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    otation

    Un moderno Don Juan, egosta, cnico y sensual, desprovisto del halo romntico que rodeaba a sus antecesores en el gnero y, poho ms crudo y descarnado que ellos.Una novela ambiciosa que, poco a poco, nos va mostrando el trgico error que represjuanismo" como actitud ante la vida, o incluso como va de escape ante las tensiones de la vida contempornea.

    Bill Naughton

    LIBRO UNOCAPITULO PRIMEROCAPITULO IICAPITULO IIICAPITULO IVCAPITULO VCAPITULO VICAPITULO VIICAPITULO VIII

    LIBRO DOSCAPITULO IXCAPITULO XCAPITULO XICAPITULO XIICAPITULO XIIICAPITULO XIVCAPITULO XV

    CAPITULO XVICAPITULO XVIICAPITULO XVIIICAPITULO XIX

    LIBRO TRESCAPITULO XXCAPITULO XXICAPITULO XXIICAPITULO XXIIICAPITULO XXIVCAPITULO XXVCAPITULO XXVICAPITULO XXVII

    CAPITULO XXVIIICAPITULO XXIXCAPITULO XXXCAPITULO XXXICAPITULO XXXIICAPITULO XXXIIICAPITULO XXXIV

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    RO UNO

    inero lo es todo

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    PITULO PRIMERO

    Alfie, ya ests empezando otra vez? pregunt ella.Era Siddie, mi acompaante habitual de los jueves por la noche, una casada de veintinueve ao confesados por ella, pero que loa tenar treinta y dos o treinta y tres, y hasta me atrevera a decir treinta y cinco. Un tanto aficionada a rezongar, y tan pura como blan, tiene en la pierna una verruga que me sirve de distraccin, y poderosos msculos en las pantorrillas. Pero posee un magnfico busy resulta agradable hablando. En realidad, se trata de una mujer a quien puede uno llevar a cualquier parte y, como mucho, invitarla

    ro vodkas con jugo de tomate, una vez por semana. E incluso entonces, ella, queriendo mantener su nivel de igualdad en el convenrondas me pasa el importe de la misma por debajo de la mesa.Y qu pasa si vuelvo a empezar? repuse.Debo aclarar que con sus palabras, Siddie no haca otra cosa que colocar la idea en mi cerebro, con la esperanza de que echasero decir que yo no tena la menor idea de empezar nada hasta que ella lo mencion. Todo se haba hecho ya, en el asiento posteri

    abrigados como conviene en tal quehacer, y despus que concluimos, yo sal a regar el viejo geranio en la rueda posterior derecceder un desentumecimiento general a mi persona. A continuacin, me puse la chaqueta y me instal en el asiento del volante, sinceder a Siddie una ltima caricia, demostrativa de que lo hecho se hizo por amor y no por lujuria. Y que me maten, si ella no amente a provocarme. Bueno, me dije, por un penique, una libra. Saqu, pues, mi gran pauelo blanco y lo dobl con toda precauciolapa izquierda. Llevaba yo un traje estival, color azul marino, de un gnero que llaman Tonik, confeccionado por Dormeuil, y noopearlo. Por muy Max Factor Pelcula Mate, o Muchacha en la calle de Woolworth, que sea el maquillaje que use una chica, re restregarlo contra mi solapa, yo no me siento con nimos de apreciar su buena calidad. Suponte que venga la polica... dijo. La hace ronda por aquel paraje y ella lo sabe. Todo lo que intentaba era excitarme ms.Que venga repuse. Tenemos las portezuelas cerradas y los cristales estn empaados. Aqu dentro estamos como en un iglooY era cierto. Nos hallbamos aparcados en aquel silencioso y apartado rincn de Blackfriars, cerca del Tmesis, en el Cnsul de Ford de este modelo no han sido modernizados y los cristales se empaan, con el vapor, muy fcilmente.Vamos, ponte esa esterilla por encima, para ms seguridad, Siddie.T ten cuidado de no correrme los puntos de la media con el anillo.

    A ver si te ests quieta, que no soy un acrbata.Y no es que me preocupasen mis articulaciones, sino la chaqueta. No quera que se me estropeara. Ya s que deba habrmela era demasiado tarde. Desembrague usted en un momento as y comprobar que puede estropearse todo lastimosamente, si

    ona sensible como soy yo. Ella inici SU actuacin. Debo decir que tiene un hermoso busto. Nunca he conocido otra con semejante mo quiera usted llamarlo. Eso por hablar de prominencias y no de canales... Es como el tnel de Rotherhithe. Esta chica es Jayne M superficie y Mick McManus interiormente.Estaba yo maniobrando en un paraje muy esquivo esta Siddie es una mujer sin compasin cuando o retumbar en mis odos la boQu pasa, Alfie? grit ella.Quita tu endiablada rodilla del volante ped a voces.No puedo! repuso, siempre en un tono elevado. No puedo moverme! Estoy agarrotada!Eso es lo malo de las mujeres con piernas musculosas. Llegan demasiado lejos y luego no pueden volverse atrs. Creo que deben agos superdesarrollados o algo parecido. El caso es que le di una sacudida en la rodilla para desencajarla y la bocina ces de sonarMe ha dado un calambre en el muslo dijo ella. Lo lamento.Ya te he dicho antes que tengas cuidado en dnde pones la pierna, Siddie.

    Abr la portezuela y sal, deseoso de libertad y aire fresco. Detesto esa sensacin sofocante que te abruma cuando se ha producrupcin, Slo quera ser til protest ella. S arreglrmelas sin ayuda gru. Y hablando de todo, a qu hora dices que teeno de tu marido en la estacin de Purley? Bah. No te preocupes, por l.Por l, precisamente, me estoy preocupando.Hay que ver cmo hablan actualmente estas pjaras de sus maridos.No se debe estropear una cosa buena-declar. Eso es algo que las mujeres no sabis meteros en la cabeza. Vmonos. Creohemos dado un festn.Yo lamentaba ahora haberme dejado inducir a empezar de nuevo. Y todo por pura glotonera. Creo que ello es consecuencia de los a

    a uno ansindolo y no nos lo dejan conseguir. Luego uno no se atreve a dejar escapar ninguna oportunidad.Una vez comprendi Siddie que no haba nada que esperar, sali del coche y empez a recomponerse. No la mir con demasiada aue noto que ciertas prendas delicadas pueden ponerme an en forma con mucha rapidez. Digan lo que digan con respecto a losornos femeninos, y otras lindezas similares, yo declaro que, en mi opinin, tres cuartas partes del encanto de una mujer radica en sucombinacin de seda, unas ligas ajustadas a un hermoso muslo, unos delicados sostenes de encaje negro y otras menudencias si

    esan mucho ms que una mujer opulenta y esplndida, tumbada desnuda en una cama. S que esto puede parecer un absurdo,sidero absolutamente normal.Pronto has cambiado de meloda dijo Siddie.La repuse:La bocina me ha desentonado... si es que te interesa saberlo.Confieso que me resulta deplorable un alboroto en una ocasin como aqulla. Ella empez a ponerse las medias, teniendo cuidado rectas las costuras de detrs, y hube de admitir que sus piernas presentaban, sin duda alguna, muy buen aspecto. Luego se acer

    ar el pauelo blanco de mi solapa.No te olvides de la toalla me dijo.Cog el pauelo de sus manos, lo hice un rollito y di principio a mi toilette. Tengo mi propio sistema para estos casos. Primero humed

    uelo y borro de mi cara toda huella de lpiz de labios. Es sorprendente comprobar lo limpio que queda uno con slo un poco de sauelo blanco.Alfie, sabes lo que pens la primera vez que te vi ponindote el pauelo en la solapa?Qu pensaste?Que ibas a sacar el violn y empezaras a tocarBueno... Y acaso no lo hice? Pertenezco a una familia muy filarmnica.

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    He comprobado que, con las mujeres, lo importante no es lo que se dice, sino el modo de decirlo. Y cuando tengo una de micas, soy capaz de hacer rer a muchas mujeres. El caso es que las damas no esperan que uno pueda ser gracioso; lo nico que h

    erles comprender es que se desea hacerlas rer. Entonces se desternillan de risa. Me ha bastado con ver a los cmicos de Palladiuerlo.Saqu de mi bolsillo el breve bikini de Siddie y se lo arroj airosamente, gritando:Toma, no cojas fro!Luego, tras haber librado a mi rostro de toda huella de lpiz de labios, me ocup con esmero de mi chaqueta, utilizando el mismo pa

    ddie rer apagadamente y me dije;Ir a casa feliz.Ello me hizo reflexionar sobre el hecho de que yo acababa de hacer un favor al bueno de su marido, aunque no ignoro que me habra n trabajo hacrselo entender as al interesado. Podr parecer extrao, pero la verdad es que no se encuentra un marido entre diezta agradecido al capricho de su mujer por la felicidad que aporta al matrimonio.Era sombro el estado de nimo de Siddie cuando la conoc. Escuch todos sus problemas y consegu hacerla rer. Y ahora, un buen

    cualquier hombre: Cuando quiera usted entenderse con una mujer casada, la tarea primordial es hacerla rer. Le sorprendera comn gran nmero de ellas estn necesitadas de una buena carcajada. En eso no piensan los maridos, a excepcin de los que siosos. Cierta dama me cont, una vez, que haba tenido paralizado un lado de la cara, como consecuencia de los esfuerzos hechos histes de su cnyuge, que se los haba contado ya dos millones de veces. Repito: Haga usted rer a una mujer casada y habr recd del trayecto. Desde luego, el truco no da resultado con una pjara soltera. Todo lo contrario.Haga usted rer a una soltera y no.espere conseguir otra cosa.Cuando hube efectuado una limpieza de mi rostro y mi traje con el pauelo, hice de l una bola y saqu lustre a los zapatos. Lueg

    uelo. ste sistema me cuesta cada vez dos chelines, pero los considero muy bien empleados por las muchas explicaciones que ahoener en cuenta que resulta ms higinico.Todo listo, Siddie? pregunt.Yo estoy preparada. Y t?Lo estar repuse, incorporndome un tanto para encajarme debidamente la chaqueta. En qu quedamos para el prximo jueEl mismo lugar' y a la misma hora, si te parece.

    Muy bien. Vete al asiento trasero y te llevar hasta Clapham Juction.Siddie pas su brazo por el interior de mi chaqueta, hundi en mi espina dorsal uno de sus dedos, introducindolo por mis pantalonmo tiempo me bes.De verdad me quieres, Alfie? pregunt.El dedo en la espina dorsal surte efecto cuando uno est de humor, pero de no ser se el caso, el dedo no interesa ms de lo que

    er una mosca flotando en el espacio. En cuanto a las palabras de Siddie, todava no he conocido a una mujer que no haga esa preguque todo ha concluido.Claro que s.Ests seguro?Absolutamente,Pues yo tengo la impresin de que no... No me quiere de corazn.De acuerdo. No. Contigo no hay manera de tener nunca razn.Saqu la linterna e ilumin punto por punto el interior del coche, para cerciorarme de que todo estaba en orden. Soy un hombre muy pcostumbres.

    Ahora vete al asiento trasero, monada, y no hagamos esperar ms en Purley a tu buen marido.No le importar. Est acostumbrado.Si hay algo que me hace huir del matrimonio, ese algo son las mujeres casadas.Sabes una cosa, Siddie? dije, mientras conduca. Creo que debemos cambiar de lugar de cita, no vaya a darse el caso de qocurra seguirte.Seguirme! exclam ella. A mi marido no se le ocurrir nunca pensar que otro hombre se interesa por m.Esa es la equivocacin de vosotras, las casadas. Pensis que porque vuestro marido fue lo bastante imbcil como para casa

    otras, ya no puede ver nada ms. Adnde le has dicho que ibas?Le he dicho que iba a ver una pelcula con Olive.Qu pelcula?Una pelcula. Ya es bastante.Vamos, vamos. No seas nunca tan imprecisa, Siddie. Eso despierta sospechas.No es de extraar que actualmente existan tantos hogares destrozados y tantos matrimonios mal avenidos y divorciados, si las muje

    poco precavidas. A m estas cosas me acongojan. No s qu ocurre en la cabeza de ua mujer cuando surge el amor, pero parece qudan carentes del menor sentido de responsabilidad en cuanto se complican con otro hombre. Ofrec a Siddie un caramelo de menta.Mtetelo en la boca, para que l no te note nada en el aliento.Que note lo que quiera.No puedo soportar que las mujeres hablen as, sin consideracin hacia los sentimientos de los dems.No seas as, Siddie ped. Mustrate humana. T y yo lo hemos pasado bien, no es cierto? Entonces, por qu hemos dee muchacho? El no nos hace ningn dao. No es preferible dejarle feliz, en su ignorancia?Est bien. Est bien.As est mejor. Ve a casa y entretente. S agradable con l. Me comprendes?Por qu demonios voy a entretenerle? Que se divierta solo.Es que no tienes corazn, Siddie?T quieres ver feliz a todo el mundo, no?No creo conveniente hacer a todos desgraciados o convertirlos en tus enemigos.Uno puede estar cruzando el desierto de Sahara y la persona a quien se ha tratado mal, tal vez sea la nica con quien uno tropiece.

    explico bien...No veo por qu el marido no ha de merecer pasar un buen rato insist.

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    Como no eres t quien se lo tiene que proporcionar...Se lo proporcionara declar si estuviera' debidamente configurado para ello.Mis palabras eran totalmente sinceras. Despus de todo, para eso estamos en la vida, para ayudarnos los unos a los otros. Siempreo, que no existan demasiados inconvenientes.No debes pensar siempre exclusivamente en ti, hija.Qu hay del baile de la empresa?Qu hay de eso? pregunt a mi vez.No piensas ir? Te he cogido una entrada.No ir tu marido?Claro que ir. Pero no sabe quin eres t. Podr bailar contigo una vez y luego te lo presento. Me gustar que le conozcas.Siddie, no te das cuenta pens, pero ests en vas de desaparecer, para m. Haca ya algn tiempo que vea aproximarse pronto o ms tarde, siempre acaban ellas presentndote al buen hombre. Y a m, el hecho de conocer al marido, parece apartarm

    osa. Me refiero a que ya puede el pobre diablo estar murindose en la cama, que si no le he visto nunca, no pensar para nada en

    vez le conozca y le haya hablado, resultar ser un gran tipo. No s por qu, los hombres de esta clase siempre suelen serlo. Leata, me comprenden? Y mientras estoy con ella no puedo evitar el pensar en l, que en aquellos momentos tal vez se encuentra tecamisa recin lavada, o leyendo un catlogo de jardinera; aunque tambin puede haber sacado al perro a dar un paseo, o habersena taberna, donde discutir sobre el Chelsea, sobre cricket, o sobre cualquier otro tema. Ignoro los motivos que lo provocan, peroen muchos de esta categora que son admiradores del Chelsea. Tambin les gusta criar rosas, cuando tienen jardn.Detuve el coche junto a la estacin de Clapham Juction.Bueno, nena, ya has llegado.No me acompaas hasta el andn?Es mejor no correr riesgos. Pueden vernos.Qu hay del baile?Te telefonear al trabajo.No siempre es oportuno que me llames allEntonces, llamar a tu casa el limes por la noche. Ese es el da que l va a visitar a su madre, no?

    A casa puedes llamarme cuando te parezca. Mientras estoy, no le dejo nunca que conteste al telfono.Te telefonear el lunes, mientras l est visitando a mam. Buenas noches.Buenas noches, Alfie.No olvides ser agradable con l. Y no lleves esa falda tan estrecha la prxima semana.No la llevar me contest a voces. Me pondr los pantalones ajustados.Contempl a Siddie que corra al interior de la estacin. No habra prxima semana, me dije. En cuanto una casada empieza a encexceso, hay que considerar llegado el momento de atemperarse. De lo contrario, ellas te meten en un buen lo, y no merece la pena

    sar en el pobre idiota de su marido. Aunque bien pensado, ya lo dice el refrn: Ojos que no ven, corazn que no sufre.

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    PITULO II

    Despus de librarme de Siddie, tenia yo cita con otra dama cuyo nombre es Gilda. No s a qu pueda deberse el hecho de que, noche con solo una mujer me da la impresin de no haber tenido ms que la mitad del men. Por ejemplo, salchichas con pur de pae de melaza como postre. Despus de todo, es la variedad lo que aromatiza la vida.En realidad, lo que a m me gusta es tener tres mujeres. No todas a la vez, naturalmente, pero s disponibles las tres. Y que ofrezcan ariacin entre s. Por ejemplo, una delgada, una gruesa y otra de talla media. O bien, una muy joven, otra madurita y la tercera dmedia. Puede usted comprender que con un tro as quedan satisfechas la mayor parte de sus necesidades.Ahora bien, no considero oportuno pasar rpidamente de una dama a la otra sin hacer una pausa intermedia. En primer lugar, no medelicado, y por otra parte siento la necesidad de un breve cambio, y un poco de conversacin con algunos amigos. Por todo e

    amin a una taberna que frecuentan dos conocidos mos. No soy aficionado a los encuentros prefijados. Prefiero vivir de un modo o y viniendo de un lado a otro segn se me antoja.

    Yo creo que si uno pasa absolutamente todo su :tiempo con mujeres, acaba por notarse un poco afeminado. Soy de la opinin deuna entre mil que razone lgicamente, aunque tambin debo admitir que todas me gustan. Digo esto porque ellas le dan a uno mucha vida. Pero hago la advertencia de que nunca me dejo embaucar por toda esa palabrera que tienen siempre a mano, relativa a quo a uno los mejores aos de su vida, y que has tenido lo mejor de mi persona, y otras frases por el estilo.A eso yo siempre respondo:Y qu imaginas que te he dado yo?Porque el hombre tiene que dar siempre, mientras que la mujer puede hacerse la remolona,, si no est de humor. Supongo prenden...Haba en la taberna dos amigos mos, Perce y Sharpey, quienes hablaban con un hombretn que lleva el nombre de Lofty, de p

    ductor, recin llegado del norte. Si hay algo que a m me enfurece, es que los menestrales se enzarcen en conversaciones sobre polticOs dir lo que pienso sobre la situacin del mundo actual dijo Perce. Creo que est todo muy mal.Pero qu es lo que saben estas gentes sobre la situacin mundial? Slo lo que les dicen los dems. La verdad nunca se sab

    ados cincuenta aos.

    Yo opino que el obrero de hoy da est lleno de presunciones anunci Sharpey. Y Lofty se apresur a replicar:No critiques al obrero. Ha crecido en la creencia de que ste es l pas ms grande del mundo, de que somos la gente ms graerso...Acaso no lo somos? pregunt Perce. Vamos a ver. Dnde est la competencia?Pues yo creo que estas huelgas ridculas sirven; para que nuestro pas se parezca endiabladamente a los dems-sentenci Sha opinas t, Alfie?...Y uno tiene la certeza segua diciendo Lofty de que sera capaz de dar la vida por su patria. Al menos, yo pensaba as. Per

    ndo vas creciendo, y lees tantas cosas sobre los que ocupan los puestos altos, te enteras de cmo se aprovechan de su situacin, evar impuestos sobre la renta y los espectculos, y se compran casas con los impuestos que pagan los dems.El sucio dinero tiene una atraccin tan notable... coment sabiamente Perce.El asalariado nunca en la vida ha estado mejor declar Sharpey, que jams en su vida ha trabajado un da entero. Los men ahora una jornada de slo treinta y cinco horas a la semana y triple salario en domingo. De modo que un tipo que trabaje doce ingo, no tiene necesidad de trabajar los otros seis das de la semana, y an habr hecho una hora de ms.El obrero empieza a perder la fe prosegua, impertrrito, Lotfy. Pierde la fe en el patrono, pierde la fe en los jefazos que gotro pas, y se entera de todo lo que no necesita saber.De eso tienen la culpa los peridicos opin Perce. Yo creo que la gente era ms feliz viviendoen la ignorancia. No es beneficioso para nadie levantar la sucia tapa que cubre las cosas. Lofty le reconvino, diciendo: No culp

    dicos. El obrero ve a los otros que se dan buena vida y piensa que debera largarse de este pas.Y algunos se largan declar Sharpey. Pero no debemos dejar nuestra tierra para que la devoren los perros. Qu opinas t, ANo hay ms que una respuesta a todo el problema actual dije y vosotros sabis cul es, tan bien como yo. Es propio de la endraleza humana. Si coges a un individuo con cinco hijos y le atemorizas en serio, como hacan en otros tiempos, con la idea de que n

    mendrugo de pan para los crios, su mujer,, ni l, a menos que trabaje las veinticuatro horas del da, le vers trabajar.Mi padre trabajaba catorce horas al da por tres pavos a la semana inform Lofty. Y Perce apunt:Uno no se da ni cuenta de que est trabajando, cuando se siente asustado por algo.Eso no lo saba yo gru Sharpey-* Quieres repetirlo otra vez?Quiero decir que, por ejemplo, das a la gente tierras a crdito, y ya vers como las trabajan para pagar la deuda explic Perce.Eso ya se est haciendo dijo Lofty. Qu opinas t, Alfie? Yo repuse:

    Si no asustas a la gente, ni la convences con engaos, necesitas encontrar un incentivo endiabladamente bueno para hacerla trabaDespus de esto, consider que no deba seguir all largo tiempo participando en aquella conversacin, y como ya se iba acercandod efectuar una rpida retirada, antes de que a alguno se le ocurriese pedirme que le llevase a casa. De modo que me tom mi cerveendo a mi coche, me dirig a casa de Gilda.

    Haca unos doce meses que conoca a la buena de Gilda, la cual, si bien no es exactamente idiota, se inclina ligeramente al bandopidas. Y por estpidas entiendo a aquellas mujeres obtusas que intentan demostrarle a uno que su imbecilidad es sensata. Gilda no

    a. Es una muchacha que permite que siga usted adelante con todo lo que tenga que decir, mientras ella se limita a escuchar. Pero, a pno puede catalogarse como el nmero uno de las mujeres, porque no es la clase de palomita a quien se puede sacar y exhibir e

    es. En realidad, es un poco retrada en todo lo que se refiere a progresar. Tampoco tiene, ni con mucho, una gran apariencia, aunqueodo mal; ni resulta excitante, si bien es agradable cuando no se tiene nada mejor. Es limpia y pulcra, sin presunciones ni exigencias, ptable en el juego del amor. Todo lo que parece desear de la vida es estar enamorada de algn mozo y creer que l siente algn apreY no es una de esas ladronas de la libertad ajena. Muchas damas andan locas por conseguir la asiduidad de un hombre y en cua

    ado sus deseos, en lo primero que piensan es en hacerle cambiar. Le dije a Gilda desde el principio que yo no era partidario del matra no le import. Algo asombroso para quien, como yo, ha tenido tan serios problemas para hacer comprender a algunas damas que,siento dispuesto a decirles que las amo, estoy definitivamente resuelto a no casarme con ellas. Gilda no es de sas... No intentaba

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    ionarme ni aniquilar mi personalidad. Siempre me permita hacer mi voluntad; tener lo que deseaba y mostrarme cmo soy. Clbin ese puede ser un medio femenino de echarle a uno el lazo. Resultaba una chica muy fcil de contentar. Es vulgar y ella lo quier muchacha que se da cuenta de cul es el lugar que ocupa en la vida, puede sentirse satisfecha fcilmente.Viva Gilda en una callejuela que arranca de New Kent Road. Mientras yo estaba all, aparcando mi coche, descubr a un individuoa Humphrey, saliendo de casa de Gilda. Humphrey contaba unos treinta y ocho aos, pero tena el aspecto de un anciano porque se da muy en serio, y porque llevaba un uniforme de inspector de autobs que le haca aparecer ms viejo y ms grave. Yo saba que el

    de visitar a Gilda, pues nos encontramos una vez en que yo iba con Gilda y ella me habl de lo amable que Humphrey haba sido s de surgir yo en escena.Al parecer haba estado casado, y tena ma encantadora mujercita, un hijo, su pequeo hogar y todo cuanto hace al caso, cuando un posa y el hijo quedaron aplastados ante sus propios ojos, o poco menos, por un remolque que qued accidentalmente suelto y salicidad de un supermercado. El pobre Humphrey estaba dentro, adquiriendo dos latas de Salmn al precio de una y cuando sali ssformado en un viudo sin hijos. Yo detesto enterarme de que existen personas a quienes les ocurren cosas as, pues eso despierta endo de culpabilidad por no estar aquejado de males similares. Di un ltimo retoque a mi persona antes de entrar, abr el portal con la l

    me haba dado y ascend, sigi loso, las escaleras hasta su apartamento. Gilda me estaba esperando, ansiosa y deshecha en sonrisasMe ha parecido ver al vejestorio de Humphrey saliendo de aqu dije.S. Acaba de marcharse.Gilda siempre deca la verdad y a m me cost largo tiempo acostumbrarme a una persona as. Sin podero evitar, siempre imagina cierto engao.No habrs estado entretenindote con l, verdad?Nada de eso, Alfie me respondi ella. Humphrey me ha trado unas chocolatinas.Qu es lo que quera?Nada. Di jo que vena a verme porque se senta muy solo. Le invit a que se quedase a tomar algo, pero no quiso, cuando se enter

    staba esperando a ti. Me da lstima.Y a qu viene esa lstima? pregunt, al tiempo que empezaba a comer chocolatinas. Eran de la marca Magia Negra. Muy p

    el individuo elegir ese nombre, pens, antes de aadir Qu ms te ha dicho?Que me ama.

    El desgraciado piojoso! Eso es lo ltimo que se dice a una mujer, cuando es cierto. Por el contrario, conviene hacer abundante use cuando no se le ama.Dice que se siente lleno de soledad y nervio sismo. Por lo visto, todo eso parece que le llena la garganta y la boca y no encuentra e come.Recordar lo que me dices para comunicarlo a la compaa Londinense de Transportes. No hay derecho a que un hombre

    diciones pase revista por un autobs.Ella me mir, preguntndome:Me amas, Alfie?No debes preguntarme eso. Me pones en un aprieto. Yo te lo dir espontneamente, siempre que lo sienta.Como qued un poco tristona, le di un beso.No pareces la de siempre, palomita. A qu es debido?A que llevo Ful-nana me repuso. Aromas de Arabia... No te gusta, Alfie?Sabes que me gusta tu olor natural. Me desagradan los perfumes que ocultan un olor. Es una equivocacin que cometis muchas ms dais cuenta de que un hombre normal prefiere un olor a un perfume.

    Qu extraos seres sois los hombres coment Gilda. Ir a preparar un poco de t.Esta muchacha tena una sonrisa algo cmica y uno nunca poda estar seguro de que ella no le estuviera tomando el pelo.Me coloqu cmodamente en la silla, apoy los pies encima de la cama y advert, de pronto, que tenamos preparada la botella dnte. Gilda se estaba volviendo un tanto previsora, me di je.Claro que las noches ya empezaban a resultar frescas. Un pensamiento surc mi mente y me apresur a buscar en mi bolsillo, de

    u una agenda; que abr inmediatamente. Un pequeo crculo enmarcaba el da 19. Sintindome algo alarmado, llam a mi dama:Eh, Gilda! No estamos hoy a veintiuno? Ella sali de la cocina llevando una bandeja con bocadi llos.Si respondi. Por qu?No deba haber llegado nuestro amiguito el da diecinueve?De quin hablas?Ya lo sabes. De Fred.No te preocupes, Alfie. Ya llegar. Siempre lo ha hecho.Pero es que suele ser tan puntual... objet. Era tanta la puntualidad de nuestro pequeo Fred, que se poda poner el reloj

    ndose por aquello.No me gusta que se retrase demasiado insist.Mir a Gilda y por un momento su rostro me pareci encantador, con la piel suave, las mejillas rosadas y los ojos expresivos, redad. Sabes, hijita, que hay veces en que no ests del todo mal? le dije.Considero que nunca est de ms emplear un poco de adulacin con las mujeres. S que eso es la estratagema ms vieja que exisrra, y ellas lo saben tambin, y, sin embargo, muchos quedaran sorprendidos al comprobar cun pocos son los hombres que dicen aes bonita. Ello debe ocurrir, o bien porque los hombres no advierten la belleza de ellas, o bien porque se sienten demasiado mindeclarar que se han fijado en ese detalle. Gilda vino a sentarse en mis rodillas. La rode con un brazo y tuve que admitir que esta ch

    zona posterior adorablemente redondeada.Qu tal van las cosas en el caf, hija?A que no sabes una cosa, Alfie? Hoy he sobrepasado las cincuenta y dos fibras de entrada. No te parece estupendo?Y qu tiene de estupendo? Ese dinero no ha sido para ti.Gilda trabajaba en un pequeo caf, propiedad de un matrimonio italiano. Ayudaba en la cocina y se encargaba de cobrar en

    ntras se servan los cubiertos.No. El dinero no ha sido para m admiti ella, pero me alegra ver que a ellos les va bien el negoci. Adems, teniendo clnes cobrar, estoy entretenida y el tiempo pasa ms de prisa.

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    Y no es ya hora de que empieces el juego de que te habl? Ya sabes... La serenata al piano con la registradora.No puedo comprender la mentalidad de las personas que tienen que manejar el dinero y no saben hacerse una hucha particular.ro a robar, ni nada por el estil. Basta con unos cuantos chelines al da... Es asombroso comprobar lo pronto que se multiplican y cm

    e sentirte debidamente nivelado en la vida. Yo no puedo hacer eso, Alfie. La tuya debe ser la nica caja d Londres que no propn solaz a la cajera.Una dama que yo conozco est como taquillera de un cine en la zona.Oeste, y se vale del sistema que califica como la pausa. Po

    ejemplo que a uno le sobran quince chelines de cambio. La taquillera da la entrada y cinco chelines. Entonces se produce la pausa. Sst seguro de lo que deben devolverle, o tiene prisa, supone que aquello es la vuelta completa y se marcha. La taquillera deja nes aparte, por si al individuo se le ocurre volver. Por este sistema parece ser que la chica obtiene dos o tres bi lletes al da.Luigi y su mujer me tratan como si fuese de la familia-adujo Gilda.Razn de ms para que hagas lo que te digo. No te das cuenta? Tienen confianza en ti, por lo tanto no te vigilan.Alfie, yo no sera capaz de mirarles a la cara, si les estafase de ese modo.Pero quin habla de estafar? Se trata de una minucia, una pequeez. Mralo desde el ngulo cmico...

    Han sido tan buenos conmigo, Alfie.A ellos no tienes que quitarles nada. Puedes sacarlo todo de los clientes. Dos peniques aqu, tres all, y en seguida renes medio dni se fijarn, cuando hayan pedido un cubierto y una cajetilla.Pero son gentes sencillas, conductores, albailes... Son como amigos. Todos gastan bromas conmigo.Precisamente, los ms adecuados para hacer Ellos confan en ti y no se fijarn en esas menudencias. Cmo te imaginas q

    ado su dinero los millonarios? Sustrayndolo de sus amigos.Pero yo me siento feliz siendo como soy, Alfie insisti ella.Podras seguir siendo feliz teniendo unos cientos de libras en el Banco, en lugar de llevar en el bolsillo slo dos peniques y medi

    a miseria, hija, y tienes que salir de ella.Soy ms feliz as, Alfie. Te soy sincera.Di ms bien que eres idiota, aunque te creas sincera. Tienes pereza mental. No intentas progresar. Lamento hablarte as, comador, pero alguien tiene que cantarte las cuarenta. Suponte que yo fuera as, indolente, que me conformase sin coche... Todas las ra que correr en busca del endemoniado autobs, en lugar de estarme aqu, contigo.

    Pues yo seguira sintindome muy feliz contigo, Alfie, aunque no tuvieras coche.Mira, guapa, si vuelves a decir una sola vez ms que eres feliz, empezar a dudarlo. Despierta de una vez, mujer. Este munado por dos clases de personas, las que tenemos coche y las que no lo tienen. Y cada bando odia al opuesto como al veneno. Es ests diciendo de que te contentas con ser como eres. Son las gentes como t, Gilda, las que hacen que el pas vaya de mal en peor,El dinero no lo es todo, Alfie.Pobre liendre pens. Eres tan minscula como un mosquito. Claro que el dinero no lo es todo, pero nadie lo dice abiertamenteerto es que si tienes dinero, puedes tenerlo todo, desde elegantes trajes a medida y coche propio, hasta damas en la cantidad qee, y las comidas y bebidas que a uno le apetecen. Qu ms puede pedir un hombre?Naturalmente no le dije a Gilda todo eso, sino que me limit a contestar:No es eso lo que suele opinar la gente. No me avergenza pensar as, Alfie. No debo nada a nadie.Pues debieras avergonzarte, Gilda afirm, mientras uno de mis brazos rodeaba sus hombros. Lo primero que tienes que mecabeza de chorlito, hija ma, es que nadie te va a ayudar en esta vida. Tienes que aprender a ayudarte a ti misma!

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    PITULO III

    Un poco ms tarde, aquella misma noche, mientras me encontraba, en camiseta, tendido en la cama junto a Gilda, pensaba en eajo que tuve cuando sal de la escuela, como chico para recados en una de esas magnficas tiendas del East End donde se vende

    muchachos. Siempre que no me duermo inmediatamente despus, suelo encontrarme despejado y acuden a mi mente pensamerdos como el de la ocasin de que hablo. Porque no me gusta estar tumbado con una palomita, sin aliciente ninguno. Resulta u

    hornoso.En el empleo a que he hecho referencia, yo haba adquirido la costumbre de apoderarme de un traje, cuando nadie me vea, desa los lavabos, encajar debidamente el traje sobre mi piel y ponerme encima mi propio traje. Vesta yo habitualmente una hermosa yqueta, adecuada para el caso. Luego, pasaba por casa lo antes posible, aprovechando una de las salidas a un recado, y me libraba uestin. Alice, mi madrastra, sola borrar todo vestigio de aquellas prendas, aquella misma noche, en la taberna. Acostumbraba a coticinco pavos por cada conjunto, y de ellos me daba uno a m.

    Pronto, gracias a esta propina, empec a sentirme verdaderamente interesado por mi trabajo, y tengo la certeza de que cualquiero, habra sentido idntico inters. Me mostraba siempre alegre y servicial y llegu a hacerme muy popular en el establecimiento. Biemitirme el lujo de tanta afabilidad. Sin embargo, no me habra demostrado tan jovial de haber tenido la experiencia que tengo ahora.

    ello se despiertan las sospechas del jefe. Nada de mostrarse contento durante el trabajo cuando se proporciona uno gaaoficiales! No hace mucho me ganaba yo una bonita propina conduciendo una camioneta perteneciente a cierto supermercado. Msto de acuerdo con un cargador que me suministraba un pedido extra de latas de salmn de las que yo tena que desprenderme. Eston combinacin con uno de los directores de cierta sucursal de la firma. El me pagaba la mitad del importe real del pedido y yo repro con el cargador. Hay un medio especial de colocar las latas discretamente, de modo que, aunque se inspeccione la carga, no sear. Cuando se hace bien, es todo un arte.Un da en que estaba yo situando en la furgoneta la carga y silbaba alegremente, advert que el patrono tena los ojos fijos en m.Parece usted muy contento, Elkins me dijo.Comprend al instante, que haba cometido un error con silbar.S repuse. Algunas maanas me levanto muy animado.

    No es posible que se sienta tan animado slo con lo que le pago yo reflexion l. No me cabe duda de que est planeandamote.A eso que est usted haciendo se le llama difamar, amigo le repuse. Tendr que apelar al Sindicato.No me venga con historias, hombre. Cmo cree que he llegado a lo que soy? Me doy por satisfecho con que haga usted bien su ea demasiado avaricioso. Porque en ese caso, matara la gallina de los huevos de oro.Acog con gran alegra la propina de esta ocasin porque me la haba ganado con el sudor de mi frente.Pero, qu estaba yo diciendo sobre mi vida de adolescente? Ah!, s. Hablaba de aquellos trajes que sola adquirir... Un buen

    der de uno excesivamente grande. Entr en los lavabos, me desnud, me puse el traje de la tienda y encima el mo. Con grandessegu abrocharme. Al salir me encontr al patrono esperndome en la puerta. El hombre era un tipo simptico, con una cara tristopre despertaba mi compasin.r-Qu te parece tu trabajo, Alfie? me pregunt.No est mal, seor repuse. La verdad es que me gusta. Quiero decir que aunque siempre hay que andar de un lado a otro, a m

    orta. Ahora mismo, tengo que salir rpidamente.El me palme un hombro, comentando:

    Parece que te has desarrollado mucho ltimamente.S, seor. Eso dice mi madre.Fjate en tus hombros y tu pecho, Alfie insistid l, al tiempo que me palpaba la espalda, los hombros y el trax. Casi no puedotienes nada que decirme, Alfie?Tengo mucha prisa, seor-anunci.Alfie, no debiste hacerlo. Entra ah y qutatelo.Quitrmelo? Qu quiere que me quite?Qutatelo insisti l, desabrochando la pechera de mi camisa. Infierno! Es mejor de lo que haba supuesto. Anda. Entra y qs de que me enfade.Una cosa que yo haba aprendido ya a aquella tierna edad era que en tales ocasiones era preciso destruir las pruebas. De modo Alfie, no tienes ms que una solucin... Lo echas por ese agujero y tiras de la cadena.El jefe, que esperaba fuera, debi leer mis pensamientos, porque me advirti:No lo tires por el agujero, Alfie. Slo servir para atascar la caera. Eso fue lo que hizo el chico que tuvimos antes que t. Saca el

    al como lo cogiste.Yo esperaba que el patrono me llevase a la polica o me diese una buena reprimenda, pero todo lo que hizo fue conducirme a su deentregarme mi sueldo de una semana.Lo siento, Alfie. No creo que sea apropiado para este trabajo dijo. Avsame si tienes que dar Inferencias a alguien.Muy amable, el hombre. Sin embargo, cuando cont a mi padre y mi madrastra lo sucedido, dijeron que era una desvergenzabre desabrochase la camisa de un chiquillo, para buscar su traje.Puede parecer raro, pero cuando uno se acostumbra a efectuar tal tipo de adquisiciones, resulta muy difcil desprenderse de ese hb

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    Oye, Gilda, no irs a destinrmelo a m? No lo cargars a mis espaldas?Cargarte, qu?Ya sabes... Despus que haya nacido, complicarme en el asunto de la filiacin y los pavos semanales hasta que cumpla diecisis aViendo la expresin de Gilda, comprend que aquella idea no haba pasado, ni de lejos, por su imaginacin.Cre que me conocas mejor, Alfie me dijo.Yo lamentaba ya haber hablado. Ese es mi peor defecto. No bien se me ocurre una idea, ya la he dejado en circulacin. No soy cadar nada para mis adentros.

    La pobrecilla Gilda se mostr muy feliz durante los meses de gestacin o como se quiera llamar. No s por qu nunca me ha glear las palabras gestacin, preez, o estado de buena esperanza. Me parecen calificativos propios paraser pronunciados por mujeres). Haba momentos en que incluso creo que estaba demasiado feliz. Siempre he afirmado que e

    mento y un lugar apropiado para cada cosa y aqulla no me pareca, ni mucho menos, la ocasin ms adecuada para que Gilda mostntina felicidad. Si alguna vez entraba yo sigilosamente, poda tener la certeza de encontrarla tarareando alguna cancioncilla. Los do

    a maana, le permita que me llevase el desayuno a la cama. Aunque, para ser franco, debo decir que habra preferido levantarme teue no se debe impedir que las mujeres hagan lo que desean hacer en favor de uno, pues el evitarlo hace que se sientan frustradas. eta en sonrisas, mientras colocaba la bandeja del desayuno delante de m. Claro que con aquello se preparaba para darme luuea sesin matinal, de modo que Gilda se haca un favor a s misma, al tiempo que me lo haca a m, qu caramba!Soy dado a reflexionar sobre las cosas y ello me permiti llegar a la conclusin de que una mujer en ese estado adquiere unaleza. De otro modo, cmo puede comprenderse el que ellas soporten meses y meses de mareos y vmitos, viendo que se van hina quedar convertidas en enormes y deformados sacos, y contemplando las venas varicosas que surgen en sus piernas y las sensin de su vientre y que, a pesar de todo, se muestren hasta el ltimo momento alegres y hasta complacidas de s mismas? Otrocurioso que advert en Gilda fue que se embelleci, sobre todo en los primeros meses, no slo de cara, sino de silueta. Hasta tal pu a decirle:Demonio, chica, no eres tan fea como yo crea!Goc de verdad durante ese tiempo. Y meditando sobre ello, llegu a la conclusin de que los mozos de los tiempos pasados, e

    stros abuelos y bisabuelos, si bien podan tener muchas preocupaciones en sus cerebros, por unas cosas y otras, como eran la

    ios econmicos, las enfermedades y qu s yo cuntas cosas ms, no sufran una inquietud que a nosotros nos aqueja. No tenan lapre fija en el calendario. Me comprenden, no? Pueden decir lo que quieran sobre la Pldora y otros remedios, pero yo afirmo quems grandes consuelos que puede tener el hombre y la mujer tambin es el permitir que la Naturaleza siga su curso normal. S.o se pueden tener nueve o diez miembros en la familia, e incluso trece, catorce, diecinueve, o veinte, en fin, puede uno tener la casa aijos, pero cuando los padres se meten en la cama por la noche o por la tarde, si bien les parece, tienen la tranquilidad de rel

    orear el placer tal como se presenta. Si tiene usted la necesidad nmero uno satisfecha, comparar que las restantes van acoplndor de una manera sencilla.Confieso que no me entusiasmaba ser visto con Gilda, despus que sta dej atrs el quinto mes. Ninguna parece exactamente un

    ales condiciones. Resulta extrao, pero en Gilda no se adivinaba la verdad hasta que entr en el sexto mes. Supongo que eso ocurreres que desde pequeas tienen el vientre reducido y de paredes fuertes. Huelga decir que a ella le tena sin cuidado que la vieran, lo

    e sino probar lo que siempre he dicho: Que los hombres son ms sensibles que las mujeres. Y en los ltimos das, ni siquiera me atraella encerrado en casa. Aunque tal vez no me explico bien... No era debido a mi nerviosismo ante la posibi lidad de que Gilda empezaestando yo presente aunque bien nervioso me pona esta sola idea, sino que mi desagrado se deba ms bien a la sensacin n

    r atrapado. Est usted junto a una mujer embarazada y dejar de sentirse para siempre un hombre libre. Claro que no estbamos cas

    mos intencin de casarnos al menos uno de los dos no tena tal intencin. Gilda iba a ceder al nio para que lo adoptasen y al mes o dos volveramos a estar igual o casi igual que al principio. Pero uno ya no puede estar del todo seguro, despus que ha s

    cosa as. Antes siempre haba tenido yo por costumbre ignorar ms o menos Gilda, mientras se encontraba a mi lado, exceprminados momentos. Peto, quin puede ignorar a una mujer que ha entrado en el octavo mes?Hay que admitir que no se la puede ignorar totalmente. Aunque tal vez se logre esa indiferencia al cabo de mucho tiempo y una

    eriencia. Sumergido en aquella situacin, empezaron a acudir a mi mente algunos pensamientos extraos, mientras vea a Gilda deadamente por la estancia. Verdaderamente, las mujeres quedan un tanto estrafalarias y deformadas y con el organismo perturbaos, se era el caso de Gilda y de ello considero culpable a la mucha fruta que engulla con el deseo de favorecer a la criatura, peroitir que sa es una ocasin en-que la mujer resulta superior al hombre. Lo cual les ocurre sin ningn deseo, por su parte, de superiorstran como son, sencillamente. Yo he llegado incluso a comprobar que algunos desgraciados maridos y sus mujeres pue

    olutamente felices despus de tener el primer hijo.Ahora bien, si permite usted que un exceso de reflexiones como sta le asalten la mente, puede acabar destrozando su habitual sisYo me habra encontrado por entonces con cualquier otra pjara, de no haber empezado a pensar en Gilda y en el cro.

    Naturalmente, al mismo tiempo que con Gilda, trataba con una o dos damas ms. Ya he dicho que para m el ideal es el nmero treso puede uno estar casi seguro de encontrar en buena forma a una de las tres; ya comprenden ustedes a lo que me refiero... Si no tiedos, las cosas pueden coincidir muchas veces en ambas. Mientras que si se tienen cuatro, se dar posiblemente el caso de que u

    eso de quehaceres, tenga que obrar apresuradamente y no pueda concentrarse lo que sera de desear en cada una. En cambio, cuata uno a tres damas nicamente, si se tiene con una alguna trifulca, siempre quedan las otras dos en quien pensar, y si la ria, es con, an cuentas con la tercera. Te queda siempre algn naipe con qu jugar.Una de mis conocidas de entonces era cierta encargada de un taller de limpieza en seco, de donde yo sala con el traje limpio cada

    convena. Todos estarn de acuerdo conmigo en queno se puede despreciar una cosa as. Ella se llamaba Milly y yo iba a verla con un traje (y un par de corbatas, tambin, de vez en c

    pus que se cerraba el establecimiento. Haba adoptado una llamada especial que ella reconoca al momento. A Milly le gustaba oero los libros y dems cosas. Una vez conclua su trabajo, nos trasladbamos a un rincn de la lavandera donde se produca un cierte hileras de manteles, sbanas, mantas y otros cientos de prendas. Una vez todo concluido, nos asebamos, yo me pona el traje qudo la semana anterior y marchbamos en mi coche a una taberna de poca categora. A ella le gustaba tomar siempre un Mack

    pus del j trabajo, y yo peda un caf con leche doble. Y entonces escuchaba las cuitas de ella. Siempre hay j que or sus lamentacionre llegar a algo con una mujer. No slo tienen ellas necesidad de rer, como ya he dicho, sino que tambin acostumbran a estar ansioar largo y tendido. De modo que escuchaba sus problemas, lo que me J recia que me pagara la primera ronda. Yo pagaba la segun

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    aba la hora de marchar. Es cierto que aquellas negociaciones me obligaban a pagar un Mackenson, pero a cambio consegua la limpaje eso cuando no aada las corbatas y una diversin en los lavaderos. Resultaban tan provechosos nuestros intercambios comtrat con Milly durante varios meses.Mas lleg un momento mientras Gilda se encontraba en la situacin que ya he descrito en que inesperadamente me apercib

    ello no me atraa. Y por casualidad sucedi que el lunes me encontr sin nada que llevar a limpiar en seco.Por lo tanto, telefone a Milly para informara de que no me era posible acudir... Nunca he hecho a una mujer la sucia jugada de

    erando intilmente. Y aquella misma noche medit sobre lo insensato que haba sido. Resultaba incomprensible s que hubiera pasados sin darme cuenta de que no me gustaban. Cierto que se hace muy difcil ofrecer resistencia a ciertos convenios, pero una vez ptado, empec a darme cuenta de que nunca tena a Milly en condiciones ptimas. Cosa lgica. Qu se poda esperar de ella despua estado nueve horas en pie, con la imaginacin repleta de pruebas de tejidos y almidones? Y pensndolo bien, siempre haba eno toque de prenda limpiada en seco.Pero volvamos a Gilda. Una vez estuvo prxima su hora, tanto la seora Artoni, la del caf, como un par de vecinas, se mostraron aayudarla. Tiene gracia lo que ocurre. Si se entretiene uno en hojear los peridicos, llega a creer que en el mundo no hay otra co

    ciones, asaltos y robos, pero cuando empiezas a desenvolverte entre las gentes que circundan a una mujer que espera un prueba que las personas son perfectamente amables y bondadosas. Ello me sorprendi, y no poco. Todas se desvivan por llenar a Gciones y hubo momentos en que estuve a punto de recordar que, despus de todo, yo era el padre.El caso es que, llegado el momento, Gilda march al hospital. Yo no estaba presente y, por tanto, no lo vi, pero segn me explic

    ueo vino al mundo en el momento adecuado, es decir, justamente cuando le corresponda segn los clculos.Yo apenas pude creerlo, porque la mayor parte de los crios que han tenido mis familiares, han sido prematuros o algo parecid

    aban la cabeza de los balones de oxgeno hasta que cumplan unos seis meses. Resulta en tales casos que esos chicos tienersarios o edades: La edad qu tienen, a contar desde el da en que nacieron, y la que tendran de haberse esperado a nacer en el mes corresponda. No pens para nada en ir al hospital a ver a Gilda. Pensaba esperar a que ella saliera. Sin embargo, no s qu pas

    omingo por la tarde, que me encontr camino | del hospital, y an me entretuve comprando un ramo de flores y unas uvas, y me di.Muy curioso el olorcillo ese de los hospitales, creo yo. Siempre me pregunto cmo no habrn encontrado el medio para librarse de t el entrar en la sala. En seguida pens que me haba equivocado de sitio y me dispona a largarme, cuando la seora

    nzndome veloz por la espalda, me hizo volver. Mir a mi alrededor y vi muchas caras y en especial la de una mujer sentada en la cn nunca se me habra ocurrido pensar que pudiera ser Gilda. Tena un aspecto tan distinto... Tal vez el haber dado a luz el nio o eado diez das bien atendida y descansando, haba obrado el milagro. No s cmo describirla, pero s que su semblante tenaqusimas y otras zonas de un tono maravillosamente sonrosado. Y toda ella apareca muy pulcra y reposada.Hola, Alfie me salud.Hola le repuse. Te marchabas?Es que no te vea expliqu.Yo me marcho anunci la seora Artoni.Tanto Gilda como yo le dijimos que se quedara, pero yo le di a entender que preferamos quedarnos solos. Por lo tanto, se marcha inmediata haba una india que hablaba con su marido y deca adis por la ventana a una nia que se vea en el exterior.Te he trado unas flores dije a Gilda, sacando el ramillete de debajo de mi chaqueta.Oh, qu bonitas! exclam Gilda. No podas haberme trado nada ms lindo.Cuando me bes, not que despeda un olor lechoso. No era desagradable, pero s de esos olores que no conviene que resulten dees.

    No he querido traerte nada que hiciese demasiado bulto expliqu.Espero que no te moleste. Me he apuntado aqu como seora Elkins.Muy original, pens. No era aquello tomarse tina gran libertad, pero no resultaba propio de Gilda.Por qu iba a molestarme? contest. Estamos en un pas libre, hija. Puedes inscribirte con el nombre que te plazca...Aunque hablase de ese modo, de sobra sabia yo que no haba nada legal en obrar as.En aquel momento, se aproxim una de las enfermeras.Qu flores tan preciosas! exclam. Se las colocar en un jarrito, seora Elkins.Tanto inters estaban despertando mis flores, que lament no haber comprado dos o tres ramilletes. La enfermera me mir, enuntando:Qu le ha parecido su hijo, seor Elkins?Mi hijo?Todava no le ha visto aclar Gilda.Eso lo arreglaremos enseguida declar la enfermera.

    Al pie de la cama haba una cuna en la que hundi la enfermera sus manos para sacarlas provistas I de un beb.Vaya! Pero si es el retrato de su padre! Qu le parece a usted, seor Elkins? indag la muchacha.Es muy rara la sensacin que produce contemplar por primera vez la cara arrugada y rojiza de un beb de quien te estn diciendo qdre. Experimentas una reaccin curiosa, igual que si hubieras vuelto una esquina y te encontrases de pronto ante una banda militar.

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    PITULO V

    La equivocacin que comet con Gilda fue el complicarme ms de la cuenta con ella. Aparte de hacer juntos lo que no puede hacerseo, no hay que dejarse nunca arrastrar demasiado lejos por una chica. Conviene permitir que cuando uno no est con ella, la mujeria vida. De este modo, uno se presenta siempre fresco y alegre a cada nueva sesin. Es aconsejable charlar con ella. Naturalmcharla, pero de modo que las palabras entren por un odo y salgan por el otro. Ya me comprenden. El caso es que yo tena una v

    mosa y no me daba cuenta de ello. No les ha asombrado nunca comprobar lo placenteras que resultaban ciertas cosas, una vez queido? Yo viva por entonces una existencia plena y libre de preocupaciones.Por aquella poca, trataba con una dama joven, algo llenita, del Dials I, a quien vea los martes y los viernes, cuando su amante tenmantenerse en forma. El buen muchacho pensaba llegar a campen de peso ligero en los condados meridionales, o algo por el es

    motivo de que tuviese a su novia condenada a un racionamiento muy severo. Una vez cada quince das, cuando haba mucha suerte. Cque su amado se bata siempre, para tales ocasiones, un par de yemas en un vaso de leche con una cucharada de miel. Este prep

    caba en una silla que situaba junto a la cama, antes de tumbarse all con ella. En el momento oportuno se volva hacia la silla, coga epuraba de un trago para recobrar la fortaleza. Ella era una ejecutante magnfica y, sin embargo, conmigo nunca lleg a ajustar perfectme comprenden ustedes... Yo tena la impresin de que la chica haca aquello slo por despecho hacia l. Sin duda, era se el prea yo que pagar por ser un hombre tan sensible y emotivo.Tambin era de esa poca Daphne, la pedicuro, con quien tuve intimidad cierto sbado por la tarde, despus de haber tomado una

    ms. No me era posible llegar al punto adecuado, suponiendo que tuviera ganas de llegar a algo, porque, hablando con franqueza, la precisamente una de sas a las que llaman sex bomb. Ella se entretuvo entonces en recortarme primorosamente las uas de ltras yo permaneca tumbado, luchando contra lo imposible. Afirmo que el mo de aquel da fue un acto heroico como no se ven muchosLuego, bailando en el Locarno los domingos por la tarde, sola encontrar alguna pjara con la que entretenerme aquella misma noc

    uencia, ella era una casada. Me voy dando cuenta de que tropiezo con muchas mujeres casadas, o ellas tropiezan conmigo, que para mismo. Un tipo como yo siempre se siente ms seguro con una dama que ha ido ya al matrimonio, eso sin tener en consideracin eue stas suelen apreciarle a uno en todo lo que vale, lo cual no acostumbran a hacer las solteras. Estas tienen la mana de dar por s las cosas. El caso fue que, teniendo por delante esta vida maravillosa que acabo de describir, me compliqu la existencia con Gilda

    Lo cierto es que, de pronto, empec a visitar constantemente a Gilda, en donde quiera que estuviera con el pequeo Malcolm, ca empeado en llamarle, a pesar de que yo le advert que en cuanto fuera algo ms crecido, el cro no le iba a perdonar que le hubierejante faenita. De todos modos, me parece que el nio result ser encantador, a su manera, aunque yo no soy muy aficionado a loso que se refiere a los llantos, su aficin a dejar sobre uno sus humedades y otras pequeeces de este tipo. Pero haba veces en que v

    ente que le contemplaba y deca que era un nio precioso 1o repeta en especial aquella dichosa seora Artoni, yo me senta replacido conmigo mismo. Lo que no poda soportar era todo eso de una risita para pap y toda la odiosa retahla. No s por qu sers idioteces me hagan sentir incmodo.Gilda haba adquirido ahora un tipo muy maternal, que yo aprobaba sinceramente. Se haba llenado un poco y toda su persona ofdable tacto carnoso, pero no blanducho. Aquel da me present precisamente cuando ella conclua de alimentar al pequeo.Hola, Alfie me salud ella. Ahora mismo le iba a acostar.Y, ponindose en pie, fue a dejarle en la cuna.Tiene la boca llena de leche advert.Es tan tragn... Igual que su padre.Confo en que tenga tambin buen gusto.

    Mira. Verdad que va creciendo?Baj la vista hasta la menuda cara del nio. Creo haber dicho ya que en los primeros das tena una gran semejanza con un mono, per

    ert que su expresin principiaba a ser la de un nio.S convine. Empieza a parecer un ser humano.Ahora, a dormir.Y Gilda se inclin para besarle en la frente. Luego se irgui, abrochndose la blusa, cogi unas cuantas cosas del beb y march na.Eh, que te olvidas de besarme! protest.Perdona, Alfie me di jo, acercndose a darme un pequeo picotazo.El cro se estaba apoderando de su corazn, me di je. No puede uno nada contra la Naturaleza. Ella tiene sus propios medios para pr

    s cosas minsculas y desvalidas...Sabes, hija, que hueles a leche por todas pactes?S? Ir a lavarme. Me pondr fresca.

    No es que me importe-aclar. Total, es olor a madre.Empec a pasear de un extremo a otro de la habitacin. Siempre tengo que hacer eso, cuando se me ha metido algo en la seseraenas de paales y otras prendas de beb puestas a secar por todas partes. Aquella habitacin no era tan acogedora como anteente. Tenga usted un beb en casa y ver cmo l impone su dominio en todo momento. La verdad es que yo mismo le haba comp

    ajero musical, y lo deslic en su cuna mientras ella estaba ausente. A veces llega uno a cosas que luego le hacen avergonzarse de hegado a tales impulsos.Gilda segua en la cocina y yo la llam:Oye! Cunto tiempo piensas seguir dando de mamar a esta alcaparra?Ella apareci, secndose.Todo el tiempo que pueda, Alfie me dijo, Es el alimento mejor para l. En el hospital te obligan a amamantarles, si puedes, pdicho que algunas mujeres empiezan a dar al nio bibern en cuanto se van a casa. Sobre todo las jvenes, que no quieren estrota, Pero yo promet a la comadrona dar de mamar a Malcolm todo el tiempo que me fuera posible.Todo el tiempo que le fuera posible... Y cunto I durara eso? Qu haba de aquello sobre una mujer I rica, de que haba hablado GilTienes que ser precavida dije.Precavida? Qu quieres decir con precavida?Me refiero a que debes tener la precaucin de no encariarte demasiado con l y de no agotarte.

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    Que ocurran esas cosas es lo ms natural. El es mi pequeo. Yo soy su madre repuso ella, que tuvo incluso la desfachatez de ec

    Su hijo... Ni que lo hubiera fabricado ella sola! No haba ni mencionado mi participacin en el asunto.Y yo soy su padre. Pero tienes que ser sensata y pensar en l de un modo razonable. Qu hay de la mujer rica?Qu mujer rica? pregunt ella, mirndome como si me hubiera vuelto loco.Ya sabes... Esa mujer rica que ibas a buscar para que le adoptase. Quedamos de acuerdo en eso.No conozco ninguna, Alfie.As tendra una buena oportunidad en la vida apunt.Tengo que pensarlo bien.Dijiste que te gustara hacerlo en su beneficio, No puedo decidirme ahora mismo. Sin embargo, tienes que resolverte a ha

    a u otra... y de prisa. Y eso, por qu?Para que no tenga tiempo de tomarte demasiado cario y se le encoja el corazn cuando vengan a llevrselo.Tendran ustedes que haber visto cmo se puso cuando le dije aquello.

    Y quin ha dicho qu tengan que llevrselo? Gilda me miraba como si estuviera dispuesta a convertir en jirones a cualquiera queanos sobre el pequeo. Y eso que, en general, era una chica muy pacfica.Es lo que habas dicho... Que buscaras una rica que le adoptase para que el cro tuviese una buena oportunidad en la vida.Eso lo di je hace mucho tiempo, Alfie repuso Gilda, como dando por terminada aquella conversacin.Sabes una cosa, hija? Has cambiado de sentimientos. Lo noto en tu cara. Es algo que ha debido sucederte mientras estuvisa del hospital. Ya pude ver entonces que t cara haba cambiado y te habas vuelto todo lo blandengue que puede ser una madre.Viendo que haba puesto el dedo en la llaga, Gil da no se molest en andar con negativas.No me avergenzo de ello se limit a contestar.Pero tienes que pensar en l, Gilda insist. T nunca podras criarle como lo hara una mujer rica, no le dars todo lo que ella

    e.Eso ya lo veremos. Vuelvo a trabajar la semana que viene.Esa mujer que decamos prosegu le hara ir.vestido elegantemente, le dara las comidas mejores que hay y le cuidara en to

    ectos.

    Ella no podra darle mejor comida que la que le estoy dando yo: leche de su propia madre declar ella.Tuve que admitir que en eso no me era posible hacer objeciones.Y quin ha dicho que no voy a poder vestirle? Continu Gilda. Ven. Mrale. Fjate en la manto y en la colcha de su cuna. tones de ropas preciosas en la cmoda para l.Como era cierto que llevaba el cro bien arreglado, estuve a punto de no saber qu decir.T no puedes ensearle a hablar con educacin se me ocurri objetar. O te crees que puedes? No, seor. No le enseara

    de hacerlo una mujer de dinero.E interiormente me dije: Este s que es un buen ataque Lo has acertado, Alfie. No has podido elegir mejor arma.Lo har, si me esfuerzo afirm ella.Correctamente no sabrs ensearle repuse, sin poder contenerme. Mejor dicho, sin intentar siquiera contenerme. Antes de qar del todo, ya estar diciendo: Maldito sea esto y Maldito sea aquello, o cosas peores. Precisamente al venir he odo a unos clle y tenan la lengua ms sucia que puedas imaginar. Adems, quin va a cuidarle cuando t vuelvas a trabajar al caf?No trabajar en el caf. Voy a la cervecera del puerto.De modo que ya haban cogido a otra para ocupar tu puesto. Y t decas que te trataban como a una hija!

    En la cervecera me pagan ms.Entonces, te irs a servir cervezas a esos tipos del puerto? Y sobre todo, no les quites ni un centavo. No, por Dios! Si lo hiciera

    veras a mirarles a la cara. Pero, eso s, hazme el favor de i pensar un momento en el dinero que podras tener en el Banco si me hho caso! Y contstame a esto: Quin cuidar del cro, mientras ests trabajando en la cervecera?Una mujer. La seora Timas. Ella cuidar del nio desde el lunes hasta el viernes a la hora del t. Tiene cuatro hijos propios. Dera, no molestar al nio hacindole madrugar para llevarle todas las maanas, y en cambio le tendr todos los fines de semana.Nunca podrs criarle y educarle como lo hara una mujer con dinero, Gilda insist.Un nio necesita amor, Alfie, y yo puedo drselo.Amor! Amor! Un nio necesita un endiablado montn de cosas, mucho ms que amor, si quiere salir adelante en la vida. Me acna y contempl al pequeo que dorma pacficamente Tienes que mirar las cosas desde ese ngulo.Ya lo hago, pero sigo pensando que lo que he decidido es lo mejor para l.No sabes cunto habra agradecido yo que madre me hubiera cedido a alguna persona rica. Ce eso me habra re

    emoniadamente m fcil la existencia.

    Mientras hablaba, reflexion sobre lo que deca. S. No caba duda de que me habra parecido magnfico ser adoptado por una mujerun hombre. Y para ser franco, siendo rico, lo mismo me habra dado que mi adoptante hubiera sido hombre o mujer, torcido o derechoY yo, qu? prosegu. No imaginars que voy a pasarme los fines de semana haciendo equilibrios para no chocar con tod

    ales hmedos?No s por qu sera, pero, de repente, el nio se despert dando alaridos. Gilda corri a su lado y le dio unos golpecitos consoladoreNo irs a dejarnos, verdad, Alfie? pregunt.Tendr que pensarlo.Nunca te pedir nada. Ni una pequeez. Pero no nos dejes, Alfie. Si nos dejases, yo..., yo...Me acerqu a ella, apoy una mano en su hombro y el cro, tambin inesperadamente, ces de llorar.No he dicho que fuese a dejarte, caramba! Pero me ha parecido que deba hablarte con dureza, porque creo que no obras bien cura que tienes en la cima.Ya vers cmo consigo obrar bien con l y tambin contigo, Alfie. No lo lamentars nunca.Conmigo no tienes que obrar ni bien ni mal.Yo no soy un lactante. Slo te estoy diciendo la verdad O lo que yo considero la verdad.Promteme que no nos dejars, Alfie pidi Gilda, cogindome fuertemente por las solapas.No me destroces las solapas, hija rezongu, considerando que una chica como ella no tiene por qu dedicarse a estropearle

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    na apariencia. Quin te imaginas que soy? No soy ningn salvaje! Sabes de sobra que no voy a esfumarme. Pero no empiecesvez, o te dar una tanda de correazos! Comprendido? Y te advierto que no me apetece hacerlo.Otra vez Malcolm empez a llorar, pero yo no tena intencin de permitrselo por mucho rato.No ests constantemente atendindole. No es Oportuno. Con eso slo consigues tomarle ms cario cada vez. Apuesto a que norle ni con esa seora Timms.Dicho esto, me inclin sobre la cuna y habl al pequeo acremente.Basta ya, amigo le dije. No me obligues a que te d motivos para llorar. Vamos, hombre, ya has dado una buena serenata.Ante mi sorpresa, el beb suspendi sus lloros y volvi a quedarse dormido.No cabe duda. Lo que un nio necesita es la voz de un padre. Volvindome hacia Gilda, dije:No olvides que tiene por delante una dura existencia. No hay por qu darle impresiones errneas en un principio. Ojal me hubiercmo I iba a ser la vida!El cro abri los ojos y advert que se dispona a llorar nuevamente.Malcolm. Malcolm! exclam, en tono de advertencia.

    Recuerdo cmo me mir; por un momento sin saber qu hacer, hasta que al fin me dedic una sonrisa, o algo bastante similar. En s los ojos y continu durmiendo. Creo que en aquel ment fue cuando empec a sentir afecto por l.

    Fui a la barriada Oeste aquel sbado por la maana y compr a Malcolm un magnifico oso. Lo haba visto en el escaparate de unase llama Hamley, en Regent Street, un establecimiento para nios ricos, desde luego, pero que creo ha bajado algo de categora, aurecios. El animalucho me llam al momento la atencin y mir cunto vala. Siete guineas! Qu desfachatez! me dije. Siete un msero oso para un pequeo! Pero si hay familias que no tienen ese dinero para pasar toda una semana! Y que otras gasten es

    un cro! A veces pienso que se gastan ese dinero para tranquilizar su conciencia, porque hay que ver cmo olvidan ensear a lnidad y buenos modales!El caso es que vi el oso, segu mi camino y luego volv, pensando en echar otra ojeada al animal. No comprendo por qu me reslente entrar en esas tiendas del barrio Oeste. Quiero decir que voy tan bien vestido como cualquiera, o mejor que muchos y que una dentro, veo que la cosa no es para tanto. Se encuentra uno con una legin de nios que han acudido a ver las demostracioonamiento de los nuevos juguetes.

    Pero, a lo que iba. Yo estaba pensando en Malcom es curioso comprobar cmo se le meten a uno en la testuz los chicos cuandoueos, y pensando en Malcolm entr en la tienda y me acerqu a la vendedora que estaba en el mostrador de los osos. En seguidmado de que en el establecimiento tenan osos de todas clases y de todos precios. Pero el que yo quera era precisamente el que mado la atencin. Y lo quera, no slo porque fuera un Wendy Boston, relleno de espuma de nylon, con pelambre de nylon y todo lo demue, aquel oso en especial, haba tenido la buena fortuna de que la mujer que lo confeccion confo en que fuese una mujer atado perfectamente, por pura casualidad, sin duda. Es lo mismo que ocurre con muchos coches. Usted y su amigo se compran dosmismo modelo, al mismo tiempo y en el mismo establecimiento. Uno de los dos coches resulta una delicia, nunca tiene averas, mienro resulta un armatoste que nunca funciona debidamente.En fin. Todo lo que quiero venir a decir es que resulta ms que ridculo pagar siete guineas por un oso de juguete. Poda haberme idor treinta chelines habra encontrado un animal casi igual. Pero no habra resultado exactamente igual. Ah estaba lo lamentable. De moencontr de pronto hurgando en mi bolsillo; saqu mi cartera y entregu un billete de cinco libras y tres libras en billetes sueltos, ybio que recib fueron trece sucios chelines. Si, unos meses atrs, alguien me hubiera dicho que yo llegara a gastarme alguna veeas en un oso, le habra contestado que se sentase a esperar, porque de pie iba a cansarse. La dependienta me envolviosamente y yo sal con l bajo el brazo y guard debidamente para el cumpleaos del que era dos semanas ms tarde.

    Lleg el siguiente da, domingo, y saqu al nio al Battersea Park, Al pequeo le gustaba salir conmigo puedo garantizarlo. No nos lda, nos fuimos por nuestra cuenta, y todas las mujeres que haba por el parque miraban a Malcolm, porque era distinto a los otros nue todos los padres piensan eso de sus hijos, pero la diferencia est en que en este caso resultaba cierto. El cro tena, en primer l

    ello rizado y espeso, tan bonito y sedoso que, sin poderlo evitar, se te van los dedos para acariciarlo. Sin duda lo que ocurre es quee cul es el toque del cabello infantil hasta que se ha acariciado a uno. Adems de eso, Malcolm siempre re y corretea. Lo mismo qu ocurre con la piel. Toca usted a una pjara y le parece que, comparada con la propia, ella tiene la piel de seda. Pero acaricie luey encontrar la misma diferencia que entre la seda y el papel de lija, que es lo que le parecer la epidermis de ella. Y Gilda llevabbien vestido. Debo hacerle a ella el honor de decirlo.En cambio, para hablar con franqueza, tengo que decir que Gilda haba empezado a descuidarse a s misma. No deliberadamenteo, pero ocurra. Admito que, sin duda, trabajaba de firme en la cervecera y era natural que al llegar el fin de semana estuviese cansaay razn para dejar que el cuerpo se desplome lastimosamente.Iba yo a casa de Gilda todos los sbados por la tarde y sola quedarme hasta el domingo por la noche. Haca, pues, una agrada

    area todos los fines de semana, espacio de tiempo que a cualquier hombre le parecer suficiente para llevar esa vida. Pero, volv

    colm. Como iba diciendo, result ser un nio que llamaba la atencin. Y estaba siempre esperando verme llegar el sbado por la tarmotivo, nunca quise desilusionarle, ni siquiera en los momentos en que tena mejores cosas que atender... Y me refiero a la madre dealgo hay que ponerse en guardia contra los chicos es para que no crezcan a costa de uno. Y slo hago referencia a que uno ya no tie

    aderamente propia una vez se empieza a encariar con un nio. Antes, siempre que vea a nios con sus madres, manchando y ensuntras les miraba me acometan deseos de darles un puntapi en las nalgas.Pero en cuanto tiene usted un hijo propio estoy hablando de usted y l, sin contar para nada con la madre, la cosa es totalmentepronto se dar usted cuenta de que, sencillamente, se ha encariado con l. Y eso era algo contra lo que siempre haba estaddia. Toda mi vida, desde nio, tuve buen cuidado en no querer de verdad a nadie, porque, de llegar a ese extremo, ms pronto o m

    ba uno sufriendo algn pesar. Y ello le quita a uno algunas horas de sueo. El caso es que una chica que no te agarra de un modo, tetro, porque uno siempre se asombra al pensar cmo de ella, que puede ser fea como un pecado, ha podido surgir un ser tan delicadoComo iba diciendo, el domingo pas una buena maana con Malcolm. Y cuando volvimos, Gilda nos tena preparada una comida su

    era asada, pudn de Yokshire y, como postre, melocotones en almbar y helado. Cuando acabamos, met a Malcolm en la cama de su dtacin. Cuando yo estaba, l no permita nunca que fuera su madre quien le acostase. Insista en que fuera yo. Eso le dar a usted u opinin que el nio tena de m. Acostumbraba yo a contarle siempre un cuento o una historia y en aquella ocasin decid explicarle equel individuo que se llamaba Abu Ben Adhem que, al despertarse a media noche, encontr en su habitacin a un ngel, que escribde oro. Ben le pregunt qu estaba haciendo y el ngel le repuso que escriba los nombres de aquellos a quienes amaba Dios, per

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    bre de Ben no estaba entre ellos. Malcolm qued dormido a mitad del cuento y yo, de puntillas, fui a' reunirme con Gilda. Ella haba lleos sucios a la cocina y estaba planchando algunas de las minsculas prendas de Malcolm.Qu muchacho ste! coment. Apenas poda tener los ojos abiertos, pero se resista a dormirse sin or el cuento. En cuar hecho un hombre. Hay que tener cuidado con lo que digamos delante de l. Es ms agudo que una aguja.Tuve al momento la sensacin que se experimenta cuando se habla a una mujer y ella no te escucha. Ya el sbado por la noche m

    o cuenta de que no tena a Gilda conmigo de un modo total. No hay nada como los azares del amor para estar en situacin de olfateamusquina bajo la superficie. Y en aquel momento del domingo volv a percibir aquel olorcillo con un poco ms de intensidad. Habancin guardar el ms absoluto secreto con respecto al oso, pero, en vista de las circunstancias, puse a Gilda en antecedentesuisicin.Espera a ver el oso que le he comprado para su cumpleaos dije. Nunca has visto nada igual. Con la pelambrera de nylon puroIba a decirle cunto me haba costado, pero consider preferible silenciar aquel detalle y me limit a aadir lleno de orgullo:Es un oso propio de un nio rico. Lo he comprado en una tienda del West End.No obtuve respuesta y, al contemplarla de espaldas, mientras planchaba, acudi a mi mente una idea.

    Qu te parece si nos entretenemos un rato, mientras duerme el nio?Otra cosa que he advertido a menudo entre las damas es que cuando algo no funciona bien, todo se pone en claro entre las sbanasEsper a que Gilda di jese algo, pero continu planchando en silencio.Eh, t, orejas de trapo, que estoy hablando contigo!Gilda continu planchando y, sin mirarme, dijo:Humphrey ha ido a verme dos veces esta semana.Las palabras de ella me produjeron una ligera conmocin. Ya saben a lo que me refiero, es una sensacin especial. Naturalmente, stado de nimo.Muy amable por su parte repuse, cogiendo velozmente el News of the World.Estuvo en la cervecera a la hora de comer.Qu buscaba? pregunt, mirando obstinadamente el peridico. Un poco de entretenimiento?Nada de eso.Ese Individuo es un hombre normal, no?

    No hicimos ms que hablar.No s a qu fue debido, pero, de pronto, el genio se me subi a las cuerdas vocales.No te atrevas a..., bueno, a decirme de qu habis hablado, porque no quiero saberlo! grit.Una cosa que no puedo soportar es que me digan que una dama y un hombre han sostenido una amigable e inocente charla. A m n

    ha ocurrido entretenerme en semejante cosa. Y considero esas conversaciones amistosas ms ntimas que lo otro, me comprendenabo, lo otro se puede hacer con cualquier pjara de cualquier tipo, color o talla, y, sin necesidad de conocer cada uno ni una palama del otro, la cosa puede concluirse muy satisfactoriamente. Pero, sentndose uno junto a otro, en el banco de un parque, parante la hora que se tiene libre para comer, se puede llegar a entablar eso que llaman una buena amistad. Y de ah puede llegarsidad. Quiero decir con esto que no me importara que una amiga ma tuviera tratos con otro individuo, una o dos veces, aunque pref

    me informen de ello. Porque cualquiera puede ceder a un impulso, pero unas relaciones continuadas son algo muy distinto. Eso noortarlo. Es algo que echa races, en ellos, no en m.Qu buscaba, entonces, si no era... eso?Gilda empez a doblar las pequesimas prendas de Malcolm.Quiere que me case con l dijo.

    Cuando Gilda dijo aquello, sent una repentina fra punzada cerca del corazn. Cosa extraa que, normalmente, una noticia as mquilizado mucho. Me habra gustado sentirme desembarazado de la ms prxima y amada de mis amiguitas, es decir, dejar en paa que ha trado al mundo un hijo. Porque no quera casarme con ella. Despus de todo, para qu casarme? Slo para tener una suppiso propio. Sin embargo, la idea de que otro hombre desease casarse con ella me enfureci. Claro que no iba a permitir que ella s

    nta. Pero cmo disuadir a Gilda?Sabe algo del pequeo Malcolm? pregunt,S. Lo sabe todo.Lo sabe todo...! Un endiablado inspector de los Transportes Pblicos londinenses que no sabe orientarle a uno sobre el med

    veniente para llegar desde Jamaica Road a la Armada y la Mari na. Qu ha de saber...!Y qu dice?Dice que procurar ser un padre para Malcolm.Qu ha de poder ser un padre para l! El padre del nio soy yo! Esa no es una cosa que se pueda procurar, hay que serlo y bastaS. El sabe todo eso, pero no le parece que tenga tanta importancia.

    Ah, no! Y qu es lo importante para l? Gilda qued un momento pensativa, antes de contestar:Humphrey cree que ser padre se basa ms en las atenciones y cuidados que se tenga con un nio, que en haber estado con la maBonitas cosas deca aquel tipo! Un padre siempre es un padre, se diga lo que se quiera.Y en darle amor aadi Gilda.Si eso fuera verdad me dije, existiran muy pocos padres actualmente, porque lo que ms desean mis amigos casados es mande los hijos.Y t qu le has dicho?No le he dicho nada.Algo le habrs dicho.Slo que tendra que hablar contigo primero.Qu tena aquello de asombroso? Por qu no habra de tratar previamente el asunto conmigo? Sin embargo, dije:Por qu hablarlo conmigo? Eres una ciudadana libre, no?Malcolm necesita un padre.Qu desvergenza! Despus que le haba comprado al cro un oso de siete guineas!Y qu consideras que soy yo?No me refiero a un padre para los fines de semana. Hablo de un padre idneo.

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    Todos necesitamos padres idneos. Y si vamos a eso, tambin madres idneas. Pero nada de eso abunda en estos tiempos, devale ms olvidarlo.Yo no soy ya ninguna nia, Alfie.Y por eso quieres acorralarme?Yo no quiero hacerte nada.No me hables de eso. No quiero molestarme en saber nada de tus coqueteras.A l no le amo, Alfie. No le amo como a ti.No me hables de amor. No conozco el amor ese del que tanto hablis las mujeres. Amor, amor, amor... Si nadie te lo hubiera explicas una infecta palabra de lo que eso quiere decir.Pero le respeto sigui diciendo Gilda.Not que me sofocaba cuando Gilda dijo aquello. Nunca he empleado la palabra respeto. Ni siquiera s qu significado tiene. M. Pero nunca, desde el da en que nac, he respetado nada, a nadie. El respeto no ha aparecido para nada en acontecimiento algunencia. Y espero que ir a la tumba sin que tampoco haya existido! nadie que me respete ni por un instante. Se puede muy bien vivir

    pus de todo, es una cosa efmera. Pero cmo impresiona que una mujer lo nombre!Cog la chaqueta, que tena colocada en el respaldo de la silla, y me la puse. Gilda me haba estropeado el da. El paseo por el pada, H todo iba a agriarse en m. Incluso el pobre oso.Entonces, lo mejor ser que te cases con tu Humphrey. Ya tienes alguien en quin pensar. Hasta la vista..., si nos vemos.Mientras me encaminaba a la puerta, record que llevaba una llave de ella en el bolsillo, de modo que volv, para dejarla sobre la mesAqu tienes la llave. Puede hacerte falta para tu Humphrey.Sal y cerr la puerta con precaucin para no despertar a Malcolm.Lo lgico en aquellas circunstancias habra sido que ella me llamase, pidindome que volviera. Y si Gilda me hubiera llamado, ya ido. Pero Gilda no lo hizo y eso me impresion desfavorablemente. A ella le haba correspondido hacer algo, y no lo haba riendo seguir ocupada en doblar el vestuario de Malcolm. No pude evitar el ver la mirada que me dirigi mientras dejaba yo su llao si, una vez tomada resolucin, estuviera contenta de verme desaparecer. Siempre me ha impresionado, cuando rompo mis relaciochica, ver que se muestra resentida conmigo. Eso no es cosa de una sola mujer. Todas lo hacen. Al hombre se le mete en los sesosue ella lo hace puramente por amor... Por qu iba a hacerlo, en otro caso? Pero no hay nada de eso. La chica acepta porque algo e

    ce a aceptar, pero igual lo habra aceptado de otro. Y de no haber surgido ningn hombre, habra puesto sus sentimientos en un gato, ucluso en un minsculo canario enjaulado. Por eso, cuando uno las deja, ellas lamentan todo lo que han hecho por usted, o lo que le haonsideran como un tiempo desaprovechado, un amor malogrado, unos sentimientos que no han tenido utilidad alguna. Buscan un nueploran haber tenido algo que ver con el anterior. Yo, en cambio, jams me he lamentado de haber hecho esto o aquello por una mujeya que de eso se habla, debo decir que nunca he hecho gran cosa.

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    PITULO VI

    Qu tranquilidad me produjo desprenderme de Gilda! Me senta libre de nuevo. Tanto si se trata de una dama como de un caballerqu siempre me encuentro ms a mis anchas cuando me desentiendo de ellos. Porque cuando se empieza a conocer con alguna intiente, notas que se te adhieren al cerebro de manera insistente. Y una cosa que detesto es circular por el mundo con otras personaginacin. A m me gusta sentirme libre y deambular por la existencia, aceptando las cosas tal como se presentan, pensando especiam. Y con Gilda fuera del horizonte, volva a tener libres incluso los fines de semana. Sencillamente halagador.

    Claro que me cost un par de semanas acostumbrarme a aquel cambio. Hay cientos de individuas libres por el mundo, pero no siede encontrar la sustituta conveniente en el breve plazo que uno la necesita. En resumen, llegada aquella circunstancia, me correspote una damita de esas romnticas que se pasan el da leyendo revistas cinematogrficas femeninas. Su nombre era Jean, pero yo la

    meloquepiensas.Estbamos en la cama, despus de haber acabado y de haber dicho yo todo, o casi todo, lo que vena al caso, y me prepar para do

    utos de holganza, adecuada en tal momento. No me refiero a dormir en el sentido estricto de la palabra, sino a sumirme en un ligero al de un hombre que acaba de tomarse una droga. Estaba tendido de espaldas, con los ojos cerrados y las sbanas retiradas a permitir que mi cuerpo se ventilase, mientras mi imaginacin pareca flotar lejos de m. Me era posible or a los chiquillos que gritab, o el aparato de radio de la casa inmediata, o la conversacin chillona de unos vecinos, pero eran cosas que no me perturb

    oluto, mientras me limitaba a mecerme en esos insignificantes sueos mos que tanto suelen reanimarme. Pensaba en lo afortunadoy en la gran suerte que tena la pjara que se encontraba a mi lado, por haberme conseguido como su amante, y reflexionaba, ase el delicioso rato que acababa de pasar. No me permita el lujo de sumirme en un dormitar profundo, porque entonces pueden apono otros sueos sobre los que no se tiene dominio. Del modo que explico, puede uno gobernar su sopor y alimentar sus sueos consamientos deliciosos. Al menos, se es mi modo de ver la situacin.Pero ocurra que, a mitad de aquel reposo que haba durado noventa minutos, o muy poco ms, mientras me encontraba elevndomas en realidad estaba volando, y advierto que lo mismo que yo, puede volar cualquiera, pues yo me limito a volar hasta donde mete, la Dimeloquepiensas que tena a mi lado, propinndome un buen tiento con su codo en las costillas, o aferrndome por una zsto se me perturbe en un momento as, me deca siempre:

    Dime lo que piensas, por favor.Qu quieres que te diga?Dime lo que piensas.Qu? Que te amo? No hace ms que un momento te lo he dicho.Mis sueos empezaban a perder altura, pero el ser que me hacia compaa ignoraba aquel detalle y segua su interrogatorio, alonda sin siquiera despertarme durante los primeros momentos,No, no es eso replicaba el ser que me acompaaba.Entonces, qu? Que eres guapa?No. Tampoco es eso.Quieres que te hable de que tienes un cabello precioso, o unos ojos maravillosos...?No. Nada de eso replicaba el ser. Sedo quiero que me digas todo lo que piensas.Renunci a responder y procur sumirme en mis ensoaciones. Pero la voz del ser insisti:Por favor, dime lo que piensas.Que dos y dos son cuatro contest. O al menos era as cuando yo iba al colegio.

    No bromees, Alfie. Dime lo que piensas.Naturalmente, llegado aquel momento, yo me encontraba ya despejado por completo.Qu endiablados infiernos quieres saber?No s lo que quiero saber. T habla, habla y dime todo lo que piensas, y as lo sabr.Bueno, hija. Pero es que quieres que hable de cosas sucias? Porque te advierto que no estoy de humor.No. Tampoco es eso, a menos que venga a cuento.A qu cuento?Bueno. He querido decir que salga naturalmente en lo que me expliques. Anda, Alfie, no seas malo y dime lo que piensas.Qu es lo que quieres saber?Llegados a aquel punto, yo estaba perdiendo por completo la paciencia y me senta ms que harto.No lo s. Slo quiero que hables y me lo digas todo,Muy bien. Voy a decrtelo todo. Voy a decirte que, si no cierras esa fea bocaza ahora mismo y me dejas dormitar un par de min

    ar a puntapis de esta indecente cama.

    Imaginan que esto detuvo los impulsos de aquel ser? Nada de eso. An no haba transcurrido un momento, cuando su diminuta manptar, explorativa, sobre mi piel, mientras se oa una vez ms la maldecida frase:Alfie, dime lo que piensas. Ere una encantadora criatura en otros aspectos y, no queriendo yo herir sus sentimientos, dije:Si conociera algo que mereciese la pena decir, no imagines que se lo dira a una msera liendre como t. Me lo guardara para m sTuvimos otras pocas sesiones juntos y, como ya he dicho, aquel ser era perfectamente atractivo en los dems aspectos, si se exce

    emoniada mana de preguntar. Por su gusto, se habra pasado la existencia entera, tumbada en la cama, preguntando. Al fin tuprenderme de aquella criatura. Supongo que en este mismo momento algn otro pobre individuo estar acostado junto a ella, oyendonas sin una pausa:Dime lo que piensas, por favor.

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    PITULO VII

    Sabes, Alfie, que te late el corazn exageradamente?No esperars que ese endiablado artefacto se pare cuando se acaba lo otro.Estaba en la cama con Clare, la individua bajita y gruesa del Dials. Su amor se haba ido a Birmingham a tomar parte en unabiciones de la competicin britnica.Ests baado en sudor, Alfie.Qu otra cosa esperabas? pregunt.No soy de los dados a presumir cuando no tengo motivos para ello, pero en aquel caso haba concedido a la chica el mejor de loo advertir que nunca una pjara joven le da a uno el merecido crdito, por muy buena que haya sido la actuacin. Por lo visto, imagies, ms o menos, una acrobacia. En cambio, una mujer de cierta edad, que haya tenido algunos desengaos, es ms entendid

    eria.

    Si hubiera estado tu novio en mi lugar, y te hubiera hecho lo que yo acabo de hacerte...Habamos tenido unas dos horas y media de sesin continua, con brevsimos momentos de respiro....Le tendras ahora convertido en una simple burbuja de grasa.Dije aquello sabiendo que no era sino la verdad estricta. Pueden decir lo que quieran sobre la fortaleza de los pesos ligeros. Yo no ca ningn deporte en el que el hombre se muestre tan dispuesto a prodigarse, ni con el que quede ms agotado que estando en la ca

    ao de aquella ocasin era que el sudor segua brotando de mi cuerpo en abundancia. Lo notaba yo manar desde mis axilas y resberos, irnos calientes y otros fros, a lo largo de mi cuerpo. Y el corazn palpitaba con la furia de una bomba de alimentacin de l

    guas. Lo menos funcionaba a ciento cincuenta por minuto. Ms de una vez el hombre se imagina estar viviendo una gran pasin, cudad, todo lo que le sucede es que le falta salud. Repercuten en sus odos sus propios latidos e imagina que todo el bendito univemece de simpata con l. Pero lo cierto es que lo que le est haciendo falta son los cuidados de un mdico y algo de aire frescicio.Lo peor en mi caso era que, mientras estaba con aquella monada de Clare, no me era posible alejar a Gilda de mi mente. Bueno, na en quien pensaba, sino en el pequeo Malcolm. Me acordaba de l y tras l vea a su madre. Madre e hijo son una sola cosa, si se

    a pensar en ello. No cabe duda de que cuando pierde uno a una pjara se puede siempre sustituirla por otra. Y una vez acostumbraduentran grandes diferencias entre la mayora de ellas. Pero con los nios, la cosa es diferente. Cada nio es distinto a los dems, raleza propia. Del hijo propio no se encuentra nunca sustituto. Se puede ver el jardn de un colegio lleno de nios, y ninguno se asestro pequeo, aunque ocurre a veces que ves a un nio desconocido en una calle solitaria y sientes una punzada en el estmago.Mi problema no se produca nicamente con la dama ampulosa de quien acabo de hablar, sino con cada una de las damas con quiens. Constantemente acuda a mi mente el recuerdo de Malcolm. Me acordaba de nuestros paseos de los domingos, y de otros detalleo. Me encontr con individuas que pasaban en mi antro la noche entera, aunque yo no soy aficionado a sesiones de tanta duracin. Udebo especificar es que nunca encontr otra pjara que se ajustase a mi ritmo en el sueo. Para eso Gilda era magnfica. Pare

    nas se mova ni respiraba cuando yo estaba a su lado. Gilda se volva cuando yo me daba la vuelta, se estiraba cuando yo lo haca y dma yo. Me gustaba acostarme con Gilda, con sus brazos alrededor de mi cuerpo y su impedimenta oprimida contra mi espalda. Poa no fumaba nunca, en una poca en que parece que no exista otra mujer no aficionada al tabaco. Y si he de ser sincero, dir quea el aliento de una damisela que haya estado fumando. Todas las cosas que uno pasa por alto en el momento del amor, emergdeza a lo largo de la noche. Ya se habrn dado cuenta a lo que me estoy refiriendo. Olores, sudor, arrugas y qu s yo cuntas cosacen surgir en algunas mujeres precisamente durante las noches

    Y as, noche tras noche, me encontraba acostado, sumido en la oscuridad, con la vista clavada en el sombro techo, o mirando ana, mientras pensaba en Malcolm, o ms bien, imaginndome al pequeo. Y a mi lado, sin pensar en cosa alguna, descansaba, rona moza a la que yo deseaba ordenar que se levantase y se largase. Lo malo era que tampoco me senta muy triunfante cuaontraba solo.

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    PITULO VIII

    Buenos das me dijo ella. Su nombre, haga el favor.Elkins.Sintese, seor Elkins.Estaba en la clnica de enfermedades pulmonares y a la mesa se sentaba una mujer doctorada en Medicina, repasando unos papeno sobrepasase mucho los treinta aos, pero pareca ms vieja, llevaba lentes, y el cabello peinado muy tirante y retirado de la fr

    cipio, pens que sera un poco adusta, pero luego advert que, probablemente, esa mujer no haba estado nunca entre las sbanasbre. Confieso que cruz por mi mente la idea de que con amor continuado y caricias son precisas las caricias en ese tipo de mundara y embellecera bastante.Le ha dicho su mdico por qu motivo le hemos hecho venir? inquiri ella.No tiene algo que ver con ese montn de radiografas que me hicieron en Wimbledon, que no han resultado muy negativ

    mos...?S. Eso es. Por tanto, hemos credo conveniente llamarle y hacerle una revisin,Llevar mucho tiempo?No lo creo. Por qu?Tengo una cita a las once y media.Lo cierto era que yo haba conseguido un bonito trabajo, consistente en transportar a un grupo de proveedores con licencia hasta Blas carreras. Tena que recogerles a las doce menos cuarto. No quera llegar tarde, porque esperaba llenar g abundantemente la b

    a mis cartas boca arriba. Saba yo que los hombres acostumbrados a estar detrs de un mostrador, suelen ser muy generosos fajo. Quiero decir que no era mi intencin permitir que mi cerebro siguiera enlodndose en pensamientos relativos a una pjara con laa concluido todo. Es una prdida de tiempo. Como siempre digo, adelante y a divertirse! A divertirse!Ella se acerc con el termmetro en la mano y me lo introdujo en la boca.Debajo de la lengua orden, y al mismo tiempo me cogi la mueca y empez a tomarme el pulso, o algo as. Consult el re

    uida me mir atentamente.

    S. Lo que me haba impresionado fue su modo de decir: No le amo, pero le respeto. Como ya he dicho, no quiero que ninguna inespete. Qu habra hecho con el respeto de nadie? Con franqueza, eso es algo que te conceden cuando no tienen otra cosa qupus de todo, G