ALTO NAJERILLA - DialnetALTO NAJERILLA:historia y vida de los pueblos serranos(69) Con esta rica...

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(66) vida rural ALTO NAJERILLA: historia y vida de los pueblos serranos TEXTO: Domingo Sáinz Blázquez FOTOGRAFÍAS: Clemente Álvarez La historia, la cultura, la vida y las tradiciones más ancestrales de nuestros pueblos no están reñidas, para nada, con las últimas tecnologías. En Ventrosa de la Sierra, cedés, deuvedés y webs son usados por la Fundación Alto Najerilla para divulgar el importante legado etnográfico.

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(66) vida rural

ALTO NAJERILLA:historia y vida de los pueblos serranos

TEXTO: Domingo Sáinz Blázquez

FOTOGRAFÍAS: Clemente Álvarez

La historia, la cultura, la vida y las tradiciones más ancestrales de nuestros pueblos no están reñidas, para nada, con las últimas tecnologías. EnVentrosa de la Sierra, cedés, deuvedés y webs son usados por la FundaciónAlto Najerilla para divulgar el importante legado etnográfico.

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Una de las zonas más desconocidas denuestra Rioja es la de las Siete Villas. Enello reside su encanto, su tranquilidad y supureza: no está -todavía- contaminada ni delos humos, ni de los ruidos, ni de las prisas delas gentes de ciudad.Tras pasar el umbral de lasierra que supone Anguiano, cual si fuera porla Cuesta de los Danzadores, nos disponemosa subir por el empedrado Najerilla hasta vis-lumbrar a un lado, San Lorenzo, al otro,Urbión, y allí enfrente… los siete pueblos quedan vida a la Sierra de la Demanda antes detraspasar los mojones burgaleses: Brieva,Ventrosa, Viniegra de Abajo, Viniegra deArriba, Mansilla,Villavelayo y Canales.

Como todos los pueblos de montaña, estosmunicipios se sitúan en el valle, para que seamás fácil su -ya muy complicado- acceso. Asísus habitantes aprovechan las tierras llanas -ylas no tan llanas- para el cultivo. No dejan queni la altitud, ni el clima, ni el relieve condicio-nen su forma de vida. Pueblos pequeños concalles estrechas nos esperan. Las sabias piedrasde sus casas han vivido muchos inviernos,muchas juergas, muchos dimes y diretes, peroahora callan, enmudecen cual pequeñas ven-tanas cerradas, para aislarse del frío, quizástambién del silencio, de la soledad, quién sabe.

Herraduras, molinillos, hoces y zoquetas, pormencionar algunos de tantos aperos y utensilios,descansan ahora de un pasado demasiado labo-rioso.Todos ellos servían para hacer más fácil lavida a las gentes de la Sierra. No ha pasadomucho tiempo desde que dejaron de utilizarsepero,poco a poco,han ido cayendo en el olvido.

La vida de las personas que vivían en la Sierraera y sigue siendo muy dura: todos los traba-jos se realizaban manualmente. Los agriculto-res cuidaban la tierra con herramientas senci-llas mientras los pastores cuidaban sus rebaños

en altos prados y los leñadores se calentaban,ya en el monte, con la madera que cortaban yrecogían. Gracias al testimonio de nuestrosmayores, cartas perdidas, dibujos rescatados,fotografías, libros antiguos y revistas escondi-das en el fondo de nuestro recuerdo, podemosacercarnos a cómo vivían nuestros antepasa-dos, recordar el uso que daban a estas piezas.

Así reza una autóctona versión del popu-lar refrán castellano.Y no le falta razón.Para los agricultores uno de los momentos másimportantes del año era la parva, la trilla: habíande acarrear la mies, pasar el trillo, aplicar la par-va, separar la paja y guardar el grano. Se levanta-ban y acostaban con el sol, con largos y durosdías de trabajo. Pero el sentimiento de identidadentre el hombre y su tierra, la tierra que traba-jan sus manos le hace continuar sin descanso,con el fin de que nunca falte en casa algo quellevarse a la boca.

LLAA BBAASSEE:: LLaa hhiissttoorriiaa yy vviiddaa ddee nnuueessttrrooss ppuueebbllooss

“Tres días hay en el año que relumbran más que el sol:

el esquileo, la parva y el remojón”.

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El esquileo era otra de las fiestas llama-das grandes en cada casa, en cada fami-lia. Para cortar la lana llegaban cuadrillas deesquiladores a veces de muy lejanos lugares:famosa sin duda era la de Villavelayo, que lle-gaba a contar hasta con 30 hombres y a esqui-lar hasta veinte mil ovejas trashumantes, meri-nas. En los corrales reposan ahora aquellastijeras, la mayoría de la fábrica de Vallejimeno,que hace más de veinte años que no cortan unvellón de lana. Había que aguzarlas, inmovili-zar la oveja y atarla para que el esquilador la‘afeitase’; otro mientras tanto, estaba atentopor si tenía que echar un ‘moreno’ para cica-trizar algún mal corte; la tarea concluía con elmarcado de las ovejas con la señal de cadaganadero, mientras acababa de prepararse lafamosa caldereta extremeña. Después deesquilar la lana de las ovejas, ésta se lavaba enel río y se dejaba secar al sol: más tarde, se car-daba, hilaba y tejía.

Desde siempre, los pastos de estas sierras, hansido un bocado muy apetecible para las ove-jas, que han dado carne, leche, quesos, y lanapara vestir generación tras generación. Huboun tiempo en que la producción de lana eratal que la sierra nadó en la abundancia; enverano, los rebaños eran tan abundantes queparecía la sierra llena de copos. Ahora la lanaya no vale ni lo que cuesta esquilarla; y lospastos sobran para nuevos ganaderos que seatrevan a emprender nuevas vidas.

El remojón, la matanza del cerdo, reuníaa las familias al acabar el año en torno ala más hogareña de las tareas. Dos o tresdías en los que no faltaba el porrón y el buenhumor, ni un ‘chumarro’ recién asado, paraasegurar que estaba libre de ‘triquina’. Huesospara sopas, jamones que poner en sal paracurar, chorizos en los altillos, tocino para loscaparrones, además de costillas y lomo, eranlos manjares que ayudaban a sobrellevar el lar-go invierno.

Esos embutidos, quesos, lana y algún produc-to de la huerta abrían el camino de los pue-blos serranos hacia el exterior; hacia la sierrase traían objetos fabricados en lugares lejanos.La vida del pueblo saludaba, a través de loscarreteros, las noticias -incluso las bodas-venidas de muy lejos.

Pero no todo era trabajar en los pueblos;como es natural, también les gustaba diver-tirse. Guitarras, gaitas, tambores, carracas opanderetas alegraban en las villas las másespontáneas fiestas.Todavía hay en la capitalquien presume de veranear en esta sierra,por haber aprendido de joven a bailar ‘aga-rrao’. El difunto poeta Pancho, cronista deViniegra de Abajo dejó escrito cierta vez:“Me gusta ir de funciones, más que ir a cavarhuertas, pero no las defunciones, porquehuele a cosas muertas” .

Toda una vida, la de los nuestros pueblosserranos, que merece la pena recordarse yrevivirse de vez en cuando. Mejor en vivo,entre nuestras calles que entre estas líneas,porque cualquier época del año es buenapara conocer el Camero Viejo, el Nuevo o laDemanda.

Nunca se valorará lo suficiente la labor de la mujer en estos

pueblos. Era ella la encargada de las tareas de lavandería

en el río, y no por ello, dejaba de trabajar el campo, cuidar de los niños, de los animales

y de la casa.

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Con esta rica base cultural como garantía decualquier trabajo, la Fundación Museo AltoNajerilla ha emprendido recientemente unambicioso proyecto con el fin de mantener yconservar viva la memoria de la zona del valledel Najerilla, así como de favorecer la difusiónde dicho territorio a partir del patrimonioetnográfico.Patrimonio que componen las másde 3.000 piezas de la colección del antiguomuseo etnográfico de Ventrosa de la Sierra.Así,a partir de dicha colección, se pretende cimen-tar la constitución del Centro Divulgativo de laetnografía serrana con sede en Ventrosa.

El proyecto pretende conservar esos materia-les que acompañaron la vida de los serranossin apenas variación, en muchos casos, desdelos tiempos medievales. Es interés de historia-dores, etnógrafos conservar los vestigios mate-riales que permiten reconstruir los procesosde trabajo y las más rutinarias actividades de lavida colectiva de los tiempos pretéritos.Todoello, para reconstruir también el complejomundo de las ideas y creencias que se escon-de en esos objetos conservados.

Dos son las labores más urgentes llevadas acabo: el inventario de las piezas de la colec-ción y la restauración de aquellas deterioradas.

La colección, fruto del trabajo desinteresadode vecinos e hijos del pueblo, adolecía de uncorrecto sistema de inventariado. No se con-taba con las fichas catalográficas de las piezascon la información necesaria para una correc-ta documentación y posterior utilización.

Tras la catalogación de las piezas eran necesa-rias determinadas labores de limpieza y de res-tauración de varios centenares de piezas. Untrabajo a medida coordinado por un especia-lista que ha dado un resultado excepcional.

PPrroocceessoo 11ºº:: CCaattaallooggaacciióónn yy rreessttaauurraacciióónn ddee llaass ppiieezzaass

El trillo es una de las principalespiezas del museo ventrosino

FFiicchhaa FFuunnddaacciióónn::

• Estructura: 14 patronos fundadores, incluidosAyuntamiento,Asociación Cultural Villarica yAsoc. de la Tercera Edad de Ventrosa.

• Objetivos: empleo, turismo, cultura, etc.• Área de influencia:Valle del Najerilla.• Actividades: fondo patrimonial etnográfi-

co; exposiciones; jornadas didácticas; publi-caciones culturales y turísticas, etc.

• Futura sede social: Centro DivulgativoAlto Najerilla (Ventrosa).

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Esta colección de piezas no serviría de nada sino se abriera al público, si no se pudiera visio-nar, explicar, comprender.Y antes de darla aconocer a los demás, no menos importante essu ‘consumo interno’ por la población local ycomarcal, el conocimiento y valoración de losherederos más directos. Punto y seguido, ven-gan todos los foráneos que deseen a conocernuestras raíces, nuestro terruño.

Y en los tiempos que vivimos los serranos,cómo no, también apostamos por las últimastecnologías y volcamos nuestra historia en laRed. El deuvedé “Pueblos serranos: historia yvida” se editó en la primavera de 2006 con laintención de contar, a modo de película gra-

bada en nuestros pueblos, entre nuestros veci-nos, esta forma de vida. Con las 3.400 piezasde la colección como hilo conductor, se repa-san, de forma agradable y detallada, diferentescapítulos de la historia, vida, naturaleza y cos-tumbres de las gentes de la Sierra.

PPrroocceessoo 22ºº:: PPeeddaaggooggííaa yy ddiivvuullggaacciióónn ddee llooss mmaatteerriiaalleess

En los tiempos que vivimos los serranos también apostamos

por las últimas tecnologías y volcamos nuestra historia

en la Red.

Utillería del esquileo

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Cardalanas, cencerros y tijeras son compati-bles con las nuevas tecnologías concebidascomo una herramienta extraordinaria parapoder difundir nuestra cultura y promocionarnuestro territorio.

En la misma línea, la página web de laFundación, que se puede visitar en la direcciónwww.museoaltonajerilla.es, sirve de puerta decomunicación permanente entre los habitan-tes de la zona con los ciudadanos de cualquierparte del mundo. Además de los apartadosdedicados a la Fundación y a sus Noticias, elprincipal atractivo de la web reside en la sec-ción Piezas, a través de la cual se pueden con-sultar las fichas catalogadas de las 3.400 piezas.En cada ficha, una imagen de alta calidadacompaña a su nombre, definición y usos.

Rastrillos, serones y candiles, que son patri-monio de todos los riojanos, y ya cuentancon un espacio virtual donde estar alojados,reunidos, a la espera de un espacio físico dig-no de ser exhibidos. Ese siguiente paso quepretende dar la Fundación trata de colocar laspiezas en el llamado Centro Divulgativo parael cual se ha elegido la conocida en Ventrosa

como ‘Casa del Maestro’. El proyecto insisteen desechar el carácter localista y estático deun museo tradicional, para concebirse comoun núcleo cultural dinámico, itinerante, tantoen la comarca como en nuestra región, quecontará con su propia aula didáctica y untaller de restauración.

FFiicchhaa DDVVDD::

• Productora: Iralta Films.• Dirección y guión: César y Ángel Urbina Vitoria.• Asesor etnográfico: Enrique Martínez Glera.• Duración: 25 minutos.• Grabado íntegramente en las Siete Villas

(La Rioja).

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