Almanaques Lúmpenes
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1
ALMANAQUES LUMPENES
Irene Paz
(shhhhhhhhhhhhhh pseudonimo)
“Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no se!”
SINTOMAS AJADOS
A E., por él y para él “¡Ay, pensó con horror, tengo la culpa de su muerte! Y sólo en ese momento, cuando no había ya un orgullo que defender y una resistencia que oponer, sintió en la congoja de su corazón asustado cuánto había amado ya a este hombre. Y mientras, a pesar de todas sus reflexiones, se sentía culpable por la muerte del Magister, con el sagrado terror le invadió el presentimiento de que esta culpa lo transformaría a él y su vida entera y le exigiría cosas más grandes que las que hasta ese momento es había exigido alguna vez a sí mismo.”
EL JUEGO DE ABALORIOS HERMANN HESSE
I
Un cuento
sin margen,
sin principio.
Un fin.
Lealtad acuchillada a la espera
De la delgadez del fastidio.
II
Agujas laten en bolsillos agujereados..., la ausencia: informe escultura apolillada,
vetusta de ocaso.
Lo nulo en ansias por sobrevivir, estalla. Risas contubernias del juego sin razón de
este lado Hace frío y clava; agujerea y espera al último bloque.
Nada. Ni lugar ni espacio ni ocasión.
Restos desplazados, esparcidos y lanzados que no son?
Voces traicionadas por antorchas
Depositan el ataúd sin vida.
Reír ronco de hojas muertas.
III
Amaneceres,
alambrado espanto momificado,
observan lo cúbico.
Eslabón gritado
a sus espaldas,
(en octubre)
se encumbre ciego.
Por reclamos pétreos,
esferas arduas muerden
púas sangrantes.
En acrobacias yugulares
esperan todos los abismos.
IV
Agujas caminan
la angustia en sí bemol...
pero ningún cable observa.
Danza violada de silencios
y estridencia de sordinas.
La calle enmendada de sarcasmo:
frontera sórdida, susurros velados.
La espera
como mojones dañinos del reloj.
V
Bunker ausente de desiertos.
detrás comen
troncos huecos
mantenidos
por presencias rotas.
Calidez náufraga
en cuerdas donde él
.................................
salitre mentida
aúlla en seco
y más allá
la imposible rotura
del espejo.
VI
Yace al ocaso
desliz abúlico,
un juego...
Canon destituido
(hueca herrumbre)
redimido colapsa.
...Y la séptima luna atardece
...Y hace mella encerada
Dónde se pronuncia el descanso
Sino en él,
elastizado en tablas.
VII
Ruegos carroñeros
desenvainan hurtos de más.
Recuerdos sentidos
croan, rugen, piafan
de sordera inerte.
Continua sordidez de muertos.
Cables pulidos como telarañas
arrastran...
Dónde? (palabra incierta) sino
en él.
VIII
Aletea el silencio
entre las patas del gato
subiendo batallas perdidas
que cabalgan ayes,
explosiones de esperanzas óseas
atornilladas a cada piedra.
Y el resto
sólo una voz que rumia
desde un rincón lejano.
En la estepa.
IX
A E.
Un rencor eterno en la humareda
Una mirada que calcina en lo oscuro
Una espera incrédula,
Un mutis.
Un hada en lo macabro
Un ahogo constante en los grillos
Un trébol descosido en susurros.
Sumatoria algebraica resuelta:
UN FANTASMA.
X
Esclavitud de un golpe contrahecho al azar, enraizado en el pedregullo de la luna. La
niebla despliega un quejido que aferra (recuerdo del silencio de los poros).
Vigilia máxima de la herrumbre donde asientan burbujas de sal ilusoria...; y los
cuervos cantan el hacheo animal.
Cuántas palabras por saltar la cuerda sin fin, sabiendo que no hay nadie a la vuelta de
la esquina.
Una obsesión rutilante alecciona cuáles serán los caminos prohibidos. Daga otoñal de
amaneceres incoherentes encallados en la lenta llanura del agua.
Cuánto más lejos, más cerca. Como el nivel del punto bipartito. Sólo piel aérea en el
suburbio.
Atado con la velocidad del tiempo, se despeina y queda expuesto el musgo. Humedad
agazapada en ojeras enmarcadas, en lóbulos profundos, en heroísmos amoratados.
XI
Rutinas despeinadas.
Sabor olvidado
de abolengos rotos,
de mentiras sobradas.
Eva canta
esclava por canalla ritual.
Reina que hace mucho perdió su corona.
XII
Por la hendidura de la vida
asoma un vislumbre en terrón.
Por él, quizá,
camine la cornisa.
XIII
Burbuja angosta ironiza ecos. Temblores de metralla contraen lo nocturno en verde.
Pero, entre gallos y serpientes (custodios del festín por encargo) estalla el catarro
como precipicio.
Sombras de noticias dignas,
un suspiro: tu decencia.
XIV
Cómo contar a las hojas lo que hay de oculto. Ellas verdean al sol. Sólo pocas llevan
al árbol a voltear al revés.
Cómo sentir en las alas los olores, si mil susurros anudados tuercen el viejo fusil como
un rechazo.
Cómo asomar la cabeza sin ojos, despejar tinieblas y enfilar confines ignotos, sin
arrope, en humo.
Sino mirando entre las sombras, respondiendo al silencio del ojal perfumado, desde el
costado negro del sentido.
Sino sin emitir sonido, observando siempre el borde. Sostén sin estupor de tamaña
superficie, de semejante secreto bohemio.
Sino por la raíz marcada. Huellas internas de cuento poco entretenido. Sin leyes.
El día del fuego camuflado, desmintiendo el día de la victoria.
XV
Tristeza
Lienzo estepario de relojes marchitos
Zumo de vidas pateras
Estancia gris.
Ausencias
Rincones apócrifos de tratos abortados
Puñales en tiesto rasgados
Texto abandonado.
Hastío
Mesa vidriada con papeles escritos
Caminatas por comillas absurdas
Raíces fantasmas.
Angustia
Sed insaciable ante velones vacíos
Búsquedas por caminos pródigos
Objetivos muertos.
Pesadillas con carcoma
que hunden la barca en el río final.
XVI
Martillo caótico en contrasueños (de quién)
Censura, que es mano enemiga.
Valijas pausadas desgajan vicios célibes
por cornisas brutas
Soga terminal desnivela hiatos (torpes ancianos):
las ojeras cimbreadas de zozobras inmanentes.
Cada día despierta
y en lo varado perece.
XVII
Con la borrachera atroz de la melancolía, tratando desiertos humanos, la sombra se
empina sobre el muro. Y como un gran castillo cigarrero, salta a los aires ahumados
de la alcoba. Ecos sordos enmudecen ante la lluvia de luciérnagas que es desplegada
por el aire.
Así, noche tras noche, el cenicero realiza su eterna recorrida al tacho de basura.
XVIII
Escuchar lo vivir por vaciado
silencio de silencios
mueve los pasos de la escenografía
caja negra presente
desmayando el ajuste de la nostalgia
columna de trastos verticales
Hasta que el salto quiebre
la imagen desnuda
de las figuritas difíciles
del álbum.
XIX
Campanas estremecidas
palabras sin audífono acariciador
en una pérdida
constante
anhelante
envolvente
sibilante.
Es cuando el si... entonces... diafragma
Todo el maullido pulmonar del gato.
XX
Un saco prestado abriga con perfume a cuidado. Saco que protege el fuego testarudo
del artista. Desnudez enmascarada en una muralla de lana. Adentro y afuera
separados por el soporte. Mascarada azul de pulcritud interna.
Y en el final se cayeron los botones; se descolaron los sueños; se rompió el sortilegio...
Y fue una botella de cerveza que nunca alcanza.
XXI
Allí
en el fondo
como una suma algebraica combinada
de palabras
iguales.
Sinsentido.
Allí
en un viaje al centro de la vida.
XXII
El viento aúlla.
El silencio redondea al sol,
donde pasa un bosque plegado.
El cieno acaba en ella
(esfinge sódica)
en pro del fondo.
Dureza sutil, la arcilla.
Con la eterna destrucción descabezada
golpea el martillo sordo
y suena
la hojarasca acolchada de huecos.
LOS COSTADOS DESNUDOS
Y OTROS
PARENTESIS
“...Y he comprendido que fue porque comprendió que no le engañaría, que para con él no servía el engaño, que sólo con la verdad, con su verdad, le convertiría; que no habría conseguido nada si hubiese querido representar para él una comedia –tragedia más bien-, la que representaba para salvar al pueblo. Y así le ganó, para su piadoso fraude; así le ganó con la verdad de muerte a la razón de vida...”
SAN MANUEL BUENO, MARTIR Miguel de Unamuno
I
Claudicación. El funebrero presenta el ataúd vacío a los soles eclipsando lumbres
pasadas. No hay muerte. Sólo ausencia.
Claudicación. Ya nadie verá el muelle. Ni siquiera los pelícanos. Sin costa posible no
hay tierra pernoctante.
Claudicación. Devanado, el caminante deja su atillo en lo alto del camino de subida.
El ataúd explota. El muelle explota. El atillo explota.
Todo disperso.
También el silencio.
II
Una botella dos tazas tres papeles un atado y cincuenta cassettes la tabla las sillas las
patas cien caramelos tres luces una estufa mucho frío ningún gato algunas velas
doscientos veinte voltios una noche dos insomnios tres soledades todos humos
En sístole, espirando,
arrastra escombros
un diapasón.
III
Damas y Caballeros, Señoras y Señores y, por qué no?, Niños. Acérquense y
comprueben, con sus mismísimos ojos la gran pena que hoy, por obra y gracia del
gran maestro, pongo al alcance de todos Ustedes. Noten, por ejemplo, el terrenal hiato
divino, discretamente colocado al frente. Siéntanlo subyugantemente trazado.
Aprecien la alta calidad del distanciamiento, englobado tímidamente en un tapiz de
seda. Escuchen... Oigan la séptima caída del silencio irónico por falta de palabra.
Señoras y Señores, Niños y, por qué no?, Bestias. No se pierdan esta pichincha...
Ganga de gangas. Promoción imperdible. Se entrega una por lisonja. Llévenla hoy
en derramada y despilfarrada oferta.
Niños, Bestias y, por qué no?, Locos. Lleven una muestra a sus lugares porque
mañana... ya ni siquiera quedará el intento.
IV
Tiembla la lástima
alborota al mundo
en su cuna
por su anhelo
y alrededor
hijos no nacidos,
alboradas no conocidas.
Fronteras
Amaneceres con lagos montañosos
Ojeras. Brazas.
V
Llanura verde y mustia
enrevesada de hombres quebrados.
Un no saber de angustia lánguida.
Y las manchas enrojecen
la grieta encharcada,
las raíces del aliento,
las velas huecas,
las simientes del nombre.
Grito de aguiluchos desplumados
cruzando cielos incompatibles.
Espacio vegetal
de caminos entremezclados
de los grillos caídos
y de los aún por nacer
que pacen en el estercolero
de todas las ausencias.
VI
La mosca se mueve
flota en la gaseosa
odiándome
por haberla espantado.
VII
Soga de luna que se mezcla con la lectura del caramelo maduro, con el zumo a
horcajadas. Fruto verde que espera el engorde leído en libros de tapas musgosas, sin
rellenos. Muñecas olvidadas de ojos abiertos (muy abiertos); miradas escolares con
muerte cerebral. Alma abandonada en un cajón de la niñez; resumen de la espera
consuetudinaria que marca el calendario.
Y una gota de lluvia que lleva el ostinato del juego.
VIII
De balcón en balcón
buscando cristales
y golpeando ventanas
(voy esperando).
Lluvia de alcohol y ácido
dentro de las habitaciones
voy esperando.
Que se abran los vientos
con rigidez sorda
(voy esperando),
a f u e r a .
IX
Notas claras gorjean los cuchillos
de la vida
donde el intento desalmado
desfallece.
El silencio, mudo
y sobrio y triste
intenta el final
de esta guerra.
X
Soledad recompensada con la ilusión
de oír tu voz.
Creértela
Creerte
Creer
Cree
...
XI
Callando trinos
un ruiseñor medita
la redondez audaz.
Calla.
Pasiones intermedias
cuentan, pasado el día,
estropicios de rosas,
de cuerdas, de botellas
vacías.
Y calla.
Sólo observa.
...y repite fragmentos.
Rememora vuelos verdes.
Al fin lo redime un papel
Que silba.
XII
La colmena
desmigajada por chistes almizclados.
Horas otoñales
pobladas por calles amarillas.
la alcohólica plaga
tras de armazones evaporados.
Y las tierras abandonadas
plantadas de tiempo
miran con soledad sin sonidos
el desprecio.
XIII
Yugando ayudas
oreo los repollos infernales
armados hasta el alma
sosos.
Reprobación apócrifa rodeada de roña
pues empieza el puntapié celestial.
Memorable mención mentada.
Nefanda nimbocidad necia.
Propuesta gangosa de una unión cacófona:
ser una visión satírica del naufragio.
XIV
El tiempo descansa
sólido, pesado, gelatinoso,
mientras observo los valores
que trabajan sobre el estanque.
Los mira
vuelta tras vuelta
y envidio
mientras sigo hilvanando
gotas con silencios.
No obsta que firuletee filoso
hasta mi boca
y finalmente me lo coma.
XV
Complicado infierno de grises
el viento
susurra éxtasis en verde
de suspiros.
En cercanías de la temporada final
el murmullo
integra el todo con un gemido
de angustia.
XVI
Abril 28 – 1959 – 6,35 AM
Fecha fatídica del calendario privado. Sólo largas luchas con la incertidumbre lo
abrieron a un espejo.
Curioso. No recuerda ni cómo ni cuándo ni quién ni sobre todo por qué.
Hecho circunstancial: cierta noche su talón tocó la superficie traslúcida y pegajosa que
lo atrajo, chupándolo hacia sí.
Testigos: (previos) una cucaracha y su compinche el
Castor.
(in situ) el susurro monótono del reloj pulse-
ra y la gota de la canilla con pérdida de agua
fría del lavabo del baño chiquito (sin papel
higiénico) (sic).
(posteriores) dos botellas de líquido oscuro y
un vaso servido a la mitad con un brebaje
negro.
Acertijo: dónde habíase ido el de la parca palabra, ojos grises y sonrisa angelical.
Respuesta: el miedo sordo ya hace cosquillas en la oreja.
XVII
Todo
se vuelve
sin salida;
ni siquiera
placental.
El gris
carcome
los deudos.
Gotea
ese grifo en la garganta.
XVIII
Atronan estériles por dentro
las cumbres inconclusas
que manan adoquines
Y él
un tiempo corroído
arguye donde esté.
XIX
Palabras soporíferas dentro
con lunas yuxtapuestas.
Audiciones múltiples de la misma tara ancestral.
Solitario, el humo.
Negro afán con sobretodo escudado.
Dureza que camina negras actuaciones.
Tira en el baso su agresión,
del vacío se ofende.
Aprieta el tumor social
y permanece.
XX
Cobarde nacida en almacén de historias generales, vendo al fiado un suspiro apócrifo.
Los anaqueles de la mesa repletos, conciencia de cajones tomados.
Remate judicial de consumo:
Siete ojos sentados a la mesa
Siete hojas rasgadas en el trono
El martillo estalla y dispara a los comensales dispuestos a ganar ofertas, silbadores de
relatos. Los comen, los perforan, los machucan y los despeinan.
En el fondo, un cuerpo desnudo mantiene persianas quemadas de sueño. Dónde, si no,
la píldora buscada naufraga en una garganta sin luz?
XXI
De dioses inercia herrada
vuelve sólo en silencio
envuelto a caricias.
Lectura mancomún discorde
de dos cuarteles opuestos
sin clamor
con fuego.
XXII
Lo imposible
lograr que la
lágrima se
cor
te
por lo más
fino.
XXIII
Cansancio de duermevela
con Tom Waits al piano
un saxo atrona la ciudad
de alma desnuda y vacua
Calles destripadas
y nieblas de tempestad que apestan.
LOS DESTIEMPOS
................................... “Con tres heridas yo:
las de la vida, las de la muerte,
las del amor.”
Romancero Miguel Hernandez
I
El tiempo asoma del pasado, hecha una ojeada súbita y se detiene, indeciso.
Acuna a su hijo que espera, gorgoteando, en el rincón de más atrás.
El tiempo, aquel gato apolillado que se roe la cola.
II
Lo mustio en lo ausente
piedras y costillas en silencio
y un mar mudo
Los colgajos engrampados
sin temple de sordinas.
III
Cigarro: mosto de humo
carreteras
grisoscuro
y aún no...
Llueve, brama, pierde
y va hacia un último suspiro.
IV
Tempestades
y un sueño a borbotones.
Como estatua sin olfato
remonta caudales de barro.
Sinfonía prehistórica
(desde lo postrero)
así el avance del nonato.
Cruza el prisma y desvanece;
Dos palabras y ningún gato.
Lo celeste estival
descuelga enigmas
entre nadas paralelas.
V
Máxima sofisticada el cero
reminiscencia acuciante.
El pájaro voló tan alto...
Ancla que fragua cielos
dentro las de aguas turbias.
VI
Cuando el tiempo transcurre lento
corro
las manecillas de tu reloj.
VII
Esas ciudades afuera
espacios cúbicos empinados
plegados dentro de acordes.
Bandoneones, chicharras y silencios.
VIII
Por encomienda
ayer me despedí
y sin pausa
doblé la osamenta y
la guardé en la valija
más pequeña.
IX
Baulera malvada
cobija en el último rincón
el tronco húmedo
del menos uno.
X
La vida echada
a los dados o
a los pies o
contra el tacho o
sobre el pantano o
La vida echada
no se junta
con la cucharita
de ruleta rusa.
La vida echada
mojada en sopa y
agrietada en jirones y
doliente de causas y
persistente en sales y
La vida hecha
expiación que se anula
a cada minuto.
XI
Preludio de abismo nocturno
La existencia
hacia el final
corroe la escarcha.
Camino empecinado
que transcurre lento
como andar de gueisha.
XII
Futuro augur de salvatajes empastados
miradas
sin retorno
a ciegas
con la sonrisa pasada por ausencias.
Y sin embargo el tiempo dirá la ultimísima palabra. La noche del concierto afín en
que las cuerdas no quieran quedarse en la tastiera.
Y sonidos ocultos transbordados de delfines saludarán, comerciantes, el deshielo final.
XIII
Muerte de las vendimias
Con una copa rasgada
entre los miembros
mientras el vino gotea (blanco)
en ellos.
XIV
Ordas lejanas expanden
el hálito del yunque
Encierro conspicuo de ardores
encanalla lo crudo
de los orgasmos neutros.
Hombre que come alforjas
inhábiles por entregas
preanuncia el rasguño
ríe sin cadenas
aporta lo grisado
enreda el luto
y proclama juventud en vuelcos airados.
Estafa centrípeta de raíces turbias.
XV
Perdido el encuentro
retablo de rutinas
él, un nombre sin límites
salvo la soledad, ella.
XVI
De madrugada avanza el pie izquierdo
buscando a tientas a su par zurdo
Separados encuentran en ausencia
resabios olvidados de viejas latitudes.
XVII
La vida
moneda cariada
falaz
lanzada al azar
por los hados ciegos
XVIII
Aura vengadora de ayeres falaces
cobardía pentatónica
torneada por rejas blancas
Barca de pesadillas
hiede a mendrugos
Vaivén de agujas circulares
retrotraen los tórridos trastos
de huesos ancianos
de llorares lentos.
Espejo que contempla todo
y nada lo olvida...?
Penden de miradas otras
las brechas encalladas
sin párpado arreado
(ya ganador)
de los mirares viejos.
XIX
Voces del diccionario muerto
redimen solas el olvido
negando cementerios habilitados
se escurren de la tinta de la memoria
y pierden llaves en las gargantas
que pelean los recuerdos.
XX
Abisman los recuerdos sorbidos
recobran por las noches las huellas
de tus huesos.
Embebe el sopor tus ternezas
y vigilia el final de las luces.
Y aquí una barca que ya llegó
A su ocaso.
XXI
Crónicas laceran la endeble vía
de lo porvenir
Y las grietas gruñen en ayes insolubles
de silencios.
XXII
Dos ascuas inertes
buscan lo diabólico
que no llama
Tuercen el andar del metrónomo
en nebulosa se pierden, mancas.
XXIII
Gimen bandoneones
de la luna del gris ausente
Y un gato observa en la cornisa.
La vida transcurre a destiempo
ve tarde y cifra muy temprano
quema las naves del retorno.
Mientras las flautas del afilador
enmudecen las pastillas del sueño.
XXIV
Como siempre, contienda echada a contramano, la vida sucede a deshora.
Contraindican los almanaques controlar la primera hoja, porque es un valor sin
desfundar.
Súbita, aparece la contracción del intento, mientras contornean las venas el punto
ciego: la historia se desinfla... Contiene un absoluto contubernio con el enemigo. La
muerte acaece, desfila en la memoria.
Confunde, conforta, consiente, contagia.
Con filo, continua fuera del reloj.