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iles en Cuba fue un acontecimiento 6 1 K E : p P i ? M r i m para estos trece dlar de octubre del afio 1962 durante 10s cuales 10s Estados Unidos y la Unidn Sovi6tica se balancearon sobre el precipicio de la guerra nuclear. Si Bsta hubiera sobrevenido, habria scarreado la muerte de 100 millones de norteamericanos, de m l s de 100 millones de rusos y de millones de europeos.1 AdemBs, las calamidades natura- les y 18s inhumanidades de la historia anterior se hubieran tornado insi-cantes. Dadas 18s posibilidades del desastre --que el presidente Kennedy estim6 de "uno en trese'-, parece milagroso que ese desenlace haya podido e~itarse.~ Este acon- tecimiento simboliza un hecho central, imposible de abarcar por complete, de nuestra existencia.

Si bien contarnos en la actualidad con excelentes reseiias, la crisis de 10s misiles queda, para usar las palabras de Harold Macmillan, como un "asunto extrafio y diffcilmente explicable"? Las cuestiones centrales mismas parecen eludir la posibilidad de respuestss satisfactorias:

iPor qud la Unidn Sovidtica instal6 misiles ofensivos estra- tdgicos en Cuba? &on qud propdsito adoptaron 10s soviBticos este derrotero riesgos y ddtico, que se apartaba de sus polf- ticas tradicionales? Da&aa las reiteradas advertencias norteame- ricanas, s e w las cuales tal acto no seria tolerado, ~c6mo pudo Khrushchev cometer semejante error de dlculo?

I

&PO$ qu4 Zos Estados Unidos respondieron con urn cuaren- tern naval sobre 10s embarques sovidticos a Cuba? &Fue acaso necesario para 10s Estados Unidos for- una confrontacidn nuclear p~blfca? &Cuiles fueron las alternativas realmente dis- ponibles? &Qu6 peligro representaron para 10s Estados Unidos

1 Una mortandad de esa magnitud s610 hubiera ocumdo en el peor de 10s casos.

2 Theodore Sorensen, Kennedy, Nueva York, 1965, p. 705. 3 Harold Macmillan, "Intr~ducci6n" a Robert F. Kennedy, Thirteen

Days: A. Memoir of the Cuban Missile Crisis, Nueva York. 1969. p. 17.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

10s misiles sovi6ticos en Cuba? iEsta amenma justified acaso que el presidente eligiera un curso de accidn que se@ 61 mismo tenia entre el 33 y el 50 por ciento de posibilidades de desembocar en el desastre? ~Requeria la amenaza en cuestidn el desarrollo de una accidn inmediata, capaz de inhabilitar 10s misiles sovi6ticos en Cuba antes que 10s mismos fueran ope- rativos?

iPor gut! fueron retirados 10s misiles? jQutS hubiera pasado si en lugar de ocurrir esto, Khrushchev hubiera anunciado que 10s misiles sovi6ticos operables dispararia-a si se disparaba sobre ellos? ~Qu6 fue en definitiva lo que termind gravitando, el "bloqueo", un "ultimatum", o a l e "arreglo"? ~ P o r qu6 10s sovi6ticos en lugar de retirar 10s misiles no buscaron urn revancha en otros puntos igualmente sensitivos; en Berlin, por e jemplo?

kcwiles son las "lecciones" de & crisis de 20s misiles? jQu6 nos emeiia sobre las confrontaciones nucleares? iQu6 implican- cias tiene sobre las nociones de administracidn de crisis y de coordinacidn gubernamental? ~Puede todo esto suministrar un modelo acerca del mod0 de tratar con la Unidn Sovi6tica?

Las respuestas satisfactorias para todas estas p r e h t a s aguardan informaciones que todavia no se han dado a conocer y amilisis m;is penetrantes de las evidencias actualmente dispo- nibles. Precisamente, este estudio surninistra nueva informacidn sobre la crisis de 10s misiles y un anhlisis mtls vigoroso de algunos aspectos relativos a la rnisma. Pero la crisis en cuestidn tambi6n constituye el posible embridn de una investigacidn m8s general. Este estudio parte de la premisa s e e la cual las respuestas satisfactorias a las preguntas acerca de la crisis de 10s misiles reclaman algo mfis que nueva informacidn y anBlisis. El verdadero progreso en esta clase de temas depende de urn mayor conciencia de lo que nosotros, hombres comunes y ana- listas profesionales, ponemos en juego cuando acometemos este tipo de -1isis. Cuando respondemos a preguntas tales como "~por qu6 la Uni6n Sovi6tica instald misiles en Cuba?", lo que vemos y juzgamos como importante, lo que aceptamos como adecuado, depende no s61o de la evidencia que tenemos, sin0 de 10s "lentes conceptuales" a travds de 10s cuales observarnos dicha evidencia. Por lo tanto, otro propdsito perseguido por este estudio es rastrear algunas de las decisiones fundarnenta- les, per0 a b inexploradas, referidas a las categorias y supues-

tos que canalizan nuestro pensarniento acerca de problemas tales como la crisis de 10s misiles en Cuba.

Razonamiento general

Cuando en el marco de 10s asuntos internacionales nos sentimos desorientados ante un acontecimiento determinado, generalmen- te la fuente de dicha desorientacidn reside en un result& particular: el emplazamiento sovidtico de misiles en Cuba, el movimiento de tropas estadounidenses a travds del estrecho pasaje de la peninsula coreana, el ataque japon6s a Pearl Harbor. *

Estos acontecimientos plantean cuestiones obvias: jPor qu i , la Unidn Sovietica instald rnisiles en Cuba? iPot gut! en su

marcha hacia Corea las tropas estadounidenses no se detuvie- ron en el estrecho? jPor qud Japdn atacd la flota americana estacionada en Pearl Harbor? Buscando las respuestas a estas preguntas 10s analistas serios tratan de descubrir por que en un momento dado aparece un especifico estado del mundo, en lugar de aparecer otro.

m us can do-una explicacidn, uno habitualrnente se coloca en el lugar de la nacidn o del gobierno nacional que enfrenta un problema international, y trata de imaginar por qud elegiria el curso de accion en cuestidn. Siguiendo ese razonamiento, 10s analistas han explicado 10s misiles sovi6ticos en Cuba como una puesta a prueba de las intenciones norteamericanas; la marcha de las tropas estadounidenses a trav6s del estrecho como una ampliacidn de 10s objetivos norteamericanos, como consecuen- cia de las fhciles victorias en el Sur; el ataque a Pearl Harbor como la solucidn buscada por Japdn para el problema estra- t6gico planteado por la presidn estadounidense en el lejano Este.

Ofreciendo (o aceptando) estas explicaciones, suponemos que la conducta gubernamentsl puede comprenderse de manera satisfactoria por analogia con 10s actos intencionales de 10s individuos. Esto const.ituye, en muchos casos, un supuesto fruc- tffero. A1 tratar a 10s gobiernos nacionales como si estuviem

* I!I tkrmino resultado aparece aqui corno un concept0 tecnico y refiere a un estado del rnundo real selectivarnente determinado y afectado de rnanera significativa por una acci6n de gobierno. Esta afirmacion a- pone que a1 pensar 10s asuntos internacionales, la mayoria de 10s analistas y participantes estlZln decididamente interesados en ciertos resultados y en las especificas acciones de gobierno que afectan a dichos resultados.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

centralmente coordinados, 10s individuos dotados de intenciones suministran un esquema iitil para la comprensidn de 10s pro- blemas politicos. Con todo, esta simplificacidn --como todas d

I l a . sirnplificaciones- oscurece tanto como revela. En particular, oscurece un hecho reiteradamente descuidado, el hecho de la burocracia: el "realizador" de la politica gubennamental no es un Wco individuo que toma las decisiones, sino un conglome rado de grandes organizaciones y actores politicos. Las impli- cwcias que tiene esto para el d l i s i s de acontecimientos tales como la crisis de 10s misiles son considerables: tales implican- cias comprometen a las categorias y supuestos basicos que usamos para aproximarnos a 10s acontecimientos.

Para expresarlo con m6s rigor, el razonumiento desarro- llado en el cuerpo del presente estudio puede sintetizarse en tres proposiciones:

1. Los anulistas profesionales dedicados a 10s asuntos interna- cionales (otro tanto podria decirse de 10s hombres comu- nes) piensan 10s problemas de polttica international y militar en tdrminos que implican, en gran medida, modelos conceptuales que tienen considerables consecuencias para el contenido de su pen~amiento.~

A1 considerar problemas relativos a 10s asuntos interna- cionales, tanto 10s analistas profesionales como 10s hombres comunes proceden de una manera directa, informal y no-teor6- tica. Sin embargo, el examen cuidadoso de las explicaciones de acontecirnientos tales como la instalacidn sovidtica de misiles en Cuba revela una sub-estructura teor6tica m& compleja. Las explimiones suministradas por 10s analistss muestran caract* risticas predecibles y comunes. IZstas a su vez reflejan SUPUS- tos no-reconocidos acerca del cadcter de 10s acertijos, de las categorias a partir de las cuales deben considerarse 10s proble mas, de 10s tipos de evidencia relevantes, y de 10s determi- nantes de 10s acontecirnientos en cuestidn. La primera propo- sicidn estipula que 10s mencionsdos supuestos forman tejidos que aparecen como 10s marcos de referencia bkicos, o como

4 A1 intentar comprender 10s problemas relativos a 10s asuntos inter- nacionales, 10s analistas se embarcan en una serie de empresas relaciona- das, per0 16gicamente separables: 1. descripci6n; 2. expiicaci6n; 3. predic- cicin; 4. evaluaci6n; 5. recomendaci6n. Este estudio se concentra principal- mente en la explicaci6n y, por consecuencia, en la predicci6n. I

10s modelos conceptuales a p a r de 10s cusles armlistas p hombres comu.?es preguntan y responden sobre estas cuestio- nes: 6-6 ha ocurrido? iPor qu6 ocurrid? j-d ocurrira? * Tales supuestos son centrales para las actividades de explicacidn y prediccidn. El analista, a1 tratar de explicar determinado aeon- tecimiento, no puede describir el estado total del mundo que condujo a tal acontecimiento. La ldgica de la explicacidn re- quiere una selecciiin de 10s deterrninantes relevantes para el aconte~imiento.~ MBs a h , la ldgica de la prediccidn subraya la necesidad de suministrar una sintesis de 10s factores que gravitan sobre el acontecimiento. Los modelos conceptuales no s610 fijan la medida de las redes que el analista sumerge en el material en baqueda de la explicacidn para una accidn parti- cular; tambi6n estipulan 10s lagos e indican las profundidades que &be utilizar para atrapar a1 pez que esth buscando.

2. La mayorla de 10s analistas explican (y predicen) la con- ducts de 20s gobiernos nucionales en tdrminos de un 2inZco modelo conceptual, que denominaremos Modelo de Actor Racional o '%l&ico" (Modelo I).6

A pesar de las significativas diferencias de inter& y de enfoque, la mayoria de 10s analistas y hombres comunes inten- tan entender 10s acontecirnientos internacionales como si fueran

* La consideracion segiut la cual se setiala que las explicaciones con- tienen modelos conceptuales implicitos no supone afirmar que 10s ana- listas de asuntos internacionales hayan desarrollado teorias satisfactorias y empiricamente verificables. En este estudio el temino modelo, sin cali- ficativos, debe entenderse como "esquema o marco conceptual".

5 A 10s fines de nuestros desarrollos aceptaremos la caracterizacidn propuesta por Carl G. Hempei de la 16gica de la explicacibn: una explica- ci6n "responde a la pregunta 'iPor qut ocurri6 el fen6meno-explanandurn'?, mostrando que dicho fenbmeno result6 de ciertas circunstancias particula- res, especificadas en C1, C2, C3.. .Ck, de acuerdo con las leyes L1, L2, U.. . Lk. Sefialando esto, el razonamiento muestra que, dadas las circuns- tancias particulares y las leyes en cuestibn, la ocurrencia del fencimeno debfa esperarse; es en este sentido que la explicacibn nos permite enten- der por qut ha ocumdo ese fen6meno" (Aspects of Scientific Explana- tion, Nueva York, 1965, p. 337). Aunque puedan distinguirse diversos pa- trones explicativos (vbase, Ernest Nagel, The Structure of Science: Pro- blems in the Logic of Scientific Explanation, Nueva York, 1961), las expli- caciones cientificas satisfactorias exhiben esta 16gica bhica. Por wnsi- guiente, la predicci6n es esencialmente la inversa de la explicaci6n.

6 El Modelo I ha recibido diversas denominaciones: modelo de la po- litica racional, modelo del prop6sito unitario y modelo del actor guiado por propbsitos.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

actos mas o menos intencionales de gobiernos nacionales unifi- cados. El hombre comh personifica a 10s actores racionales y habla de sus designios y elecciones. Los tedricos de las rela- ciones internacionales enfocan 10s problemas entre las naciones haciendo una reseiia de las elecciones de actores racionales unitarios. Los analistas de estrategias, en ausencia de actores, se concentran en la ldgica de la accidn. Para cada uno de estos grupos una explicacidn consiste en mostrar por qud una nacidn o gobierno eligieron actuar como lo hicieron, dados 10s pro- blemas estrategicos que enfrentaban. Por ejemplo, a1 atender a1 problema planteado por la instalacidn sovidtica de misiles estra- tegicos en Cuba, el analista correspondiente a1 Modelo I en- cuadra el rompecabezas: ~ P o r qu6 10s sovidticos decidieron instalar misiles en Cuba? Luego fija la unidad de adlisis: elecci6n gubernamental. Despuds, dirige la atencidn a ciertos conceptos: fines y objetivos de la nacidn o del gobierno. Por dltimo, invoca ciertos patrones de inferencia: si una naci6n realiza una accidn de esta indole, debe tener un fin de este tipo. El analista en cuestidn ha "explicado" en la medida que pudo t mostrar cdmo la instalacidn de misiles en Cuba fue una accidn razonable, dados determinados objetivos estrat6gicos atribuidos a 10s sovi6ticos. Por otra parte, 1as predicciones acerca de lo que una nacidn hard o habria hecho se elaboran calculando lo que seria racional hacer en cierta situacidn, dados objetivos

b especificos.

3. Dos modelos conceptuales alternutivos, que designaremos bajo 10s rdtulos de Modelo de Proceso Organixacional (Mo-

I deto 11) y Modelo Politico Gubemmental (Burocrcitico) I

! (Modelo III),* suministran urn base para mejorar las t explicaciones y p~edicciones.~

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INTRODUCCI~N

Si bien el Modelo del Actor Racional se ha mostrado util para diversos propositos, hay clara evidencia de que debe suple- mentarse, e incluso suplantarse, par marcos de referencia enfocados en la maquinaria gubernamental en las organizacio- nes y actores politicos hvolucrados en el proceso de establecer politicas. La implicacidn del Modelo I s e g b la cud 10s aconte- cimientos importantes tienen causas importantes, en virtud de la cual se considera 'que las unidades monoliticas realizan im- portantes acciones como consecuencia de importantes razo- nes, debe balancearse con la apreciacidn segiin la cual: 1. las unidades monoliticas son cajas negras que ocultan diversos engranajes y levas que conforman una estructura de toma de decisiones altamente diferenciada; 2. 10s actos importantes r e sultan de innumerables y con frecuencia conflictivas acciones menores, adoptadas por individuos localizados en diversos nive- les de organizaciones burocraticas que est&n a1 servicio de una variedad de fines nacionales, fines organizacionales y objetivos politicos que sdlo son compatibles de manera parcial. El Mo- d e l ~ I comprende 10s propositos nacionales y las presiones creadas a raiz de problemas en las relaciones inter-nacionales; per0 dicho modelo debe confrontarse con 10s mecanismos intra- nacionales a partir de 10s cuales emergen las acciones guber- narnentales.

Recientes desarrollos en teoria de la organization suminis- tran 10s fundamentos para el segundo modelo, que enfatiza 10s procesos y procedimientos de las grandes organizaciones que constituyen a un gobierno dado. De acuerdo con este Modelo de Proceso organizacional, lo que 10s analistas del Modelo I carac- terizan como "actos" y "elecciones", es concebido como pro- ducto del funcionamiento de grandes organizaciones; funciona- miento que se opera en base a patrones de conducta regulares. A1 enfrentarse con el problema de 10s misiles sovi6ticos en Cuba, el analista perteneciente a1 Modelo 11 ordena el rompe- cabezas de la siguiente manera: LA partir de que context0 y presiones organizacionales ha emergido esta decisi6n? Luego fija la unidad de~aniilisis: producto organizacional. M a tarde enfoca la atencidn en ciertos conceptos: la fuerza, 10s procedi- mientos operativos estandarizados y 10s repertorios de las orga- nizaciones. Por fin, invoca ciertos patrones de inferencia: si hoy estas organizaciones suministran un producto de esta indole, tal conducta results de las caracteristicas, 10s procedimientos y 10s repertorios organizacionales existentes. Un analista del

* Desde 10s primeros borradores se han suscitado acaloradas discu- siones en torno a 10s nombres mas adecuados a cada modelo. La eleccidn de nombres tornados del Ienguaje ordinario promueve la familiaridad, pero incentiva la confusicin. Acaso lo mejor seria pensar estos modelos simplemente bajo 10s r6tulos de Modelo I, Modelo I1 y Modelo 111.

7 El Modelo I11 ha recibido varias denominaciones: politicas admi- . nistrativas, politicas internas, politicas gubernamentales, maquinaria po- litica, o incluso politicas palaciegas. Por "politicas" entendemos el sutil tira y afloja de 10s juegos intrincados que caracterizan a la accidn. "Buro- critico" significa que la accion estl localizada en la maquinaria bur* cctttica constituida por el ejecutivo, o la administration, o (en el Reino Unido) el gobierno.

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L A ESENCIA DE LA DECISI~N

Modelo I1 ha "explicado" el acontecimiento en cuestidn cuando identifica las organizaciones sovi6ticas rn& relevantes y desplie- ga 10s patrones de conducta organhativa a partir de 10s cuales emergid la accidn. A su vez, 18s predicciones identifican 18s tendencias reflejadas por las organizaciones establecidas, dota- das de procedirnientos y programas fijos.

El tercer modelo dirige la atencidn hacia la p-rf;tip--&_go- bierno. SegCur 61, 10s acontechnimtos a iriveI-dq. 10s ssqntos internacionales no d6iistituyenen~ai elecciones ni productos, sino qye son resultantes de 10s diversos juegos de acuerdos estable- cidos por participantes que operan desde el gobierno.wiona1. A1 afrontar el problema planteado por 10s misiles sovi6ticos en Cuba, el analista del Modelo 111 encuadra el rompecabezas de la siguiente manera: dQu6 resultantes, bajo qu6 acuerdos, esta- blecidos entre quc! participantes, han provocado las acciones y decisiones criticas bajo estudio? Luego fija la unidad de an6bis: resultante politica. Despuc!s centra la atencidn en ciertos con- ceptos: percepciones, motivaciones, posiciones, poder y manio- bras de 10s participantes. Finalmente, invoca ciertos patrones de inferencia: si un gobierno realiza una accidn. tal acci6n fue la resultante de acuecdos entre participantes en kstintos juegos. El analista del Modelo I11 ha "explicado" el acontecimiento clue nos ocupa cuando descubre qui6n hizo qu6 a quiBn, provocarido la acci6n estudiada. Asimismo, las predicciones se obtienen identificando el juego a partir del cual aparece determinado asunto, 10s participantes de relevancia, el poder y la destreza de Bstos.8

8 En tdrminos estrictos 10s "resultados" que intentan explicar estos modelos son esencialmente las conductas de 10s gobiernos nacionales, es decir, la suma de la conducta oficial c!e todos 10s individuos miembros de gobierno, relevantes para una cuesti6n dada. Estos modelos no enfocan un estacio de cosas determinado, es decir, una descripcicin completa del mundo, sino las decisiones nacionales y su impIementaci6n. Esta distin- cicin esti planteada claramente por Harold y Margaret Spout. "Factores Contextuales en el Estudio de las Politicas Internacionales" en James Ro- senau (ed.) lntemationat Politics and Foreign Policy, Glencoe, Ill., p. 116. Esta restricci6n excluye las explicaciones ofrecidas principalmente en ba- se a las teorias de 10s sistemas internacionales. Con todo, no es severa, pues son muy pocas las explicaciones interesantes relativas a la esfera de la politica exterior que han surgido en ese niveI de anilisis. S e e n David Singer: "El Estadenacih -nuestro principal actor en las relaciones 'in- ternacionales.. . es claramente el f o ~ traditional de inter& entre 10s estudiosos occidentales y es el tema dominante de todos 10s textos em- pleados por 10s institutus y universidades de lengua inglesa ("El Nivel del Analisis de Problemas en las ReIaciones InternacionaIesl' en Klaus Knorr

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INTRODUCCI~N

Una metafora central iluminad las diferencias existentes entre 10s modelos. Con frecuencia, se ha cornparado a la poli- tics exterior con 10s movirnientos y secuencias caracteristicos del juego de ajedrez. Imaginemos pues un juego de ajedrez don- de el observador s610 puede ver una pantalla donde se proyectan 10s movimientos, sin mostrarse el modo en el que 10s mismos son llevados a cabo. Inicialmente, la mayoria de 10s observadores di- rian e o m o ocurre en el Modelo I- que 10s movimientos pro- vienen de un jugador individual de acuerdo a tacticas y planes orientados a1 logro del triunfo como objetivo. Pero tambib pue- de considerarse un patr6n de movirnientos cap= de conducir a ciertos observadores a ssumir 10s supuestos del Modelo 11, luego de haber analizado diversos juegos: el jugador de ajedrez dejaria de ser un individuo, para ser sustituido por una difusa alianza de organizaciones semi-independientes, cada una de las cuales mueve su grupo de piems siguiendo procedimientos ope- rativos estandarizados. Por ejemplo, el movimiento & las distin- tas piezas podrfa desplegarse de acuerdo a una rutha se- la cual el ataque de 10s alfiles y peones sucede al enroque, segSin un plan fijo. Asimismo, es posible que el patr6n de juego sugiera a un analista del Modelo I11 el siguiente supuesto: un n h e r o determinado de jugadores, con obgetivos especificos pero cornpartiendo cierto pozer sobre las pie-, determinarian 10s movirnientos como resultantes de acuerdos colegiados. Por ejemplo, el enroque del rey negro podria contribuir a la pdrciida de un caballo negro sin ganancia equivalente para el conjunto de 1as negras, pero con un aumento de la capwidad defensiva, en virtub de la cud la torre negra se erige como el guardiBn prin- cipal del palacio situado en ese lado del tabIero.

Algunas reservas

El sumario expuesto mhs arriba, por su cariScter rudimentario, no transmite ninguna de las reservas que tenemos acerca de la capacidad de persuasi6n del argument0 que nos ocupa. Aumen- tar dicha capacidad reclamaria desarrollos m8s extensos tie 10s

y Sidney Verba (eds.), The International System, Princeton, N. J., 1961). DeI mismo modo, la revision propuesta por Richard Brody acerca de las tendencias contemporheas en el estudio de las relaciones internacionales encuentra que "10s estudiosos han venido atendiendo de una u otra manera las conductas de las naciones. Con tal inter& en comun, parece incentivar- se un marco comh de referencia".

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aconsejables aqui y exigiria un &to mayor del que hemos lo- grado en el tratamiento de algunos problemas. Primero, la idea s e m la cual la mayoria de 10s analistas se apoyan en un Wco modelo conceptual parece un tanto reduccionista. A pesar de que, siendo conscientes de ello, hemos descripto distintas va- riantes del Modelo I, nuestra insistencia en la similaridad de las mismas parece abandonarnos a un lecho de Procusto. Segundo, en la medida que la explicacidn y la prediccidn de 10s aconte- cimientos internacionales no se desenvuelven como empresas teorGticas, pocos analistas proceden exclusivamente dentro de un modelo conceptual en estado puro. Por el contrario, si bien piensan predominantemente dentro de un modelo, ocasional- mente utilizan alguna otra variante del mismo, lo cambia, por otro o utilizan materiales que son totalmente externos a las fronteras de determinado modelo. A su vez, estos dos problemas dan origen a otro. A1 exarninar 10s usos del Modelo del Actor Racional y especialmente a1 considerar la medida en la que alguien se apoya en alguna variante del mismo, se descubre, indefectiblemente, que no es posible agotar toda la actividad analitica despleg~da. Cuarto, la riqueza de Ias variaciones sobre el tema cl6sico muestran a1 modelo como poco m8s que una mera caricatura. Quinto, 10s modelos alternativos no e s t h com- pletamente desarrollados. Por atimo, el cuerpo de literatura a1 que aplicamos 10s modelos alternativos en cuestidn es surna- mente reducido, como consecuencia de ello las aplicaciones apa- recen como esfuerzos iniciales y simplemente tentativos.

A pesar de haber logrado st310 un &to parcial en el trata- miento de estos dificiles problemas, muchos lectores han encon- trado que el argument0 general constituye una sugestiva colabo- racidn tanto para la discusidn de la crisis de 10s misiles, como para el tratarniento general de la conducts gubernamental, espe- cialmente en lo que hace a asuntos internacionales y militares. En consecuencia, hemos quedado persuadidos de la convenien- cia de plantear estas ideas no a1 final, sino a1 comienzo del largo desarrollo. Ese desarrollo no basta para la defensa de las proposiciones antes mencionadas. La prueba de fuego reside en la demostracidn gracias a la cual queda clsro que diferentes marcos de referencia producen diferentes explicaciones. Y 10s tres estudios de caso constituyen el sustento de dicha demos- tracidn; tales estudios despliegan 10s productos que resultan de cada modelo conceptual, con referencia a1 mismo problema: 10s principales acertijos de la crisis de misiles. Si bien las dife-

rencias entre 10s distintos modelos conceptuales reciben un tratamiento sistematico en el capitulo dedicado a las conclu- siones, las explicaciones alternativas del mismo acontecimiento que desarrollamos en 10s capitulos previos resultan mas reve- ladoras; en ellas puede verse de manera directa cdmo opera cada modelo.

El tratarniento de un solo fendmeno no puede m8s que su- gerir la indole de las diferencias entre las explicaciones produ- cidas por cada modelo. Pero la crisis de 10s misiles es especial- mente apropiada para nuestro objetivo. En el contexto de un peligro que ponia a la nacidn ante un verdadero precipicio, un grupo reducido de hombres se libraron de las sujeciones buro- crdticas, sopesaron las opciones y decidieron. Estas decisiones centrales, del m6s alto nivel y en un contexto de crisis, son, al parecer, las que mejor se adaptan a1 an8;lisis que caracteriza a1 Modelo I. Eso obliga a 10s Modelos I1 y I11 a competir en la sede misma del Mode10 I. En consecuencia, las dimensiones y factores descubiertos a partir de aquellos modelos s e r h par- ticularmente sugestivos.

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I MODFLO I: EL ACTOR RACIONAL

iCdrno proceder cuando nos enfrentamos con w acontecimiento international sumarnente comple jo? ConsidGrese, por e jemplo, cdmo responderia uno a la siguiente consigns: "Explique la instalacidn sovi6tica de misiles en Cuba". El analista o el hombre corntin tipicos comienzan por considerar 10s diversos prop6sitos que 10s sovi6ticos podrian ten@= mefi%5por ejej&mplo; p03Zr a prueba las intenciones norteamericsna9, defender a Cuba, o mejorar su posicidn negociadora. Examinando tanto 10s proble mas que debieron afrontar 10s s o v I ~ o s 3 o m o el carficter de la accidn que-eligieron, el analista elimina algunos propdsitos, porso considerarlos plausibles. Cuando logra elaborar un c8lcu-

I -.-.- lo que muestra cdmo, en una situacidn particular, teniendo en i cuenta ciertos objetivos, 61 hubiera degido inswar 10s misiles

en Cuba, el analista que nos--pa-considera3ue la acci6n est8 +*--

explicaci?. MBs atin, la afirmacidn "no puedo entender (o expli- k c%rJ por qu6 10s sovi6ticos actuaron de tal o cual manera*' indica

una incapacidad de balancear deterrninada acci6n con un c&lculo plausible. El intento de explicar 10s acontecimientos internaciona- les a travds del rec o gobiernos co&it Ration!, -

La literatura acaddmica, las notas con comentarios politicos, la prensa y las conversaciones informales muestran hasta qu6 punto la mayor parte del pensamiento contemporheo acerca de la politica exterior se desenvuelve dentro de este modelo conceptual. Veamos algunos ejemplos. La explicaci6n de la ins- talacidn de misiles sovi6ticos en Cuba que se cita m8s fue pro- puesta por Arnold Horelick y Myron Rush,' dos sovielxSlogos de la Rand Corporation. Segtin ellos "la introduccidn de misiles

1 h o l d Horelick y Myron Rush, Strategic Power and Soviet Fa- reign Policy, Chicago, 1965, caps. 11-12. Basado en A. Horelick "La Crisis de 10s Misiles Cubanos: Un Aniilisis de 10s C6lculos y la Conducta Sovi& tica", World Politics, abril 1964.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

de 10s Estados Unidos hacia 10s paises subdesarrollados es ex- plicada como "esquizofr6nica".'L Hoffman denornina "imagina- cidn reconstructiva" l2 a este metodo de explicacidn de la conduc- ta nacional en tanto decisidn racional.

La disuasidn es el tema cardinal de la literatura estratdgica contemporfinea. Thomas Schelling, en su Estrategia de Conflzcto, formula un conjunto de proposiciones centradas en la didmica de la disuasidn en la era nuclear. Una de las principales propo- siciones ham a la estabilidad en el b~luI.__cn.de_L_t_e~r~r~~~.I situaci6n de mutua diswi6n, la probabilidad de q a g I l t ? p iiuclear se ve reducida, no por el "balance" (una precisa igualdad en la situaCian), sino gar-_la eabilidad del balance; es d e c i ~ por el hecho de g_ue-_u=o de 10s oponentes puede golpear pri- mroTmpZEiin-d-o que el otro gorpee~es~Ub.~ &Cdmo~h~BSeTr8 I l ~ p G ~ e s p l a l & i i esFaproposicidn? Su confianza no deriva de una recoleccidn inductiva de numerosos casos previos, sino de dos c6lculos. En una situacidn caracterizada por el "balance",

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pero tambi6n por la vulnerabilidad, hay valores a partir de los cuales un oponente puede elegir golpear prirnero, destruyendo la capacidad de represalia del enemigo. Por el contrario, en un

11 Ibid., p. 189. 12 Seguimos a Robert McIver; vkase tambikn Stanley Hoffman, Con-

temporary Theory in International Relations, Englewood Cliffs, N . J., 1960, pp. 178-79.

13 Thomas Schelling, The Strategy of Conflict, Nueva York, 1960, p. 232. Esta proposicibn fue formulada antes por Albert Wohlstetter en "El Delicado Balance del Terror"', Foreign Affairs, enero 1959. Considkrese el tratamiento que Schelling hace de la disuasi6n. iC6m0 caracteriza 10s rasgos esenciales de las situaciones y la conducta en cuestibn? La disua- sidn se relaciona con la posibilidad de influir las elecciones del contrincan- te y esto, influyendo sus expectativas acerca de nuestra futura conducta. Esto implica darle evidencias de que la misma estard determinada por la suya. Por ende, s egh este anzilisis, varios son 10s aspectos que reclaman clariBcaci6n. Primero, iquk combinacidn de sistemas de valores de 10s dos participantes --de las "ventajas" para decirlo en el lenguaje de la necesitan y de quk mod0 pueden autenticarse las evidencias que se comuni- .medimos la mezcla de conflicto e intereses comunes requerida para gene- rar una situaci6n de disuasibn? Tercero, iqu6 tipo de comunicaciones se necesitan y de quk mod0 pueden autenticarse las evidencias que se comuni- can? Cuarto, iqu6 racionalidad se requiere --conocimiento del propio sis- tema de valores, habilidad para percibir alternativas y para sopesar p w babilidades, incapacidad de ocultar la propia racionalidad? Quinto, iqu6 se necesita para refonar las promesas? Sexto, jcdles son las maquina- ciones a travks de las cuales uno se compromete a encarar la acci6n en lugar de rehuirla, de manera tal que la credibilidad del compromiso asu- rnido haga innecesario encarar de hecho esa accidn? (Vbse Schelling, op. cit. pp. 13 y ss.).

"balance estable", cada uno es capaz de responder un primer golpe, ocasionando dafios inaceptables. Esta capacidad garantiza

t la disuasidn, en 1s medida que &@in agente racional podria elegir un curso de accidn equivalente a1 suicidio nacional. Per0 mientras la mayoria de 10s representantes del pensamiento es- tratdgico contemporfineo se dejan arrastrar implfcitamente por ese c6lcul0, Schelling'reconoce explicitamente que la teoria es- tratdgica suwne-un modelo. El fundamento reside, se- dli en "el supuesto de la conducta racibnal -no simplemente una conducta @teligente,-siiio una conducta motivada par un c6lcul0 consciente de Ias ventajas; un c4lculo que a su vez se sustenta -

e internamente consistenten." Lo sorprendente en estos ejemplos extraidos de la literatura

&ceca> la politica exterior y-=-FeI%Xnes ii-i@fiacionales, es la similaridzkl a f r e a ~ l i s t a s de distintos estilos, cuando llega el momenta de suministrar explicaciones. Cada uno de ellos supo- ne que lo que debe ser explicado tiene el car6cter de una accidn, es decir de una conducta que refleja propdsitos o intenciones. Cada uno supone que el actor es un gobierno nacional. Cada uno supone que la accidn elegida es una solucidn calculada fren- te a un probbma estratdgico. Para c a b uno de ellos la expxa- cidn consiste en mostrar qu6 objetivo perseguia def!erml.o_. gobierno cuaimoXt53~--~ qu6--Gcic5n-̂ constituia una eleccidn @-oGble; dado determinado -objetivo "nacional. f ste es, preci- sameiiGyeI-Eonjuntooae supuestos que -~&racteriza~al MoCTeTo-del ffcZor EaBiaiiTal: En-mucfios sentidos, hay considerables contras- tes en el-peGarniento de Morgenthau, Hoffman y Schelling. Sin embargo, a1 considerar el mod0 en que cada uno de ellos emplea el Modelo 1, quedan ilurninadas las semejanzas b6sicas entre el mdtodo de la "reactivacidn racional" de Morgenthau, la "recons- truccidn imaginativa" de Hoffman, y el "juego tedrico" de S~helling.'~

A pesar de las considerables diferencias de dnfasis y enfo- que, la mayoria de 10s analistss contemporheos (otro tanto ocurre con 10s hombres comunes) proceden predominantemente ---si bien muchos lo hacen de manera implicita-, s e g b este marco de referencia, cuando tratan de explicar acontecimientos

14 Eehelling, op. cit., p. 4. 15 Morgenthau, op. cit., p. 5; Stanley Hoffman, "La Ruleta en el Sdta-

no", en The State ow War, and Corztemporary Theories of Interizational

I Relations, pp. 178-79; K . Archibald (ed.), Strategic Interaction and Conflict, Berkeley, 1966; y Schelling, op. cit.

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internacionales. M&i a h , el supuesto se&n el cual 10s aconte- cimientos a nivel de 10s asuntos internacionales son actos de naciones es tan fundamental para el pensdento referido a esta clase de problemas que casi nunca se reconoce a1 modelo sub- yacente: explicar un acontecimiento relativo a 10s asuntos inter- nacionales significa, simplemente, mostrar cbmo pudo el go- bierno elegir racionalmente tal acci~n.'~ En este sentido, el mar- co de referencia en cuestion constituye el modelo "clfisico".

Pero no pretendemos probar que la mayoria de 10s analistas piensa casi siempre a partir de ese modelo. Mas bien, este capf- tulo intenta transmitir a1 lector una comprensidn general del modelo y un desafio: el lector puede examinar la literatura que le resulte mas familiar y formular luego su propio juicio. La primera seccidn de este capftulo esta constituida por una rapida recorrida de importantes trabajos en diversas areas de la poli- tics exterior y las relaciones internacionales. La segunda seccion intenta clarificar el concept0 de accidn racional --esencia de este modelo conceptual- considerando brevemente 10s m8s riguro- sos modelos tedricos referidos a la accidn, tal como aparecen en la teoria econbmica, en la teoria de 10s juegos y en la teoria de la toma de decisiones. Necesariamente, esta secci6n es m&s tdcnica. Algunos lectores preferiran considerar este modelo como un intento de entender la conducta de 10s gobiernos por analo- gia con la conducta de 10s individuos que ensayan elecciones calculadas y racionales; dichos lectores optartin, acaso, por sal- tear esta seccidn. Por fin, la tercera seccibn formaliza el modelo conceptual que nos ocupa, exponi6ndolo como un paradigma e indicando algunas variantes posibles dentro del mismo.

16 En este capitulo analizamos distintas excepciones a esa generaliza- cion. El excelente ensayo de Sidney Verba "Supuestos sobre la Racionali- dad y la No-racionalidad en 10s Modelos del Sistema International", m8s que una exception, es el enfoque de un problema un tanto distinto. Verba atiende a 10s modelos de racionalidad e irracionalidad de 10s hombres de Estado individuales, en Knorr y Verba (eds.), The International System, Princeton, 1961. Aunque en el Ambito de la literatura relativa a la politica exterior no se ha dado demasiada importancia a este modelo conceptual. en el campo de la economia, la decision y la teoria de 10s juegos se estA desarrollando una considerable discusi6n referida a nociones muy parecidas. En consecuencia, si bien admitimos no estar familiarizados con esta lite- ratura, acaso este capitulo, a1 intentar una explicaci6n del modelo impli- cito, puede representar una contribucidn a esos esfuerzos.

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MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

Ilustraciones del modelo clhsico

Historia diplomcitica

Considerese la causa de la Primera Guerra Mundial como pro- blema. El tema ha atraido la atencibn de 10s historiadores diplo- maticos durante medio siglo, si bien luego de transcurridos cin- cuenta aiios el debate fue mucho menos intenso. Las dos versio- nes clasicas del misrno atienden a 10s mismos documentos pero arriban a conclusiones diametralmente opuestas. Por una parte, Bernardotte Schmitt concluye que fue la determinacidn alemana la que causb la guerra: "La replica conciliadora de Servia a1 ultimatum austriaco no fue tenida en cuenta pues la elite go- bernante ya se habia decidido por la guerra".17 Por la otra, Sidney Fay encuentra que "fue la precipitada movilizacidn rusa.. . mientras Alemania intentaba que Austria aceptara las propues- tas de mediacibn, lo que hizo inevitable la guerra europea"." En su ensayo autobiogr8fic0, Cincuenta ai2os explorando la histoda, Schrnitt expone con una claridad definitiva las dificultades plan- teadas por estas conclusiones opuestas:

Fay, autor de Los Ortgenes de la Guerra Mundial, publicado en 1928, adopta una postura condescendiente con respecto a la responsabilidad alemana, mientras que mi obra, El Advenimiento de la Guerra de 1914, carga todo el peso sobre Alemania. Esto siempre me ha preocupado. Ambos hemos obtenido titulos avanzados en universidades prominentes . . . Ambos hemos usado 10s mismos documentos y lefdo las mismas biografias y memorias, durante la preparacidn de nuestros respectivos libros y ambos hemos arribado a in- terpretaciones muy diferentes. A veces se ha dicho que esto se debe a nuestros prejuicios, ya que Fay ha estudiado en Alemania y yo en Inglaterra, pero seguramente la cuestibn es mas compleja. LHay acaso algo errdneo en nuestros metodos de estudio y entrenamiento histbrico, que nos

'7 Bernardotte Schmitt, "1914 y 1939", Journal of Modern History, VG~. 31, junio 1959.

la Sidney Fay, The Origins of the World War, Vol. 2 , Nueva York, 1928, p. 55.

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hizo arribar a conclusiones conflictivas, a partir de la rnis- ma evidencia? l9

Aunque Schmitt plantea una serie de ir~trincadas cuestiones sobre 10s mdtodos histdricos, la disputa central gira en torno a un conjunto de supuestos acerca de la atribucidn de causas. En dicha disputa, el argument0 acerca de la guerrahse convierte en diversos juicios acerca de 18s decisiones, acciones y actitudes de las naciones. La identificacidn de tales decisiones, acciones y actitudes reclama una sintesis de las actividades y pensamientos de 10s individuos en cada gobierno. Se trata de lo que Arthur Schlesinger hijo denorninara "la pasibn por las noticias", con- siderhdola "la enfennedad ocupacional del historiad~r".~ Pre- cisamente, tal es el procedimiento que constituye el marco de referencia bhsico que utilizan la mayoria de 10s historiadores diplom8ticos.

Estrategia

A1 explicar 10s acontecimientos en la esfera de 10s asuntos internacionales, 10s historiadores diplom6ticos reflejan las intui- ciones y expectativas de 10s hombres comunes educados, si bien lo hacen de una manera elaborada y consistente." Los estrategas

I contempor6neos refrenan esos instintos. Es por eso que la lite- ratura proveniente de la estrategia contempor~a es, para nuestros propbsitos, especialmente instructiva. Sin duda, La Es- trategia de Conflicto es la formulaci6n -m.@- sofisticada @?3% principios del pensamie&q c?straM@Co contemporbeo. - S e a si i lsor, Thomas Schelling, la estrategia analiza y explica el con- Junto de acciones y reacciones nacionales como movimientos, m8s o menos ventajosos, en un juego de conflict0 interdepen- diente. Las naciones acttian en situaciones definidas por antago- ziismos temperados y por aliatlzas precarias. Por ende, la-mejor eleccidn que nacidn dads puede hacer, depende de 10 que espera que hagan las- otras;-IZ-conductSeStr~ca influencia la eli;;cci%n de un actor, gravitando sobre sus expectativas acerca

19 Bernardotte Schmitt, "Cincuenta Aiios Explorando la Historia", I The Fashion and Future of History, Cleveland, 1960, pp. 45 .

2 Arthur Schlesinger. Jr., "El Historiador y la Historia", Foreign Af- fairs, abril 1963, p. 494.

Para una elaboraci6n de esta proposici6n vtase John Passmore, "La Explicaci6n en la Vida Diana, la Ciencia y la Historia", History and Theory, Vol. 2. N" 2, 1962.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL --

del m o d ~ en que su propia actitud se relaciona con la de su adversario.2

Ya nos hemos referido a la discusibn sobre la disuasibn desarrollada por Schelling. Aqui nos limitaremos a otros dos problemas relatives a la estrategia contempordnea: la guerra lirnitada y 10s tratados. Acerca de estos temas, Schelling suminis- tra las siguientes proposiciones: primero, cualquier clase de guerra lirnitada es m& probable cuand~ se hace evidente la imposibilidad de un ataque totalmente sorpresivoP Segundo, la guerra lirnitada requiere limites --es decir, el mutuo reconoci- miento de restricciones. Esos acuerdos Ucitos, alcanzados a tra- v& de negociaciones parciales o azarosas, reclaman tdrminos que son cualitativamente distintos de las alternativas y que no pue- den reducirse a una cuestibn de gradaciones. Por ejemplo, en I s Guerra de Corea, el paralelo 38 constituyd el foco central para un posible impasse; la otra principal alternativa, el "pasaje es- trecho", represent6 una posibilidad de peso, no porque surni- nistrara una lines de defensa m8s corta, sino porque habria sido claro para ambos contendientes que un avance hacia 61 no era necesariamente m a sefisl de que se iria m8s all&, y que un retroceso hacia dicho estrecho no suponia necesariamente la intencibn de retroceder m8s am?' Tercero, las afirmaciones y movimientos tacticos de Ias naciones constituyen sefiales estra- Wgicas. Los adversaries atienden e interpretan la conducta de 10s otros, siendo a1 mismo tiempo conscientes de que sus propias acciones estan siendo interpretadas y cads un.o a c t b con la conciencia de las expectativas que crea.

Pero, j cd l es la evidencia que respalda esas proposiciones? La aserci6n segZln la cual es m8s probable que las guerras lirni-

22 Schelling, op. cit., p. 13. a Ibid., p. 253. Acaso sea Csta la proposici6n central sobre la guerra

limitada surgida del conjunto de andlisis publicados hacia 1960. VCase Morton Halperin, Limited War in the Nuclear A e, p. 13: "Si y cuando el balance estratbgico se hace mAs estable. es decfr, cuando ambos bandos tienen fuerzas estratkgicas tan bien protegidas que no se percibe ventaja alguna en golpear primero, el efecto del balance estratbgico cambiah.. . Ambos lados estarh mds dispuestos a comer 10s riesgos de una guerra local cuando estCn m b confiados en la estabilidad del balance estra- tegico".

24 Schelling, op. cit.. pp. 75, 262-63. Halperin (cap. 3, op. cit.) plantea un razunamiento plausible a1 afirmar que en la Guerra de Corea 10s dos bandos vieron limites muy distintos y asimCtricos, y que 10s mismos re- sultaron no tanto de 10s intercambios en el c a m p de batalla, sino m8s bien del tipo de factores que enfatitan 10s Modelos I1 g 111.

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LA ESENCIA DE L A DECISI~N

tadas ocurran cuando el balance de las capacidades estrat6gicas es estable-se sustenta E-una cadena de razonalriieciitos. En-iiii c5ntexto estrategico inestzrble, un adversario racional " podria iniciar una guerra nuclear en lugar de aceptar las p6rdidas de una guerra limitada. Un adversario que se viera tentado a iniciar una guerra limitada deberfa entonces proceder con suma cautela. Por el contrario, en un context0 estrategico es- table, guerra nuclear s i e i c a -mu@ ~iqui&ciibn, Por lo tan- to, las naciones avenfiireras pueden instigar guerras limitadas con menos temor a una represalia total. La confima en la se- gunda proposicidn -1as guerras limitadas es tarh restringidas sdlo a cuestiones salientes- surge, no del escrutinio de las gue- rras limitadas que muestra la historia, sino del pensamiento acerca de la incapacidad de 10s antagonistas rationales, en cier- tas situaciones de juego, de alcanzar un acuerdo sobre otras cuestiones. La tercera proposicidn -una concepcibn s egh la cual la politica internacional se define a partir de "situaciones esencialmente pactadas", en las que naciones coordinsdas, aler- tas e inteligentes hablan y se mueven para influenciar a 0tras naciones cambiando sus expectativas- constituye una instancia altamente refinada del Modelo del Actor Raci~nal .~~

25 Glen Snyder, en Deterrence and Defense (Princeton, 1961), desplie- ga una formulacion precisa de este modelo biisico. Considerando el pro- blema de Fa disuasion, comenta: "La probabilidad de que un agresor en- care un ataque especifico es, esencialmente, la resultante de cuatro facto- res que estan en la 'mente' de dicho agresor. En su conjunto, dichos hc- tores pueden entenderse como el 'cklculo de riesgos' que hace ese sujeto: tales son: 1. la evaluaci6n de sus objetivos bdlicos; 2. 10s costos que espe- ra sufrir como consecuencia de las diversas respuestas disuasorias; 3. la probabilidad de diversas respuestas, incluida la 'no respuesta'; y 4. la probabilidad de alcanzar 10s objetivos previstos, dadas cada una de esas posibles respuestas" (p. 12). De acuerdo con estos principios, Snyder explica el txito estadounidense, a1 disuadir a la Uni6n Sovidtica de atacar la NATO, corno la consecuencia de que esta alternativa tendria un valor negativo, desde la perspectiva del ciilculo de riesgos realizado por 10s sovidticos. "Si el valor esperado (corno resultado de un ataque) fuera ne- gativo o positivo per0 menor que el valor positivo esperado como resulta- do de alternativas no-militares, 10s sovidticos serian disuadidos" (p. 12). Asimismo, este marco conceptual lleva a1 autor a sefialar a1 grado de estabilidad en el balance del terror como un factor crucial en la determi- naci6n de la posibilidad de que el Ianzamiento accidental de un misil pudiera desembocar en una guerra nuclear total. "El peligro de que el lanzamiento accidental de un misil, o de unos pocos, lleve a1 holocausto final depende crucialmente del grado de estabilidad en el balance del terror, es decir, del grado en que cada uno de 10s bandos posea la capaci- dad de golpear primero" (p. 111).

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

Herman Kahn, en su trabajo m$s reciente sobre estudios estratdgicos, titulado Sobre la Escalada, adopta como punto de partida explicit0 la nocidn de "competencia en la asuncibn de riesgos" propuesta por S~helling.~~ Kahn se concentra en 10s aspectos coercitivos de la conducta nacional en la esfera de la politica internacional, que implica "motivacibn instrumental --estrechas consideraciones acerca de beneficios y ~Brdidas".~ Dicho autor intenta formular un repertorio de "principios rela- tivamente generales, m$s o menos v$lidos para toda interaccidn de escalada y negociacidn, en la cual se encuentran presentes el temor a una escalada m$s amplia y el deseo tanto de evitar precedentes adversos, como de defender restricciones ti tile^".^^ Desde esa perspectiva, Kahn sintetiza una escala con seis posi- bles peldafios iniciales, y cuarenta y cuatro peldaiios posteriores, que suministra un teldn de fondo para explicar acontecimientos diversos, y para montar numerosos escenarios. Tanto las explicac ciones como 10s escenarios predictivos despliegan secuencias de acontecimientos. Pero, ~ q u 6 es lo que gobierna el movimiento de una escena a la siguiente? La respuesta hay que buscarla en las construcciones plausibles referidas a lo que podrian hacer ciertos actores unitarios, a1 buscar la maximizacidn de determi- nados valores.

En su discusidn acerca del modo en que 10s Estados Unidos deberian luchar en una guerra central, que implicara ataques nu- cleares a 10s territorios de ambas super-potencias, el pensamien- to de Kahn resulta atin mBs claro. El temor a que una suerte de "niebla de guerra" podria acompaiiar a 10s ataques nuclea- res, ha llevado a algunos analistas a creer que 10s mutuos erro- res de c~lculo y la instancia burocrStica desembocarian acaso en el caos. Pero Kuhn considera que "se ha sobre-estimado siste- m6ticamente la importancia de la asi llamada 'niebla de guerra' -1as ihevitables incertidumbres, desinformaciones, desorgani- zaciones o incluso colapso de las unidades organizadas-, y de la influencia que podrfa tener para las operaciones en una guerra

Sus expectativas se sustentan en una confianza en el ccilculo muerto. Esta expresibn, tomada de la navegacibn, s_e refie- ?e a la capac~dad de un piloto o capittin de determinar la ubica- ciiSrn d e - ~ u ~ a r c _ o ~ e 9 manera puramente matedtica, contando

W Herman Kahn, On Escalation, Nueva York, 1965, pp. 12-13. Ibid., p. 16.

28 Ibid., p. 25. " Ibid., p. 211.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

s610 con el conocimiento de su punto de partida, de su entorno - - y de 10s datqs de sus instni@entos iikrnos.*

El comandante o el que toma las decisiones puede tener buena informaci6n sobre el mod0 en que empez6 la guerra y sobre las condiciones bbicas existentes en el momento del estallido; o puede acceder a esa informacidn especifi- cando esos datos razonablemente bien, aunque la misma no fuera conocida antes de dicho estallido. De alli en adelante, aunque careciera de toda informaci6n externa acerca de su propia organizaci6n y fuerzas, podria con todo tener una idea de 10s acontecimientos y de su secuencia, al menos de manera esquem8tica, forjhdose a partir de ellos un juicio suficiente acerca de lo que el adversario est6 tratando de lograr (a travds del conocimiento de su logistics, sus fuer- zas, sus doctrinas y otros condicionamientos similares); tal juicio le permitiria "jugar" las hipdtesis desde arnbos lados, utilizando el c8lculo m~erto.~l

En una guerra nuclear, 10s Estados Unidos podrfan imagi- nar tanto su propia mano como la de su antagonists, calculando lo que 10s actores racionales harian en cada momento. Pero la aplicaci6n de este concept0 de ciSlculo muerto no se limita a ciertas hipouticas guerras centrales. Kahn, uno de 10s analistas que ha observado m b de cerca 10s procesos de toma de decisio- nes militares, sostiene que "me refiero a uno de 10s modos biS- sicos a c a s o a1 modo bdsic- de toma de decisiones en cual- quier comando militar'y?2 Como minimo, no cabe duda que es el motor que activa el pensamiento de Herman Kahn.

Las ideas de "escenario" y de "juego de la guerra" constitu- yen 10s emblemas del pensamiento estratkgico contempor6neo. Pero tambidn tipifican el modelo clhsico. Albert Wohlshtter, eminente estratega militar norteamericano, caracteriza el m6to- do y alcance del uso que hace el grupo de Rand de las tdmicss de juego:

A1 conducir ejercicios sobre mapas para determinar el desempefio de las distintas alternativas de defensa, 10s ana- listas de RAND prueban alguna tactics defensiva y luego in-

30 Ibid., p. 211-12 n. 3' Ibid., p. 212. 32 Ibid. Subrayado en el original.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

tentan imaginar 10s mejores medios que tiene a su alcance el enemigo para contrarrestarla; despuds prueban otra t&c- tica y vuelven a examinar 10s posibles contra-movimientos, y asi sucesivarnente --de esta manera, cada ataque es, en 10s cfilculos, el resultado de una extensa serie constituida no sdlo por nuestras thcticas, sino tambidn por las reacciones del enemigo. Asimismo, el contraste entre 10s mejores con- tra-movimientos enemigos y nuestras propias elecciones r e presenta una parte importante del enfoque RAND para la eleccidn de bases &reas. Esta clase de contraste constituye una suerte de anfilisis "minimax". Precisamente, esta evalua- cidn de movimientos y contra-movimientos es relevante para el diseiio y evaluacidn de 10s acuerdos sobre controles bilate- rales de armas, que no pueden librarse a la buena feF

&CuQ es el rasgo distintivo de este enfoque? En las palabras de Wohlstetter, el mismo "intenta introducir a1 enemigo, per- mitibdole, en su propio inter&, hacer lo peor a nuestras fuer- zas y viendo luego de eso cu81 es la tarea m6s efectiva que Bstas pueden consumar frente a ese intento enemigo".u La respuesta a la pregunta sobre lo que harh el enemigo se obtiene consideran- do lo que haria una mente racional y unitaria.

La refinada versi6n del marco de referencia habitual que proponen 10s estrategas contemporheos ejerce considerable pa- vitacidn sobre quienes elaborm politicas, ya que 10s mismos deben tomar decisiones a parti? ae informaciones muy parciales e inciertas. El Modelo del Actor Racional posibilita una setesis apretada de 10s aspectos m8s relevantes _d&.&@* problena, en srminos provenientes del lenguaje ordinario. Consfd&ese, por ejemplo, cdmo estirnan 10s funcionarios gubernamentales 10s probables efectos de 10s despliegues militares norteamericanos sobre la conducta de otras naciones. A comiemos de 10s afios sesenta el Departamento de Defensa concluy6 que 10s Estados Unidos debian presionar para obtener un increment0 significe tivo de las fuerzas convencionales de la NATO. El razonamiento

3 Albert Wohlstetter, "Anaisis y Diseiio de Sistemas de Conflicto", en E. S. Quade (ed.) Analysis for Military Decision, Rand Corporation, 1964, p. 131.

Ibfd. El subrayado es nuestro. Wohlstetter usa este procedimiento como un anaisis "minimax" o de la "peor alternativa". En consecuencia, sugiere que el modelo empleado deberia rotularse coqo un "modelo de la irracionalidad limitada".

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

fue claramente expuesto por el entonces (1961) asistente de la Secretaria de Defensa, Paul Nitze:

Si uno esta instalado en el Kremlin, ique situacidn (una NATO provista solo de arrnamentos nucleares, o una NATO dotada no solo de armas nucleares, sino tambidn de una considerable capacidad helica convencional consideraria como la mas pzobable de arribar a una guerra nuclear, si se persiste en un curso de accidn que viole lo que Occidente considera sus intereses vitales? Para mi, la respuesta es clara. Si yo estuviera en el Kremlin me preocuparia mucho m8s la segunda situacicin; creeria que es mucho mSs proba- ble que el Oeste encuentre politicamente posible iniciar una accion de defensa de las rutas de acceso a Berlin desde la segunda postura."

Para todo analista, las reacciones del enemigo constituyen un factor critic0 y a la vez elusivo. Una de las ventajas que ofre_ce e1.M-ode10 de1 Actor Racional e3 la ae suminis t rarm aproximacidn ---- --- s e n c i l l a , ~ ~ r n ~ G ~ ~ o o q u e eTTnaHsta piense en lo que haria si fueraei ene-migo, Como lafiriiiara-~c%Giiing en otro contexto,"60 puede permanecer sentado en su silldn e intentar predecir la conducta de la gente pregunttindose cdmo actuaria uno mismo, a1 con$-ar con int&igen~:e%r)GviZfa~~enSKdO - asi, eslpasible obtener,-ss caxgos, e - c a n . i i de _cone-clmg- tos -acerca a e conductas_e.mpfr@s, extraiiq . a -50 mi~mo" .~

Durante estos tiltimos aiios, nadie comprometido con la toma de decisiones ha tenido mayor impact0 sobre el pensamiento estrat6gico que el ex-Secretario de Defensa, Robert McNamara. Uno de sus discursos politicos m& importantes, pronunciado en Ann Arbor en 1962, estuvo dirigido a "exponer a la audiencia el mod0 en que 10s Estados Unidos planearon sus operaciones nucleares, explicar 10s problemas surgidos a partir de la exis- tencia de otras naciones con capacidad nuclear y evaluar el papel vital, per0 limitado, que las fuerzas nucleares estrat6gicas ju- garon en la di~uasion".~~ Tal discurso es una importante fuente para conocer las claves a partir de las cuales piensan 10s que toman las decisiones.

35 Paul Nitze, Observaciones a1 Instituto de Estudios EstratCgicos, Londres, 11 de diciembre de 1961; citado por William Kaufmann, The Nu- clear Strategy, Nueva York, 1964, p. 110.

3 Schelling en Archibald (ed.), op. cit. p. 150. 37 Kaufmann, op. cit., p. 114.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

Luego de recitar una serie de falacias, McNamar-oncentrd su atencidn en el problerna de las escaladas-yXt%ques sorpresi- vos: "Consideremos la situacicin ~resente ( 1962 ). Primero. dado

I el actual balance de poder nuclear, -- - un ataque nuclear sorpresivo - ncZriTunacto racional de parte de ~ngunnenemTgoTampoco seria racional para enemigo Xguno tomar la iniciativa en el uzo de armas nucleares como una extensicin de un conflEtFlimit '~, en Europa o en cualquier otra parte. Consider0 pues que poijre:

I mos concluir que cua dad muy poco proba

&En qud consiste la confianza expresada por McNamara en la poca probabilidad de un ataque sorpresivo, o de una escalada

1 hasta llegar a la guerra nuclear? El argument0 contiene tres eta- I pas. A partir de un hecho del mundo ffsico -10s Estados Unidos

tienen superioridad estratdgica sobre la Unicin SoviGtica-, el

I ex-Secretario pasa a una afirmacion tedrica contenida dentro del modelo: dado un calculo racional c o m ~ , uno de cuyos prin-

I cipales elementos es la conciencia que tiene el enemigo de la superioridad nuclear norteamericana, es poco lo que el enemigo puede esperar de un ataque por sorpresa o de una escalada. Sobre la base de esa afirmacidn, se extrae una inferencia acerca de la probabilidad de un acontecimiento en este mundo, a saber,

I que las cargas nucleares enemigas exploten en el territorio de Es- tados Unidos o de Europa, como consecuencia de un ataque sorpresivo o de una escalada.

Sovietologia

En Poder Estratt?gico y Politica Exterior Souidtica, Arnold Ho- relick y Myron Rush analizan la politica exterior sovietica entre 1957 y 1965. Los a~itores revelan las acciones rusas msis com- plejas como decisiones calculaclas por 10s lideres sovi6ticos. He- chos relativos a la estrategia sovidtica que aparentemente care- cen de coordinacibn, son elaborados y reelaborados hasta que encajan en un cuadro intencional mas amplio. El andisis que

38 Robert AlcNamara, Ciscurso a1 Comienzo de 10s Ejercicios. Uni- versidad de Michigan. Ann Arbor, 16 de junio de 1962. El subrayado es nuestro. Citado en Kaufmann, op. cit. p. 115. Para ser justos con McNa-

a. hay que sefialar que luego de estas observaciones considera otras bles causas de una guerra nuclear: "El mero hecho de que ninguna na- podria racionalmente dar 10s pasos que llevan a una guerra nuclear, no ntiza que Csta no pueda llegar a ocurrir".

45

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MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAI.

nos ocupa resuelve 10s misterios de 1s-politica exterior sovi&& ---------- -- _ y de su postura-estratdgica atencjiencdo a cuaua~o componentes: 1) 10s ajetivos de la p ~ m c a exterior7e 10s poderes cnnten- dientes; 2) 10s medios accesibles a esos poderes, en la btisqueda de disos -0bjetivos; 3 los-prificipios que giEi&%TZEm~o-~e esos medios y 10s distintos esMos Cfe lucha politica; 4) lo-s con- dicionamientos bajo 10s cuales se-opera en la conduccidn de - - la l ~ e h a ? ~

~a.famosa "brecha misilistica" se revela como un mito ali- mentado por Krushchev para incentivar la ofensiva politica so- vidtica sobre Berlin Oeste, durante 1958-1962. La bancarrota del mito de la superioridad de 10s misiles balisticos intercontinenta- les (ICBM) for26 a 10s lideres sovidticos a retomar la iniciativa moviendo misiles a Cuba. La relativa apertura de la politica exterior sovietica desde la crisis de 10s misiles proviene de su inferioridad estratdgica.

Segtin Horelick y Rush, para comprender esos aiios en la politica exterior sovidtica es necesario atender a1 fracaso sovid- tico en el intento de capitalizar la ventaja tecnoldgica que tenian en 1958 para construir una gran flota misilistica intercontinen- tal." Sus explicaciones se enfocan en 10s calculos sovi6ticos:

La decisi6n de procurarse un gran n h e r o de ICBM, de primera o de segunda generacibn, suponia correr el riesgo de que la fuerza tuviera serias deficiencias tdcnicas y que resultara degradada en pocos afios a raiz de las contra- medidas adoptadas por el oponente. Los nuevos sistemas en desarrollo probablemente resultaron miis promisorios. En vista de la gran demanda de recursos que hubiera reclama- do, 10s lideres sovidticos dudaron ante la alternativa de gas- tar las grandes sumas requeridas para obtener una fuerza que estaria sujeta a un proceso de rapida obsolescencia." 39 Horelick y Rush, op. cit.. p. 9. 40 Horelick y Rush plantean que: "desde el inicio de la crisis de Ber-

lin, en 1958, hasta el choque de 1962 en Cuba, el intento de engaiiar a Occi- dente en lo referido a las capacidades misilisticas de la Unidn Soviktica ha sido una de las claves de la politica exterior de ese pais. Esos engaiios influyeron de manera directa tanto 10s objetivos que tuvieron 10s sovi6ticos en la guerra fria, como 10s mktodos que utilizaron para realizarlos. Para comprender la politica exterior soviCtica de esos aiios es entonces necesa- rio preguntarse por qu6 sus lideres permitieron que 10s Estados Unidos ampliaran substancialmente su margen de superioridad estratkgica, inclu- so despu6s de que la URSS habia alcanzado 10s medios tecnicos para re- ducirla" (op. cit., p. 105).

4' Ibid.

Pero este chlculo no basta para surninistrar una explicacion convincente. Como 10s propios autores reconocen, "cualquiera Sean las lirnitaciones que tienen 10s sovidticos en recursos y ca- pacidades, ya han gastado enormes humas en defensa adrea y han adquirido una capacidad destructiva sobre Europa Occiden- tal que supera la tdcnicamente ne~esaria"!~ Algunos analistas intentan explicar la disparidad entre el extraordinario desarrollo de misiles balisticos de corto alcance y el increiblemente escaso desarrollo que tuvieron 10s ICBM aludiendo a la falta de certi- dumbre que, desde el punto de vista tecnoldgico, rodeaba a estos dltirnos. Sin embargo, Horelick y Rush no se ven tentados por esa escapatoria y reconocen que "las mismas incertidumbres tdcnicas que rodearon a 10s ICBM sovidticos tambidn estuvieron presentes en el desarrollo de 10s misiles balisticos de corto al- cance, per0 estos dltimos fueron, a pesar de todo, producidos en gran escala"." iC6m0 puede entonces entenderse esta confi- guracion de hechos a1 parecer inrnanejable?

Horelick y Rush infieren que 10s lideres sovi6ticos debieron tener la virtual certeza de que 10s Estados Unidos no atacarian a la Unidn Sovidtica:

~i hubieran existido serias dudas a1 respecto, la prudencia m&s ordinaria aconsejaria la formacibn, sin mayores dila- ciones, de una fuerza de considerable magnitud. Ante la po- sibilidad de un ataque estadounidense, h l fuerza hubiera sido un requisito indispensable para reforzar el poder disua- sivo sovidtico y, suponiendo que la disuasidn no diera resul- tado, tal poder hubiera suministrsdo una capacidad de lucha mas adecuada. Con todo, Krushchev opt6 por la lenta for- macidn de una pequefia fuerza, a raiz de que pens6 que no era factible que 10s Estados Unidos atwaran"

La inferencia parte de un hecho fisico --el fracaso sovidtico en la adquisicibn de una fuerza de ICBM, de primera o segunda generacidn, per0 en todo caso sustancial- y llega a lo que ellos "deben haber creido". Deben, pues si hubieran creido otra cosa, el curso de acci6n elegido no habria sido rational."

42 Ibid. 43 Thid. 4 %id:, p. 106. 45 Otro sovietblogo, 11. S. Dinerstein, ofrece un analisis en tkminos

similares, en lo referido a1 temprano desarrollo de las fuerzas y la estra- tegia soviCticas; en kl se enfatiza considerablemente la interaccibn entre

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- - LA ESENCIA DE LA DECISI~N

que venian desde Corea del Norte. A1 mismo tiempo, tal creencia dispuso a 10s portavoces occidentales a aludir reiteradamente a 10s "legitimos intereses" que China tenia en la frontera. Pero Whiting descarta esa explicaci6n aduciendo que "Pekin ignorb esta cuestidn en sus mensajes internos e internacionales. La ausencia de propaganda sobre la importancia de proteger las instalaciones hidroel6ctricas, a pesar de la necesidad de maximi- zar la respuesta popular a la movilizacidn de 'voluntaries', sugie- re que tal cuesti6n graviM poco o nada sobre las motivaciones de China"'9

La obra de Morton H. Halperin y Dwight Perkins, China Comunista y el Control de Araament~s,~ exarnina otro impor- tante problema sinolbgico. A1 analizar la politica china sobre el control de armamentos, 10s autores tratan de explicar 10s actos y Ias decisiones como si fueran medios calculados para el logro de dos clases de fines: 1) Los intereses nacionales chinos; 2) 10s fines mamisbleninistas? Los intereses nacionales chinos hacen a1 conflict0 sino-norteamericano, a 10s esfuemos por eliminar la influencia y el poder de 10s Estados Unidos sobre el sudeste asi8tico y a la invasidn del Tibet. Por otra parte, "Is conducta china en la disputa sino-sovi6tica y en algmas cuestiones ligadas a ella se explican con mayor facilidad si tenemos en cuenta el genuino y substancial inter& que tienen 10s Uderes chinos en el destino de la revolucidn comunista mundial, una revoluci6n que no siempre constituye el mod0 ma seguro de promover el desarrollo y fortaleza de relativo a1 modelo, es lo decisiones -y actos chino lideres de-.China comunis lbgica y sistem$tica, de ac

49 Ibid., pp. 151-52. Pero, iqu6 es lo que le permite a Whiting orien- tarse a travCs de las comisiones y omisiones de Pekin para ofrecer una explicaclirn tan confiada de las decisiones chinas? "Hemos deducido la 16gica subyacente en la decisi6n final", dice Whiting, "a partir del supuesto s e g h el cual 10s lideres chinos calcularon y evaluaron 10s costos, riesgos y ganancias asociados a 10s cursos de acci6n alternativos. En sfntesis, se asumi6 que la conducta de China comunista estaba motivada racional- mente" (p. ix).

a Morton Halperin y Dwight Perkins, Communist China and Arms Control. Nueva York, 1965.

51 Ibid., p. 1. Q Ibid., p. 10. 9 Ibfd., pp. 15.

50

I MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

I t Postura nacional acerca de la fuerza militar

&QutS es lo que determina la postura que adopts una naci6n en lo relativo a la fuerza militar? Es decir, en un momento dado, &por qu6 la estructura militar y el sistema de armament0 de la Unidn SovitStica o de 10s Estados Unidos tienen una particular configuracidn y no otra? La mayoria de 10s analistas intenta explicar la postura de una na~nnc"?in~B~^"ec€blT"a"~iiKrlamiIT- tar, enteriditSndola corfko 165 medios elegidos para im~lemenw objetivos estratdgicos y doctrinas militares. De hecho, 10s ana- listas militares, pertenezcan o no a1 grupo de inteligencia nor- tearnericano, dedican una cantidad considerable de esfuerzos a1 intento de relacionar 10s objetivos estrah5gicos de una nacibn con las evidencias sobre la estructura militar y el sistema de armamentos de dicha naci6n. Como consecuencia de ello, tales analistas construyen un cuadro coherente en el que la postura nacional acerca de la fuerza militar aparece como la deducci6n m8s o menos 16gica de sus objetivos y doctrinas. Por ejemplo, a fines de la dtScada del 50, H. S. Dinerstein examin6 ciertas publicaciones doctrinarias de 10s sovitSticos que anunciaban la estrategia de destyuir las fuerzas militares enemigas antes que estas fuerzas pudieran destmir a 10s ciudadanos sovidticos, e infirib a- partir -de ello quellos sovi6ticos deberian mantener h---- ---- - - una Tuerza de combate (estratdgica) capaz de g ~ l p & ~ c o n " ~ signi- f icativa precisi6nfiP

Cuanto menor es la informacidn sobre 10s asuntos~ipternos de uiiaTWi6n-o goblernb, mayor es la tendencia a -respaldarse en d~mode1o"'~1~~ico. P6ro"este marco de referencia tanibi&i-esH Eomiiiiiiii en las explicaciones suministradas por 10s analistas so- bre la postura de los Estados Unidos con respecto a su fuema militar. Los participantes en el proceso de forrnacidn del arm& mento estadounidense pueden relatar la trama infinita que rodea a cada accidn particular de ese proceso; per0 la masa de detalles dispersos crea una impresidn azarosa. A1 parecer, no hay un mod0 satisfactorio de clasifiw dicha mass. Como resultado de ello, tanto 10s obse~adores ~ m i c o s como 10s participa.ntes (cuando se han mantenido a distancia de un ind- dente particular 1 tienden a ofrecer explicaciones y predicciones

e refieren a elecciones de madmizaci6n de valores, a cargo

Dinerstein, op. cit, p. 25.

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-- -

de la nacidn o del gobierno nacional. Por ejemplo, un impor- tante estudio sobre 10s determinantes de la postura estadouni- dense con respecto a la fuerza militar, El Proceso de Adquisi- cion de Arms, escrito por Peck y Scherer (publicado en 1962, despues de muchos afios de investigacidn individual y de m8s de treinta estudios de casos llevados a cab0 por un proyecto de la Harvard Business School), procede en esos t6rminosB Aunque 10s autores estan mas preocupados por 10s analisis eco- ndmicos que por el proceso a traves del cual se arrib6 a deter- minados resultados, esto no les impide afirmar que "las deci- siones acerca del programa de armamentos" deben efplicarse como "intentos de maximiz;ai. algiiiia funcidn como puede serlo el redlit0 esperado en valor milit%; [proveniente de las funcio- nes de 10s valores militares) sobre el costo de desarrollo (pro- veniente de las curvas de posibilidad de desarrollo)"." Usando esas funciones, 10s autores predicen quZS armas deiarrollarb 10s Estados Unidos. "Si una naci6n tiene 1iYinitadIoiies en el firesupuesto-destinado a1 desarrollo de armas, sdlo se desenvol- ver8n aquellos programas que prometan 10s rdditos m8s altos en valor militar, teniendo en cuenta el costo de desarrollo."" Este marco de referencia lleva a dichos autores a aislar las "ideas tdcnicas y cientificas", en tanto principales determinan- tes de innovaciones tales como el Atlas ICM y el interventor F4H, en la postura referida a las fuerzas armadas.58

Politica exterior norteamericana

Por su carscter sagaz, influyente y critico de la politica exterior norteamericana, 10s trabajos be Henry Kissinger no tienen pa- rang6n. Sin embargo, su estilo de anitlisis es representativo de una arnplia corriente acaddmica, dedicada a la politica exterior y militar de Btados Unidos y de otros pafses. Kissinger enfocrr primariamente su atencidn en el cargcter nacional, la psicologis y las preconcepciones para explicar 10s fracasos en la politica exterior norteamericana. Por ejemplo, en uno de sus libros m&s publicitados, A m s Nucleares y Politica Exterior, explica el fracas0 global que sufrieron 10s Estados Unidos, durante el pe-

55 Merton Peck y Frederic Scherer, The Weapons Acquisition Process, Boston, 1962.

M Ibid., pp. 285-86. 57 Ibid., p. 286. 58 Ibid., pp. 226 y ss.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

riodo de post-guerra, en su intento de "prevenir que un poder hostil expandiera su orbita y desarrollara su capacidad de infli- gir un estallido mortal en 10s Estados Unidos", como la conse-

I cuencia de una concepcidn erronea de la doctrina estrategica"

1 "Agregamos la bomba atdmica a nuestro arsenal sin integrar sus implicaciones a nuestro pensamiento." Fracasamos en

t nuestro proyecto de "clarificar que transformaciones estrategi- cas estamos preparados a resistir"P1 "Nuestra nocidn de agre- sidn en tanto act0 carente de toda ambigiiedad y nuestro con- cepto de guerra en tanto lucha manifiesta dificultaron nuestra comprensidn de 10s peligros que corriamo~.~ Mas especifica- mente, Kissinger explica nuestra incapacidad, a1 finalizar la Guerra de Corea, para "hacer retroceder a 10s ejgrcitos chinos a1 menos hasta el estrecho de la peninsula coreana, asestando un golpe a1 poder comunista en su primer encuentro armado con el mundo libre" como un resultado de "nuestra doctrina estratGgica, que hace diffcil pensar en la posibilidad de transfor- maciones intermedias (entre las posibilidades extremas de una victoria incondicional y una vuelta a1 statu quo)"P3 De manera similar, La necesidad de elegir identifica a la "falta de una doctrina estratdgica y de una politica rnilitar coherent@" como las causas del "deterioro de nuestra posicidn en el mundo que venimos experimentando desde la Segunda Guerra Mundiall'.*

El uso del "nosotros" alude a1 gobierno y a1 grupo a cargo de politica exterior norteamericana. Esos son 10s actores estu- diados por Kissinger, con la finalidad-de reveT^ar'supsicologia- y sus preconcepciones y7de criticar sus aoctr-me y X ~ C ~ S , por considerar1a.s aproximaciones insatisfactorias a lo que de- berTT&perarse de una doctrim- estratggica rational. El propio trabajo de Kissinger esta atravesado por un persistente enfoque prescriptive: debemos desarrollar una doctrina estrat6gica que "defina qud objetivos son valiosos y merecen que se luche por ellos, y determine cu6l es el grado de fuerza apropiado para c~nsumarlos".~~ Debemos "definir por nosotros mismos la natu-

C 1 59 Henry Kissinger, Nuclear Weapons and Foreign Policy, Nueva York, i 1957, p. 8. t Ibid.

6' Ibid., p. 5. 62 Ibid., p. 6. 63 Ibid., p. 34. @ Henry Kissinger, The Necessity for Choice, Nueva York, 1961,

pp. 1-4. * Kissinger. Nuclear Weapons and Foreign Policy, p. 4 .

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per0 se reconoce que 10s mismos son un complejo de funcio- narios gubernamentales que act- en nombre de sus socieda- des nacionales, y respondiendo a el la^"?^ Rosenau acepta que "afirmar que Alemania quiere esto, o que Francia evita aquello, es correr el riesgo de una burda sirnplificacidn, adscribiendo caracteristicas humanas a entidades abstractas y no-humanas"." Sin embargo, defiende ese enfoque por considerarlo una abre- viatura necesaria."

La monumental obra Paz y Guerza:_ U_na Teoria de las Relaciones Zntemcionales, d&Raymond Aron,Yncluye una can- tidad tan grmde de cuestiones y revela tal diversidad de inte- reses que uno duda ante la posibilidad de adoptarla a mod0 de ilustracidn. Sin embargo, puede observarse que mucho en su teorf depende -del supuesr&Ta-?e -~ actor- _rational, usicado y nacioql. "+- ~ o - ~ ~ ~ @ ~ + ? i a & ~ s internacionales ~ Z t _ e ~ - g e ~ - $)luralidad d~ I ~ m & , ~ de- de-@sj:lidn autc5nomos (go- biernos nacionales), parte por lo-tanto del riesgo de la guerra, deduciendo de el la""necesjdad dg calcular 10s medios." 77 Criti- cando 10s intentos de tedricos como Morgenthau que pretenden explicar la accidn nacional por referencia a un fin tbic0,7~ Aron arguye que 10s gobiernos persiguen un espectro de fines, si bien, retenidos por "el riesgo de la guerra, se ven obligados a calcular sus fuerzas o sus mediosn;79 Con todo, el actor, inrnerso en un sistema internacional particular y con. fines socioldgica- mente determinados, aparece bajo la forma de un gobierno nacional, racional y capaz de c6lculo. Por ello, para explicar las acciones nacionales, Aron enfoca su atencidn en 10s c&lculos de dicho actor, en "la ldgica de Ia conducta de las relaciones inter- nacionale~".~

Un modelo de accicin riguroso

EI recorrido precedente sugiere la persuasiva influencia del Modelo I en la literatura de 10s asuntos internacionales. Para caer en la cuenta de la presencia de este marco en nuestro

74 Ibid., p. 78. 75 Ibid. 76 Ibid. n Raymond Aron, Peace and War: A Theory to International Relations,

Nueva York, 1966, p. 16. El subrayado corresponde a1 original. 78 Ibid, 79 Ibid., p. 17. UJ Ibid., p. 177; vkse tarnbi6n pp. 177-83.

M O D E L 0 I: EL ACTOR RACIONAL

pensamiento, es conveniente considerar el lenguaje utilizado a1 hablar o a1 escribir sobre 10s acontecirnientos internacionales. Nos referimos a dichos eventos, no como si fueran aconteci- mientos carentes de estructuracidn, sino como "la decision so- vi6tica absteniendose de atacar", o "la politica china referida a la defensa del territorio continental". o "la accidn japonesa de sometimiento". Sintetizar 10s aspectos relevantes de un estado del mundo en tanto "decisiones" o "poLfticw" de una nacidn es, a1 menos implicitamente, ubicarse en el marco del actor racional. Estos tdrminos derivan su sentido de m a rnatriz con- ceptual, cu os rasgos pri-les constituyen el modelo ~lasico.~' La d e c i s h P o n e alguien que decide y una eleccion entre-' arernativai qiig"-fiardan iefirencia a a l w f i K La* __I__ pOlitit2iZ sig- nifica la realizacidn. a traves de una serie *dF Wtancias parti- -- - - -. - - . - . - - culares, de ciertos objetivos de un ag6nte dado. Los conckpfos en cuestidn identifican 10s- fendmenos en tanto ~c iones reali- zadas por agentes dotados de prop6sitos.- A" su vez, tal identi- ficacidn implica una simple extensidn del generalizado supuesto cotidiano segh el cual lo que 10s seres hwnanpswhacen es -a1 menos "intencionalmente racional"; un supuesto fundamental para casi toda comprensidn de la conducta

Pero el supuesto cotidiano acerca de la intencionalidad humana tiene una contrapartida que desempefia un papel irn- portante en las ciencias sociales. En dichas ciencias, hay una corriente que se concentra en 10s aspectos reactivos de la con- ducts humana, especificando las regularidades de esa conducta en ciertas situaciones tipicas. Con todo, la tradicidn central en las ciencias sociales examina 10s aspectos de la conducta que aparecen como intencionales, calculados y planeados." Es"asi que tanto la economia como la ciencia polftica y gran parte de la sociologia y la psicologia estudian la conducta humana como una actividad intencional y orientada a fines.

Pero, iqu6 significa concebir la conducta como "accidn"? Cuando se piensa la actividad como algo "intencionalmente

81 Tomamos esta cbncepci6n basica de Hilary Putnam, "Lo Analitico y lo Sint6ticoW, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, Vol. 2, 1963.

82 Esta expresi6n proviene de Herbert Simon, Models of Mail, Nueva York, 1957, p. 1%. R. S. Peters ha discutido esta cuesti6n con sumo cuida- do en The Concept of Motivation, Londres, 1958.

83 Como afirmara Seymour Martin Lipset, "El principal supuesto de las ciencias sociales en general es que la gente busca una gratificacidn yoica -tal seria su fin o meta", en ArchibaId (ed.), op. cit., p. 150.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

racional", o cuando se estudia la conducta como algo orientado a fines, j ~ ~ 8 l e s son 10s supuestos de estas nociones? La eco- nomb y las teorias de la decisidn y de 10s juegos han formu- lado un modelo riguroso de este concepto de accidn. El rigor en cuestidn se funda en el supuesto s egh el cual la accidn constituye m8s que la simple eleccidn s e g h 10s propdsitos de un agente unitario. La racionalidad agrega a1 concepto de pro- pdsito la consistencia: la consistencia entre 10s fines y objetivos relativos a una accidn particular; la consistencia en la aplicaci6n de principios para poder seleccionar la alternativa 6ptima. El ~lt imo trabajo de Von Neuman y Morgenstern sobre raciom lidad todavia no ha sido superado: "Se puede afirmar con certeza que no existe, hash el presente, un tratamiento satis- factorio de la cuestidn de la conducta racional." Sin embargo, estas teorias han desarrollado un tip0 ideal importante.

El "hombre econdrnico" cI8sico y el hombre rational de la teorfa de la decisidn estadbtica y de la teoria de 10s juegos ensayan elecciones dptimas en situaciones estrechamente condi- cionadas y claramente definidas. En tales situaciones la racio- nalidad refiere a una nocidn hobbesiana de un cdlculo consis- tente y maximizador de valores, o de una adaptacidn dentro de condicionamientos especificosP5 En economia, elegir racional- mente es seleccionar la alternativa m6s eficiente, es decir, la alternativa que rnaximiza el output de un input dado, o que minirniza el input de un output dado. Los consurnidores racio- nales compran la cantidad de bienes A, B y C que maximiza sus utilidades (eligiendo un paquete de bienes en la curva de indiferencia m8s alta posible). Las firmas mionales producen a un nivel que rnaximiza sus ganancias (equiparando 10s costos marginales con ingresos marginales). las teorias modernas de la decisign estadistica y de 10s juego~-@%iI%%ma de la elecidn-rational-st? educe a unit simple ~3.~ggt46n de ~1_?@n a partir de un to de altemativk de las --- ----

M J. Von Neumann y 0. Morgenstern, Theory o f Games and Econo- mic Behavior, Princeton, 1947.

El concepto hobbesiano ha sido discutido con detenimiento por Carl Friedrich, Man and His Government, Nueva York, 1963. pp. 1959 y ss. Vhse tambien Carl Friedrich (ed.), Rational Decision, Nomos VII, Engle- wood Cliffs, NJ., 1964. Tambib se lo ha reformulado en Max Weber, The Theory of Social and Economic Organizations, A. M. Henderson (trnas.), Talcott Parsons, The Structure .of Social Action, 2 edici6n, Nueva York, 1949, p. 58; y Herbert Simon, Administrative Behavior, Nueva York, 1943, p. 67.

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MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

cuales tiene un conjunto de consecuencias: el agente selecciona la alternirtiva cu7jiS-c~secuencias son prefei.idas3n6aSe a la funcidn de utilidad con la que el agente ordena cada conjunto de consecuenci& en Waescala de preferencias: D s conceptos basicos de estos modelos de accidn racional son 10s siguientes:

1. FINES Y OB-JETIFS. Los fines y objetivos del agente se triii3UcTnnenn m a funcidn de "r6dito", "utilidad" o "prefe- rencia", que representa el "valor" o "utilidad" de 10s distintos conjuntos de consecuencias. Al comienzo del problerna de la decisidn, el agente de r4dito que ordena todos

de acuerdo a sus valo-

cantidad dada "de mo, el agente

d@ resultar de una accidn particular. (Muchas teorias su- ponen integrales o escalas de relacidn m8s fuertes.) &

2. ALTERNATIVAS. El agente racional debe elegir entre un coni i to de tiRer=tivG-$ue seaespliegan ante 61 en upa_sit=:- cidn dada. En la leoria de la decisidn tales alternativas e s t h Fepresentadas como un Qrbol decisional. Los cursos de accidn alternatives pueden incluir m a de un simple acto, per0 especificacidn de un curso de accidn dado debe ser lo sufi- cientemente precisa como para diferenciarlo de otros qrsos posibles.

3. CONSECUENCIAS. Cada alternativa se vincula a un conj%to--de consecuencias o resultados de la eleccidn, que sobrevendran de adoptarse determinada alternativa. En este punto aparecen variadones, generadas por estimaciones diver- sas provenientes de la precisidn del conocimimto que el que toma las decisiones tiene de las consecuencias que siguen a la eleccidn de cada alternativa.

4. EIXCCI6N. La eleccidn racional consiste, simplemente, en la seleccidn de aquella alternativa cuyas consecuencias

(16 Anatol Rapport, en Two-Person Game Theory: The Essential Ideas (Ann Arbor, Mich., 1966), reclama una relacidn integral; per0 vkase Simon. Models o f Man, p. 244.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

estRn en el nivel m8s alto dentro de la escala de-10s-_beneficL!s ilecisiories.?.

Estas categorias formalizan el concepto de acci6n racional tal como se lo usa en las teorias de 10s juegos, de la decisi6n y de la economia. Asimismo, dicho concepto tarnbi6n est8 pre- sente en la nocidn menos estructurada que subyace a nuestros supuestos cotidianos acerca de la intencionalidad hurnana, tank) en la conducta individual como en la politica exterior national. La racionalidad refiere a u ~ ~ l e c c i d n c o n ~ i s t e n t e , ~ o ~ n ~ 1 ~ t ~ ~ la muximizacf-me v a l o r e s , & n ~ o ~ - - ~ ~ ~ i c ~ ~ ~ ~ i e n t o s espe- dficos. Gs-aplicaciones de este modeloae la accidn con-prop3 sit&-resulta importante e instructiva. Este modelo permite a 10s tedricos de la decisidn y de 10s juegos estructurar 10s pro- blemas relativos a la elecci6n. En la ciencia social m8s avwada el mismo constituye el supuesto fundamental de las teorias del consurnidor y de las empresas. Mris a*, si bien Anthony Downs exagera un tanto, en Srminos generales tiene raz6n a1 afirmar que "10s te6ricos de la economia casi siempre han considerado las decisiones como resultados de mentes rationales.. . La teoria econ6mica se ha erigido en base del supuesto segcin el cual la racionalidad consciente es lo que pre~alece".~ Las im- plicaciones extraidas por dicho autor son claras: "Los m6todos econdmicos tradicionales de d l i s i s y predicci6n son aplica- bles.. . si el estudioso conoce 10s fines del que toma las deci- siones; en ese caso se puede predecir qu6 acciones se segui* para a l c ~ a r dicho~ies;--si@iien~o est5- orcke&-de- @lisis: 13-se calcula rammanera m8s racional que el que tomalas deci-

.siones tien&'para'-alcanzar sus" oljjelivos; 2) se-asume que esa ser6- la manera adoptada, porque a lm decisiones es un ser racional!' A s i r n i s m o , ~ ' la raci~nalidsd surni&itra un corisiderable poder explicativo. S e e John Har-

m Para una formalizacicin matemltica de este modelo cl6sico racional, vkase Herbert Simon, "Un Modelo Conductista de la Eleccibn Rational", Quarterlv Journal of Economics, febrero 1955. El Paradigma del Actor Ra- cional que formulamos en este capitulo podria acaso formalizarse siguien- do las orientaciones del modelo de Simon. La teoria estadistica de la decisicin y la teoria de 10s juegos han modificado este modelo, para el caso de s;tuaciones probabilisticas. Vdase D. Luce y H. Raiffa, Games and Decisions, Nueva York, 1957, especialmente, cap, 13: W. Baumol, Economic Theory and Operations Analysis, Englewood Cliffs, NJ., 1961, especialmen- te cap. 19; H. Raiffa, Decision Analysis, Boston, 1970.

Anthony Downs, An Economic Theory of Democracy, Nueva York, 1957. D. 4.

~5 Ibid.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL - sanyi, uno de 10s tedricos que con m h agudeza ha desarrollado el tema de la racionalidad, "el concepto de conducta racional constituye, con frecuencia, un poderoso principio explicativo porque puede dar cuenta de gran cantidad de hechos empirlcos referidos a la conducta de la gente, utilizando un reducido niunero de supuestos acerca de 10s fines (o metas) que la gente ests tratando de alcan~ar".~ ~Cdmo aplica el cientifico social tal principio? S_e_@-_ Harseyi:

Desde el punto de vista de un cientifico social que intents explicar y predecir la conducta humma, ,el conce@ote racionalidad es importante principalmente porque, si una persorl& raci0nalment;e~~5"U'~~6ii~c€ii;"~ede explic$rs& acabadamente en funci6n kie 10s ffiesZ<ue est6 traf@@o *de alcanzar. Cuando decirnos que la ' estrategia utilizada por Napoledn en determinada batalla fue racional, queremos decir que su elecci6n estratkgica puede explicarse esencial- mente seiialando que para 61 constituy6 la mejor estrategia posible en t6rminos de 10s objetivos militares que tenia en ese momentoP

Sin embargo, el poder de la teoria de la accidn racional deriva de su rigor, un rigor adquirido a costa de supuestos que resultan demasiado heroicos para muchos cientfficos socia- les comprometidos con un enfoque empirico. El riguroso mo- d e l ~ de la acci6n racional mantiene que la eleccidn racional consiste en la adaptacidn de acuerdo a una maximizaci6n de valores, en funcidn de beneficios dados, de alternativas fijas y de consecuencias conocidas (bajo la forma de lo cierto, lo ries- goso, o lo incierto). iPero qu6 garantiza que la conducta orien- tada a la maximizaci6n de ciertos valores, dentro de esos parAmetros, maximizar8 de hecho 10s valores del agente? 92

90 John Harsanyi, "Algunas Implicaciones para las Ciencias Sociales del Nuevo Enfoque a la Teoria de 10s Juegos", en Archibald (ed.), op. cit., p. I.

91 Ibid., p. 139. El subrayado es nuestro. 92 Hablando estrictamente, sblo es posible garantizar ,una posibilidad

bptima, es decir, el mlximo valor esperado. A veces el resultado concreto puede caer en el sector mls reducido de la curva. Un error frecuente en las interpretaciones de 10s acontecimientos relativos a la poIitica exterior es concluir, a partir de un resultado dado -por ejemplo, el descubrimien- to de 10s misiles sovikticos en Cuba-, que alguien ha estimado las proba- bilidades de manera errcinea. Puede darse el caso de que un aconteci- miento improbable de todas maneras ocurra.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

Obviamente, no lo haria si el conjunto de alternativas no inclu- yera una opcidn cuyas consecuencias estuvieran por encima de las consecuencias atribuibles a las otras alternativas.

Para mantener la exigencia de la "elecci6.n Ciptima" 10s tedricos se ven obligados a retroceder hasta dos posibles para- petos defensives (con todo, con frecuencia ni siquiera reco- nocen la necesidad de defenderse y pierden de vista esos pa- rapetos). Por un lado, el estudioso puede adoptar el supuesto de la racionalidad comprehensiva, segtin la cual -:'la fynciCin de beneficibs dados", significa una -e~timaCiCin_ adecuada de t o w las consecuencias en h5rrninos de- todos'los valores atribuible-s '

a1 agente; "las alternativas" aluden s: "todas . las alternktivas!?; y "las consecuencias" refieren a "todas las ~o~~ecuen~i ias" que resultarian de la eleccidn de cualquier alternativa. Por ejemplo, el problema de la eleccidn racionkl en unx juego de ajedrez es el problema de elegir la movida que conduzca a1 mejor resultado, es decir el movimiento que otorgue a1 jugador las consecuen- cias m8s ventajosas segtin ciertos beneficios dados.

Por el otro, la defensa mBs comtin -tambidn es h m a s a t i s f ~ f o ~ - c b ~ i s t ~ ~ o ~ e 1 - ~ u p u e s t o de una r a c b nalidad limitada, restringiendo- I&--eth'gencG"-re~$ivas-a~-1[8 "eleccibn 6ptima".~~su~~ria~f i -~pnf@n_1~econdmic~a de la situacidn, 10s economistas tr&an iuia s e a demarcatoria qus estipula el contenido de 10s uv~or~~,rz*dtf3rnativas" y "conse- cuencias" del mode10 riguroso. Esto 10s lleva a desestimar un amplio espectro de valores y consecuencias que son importan- tes Dara 10s estudiosos de la conducta ~olitica. ~sicolbdca Y soci6lbgica. Pero dentro de esos iimites-estipulGos, e s k en condiciones de identificar la actividad maximizadora de valores?

93 Ambas defensas -racionalidad comprehensiva y racionalidad limi- tada a una definicibn estilizada de la situaci6n -se han convertido en blanco de diversos ataques. Las objeciones, provenientes de un cuerpo de literatura considerable, pueden agruparse en tres bloques. Desde el prime- ro se objet6 el requisito de generar el irbol de la decisi6n entero. Se trata- ria de una demanda que excede las capacidades intelectuales limitadas que tienen 10s hombres. Por ejemplo, en nuestro problema relativo a la eleccidn racional del jugador de ajedrez, si bien sblo hay unas treinta movidas posibles en una situaci6n promedio, la consideraci6n de 10s contramovi- mientos y 10s contra contramovimientos eleva el n6mero a1 orden de 10 a la de 120 pasajes posibles hasta la finalizacidn del juego. Una miquina ca- paz de examinar cada uno de estos pasajes en una millon6sima de segundo requeriria 10 a 95 aiios para decidir la primera movida.

El segundo grupo de criticos -v&se R. J. Hall y C. J. Hitch, "Teoria de 10s Precios y Conducta Econ6micaW, Oxford Economic Papers, mayo

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MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

Un paradigma del actor racional

Utilizando 10s conceptos ligados a 10s modelos de accibn r n h rigurosos, podemos precisar mBs la caracterizacibn del Modelo I,

1939- combina las objeciones pricticas del primer tipo con un "principio de realismo" metodolbgico, y condena el modelo racional por considerarlo "falto de realismo". En la medida que 10s que toman las decisiones no ordenan conscientemente todas las metas, ni consideran todas las alter- nativas, se afirma que no se puede utilizar el modelo en cuesti6n para predecir tomas de decisiones. Esta objeci6n surge de una falta de com- prensidn en lo que hace a la funci6n de 10s modelos te6ricos en la explicaci6n y la prediccibn. Es descorazonador ver la regularidad con la que este tip0 de error aparece en el campo de las ciencias sociales. Por su parte, las ciencias naturales y la filosofia de la ciencia han conseguido conjurarlo.

Se puede aceptar que el modelo de la accidn racional no es "realis- taw. Pero el "realismo" no es un criterio adecuado para separar 10s mode- 10s adecuados de 10s que no lo son. En la medida que el modelo se ofrece como una descripci6n -y no conocemos a nadie que lo haya propuesto linicamente basado en esto- deben seiiaiarse las claras divergencias entre dicho modelo y las condiciones observadas. Pero para la explicaci6n y la predicci6n esta falta de realismo no tiene por qu6 ser un obst6culo siempre que se aclaren las reglas de correspondencia, y las relaciones entre 10s conceptos del modelo y 10s fen6menos observados.

Rechazar las criticas a1 modelo racional basadas en el principio del realismo no significa necesariamente aceptar la afirmaci6n de Miiton Friedman, s e g h la cual "falta de reaiismo" es la seiial de toda teoria po- derosa. V6ase M. Friedman, "La Metodologfa de la Economia Positiva" en sus Essays in Possitive Economics, Chicago, 1953. A1 afirmar que el h i c o criterio para juzgar 10s modelos es su poder predictivo y, mbs atin, que dicho poder reclama cierta "falta de realismo", Friedman llega a tocar ciertos extremos --casi a1 punto de ser deliberadamente perverso.

Los estudiosos de la genealogia de estos argumentos, reconocertln que el er~foque de 10s modelos conceptuales y sus respectivas criticas que se desarrolla en este trabajo representa una suerte de tercera posici6n. Se podria haber atacado a1 Modelo del Actor Racional por considerarIo, sim- plemente, "falto de realismo". Las decisiones y las acciones de las unida- des racionales se eligen, no a partir de actores monoliticos, sin0 a partir del conqlomerado de individuos diversos, que constituyen un gobierno. Mbs a h . estos individuos no eligen en funci6n de una escala consistente de metas estratkgicas, sino m8s bien en base a jerarquias individuales que hacen a un espectro de valores mucho m8s amplio. Esta linea argumen- tal, que representaria una primera posici6n. se asemejaria a 10s ataques lanzados contra la teoria de la polftica intemacional defendida por Mor- genthau. Desde una segunda posicibn, habriamos asumido' en nuestro trabajo ia posici6n de Friedman una tendencia que cada vez se popula- riza mis en el campo de la ciencia poiftica. Como tal, representarfa en- tonces 10s ataques lanzados desde una primera posici6n y la posterior

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tal como emerge del exarnen de 10s textos ya considerados. La formulacidn del Modelo I en tanto "paradigma analitico" --en el sentido t6cnico desarrollado por Robert Merton para 10s an6lisis socioldgicos- ilumina el rasgo distintivo de este estilo de amili~is.~ S e g h Merton, un p a r a d i e es una afirmaci6n sistematica deTos- supuesf 0s; coii~?!ebs y -proposiciones b&i& empleados por determinada escuela de d l i s i s . Los componentes de - - 10s " - - paradigmas - fo

remotion del aguijon, asumiendo el principio de la "falta de realismo" detentado por Friedman. La funci6n de 10s modelos es la predicci6n, se diria, por ende, que el poder predictive es el ~ n i c o criterio para juzgar la adecuacion de dichos modelos. Y dicho poder requiere un modelo irreal. En consecuencia, las cn'ticas de la primera position, vendrian a reforzar el modelo que nos ocupa. Pero, por nuestra parte, hemos rechazado estas alternativas, asumiendo una tercera position.

El tercer bloque de criticas a1 modelo de la racionalidad plantea la objecicin mas seria: conceptualmente, el requerimiento de considerar to- das las alternativas y de evaluar todas las consecuencias, no es tan precis0 como pareceria. Se asume habitualmente que 10s rdditos, las alternativas y las consecuencias son propiedades de una situacidn objetiva en la que las alternativas reales, las consecuencias v 10s dditos serian wmmen- sibles a h en el caso que el sujeto que elige fuera una rata y el ob&rva- dor un hombre (especialmente si Bste es el que ha diseiiado la situacibn experimental). Las distintas variantes dentro del laberinto y las conse- cuencias para cada una de ellas (si las ratas alcanzan o no el queso) son determinadas y precisas. Pero en la mayorfa de las situaciones donde se requiere una accicin, la noci6n del conjunto de alternativas, aunque se disponga una regla para generarlas (y de un tiempo ilimitado), es simple- mente incierta. Por ejemplo, iqu6 situacibn objetiva da sentido a1 concept0 referido a todas las consecuencias posibles y a sus correspondientes valo- res, en una situaci6n ordinaria del mundo cotidiano, como puede ser, por ejemplo, la ayuda exterior?

Estas objeciones son fuertes. Sin embargo, su impact0 sobre un con- c e p t ~ de accion racional operable no es tan direct0 como algunos criticos suponen. El hecho que el modelo de la racionalidad wmprehensiva est6 limitado a situaciones artificiales no implica que, en las situaciones del mundo real, d l o es aplicable un modelo racional conductista (contra Simon). En efecto, un modelo de racionalidad comprehensiva ligeramente modificado basta para encargarse del trabajo encarado por su hermano mas fuerte. Dicho modelo simplifica sencillamente la exigencia de generar "todas" las alternativas y "todas" las consecuencias, y enfatiza el corazon del modelo clasico: la elecci6n orientada a la maximizaci6n de valores, dentro del conjunto global de alternativas y consecuencias consideradas. Es cierto que a 10s propcisitos de un dlculo matemhtico esto introduce un grado de indeterminacibn inaceptable. Sin embargo, para la explicacicin de las conductas ti icas deberia bastar el requerimiento s e g b el cual es necesario revelar ef car&cter orientado a propdsitos que time la acci6n.

9" Robert Merton, Social Theory and Social Structure, edici6n amplia- da, Nueva York, 1%8, pp. 6%72.

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MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

pshica _d_es$ls,@ conceptos orgaeadores, el. patro_n-,de inferencia dominante y, con un p rop~s i t o~~s imp leme~ ilus_@- .*-. , * -*".

tivo, algunas proposiciones sugeriaas-por el paradigma. Consi- derablemenG"*iii'a"s debiles que cualquier modelo tecirico satis- factorio, estos paradigmas representan, con todo, un atajo hacia ciertos modelos conceptuales implicitos. La articulacidn de un marco conceptual implicit0 y amplio bajo la forma de un para- digma explicit0 tiene, necesariamente, contornos caricaturescos. Pero la caricatura puede ser instructiva.

I. Unidad basica de ancilisis; la accidn gubernamental como eleccidn.

Los acontecimientos en la esfera de 10s asuntos internacionales aparecen como acciones elegidas por la nacidn o el gobierno na~ional .~~ Los gobiernos eligen la accion que maximiza ciertos fines u obj8ivos estratdgicos. "L,as "so1ucione~'~a 10s- problemas estrat6gicos son las categorias fUnFamentiilesssa partir de las, cuales el analista percil5e*lo que Gel56 ~ e f - e ~ ~ i " < a ~ o ~ ~ ' ~

'

11. Conceptos organiwldores - A. Actor racional. La nacidn o el gobierno, concebido como

4 -- una instancia unitaria y racional de toma de decisiones, el agen- te. Este actor posee un conjunto de fines especfficos (equivalente a una funciiinlutilitaria consistentej'; ~un~c~iijixiit"o"~~e opciones percibidas; y una estimacidn zinica de las co&ecuerici&que se

, ,, -, . . , - siguen de cada alternativa.

B. El problema. La accion se elige como respuesta a problema estrategico enfrentado por la &i6n. Los peligros y oportunidades surgidos en el "rriercado" de la estrategia inter- national son 10s que mueven a la nacidn a actuar.

C. Seleccidn estdtica. 9 suma de la actividad de 10s repre- sentantes de gobierno que Sean relevantes para un probleh dado constituye lo que la nacidn elige como su usolucidn". or ende, la accidn aparece como una e l~c idn , ordena**% y.re@-ar, cn.,re - -" en lugar de aparecer, por ejem-

95 NO son accidentales las analogias existentes entre el Modelo I y el ccncepto de explication desarrollado por R. G. Collingwood, William Dray y otros "revisionistas" pertenecientes a1 grupo de filosofos preocupados por una elaboracion critica de la filosofia de la historia. Para una sintesis de estas posiciones vease Maurice Mandelbaum, "Explicacion Hist6rica: El Probiema de la Cobertura Legal". Historv and Theorv, Vol. 1, NP 3, 1960.

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

plo, como un gran ntimero de elecciones parciales insertas en una corriente dinsmica 1.

D. La accidn como elecddn racionaL% Los componentes __ /I II-->-C --- -A" --_ I

- -_-- _ _

1. Fines y objetivos,. La seguridad nacional y 10s Fereses nacionales son lak principalese@tegorias a partir de las cudes se conciljen 10s fines estr'af'gicos, Las k i o n e s tjiidan se@itlrra Y, ademgs, otro espectro de objetivo. (Los analistas raramente tra- ducen 10s fines y objetivos estrat6gicos a una funcidn de utilidad especifica; con todo, atienden a 10s fines y objetivos m8s im- portantes y descartan intuitivamente 10s efectos colaterales.)

2,-Qpdones.-Los $versos cuu$os-de accidn relevantes para un pro dado sumhhfi;an el espectro de op- ciones.

3. ' Consecuencjas. La puesta en prjictica de cada uno de 10s

I cursos de-&Tian Gternativos producir6 una serie de_const%uen- cias. Entre Bstas, las m8s relevantes co~'+tituyen- 10s cc)s@s y

I beneficios en tBrminos de 10s fines y objetivos estratRgicos. I .

4. .Eleccidn. La eleccidn r ~ i o q l est8( ~ r i ~ ~ t t @ j b a la maxi- ! mizacidn de valores. El agent8 r&ional selecciona la ait,e*tiva

cuyas consecuenciai se colocan d s alto con referencia a sus a fines y objetivos.

111. Patrdn de inferencia dominante - - - -

Si una naci6n realiza una accidn particular, tal nacidn debe tener metas con respecto a las cuales la accidn coflstituye una manera de maximizar 10s medios. El poder explicativo del Modelo de Ador - Rwional - - -- se - sustenta - - - - - . -- a-su - - -- - P ~ n d ~ ~ ~ n ~ i a ~ ~ ~ ~ 6 - . - - - - - -- --

% Si bien, fgcilmente, una de las variantes de este mode10 puede adoptar una forma estochstica, el paradigma esti propuesto en tdrminos no-probabilisticos. En el area de la estrategia contemporhea se utiliza a veces una variante asi para ensayar predicciones; pero es virtualmente imposible encontrar una explicacidn que se refiera a un acontecimiento en la esfera cle 10s asuntos exteriores que sea consistentemente probabi- listica. Obviamente, el modelo estodstico puede modificarse a partir de una versidn de la teoria de 10s juegos. Asimismo, pueden introducirse tambikn modificaciones en otras variantes, como puede serlo el modelo cibemktico, a partir de modificaciones en la teoria de la forma. Para una discusi6n de estas variantes, vkase Joseph McGuire, Theories of Business Behavior, Englewood Cliffs, NJ., 1964, pp. 18 y ss.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

pecabezas se resuelven encontrando el patrdn deqrop6sitos dentro del cual el acontecirniento queda ubicadocomo -- - - - -. un m 6 dio --. de - m~m~i3ie i€CSPa1ores . --" - - - - - ---.---

IV. Proposiciones generales C -

" -.- ---- Una de las desgracias mayores de 10s estudios relatives a la po- lftica exterior es la falta, casi completa, de proposiciones gene- rales que ~uedan no s61o formularse,.sino tambidn verificarse. Reclamando que 10s anttlisis hagan explicitas las categorias que utilizan, este estudio enfatiza la importancia de mantener cierta seriedad fundamental en lo referido a la ldgica de la explicacidn. En consecuencia, las proposiciones sobre las cuales d e s c w las explicaciones deben formularse con claridad. Para ilustrar la clase de proposiciones supuestas por 10s analistas que traba- jan dentro de este modelo, formularemos algunas de ellas.

El supuesto bhico de la conducta orientada a la maxirniza- cidn de valores produce ciertas proposiciones que son centrales a la mayoria de las explicaciones. El principio geners- puede forq-mlarse como sigge: la posibil id~ de una [email protected]~tL@ar resulta de l a combhacidn~-en una &ci<5nn dad& .de 1 10s valores y objetivos relevantes; -2) 10s cursos de accidn alternatives-q= se perciben; 3) la estimacidn de 10s diversos conjuntos de:conI secuencias (que se sigan de cada altemtiva), y 4 1 la evaluacidn rieta de cada conjunto de consecuencias. De aqui se siguen dos- @~FpJC,~sicd~se4.. e4

A) El increment0 en el costo de ma alternativa (la dis- minucidn en el valor del conjunto de consecuencias que se segui- rSan de una accidn detenninada, o una disminucidn en la proba- bilidad de alcanzar ciertas consecuencias fijas) disminuye .,la posibilic@d - que -.- tiene . --- esa ecidn de ser elegida.

empresario racioilaI dmicas de la firma y

del consumidor. Las dos proposiciones especifican el "efecto de substitu- ci6n". Es factible producir refinamientos en este modelo, agregando nuevas proposiciones generales, a travks de traducciones provenientes de la teo- rfa econ6mica.

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V. Proposiciones especif icas --- ---_-- " --

A. _ Disuasidn. La posibilidad de una disuasidn exitosa es una funcidn de*los factores especificadoa en la proposicidn general. Combinada con diversas aserciones, dicha proposicidn cia lugar a las proposiciones correspondientes a la teoria de la disuasidn.

1. Un balance nuclear estable disminuye la ~osibilidadde aiaque nuclear. Esta proposicidn se deriva de la proposicidn general, mas la asercidn se@n la cual la capacidad de contra- golpear afecta a 10s calculos potenciales del atacante, incre- mentando la posibilidad y el costo del conjunto particular de consecuencias que podria seguirse del ataque -a saber, las represalias.

2. Un balance nuclear -- estable incrementa 'Olr̂ -,-.-- 4ni la .,.- probabilidad *una guerra limitada. E3a propos1ci6n se deriva i%e la propo- sicidn general, m8s la asercidn se@n la cual, a pesar del incre- mento del costo de un intercambio nuclear, un balance nuclear estable produce, a pesar de eso, una disminucidn mas significa- tiva en la probabilidad de que, como respuesta a una guerra limitada, tales consecuencias Sean elegidas. En consecuencia, este conjunto de consecuencias pesa menos en el calculo.

B. Postura de la fuerza sovidtica. La postura de la fuerza sovietica (las atmas y su desarrollo) constitu~e~ uq medio de- maximizacidn de valores para la irnplementacidn de 10s objeti- vos estrat6gicos y de la doctrina'glitar del10.4" bovi~ticos, Este tip0 de proposicion es el que subyace en una inferencia como la del Secretario de Defensa, Lird, segdn la cual 10s 200 SS-9s (mi- siles intercontinentales de largo alcance) expresan el propdsito de "10s sovieticos de alcanzar, sin lugar a dudas, la capacidad de golpear primero"Pa

VI. Evidencia .

Schelling consider6 a1 metodo fundamental empleado en el ant%- lisis del actor rational, un metodo de "resolucidn de problemas vicarios". Enfrentado a un acontecimiento desorientador, el

Qa The New York Times, 22 de marzo de 1969.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

analista se pone en el lugar de la nacidn o gobierno en cuestidn. El examen de las caracteristicas estrategicas del problema le g-=sFiJ T6sS princi@Cis~dFla acE6n faciona1 i"par6 atravesar la masa de comisiones y omisiones. ~ u e g o 3e'-ello, se organizan ~asIevicier@ias provenientes de 10s detalles de conducta, las afir-- maciones dgios funcionariosgubernamentales y 10s informes de gobierno, de manera tal que emerge un cuadro coherente de 1% eleccidn maximizadora de va@res (desde el punto de vista de la nacidn 1.

Sin embargo, debe sedalarse que un analista imaginative puede construir la descripcidn de una eleccidn maximizadora de valores para cualquier accidn o conjunto de acciones realizadas por un gobierno dado. Podemos expresarlo de una manera m& formal, sin que sea necesario tomarla demasiado en serio, a traves de una suerte de "Teorema de la Racionalidad": no existe patrdn de actividad alguno con respecto a1 cual un analista sea incapaz de suministrar un largo numero de objetivos funcio- nales, maximizados por la actividad en cuestidn. El proble- ma para un buen analista del Modelo I no es entonces, simplemente, encontrar un objetivo o un haz de objetivos alre- dedor del cual construir un relato referido a la eleccidn maximi- zadora de valores, sino insistir en la formulacidn de reglas de evidencia que permitan establecer aserciones referidas a 10s objetivos, opciones y consecuencias gubernamentales, distin- guiendo entre las diversas construcciones posibles.

Variantes del modelo cldsico

adigma muestra la ldgica basica de todo un grupo de clasificados bajo el rdtulo de "modelo~clBsico", o Mo-

Actor Racional. Los analistas que piensan a partir de f~<or~a%-e~uad?an las actividades de 10s diversos fun-

cionarios de un gobierno nacional como acciones elegidas por un actor unificado, muy analog0 a un ser humano individual. Las explicaciones asi surgidas permiten a1 lector comprender por qu6 ocurrid determinado acontecimiento, recurriendo a la reac- tualizacidn del calculo y, gracias a ello, descubriendo cdmo, en un context0 dado y bajo la gravitacidn de ciertos objetivss, el actor llegd a la eleccidn de la accidn en cuestidn.

Pero nuestro examen de las diversas formas adoptadas por este enfoque sugiere que su ldgica esta operando en un n b e r o considerable de variantes. En cierto sentido, la clave es la misma

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LA ESENCIA DE LA DECISI~N

para tow: situar la 8cd6n dentro del marco de 10s prop6sitos de un actor unificado. Pem las diferencias tambidn son impor- tantes. hlhs a b , si enfatWamos las similaridades de la ldgica bhsica y desatendi6ramos esas diferendas, nuestra presentaci6n seria errdnea.

Un estudio futuro, ahora en sus primeras etapas, atenders a las diferencias entre 10s diversos enfoques; diferencias que ahora han quedado subsumidas bajo una nibrica general.* Pero acaso sea dtil identificar, al menos tentativarnente, las distintas variantes de este enfoque, cads una de las cuales podria expo- nerse como un paradigma.

El paradigma precedente refleja la versidn m6s refinada del modelo que sea posible encontrar en la literatura referida a 10s estudios estratdgicos modernos. Analistas tales como Sche- lling y Wohlstetter establecen proposiciones acerca de las reac- ciones de la nacidn A ante la nacidn B, tales como la propo- sicidn acerca de Is estabilidad en el balance del terror. A su vez, 10s problemas y presiones en el mercado estrat6gico internacio- nal gravitan sobre la probabilidad de que sucedan determinados acontecimientos. Fl actor international, representado por cual- quier nacidn, es simplemente un mecanismo de maximizaci6n de valores, por el mal se obtiene la soluci6n 16gica para un pro- blema estrategico dado.

Hay otro tip0 de an&lisis que atiende, no ya a las naciones en general, sino a una naci6n o gobierno nacional en particular. Las caracteristicss ostentadas por dicho actor limitan 10s fines, opciones y consecuencias del paradigma bdsico. Por ende, 1 ) las propensiones, rasgos de personalidad, o tendencias psicoldgicas de la naci6n o gobierno; 2) 10s valores compartidos por la naci6n o gobierno, y 3) 10s principios de acci&n especificos cambian 10s "fines" o estrechan las "alternativas" y las "consecuencias" en cuestidn. Contrariamente a lo que ocurre con el foco de inte- r& de la primera variante, centrado en 10s fines y objetivos es- trategicos de la nacidn, esta segunda variante enfatiza objetivos de gobierno miis especfficos, incluyendo su propia perpetuaci6n. Por ejemplo, un analista que w a la primera variante tratarfa acaso de explicar las recientes acciones de la Repdblica Arabe Unida por referencia a sus objetivos estrat6gicos y a sus temo- res. Por el contrario, un analista que m a la segunda variante preferiria referirse a 10s objetivos y temores particulares &I

99 Pronto daremos a conocer este estudio sobre el modelo clisico y sus variantes.

MODEL0 I: EL ACTOR RACIONAL

presente gobierno. Del mismo modo, las explicaciones que r e h cionan el desarrollo de 10s ABM a la "mentalidad defensiva" de 10s so~:idticos, reflejan esta segunda variante.

Un tip0 de adlisis relacionado con 10s anteriores, pero po- seedor de ciertos rasgos propios, atiende explicitarnente a 10s conductores individuales o a las elites, consider6ndolos 10s acb- res que hay que estudiar. Para ello, analizan tanto la maxirni- zacidn de sus funciones de preferencia, como las caracteristicas personales que muestran, y modifican a partir de ellas 10s con- ceptos bdsicos del paradigma. De tal manera, la estimacidn in- dividual de 10s fines y objetivos, las tendencias a percibir (y a excluir) ciertas alternativas y 10s principios empleados en la estimacidn de las consecuencias, operan como el marco bhsico a partir del cual debe situarse la deci~idn.'~ Por ejemplo, en el caso de 10s an6lisis propuestos por Whiting, el actor no es la 'gnacidn" o "China". Segh 1-31, "10s cursos de acci6n alternativos abiertos a 10s chinos derivan del marco de referencia dentro del cual el nuevo rbgimen evaltia 10s acontecirnientos, 10s fines po- liticos alternativos y 10s medios disponibles para la promoci6n de determinadas polfticas"."l Nathan Leites, en su adlisis de la conducta sovi6tica, construye un "c6digo operacional de 10s bolcheviq~es".~~~ En consecuencia, para analizar la actividad in- tencional del gobierno sovidtico, se utilizan en este caso no 10s principios generales de la acci6n rational, sin0 estos principios m8s especificos.

Una variante m& compleja reconoce la existencia de diver- sos actores en un gobierno -por ejemplo, halcones y palomas, o militares y civiles-, per0 insiste en tratar de explicar (o prede- cir) un acontecimiento a trav6s de la reconstruccidn de 10s c6Iculos del actor victorioso. Es asi que algunas historias revi- s ion is t~ sobre la Guerra Fria reconocen fuerzas de la 1w y fuerzas de 1as tinieblas dentro del gobierno norteamericano, pero explican las acciones como un resultado de 10s fines y percepciones de las segundas, que saliemn victoriosas. Como es obvio, tarnbien se debe incluir dentro de esta variante a algunos te6ricos de la conspiracidn.'0J

A1 incluir 10s valores gubernamentales internos en las funciones de preferencia del lider, sea el presidente o el premier para este caso con- creto, esta variante puede erigirse en una combinacidn de1 Modelo I y el Modelo 111. " Whiting, op. cit.. p. ix. El subrayado es nuestro.

Nathan Leites, A Study of Bolshevism, Glencoe, 111, 1953. " Otros te6ricos de la conspiraci6n, que adscriben todo lo que ocu-

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