Allouch, Jean. Et. Al. - Lacan Censurado

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Psicoanálisis

Transcript of Allouch, Jean. Et. Al. - Lacan Censurado

  • Jean Allouch Philippe Julien Marcelo Pasternac Grme Taillandier

    Danile A rnoux Michel Cresta

    Lacan censurado

    La torre abolida

  • Cittora Textos de psicoanlisisDirige la coleccin: Hlyda Peretti

    Revisan las traducciones: Albert Fontaine, Estela Maldonado, Marcelo Pasternac, Nora Pasternac, Hlyda Peretti, Miguel Sosa.

    Textos seleccionados de la revista Littoral, ditions Ers, Toulouse, Francia.

    Los derechos de traduccin fueron otorgados por ditions Ers.

    Edicin a cargo de EDUARDO VAZQUEZ

    ISBN 950-9424-02-1

    1986 por Editorial La Torre Abolida Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina - Printed in Argentina.

    Queda prohibida la reproduccin to tal o parcial. Crdoba, Repblica Argentina, 1986. Correspondencia: Italia 3016, Villa Cabrera

    (5009) Crdoba Repblica Argentina.

  • Indice

    Jean Allouch: Lacan censurado ................................................ 9Jean Allouch: Freud desplazado ............................................. 27Philippe Julien: Lacan, rreud: un encuentro fa llid o ......... 43Marcelo Pasternac: Aspectos de la edicin de los Ecrits

    en espaol........................ ......................................................... 55Grme Taillandier: Algunos problemas del estableci

    miento del seminario de Jacques Lacan ............................. 75Grme Taillandier: N ota complementaria al estableci

    miento del seminario de Jacques Lacan ............................. 85Danile Am oux: Sobre la transcripcin................................. 87Michel Cresta: Sobre los fragmentos de un lenguaje ms

    am plio ......................................................................................... 97

  • El primer nmero de la Revue de Psychanalyse Littoral apareci en 1981, tiempo despus de la disolucin de la Ecole Freudienne de Paris y pocos meses antes de la m uerte de Lacan.

    Littoral, trmino introducido por Lacan en su escrito Lituraterre , expresa una nueva aproximacin al inconsciente freudiano, el que encuentra su razn en la instancia de la letra: Lituraterre retom a y esclarece la insistencia literal haciendo valer en ella la letra en tanto que destino. All est su litoral .

    Ya disuelta la EFP, algunos miembros de la comunidad analtica hicieron suyo el viraje de Lacan, lo que implic un nuevo modo de lectura, tan to de Freud como de Lacan, centrado en dicho viraje.

    Littoral pas as a ser nombre de publicacin, nombre de un m odo de leer la letra, tom ando la letra como un litoral, como ese punto que est entre el agua y la tierra, haciendo borde pero sin marcar frontera, la que separara dos territo rios olvidando que en el inconsciente no hay dos territorios sino un saber del goce que no se sabe... viniendo ste a colmar el hueco que dibuja la letra en aqul .

    Compartimos con Littoral un estilo, el de la lectura de la transferencia sacada de la pura teorizacin para hacerla acto,

  • vale decir esa constante puesta de relieve de la misma, donde se juegan analizante y analista; como as tam bin compartimos la lectura de Freud hecha por Lacan con su tem ario ISR.

    La publicacin en espaol de los textos de Littoral se inscribe en el reconocimiento de este estilo, de esta posicin y de este m odo de lectura.

    La traduccin queda abierta. El lector, quien podr hacer en la lectura sus propias marcas, observaciones crticas y sugerencias, encontrar en los prximos Littoral, textos de psicoanlisis , espacio para expresarse.

    H. P.

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  • Jean Allouch

    Lacan censuradoo cuando una imprecisin se agrega

    a otra imprecisin, luego a otra ms..

    Usted nunca dir simplemente: esta manteca es amarilla! No, es necesario que usted diga: por cierto que es una locura negar que esta manteca es amarilla! S, dijo l irnicamente, es lo que se llama el movimiento de la frase!"

    La Petite Dame, Cahiers A. Gide 5, p. 318.

    Desde junio de 1982 Littoral ( Abords topologiques , p. 120) sealaba el problema planteado por la transcripcin de los seminarios orales de J. Lacan como algo que requera una atencin especial. Se trataba de un pasaje del seminario sobre la psicosis cuya transcripcin oficial era estudiada, criticada e incluso cuestionada. Se podra persistir, sin embargo, en la suposicin de que las imprecisiones subrayadas entonces eran excepcionales, accidentales. Hoy eso ya no puede suponerse ms.1

  • Pareciera que el grupo de los seminarios publicados mientras Lacan viva debiera ser aislado. Acaso Lacan mismo no haba ratificado, punto por punto, el tex to propuesto por el hecho mismo de haber convenido en su publicacin? Si tal haba sido el caso, esos textos no podran ser cuestionados. Se podra incluso, como para las sucesivas versiones de alguna pgina de Freud, destacar los agregados, las supresiones-y, ms generalmente, todas las modificaciones notables aportadas al tex to fuente que es, en lo esencial, el que la taqugrafa entreg. Tales modificaciones seran entonces susceptibles de ser recibidas como parlantes , como teniendo valor de ndices de la manera en que Lacan, releyndose muchos aos despus, rectificaba el tiro. Sin embargo no se tratara, sea como fuera, del mismo problema que para las reescrituras de Freud, pues el punto de partida es aqu hablado y las transcripciones propuestas (la de la taqugrafa, luego la de J. A. Miller) son el producto de la intervencin de terceros.

    Es muy probable que Lacan no haya credo que deba verificar en detalle las transcripciones que fueron editadas mientras viva. Lo atestigua su transcriptor cuando relata que Lacan le propuso firmarlas conjuntamente. Agrega que l se rehus a ello, lo cual deja intacta la cuestin de saber por qu Lacan ratific ese rechazo y retir su propuesta. Sin embargo dicha propuesta conserva, por s misma, un valor de enseanza: Lacan no se consideraba como el nico autor de lo que dejaba publicar bajo su nombre.

    El problema se volvi a la vez ms simple y ms agudo despus de la m uerte de Lacan. Ms simple, porque su m uerte elimin la duda que recaa (y an recae) sobre la manera como cuidaba los primeros seminarios publicados. Ms agudo, porque nada puede en lo sucesivo disimular la responsabilidad de quienes se comprom eten con el pesado pero apasionante trabajo de establecimiento de texto.

    Esto no impide ciertam ente que quien se pone al trabajo de establecerlo no tom e el partido de dejar inaparentes las diversas manipulaciones (en cierto nm ero inevitables) que

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  • hace sufrir al tex to fuente. Mostrar aqu en un pasaje preciso y corto lo que puede resultar de tal eleccin (la de las transcripciones oficiales), a saber, una modificacin del decir de Lacan que term ina hacindole sostener tesis diferentes a las que fueron en ese entonces las suyas.

    Adems, nada perm ite aqu ubicar ni a fortiori corregir esas modificaciones. He tom ado nota personalmente de esta situacin de hecho al adoptar como regla el no citar jams una frase extrada de los seminarios publicados sin haber verificado que ella no se apartaba demasiado abiertam ente del texto fuente. Esto equivale a decir que todo lector m nimam ente cuidadoso de lo que expuso Lacan no puede de ningn m odo fiarse de dichas publicaciones. Por molesta que se juzgue la cosa ser necesario term inar por convenir en ello.

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    La lista de los ttu los dados en las solapas de los seminarios publicados implica ya errores, algunos benignos y otros decididamente lamentables. As, se puede aceptar como una abreviacin (aun cuando el ttu lo del seminario II no sea especialmente corto) el hecho de que el seminario VIII sea titulado La transferencia en lugar de La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situacin, sus excursiones tcnicas. Ms seria es la transformacin del ttu lo del seminario XI que sustituye (se sabe la importancia de esta operacin de sustitucin en Lacan) el ttu lo de la poca: Los fundam entos del psicoanlisis, por este otro ttu lo en que efectivamente se vuelve a encontrar una referencia a los fundamentos, pero donde se sugiere que lo que constituira fundam ento para el psicoanlisis sera del orden del concepto: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis. Est lejos de ser aceptado que el concepto constituye, para Lacan, fundamento. Pero, ms an, hay contrasentido cuando se titula De un otro al Otro [D'un autre l'Autre] el seminario XVI cuyo ttu lo se escriba realmente De un Otro al otro [D'un Autre l'autre]. Toda una sesin de ese seminario (la del 11 de junio de 1969)

  • est consagrada, por o tra parte, a la explicitacin de las razones de la eleccin de ese ttu lo .

    Error terico grosero, esta sustitucin merece ser analizada. No hay ninguna duda sobre lo que fue ese ttu lo , y por lo tan to ningn problema de establecimiento de texto; ninguna duda tam poco sobre su valor de ttu lo del camino que Lacan est abriendo entonces, a saber, lo en forma de pequeo a del A . Lacan tom a un nuevo apoyo sobre la figura topol- gica del plano proyectivo para cifrar el proceso analtico. Gracias a ese cifrado ste aparece no entregado a lo indefinido de una serie de simbolizaciones (intervenciones de Si en el saber en S2 ) sino que esta serie encuentra su cierre en lo en forma de pequeo a del A: A adviene como J ( encontrando su forma de pequeo a. De all viene el ttu lo de Lacan retom ando este punto im portante del seminario, la operacin que a partir de A, desune A y a y produce as -A en form a de pequeo a.

    He marcado como un error terico la escritura De un otro al Otro. Es necesario agregar aqu que dada la doxa lacaniana de la poca (lo que se haba comprendido de lo que deca Lacan, a saber el primado de lo simblico sobre lo imaginario), era exactamente ese ttu lo el que se habra esperado! De donde result cierto efecto de sorpresa y luego la puesta al trabajo suscitada ( para algunos!) por el hecho de que una vez ms Lacan revelaba que prosegua su apertura de brechas en un lugar distinto del esperado.

    Estas pocas indicaciones bastarn para que aparezca notable e incluso extrao que se haya planteado un problema a propsito del ttu lo de ese seminario XVI. Se tiene all el caso de una transcripcin que se crea ella misma una dificultad! Por cmica que sea la aventura, no impide que su resultado rebaje todo el aporte de ese seminario colocndolo en el nivel de la opinin corriente de una poca cuyas adquisiciones (Lacan) volva a cuestionar, en particular la evidencia que daba el anlisis como una simbolizacin, como pasaje del o tro imaginario a A, al Otro simblico.

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  • Se ignora a consecuencia de qu vicisitud fue hecho posible el ttu lo De un otro al Otro. J. A. Miller cuenta que consult a Lacan a propsito de esto. Es claro, a partir de lo que acabamos de decir, que esta consulta misma forma parte del problema estudiado ya que su transcriptor no ignoraba la manera en que Lacan haba escrito ese ttu lo en 1968. Adems Lacan no ignoraba que su transcriptor saba; por qu entonces no haba restablecido simplemente el ttu lo correcto? Dada la simplicidad del asunto, era patente que la demanda dirigida entonces a Lacan no tena por objeto el problema que se le invitaba a zanjar. As, nos es necesario admitir que es a otra demanda a la que Lacan en tan to que analista y no en tanto que au to ir- respondi al decir contra toda verosimilitud histrica, filolgica, terica, que su ttu lo deba ser escrito De un otro al Otro como se le propona. Estamos en condiciones de formular esta otra demanda? S.

    Conviene, para hacerlo, partir de la respuesta dada a la demanda explcita. Esa respuesta cuyo precio el autor Lacan (pero, acaso se consider alguna vez l un autor?) aceptaba pagar encontrar para nosotros su pertinencia si se observa ahora que el transcriptor al cual ella se dirige concretamente haba adoptado entonces la postura de alguien que no cuenta para nada (Cfr. J. A. Miller, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis, pgina no numerada () pero que est en lugar de la 249*). El mismo que no quera contar para nada presenta a Lacan un problema de transcripcin que no plantea dificultad! Entonces la respuesta de Lacan (que reitera su proposicin de una firma conjunta) viene a significarle que no contar para nada , cuando se transcribe, est excluido.

    Queda el hecho de que ella no fue oda, puesto que, siempre de acuerdo con su postura, confundiendo interpretacin analtica y consigna de autor, ocultando aqulla con sta, el

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    * Cfr. la p. 281 de la traduccin espaola publicada por Barrai Edito res, Espaa, 1977. [N. del T.]

  • transcriptor pondr en circulacin ese ttu lo aberrante. Dar a la palabra de Lacan el valor de una consigna compromete a contornearla como interpretacin; es, propiam ente, a esta interpretacin, ejecutarla.

    Segn la transcripcin oficial, la primera palabra de Lacan en el primero de todos sus seminarios (Los escritos tcnicos de Freud), habra sido El m aestro . La primer palabra de todas, eso no es cualquier cosa! Por qu haber suprimido sino para hacer valer El m aestro como primera pa lab ra - la primera frase transcripta por la taqugrafa y que no ofrece casi dificultad de establecimiento: La bsqueda del sentido ha sido ya practicada, por ejemplo por ciertos maestros budistas, con la tcnica zen: el maestro interrum pe el silencio mediante cualquier cosa, un sarcasmo, una patada? Hay correlacin entre esta promocin del maestro y el querer no contar para nada.

    Habiendo tenido que estudiar la manera en que Lacan haba situado el problema de la nominacin, fui llevado a releer un pasaje del seminario del 16 de marzo de 1955, uno de los textos ms decisivos de Lacan sobre este tema. Fue en el curso de ese trabajo que yo deba, para mi gran sorpresa, llegar a considerar que la transcripcin oficial, acumulando las imprecisiones, modificaba la tesis adelantada por Lacan, y no simplemente algunos detalles de su texto . Mostrmoslo avanzando paso a paso en ese texto.

    Designaremos con TT la transcripcin de la taqugrafa (texto fuente de los otros dos), con TO la transcripcin oficial y con TP la que es propuesta aqu.

    TT consta de alrededor de 2200 signos tipogrficos, TO de 1370 y TP de 2110. TO se caracteriza entonces, globalmente, por una especial importancia de las escorias.

    TT: Y bien, aqu la relacin simblica, el poder de nombrar los objetos, es algo [quelque chose]* que interviene

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    * Mantengo la expresin francesa quelque chose porque en espaol se traduce por una sola palabra (algo), siendo que el problema gira en fran-

  • como absolutamente esencial para estructurar lo que llamar la percepcin misma.

    TO: Es all donde interviene la relacin simblica. El poder de nombrar los objetos estructura la percepcin misma.

    TP: Y bien, aqu la relacin simblica, el poder de nombrar los objetos, es algo que interviene como absolutamente esencial para estructurar lo que llamar la percepcin misma.*

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    TO da dos frases all donde no hay ms que una. Esta m odificacin no se justifica desde el punto de vista de la legibilidad: la frase de Lacan no es difcil o alambicada al punto de reclamar ser escindida en dos. Se notar que esta modificacin transforma la respiracin de la frase, su estilo, pues. Esto no carece de consecuencias sobre el sentido.

    Primeramente, el poder de nom brar los objetos tom ado entre dos comas en TT (la taqugrafa tena un signo especial para anotar los tiempos de pausa que inscribe la coma) es dado, en el movimiento de la frase, a lavez como reiterando y como precisando la relacin simblica . El punto que separa esas dos expresiones en TO oculta parcialmente ese movimiento, ese rasgo estilstico por medio del cual Lacan hace saber que precisa aquello de lo que acaba de hablar.

    Pero sobre todo, por lo que se refiere al sentido, no es equivalente afirmar que algo interviene para estructurar (TT, TP) o decir (TO) que El poder de nom brar los objetos estructura . El algo , a pesar de lo que se pudo creer e incluso escribir, no es un tic de Lacan, una manera de decir que, por ser muy personal, debera eliminarse. El algo que se interpone aqu entre el poder de nom brar y estructu rar es esencial pues indica que no es tanto el poder de nom-

    cs entre ese sentido, algo, y las dos palabras quelque y chose por separado. [N. del T.J

    *Cfr. Jacques Lacan, El y o en la teora de Freud y en la tcnica del psicoanlisis, Paids, Buenos Aires, 1983, p. 257. [N. del T.]

  • brar en tanto poder el que estructura la percepcin sino que sta se encuentra estructurada cuando ese poder interviene a ttu lo de alguna [quelque] (en el sentido de una cualquiera ) cosa [chose]. Hay all, de una manera perfectamente explcita en el tex to de Lacan, una referencia a la cosa, a la causa; el poder de nombrar es as relativizado como poder. No se tra ta de la manifestacin (imaginada, ms o menos arbitraria) de un agente sino de una posibilidad (un poder ) para el sujeto humano, de una posibilidad cuya raz y validez deben referirse a la cosa, al objeto causa.

    El deslizamiento de TO se acenta en la imprecisin que sigue. No es equivalente, en efecto, decir que el poder de nom brar estructura (TO) o que interviene para estructurar (TT, TP); en el primer caso lo estructurado tiene su estructura de aquello que vino a estructurarlo, mientras que al hablar de la intervencin de algo que interviene para estructurar Lacan indica que ese estructurado puede tener su estructura ciertamente de aquello que all interviene, pero tambin de otra cosa. Que el poder de nom brar intervenga como algo absolutamente esencial para estructurar la percepcin no quiere decir y de ningn modo dice que esta intervencin por s sola sera la que estructura. La continuacin del presente estudio confirmar que es toda esta articulacin de lo imaginario y de lo simblico en el proceso de la nominacin lo que es evacuado en TO.

    TT: El percipi mismo del hombre no puede sostenerse ms que en el interior de una zona de nominacin, en tanto es por la nominacin como el hombre mantiene la subsistencia de esos objetos en cierta consistencia, en tanto que esos objetos percibidos, que no lo son nunca de un modo instantneo en esa relacin narcisista con el sujeto, y que no podran nunca serlo sino de un modo instantneo, es nicamente por intermedio de la palabra, y de la palabra que nombra, y de la palabra que nombra esencialmente lo que en esos objetos, en cada instante, es entrevisto, esa palabra es lo idntico, en esta

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  • diferencia fulminante, siempre presta* a desvanecerse, es algo que responde no a la distincin espacial del objeto, siempre presta a ser disuelta en una identificacin al sujeto, es algo que responde a su dimensin temporal: al hecho de que esos objetos por un instante constituidos como apariencias del sujeto humano, dobles de l mismo, presentan sin embargo a travs,del tiempo cierta permanencia de aspecto, que no es indefinidamente duradera, puesto que todos esos objetos son perecederos, mortales.

    T0:E1 percipi del hombre no puede sostenerse ms que en el interior de una zona de nominacin. Es por la nominacin como el hombre hace subsistir los objetos en cierta consistencia. Si no estuviesen ms que en una relacin narcisista con el sujeto, los objetos no serian nunca percibidos sino de un modo instantneo. La palabra, la palabra que nombra, es lo idntico. La palabra responde no a la distincin espacial del objeto, siempre presta a disolverse en una identificacin al sujeto, sino en su dimensin temporal. El objeto, por un instante constituido como apariencia del sujeto humano, presenta sin embargo cierta permanencia a travs del tiempo, que no es indefinidamente duradera, puesto que todos los objetos son perecederos.

    TP: El percipi mismo del hombre no puede sostenerse ms que en el interior de una zona de nominacin en tanto que es por la nominacin como el hombre mantiene la

    *esos subsistencia de sus* objetos en cierta consistencia, entanto que esos objetos percibidos (que no lo son nunca sino de un modo instantneo en esa relacin narcisista con el sujeto, y que no podran nunca serlo sino de un modo instantneo) lo son nicamente por intermedio

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    * En francs la taqugrafa escribe: ce m ot c est l identique dans cette diffrence foudroyante, toujours prt de svanouir... . Dado que m ot (palabra) es de gnero masculino en francs, prt (presto) puede acordar tanto con esa expresin como con identique (idntico). Al traducir hemos escogido la concordancia con el sustantivo palabra, pero es m ateria discutible dada la ambigedad del original. El problema no existe en TP, que opta por la vertiente de la homofonia prt-prs (cerca o a p u n ta de). [N. del T.]

  • de la palabra, y de la palabra que nombra, y de la palabra que nombra esencialmente lo que, en esos objetos, en cada instante es entrevisto. Esa palabra es lo idn-

    *presta tico en esta diferencia fulminante siempre a punto* de desvanecerse, es algo que responde no a la distincin espacial del objeto (siempre presta a ser disuelta en una identificacin al sujeto), es algo que responde a su dimensin temporal: al hecho de que esos objetos, por un instante constituidos como apariencias del sujeto humano, dobles de l mismo, presentan sin embargo, a travs del tiempo, cierta permanencia de aspecto (que no es indefinidamente duradera, puesto que todos esos objetos son perecederos, mortales).

    Primera observacin: TT no podra ser retom ada tal cual. TP permanece muy cerca de TT, modificando sin embargo (tom ando apoyo sobre la hom ofona) dos palabras: sus [ses] por esos [ces], y a punto de [prs] por presto [prt]; TP seala, al margen, esas modificaciones del tex to fuente, TP punta a TT de una manera tal que el tex to se vuelve legible (uso de los parntesis, de los dos puntos, del punto). Esta puntuacin pretende respetar, hasta donde es posible, la respiracin de la frase hablada; la marca, no la disuelve. El lector es puesto en contacto con el estilo de Lacan.

    Se ve a TO proceder con un paradigma distinto para la transcripcin. Uno de los inconvenientes mayores de la poda es que se llega a hacer decir a Lacan frases que l nunca ha dicho. As (TO): La palabra, la palabra que nombra, es lo idntico . A partir del m omento en que se da tal frase como siendo de Lacan se abre la posibilidad de que pueda constituir una cita; incluso puede ser puesta de relieve en una obra! Ahora bien, ella no tiene nada de lacaniano; la palabra que nombra, como cualquier otra palabra, no es, para Lacan, idntica a nada en particular, sobre todo no es idntica a s m\sma.

    El punto despus de nom inacin (2a. lnea en TO) ocupa el lugar de en tanto que , omitido, sin que por otra parte

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  • esta omisin sea sealada. El tex to se vuelve ms duro, ms rgido; el lado condicional desaparece para dar lugar a dos afirmaciones a la vez menos ligadas entre s y ms categricas. Hay ms ontologa cuando se dice es esto y luego otra vez es esto que si se dice es esto en tanto que... esto .

    El deslizamiento terico por el cual TO deja escapar la articulacin de lo imaginario y de lo simblico en el acto de la nominacin se confirma aqu por un hacer subsistir (TO) que ocupa e llu g a r de m antener la subsistencia . Todos convendrn en que no se tra ta en absoluto de la misma operacin. Esta diferencia es todava acentuada cuando TO escribe hacer subsistir en cierta consistencia en lugar de m antener la subsistencia en cierta consistencia . Subsistencia se ha vuelto subsistir y TO descuida as que hay subsistencia ya, fuera de lo que hace consistir esta subsistencia.

    La palabra que da su estatu to a esta subsistencia de los objetos en lo imaginario es la palabra entrevisto . Ahora bien, este trm ino, completam ente fundamental, est ausente en TO. Lo llamo fundam ental en particular porque se volver a encontrar este entrevisto en lo que Lacan dir mucho ms tarde, al evocar el relmpago a propsito del pase*. Lo entrevisto es lo poco de unidad del objeto cuando el objeto subsiste en el solo registro de lo imaginario. Sin embargo no es poca cosa que haya identidad ya en ese registro puesto que es el punto sobre el cual la nominacin va a llevar sus efectos en la exacta medida en que consigue enganchar esta identidad entrevista.

    As se aclara lo idntico del que se habla inmediatamente despus. La frase de TO La palabra, la palabra que nom bra es lo idntico ( construida por empalme de dos trozos que estn separados por ms de una lnea y por un punto en TP!), no tiene, hablando con propiedad, ningn sentido

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    * A nuestro pedido J. Allouch nos ha brindado la referencia. Se trata de la intervencin de Lacan en el Congreso de la Grande-Motte, 1 al 4 de noviembre de 1973. En Lettres de l'Ecole Freudienne 15, p. 189 y ss.

  • en Lacan. Correlativamente a la desaparicin de lo entrevisto se encuentra ahora la de la diferencia fulm inante : es ciertam ente natural expulsar con un mismo gesto el relmpago y el rayo! Sin embargo esta m etfora de lo idntico en esta diferencia fulm inante permite captar que de ningn modo la palabra es aqu lo idntico sino que la palabra, al nombrar la unidad entrevista de los objetos, hace consistir esta identidad de o tro m odo que como lo hace lo entrevisto. Fuera de la nominacin esta identidad est siempre a punto de [prs] (y no presta [prt] como lo escribe TT) desvanecerse; esto no quiere decir que la identidad est en lo simblico. Ella es identidad en la diferencia fulminante, es decir en la juntura de lo imaginario y de lo simblico. Omitir este en , como lo hace TO, es prohibirse todo acceso a lo que es en ton ces la tesis de Lacan sobre la nominacin.

    Al dejar escapar este enganche de lo imaginario y de lo simblico, TO llega a escribir que la distincin espacial del objeto est siempre presta a disolverse . Lacan nunca dijo eso! Emplea el verbo disolver en pasivo diciendo que esta distincin est siempre presta a ser disuelta , lo que es muy diferente. Decir que ella est siempre presta a disolverse viene a poner la operacin de la disolucin de su lado. El empleo del verbo disolver en pasivo descarta precisamente esta interpretacin. Si esta distincin espacial del objeto puede ser disuelta, queda el hecho de que esta disolucin es provocada desde otra parte que de all donde se sita lo que es disuelto. Se ve confirmarse aqu cmo las sucesivas imprecisiones de TO terminan por atribuir a Lacan otra teora de la nom inacin: hay solidaridad entre la intencin o la posibilidad de la autodisolucin atribuida a lo imaginario y el endurecimiento de lo simblico. Con esos dos errores se deja escapar el ncleo de la dificultad, a saber, la nominacin en tanto que interviene en la juntura de esos dos registros. Lacan no dice los objetos como lo escribe TO sino, en efecto, sus objetos , los del sujeto hum ano; no hay los objetos fuera del campo del narcisismo.

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  • TT: Es a pesar de todo esta permanencia, esta dimension temporal, ese hecho de que se puede durante cierto tiempo aplicarles el mismo nombre, y el nombre es esencialmente eso: el tiempo del objeto; el nombre es una apariencia durante cierto tiempo, sui es reconociente [su est reconnaissante], perdura, pero ella no es estrictamente reconocible sino por intermedio de la nominacin, por intermedio del pacto que constituye la nominacin, por intermedio del hecho de que esta nominacin es una nominacin en que dos sujetos al mismo tiempo concuerdan en reconocer el mismo objeto. Si el sujeto humano no denomina como el Gnesis dice que eso fue hecho en el Paraso terrenal: las especies mayores primero no se entiende sobre este reconocimiento, no hay ningn mundo incluso perceptivo del sujeto humano, que sea sostenible ms de un instante.

    * TO : Esta apariencia que perdura cierto tiempo no es estrictamente reconocible sino por intermedio del nombre. El nombre es el tiempo del objeto. La nominacin constituye un pacto, por el cual dos sujetos al mismo tiempo concuerdan en reconocer el mismo objeto. Si el sujeto humano no denomina como el Gnesis dice que eso fue realizado en el Paraso terrenal las especies mayores primero, si los sujetos no se entienden sobre este reconocimiento, no hay ningn mundo, incluso perceptivo, que sea sostenible ms de un instante.

    TP: Es a pesar de todo esta permanencia, esta dimensin temporal, ese hecho de que se puede durante cierto tiempo aplicarles el mismo nombre y el nombre es esencialmente eso: el tiempo del objeto ...; el nombre

    *es sui es una apariencia durante un cierto tiempo* pero no es recono- estrictamente reconocible [esta apariencia] sino por ciente intermedio de la nominacin, por intermedio del pacto

    que constituye la nominacin, por intermedio del hecho de que esta nominacin es una nominacin en que dos sujetos al mismo tiempo concuerdan en reconocer el mismo objeto. Si el sujeto humano no denomina como el Gnesis dice que eso fue hecho en el

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  • paraso terrenal, las especies mayores primero no se entiende sobre este reconocimiento, no hay ningn modo incluso perceptivo del sujeto humano que sea sostenible ms de un instante.

    Cierto nmero de observaciones que concernan a los pasajes ms arriba estudiados pueden ser reiterados aqu tal cual. Sin proceder a un estudio exhaustivo se notar:1 )la reduccin, casi la m itad del pasaje considerado, sin que

    sea dejada la m enor huella de los elementos rechazados,2) la supresin de lo que remite al modo enunciativo de

    Lacan; ejemplo: Es a pesar de to d o .. .. La enunciacin, aqu como en otra parte, se funda sobre lo que es atribuido al auditor; Lacan se dirige a l como a alguien que no es virgen, que tiene su pequea opinin sobre el lazo del nom bre y del objeto. El a pesar de to d o tiene en cuenta eso que puede alcanzarse a fin de modificarlo. No se trata para Lacan tan to de afirmar lo que es o cmo es, sino de decir a algunos que vale la pena, a pesar de to d o , reconsiderar el asunto, poner en cuestin la idea recibida de las relaciones del nom bre y del objeto,

    3) la produccin de frases cortas y afirmativas. Es un estilo distinto del suyo el que es deslizado adjudicndoselo a Lacan. Ejemplo: falta la reiteracin tres veces de por intermedio de . Lacan dice tres veces la misma cosa pero aporta, de la primera a la tercera, precisiones inditas. Ese movimiento de la frase es im portante pues manifiesta que no se trata solamente de afirmar sino de hundir un clavo. A qu est presente una vez ms en el texto de Lacan su pblico; Lacan lo tiene en cuenta. Sui es reconociente [sui est reconnaissante] escribe TT.

    Hay all una seria dificultad de transcripcin. No se ve cmo establecer el texto . TO resuelve el problema no plantendolo! Esta solucin es simple y atrevida. Tiene sin embargo el inconveniente de no dar su oportunidad al texto . Por qu impedir, suprimiendo la dificultad, que otro lector pueda pro

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  • poner una solucin que podra ser admitida como conveniente? Por qu no perm itir a tal o cual auditor que habra tom ado notas, que pueda manifestarse y, gracias a ellas, proponer una transcripcin? Una primera transcripcin crtica tomar entonces el cuidado de establecer un tex to legible, pero tambin de indicar al margen cules son los elementos sobre los cuales ese trabajo de transcripcin debi confesarse impotente.

    Otra importante dificultad se relaciona con la frase in terrumpida. Lacan se lanzaba con bastante frecuencia, despus de haber comenzado una frase, en un inciso de una amplitud tal que se perda en el camino el comienzo de la frase de partida, permaneciendo sta as inacabada. Tal parece ser, efectivamente, el caso aqu. El Es a pesar de todo esta permanencia anuncia y reclama una frase relativa que se busca en vano en la continuacin del tex to de TT. Confrontada con tales frases inacabadas, una transcripcin puede, ya sea au to rizarse a proponer o tra puntuacin cuando la modificacin que esta otra puntuacin inflige a TT es juzgada menor,o bien, como aqu TP, indicar con el signo complejo: . . . ; que hay all, de parte de Lacan, una frase que no fue nunca cerrada.

    TO resuelve el problema haciendo caso omiso de la dificultad. Se hace como si ella no existiera. Pero esto no es tan fcil! Es as como TO es impulsada a inventar una apariencia que perdura que ciertamente Lacan no manifest, y con buenas razones, puesto que l est justamente indicando que la aparente unidad del objeto, entrevista en lo imaginario, no adquiere su permanencia relativa sino por la nominacin. Conviene observar que esta invencin de una apariencia que permanece , como el pelo en la sopa, no es asimilable por la teora que abre aqu Lacan. No hay precisamente, segn esta teora, apariencia que perdure y que sera reconocible por intermedio del nombre (esta frase es la tesis de TO sobre la nominacin) puesto que, por el contrario, la aparente unidad del objeto en lo imaginario no perdura, no es nunca sino

    Lacan censurado 23

  • entrevista (la evacuacin de ese trm ino, ms arriba, revela ahora no carecer de consecuencias) y no accede a la duracin sino por el hecho de la nominacin. As TO atribuye cierto tiem po a la apariencia, siendo que, segn Lacan, cierto tiem po versa sobre el nombre en tan to nom bra la apariencia. Se tienen all dos teoras diferentes sobre la nominacin, cosa que, por s sola, no sera un problema sino ms bien una suerte, si la teora de TO no fuera presentada como siendo de Lacan.

    TO da como una frase de Lacan: El nom bre es el tiempo del objeto . Esta expresin, que no deja de evocar algunas frmulas de Kojve en su comentario de Hegel (se sabe que Lacan sigui sus cursos), se encuentra efectivamente en el texto de Lacan pero a m odo de inciso. Hacer de ella una frase, aislarla de su contexto, tiene por efecto acentuar su cariz de frmula, mientras que Lacan no le da hasta tal pun to este valor. De donde procede, tambin, la supresin del esencialm ente a fin de que la frmula sea tal, es decir algo resumido. Haciento esto TO deja de lado que para Lacan, fuera de lo que es esencialmente , el nombre puede ser o tra cosa, por ejemplo un significante. All una vez ms TO vuelve rgido el texto m altratando sus articulaciones.

    TO escribe los sujetos en lugar de el sujeto , y, correlativamente, transforma se entiende en se entienden . Lacan habl, en efecto, ms arriba, de dos sujetos . Pero es acaso una razn para transformar ese singular en un plural? Se evaca as un problema fundamental, ms exactam ente el ndice de ese problema, ndice que est constituido precisamente por ese pasaje del plural al singular que se encuentra en el tex to de Lacan. Se trata, en el pacto simblico, de un acuerdo entre dos sujetos, intersubjetivo? O se trata, ms bien, para el sujeto de entenderse l mismo, dicho en otras palabras, de una relacin del sujeto no con otro sujeto sino con el Otro? Se ve que la cuestin no es pequea. Esta no es una razn, porque hay que arreglrselas all con dos vas diferentes, porque hay all, si se quiere decirlo as, fluctuacin

    24 Littoral 1

  • por parte de Lacan, para elegir (y adems sin decirlo) una de las dos vas a expensas de la otra, aunque fuese bajo el pretex to falaz de evitar al lector del seminario la confrontacin con una de las cuestiones ms decisivas para el psicoanlisis.

    *

    * *

    TO consta de doce frases; TT y TP, contando el punto y coma como separacin de dos frases, constan respectivamente de cinco y de seis. Sin tom ar en cuenta el m altrato del estilo al que contribuye, las doce frases de TO permiten ser repartidas en dos categoras: 4 de ellas no contravienen abiertamente lo que Lacan expres en el pasaje estudiado, las otras 8 (las 2a., 4a., 6a., 7a., 8a., 9a., 10a. y 12a.) hacen decir a Lacan otra cosa que lo que l dijo.

    Lacan censurado 25

    NOTA

    1 Los seminarios publicados por Ornicar? son tratados con una negligencia llevada a tal grado que se debi tomar el cuidado de indicar que la transcripcin propuesta deba revisarse (Ornicar? 3, mayo de 1975, p. 95). Por lo tanto no nos ocuparemos de ella aqu.

    Traduccin: Marcelo Pasternac de Littoral 13, junio de 1984

  • Ii

  • Jean Allouch

    Freud desplazado

    Las pruebas fatigan la verdad.Braque

    0

    El psicoanlisis es una disciplina local y razonada.Cul es su objeto? La cosa no se deja formular fcilmente.

    El psiquismo humano? La personalidad? El inconsciente? El objeto a?

    Correlativamente su situacin con respecto a la ciencia sigue siendo problemtica: ciencia del alma? ciencia conjetural? no ciencia sino discurso? Delirio?

    As el apoyo del nom bre propio de Freud tom ado como calificante viene acaso a m antener una prudencia y, por lo tanto, feliz puesta en suspenso de la respuesta a estas preguntas, pero con la posible contrapartida de descuidarlas dema-

    27

  • siado, de dejarlas escondidas. Ha sido necesaria la enseanza de Lacan en acto para que ste no fuera el caso. Pero con la tom a en cuenta, hoy, de la va abierta por l, este apoyo mismo se ha vuelto problemtico: freudiano y lacaniano compiten entre ellos? Son sinnimos? Qu disimetra enlaza el uno al otro?

    28 Littoral 1

    I

    Freud forja el inconsciente por un razonamiento de tipo abductivo. Charles Sanders Peirce llama as a la puesta en juego de una hiptesis susceptible de permitir que sea reducida la extraeza de una clase de fenmenos observados. Freud construye una clase semejante al m ostrar que los sntom as histricos, sueos, lapsus, actos fallidos, chistes, proceden de los mismos mecanismos; el ICS es el nom bre de esta hiptesis basai que abre la posibilidad de dar cuenta de la homogeneidad de esos mecanismos. Es introducir, en el aparato psquico, por lo menos dos polos, dos instancias; se trata de hacer valer el conflicto como tal, pues hay conflicto ya que esos fenmenos denotan, cada uno a su manera, la oposicin de una realizacin de deseo y de algo que la obstaculiza.

    El objeto de Freud es este aparato psquico la personalidad aunque encarado como fundam entalmente dividido en dos lugares. Existe un binarismo en Freud, a la vez esencial e insostenible. Lo ms notable es que Freud, en sus escritos, testim onia este carcter insostenible como tal. As, por ejemplo:* la oposicin percepcin/memoria es fundamental desde el Proyecto, pero Freud distingue all tres clases de neuronas,* la oposicin ICS/CS-PCS es esencial pero se acompaa de la distincin secundaria CS/PCS,* la oposicin pulsin sexual/pulsin del Yo se transform ar en la oposicin pulsin de vida/pulsin de muerte sin que nin-

  • guna de estas oposiciones logre, por otra parte, suprimir verdaderamente lo que queda planteado como pulsin parcial,* la oposicin am or/odio con la que Freud (en Anlisis ter- minable e interminable) desemboca en Empdocles, aunque no sin testimoniar, correlativamente, su tropiezo con el com plejo de castracin.

    Este binarismo basta para designar el objeto de Freud no como el inconsciente, sino ms bien, como lo afirma la I.P.A. al definir en sus estatutos la ciencia psicoanaltica, como la personalidad de la cual el inconsciente es una instancia.

    Freud desplazado 29

    II

    Cario Ginzburg, profesor de historia medieval en la Universidad de Bolonia, inscribi el camino abierto por Freud en lo que llam un paradigma del indicio, cuya ubicacin establece a fines del siglo XIX. Notablemente, el trm ino indicio remite al orden de lo personal y tan to ms radicalmente cuanto que se trata de circunscribir la personalidad all donde el esfuerzo personal es menos intenso .1 All tambin hay entonces clivaje, y, en efecto, Freud est prximo de Morelli (como l mismo lo escribi), de Sherlock Holmes (como la opinin pblica no cesa de suponerlo), de Mabillon, de Cu- vier, de Bertillon (creador de la antropom etra), de Purkyne (fundador de la h isto loga)..., etc. Sin embargo esta lista basta por s sola para manifestar que ese paradigma del indicio, al abarcar mucho poco aprieta del psicoanlisis: no pone de relieve lo que constituye su especificidad.

    III

    Cuando se encara el trabajo de Lacan desde sus ltimos seminarios (lo que es un buen m todo en ese paradigma del indicio, uno de cuyos rasgos es autorizar profecas a poste-

  • riori), cuando se tiene en cuenta la manera que tuvo Lacan de precipitarse en el estudio del borromeo, de querer resolver m atemticam ente la ternarizacin R.S.I., no parece abusivo afirmar que con I.S.R. Lacan dio su paradigma al psicoanlisis. Resulta de ello un desplazamiento de las cuestiones, en particular no se trata ms, hablando con propiedad, de conflicto sino de anudamiento/desanudam iento (cfr. su lectura de Joyce2 ), no se tra ta ya de un insostenible dos, sino de un posible tres. All donde dos no cesaba de constituir un problema se corta por lo sano con la dificultad al enunciar un tres como primero.

    No nos asombraremos de que esto haya tenido como consecuencia un cuestionamiento del estatuto mismo del ICS, que Lacan haya dicho que el ICS era de l, o, incluso, que haya pretendido haber introducido algo que va ms lejos que el inconsciente . Esta problematizacin est en el hilo directo de la introduccin de un nuevo paradigma; igualmente uno se admira de que no fuera formulada explcitamente.

    30 Littoral 1

    IV

    En lo que concierne al descubrimiento de un nuevo paradigma, y tambin a las consecuencias de su emplazamiento, resulta que los rasgos pertinentes destacados por Thomas S. Kuhn se encuentran realmente en la relacin de Lacan con Freud.3

    DESCUBRIMIENTO : Kuhn observa que s^u ocurre cuando una disciplina est en crisis, cuando esta crisis es reconocida, siendo uno de los signos de la comprobacin la proliferacin de versiones diferentes. Tal era el caso, incluso sin tener en cuenta a los disidentes, entre los discpulos de Freud. Kuhn observa tambin que el emplazamiento del nuevo paradigma comienza, en quien se dedica a ello, con la conciencia de las anomalas de la teora en vigencia. Ahora bien, esta anomala est perfectam ente designada, captada

  • por Lacan: De hecho, el narcisismo escribe en 1932 en su tesis se presenta en la economa de la doctrina psicoanal- tica como una terra incgnita (subrayado por l) que los medios de investigacin emanados del estudio de las neurosis han permitido delimitar en cuanto a sus fronteras, pero que en su interior sigue siendo mtica y desconocida.4 El psicoanlisis seguir siendo inoperante en el tratam iento de las psicosis si no aprende de las psicosis para dar su consistencia al narcisismo. De all la primera intervencin de Lacan en el campo freudiano, la introduccin del estadio del espejo, intervencin cuyo alcance es brindado explcitam ente dos aos ms tarde en el tex to sobre Los complejos familiares, cuando Lacan escribe que: Freud permanece cerrado (...) a la nocin de autonom a de las formas . Como se ve, el punto de partida del nuevo paradigma no est en Freud. Tal emplazamiento, venido de otra parte, es otro criterio sealado por Kuhn: la intervencin de un nuevo paradigma, observa, es frecuentem ente realizada por un hombre joven, recin llegado a la disciplina o situado en sus lmites. Este era el caso de Jacques Lacan en el interior de un grupo francs, tam bin marginal.

    CONSECUENCIAS : Al nivel de las consecuencias de la introduccin de un nuevo paradigma, Kuhn aisla cierto nm ero de criterios. 1/ El nuevo paradigma cambia la significacin de los conceptos establecidos, 2/ desplaza los problemas ofrecidos a la investigacin, 3/ da indicaciones para decidir acerca de problemas pertinentes y soluciones legtimas, 4/ modifica la imaginacin cientfica misma (ste fue uno de los elementos en juego, hoy ampliamente descuidado, de la topologa lacaniana), 5/ introduce nuevas formas de prctica y modifica entonces la experiencia (sobre este ltimo punto la focaliza- cin del combate entre el freudiano y Lacan sobre las sesiones, no cortas sino puntuadas, puede por fin ser reconocida como fundada: semejante combate seala, segn Kuhn, el conflicto entre dos paradigmas). Es claro que estos cinco criterios kuhnianos definen lo que fue el trabajo de Lacan a par-

    Freud desplazado 31

  • tir del 8 de julio de 1953, d a en que produjo por primera vez el tem ario I.S.R. como tal. El conjunto de los trabajos de Lacan anteriores a esta fecha puede ser aceptado, a partir de entonces, como un formidable esfuerzo para reconstruir la ciencia psiquitrica primero y luego el psicoanlisis sobre la nica base de la funcin a la vez estructurante y alienante de la imagen (cfr. el tex to fundamental sobre Los com plejos familiares, donde rechaza el Edipo y el complejo de castracin de Freud situndolos, mejor de lo que lo haban hecho intuiciones demasiado apresuradas las del Freud de Totem y tab, a partir del estadio del espejo; cfr. tambin en los aos cuarenta, su nocin de identificacin resolutiva y su definicin del anlisis como paranoia dirigida5 ).

    32 Littoral 1

    Kuhn distingue tres casos de introduccin de un nuevo paradigma:

    1) esta introduccin crea una disciplina en un campo que hasta entonces slo estaba jalonado por discusiones de escuelas. Este caso corresponde a lo que fue llamado, en la epistemologa postbachelardiana francesa, corte epistemolgico ,

    2) esta introduccin sustituye un paradigma antiguo por un nuevo paradigma en el marco de una disciplina ya constituida,

    3) esta introduccin es una refundicin de un paradigma vigente, que subsiste entonces como ordenador de la disciplina a travs y gracias a esta refundicin misma.

    Ni el caso 1) ni el 3) corresponden a la articulacin Lacan/ Freud. Lacan no fund el psicoanlisis; tam poco realiz la refundacin de un paradigma inventado por Freud. Toda ten tativa por armonizar a Freud con Lacan, de hacer valer en Freud equivalentes para I.S. y R., aunque puede no carecer de inters localmente, queda consagrada a fracasar. El ternario I.S.R. como tal no est en Freud. Ms bien la operacin

  • de Lacan con Freud debe ser pensada como aquella que desliza I.S.R. bajo los pies de Freud (esta m etfora es de Lacan). Freud, observaba Lacan, no era lacaniano.

    El anudamiento de I.S.R., ausente en Freud, es as lo que se encuentra denotado aqu por el trmino lacaniano por lo tan to en Lacan mismo. Es decir que la articulacin Lacan/Freud debe situarse como una sustitucin. Sustitucin metafrica o metonmica? De ninguna manera puede decirse que el paradigma lacaniano hace m etfora al camino abierto por Freud; la sustitucin de un paradigma por otro (esto distingue a los casos segundo y tercero diferenciados por Kuhn) los revela inconmensurables; y, como lo sugiere ese trmino deslizar que usa Lacan cuando interroga a Freud con I.S.R., cuando confronta Freud a I.S.R., trmino que evoca el deslizamiento del objeto bajo la cadena significante, es con el valor de una sustitucin m etonmica como hay que marcar la articulacin de Lacan con Freud.

    Lacan desplaza a Freud. Tal es la singularidad de su posicin frente a Freud. Lacan no es ni un epgono de Freud ni un hertico con respecto al psicoanlisis. Desplazando a Freud, Lacan constituye el objeto del psicoanlisis como no menos m etonm ico que el de la pulsin y el de la fantasa.

    Freud desplazado 33

    VI

    La sustitucin m etonm ica implica una vecindad, una conexin. El campo de esta conexin aparece histricamente constituido por lo que Lacan nombrar ms tarde campo paranoico de las psicosis . Se trata, ms claramente todava, de la consideracin de la paranoia como fundamental para una teora de la personalidad. Esta perspectiva es comn a Freud y Lacan. Lacan le da cuerpo a lo que Freud entrev con la neurosis narcisista de base; la vecindad est alt, en esta proximidad de la frontera con su interior, ya evocada en el punto IV. Esta vecindad permite la sustitucin meto-

  • nmica: primero una teora del narcisismo sustituye a otra teora del narcisismo de la que puede decirse que es ms informe. La sustitucin de un paradigma por o tro slo intervendr en un segundo tiempo, cuando Lacan consolide su primera apertura de caminos con la nominacin de la dimensin de lo imaginario como tal, dicho en otras palabras, en tan to irreductible a las de lo simblico y de lo real.

    De all solamente puede ser tratada la cuestin de saber lo que fue, o, mejor an, lo que habr sido el paradigma freudiano. El paradigma de Freud aparece a posteriori como habiendo sido no tal o cual elemento o tiem po de su elaboracin doctrinaria sino, hablando con propiedad, el caso, cada uno de los casos relatados por Freud. El hecho de que los pri- mersimos seminarios de Lacan (anteriores a los seminarios pblicos) hayan sido consagrados al comentario literal de los casos de Freud adquiere aqu todo su alcance. Pero por caso se entender tambin el famillonario sobre el cual Lacan se interrogar durante todo un ao y para cuya lectura construir su grafo. Lacan designaba este modo de lectura diciendo que se trataba de llevar el caso al paradigma. Esta frmula da el tenor exacto de su articulacin con Freud.

    Innovara aqu el psicoanlisis ms de lo que se cree, ms de lo que imaginamos? Y hay que ligar este hecho con la singularidad de su posicin respecto al discurso de la ciencia? En efecto, est claro que la operacin que sustituye a la puesta en paradigma del caso (la apertura freudiana misma se separa as radicalmente del discurso mdico) por el paradigma explcito que constituye el anudamiento de tres dimensiones, no se deja aprehender ni en el primero ni en el segundo caso distinguidos por Kuhn (cfr. punto IV), participa de los dos sin dejarse reducir a ninguno de ellos.

    34 Littoral 1

  • VII

    En el m om ento mismo en que apuntaba a dar su consistencia al paradigma R.S.I., gracias al nudo borromeo, Lacan marc con mojones su propio recorrido diciendo que haba puesto primero el acento sobre lo imaginario, luego sobre lo simblico, finalmente sobre lo real. Es porque parti de un punto de Arqumides que no estaba en F reud , a saber, el Yo como pura identificacin especular con la imagen de un semejante, que Lacan ley el significante6 en el paradigma de Freud, en los casos de Freud y no en la teora freudiana, puesto que la nocin de representacin, precisamente, amalgama y vuelve as indistinto en ella lo que procede de lo simblico y lo que corresponde a lo imaginario. As la conferencia de 1953 que introduce I.S.R. se aplica principalmente a distinguir he mostrado en otra parte que para esta distincin Lacan tom aba apoyo en la transliteracin imaginario y simblico. Y durante todo un tiempo (hasta la introduccin del borromeonismo) la irreductibilidad de lo real slo podr ser dicha con la distincin de lo real y de la realidad...

    Leer a Lacan consiste hoy en situar tal o cual de sus lecciones, de sus textos, en funcin de esta puntuacin fundamental del camino que abri; es leerlo con sus propias coordenadas. All est el verdadero desengancharse del Lacan dijo , del argumento que hace tan to ms autoridad en cuanto que se prolonga el callejn sin salida hecho sobre la lectura.

    Freud desplazado 35

    VIII

    Adems la ubicacin expuesta aqu de la articulacin Lacan/Freud despeja la va para o tra lectura de Freud que pase primero por una nueva traduccin de Freud. Como atestiguan los trabajos de la Transa (cfr. Littoral 13, as como el Bulletin de la Transa) se tra ta de un sesgo diferente de aquel que se consagra a promover lo que hoy florece y que llamar

  • la amalgama freudo-lacaniana. Se hace como si el yo de Freud fuera el de Lacan, la representacin freudiana el significante, el Wunsch el deseo..., etctera. No se traduce a Freud, se lo asimila, y al mismo tiem po se elige no transcribir los seminarios hablados sino pulirlos. Esta bufonada sale al encuentro del descrdito casi inmediato que recibe. Tener en cuenta el paradigma lacaniano como tal es tam bin dejar de enceguecerse sobre sus diferencias irreductibles con Freud; es preferir a la amalgama, las gamas del agalma. Es equivalente decir que Lacan desplaza a Freud al dar, con R.S.I., su paradigma al psicoanlisis, y decir que, de uno al otro, el agalma hace sus gamas.

    36 Littoral 1

    IX

    Hacer caso del paradigma lacaniano vuelve a llevar el psicoanlisis hacia la ciencia all donde la m etfora del retorno a lo inclinaba hacia un m odo filosfico patentado. Tomar este modo como modelo habra conducido al psicoanlisis a proponerse como una nueva religin: las filosofas as construidas resultan todas teidas fuertem ente de religin.

    El registro del retorno a . . . no es, en efecto, de la misma vena que el del aprs coup. El primero no deja de desplegar la nostalgia de un saber ya ah, tan to ms ya ah cuanto que es un saber perdido, recubierto, desconocido, incluso sistemticamente desconocido. Esto es patente en el vnculo de Heidegger con el origen griego de la filosofa. Heidegger forja un discurso griego, su lazo con los presocrticos (las comillas son de l) encam a el tipo mismo de una discursividad en el sentido de M. Foucault, incluida su denuncia del platonismo, isomorfa con la de los sucesores de Freud en Lacan.7 Este saber desconocido y un da reencontrado gracias a la operacin del retorno a , no es ms que un saber convocado, como una clase de reserva cuando el ejrcito regular es insuficiente. El aprs coup, a su vez, inventa un saber a partir del

  • cual la primera apertura de caminos e inaccesible como taise encuentra escrita por lo que habr sido. Nada ms cierto, aunque tam bin y sobre todo nada menos, puesto que ms iguala aqu a demasiado .

    El retom o a Freud de ningn modo podra ser llamado inaugural del camino abierto por Lacan; lo situaremos como tercero si contamos como primero la puesta al desnudo de la funcin de la imagen del o tro con el estudio de la paranoia, luego y a partir de all su compromiso en el psicoanlisis, un compromiso que no es puesto bajo la frula de Freud (cada uno de sus primeros textos lo subraya) sino de la ciencia psicoanaltica. As, retorno a Freud revela ser el nom bre del apoyo que Lacan va a buscar en el texto freudiano despus de que haya inventado el ternario imaginario/simblico/real. La invencin de este paradigma que como tal no es freudiano deportaba a Lacan lejos de Freud. Que la consigna de un retom o a Freud haya seguido poco despus seala suficientemente que Lacan haba visto el peligro. Desde ese momento, efectivamente, retorna a Freud pero para inscribir el nuevo paradigma en el psicoanlisis.

    El discurso analtico aparece as como el nombre de aquello por lo cual Lacan intentaba deslizar I.S.R. a Freud. Es uno de los polos de la discordia que constituir necesariamente su articulacin con Freud a partir del m omento en que fue pro ducida una invencin tan fundamental como I.S.R., siendo el otro polo el desarrollo de las implicaciones del paradigma mismo; convena emplazar este trm ino no en cualquier lugar sino efectivamente en Freud. Todo desplazamiento implica una sustitucin.

    Porque la discursividad no es en Lacan ni primera ni ltima; porque la discursividad no fue el ltimo cifrado producido por Lacan para escribir su relacin con Freud (este ltimo cifrado es nodolgico); porque el reconocimiento efectivo del acto instaurador de un discurso subvierte este discurso al mismo tiempo que no se deja pensar en el interior de la p ro blemtica de la discursividad; porque la escritura lacaniana de

    Freud desplazado 37

  • los cuatro discursos no subsume, en el propio Lacan, el conjun to de los discursos; y sobre todo porque esta escritura, al distinguir los lugares de la produccin y el lugar del agente, no llega a transcribir el cierre de la experiencia analtica en tan to que el agente se efecte como producto, el materna de los cuatro discursos no puede ser tom ado por el materna mismo del psicoanlisis. No puede, entonces, a fortiori, valer como paradigma.

    38 Littoral 1

    Cmo se instal el paradigma I.S.R.? Con qu elementos en juego? Es claro que cuando hay desplazamiento, sustitucin m etonm ica, existe el peligro de ver que ese desplazam iento no sea reconocido como tal sino rechazado, por la razn, por ejemplo, de que se produce en otra parte distinta de all mismo donde fue efectivamente necesario que se produzca para que haya sustitucin.

    En un tex to de 1946 Lacan testimonia explcitam ente haber percibido ese peligro (p. 168 de los Escritos /*). Lacan observa que Freud identifica el Yo con el sistema percepcin- conciencia y declara apartarse de esta concepcin del Yo, la concepcin ms com n , que identifica el Yo con la sntesis de las funciones de relacin del organismo . Freud, agrega Lacan, ..] en contra de todo el movimiento de su investigacin, sigui siendo prisionero de l [el prejuicio paralelista] ( ...) cuando, por lo dems, atentar contra l en esa poca habra tal vez equivalido a excluirse de la comunicabilidad cientfica . Ahora bien, este tex to , que designa el lazo entre este atentado y una posible exclusin que sera su consecuencia, es verdaderamente proftico. Esto ser evidente si aceptamos desplazar sobre Lacan lo que l enuncia aqu a propsito de Freud, desplazamiento legtimo ya que es

    * Edicin Siglo XXI, Mxico, 1984.

  • Lacan quien, desde 1936, fue el agente de este atentado (estamos trece aos ms tarde). Por o tra parte no sera la primera vez que Lacan conocimiento paranoico obliga formula sobre el objeto Freud algo que concierne esencialmente a l, a Lacan. Digo que este tex to es proftico porque hubo, siete aos ms tarde, el siguiente acontecimiento, y que yo sepa nadie lo ha sealado todava, a saber: la formulacin por primersima vez del paradigma I.S.R., el 8 de julio de 1953, es decir el m ismo da (o a lo sumo el da siguiente) en que Lacan recibe la carta del secretario general de la I.P.A. tomando nota oficialmente de su renuncia de la S.P.P. y POR LO TANTO de la I.P.A. La carta de Eissler es enviada el 6 de julio, el I.S.R. es presentado el 8.

    Este es en mi opinin el acontecimiento a la vez poltico y terico m ayor de la articulacin de Lacan con Freud. Todo el resto que precedi o sigui debe ser pensado a partir de ah. Notemos entre parntesis que Lacan una vez ms transformar una exclusin sufrida por l en una invencin te rica: he m ostrado, en un estudio precedente, cmo la nom inacin del discurso universitario lleg como respuesta a la exclusin del refugio que le ofreca la Ecole Normale Suprieure al seminario.

    El 26 de julio de 1955 se disipa cualquier ambigedad con el rechazo de la I.P.A. de reconocer, a ttu lo de sociedad adherente, la S.F.P. Es entonces, y slo entonces, en el recomienzo de actividades despus de las vacaciones, y en Viena, cuando Lacan va a lanzar su consigna de un retorno a Freud, cuando va a llamar freudiana su posicin; todava habr que esperar , si me atrevo a decirlo, a 1964 para que se vuelva efectiva con la creacin, no ya de una sociedad francesa de psicoanlisis, sino de una escuela freudiana localizada en Pars.

    As resulta demostrada en los hechos la correlacin entre la exclusin y el atentado que Lacan haba sealado tan bien desde 1946.

    Digo que este atentado consiste en la introduccin de un

    Freud desplazado 39

  • nuevo paradigma en el psicoanlisis, dicho en otras palabras, en un desplazamiento de Freud. No se supera a Freud, no se lo prolonga ni tam poco se lo interpreta: aqu se lo desplaza.

    El conflicto de Lacan con la I.P.A. tuvo como apuesta (aunque el asunto no est term inado, hoy depende de nosotros) la introduccin de un nuevo paradigma en el psicoanlisis.

    Mis tres no son los suyos , deca Lacan en Caracas, en ocasin de una de sus ltimas intervenciones. Justo antes haba declarado: ser lacaniano es asunto de ustedes, si quieren. En cuanto a m, yo soy freudiano . Hay que comprobar, ms de tres aos despus, que ninguna de las instituciones creadas tuvo la audacia de retom ar esta pelota al vuelo. Y el Todos lacanianos de Jacques Alain Miller, el 13 de diciembre de 1979, a pesar de las apariencias participa de la misma abstencin: la universal afirmativa, Lacan lo repiti suficientemente, no implica de ningn modo la existencia. Es decir que uno se autoproclam a freudiano por identificacin con Lacan, tal vez para m antener este rasgo identifica torio; se pierde as a Lacan y a Freud, o dicho con otras palabras, su articulacin.

    Lacaniano tiene sin embargo aqu, en labios de Lacan, una significacin precisa. El trmino no remite a la persona de Lacan sino a R.S.I., a ese singular tres que todava est a la espera de ser reconocido en su estatuto de paradigma para el psicoanlisis.8

    Pars, 2 de julio de 1984

    40 Littoral 1

    NOTAS

    1 Carlos Ginzburg, Signes, traces, pistes , en L e Dbat 6, noviembre de 1980, Gallimard, p. 8.2 J. Lacan, Le sinthome, seminario de 1975-1976, transcripcin Cho-

    llet.

  • 3 Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones cientficas, F on do de Cultura Econmica, Mxico, 1971. Al igual que Ginzburg dejo de lado en este libro la postdata tarda en la cual Kuhn retrocede, de la manera ms notoria, como asustado ante la enormidad de lo que haba expuesto.4 J. Lacan, De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personali

    dad, Siglo XXI, Mxico, 1976, p. 293.5 Cfr. Jean Allouch, Du discord paranoaque , en Littoral 3/4 , 5 y 6,

    donde estos temas son discutidos. Remitirse tambin al estudio titulado: Les trois petits points du retour . . . , en Littoral 9. La presente declaracin decimal extrae las consecuencias de esos dos trabajos.6 Cfr. el estudio de Guy Le Gaufey, Reprsentation freudienne et

    signifiant lacanien , Littoral 14, noviembre de 1984, pp. 41-56.7 Sobre esta promocin de un discurso griego, consultar a su caballero

    (en el sentido en que Kierkegaard hablaba del caballero de la fe ) Jean Beaufret, especialmente su presentacin de una nueva traduccin del poema de Parmnides (Coll. pimthe, PUF, Paris, 1983).8 No es que no hayan existido y muy tempranamente algunas ten

    tativas de puesta en juego de este paradigma. Citaremos a S. Leclaire: A la recherche de une psichothrapie des psychoses , en Evolution psychiatrique, 1958, que representa ejemplarmente un trabajo hecho posible por el paradigma I.S.R. Que se trate tambin all de las psicosis no es poca cosa. A qu se debi que esta orientacin no fuera continuada?

    Freud desplazado 41

    Traduccin: Nora y Marcelo Pasternac de Littoral 14, noviembre de 1984

  • L

  • Phillipe Julien

    Lacan, Freud: un encuentro fallido

    El psicoanlisis no es una ciencia. S, pero ... podemos contentam os con esta negacin? Resignarse a ello, no equivale a abrir el camino al oscurantismo de secta, o, inversamente, a la acogida ecumnica de que todo lo nuevo es valioso?

    Para tra tar de evitarlo Lacan sostuvo que la ciencia perm anecera como un ideal para el psicoanlisis, pero a condicin de cumplir este anhelo: que sean transformados los criterios mismos de cientificidad exigibles por la comunidad cientfica y reconocidos por ella.1 Ahora bien, esta tarea de transformacin plantea, a partir de Freud, el problema de la transmisin: cmo el relato de una experiencia puede ser com unicable a y en un grupo cientfico?

    Uno de los efectos producidos por haber evitado esta pregunta es hoy el florecimiento de un freudo-lacanismo elstico y complaciente donde los trminos freudianos y lacanianos estn confundidos; tom ados el uno por el o tro se mezclan en una sabia papilla segn una problemtica planteada como

    43

  • idntica e intemporal. Esto constituye el discurso com ente , disque coucourant *, exclamaba Lacan.

    Lo sabido y lo credo

    Cmo se plantea en ciencia el problema de lo comunicable? Tomemos un ejemplo entre otros, pero particularmente significativo en el sentido de que nos permitir esclarecer la relacin de Lacan con la comunidad psicoanaltica que se dice freudiana.

    El 25 de junio de 1877 Cantor le escribe a su amigo Dede- kind una carta importante. Trabajando sobre la teora de las multiplicidades le anuncia que encontr finalmente la prueba necesaria para responder afirmativamente a la pregunta que vena plantendose desde haca algn tiempo : una variedad continua de varias dimensiones puede ser puesta en relacin biunvoca con una variedad continua de una sola dimensin de tal manera que a un punto de una corresponda un punto y slo uno de la o tra (por ejemplo el plano y la recta)?

    Pero queda inquieto. No puede esperar mucho tiem po la opinin de Dedekind y cuatro das despus le escribe nuevam ente apremindolo para que responda:

    Quiera usted excusar mi celo por este asunto, por mi constante apelacin a su bondad y a su esfuerzo; lo que le comuniqu recientemente es para m mismo tan inesperado y tan nuevo que no podra, por asi decirlo, llegara tranquilizar mi espritu, muy honorable amigo, sin antes recibir su juicio sobre la exactitud de la misma. Hasta que usted no me haya aprobado slo puedo decir esto: Je le vois, mais je ne le crois pas . (Yo subrayo)2

    Al recibir esta carta Dedekind se trastorna. La demostra-

    44 Littoral 1

    * Expresin homofnica a discours courant (discurso corriente) y que seala el carcter de disco de ese discurso en el sentido de vacuo, reiterativo, repetidor. [N. de los T.]

  • cin le produce vrtigo ; sobre todo, ella hace vacilar de tal manera la conviccin comn de los matemticos que no la juzga comunicable por el momento. Y le suplica a Cantor callarse; le ruega no entablar pblicamente polmicas contra los artculos de fe admitidos hasta el presente en la teora de las multiplicidades, antes de haber sometido mi objecin a un profundo exam en (el subrayado es mo).

    Se plantea, en efecto, el problema de la oportunidad: cmo introducir lo increble en lo que constituye convencin y acuerdo para la comunidad cientfica?

    El informe de Cantor a Dedekind es ejemplar. Cantor sabe que su demostracin es exacta , pero para que la pueda creer verdica es exigido el asentimiento del otro. No basta, en efecto, que haya demostracin. Cantor observa que segn la opinin comn la ortodoxa- la respuesta a esta pregunta sobre la teora de las multiplicidades era negativa en virtud de una evidencia compartida:

    Quien penetraba en el sentido del problema deba reconocer que era necesario al menos demostrar por qu la respuesta era 'evidentemente: no. Como lo he dicho, yo formaba parte de quienes sostenan como verosmil que la respuesta sera negativa, hasta el reciente momento en que por una sucesin bastante compleja de pensamientos llegu a la conviccin de que la respuesta era afirmativa sin ninguna restriccin.

    Ir con un nuevo saber en contra de una creencia admitida no es estar desligado para siempre de la creencia; por el contrario, es apelar a ella ms que nunca. De all la demanda apremiante de Cantor: Dedekind est puesto para l en posicin de sujeto que le garantiza un nuevo lugar de inscripcin del saber.

    El pasaje de lo sabido-no-credo a lo sabido-y-credo permaneciendo el mismo enunciado es el efecto sobre el sujeto de la adhesin del otro representando al conjunto de los expertos . Implica un asentimiento que haga pacto y lazo social. Ahora bien, esta necesidad corresponde exactamente a lo

    Lacan, Freud: un encuentro fallido 45

  • que Thomas S. Kuhn, en La estructura de las revoluciones cientficas,3 llama un paradigma. La ciencia no progresa nicamente por polmica y ruptura (Bachelard, Canguilhem) o por reduccin a lo faisable (Popper). Ella no es solamente crtica, pues no es suficiente que una teora no recubra toda la experiencia para que desaparezca. Un paradigma es ante todo una promesa de nuevos resultados de inteligibilidad mediante un conjunto de modelos, esquemas y procedimientos en tanto son admitidos por un grupo. Slo una teora aceptada constituye un paradigma.

    Ahora bien, qu ocurri entre Lacan y la comunidad analtica?

    46 Littoral 1

    Despus de Freud

    Desde 1932 hasta 1951, Lacan prosigue su camino lentam ente, pero con sorprendente continuidad.

    Durante veinte aos intenta agregar su piedra al edificio freudiano. Se trata de tom ar uno de los elementos de la doctrina y de sacarlo del conjunto donde est situado para extraer de l algo nuevo. La apuesta es la siguiente: elegir en el tex to freudiano entre lo que an es vlido y lo que ya no lo es, y por esta eleccin superar a Freud.

    Lacan, por su parte, concentra su atencin sobre la nocin de narcisismo, la que en el psicoanlisis, segn estima, permanece m tica e ignorada . Volverla cientfica exige considerar como caduco lo que est efectivamente caduco en la obra de Freud, y por o tra part exige retom ar por cuenta propia el uso genial que supo hacer de la nocin de la imagen . Subrayemos algunas etapas:

    1932: la tesis sobre la psicosis paranoica permite in tro ducir a Freud en la psiquiatra. Pero a condicin de que el yo freudiano sea aligerado de todo lo que concierne al sistema percepcin-conciencia, para slo conservar de l su lugar de investimiento narcisstico (libido del yo).

  • Ms an: por qu, segn Freud, en la psicosis paranoica la pulsin agresiva fue precozmente revertida (Umwandlung), en un segundo tiem po, en una eleccin narcisstica del objeto ? Problema planteado para el caso Aime y dejado sin respuesta clara por Freud!

    1936: invencin del estadio del espejo. Para todo ser humano el yo, porque es narcisista, slo se constituye a partir de la imagen del otro y, por lo tan to , mediante una alienacin originante. Pero entonces... no hay narcisismo primario en el sentido freudiano, es decir un yo que se supone ser un organismo cerrado sobre s y que luego debe abrirse al mundo. Esto no es as. En consecuencia la imago latina deviene la clave de los complejos familiares con el complejo fraterno. Igualmente, en razn del espejo, agresividad y amor no se suceden sino que son estrictamente correlativos.

    Despus de la guerra: finalmente, gracias a aportes novedosos (Gestaltheorie, etologa, fenomenologa de Merleau- Ponty, dialctica de la lucha a muerte en Hegel), el narcisismo y la relacin dual adquieren cada vez mayor extensin. El yo mismo es definido como estructura paranoica que determina el conocimiento humano en tan to tal.

    Al mismo tiem po la prctica analtica es presentada como induccin, en el sujeto, de una paranoia dirigida . Dirigida sobre quin? Sobre la imago que es el analista. Ahora bien, no es acaso lo que Lacan preconizaba desde la tesis de 1932 y en su comunicacin Ms all del principio de realidad (1936), mostrando cunto ms necesario [es] un psicoanlisis del yo que un psicoanlisis del inconsciente?4 De hecho estas tres etapas no son ms que una, en una sorprendente continuidad.

    Todo esto es lacaniano, en realidad, pero muy poco freudiano para la comunidad analtica. El avance terico que Lacan llama mi concepcin del y o no hace escuela, ni ortodoxia, ni paradigma: puede ser recibida, admitida, creda en un sentido cantoriano? Ya que la experiencia

    locan, Freud: un encuentro fallido 47

  • 48 Littoral 1

    analtica no basta para verificarla, cmo volverla verificable a los ojos de la opinin comn, mediante el texto freudiano?

    l .i i

    Un nuevo paradigma

    Por primera vez, e 8 de julio de 1953, habiendo roto con la institucin de la que era presidente, Lacan lanza un paradigma c jn el enunciado pblico de S.I.R. Y sin esperar lo sostiene con la consigna de un retorno a Freud.

    Efectivamente, S.I.R. es el retorno mismo a efectuar para que esta triple nominacin haga paradigma, es decir doctrina sabida y creda a la vez. No solamente Freud mira a Lacan por encima del freudismo, sino que Lacan atrae las miradas sobre eso que lo mira. As, como para cada nuevo paradigma en ciencia, se espera una limpieza (T. S. Kuhn, p. 52), un escobazo (Lacan) de lo ya recibido: en este caso el freudismo.

    Ahora bien, para que el S.I.R. sea el retorno mismo a Freud ( y no un enrejillado para leerlo!) se imponen tres afirmaciones:

    1) No hay que elegir sino leer todo el texto freudiano.Desde su primer seminario en Sainte-Anne, Lacan al invitar

    a Hyppolite a comentar Die Verneinung, insiste: Este escrito manifiesta una vez ms el valor fundamental de todos los escritos de Freud , lo que anuncia su famosa declaracin: El psicoanlisis, o tiene consistencia de los escritos de Freud o no es . As hace surgir (exgesis) textos olvidados: el Proyecto por ejemplo, o aquellos sobre la pulsin de muerte. No hay eleccin. De la misma manera, Kuhn, al definir las reglas para la solucin de un enigma en la ciencia, recurre a la comparacin con el rompecabezas:

    El resolver un rompecabezas de piezas recortadas no es simplemente montar un cuadro. Cualquier nio o artista contemporneo podra hacerlo dispersando piezas seleccio-

  • nadas, como formas abstractas, sobre algn fondo neutro. El cuadro as producido podra ser mucho mejor y, desde luego, ms original, que aquel del que se hizo el rompecabezas. Sin embargo, ese cuadro no sera una solucin. Para lograr que se utilicen todas las piezas, sus lados planos deben estar hacia abajo y debern unirse, sin forzarlas, de tal manera que no queden huecos entre ellas", (p. 73)

    2) Es preciso tom ar el tex to freudiano como una palabra verdadera dirigida a los analistas, una palabra que los in terroga por lo que hace apora en el texto , por lo que est marcado en hueco, en laguna, en esos escritos.

    El texto no dice el todo del descubrimiento del inconsciente, y de este no-todo nos interroga ms de lo que nosotros lo interrogamos proyectando nuestros propios problemas all. Leerlo as es obligarlo, por una exgesis, a dar su respuesta a los problemas que nos plantea: acto de hacer salir de ese texto un texto o tro, en razn de su dimensin de transferencia . Es exactamente lo que dir M. Foucault del comentario:

    No tiene otro papel que el de decir por fin lo que estaba articulado silenciosamente all [...]. Permite decir algo distinto al texto mismo, pero a condicin de que sea el texto mismo lo que sea dicho y de algn modo realizado. 5

    As, el decir de Freud ha sido ciertamente olvidado detrs de lo que ha dicho, pero no est perdido en lo que se escucha: puede ser reencontrado como todo olvido. Ahora bien, encontrar este decir es leer S.I.R. en lo que l dice. En efecto:

    3) Ese paradigma debe tomarse como una nominacin, por Lacan, de tres nombres que se convirtieron en suma, para m, dice, en lo que Frege llama nombre propio .6

    Efectivamente, estos tres nombres no expresan solamente una significacin (Sinn), como lo hace la traduccin del alemn al francs, o la hermenutica filosfica o religiosa que apunta a reactualizar sin fin un texto antiguo. Estos tres nom bres, S.I.R., tienen un valor de verdad por su referencia (Bedeutung) al descubrimiento mismo de Freud (la cosa freu-

    Lacan, Freud: un encuentro fallido 49

  • diana), ms all de los pensamientos de su limitada individualidad. As, el tex to freudiano no es ni una obra de arte ni una confidencia, sino lo que por estos tres nombres propios da consistencia al psicoanlisis.

    Lo .veo, pero no lo creo , deca Cantor. Lacan ha podido creerlo poco a poco haciendo escuela, m ostrando con eso a la I.P .A .: No es Freud lo que yo enseo? Vean el trabajo de mis alum nos! Por cierto, a ese paradigma le aconteci degradarse en lacanismo, siendo lo simblico reducido al supuesto poder creativo de la palabra, lo imaginario a lo ilusorio y lo real a la realidad. Pero por su palabra Lacan rectificaba, correga, sostena el paradigma como una promesa que abra un campo de trabajo.

    50 Littoral 1

    La efectuacin del paradigma

    Ahora bien, cul fue la respuesta a esta lectura? Cul fue el resultado de este retom o a Freud?

    De ao en ao, cada vez ms, al levantarse el olvido, surgen las faltas, los callejones sin salida y los errores mismos del decir de Freud. Explicar un texto es abrirlo, desplegarlo, y el despliegue hace aparecer los agujeros. El tonel est agujereado y las frases negativas llueven:

    El significante que representa al sujeto no es la Vorste- llung freudiana.

    El superyo no es la conciencia moral (Geuiissen), no es tam poco el heredero del Edipo ( M. Klein pas por all!) Este heredero es de otro orden, el de la ley del deseo; y es slo de su ausencia que tom a lugar el superyo como figura obscena y feroz.

    La sublimacin no es la idealizacin freudiana, ni una desexualizacin.

    El am or de transferencia no es la repeticin freudiana, sino la metfora del amor.

  • La represin propiamente dicha no es el efecto de una represin social, sino de la existencia misma del lenguaje.

    El goce femenino no es el goce flico, segn sostiene Freud, ni est ms ac de l ( esperanza histrica!), sino ms all.

    El yo no es ms que un agujero. Procede de un imaginario distinto del imaginario del narcisismo freudiano y reclama entonces una topologa no euclidiana... no freudiana (cfr. el dibujo en huevo de la segunda tpica).

    El padre edpico no es el Nombre-del-Padre, sino la pre- version*.

    La realidad psquica no existe. Es un tenaz residuo religioso.7 No hay un adentro de un afuera que sera la realidad social (lo cual modifica radicalmente la regla de abstencin en anlisis). E tctera ... e tc tera ... Los daos se agravan.

    Estos daos no vienen de una lectura parcializante de Freud, como la de Adler, de Jung, de Reich o de cualquier otro. Es, por el contrario, al leer S.I.R. en todo el tex to freu diano como se revelan all verdaderas aporas, como el negativo de una foto apareciendo sobre la pelcula gracias al bao revelador.

    Es as como la consigna del retorno a Freud engendra por fin su efecto: ir ms lejos que Freud , una nueva consigna anunciada en la primera sesin del seminario sobre Los nom bres del padre, el ltimo en ser impartido en Sainte-Anne, el 28 de noviembre de 1963. Qu es entonces R.S.I.**?Se tra ta de una hermenutica, a la Heidegger, para un incesante retom o a las fuentes fundadoras? No es ms bien la invencin de un nuevo paradigma cientfico que efecta la instauracin de una distancia con Freud?

    Lacan, Freud: un encuentro fallido 51

    * Elegimos conservar el trmino francs que implica un juego de palabras entre perversin (perversion) y versin-de l-padre (pre-version). [N. de los T.]**Para esta publicacin el autor corrigi el-texto original: en lugar de R.S.I. debe ir I.S.R. [N. de los T.]

  • 52 Littoral 1

    Ciertamente, durante algn tiem po la polmica de Lacan con el freudismo necesitaba oportunam ente hacer del retorno a Freud una bandera para sus alumnos. Pero, al contrario, se hizo posible a partir de ese d a, el 20 de noviembre de 1963, en el m omento mismo de la ruptura con la I.P.A., mostrar por fin claramente lo que operaba de hecho el retorno a Freud: un encuentro fallido que exige ir ms lejos que Freud.

    Despus de Lacan: un freudo-lacanismo?

    Como el freudismo en relacin a Freud, un nuevo freudo- lacanismo va a suceder a Lacan? No estaba ya en la escuela que Lacan haba fundado? Ciertamente permaneca latente all. Pero la disolucin de esta Escuela no ha permitido acaso su emergencia pblica y su desarrollo institucional?

    Rgida o bonachona, sectaria o complaciente, la amalgama freudo-lacaniana es un hacer-creer que Lacan habra completado a Freud mediante un encuentro exitoso y una alianza feliz. Al completarlo lo habra acabado en los dos sentidos del trmino: colmado de faltas y borrado. Entonces, por qu leer todava a Freud?

    El paradigma lacaniano sera la aplicacin de S.I.R. sobre el tex to freudiano para mostrar qu Freud era lacaniano avant la lettre y que hablaba lacaniano sin saberlo. Esta visin, a la vez ingenua y progresista, descansa sobre una suposicin de tipo religioso: Lacan habra salvado a Freud, as como Freud en su tiem po salv al padre edpico.

    Lacan, por su presencia, mantuvo una posicin conflictual necesaria a la existencia misma del anlisis. Por su enseanza se hizo el testigo de la prdida que califica por su naturaleza el campo freudiano, en razn misma del inconsciente. Sostener hoy que el encuentro de Lacan con Freud fue un encuentro fallido es promover, en razn del inconsciente, el carcter erstico de la discordia de toda exposicin de nuestra

  • experiencia ,8 incluida la enseanza de Lacan. Destino del psicoanalista lacaniano: ser el sntom a de la distancia entre la causa del inconsciente y todo relato de la experiencia analtica.

    Lacan, Freud: un encuentro fallido 53

    NOTAS

    1 Al menos sobre este punto dicha preocupacin se aproxima a la de Thom. No es acaso sorprendente ver que Lacan, en 1951, presenta el psicoanlisis como un retorno a Aristteles: Nosotros, psicoanalistas, reintroducimos una idea abandonada por la ciencia experimental, a saber, la idea de Morfeo, perteneciente a Aristteles? (en la Sociedad de Psicoanlisis de Londres).2 En francs en el texto original. Este enunciado no carece de relacin

    con la frase de Freud diciendo su Unglauben en Atenas: Lo que veo all no es verdad [wirklich] . Cfr. Un problema de memoria en la Acrpolis (1936). La frmula de Cantor fue recientemente estudiada por M. de Certeau en las Rech. Se. Relig. 71, 1983, pp. 61-80: L institution de croire .3 Editada por Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1983.4 De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, Siglo

    XXI, Mxico, 1976, p. 254.5 L ordre du discours, Gallimard, 1971, p. 27.6 J. Lacan, Sminaire du 16 novembre 1976.7 Cfr. La Psych, de E. Rhode, libro de cabecera de Lacan. [Hay edi

    ciones en espaol: del Fondo de Cultura Econmica, Mxico, y de la editorial Labor, Barcelona].8 J. Lacan, Sminaire du 15 avril 1964.

    Traduccin: Hlyda Peretti y Estela Maldonado de Littoral 14, noviembre de 1984

  • Marcelo Pasternac

    Aspectos de la edicin de los Ecrits de Lacan en Espaol

    Grande y pequea historia

    Cuando en 1971 la editorial Siglo XXI de Mxico comenz la publicacin de parte de los Ecrits bajo el ttulo escandaloso de Lectura estructuralista de Freud, se abri para los lectores de Lacan en francs y espaol una aventura llena de estmulos. Resultaba apasionante preguntarse, de pronto, cmo habra resuelto el traductor tal o cual dificultad que el original francs planteaba. O, al revs, leer la versin espaola y buscar en los Ecrits cul sera en francs la expresin de donde proceda una construccin ms o menos enigmtica presentada en la traduccin.

    Muchas veces el traductor resolva un interrogante de manera iluminadora, revelando con ello que se trataba de una traduccin aparentemente responsable. Pero las mltiples lecturas y confrontaciones en el curso del tiempo y de las sucesivas reediciones que abarcan estos trece aos, permitieron descubrir e ir acumulando a la vez una serie de erratas, de omi-

    55

  • siones a veces graves para la continuidad del texto, de matices discrepantes sujetos a discusin y tambin de francos errores que hacen una coleccin considerable: una serie de alrededor de cuatrocientas notas que no se prestan a una reproduccin extensa, aunque algunas de ellas podrn, oportunamente, dar una idea de los problemas que la edicin presenta, poniendo en tela de juicio aquella favorable impresin inicial.

    La ocasin brindada por un creciente inters por los problemas de traduccin y transcripcin de la obra de Lacan ha vuelto asimismo oportuna la obtencin de testimonios directos de los protagonistas de la empresa de esta versin de los Ecrits. Pues si como dice D. Amoux en Stcriture 1: ce que Lacan a dit, d autres lont crit , del mismo modo, en el caso de la traduccin, puede sostenerse que lo que Lacan escribi y l mismo dio a publicar, otros lo tradujeron y editaron en otras lenguas. Como en el caso de la transcripcin o establecimiento de la obra hablada, aqu tambin la operacin deja sus efectos reduplicados, adems, cuando no presentan explcitamente sus marcas, qu dicen ellos de su propia intervencin?

    El encuentro con el Editor fue el primero de una serie que incluy al Director de la coleccin Psicologa y Etologa y al Traductor. Experiencia que puede alcanzar la variedad y la dimensin enigmtica del Rashomon de Kurosawa-Akuta- gawa y dice mucho sobre las condiciones en que la obra de Lacan irrumpi en el mbito de la lengua espaola, de las expectativas del mismo autor sobre la circulacin de su obra y sobre los cambios que se han producido en los aos transcurridos desde entonces.

    Esa primera entrevista estuvo marcada sobre todo por el espectro de un tema que deba ser abordado con gran delicadeza: el episodio del ttulo desafortunado. Las referencias espontneas del Editor estuvieron dominadas por la alusin al personaje de Lacan, a sus encuentros con l en restaurantes distinguidos de Pars donde lo citaba, a la repercusin que la entrada de Lacan produca en el ambiente donde todas las mi

    56 Littoral 1

  • radas se volvan hacia l, etctera. Pero al fin, y como una ancdota casi colateral: ...ya efectuada la traduccin Lacan decidi hacerla revisar por un discpulo suyo cuyo nombre se me escapa que hizo observaciones a la traduccin. Y estando en Pars mi mujer, que es francesa, revis con Lacan y el discpulo algunas dudas, demostrando que estaba correcta la traduccin . Al final desliz el affaire del ttulo: Habr sido el doctor Lacan, pero no estoy muy seguro . No insisto en pulsar esa cuerda. Me anuncia finalmente la inminencia de la aparicin de una nueva edicin, esta vez completa, de los Escritos para el primer semestre de 1984.

    Cuando abord al Traductor en su condicin de uno de los protagonistas del acontecimiento de la edicin en espaol l corrigi esto destacando que no tuvo nada que ver con la decisin tomada. Tampoco, agreg, en una serie de problemas que son de dominio pblico . Dominio pblico? Bueno, s, todos lo conocen pero no se hace mencin a l. Segn el Traductor el Editor cambi el ttulo porque Escritos no pareca favorecer la aceptacin del libro en el mercado. (Un funcionario de la editorial me haba comentado hace un tiempo: Quin conoca en esa poca el nombre de Lacan en Mxico? ) Cuando se propuso el atractivo t tu lo con que efectivamente apareci en 1971 (no olvidemos la coyuntura ideolgico-editorial del estructuralismo en la dcada de los setenta) de Lectura estructuralista de Freud, Lacan contest segn el T raductor- que de ningn modo estaba dispuesto a cambiar el ttulo para dicha edicin y, sobre todo, rechazaba esa denominacin tape-a-loeil (en francs en la conversacin). Pero la traduccin llev mucho tiempo y cuando estuvo pronta para su publicacin, al cabo de alrededor de dos aos, el Editor haba olvidado, segn el Traductor, la carta de Lacan en la que ste expresaba su oposicin. (Como manifestacin explcita de la opinin de Lacan sobre este tema se puede leer en la sesin del Seminario 1968/1969, D'un A utre l'autre, del 26 de febrero de 1969, segn la transcripcin de Littoral, junio de 1963:

    Aspectos de la edicin de los Ecri ti, 57

  • este trmino extravagante de 'estructuralismo que con seguridad no asume ninguno de los que son sus elementos de primera fila, pero del que nos encontramos afectados como por una extravagante etiqueta que nos haban pegado en la espalda sin consultamos . Y en Mxico, no ya un comentario de Lacan, sino su propia obra, era publicada bajo el nombre de Lectura estructuralista de Freud!!!). Cuando el libro apareci Lacan mont en clera y envi un telegrama exigiendo el retiro de la edicin (que ya haba sido distribuida). Lacan se indignaba tambin por la falta de cumplimiento de la condicin estipulada de que la traduccin deba serle sometida antes de la publicacin para ser autorizada. El Editor alegaba siempre en el relato del Traductor que durante la traduccin el responsable de sta haba mantenido una nutrida correspondencia con Lacan sobre las dificultades encontradas en el trabajo. En esas cartas Lacan no dej de valorar el cuidado puesto en la labor dice el T raductor- e incluso, subrayaba gratamente impresionado que se fuera sensible ante los matices del texto que aparecan al comentar las dificultades sealadas: Nadie se haba fijado aqu en eso , le atribuye el Traductor a Lacan, agregando que ste aprovechaba al mismo tiempo para quejarse de su entorno francs en que los psicoanalistas no lo lean con ese cuidado. Pero luego, arrastrado por la ira desencadenada por el desliz del lamentable ttulo, Lacan atac la traduccin a ciegas . Encarg a un Discpulo (D) una revisin cuyos resultados, aprecia el Traductor, fueron tiles en algunos aspectos como erratas o saltos del texto omitido (frases faltantes), etctera. Pero dice: ...ese D sabr mucho de psicoanlisis, pero de espaol no sabe una jota. Por ejemplo, propona traducir la palabra francesa revenir por ...revenir, palabra inexistente en el espaol, donde su sentido es vertido por el vocablo regresar". El traductor escribi entonces a Lacan una largusima carta (de ms de veinte cuartillas) dando respuesta circunstanciada a las modificaciones propuestas por D para la traduccin, recibiendo entonces de Lacan lo que l califica de una contestacin

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  • maravillosa . Por primera vez, subraya el Trad