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    Erickson, C. L. 1993. The Social Organization of Prehispanic Raised Field Agriculture in theLake Titicaca Basin. Research in Economic Anthropology, Suplemento 7:369-426. Traducido

     por la Dra. Isabel Cruz.

     NO CITAR NI UTILIZAR SIN AUTORIZACIÓN DE LA TRADUCTORA.

    LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LOS CAMPOS AGRÍCOLAS SOBRE-ELEVADOS EN LA CUENCA DEL LAGO TITICACA 

    Cuando se camina por las vastas planicies (pampas) de la alta meseta de los Andes(altiplano) del norte de la cuenca del lago Titicaca, o se vuela sobre ellas, uno es impresionado por la inmensidad de las modificaciones del paisaje producidas por los granjeros pre-colombinos. Cientos de miles de plataformas que se extienden en todas las direcciones son untestimonio abrumador, incluso en su actual estado erosionado, de las instituciones andinas parala organización sociopolítica del trabajo y la tierra. El patrón altamente estructurado del paisajerefleja un interés explícito por el orden, tanto de la tierra como de la sociedad. El alcance de lasofisticada ingeniería del manejo de agua es realmente monumental. Podría ser fácil interpretarestos terraplenes como la empresa de un estado altamente centralizado. Luego de extensas prospecciones y excavaciones arqueológicas de estos campos sobreelevados1  y losasentamientos asociados, y de trabajar con granjeros andinos contemporáneos en larehabilitación de los antiguos campos sobreelevados, me he convencido de lo contrario. Aquíargumentaré que varias fuentes de evidencia indican con fuerza que la agricultura en los campossobreelevados estaba organizada, al menos inicialmente y probablemente a lo largo de suhistoria, en un nivel local. Estos trabajos agrícolas pre-colombinos son la acumulación de lasactividades de muchas generaciones de granjeros, que produjeron un paisaje completamente“hecho por el hombre”.

    Dos importantes temas teóricos han sido continuamente discutidos en los estudios de laevolución de los sistemas de agricultura intensiva, pero sólo recientemente lo han sido en

    términos de los campos sobreelevados. El más conspicuo de estos temas ha sido la relaciónentre organización social y agricultura, en particular la cantidad de centralización necesaria parallevar a cabo la agricultura intensiva. Si los campos sobreelevados requirieron administración,coordinación y planeamiento, así como masivas cantidades de trabajo, uno esperaríaencontrarlos inevitablemente asociados con un gobierno burocrático y centralizado. El otro temainvolucra las causas de la evolución y la intensificación de la agricultura. Si los campossobreelevados requirieron un trabajo intensivo, no habrían sido adoptados a menos que losgranjeros se vieran forzados a hacerlo, debido a la presión poblacional (de acuerdo al modelo deBoserup [1965]) o por las demandas estatales de excedentes de producción. Estos dos temasestán interrelacionados, aunque raramente son discutidos como tales.

    Tradicionalmente, los arqueólogos han asociado los sistemas de agricultura intensiva con uncontrol político altamente centralizado. En el caso de la agricultura de los campos

    sobreelevados, a menudo se hace una analogía con los grandes sistemas de irrigación,asumiendo que están asociados con la centralización y la burocracia para el planeamiento yfuncionamiento de tales sistemas, tal como ha sido argumentado por Karl Wittfogel (1957) hacemuchos años. Por el contrario, he encontrado que la agricultura en los campos sobreelevados dela cuenca del lago Titicaca se desarrolló tempranamente (ca. 1000 A.C.), aparentemente enausencia tanto de  stress  poblacional como de organización estatal. Considero que, inclusodurante los varios períodos en los que los sistemas políticos estatales estaban presentes en lazona, los campos sobreelevados fueron construidos y manejados por la comunidad local. Laanalogía etnográfica, la arqueología experimental, las prospecciones terrestres, la interpretaciónde fotografías aéreas y la excavación, proveen evidencia que la tecnología de los campossobreelevados estaba dentro de los medios de organizaciones sociales de mediana escala.

    1En inglés “raised fields”. También puede ser traducido como “campos de camellones” (Nota de latraductora).

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    Una clasificación útil para el análisis de la organización social asociada con el manejo deagua ha sido presentado por Scarborough (1991), basado en Chambers (1980). Este autorcontrapone la “visión de arriba hacia abajo” con la “visión de abajo hacia arriba”. La visión dearriba hacia abajo es, en muchos aspectos, similar a la perspectiva centrada en la élite tomada por Wittfogel (1957) en relación a los sistemas de irrigación. La visión de abajo hacia arriba

    toma la perspectiva del granjero y las instituciones a nivel de la comunidad, que son los quehacen funcionar los sistemas de irrigación. Al discutir el caso de los campos sobreelevados dellago Titicaca, Kolata (1991) usa los términos “perspectiva de abajo hacia arriba” (o hipótesis delayllu/nivel local de organización) y “perspectiva de arriba hacia abajo”.

    Aquí se utiliza un enfoque similar para contrastar las interpretaciones arqueológicas acercade la organización social de la agricultura prehispánica en los campos sobreelevados en lacuenca del lago Titicaca. Me gustaría también mostrar que es posible una síntesis de esosenfoques opuestos.

    EL ENFOQUE DE ARRIBA HACIA ABAJO DE LA AGRICULTURA INTENSIVA  

    La hipótesis de Wittfogel y su críticaDesde hace tiempo, la relación entre organización sociopolítica y agricultura intensiva ha

    sido un tópico importante en antropología, historia y geografía. El tratamiento más importantedel tema fue el de Wittfogel en  Despotismo Oriental: un estudio comparativo del poder total  (1957; ver también 1955, 1972) y la subsiguiente respuesta crítica por académicos de variasdisciplinas. Wittfogel (1955, 1957) planteaba que la agricultura hidráulica de gran escalarequería de un alto grado de centralización administrativa, con el fin de movilizar y coordinar eltrabajo para las actividades de irrigación, para planificar las obras de ingeniería hidráulica y para proveer el capital. A lo largo del tiempo, la necesidad de una administración centralizadadió origen a las “sociedades despóticas” o “despotismo agro-administrativo” (adaptado delconcepto de “Modo de Producción Asiático” de Marx), que surgieron en muchas partes del

    mundo. Wittfogel veía un nexo inevitable entre el manejo de agua y los sistemas socialescentralizados. En sus estudios comparativos, planteaba que las sociedades despóticascentralizadas que surgían a partir de la dependencia de la agricultura de irrigación podían serdocumentadas en el registro prehistórico.

    La hipótesis de Wittfogel tiene un amplio rango de implicaciones para los estudioscomparativos acerca del origen del estado y tiene un impacto duradero en las interpretacionesarqueológicas y etnológicas (por ejemplo, Steward 1955). Los etnógrafos han provisto estudiosricamente detallados de los elementos sociales y técnicos de los sistemas de irrigacióncontemporáneos (Leach 1959; Fernen 1970; Gray 1963; Geertz 1980; Palerm 1955, 1973; Hunt& Hunt 1974, 1976; Hunt 1988; Mitchell 1973, 1976, 1977, 1991; Guillet 1987, 1992; Gelles1986, 1990; Lewis 1991; Kelly 1983; Spooner 1975; Netting 1974) y los arqueólogos hanaportados casos con profundidad temporal para contrastar la hipótesis (Woodbury 1961; Earle

    1978; Hunt & Hunt 1974; Price 1971; Steward 1955; Sanders & Price 1968; Doolittle 1990;Adams 1966; Butzer 1977; Millon 1962; Wheatley 1971; Downing & Gibson 1974b; Park1992; Sanders et al . 1979; y otros). Estos estudios son generalmente críticos del modelo decausalidad determinista y unilineal de Wittfogel, así como de la necesaria relación entresociedades despóticas e irrigación. En cambio, argumentan que las comunidades tienen mediosinformales tradicionales de cooperación y para resolver las disputas, los que permiten unairrigación a gran escala fuera del aparato estatal. Esta posición no niega que el estado puedaestar directamente involucrado en la agricultura intensiva, pero afirma en cambio que ha habidoalgunos ejemplos en los que el estado claramente no estuvo involucrado.

    Pensamiento neo-Wittfogeliano aplicado a los campos sobreelevados prehispánicos

    Aunque muchos académicos que se centraron en los sistemas agrícolas han rechazado larelación causal entre agricultura hidráulica y el surgimiento del estado, ciertos arqueólogos y

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    geógrafos todavía apoyan el supuesto que la agricultura intensiva, tal como la de los campossobreelevados (Kolata 1983, 1986, 1987, 1991; Wilkerson 1983, Matheny 1978; Darch 1983;Turner 1983; Armillas 1971; Doolittle 1990; Moore 1988; Stanish s.f.; Boehm de Lameiras1988; Palerm 1955, 1973;Matheny & Garr 1983; Parsons 1991; Brumfiel 1991; Sanders et al .1979) las terrazas (Sanders et al . 1979, Conrad & Demarest 1984) y los grandes sistemas de

    irrigación (Kus 1980, Matheny 1978; Matheny & Garr 1983; Sanders & Price 1968; Ortloff etal . 1982) están necesariamente asociados a formas centralizadas de organización sociopolítica, oa estados. Esta perspectiva puede ser considerada como típica del enfoque “de arriba haciaabajo” de la agricultura prehispánica.

    Muchos académicos citados arriba negarían ser seguidores de Wittfogel, acordando, almenos teóricamente, que los más importantes paisajes agrícolas pudieron ser creados pororganizaciones no-estatales. Sin embargo, exceptuando a Kolata (1986, 1991), su uso detérminos tales como “centralización”, “dirección centralizada”, “administración centralizada” y“centralmente organizado” al describir la agricultura de campos sobreelevados es vaga eimprecisa (por ejemplo, ver Wilkerson 1983; Bohem de Lameiras 1988; Parsons 1991; Brumfiel1991; Moore 1988; Armillas 1971; Darch 1983; Matheny & Garr 1983). Como resultado, la pregunta crítica sobre la causalidad y necesidad es evitada, pero los supuestos acostumbrados

    acerca de la agricultura intensiva pueden todavía adoptarse cómodamente. En el caso de loscampos agrícolas sobreelevados, muchos de estos académicos aceptan los siguientes supuestos:(1) los campos sobreelevados constituyen una forma de agricultura que requiere un intensotrabajo, (2) la planificación, construcción y mantenimiento de los campos sobreelevadosrequieren un cierto grado de manejo burocrático centralizado, y (3) como resultado, losgranjeros no pudieron adoptar el sistema de agricultura en campos sobreelevados a menos queestuvieran forzados a hacerlo y que fueran dirigidos por sistemas políticos con autoridadcentralizada (es decir, estados).

    Gran parte del debate clásico que involucra a la hipótesis hidráulica de Wittfogel se revuelvealrededor del problema terminológico. ¿Qué queremos decir con “centralización”? Lassociedades no estatales, ¿pueden ser “centralizadas”? ¿Se pueden cuantificar la irrigación y laorganización social para efectuar una comparación intercultural? Varios académicos han

    intentado aprehender estos temas (Millon 1962; Leach 1959; Kelly 1983; Hunt & Hunt 1974;Hunt 1988; Geertz 1980; Gelles 1990), pero está más allá del alcance de este trabajo respondercompletamente estas preguntas. Reconozco que los diferentes grados de centralización puedenubicarse a lo largo de un continuum, pero para los propósitos de este trabajo, uso la definiciónde Gelles (1990) de centralización:

    La centralización... generalmente se refiere a sistemas políticos complejos y estratificados,que están caracterizados por una maquinaria administrativa, instituciones judiciales yespecialistas. El término sirve para diferenciar estos sistemas de otros evolutiva oestructuralmente más simples (tanto diacrónica como sincrónicamente). Los sistemascentralizados... son vistos como creciendo a partir de un sistema más simple que está basadoen el parentesco, ejemplos de los cuales se encuentran a menudo en las cercanías. Losevolucionistas señalan al estado y la centralización como respuestas a la necesidad de

    incrementar y elevar los niveles de integración y organización, o más cínicamente, como uninstrumento de dominación de la clase gobernante. 

    La centralización, de acuerdo con Flannery (1972), “representa una linealización del nexoentre la rama de propósitos especiales de un sistema de orden elevado (el gobierno federal) yuna variable importante (el agua) en un sistema de nivel inferior (el ecosistema local de laaldea); la respuesta es directa, más que amortiguada por el gobierno de la aldea”. A lo largo deeste ensayo, me referiré a los sistemas políticos centralizados, la burocracia centralizada, laorganización social centralizada y el estado centralizado. Estos términos son utilizados de formaintercambiable con el concepto de estado (ver Flannery 1972).

    La agricultura intensiva está comúnmente asociada con las poblaciones densas y urbanas, amenudo dentro de sociedades estatales (Boserup 1965; Sanders et al . 1979; Denevan y Turner1985; Parsons 1991; y otros). Los modelos económicos de las sociedades pre-industrialesusados por los arqueólogos generalmente subrayan la necesidad de las poblaciones urbanas no

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    agricultoras, especialmente un grupo de élite, para desarrollar medios eficientes para extraerexcedentes de la producción agrícola del interior rural (Parsons 1991). Los medios comunes para extraer ese excedente son los pagos de tributos, los mercados, el intercambio, el comercioy, más raramente, el control directo de la producción agrícola.

    La asociación común entre la agricultura intensiva y la burocracia centralizada no implica

    una relación de causalidad o necesidad. Muchos mayanistas han discutido la naturalezaintensiva de la agricultura de campos sobreelevados y su relación aparentemente inherente a unaautoridad centralizada (Pohl 1990a; Scarborough 1991; Matheny 1978; Matheny & Garr 1983;Harrison & Turner 1978). Los granjeros mayas de la actualidad son vistos como practicandouna agricultura “extensiva” en la forma de roza y quema, mientras que sus ancestros distantes practicaron formas “evolutivamente avanzadas” de agricultura tales como los campossobreelevados y la irrigación (por ejemplo, Harrison & Turner 1978). Generalmente, se cree quela presión poblacional y/o la organización sociopolítica compleja han sido responsables delldesarrollo de estos sistemas intensivos. Los fechados radiocarbónicos tempranos de laagricultura de campos sobreelevados en las Américas, tales como los presentados por Puleston(1977b) para la Isla Albion en Belize, a menudo son rechazados como improbables debido a lacarencia de presión poblacional y organización estatal para esas fechas (por ejemplo, Pohl 1990;

    Turner & Harrison 1978, 1983; y otros). Los Mayas pueden haber controlado directamente la producción agrícola de los campos sobreelevados, como muchos académicos han argumentado, pero esto no significa que no hayan existido campos sobreelevados más antiguos, fuera de uncontexto estatal.

    A través de nuestros experimentos en los campos sobreelevados, nuestras excavacionesestratigráficas, los fechados radiocarbónicos y por termoluminiscencia, las prospecciones, laetnobotánica, los estudios de suelos y la interpretación de fotografías aéreas, espero demostrarque pequeños grupos de granjeros prehispánicos construyeron y mantuvieron los campossobreelevados en la cuenca del lago Titicaca. Planteo que estos datos independientes yexperimentalmente derivados se ajustan mejor a los casos de estudio etnográficos, históricos yexperimentales sobre la organización sociopolítica de la agricultura de campos sobreelevados,que los escenarios arqueológicos mencionados anteriormente (excluyendo el trabajo de Puleston[1977a, 1977b]). Esta posición no niega la posibilidad de que los campos sobreelevadosfueron, en algunas ocasiones, construidos y manejados directamente por el estado, sino que más bien subraya que las comunidades agrícolas de pequeña escala son capaces de producir los paisajes productivos que vemos en el registro arqueológico.

    La escala del sistema de irrigación ha sido siempre un problema clave en la tesis de Witfogel.Los casos prehistóricos, etnohistóricos y etnográficos de sociedades con irrigación demuestranla diversidad de alternativas de la organización social, desde simple a compleja, y los rangos deescala desde sistemas pequeños a grandes sistemas regionales (ver Spooner 1974; Hunt & Hunt1974; Hunt 1988; Price 1971; Scarborough 1991). El detallado estudio comparativo de RobertHunt (1988) sobre agricultura de irrigación y organización social llegó a la conclusión quemuchos sistemas de irrigación (abarcando un rango de 700 a 458.000 ha) operan sin ninguna

    autoridad centralizada. Las implicaciones de este problema de escala generalmente han sidonegadas por los arqueólogos. Sólo una pequeña minoría de los arqueólogos y geógrafos que hanefectuado investigaciones sobre los campos sobreelevados han pedido precaución con respectoal supuesto que la agricultura de campos sobreelevados ha estado asociada con organizacionescentralizadas de gran escala (ver Bronson 1978; Harris 1978; Siemans 1983; Turner & Harrison1978; Denevan 1970, 1982).

    Las comunidades locales han desarrollado medios complejos para manejar grandes sistemasde irrigación regionales que no siempre se apoyan en el desarrollo de instituciones jerárquicas ycentralizadas (para la región andina, ver Mitchell 1973, 1976, 1977; Guillet 1987, 1992; Treacy1989a-b; Gelles 1986, 1990; Seligmann & Bunker 1986; Sherbondy 1982, 1987, 1992; paraMesoamérica, ver Hunt 1988, Hunt & Hunt 1974; Doolittle 1984, 1990). Las institucioneslocales desarrolladas para asegurar el funcionamiento aceitado de la agricultura hidráulica

     pudieron ser consideradas una forma de “heterarquía” o instituciones sociopolíticas complejasque se basan en una infraestructura no-jerárquica, horizontal (Crumley 1987). Esta es una forma

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    alternativa, poderosa, de ver el concepto de complejidad social, mientras muchas clasificacionestradicionales niegan la complejidad a las sociedades o grupos que no están centralizados y/o jerarquizados. Estos principios alternativos, heterárquicos, pueden ser vistos en las comunidadesandinas, en la que las tradiciones rituales y simbólicas de adoración del agua, la tierra y lamontaña, el intercambio recíproco del trabajo, la rotación en el puesto de alcalde encargado del

    agua, el ayllu y la organización dual, proveen las bases para el manejo del agua (por ejemplo,Gelles 1986, 1990; Zuidema 1986; Sherbondy 1982, 1987, 1992; Guillet 1992; y otros; paraBali, ver Lansing 1987, 1991; Geertz 1980). El manejo actual de los campos sobreelevados enlas tierras altas de Nueva Guinea (que se discutirá más adelante) también brinda un buenejemplo de una forma de organización de comunidad no centralizada.

    La intromisión burocrática desde arriba hacia abajo en los sistemas agrícolas basados en lacomunidad local puede realmente ser una estrategia perjudicial e ineficiente (Treacy 1989a,Montmollin 1987; Netting 1990; Leaf 1992; Lansing 1991; Guillet 1992; Gelles 1990; Lees1986). Como Leaf (1992) señala, “los científicos sociales involucrados directamente en elmanejo de la irrigación rechazan uniformemente la idea de que el control autoritario es natural oinevitable -incluso, que funciona-”. La falla casi completa de la “Revolución verde” en la regiónandina durante 1960/70 es un excelente ejemplo de los problemas de un enfoque muy técnico

    “de arriba hacia abajo”. En el caso de la rehabilitación de los campos sobreelevados en lacuenca del lago Titicaca, los enfoques “de arriba hacia abajo” han sido menos exitosos queenfoques más arraigados (Erikson & Brinkmeier s.f.; Erikson & Candler 1989).

    Uno puede preguntar si la élite prehispánica en las Américas pudo estar interesada en lasdecisiones a nivel local en lo que respecta a la producción agrícola. Montmollin (1987) ha brindado una crítica interesante a la “tesis de los administradores” en la interpretaciónarqueológica. Considera que estas perspectivas están basadas en una interpretación “etic”,racional, maximizadora y adaptacionista (que equipara un mejor manejo con estar mejoradaptado para la supervivencia a largo plazo). En su enfoque “emic” al manejo por las élitesmesoamericanas, Montmollin nota que (1) la producción dia-a-día es manejada en los nivelessociales más bajos, (2) los miembros de la élite mesoamericana no eran burócratas profesionales, y (3) el interés por los recursos políticos, no el gobierno económico, fue lo más

    importante. De acuerdo con Montmollin (1987), los gobernantes estaban más interesados en“ser custodios de las relaciones entre las organizaciones gubernamentales y el cosmos, o el balance cósmico” y en “las interacciones entre y dentro de la organización gubernamental, losherederos, la sucesión, la usurpación, la rotación y la política dinástica”. Uno podría argumentalque este enfoque emic puede ser extrapolado a las élites prehistóricas de gran parte de América.Esto no significa afirmar que las élites nunca se interesaron en el flujo de tributos, laintensificación de la agricultura y en la apropiación del trabajo que sustentaba su posición y alestado, sino más bien significa que a menudo estaban disociados del manejo tedioso y rutinariode la producción local. El argumento de Montmollin requiere que se reexamine la naturaleza delcontrol centralizado.

    Varios estudios sustentan un modelo de control local, no estatal, de la agricultura andina. Un

    objetivo importante de la política de expansión de la élite Inka fue extender la irrigación y laconstrucción de terrazas para generar un excedente para el estado (Conrad & Demarest 1984). A pesar del abierto interés de la élite Inka en la irrigación de terrazas, los sistemas locales parecenhaber sido manejados por los grupos de las comunidades locales. Incluso dentro de la capitalInka en el Cuzco, las terrazas fueron construidas y manejadas por el ayllu local, no por el estado(Zuidema 1986; Sherbondy 1982, 1987, 1992). Tampoco el registro etnográfico del manejo deagua en los Andes Centro-Sur sustenta un modelo de control directo por el estado Inka (Treacy1989b; Guillet 1987, 1992). En la costa norte, el gran canal intervalle de La Cumbre, construidodurante el Período Intermedio Tardío, ha sido atribuido al estado Chimú (Kus 1980; Ortloff etal . 1982). Sin embargo, Netherly (1984) ha demostrado que las redes de irrigación regionales dela costa norte de Perú eran sistemas localmente manejados y que el canal intervalle era probablemente un caso raro de intervención estatal en la agricultura local. El rol del estado en la

    irrigación estuvo probablemente limitado a proveer el capital y el trabajo mit’a para reconstruirlas redes de canales luego de desastres naturales como las inundaciones relacionadas con El

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     Niño (Moseley et al . 1981; Netherly 1984).Gelles (1990, ver también Treacy 1989a-b; Guillet 1992) ha discutido la relación dialéctica

    entre el estado y la organización local del agua para irrigación en la comunidad deCabanaconde, en el valle Colca en Perú. El sistema local está basado en el modelo deorganización dual de los Andes -la división de la comunidad en dos mitades- y la adoración del

    agua, la montaña y la tierra. Este sistema combina complejos mecanismos rituales y sociales quehan controlado tradicionalmente los recursos hidráulicos. El modelo local, del cual laorganización dual es un componente fundamental, provee una forma de resistencia cultural a lasecularización del manejo del agua y otras interferencias del estado moderno, y estáíntimamente ligado a la identidad étnica. En contraste, el sistema estatal peruano recientementeintroducido usa administradores designados como “controladores del agua” y subraya la tareacívica y la distribución “racional” y secuencial del agua. La intrusión del sistema estatal en elsistema local tradicional ha tenido un efecto desorganizador sobre la distribución del agua ytiende a favorecer a las élites locales, resultando en el surgimiento de tensiones y resistencialocal. Estos estudios muestran que la relación entre estado y sistemas locales puede sercompleja, y que no puede asumirse que el tema del control tiene una respuesta simple. Porejemplo, no puede asumirse que las élites de Tiwanaku controlaran los campos sobreelevados en

    la porción sur de la cuenca del lago Titicaca.

    EL ENFOQUE DE ABAJO HACIA ARRIBA EN LA AGRICULTURA INTENSIVA  

    En respuesta a la influyente teoría propuesta por Wittfogel (1957) y Steward (1955) conrespecto a la relación entre una organización burocrática central (en particular, el estadodespótico) y la agricultura intensiva, los antropólogos han producido un amplio rango de casosde estudio etnográficos acerca de la irrigación en sociedades con diferentes escalas (porejemplo, Fernea 1970; Millon 1962; Woodbury 1961; Leach 1959; Mitchell 1976; Hunt & Hunt1976; Gray 1963; Price 1971; Downing & Gibson 1974b, y otros). El consenso general de estosestudios es que es necesario algún nivel de coordinación para el funcionamiento apropiado delas sociedades con irrigación, pero que la organización sociopolítica local disponible para los

    granjeros en las sociedades campesinas “tradicionales” es suficiente para la planificación, laconstrucción, el mantenimiento, la distribución del recurso acuífero y la resolución de losconflictos sobre el agua y la tierra.

    El texto de Stephen Lansing,  Priests y Programmers: Technologies of Power in the Engineered Landscape of Bali   2(1991), brinda un ejemplo excelente de como sistemasagrícolas sofisticados, que involucran una red de decenas de miles de hectáreas de campos dearroz sobreelevados e irrigados, pueden ser construidos, manejados y mantenidos de formaindependiente del control o interferencia estatal, aunque operan dentro de las fronteras de unasociedad estatal moderna. En Bali, grupos cooperativos de granjeros, basados en el parentesco,están unidos con otros grupos a lo largo de amplias áreas a través de un sistema jerárquico de“templos de agua”, en los que se lleva a cabo una compleja programación, la toma de decisionesy cooperación, en el marco de un contexto ritual. Lansing demuestra que paisajes agrícolas

    altamente ordenados, tecnológicamente sofisticados, de proporciones regionales, pueden sermanejados eficientemente por grupos locales y por centros ceremoniales locales. Aunque elsistema de irrigación existe dentro de las fronteras de un estado moderno, las actividadesagrícolas están bajo control local. En palabras de Valeri (1991), “este sistema de coordinacióncentrado  (en vez de centralizado) es independiente del estado y, en realidad, en parte tieneconflictos con el”.

    Las prácticas etnográficas y contemporáneas relacionadas con los campos sobreelevados en Nueva Guinea y en Irian Jaya (Indonesia) proveen otra posible analogía para examinar laorganización social de la agricultura (ver Heider 1970, Pospisil 1963, Serpenti 1965, Golson1977, Gorecki 1982). Poblaciones muy densas son sostenidas por una combinación deagricultura en campos sobreelevados y roza-y-quema. Los sistemas de campos sobreelevados,

    2 Sacerdotes y programadores: tecnologías de poder en la construcción del paisaje en Bali (Nota de laTraductora).

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    incluyendo algunos complejos regionales muy grandes, exhiben una impresionante organizaciónde plataformas y canales, límites de los campos, líneas de cercos y canales de drenaje. Estasmodificaciones agrícolas parecen similares a las de la cuenca del lago Titicaca en términos decomplejidad estructural e integración. A pesar del alto grado de orden del paisaje, muchas de lascuencas donde se usan actualmente los campos sobreelevados han sido utilizadas sólo por un

    tiempo corto (una reintroducción relativamente reciente de los campos sobreelevados). Aunqueexiste un amplio rango de organización sociopolítica entre estas sociedades, la agricultura decampos sobreelevados es una actividad no-centralizada, no-jerárquica y relativamente“igualitaria”, basada en el parentesco.

    La analogía etnográfica y la comparación intercultural deben ser utilizadas con precaución.La agricultura de campos sobreelevados en Nueva Guinea es practicada en un contextoambiental y cultural diferente al de la cuenca del lago Titicaca y no debe ser tomada como unmodelo para el caso andino. Sin embargo, en un nivel muy general, la analogía de NuevaGuinea muestra que una agricultura sofisticada de campos sobreelevados, que sostenga grandes poblaciones, puede ser organizada dentro de la familia y de unidades sociopolíticas locales. Loscampos sobreelevados de Nueva Guinea no proveen evidencia de que los campos de los Andesestuvieran asociados con un tipo u otro de organización sociopolítica. Sin embargo, prueban que

    es posible practicar este tipo de agricultura dentro de una organización no-centralizada, y esta posibilidad no debe ser automáticamente descartada para el caso en los Andes.

    LA AGRICULTURA DE CAMPOS SOBREELEVADOS 

    La agricultura de campos sobreelevados es una tecnología muy eficiente, sustentable y productiva. Los campos sobreelevados son grandes plataformas elevadas, construidas para promover la producción agrícola por la remoción del suelo en canales adyacentes. Lamorfología de los campos tiene una gran variabilidad, pero las plataformas en la cuenca del lagoTiticaca (ver Figura 2) tienden a tener forma rectangular, de 0,2-1,0 m de alto, 5-10 m de anchoy hasta 50 m de largo. Se encuentran restos de campos sobreelevados prehispánicos a lo largode toda América, en un amplio rango de ambientes y contextos temporales (Parsons & Denevan

    1967; Denevan 1970, 1982; Siemans 1989; y otros). Hay gran cantidad de literatura sobre lasformas prehistóricas, etnográficas y contemporáneas de la agricultura en campos sobreelevadosen varios lugares del Viejo Mundo (Farrington 1985; Denevan & Turner 1974). El contexto máscomún de esta agricultura son los humedales permanentes o estacionales, en particular, áreascercanas a ríos, lagos, suelos pobremente drenados, o pantanos y bañados permanentes. Laamplia distribución de la tecnología en el tiempo y el espacio, tanto en el Viejo como el NuevoMundo, sugiere que en muchos casos fue adoptada independientemente, por granjeros que buscaban explotar estos ecosistemas de humedales. Un gran número de casos arqueológicos,agronómicos y etnográficos han definido la función de los campos sobreelevados, que mejoranla condición del suelo a través del aumento en la profundidad del mismo, permitiendo la mezclay el entierro de materia orgánica al remover los suelos, drenando los suelos inundados ymejorando los efectos de factores climáticos adversos, como heladas, sequías e inundaciones.

    Los canales y represas adyacentes a los campos de plataformas conservan el agua, actúan comofuente de calor para almacenar la energía solar, colectan y producen sedimentos orgánicos, y brindan un hábitat para especies de plantas y animales económicamente importantes. El“abonado” periódico o la remoción de los sedimentos orgánicos acumulados y/o producidos enlos canales para el emplazamiento de plataformas de cultivo, brindan una renovación del suelo yuna producción altamente sustentable (Denevan & Turner 1974; Denevan 1970, 1982; Erickson1985, 1988a-b, 1992; Garaycochea 1986a-b, 1987; Kolata 1991; Kolata & Ortloff 1989; yotros).

    Incluso como restos arqueológicos erosionados, un sistema de campos sobreelevadosdistribuido por el paisaje andino es una visión impresionante. El orden del patrón, usualmenteuna grilla altamente estructurada y rectilínea de parcelas o conjuntos de campos sobreelevados,

    es abrumador. Este vasto paisaje antropogénico parece haber estado asociado con estados burocráticos centralizados simplemente debido a su escala masiva y su integración estructural.Cuando son vistos a través de los supuestos Wittfogelianos -comúnmente no verbalizados-

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     parece que estos restos estructurados y ordenados no pudieron haber sido construido por laorganización social local de granjeros andinos. Mi planteo es que este razonamiento está basadoen supuestos equívocos. Estos paisajes representan los resultados de la evolución de miles deaños de sistemas agrícolas locales y regionales, así como de la acumulación gradual -tanto porcomunidades como por estados- de un capital o infraestructura de paisaje.

    EL MODELO DE IRRIGACIÓN Y LA AGRICULTURA DE CAMPOS SOBREELEVADOS 

    Muchos investigadores han supuesto que los campos sobreelevados son similares o idénticosa los sistemas de irrigación en gran escala y que tienen los mismos o similares requerimientos(Scarborough 1991; Matheny & Garr 1983, Harrison & Turner 1978; Kolata 1986, 1991, Ortloff& Kolata 1989). Este “modelo de irrigación” de la agricultura de campos sobreelevados hallevado a la confusión con respecto a las funciones y organización del sistema. Se hadocumentado un fuerte elemento hidráulico para la agricultura de campos sobreelevados(Lennon 1982, 1983; Erickson 1988a; Kolata 1991; Scarborough 1991; Ortloff & Kolata 1989;Denevan & Turner 1974; y otros), pero las necesidades y objetivos específicos de los granjerosde los campos sobreelevados son muy diferentes a las de los granjeros que dependen de la

    irrigación.La agricultura de campos sobreelevados puede ser considerada una forma de agriculturahidráulica. Tanto en la agricultura de irrigación como en la de campos sobreelevados, el agua esmanejada a través de complejas construcciones de ingeniería que permiten la manipulación yconservación del agua. A pesar de esta similitud, los campos sobreelevados difieren de lossistemas de irrigación en varios aspectos importantes. Los sistemas de irrigación comúnmente seubican en áreas áridas, mientras que los sistemas de campos sobreelevados son más comunes enáreas de elevadas precipitaciones estacionales, inundación de los suelos, agua estancada y/o altahumedad (por ejemplo, las sabanas tropicales de Ecuador, Colombia, Venezuela y Bolivia, lacuenca de altura del lago Titicaca; y las regiones de tierras altas del valle de México). Mientrasla escasez de agua es un factor limitante en los sistemas de irrigación, un exceso de agua escomúnmente el problema en áreas en las que se encuentran los campos sobreelevados. La

    remoción del agua de las superficies aterrazadas nunca plantea las clases de problemas que presenta la distribución de agua, como recurso escaso, en los sistemas de irrigación. De acuerdocon esto, la planificación y la distribución equitativa del agua es de mínima importancia en laagricultura de campos sobreelevados. Los sistemas de irrigación requieren que el agua seatransportada y distribuida a lo largo de grandes áreas de cultivo, posiblemente cruzandofronteras políticas, sociales y étnicas con los largos sistemas de canales. Los campossobreelevados, por otro lado, no requieren el movimiento de grandes volúmenes de agua através de fronteras territoriales.

    Aunque carecemos de datos comparativos detallados, los campos sobreelevados parecennecesitar menos trabajo intensivo que los sistemas de irrigación, en términos de construcción ymantenimiento general (al menos en comparación con la agricultura de irrigación en terrazas delos Andes, ver Treacy 1989a-b; Erickson & Candler 1989; Erickson 1988a). Por ejemplo, la

    sedimentación de los canales es un factor en ambos sistemas, pero, en contraste con lairrigación, el funcionamiento de los campos sobreelevados depende de la captura, remoción yreciclado de los sedimentos, que son considerados una característica positiva, no una desventaja perjudicial. Probablemente fue ventajoso llenar los canales con agua al comienzo de la estaciónlluviosa y conservar el agua en ellos a lo largo de la estación seca, a fin de extender el períodode cultivo. El transporte del agua para lograr este objetivo es parte del funcionamientohidráulico de los campos sobreelevados, pero tiene poco parecido con la coordinación de lossistemas de irrigación regionales. Scarborough (1991) se ha referido al manejo hidráulico de loscampos sobreelevados como “canalización de aguas tranquilas”, en los que el agua no estransportada largas distancias desde la fuente hasta su destino en áreas con poco relievetopográfico. Las características hidráulicas pueden haber incluido la eliminación del agua salada

    en los canales de los campos (Ortloff & Kolata 1989; Erickson 1988a; Palerm 1955), aunqueesto no ha sido adecuadamente demostrado.Debido a estas diferencias, los campos sobreelevados no requieren la misma cantidad de

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    coordinación y cooperación que los sistemas de irrigación. También argumentaré que los pequeños bloques modulares de los sistemas de campos sobreelevados pueden funcionarexitosamente sin la coordinación de sistemas regionales, en contraste con gran parte de lossistemas de irrigación de mediana y gran escala. En otras palabras, uno no tiene que apoyarse enla coordinación con su vecino si quiere cultivar en campos sobreelevados. Este punto ha sido

    claramente demostrado en nuestros campos sobreelevados experimentales en Perú, donde solose reconstruyeron partes pequeñas y aisladas del sistema total, y también en el registroetnográfico de agricultura en campos sobreelevados en sociedades no-occidentales.

    UN MODELO ESTATAL DE ORGANIZACIÓN DE CAMPOS SOBREELEVADOS EN LOS ANDES 

    Kolata (1983, 1986, 1987, 1989, 1991) ha planteado que los campos sobreelevados de KoaniPampa, valle de Tiwanaku, y la planicie de inundación del Desaguadero, en Bolivia, eran“haciendas3 Tiwanaku” de la élite. Platea que “Tiwanaku estableció haciendas agrícolas en lascuales la propiedad y el derecho de usufructo estaban incorporadas directamente en lasinstituciones estatales, o quizás más precisamente en las manos de la élite, las clasesdominantes”. Kolata (1991) cree que “la organización de la producción agrícola en este núcleo

    implicó la interacción estructurada y jerárquica entre asentamientos urbanos y rurales,caracterizada por un sustancial grado de centralización política y movilización de trabajo através de principios sociales que llegaban más allá de las simples relaciones de parentesco”.Kolata va más allá que muchos arqueólogos, argumentando la necesidad de centralización y burocracia para llevar adelante la agricultura de campos sobreelevados, y cree que el estadoestaba directamente  involucrado en el sistema de producción. Kolata (1991) afirma que “losejemplos arqueológicos de inversión de capital para expandir la tierra potencialmente arable y para alterar y controlar el régimen hidráulico de los sistemas de campos sobreelevados implican directamente la acción de una autoridad política regional”. Piensa que la “movilización periódica y la coordinación de una sustancial fuerza de trabajo no residente demandaba un orden político con autoridades regionales poderosas, para enajenar los campos y cooptar el trabajo, yal menos un sistema burocrático rudimentario para monitorear el servicio de trabajo de las

    comunidades y el subsiguiente flujo de lo producido en los campos operados por el estado”.Aunque afirma específicamente que este sistema de “acción estatal centralizada” no es“despótico” en el sentido Wittfogeliano, Kolata habla de “enajenación de la tierra y el trabajo por la élite” con “eficiencia despiadada”, una contradicción aparente. Ha presentado unaargumentación detallada sobre esta hipótesis (ver Kolata1986, 1991), pero el tema básicosubyacente es que los campos sobreelevados y la infraestructura agrícola asociada sondemasiado complejos para ser planificados, construidos y administrados por granjeros comunesy, por lo tanto, debían haber sido “diseñados por los agro-ingenieros de Tiwanaku”(1991).

    Los argumentos brindados por Kolata (1986, 1991) para sostener su tesis son (1) la aparenteestructura jerárquica de los asentamientos asociados con los campos sobreelevados en KoaniPampa, Bolivia, con evidencia de administradores de la élite y residencias de los granjeroscomunes, (2) la necesidad de una fuerza de trabajo altamente organizada, dirigida por una

    administración técnicamente sofisticada, para construir y mantener los campos y la estructurahidráulica, y (3) la fuerte correlación entre la cronología del uso/abandono de los campossobreelevados y el origen/colapso del estado Tiwanaku.

    Los asentamientos abarcan un rango de pequeñas casas monticulares de los granjeros yguardianes de los campos, hasta grandes montículos con plataformas “monumentales” atribuidasa los administradores de la élite estatal. De acuerdo a Kolata, los asentamientos residencialesdentro del área de los campos sobreelevados no son lo suficientemente numerosos para darcuenta del trabajo necesario para la construcción y mantenimiento de los mismos, por lo tanto,el estado Tiwanaku debió traer trabajadores desde fuera. Estructuras tales como “sistemas dederivación de ríos” con albardones artificiales, acueductos asociados con la irrigación y eldrenaje, la canalización y encauzamiento de los ríos, terraplenes y diques, son ejemplos de

    3 En el texto dice “Tiwanaku estates”. Estate puede traducirse como patrimonio, hacienda, bienes (Notade la Traductora).

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     proyectos de movimiento de tierras que se pensaba fueron llevados a cabo por Tiwanaku(Kolata 1991; Ortoff & Kolata 1989). Kolata y sus colegas han argumentado que esos elementosde ingeniería son parte de una compleja infraestructura agrícola construida por los “agro-ingenieros” de Tiwanaku (Kolata 1991), y que esta infraestructura estaba más allá de lascapacidades del nivel de organización de aldeas localmente autónomas (Kolata 1991). Fechar

    estos rasgos de infraestructura ha sido dificultoso (Kolata 1986, 1991; Ortloff & Kolata 1989),aunque la asociación indirecta con asentamientos urbanos les sugiere la construcción y uso porTiwanaku IV y Tiwanaku V (400-1100 D.C.) (ver Figura 3).

    Los diques y albardones artificiales en los ríos, para prevenir las inundaciones de las pampas,todavía son construidos en el norte de la cuenca del Titicaca. Por ejemplo, por muchos años sehan llevado a cabo proyectos comunitarios para prevenir las inundaciones del río Coata y el ríoIllpa. Aquí grandes represas de hasta 2,5 m de altura y 3 m de ancho en la base, son construidoscon bloques de turba de la pampa. Algunos de estos diques masivos se extienden por km enambos lados de los ríos. Los programas para construir caminos sobreelevados en la pampa sonsimilares en términos de inversión de trabajo, y utilizan los mismos métodos que los usados parareconstruir los campos sobreelevados. Estos proyectos son llevados a cabo por pequeños gruposlocales, bajo su propio incentivo y sin coordinación externa.

    Kolata (1991) ve un patrón de “acción estatal a distancia” en la distribución de losasentamientos, en contraste con lo que considera que es el modelo de control local de loscampos sobreelevados (por ejemplo, sitios clave como puntos importantes de la infraestructuradel sistema de control de agua). Como argumentaré más adelante, el control local a nivel de lasunidades familiares o ayllu, puede producir un patrón de asentamiento disperso dentro de lossistemas de campos (idéntico a lo que se encuentra en Koani Pampa), y no habría necesidad de“puntos de control” jerárquicos en el sistema de manejo de agua de los campos sobreelevados.

    Algunos campos sobreelevados pudieron estar asociados o ser contemporáneos al estado deTiwanaku, pero la distribución total de esos campos es desconocida. Kolata (1991) ha calculadoque los ingenieros de Tiwanaku construyeron 150 km2, o 15.000 ha, de campos sobreelevados basándose en el estudio de fotografías aéreas, prospecciones terrestres y conjeturas. Lasestimaciones de Smith et al . (1968) son conservadoras (ver Erickson 1988a), pero las calculadas

     por Kolata y colegas para Tiwanaku deber ser consideradas con precaución. Por ejemplo, hay 30km2  de campos preservados en el valle medio e inferior de Tiwanaku, y otros 60-65 km2  decampos son proyectados para dar cuenta de los que pudieron haber sido destruidos por laerosión (Kolata 1991; Albarracín & Mathews 1990). Muchos de esos rasgos son más parecidosa grandes wachos  (o plataformas poco profundas para papas) que los verdaderos campossobreelevados. Además, ni Koani Pampa ni el valle del Desaguadero han sido adecuadamente prospectados. Estas estimaciones para la distribución de campos sobreelevados de Tiwanaku permanecen inciertas hasta que se complete una detallada interpretación fotográfica,excavaciones y prospecciones terrestres.

    La extensión areal de los campos no es el único problema. La afiliación de los campossobreelevados del valle de Tiwanaku a los períodos Tiwanaku IV y Tiwanaku V está basada en

    el fechado de los campos sobreelevados de Koani Pampa (Kolata 1983, 1986, 1989, 1991;Kolata & Graffam 1989), fundamentalmente a partir de la asociación de los campos con sitiosde ocupación (Albarracín & Mathews 1990). Las recientes excavaciones de campossobreelevados en el valle medio de Tiwanaku por Mathews ha demostrado que algunos camposfueron construidos y usados muy tardíamente en la secuencia Tiwanaku y bien adentrado el período post-Tiwanaku. De acuerdo con la distribución espacial y temporal de los sitios ruralesde ocupación, tal como se presenta en los mapas de prospección de sitios (Mathews s.f.), loscampos sobreelevados podrían ser fácilmente atribuidos, por asociación, a todo el espectro deculturas prehispánicas que ocuparon el área inmediata. Por ejemplo, los campos cercanos alcentro urbano de Tiwanaku podrían ser relacionados con cualquiera de las culturas pre-Tiwanaku, las fases maduras de Tiwanaku (375-1000/1100 D.C.) o con la presencia post-Tiwanaku en el sitio y sus cercanías. Los únicos contextos directos para datar los campos

    sobreelevados fueron tres excavaciones en campos cercanos a Luqurmata dentro de una parcelamuy pequeña (6,5 ha) de campos sobreelevados, en las que se recuperaron tiestos diagnósticos

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    en el relleno de los campos, los que databan de Tiwanaku IV y Tiwanaku V (400-1000/1100D.C.) (Kolata & Graffan 1989; Graffan 1990). El análisis cerámico de Graffan (1990) indicaque los campos fueron construidos y usados entre el 400 D.C. y el 1100 D.C. Un fechadoradiocarbónico corregida de 1085 ±  90 A.P. (865 D.C., ETH 3178) de un fogónestratigráficamente por encima de los campos brinda un terminus ante quem  para el uso

    (Graffam 1990). Se presenta un fechado radiocarbónico de 950 D.C. para un “complejo decampos sobreelevados”, aunque no se describe ningún contexto arqueológicos (Ortloff & Kolata1989). Graffan (1990) ha datado una estructura de acueducto asociada con un pequeña parcelade campos sobreelevados cerca del sitio tipo de Chiripa, adjudicándolo a Tiwanaku III-V a partir de la cerámica. Un acueducto en Luqurmata fue datado en el período Tiwanaku IV-V através de tiestos diagnósticos (Ortloff & Kolata 1989). Las estructuras de canalización del río enKoani Pampa y los pasos del río del valle de Tiwanaku no han sido adecuadamente datadas.Hay evidencia que la canalización puede ser relativamente moderna y que se relaciona con eluso pastoril de la pampa (Graffam 1990). El más serio problema es la extrapolación de fechasTiwanaku IV-V efectuada por Kolata para un área de 150 km2 de campos sobreelevados en loque asume es el “corazón de Tiwanaku”, a partir de tres trincheras excavadas en campossobreelevados y una única excavación en una estructura de acueducto en un único sitio

    (Luqurmata).Un aspecto crítico para el argumento de la administración estatal sostenido por Kolata es queel sistema de campos fue abandonado con el colapso de la burocracia Tiwanaku (Kolata 1983,1986, 1987). Graffan (1989, 1990, 1992) presenta evidencia arqueológica, basada en prospecciones y excavación de sitios de ocupación y campos, que la construcción y uso de loscampos sobreelevados continuó en Koani Pampa mucho después del colapso del estadoTiwanaku. Estima que la mayoría de los campos (68%) visibles en la superficie de Koani Pampafueron construidos y usados en el Período Intermedio Tardío (1000-1476 D.C.). Lasexcavaciones de Mathews de campos sobreelevados cerca de Tiwanaku también demuestran laconstrucción y uso post-Tiwanaku. También es posible que los campos sobreelevados antecedanal estado Tiwanaku (antes de 375 D.C.). Graffam recuperó evidencia de granjeros Chiripa (800-400 A.C.) que pudieron estar involucrados en la construcción de los campos sobreelevados

    (Graffam 1990; ver también Kolata 1986, 1991). Stanish (s.f.) ha encontrado que campos enMoyopampa, cerca de Juli, fueron construidos desde los inicios del Período IntermedioTemprano (200 A.C.-600D.C.) hasta el Período Intermedio Tardío. Esta evidencia subraya los problemas de fechar los campos y extrapolar estos fechados a grandes áreas.

    Cuando Koani Pampa se compara con otros contextos de campos sobreelevados en la cuencadel lago Titicaca, puede hacerse una observación interesante: el patrón de los campos en KoaniPampa parece relativamente menos estructurado que el de Huatta Pampa u otras áreas decampos sobreelevados presentadas por Smith et al . (1968). La forma predominante de campo, eltipo “campo combado” (Smith et al . 1968; Kolata 1988; Graffam 1990) es análoga a lascaracterísticas geomorfológicas de albardones naturales de ríos abandonados y activos dentro dela pampa. Esto presenta un asombroso contraste con la forma más ordenada y estructurada de

    los campos en gran parte de las parcelas en la porción norte de la cuenca del lago Titicaca, asícomo en las parcelas más pequeñas a lo largo de la margen occidental del lago (Smith et al .1968; Erickson 1985, 1988z; Lennon 1982, 1983). Puede argumentarse, sobre la base de este patrón, que los campos sobreelevados en Koani Pampa son “más primitivos” o menosestructurados, habiendo comenzado como una agricultura temprana sobre albardones naturales para prevenir la inundación. Los granjeros posteriores pudieron haber copiado artificialmente laforma natural, con la construcción de campos sobreelevados a medida que se necesitaba mayorcantidad de tierra. Los campos combados pueden representar un antiguo patrón, que establecióel modelo para la reconstrucción a lo largo de la historia agrícola de Koani Pampa.

    Gran parte de la formulación inicial de Kolata acerca de la idea de un control por el estadoTiwanaku de los campos sobreelevados, se apoya en la habilidad para identificar losasentamientos de la “élite” y de los “comuneros” en el registro arqueológico (Kolata 1986). De

    acuerdo con su modelo, los sitos de la élite administrativa deberían ser más grandes, estarubicados más centralmente y tener una cultura material diferente a la de las pequeñas granjas

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    rurales dentro de Koani Pampa. Kolata (1983) argumenta que los sitios de la élite dentro de las parcelas de campos sobreelevados son plataformas monumentales de “enormes proporciones”con “construcciones de gran escala” (su nivel jerárquico 3), construidas por el estado Tiwanakua través del rellenado de los campos. Los inventarios cerámicos sugieren un número más alto devasijas de la “elite” en los sitios mayores que en los pequeños sitios de granjas, pero este

    argumento no es muy convincente después de considerar que los sitios de la categoría“administrativa” de Kolata se encuentran por cientos en la planicie de Huatta en Perú.Actualmente, muchos de esos montículos están densamente ocupados por pequeños caseríos degranjeros y pescadores que no pertenecen a la élite. Con respecto a la cerámica de la “elite”, seha efectuado poco trabajo productivo sobre la cerámica Tiwanaku, por lo que es difícilargumentar la existencia de características diagnósticas de la cerámica de la “élite” vs. la de loscomuneros. Los hermosos keros4  Tiwanaku, que constituyen una marca del centro urbanoTiwanaku y los grandes sitios satélites, también se encuentran regularmente en pequeñosasentamientos agrícolas en el sur de la cuenca del lago Titicaca. Este mismo problema paraidentificar la presencia del estado dentro de zonas de campos sobreelevados se aplica a lasinterpretaciones efectuadas para la agricultura en chinampa de los aztecas (Parsons 1991;Sanders et al . 1979; Brumfiel 1991; y otros).

    EVIDENCIA PARA UN MODELO LOCAL DE LA ORGANIZACIÓN DE CAMPOS SOBREELEVADOS 

    Los sistemas agrícolas tradicionales de gran escala regional, ¿requieren de “agro-ingenieros”estatales y dirigentes de la élite para la planificación, construcción, uso y mantenimiento? Lainmensa literatura de casos de estudios interculturales sobre el manejo de agua mencionadosanteriormente presentan un fuerte respaldo para que la respuesta sea “no necesariamente”. Muy pocos sistemas de irrigación tradicionales están bajo control estatal, incluso aquellos que existendentro de las fronteras de estados modernos. Lo mismo puede decirse de otras formas deagricultura intensiva, tales como la agricultura de terrazas. Entonces, ¿qué pasa con los masivosy extensos sistemas de campos sobreelevados construidos antes de la llegada de los españoles enla cuenca del lago Titicaca de Perú y Bolivia? ¿Los campos pre-Tiwanaku y Tiwanaku

    estuvieron organizados por el estado?En esta sección se presentan los datos sobre la cronología de los campos de cultivo, su patrón, los asentamientos y la prospección de los asentamientos, así como los derivados de laarqueología experimental, obtenidos en los trabajos de campo llevados a cabo por el  RaisedField Agricultural Project , entre los años 1981 y 1986 (Erickson 1985, 1987, 1988a-b, 1992a).Estos datos brindan indicios para discutir temas relacionados con la organización social de laagricultura de campos sobreelevados en la porción norte de la cuenca del lago Titicaca. Además,estos datos pueden tener implicaciones más amplias para los campos sobreelevados en otrasáreas de las tierras altas de los Andes y en cualquier otro lugar.

    La datación de la agricultura de campos sobreelevados

    Los campos sobreelevados parecer haber sido establecidos en una fecha muy temprana ytienen una larga historia en la porción norte de la cuenca del lago Titicaca. El fechado directo por termoluminiscencia (TL) de la cerámica recuperada en excavaciones de 11 localidades decampos sobreelevados ha brindado datos sobre la cronología y evolución de la agricultura decampos sobreelevados. La cronología basada en fechados de TL es internamente consistente conla estratigrafía de los campos sobreelevados. Cerámica diagnóstica de varios contextos deexcavación en montículos de ocupación dentro de parcelas de campos sobreelevados brindaevidencia indirecta para sustentar esta cronología. Se han documentado dos fases deconstrucción y uso. La Fase I está caracterizada por pequeños campos, que datan de ca. 1000A.C.-300 D.C., estratigráficamente por debajo de los grandes campos de la posterior Fase II,que probablemente daten del Período Intermedio Tardío (1000 D.C.-1476 D.C.). Las parcelas decampos en la porción norte de la cuenca fueron abandonadas parcialmente o “des-

     4 Keros: vasijas con una característica forma de vasos (Nota de la traductora).

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    intensificadas” durante el Horizonte Medio Tiwanaku y el Horizonte Tardío Inka (Erickson1987, 1988a).

    Está claro que la construcción de los campos sobreelevados comenzó mucho antes de laaparición del estado y continuó durante los períodos de colapso del estado en la cuenca del lagoTiticaca. He argumentado (Erickson 1987, 1988a) que este sistema de agricultura evolucionó a

     partir de una economía basada en la agricultura, caza, pesca y recolección en humedales (lagos yríos). Debido a las grandes tasas de producción en relación al trabajo y a que requiereorganizaciones simples, la agricultura de campos sobreelevados pudo haber sido una alternativaeficiente con respecto a otras tecnologías agrícolas. En algún momento durante el PeríodoInicial (1800-900 A.C.), los campos sobreelevados estaban firmemente establecidos en las planicies del norte del lago alrededor de Huatta y posiblemente en el sur de la cuenca también.El sistema se expandió gradualmente para incluir más de 82.000 ha de campos, y se fuesofisticando con el tiempo.

    Patrón de los campos

    El argumento comúnmente planteado es que si los campos sobreelevados (u otras formas de

    agricultura intensiva) muestran un patrón, planificación y estructura formal, entonces laconstrucción debió haber estado centralmente planificada y organizada. Todos los campos prehispánicos y modernos, en las Américas y cualquier otro lugar, demuestran una estructuraformal, tal como lo hacen muchos sistemas agrícolas. Como los académicos no se ponen deacuerdo en cómo evaluar la variación continua entre los paisajes no-estructurados yestructurados, este tema puede no resolverse nunca.

    Los campos sobreelevados en Huatta Pampa y otros lugares muestran un claro patrónestructural. Este patrón tiene dos niveles muy diferentes. La estructura más básica es una deconjuntos o parcelas individuales de 5-7 campos paralelos (Lennon 1982, 1983; Smith et al .1968) (ver Figuras 5 y 6) limitados por canales circulares (ver Figuras 7 y 8). Además, estasunidades de parcelas se destacan debido a las direcciones alternadas de orientación de loscampos entre parcelas. Este ha sido llamado el “patrón de damero”, la forma más común de

    campos sobreelevados (Smith et al . 1968).Todos los tipos de campos en la porción norte de la cuenca del Titicaca tienen unaorientación general hacia las direcciones cardinales. La regularidad dentro y entre parcelas decampos indica una planificación cuidadosa y sugiere que había un sistema de medición prehispánico para la disposición de los campos. Sin embargo, nuestros experimentos demuestranque los campos sobreelevados son simples de planificar y disponer, utilizando cuerdas y estacas.

    En su discusión sobre la forma de los campos y su potencial relación con la organizaciónsocial, Smith et al . (1968) interpretan la irregularidad general del patrón de los campos y lacarencia de importantes canales de irrigación como el trabajo de pequeños grupos de granjerosque cooperan. Lennon (1982) no acuerda con respecto al patrón de los campos, argumentandoque hay fuertes indicios que los campos fueron construidos para funciones hidráulicasrelativamente complejas; sin embargo, en términos de la organización social necesaria para la

    construcción, concede que estos campos pudieron haber sido construidos por granjerosindividuales.

    El detallado análisis efectuado por Lennon (1982) de estos conjuntos individuales de campossobreelevados (normalmente rectangulares o cuadrados) es muy importante para miinterpretación de la tenencia de la tierra y la organización social de la agricultura de campossobreelevados. Este investigador encuentra que el tamaño promedio de las parcelas de campos(incluyendo los canales) muestreadas en el área ribereña era de 2.300 m2. Este número secorrelaciona con los cálculos que surgen de mi trabajo experimental, acerca del área de campossobreelevados (2.665 m2) que pueden ser construidos y manejados en un año, por una únicaunidad familiar de 5 personas (Erickson 1988a). Esta unidad básica pudo ser la expresión prehispánica de la medición básica andina(o topo), utilizada en el período Colonial y por

    algunas comunidades actuales. La producción de cultivos de estas unidades pudo también proveer los valores calóricos necesarios para sostener a esa unidad familiar por un año (basadoen la producción de papas). Además, una familia de 5 personas pudo construir fácilmente una

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     parcela de ese tamaño durante el lapso de una estación. Esta evidencia sugiere que la tenencia delos campos tenía una organización local, basada en la familia y la comunidad.

    Puede verse un segundo nivel de organización en las divisiones mayores de los complejos decampos sobreelevados en polígonos irregulares, cuya forma más común una estrecha cuña conforma de pastel. Estos complejos de campos están limitados por grandes canales rectos (de

    mayor largo, profundidad y ancho que los canales comunes de los campos sobreelevados) (verFigura 7). Estos canales generalmente son los radios de un “centro” (en colinas bajas por encimade la planicie, sobre montículos, y a veces no parten de ningún rasgo topográfico visible) (verFigura 9). La disposición de estos canales es sorprendentemente similar a la estructura de losceques  descritos por Inka Cuzco, un sistema de organización sociopolítica y ceremonial(Zuidema 1990; Bauer 1992). Planteo que, en el caso de los campos sobreelevados de Huatta,estos canales probablemente reflejan las divisiones o subdivisiones del ayllu de la comunidad delos granjeros de los campos sobreelevados. Estos sistemas radiales son también unacaracterística clave para los sistemas de barbecho rotativo y agricultura sectorial, descritos paralos granjeros andinos contemporáneos (Orlove & Godoy 1986; Guillet 1981), que pudierontambién ser usados para organizar el calendario de plantaciones, la rotación de cultivos y latenencia de la tierra. El patrón en los campos sobreelevados prehispánicos es el que podría

    esperarse en una comunidad agrícola andina en la que las parcelas de tierra (en este caso,campos sobreelevados) son divididas de acuerdo a las estructuras andinas tradicionales de lafamilia y la distribución de tierra comunal, probablemente a nivel del ayllu.

    Estas estructuras de terraplenes agrícolas, en el paisaje de campos sobreelevados de la regióndel lago Titicaca, exhiben importantes rasgos formales de simetría, modularidad y jerarquía enun área amplia. Dentro de las 52.000 ha de parcelas de campos en Huatta Pampa, hay granvariedad regional en la forma de los campos (Erickson 1985, 1988a; Lennon 1982, 1983). Estasdiferencias morfológicas probablemente representan expresiones de etnicidad o estilo dediferentes comunidades locales, o posiblemente diferencias temporales en la construcción y usode los campos. A pesar de estas diferencias, hay un cierto nivel genérico de similitud en lamorfología de los campos sobreelevados a través del tiempo y el espacio, lo que sugiere unatradición regional compartida, con un principio estructural subyacente acerca de la apropiada

    disposición y construcción de los campos sobreelevados.Los campos sobreelevados de Koani Pampa, Lukurmata (Kolata & Graffan 1989; Graffan

    1990; Kolata 1986, 1991) y el valle de Tiwanaku (Albarracín & Mathews 1990, Kolata 1991),que Kolata asume que son contemporáneos a Tiwanaku IV y Tiwanaku V (375 D.C.-1000/1100D.C.), también muestran considerable variación en su morfología. Las fotografías aéreas y lasilustraciones indican que hay una importante variedad de tamaños y formas en un área pequeñay concentrada de campos sobreelevados. Albarracín y Mathews (1990) notan diferencias entrelos campos del valle de Tiwanaku y los de Koani Pampa, sugiriendo que los contrastes sondebido a diferentes adaptaciones ecológicas o a que provienen de diferentes períodos deconstrucción. La variedad de formas de los campos puede relacionarse también con laconstrucción no-centralizada, así como con factores ecológicos y cronológicos. Siguiendo el

    modelo estatal de Kolata para la organización de los campos agrícolas sobreelevados, unoesperaría que los patrones de los campos fuesen más regulares y uniformes, dictados por la planificación burocrática centralizada. Este no es el caso, incluso en el corazón de Tiwanaku.

    Asentamientos y prospección de los asentamientos

    La densidad de sitios residenciales asociados a la agricultura de campos sobreelevados esnotable. En el conjunto de 52.000 ha de campos sobreelevados alrededor de Huatta, estimo quehay unos 1000 montículos más grandes que los montículos de casa única. Si a esta lista sesuman los montículos de casa única, el número sería varias veces mayor. Gran parte de estosmontículos están distribuidos de forma relativamente uniforme sobre la pampa, pero lasconcentraciones más grandes están cerca del borde del lago o son islas dentro de los sectores

     poco profundos del lago. También hay densas concentraciones de sitios en las laderas y vallesque circundan las planicies cubiertas de campos sobreelevados. Los montículos de ocupaciónson fáciles de localizar en el terreno plano de la planicie del lago. También son fáciles de

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    distinguir en las fotografías aéreas utilizando estereoscopía para discernir los relieves bajos. Losmontículos presentan un rango de tamaño que abarca desde montículos de casas individuales ocampamentos temporarios de varios metros cuadrados, hasta grandes estructuras de tierracubriendo muchas hectáreas y alcanzando hasta 15 m por encima de la superficie natural de la pampa.

    Datar estos montículos es difícil sin una excavación. Las recolecciones de superficieefectuadas durante 1981-1986 indican que gran parte, si no todos, de los grandes montículos sonsitios multicomponentes, que abarcan desde el Período Inicial hasta el Presente. Esta situación parece ser similar a la de Koani Pampa (Kolata 1986; Graffan 1989, 1990), la península Taraco,y Juli Pampa (Stanish s.f.). Albarracín y Mathews (1990) tienen problemas similares paraobtener una asociación convincente de los sitios y los complejos de campos sobreelevados en su prospección del valle de Tiwanaku.

    En 1983 se efectuaron excavaciones limitadas en tres sitios residenciales prehispánicos. Lasexcavaciones confirmaron que los sitios fueron ocupados primariamente por granjeros. Losartefactos comunes incluían miles de lascas de basalto provenientes del afilado de azadas de piedra, así como numerosa cerámica (tanto de jarras bien hechas como cerámica utilitariacomún). Los restos orgánicos incluyen huesos de peces, aves y camélidos, así como plantas

    carbonizadas como quenopodiáceas, arbustos utilizados para cocinar y fragmentos detubérculos. Los montículos son claramente el resultado de acumulaciones de tipo “tell ” deestructuras de adobe y turba que fueron niveladas, sobre las que se construyó en períodos posteriores. Los perfiles de las excavaciones muestran varios metros de pisos de casasestratigráficamente superpuestas. Las excavaciones indican que algunas áreas han recibidograndes cantidades de relleno para elevar la plataforma de ocupación. Varios sitios tiene piedrascanteadas en la superficie y un sitio, Pancha, pudo haber tenido una plataforma con un muro decontención hecho en piedra, que data de la ocupación Pukara temprano (200 A.C.-600 D.C.) o posiblemente pre-Pukara (antes de 200 A.C.). Además de esto, no hay evidencia de algún“centro” administrativo o burocrático, identificable con alguna sociedad estatal conocida, dentrode los asentamientos agrícolas de la pampa. No se ha hallado evidencia de la presencia de unestado administrativo dentro de las parcelas de campos sobreelevados.

    Muchos de estos montículos están todavía ocupados en la actualidad, algunosestacionalmente y otros permanentemente. No hay razón para esperar que el uso de estosmontículos fuese muy diferente en el pasado, excepto que la población que vivía en las pampasera probablemente mayor. Los montículos cercanos a la costa del lago o dentro del lago (que seconvierten en pequeñas islas durante la estación lluviosa) son ocupados por pescadores ogranjeros que usan estos lugares para ganar acceso a las densas matas de plantas acuáticas, parautilizarlas como forraje para los animales. Estos sitios de la pampa eran asentamientos degranjeros, no de dirigentes o burócratas de la élite. Esta distribución de pequeños a grandesmontículos es lo que puede esperarse en un paisaje rural de comunidades agrícolas que explotanlos recursos naturales y agrícolas del lago y la pampa. Hay restos de fina cerámica Inkalocalmente producida en muchos de los grandes montículos, pero estos parecen haber sido

    ocupaciones posteriores al uso de los campos sobreelevados.ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL: TRABAJO Y PRODUCCIÓN 

    Entre 1981 y 1986, el  RaisedField Agricultural Project   trabajó con las comunidadesquechua-parlantes locales en un programa experimental de pequeña escala sobre la agriculturade campos sobreelevados (Erickson 1985, 1988a-b; Erickson & Candler 1989; Erickson &Brinkmeier s.f.; Garaycochea 1986a-b, 1987). Además, otros proyectos de desarrollo promocionando la rehabilitación de los campos aterrazados fueron inspirados por este trabajo,en ambos lados de la cuenca del Titicaca (Perú y Bolivia) (Ramos 1986, 1990; Rivera 1989;Kolata 1991). Gran parte de este trabajo ha sido continuado por instituciones gubernamentales yno gubernamentales.

    Los campos sobreelevados experimentales fueron modelados sobre la base de los datosarqueológicos recuperados a partir del mapeo topográfico, la prospección y la excavación de loscampos prehistóricos. Los campos experimentales fueron campos prehispánicos erosionados

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    que se rehabilitaron o se reconstruyeron. Se construyeron parcelas de campos sobreelevados dehasta 10 ha, en las comunidades de Huatta, Coata y Capachica, Departamento de Puno, en las pampas de los bordes del lago Titicaca. El equipo de investigación se conectó con lascomunidades ( parcialidades, posiblemente descendientes de los ayllus  originarios) y seorganizaron encuentros para discutir los campos sobreelevados con los miembros de las mismas

    (comuneros). A los participantes se les ofrecieron semillas de papa gratis, como incentivo por eluso de la tierra individual o de la comunidad, por el trabajo de la comunidad en la construcción,mantenimiento y cosecha de los campos, y por el registro de los datos de trabajo y produccióninvolucrado en la agricultura de los campos sobreelevados. Los participantes también recibierontoda la cosecha, que fue dividida entre el grupo de la comunidad o las familias.

    La organización social andina y la movilización del trabajo

    Las unidades familiares y el ayllu han sido considerados las unidades sociales, políticas yeconómicas en los el sector rural de los Andes Centrales. Estas instituciones -combinadas con laorganización dual de las comunidades o sayas, las divisiones de la tierra culturalmente definidastales como suyu, chuta, y ceques, y las relaciones laborales recíprocas- son fuerzas estructurales

     poderosas y resistentes para movilizar la fuerza de trabajo, la coordinación de grandes proyectos públicos, para resolver las disputas, controlar la tenencia de la tierra y organizar espacialmente alas poblaciones.

    Aunque se cree que tienen una amplia dispersión y una considerable profundidad temporal,el ayllu es difícil de definir precisamente (ver Zuidema 1990, Allen 1988; Isbell 1985; Conrad& Demarest 1984). En una excelente recopilación del concepto, Urton (1992) describe a losayllus como “particulares unidades de organización social” y establece que:

    En términos generales, los ayllus  son agrupaciones de personas del tipo de los clanes, cuyaunidad y diferenciación interna están basadas en una variedad de factores, incluyendo latenencia de la tierra, el parentesco, la promoción de festivales y la realización de proyectos detrabajos públicos. Los ayllus  han sido instituciones centrales en la organización de lascomunidades desde tiempos pre-hispánicos hasta la actualidad en los estados andinos de Perú,

    Bolivia y Ecuador .Como subraya Urton, no es una institución inflexible o estática y “la naturaleza persistente

    de los ayllus como institución central de la organización social en Pacariqtambo está ligada alsostén y servicios que ciertos miembros de la comunidad necesitan constantemente, o por lasrecurrentes demandas asociadas con la construcción y mantenimiento de las estructuras ediliciasde la comunidad”(Urton 1992) y están “reproduciéndose y transformándose continuamente”(Urton 1992). En algunos casos, parece haber una cierta naturaleza jerárquica de los ayllus, convarios niveles, dependiendo de los contextos y necesidades locales. En muchos casos, los ayllusestán rankeados. Los niveles más altos de organización de la comunidad son las  sayas, omitades asimétricas constituidas por numerosos ayllus. Muchos académicos acuerdan que elayllu tiene una larga historia y ciertamente es responsable de gran parte del trabajo monumentalefectuado antes de la conquista española de los Andes. Debido a la manifestación material delayllu y sus trabajos, debería ser posible documentar arqueológicamente al ayllu. Urton señalacomo ejemplos el mantenimiento segmentario de la plaza de la iglesia por los ocho grupos deayllu de la ciudad, la territorialidad de la residencia del ayllu, y la organización de la tenencia dela tierra del paisaje agrícola que rodea la ciudad.

    Como nota Urton (1992), la existencia del ayllu está centrada alrededor de la necesidad deorganizar los servicios y el trabajo local. Las instituciones andinas de reciprocidad del trabajoson medios eficientes para movilizar fuerzas de trabajo de tamaños variados hasta completos proyectos supra-familiares, abarcando desde el trabajo agrícola individual hasta la promoción derituales públicos y proyectos de construcción de la comunidad. En el nivel más bajo, el trabajoes compartido a través del ayni, una forma simétricamente equilibrada de trabajo entreindividuos que son iguales. El trabajo llevado a cabo por un individuo es devuelto en una fecha

     posterior. Para proyectos más grandes, el trabajo se efectúa comúnmente a través de la minka o faena, otras formas de trabajo recíproco. La minka, organizada en el nivel de grupo, esasimétrica e incluye el intercambio de bienes o servicios para el trabajo a corto plazo,

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    movilizados para el beneficio de un individuo o de la comunidad. La  faena, también asimétrica,es a menudo una forma de impuesto en trabajo establecido por la comunidad a sus miembrosindividuales para la construcción o mantenimiento de la infraestructura local (caminos, escuelas,canales) y tiene un elemento coercitivo (Gelles 1986). La mit’a, o sistema estatal demovilización masiva de trabajo rotativo practicado por los Inkas, es -al menos funcional y

    simbólicamente- una forma de minka o faena escrito en mayúscula.La organización dual es mencionada reiteradamente en la literatura etnográfica sobre lascomunidades en los Andes Centrales. Está caracterizada como mitades asimétricas, o  sayas,usualmente denominadas como nansaya (mitad “superior”) y urinsaya (mitad “inferior) en laszonas quechua-parlantes. El manejo de la irrigación tradicional, o “el modelo local deirrigación”, se resuelve a partir de la organización dual de las comunidades bajo “alguaciles deagua”, y la adoración de la tierra y las montañas (Gelles 1990). Más allá de los componentesespacial y social del sistema, esta organización dual es también importante en lo que respecta alritual. La organización de la irrigación andina está muy ligada a los rituales calendáricos, queson una parte integral del manejo de agua local (Zuidema 1990; Sherbondy 1982, 1987, 1992;Gelles 1990; Treacy 1989b, y otros). Gran parte de los académicos acuerdan en que lasinstituciones de la organización social, la adoración de la tierra y las montañas, el ayllu y las

    relaciones de trabajo recíprocas tienen profundas raíces históricas en los Andes, aunque estasinstituciones ciertamente se han transformado a lo largo del tiempo. Trabajando con documentosetnohistóricos en la costa norte de Perú, Netherly (1984) ha identificado un sistema segmentariolocal de organización dual de rangos y grupos comunitarios jerárquicamente interrelacionados,que estaban a cargo de los niveles jerárquicos del sistema de irrigación.

    En nuestros campos experimentales, el trabajo estaba organizado por los gruposcomunitarios o las unidades familiares individuales. Se convocó a días de trabajo específicos de5 hs cada uno para el proyecto de trabajo comunal ( faena). Los hombres adultos cabeza defamilia (o adultos sustitutos designados) fueron responsables de señalar los días de trabajo. Losgrupos de trabajo comunal estaban constituidos por 5-60 individuos, dependiendo del interés yla pertenencia a la comunidad. Si se requerían días adicionales para completar el trabajo pre- planificado, se agregaban al calendario de trabajo de la comunidad. La participación de los

    grupos comunales fue continua por muchos años, y las parcelas de campos eran cada vezmayores y más dispersas a lo largo del tiempo. Algunos grupos utilizaron otra forma tradicionalde movilización de trabajo, conocida como tarea. A cada comunero se le asigna un área decampos sobreelevados para reconstruir a su propio ritmo. Esta organización segmentada paraconstruir trabajos públicos ha sido documentada en la prehistoria andina (Hastings & Moseley1975).

    Las herramientas utilizadas para construir los campos fueron aquellas disponibles para todoslos granjeros en el área -el arado andino (chakiaqlla), la azada (rawkana), pala y pico. Tambiénfueron utilizados grandes sacos de lana para acarrear tierra desde el canal hasta la superficie delcampo. Los límites de los campos y los canales fueron marcados con sogas y se usaron losviejos campos y canales abandonados como modelos. El rico suelo orgánico del horizonte A del

    relleno de los canales fue cortado en bloques usando el arado y fue utilizado para construir una pared de contención y para rellenar las plataformas de los campos sobreelevados. Las plataformas fueron elevadas hasta una altura de 20-50 cm y fueron bordeadas con loscorrespondientes canales profundos adyacentes. Los bloques y terrones de tierra se rompieroncon picos y se dió forma a las superficies de los campos para que tuvieran drenaje.

    Los campos fueron plantados con cultivos locales: papas, oca, ulluco, isañu, quinoa,cañihua, maíz, trigo de invierno, porotos, tarwi, y varios vegetales de huerta. Los campos norecibieron fertilizantes. Las actividades de mantenimiento, tales como desmalezamiento y losalmácigos de los cultivos de tubérculos, fueron efectuadas en la misma forma que en los campostradicionales.

    El equipo de investigación también trabajó con algunos granjeros individuales ( parceleros) ygrupos de granjeros por fuera de las comunidades. Estos granjeros tendían a construir pequeñas

     parcelas de campos sobreelevados adyacentes a las unidades familiares, que tenían la forma dehuertas familiares. Comúnmente, el trabajo era movilizado usando ayni, el intercambio

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    simétrico y recíproco de trabajo entre vecinos y miembros de la familia extendida. Estos camposgeneralmente estaban mejor construidos y mejor mantenidos que los campos de los grupos de lacomunidad. Las prospecciones terrestres y aéreas demostraron que cientos de familias en la pampa de Huatta, Coata, y Caracoto habían comenzado a construir pequeñas parcelas cerca desus casas.

    A partir de nuestra investigación experimental, pudo verse que varios supuestos acerca de laforma en que funcionan los campos sobreelevados son erróneos. Uno de ellos es que los campossobreelevados necesitan un alto nivel de organización centralizada para la construcción y elmantenimiento. Los campos sobreelevados fueron construidos por grupos comunales y familiasindividuales usando la tradicional reciprocidad andina para el trabajo, ayni, minka y  faena. Laconstrucción por partes de campos sobreelevados a lo largo de 10 años, por unidades familiaresindividuales y comunidades, resultaron en más de 100 ha de campos sobreelevados en el área deHuatta (Juan Palao, comunicación personal) y 150 ha en Koani Pampa/valle de Tiwanaku(Osvaldo Rivera y Enrique González, comunicación personal). Varias parcelas de camposcomunales en Huatta y Coata, que pertenecían a pequeñas comunidades, habían crecido más de15 ha por acreción a lo largo de un período de 8 años. Las tradicionales instituciones de trabajorecíproco, ayni  y minka, probaron ser medios eficientes para movilizar trabajo para la

    agricultura de campos sobreelevados. Claramente, los pequeños grupos de granjeros soncapaces, a lo largo del tiempo, de crear un paisaje regional altamente modificado.

    Campos sobreelevados, inversión de trabajo y producción

    Los campos sobreelevados no necesitan obligatoriamente un trabajo intenso. Debido a que sehan llevado a cabo pocos experimentos en la construcción de campos sobreelevados con trabajomanual (Puleston 1977a; Gómez-Pompa et al . 1982; Muse & Quintero 1987), las estimacionesde trabajo previas estuvieron basadas en comparaciones simplistas con otras formas deagricultura tradicional o, más comúnmente, con estimaciones basadas en trabajos para movilizartierra (Erasmus 1965). De acuerdo con la hipótesis de Boserup (1965) sobre la intensificaciónde la agricultura y la “Ley del Menor Esfuerzo” (Zipf 1949), las formas intensivas de agricultura

    que requieren grandes inversiones de trabajo y energía para la construcción y el mantenimiento,sólo serán adoptadas por los granjeros tradicionales si el  stress poblacional se hace demasiadogrande o, de acuerdo con la contrapartida Wittfogeliana de la teoría, si el estado políticamentecentralizado fuerza a los granjeros locales a adoptar la tecnología.

     Nuestros datos experimentales indican otra cosa. La construcción inicial de los campossobreelevados -la excavación de los canales y la transferencia de suelo para construir las plataformas- involucra una inversión relativamente grande de trabajo. A partir de varios años deconstrucción experimental controlada usando trabajo manual en diversas localidades en la pampa de Huatta, estimamos que son necesarios entre 200 y 1000 días/persona para construir 1ha de campos sobreelevados y canales (Erickson 1988a; Erickson & Candler 1989; Garaycochea1986a, 1987). Estos números han sido duplicados experimentalmente en otras áreas (Ramos1986). El trabajo es considerablemente más rápido que las estimaciones previamente calculadas

    usando los valores de movimiento de tierra (Erasmus 1965) para la construcción de los campossobreelevados prehispánicos (Denevan 1982, Turner 1983). Este cálculo más bajo para laconstrucción probablemente se deba a las diferentes técnicas utilizadas para el movimiento detierra y a las ventajas de trabajar en las praderas, en las que pueden cortarse y removersefácilmente grandes bloques de tierra usando el arado andino. Además, las institucionestradicionales para movilizar el trabajo de la comunidad andina y los grupos familiares son unmedio eficiente para proveer la fuerza de trabajo necesaria.

    Cuando el trabajo y la producción son considerados en el largo plazo, la inversión de trabajoen los campos sobreelevados es casi insignificante. La agricultura de campos sobreelevados eseficiente y sustentable porque los campos pueden ser trabajados continuamente, con alta productividad por muchos años. Muchas plataformas de campos sobreelevados en Viscachani

    Pampa, en el área de Huatta, han sido trabajadas por más de 10 años sin una disminuciónsignificativa en la producción. Los requerimientos de mantenimiento de los campossobreelevados son bajos (desmalezamiento ocasional, irrigación, y cuidado de los almácigos de

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    tubérculos). La cosecha lleva más tiempo que en los campos comunes de papas, debido a que la producción es mucho más alta. La fertilidad de los campos sobreelevados es mantenida a travésde la reexcavación periódica de los canales activos para obtener abono y sedimentos orgánicos ydisponerlos en las plataformas de los campos. Sobre la base de los resultados experimentales, seha calculado que se necesitan unos 270 días/persona por hectárea (días de 5 hs) para la

    construcción y el mantenimiento (anual y periódico) de los campos sobreelevados en el largo plazo (durante un período de 10 años) (Erickson 1988a; Erickson & Candler 1989). Estosnúmeros son incluso más impresionantes en términos de la retribución de la producción agrícolacon respecto a la inversión de trabajo. Los datos sobre la producción de varios años de cosechasen los campos sobreelevados experimentales abarcan un rango de 8 a 16 toneladas métricas de papas por hectárea, es decir entre 2 y3 veces lo que produce la agricultura común de papas. Esta producción puede convertirse a 37 kg de papas por persona/día de trabajo, en un fuerte contrastecon los 19 kg por persona/día de trabajo que producen los campos de papas comunes en losAndes (Erickson 1988a). Dada esta producción confiable y sustentable, los granjeros puedenhaber adoptado la agricultura de campos sobreelevados tempranamente en la prehistoria andina,sin haber sido forzados a hacerlo ni por la presión demográfica ni por otros factores de  stress,como los imperativos estatales.

    Otra premisa que los campos experimentales han mostrado como incorrecta es que loscampos no funcionan sin la completa rehabilitación del sistema hidráulico regional, tal como plantea Kolata (1991). Las parcelas pequeñas y aisladas de campos sobreelevados rehabilitadas producen cosechas notables, a pesar de estar rodeadas de campos sobreelevados erosionados yabandonados. Está claro que las parcelas grandes y contiguas de campos pueden producir losefectos micro-climáticos deseados mejor que las parcelas aisladas y pequeñas (Erickson 1988a;Grace 1983), pero los componentes individuales de los sistemas de campos sobreelevadosregionales no requieren la rehabilitación del sistema completo para funcionar. No hay necesidadde invocar l