Al Andalus Segun Blas Infante

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    Al-ndalus segn

    Blas Infante....Volver a ser lo que fuimos...

    IntroduccinAl-ndalus constituye uno de los puntos ms importantes en el pensamiento

    poltico de Blas Infante, (l.885~1.936). Para ello, hemos extrado de su obra datos

    significativos que hacen referencia a estos siglos de la Historia de Andaluca, y

    posteriormente, los analizamos construyendo de este modo, una valoracin

    diferente de la presencia musulmana en nuestro pas.

    De este modo Blas Infante nos invita a una nueva aceptacin, descubrimiento e

    interpretacin de Al-ndalus, paralela a la liberacin de la Andaluca que propugna

    el Padre de la Patria Andaluza segn denominacin del Parlamento de Andaluca

    (3 abril de 1983).

    1. Blas Infante: sntesis del Ideal Andaluz

    El Ideal poltico de Blas Infante de superacin de la dependencia econmica,

    cultural y poltica de Andaluca, supone la recuperacin de la memoria histrica de

    Al-ndalus, el estudio de las implicaciones actuales que la impronta de la cultura

    musulmana nos leg, y el rechazo a toda teora centralista, basada en una

    hegemona ideolgica de lo cristiano que impone, menosprecia y rechaza. En una

    palabra: el falseamiento de la historia y cultura de un pueblo para su mejor

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    sometimiento: Mejor es callar lo que supuso desde el alba del Estado moderno la

    uniformidad religiosa determinada por la confesin central.

    A partir de sus contactos con los intentos regionalistas de principios del siglo XX

    en Espaa, Infante elabora su teora y prctica poltica. Es difcil encontrar

    incoherencias entre su pensamiento de su obra. Notario, investigador autodidacta,

    y "amigo de todas las revoluciones" se vincula al movimiento del nacionalismo

    andaluz al que dedicar sus fuerzas, recursos, estudios, escritos y su propia vida.

    Desde su radicalidad ser rechazado, pero en los ltimos das de su existencia

    ser reconocido institucionalmente, nombrndole Presidente de honor de lo que

    podra haber sido en Septiembre de 1.936, el futuro gobierno andaluz de no ser por

    la Guerra Civil espaola.

    Infante descubre Al-ndalus en la dialctica del estudio del pasado, la

    observacin de la realidad, y la bsqueda de futuro para la prostituida historia de

    Andaluca. Blas Infante encuentra tres momentos en los que Andaluca es una

    nacin reconocida; en aurora protohistrica con Tartessos; luego, en la Btica

    senatorial, y en la etapa de Al-ndalus.

    Su nacionalismo opuso el '1Principio de las nacionalidades" de Wilson (1.918)

    como propuesta germnica, racionalista y cartesiana, al "Principio de las culturas"

    entendido ste como dinmico y revolucionario: el deseo voluntario de ser pueblo.

    En Al-ndalus encontrar una Andaluca islmica que estudiar a travs de sus

    principales autores con nuevos ojos, y elaborar su sntesis histrica econmica y

    socio-cultural de la que derivar gran parte de la Andaluca de hoy. La comprensin

    de esta etapa marginada, ser va obligada en la recuperacin de la conciencia de

    pueblo para el andaluz.

    Fruto de esas horas de estudio dar a luz a su libro "Motamid, ltimo rey de

    Sevilla" que l mismo publicar en su imprenta, fundada a fin de difundir la cultura

    popular entre el campesinado. En fecha an no localizada por el bigrafo Enrique

    Iniesta, escribe un segundo drama tambin de temtica andalus, hoy an indito:

    "Almanzor" en el que vuelve a recrearse en los contenidos histricos, artsticos y

    culturales de la Historia del Califato. Entre sus escritos destaca la continua

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    presencia de reflexiones y versos en lengua rabe, as como de etimologa

    musulmana.

    Su inters en torno al tema que nos ocupa le obliga a visitar el extranjero. Ser en

    1.928 cuando marche a Al-Garbe, en concreto a Silves en Portugal, para asistir a

    un homenaje al Rey poeta Motamid. En 1.924 viaja a Marruecos en plena guerra

    colonial espaola frente Abd-el-Krim. Visita como peregrino en Agmat la tumba de

    Al-Motamid, ltimo rey andalus de Sevilla al que ya haba dado vida a travs de su

    pluma. El impacto de la visita la Kutuba, las nubas, los apellidos y barrios

    andaluces en el Norte de Africa, sern motivos de estudios que darn lugar a

    nuevas teoras socio-polticas.

    El afn de estudio por el esplendor de Al-ndalus, le lleva a estudiar la lengua

    rabe. Aprendizaje que realiza con una suficiencia como para ejercer de docente

    en los salones del propio Alczar de Sevilla. La abundancia de textos manuscritos

    en lengua rabe y que tratan temas islmicos en su legado de inditos, nos da idea

    del inters de la persona sobre el tema.

    Incluso, en 1.931, las Juntas Liberalistas inician una campaa a favor de la

    construccin de una mezquita en Sevilla no con nimo de hacer profesin o

    confesin de una religin determinada, sino con el objeto de afirmar la libertad y

    pluralidad religiosas, elementos de sntesis de la Historia de Andaluca". Para ello,

    elaboran un cuestionario para los lectores: "Qu lugar de Sevilla sera el ms a

    propsito (sic) para situar el templo musulmn?. De cules medios pudiramos

    valernos para allegar los necesarios recursos?".

    2. El reconocimiento de Al-ndalus como fundamento de la Andaluca del

    futuro

    2.1 Para Blas Infante, Al-ndalus es la continuidad del espritu griego. El

    reconocimiento de una nueva influencia cultural y de una sntesis autctona

    peculiar (aculturacin). Quiz el hecho histrico que ms estudia la obra de Infante

    es el de la llamada invasin-conquista. Punto en el que no slo se adelanta a los

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    investigadores de su poca, sino por el que hoy en da an no se han posicionado

    con sentido crtico muchas de las Universidades de Andaluca.

    A travs de los Centros Andaluces primero y de las Juntas Liberalistas ms tarde,

    Infante promociona Andaluca como unidad distinta y viva; un pueblo debe ser culto

    e ingenioso. Trata de conseguir su liberacin por medio de la fuerza cultural y

    renovadora.

    En gran parte de las actividades motivadas desde estas entidades, sus

    publicaciones, manifiestos y llamadas, se intenta conseguir la deseada

    concienciacin al pueblo andaluz.

    Aunque Al-ndalus no significa la Andaluca de hoy, no se puede despreciar el

    hecho Algunos autores contemporneos a Infante sugieren la necesidad -ms

    correcta en esta lnea- de afirmar que Espaa, capitul ante los musulmanes antes

    de hablar de conquista. Otros, como en el caso de Ignacio Olage, hablan de

    integracin de la Pennsula en la cultura islmica en lugar de ocupacin armada

    Al margen de las interpretaciones legendarias que justifiquen la presencia de

    musulmanes en la pennsula, lo cierto es que no se puede hablar rotundamente de

    conquista:

    El relato de Blas Infante de la llegada de los rabes a Andaluca es claro: los

    andaluces les llaman tras los aos de invasin de los "brbaros", stos acuden,

    "reconocen la tierra y encuentran a un pueblo culto atropellado, ansioso de

    liberacin. Acude entonces Tarik (14.000 hombres solamente!)" . Andaluca selevanta a su favor y en menos de un ao 34.000 hombres consiguen establecerse

    en la Pennsula Ibrica.

    Los ochocientos aos siguientes supusieron la inoculacin de sangre semtica

    entre los andaluces, si bien, Blas Infante sostiene que el "genio andaluz" supuso la

    creacin de un nuevo mundo rabe, tolerante y libre. En concreto durante estos

    siglos los cristianos conservaron sus leyes, sus principios, sus tributos, suscobradores,...

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    "Ha flotado siempre, flota an, sobre esta tierra hermosa y desventurada que hoy

    se llama Andaluca. Su sangre, ha podido enriquecerse con las frecuentes

    infusiones de sangre extraa; pero sus primitivas energas vitales se han erguido

    siempre dominadoras; no ha sido absorbidas, como simples elementos nutritivos,

    por las energas vitales de una sangre extranjera"

    2.2. Al-ndalus va a ser considerada como una etapa de libertad y brillantez

    cultural: "Lmpara nica encendida en la noche del Medievo". Desde un lenguaje

    no exento de crtica y lejos de visceralidad que provoque subjetividad, sentencia

    Infante la cuestin afirmando: Andaluca era libre; hoy esclava.

    Durante estos siglos todos saban leer y escribir, era un pas industrial, con

    modernos mtodos agrcolas, "y sobre todo de aquel bienestar general que

    permita ir a caballo a todo el mundo en lugar de ir a pie". Andaluca brillaba con luz

    propia e iluminaba el oscuro pasado europeo: Crdoba "apasionada por las

    ciencias", ciudad de bibliotecas, escuelas, academias, mdicos y escritores ilustres;

    Sevilla con sus sabios: Abu Zacara, Zeiat, Aben Motrif, .., Granada, Mlaga,

    Almera, Jan,.. Todas con grandes personajes destacados en la ciencia y en el

    pensamiento de aquellos aos.

    Para un planteamiento "oficial", y presentado como cientficamente serio, slo se

    reconocer la existencia de Andaluca a partir de la consiguiente "reconquista".

    Pero no defiende Infante slo la aparicin de un Estado Al-ndalus (la nueva

    Castilla como se la llamara despus) como unidad cultural, definida an por

    oposicin en el contexto peninsular; sino tambin al conjunto de avances cientficoscon repercusin en lo cotidiano que trajo consigo esta permanencia en el tiempo.

    Hechos que poco estn reconocidos, estudiados y en su justa medida valorados.

    Se potencia as al nuevo Estado castellano-cristiano en paradigma de la nueva

    realidad histrica que le toca vivir a Andaluca. La civilizacin andalus presente

    alrededor de cinco siglos en gran parte de Andaluca, se convierte en un parntesis

    temporal de escasa importancia y despreciable inters.

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    "La historia del Islam peninsular ha sido descuidada durante mucho tiempo por el

    historiador profesional, el medievalista; quiz como resultado de la pervivencia, a

    travs del nacionalismo (espaol) moderno de la vieja idea de "reconquista", que

    tenda a considerar la presencia del Islam en la pennsula como un accidente

    incapaz de sustentar derechos adquiridos de ningn tipo. Esto, unido a la falta de

    documentacin adecuada, justifica el retraso de la investigacin histrica sobre AI-

    ndalus".

    El auge alcanzado por las distintas capitales andaluzas Blas Infante lo considera

    como el principio de su diversidad:

    "Andaluca es un anfictionado de pueblos, animados por el mismo espritu y

    fundamentados en la misma historia; pero estos pueblos -(ni por su tradicin

    particular, la cual alcanza a distinguirse dentro de la unidad espiritual e histrica de

    Andaluca, ni por el carcter cultural de esa historia, que, al contrario de los pueblos

    de fundamento romnico y gtico, no hace un fin esencial de la poltica)- no pueden

    llegar a someterse a la regla inflexible de su estado poltico homogneo. Puesto

    que, adems, nos encontramos actualmente con el instinto de conservacin de las

    capitalidades provinciales, las cuales, casi todas, han sido cabezas de reinos

    durante Al-ndalus, cada una de ellas debe llegar a constituir un Estado, el cual

    venga a reanudar la tradicin de 'las pequeas cortes erigidas en Academias,

    presididas por los prncipes'. Esto no se opone a la existencia de una

    representacin unitaria de Andaluca, en el orden poltico, constituida por

    delegados de los Estados andaluces".

    La convivencia durante los aos de Al-ndalus de berberes, rabes, gallegoscatalanes, eslavos,... e incluso tres religiones judasmo, cristianismo e islamismo

    definen claramente el nacionalismo andaluz: anti-blico, "acogedor", "anti-

    regionalista" y "antinacionalista", aspectos que quedan claramente reflejados en el

    lema "Andaluca por s, para Espaa y la Humanidad". Este lema, en palabras de

    Blas Infante no es una "frmula arbitraria", sino que se convierte en la "sntesis de

    la Historia de Andaluca"

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    Es ms el castellano hablado en Andaluca -habla andaluza- se encuentra

    claramente influenciado por los "sonidos" dejados por los musulmanes. En

    resumen, estos ochocientos aos fueron de plena libertad, de desarrollo y

    expansin:

    "Hay que aprovechar esos perodos libres -dir- para reencontrar el ro de la

    genialidad, fuerzas sociales culturales, para hacer del hombre andaluz, hombre de

    luz, como lo fue antao, cuando fue capaz de crear un foco cultural como Tartesos

    e inund el mundo occidental con la sabidura de Al-ndalus (...) Recobrar la

    libertad andaluza no significa separacin, insolidaridad, sino tendencia a fortalecer

    la fraternidad, pero siendo uno, en s.".

    La demostracin de la existencia de Andaluca y por lo tanto del "genio andaluz",

    en definitiva el nacimiento, desde siglos atrs, de la conciencia andaluza lleva a

    Infante al estudio de Al-ndalus. Estos aos constituyen un ejemplo del amor a la

    libertad poltica y a la democracia de los andaluces. As, fueron en estos siglos

    cuando ms concretamente se puede apreciar la "libertad de conciencia" inspirada

    en las escuelas cordobesas, mientras que en Oriente la intransigencia y el

    fanatismo eran notas dominantes. Crdoba y Granada de este modo fueron los

    refugios del genio democrtico griego "durante la barbarie medieval en el resto del

    mundo", ya que fue tal la fuerza del genio andaluz que somete al rabe y lo

    diferencia del resto del mundo islmico.

    Es ms, Al-ndalus signific el hecho histrico "extrao a Espaa europeizada;

    algo completamente ajeno a Europa'1 . Por consiguiente, Andaluca es Europa y

    Africa, una unidad rota en lo natural, lo poltico, moral y social. No es de extraarpues que entre sus propuestas polticas figurara la unin con Marruecos, dos

    pueblos separados geogrficamente por el Estrecho de Gibraltar o "Arroyo

    Grande", de Abu-Bekr:

    "Se comprende, ahora, bien por qu aspiramos a que Marruecos; el Marruecos

    hoy sometido al protectorado de Espaa, llegue a ser verdaderamente protegido,

    viniendo a formar un estado autnomo federado con los dems andaluces, dentrodel gran Anfictionado de Andaluca?".

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    "En los hogares castellanos o espaoles hase sugerido (sic) siempre odio y

    desprecio al moro. En los hogares marroques, odio y desprecio al cristiano

    (espaol). Los musulmanes expulsados de la pennsula y acogidos en Marruecos,

    legaron siempre a sus hijos odio eterno a la raza que les arrebat y expuls de su

    patria resplandeciente, Al-ndalus".

    2.3 Justificada la presencia del Islam en la pennsula sobre la base de contenidos

    militaristas; en la denominada "reconquista", se recurre a todo tipo de tpicos para

    justificar los avances de pueblos recluidos durante siglos en la Cordillera

    Cantbrica. As, la recuperacin de la unidad de Espaa, el establecimiento de la

    monarqua visigoda, y la restauracin de la Iglesia frente al Islam. Argumento este

    ltimo que hizo del solar ibrico un espacio de Cruzadas paralelas a la que

    existieron en Oriente prximo, y por cuyo objeto incorpor a la causa recursos de

    pases europeos. Este objetivo religioso s pudo ser compartido por otros ncleos

    polticos ms distantes, y lleg a ser el verdadero motor de la empresa.

    Blas Infante rompe con el mito de la "reconquista" cristiana y sostiene que esta

    "conquista" fue fruto de la continua rebelda e incompatibilidades psicolgicas que

    tambin caracteriza al genio de los andaluces. Tras la conquista se produce el

    retroceso histrico de Andaluca. La opresin poltica provoca la expulsin de

    millares de andaluces (moriscos y judos) y "un brbaro rgimen econmico

    jurdico; que produce la opresin y la miseria, repartiendo el solar andaluz en

    grandes porciones entre orgullosos guerreros y vanos magnates, incapaces de

    trocar la espada por el arado, como los nobles rabes, ni hacer otra cosa quemantener sus tierras en inaccin o cobrar las rentas a sus colonos".

    "Andaluca, con nombre islmico es librepensadora"; ahora "el robo, el asesinato

    (...) presididos por la Cruz (...) empiezan a quitarnos la tierra (...) distribuida en

    grandes porciones entre los capitanes de las huestes conquistadoras (...) Y los

    andaluces, que tenan la tierra convertida en vergel, son condenados a la

    esclavitud de los seores"

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    Segn Blas Infante, en Sevilla, capital andaluza, durante los aos de la represin

    de la Inquisicin "Dos mil personas fueron quemadas vivas en los campos de

    Tablada (...) Se confisc los bienes y encarcel a diecisiete mil".

    Tras la ocupacin de Granada, las capitulaciones fueron rpidas y

    sistemticamente violadas por los vencedores, dando comienzo un proceso de

    destruccin de la cultura andalus. Un genocidio social y cultural que comienza con

    las primeras deportaciones en masa, y contina con cargas econmicas y

    prohibiciones legales.

    "El pueblo recin convertido por la presin de la intolerancia iniciada por Isabel,

    sometido a una persecucin que culmina despus del triunfo de D. Juan de Austria

    y de las terribles depredaciones que hicieron decir a Mrmol que los soldados del

    Rey eran tropas de delincuentes"

    Andaluca fue conquistada por Europa, resisti y an continua resistiendo su

    invasin y por ello, jams ser Europa:

    "Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jams a ser europeos.

    Externamente, en el vestido o en ciertas costumbres ecumnicas impuestas con

    inexorable rigor, hemos venido apareciendo aquello que nuestros dominadores

    exigieron de nosotros. Pero jams hemos dejado de ser lo que somos de verdad:

    esto es, andaluces;euroafricanos, euro-orientales, hombres universalistas, sntesis

    armnicas de hombres

    2.4 En este contexto destaca el mito de Santiago "mata-moros". Durante su visitaa Galicia propone una revisin histrica de este mito frente al hecho de entender

    que todos los malos son dignos de la espada del Santo cristiano. A su vez, los

    historiadores rabes llamarn "gallegos" a todos sus enemigos. "Es probable que

    en el siglo VIII el Santiago blico no hubiese penetrado en la literatura eclesistica

    (...) medio siglo ms tarde (...) ser convertido en el anti-Mahoma y su santuario en

    el anti-Kaaba".

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    Mitos como el de Santiago fue importado a Amrica a fin de poder predicar el

    Cristianismo "ni ensear a los indios que Dios haba muerto, sino que era muy

    valiente y esforzado" . La actuacin de Castilla en el denominado Nuevo Continente

    no puede comprenderse sino como una extensin de su conducta frente a AI-

    ndalus nazar. No falta pueblo aqu, pueblo evangelizado y conquistado que no

    posea "una imagen de un feroz espaol con una cruz en la mano y una espada en

    la otra, caballero en un caballo matando hombres"

    En Pontedeume y en unin de Jos Mas, Infante es testigo de una ancdota que

    har contar en sus publicaciones y en su indito "Almanzor".

    3. El legado de Al-ndalus en la vida de Blas Infante

    Toda la teora poltica de Infante, tiene siempre su proyeccin en la praxis

    cotidiana. l, junto a las plataformas polticas y Socio-culturales que promovi

    antes aludidas, defendi con sus propuestas y actuaciones el legado de Al-ndalus

    en Andaluca.

    En primer lugar, por todo lo que significa la divulgacin de estas teoras a travs

    de conferencias, encuentros, e incluso por medio de su propia editorial Avante. En

    segundo lugar, por las propuestas que se defendieron desde esos crculos

    andalucistas para con la realidad socio-poltica de Andaluca.

    Los Centros Andaluces constituyen un ejemplo de ello. As, entre las medidas

    enunciadas en el Reglamento de la Seccin de Sevilla aparece la de despertar elespritu regional a travs de la enseanza de la Historia. Se consideraba

    imprescindible la redencin de Andaluca para que sta obtuviese de nuevo el

    "centro de la civilizacin peninsular siente la nostalgia de su grandeza pasada. Y se

    sonroja de su actual estado triste", fruto de la actuacin de una "tirana extraa al

    servicio de dogmas de barbarie, vaci sus ciudades populosas, expulsando a sus

    hijos y dejando yermos sus campos de jardines".

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    Al-ndalus era considerado como el referente histrico ms destacado, en donde

    el genio y la idiosincrasia andaluza se expres con mayor nitidez Va a ser una

    constante en todos los programas: "Restitucin a Andaluca de la conciencia de su

    personalidad cultural creadora en lo pasado de las ms interesantes culturas de

    Occidente". A su vez, "la reafirmacin consciente de las aspiraciones esenciales de

    Al-ndalus, traducidos con criterios modernos o actualistas".

    Los andalucistas defendern un "Estado Federal que delegue en Andaluca las

    relaciones internacionales con los pueblos africanos y de Oriente". Reclamando

    igualmente una mxima proteccin por el "Estado Andaluz" hacia los "andaluces

    musulmanes y moriscos expulsados del territorio peninsular".

    El andalucismo como ideal cultural, comporta un anfictionado de pueblos unidos

    por la cultura. Frente al Marruecos colonial de la poca, Infante aspira a hacer con

    este territorio, un "estado autnomo federado con los dems andaluces, dentro del

    gran anfictionado de Andaluca". Postura igualmente promovida por los

    andalucistas norteafricanos. Norte y Sur confederados y unidos por las aguas del

    Estrecho.

    En el caso del Estatuto de Autonoma que Andaluca pudo haber tenido en la II

    Repblica, Infante y los andalucistas promovern que las relaciones con Marruecos

    se cedan a Andaluca. En tanto que las relaciones con este pas, deben volverse

    "de colonizadoras en fraternidad poltica", a fin de que sea posible "una

    cooperacin de fundamento cultural a base de la personalidad norteafricana en

    inteligencia federativa con Andaluca" Infante y la Junta Liberalista procuran en los

    sucesivos encuentros y consultas, que cuenten con "personas notables de nuestrazona de Marruecos, musulmanes y mosaicos de procedencia andaluza". Insistiendo

    en esta presencia en base a "la paz con Marruecos y la influencia de Espaa

    respecto a frica y al Oriente"

    A la hora de buscar los smbolos de Andaluca, Infante y los Centros Andaluces

    piensan en la Historia de Andaluca. Sus ideas a este respecto sern asumidas

    mediante Ley por la actual institucin de autogobierno de Andaluca. Para el casodel escudo, el lema; "Andaluca por s, para Espaa y la Humanidad", y sobre ste,

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    el Hrcules como smbolo "de las fuerzas de la vida Btica-Al-ndalus", como

    "smbolo divino (...) que vive para crear la conciencia de la vida".

    "Los regionalistas o nacionalistas andaluces -sentencia Infante- nada vinimos a

    inventar: nos hubimos de limitar, simplemente a reconocer en este orden lo creado

    por nuestro pueblo, en justificacin de nuestra Historia".

    En el ejemplo de la bandera andaluza (tres franjas horizontales de igual anchura,

    verde-blanca-verde), aprobada en la Asamblea andalucista de Ronda en 1.918,

    algunos autores han asociado el verde al "estandarte de la dinasta Omeya, en

    torno al siglo VIII", y el blanco a los ideales de reunificacin de los almohades con

    los distintos reinos andaluses en el ao 1.146 . Pero en cualquier caso "smbolo de

    esperanza y paz". Ejemplos posteriores confirmarn estas versiones: ondea en la

    Giralda de Sevilla hacia el ao 1.198 para celebrar la victoria en la batalla de

    Alarcos, e incluso en el color de la mayora de los estandartes andaluses

    conservados hoy. Incluso apoyan esta tesis otros datos ms contemporneos an.

    Para finalizar este apartado, tenemos que aludir a lo que va a ser la primera casa

    propiedad de Infante: "Dar Al Farah" (Villa de la Alegra). Construida por jornaleros,

    el edificio es una muestra de la admiracin del propietario por el arte islmico. Entre

    los arcos de herradura, las columnas, y los frescos de esta sencilla vivienda en

    planta, pero refinada en su decoracin interior, abundan las inscripciones en rabe.

    4. La vivencia de Al-ndalus en la Andaluca de hoy: dos ejemplos

    4.1 El flamenco como herencia cultural

    Una de las intuiciones ms importantes de la visita a Marruecos ocurre cuando

    Infante escucha una nuba. Cinco aos despus, y fruto de nuevo de su afn

    investigador, nacer su Orgenes del flamenco v secretos del cante hondo.

    Identificando la nuba como un canto coral de la Andaluca del destierro, la asocia

    en su origen a un mdulo de canto individual. La msica de la Andaluca islamita,proscrita en poca cristiana se vuelve en poca actual canto de "intimidad trgica".

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    Infante rompe con todos los precedentes flamencolgicos. El cante flamenco con

    su "ay" tradicional es del cante del "fallahmangu", en boca de "los ltimos

    descendientes de la cultura ms bella del mundo, ahora labradores huidos

    expulsados"

    Es el cante del destierro de un pueblo obligado a vivir fuera de su medio ideal:

    una forma de "liberar su pena prisionera". Por eso, este cante es una "msica

    democrtica". Queda perplejo: "La msica andaluza, proscrita en la sociedad viene

    a refugiarse en el individuo: deja de ser coral, se torna secreta, inaccesible, pero al

    mismo tiempo se intensifica..., es una intimidad trgica".

    4.2 El problema de la tierra

    Para Blas Infante, "el problema de la tierra en nuestro pas, originariamente, antes

    que ser problema agrario, es el problema de un pueblo privado por conquista de la

    tierra de sus mayores

    El jornalero andaluz pierde su tierra y se convierte en el esclavo del propietario,

    situacin que dio origen a la miseria del campesinado:

    "La tierra de Andaluca para el jornalero andaluz', es precisamente el imperativo

    que actualmente viene a contener la vindicacin esencial de un pueblo privado de

    su tierra por la conquista cristiana o europea".

    "los pobres andaluces (...); los cuales, privados durante siglos -que duran an en

    la tierra de sus padres- se arrimaban a las vallas de los cotos cerrados, desecho el

    corazn en el llanto del Islam; apercibiendo, con los ojos apagados y los cuerpos

    macilentos, cmo el ngel negro del feudalismo europeo ordenaba al crecimiento

    de malezas y de eriales la savia de este suelo nutricio de las culturas primitivas,

    antiguas y medieval, ms intensamente inspiradas en el Mundo por el anhelo santo

    de elaborar, en hechos vivos del Espritu, la creacin de un cuerpo al imperativocreador de Divinidad".

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    Efectivamente, la reconversin del jornalero andaluz en campesino, propietario de

    su tierra, al igual que ocurri durante el perodo rabe se convierte en uno de los

    ejes centrales de su teora poltica y del regionalismo en general:

    La aplicacin del principio: nadie debe tener la tierra que no pueda cultivar; con la

    cooperacin obligatoria para el alumbramiento y conduccin de aguas, pudindose

    hoy llegar a extender la cooperacin obligatoria, por la sindicacin, para abonos,

    maquinaras, etc.. Viviramos, as, conforme a nuestro genio verdadero: variedad:

    libertad para la variedad; de municipios, de enseanza y aprendizaje; de

    Religiones; de justicia, de cultivos y de industrias, de inmigracin y de emigracin...

    Andaluca volvera a ser la gran maestra de sntesis, cientficas, religiosas, tnicas..

    Una Isla de Humanidad, en la Europa condenada; entre dos mares y dos

    continentes, residencia del Espritu, que a la Coordinacin fecunda de las

    variedades llama. Dios volvera a tener en ella su jardn. Y el efluvio de este jardn

    vendra a condensarse en una mgica palabra, mensaje de Andaluca para el

    mundo: la paz.

    La nobleza despoj a los trabajadores agrcolas de sus tierras y reparti grandes

    extensiones (latifundios) entre apellidos de linajes ilustres. "La tirana eclesistica

    destruy la cultura de Andaluca", y encendi las hogueras de la Inquisicin para

    "enormes falanges de esclavos jornaleros, de campesinos sin campos, campesinos

    expulsados" . La solucin para la reforma agrcola en las tierras de baldo es

    bastante clara: "reforma de la agricultura, sin indemnizacin de los terrenos

    procedentes de la conquista".

    Conclusiones

    La importancia prctica de la Andaluca musulmana, su trascendencia hoy en

    todos los rdenes cientficos, queda demostrada por la continua polmica que

    viene enfrentando a los partidarios de una historiografa que revisa la historia

    oficial, y los enfoques tradicionales. La escuela arabista Francesa -en este sentido-es continuamente ignorada (Olage, Marcais, Dozy, Schack, Burckhardt, e incluso

  • 8/2/2019 Al Andalus Segun Blas Infante

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    Lev-Provenzal), tal y como sucede con especialistas o con fuentes documentales

    rabes.

    Blas Infante emerge en este contexto como un gran adelantado a su poca.

    Desde su proyecto poltico, no deja de buscar el lugar digno que se merece nuestro

    pasado. Libre de tpicos, ideologizaciones por motivos religiosos, y exentas de

    visiones centralistas.

    Ninguna fase de nuestra historia es el paradigma de la Andaluca ideal: todos los

    hitos y la sucesin de culturas han contribuido a configurar nuestra realidad

    andaluza. Infante describe as su teora poltica en favor del nacionalismo andaluz,

    como la voluntad de ser por s, de existir como pueblo diferenciado, que surge de

    una comn memoria histrica, de la realidad de una cultura y unos intereses

    comunes. Objetivo que pasa por la aceptacin y valoracin en su justa medida de

    todos los pueblos y culturas que pasaron por esta tierra, y dejaron su impronta para

    conformar un pueblo diferenciado con personalidad e identidad propia, cuyo

    sustrato original al mezclarse con otras aportaciones, acta como catalizador para

    terminar sintetizando y enriqueciendo esas aportaciones.

    Afirmamos que Al-ndalus obtuvo un lugar destacado dentro del pensamiento

    poltico de Blas Infante. Para afirmar esto, no tenemos ms que ver las continuas

    referencias que a este momento histrico hace el autor en su bibliografa.

    As, Blas Infante considera que la historia de Andaluca no comienza con la

    llegada de las tropas cristianas o europeas al suelo andaluz, con la fusin de la

    "reconquista", sino que los siglos anteriores fueron de una importancia tal quedefinen el "genio", o lo que es lo mismo, los caracteres diferenciadores del resto de

    pueblos.

    El lder andalucista no minusvalora los ocho siglos de presencia rabe.

    Redescubre un pasado fulgurante, brillante, donde los andaluces vivieron una

    poca de esplendor con escuelas, tierras y cultura. Un pueblo culto a diferencia de

    la oscuridad" de la Edad Media europea. Al-ndalus se erige como la sntesis de lapeculiaridad griega y romana. Sin embargo, sus sentimientos no se quedaron

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    simplemente en la admiracin, sino que a partir de estas ideas extrajo sus

    consecuencias.

    Es precisamente este punto el que lleva al idelogo nacionalista a idear una

    Andaluca futura estrechamente relacionada con el Oriente, una regin en la que

    Europa representa slo una parte del hecho diferencial andaluz. Andaluca es

    Europa y frica en uno.

    No es de extraar, por tanto, que la "conquista" cristiana de Al-ndalus

    configurase la situacin socio-econmica de la regin a travs de la implantacin

    de un nuevo sistema de propiedad de la tierra basado en la explotacin del

    jornalero y en los latifundios. Esta "conquista" supuso un paso atrs en el progreso

    de la regin, un paso hacia la miseria cultural y econmica, rompe de nuevo con el

    mito de la "reconquista" como hecho de avance y progreso.

    De igual modo, la interpretacin de la llegada de los rabes al suelo andaluz

    tambin supone una quiebra de un viejo mito. La "conquista" es entendida como

    mera asimilacin, la venida como respuesta al llamamiento realizado por el "genio"

    de los andaluces a las culturas vecinas para defenderse de los abusos "brbaros".

    Manuel RuizRomero (1)

    (1). Licenciado en Historia es Secretario del Centro de Estudios Histricos de Andaluca(Apartado de

    Correos 2034 de Mlaga), y colaborador honorario del Departamento de Historia Contempornea de

    la Facultad de Historia de la Universidad de Sevilla. Su correo electrnico; [email protected]