Aguafuertes 2 0

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1 Agua Fuert es 2.O

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Esta revista es un año. Esta revista son los trabajos de un año. Esta revista es una selección de algunos textos del año; es la supervivencia de un año, apurado, impreciso, agarrado de lo los pelos, arrancado de esta o aquella frase, a veces oxidado y destartalado, de satisfacción temporal o de efecto permanente, que esperamos nos saque una risa o una discusión. Una colección de ocurrencias, historias y opiniones. Porque escritura es identidad.

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AguaFuertes2.O

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Aguafuertes2.0Crónicas y ensayos de futuros comunicadores

Por instintito se escribe.

Escritura parece ser dibujo y palabra, las privilegiadas herramientas para el relato.Relato que intenta la permanencia, la rabiosa supervivencia.

Esta revista es un año. Esta revista son los trabajos de un año. Esta revista es unaselección de algunos textos del año; es la supervivencia de un año, apurado,impreciso, agarrado de lo los pelos, arrancado de esta o aquella frase, a veces oxidadoy destartalado, de satisfacción temporal o de efecto permanente, que esperamos nossaque una risa o una discusión. Una colección de ocurrencias, historias y opiniones.Porque escritura es identidad.

Editora

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ÍndiceJugar de visitante, Hernan Zaza

Tal vez vampiros sea un poco fuerte: 168horas,jorge augusto sosa

La crISis de los 25, valeria rissotto

El extasis de la plata, JorgeAugusto Sosa

Constitucion, tierra de buscas, Federico Cingolani

Beauchef, Javier Peverelli

Solo un día liliana caseres

Los peligros de la mediatización, brenda Sznycer

Sobre el tiempo y otras cuestiones, fernando senepart

Son complicadas las fronteras, julieta gil

La reina del plagio Sofía Bruno Laxagueborde

El Tren: nuestro Segundo hogar Renzo Perini

Entre el cieloy el mar jean michael

5 minutos más Micaela Palazzo

Caminatas estratégicas LULA FABIANI

Manipulación Renzo Perini

La paradoja de nuestra sociedad: vivir presos de nuestros propios miedos. Karen Luppino

LA DROGA DE EL ARCOIRIS DEL AMOR Ingrid Delgado Correa

Edición, Julieta Gil

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Jugar de visitante

ugar de visitante para algunos equipos, en especial para aquellos que están realizando campañas

mediocres, en cierto sentido, es mejor que jugar de local. Porque te quita presión, porque no tenés la

obligación de salir a buscar el partido o porque no tenés a todo un estadio acordándose de tu madre o de las

cualidades de tu hermana. Da igual una o la otra, ya que de estos equipos no me dispongo a hablar en esta

oportunidad. Que se encargue de este tipo de casos algún otro fulano. Pero sí voy hacer foco en los restantes

equipos y en especial, en los denominados grandes. ¿Hacer foco sobre qué? Sobre el síndrome al terror a

jugar de visitante, que con el correr de los años se fue acentuando un poco más. No solo me voy a referir a

Independiente, San Lorenzo o Racing. Sino también a instituciones como Velez, Huracán, Newells, Rosario

Central o Estudiantes. Últimamente se han sumado a mi lista Boca y River. Hago hincapié en estos equipos,

porque tienen la obligación de ganar todos los partidos, en casa o afuera, porque sus vitrinas, su historia o su

gente no les dejan otra opción. Como dije, en los últimos años, esta clase de equipos han dado sobradas

muestras de lo que estoy queriendo explicar. Los factores o las causas pueden ser varias: que el fútbol se ha

emparejado bastante y que de esta manera cualquiera le puede ganar a cualquiera; que los técnicos se han

vuelto más conservadores y con ello, los planteos son más amarretes que antes o que, tan solo, los equipos

apuestan a la denominada "media inglesa": ganar de local y empatar de visitante. Una de las causas que

acabo de mencionar tiene que ver con que cualquier equipo le puede ganar a cualquier equipo. Pero acaso

¿no es lo mismo hacerlo de local que de visitante? ¿Por qué difiere tanto la forma de jugar en una cancha u

otra; y el resultado a fin de cuentas? ¿Por qué se cede la iniciativa y el protagonismo cuando el partido es

fuera de casa? Por ejemplo: supongamos que Independiente juega de local contra Tigre, digo Tigre porque

justo lo enfrentó la semana pasada. El resultado una anécdota: 3 a 1 a favor. Protagonismo, posesión de

pelota: contundente victoria. Todo normal. Resultado probable entre equipo grande frente a equipo chico.

Ahora el problema aparece cuando Independiente, San Lorenzo o Racing juegan con Tigre, Belgrano o

Banfield, pero de visitante, allá en Victoria, Córdoba o en el Sur de la Provincia de Buenos Aires. Es en este

momento donde se da una situación particular en la que seguramente muchos lectores y futboleros se

sentirán identificados. Cuando los espectadores de estos equipos que estoy mencionando están mirando el

partido, no saben si su conjunto está jugando contra Tigre o Belgrano; o contra el Real Madrid o el Bayer

Munich. Partido para el olvido del equipo visitante, 2, 3 a 0 abajo y gracias que no fueron más. Aquellos

mismos rivales a los que ayer les ganábamos cómodamente de local, hoy, de visitantes, nos pasean, nos

pegan un baile memorable y nosotros terminamos preguntándonos si esos once rivales matungos son todos

cracks o se iluminan justo frente a nosotros. Del mismo modo, probablemente Central le ganase a Boca en

casa o se impondría en el clásico frente a Newells de local y a la fecha siguiente perdería de visitante 3 a 0,

J

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supongamos, con Olimpo; Racing gana de local (a veces) y después viaja y vuelve con una derrota; Boca

gana de local y se dirige a San Juan y pierde contra San Martin 6 a 1. Media docena y a volver a Buenos

Aires. A lo que me refiero es a que si Boca jugara de local 100 veces contra San Martín, probablemente

ganase en 99 ocasiones. El problema es en San Juan, donde seguramente perdiese la mitad de los partidos.

Ni hablemos de Huracán, que en Parque Patricios gana cómodamente, pero sale de Buenos Aires y se come

2 en Corrientes, 3 en Misiones y otros 3 en Jujuy.

Ahora, ¿no todos los partidos se juegan en canchas de más o menos iguales dimensiones, con dos arcos

idénticos, con una pelota número cinco y con un árbitro que dirige el encuentro? Si bien todos sabemos que

esto es verdad, creo que la clave está en la famosa obligación que tiene el equipo local de salir a buscar el

partido de entrada. Y el visitante de esperar, de acomodarse, de contener los primeros ataques del rival y

tratar de generar alguna contra con los espacios que deja el equipo local.

Al parecer, este año, el River de Gallardo propone otra cosa, jugando de la misma manera tanto de local

como de visitante, planteando lo mismo en todos los partidos y obteniendo los tres puntos en ambas

condiciones.

Por otro lado y para terminar, creo que todo tiene que ver con todo, es decir los últimos 15 años, en

equipos como Independiente y Racing, solo sirvieron para cambiar de mentalidad. Y cambiaron a una

mentalidad de equipo chico. Si no que alguien me explique por qué demonios, por ejemplo, un equipo como

Lanús (con el debido respeto que merece) juega finales de copas internacionales y una institución como

Independiente se fue a la B y ascendió de puro pedo. Yo tengo una respuesta: Lanús juega semifinales de

Copa, en Paraguay, de visitante, y sale a ganar. Juega con tres delanteros, y gana. Mentalidad ganadora.

Independiente, en la B, va a la cancha de Crucero del Norte de Misiones. Sí. ¿Escucharon bien? Crucero del

norte, la empresa de ómnibus no. El club de fútbol. Bueno, la cosa es que “va” a Misiones (va es una forma

de decir porque nunca estuvo) y no sale a ganar. Juega con tan solo un delantero, bien de cagón, de

conservador y pierde 3 a 0. Mentalidad perdedora. Indudablemente pierde y se cansó de perder así, no solo

durante todo su paso por el Nacional, sino que hace casi dos décadas que le sucede esto. ¿Y saben qué es lo

que lo lleva a Independiente, a Racing y a tantos otros equipos a jugar de esta manera de visitante? El

cagazo hermano, el cagazo. El miedo escénico y la incertidumbre que te produce ir a jugar a otra cancha.

Por Hernán zaza

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Tal vez vampiros seaun poco fuerte: 168horas

¿Qué hora es? Nadie lo sabe, y por lo visto, a nadie le importa. Realmente, nadie sepreocupa. Y eso, creo, es una buena señal.

De repente, cuando menos lo esperamos, las luces se prenden. Como si nos hicieramal, como si nos lastimara, como si fuéramos vampiros. O, desde un punto de vista aún másextremista, como si no fuéramos mas que escurridizas cucarachas. Pero, al fin y al cabo, noechamos ningún humo, ni nos reducimos a un montón de cenizas; pero, efectivamente, nosretiramos lentamente. Ya no hay mas oscuridad, ya no existe esa penumbra que nos protegía,que al parecer nos mantenía, de cierta forma, invulnerables. Invulnerables a las críticas. Manteníaen pie el poder y la confianza que solo una combinación de cebada, lúpulo, levadura y agua nospuede brindar. Pero por sobre todas las cosas, nos ayudaba a sostener la imagen que acabábamosde crear, imagen que quizás, en un punto, hasta nosotros mismos nos estábamos creyendo. Asíque sí, debemos escapar antes de que sea tarde. Antes de que se den cuenta de que no somosquienes decíamos ser. Acá ya no hay nada más para nosotros.

Por Dios, no puede ser. Afuera ya es de día. Esta es mucha más luz de la quenecesitamos. ¿Podemos volver a entrar, por favor? Obviamente no, nos acaban de cerrar la puertaen la cara hace segundos. Pueden volver, claro que sí, pero dentro de un par de horas. 168, paraser exactos. Y ni se les ocurra venir sin plata: directamente, ni van a poder entrar.

Rápido, escondámonos. A donde nadie nos vea. Corramos. Ya no somos las mismaspersonas que éramos ahí adentro. Vayámonos antes de que se desvanezca la magia que habíamoscreado. Y si puede ser acompañados, mucho mejor. Ya sabemos a donde vamos a parar. Pero amí no me toca esa suerte. Tal vez porque yo no lo haya buscado. Tal vez porque,inconscientemente, no lo quiero. Porque estoy bien así. O tal vez no.

El gusto que siento ahora en mi boca es asquerosamente inconfundible. Es el gusto alvino espumante (ese que en realidad sale setenta, pero me lo cobraron doscientos) mezclado conesa bebida energizante, la cual dicen que hace mal si se la mezcla con alcohol, que mezclamosporque somos jóvenes, porque somos invencibles, porque no nos importa nada. Total, nada nosva a pasar. Hasta que un día, nos pasa. Porque lo dijo mamá, y si lo dijo mamá, es purapsicología inversa , eso es indiscutible. Esa madre que nos dijo que nos llevemos un saquito porsi refresca, y el cual ahora nos gustaría tener en nuestras manos porque estamos temblando delfrio. Pero no nos importa, porque somos jóvenes.

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No, a mí mi papá jamás me regaló un auto. Jamás trabajé de cadete en un estudiojurídico y ahorré peso por peso para comprármelo. La avenida más cercana está a diez cuadras.Hace bien caminar, y además, estoy tan acostumbrado. No tengo apuro. Momento. Hay algo queno puede faltar. A ver. Que bueno, no están enredados. Bueno, veamos. The Smiths. Todas lascanciones. Reproducir aleatoriamente. Mientras Johnny Marr toca su Rickenbacker de 12cuerdas afinada en fa sostenido y cargada de efectos de modulación y reverberación, StevenMorrissey me canta una letra inspirada en algún texto de Oscar Wilde, o en alguna película delos años 50.

No chicos, no. Por favor. No se peleen. Si capaz hasta son del mismo equipo.Podríamos ir todos juntos un día a jugar a la pelota, a compartir un asado. Un día hastapodríamos salir todos juntos, nos podemos juntar, y... bueno, qué sé yo. Sigan. Si total, dentro de168 horas, yo ya no estaré acá, y ustedes lo van a volver a hacer igual. Sigan, total, yo sigocaminando.

No existe el frio. Los vampiros no sentimos el frio. Recuerden: estamos muertos.Muertos, pero vivimos. Hoy más que nunca. ¿A quién le podemos echar la culpa de estarmuertos? ¿A la ciudad? ¿A la rutina? ¿Al trabajo? ¿A los padres? ¿Al capitalismo? ¿Al amor? (omejor dicho, al desamor). No, creo yo que no importa eso ahora. Solo sé que todas las semanasesperamos durante esas 168 horas, especialmente a la hora en que baja el sol. Esperamos a laoscuridad, esa que nos ampara para hacer nuestras fechorías. ¿Quién ha creado a estosmonstruos? ¿Se han creado solos? ¿Pasa por acá el 15, seguro que no cambiaron la parada? ¿Quéestará haciendo ella ahora, estará con él, pensará en mí?

Generalmente, este lugar está lleno de gente diferente. Van a trabajar, van a hacertrámites, van a hacer compras. Pero hoy, lo copamos nosotros. Nos miramos entre nosotros.Sabemos que si estamos acá, a esta hora, es porque estamos en la misma, es porque compartimosalgo. Sin embargo, yo me bajo. Solo, y ellos siguen. Chau, nos vemos de nuevo en 168 horas.

Acá están todos durmiendo. Menos mal. ¿Y yo? Sí, debería estarlo también. Porfavor, basta de tanta claridad. Les mentí: sí, me hace mal, al igual que los espejos. Me quema laculpa, me quema la inseguridad. Me duelen los ojos, la cabeza, el estómago, el orgullo, laautoestima. Me desvanezco, me hago humo: no soy más que un puñado de cenizas arriba de unacama sin desarmar ."Era feliz en la niebla de unas hora de ebriedad, pero solo el cielo sabe quétan miserable soy ahora" cantaba Morissey hace 30 años. "¿Estás?" "Sí, ¿qué pasa?", respondeella al instante. Y todo vuelve a comenzar de nuevo. Mañana, será otro día. Cierro mi ataúd,preparándome para morir de nuevo. Hasta dentro de 168 horas.

Por Jorge Augusto Sosa

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La crisis de los 25

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ctualmente se habla mucho de una supuesta crisis de la edad de la mujer. La crisis de los 30. Se

dice que la dama que sopla las 30 velitas sin una pareja está al borde de la desesperación.

Muchos son los lugares comunes a los que se recurre para explicar su situación. Que se pone

más grande y es difícil competir con las de 20 en la batalla por los tan preciados hombres, sumándole que,

ya saben, el metabolismo con la edad cambia y es más difícil mantenerse delgada. Que el mismo número les

juega en contra en el imaginario masculino porque “si está sola por algo será, seguro es una histérica”. Que

lo único que le interesa realmente es encontrar donante de esperma. Que busca pareja para asegurar su

situación económica durante la licencia por maternidad. Que ya no priorizan conocer a alguien, enamorarse

y divertirse sino encontrar el padre para sus hijos, un hombre con el que proyectar y sin perder tiempo. ¡Que

solo le quedan cinco años de buen conteo de óvulos! De todo lo que se dice la mayoría parece estar asociado

a una consternación por la fecha de caducidad de nuestros úteros para la actividad reproductora. Todo

tendría que ver, supuestamente, con aumentar las posibilidades de expulsar críos al mundo. Y aunque

generalizar es odioso, como en todas las generalizaciones, siempre se pueden encontrar especímenes a las

que pareciera que les cabe el sayo.

Pero creo que hay una crisis que se nos presenta hoy por hoy a las jóvenes estudiantes y trabajadoras de

alrededor de 25 años a la que todavía no hemos clasificando. Y como buenos intelectuales nos es muy

necesario clasificar.

La crisis de los 25. ¿Y por qué particularmente de los 25? Bueno, en promedio es la edad en la que se

supone uno se debería haber recibido.

Suena como una linda edad, el cuarto de siglo. Creo que uno puede ya decir con alegría e inocencia ¡soy

una adulta! Pero con esta aceptación de la adultez se nos cae encima el peor de los pesares: el de sentirse el

único e irrefutable responsable de nuestro futuro. Mi futuro, todos los años por venir son absolutamente,

indefectiblemente, invariablemente, mi pura y completa responsabilidad… ay de mí… tal vez sería mejor

tener una vida corta…

Pero claro que para empezar con la crisis primero se tiene que llegar a la conclusión de que uno ya es un

adulto y por lo tanto sentirse un igual a su padre o madre. Para esto, a mi parecer, hay que cumplir con

ciertas condiciones. La verdadera libertad es económica dijeron alguna vez, así que sería requisito vivir

fuera de la casa de los padres y mantenerse uno mismo. Por lo tanto a los 25 ya tendríamos varios años de

experiencia laboral; porque en la Argentina una joven no se va a vivir sola o en pareja sin ahorrar unos

meses o hasta un año antes de hacerlo. Sin embargo antes de ahorrar hay que pasar por la primera fase en

que uno se gasta el sueldo en cuanta porquería inútil se le pase por enfrente de los ojos. Las salidas que

incluyen alcohol suelen ser el destino mayor de los primeros sueldos. Pasada esa etapa, y con el riñón algo

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resentido, podemos empezar a ahorrar. Ya el simple hecho de guardar algo de dinero es señal de que

empezamos a hacernos cargo de nuestro porvenir.

Entonces tenemos independencia económica de los padres, algunos años de experiencia laboral, tal vez

algunas materias metidas en la segunda o tercera carrera que elegimos y decidimos que esta vez sí será la

definitiva, tal vez estemos conviviendo con nuestra pareja. Dejemos macerar esto uno o dos añitos (los

procesos para entrar a la adultez requieren su tiempo) y ya estamos listas para caer en la cuenta de nuestra

propia realidad. De repente, de un día para el otro, quejándonos de que hacer milanesas nos lleva dos horas

y que a mamá le quedaban más ricas, que se nos acaba el día y todavía no leímos los apuntes de Historia, y

que “¿pagué la boleta de luz ya?” nos damos cuenta de que ya somos adultas. Y ahí empieza el calvario…

Porque asumir nuestra adultez conlleva empezar a tomar las decisiones a conciencia. Entonces la vida se

transforma en una partida de ajedrez. Uno de los contrincantes somos nosotras y del otro lado tenemos la

proyección académica, la de la maternidad (o no) y el monstruo del mercado laboral. Y ahí empezamos a

sacar cuentas, ejemplo: tengo 25 años, ya metí 10 materias, estoy cursando 3, si las apruebo voy a tener 13

materias, pero la carrera tiene 33, si curso una en verano durante los dos siguientes años, doy las cuatro

libres y el libre del global de idiomas que permite el reglamento y en los dos próximos años curso 7

materias contando una anual por año, agregándole una mayor cantidad de stress a la vida y aumentando las

posibilidades de sufrir un acv, terminaría la carrera a los 27, a un mes de cumplir 28 (recibirse a los 27

suena mejor que recibirse a los 28). Listas las cuentas, pasamos a la investigación de mercado (puede

hacerse al revés si se prefiere): navegar la red para chequear los avisos laborales de nuestro futuro campo de

desempeño, preguntar a los compañeros más adelantados en la carrera sobre su situación particular, leer

estadísticas de edad promedio de inserción laboral en el mundo profesional, chequear requisitos de las

pasantías que ofrece la facultad. Entonces las cuentas otra vez, pero ahora a contar deudas y billetes. Los

resultados que nuestra investigación arrojó nos hicieron entender que recibirse a los 28 años sin experiencia

previa es lo mismo que no haber estudiado nada, porque no te va a contratar nadie. Entonces hay que

sacrificarse y cancelar las deudas de la tarjeta y ahorrar para el año que viene poder dejar el empleo

aburrido, pero bien pago, que tenemos ahora así hacemos una pasantía negrera a fin de tener alguna de

experiencia cuando nos recibamos.

Porque un adulto sabe, que no importa si terminaste tu carrera en un tiempo racional y con un promedio

aceptable, sin experiencia y con tres años más que la media que piden de ingreso en los anuncios de

computrabajo estás perdida. ¡Pero esto no se termina aquí! Ya que para acceder a las pasantías esclavas hay

que tener la mitad de la carrera terminada y algunas tienen límite de edad que, obviamente, es de 25 años.

Luego de la planificación profesional, económica y académica ya nos podemos preocupar por la futura

maternidad. Como mujeres modernas que somos nuestra realización personal está antes que nada (por lo

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menos hasta que cumplamos 30). Una vez más la calculadora en la mano: quedamos en que nos recibimos a

como debíamos ahorrar la pasantía la empezamos recién a los 26) estamos en desventaja, así que bien nos

vendría un posgrado y, si se puede, mechar con cursos de programas de PC afines a la carrera y en lo

posible terminar de estudiar inglés para tener nivel bilingüe. A esto, con suerte llegamos a los 30 con

fibromialgia crónica y bastante más cerca del derrame cerebral que antes. Los 30… empieza a decaer el

conteo de óvulos con su mayor pico de baja a partir de los 35, por lo tanto si queremos ser mamás hay que

pensarlo desde ahora. Esperar hasta los 35 aumenta el riesgo de no serlo, o eso es lo que nos dicen, y parir a

los 28 casi que sería la muerte profesional (a menos que hayamos tenido suerte y consigamos un buen

trabajo que nos guste antes de recibirnos, pero eso es casi imposible, y como adultos tenemos que pensar de

forma realista).

Y mientras tanto no nos olvidemos de ocuparnos de las cosas de la casa, que el desorden nos distrae

cuando tenemos enfrente los apuntes. Y no comamos comida chatarra que si después nos duele la panza nos

cuesta estudiar. De salir hasta la madrugada y emborracharse ni hablar, que no hay nada peor que perderse

todo un sábado o domingo durmiendo cuando tenemos apuntes de tres materias para leer, preparar un final y

hacer un trabajo práctico. No se puede perder tiempo los fines de semana. Entre semana con el trabajo, ir a

cursar y hacer la comida casi no nos quedaría tiempo para leer si no fuera por el gran y cargado café

salvador a los once de la noche que al día siguiente nos va a dejar flojas de esfínteres y habiendo dormido

seis horas, pero contentas de que nos dio la fuerza suficiente para leer un texto completo. Ahora solo nos

faltan 49 más.

Básicamente diría que la crisis de los 25 es un desarreglo que se da, como el 98% de nuestros problemas,

dentro de nuestra cabeza. Ya ven, una adulta de 25 no puede ignorar realidades como el mercado laboral, el

conteo de óvulos y las posibilidades de que, de acá a un año, le alcance el dinero para pagar el alquiler

mientras hace alguna pasantía nefasta. Ya siendo una adulta, responsable de su propio futuro, no se puede

ver el devenir con la fresca ingenuidad y positivismo de las bellas criaturas de 24 años.

Solo espero que la tercera década no nos encuentre sin pareja ya que, si así fuera, esa supuesta crisis va a

tener que esperar; porque por lo que tenemos planificado la crisis de los 25 nos va a durar mínimo hasta los

36.

Por Valeria Rissotto

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menos hasta que cumplamos 30). Una vez más la calculadora en la mano: quedamos en que nos recibimos a

como debíamos ahorrar la pasantía la empezamos recién a los 26) estamos en desventaja, así que bien nos

vendría un posgrado y, si se puede, mechar con cursos de programas de PC afines a la carrera y en lo

posible terminar de estudiar inglés para tener nivel bilingüe. A esto, con suerte llegamos a los 30 con

fibromialgia crónica y bastante más cerca del derrame cerebral que antes. Los 30… empieza a decaer el

conteo de óvulos con su mayor pico de baja a partir de los 35, por lo tanto si queremos ser mamás hay que

pensarlo desde ahora. Esperar hasta los 35 aumenta el riesgo de no serlo, o eso es lo que nos dicen, y parir a

los 28 casi que sería la muerte profesional (a menos que hayamos tenido suerte y consigamos un buen

trabajo que nos guste antes de recibirnos, pero eso es casi imposible, y como adultos tenemos que pensar de

forma realista).

Y mientras tanto no nos olvidemos de ocuparnos de las cosas de la casa, que el desorden nos distrae

cuando tenemos enfrente los apuntes. Y no comamos comida chatarra que si después nos duele la panza nos

cuesta estudiar. De salir hasta la madrugada y emborracharse ni hablar, que no hay nada peor que perderse

todo un sábado o domingo durmiendo cuando tenemos apuntes de tres materias para leer, preparar un final y

hacer un trabajo práctico. No se puede perder tiempo los fines de semana. Entre semana con el trabajo, ir a

cursar y hacer la comida casi no nos quedaría tiempo para leer si no fuera por el gran y cargado café

salvador a los once de la noche que al día siguiente nos va a dejar flojas de esfínteres y habiendo dormido

seis horas, pero contentas de que nos dio la fuerza suficiente para leer un texto completo. Ahora solo nos

faltan 49 más.

Básicamente diría que la crisis de los 25 es un desarreglo que se da, como el 98% de nuestros problemas,

dentro de nuestra cabeza. Ya ven, una adulta de 25 no puede ignorar realidades como el mercado laboral, el

conteo de óvulos y las posibilidades de que, de acá a un año, le alcance el dinero para pagar el alquiler

mientras hace alguna pasantía nefasta. Ya siendo una adulta, responsable de su propio futuro, no se puede

ver el devenir con la fresca ingenuidad y positivismo de las bellas criaturas de 24 años.

Solo espero que la tercera década no nos encuentre sin pareja ya que, si así fuera, esa supuesta crisis va a

tener que esperar; porque por lo que tenemos planificado la crisis de los 25 nos va a durar mínimo hasta los

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Por Valeria Rissotto

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El Éxtasis de La

Plata

El 12 de diciembre de 2014, la banda californiana Metallica anuncia su cuarta visita al país,

presentándose en el sábado 29 de marzo de 2014, bajo el marco de la gira By Request, en la cual la lista de

temas a tocar será votada por los fans de la banda a través de su pagina web. Un mes después, las entradas

se agotan, y se anuncia una fecha mas para el 30 de marzo, con el fin de complacer a los fans que se

quedaron afuera. La prohibición de realizar recitales masivos en el estadio de River (el estadio con mas

capacidad del país, unas 74.624 aproximadamente), debido a quejas y denuncias de los vecinos de la zona

por ruidos molestos y daños a la infraestructura de los edificios por las vibraciones, hizo que los

organizadores de estos eventos decidieran realizar las fechas en el Estadio Único de La Plata, el cual cuenta

con una capacidad para 40.000 personas, y se encuentra lejos de cualquier franja residencial. De esta

manera, miles de fans se ven obligados a trasladarse en distintos medios de transporte para ver a su banda

predilecta. Entre ellos, me incluyo.

A veces cuando uno tiene la entrada para ver a su artista favorito en un cajón o en una billetera,

no es más que un pedazo de cartón rectangular de colores con letras encima. Unas horas antes de poder

usarla es cuando uno realmente se da cuenta de la suerte que tiene, y es ahí cuando verdaderamente

valoramos esta posibilidad que se nos da, siendo pesas de sentimientos como ansiedad y alegría. La

experiencia de un recital en un estadio de una banda internacional no es completa si no es por los momentos

previos que anteceden a la experiencia., casi tan importantes como el concierto en si. En este caso, hay un

viaje que forma parte de esta práctica. Y ni hablar si de este momento forman parte los amigos.

El día amanece nublado, gris, muy “domingo”, sin amenaza de lluvia por suerte. Igual, nada de

esto puede impedir que se lleve a cabo la experiencia, no por lo menos de parte de los asistentes, y

probablemente de parte de los organizadores tampoco: solo un temporal que ponga en peligro la

escenografía puede cancelar la realización del show. Pero eso no parece que fuera a ocurrir. Un micro de

dos pisos y una combi esperan a un grupo de fanáticos en la sede de la Universidad de La Empresa, en Lima

775, C.A.B.A., a las 15 horas. Este tipo de servicios ya es muy común en este país, debido a la realización

de recitales masivos en zonas alejadas de la Capital Federal, por motivos ya mencionados anteriormente.

Muchos eligen esta opción por la comodidad y seguridad del viaje, antes que transportes públicos como tren

y colectivo, además de que les permite compartir el viaje al recital con otros concurrentes. Una vez subidos

a los micros, se empiezan a escuchar de fondo distintos temas de la banda. Los presentes empiezan a

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compartir experiencias de otros recitales: Black Sabbath, Megadeth, Iron Maiden. Se analizan discos, se

cuentan costumbres propias de músicos. Se intercambian formas de contacto, se descubren nuevas bandas,

se conoce nueva gente. Se mira el paisaje rutero, se intercambian expectativas del recital. Se toma mate,

cerveza, Fernet con coca. Se comen galletitas dulces, sanguches de jamón y queso, se fuma. Claramente, no

es un viaje como cualquier otro. No es un viaje al trabajo, no es un viaje a la facultad, no es un viaje a

visitar a un pariente, están todos reunidos por un motivo en común. Una salida de la rutina, un día de

recreación, un momento para recordar.

Después de dos horas de viaje, la combi entra en la ciudad, y en las inmediaciones del estadio ya

se puede ver a la gente caminando hacia él. La combi nos deja varias cuadras, ya que las calles más cercanas

están cortadas para que la gente circule. Nos bajamos y ya empezamos a ver a la gente que se aprovecha de

este acontecimiento: vendedores de remeras, de choripanes, de hamburguesas, de cerveza, de stickers, de

parches, de pan casero. En cada cuadra podemos encontrar mínimo seis de estas personas. Incluso vecinos

improvisan un puesto en su jardín frontal en el cual venden Fernet con Coca de forma casera, servido en una

botella cortada a la mitad. Los fanáticos compran, consumen, sin mirar vencimientos ni calidades. El

negocio funciona, sino no se repetiría cada vez que hay un recital en el estadio. ¿Quien puede juzgarlos?

Mientras la policía no empiece a pedir permisos y a confiscar mercaderías, todo sigue en pie. Además,

¿quién no tiene hambre y sed después de dos horas de viaje?

Dueños de autos y camionetas abren sus puertas para musicalizar la previa al show, hasta incluso

negocios. Se empiezan a ver remeras de bandas del género, como si fueran símbolos, o estandartes. “¿Qué

hace aquel con una remera de Queen?” “¿Por qué trae una remera de Megadeth? ¿No era que estaban

peleados?” A diferencia del ámbito del fútbol, puede haber diferencias, pero siempre habrá respeto. Nunca

habrá violencia. Siempre habrá tolerancia, siempre se entenderá al que escucha otra banda, porque al fin y al

cabo, todo es rock.

Las puertas del estadio ya abrieron, y se empieza a ver realmente la cantidad de gente que va a

estar presente esta noche. Comienza la espera, la expectativa, la adrenalina. Empieza a “caer la ficha” de lo

que va a pasar esta noche. Las colas para los baños químicos desbordan: nadie quiere ir en medio del recial.

Nadie quiere perder su lugar. Las plateas parecen vacías, pero de a poco se van a ir llenando, hasta explotar,

lo mismo que el campo. Los más ansiosos empiezan a ocupar los primeros lugares, mas cercanos a la valla,

para tener a metros nomás a sus artistas favoritos, a esos que solo ven en fotos y en posters y en videos y en

remeras, y que tanto idolatran. No todos los días se tiene una oportunidad así. No todos los años, de hecho.

Se empiezan a sentir el vaho, el olor a transpiración. No es muy agradable, pero es el precio que hay que

pagar para vivir algo así de cerca.

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Aproximadamente a las 19 horas comienzan las bandas soporte, una buena forma de ir

“calentando” al público, y de descubrir nuevas bandas, ni hablar de la posibilidad de estas de hacerse

conocidas. En este caso serán Cirse, banda liderada por Luciana Segovia, subidos al nuevo género del metal

melódico, con influencias del pop punk y el hardcore, no muy bien recibidos por los fans más acérrimos y

ortodoxos del metal pesado. Una vez terminado su set, las pantallas del estadio comienzan a mostrar las

salidas de emergencia y el procedimiento de evacuación ante cualquier peligro, además de publicidades.

Mas tarde, vendrá la Orquesta de Instrumentos Reciclados Cateura, formada por niños de Paraguay, los

cuales utilizan en la construcción de sus propios instrumentos materiales provenientes de vertederos de

basura, tales como latas, platos de aluminio y utensilios. Interpretan un popurrí de temas de música clásica,

incluyendo por ejemplo Carmina Burana, además de tocar una humilde versión del tema de Metallica

“Nothing Else Matters”, por lo que sonmás ovacionados y aplaudidos incluso que Cirse.

Luego de la orquesta, la gente se empieza a amontonar. Los cantitos no se hacen esperar. Aplausos, gritos,

insultos increpando a la banda que salga. Las plateas ya se llenan, ni hablar del campo. Cuesta respirar. Se

empieza a apretar la masa de gente. Pero se está cada vez mas cerca. Salen los asistentes o plomos a probar

el sonido de los instrumentos. Se escuchan el platillo, el bombo, el bajo, la guitarra, todos exactamente

como suenan en los videos en vivo que miramos días antes del recital. La espera se hace interminable. Hasta

que por fin, se apagan las luces del estadio. Ovación general.

En las pantallas, aparecen los miembros de la banda, leyendo los mensajes que les dejaron sus

fans en la página de internet a la hora de votar la lista de temas. Bromean, se ríen, simulan estar ofendidos.

Terminada esta sección, comienza a sonar El Éxtasis del Oro, pieza musical compuesta por Ennio

Morricone para la película El Bueno, El Malo y El Feo, acompañada de su respectiva escena, en donde el

personaje Tuco empieza a buscar frenéticamente por un cementerio con 200.00 dólares en monedas de oro.

Una vez terminada la escena, los músicos salen a escena, para tocar el clásico de la banda Master Of

Puppets. Comienza el show, comienzan las ovaciones, comienza lo que todos estuvimos esperando.

No es necesario describir la lista de temas, y no sería fácil describir lo que uno siente en esos

momentos. No todos lo sentirían igual. Simplemente emoción, alegría, adrenalina. Ganas de saltar, de

cantar. Euforia que solo los que disfrutan de este tipo de música pueden comprender. Pero más que nada,

sentirse parte de un grupo, de una emoción, de un sentimiento. Todo un estadio lleno de gente que vino a

ver lo mismo, a sentirse todos iguales.

Una vez terminado el show, solo queda cansancio. Gargantas afónicas. Hambre y sed. Ganas de

estar en casa, en una cama. Pero con la sensación de que uno acaba de vivir un momento único. Para el

recuerdo. Que todo el viaje, los apretujones, la sed, la transpiración, valieron la pena. Y la nostalgia de que

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mañana, no va a haber recital de Metallica, no va a haber viaje a La Plata. Pero si va a haber algo que

recordar con amigos, algo que quedará en nuestra memoria para siempre.

Por Jorge Augusto Sosa

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mañana, no va a haber recital de Metallica, no va a haber viaje a La Plata. Pero si va a haber algo que

recordar con amigos, algo que quedará en nuestra memoria para siempre.

Por Jorge Augusto Sosa

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CONSTITUCION, TIERRA DEBUSCAS.

No es un día más en la vida de Luis Castro, él sabe muy bien lo que tiene que hacer para podercontinuar con una rutina normal, un señor de casi cincuenta y cinco años de edad que, en su mayoría lospasó encerrado detrás de las rejas por diferentes motivos.

Su profesión de busca lo llevó a reencontrarse con la calle en el buen sentido. Lo importante esque gracias a esta profesión él pudo alejarse de los robos, las drogas y otros vicios que lo limitaron a llevarpor momentos una vida precaria.

Un día en la vida de Luis es como el de cualquier persona que sale a rebuscarse y ganarse eldinero. Se despierta a las siete junto a Sandra, su mujer, para compartir unos mates y posteriormenteemprender viaje hacia Constitución, su trabajo, su lugar en el mundo.

Se toma el tren hasta estación Buenos Aires y de ahí espera a que el colectivo número 59 vacío parapoder viajar sentado y cómodo. Llega a plaza alrededor de las nueve de la mañana cuando las persianas delmayorista que da a la calle Brasil abren sus puertas. Luis se asoma al local y saluda.

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El “buen día” es reciproco por parte de los empleados del local que, a continuación, formula la primerapregunta. “¿Qué hay de bolo?” Ésta es una expresión muy común en el mundo de los buscas ya qué susignificado se refiere a si hay algún producto de oferta que pueda servirle al comprador para despuésrevenderlo.

Si no le sirve la mercadería que tiene éste mayorista se dirige a los otros dos que están a la vuelta paraver qué pueden ofrecerle. Al rato vuelve al primer local y lleva lo de siempre.

Pide veinte cajas de alfajores mini nevares, diez blancos y los 10 restantes negros. Exige que los aten a lamanera en que él quiere para que sea más practico llevarlos a la estación San Martín de la Linea C del subte.

Una vez con sus alfajores, espera a su hermano, el Tala, que siempre se demora en llegar al mayoristaporque nunca se toma el tren correcto. En el lapso que tiene que aguardar a su familiar pide una tijera;acto siguiente corta su tostado en dos y toma un café.

Además de todo eso se va hasta la quiniela y se juega uno o dos prodes y si tiene tiempo se va a tomarunos mates con el canillita que siempre le tiene preparados una o dos cebadas.

Este Luis está totalmente renovado a lo que fue de niño y adolescente, pasó gran parte de su vidaencerrado en dos metros cuadrados gracias a los robos continuos que cometió durante sus primeros años.Por eso es que, si uno habla con él se da cuenta de que su vida tuvo un antes y después.

Es un hombre grande, trabaja hasta la noche. Su función dentro de los subtes es ofrecer a toda voz losalfajores y si en todo caso se siente cansado, faldea (es decir que apoya los alfajores en las piernas de losposibles clientes) para continuar con su ganancia y llegar a vender lo que invirtió en el mayorista.

Uno de sus hijos, Santiago, vive en la estación y es uno de los tantos que duermen y pasan días enterosdentro y fuera de Constitución. Tierra de drogas, pungas, prostitución, policías y delincuentes. Este barrio escatalogado como uno de los más peligrosos en la Ciudad de Buenos Aires y hay motivos para que así sea.

Santiago hijo de su segunda esposa, quien fue atacada por narcos en Villa Lugano, es lo único que lequeda de aquella familia, este joven de veintidós años que toda su vida se la pasó en la calle y que hoy vivede Constitución.

Fue busca durante un buen tiempo, ayudado por su padre pero una y otra vez caía en el vicio delrobo simple y de las drogas, actividades que corren tan fácil por las cuadras aledañas del lugar.

No solo él duerme por las noches en la estación sino que hay unas diez familias más quecomparten frazadas y algo de sábanas. Hay que decir que la estación no cierra sus puertas por completo yqueda solamente abierta la puerta que se encuentra en la calle Hornos.

Igualmente cuando se dice dormir no es que cierran los ojos y tienen dulces sueños. Sus nochesson activas, peligrosas y hasta pueden perder la vida. Hay algunos que directamente no duermen y salen a“trabajar”, que en otros términos, sería que salen a robar. Esto es parte de lo que uno puede vivir y sentirpasando una noche entera en Constitución.

Durante el día es una cosa y cuando el sol se va escondiendo surgen caras nuevas con actitudestotalmente sospechosas. El típico mangueo de monedas, plata o cigarrillos es algo común en la zona.

Es un mundo en el cual se convive con la explotación, el trabajo en negro y por sobre todas lascosas la prostitución. Ésta última se puede observar a cualquier hora y también se puede obtener su servicioen cualquier hotel cercano como por ejemplo el Hotel Plaza, reconocido porque su principal virtud es alojara chicas que trabajen de eso y también travestis.

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Dentro de la estación y al lado del hall donde está el mayorista, se encuentra el cambio de dineroque utilizan los extranjeros para poder tener peso argentino o en todo caso hacer un giro de plata hacia supaís natal. Lo más llamativo es que la gente que trabaja en el mayorista dio a conocer que la mayoría delaspersonas que pasan por ahí para realizar trámites son prostitutas y travestis, algo inusual en otra localidad.

Constitución es un lugar que se caracteriza por su mala fama, aunque pocos conocen sumovimiento desde adentro. Miles de personas transitan el lugar de manera diaria y en realidad no ven lo querealmente pasa. Pero el que convive sabe perfectamente cuándo alguien está próximo a ser robado, porqueel punga está a flor de piel y con la mirada bien fina para poder hurtar de manera muy eficaz.

Si uno tiene el tiempo de permanecer sobre la esquina de Avenida Brasil y Lima, se dará cuentade las cantidades de imágenes y sucesos que ocurren, peleas, simulacros de pleitos para llamar la atención,gente que recién se despierta de dormir en la calle y muchas situaciones más.

Comúnmente al busca se lo puede identificar por su atuendo medio desprolijo y cómodo paratrabajar pero, lo que también llamaría la atención es que esa misma imagen puede tener un ladrón que andaa la expectativa del descuidado.

En el caso de Luis, el busca más respetuoso y presentable, una vez que termina de vender sumercadería vuelve al mayorista y abona lo que llevo a la mañana. Ese trato es único y de manera particularporque es un cliente de hace muchos años.

Con su plata en el bolsillo se va al bar que está en el hall central, se toma junto a su hermano una o doscervezas para despejar el día y luego regresa a su casa después de otro día de trabajo, normal. Por lomenos, Luis, lo llama normal porque su trabajo anterior no era justamente este sino que salía todos los odías por medio a reventar un camión ya sea de gaseosas, golosinas, vinos, etc. Lo dejó de hacer porque enun intento de robo recibió dos disparos (uno en la pierna derecha y otro en el brazo izquierdo) que lodejaron inmóvil y fue capturado por la policía federal.

La estación de Constitución no tiene descanso, se destaca por su actividad constante, en todo el día yde todo tipo. En cualquier momento puede pasar algo importante y ser contado. Es un lugar que cuando secircula hay que tener precaución, estar con los ojos bien abiertos. En el caso del que trabaja ahí mismo yatiene en claro cómo tratar, a quién, en qué momento y qué decisiones tomar frente a algún acontecimientoque supere sus principios.

Para terminar y resumir cómo actuar en Constitución, los buscas dirían “el que duerme es pollo y elque corre vuela”. Frase con un significado fuerte en un mundo que, sobre todo se conoce por fuera y nadapor dentro.

Por Federico Cingolani

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Beaucheflegando a la esquina de Beauchef y Tejedor, un domingo al mediodía, ya podía ver el esqueleto de un catre de metaly alambres calcinados apoyado en el cordón de la vereda haciendo de parrilla y una mesa llena de restos de bebidasvarias y cortes de carne y achuras ya frías. Tres o cuatro de los pibes sentados bajo la mínima sombra que hacía lacornisa de la casa, escuchaban atenta y estúpidamente los sonidos de la música que salía de un ojo de buey que dabaa la cocina. Una cuadra que parecía ser tranquila hasta en el ocaso de un viernes cualquiera. ¿O será que yo iba enbúsqueda de esa tranquilidad?

La puerta nunca estaba bajo llave, ni traba. El piso del patio interno que daba la bienvenida nunca parecía estar del todolimpio pero sí lo suficientemente fresco y hospitalario para pasar allí toda una tarde. El techo era un cobertizo tipo tingladoque en la tormenta invitaba a alguna gotera. Todas las paredes eran blancas y con fuertes toques amarillentos mezcla delhumo y la humedad. Este patio interno o living, nunca tuvo más que un sillón unipersonal agrietado de cuero negro, un sofápara tres de plumas rojo oscuro, un televisor de 15 pulgadas que viajaba de habitación en habitación y una estufa-hogar agas.

De este primer ambiente desembocaban cinco puertas a diferentes lugares. Dos habitaciones (una al fondo y otra conventana a la calle), la puerta de hierro que daba al patio, la sala de ensayo y la cocina. Todos los elementos en la cocinaparecían estar oxidados y sucios, el concepto virulana de acero parecía no haber llegado a esta casa. La puerta de laheladera no cerraba bien y más de una vez vi como un palo de escoba puesto perpendicularmente a la altura de la perilla delhorno, hacía presión y evitaba que éste se apagase. Sin embargo he comido uno de los más ricos panes caseros, hecho porun viejo inquilino mexicano del que ahora no recuerdo el nombre.

La habitación con la ventana que daba a la calle, tenía un piso de madera crujiente y una mesa larga donde se podía pasartoda una tarde revisando la cantidad de cosas que había en ella. A simple vista siempre se podía ver un vaso, un plato, unacerveza, una pava, un mate y un cenicero de madera. También algún CD, una púa, un palillo de batería y una bolsa deconsorcio mal cortada con 25 gramos de marihuana. Contra un costado, debajo de un poster de “The Who”, un sillón másbajo y viejo que los demás, que era el lugar donde Harry, un Setter Irlandés, iba a anunciar su despedida con el correr de losmeses. Al lado, un enorme ropero de pared guardaba tras sus puertas bagayos que nunca pude divisar. Del mismo lugardonde a Beto le robaron $5.000, supuestamente uno de los integrantes de la casa.

Beto siempre estaba en esta habitación, mirando en esa tele de 15 pulgadas el partido del domingo, pero sin volumen, conThe Doors o Génesis de fondo que salían de un viejo equipito negro. Él era el dueño, un tipo muy tranquilo, nunca supebien cómo es que llegó a Beauchef. Alquilaba el lugar y dividía los gastos entre los demás inquilinos y a su vez cobraba lojusto y necesario por la sala de ensayo que, una o dos veces al día, era usada por bandas como la mía. Tenía 30 años, notenía hijos, sus padres y él eran de Pedernales, partido de 25 de Mayo. Hacía notar su lugar de origen no sólo en su serenamanera de comunicarse sino en su sencilla forma de caminar. Tocaba la batería y a veces lo suplantaba al Mono cuando porX razón no aparecía en los ensayos. Escuchaba Color Humano o Rush, por citar dos extrañas bandas de rock progresivoque me hacen acordar a él. Era pelado por obligación y sólo se me viene a la mente con alpargatas, bombachas de campo yun sweater de alpaca. Estas características, en este barrio, le iban a jugar en contra.

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La habitación del fondo, fue quizás, la que más vi cambiar con el correr de los años. Estuvo Bottaro, el Mono, Charly, yotros personajes. El cuarto era grande, con una cómoda-armario que hacía de pared divisoria entre dos camas. Ladecoración por excelencia en el cuarto era un montículo de ropa, una cama sin hacer y algún estuche de bajo, trompeta oguitarra. No había nada para hacer en esa habitación, sin dudas era el lugar más incómodo y oloroso de todos, salvo paraquien dormía allí.

La puerta de hierro blanca con vidrio repartido era la salida al patio exterior. Diez metros cuadrados donde había unapileta tipo lavadero, la puerta de madera de la habitación de Beto, el baño y una escalera de hormigón.

La escalera, a mitad de recorrido daba con otra habitación. Lugar que sólo vi habitar a David (Deivid), uno de los tiposmás extraños que me tocó conocer dentro y fuera de esta casa. Era oriundo de Tucumán, veinticinco años, no trabajaba niestudiaba, tocaba la guitarra todo el día, literalmente. Los padres desde Tucumán le giraban guita con la que vivía. Una vezlo acompañe a retirar del banco parte de ese dinero, meramente para comprar su almuerzo: papas negras para papas fritas yuna Budweiser, su cerveza favorita. Fue y es una de las personas más introspectivas y frías que conozco, además de adicto acualquier droga, sobre todo a “la pichi”, apodo que él le daba a la cocaína. Fue el guitarrista de mi banda por un año, y sindudas el más virtuoso y volador de todos. Fanático de Hendrix, él era Hendrix. Pero sin voz. Si Deivid tuviese voz y unpoco más de carácter para esbozar una carrera solista, sería sin duda una potencial estrella. Lamentablemente sus actitudes,su ego en el escenario en términos de volúmenes y su semi-autismo hicieron que no tocase más conmigo.

Siguiendo por la escalera se llegaba a lo que sería el techo del living, la terraza. Una terraza desértica, con tres nivelesseparados por escalinatas de cuatro escalones, y una tela asfáltica bordó que hacía suelo en todos los rincones. Era elterritorio especial para una astillada mesa con caballetes, alguna maceta, asados y guitarreadas. Más adelante reinarían en laterraza las fiestas electrónicas, de disfraces, cumpleaños y demás eventos.

El viaje desde mi casa a Beauchef tenía cierta rutina. Tomaba el 180 en Díaz Vélez y Bulnes. Un colectivo que entra en eltop tres de los -bondis fantasma- esos que podés llegar a esperarlos cuarenta minutos dos o tres veces seguidas.

El recorrido era por Bulnes hasta convertirse en Boedo, por Boedo hasta llegar a Carlos Calvo y doblar a la derecha.Derecho hasta cruzar Avenida La Plata y tocar el timbre a las dos cuadras. Desde Pedro Goyena y Beauchef, sólo restabacaminar cuatro cuadras para el sur. El Instituto del Quemado, la gigante catedral-depósito de Aysa, y la avenida toda, erancosas que me trasladaban en el tiempo unos ocho años atrás cuando recorría esas calles a la salida del Liceo N°12, micolegio que quedaba a cinco cuadras de ahí.

Otro lugar que a veces penetraba mi materia gris era el predio donde íbamos a hacer educación física con el colegio por latarde. En ese entonces empecé a conocer con detenimiento todo el barrio. Sin embargo, ahí estaba, el Homero Manzi, lascuatro canchas de papi-futbol donde alguna vez llegara con la ambición de meter algún gol.

Varios años después me vi recorriendo las mismas calles, pero con la ambición, esta vez, de cantar alguna canción, detocar en un bar o grabar un disco.

Los domingos a las dieciocho era el día del ensayo de Poco Filo. Era justamente ahí, tras esa última puerta que me faltódescribir, donde una vez por semana entrábamos con mi banda. Algunos con la idea de proyectar un conjunto de blues,otros a participar de un hobbie con amigos y otros a descomprimir tensiones. Sin dudas la sala en sí, fue de las peores en lasque me toco ensayar. Poco espacio para cinco músicos, micrófonos atados con cinta scotch, cables rotos, amplificadorescon frituras molestísimas, una batería que se corría si no se le ponía gran peso delante. No se podía progresar musicalmenteen una sala así. Sin embargo era nuestro lugar. Y nadie lo ponía en duda. Era la mística que tenía esa casa la que hacía queno pudiéramos huir de ella: llegar media hora antes, entrar por esa puerta sin ni siquiera tener que golpearla o tocar eltimbre, enterarse de que no hay nadie, abrir la heladera, sacar una cerveza y sentarse en el sillón de cuero descuajeringado aesperar o directamente entrar en la sala a tocar al menos un rato la batería.

La historia de Beauchef 1113 se puede dividir en dos partes. Cuando su dueño era Beto y cuando lo fue Fede. Xanadú,por una canción de Rush, era el nombre de la sala cuando Beto era su dueño. La versión más simple y humilde aunque congrandes altercados. Tiempo después de aquél insólito robo, vivió una situación que todos indirectamente generamos.

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Su casa era el lugar de nuestros pasatiempos musicales y de algunas otras bandas. Léase por bandas: grupos de pibesjóvenes y no tan jóvenes que van a practicar su música. Y léase por bandas del barrio: grupos de pibes jóvenes y no tanjóvenes que van a practicar su música con presencia de algunos amiguitos durante el ensayo. Nosotros éramos esta última.

Algunos amigos y conocidos del barrio venían a vernos, a fumar un porro y estar dos horas escuchando las animaladasque tocábamos. El problema se desató cuando se enteraron de que Beto estaba vendiendo. Vendiendo “para las bandas”.Por lo tanto, para estos amigos también. Y estos pibes paraban todas las tardes en la esquina de Estrada y Av. La plata, a 5cuadras. Beto terminó siendo para ellos el mejor tranza del mundo: un tipo sumiso, con la puerta abierta y en el barrio.

Cuando dejó de vender por razones que desconozco, tres veces en dos semanas le apedrearon la puerta y la ventana.Razones suficientes para que un hombre de pueblo, inquilino, rockero, y con alguna planta ilegal, se fuera a vivir a otrolugar. Solamente una vez nos habló “enojado” de la situación y de que nosotros teníamos la culpa. Principalmente se laagarró con nuestro armoniquista, el Rama, quien además discutió con el Mono, nuestro baterista que vivía allí y que loculpó de haber sido sus amigos los que rompieron los vidrios. Si Beto se iba, el Mono no sabría qué hacer.

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El plano cambió muchísimo, luego, con la aparición en la casa de Fede “A Cara de Perro”. Él era del barrio y tambiénensayaba ahí de vez en cuando. Al enterarse de la situación decidió hacerse cargo y llevar adelante el mismo plan:compartir la casa con los actuales integrantes, dividir gastos y sacarle un rédito a la sala de ensayo.

Fede sin dudas es otra rareza. Fue Testigo de Jehová hasta los 18 años, fue padre a esa edad con la primera mujer con laque estuvo. No sé cómo llegó a la música, pero sin lugar a dudas tiene talento. Con su metro ochenta y algo, su pelo largoenrulado que deja ver una franja de pelo cano y sus implacables agudos, es un dignísimo imitador de Robert Plant, un granarmoniquista y bajista. Un tipo que es íntegro, que se comporta como dice comportarse. Lleva una vida sin lujos, sinestudios, con dos hijos, dos perros y unos treinta años.

Fede le trajo a la casa no solamente paz a la situación de las apedreadas sino otra estirpe rockera, más dura, másconfrontativa. La puerta se empezó a cerrar con llave, pero se empezaron a hacer fiestas, empezaron a armarse fechas debandas en vivo de las cuales Poco Filo fue parte.

Desde dos cuadras se podía escuchar la música que salía de los baffles de un DJ en la terraza. Un proyector con unaimagen al estilo protector de pantalla de windows alumbraba una pared vecina. Toda la vereda se llenaba de motosestacionadas y gente desperdigada por la esquina. Esto causaba que repetidas veces caiga la policía a ponerle hielitos a lafiesta. Fiestas en las que además de sexo, drogas y rock and roll hubo piñas. Por lo general encontronazos causados porgente que aparecía de la zona, no habitué del lugar, proclives a la desconfiguración emocional seguida de violencia.

Quienes sí eran habitué del lugar, las últimas veces, era una pareja bastante extraña. Amigos de Fede, quienes siempreestaban cuando llegabamos o saliamos de ensayar. No recuerdo sus nombres, pero sí que lo único que hacían era fumar“Freeway” una de las drogas más estúpidas que conozco: marihuana y pasta base en el mismo cigarrillo. Si hay algo que notiene sentido es mezclar eso. Sin embargo los ojos vidriosos, el seño fruncido y la boca semi torcida, decían lo contrario.Ellos parecían estar constantemente haciendo algo que en realidad era nada. Viendo la tele como si fuera algo más quemirar la tele. Tomando un jugo como si fuera otra cosa. Enalteciendo constantemente todo lo que se hacía, con momentosde silencio e inoperancia. La pareja con el correr de los meses tuvo un hijo. Un regordete del cual no puedo imaginar suactualidad.

Una vez toco la puerta de la casa un tipo que se ofrecía a sacarle fotos al hogar para una muestra de un centro cultural.Fede sin prejuicios aceptó. El tipo fotografío todo, incluso los nuevos muebles que había traído la pareja después de dejarde alquilar un departamento. Resultó ser, que el tipo no venía de parte de ningún centro cultural, ni taller, ni era fotógrafo.Era el dueño del departamento del cual la pareja había robado los artículos. Después de eso nunca más volvieron a la casa,ni nunca más los vi.

Fede dejó estar la sala, no la cuidó, no la arregló, no invirtió en ella. Como yo sí esperaba que hiciese. Es cierto que noconcurrían muchas bandas a la sala, no tenía mucha publicidad, era más bien para bandas amigas y conocidos.

Una banda amiga era y es Estrafalarios. Un power trío de Rock progresivo y agresivo. Juancito, el Bocha, Campe, todosde buena madera que hacen música con mucha personalidad y estilo, pero está prohibido sentarse cerca de los parlantesmientras ellos tocan por riesgo a quedarse sordo. Mi primer contacto con esta banda, más allá de que compartimos amigosen común y lugar de ensayo, fue un casi encontronazo que tuve con quien iba a ser, luego de unos meses, su cuartointegrante: Román.

Róman es un buen pibe, con mucho barrio y buen oído para tocar el saxo tenor. A una de esas tantas fiestas en Beauchef,yo había ido con quien era en ese momento mi novia, Maca, una muy linda piba y totalmente ajena e inocente a eseambiente rockero. Ella encantada de que yo la lleve a un lugar exótico como ese, y yo también contento de que haya podidocompartir ese ámbito que a mi tanto me gustaba. Sin embargo pequé de ingenuo al no darme cuenta que indirectamenteestaba llevando “carne nueva” a una casa donde de cada diez personas una era mujer.

En aquella fiesta gracias a la noche teñida de excesos, ellos dos dieron la coincidencia en un banquito. Cuando estabadestinado a marcharme, fui a buscarla, y di de testigo en la imagen de ellos y el banquito. Román ebrio, olfateándole el peloy diciéndole cosas al oído. Ella lo repelaba con manotazos inocentes. Decidí sacarla e irnos y no decir ni hacer nada.

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No discutimos, sólo hubo un silencio de mi parte por unas largas cuadras. Pero al día siguiente debía ensayar enBeauchef, y Estrafalarios también.

En la terraza estábamos enteras las dos bandas, con el sol empezando a bajar. El clima era por demás amistoso, Román nome dijo nada, se ve que no recordaba o no quería hacérmelo recordar. En un momento de distracción general, como para noincendiar el ambiente me acerqué.

-¿Che que onda ayer? ¿Terminaste re escabio?

-Si! Mal. Me tuvieron que ayudar los pibes con la moto.

-¿Te acordás que te querías chamuyar a una flaca morocha?

-Ehh puede ser.

-Bueno, era mi novia, la próxima fijate.

No sé si fue por el período de tiempo que veníamos cruzándonos en la sala, o si la escena circuló con mi nombre cualprograma de chimento, pero todos se empezaban a acordar de mi nombre cada vez que me saludaban. Nunca tuve otroinconveniente con estos pibes ni con otros. Quedó una buena amistad con todos ellos hasta el día de hoy.

Aquella vez no pasó a mayores porque considero tanto a Román como a mi, dos personas tranquilas. Pero sí paso amayores una pelea entre dos inquilinos y compañeros de banda.

Se trataba de Deivid y Tapi. Tapi era un chabón grande, vivió unos meses en Beauchef con su hijo de diecinueve años delcual no recuerdo el sobrenombre. Era tremenda la manera en que tocaba la batería. Una batería muy chiquita que cargaba aun carrito de metal, un bombo de catorce pulgadas, un redoblante y un hi-hat. Recuerdo haberlo visto en la plaza de SanTelmo tocando para las mesas al aire libre, un día que fuimos a probar tocar en la calle con Facu y el Rama.

Hay una historia que dice que a Tapi, una tarde del '73, lo fué a buscar a su casa de La Plata un tal Luis Alberto Spinettapara formar su banda de aquella época, Invisible. Paradójicamente es una banda que representa muchísimo el ambiente quese respira en Beauchef, no sólo porque Fede A Cara de Perro usa siempre una remera de esa banda, si no por todo elcontenido músico-filosófico que trae aparejada. La historia cuenta que Tapi no estaba esa tarde en la casa, de hecho sehabía ido de viaje. Él se enteraría de esto mucho tiempo después, una vez consolidado Invisible. El hecho de no haberestado en el momento y a la hora indicada, le traería casi como una maldición de no haber triunfado musicalmente y habertenido que vivir en la terraza de una casa compartiendo el piso no sólo con su hijo de casi veinte años sino con cuatropersonas más.

Deivid se diferenciaba de Tapi quizás por su poca algarabía. Tapi contaba chistes, hablaba en voz alta, hacía notar supresencia. Deivid si no era por su melena incontrolable podía pasar desapercibido. Ambos formaron un trío con Fede.Teniendo la sala de ensayo a su disposición a toda hora, llegaron a hacer excelentes interpretaciones de mucha música delos '70s y '80s, como Zeppellin o Manal. Pero el trío con el correr de los meses dejaría de funcionar con Tapi para que,luego de dejar Poco Filo, el Mono tomara la posta en la batería hasta el día de hoy.

Eran las seis y media de la tarde y nos enterábamos que Facu, nuestro único guitarrista en ese momento, iba a faltar alensayo. Fue ahí cuando decidimos preguntarle a Deivid, nuestro anterior guitarrista, si quería tocar un rato. Fui a buscarlo asu habitación, la de la mitad del camino de escaleras hacia la terraza. Al subir los escalones vi que la puerta estaba abierta yTapi sostenía una cerveza mientras hablaba con Deivid.

- Buenas ¿Que haces loco, todo bien? Deivid, ¿Como va? Che te quería preguntar si no querías tocar un ra- ¡Epa! ¿Quepasó boludo?

- Me quebré la mano

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-¡No que garrón! Y yo que te iba a decir para tocar un rato. ¿Que pasó? ¿Te caíste?

(En ese momento lo miré a Tapi que tenía uno de sus ojos bordeado 360° por un círculo morado)

-Nos peleamos con él. (risas)

Ese día comprendí finalmente que estos dos tipos además de no estar bien, no sólo tenían gusto por la vieja música, sinopor los viejos códigos.

Con el paso de la medida universal de la intensidad, el tiempo, Poco Filo empezó a flaquear. Fueron desde marzo de 2010dos años y algo a puro Blues y Rock and Roll, pero mis ganas y las del entonces nuevo baterista, Santi, por incursionar enotros géneros, sumado al viaje de cuatro meses por Latino América de Juanse, el bajista, hicieron que diéramos el últimoshow, sin saberlo, en Diciembre de 2012.

Mi salida del mundo Beauchef fue al unísono con la desintegración de la banda. Y mi recorrido musical siguió lejos deahí. Sólo por que entendí que ambas cosas iban de la mano, y así parecieron entenderlo todos, porque también el resto de labanda, mis actuales amigos, dejaron de acercarse a aquella casa.

Sin embargo, dos semanas atrás, fui a una fiesta donde tocaba una banda, D.M.F, por sus siglas David, Mono y Fede. Lafiesta era en una casa sobre la calle Beauchef, pero a la altura 1187.

Parece ser, que cada inocente puerta de casa que vea, puede esconder detrás un mundo como aquél, un portal hacia los '70donde los colores que se perciben son cada vez más vivos.

Por Javier Peverelli

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Solo un día

Una tarde de verano, recuerdo que iba caminando hacia la casa de la tía, en un barrio humilde, de calles detierra, de casas bajas. Algunas tenían paredes y techos de chapa o de cartón, y otras paredes con losladrillos a la vista y el techo de cartón con un montón de cosas que servían para sostener el material paraque no se volaran cuando lloviera. Mientras iba caminando veía a los niños jugar en la calle descalzos, conlas caritas sucias, los piecitos llenos de barros seguramente provenientes de los desagües de las viviendascercanas de la manzana. Las señoras estaban sentadas en las veredas de sus casas tomando mate,charlando con sus familias.

Los individuos que vivían allí eran de clase muy baja, extranjeros provenientes de países como Paraguay,Bolivia o Chile y aunque había argentinos, eran pocos. Para ir a sus trabajos tenían que levantarse entre lascuatro y las cinco de la mañana, ya que la mayoría de ellos trabajaban en zonas muy alejadas. Por logeneral, las noches son tranquilas, pero algunas veces se escuchaban gritos y corridas, tiros de armas defuego y policías. La costumbre de todos era quedarse en casa mientras la noche se acercaba ya que habíapocas personas deambulando por el vecindario, los negocios cerraban, los pequeños eran llamados por susmadres y las puertas tanto del patio como de la casa, eran cerradas con llave. Y más tarde, las calles sevolvían solitarias y oscuras, había solo una minoría transitando por la zona.

Las calles de tierra, tenían bolsas de basura rotas y desparramadas, algunos perros desnutridos, con moscasvolando hacia alrededor, buscaban algún tipo de alimento entre los desperdicios habidos en el lugar.

A una cuadra y media había un Río que atravesaba la zona, se llamaba Río La Matanza. Era un riacho, quelos vecinos de la zona utilizaban como basural. Venían de distintas zonas a tirar desperdicios tanto de casasparticulares como de grandes fábricas, que se encontraban por aquellos lados. La contaminación eraevidente ya que el agua que corría por este afluente tenía ese típico color amarronado. Por el costado delriachuelo se veían sacos de impurezas, entre ellas: pañales, pilas, verduras en estado de putrefacción, partesde autos, botellas, animales sin vida y miles de objetos más. Al otro lado del arroyo, se veía un descampadocon algunos árboles y una maleza muy crecida.

La tía Tomi, como le decíamos, era una mujer de sonrisa fresca. Nos recibía en su casa con la alegría devolver a ver a su hermana y su sobrina después de un largo tiempo. También estaba su hija, Sofía, mí prima.Jugaba con ella cada vez que nos encontrábamos en la casa de algunas de las dos o en las reunionesfamiliares. Ese día decidimos quedarnos junto a nuestras madres. Mientras ellas tomaban mate, nosotrasmerendábamos. Entonces llegó una vecina, María, a avisar algo que nosotras no llegamos a escuchar.

Nuestras madres nos dijeron que nos quedáramos en la casa, mientras ellas iban a ver qué sucedía al ladode la “zanja”, como nosotras llamábamos al torrente. Claro está que hicimos caso omiso de la orden que nosdieron nuestras madres. Entonces fuimos al lugar.

En mi mente, aún sigue grabada la escalofriante escena. Había señoras llorando, hombres desolados,policías y unos perros que merodeaban la zona. Cuando vi a mi mamá corrí junto a ella, y me metí entre lamuchedumbre, la sostuve de la cintura y percibí lo más impactante y traumático que una niña de ocho añospuede llegar a ver. Era el brazo, la pierna y la cabecita de un bebé, envueltos en una bolsa de residuo negrarajada por los perros que rondaban por allí. Lo había hallado un muchacho, que andaba husmeando entre losbasurales. Según el muchacho, los caninos estaban rompiendo la bolsa para poder alimentarse de los restos.

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Hasta el día de hoy, no he visto una escena más horrible y triste que la de aquella vez. Semanas más tardealgunos lugareños, informaron que más adelante encontraron otros restos del pequeño.

Esa noche y por un tiempo largo no pude volver a dormir sola, ni dejar de pensar en esa criatura.Dieciocho años pasaron de este acontecimiento pero jamás lo olvidé, siempre estuvo presente en mispensamientos. Por tal motivo, este texto va dedicado a esa o ese pequeña/o, que antes de comenzar suaventura por la vida ya la perdió porque se la arrebataron.

En la tarde del domingo 7 de septiembre del 2014, volví al barrio de la tía Tomi, no de visita sino a tratarde investigar, sobre este caso. Grande fue mi sorpresa, cuando hablando con las vecinas y note que el abortoera un tema muy común entre ellas.

Incluso en la cuadra había una pareja que no podía tener criaturas por la cantidad de abortos que se habíapracticado, que habían dejado secuelas en ella.

Yo la miraba asombrada. De las historias, hubo una que me conmovió más y es la de Griselda, que conapenas 18 años, ya había tenido dos abortos. Todo comenzó, cuando ella se puso de novia con Walter, elhijo de Margarita. Sus padres la echaron de la casa, porque no aceptaban la relación. Ella se fue a vivir conla familia de su pareja y al poco tiempo quedó embarazada, pero como su suegra no aceptaba el embarazo laobligó a abortar. La hizo elegir entre la vivienda o el embarazo. Lo mismo ocurrió con el segundo.

Un rato más tarde pasó a visitarnos Alicia. Al vernos sentadas en el patio de la casa, se unió a nosotras ynos contó que en la farmacia de la esquina, que está ubicada sobre una de las avenidas principales delbarrio, aplican inyecciones con una droga muy fuerte. Nos decía que esto era útil para las mujeres queestaban transitando los primeros meses de sus embarazos. Que es una salida rápida y un método económico,discreto y rápido de la complicada situación que atraviesan.

También me comentaron que había métodos caseros, que solo las mujeres más audaces se animaban arealizarlo, pero las mayorías de ellas, terminaban internadas por varios días en el hospital. Algunas mujeresmueren por las faltas de higiene o mala praxis en el “quirófano”.

En nuestro país mueren al año, por causas maternas, un promedio de 275 mujeres de edades entre 15 y 45años. Esta cifra que dieron surge del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) y del propioMinisterio de Salud que dio cuenta de que en Argentina se hacen entre 400.000 y 500.000 abortos al año. Yque la gran mayoría de ellos son por voluntad de la mujer. Cuando una mujer se encuentra frente a unembarazo inesperado, forzado, no deseado, al que se llegó por distintas razones, en algunos casos no (peroen muchos) deciden interrumpirlo.

El 9 de abril de 2014, se realizó la presentación del proyecto de Ley de Interrupción Voluntariadel Embarazo, elaborado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, conel apoyo de más de 60 diputados y diputadas de distintos bloques políticos. En la Argentina se calcula queabortan clandestinamente más de 400.000 mujeres al año, lo que demuestra que la penalización de estapráctica resulta inútil y por eso que se sostiene que la despenalización y legalización del aborto resultafundamental y urgente.

Por todo esto, es fundamental que haya una ley que proteja a las madres y a los niños de las dolorosascircunstancias que puedan llegar a ocurrir.

Por Liliana Caceres

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Los peligros de la

mediatización

obran discursos sobre mujeres que son públicamente reconocidas al exhibir ciertos talentos. Locaracterístico de estos casos suele ser que el título del artículo o video es nadie creía en ella porque era“gorda/pobre/fea/vieja”.

No nos vamos a meter con las definiciones de “gorda, pobre, fea y vieja”. Quedará para otro día,cuando tenga un diccionario o una Cosmopolitan a mano.

Es llamativo que sean otras mujeres quienes comparten, emocionadas y sorprendidas por la bellezainterior y las habilidades demostradas, estos contenidos. Parece que nadie espera nada de mujeres que noson atractivas ni están en “edad de apareamiento”.

Pero si me vas a mostrar una mujer fea, por lo menos asegurate de que haga alguna gracia, que paraalgo tengo un espejo.

***

La semana pasada me empezó a seguir una chica en Tuiter. Su bio decía: “Maestra Jardinera. Un pococomplicada. Madre de fulanito y fulanita”.

El viernes a la tarde después del descubrimiento de América, una nube que tenía forma de velocirraptory de las chicas que usan la palabra “compañero” para referirse a sus novios, me acordé de la descripción desí misma de esta mujer.

Un espacio acotado en el que uno tiene que describirse a sí mismo en una o dos oraciones, ¿y no haynada que sea interesante en tu personalidad, que tenés que definirte como madre?

Hoy alguien me dijo: “Piba, ¿Vos sabés todo lo que cambia en la vida de una mujer cuando tiene unhijo? ¡Más vale que ser madre define a una mujer!”.

¿Por qué presentarse como madre es considerado más limitado que definirse de acuerdo a la profesión,orientación sexual o cantidad de libros leídos? Parecería existir un feminismo déspota, imperialista,predominante, que no recuerda que peleaba por tener más opciones y poder elegir, y terminó cambiando elencierro en la cocina por el encierro en la oficina.

Por Brenda Sznycer

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Los peligros de la

mediatización

obran discursos sobre mujeres que son públicamente reconocidas al exhibir ciertos talentos. Locaracterístico de estos casos suele ser que el título del artículo o video es nadie creía en ella porque era“gorda/pobre/fea/vieja”.

No nos vamos a meter con las definiciones de “gorda, pobre, fea y vieja”. Quedará para otro día,cuando tenga un diccionario o una Cosmopolitan a mano.

Es llamativo que sean otras mujeres quienes comparten, emocionadas y sorprendidas por la bellezainterior y las habilidades demostradas, estos contenidos. Parece que nadie espera nada de mujeres que noson atractivas ni están en “edad de apareamiento”.

Pero si me vas a mostrar una mujer fea, por lo menos asegurate de que haga alguna gracia, que paraalgo tengo un espejo.

***

La semana pasada me empezó a seguir una chica en Tuiter. Su bio decía: “Maestra Jardinera. Un pococomplicada. Madre de fulanito y fulanita”.

El viernes a la tarde después del descubrimiento de América, una nube que tenía forma de velocirraptory de las chicas que usan la palabra “compañero” para referirse a sus novios, me acordé de la descripción desí misma de esta mujer.

Un espacio acotado en el que uno tiene que describirse a sí mismo en una o dos oraciones, ¿y no haynada que sea interesante en tu personalidad, que tenés que definirte como madre?

Hoy alguien me dijo: “Piba, ¿Vos sabés todo lo que cambia en la vida de una mujer cuando tiene unhijo? ¡Más vale que ser madre define a una mujer!”.

¿Por qué presentarse como madre es considerado más limitado que definirse de acuerdo a la profesión,orientación sexual o cantidad de libros leídos? Parecería existir un feminismo déspota, imperialista,predominante, que no recuerda que peleaba por tener más opciones y poder elegir, y terminó cambiando elencierro en la cocina por el encierro en la oficina.

Por Brenda Sznycer

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«Sobre el tiempo y

otras cuestiones×yer pasé por Yapeyú y llegué a la esquina donde se junta con Quito. Y vi en esa esquina una casa

de color rosa pastel, imponente y deslumbrante. Daba un poquito de asco su fanfarronería y su

tono de pintura tan chillón. Entonces recordé que en ese lugar, terreno propio de una Acrópolis,

existió una vez un cutre almacén atendido por un gallego simpático. Como cambiaron los

dependientes a lo largo del tiempo, leí que en las remotas épocas que yo no pude apreciar y donde todo se ve revestido de

oro por la nostalgia, la mayoría de los almaceneros eran inmigrantes italianos o hijos de éstos. Luego, los españoles fueron

los que conquistaron los almacenes. De estos últimos sí tengo un vago recuerdo de cuando era muy chico, gracias al gallego

anteriormente mencionado al que se me da por llamarlo Gregorio, aunque no estoy seguro del todo de si este era su nombre

o si provenía de Galicia; español seguro era. Don Gregorio tenía un almacén algo oscuro, desordenado y lleno de cosas, en

su mayoría comida. A pesar de todo esto, la sonrisa y la simpatía con la que siempre recibía a la clientela, iluminaba el

lugar y le daba otro aspecto. Recuerdo que entre lo más destacable del lugar estaban las famosas latas de metal, que como si

fuesen cofres de un tesoro, albergaban en su interior deliciosas galletitas. Estos cofres y el lugar en sí, estaban custodiados

por un pastor alemán y un loro que parloteaba más que un conjunto de señoras una tarde en un café.

Tristemente, el tiempo se llevó al perro, al loro, a Gregorio y finalmente al lugar que los albergaba a todos.

Todo fue reemplazado por aquella familia pretensiosa con su hogar rosa pastel. ¿Y qué pasó con los almaceneros españoles

que quedaban? El tiempo los convirtió en vietnamitas, coreanos, taiwaneses, tailandeses y demás asiáticos que el porteño

nominalista decide englobar en un concepto tan simple como “chinos”. Son muy diferentes estos “chinos” de los almacenes

de añoranza, con sus góndolas repletas de productos (las galletitas ya no están en cofres del tesoro, sino en paquetitos

rotulados de aluminio), con su iluminación artificial mediante tubos de luz fluorescente y sus cámaras de seguridad que

buscan atrapar in fraganti al raterito de poca monta pero carecen de utilidad frente a un asalto de verdad. A la vez son

polirrubros, que ofician de verdulería, carnicería, fiambrería y supermercado. Ya no está la buena onda de Gregorio ni el

pastor alemán que custodiaba todo, fueron sustituidos por estos asiáticos que hablan en dialectos que solo un par tienen el

privilegio de entender. Ya no se ve el “Hoy no se fía, mañana sí” clásico, pues ahora está implícito. Además los “chinos”

creen que el porteño es muy mansito y como saben que es raro cruzarse con un loco que reclame, ¡de vuelto te dan

caramelos en vez monedas! (¿será que los chinos guardaban los caramelos en cofres del tesoro?).

A

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Pero estas son solo algunas de las cosas que el tiempo modificó. Ya tampoco se ven las habituales fórmulas de

cortesía que en una época tan comunes eran. Aquellos “buen día/ ¿cómo le va?” o el “muchas gracias/de nada” o el “con

permiso/adelante”. Si bien a veces se las ve resistiendo al tiempo mismo, cada vez se van debilitando más o directamente

mueren. Ahora lo típico es un simple “¿todo bien?”, “gracias”, “sory” (si, también las importamos) o “permiso”. Tomemos

ésta última de ejemplo, que es muy rara. Ya no se enuncia en forma de petición debido a que se eliminó el “con” sino que

se enuncia en forma exclamativa, como una orden “¡permiso!”.

Cruel es el tiempo que todo lo devora y nos parece que avanza cada vez más deprisa. Ahora a todo el mundo el

tiempo “se le pasa volando”, como si su tiempo fuese una estúpida paloma. Convengamos que a los porteños les gusta

mucho metaforizar. El ser humano cada vez va más rápido, aprovecha toda oportunidad de acortar camino o de acotar

expresiones, tanto es así que en cualquier momento ya vamos a empezar a acotar incluso el sexo y otros placeres en pos de

la sagrada velocidad (de hecho ya existe el famoso “rapidito antes de…”). La gente intenta llegar rápido a cualquier parte,

sin importar las colisiones del camino y si se lleva puesto a alguien, las más peligrosas son las madres que toman al

cochecito del bebé como si manejasen un auto turismo carretera. ¿Cuál es el sentido de tanta velocidad?¿Pretendemos vivir

más rápido acaso y llevarnos puesta la vida por delante para después de golpe darnos cuenta de que nos queda poco tiempo

en el mundo y hacer todo lento? Lo que sin duda es verdad, es que el hombre en su afán de velocidad es más agresivo y

menos cortés hoy en día.

Pero no pierdan las esperanzas, pues del hartazgo ante tanto desvarío, renacen viejas cuestiones

comunicacionales. Un ejemplo de esto, es el simpático grupo de personas que al subirse al colectivo (en el colectivo hay

toda una sociología sin desarrollar) lo saludan y le agradecen tras pagar el boleto. Esto es gracias a una toma de conciencia

de que, al menos por ahora, ven al que maneja el transporte como un ser humano y no una máquina con un lugar para pasar

la tarjeta SUBE. Quizás me esté agarrando de la más ínfima e idiota muestra de cordialidad que exista, pero puede que en

estas tomas de conciencia social donde uno se pone en lugar del otro, volvamos a sacar a relucir los “buenos valores

ciudadanos”, las normas de cortesía y quizás lograr mejorar un poquito la educación. Esto siempre y cuando hagamos frente

al paso del tiempo, por supuesto; que en realidad siempre va a la misma velocidad y los que vamos cada vez más rápido sin

darnos cuenta somos nosotros mismos, los seres humanos.

Por Fernando Senepart

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Son

complicadas

las fronteras

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ilometro 298 de la ruta 9. Pueblo de la costa uruguaya. Punta del Diablo, a solo 45 kilómetros de la frontera

con Brasil.

El visitante que esperaba encontrarse con un pueblo pesquero, alejado del mundo se desilusionara mucho

quizá, al encontrar una meca para las vacaciones de pibes uruguayos. En Punta del diablo, el único boliche y sus

alrededores, amanecen pavimentados en vasitos rojos de alcohol, con olor a basura. Durante la tarde mucho más que autos

y pibes en la playa no se ven. La única calle asfaltada, a la hora de la cena, se vuelve un desfile de autos con música a todo

volumen y gente sacando la cabeza por las ventanillas desalentando a los que caminan cuesta arriba. No se ven casi

familias.

Un almacenero aislado, dice que este turismo es malo para Punta del Diablo, porque los pibes traen su propia comida y

bebida. Son pibes que solo van al boliche, y a la playa. El almacenero dice que esto es un turismo plaga.

A 45 kilómetros de Punta del Diablo, está el pueblo de Chuy, o Chuí para los brasileños. Este pueblo está ubicado

exactamente sobre la frontera. La mitad del pueblo es uruguayo, la otra mitad, brasileña. En las fronteras, los comercios y

las personas son más inverosímiles. Los habitantes del pueblo se identifican con una y otra nación, se distingue una

vocación comerciante con espíritu de contrabandista. Carteles de “bienvenidos” y “está saliendo de” a ambos lados. El

pueblo es tan humilde como escaso.

El acceso al pueblo de Chuy es pura frontera. Una moto, Honda CB1, patente argentina, pasa por una cabina que parece

de control en la frontera. La cabina está vacía. Dos argentinos salen de Punta del Diablo hacia Chuy. Piensan volver para

Punta a la tarde. El objetivo del viaje: cruzar la frontera, lograr tres países en siete días, y, cargar nafta del lado brasileño de

chuy, preparando ya la vuelta hacia Colonia. La nafta del lado brasileño costaba mucho más barata que del lado Uruguayo.

El objetivo secundario bien podría haber sido sacar fotos; el piloto tenía una afición por pueblos perdidos en el mapa, la

gente de los pueblitos y la ruta.

La entrada a Chuy había sido pronosticada como simple y así lo fue. La cabina estaba vacía, y ellos, oficialmente en el

Brasil. Suponían que más delante en la ruta en algún lugar después de Chuy, existía algún puesto de control para la

entrada y salida de gente entre Brasil y Uruguay. Se metieron en una calle de tierra, un camino imposible vigilado por

casas de revoques visibles, y masetas de cemento con malvones rojos. De ahí, a la playa y de la playa, al centro de actividad

de Chuy.

En el centro de Chuy no parece haber nada más que negocios, free shops, sobre avenidas y polvo estéril. Las avenidas

paralelas hacen de frontera; del lado uruguayo, la avenida se llama Brasil y, del lado brasileño, la avenida es Uruguay.

Todo productos teñidos por aura de extranjero, todos los free shops venden productos yankees; uno incluso tiene una

bandera yankee en la puerta, que no flamea, porque no hay viento. Apiñados, los compradores, cazadores de ofertas entre

los negocios, miran: pelota de futbol americano; en la caja y sobre la pelota están las letras “NFL” (National Football

League) sobre el característico color marrón. Tenían algunos dólares y algunos uruguayos, como para aprovechar en algo

bien barato, esperanza de todo comprador ajustado. La moto no se podía quedar sola en un lugar tan árido, pero por suerte

había un cuida choches, un nene de once años. Algo de tristeza se mostraba en las fachadas de los negocios, coloridas,

contrastando con algunos autos oxidados, y algunas caras desganadas bajo el sol de enero. Cuando salieron de su paseo por

K

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los free shops, sin haber comprado nada, le dieron veinticinco uruguayos al chico. Habían cruzado la frontera oficialmente,

y era hora de pegar la vuelta.

La sensación a la hora de subirse a la moto fue una apuesta a lo que quedaba del camino. Por algún motivo, la mezcla de

Chuy tenía un dejo desolación, en la tierra y en los free shops, tan estériles y despersonalizados en comparación con los

habitantes. Unos meses después el acompañante diría que tuvo miedo de que les robaran, por la moto, la cámara, en

cualquier lugar del pueblo. Sobre la calle mal asfaltada, los dos se vuelven sobre la moto, con algunos uruguayos menos.

Dejan atrás los productos internacionales sobre los negocios coloridos sobre el cemento y el polvo, atrás quedan sus 9 mil

habitantes, pasan por la cabina que nadie cuida, el camino se vuelve irregular ahora, hasta la ruta 9, para volver hacia Punta

del Diablo.

***

Machete en la cocina-comedor del hostel, que solo tiene tres paredes; esta casi al aire libre. Se sienta a tratar de enchufar

la radio de su lado del mostrador, le es imposible no pelearse con el lio de cables de cargadores de celulares y adaptadores

que apiñan desesperadamente a los únicos tres dos enchufes de la cocina. Una madre juega con la hija al pin-pon de la sala

común-cocina. Unos cordobeses cocinan fideos con unas santafesinas y unos uruguayos pidieron poner carne con la

parrilla de los dueños.

Es un día caluroso y un rayo cayó cerca del hostel hace un par de días. Todos festejan que haya vuelto la electricidad.

Los cordobeses se sientan en la mesa a servir los fideos, sin salsa, porque para la salsa no les había alcanzado. Habían

venido en auto desde allá le comentaban a las santafesinas, ellas, habían llegado en avión. Unos uruguayos de Pocitos

terminaron de comer. Un cordobés no sabe jugar al ajedrez y una porteña le enseña. Al lado hay un grupo nuevo, que llego

el día anterior .Son tres chicas de la Plata. De alguna forma terminaron hablando con Machete, “Es re chiquito Uruguay,

ustedes son hijos nuestros” se escucha a una decir en un tono que pretende ser pícaro, pero no deja de tener mucho de

desagradable. Machete, mestizo, piel oscurísima y ojos azules, con el pelo negro atado en una colita se acerca hasta la

hamaca paraguaya y las mesas, donde están comiendo las chicas de La Plata.

Machete había contado que él era un hombre que vivía tranquilo y solo fuera de temporada. Esto es así porque el Viejo y

Federico, dueños del hostel, y originarios de Santa Fe, viven en Alemania, y solo vienen durante la temporada alta.

Machete se encarga de cuidar la propiedad, que solo trabaja desde diciembre hasta marzo. También había contado que

había derrapado debajo de un camión en moto y había salido caminando, que le gustaban las motos pero que ahora tenía

que manejar camioneta y cuidar al perro grande, enorme y negro que patrullaba el hostel. Ahora mientras Machete

escuchaba a las argentinas, miraba como Federico y un holandés hacía el asado.

“ustedes viene acá y rompen todo; los argentinos son así.” Les contesta Machete con una sonrisa, porque quiere molestar

a las argentinas.

Cambio en el juego de ajedrez. Después de terminar la partida con el cordobés uno de los uruguayos de Pocitos se

propuso como oponente para la que enseñaba. Armaron el tablero. Él, sentado en la hamaca paraguaya, una mesa bajita y

un banquito completaban la arquitectura del ring. Los jugadores están callados, y la mayoría de los habitantes del hostel ya

está haciendo sobremesa cerca de la cocina o jugando al pin pon. Los uruguayos se la habían pasado todas sus vacaciones

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en la playa y en el único boliche del pueblo, que se anunciaba todas las tardes sobre un parlante que cargaba un chico en un

cuatriciclo.

“los argentinos rompen todo” le decía Machete a la chica, que ustedes son hijos nuestros respondía la otra, porque argentina

es más grande y tiene más copas. Acá en Uruguay vivimos tranquilos y ustedes vienen acá, con el turismo y ni cuidan a

donde van, replica Machete con una sonrisa inventada para molestar. La chica no entendía el mecanismo. Caía en la

irritación.

En la hamaca paraguaya de al lado, los dos ajedrecistas, el uruguayo y la porteña, tenían un juego dispar. Silencioso. Era

porque la chica estaba escuchando la conversación de los de al lado. En cuatro movimientos le gano el uruguayo. ¿Otra

partida más? Si, si. Otra partida más.

Chica de la plata -“Además los uruguayos legalizaron y están pidiendo que les vengan todos los turistas drogadictos para

acá, legalizaron porque no tienen nada”.

Machete – “¡Sí Montevideo era la Paris de Sudamérica!”

Chica de Plata- “¡Esa era Buenos Aires!”

Machete - “Sí Buenos aires es sucia, desordenada, no se puede estar tranquilo dos segundos. Me da asco cruzar el charco,

prefiero quedarme de este lado del charco…”

La porteña vuelve a caer ante la misma jugada de cuatro movimientos. Su oponente parece un poco desilusionado por la

falta de atención. De vez en cuando la porteña lo mira como pidiéndole disculpas, pero se la nota tensa escuchando la

conversación de al lado. El asado va a salir a la una de la madrugada gritan desde el fondo.

“además con esa vieja loca que votaron de presidenta, vieja peor que el tuerto”. Todas las chicas de la Plata hacen

exclamaciones; “No tenemos la culpa”, “Yo no la vote”, “Nosotras no la votamos, la votan los ignorantes”.

“Yo si la vote”. La porteña finalmente había renunciado al juego de ajedrez. Era mentira; no tenía edad suficiente cuando se

voto la presidencia.

“¡Ah! ven que si son culpables ustedes…” Machete parece muy entretenido ahora con más argumentos a su favor. Las

chicas habían reaccionando con asco el comentario de la porteña. “¡Ay Machete! si no queres cruzar el charco mejor que

no vengas, que no te dejamos pasar”.

“En Quilmes si te recibo Machete, y acordarte que comemos chorizo a la pomarola; te convidamos” dice la porteña,

haciendo a una alusión a una conversación que incluía a Machete y a otros dos que viajaban en moto ahora.

El cordobés que había estado aprendiendo se sienta cerca de los jugadores de ajedrez. “¿qué paso?”. “No me gusta que

hablen por todos” se justifica la porteña con el uruguayo, que se queda pensando y le responde que, y sí, son complicadas

las fronteras, te marcan mas lo que es distinto. Se quedan mirando el juego de ajedrez inerte los tres. El cordobés habla

para decir “si, son complicadísimas las fronteras, fijate que fuimos a Chuy a cargar nafta ayer... Por lo barata que es del

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lado brasileño… Nos equivocamos, cargamos del lado uruguayo, y cuando fuimos a comer… Nos robaron la cámara”. Los

interlocutores ponen gesto de pregunta. “bueno, para mí nos robaron, porque la teníamos cuando íbamos y volvimos sin…

seguro que cuando estábamos comiendo…”

La noche termina tarde. Se guarda el jenga , el ajedrez y las anécdotas. Machete apaga el fogón y los cigarrillos, algunos

se van al boliche, otros a la cama. Y si, las fronteras son complicadas y están hechas precisamente con mucho más de lo que

marca el mapa.

Por Julieta Gil

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La reinadel plagio

na vez más, urbana. Por deber, no por placer. Hoy busco lo distinto ¿pero qué es distinto? Ni ladistancia después de General Paz deja de ser urbana, ya ni mi amado Junín deja de ser urbano. Lalógica es clara: si todos necesitamos a Buenos Aires, llevemos a Buenos Aires a todos lados.U

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Hagamos una imitación falsa y rellenémosla de gente top, conjunto de status.

Aglomeración que se mueve en masa, todos como peces hacia la zona de pesca. Muy similar a unaestampida de pingüinos idénticos en pleno microcentro a las dos de la tarde, cuando el vapor sale delasfalto.

Nos gusta la igualdad, está en nuestro ADN, no digo que no intentamos ser ovejas negras, no niego quemuchos logran la felicidad de ser y punto. Pero en muchos casos el intento de resaltar, de ser distintos, noshace más semejantes que nunca. Porque siempre tenemos a quién imitar, somos grandes impostores, hastacon nosotros mismos creyéndonos originales y “a la moda”.

¿Qué es la moda? Lo que otras personas dicen que debemos usar, la encargada de decirnos si somosfashion o no, la reina del plagio.

Inmersa en mi verdad debo sincerarme. Claramente en mi adolescencia, pertenecí a una tribu urbana. Sonhijas de la moda, pequeñas discípulas de un estereotipo perfecto, el dark, el emmo, el flogger, el hippie orasta. Hoy me da cierto pudor reconocerlo, pero en mi defensa hay muchas cosas de la moda que nunca voya entender, donde la máxima es el uso de algo porque “se usa”.

Y en esta búsqueda me planteo: cuál es el uso de las polainas, ¿será abrigarse los tobillos?; cuál es el usode los chalecos abiertos, abrigarse la espalda y congelarse los brazos; cuál es el uso de los guantes sindedos, abrigarse solo las palmas de las manos; cuál es la gracia de los jeans rotos por donde entra hasta elagua de lluvia; cuál es la gracia de las gorras para atrás, seguro que es proveer la sombra que tu nucanecesita; cuál es la función de la vincha, cuando tenemos todo el pelo en la cara y la vincha atrás, ¿será queese moño gigante que tiene pegado nos protegerá del sol?

La parte más divertida son las publicidades. He visto modelos en una playa de noche (publicidad deanteojos de sol); mujeres manejando una bicicleta vintage con tacos de 15 centímetros; sobre todo laspublicidades de perfumes, donde hay personas hermosas, queriéndonos hacer creer que, si los usamos,vamos a ser tan preciosos y cool como ellos. Una vez lo creí: tenía 6 años y quería ser rubia comoCaramelito, pensaba que era cuestión de Shampoo. ¿No les parece una falta de respeto que nos crean taningenuos y consumistas?, o ¿realmente creen que usando La vie est belle somos Julia Roberts?

Lo entiendo, plantearlo de esta forma es como una decepción, peor que ver a Papá Noel fumando, pero esmomento de que abramos un poco los ojos y nos miremos como sociedad. Porque el ejemplo de la modapuede ser vacío, inútil y cómico, pero llevémoslo a cada ámbito de la praxis humana: siempre existe elestereotipo a seguir.

Como ya dije está, en nuestro ADN hasta, como sociedad, vivimos mirando a Europa y a Estados Unidos.Una hormiga en el mundo que quiere ser un depredador.

Por Sofía Bruno Laxagueborde

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El Tren: nuestro

Segundo hogarebido a la histórica concentración de la actividad en nuestra Capital Federal, me di cuenta de

que la gente adoptó un segundo hogar, donde pasa horas y horas de sus días compartiendo

tiempo y diferentes situaciones con personas las que tal vez conoce de vista, o tal vez no.

Son muchas las personas que viajan desde lugares remotos hacia capital, todos los días, todo el día a cada

hora.

El tren se convirtió, también para mí, en un segundo hogar; sí, son horas las que paso arriba de él

observando. Fue ahí donde descubrí un mundo nuevo, un mundo gobernado por sus propias leyes, con sus

estereotipos, sus rutinas, sus costumbres, un mundo donde se mezclan diferentes culturas y conviven. En

fin, un mundo sumamente raro. Considero que el tren es una fase en la vida de todos que irrumpe en nuestro

desarrollo y deja sus huellas en las actitudes de las personas para siempre; es que me recuerdo a mí antes de

comenzar a utilizarlo y sinceramente no era el mismo: mucho más inocente, más amable, tal vez un poco

más educado y seguramente más sonriente y más feliz. ¿Pero cómo puede ser que un simple transporte

público sea capaz de transformar a una persona? Les aseguro que es así y al pie de la letra, es más, me

atrevo a generalizarlo porque pienso que no existe nadie que no haya cambiado luego de comenzar a usarlo.

Por ejemplo, ¿sabían ustedes que existen diferentes estrategias para poder, tan siquiera, subirse al tren?

Claro que sí, y si no lo sabían, los invito a que las aprendan cualquier día de la semana. Al llegar el tren,

obviamente repleto de gente, comienza un proceso de “compresión extrema” para que las personas que

están afuera, esperando, puedan apelmazarse con las otras formando una masa homogénea, el tren tiene

hasta sus leyes de física. Lo más doloroso es que la mayoría de la gente va toda hacia el mismo lugar, por lo

que es difícil o imposible modificar esa postura.

Mi experiencia me dice también que existen estrategias para encontrar lugar rápidamente y viajar

sentado. Observé que las madres que viajan con sus hijos, son las personas que se bajan más rápido, tal vez

porque entre las estaciones Urquiza y Belgrano se hallen todas las escuelas primarias y secundarias, de

manera que es sumamente importante escabullirse entre las personas, esperar a que una de estas madres se

levante y de un zarpazo, sentarse sin importar nada. Digo sin importar nada porque una de las cosas que nos

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hace perder, nos quita, la experiencia en el tren, es la del respeto hacia los otros; en ese mundo nadie respeta

a nadie, no importa si es una persona mayor de edad, si es embarazada, si es un pequeño o si tiene algún

tipo de lesión. En el momento en que sube alguno de estos estereotipos que nombré, la gente desvía la

mirada, algunos hacen que estudian o leen, otros que duermen (tal vez sea la estrategia más efectiva), y

otros se ponen los auriculares mirando por la ventanilla, hasta que alguien, digamos la excepción a todos

esos, se levanta y le deja el lugar o lo peor, simplemente grita al aire diciendo: ¿¡Alguien le deja un asiento

a esta persona!? ¿Acaso esa persona no tiene voz o capacidad para pedir gentilmente un asiento?

El caso contario a este sería, por ejemplo, subir al tren con todo el vagón lleno y encontrar en la otra

punta un asiento vacío. Llegar a él, mirarlo, ver a su alrededor, la gente y su reacción y finalmente deducir:

si acá nadie se sentó es porque acá paso algo, tal vez un vagabundo vomitó allí, o una pequeña se habrá

orinado o ¿es que simplemente nadie quiere sentarse hoy? La consecuencia de tomar el lugar, es la

persecución psicológica durante todo el viaje. No tengo dudas de que, a causa de esto, alguien, algún día, se

vuelva loco.

Por otro lado en el tren, como caminando en la calle, se pueden encontrar varios estereotipos. Podemos

encontrar al “defensor”, aquel hombre que tal vez con la intención de enamorar a aquella mujer, discute con

cada persona en el vagón para que le dejen el lugar a esa pobre mujercita. También existe en abundancia el

“mirón”, no me refiero solo a los hombres que miran a las mujeres, sino también, a todas aquellas personas

que no pueden dejar un segundo de observar a todos a su alrededor. Por ultimo están las oportunistas, en

general mujeres mayores, que se caracterizan por su extrema velocidad y viveza para conseguir asientos sin

importar si había alguien esperando o no.

Hace tiempo veo en un horizonte una luz, que tal vez, sea la salida a esto. Es que veo en los barrios de

alrededores de Capital Federal, en el conurbano, que se está llevando a cabo una urbanización con extrema

rapidez. ¿Será este el fin de la centralización en Capital Federal? ¿Sera el final de nuestros segundos

hogares? Es un tema que pienso seguir en un próximo ensayo.

Por Renzo Perini

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Entre el cieloy el mar

ra el 8 de marzo de 2014, una mañana soleada después de meses de severos días deinvierno en Nueva York. La nieve acumulada al borde de la peatonal del Central Park sederretía de a poco, haciendo que la gente saltara, en puntas de pie, los pequeños ríos que

se formaban sobre el sendero. Nada parecía importar en medio de 13 grados de temperatura y un sol que ibaborrando por completo los días de frío riguroso del pasado.

Desafortunadamente, para muchos turistas y empleados que visitan la ciudad cada día, este era elúltimo día de su pasaje por la gran manzana.

A las 7 de la tarde, cuando los últimos rayos de sol ya se habían ido y el frío recuperaba suprotagonismo, JFK parecía estar en pleno caos habitual. Gente por todas partes, mostradores de compañíasaéreas abarrotados de pasajeros, niños con su alegría contagiosa (otros no tanto), ejecutivos contentos deregresar a casa después de una semana de trabajo, parejas abrazándose en llanto, en fin, una escena habitualde aeropuerto.

Para algunas de estas personas, este podría ser un lugar rutinario, para otros no. El free shop esun buen lugar para distinguir a los viajeros de poca experiencia, están de acá para allá, intentando comprartodo lo que pueden, ilusionados por los precios bajos, que no son tan bajos, pero parecen tener su encanto.

El aeropuerto de JFK tiene un promedio de 5 millones de pasajeros y más de 38 mil vuelos pormes. Es uno los más concurridos del mundo y cuenta con vuelos internacionales a casi todos los rinconesdel globo y además es uno de los principales puntos de conexión de Estados Unidos con otros países.

Es desde este punto que el 8 de marzo, exactamente a las 20 horas, se cierran las puertas delBoeing 787 de LAN Líneas Aéreas con destino a Santiago de Chile. Se trata de una aeronave moderna, queconserva en su interior una división en tres clases de viajes (una diferenciación tradicional, que continúaactuando como un separador social), una iluminación en tonos de celeste y rosa que cambian al ritmo de una

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Micaela Palazzo 1

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música que se escucha por los parlantes mientras los pasajeros embarcan, ventanillas automatizadas y unsistema de comunicación entre pasajeros y tripulación manejado por el uso de la pantalla individual. Unavión que proporciona una comodidad motivo de muchos elogios escuchados posteriormente en la fila paradesembarque en Santiago de Chile.

Algo atrapante es observar a las personas que recién se sientan. Algunas de ellas en el mismomomento, no soportan su ansiedad y prenden su televisión personal, escuchan música, testean todos losbotones y se acomodan con sus mantas y almohadas. Es como si intentaran abrazar el presente con lasmanos y prolongar su experiencia al máximo. Ya otras parecen nerviosas y dejan entrever sus miedos y sureligiosidad.

Como este vuelo de New York City para Santiago de Chile está conformado en su mayoría porun público joven, no es sorprendente que todos aprovechen para sacarse fotos con sus Smartphones y lasposteen en sus redes sociales antes que se les prenda la señal para apagar los teléfonos. Hablan eufóricoscontentos por el tiempo que pasaron en sus vacaciones y repiten innumerables veces cuánto desearíanquedarse. Pero no tarda mucho en encenderse la señal de abrocharse los cinturones, y a los pocos minutosNew York se transforma en varios puntos de luces en medio de la oscuridad y de las nubes, que más separecen a una inmensa manta, iluminada, brillante y que desde ya empieza a producir recuerdos y unaspequeñas ganas de volver a pisar el suelo.

Poco más de una hora después del despegue las azafatas se ponen a caminar con todo su charmeofreciendo a los pasajeros la cena, una de las partes más apreciadas de todo el viaje por algunos (como es micaso). Ensalada, pan, carne a la salsa y un queso imposible de olvidar dado el gusto encantador que tiene,integran el menú de este largo viaje.

Después de la cena, con las luces apagadas, mientras algunos pasajeros intentan buscar la mejorposición para dormir, otros deciden empezar con su noche. Maratón de películas. Para los aficionados a laindustria del entretenimiento un avión es un paraíso, que propone desde series, pasando por una variedad deprogramas televisivos y películas hasta músicas y revistas que aspiran a horas de vuelo más tranquilas, sinolvidarse de la posibilidad de hacer compras en el monitor de su televisión y solo esperar que la azafata tetraiga tu nuevo souvenir.

En este ambiente relajado irrumpe el grito de una madre desesperada: “¡Mi hijo! ¡No!”. Todoslos pasajeros a su alrededor automáticamente se sacan los auriculares o abren los ojos, tras una tentativafallida de dormir, para entender qué está pasando… “¡Hijo, por favor, hijo qué pasa, quedate conmigo,ayuda, ayuda!”, grita la señora con una voz descontrolada que de a poco se empieza a convertir en sollozo.

La escena se transforma rápidamente en un levantar aprehensivo de miradas, personas que salencorriendo en dirección a esta madre, y no pasa mucho hasta que algunas azafatas se den cuenta de lasituación y se aproximen a la escena.

Resulta que un joven de unos 25 años se mueve fuera de sí mismo, con manos y ojos sin controlmientras su madre y algunos otros pasajeros intentan rápidamente abrir su boca. Aparentemente, el jovenestá sufriendo un ataque de epilepsia a más de 11 Km de altura, en algún lugar sobre la costa este de EstadosUnidos.

Las azafatas que forman parte de la tripulación del vuelo LA533 no están preparadas para lasituación. Una de ellas mira la escena congelada mientras otra camina apresuradamente de un lado al otrocomo intentando pensar en una solución para el problema. Se le puede ver en los ojos el miedo y la falta decontrol del entorno, hasta que decide salir disparada en dirección al micrófono de cabina haciendo escucharsus palabras con voz temblorosa: “Su atención señores pasajeros, necesitamos con urgencia a un médico,¿hay algún médico a bordo? Por favor, identificarse, repito, necesitamos a un médico”.

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En estas circunstancias, puede ser alarmante interrogarse acerca de la preparación de latripulación que trabaja en vuelos de larga distancia. Según un estudio publicado en Mayo de 2013 por larevista estadounidense The New England Journal of Medicine (NEJM) cada 604 vuelos hay un pasajero querequiere de atención médica, es decir, que hay aproximadamente 44 mil emergencias médicas por año. Lasemergencia más comunes que se registran son desmayos (34% de los casos); le siguen síntomasrespiratorios (12,1%), náuseas y vómitos (9,5%), y síntomas cardíacos (dolor en el pecho, palpitaciones).

Lamentablemente estas situaciones son un desafío hasta para los médicos más experimentadosque pueden estar a bordo. La resolución adoptada por la 57° Asamblea General de la World MedicalAssociation (WMA) en Sudáfrica (Octubre 2006) señala algunos de los desdenes más importantes queenfrentan los médicos que prestan servicio voluntario en aviones. Problemas que pueden ir desde la falta deequipamientos médico de la aeronave, la falta de entrenamiento y conocimientos limitados de la tripulaciónque no puede prestar asistencia al pasajero y al médico, hasta a la incertidumbre en cuanto a laresponsabilidad legal, en especial en vuelos internacionales o dentro de Estados Unidos. Aunque muchascompañías aéreas proporcionen cierto tipo de seguro para los médicos y algunos civiles presten asistenciavoluntaria durante los vuelos, no siempre es el caso e incluso cuando existe, las cláusulas del seguro nosiempre pueden ser explicadas y comprendidas de manera adecuada en una crisis médica repentina. Lasconsecuencias financieras y profesionales de demandas contra los médicos que prestan asistencia pueden serde muy alto costo. La resolución frente a toda esta exposición, termina planteando una serie dereglamentaciones para la protección de pasajeros y médicos.

Desgraciadamente las medidas solicitadas en la resolución de la WMA no parecen ser la realidadaplicada en las empresas áreas actualmente. Invertir en capacitación extra y constante para las tripulacionesy adaptaciones de las aeronaves podrían implicar gastos millonarios a las compañías aéreas y resultar en unimpacto directo en la cantidad de asientos lo que podría verse reflejado en sus márgenes de beneficios.

A esto cabe señalar acorde al artículo 17 del Convenio de Montreal (firmado por varios paísespara unificar reglas del transporte aéreo) que el transportista es responsable del daño causado en caso demuerte o de lesión corporal de un pasajero por la sola razón de que el accidente que causó la muerte o lesiónse haya producido a bordo de la aeronave o durante cualquiera de las operaciones de embarque odesembarque.

El joven pasajero a bordo del vuelo de New York a Santiago de Chile tuvo la suerte de quealgunos minutos posteriores a su emergencia, un médico que viajaba en primera clase haya prestado auxiliotranquilizando a su madre, a los vecinos de asiento y a la propia tripulación que se veía nerviosa.

Después de aproximadamente 30 minutos acostado en el piso de la aeronave, el pasajero, con laasistencia del médico y por cortesía de la tripulación de cabina caminó lentamente (acompañado por sumadre) a primera clase para terminar el viaje en condiciones más cómodas después de un susto tantoinesperado como aterrador, que para cualquier testigo de lo ocurrido dejó algunos interrogantesinquietantes.

Hace mucho que se considera volar el modo más seguro de viajar. Pero al mismo tiempo laaltitud, la baja presión atmosférica (que es lo que produce el efecto de sueño en el aire) y otros factorespueden impactar de maneras adversas en el cuerpo humano. Imprevistos que sumados a la falta depreparación de la tripulación de cabina pueden hacer que un viaje, que para algunos resulta placentero, paraotros tenga un final no tan feliz.

Por Jean Michael

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5 minutos másBendito sea el momento en que una pueda despertarse sin despertador un día de semana, preferentemente

si es un lunes, (mejor), pero por el momento habrá que esperar. Lógicamente mientras activo la alarma para

la mañana siguiente, voy pensando para adentro en todo lo que tengo que hacer( aunque a veces se me

escapan los dedos como si estuviese sumando muchas cosas): terminar el trabajo práctico, pagar el celular,

que como de costumbre lo pago el mismo día del segundo vencimiento, y si llego temprano lo pago cerca

del trabajo, entretanto, pienso en otro quehacer de la casa, y si los cálculos no me fallan, joya... llego a

tiempo para hacer todo lo que quiero.

Mientras mi cabeza sigue carburando, agradezco a los celulares inteligentes que suenan cada 5 minutos

por si nos quedamos dormidos y son útiles para las personas perezosas como yo, entonces me consuela

saber que en el momento en que suene el despertador no me tengo que levantar, sino que tengo unos

gloriosos 5 minutitos más para remolonear y seguir calentita dentro de la cama. De esta manera le doy

´´activar´´ a la alarma de las 6:55 e infaltable el gritito, ´´ Mamá despertarme por favor que tengo que hacer

un montón de cosas, no me dejes dormir de más´´, sabiendo que me voy a levantar a las 7 que suena más

lindo y menos doloroso que las 6 y monedas y no solo eso, sino que también la voy a hacer despertar a la

pobre santa para nada, porque mi idea no es levantarme exactamente a esa hora. Y espero no levantarme

sola a las 6:50 porque se me antoja ir al baño y ni hablar del hermoso zumbidito en el oído de algún

mosquito atrevido porque eso sí que me pone de mal humor por no poder disfrutar de mis 5 minutos. ¿Pero

qué tan necesarios son esos minutos de más, acaso me van a satisfacer más que esas 6 horas anteriores de

descanso? ¿Será que tengo ganas de terminar esa historia que estoy ´´soñando´´ para poder contársela a

todos? Después de tanto pensar, el cansancio me gana.

Listo, ya sé qué ponerme y mágicamente estoy cambiada, solo me faltaría peinarme... ah no, pará, es una

imaginación entre sueños, todavía sigo tirada en la cama habiendo parado el despertador por tercera vez. ¿Si

abrí los ojos y me despabilé antes de que suene el celular, porque no puedo despertarme antes de ese

horario, acaso para mi inconsciente está mal? En fin, curiosamente me levanto más que 5 minutos tarde,

pero la verdad no consigo saber de quién es ´´la culpa´´.

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Mis horarios diagramados ya no son los mismos, el trabajo lo termino a los arañazos. Y espero llegar a

pagar el celular para que no me lo corten justo el fin de semana. ´´ Llévate el paraguas porque va a llover´´,

escucho desde el primer piso, claro, ese infaltable exceso de cuidado de las madres. No me lo llevo porque

no pinta llover.

Llegás corriendo al subte y escuchás la voz por el parlante que dice: ´´ La línea A se encuentra

interrumpida para atender a un pasajero´´. Las palabras que salen de mi boca y cabeza no son para nada

dulces... entonces, ¿la culpa la tiene el pobre pasajero por descomponerse o yo por quedarme 5 minutos más

en la cama y no haber agarrado el anterior?

Bajo del subte y se larga a llover. ¿Será que el día que sea madre tendré la razón siempre? Porque todo lo

que dicen, pasa.

Y sí, ya a esta altura el celular que me lo pague Dios porque no llego y menos a la hora que salgo de

trabajar.

Ahora, si no existiera mi necesidad obsesiva de quedarme 5 minutos más en la cama: le pegaba una

revisada más profunda al trabajo práctico, pagaba el celular, tomaba genial el subte y no solo eso, sino, que

no llegaba empapada al trabajo.

Por lo tanto me vuelvo a preguntar ¿son de verdad necesarios esos lindos 5 minutitos más en la cama? ¿lo

cambiaré? Si me retraso con las cosas. Inevitablemente aparece el famoso´´ Bueno, mañana me levanto más

temprano y lo compenso´´, pareciera que me quiero auto- convencer con esa frase que ya la quemé hace

bastante. Ahora casi todos los días me pasa lo mismo, 5 minutitos más y me levanto, de nuevo lo mismo.

Pero la verdad me hace levantar de otra manera y qué lindos que son esos 5´ minutos de más

por Micaela Palazzo

Micaela Palazzo 2

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Caminatas

estratégicas

ay tantas formas de caminar como gente en el mundo.

Están los que hacen caminata shopping: no es exclusiva en centros comerciales,vale para todo ámbito, para caminar en plena avenida Corrientes en hora pico, porejemplo. La gente que adopta esta caminata es admirable cómo anda sinpreocupación, por el medio, de a ratos indecisa por dónde deambular.

Luego están las caminatas tortuga, que sirven para los caminantes que quierenhacer tiempo debido a varias razones. A diferencia de la primera caminata, los que usan esta, sonconscientes de que ellos no tienen apuro, y caminan a su tiempo pero sin molestar a los que eligen el tercertipo : la caminata karting. Yo me considero una de este tipo. En este modo de caminar no importa si estásapurado o no, lo que importa es llegar a destino. Caminar es un medio de transporte más y para ello hay queesquivar, como sucede con los autos, a las personas.

En fin, podríamos estar horas tratando de clasificar los distintos modos de caminatas que cualquierapuede ejercer. Sin embargo hay una más que merece ser nombrada y analizada: la caminata estratégica. Nola practican muchos, es una actividad preferentemente, de mujeres.

La usan como un recurso para evitar los piropos callejeros. Con piropo, estoy siendo generosa pero,bueno, no hay que despreciar el trabajo de ellos. Sí que son ingeniosos. Carburan tanto (la cabeza) paradecir las cosas jamás dichas, las más insólitas, en el lugar más público: la calle. Sin embargo hay queagradecerles, ya que debido a su ingenio hacen idear estrategias a las mujeres: cruzar a mitad de cuadra lacalle rápido, mirar para abajo, tomar otras calles al visualizar que, en la próxima esquina, hay alguno deellos (entre otros recursos).

Analicémoslos. Como primer piropeador está el héroe, aquel que madruga y brilla con el sol, y desde lomás alto del edificio en construcción, toma su tiempo, se arriesga y grita frases de amor y deseo.

Otros piropos callejeros pueden provenir de los viejos verdes, no por querer depreciarlos, pero algúnadjetivo calificativo tienen que tener. Ellos te hacen creer que para el amor no hay edad, unos completosesperanzados, que apenas pasan con sus autos antiguos, te hacen recordar que tu abuelo tenía uno parecido,

H

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pero de otro color, y es ahí cuando tratás de memorizar la patente del auto de tu abuelo, pero no hay caso,un episodio tan lejano no llega a instalarse en tus recuerdos de forma nítida.

No nos tenemos que olvidar de los verdaderos machos. Desde su gran camión, desde su gran castillo, conuna bocina de por medio y un silbido a continuación, profesan (a través de palabras con las que estánfamiliarizados, como “gomas”, “delantera”, o “depósito”, entre otras) su admiración a esa mujer que pasa.

Sin embargo, los peores son aquellos que nadie espera que actúen. Venden una imagen de educados,tranquilos, pero no, ellos conforman el grupo de los sorpresivos. Te clavan la mirada, te inhiben, y largansus piropos como si lo hubieran estado ensayando desde la noche anterior y esperan a que la mujer indicadapase. Lamentablemente no es así, y en este punto coinciden todos los piropeadores, todos sabemos que nohay mujer especial.

Ahí están: los héroes, los esperanzados, los machos y los sorpresivos. Todos consideran a la mujer comosu bebé, como lo más hermoso, como la reina. Ahora bien, esto, ¿No es lo que toda mujer quiere? ¿Acasolas mujeres no quieren que un hombre se arriesgue por ella, crea en el amor a pesar de la edad, lassorprendan con dulzura pero que tengan un lado de macho? Si esto quieren las mujeres, ¿Por qué norespondemos con alegría? Todo lo contrario, nos causa tanta rabia, impotencia, que terminamos por adoptarla caminata estratégica. No logramos entender la necesidad de tanto piropo callejero. Y vaya enojo si algunavez, la medida de la caminata no nos funciona y tenemos que pasar por al lado de los piropeadores, con lacabeza gacha o mirando muy fijo al frente y con una cara de pocos amigos. ¿Por qué será?

Mientras tanto, perdonen, piropeadores, por no saber lo que queremos; o no, mejor perdonen por hacerlescreer que esto es lo que queremos.

POR LULA FABIANI

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pero de otro color, y es ahí cuando tratás de memorizar la patente del auto de tu abuelo, pero no hay caso,un episodio tan lejano no llega a instalarse en tus recuerdos de forma nítida.

No nos tenemos que olvidar de los verdaderos machos. Desde su gran camión, desde su gran castillo, conuna bocina de por medio y un silbido a continuación, profesan (a través de palabras con las que estánfamiliarizados, como “gomas”, “delantera”, o “depósito”, entre otras) su admiración a esa mujer que pasa.

Sin embargo, los peores son aquellos que nadie espera que actúen. Venden una imagen de educados,tranquilos, pero no, ellos conforman el grupo de los sorpresivos. Te clavan la mirada, te inhiben, y largansus piropos como si lo hubieran estado ensayando desde la noche anterior y esperan a que la mujer indicadapase. Lamentablemente no es así, y en este punto coinciden todos los piropeadores, todos sabemos que nohay mujer especial.

Ahí están: los héroes, los esperanzados, los machos y los sorpresivos. Todos consideran a la mujer comosu bebé, como lo más hermoso, como la reina. Ahora bien, esto, ¿No es lo que toda mujer quiere? ¿Acasolas mujeres no quieren que un hombre se arriesgue por ella, crea en el amor a pesar de la edad, lassorprendan con dulzura pero que tengan un lado de macho? Si esto quieren las mujeres, ¿Por qué norespondemos con alegría? Todo lo contrario, nos causa tanta rabia, impotencia, que terminamos por adoptarla caminata estratégica. No logramos entender la necesidad de tanto piropo callejero. Y vaya enojo si algunavez, la medida de la caminata no nos funciona y tenemos que pasar por al lado de los piropeadores, con lacabeza gacha o mirando muy fijo al frente y con una cara de pocos amigos. ¿Por qué será?

Mientras tanto, perdonen, piropeadores, por no saber lo que queremos; o no, mejor perdonen por hacerlescreer que esto es lo que queremos.

POR LULA FABIANI

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Manipulación

El Bar

El hecho tuvo lugar en uno de los barrios porteños más antiguos, el histórico barrio de Chacarita, en laintersección de la famosa Av. Lacroze y la calle Rosetti. Antiguamente, cuando el barrio no estaba súperpoblado, la esquina estaba ocupada por una familia reconocida que se dedicaba a reparar heladeras yequipos de refrigeración. Tenían un pequeño negocio al mando del viejo Frank, que falleció de grande ydejó la inmensa esquina abandonada, sin ningún tipo de actividad. Con el tiempo, el barrio creció y seconvirtió en uno de los más concurridos de la ciudad. Las pequeñas y antiguas casas fueron testigos dellevantamiento de grandes torres que opacaron el pintoresco y porteño estilo que poseía el barrio. Los cafésdonde los vecinos se juntaban a hablar de política, a discutir sobre el clásico barrial, Chacarita-Atlanta, yleer las noticias diarias, se transformaron en casas de café con tendencias comerciales, con música pop delmomento.

Aquella esquina, que todavía no había sido víctima de la construcción moderna y que aún conservabasu aire anticuado, finalmente cayó. Un grupo empresario la compró y edificó departamentos modernosos, nomuy caros. En planta baja se hizo una cafetería. Tardaron un tiempo en terminarla, casi un año y medio.Toda vidriada, contaba con tres entradas; el interior estaba ambientado al estilo vintage. A la entrada habíauna barra de mármol donde se despachaba la parte de heladería, continuo la parte de cafetería. Todo se veíamuy iluminado, no existía un solo rincón donde hubiera una pizca de intimidad y una luz menos intensa.Los adornos desbordaban el negocio: los famosos pingüinos para servir vino de todos los colores posibles,silloncitos y taburetes de colores alegres, lámparas hechas con tazas que cuelgan del techo. Por supuesto nopodía faltar el servicio de wifi libre. Los trabajadores administrativos de los alrededores solían ocupar todoel salón con sus computadoras notebook durante el mediodía.

En la esquina opuesta, un café antiguo no muy solicitado, que todavía sobrevivía, era mi lugar. Allíconocí el caso.

El Chico

Esteban Hernández. Tenía 19 años y era un chico alegre, extrovertido y confiable. Cuando se trataba detrabajo era muy estricto, quería que todo se cumpliera tal como le habían prometido. Por otro lado poseíauna característica típica de la mayoría de los jóvenes de su edad: era muy fácil de convencer (característicaque considero importante y que servirá para entender el caso) Según la declaración de uno de losempleados que compartían el turno con él, era su primer empleo.

Había comenzado hacía 4 meses porque conocía al dueño del local, Andrés Casas, (aparentemente,amigo de su padre) un hombre alto de aspecto confiable e indefenso, pero esto era solo una máscara. Eraespecialista en la manipulación de personas, tenía las herramientas para seducir y convencer a cualquierindividuo según sus necesidades. Hernández y Casas se conocieron antes de que se inaugurara el negocio.

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Casas estaba terminando de construirlo y necesitaba gente para comenzar a trabajar ni bien se realizara laapertura. En otras palabras lo que necesitaba era alguien de confianza, un mano derecha, alguien que fuerasus ojos dentro del negocio y entre los otros empleados. Vio en Hernández esa persona que estababuscando: alguien lo bastante desinformado acerca de los valores de un sueldo, de un trabajo en blanco, dela cantidad de horas y tareas a realizar. No perdió tiempo y puso en actividad sus herramientas deseducción: le prometió el puesto de encargado. Probablemente Esteban, enceguecido por la cifra de dinero,aceptó sin evaluar la propuesta ni un segundo. Según las declaraciones de sus compañeros luego del hecho,Esteban había colaborado en gran medida con el proceso de crecimiento del local, en otros términos, losprimeros meses parecía tener puesta la camiseta del negocio; era muy estricto con todo y todos, hasta con elmismo. Una de las declaraciones de uno de sus compañeros, precisamente Diego Rimbado, heladero, 19años, con alto grado de experiencia en este tipo de trabajos, víctima de una vida llena de baches: sin padre,sin madre, con un hijo recién nacido y solo en compañía de sus abuelos. Me parece importante destacar laspalabras textuales de Rimbado para demostrar el grado de manipulación que se ejercía sobre Esteban: “Enlo más profundo de su mente, existía esa fantasía acerca de crecer en el empleo y luego ocupar cargos másimportantes como el de inspector o tal vez dueño de un local propio. Solo que nunca se detuvo a pensar queera una simple cafetería. Yo se lo vivía repitiendo.”

La Realidad

Había pasado un mes desde que se había abierto el local. La rutina de Hernández comenzaba a las 6:30,cuando salía de su casa en San Martin. Caminaba hacia la estación de tren más cercana que era San Andrés.Hacía un trayecto de 4 estaciones hasta llegar a Villa Urquiza, bajaba y tomaba el subte de la línea B hastaLacroze y caminaba hasta el local. Esto lo repetía todos los días de la semana exceptuando los jueves, queera su día de franco. Con el paso de los días se podía observar la transformación en el humor de Esteban. Enotra de las declaraciones de sus compañeros en este caso la de Aldana Paredes, una mesera, de 40 años,madre de dos hijos pequeños, separada, y plenamente atrapada a su trabajo full time (aunque con un sentidodel humor extraordinario), se puede ver la transformación de Esteban con el tiempo: “Lo veía cada vez másdeteriorado, cada vez más flaco, con menos sonrisa y sentido del humor… Ya no era ese chico estricto yactivo durante el trabajo”.

Hernández abría el local a las 8:00, llegaba a las 7:45, en 15 minutos se dedicaba a realizar con extremavelocidad todas las tareas para la apertura del local, sin ninguna ayuda, ya que el primer compañero llegabaa las 8:30. Sin duda, creo que Hernández sentía que iba en contra de la corriente, al revés de cualquierpersona común. Con el paso de las semanas y los meses, su mal humor se hacía cada vez más evidente ensus charlas con los demás, en la forma de atender al público y de realizar sus tareas. A esto se le agregó elmal trato recíproco entre su jefe y él y una serie de malos episodios.

El Enojo

Se le exigía mucho en comparación en los demás empleados. Sin embargo, él era consciente de que susueldo se adecuaba a las tareas que realizaba y que los demás, al tener cargos menores, simplementecobraban menos. Pero esto no era así y lo descubrió, un día de calor cuando llego al local; se cambió con eluniforme, todo de color marrón, sacó las mesas a la vereda, las limpió, luego entró e hizo el recuento de lacaja, prendió las luces y abrió, obviamente todo en 15 minutos como lo solía hacer. Al entrar Diego lo

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saludó. Todavía no había clientes en el local así que comenzaron a charlar antes de que llegara Casas, quehabitualmente lo hacía alrededor de las 9:00. Esteban fue directo y le preguntó: “¿che pasaste por el cajero?,¿No sabes si se te acredito el sueldo?”, a lo cual Diego respondió que sí, que había pasado esa mismamañana y tenía todo el sueldo intacto, $5500, como todos los meses. En ese momento Hernández seestremeció, sintió como si todos los de su alrededor lo estuviesen engañando y respondió preguntando“¿Cuánto?, ¿$5500?” Es que no tuvo casi que razón para advertir que: a pesar de su cargo, que era mayor alde los demás; sus responsabilidades, que eran más que los demás; sus horas de trabajo que eran más que losdemás y sus tareas que eran más que la de los demás, cobraba igual que el resto de los empleados.

Según las declaraciones de Rimbado, ese día notó que Esteban estaba pensativo, como si algún hecho oalgo concreto, no lo dejara estar tranquilo. Y que alrededor de las 9:00, cuando Casas entraba a su local, sedirigió a él con una sola frase “Ahora vengo Andrés!” Y se marchó.

Esteban se dirigió al correo, a dos cuadras de la cafetería.

Los Hechos

Camino dos cuadras con pasos rápidos, llegó al correo, pidió el telegrama de renuncia, lo redactó y lodevolvió completo. Volvió al local sin decir ni una sola palabra, se dirigió a Casas y le dijo:“Andrés puedohablar con vos un segundo?” Fueron los dos al depósito que se encontraba en la parte de atrás del local,donde guardaban toda la mercadería.

En ese momento había llegado Aldana y estaba limpiando los baños de mujeres que se encontraban allado del depósito. Según sus declaraciones, se escuchaban gritos de todo tipo (si algo caracterizaba a Casas,era que siempre que discutía recurría al grito, sin importar quien estuviese escuchando): “¡Como me vas adecir esto ahora!, a una semana del primero de Enero justo el día que más laburamos!”. Según la deducciónde Aldana, Andrés estaba enojado porque Hernández había decidido renunciar a pocos días de año nuevo, eldía que más trabajaba de heladería.

Mientras tanto Diego no escuchó nada, estaba en la otra parte del local, limpiando las heladeras quecontenían los helados. Escuchó un portazo que venía desde el depósito y a Esteban gritar: “¡Ah, y quiero laliquidación porque me voy de vacaciones!” Seguido de esto, vio a Casas salir detrás de él diciéndole que nopensaba pagarle ni un solo centavo. Esteban agarro su mochila que estaba en la cocina, y se fue por la puertaprincipal.

Al otro día, era sábado. Esteban llego al local, puntual como siempre, abrió a las 8:00 y comenzó sujornada laboral. El clima no era el mismo de siempre, sus compañeros no sabían si preguntarle acerca deltema o dejarlo pasar. El telegrama llegó a las 10:25, Casas no estaba en el local, lo cual era raro. Su llegadase había atrasado hasta las 14:00. Hasta ese momento, según Rimbado y Paredes, Esteban parecía estar muynervioso, como inquieto. Les había comentado que solo quería cobrar su sueldo junto con la liquidación y alas 17:30, cuando finalizaba su jornada, irse a lo de su novia que lo esperaba con tantas ansias y celebrar elnuevo ciclo que aguardaba. Por otro lado les había comentado sus planes acerca de las vacaciones con suspadres: viajar en 10 días a Mendoza y luego de dos semanas irse a Chile a disfrutar de la playa. Esta era otrade las cuestiones por la cual necesitaba la plata.

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A las 14:00, Andrés arribó al local, saludó a los demás y llamó a Esteban nuevamente al depósito, allíhizo el recuento del dinero total, aparentemente una suma importante pero no tan grande, nadie supo cuántoexactamente. Intercambiaron papeles, Esteban le entregó el telegrama de renuncia que había llegado esamañana y Casas le hizo firmar unas planillas. Al finalizar, se fueron hacia el salón y el jefe le dirigió lassiguientes palabras: “Un gusto haberte tenido acá, lástima que te tengas que ir. Disfruta tus vacaciones enChile che!”. Era raro que supiera acerca de sus vacaciones, pero de todas maneras a Esteban no le importó,ya estaba tranquilo porque tenía su dinero y pensaba en nunca jamás volver a pisar ese lugar.

A las 17:00 comenzó a hacer el recuento de la caja de su turno para dejarle lugar a la cajera del turnonoche. Al parecer había unos $8756 en ese momento. Esteban los dividió en 8 sobres con $1000 pesos cadauno y los tiró en un buzón que se dirigía a una caja fuerte en el subsuelo del local, al que solo tenía acceso elseñor Casas. En la caja solo quedaban $1756. Alrededor de las 17:20 se fue al depósito, agarró su mochilacon sus cosas y se metió al baño de discapacitados donde se cambiaba. Guardó el uniforme en la mochila ysalió alrededor de las 17 y 30. Uno de los heladeros del turno noche introduce una canción: “Chau, chau,Adiós…” Esteban comienza a saludar a sus compañeros uno por uno los abraza fuerte y les dice unaspalabras, las cámaras del local muestran perfectamente toda la situación.

Se dirige hacia la puerta vidriada, deja pasar a una señora que estaba entrando al local, y saleacomodándose los anteojos de sol. En ese momento dos personas en una moto se estacionan en la esquina,uno de los dos se baja, sin sacarse el casco, saca de su cintura un revólver calibre 38 (que se logra distinguirpor las cámaras del lugar que daban hacia la calle), lo apoya sobre el estómago de Esteban y dice “Dame lamochila wacho”. Por lo que se puede deducir viendo las cámaras, Esteban no reacciona, se queda quieto yaprieta su mano en la que tiene una de las ligas de la mochila.

Según Diego Rimbado, Esteban suelta su mochila y la deja caer al piso, el motochorro la recoge y de lafuria que le da el acto, descarga un tremendo culatazo en la cabeza de Hernández. Este cae sin ningún tipode expresión, como un saco de arena al piso, y los motochorros se dan a la fuga.

Pequeña deducción

Ahora bien, teniendo en cuenta la hora, las 17 y 40, hora en la que Esteban ya dejaba su turno, teniendoen cuenta el lugar donde sucede el hecho, es decir fuera del local, teniendo en cuenta que lo que muestranlas cámaras es que los delincuentes se dirigen directamente a Esteban y a su mochila, se puede sacar laconclusión de que los delincuentes estaban, de alguna manera, informados de que la víctima llevaba consigouna suma de dinero bastante importante. Si uno se pone a pensar en las palabras que dirigió Casas a Estebanantes de retirarse del negocio alrededor de las 14:20, ¿se puede concluir que haya sido el jefe el informantede los delincuentes y quien tuvo la intención de planificar este hecho? ¿Otro hecho de explotación ymanipulación hacia los jóvenes que buscan su primer empleo?, un dato a tener en cuenta: el 70% de losjóvenes que consiguen su primer empleo son sometidos a diversas formas de explotación y manipulación;episodios que pueden acabar mal.

POR Renzo Perini

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LA DROGA DE EL ARCOIRIS DEL AMOREl amor implica dos elementos o personas que se relacionan. Al menos uno de ellos tiene un sentimiento profundo

hacia el otro. Este ingrediente emotivo puede ser muy variado: amor carnal, platónico, fraternal, pasajero, espiritual y unlargo etc. No hay un modelo específico. De hecho, es posible tener dos sensaciones opuestas y al mismo tiempo: amor yodio. Una de los aspectos singulares del amor es su componente que encierra dos sentimientos contrapuestos. Hay un amorgeneroso, que venera al ser querido, que es comprensivo y bondadoso. Por el contrario, tiene una cara menos amable: laobsesión, los celos o el intento de posesión de la persona amada. Hay quienes consideran que estos ingredientes nomanifiestan un verdadero amor. Esta polémica sobre la autenticidad del sentimiento amoroso es un ejemplo del debate quesuscita. Por esta misma razón hay personas que pueden llegar a un extremo de realizar cosas, y colocando como excusa elamor o que lo hicieron por amor. Unas de estas cosas vienen relacionadas con el sentido de las drogas, hay gente que llegaa hacer lo que su pareja hace por pura y simple obediencia o demostrar su verdadero amor. “la pruebita del amor”.

Por otro lado ¿Escucharon alguna vez sobre el LSD? El Lsd es una "droga" que comúnmente viene en unaestampilla impregnada de esta sustancia, también se puede encontrar en gotas y otras formas. El efecto comienza despuésde 30 a 45 minutos de haberlo tomado, comienza como un bienestar contigo y con el mundo a tu alrededor, todo se calma,respiras más profundo y comienzas a sentir una unión más espiritual con la gente a tu alrededor y con el mundo biológicoque te rodea, puede durar "bastante" tiempo, en realidad eso no se sabe porque la noción de tiempo se pierdecompletamente. El mundo va entrecortado, quiere decir qué primero estas en un lugar y en un pestañeo estas en otro. Norecordaras nada del camino en el medio. Pero no te preocupes ya que mientras camines te darás cuenta de que lohaces. Sentirse en un punto neutro, donde la alegría y la tristeza están ahí en su punto más extremo, serás enormementefeliz, como también enormemente triste (si tu quieres).

Les contare mi encuentro con esta droga, creo que de alguna manera servirá para que aprendan que el amor y lasdrogas es la combinación más peligrosa.

A veces caminaba por las calles durante horas, viendo a la gente, sintiéndome diferente de todos aquellos aquienes observaba durante esos largos recorridos. Sentía un verdadero alivio al mezclarme con esa multitud anónima, nadieme conocía, no conocía a nadie. Un anonimato sólo posible en las grandes ciudades. Caminar junto a todos aquellos que sedirigían a alguna parte, que debían cumplir un horario, que tenían prisa y cansancio. Yo, nada. Ni horarios que cumplir, nicitas, ni dirección concreta, sólo caminar y caminar. Pensando que todos deberíamos vivir rodeados de nuestros semejantes;sin embargo, yo no encontraba semejanza alguna en los demás. Una desesperanza enorme, ese acostumbrarme a noencontrar jamás alguien con quien ser yo misma. Sólo interrumpía mi vagabundeo para entrar en las librerías. Entrabacomo cuando era niña y mi abuela me llevaba con ella a la iglesia. Me gustaba la soledad, la frescura, la penumbra de laiglesia entre semana. Podía sentarme quieta, en silencio y nadie me reclamaba nada. Nadie que preguntara por qué era tancallada, nadie que reprochara mi timidez. Esa misma sensación de paz me rodeaba en las librerías. Adentro se alejaba elmiedo de defraudar a los demás, de no ser como ellos pedían.

Una noche, donde descubrí un mundo tan perfecto y lleno de subrealidad, entramos en un palacio de cristal y con lamirada pérdida en el techo un reflejo nos decía quien éramos en realidad. Los dos pensábamos, en nosotros mismos,Imaginándonos, lo hermoso que serían nuestras vidas juntas. Una vida que jamás será verdad por nuestra grandiosadiferencia de pensar. Al ver la sombra de nuestros cuerpos el veía las tinieblas de su oscuridad y yo, yo veía el maravillosofuego de nuestro amor.

Pero aun así, nuestra fantasía era algún día encontrarnos en nuestros mundos, Los dos, frente a frene tan soloqueríamos hacer el amor, él y yo juntos de nuevo; pero no se logró.

Esa noche me confeso: - Lo siento, no eres tú, soy yo

En mi cabeza todo era más interesante, lleno de colores, yo veía arcoíris y todo solía pasar mucho más rápido, es elúnico lugar donde podía hacer lo que quiera, hasta volar si así lo deseaba ¿Pero lo deseaba? y entonces lloraba. Pero,¿Porque lloraba? y se me salían las lágrimas, sentía miedo, seguía llorando, mis lagrimas cesaban y todo volvía alcomienzo, entonces veía nuevamente el arcoíris y volvía a sonreír. Esto se llama “El LSD del amor”

Vivo en un paraíso lleno de amor y bondad. Mis ojos color miel describen lo dulce que soy con cada persona que voyconociendo. Voy de aquí para allá, de allá para acá buscando la felicidad de los demás. No me enamoro de la gente, sin

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embargo encuentro tan fácil la forma de querer a todo aquel que quiera ser querido. Me gusta lo desconocido y en ocasioneslo prohibido, los mundos distintos y complejos. Pero nunca encuentro la forma de llegar a ellos.

El, es un chico realmente diferente a mí, pero por su hermosa diferencia de pensar y actuar logra cambiar mi forma depensar y hasta con sus pequeños detalles a enamorarme, algo que pensaba imposible.

De repente llega a mi vida un ser. Llega una persona capaz de hacer lo que yo quería, cada vez que en mis caminatashuía. Una tarde, con el resplandor de los arreboles del anochecer lo veo. Su mirada tan hermosa, su mirada tan llena demalicia. El inspiraba ternura, confianza, alegría y mucho, mucho miedo.

Era un chico diferente a todos los que había conocido. Era como si quisiera estar con él siempre y a veces ni siquieraquería saber que existía. Lo aprendí a querer más rápido de lo normal.

Me gustaba porque no era perfecto, porque llego justamente cuando no lo esperaba, cuando pensaba que nadie se vainteresar en mí. Me gustan las personas que llegan así de repente, esas que sacuden tu vida, las que atrapan tus sueños paraque no se escapen, las que pelean con tus miedos, a los que no les interesa ser un personaje de un cuento de hadas, el queabre el paraguas y se queda junto a ti en los días en que el sol no quiere salir y que la vida sea tu principal enemiga porquelo intentas todo y todo falla. Ese, el que se queda aunque tenga razones para irse, porque es el que te empuja para ser mejorcada día y no tener miedo de ser diferente.

Pero como todo en las cosas, en la vida y en los rumbos. No todo puede ser color rosa, ni tampoco una perfectafelicidad. Me encontré entonces, con que Oliver no era del todo lo que yo pensaba, o tal vez sí. Pero que todo lo que en elveía era provocado por algo fuera de lo normal. Su grandiosa espontaneidad y forma de actuar no más eran las respuestas asu drogadicción.

Querer cambiarlo se me había convertido en todo un reto. Desde entonces empecé a vivir otro mundo, otros mundos,otras ideas, otros pensamientos, otras personas; alcance a convertirme en su alumna. Empecé a querer adentrarme en estemundo tan desconocido pero deseado a la vez. Había algo en mí que no me detenía, quería seguir. Había algo en mí que mehizo probar su mundo, sus drogas.

Con una palabra calmaba mis tempestades, ahuyentaba mis temores, alejaba mis demonios, me devolvía la alegría. Conuna palabra me enterraba en el olvido, sepultaba mis ilusiones, me avivaba al delirio. Éramos dos polos opuestos en lamisma batería, en la batería que me enciende y me apaga. Lo odiaba por defensa, lo quería sin permiso. Para bien o paramal, me llevaba a los extremos, al máximo de mí, a mis mejores y peores momentos.

Empezamos a vivir una vida completamente distinta a la que imaginaba, el chico que había conocido no era lo que yopensaba, pero me gustaba. No teníamos una relación formal pero amor entre los dos seguro si había. Era su amiga cuandoél me lo pedía, lo escuchaba porque así lo deseaba. ¿Pero yo? ¿Qué era lo que yo quería de el? Si sabía que no era lapersona indicada, ni tampoco quería estar para siempre con él. ¿Era amor o no? Lo que había entre los dos eraindudablemente una leve confusión de amor, que sin darnos cuenta estamos conociendo las locuras de esta singular perohermosa y peligrosa confusión. Así que, decidí irme.

Voy a recordar la pequeña habitación, la sensación de ti, tu música, nuestro saludo de la mañana, nuestras tardes, lasnoches, nuestros cuerpos juntos, tus abrazos, tu risa y esa calidez tuya que me hizo reír de nuevo.

Y a pesar de los naufragios, de las tormentas, tempestades sin causas y muchas muertes sin causalidades, hoy lavida me enseño que el arcoíris que soñamos es la magia de dos mundos totalmente complementados, que el amor no es otracosa que el dolor de nuestro cuerpo; que la gente está muy loca por querer volar en el cielo. Seguiré enamorándome detodos y a la vez de ninguno, así lo encuentre o se me pasen los años. Me quedo con mi lógica cincuentera del amor, porquees de eso que soy testigo. No me sirven las relaciones casuales ni la palabra de hombres a los que en lugar de hombría, sóloles quedan hormonas.

Mañana otra mariposa de amor llegara.

Por Ingrid Delgado Correa

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La paradoja de nuestra

sociedad: vivir presos

de nuestros propios

miedos.

oy en día antes de salir de nuestra casa, tenemos la costumbre de cumplirmecánicamente con una serie de “ítems” fundamentales para nuestra seguridad:Primero, constatar que el perro quede afuera, segundo cerrar la llave de gas, después

bajar las persianas y las cortinas, trabar las puertas, del patio y el garaje, activar la alarma quedetecta hasta el movimiento de una mosca, prender las luces de la entrada y apagar las lucesdel interior de la casa, cerrar y constatar que cerró perfectamente la puerta de entrada, fijarseque la luz de la alarma esté encendida, y finalmente salir por el portón o reja y volver aconstatar. Describirlo de esta manera suena algo paranoico y esquizofrénico, pero creo que esla manera en que nos acostumbramos a vivir. Somos “presos de nuestro miedo”. En este caso lollamaríamos INSEGURIDAD. Pero a esta palabra, yo le atribuyo otra significación además dela que comúnmente suele relacionarse con robos, delincuentes, etcétera.

Sentir inseguridad no es solamente sentir miedo. También la inseguridad le ganó a laconfianza, a la palabra, la promesa y el valor. Nuestras relaciones se establecen mediante unacomputadora, aparato que contiene todo aquello que precisamos a la hora de conectarnos con elmundo exterior y ajeno, lleno de nuevas historias y novedades. Cada persona en el mundo escomo un ente que produce y emite discursos, imágines, videos, lo que se le ocurra, que luegopodrá compartir virtualmente con todo el mundo, por varias razones, algunas estúpidas, peroque resultan importantes y mitigan el anonimato. Somos mediáticos, vivimos contando qué

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hacemos durante el día, con quién estuvimos, qué nos gustaría, compartimos imágenes, frasesque nos parecen relevantes, entre muchas otras cosas, todas por medio de las redes, y dejamosde lado el contacto cara a cara. . De esta manera, no controlamos y no medimos el grado deautonomía que perdemos ante un aparato que comparte, edita y controla todo aquello quepensamos, sentimos y creamos. Nuestra palabra ya no tiene el mismo valor, sentido yautonomía una vez que es compartida en la red, porque esta manera de expresarnos, se presta ala confusión, pasa a ser de la autoría de una máquina y pierde todo tipo de contacto real, el caraa cara, donde uno puede apreciar los gestos, las expresiones, la mirada, el tono de voz de unapersona que fueron sustituidas por un ícono o simple carita por las redes. Nuestra seguridadpasa por aquello que nos permite hacer y establecer la computadora y por la aprobación yreconocimiento de los demás sobre nuestros pensamientos y gustos.

A su vez, esto genera incertidumbre, no sabemos a dónde va a parar y qué manos van arecibir eso que producimos, ya que no siempre sabemos con quién estamos hablando y si esapersona existe realmente, o se camufla en un falso perfil y tras una máquina.

Pero, a pesar de estas situaciones, seguirá ganando popularidad y brindándoles a los usuariosla posibilidad de contar con las herramientas más necesarias para vivir al día dentro de lasociedad de la información y contar con una herramienta que les permite instantaneidad yefectividad en la comunicación y la información, y por otro lado, retroalimentandoincertidumbre, inseguridad y miedos que nos hacen encerrarnos y vivir a través de una máquinaque realiza todo por nosotros.

Por Karen Luppino

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AgradecimientosAgradecemos a la profesora Rosana Bollini por incitar el proyecto,

a los entrevistados y participantes de las anécdotas

Noviembre del 2014

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