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1 SÁEZ ABAD, R.,”Las máquinas de asedio de época Bajoimperial a través de las obras de Amiano Marcelino y Flavio Vegecio”, Gladius, Madrid, 2005, en prensa. LAS MÁQUINAS DE ASEDIO DE ÉPOCA BAJOIMPERIAL A TRAVÉS DE LAS OBRAS DE AMIANO MARCELINO Y FLAVIO VEGECIO. 1. INTRODUCCIÓN. Las técnicas de asedio de la época Bajoimperial no sufrieron apenas modificaciones respecto a sus antecesoras en el mundo griego y en la época republicana romana e imperial, con la única salvedad de que alguna de las máquinas empleadas ganó protagonismo en detrimento de otras que fueron perdiendo importancia. Así máquinas como la quiroballista y el onager sustituyeron mayoritariamente a otras como la catapulta tipo scorpio o la ballista. Se buscó, ante todo, la simplificación de los mecanismos de las piezas de artillería y la mejora de sus bastidores para adaptarlos a las nuevas necesidades que venía imponiendo la guerra de movimientos. Los enfrentamientos derivados de los conflictos con los bárbaros del limes germánico obligaban a que las máquinas fueron útiles más en frentes móviles que para asedios de entidad. Eso obligó a su transformación para reducir su tamaño y hacerlas operativas, facilitando que fueran desplazadas por los amplios frentes. 2. LAS PIEZAS DE ARTILLERÍA. 2.1. El onager. En cuanto a las piezas de artillería, el modelo estándar de máquina para lanzar piedras en el ejército romano durante los últimos siglos del Imperio Romano era el llamado onager. A pesar de que las primeras referencias a su empleo aparecen en la obra de Filon de Bizancio durante el último tercio del siglo III a. C., no será hasta la www.rubensaez.com

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    SEZ ABAD, R.,Las mquinas de asedio de poca

    Bajoimperial a travs de las obras de Amiano Marcelino y Flavio

    Vegecio, Gladius, Madrid, 2005, en prensa.

    LAS MQUINAS DE ASEDIO DE POCA

    BAJOIMPERIAL A TRAVS DE LAS OBRAS DE

    AMIANO MARCELINO Y FLAVIO VEGECIO.

    1. INTRODUCCIN.

    Las tcnicas de asedio de la poca Bajoimperial no sufrieron apenas

    modificaciones respecto a sus antecesoras en el mundo griego y en la poca republicana

    romana e imperial, con la nica salvedad de que alguna de las mquinas empleadas

    gan protagonismo en detrimento de otras que fueron perdiendo importancia. As

    mquinas como la quiroballista y el onager sustituyeron mayoritariamente a otras como

    la catapulta tipo scorpio o la ballista.

    Se busc, ante todo, la simplificacin de los mecanismos de las piezas de

    artillera y la mejora de sus bastidores para adaptarlos a las nuevas necesidades que

    vena imponiendo la guerra de movimientos. Los enfrentamientos derivados de los

    conflictos con los brbaros del limes germnico obligaban a que las mquinas fueron

    tiles ms en frentes mviles que para asedios de entidad. Eso oblig a su

    transformacin para reducir su tamao y hacerlas operativas, facilitando que fueran

    desplazadas por los amplios frentes.

    2. LAS PIEZAS DE ARTILLERA.

    2.1. El onager.

    En cuanto a las piezas de artillera, el modelo estndar de mquina para lanzar

    piedras en el ejrcito romano durante los ltimos siglos del Imperio Romano era el

    llamado onager. A pesar de que las primeras referencias a su empleo aparecen en la

    obra de Filon de Bizancio durante el ltimo tercio del siglo III a. C., no ser hasta la

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    poca de Apolodoro de Damasco, ingeniero de Trajano, cuando vuelva a ser descrita en

    los textos. De nuevo, habr un vaco en las fuentes hasta la aparicin en escena de los

    historiadores Flavio Vegecio y Amiano Marcelino en el siglo IV d. C.

    Ser precisamente este ltimo historiador el que aporte la ms detallada

    descripcin de esta mquina, que se convirti en la pieza de artillera pesada por

    excelencia durante el Bajo Imperio. Se trata de una informacin muy corta y poco

    tcnica, pero de gran inters para la comprensin del funcionamiento de la mquina.

    En cuanto al scorpio, al que ahora llaman onager, tiene esta forma: se labran dos palos de madera de encina o de acebo, ser curvan ligeramente hasta que parezca que forman jorobas y se les une como si formaran una sierra, perforndolos abiertamente en ambos lados. Luego, a travs de los agujeros, se pasan unas cuerdas fuertes que mantengan la mquina sujeta e impidan que se desmonte.

    Desde la mitad de este artefacto, se levanta oblicuamente un palo de madera, que se eleva como el timn de una carroza y se ata con gran fuerza con las cuerdas, de manera que pueda subirse y bajarse. En su parte ms elevada se unen dos ganchos de hierro de los que cuelga una honda de estopa o tambin ganchos de hierro. Delante de esta madera se extiende un banco enorme, con tela, relleno de pajas pequeas, que se anuda con fuertes ataduras, y est colocado sobre montones de hierba o de ladrillos, y as, cuando una mquina enorme de este tipo golpea un muro de piedra, lo destroza debido a la violencia del choque y no tanto por el peso.

    As pues, cuando estalla el combate, se coloca una piedra redonda sobre la honda, cuatro jvenes a cada lado de la mquina tienden hacia atrs la barra a la que se le han atado las cuerdas y la extienden tanto hacia atrs que casi llega a tocar el suelo. Entonces, un encargado que permanece subido encima, de un fuerte golpe, abre violentamente el cerrojo que mantena tensas las cuerdas de la mquina, de manera que la barra queda libre por esta violenta sacudida, golpea sobre la superficie mullida de la tela y lanza la piedra, que abatir todo lo que se encuentre a su paso.

    Esta mquina se llama tormentum, porque su mecanismo se desencadena a partir de la tensin (torqueo), y scorpio porque tiene una especie de aguijn levantado, e incluso actualmente se la denomina tambin onager, porque cuando estos animales salvajes son perseguidos por los cazadores, dan coces y lanzan tan lejos hacia atrs las piedras, que llegan a atravesar el pecho de los que les siguen, o bien les rompen los huesos y les hacen reventar la cabeza. (AMIANO MARCELINO, Historia, 23, 4, 4).

    Como se puede apreciar por el texto, en este periodo existe un error

    terminolgico que confunde la catapulta tipo scorpio con el onager As, aunque las dos

    mquinas funcionaban con resortes de torsin, el antiguo scorpio tena dos brazos y

    serva para lanzar flechas, mientras que el onager dispona de uno solo y arrojaba

    piedras. Esta confusin terminolgica, con toda probabilidad, se debe a que desde haca

    varios siglos la catapulta tipo scorpio haba desaparecido y su nombre permaneca como

    un componente residual. Aunque las fuentes sigan mencionando el uso de scorpios

    durante el Bajo Imperio, los restos arqueolgicos nos hablan de su sustitucin por las

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    nuevas quiroballistae y ballistae lanzaflechas, mucho ms efectivas y con mayores

    posibilidades en la guerra de posiciones.

    De la descripcin de Amiano Marcelino se pueden extraer los cinco principales

    componentes que componan el onager:

    - Una base slida de madera.

    - Un brazo con una honda en el extremo para lanzar.

    - Un resorte de torsin de gran alcance (madeja).

    - Un mecanismo de torno para bajar el brazo hacia abajo y un gatillo

    para liberar la cuerda.

    - Una barra transversal pesada con relleno para detener el movimiento

    del brazo cuando es lanzado hacia delante.

    La simplificacin de los dispositivos del onager haca que su manejo fuera muy

    simple. Dos artilleros, por medio del sistema de torno, bajaban el brazo hasta la posicin

    horizontal. En ese momento se colocaba la piedra en la honda y, al soltar el gatillo, el

    brazo impactaba con el tope. Era este violento choque el que provocaba que el proyectil

    saliera disparado de forma parablica.

    Sin embargo, las obras de Apolodoro de Damasco y el Annimo Bizantino

    aportan una nueva visin de la mquina mucho ms compleja. Segn estos autores, al

    onager se le aadira en su parte frontal un ariete para batir las murallas. Este sistema

    resulta totalmente ilgico ya que, mientras el ariete golpeaba la muralla, los proyectiles

    lanzados no tendran suficiente ngulo para poder superarla. Sera imposible, por tanto,

    llevar a cabo las dos operaciones simultneamente.

    Resulta complicado hacer estimaciones acerca de las dimensiones del onager

    aunque, por sus caractersticas tcnicas, deba ser significativamente mayor que las

    ballistae. Su peso, en funcin del calibre de la mquina, se encontrara entre las 2 y las 6

    toneladas. Estos elevados tonelajes provocaban que el onager fuera una mquina

    bastante esttica y poco apta para la guerra de movimientos ya que resultaba muy difcil

    corregir las trayectorias de los disparos.

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    Este elevado peso tambin dificultaba sus desplazamientos durante las

    campaas. Vegecio seala que los onagri se transportaban montados en carros, listos

    para entrar en accin en cualquier momento:

    Hay tambin en cada cohorte otra mquina, llamada onagro, que puesta sobre un carro la tiran dos bueyes. Sirve para la defensa de los atrincheramientos del campo, arrojando saetas y piedras contra los enemigos, si vienen a atacarlos (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro III, Captulo XXV).

    Pero, a pesar de esta informacin, no hay ninguna evidencia que atestige esto y

    parece que el autor confunde el onager con la carroballista, que s iba montada sobre

    un carro. Adems, si tenemos en cuenta el enorme retroceso que produca esta pieza de

    artillera pesada, nunca podra estar montada sobre un carro de madera. El movimiento

    sera tan brutal que lo destrozara al efectuar el primer disparo.

    Este acusado retroceso obligaba a que la mquina tuviera que ser colocada sobre

    plataformas de lanzamiento con montones de csped o de ladrillos que amortiguaran los

    golpes, ya que si se colocaba sobre estructuras de piedra se corra el riesgo de que las

    destruyera.

    En cuanto a sus posibilidades blicas, el onager no era tan exacto como lo

    podan ser las mquinas del tipo ballista. Al no poseer una base separada ni tampoco un

    sistema de junta universal que facilitara los movimientos, estaba obligada a disparar en

    fuego parablico, nunca en fuego directo. El principal inconveniente derivado de este

    hecho era que los proyectiles describan un ngulo ms alto de tiro y, por tanto, era ms

    difcil precisar.

    Otro problema resida en la cantidad de soldados necesarios para poner en

    funcionamiento esta mquina. Mientras que en una ballista de dos brazos, tan slo dos

    artilleros podan apuntar a un objetivo, el equipo humano necesario para el empleo del

    onager era mucho mayor. El nmero de artilleros para hacerlo funcionar variara en

    funcin de su tamao y sera de un mnimo de cinco a seis hombres, aunque Vegecio

    sugiere que al menos haran falta once y Amiano apunta la presencia de ocho para dotar

    de efectividad a esta mquina. Seran necesarios, al menos, cuatro para manejar el

    sistema de torno y mover el brazo desde la posicin vertical hasta la horizontal, un

    artillero y un comandante para dar las rdenes, adems de los que transportaban la

    municin.

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    La principal ventaja de esta mquina resida en la simpleza de su diseo y

    funcionamiento. Al disponer de un solo resorte no era necesario, como suceda en la

    ballista, ajustar los dos resortes para que poseyeran la misma torsin. Su capacidad

    aumentaba si tenemos en cuenta que poda disparar proyectiles de muy diversa forma y

    tamao, no necesitando de piedras redondas para su correcta operatividad:

    Sacan a tierra muchas naves desde la muralla y otras son destrozadas por la fuerza de los instrumentos de guerra que disparan y por el peso de los proyectiles: pues lanzaban sobre ellos piedras de siete talentos ticos de peso... (JULIANO, Discursos, Sobre la Realeza, 11, d).

    Con posterioridad, la honda del brazo fue sustituida por una gigantesca cuchara

    de madera, aunque esto no modific sustancialmente el funcionamiento general de la

    mquina.

    Sin embargo y, a pesar de todos sus inconvenientes, esta mquina, debido a la

    simpleza de su mecanismo, era la mquina pesada ms fcil de manejar. Era la menos

    maniobrable de las catapultas pero tambin la que tena un efecto mucho ms

    devastador.

    2.2. La ballista.

    Con la utilizacin masiva del onager, la ballista perdi peso de forma

    significativa en el ejrcito romano. La ballista romana de poca Bajoimperial, en cuanto

    a su morfologa y sistema de funcionamiento, era muy similar a la mquina que se vena

    empleando durante los siglos anteriores, aunque aportaba alguna novedad en su diseo.

    La principal innovacin resida en el ensanchamiento de los bastidores con una

    gran desproporcin entre el alto y el ancho a favor del segundo. Al mismo tiempo, los

    brazos comenzaron a batir por dentro, lo que oblig a introducir algunas

    transformaciones en el bastidor. Esta susceptible transformacin le proporcionaba a la

    mquina una mayor potencia por el aumento del ngulo recorrido por los brazos.

    Todas estas modificaciones han sido corroboradas por el hallazgo del bastidor de

    una de estas mquinas en la ciudad de Hatra, en el territorio del actual Iraq. Si bien el

    hallazgo hay que situarlo con toda probabilidad a lo largo del siglo III d. C., sirve para

    ilustrar a la perfeccin las innovaciones experimentadas.

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    Los restos consisten en las placas de bronce del molde de la esquina, las placas y

    arandelas contrarias al lado de la torsin, cinco rodillos y una placa metlica que parece

    haber sido aadida en la parte frontal de la mquina. sta ltima tena dos agujeros

    semicirculares recortados en ella, por lo que se puede deducir que era una mquina de

    dos brazos. De la catapulta de Hatra se encontraron tambin tres modiolus y las cuatro

    arandelas (BAATZ, 1978b).

    El bastidor monobloque de Hatra ya posee la desproporcin clsica entre ancho

    y alto, una desproporcin que es muy tpica de las piezas de artillera de poca tarda.

    Por el material arqueolgico hallado se calcula que alcanzaba unas medidas totales de

    2,40 metros de ancho, 0,84 metros de alto y 0,45 metros de grosor.

    Estas dimensiones complican la aplicacin de las frmulas de calibracin para

    las mquinas bajoimperiales. Si en la obra de Vitrubio la proporcin del resorte era de 1

    8/7, en Hatra es de 1 6/7. Esto dara como resultado que el resorte de nuestra mquina

    tuviera una capacidad de 21,7 litros, con una longitud de 108 centmetros y 16 de

    dimetro.

    Otro inters que tiene este hallazgo es que las cavidades de forma semicircular

    en las que se apoyan los brazos estn en las caras interiores de los postes extremos, en

    vez de en las caras traseras. De este hecho se deduce que los brazos batan por dentro.

    Esta innovacin haca que, por ejemplo, en la ballista de Hatra el recorrido de los

    brazos pasara de los 35 hasta los 103, lo que ocasionaba que se consiguiera multiplicar

    por tres la potencia de fuego respecto a las ballistae clsicas.

    2.3. La quiroballista.

    La quiroballista supone el ltimo de los pasos evolutivos de la artillera de

    torsin y alcanz una enorme difusin en el Bajo Imperio, a tenor del elevado nmero

    de restos arqueolgicos y a su enorme dispersin en territorios tan alejados como

    Marruecos o Georgia.

    La principal caracterstica de esta mquina era que posea un marco de metal que

    la haca muy ligera. Las catapultas tipo scorpio resultaban demasiado pesadas y

    embarazosas para ser utilizadas en la guerra de movimientos. De ah que el armazn de

    madera de las mquinas lanzaflechas de torsin fuera sustituido por un marco metlico

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    que aligeraba el conjunto y reduca la mquina a su mnima expresin. Se lograba as un

    ahorro de peso, clave de cara a la nueva funcionalidad que se vena imponiendo para la

    artillera.

    La puesta en marcha de este nuevo ingenio, a finales del siglo I d. C., mucho

    ms verstil y fcil de desmontar, facilit el uso de la artillera en los enfrentamientos en

    campo abierto, que cada vez se haban generalizado ms. El nuevo sistema de montaje

    empleado en su fabricacin permita reemplazar dentro del combate el mdulo

    estropeado por otro de reserva con gran rapidez.

    El marco de metal introduca importantes ventajas, siendo sus junturas y partes

    mucho ms resistentes que las de madera, sobre todo ante las vibraciones y en el

    momento de disparar. Mejoraba tambin su conservacin, ya que la madera se

    deterioraba mucho ante los cambios de temperatura y la humedad.

    Gracias a su peculiar armazn hueco, el artillero dispona de un amplio campo

    de visin para poder apuntar y disparar con la mxima efectividad. Incluso se baraja la

    hiptesis de que el arco superior de la mquina estuviera conectado con algn

    dispositivo de visin especial, aunque no hay pruebas de ello.

    Adems, introduca la novedad de que permita transportar las mquinas

    montadas hasta el lugar del combate. Hasta ese momento las mquinas desmontadas

    eran llevadas por tierra o va martima hasta el lugar del enfrentamiento y su montaje

    requera un tiempo precioso del que, a menudo, no se dispona en los momentos previos

    al combate.

    Una importante novedad lleg con la utilizacin de carros sobre los que disponer

    este nuevo ingenio. El resultado fue la mquina conocida como carroballista que no era

    ms que una adaptacin de la quiroballista sobre un carro mvil. Con esta innovacin,

    gracias a su movilidad, poda aparecer de repente en cualquier punto del frente y as

    apoyar ms enrgicamente a la infantera y caballera en las zonas ms vulnerables, lo

    que le otorgaba una enorme versatilidad. Antes de la puesta en marcha de la

    carroballista por las tropas romanas, ningn ejrcito haba dispuesto de artillera mvil

    de campaa armada permanentemente. Los enfrentamientos en campo abierto estaban

    destinados a sufrir enormes transformaciones.

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    Los restos arqueolgicos hallados hasta la fecha demuestran la gran variedad de

    calibres existentes dentro de esta mquina. As se han encontrado mquinas de grandes

    dimensiones como la hallada en Orsova (Rumana) que es mucho ms grande que las

    representadas en la Columna Trajana. Por el contrario otras son ms ligeras como las de

    Gornea (Rumana) o Volbilis (Marruecos) que tienen unas medidas muy semejantes a

    las que deba Heron en su obra.

    Restos como los de Sala (Marruecos) son mucho ms pesados y macizos que el

    resto de piezas encontradas y consideradas como pertenecientes a la quiroballista, a

    pesar de tener un tamao semejante. Esto se deba a que el componente se haba vaciado

    en una sola pieza de fundicin mientras que el resto de hallazgos fueron forjados en 4

    piezas diferentes (dos largueros y dos anillos).

    2.4. La ballista lanzaflechas de poca tarda.

    Todos los autores del Bajo Imperio que tratan el tema militar (Flavio Vegecio,

    Amiano Marcelino, Procopio y el Annimo que compuso De Rebus Bellicus) hablan en

    sus obras de una ballista preparada para lanzar flechas.

    ... La ballista se arma con cuerdas hechas de nervios, y cuanto ms largos tiene sus brazos, estos es, cuanto mayor sea tanto ms lejos arroja los dardos. Esta mquina es excelente como est hecha segn las proporciones del arte y como la manejen hombres prcticos que conozcan hasta dnde alcanza, y rompe cuanto se la opone. (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo XXII).

    La consideracin de esta mquina, a priori, parece ser un error terminolgico.

    Ya que hasta este momento el trmino ballista tan slo se haba aplicado a mquinas

    para lanzar piedras. Parece ser que en este momento ya se haba producido la confusin

    terminolgica entre los trminos catapulta y ballista que caracterizaron al siglo IV d. C.

    con toda probabilidad no existiran grandes diferencias entre esta ballista lanzaflechas a

    la que los autores se refieren y la catapulta tipo scorpio. La principal innovacin resida

    en que el marco euthytono haba sido sustituido por uno palintono que proporcionaba

    una potencia mayor a la mquina.

    A pesar de que los cuatro autores coinciden en el diseo y forma de construccin

    de la mquina, difieren en su calibre. As la mquina de Amiano y una de las descritas

    en De Rebus Bellicus son de gran tamao, mientras que el resto son de reducidas

    dimensiones. Amiano nos da una descripcin detallada de su mquina que estaba

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    planteada como un artefacto esttico de grandes dimensiones para la defensa de

    fortificaciones:

    Para ello comenzar con la ballesta. Entre dos barras largas se sujeta un hierro grande y fuerte, que se extiende como una regla larga. Pues bien, desde su superficie curvada, que tiene en medio una parte pulida, se extiende hasta una distancia considerable una estaca cuadrada que tiene a todo lo largo una ranura estrecha y que est atada por un gran nmero de cuerdas retorcidas. Aqu se adaptan fijamente dos rodillos de madera, junto a cada uno de los cuales se sita el soldado que va a disparar con destreza. ste, con sumo cuidado, coloca en el hueco de la estaca una flecha de madera, que cuenta con una gran punta de hierro, tras lo cual algunos soldados dotados de gran fuerza mueven la manivela a un lado y a otro. Cuando el extremo de la flecha alcanza el grado mximo de tensin de las cuerdas, este proyectil, impulsado desde el interior de la ballesta, escapa a la vista echando chispas a veces debido al excesivo calor y, con mucha frecuencia, incluso antes de que se vea la flecha, el dolor demuestra que se ha producido una herida mortal. (AMIANO MARCELINO, Historia, Libro 23, 4, 1).

    En De Rebus Bellicus se habla de una ballista de forma bastante precisa y se

    procede a la descripcin de sus principales componentes:

    Se ha descubierto por la experiencia prctica que este tipo de ballista, esencial para la defensa de las fortificaciones, es superior a cualquier otra en velocidad y poder. Cuando un arco de hierro ha sido fijado sobre la accin a lo largo del cual la flecha es proyectada, una poderosa cuerda de soga es trazada hacia atrs por medio de un gancho de hierro y, cuando se suelta se propulsa la flecha con tremenda fuerza hacia el enemigo. El tamao de la actual mquina no permite que esta cuerda sea tirada hacia atrs por el esfuerzo manual de los soldados; pero dos hombres, uno en cada una de las dos ruedas, retrocede la cuerda hacia atrs en direccin posterior, desde la mecnica fuerza ha sido obtenida para igualar la enormidad del trabajo. Un aparato con forma de cilindro ahora eleva y baja la mquina cuando sea necesario para dirigir sus proyectiles ms arriba o ms abajo. Esta notablemente hbil demostracin, una combinacin de muchos diferentes componentes, est dirigida por el mando de un solo hombre... esto es al parecer para evitar el resultado que, si una multitud de personas fuera obligada a manejarla, la habilidad del aparato se reducira. Un proyectil lanzado desde este ingenio compuesto de muy importantes e inteligentes dispositivos, viaja ms all e incluso tiene el impulso para volar sobre la anchura del Danubio, un ro nombrado por su tamao; se le llama la ballista relmpago y por su nombre da evidencia de su efecto y poder. (De Rebus Bellicus en MARSDEN, 1999 b).

    La otra mquina descrita en el tratado Annimo es muy semejante a la anterior,

    pero adems incluye la presencia de ruedas para poder ser desplazada.

    Aqu est el modelo de una ballista; su construccin, puesta ante tus ojos, es mostrada por un detallado diagrama. Un fcil funcionamiento en un chasis de cuatro ruedas, con dos caballos enjaezados y con armadura, tiran de ella hacia su labor militar. Su utilidad que empareja con la precisin de su diseo es tan grande que proyecta flechas contra los enemigos en cualquier sitio, reproduciendo la libertad manual del arquero. Tiene agujeros en cuatro puntos; por medio de ellos se vuelve y se tuerce en cualquier circunstancia, y es muy fcil prepararse para enfrentarse a cualquier ataque. Con un aparato cilndrico en el frente, los dos pueden ser rpidamente levantados y elevados. Su accin puede ser movida lateralmente y elevada con rpido y fcil movimiento en cualquier direccin que sea requerida. Ello debe ser realizado por el esfuerzo de dos hombres, este tipo de ballista dispara sus flechas despus de ser enrollada no por sogas como otras mquinas, pero s por barras. (De Rebus Bellicus en MARSDEN, 1999b).

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    Procopio, nos da breves referencias a su mquina, dando gran importancia a sus

    efectos:

    Belisario puso en las torres mquinas, las cuales se llaman ballistrae. Estas mquinas tienen un componente en la forma de arco; debajo de l una viga hueca de madera se proyecta. sta est fijada para moverse libremente, pero el resto encima de una viga recta de hierro. Cuando los hombres quieren disparar al enemigo desde su propia posicin, con el montaje de un corto lazo ellos hacen las vigas de madera, el cual, por supuesto, pasa al final del arco, curvada hacia cada lado. Ellos ponen el proyectil en el hueco de la viga; la flecha est sobre mitad tan larga como los otros proyectiles que ellos disparan desde los arcos de mano, pero es cuatro veces ms grueso. Est sin embargo equipada con el usual vuelo emplumado pero insertado en una delgada raja de madera en lugar de las plumas, ellos reproducen la forma general de la flecha ordinaria; ellos incorporan en ella una muy grande cabeza de flecha de proporcionado grosor. Hombres en cada lado lo enrollan arriba con mucha fuerza por medio de ciertos dispositivos; entonces el hueco de la viga corre hacia delante y para... pero el proyectil estalla fuera con tal poder que no viaja menos que dos tiros de arco y s golpea un rbol o piedra lo rompe fcilmente. Tal es este ingenio y se llama por esto con este nombre porque golpea ciertamente con violencia. (PROCOPIO en MARSDEN, 1999b).

    Sin embargo, hay que decir que las obras no fueron escritas por artilleros

    profesionales, con lo cual puede haber algn error terminolgico. La principal duda

    acerca de esta mquina reside en saber cul era su sistema de propulsin. Algn autor

    como el Annimo hace alguna vaga referencia que lleva a pensar en el sistema de no -

    torsin como el empleado por este ingenio. Sin embargo, resulta difcil pensar que en el

    Bajo Imperio pudiera producirse acero en suficiente cantidad y con la calidad necesaria

    para poder construir arcos de grandes dimensiones.

    Las manifestaciones del resto de autores llevan a pensar que el sistema de

    torsin con marco palintono era el utilizado por la mquina descrita. De ah que

    Vegecio, en su obra, refleje la necesidad de acopiar nervios, tan necesarios para el

    sistema de propulsin de las mquinas.

    Deberis poner gran cuidado en almacenar mucha porcin de nervios por el uso que de ellos se hace en los onagros, ballestas y otras mquinas, sin los cuales son intiles. Las crines y colas de los caballos sirven tambin para las ballestas, segn dicen. (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo IX).

    Por tanto, queda abierta la duda acerca de si la ballesta del siglo IV d. C. era

    movida por un sistema de propulsin o por otro. De poca ayuda resultan los bocetos que

    encontramos en el Annimo de De Rebus Bellicus. Probablemente los dos tipos de

    tecnologas convivieran durante un largo periodo de tiempo, tras la reaparicin de la

    tecnologa de no - torsin.

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    3. LAS MQUINAS NO PERTENECIENTES A LA ARTILLERA.

    Adems de las piezas de artillera, continuaron en uso el resto de mquinas

    empleadas en los asedios como eran el ariete, la tortuga, la torre de asedio, el musculo,

    el pluteo y la vinea, mencionadas por los autores del Bajo Imperio. Sin embargo, el

    mayor inters de estos documentos reside en que corroboran la continuacin en uso de

    estas mquinas, tras ms de seis siglos de presencia en los ejrcitos.

    Amiano Marcelino y Flavio Vegecio nos dejan descripciones de los arietes:

    Se elige un abeto o un olmo grande y, en su parte ms alta, se coloca una pieza larga, de duro hierro, que tiene forma de cabeza de carnero dispuesta a embestir y que, por ello, da nombre a la mquina. Y as, cuando se la suspende por unas asas de hierro que tiene a los lados, como si estuviera en una balanza, su movimiento se produce en un espacio determinado, ya que un grupo de soldados -tantos como permite la longitud de la madera- tiran de ella hacia atrs y la empujan otra vez hacia delante hasta romper lo que se encuentre a su paso con fortsimos golpes, tal como si fuera un carnero que se mueve adelante y atrs. De este modo, ante la frecuencia y la repeticin de los golpes, los edificios se resquebrajan como si hubieran sido golpeados repetidamente por un rayo, y caen una vez desmoronadas las paredes. Si se abre brecha en un muro manejando con todas las fuerzas una mquina de este tipo, los defensores se retiran y entonces, rotas ya las lneas, se puede entrar en las ciudades mejor fortificadas. (AMIANO MARCELINO, Historia, Libro 23, 4, 8).

    Los antiguos, no quisieron que las murallas de sus plazas estuvieran sobre lneas rectas para que los arietes no hiciesen en ellas grandes brechas, y prefirieron el que formasen varios ngulos, en los cuales construyeron torres, a fin de que si el enemigo intentaba tomarlas por escalada o acercar alguna mquina estuviese expuesto no slo a los tiros del frente y del flanco, sino tambin ser herido por la espalda (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo II).

    tortugas:

    Se forma una enorme tortuga, que se refuerza con tablas muy largas, y que se fija con clavos de hierro. Se cubre con pieles de bueyes y con un entramado de ramas recin cortadas, despus de lo cual se cubre la parte superior con barro, para que pueda rechazar el lanzamiento de los dardos incendiarios. En su parte delantera, se colocan tridentes muy afilados y de gran peso gracias a su estructura de hierro, de manera que, tal como reflejan los pintores y escultores, con estas puntas agudas, destroza todo lo que golpea. Esta mquina tan pesada es conducida mediante ruedas y cuerdas por un numeroso grupo de soldados que, desde su interior, la empujan con todas sus fuerzas contra la parte ms dbil de una muralla. Y entonces, si no aguantan las fuerzas de los soldados defensores que la protegen, al ser golpeadas, se abren brechas enormes en las estructuras de las murallas. (AMIANO MARCELINO, Historia, Libro 23, 4, 11).

    La tortuga se forma trabando entre s varias maderas con tablazn; y para que no le puedan pegar fuego se la reviste de cueros o de mantas de pelo de cabra. Dentro del cuerpo de la tortuga hay una viga colgada, en cuya extremidad se arma una especie de garfio de hierro, que llaman hoz por su figura curva, y sirve para arrancar las piedras de la muralla. Cuando la cabeza de la viga est revestida de hierro la llaman ariete; o porque su frente es tan dura que arruina las murallas o porque retrocede para batirlas con ms mpetu, imitando lo que hacen los carneros cuando quieren topar. La tortuga tom este nombre por la semejanza que hay entre sus

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    movimientos y los de las tortugas naturales, porque as como stas sacan y esconden su cabeza dentro de su concha asimismo esta mquina ya recoge y ya saca la viga para batir la muralla con mayor impulso (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo XIV).

    vineas:

    Los antiguos usaban de las vias, a quien lo soldados nombran con la palabra brbara de causias; formase esta mquina con tablazn ligera de ocho pies de alto, siete de ancho y seis de largo; tiene dos techos, uno de tablas y otro de caizo; sus costados se cierran con mimbres entretejidos que resguardan de las piedras y de las saetas a los que estn dentro; la parte exterior se reviste de cueros frescos al pelo o de ciertos tejidos de pelo. Despus de haber construido muchas de estas mquinas se forman en una lnea, y los soldados, que estn dentro resguardados de los tiros, llegan al pie de la muralla para zaparla (FLAVIO VEGECIO RENATO, Epitoma Rei Militaris, Libro IV, Captulo XVI).

    pluteos:

    El pluteo es una mquina que tiene la figura de una bveda: est hecha de madera y mimbres, cubierta de cueros al pelo o de tejidos de pelo de cabra; estriba en tres ruedas: la una en medio y las otras dos, en las extremidades de su frente, con las que se mueve hacia cualquier parte que se quiera, como un carro. Los sitiadores usan de los pluteos para acercarse a las murallas sin estar expuestos a los tiros de los sitiados y para apartar de ellas a pedradas y saetazos a los que las defienden, a fin de facilitar la escalada (FLAVIO VEGECIO RENATO, Epitoma Rei Militaris, Libro IV, Captulo XV).

    musculos:

    Llmanse musculos a unas pequeas mquinas con las que se cubren los sitiadores cuando se ven precisados a cegar el foso de una plaza con piedras, maderos y tierra, consolidndose tanto que pueden arrimarse a la muralla las torres movedizas. El nombre de msculo es propio de un pececillo marino que, aunque muy pequeo, se pone delante de la ballena y le sirve de gua; as como estas pequeas mquinas, formadas delante de las torres, las guan, preparndolas el camino (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo XVI).

    y torres de asedio.

    Las torres movedizas son unas grandes mquinas parecidas a un edificio y se hacen de maderos y tablazn que se unen fuertemente; y para resguardarlas del fuego se revisten con cuidado de cueros al pelo o de tejidos de pelo de cabra; y su altura es proporcionada a su base. Unas veces tienen 30 pies en cuadro; otras, 40, y otras, 50, pero siempre su altura es tal que no slo excede a las murallas, sino tambin a la de las torres de piedra. Colcase sobre muchas ruedas puestas con sumo arte, por cuyo medio se mueve esta gran mquina, y cuando se arrima a la muralla pone en mucho peligro a la plaza. Tiene muchas escalas, y sus ataques son varios. En la parte inferior tiene un ariete para batir en brecha: en el medio tiene un puente construido de dos vigas, con un pretil de mimbres. Apenas se acercan a distancia proporcionada cuando le sacan de la torre para que salgan los sitiadores y se apoderen de la muralla. En la parte superior se ponen saeteros y otros que con las armas arrojadizas obligan a los sitiados a que se retiren de la muralla, con cuya operacin se toma la plaza sin remedio. Y qu recurso podran hallar unas gentes que poniendo toda su confianza en la altura de sus murallas se ven dominados de repente por una fortaleza enemiga? (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro IV, Captulo XVII).

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    4. LA POLIORCTICA DEL SIGLO IV D. C.

    Las tcnicas de asedio de los ejrcitos romanos de poca Bajoimperial echaban

    sus races en la experiencia adquirida en el mundo grecorromano a lo largo de ms de

    seis siglos. Se haban mantenido, sin apenas variacin, las tres formas fundamentales de

    conquistar una ciudad:

    Obsidio u obsessio: consista en bloquear la ciudad evitando la llegada de

    vveres y tropas de socorro. Para ello la ciudad tena que ser aislada por medio de una

    lnea de bloqueo formada por castra, castella y una empalizada reforzada por torres.

    Este tipo de ataque se pona en prctica contra ciudades que disponan de fortificaciones

    complejas y escasos recursos con los que mantenerlas.

    Repentina oppugnatio: es lo que actualmente conocemos como asalto. Esta

    prctica se realizaba contra ciudades mal defendidas pero con abundancia de vveres. Lo

    ms normal era utilizar escalas para sobrepasar los muros por medio de un asalto

    directo.

    Longinqua oppugnatio: es el tpico caso de asedio y combina mtodos de los dos

    anteriores. Su uso sola producirse ante ciudades dotadas de buenas construcciones

    defensivas y de abundantes provisiones. As, tras aislar la ciudad de forma metdica, se

    combinaban trabajos de asedio con el empleo de la maquinaria blica. Este es, sin duda,

    el tipo que ms nos interesa por su notable inters poliorctico.

    En el periodo Bajoimperial, las tcnicas de circunvalacin fueron perdiendo

    importancia a favor de los asaltos y de los asedios activos con mquinas de asedio. Los

    intentos de rendir una ciudad por hambre fueron perdiendo peso de forma progresiva a

    causa de su elevado coste econmico y de la presencia de mquinas de asedio que

    incitaban a la accin.

    Y fue precisamente la necesidad de disponer de mquinas en un frente tan

    amplio que iba desde Mesopotamia hasta el limes germnico la que oblig a solucionar

    algunos problemas organizativos. De ah que, desde las instancias de poder, se crearan

    bases regulares llegando la artillera a fabricarse y construirse en talleres permanentes

    (fabricae ballistariae) que se repartan por todo el Imperio a peticin del emperador.

    Estas instalaciones permitan asignar a cada legin sus propias mquinas. Sirva como

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    ejemplo de estas bases Amida, en territorio mesopotmico, dotada de talleres para la

    construccin de mquinas de guerra cuando Constancio era Csar:

    Aunque esta ciudad fue muy pequea en otro tiempo, Constancio, cuando an era Csar, pretendi que sus habitantes tuvieran un resguardo lo ms seguro posible, de manera que, en la misma poca en la que se construy la ciudad denominada Antoninpolis, la rode con torres y amplias murallas y, colocando all una base de mquinas de guerra, la hizo temible para los enemigos y quiso darle su nombre. (AMIANO MARCELINO, Historia, Libro 18, 9, 1).

    Para llevar a cabo las tareas de mantenimiento de las piezas de artillera, cada

    legin tambin dispona de sus propios talleres, aunque el arsenal central se encontraba

    en la ciudad de Roma. La misin de este ltimo era abastecer de mquinas a todas las

    legiones en circunstancias excepcionales.

    La mejor descripcin de la organizacin de los contingentes de artillera dentro

    de las legiones durante el Bajo Imperio la encontramos en la obra de Flavio Vegecio.

    Este autor menciona que cada centuria dispona de una carroballista que era mantenida

    por 11 hombres, excepto las centurias de la primera cohorte que disponan de dos

    carroballistae.

    De este hecho se deduce que las cohortes segunda a la dcima disponan de 55

    artilleros cada una (11 por cada carroballista). La cohors I tendra 110 artilleros o lo

    que es lo mismo 22 por cada centuria.

    Vegecio menciona tambin la presencia de 10 onagri. Lo ms probable es que la

    primera centuria de cada cohorte tuviera una de estas mquinas en lugar de una

    carroballista. Por tanto, segn este autor, cada legin dispondra de cincuenta y cinco

    carroballistae adems de diez onagri lo que elevara el nmero hasta la cifra de sesenta

    y cinco. El principal error de Vegecio reside en considerar los onagri como piezas

    adicionales. La conclusin a la que se llega es que cada cohorte dispondra de cuatro

    carroballistas y un onager, lo que dara un total de 55 mquinas de artillera en cada

    legin (10 onagri y 45 carroballistae). Esta descripcin correspondera a un periodo sin

    precisar entre el 100 y el 300 d. C., pues la primera vez que aparece documentada la

    carroballista es en la Columna Trajana y no hay ninguna referencia anterior. Sin

    embargo parece que todava poda ser aplicable en el siglo IV d. C.

    Lo ms probable es que con anterioridad ocurriera algo muy parecido. Aunque

    las mquinas del siglo I d. C. (ballista y scorpio), eran muy diferentes a las empleadas

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    dos siglos despus (onager y carroballista) resulta muy ilustrativo de este periodo la

    descripcin del asedio de Jotapata. Flavio Josefo habla de la presencia de ciento sesenta

    piezas para las tres legiones al mando de Vespasiano, lo que corrobora las cifras

    anteriores. Parece que el nmero de piezas de artillera asignadas a cada legin se

    mantuvo estable entre los siglos I y III d. C. y estara entre las cincuenta y las cincuenta

    y cinco, una por cada centuria.

    Aunque Vegecio menciona 11 hombres para hacer funcionar cada carroballista,

    las representaciones de la Columna Trajana tan slo muestran a dos hombres

    encargados de cada mquina. El resto se ocupara de las tareas propias de

    mantenimiento del carro y de sus animales de tiro y, durante los combates quedara libre

    para poder dedicarse a otras misiones.

    De este hecho se deduce que en cada centuria habra dos ballistarii oficiales

    encargados de manejar las carroballistae. Cada cohorte tendra tambin dos ballistarii

    para manejar los onagri. A ttulo organizativo en cada cohorte deba haber un artillero

    principal para dar las rdenes del general. En los enfrentamientos los soldados

    encargados de las piezas de artillera estaran bajo el mando directo del legado de la

    legin.

    Dentro de esta dotacin que se asign a las legiones estaba tambin la de

    tcnicos especialistas encargados de llevar a cabo las tareas de fabricacin,

    mantenimiento y reparacin de las mquinas. A cargo de toda la logstica derivada de la

    presencia de artillera en las legiones se puso una nueva figura, el praefectus fabrum:

    Tiene la legin, adems de lo dicho, carpinteros, albailes, maestros de carros, herreros, pintores y dems artfices, que se empleaban en construir cuarteles de invierno, las mquinas, las torres de madera, y todas las dems, que sirven para sitiar las plazas enemigas, defender las propias o para componer las armas, carros y mquinas que estn descompuestas. (FLAVIO VEGECIO RENATO, Instituciones Militares, Libro II, Cap. XI).

    Sin embargo y, a pesar de la creciente importancia de la artillera en las legiones,

    son muy escasas las referencias a artilleros en las listas que sobre los turnos de las

    legiones se han encontrado hasta la fecha. Slo hay algunas vagas referencias a los

    ballistaria a lo largo de los siglos II y III d. C. Esto lleva a pensar que una parte de la

    infantera romana era entrenada para componer equipos de artillera, convirtindose en

    tropas muy verstiles que, por un lado podan desarrollar funciones de artillero o de

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  • 16

    simples tropas de infantera dependiendo de las circunstancias. De la escasez de datos se

    deduce que el nmero de artilleros por legin deba ser muy limitado.

    De estos ballistarii se conserva un epitafio de Elio Optato que form parte de la

    Legio XX con el cargo de magister ballistarius. Tambin hay restos de una placa en

    bronce de un vexillum, datado en fechas cercanas al 300 d. C., que es dedicada por un

    tal Priscinio a un ballistario de la Legio I Itlica. Estas dos seran las ltimas referencias

    a ballistarii dentro de legiones ordinarias.

    A mediados del siglo III d. C. con el emperador Galieno (253 268 d. C.), la

    artillera de las legiones pas a agruparse en unidades autnomas que funcionaban como

    una reserva central desde la que se asignaban a los ejrcitos mviles. Seran un

    precedente de los comitatenses y todos sus legionarios iran armados con arcos para no

    interferir en el uso de las mquinas de guerra.

    Bien entrado el siglo IV d. C., ya en poca constantiniana, todas las legiones

    dejaron de disponer de artillera propia. Se crearon legiones especiales de ballistarii con

    soldados especializados en la construccin y mantenimiento de las piezas de artillera.

    Estas unidades acudan a las zonas ms conflictivas del imperio en las que era necesaria

    su presencia.

    Cada ejrcito mvil dispona de una o dos de estas legiones especiales en

    funcin de sus necesidades especficas. Dada la escasa movilidad de las mquinas

    pesadas como eran los onagri, estas unidades estaban tan slo formadas por

    carroballistae, dejando las mquinas ms pesadas para los casos en que eran

    extremadamente necesarias.

    Las legiones de ballistarii a lo largo del siglo IV d. C. eran cinco:

    - Ballistarii Dafnenses: el nombre de esta legin hace referencia al lugar

    de su reclutamiento, la regin de Dafne, fortaleza a orillas del Danubio

    en la provincia de Moesia II. Bajo el reinado de Juliano, en torno al

    356 d. C. estaba ubicada en Augustudonum, en la fbrica de piezas de

    artillera que haba en esa ciudad. Entre el 364 y el 375 d. C. se traslad

    a Bodobrica. De este periodo data la referencia a un praefectus militum

    ballistariorum al mando del Dux Mogontiacensis. Desde comienzos

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  • 17

    del siglo V d. C. pas a integrarse en el ejrcito de maniobra

    (comitatensis) dentro del ejrcito del Imperio Romano de Oriente con

    acuartelamientos en Tracia.

    - Ballistarii Seniores: creada el ao 365 d. C. desde una primitiva unidad

    de ballistarii. La divisin del Imperio entre Valentiniano I y su

    hermano Valente hizo que las unidades a cargo del primero llevaran el

    apelativo de seniores, mientras que las del segundo se conocieran

    como inuiores. A comienzos del siglo V d. C. esta unidad tuvo la

    categora de comitatensis, en la Prefectura del Pretorio de Oriente, bajo

    las rdenes del Magister Militum per Orientem.

    - Ballistarii Iuniores: creada el ao 365 d. C. a comienzos del siglo V d.

    C. esta unidad con el status de comitatenses estaba asignada dentro del

    ejrcito del Imperio Romano de Oriente, en la dicesis de Tracia.

    - Ballistarii Theodosiaci: creada o reestructurada en el ao 378 d. C.

    bajo el gobierno del emperador Teodosio I. A comienzos del siglo V d.

    C. es una legin pseudocomitatensis en el ejrcito del Imperio Romano

    de Oriente bajo la autoridad del Magister Militum per Orientem.

    - Ballistarii Theodosiaci Iuniores: creada en el ao 365 d. C. a partir de

    una unidad anterior. A comienzos del siglo V d. C. perteneca al

    ejrcito del Imperio Romano de Oriente, con la categora de

    comitatensis con base en el Ilrico, al mando del Magister Militum per

    Illyricum.

    Como conclusin se puede afirmar que estas legiones especializadas siempre

    formaron parte de los ejrcitos de maniobra (comitatensis), lo cual demuestra la extrema

    necesidad de movilidad de estas unidades para complementar al resto de las tropas

    legionarias. El elevado protagonismo que adquirieron en el Bajo Imperio se debi a su

    elevada capacidad blica, al haber aglutinado las piezas de artillera que antes posean

    todas las legiones. Tambin influyeron las nuevas necesidades derivadas de la guerra de

    movimientos que obligaban a acudir a diferentes frentes a gran velocidad para actuar

    como apoyo de otros contingentes. La especializacin haba alcanzado su grado mximo

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    y ya no cambiara hasta la desaparicin de las legiones en el siglo VI d. C. con

    Justiniano I.

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    5. APNDICES.

    5.1. Tabla I. Uso de la maquinaria blica en el siglo IV segn las fuentes.

    350 d. C. Constancio prepara mquinas en la zona

    del Tigris (Asia).

    Mquinas de guerra. - Juliano, Discursos, Elogio del Emperador Constancio, 16, 22.

    350 d. C. Constancio fortifica las ciudades de Siria

    (Asia).

    Mquinas de guerra. - Juliano, Discursos, Elogio del Emperador Constancio, 21, d.

    350 d. C. Sapor II ataca Nsibe y los romanos se

    defienden (Asia).

    Mquinas de guerra, catapultas.

    - Juliano, Discursos, Elogio del Emperador Constancio, 22.

    - Juliano, Discursos, Sobre la Realeza, 11, d: 12, d.

    351 d. C. Los habitantes de Mursa se defienden

    del ataque de Magnencio (Panonia).

    Mquinas. - Zsimo, Nueva Historia, Libro II, 49, 3.

    356 d. C. Juliano restaura la fortaleza de Trajano (territorio alamn).

    Maquinaria. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 17, 1, 12.

    360 d. C. Sapor II ataca Amida y la ciudad se defiende

    (Mesopotamia).

    Mquinas de guerra, ballesta, escorpin, torre

    de asedio.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libros 18 y 19.

    361 d. C. Sapor II asedia Singara y la ciudad se

    defiende (Mesopotamia).

    Mquinas de guerra, mquinas de asalto,

    ariete.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 20.

    361 d. C. La ciudad de Bezabde se defiende del ataque

    de Sapor II (Mesopotamia).

    Ballesta, escorpin, ariete.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 20.

    361 d. C. Sapor II ataca Virta (Mesopotamia).

    Mquinas de asedio. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 20, 7, 18.

    361 d. C. El Augusto Constancio ataca

    Bezabde (Mesopotamia).

    Mquinas, ariete, mantelete, ballesta.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 20.

    361 d. C. Las tropas de Juliano atacan Aquileya

    (Pennsula Italiana).

    Mquinas de guerra, mantelete, ariete, torre

    de asedio.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 21.

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    362 d. C. Juliano defiende la orilla del ufrates (Mesopotamia).

    Artillera. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 23, 3, 6.

    362 d. C. Juliano ataca Anathan (Mesopotamia)

    Mquinas. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 24, 1, 8.

    - Zsimo, Nueva Historia, Libro III, 14, 3.

    362 d. C. Juliano ataca Pirisabora

    (Mesopotamia).

    Helepolis, maquinaria, ariete, catapulta,

    ballesta.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 24.

    362 d. C. Juliano ataca Maiozamalcha (Mesopotamia).

    Artillera, mquinas de asalto, vineas,

    manteletes, escorpin, ballesta, ariete.

    - Amiano Marcelino, Historia, Libro 24.

    362 d. C. Fortaleza cerca de Ctesifonte

    (Mesopotamia).

    Mantelete. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 24, 5, 7.

    372 d. C. Teodosio ataca Gaionatis

    (Mauritania).

    Ariete. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 29, 5, 25.

    378 d. C. Adrianpolis se defiende de los godos

    (Grecia).

    Mquinas, escorpin. - Amiano Marcelino, Historia, Libro 31.

    362 d. C. Juliano ataca Bersabora

    (Mesopotamia).

    Mquinas lanzapiedras y lanzaflechas.

    - Zsimo, Nueva Historia, Libro III, 18.

    362 363 d. C. Juliano ataca Besuqui (Mesopotamia).

    Mquinas, ariete. - Zsimo, Nueva Historia, Libro III, 21 22.

    Fuente: Elaboracin propia.

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  • 21

    6. BIBLIOGRAFA.

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