaguasviejoquenotienenadamásquelaarmazón,ylovaaponerenunbaldeylovaadecorarcomounárboldeNavidad.¿Noespatético,Susan?

—¿Nohaysuficientesabetospequeñosamano?LosfondosdelacasadeHuntersehanconvertidoprácticamenteenunbosquedeabetosenlosúltimosaños—dijoSusan—.Y cómomegustaría que esa niña se llamara de cualquiermaneramenosDelilah.¡Noesnombreparaunacriaturacristiana!

—Pero,estáenlaBiblia,Susan.Delilahestámuyorgullosadesunombrebíblico.Hoyenlaescuela,Susan,ledijeaDelilahquemañanavamosacomerpolloparaelalmuerzoyellamedijo,¿aquénosabesloquemedijo,Susan?

—Estoyseguradequenopodríaadivinarlojamás—dijoSusan,enfática—.Ynotenéisporquéponerosacharlarenlaescuela.

—Ah, pero no charlamos.Delilah dice que no debemos romper ninguna regla.Tieneprincipiosmuyelevados.Nosescribimoscartasenloscuadernosborradoresynoslospasamos.Bueno,Delilahmedijo:«¿Nopodríastraermeunhueso,Diana?».Semellenaronlosojosdelágrimas.Voyallevarleunhueso,peroconmuchacarne.Delilah necesita buena comida. Tiene que trabajar como una esclava... como una

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esclava,Susan.Tienequehacertodaslascosasdelacasa,bueno,casitodas.Ysinolas hace bien, la sacuden salvajemente, o la hacen comer en la cocina con laservidumbre.

—LosGreennotienenmásqueunchicofrancésempleado.—Bueno,tienequecomerconél.Yélsesientaacomersinzapatosyenmangas

decamisa.Delilahdicequeahorano le importanesascosasporqueme tieneamí,quelaquiero.Notieneanadiequelaquiera,másqueamí,Susan.

—¡Quéespantoso!—dijoSusan,conlacaramuyseria.—Delilahdicequesituvieraunmillóndedólares,melodaríatodoamí,Susan.

Claroqueyonoloaceptaría,peroesodemuestraquébuencorazóntiene.—Estanfácilregalarunmillóncomociendólares,sinotienesningunadelasdos

cantidades.FuelomásquepudodecirSusan.

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Dianaestabaplenadedicha.Despuésdetodo,mamánoestabacelosa,mamánoeraposesiva,mamásílacomprendía.

MamáypapáseibanaAvonleaapasarelfindesemanaymamálehabíadichoquepodíainvitaraDelilahGreenapasareldíaylanochedelsábadoenIngleside.

—ViaDelilahenelpicnicdelaescueladominical—ledijoAnaaSusan—.Esunacriaturabonitay todaunaseñorita,aunquepor supuestoquedebedeexagerar.Tal vez la madrastra sea un poquito exigente con ella, y oí decir que el padre esadusto y severo. Probablemente ella crea tener razones para quejarse y le gustadramatizarparaganarselasimpatíadelosdemás.

Susanteníasusdudas.—Peroalmenos,cualquieraquevivaenlacasadeLauraGreenserá limpio—

reflexionó.Nohabíalugaraquíparapeinesdedientesfinos.DianaestaballenadeplanesparaagasajaraDelilah.—¿Podemoscomerpolloasado,Susan,conmuchorelleno?Nosabesloqueansía

esapobreniñacomerunpocodepastel...Ensucasanuncahacen; lamadrastraesmuymezquina.

Susanestuvomuygenerosa.JemyNanhabíanidoaAvonleayWalterestabaenlaCasade losSueñosconKennethFord.NohabíanadaquepudierahacersombrasobrelavisitadeDelilah,yenverdadparecíaestarsaliendomuybien.Delilahllegóel sábado por la mañana muy bien arreglada con un vestido de muselina rosa; almenos, la madrastra parecía tratarla bien en lo que a la ropa concernía. Y, comoverificóSusandeunamirada,teníalasorejasylasuñasimpecables.

—Ésteeseldíamásmaravillosodemivida—ledijosolemnementeaDiana—.¡Uy,quéhermosaesestacasa!¡Yesosperrosdeporcelana!¡Ah,sonmaravillosos!

Todoeramaravilloso.Delilahusóesapobrepalabrahastaelagotamiento.AyudóaDiana a tender lamesa para el almuerzo y eligió la canastita de cristal llena dearvejillascomocentro.

—Ah,nosabescómoamohaceralgosóloporque,megustahacerlo—ledijoaDiana—.¿Nohayotracosaquepuedahacer,porfavor?

—Puedespartir lasnuecespara la tortaquevoyaprepararpara la tarde—dijoSusan,queestabacayendovencidaanteelencantodelabellezaylavozdeDelilah.Después de todo, tal vez Laura Green sí fuera una salvaje. Una no puede guiarsesiempreporloquelagentepareceserenpúblico.ElplatodeDelilahfueatiborradodepollo,rellenoysalsayledieronunasegundaporcióndepastelsinquelahubierapedido.

—Mehepreguntadomuchasvecescómoseríacomer,porunavez, todo loqueuna tiene ganas. Es una sensación maravillosa —le dijo a Diana mientras se

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levantabandelamesa.Pasaron una tarde muy agradable. Susan le había dado a Diana una caja de

caramelos,yDianalacompartióconDelilah.DelilahadmiróunadelasmuñecasdeDi, yDi se la regaló. Limpiaron el cantero de pensamientos y arrancaron algunosdientesdeleónquehabíaninvadidoelparque.AyudaronaSusanapulirlaplataylasecundaron en la preparación de la cena.Delilah era tan eficiente y ordenada, queSusan capituló completamente. Sólo dos cosas estropearon la tarde: Delilah se lasingenióparamancharseelvestidocontintayperdiósucollardecuentas.PeroSusan,consalylimón,lesacómuybienlatinta,sibienconellatambiénsefueunpocodelcolor, y Delilah dijo que lo del collar no importaba. Nada importaba excepto queestabaenInglesideconsuqueridísimaDiana.

—¿Novamos a dormir en la camadel cuarto dehuéspedes?—preguntóDianacuandollególahoradeirseadormir—.Siemprealojamosalavisitaenelcuartodehuéspedes,Susan.

—TutíaDianavienemañanaporlanochecontupadreytumadre—dijoSusan—.Ya preparé el cuarto de huéspedes para ella.Y en tu cama puedes dormir conCamarón,loquenopodríashacerenelcuartodehuéspedes.

—¡Ah,quéricoolortienenestassábanas!—dijoDelilahcuandoseacostaron.—SusansiemprelashierveconraízdeliriodeFlorencia—dijoDiana.Delilahsuspiró.—Mepreguntosisabráslasuertequetienes,Diana.Siyotuvieraunacasacomo

latuya...peroesmidestinoenlavida.Tengoquesoportarlo.Ensurondanocturnaantesdeirseasucuarto,Susanfueadecirlesquesedejaran

decharlarysedurmieran.Lesdiodosbollosdeazúcardearceacadauna.—Nuncaolvidarésubondad,señoritaBaker—dijoDelilah,conuntemblorenla

vozdelaemoción.Susansefuealacamareflexionandoquenuncaensuvidahabíavistoaunaniña

demejoresmodalesnimásencantadora.SíquehabíajuzgadomalaDelilahGreen.AunqueenesemomentoseleocurrióaSusanque,paraserunaniñaalaquenuncaledabanbiendecomer,loshuesosdeDelilahGreenestabanbienrecubiertos.

Delilahsefueasucasaalatardesiguiente,ymamá,papáylatíaDianavinieronpor lanoche.El lunescayóel rayodel cielo.Al regresar a la escuelaalmediodía,Diana oyó, al entrar en el edificio, quemencionaban su nombre. Dentro del aula,DelilahGreeneraelcentrodeungrupodeniñascuriosas.

—MedesilusionétantoenIngleside.DespuésdelosalardesdeDisobresucasa,yoesperabaunamansión.Esgrande,sí,peroalgunosde losmueblesestánenmuymalestado.Lassillaspidenagritosunnuevotapizado.

—¿Vistelosperrosdeporcelana?—preguntóBessyPalmer.

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—No tienen nada demaravilloso.Ni siquiera tienen pelo. Le dije aDiana allímismoqueestabadesilusionada.

Dianaestaba«conlospiespegadosalsuelo»o,almenos,pegadosalpisodelaescuela.No era adrede que escuchara sin ser vista; simplemente estaba demasiadoaleladacomoparamoverse.

—LosientoporDiana—continuabaDelilah—.Cómolospadresdescuidanalafamiliaesescandaloso.Lamadreesunadejada.EsterriblecómosevaydejaalosniñosparaqueloscuideesaviejaSusan,sola,queademásestámedioloca.Loquesedesperdicia en esa cocina es de no creer. La esposa del doctor es demasiadodespreocupadayperezosaparacocinarnisiquieracuandoestáencasa,demodoqueSusanhaceloquequiere.Ibaaservirnoslacomidaenlacocina,peroyolaenfrentéyledije:«¿Soyunavisitaono?».Susandijoquesilecontestabaconinsolenciameibaa encerrar en el armario. Yo le dije: «No se atreverá», y no se atrevió. «Podráintimidar a losniñosde Ingleside,SusanBaker, peronopuede intimidarmeamí».Ah,lesdigoqueenfrentéaSusan.NolepermitíqueledierajarabesedanteaRilla.«¿Nosabequeesvenenoparalosniños?»,ledije.

»Pero se desquitó a la hora del almuerzo. ¡Las porcionesmiserables que sirve!Habíapolloperoamímetocólarabadillaynisiquieramepreguntaronsiqueríaunasegundaporcióndepastel.PeroSusan, porotro lado, quería hacermedormir en elcuarto de huéspedes, y Di se negó terminantemente... por pura maldad. Es tancelosa...Pero igualyo sientopenapor ella.MedijoqueNan lapellizcaqueesunescándalo.Tiene losbrazosnegrosyazules.Dormimosen suhabitaciónyungatomacho,viejoysucioestuvoalospiesdelacamatodalanoche.Noerahigiénico,yse lodijeaDi.Ymedesaparecióelcollardecuentas.Noestoydiciendoquese lohayaquedadoSusan.Creoqueeshonesta...peroesrara.YShirleymetiróencimaunfrasco de tinta. Me arruinó el vestido, pero no me importa. Mami tendrá quecomprarmeunonuevo.Bueno,detodasmaneras,lessaquétodoslosdientesdeleóndeljardínylespulílaplatería.Silahubieraisvisto...Nosécuándolahabránpulidopor últimavez.OsdigoqueSusan se despreocupa cuando la esposadel doctor noestá.Yo lehiceverque lahabíadescubierto.«¿Porquénunca lavael cajónde laspatatas,Susan?»,lepregunté.Sihubieraisvistolacara...

»Miren mi nuevo anillo, chicas. Me lo regaló un chico que conozco enLowbridge.

—Ay, yo le vi ese mismo anillo a Diana Blythe muchas veces —dijo PeggyMacAllister,desdeñosamente.

—YyonocreoniunasolapalabradetodoloquehasdichodeIngleside,DelilahGreen—dijoLauraCarr.

AntesdequeDelilahpudieraresponder,Diana,quehabíarecuperadolafacultaddelmovimientoydelapalabra,entrócomounatrombaenelaula.

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—¡Judas!—exclamó.Despuéspensó,arrepentida,quenoeramuydignodeunaseñoritadecireso.Pero

se había sentido herida en lo más profundo de su ser, y cuando se tienen lossentimientosconvulsionadosunanopuedeponerseaelegirlaspalabras.

—¡Yo no soy judas! —barbulló Delilah, ruborizándose, probablemente porprimeravezensuvida.

—¡Síqueloeres!¡Notienesniunagotadesinceridad!¡Novuelvasahablarmemientrasvivas!

Dianasalióde laescuelayse fuecorriendoasucasa.Nopodíaquedarseen laescuelaesatarde...¡nopodía!LapuertadeInglesiderecibióelportazomásfuertedetodasuexistencia.

—Miamor,¿quépasa?—exclamóAna,interrumpidasuconversaciónconSusanen la cocina por una hija llorosa que se arrojó como una tromba contra el pechomaterno.

Todalahistoriasalió,algoinconexa,entresollozos.—Hesidoheridaentodosmissentimientosmásdelicados,mamá.¡Ynuncamás

voyacreerennadie!—Miamor,notodastusamigasserániguales.Paulinenoeraasí.—Es la segunda vez —dijo Diana, con amargura, dolida por la traición y la

pérdida—.Nohabráunatercera.—LamentoqueDihayaperdidosufeenlahumanidad—dijoAna,algopesarosa,

cuandoDisehuboidoarriba—.Estoesunaverdaderatragediaparaella.Hatenidomala suerte con algunas de sus amigas. Jenny Penny... y ahora Delilah Green. ElproblemaesqueDisiemprecaevíctimadelaschicasquepuedencontarlehistoriasinteresantes.YlaposedemártirdeDelilaheramuyatractiva.

—Si me pide mi opinión, mi querida señora, esa niña Green es una perfectadescarada—dijo Susan,más implacable por haber sido ellamisma tan fácilmenteengañada por los ojos y los modales de Delilah—. ¡Decir que nuestros gatos sonsucios! No digo que no haya gatos machos, mi querida señora, pero las niñas nodebenhablardeeso.Yonosoymuyamantedelosgatos,peroCamaróntienesieteañosyalmenosdebeserrespetado.Yencuantoamicajóndelaspatatas...

Pero Susan no podía siquiera expresar sus sentimientos sobre el cajón de laspapas.

Ensuhabitación,Direflexionabaquetalveznofuerademasiadotardeparaser«lamejoramiga»deLauraCarr,despuésdetodo.Lauraeraveraz,auncuandoesonofuerademasiado interesante.Disuspiró.Unpocodecolorse lehabía idoa lavidajuntoconsucreenciaenelsinolastimerodeDelilah.

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UnpunzantevientodelesterezongabaalrededordeInglesidecomounaviejademalgenio.Eraunodeesosdíasdestempladosylluviososdefinesdeagosto,quelequitanaunotodoelánimo,unodeesosdíasenlosquetodosalemal,díasqueenlosviejostiemposdeAvonleasellamaban«undíadeJonás».ElnuevocachorritoqueGilbertlehabíatraídoaloschicoslehabíacomidotodoelesmaltealapatadelamesadelcomedor.Susandescubrióquelaspolillashabíanestadodegranfiestaenelarmariode la ropade cama.ElnuevogatitodeNanhabía estropeadoelmásbonitode loshelechos. JemyBertieShakespearehabían estado toda la tarde armandounabullainsoportableen labuhardilla,conbaldesde latónamodode tambores.Anamismahabía rotounapantalla de cristal pintado.Pero, de algunamanera, ¡le habíahechobien oír el estruendo que hizo al romperse! A Rilla le habían estado doliendo losoídos, yShirley tenía unmisterioso sarpullido en el cuello, que preocupaba aAnaperoqueGilbertapenasmirórestándoleimportanciaydiciendoqueleparecíaquenoera nada. Claro que a él no le parecía nada. ¡Si Shirley no era más que su hijo!Tampoco le importaba haber invitado a los Trent a cenar una noche de la semanaanterioryhaberseolvidadodecomentárseloaAnahastaquellegaronlosinvitados.EllaySusanhabíantenidoundíaespecialmenteatareadoyhabíandecididoprepararunacenafría.¡YlaseñoraTrent,queteníafamadeserlamásexquisitaanfitrionadeCharlottetown! ¿Dónde estaban las medias de Walter, las del reborde negro y lapunteraazul?

—Walter,¿tepareceposiblequeaunqueseaporunavezseascapazdeponerlascosasensulugar?

—Nan,no sédóndequedan losSieteMares. ¡Por loquemásquieras, bastadehacermepreguntas!Nome extraña quehayan envenenado aSócrates.No tuvieronmásremedio.

WalteryNansequedaronmirándola.Jamáshabíanoídoasumadrehablarenesetono.LamiradadeWalterenfadótodavíamásaAna.

—Diana, ¿es necesario que tenga que recordarte permanentemente que noenrolleslaspiernasalrededordeltaburetedelpiano?

—¡Shirley, mira cómo has pegoteado toda esa revista con mermelada! ¡Y meencantaríaquealguienmeexplicaradóndefueronapararlosprismasdelalámpara!

Nadie podía decírselo, pues Susan los había descolgado para lavarlos, y Anacorrió escaleras arriba para escapar de las miradas afligidas de sus hijos. En suhabitación,sepusoacaminardeunladoaotro,confrenesí.¿Quéleestabapasando?¿Seestabaconvirtiendoenunadeesaspersonasquenotienenpacienciaconnadie?Todo la irritaba últimamente. Un pequeño hábito de Gilbert que jamás le habíamolestado antes le ponía los nervios de punta. Estaba harta de interminables y

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monótonasobligaciones,hartadeatenderloscaprichosdesufamilia.Enuntiempo,todoloquehacíaporsucasaysufamilialeproporcionabaplacer.Ahoraparecíanoimportarle lo que hacía. Se sentía todo el tiempo como cuando, enmedio de unapesadilla,unointentaalcanzaraalguienconlospiesatados.

Lopeorde todoeraqueGilbertnonotabajamássihabíaalgúncambioenella.Estabaocupadodíaynocheyparecíanointeresarsepornadaquenofuerasutrabajo.Loúnicoquehabíadichodurantelacomidaesedíahabíasido:«Pásamelamostaza,porfavor».

«Claroquebienpuedohablarconlassillasylamesa,porsupuesto»,pensóAnaconamargura.«Nosestamosconvirtiendoenunacostumbreelunoparaelotro,nadamás.Anochenisediocuentadequeteníaunvestidonuevo.Yhacetantoquenomellama"minenita",queyanimeacuerdodecuándofue.Bien,supongoquetodoslosmatrimonios llegan a esto al final. Probablemente la mayoría de las mujeresatraviesenporesto.Medaporobvia.Sutrabajoesloúnicoquesignificaalgoparaélahora.¿Dóndeestámipañuelo?».

Anaencontróelpañueloysesentóensusillaatorturarseconlujuria.Gilbertyanolaquería.Cuandolabesaba,labesabadistraído,erasólouna«costumbre».Todoel encanto había desaparecido. Viejos chistes con los que habían reído juntosvolvieron en el recuerdo, ahora cargados de tragedia. ¿Cómo pudo ella hallarlosdivertidos en algún momento? Monty Turner, que besaba a su esposasistemáticamente una vez por semana, se hacía un memorándum para recordarlo.(¿Había esposas que deseaban besos así?). Curtis Ames, que se encontró con suesposa,quellevabaunsombreronuevo,ynolareconoció.LaseñoradeClancyDare,que había dicho: «Yo no amo demasiado a mi marido, pero lo extraño si no estácerca».(¡SupongoqueGilbertmeextrañaríasiyonoestuvieracerca!¿Aesepuntohemosllegadonosotros?).NatElliott,quedespuésdediezañosdematrimonioledijoa su esposa: «Si quieres saberlo, estoy cansado de estar casado». (¡Y nosotrosllevamos quince años!). Bien, tal vez todos los hombres fueran iguales.ProbablementelaseñoritaCorneliadiríaquesíloeran.Despuésdeuntiempo,erandifícilesderetener.(Simiesposonecesitaqueyo«loretenga»,amínomeinteresaretenerlo).Pero estaba la señoradeTheodoreClow,quedijo,muyorgullosa, en lareunióndelasDamasdeBeneficencia:«Haceveinteañosqueestamoscasados,ymiesposomeamatantocomoelprimerdía».Peroquizáseengañabaasímismaosólo«guardabalasapariencias».Yellarepresentabasusaños.(Mepreguntosiyoparezcovieja).

Por primera vez, sus años le parecieron un peso. Fue al espejo y semiró conmirada crítica. Tenía unas leves patas de gallo alrededor de los ojos, pero sólo seveíanalaluzdeldía.Lalíneadelmentónseguíasiendounasola.Pálida,siemprelohabíasido.Teníaloscabellosespesosyondulados,sinunasolahebraplateada.Pero

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¿de verdad a alguien podían gustarle los cabellos rojos? La nariz seguía teniendodecididamente buena línea. Ana la palmeó como a una amiga, recordando ciertosmomentosdesuvidaenlosquesunarizhabíasidoloúnicoquelahabíahechoseguiradelante.PeroahoraGilberttomabasunarizcomoalgoobvio.Podríaestartorcidaoachatada,porloqueaélleimportaba.Probablementesehubieraolvidadodequeellatenía nariz. Como le sucedía a la señora Dare, quizá la extrañaría, si su nariz noestuvieraensulugar.

«Bien,deboiraveraRillayaShirley»,pensóAna,conmelancolía.«Almenos,ellossiguennecesitándome.¿Porquéestuvetanbruscaconlosniños?Ah,supongoqueahoraestarántodosdiciendo,aespaldasmías:"¡Quédifícilseestáponiendolapobremamá!"».

Seguía lloviendoyelvientoseguíagimiendo.Labulladebaldesde latónen labuhardillasehabía interrumpido,peroelcanto incesantedeungrillosolitarioenlasalacasilavuelveloca.Elcorreodelmediodíaletrajodoscartas.UnaeradeMarilla,peroAnasuspiróaldesdoblarla.LaletradeMarillaseestabavolviendotaninseguraytemblorosa...LaotracartaeradelaseñoradeBarrettFowler,deCharlottetown,aquienAnaapenasconocía.YlaseñoradeBarrettFowlerinvitabaaldoctorBlytheyseñoraacenarconellaelmartessiguientealassiete,«parareunirseconunaantiguaamiga,laseñoradeAndrewDawson,deWinnipeg,ChristineStuartdesoltera».

Anadejócaerlacarta.Untorrentedeviejosrecuerdoslainundó,algunosdeellosfrancamentedesagradables.ChristineStuart,deRedmond, lamuchachacon laque,segúnlagente,Gilberthabíaestadocomprometido,lamuchachadelacualellahabíaestado tan terriblemente celosa; sí, ahora, veinte años después, lo admitía: habíaestado celosa, había odiado a Christine Stuart. Hacía años que no pensaba enChristine, pero la recordaba con toda claridad. Una muchacha alta, con una pielblanquísima,grandesojos azulesy abundantes cabellosdeunnegro azulado.Yunciertoairededistinción.Peroconnarizlarga...sí,francamentelarga...Bonita,sí,nose podía negar que Christine había sido muy bonita. Recordaba haber escuchadohacíamuchosañosqueChristine«sehabíacasadobien»ysehabíaidoalOeste.

Gilbertentróapresuradoacomeralgo—habíaepidemiadesarampiónenUpperGlen—,yAnaleentregóensilenciolacartadelaseñoraFowles.

—¡Christine Stuart! Claro que iremos. Me gustaría verla, para recordar viejostiempos—dijoél,conlaúnicademostracióndeentusiasmoquehabíadejadoverensemanas—. Pobre muchacha, ha tenido muchos problemas. Perdió al esposo hacecuatroaños,¿sabías?

Ana no lo sabía. Pero ¿cómo se había enteradoGilbert? ¿Por qué nunca se lohabíadicho?¿Ysehabíaolvidadodequeelmartes siguienteera suaniversariodebodas? Era un día para el que jamás habían aceptado ninguna invitación; siemprepreparabanalgunasalidapara losdossolos.Bueno,ellano ibaa recordárselo.Que

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fueraaverasuChristine,siesoquería.¿QuéeraloquehabíainsinuadociertavezunachicadeRedmond?«EntreGilbertyChristinehubomuchomásdeloquellegóatus oídos, Ana». En aquelmomento, ella se rió... ClaireHallett era una resentida.Perotalvezhabíahabidoalgodeciertoenelcomentario.DeprontoAnarecordó,conun escalofrío en el alma, que nomucho después de casarse encontró una pequeñafotografía deChristine en un viejo libro deGilbert.Gilbert había reaccionado conindiferencia; dijo que se había preguntado adónde había ido a parar esa viejafotografía. Pero ¿era una de esas cosas sin importancia que son significativas dehechos sumamente importantes? ¿Era posible... que Gilbert hubiera estadoenamorado de Christine? ¿Era ella, Ana, apenas una elección por descarte? ¿Elpremiodeconsuelo?

«Supongo que no estoy... celosa», pensó Ana, tratando de reír. Era todo tanridículo...QuémásnaturalqueaGilbertlegustaralaideadevolveraveraunaviejaamigadeRedmond...Quémásnaturalqueunhombreocupado,conquinceañosdematrimonio, olvidara horas, estaciones, días ymeses... Ana le escribió a la señoraFowlerparaaceptar su invitación,y luegodedicó los tresdíasque faltabanparaelmartesarogardesesperadamentequealgunamujerdeUpperGlencomenzaraatenerunhijoelmartes,aesodelascincoymediadelatarde.

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El niño esperado llegó demasiado pronto. Gilbert fue requerido a las nueve de lanochedellunes.Analloróhastaquedarsedormidaysedespertóalastres.Solíaserdelicioso despertarse en medio de la noche, quedarse mirando por la ventana laenvolventebellezadelanoche,oírlarespiraciónregulardeGilbertasulado,pensaren los niños, al otro lado del pasillo, y en el hermoso día que se acercaba. ¡Peroahora!Anaseguíadespiertacuandoelalba,clarayverdecomoelfluoruro,estabaenelcielodelsaliente,yporfinGilbertllegóacasa.«Mellizos»,dijoasecasaltiempoque se arrojaba sobre la cama y se quedaba dormido en un minuto. ¡Mellizos,caramba!Elalbadetudecimoquintoaniversariodebodasytodoloquetumaridoescapaz de decirte es «mellizos». Ni siquiera se había acordado de que era elaniversario.

Al parecer, Gilbert todavía no se había acordado cuando bajó, a las once. Porprimeraveznolomencionó;porprimeraveznoteníaunregaloparaella.Muybien,él tampoco recibiría su regalo. Ella lo tenía preparado desde hacía semanas: unanavajaconmangodeplata,conlafechadeunladoysusinicialesdelotro.Claroqueéltendríaquecomprárselaaella,pagándoleuncentavo,paraquenocortaraelamorentrelosdos.Perocomoélsehabíaolvidado,ellatambiénseolvidaría,enrepresalia.

Gilbert pareció estar sumido en una especie de sopor todo el día. Apenas ledirigiólapalabraanadieyanduvomerodeandoporlabiblioteca.¿EstabaperdidoenelentusiasmodevolveraverasuChristine?Probablementehabíaestadoanhelandoverla todos estos años. Ana sabía bien que esa idea era completamente irracionalpero, ¿cuándo fueron racionales los celos? Era inútil intentar ser filosófica. Lafilosofíanocausabaningúnefectosobresuestadodeánimo.

Iríanalaciudadeneltrendelas17:00.—¿Podemosidavedtuvestido,mamá?—preguntóRilla.—Ah,siquieren—dijoAna,peroenseguidasecontroló.Caramba,sihastasele

habíapuestolavozdesagradable—.Ven,miamor—agregó,arrepentida.ARillanadaleencantabatantocomovervestirseasumadre.PerohastaRillase

diocuentadequemamánoseestabadivirtiendomuchoesanoche.Anapensóbastantequévestidoponerse.Noporque importasemucho loquese

pusiera,sedijoasímismacontristeza.Gilbertyanosefijaba.Elespejoyanoerasuamigo, se veía pálida y cansada y... no querida. Pero no debía parecer demasiadocampesina y anticuadadelante deChristine. (Novoy a darle pena). ¿Sepondría elnuevovestidode tulverdemanzana sobreun forroconcapullosde rosa?¿Oeldegasadesedacolorcremacon lachaquetitacortadeencajedeCluny?Seprobó losdosysedecidióporeldetul.Probóvariospeinadosyllegóalaconclusióndequelanuevaondasobrelafrente,estilopompadour,lequedabamuybien.

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—¡Ay,mamita,estazhermosa!—exclamóRilla,conlosojosmuyabiertosllenosdeadmiración.

Bien,sesuponequelosniñosyloslocosdicenlaverdad.¿NolehabíadichounavezRebeccaDewqueellaera«comparativamentehermosa»?EncuantoaGilbert,élsolía decirle cumplidos antes pero ¿cuándo, en los últimos meses, le había dichoalguno?Ananorecordabaninguno.

Gilbert pasó, camino a su vestidor, y no dijo ni una palabra sobre su vestidonuevo. Ana se quedó unmomento inmóvil, ardiendo de resentimiento; luego, conirritación,sequitóelvestidoy loarrojósobre lacama.Sepondríasuviejovestidonegro, considerado extremadamente «elegante» en los círculos de Cuatro Vientos,peroqueaGilbertnuncalehabíagustado.¿Quésepondríaenelcuello?LascuentasdeJem,aunquevaloradasduranteaños,hacíatiempoquehabíandejadodeexistir.Deverdad que no tenía ni un collar como la gente. Bien, sacó el estuche con elcorazoncitodeesmalterosaquelehabíaregaladoGilbertenRedmond.Raravezseloponíaahora;despuésdetodo,elrosanolequedababienconsuscabellosrojos,peroestanochesíselopondría.¿SedaríacuentaGilbert?Bien,yaestabalista.¿PorquétardabaGilbert? ¿Qué lo hacía tardar tanto? ¡Ah, sin duda se estaba afeitando conmuchoesmero!Ellagolpeóalapuerta.

—Gilbert,vamosaperdereltrensinoteapresuras.—Pareces unamaestra de escuela—dijoGilbert, saliendo—. ¿Algún problema

contusmetatarsos?Ah, qué gracioso. Ella no quiso pensar en lo bien que le quedaba a él el frac.

Despuésdetodo,lasmodasactualesenropamasculinaeranrealmenteridículas.Sinningúnencanto.¡Quéespléndidohabríasidoen«losampliosdíasdelaGranIsabel»,cuandoloshombrespodíanponersecasacasdesaténblanco,capasdeterciopelorojoycuellosdeencaje!Sinembargo,noeranafeminados.Eranlosmásmaravillososyaventurerosdeloshombresdesdequeelmundoeramundo.

—Bueno, vamos, si tienes tanta prisa—dijo Gilbert, distraído. Ahora siempreestaba distraído cuando le hablaba. Ella era apenas parte del mobiliario... ¡sí, unmueblemás!

Jem los llevó hasta la estación. Susan y la señorita Cornelia (que había ido apreguntarle aAna si podíandependerde ella como siempreparaquepreparara laspatatas en escalope para la comida de la iglesia) se quedaron mirándolos conadmiración.

—Ananopierdeterreno—dijolaseñoritaCornelia.—Asíes—secundóSusan,aunqueenlasúltimassemanasmehepreguntadomás

deunavez si noandamaldelhígado.Pero estábonita como siempre.Yeldoctortieneelestómagochatoquesiemprehatenido.

—Unaparejaideal—dijolaseñoritaCornelia.

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Lapareja idealnodijonadaespecialmentehermosoen todoel caminohasta laciudad. ¡Claro queGilbert estaba demasiado profundamente conmocionado ante laposibilidaddeverasuantiguaamadacomoparahablarleasuesposa!Anaestornudó.Comenzóa temeruncatarro. ¡Quéespantososeríaexhibiruncatarro toda lanochebajolamiradadelaseñoradeAndrewDawson,ChristineStuartdesoltera!Teníaunpunto doloroso sobre el labio; era probable que le apareciera una llaguita. ¿HabríaestornudadoJulietaalgunavez?¡ImagínenseaPorciaconsabañones!¡OalaargivaHelenaconhipo!¡OaCleopatraconcallos!

CuandoAnaentróenlaresidenciadelosBarrettFowler,tropezóenlacabezadeosodelaalfombradelvestíbulo,trastabillóatravésdelapuertadelasala,pasóporentrelaselvademueblesatiborradosyelfandangoenfalsosdoradosquelaseñoraBarrettFowlerllamabasusala,ycayósobreelsofágrande,porsuerte,sentada.Miróasualrededorespantada,buscandoaChristine,perosediocuenta,agradecida,dequeChristine todavíanohabíahechosuaparición. ¡Quéhorriblehabría sido sihubieraestado sentada allí, y hubiera mirado, divertida, que la esposa de Gilbert Blytheentraba como si estuviera borracha! Gilbert ni siquiera le preguntó si se habíalastimado. Ya estaba absorto en una conversación con el doctor Fowler y undesconocido doctor Murray, oriundo de New Brunswick, autor de una notablemonografía sobre enfermedades tropicales, que estaba causando sensación en loscírculosmédicos.PeroAnasediocuentadequecuandoentróChristine,anunciadapor un perfume a heliotropo, la monografía fue olvidada de inmediato. Gilbert sepusodepieconunamuyevidenteluzdeinterésenlosojos.

Christinesedetuvounmomento,impresionante,enelumbral.Ellanoeradelasque se tropiezan en las cabezas de los osos. Christine, recordó Ana, había tenidosiempre esa costumbre de detenerse en una puerta para exhibirse. Y sin duda,consideraba que ésta era una excelente oportunidad de mostrarle a Gilbert lo quehabíaperdido.

Vestíauntrajedeterciopelovioletaconlargasmangassueltas,bordeadasdeoro,yunacolabordeadaconencajedeoro.Unacintadeorosujetabasuscabellostodavíaoscuros. Una larga y delgada cadena de oro salpicada de diamantes le rodeaba elcuello.Al instante,Ana se sintió anticuada, provincial, improvisada,mal vestida yseis meses atrasada en la moda. Deseó no haberse puesto ese tonto corazón deesmalte.

No había dudas de que Christine estaba tan guapa como siempre. Algoexcesivamente acicalada y bien conservada, tal vez, y, sí, considerablemente másgorda.Lanarizporciertonose lehabíaacortadoyelmentóneraclaramenteeldeunamujerdeedadmedia.Depieenelumbralasí,senotabaqueteníalospiesdeuntamaño... considerable. ¿Y ese aire suyo de distinción no era ya un poco gastado?Perolasmejillasseguíansiendocomosuavemarfilylosgrandesojosazulesseguían

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mirandoconelmismobrillodebajodeesaintrigantearrugaparalelaquehabíasidotenida por tan fascinante en Redmond. Sí, la señora de Andrew Dawson era unamujermuyhermosa,ynodabaparanadalaimpresióndequesucorazónhubierasidoenterradoenlamismatumbaconeldichoAndrewDawson.

Christinetomóposesióndetodalahabitaciónalinstantedeentrar.Anasesintiócomosinoestuvierapresente,siquiera.Perosesentómuyerguida.Christinenoveríaundespojohumanoagobiadopor losaños.Entraríaenel campodebatalla con lasbanderasdesplegadas.Losojosgrisesselepusieronexcesivamenteverdesyunleverubor le coloreó las mejillas ovaladas. (¡Recuerda que tienes nariz!). El doctorMurray, que antes no había prestado atención especial a su presencia, pensó,sorprendido, queBlythe teníauna esposapoco común.Esa fingida señoraDawsonquedabafrancamenteordinariaalladodeella.

—Pero, Gilbert Blythe, estás tan buen mozo como siempre—decía Christine,socarrona. ¡Christine, socarrona!—. Es muy agradable descubrir que no hascambiado.

(Habla arrastrando las palabras, igual que antes. ¡Cómo odio esa voz deterciopelo!).

—Cuandotemiro—dijoGilbert—,eltiempodejadetenersignificado.¿Dóndeaprendisteelsecretodelaeternajuventud?

Christinerió.(¿Notieneunarisametálica?).—Siempre supiste decir cumplidos muy bonitos, Gilbert. ¿Saben? —dijo, y

dirigióunaastutamiradaalcírculodepersonas—.EldoctorBlythe fueunantiguoenamoradomíoenesosdíasqueahoraquierehaceraparecercomosifueranayer.¡YAnaShirley!Nohascambiadotantocomomehabíandicho...aunquenocreoquetehubierareconocidodehabertecruzadoporlacalle.Tieneselcabellounpoquitomásoscuroque antes, ¿no? ¿No es divinoverse otra vez?Tenía tantomiedodeque tulumbagoteimpidieravenir...

—¡Milumbago!—Bueno,sí,¿nosufresdelumbago?Yopensabaquesí...—Debo de haber entendido mal —dijo la señora Fowler, disculpándose—.

Alguienmedijoqueestabaencamaconunataquemuyfuertedelumbago.—EsaeslaseñoradeldoctorParker,deLowbridge.Jamáshesufridodelumbago

entodamivida—dijoAna,entonomonocorde.—¡Cuántomealegro!—dijoChristine,conunsutildejodeinsolenciaenlavoz

—.Estanmolesto.Yotengounatíaqueesunamártirdeesaenfermedad.Su comentario pareció relegar a Ana a la generación de las tías. Ana logró

esbozarunasonrisaconloslabios,noconlosojos.¡Siseleocurrieraalgointeligenteque decir! Sabía que a las tres de la mañana probablemente se le ocurriría una

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respuestabrillante,peroesoahoranoleservíaparanada.—Tengoentendidoquetienensieteniños—dijoChristine,hablándoleaAnapero

mirandoaGilbert.—Sóloseisvivos—dijoAna,yseestremeció.Todavíanopodíapensarnuncaen

lapequeñaJoycesindolor.—¡Quéfamilia!—dijoChristine.Alpuntoparecióalgovergonzosoyabsurdotenerunafamiliagrande.—Tú,segúncreo,notieneshijos—dijoAna.—Nuncameinteresaronloshijos,¿sabes?—Christineencogiósushermosísimos

hombrosperolavozsonóunpocoáspera—.Creoquenosoyeltipomaternal.Nuncacreíenrealidadquelaúnicamisióndelasmujeresfueratraerhijosaunmundoyasuperpoblado.

Pasaronacenar.GilbertacompañóaChristine,eldoctorMurrayllevóalaseñoraFowler,yeldoctorFowler,unhombrecitorotundoquenopodíahablarconnadiequenofueraotromédico,llevóaAna.

Ana sintió que la habitación estaba sofocante. Había un perfume misterioso,pegajoso.ProbablementelaseñoraFowlerhabíaestadoquemandoincienso.ElmenúerabuenoyAnacumplió conel ritode comer,pero sin elmenor apetito, y sonrióhastasentirquecomenzabaaparecerseaungatodeCheshire.Nopodíaapartarlosojos de Christine, que continuamente le sonreía a Gilbert. Tenía unos dienteshermosos,casidemasiadohermosos.Parecíanunavisodepastadentífrica.Christinehacía un juego muy elocuente con las manos al hablar. Tenía manos preciosas,aunquetalvezunpocograndes.

Hablaba con Gilbert sobre las velocidades rítmicas para la vida. ¿Qué diablosquería decir? ¿Lo sabía ella misma? Luego pasaron al tema de la Pasión deJesucristo.

—¿AlgunavezestuvisteenOberammergau?—lepreguntóChristineaAna.¡Sabiendo perfectamente que no! ¿Por qué la pregunta más sencilla sonaba

insolentecuandolaformulabaChristine?—Porsupuestoqueunafamiliaatamuchísimo—dijoChristine—.Ah,¿aquéno

sabenaquiénvielmespasado,cuandoestabaenHalifax?Aaquellaamiguitatuya...laquesecasóconaquelministrohorrible...¿cómoeraquesellamabaél

—JonasBlake—dijoAna—.PhilippaGordonsecasóconél.Peroamí,élnuncameparecióhorrible.

—¿No?Claro,losgustosdifieren.Bueno,melosencontré.¡PobrePhilippa!ElusoquehizoChristinedelapalabra«pobre»fuemuyefectivo.—¿Por qué pobre? —preguntó Ana—. Creo que ella y Jonas han sido muy

felices.—¡Felices!Miquerida,¡sivierasellugardondeviven!Unespantosopueblitode

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pescadoresenelqueeraemocionantequeloscerdospisotearaneljardín.Medijeronqueesehombre,Jonas,teníaunabuenaiglesiaenKingsportylahabíadejadoporqueconsiderabasu«deber»irconlospescadoresquelo«necesitaban».Amímehartanesosfanáticos.«¿Cómopuedesvivirenunlugartanaisladoysolitariocomoéste?»,lepreguntéaPhilippa.¿Sabesloquemedijo?

Christinehizounampliogestoexpresivoconsusmanosllenasdeanillos.—TalvezloqueyodiríadeGlenSt.Mary—dijoAna—.Queeselúnicolugar

enelmundoenelquequierovivir.—Miraqueestarcontentaahí...—dijoChristine,sonriendo.(¡Esaterriblebocallenadedientes!).—¿De verdad nunca sientes que te gustaría tener una vida más amplia? Eras

ambiciosa, si mal no recuerdo. ¿No habías escrito algunas cositas bastanteinteligentes cuando estabas en Redmond? Algo fantasiosas y caprichosas, cierto,pero...

—Las escribía para la gente que todavía cree en el País de las Hadas. Essorprendentecuántahay,sabes,ylegustarecibirnoticiasdeesepaís.

—¿Ylohasdejado?—No del todo, pero ahora estoy escribiendo epístolas vivientes—dijo Ana,

pensandoenJemycompañía.Christine se quedó mirándola, sin reconocer la cita. ¿Qué quería decir Ana

Shirley? Claro, por supuesto, si en Redmond era famosa por sus discursosmisteriosos.Eraasombrosocomosehabíamantenidoigualfísicamente,perotalvezera una de esasmujeres que se casan y dejan de pensar. ¡PobreGilbert! Lo habíaenganchadoantesdequellegaradeRedmond.Nohabíatenidolamenoroportunidaddeescapardeella.

—¿Ya nadie «come philopenas» ahora? —preguntó el doctor Murray, queacababaderomperunaalmendramelliza.

ChristinesevolvióaGilbert.—¿Teacuerdasdeaquellaquenosotroscomimosunavez?—preguntó.(¿Habíahabidounamiradaespecialentrelosdos?).—¿Teparecequepodríaolvidarla?—preguntóGilbert.Selanzaronaunacabalgatade«¿teacuerdas?»,mientrasAnamirabauncuadro

depescadosynaranjascolgadoencimadelaparador.NuncahabíasabidoqueGilberty Christine tuvieran tantos recuerdos en común. «¿Te acuerdas del picnic en elArm?».«¿Teacuerdasdelanocheenquefuimosalaiglesiadelosnegros?».«¿Teacuerdasde lanocheque fuimosalbailededisfraces?Túerasunadamaespañola,conunvestidodeterciopelonegroconmantilladeencajeyabanico».

Al parecer, Gilbert recordaba todo al detalle. ¡Pero se había olvidado de suaniversariodebodas!

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Cuandovolvieronalsalón,Christinemiróporlaventanahaciauncielodelestequedejabaverunpálidoplateadodetrásdeunosálamososcuros.

—Gilbert, vamos a dar un paseo por el jardín. Quiero aprender otra vez elsignificadodelasalidadelalunaenseptiembre.

(¿Significa lasalidadela lunaenseptiembrealgoquenosignificaencualquierotromes?¿Yquéquieredecirconesade«otravez»?¿Loaprendióantes...conél?).

Salieron al jardín. Ana sintió que había sido muy delicada y cuidadosamenteechada a un lado. Se sentó en una silla que le permitía tener una vista del jardín,aunquenoquisoadmitirniantesímismaqueeraporesarazónpor laquelahabíaelegido. Veía a Gilbert y a Christine caminar por el sendero. ¿Qué se decían?Christineparecía llevar laconversación.TalvezGilbert estabademasiadoatontadoporlaemocióncomoparahablar.¿Sesonreíaélalaluzdelalunaanterecuerdosenlosqueellanoteníaparte?RecordónochesenlasqueellayGilberthabíancaminadoporjardinesiluminadosporlaluna,enAvonlea.¿Éllashabíaolvidado?

Christinemirabaelcielo.Claroquesabíaqueasí,levantandolacara,dejabaveresedelicadoyblancocuellosuyo.¿Algunavezunalunahabíatardadotantoensalir?

Comenzaron a entrar otros invitados hasta que al final ellos regresaron. Hubocharlas, risas, música. Christine cantó... y muy bien. Siempre había tenido«temperamentomusical».LecantóaGilbert:«losqueridosdíaspasadosqueyanorecuperaremos jamás». Gilbert se reclinó en una silla y permaneció extrañamentecallado. ¿Mirabaconañoranzahaciaesosqueridosdíaspasados?¿Se imaginaba loquehabríasidosuvidadehabersecasadoconChristine?

(Antes,siempresabíaloqueGilbertestabapensando.Meestáempezandoadolerlacabeza.Sinosalgoprontodeaquí,voyavomitaryaaullar.Graciasalcieloquenuestrotrensaletemprano).

Cuando Ana bajó, Christine estaba de pie en el porche con Gilbert. En unmomentodado,estiróelbrazoysacóunahojadelhombrodeGilbert:elgesto fuecomounacaricia.

—¿Deverdadestásbien,Gilbert?Seteveterriblementecansado.Yoséqueestástrabajandoenexceso.

UnaoleadadehorrorsacudióaAna. ¡Gilbert teníaaspectodecansado,demuycansado, y ella no lo hubiera notado de no haberlo señalado Christine! Jamásolvidaríalahumillacióndeesemomento.(HeestadoviendoaGilbertcomoobvioyculpándoloaélporhacerlomismo).

Christinesevolvióaella.—Hasidoungranplacervolveraverte,Ana.Casicomoenlosviejostiempos.—Casi—dijoAna.—Pero le decía aGilbert que se lo ve un poco cansado.Tendrías que cuidarlo

más,Ana.Hubountiempo,túlosabes,enelcualyoestabadeverdadmuyinteresada

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en este esposo tuyo. Creo que fue elmejor enamorado que he tenido jamás. Perodebesperdonarme,yaquenoteloquité.

Anavolvióaparalizarse.—Talvezélestélamentandoquenolohayashecho—dijo,conunairedereina

quenoeradesconocidoparalaChristinedelaépocadeRedmond.YsubióalcarruajedeldoctorFowler,quelosllevaríaalaestación.

—¡Quégraciosa!—dijoChristine,encogiendosushermososhombros.Sequedómirándoloscomosialgoladivirtieraprofundamente.

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—¿Pasasteunabuenavelada?—preguntóGilbert,másdistraídoquenuncamientraslaayudabaasubiraltren.

—Ah,encantadora—dijoAna,quesentíaque,paradecirlocon lasespléndidaspalabras de Jane Welsh Carlyle, «había pasado la velada en el potro de lostormentos».

—¿Porquétepeinasteasí?—preguntóGilbert,distraídotodavía.—Eslanuevamoda.—Bueno,notequedabien.Puedequedarbienparaotrocabello,peronoparael

tuyo.—Ah,esunagranpenatenerelcabellorojo—dijoAnaconfrialdad.Gilbertpensóqueseríaprudenteabandonaruntemapeligroso.Anasiemprehabía

sidounpocodemasiadoquisquillosa con su cabello.Además, él estaba demasiadocansadoparahablar.Apoyólacabezacontraelrespaldodelasientoycerrólosojos.Por primera vez,Ana notó el primer asomo de gris en el cabello de las sienes deGilbert.Peroendureciósucorazón.

CaminaronhastalacasaensilenciodesdelaestacióndeGlen;tomaronelatajoaIngleside.Elaireestaballenodeperfumeaabetosyhelechos.Lalunabrillabasobrecamposmojadospor el rocío.Pasaronporunavieja casa abandonada con tristes yrotasventanasqueunavezhabíandanzadocon la luz.«Igualquemivida»,pensóAna.Todoparecía tenerparaellaun terriblesignificadoahora.Lamariposablancaquerevoloteójuntoaelloseneljardínera,pensóellacontristeza,comounfantasmadelamormuerto.Entonces,seenganchóelpieenunarodecroquetycasisecaedecabezasobreunmacizodeflox.¿Porquélosniñosdejabanesascosastiradasenelsuelo?¡Mañanaleshablaríaseriamente!

Gilbert sólo dijo «¡Epa!», y la sostuvo con unamano. ¿Habría actuado con lamisma frialdaddehaber sidoChristine laque se tropezabamientrasdilucidabanelsignificadodelasalidadelaluna?

Gilbertseapresuróadirigirseasuescritorioapenasestuvierondentrodelacasa,yAnafueensilencioaldormitorio,dondelaluzdelalunayacíasobreelpiso,quieta,plateadayfría.Fuehastalaventanaabiertaymiróparaafuera.Eraevidentementelanoche elegida por el perro de Carter Flagg para ladrar y estaba poniendo el almaenteraen la tarea.Lashojasdel álamodeLombardíabrillabancomoplataa la luzlunar.Asualrededor,lacasaparecíasusurrarleestanoche,susurrarledeunamanerasiniestra,comosiyanofuerasuamiga.

Anasesintiódescompuesta,fría,vacía.Elorodelavidasehabíaconvertidoenhojasmustias.Nadateníayasignificado.Todoparecíaremotoeirreal.

Alláabajo,lamareacumplíasuantiquísimacitaconlacosta.AhoraqueNorman

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Douglas había cortado su bosque de abetos, se podía ver la Casita de los Sueños.¡Quéfeliceshabíansidoallí,cuandoerasuficienteestarjuntosensupropiacasa,consussueños, suscaricias, sussilencios!Todoelcolorde lasmañanasensusvidas...Gilbertmirándola con esa sonrisa en los ojos, esa sonrisa que reservaba sólo paraella,encontrandotodoslosdíasunanuevamaneradedecir«teamo»,compartiendolasrisascomocompartíaneldolor.

Yahora...Gilbertsehabíaaburridodeella.Loshombressiemprehabíansidoasí,y siempre lo serían. Ella había creído que Gilbert sería una excepción pero ahorasabíalaverdad.¿Ycómoharíaellaparaadaptarsuvidaaesto?

«Están los niños, por supuesto», pensó, con tedio. «Debo seguir viviendo porellos.Ynadiedebesaberlo...nadie.Noquieroquemetenganlástima».

¿Qué era eso?Alguien subía la escalera de a tres escalones, como solía hacerGilberthacíamucho tiempoen laCasade losSueños,comohacíaya tanto tiempoquenosubía.NopodíaserGilbert...¡perosíera!

Irrumpióenlahabitación,arrojóunpaquetitosobrelamesa,agarróaAnadelacinturaybailóconellaportodoeldormitoriocomounescolarenloquecido;porfin,sinaliento,sedetuvobajounamanchaplateadadeluzdeluna.

—Yoteníarazón,Ana,graciasaDios,¡yoteníarazón!LaseñoraGarrowsevaacurar,lodijoelespecialista.

—¿LaseñoraGarrow?Gilbert,¿tehasvueltoloco?—¿No te lo dije? Claro que te lo dije, bueno, supongo que era un tema tan

doloroso, que ni siquiera podía hablar de él. Hace dos semanas que estoyobsesionado,nohepodidopensar enotra cosa,ni despiertonidormido.La señoraGarrowviveenLowbridgeyerapacientedeParker.Élmellamóparaunaconsultayyohiceundiagnósticodiferentedel suyo,casinospeleamos...yoestabasegurodetenerrazón,insistíenquehabíaunaoportunidad.LamandamosaMontreal,aunqueParker dijo que no regresaría viva. El marido estaba dispuesto a pegarme un tirocuandome viera. Cuando ella estaba allá, comencé a cuestionarme: tal vez sí meequivocaba, tal vez estaba torturándola sin necesidad. Encontré la carta en miescritorio, ahora cuando entré... yo tenía razón, la operaron y tiene excelentesprobabilidades de vivir. Ana, nenita, ¡podría saltar por encima de la luna! Herejuvenecidoveinteaños.

Ana no sabía si ponerse a reír o a llorar, de modo que comenzó a reír. Erahermosopoderreírotravez,hermosotenerganasdereír.Súbitamentetodovolvíaaestarbien.

—¿Supongoque ésa es la razónpor la cualolvidastenuestro aniversario?—loaguijoneó.

Gilbert la soltó lo suficiente como para agarrar el paquetito que había dejadosobrelamesa.

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—Noloolvidé.HacedossemanasmandépedirestoaToronto.Ynollegóhastaestanoche.Mesentí tanmalestamañanaporno tenernadaparadartequenodijenada; pensé que tú te habías olvidado, esperaba que te hubieras olvidado. Cuandoentréenelescritorio,ahíestabamiregalo, juntocon lacartadeParker.Aversi tegusta.

Eraunpequeñocolgantedediamantes. Inclusoa la luzde la luna resplandecíacomoalgovivo.

—Gilbert...yyo...—Pruébatelo. Ojalá hubiera llegado esta mañana, entonces habrías tenido algo

paraponertepara lacena,algoqueno fueraeseviejocorazóndeesmalte.Aunquequedababastantebonitoacurrucadoenesepocitoquetienesenlagarganta,miamor.¿Por qué no te dejaste el vestido verde,Ana?Megustaba,me hizo recordar aquelvestidoconloscapullitosderosaqueteníasenRedmond.

(¡Pero entonces se había fijado en el vestido! ¡Y todavía recordaba aquel viejovestidoqueteníaenlaépocadeRedmondyqueaéllegustabatanto!).

Anasesintiócomounpájaroliberado;volabaotravez.LosbrazosdeGilbertlarodeaban;losojosdeélsemirabanenlossuyosalaluzdelaluna.

—¿Meamas,Gilbert?¿Nosoysólounhábitoparati?Hacetantotiempoquenomedicesquemequieres...

—¡Miquerido,queridoamor!Nocreíquenecesitaraspalabrasparasaberlo.Nopodríavivirsinti.Túsiempremedasfuerzas.HayunversículodelaBibliaqueesespecialparati:«Ellaleharáaélelbienyjamáselmaltodoslosdíasdesuvida».

La vida que había parecido tan gris y tonta un rato antes era otra vez dorada,rosada y espléndidamente irisada. El colgante de diamantes cayó al suelo, sin quenadiesedieracuentaporelmomento.Erahermoso,perohabía tantascosasmuchomás hermosas: la confianza, la paz, un trabajo agradable, las risas, la bondad...eseviejoysegurosentimientodeunamorcierto.

—¡Ay,Gilbert,sipudiéramoshacerqueesteinstanteduraraparasiempre!—Vamosatenermásmomentos.Eshoradequetengamosunasegundalunade

miel. Ana, habrá un gran congreso médico en Londres en febrero. Vamos a ir, ydespuésvamosaverunpocodelViejoMundo.Vamosa tomarnosvacaciones.Noseremosmásqueamantesotravez,serácomoestarreciéncasados.Hacetiempoquenoeresladeantes.

(Demaneraquesehabíadadocuenta).—Estáscansadayexcedidadetrabajo;necesitasuncambio.(Tútambién,amormío.Heestadotanterriblementeciega).—Novoyapermitirquemeechenencaraquelasesposasdelosmédicosnunca

tienen los remedios que les hacen falta. Regresaremos descansados, con nuestrosentidodelhumorcompletamenterestaurado.Bien,pruébateelcolganteyvamosala

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cama.Estoymediomuerto de sueño, hace semanas que no duermo como se debe,entrelosmellizosyloquemepreocupabaporlaseñoraGarrow.

—¿DequéhablasteisChristineytútantoratoeneljardínestanoche?—preguntóAna,pavoneándosefrentealespejoconsusdiamantes.

Gilbertbostezó.—Ah, no sé. Christine no dejaba de parlotear. Pero algo de lo queme dijo es

factual.Unapulgapuedesaltardoscientasvecessulargo.¿Sabíaseso,Ana?(¿Estabanhablandodepulgasmientrasyome retorcíadecelos? ¡Qué idiotahe

sido!).—¿Ycómofuequellegaronaltemadelaspulgas?—Nomeacuerdo,talvezfuederivacióndeltemadelosDobermannpinschers.—¡Dobermannpinschers!¿YquésonlosDobermannpinschers?—Unnuevotipodeperro.Christinepareceserunaexpertaenrazascaninas.Yo

estabatanobsesionadoconlaseñoraGarrow,quenoleprestédemasiadaatenciónaloquemedecía.Aquíyallí,pescabaunapalabrasobrecomplejosyrepresiones,esanuevapsicologíaqueestáapareciendo,ysobrearte,ygota,ypolítica,yranas.

—¡Ranas!—Unos experimentos que está llevando a cabo un investigador de Winnipeg.

Christine nunca fuemuy entretenida, pero ahora estámás aburrida que nunca. ¡Ymaliciosa!Antesnoeramaliciosa.

—¿Quétedijoquetepareciómalicioso?—preguntóAna,inocentemente.—¿Notedistecuenta?Ah,supongoqueno,estástanlejosdeesascosas...Bueno,

noimporta.Esarisasuyameirritólosnervios.Yquégordaestá.Graciasalcieloquetúnoengordaste,Ana,nenita.

—Ah,amínomepareciótangorda—dijoAna,caritativa—.Yporciertoqueesunamujermuyhermosa.

—Másomenos.Peroselehanendurecidolosrasgos;tienetumismaedadperoparecediezañosmayor.

—¡Ytúhablándoledejuventudinmortal!Gilbertsonrióconaireculpable.—Uno tiene que decir cosas amables. La civilización no puede existir sin un

poquitodehipocresía.Ah,Christinenoesmala,aunquenopertenezcaa la razadeJosé.NoesculpasuyaquedarsesinsupartedelasaldelaTierra.¿Quéesesto?

—Mirecuerdodenuestroaniversarioparati.Ymetienesquedaruncentavo;noquierocorrerriesgos.¡Eltormentoporelquehepasadoestanoche!EstabamuertadecelosdeChristine.

Gilbert pareció sinceramente asombrado. Jamás se le había ocurrido que Anapudieraestarcelosadenadie.

—Pero,Ana,nenita,jamáspenséquepudierasponertecelosa.

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—Pero sí. Y hace unos años, estaba loca de celos por tu correspondencia conRubyGillis.

—¿YomeescribíalgunavezconRubyGillis?Mehabíaolvidado.¡PobreRuby!Pero¿yquémedicesdeRoyGardner?Elmuertoseasustadeldegollado.

—¿RoyGardner? Philippame escribió no hacemucho yme dijo que lo habíavisto y que está francamente corpulento. Gilbert, el doctorMurray ha de sermuyeminenteensuprofesión,peropareceunpalo,yeldoctorFowlerparecíaunbollo.Túestabastanguapo,taníntegroalladodeellos.

—Ah, gracias, gracias. Eso es algo que sólo una esposa puede decir. Paradevolverteelcumplido,paramíestabasmásguapaquedecostumbre,Ana,apesardeesevestido.Teníasunpocodecolory losojosconunbrillo... ¡Ah,quéplacer!Nohaynadacomolacamacuandounoestádestrozado.HayotroversículoenlaBiblia...¡quéextrañocómoloqueunoaprendeen laescueladominicalvuelveaaparecersedurantetodalavida!...«Meacostaréenpazydormiré».Enpaz...ydormiré...buenasnoches.

Gilbertestabadormidocasiantesdeterminardehablar.¡QueridísimoGilbert,tancansado! Que nacieran niños o no, nadie interrumpiría su descanso esa noche. Elteléfonopodíasonarhastaquedarseronco.

Ana no tenía sueño. Era demasiado feliz para dormirse, por el momento. Semoviósinhacerruidoporlahabitación,guardandocosas,trenzándoseelpelo,siendounamujeramada.Porfinsepusounabataycruzóelcorredorparairalahabitaciónde los varones. Walter y Jem en sus camas y Shirley en su camita estabanprofundamente dormidos. Camarón, que había sobrevivido a generaciones degraciososgatitosy sehabíaconvertidoenunhábitode la familia, estabaenrolladosobresímismoalospiesdeShirley.Jemsehabíaquedadodormidoenlamitaddelalectura deEl libro de la vida del capitán Jim, que estaba abierto sobre la colcha.¡Caramba, qué largo parecía Jem debajo de lasmantas! Pronto sería grande. ¡Quémuchachitotenazyconfiableera!Waltersonreíaensueños,comoquienconoceunsecretoencantador.Atravesandolosbarrotesdelaventana,lalunabrillabasobresualmohadayarrojabalasombradeunacruzbiendibujadasobrelaparedencimadesucabeza.Enañosporvenir,Anarecordaríaestoysepreguntaríasinohabíasidounpresagio de Courcelette, de una tumba marcada por una cruz «en algún lugar deFrancia».Peroestanocheerasólounasombra,nadamás.AShirleycasiselehabíaidoelsarpullidodelcuello.Gilbertteníarazón.

Élsiempreteníarazón.Nan,DianayRilladormíanenlahabitacióndeallado.Diana,consuspreciosos

rizosrojosquelecubríanlacabeza,yunamanitabronceadaporelsoldebajodelamejilla,yNan,consuslarguísimaspestañassobresumejilla.Losojos,detrásdeesospárpados con venitas azules, eran color avellana, como los de su padre. Y Rilla

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dormía panza abajo. Ana la dio vuelta, pero los ojos cerrados con fuerza no seabrieronniporuninstante.

Todoscrecíantanrápido...Enpocosañosmás,seríanjóveneshombresymujeres,jóvenes de puntillas, expectantes, elevados sobre sus dulces y osados sueños,pequeñosbuquesquezarparíandelpuertosegurorumboapuertosdesconocidos.Losmuchachos se irían a hacer lo que eligieran, y las niñas... ah, entrevistas entre laniebla, podían vislumbrarse las formas de hermosas novias que bajaban las viejasescalerasdeIngleside.

Pero todavía seguirían siendo suyos por unos años más... suyos para que losmeciera y los guiara, para que les cantara las canciones que tantasmadres habíancantado.Suyos...ydeGilbert.

Salióyatravesóelvestíbulohasta laventanadelmirador.Todassussospechas,sus celos y su resentimiento se habían desvanecido donde se desvanecen las lunasviejas.Sesentíaconfiada,alegreyligera.

—¡Blythe! ¡MesientoBlythe!—dijo, riendoanteel tonto juegodepalabras—.MesientoexactamentecomomesentíaquellamañanaenquePacifiquemedijoqueGilbertsecuraría.

Alláabajoestabanelmisterioy lamaravilladeun jardínnocturno.Lascolinaslejanas,conpolvodelunaeranunpoema.Antesdequepasaranmuchosmeses,ellaestaría viendo la luz de la luna en las distantes y difusas colinas de Escocia, enMelrose, en las ruinas de Kenilworth, en la iglesia junto al Avon, donde dormíaShakespeare,talvezinclusoenelColiseo,enlaAcrópolis,entristesríosquecorríansobreimperiosmuertos.

La noche estaba fresca; pronto vendrían las noches más frías, más áridas delotoño; luego la nieve profunda, la blanca nieve profunda, la blanca y fría nieveprofunda del invierno, noches con la fiereza del viento y las tormentas. Pero ¿quéimportaba?Habríalamagiadelfuegoencendidoenhabitacionesamables...¿acasonohabíacomentadoGilbertnohacíamuchoqueestabaconsiguiendoleñosdemanzanopara quemar en el hogar? Glorificarían los días grises que iban a venir. ¿Quéimportaríanlanievecaídayelvientoásperocuandoelamorardíaclaroybrillante,con la primaveramás allá?Y todas las pequeñasdulzuras de la vida salpicando elcamino.

Seapartódelaventana.Consubatablanca,conelcabellopeinadoendoslargastrenzas,parecíalaAnadelosdíasdeTejasVerdes,delosdíasdeRedmond,delosdíasdelaCasadelosSueños.Eseresplandorinternotodavíaseirradiabadeella.Atravésdelapuertaabierta,seoíaeltenueruidodelarespiracióndelosniños.Gilbert,queraravezroncaba,estabasindudaalgunaroncandoahora.Anasonrió,divertida.Pensó en algo que había dicho Christine. Pobre mujer sin hijos, arrojando suspequeñosdardosdesarcasmo.

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—¡Quéfamilia!—repitióAna,llenadejúbilo.

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LUCYMAUDMONTGOMERY,nacióen1874enClifton, islaPríncipeEduardo,Canadá.QuedóhuérfanademadrealosdeañosdeedadyseeducóconsusabuelosmaternosenCavendish.En1890fueavivirconsupadre,quesehabíavueltoacasar,peronologróadaptarse.Cursóestudiosuniversitariosytrabajócomomaestraensuislanatal.En 1898 regresó a Cavendish para vivir con su abuela. Se dedicó entonces alperiodismo, escribiendo en el Daily Echo de Halifax. Contrajomatrimonio con elreverendo EwenMacdonald, estableciéndose en Ontario y finalmente en Toronto.Tuvierondoshijos,

Primero enCavendish y posteriormente en sus sucesivos lugares de residencia,L.M.Montgomeryescribiómásdeveinticincolibros,convertidosyaenclásicosdelaliteraturajuveniluniversal.

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Notas

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[1]Juegodepalabras.Eninglés,Blight,quesepronunciaigualqueBlythe,significa«plaga».<<

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[2]Juegodesalónenelqueunodelosparticipantestienequesalirdelahabitación,ycuandoregresa,debeadivinarcuáldelosotroslohaelegidocomocompañero.Silologra,losotrosjugadoresaplauden(«clap»).<<

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