Amsterdam: vivir y dejar vivir

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Reportaje sobre Amsterdam Publicado en Lo M+s Baix Llobregat 38 y Lo M+s Garraf 9, el 26 de marzo de 2010

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G a r r a fG a r r a fRevista bimensual gratuita · Nº 9

Regresa al cine con“Pájaros de papel”

IMANOL ARIAS

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Decir que Amsterdam es la capital europea de la tolerancia, aparte de ser un poco exage-rado, es un pelín cursi. Pero de alguna forma hay que aproximarse a esta ciudad con aires pueblerinos, capital turística y cultural de los Países Bajos (no administrativa, que es La Haya); y que cuenta con una apasionante historia de supervivencia e ingenio.Textos y fotos: Juan Pedro Chuet-Missé

Vivir y dejar vivir

VIAJES / AMSTERDAM

Las ciudades refl ejan el espíritu de cada pue-blo. Mire el mapa de

Venecia: calles y canales que forman un laberinto de idas y vueltas. Mire ahora el de Amsterdam: calles de traza-do geométrico, en forma de círculos concéntricos, surca-das por canales que aportan armonía y orden”. Quien habla

es Hans, con una Heineken en la mano y acomodado detrás de la barra de un bar a pocos metros de la plaza Dam, cora-zón del Amsterdam clásico y moderno.

Es cierto que Amsterdam tiene una urbanización más armónica que la intrincada Venecia, y a su metáfora de ciudad tranquila, organizada y

planifi cada también hay que agregarle los adjetivos de to-lerante, abierta y vanguardista.

En esta ciudad, el consu-mo de cannabis está tolerado siempre y cuando se realice en los coffee shops; las pros-titutas del Barrio Rojo –y de otros barrios– se exhiben en ventanales y nadie se escan-daliza; la okupación de casas

La marca de la ciudad en el Parque de los Museos, cerca del de Van Gogh y delante del Museo Nacional / J.Ch.

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abandonadas está regulada por ley y la comunidad homo-sexual es una de las más nu-merosas y activas de Europa.

Pero como en todo ámbito, siempre hay códigos. Y “res-peto” es la palabra clave. A saber: fumar marihuana fuera de esos establecimientos sig-nifi ca arriesgarse a una fuer-te multa, así como consumir drogas pesadas implica ir a la cárcel. Las prostitutas no son animales de feria, y quien pre-tenda sacarles una foto corre con la posibilidad de que el chulo salga detrás de una puer-ta y le tire la cámara al agua de un canal. Y para okupar una casa, hay que demostrar que el inmueble hace un año que está vacío y que se encuentra en estado de abandono.

Es que los holandeses, y los ciudadanos de Amsterdam en particular, han comprendi-do que la tolerancia es el úni-

co camino tras una historia de crispaciones y persecuciones. Su progreso económico en el siglo XVI llevó a una pelea de perros y gatos con el imperio de Felipe II, que derivó en la

independencia de los Países Bajos. Con la llegada de refu-giados por motivos religiosos, fue conformándose su carác-ter cosmopolita y abierto. Tras el apogeo del Siglo de Oro en el XVII –donde las obras de la escuela fl amenca que se pue-den ver en el Rijksmuseum (Museo Nacional) son el me-jor testigo-, vinieron las luchas de las guerras napoleónicas, las hambrunas por la Primera Guerra Mundial y la ocupación nazi de la Segunda; cuya ne-fasta huella se puede analizar en las exhibiciones de la Casa de Ana Frank.

A ver, que tampoco los holandeses han sido muy to-lerantes en su pasado se de-muestra con sus conquistas coloniales en el Caribe, Suri-nam y en el sudeste asiático. Pero una vez perdido su impe-rio, ha quedado una inmigra-ción de lo más variada, que en

Los antiguos diques y almacenes de granos se han reconvertido en sofi sticadas viviendas. / J.Ch.

En Amsterdam, los coches son más un problema que una solución, ya que su efi caz red de tranvías y la cercanía de los puntos de interés llevan a que pue-da ser recorrida a pie o en bicicleta

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las pequeñas callejuelas ofre-cen comida creole o la indo-nesia, que quema el paladar al más valiente –aunque es exquisita, valga la aclaración–.

Concepción de futuro

Esta ciudad mira al futuro: aquí los coches son más un problema que una solución, ya que su efi caz red de tranvías y la cercanía de los puntos de interés llevan a ser recorrida a pie o en bicicleta. Precisa-mente, éste es el vehículo rey. A razón de dos bicis por habitante, son las dueñas de

las calles. Y tienen prioridad de paso: hay que ir con cuida-do, ya que como que uno vaya por ahí distraído, el dueño de la bicicleta ni piensa en frenar.

Aparte del citado Rijksmu-seum y su importante colec-ción, el museo artístico más visitado es el de Vincent Van Gogh, donde se pueden con-templar obras como Los Co-medores de Patatas o una de las versiones de sus famosos Girasoles; además de cuadros de otros artistas del siglo XIX como Toulouse-Lautrec, Gau-gin o Monet. Y cuando uno recuerda que el pintor murió

Amsterdam es una ciudad que vive y se moviliza en bicicleta, y hay alrededor de dos unidades por habitante. / J.Ch.

Los holandeses en general, y los ciudadanos de Amsterdam en particular, han comprendido que la tolerancia es el único camino a una historia de crispaciones y persecuciones

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Escuela básica Iniciación y perfeccionamiento a la doma clásica y al salto. Esplais intensivos en Navidad, Semana Santa y Verano. Visitas escolares. Pupilaje. Asesoramiento y venta de caballos.

Estamos en: Av. Mestre Falla s/n, Vallpineda – SitgesMás información: Diana, tel.: 686 98 45 97; Helena, tel.: 608 99 01 98

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loco y en la pobreza; y que ahora este centro cultural ex-plota de gente día a día, se pregunta si sirven de algo las revanchas aunque lleguen un siglo después.

Hay rincones de Amster-dam que fi guran de pasada en las guías, y que son para perderse y descubrirlos sin prisas. Por ejemplo, el barrio de Joordan, elegante y bo-hemio, de casas con peque-ños jardines y una arboleda abundante fl anqueando los canales.

O el barrio de las Islas Oc-cidentales, donde diversos ar-quitectos demuestran cómo crear viviendas en espacios reducidos pero sin renunciar a la comodidad. Y también está el particular Canal Prin-sengracht, una de los vías fl uviales donde se concentran las casas-barco más bonitas de la ciudad.

Es que el crónico défi cit de viviendas en esta ciudad llevó a sus habitantes a recurrir a soluciones como estas casas fl otantes. Y son tan comunes que todas cuentan con sus co-nexiones de luz, agua y gas; y su correspondiente dirección postal.

Esta alternativa refl eja el mismo patrón de ingenio que condujo a los holandeses a ga-narle el pulso al mar y poder edifi car un país sobre tierras inundables; a vencer a un im-perio tan poderoso como el español o a sobreponerse a la barbarie nazi. Y así mira Ams-terdam su futuro, sin rencores y con la mente puesta en vivir y dejar vivir. +

Los coffee shops son lugares autorizados para consumir marihuana. / J.Ch.

Tienda de lencería erótica en el Barrio Rojo. / J.Ch.

Chuches y piruletas elaborads con cannabis, base de la marihuana. / J.Ch.