Al mirarte.

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Al

Mirarte.

Edgar P. Miller

Todos los derechos son propiedad de los autores.

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Índice.

Página

Introducción………………………………………………………..4 Doble personalidad…………………………………………………5 Ya no………………………………………………………………..6 No sabía que estabas aquí…………………………………………..8 Hoy te vi……………………………………………………………10 Aroma………………………………………………………………12 Uno de piel………………………………………………………….13 Soledad……………………………………………………………..15 La lluvia…………………………………………………………….16 Falto de ti…………………………………………………………...17 Una tarde……………………………………………………………20 Qué curvas……..................................................................................21 De Bronce………………………………………………………….. 26 Tú me amaste………………………………………………………..28 Mi sangre es tutú……………………………………………………30

Flores te traigo………………………………………………………32 La olla vieja…………………………………………………………34 El Gato………………………………………………………………36 Mate…………………………………………………………………37

El cuadro……………………………………………………………39 El baile………………………………………………………………41 En crisis……………………………………………………………..43 Tu mirada……………………………………………………………44

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Página.

Aquí estoy……………………………………………………………45 Ven…………………………………………………………………….46 Ahora…………………………………………………………………47 Dijiste…………………………………………………………………48 Te Miré………………………………………………………………..49 Mujer dormida………………………………………………………..51

La mujer………………………………………………………………53 Con sombrero…………………………………………………………55 Bum, bum……………………………………………………………..56 En cueros……………………………………………………………..57 Amapola……………............................................................................59 Arbol…………………………………………………………………..61

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Introducción. La llegada del Internet nos ha permitido tener acceso a una gran cantidad de expresiones artísticas, entre las que encontramos fotografías de pinturas famosas.

Otras que no lo son pero que no dejan de ser interesante por su plasticidad y

belleza. De artistas reconocidos y también de otros que no lo son. La cantidad de

obras es inmensa y existe en ellas una belleza inusitada que nos inspira

sentimientos especiales; así me ocurre a mi cuando aprecio esas hermosas

realizaciones de virtuosos lejanos.

Durante el año del 2013 estuve escribiendo un poema a pinturas o fotos que

marcaba algo en mi sentir, como si fuera la musa, así lo liberaba y lo plasmaba en

el procesador de palabra para después leerlo y recordarlo, ahora los compilé para

ofrecerlos a mis amigos que por sus razones o por que algún día no entraron al

facebook o no están interactuando ahí y no lograron verlos o quizás le gustaron y

prefiere volver a leer o conservarlos. Se los entrego, si alguno no le gustan los

poemas, al menos podrá disfrutar las pinturas y fotos o también las esculturas.

Así pues los dejo con el material espero les devuelva algo del sentimiento

agradable que algunos pierden por circunstancias ajenas a la voluntad o

posiblemente sientan el gusto que yo sentí al mirar estas agradables obras de arte.

Felices fiestas a todos.

Edgar P. Miller.

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Doble personalidad.

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Para mirarme, solo te pintas,

mi presencia es pretexto

de tú libido,

los pinceles se mueven con tu deseo;

ahora, no se, ¿quien es el que pinta?,

tu mirada me cautiva,

¿acaso soy tu autorretrato?,

o ves a la mujer que tienes dentro.

Edgar P. Miller

Enero 2013

Pintura de Gianluca Mantovani

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Ya no.

Tenía que partir,

al salir te vi,

no se por qué lo hice;

pero te vi.

¡Ya no partí!

Edgar P. Miller

Enero del 2013

Pintura de thomas saliot

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No sabía que estabas aquí.

No sabía que estabas aquí.

Pensé que solo me encontraba.

Trabajando hasta tarde me quedé,

Sin darme cuenta que en el cuarto me esperabas.

La luz de la luna, que por la ventana entraba,

hermosa imagen de ti dibujaba.

A tu ropa delgada la luz la penetraba

Trasluciendo tu belleza majestuosa.

Y yo, entupidamente, ante la pantalla me postraba.

Entonces:

La música del radio llegué ha escuchar

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en un instante que el audífono cayó,

Estupefacto me pregunté: ¿Qué?

¿Habiendo cama y mujer en este lado,

qué diablos hago aquí virtualmente acompañado?;

Subamos a la alcoba; y fue lo que hice;

Y suavemente entre tus muslos me deshice.

Edgar P. Miller

Febrero del 2013

Pintura de Steve Hanks.

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Hoy te vi.

Hoy te vi como nunca te había mirado.

Vestías una mini falda negra,

que te permitía lucir tus lindos muslos.

Estaban cubiertos sensualmente

por unas medias obscuras;

sin zapatos, los que discretamente

pusiste a un lado;

dejabas mirar tus delicados pies.

Una blusa carmesí resaltaba

tu hermosa cabellera rubia; que escurría

hasta el tapete persa, donde tendido

descansaba tu bien formado cuerpo.

Tu cabeza tranquilamente reposaba

sobre un bolso de piel, que como almohada

te permitía leer el libro,

que tus suaves y estrechas manos

soportaban firme y decididamente.

Te miré suprema; y quise besar

tu boca, pero tus ojos atentos

no me pertenecían;

eran de él, quien sin tocarte te seducía.

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Para mí fue suficiente hechizo

no soporté más; me enamoré de ti.

Edgar P. Miller

Febrero del 2013

Pintura: reading; by Paul Kelley

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Aroma

Siento el aroma de esas flores blancas

¿qué cómo dices se llaman?

¡alcatraces!, ya lo recuerdo.

Pues su perfume emociona mis sentidos,

me seduce;

siento que el aroma de la flor

multiplica el de tu lacio pelo,

el de tu cuello y de tus hombros desnudos.

Me invita a estar junto a ti.

Ven relájate sobre mi pecho

deja olerte por un momento más,

quizás después del éxtasis,

le entremos a esa pera.

Edgar P. Miller

Marzo del 2013; Pintura de Sandra Bierman.

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Uno de piel.

Vi esa tierna piel, y quedé prendido.

Por unos minutos no quise mirar nada más.

Después continué admirando las curvas

y la distribución armónica del cuerpo

con esa excelente estructura.

Ya era suficiente tentación lo visto

por lo que me acerqué a tentar la textura,

esa suavidad, esa belleza.

Después, extasiado, me recosté a un lado;

sintiendo inmediatamente

el aroma inconfundible de la piel joven.

Lo tibio pero a la ves fresco de su naturaleza

sentí al pasar mi mano sobre toda ella,

hasta que decidí subirme...

Fue entonces, que noté que no estábamos solos

que aún lado, recostada sobre la cortina roja,

la patrona atentamente me miraba

acariciar ese hermoso sillón de cuero,

que durante años soñé tener,

para recostado en él, leer un buen libro.

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Edgar P. Miller

Mayo del 2013

Pintura: Un eccezionale nudo de Alexander Sheversky.

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Soledad.

Miré a mí alrededor y noté que nadie estaba,

no conforme de mi soledad volví a dar otra mirada:

nada, solamente yo; sin ti, ¿qué será de mí?

Estático, dándome cuenta que era real mi soledad,

volví a girar mis ojos confundido, buscándote,

me di cuenta que sin ti, no tenía razón vivir.

Reaccionando, salí de la habitación y te hallé.

¡Existías!, fue sólo un momento en el que te perdí.

Luego te abrace y bese, tu compañía lo llenó todo.

Después el pasado quedó enterrado; y tú, a mi lado.

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Mayo del 2013

Edgar P. Miller

Pintura de Sanatçı Andrew Protsjuk

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La lluvia.

El sol brilla en todo esplendor

mientras su luz atraviesa la atmósfera.

El agua del mar, lo mira sin rubor,

azul como cielo, espera el calor.

El gran astro lo da con rayos intensos,

golpea con ritmo infinito y al agua calienta,

se evapora formando las nubes,

la radiación que no absorbe regresa al espacio;

pero ahora, se queda y regresa

y golpea, y calienta, y nubla.

Las nubes se junta y crecen

el cielo se cubre de agua en vapor.

La atmósfera fría la convierte en hielo,

moviéndose el aire transforma las nubes

acariciadas ellas por la tibia brisa del mar,

las nubes y el aire se ponen jariosos,

truenan y escupen fuego en reunión infernal;

y ¡bailan! y ¡bailan!, un vals al inicio

un tango después, siguen zapateando y después rock and roll.

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Ahora cansados, de tanto bailar,

sudando a chorros,

desprenden la lluvia que escurre intensa.

La lluvia es artista que labra la tierra,

la masa maleable sobre del planeta;

también la penetra y por dentro disuelve,

corre en arroyos por su interior,

en esa materia, ella esculpe.

Materia viva o muerta, inerte o móvil

no le importa a la lluvia el dolor,

duro golpea, con borrasca intensa,

formando en el suelo arroyos,

calando cañadas, rompiendo la roca,

arrastrando la tierra; matando,

matando y dejando simiente que aguanta el embate.

Simiente de vida que deja el ataque.

Los ríos se juntan formando los lagos,

los lagos inundan donde alguien vivía,

los ríos, labrando en torrente, arriban al mar.

El orvallo artista no sabe quien sufre,

la lluvia insensible labró una obra inconclusa;

la deja pendiente, diciendo que hay más;

incluso labrando debajo del mar.

Septiembre del 2013

Edgar P. Miller.

Pintura de Homer Winslow

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Falto de ti.

Como estoy falto de ti, me perdí;

ahora vivo de tu recuerdo,

aquel,

aquel recuerdo lejano,

lejano, pero que está pegado a mí;

tan pegado a mí que te veo aquí,

aquí a mi lado como entonces;

aún así, estoy falto de ti.

Me falta sentir,

sentir junto a mí, tu calor

tocar tu piel con la yema de mis dedos

y sentir con ellos la suave textura de sus vellos,

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besar tus labios tiernos

que endulzaban mis pensamientos,

sentir como entras en mí

y como tu existencia me llena;

dándome vida plena

con esperanza eterna.

pero...

Como estoy falto de ti, me perdí,

mísero me vi;

nada tengo material de ti

ahora vivo aquí y muero así

sin tí, pero tú dentro de mí.

y digo que muero así;

porque:

conformarse es morir.

Edgar P. Miller.

Noviembre del 2013.

Pintura (The Kiss) por Andre Kohn.

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Una tarde.

Solamente fue una tarde, ¡pero que tarde!

Tú y yo, en ese inmenso espacio campirano,

de inmensos horizontes plantados de árboles,

sembrado de vida, que da más vida.

Ya era tarde pero aún se miraba claro.

La luz del sol era como un candil,

que parpadeaba ilusiones con la luz que irradiaba;

invitaba a disfrutar el momento.

Tus blancos y firmes senos vibraban, tiernos,

al compás de tu respiración apacible.

Mi corazón, en cambio, retumbaba en mi costado de pasión.

Tú, al parecer indiferente, mirabas tu reflejo en el charco de agua cristalina;

junto a donde yacías increíblemente seductora,

cubierta por ese hermoso ajuar blanco.

Yo, también miraba el reflejo, pero de diferente modo;

miraba tu vestido blanco, translúcido como el agua.

Me acerqué; y no pude contener el deseo de darte un beso,

cuando el tirante escurrió por tu suave hombro,

descubriendo, aún más, tu seno.

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Tú, al mirarme decidido, lo obsequiaste.

La conexión encendió el ambiente que nos envolvía;

tú lo deseabas y yo también.

Después todo fue una tarde ardiente

durante el crepúsculos de nuestras vidas.

Ahora el sol, cubierto por las nubes,

sonrojado por nuestra pasión,

hace llorar el cielo;

para recordarnos,

con lágrimas dulces,

que aún existe el amor.

Edgar P. Miller.

Octubre del 2013.

Pintura: Nostalgia del pasado de José Manuel Ruiz Blanco.

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Qué curvas

Estoy embelesado al mirarlo.

Aún no pudo creer que esté frente a mí;

tantos días de arduo trabajo,

de gran esfuerzo mental y físico,

aplicado con precisión,

para lograr ese ajuste perfecto entre ambos.

Pero mírame, ahora tengo el gusto de verlo,

el placer de estar a su lado,

tocar esa textura suave;

de plasticidad sensual casi erótica,

con el color preciso y precioso;

que le imprime un aspecto cálido,

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haciendo que los espejos reflejen con

mayor intensidad tu imagen.

Quien podría haber dicho que

cumplirían esa doble función:

de verte reflejada y a la vez juntos en la intimidad.

Tú lo sugeriste,

me insististe tanto,

yo me di cuenta, convencido,

que tú estuviste deseando esto tantos días;

yo me negaba, con la idea de que

quizás no era lo adecuado;

pero ahora lo veo perfecto; y no lo creo,

aquí, frente a mi,

con esas curvas perfectas

que tantas noches me quitaron el sueño,

sobre todo: ese banco que me costó tantos días

y noches de pensamiento creativo

para lograr la proporción áurea;

después, pulir y darle el acabado

que hace que luzca fantástico.

Ese biombo que querías

y tú frente a él ahora

increíblemente bella y doblemente desnuda.

No me queda otra que

liberar mi pasión frente a él,

antes de que la disipes

cubriendo tu suave piel con ese

camisón de algodón.

Edgar P. Miller.

Octubre del 2013

Pintura de Belichenko&Boohtiyarova.

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Mirarte.

Desde el primer día en que te vi

no he querido dejar de hacerlo;

bella, es lo menos que puedo expresar de ti,

mas, seguir mirando tu imagen, es mi deseo.

La lluvia me mojará, eso lo entiendo;

pero ¿qué son unas cuantas gotas de agua

si a cambio puedo admirar tu ágil cuerpo,

bailando bajo este apacible orvallo

que delinea toda la hermosura de lo envuelto?

Que mejor que el fresco del chubasco

sobre tu rojo vestido ya completamente mojado

y del rubor de mi piel por verte; enamorado

de la candidez al moverte frente a mi, entregada.

El frío que la humedad ocasiona;

el gélido aire que destruye tu paraguas,

apenas entibia el calor del fulgor de tu mirada.

Desde el primer día que te vi

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no he querido dejar de hacerlo;

y ahora que te observo así

solamente a ti contemplar, es lo que más anhelo.

Noviembre del 2013.

Edgar P. Miller

Pintura dancing in the rain; oil canvas; de R. Janibey

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De Bronce.

Apareciste ante mí,

al verte no me quedó más remedio que seguir atento,

después, observé con detenimiento tu imagen:

la perfección de tus líneas,

la belleza de tu figura en pose,

la apariencia real de tu mantilla,

la naturalidad que emanas,

el color perfecto de tu piel,

tu textura suave y tersa

que invita a ser tocada.

Me dije por dentro:

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no pudo ser mejor sustancia

que ésta con la que estás hecha;

o quizás solamente podría sustituirse

por la que tienes en vida.

La rigidez pero a la vez maleabilidad

del bronce, que con su pátina

da el tono perfecto para esa piel morena;

que al mirarla, invita y excita.

Color de la mujer de la sierra de Guerrero,

que en el entorno montañoso en que vive,

se ignora esa singular belleza.

La desnudez con la que el artista osó mostrarte

permite ver el balance perfecto

en la plasticidad del diseño.

Te sigo viendo y ya no sé

si eres esculpida o una mujer en vida,

pero se que bella eres

y hermoso tu material frió

que te hace eterna.

¡No vengas a México!

porque aquí te ponen ácido nítrico,

lija, esmeril y fibra;

para quitar la pátina y sacarte brillo.

Edgar P. Miller

Octubre del 2013

Escultura de Alain Choisnet.

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Tú me amaste.

.

Estaba en lo más alto del cerro,

desde donde miraba extasiado el paisaje.

Prados mojados con agua

que durante la noche había la lluvia rociado.

Tus ojos verdes surgían del campo.

Tus labios rojos recordé al momento,

listos para el beso sentí al tomar mi aliento,

dulces al probarlos saboree en ese momento.

Mariposas revoloteaban en mi pensamiento;

igual que anoche

lo hacían en mi pecho, pero muy dentro.

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Cuando esa mirada que me dirigiste,

fue cuando al partir no quise dejarte.

Aún recuerdo como tus ojos le ganaron

la atención, aquellos otros grandes

de las plumas de pavo, que en tu pelo ataste.

Lo que me obligó a quedar, entonces, ¡tú me amaste!

Allá en la loma el viento me hizo

sentir tu piel chinita, la de tu cuerpo junto al mío,

como cuando quitaste esos lienzos donde surgió el hechizo

que te liberó tranquilamente para hacerte mía,

cuando me abrazaste con libido; y tibia.

En esos trapos después, bella, quedaste

en cuclillas, con la tela de color rojo, semi cubierta;

mostrándote idealista y excitante,

apretando, en tu mano izquierda, la brocha aquella

con la que me pintaste.

Edgar P. Miller

Agosto del 2013

Pintura: Golden Child de Lauri Blank.

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Mi sangre es tutú.

Ahí estabas tú: bella, flexible y toda.

Llevando tu cuerpo por aire y suelo,

las hojas de un sauce semejas tú ser.

Te mueves al viento con gracia sin fin;

tus brazos, las ramas flexibles, que las acompañan,

tus piernas dos troncos;

que suaves, muy firmes las mueven así.

Mis ojos, dos faros sin luz;

que solos te miran y admiran;

siguiendo los trazos que al mover haces tú.

La sangre me fluye, con ansia de estar a tu lado;

ahora allá, después por aquí,

al ritmo que canta su llanto el oboe

la música sale de ti,

también suave y tierna, embelleciéndote ahí.

Mi pecho palpita con ritmo de bombo,

con fuerza de mar despierta mi asombro;

Page 33: Al mirarte.

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te miro acercarte, me muero al tocarte

exploto al olerte; ¡mi sangre es tutú!

Isadora Duncan te envidia al ver tu escenario,

revive de gusto al ver tu vestuario;

y yo, emocionado, respiro aún.

Edgar P. Miller

Agosto 2013.

Page 34: Al mirarte.

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Flores te traigo.

La vida tiene sus modos,

Modos que luego no imaginamos.

Se puede vivir muchos años

O se puede morir al nacer.

Pero morir y vivir no importa

Cuando amando se está.

Tú puedes estar a mi lado

O puedes tu ya no estar.

Porque te quiero, flores te traigo,

Porque moriste muerto estás.

Ahora tu recuerdo queda

Como cuando sonriendo me amaste,

Cuando feliz me miraste,

Cuando con amor me abrazaste.

Un beso no puedes darme;

Pero el que me diste aún siento.

Por eso flores te traigo

Porque amor tú me diste;

Tanto, que dentro de mí aún existe.

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Edgar P. Miller.

Julio 2013.

Foto de: http://www.adme.ru/illustration-and-photography/stariki-vy-moi-stariki-563505/563505-

1542005/

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La olla vieja.

Eres solamente una olla vieja,

ni siquiera eres una grande,

ni pudiste engordar para verte rolliza;

¡como las gordas de Goya!

Sí, sólo eres una vieja con pátina

que te da ese toque interesante,

que invita a seguir mirándote.

Quizás ese remate en tu tapa ayude

y te haga ver mejor;

O tal vez, sea tu asa curveada

que armónicamente da la proporción áurea,

Sí, eres vieja, pero viejo también yo soy;

por eso somos pareja.

¡Te amo hermosa olla de cobre!

Edgar P. Miller

Febrero del 2013

Copper pot by Zoey Frank.

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El Gato.

Se oye que ya llegaste, el silencio se rompió,

un maullido se oye acá y después otro por allá.

Ya sé que por ser animal no te interesa mi

enojo.

Ya sé lo libre que eres, pero tu amo no está acá.

Se oye que ya estás cerca, el ruido que haces

me despertó.

Tu llanto como de niño, lamento como de

hambre, a mis hijos recordó.

Espera, ahorita te atiendo, nomás me cubro un

poco el hombro,

la reuma del brazo cala, con este frió de lluvia

ni duermo yo.

Espera que pronto llegue, hasta donde tu llanto

llama.

Tan sola me encuentro ahora que no me daba

yo cuenta,

que este canijo gato, de mi ya hasta se enamoró.

Deja de ensuciar la casa gato, déjame dormir un rato.

Aquí tienes la leche bicho, procura tomarla toda;

aunque te la doy de gorra no deja de tener valor.

Te pongo ahí tu charola que usas de escusado.

Procura tirar muy poca, que para limpiarla, vieja ya estoy.

Edgar P. Miller

Julio del 2013

Pintura de Sandra Bierman.

Page 38: Al mirarte.

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Mate.

Desperté mirando la luz que alumbraba a tu cuerpo.

Ese cuerpo dorado y bello que ante la luz veía.

Se miraba traslucido como de agua, sin entender por qué.

Extasiado permanecí perplejo ante él,

Un cuadro incuestionablemente sensual.

Con el parpadeó de mis ojos, irisaban los azules

verdes y amarillos a tu alrededor;

como si fueras un diamante pulido.

Pist, pist, mis labios pedían adormilados atención.

Tú, concentrada en el tablero de ajedrez, no respondes.

Pist, pist, insistieron varias veces, nada,

la misma respuesta sorda de tu estampa insuperable.

Caramba ¿por qué no me contestas?

¡No entiendo como fue que el Sancho me dio mate!

Esa fue tu única respuesta.

Más tarde desperté y ya no estabas.

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Edgar P. Miller.

(Jun. del 2013)

Pintura de Raymond Poulet.

Page 40: Al mirarte.

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El cuadro.

Claro que eres hermosa

por eso quise pintarte,

No entiendo porque te arde

el genio al verte en el lienzo,

tus senos quedaron al aire,

tus piernas lucen en grande,

tus grandes ojos me miran

con ese mirar que arde.

No entiendo cual es tu enojo;

desnuda te dije, porque así quise pintarte.

¿Qué no te gusto el detalle?

¿De que detalle me hablas?

El cuadro es de puro arte

el estilo no es un detalle

que pueda ponerse en duda,

mejor posa otra vez desnuda

y en lugar de pintar un Picasso

que de tu cuerpo la duda cabe

te pintaré ahora con los trazos

que hace Loopy de Dave.

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Edgar P. Miller

Junio del 2013

Pintura de Cayetano De Arguer Buigas

Page 42: Al mirarte.

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El baile.

Con tu sombreo de paja y los tirantes rojos

que detienen esos pantalones flojos,

bailas el baile aquel

del día en que de ti me enamoré.

No puedo dejar de verte,

ni un momento cierro los ojos.

Que placer con la música es tenerte,

ver tus brazos; hojas de árbol frondoso.

Movidas por la brisa suave,

que suave de un lado a otro acomete.

Mientras el tap de tus pies arde,

con ritmo de música, que arremete.

Oyendo la melodía, espero;

parado allí veo;

mirándote con alegría hasta el final atento,

porque para mi es esto,

un sueño lleno de fantasía.

El saco se abrió de pronto

Page 43: Al mirarte.

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exhibiendo tu bello talle,

saltaron tus broncos senos

dando al ambiente un detalle,

que con movimiento plenos

también disfrutaban el baile.

Edgar P. Miller

( Pintura virtual a partir

de una foto editada de MATTHEW GAYNOR)

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En crisis.

En tiempos de crisis,

no hay nada tan esperanzador

como mirar a una pareja

de jóvenes enamorados.

Esas miradas dormilonas,

esas sonrisas inquietas

guardando secretos mutuos.

La mano que apenas toca el codo,

el enchinar de la piel

por el primer contacto,

el brillo de esos ojos abiertos

que explayan amor,

vivos, que piden ser queridos,

esas palabras cortas

pidiendo y dando,

el beso suave

y el abrazo tierno, tibio y prolongado.

que bueno que al menos

esto, aún no se corrompe.

Edgar P. Miller.

Abril del 2013

Pintura de Elena Montull.

Page 45: Al mirarte.

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Tu mirada.

Tu mirada me dice mucho.

Me preocupa porque se que no es bueno.

Tal vez me equivoque;

además, eso quisiera.

Para poder de una vez

besar tus lindos labios.

Así, con tu boquita apretada.

Ya se, ¿no te quedó el sombrero?

¿O acaso fue el peinado?

¿Qué? ¿lo hicieron con mucho crepé?

Habla, dime, que te sucede.

Las medias te lucen bien.

¿Acaso se les corrió un hilo?

Con esas piernas hermosas:

Nadie lo notará.

Ya sé, ¿acaso no llegaron los músicos?

Que importa, ¡baila conmigo!

Si quieres chiflo.

Mejor en silencio y juntos.

Te haré dar vueltas para que luzcas

Ese tutú negro,

Y luego si el coraje sede

Juntitos seguimos el baile.

Edgar P. Miller

(Marzo 2013)

Pintura de Irene Sheri

Page 46: Al mirarte.

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Aquí estoy.

Aquí estoy frente a ti.

Aquí me encuentro

para escuchar tu silencio.

Aquí estoy, que más da,

te veo hermosa,

exclusiva y recatada.

Veo los toques en tu indumentaria.

Es claro, que sabes portar tus atuendos,

que disimulas mi presencia,

en la sombra de la malla de tu

sombrero;

sin embargo estoy contigo,

admiro tu estilo clásico;

pero más, tu belleza.

Tu cuello fino y largo,

con el delicado moño negro.

Alcanzo a oler tu perfume,

mezclado con ese tabaco

del cigarrillo, que muestras elegante.

Aprovechando que ya es la hora

también tomaré té.

Y después, porque no,

tal vez nos amemos.

Edgar P. Miller

(marzo 2013)

Pintura de Constantin Razoumov

Page 47: Al mirarte.

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Ven.

Ven, te abrazo, ya no sufras.

Deja que tu cuerpo se escurra

sobre el mío, que espera.

Siente mi calor que es tuyo,

porque tu desnudes lo envía.

No digas nada, calla y relájate.

Disfruta este momento de amor.

Después que el mundo expire.

Ya nada importará entonces,

seremos sólo amantes extintos;

que vivieron gozando una vida

llena de afecto, de amor intenso.

Una vida de cariño, que sólo vio

quién nos plasmó en el lienzo.

Edgar P. Miller

(marzo 2013)

Pintura de Alfredo Araújo Santoyo.

Page 48: Al mirarte.

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Ahora. Ahora que decides hablar;

desnudando tus intenciones,

es justo el momento en que yo callo.

Me dejas mudo con tu atrevida decisión;

sólo puedo admirar tu transparencia;

tu simple y hermosa nitidez.

Que puedo decir: nada; mejor callado

me dirijo estupefacto ante ti.

Verte es lo único que deseo

en este momento del dialogo.

Por eso espero; para ver si

el verde manto, que aún cubre el paisaje

más interesante de tu intelecto,

se desliza, permitiendo con ello

conocer todas tus intenciones.

Después podremos enredarnos

en una interesante y candente discusión;

la cual terminará, quiero creerlo,

en una amistad eterna.

Edgar P. Miller

(Marzo 2013)

Seated figure by Quang Ho

Page 49: Al mirarte.

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Dijiste.

Dijiste con muchos ánimos

que ganas tenías de salir,

¡al campo!, pronto, te sugerí.

Preparados, salimos ambos;

y al lago nos dirigimos;

caminamos sin remilgos

en un día airoso y tibio,

junto a unas aguas calmas

rodeadas de hierba fresca

mostrando un gran paisaje;

sólo faltabas tú: ¡esplendida!

para mejorar el cuadro.

Con las montañas al fondo:

dentro de tu lindo ajuar blanco,

mostrabas tu talle hermoso

y tu pelo oscuro espeso;

tus ojos entrecerrados,

tus labios pidiendo un beso,

tus senos pidiendo el fresco;

y yo, babeando por darlo.

(Marzo del 2013)

Edgar P. Miller

Pintura de Xie Chuyu.

Page 50: Al mirarte.

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Te Miré.

Te miré, ya habías llegado,

sentadas ahí te encontrabas

en donde habíamos acordado.

Los moños que tu portabas

detenían tu hermoso pelo,

Tu cuerpo cubierto estaba

con un vestido estrecho,

del color de las palomas

que a tu alrededor rondaban.

Hermosa estampa mostrabas;

entre las flores más bella,

tú eras la que me gustaba;

Tus lindas piernas forradas

de lisas medias de seda

se miraban estupendas

con tus zapatos rozados.

No quería que me miraras

para seguirte yo viendo

fue cuando tú me viste;

entonces: tus labios torciste.

Page 51: Al mirarte.

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2013

Edgar P. Miller.

Page 52: Al mirarte.

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Mujer dormida.

El reflejo oscuro de la calmada agua,

fluido que refresca el ambiente florido,

embellecido en grande por tu grato arribo,

nos muestra la belleza de tu carne magra,

de un cuerpo excelso que la mente embriaga.

Tu presencia es de mujer dormida,

cubierta apenas, con un manto púrpura;

es un púrpura, como sangre obscura

que se extiende hacia lo que se admira.

Acoplado el manto a tu clara piel,

se miran tus piernas desde él al pie,

que junto al empedrado de lajas se ve,

que está tu sueño, acompañado bien.

Con flores muy lindas y de olor a miel,

de esa miel del néctar con aroma a flor

Bajo tu cabeza, una seda verde acaríciale,

quien mira intuye: sueñas con recibir amor.

Presto estoy aquí, más no se si ahora es,

ese amor que sueñas y es a mi a quien ves.

Me quedo muy quieto, me callo también

seguiré esperando a que digas con quién.

Page 53: Al mirarte.

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Edgar P. Miller

Marzo del 2013

Pintura de Aydemir Saidov.

Page 54: Al mirarte.

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La mujer.

Un jour, je ne trouve rien,

Peut-être une semaine,

mais une semaine serait suffisant,

couronner le tout l'année,

Si elles sont belles ... wow!

sont impressionnants.

Quand ils veulent, même les mères sont.

Pourquoi ne pas leur donner tout?

Ils le méritent.

indépendamment de voler comme les oiseaux.

quand vous le souhaitez.1

1 En el día de la mujer:

Page 55: Al mirarte.

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Edgar P. Mille.

Febrero del 2013.

The light pilar by Omar Ortiz Un día, no es nada,

Tal vez una semana

pero una semana no sería suficiente,

mejor todo el año,

Si ellas son hermosas... wow!

son impresionantes.

Cuando quieren, incluso son madres.

¿Por qué no darles todo?

Se lo merecen.

independientemente de volar como pájaros.

siempre que lo deseen.

Page 56: Al mirarte.

- 55 -

Con sombrero.

En la sombra de tu sombrero

Se oculta la hermosura de tus ojos claros…

No importa.

Tus labios gruesos me piden besarte.

Eso haré.

Edgar P. Miller.

Marzo del 2013.

Page 57: Al mirarte.

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Bum, bum.

Salí de la espesura del bosque;

frente a mí, tú,

me viste fijamente,

mi corazón latió,

la catarata calló,

con el bum, bum te amé.

y tú me amaste también.

Edgar P. Miller

Enero del 2013

Pintura "Nymph of the Waterfall" de M&I Garmash

Page 58: Al mirarte.

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En cueros.

Creo que no fue suficiente mi deseo,

Ni tampoco bastante mi insistencia,

Te lo pedí, te negaste,

¿Por qué me dejas,

con esta aspiración que hiere?

Si lo que más he ansiado

Es desnudarte.

Page 59: Al mirarte.

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Pues bien, si no lo haces tú,

Aquí estoy en cueros, para que veas

que yo me muestro ante ti;

como tú no eres capaz de expresarte.

Edgar P. Miller.

Febrero del 2013.

Pintura de Jacob Collins

Page 60: Al mirarte.

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Amapola.

Tu naturaleza engañosa te ha maldecido a veces;

Más tu condición de amante te ha vuelto muy codiciada.

De colores diferentes eres, pero en rojo amapola te prefieren,

aquellos a quienes tu belleza ha conquistado.

Tu hermana blanca te compite

Con su esencia que adormece; y hace adictos

aquellos que de tus jugos son excesivos.

De fotógrafos y pintores eres modelo;

de mujeres y hombres eres amante.

Por ti delinquen artos y artos se corrompen,

por siglos has tenido pretendientes,

Page 61: Al mirarte.

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por lo mismos has tenido enemigos.

Que puedo decir de tu belleza pura, que con unos cuantos sépalos

eres hermosa, como mujer vestida en poca ropa,

engañan como si fueran pétalos de rosas.

Bien puesta está tu vestimenta: dejando a la vista el sexo de tu planta,

con belleza tal que no ofende, pero sin embargo encanta

al madurar con su néctar que en un descuido mata.

Pero utilizado con cuidado, al adolorido y desahuciado calman.

Edgar P. Miller

Julio del 2013

Pintura de Carolina Lande.

Page 62: Al mirarte.

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Arbol.

¿Cuánto tiempo estuviste creciendo?

sin apuros humanos,

libre de compromisos de horario,

milímetro a milímetro por décadas.

¿Cuántas tormentas azotaron tu cuerpo?

amenazando tu existencia;

y aún así, aquí estás sobreviviendo;

protagonista de todas las vilezas del hombre,

además de la acción del tiempo,

que te somete a sus meteoros de tortura,

con los que a la vez te da vida.

Has soportado rayos y con los rayos fuego,

ventarrones repletos de lluvia,

que producen deslaves destructivos,

que en ocasiones te pudieron haber arrastrado;

ataque de plagas voraces y hambrientas.

Pero tú sigues ahí, como vigilando que nada suceda.

Presente y resistente; con esa majestuosidad

de tu porte sólido y bello, que nos da esperanza de vida.

Te miro luego veo a tu alrededor que estás acompañado

por semejantes, todos mostrando una vida

que desea seguir aquí. Ofreciéndonos otra,

por el solo hecho de permitir la tuya.

Page 63: Al mirarte.

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Es latente la existencia de la vida continua,

con solamente mirar tu estampa.

¡Así de simple!,

pero que el necio no entiende,

ni quiere comprender; ¡cegado por su avaricia!,

por la ignorancia que le impone su deseo

del poder materialista, vano y destructivo.

Ambición de tener todo, pero que con sus actos

dejará sin nada a los demás;

y él entrará a una tumba pudriéndose; para alimentar, quizás,

a un sobreviviente de tu especie.

Sucumbir es la meta de estos locos,

dementes e inconscientes que arrasan

sin escrúpulos ni medida.

Pero tú ahí soportando sin recompensa alguna;

dándonos sin recibir.

Tu presencia puede ser la advertencia

de que quizás tu destino sea sobrevivir

y el nuestro morir antes de extinguir

al último de tu especie.

Holocausto merecido por nuestra acción

insana de avaricia y destrucción.

Edgar P. Miller.

Diciembre del 2013.

Foto de Svetoslav Georgiev.