Adviento
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ADVIENTO 2012
El tiempo de adviento comienza este año precisamente hoy,
domingo 2 de Diciembre, día de todos los Santos, un festival
cristiano guardado desde los siglos tempranos de la era
cristiana. Pausamos para agradecer a Dios por la fe de nuestras
madres y padres, tanto de la antigüedad como
contemporáneos.
En algunos círculos Protestantes yace perdida la rica herencia
del uso del calendario litúrgico cristiano. Desde el sexto siglo,
los Cristianos de Occidente han estado observando la
temporada de Adviento como una preparación de cuatro
semanas para la Navidad, celebrando la Encarnación de nuestro
Señor. Las meditaciones de Adviento comienzan con
reflexiones sobre la segunda venida de Cristo (Ver Marcos 13:
32-37). Y el anciano apóstol Juan dijo: “Pero sabemos que
cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo
veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza
en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (I Juan 3:2b-3).
Mientras Adviento continua, nuestras devociones se enfocan en
la primera venida de Cristo y, con santos como María y Elizabeth
(Lucas 1:39-56), preparamos un lugar para el niño Jesús en
nosotros-para que como los santos de antaño podamos ser
portadores de Cristo.
Que Dios nos capacite hoy, por el poder de su Santo Espíritu,
para contemplar la manera en la que cristianos de todas las
edades han recibido gracia y poder para contemplar y seguir el
rico regalo de Dios a nosotros en Su Hijo. Que como ellos,
podamos experimentar un Adviento enriquecedor que nos
transforme. Les animo a leer cada día la reflexión de Adviento
correspondiente y que todo lo que constituye tu vida (desde tu
trabajo, estudios, hogar, etc.) esté recogido, hermoseado y listo
para celebrar este año la navidad, como si Cristo en persona
fuera a quedarse en tu casa. Así deberíamos vivir siempre. Que
nuestra vida entera sea agradable a él.
En Su amor,
Pastor
Traducido en parte del “Journey to the Manger” Advent – 2009.
Del Gordon Conwell Theological Seminary
Día 1:
2 de diciembre de 2012
I Tesalonicenses 5:1-11
Jeff Arthurs
El Señor vendrá por segunda vez como ladrón en la noche (v.2),
pero no estamos en oscuridad como para que su venida nos
tome desprevenidos (v.4). Nosotros que caminamos en la luz
sabemos que el regreso del Señor es “inminente”. Eso no
quiere decir que la venida de Cristo tendrá lugar el próximo
segundo (necesariamente), solo que es lo próximo o siguiente
en el orden de eventos – como el quarterback substituto en un
equipo de futbol quien sabe que él entrará a juego si el
quarterback que inicia jugando es lastimado. El no sabe cuándo
es que esto pasará, solo sabe que él será el siguiente. No tiene
que intervenir. Todo es estar listo. De la misma manera,
nuestro Señor vino la primera vez, derramó su Espíritu, y el
Reino de Dios está creciendo. La segunda venida de nuestro
Señor es lo que sigue. Por ahora, toda la creación gime como
con dolores de parto, pero como dijo C.S. Lewis, “Todas las
hojas del Nuevo Testamento están llenas con el rumor de que
no será así para siempre.” (The Weight of Glory).
Día 2:
3 de diciembre de 2012
I Pedro 1:4
Dean Borgman
Jesús nuestro Señor…nos ha dado… ¡muchas y grandes
promesas! Tendemos a vivir nuestra fe en nuestros
particulares pequeños círculos. Encuentro que se trata
demasiado acerca de mí, después mi familia, mi círculo de
amigos e iglesia, y el Seminario. Es importante que nuestra
preparación para Adviento tome lugar en esos pequeños
círculos mientras se acerca la Navidad.
Pero las promesas de Dios y el Adviento tratan acerca de mucho
más. Se trata de que todo se ponga en orden, se trata de la
venida del Reino. Nuestros compañeros en nuestro viaje de
Adviento, María y Elizabeth, ciertamente discutieron su
embarazo entre sus familiares y cultura. Pero su humildad y
amor mutuo vino del ser elegidas para participar de la venida de
algo asombroso, la tan anticipada promesa hecha a Abraham,
David y todos los pueblos. El canto Magnificat de María se
movió desde la “bajeza” de su condición hasta la magnificencia
del Reino. Así también era la anticipación de Elizabeth, y
Zacarías, y Ana y Simeón – y claro está ese era todo el punto del
ministerio de Juan el Bautista. “¡Algo más grande de lo que
somos, o de lo que podríamos esperar ser, viene!” En este
segundo día de Adviento, pausamos… En silencio esperamos
con los santos de antaño. Esperamos en las palabras del
Salmista: “Guarda silencio ante Jehová y espera en él. No te
alteres con motivo del que prospera en su camino, por el
hombre que hace lo malo.” Salmo 37:7. Pausamos con nuestros
compañeros en los Evangelios. Esperamos a que la luz y la
justicia del Reino irrumpan entre nosotros, alrededor de
nosotros, y en las esquinas más oscuras de la Tierra. Y
esperamos “amplia y generosa entrada en el reino eterno de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 1:11).
Día 3
4 de diciembre de 2012
Salmos 5, 6, 10, 11; Amós 3: 1-11;
2 Pedro 1: 12-21; Mateo 21: 12-22
Edward M. Keazirian
Puede que no se le ocurra a muchos ir a los Salmos en busca de
meditaciones para Adviento. Sin embargo, los Salmos están
llenos de ellas. Adviento trata acerca de esperanza y
expectación en medio de la aflicción, y los Salmos están llenos
de expresiones anhelantes por liberación divina. Como el
salmista, nosotros gemimos, lloramos y oramos a Dios para que
nos libre de: el mal, la maldad, las mentiras, las injusticias y la
opresión que amenaza con destruirnos. Anhelamos ser
vindicados frente a nuestros enemigos y luchamos con Dios
cuando El parece guardar silencio, lento o invisible en nuestros
tiempos de mayor estrés.
Sin embargo, nuevamente como el salmista, persistimos en
nuestro apelar a Dios porque Dios es nuestro rey, refugio,
esperanza y gozo. Nosotros sabemos que el Señor es gracia y
amor, y que El responde a nuestras oraciones con justicia,
protección y sustento. Los fieles siempre se aferran a la Palabra
profética de Dios, ya que es la segura promesa de Dios de
liberación. El anuncio de juicio contra los malos y la promesa de
salvación para los justos encuentran ambos su pleno
cumplimiento en Cristo. Por lo tanto, tal como los antiguos
anhelaban su venida, nosotros ahora anhelamos su segunda
venida, la consumación de todo lo que El prometió hacer en
salvación y juicio. Adviento es el tiempo para renovar nuestro
compromiso a esperar pacientemente y expectantemente por
nuestro Rey que viene.
Día 4
5 de diciembre de 2012
2 Pedro 3:10
Jack Davis
Este mes estamos recordando la primera venida de Jesucristo,
pero el apóstol Pedro llama nuestra atención a los radicales
cambios que se apoderarán del mundo tal como lo conocemos
cuando Cristo regrese en su segundo Adviento. Las imaginería
de Pedro de feroz destrucción en verdad pintan un cuadro del
“fin del mundo” tal como lo conocemos, y el juicio venidero es
causa para que los creyentes “vivan santa y piadosamente” (2
Pedro 3:11) mientras esperamos por el regreso de Cristo. Dada
nuestra moderna comprensión científica de las leyes de física,
muchos hoy pueden encontrar difícil imaginar el escenario del
“fin del mundo” que Pedro visualiza. Pero Pedro no está solo
entre los escritores del Nuevo testamento que declaran que
este mundo no es un mundo eterno, ni el mundo en su forma
final. El apóstol Pablo les recuerda a los Corintios que “la
apariencia de este mundo es pasajera” (I Cor. 7:31) y que
consecuentemente, ellos deberían tomar las cosas de este
mundo más livianamente. El nos recuerda que deberíamos vivir
“…no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas” (2 Cor. 4:18). Y Jesús dijo, “El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Este mes,
mientras hacemos nuestras compras navideñas aquí y allá,
haríamos bien en recordar las palabras de Pedro, y por medio
de nuestras obras de fe y obediencia hagamos tesoros en los
cielos donde tanto ellas – como nosotros – moraremos por
siempre.
Día 5
6 de diciembre de 2012
I Pedro 3: 11-18
Scott Gibson
En 1871, María Hale Gordon escribió a su hermano Wendall que
ella quería “hacer algo para apresurar la llegada del Reino.” Su
propia vida estaba envuelta en el excitante ministerio que Dios
le había dado tanto a ella como a su esposo, A.J. Gordon, en la
iglesia Bautista de la calle Clarendon en Boston. Ellos, como
nosotros, querían vivir vidas que honraran a Dios – y hacer que
sus vidas contaran. Pedro urgió a sus lectores a ser santos – a
ser diferentes a la cultura que les rodeaba y dedicados a Dios.
El texto sugiere que de alguna manera, por la forma en que
vivimos, participamos en hacer que llegue la Segunda Venida de
Cristo. Al prepararnos para celebrar la realidad de la Primera
Venida de Cristo, anhelamos ser usados por Dios en las vidas de
hombres y mujeres quienes aún están por abrazar su Primera
Venida. Hacemos esto por la manera en que vivimos, una vida
que hace una diferencia, que muestra a otros quien es Cristo.
Haciendo así, nos preparamos para su Segunda Venida. Como
María Hale Gordon y la miríada de creyentes antes de nosotros,
deseamos “hacer algo para apresurar la venida del Reino”.
Oración: “Señor, ayúdame a vivir una vida que haga una
diferencia que apresure la venida de tu Reino. Amén.”
Día 6
7 de diciembre de 2012
Salmo 16
Gwenfair Adams
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos…en tu presencia
hay plenitud de gozo. Salmo 16: 6 y 11
¿Cómo definirías un lugar placentero? ¿Quizás una agradable
cabaña en hermoso monte? ¿Quizás con una espectacular vista
al mar? Qué tal si, en vez de eso, un lugar placentero no se
trata tanto de una localidad geográfica sino más bien de una del
corazón? Anne Bradstreet, la poetiza Puritana Americana,
escribió, “Si incluso en el infierno llegare a encontrar el amor de
Dios hacia mi, allí sería el cielo. Y podría haber estado en el
cielo sin el amor de Dios, pero no habría sido sino el infierno
para mi; porque en verdad, es la ausencia o la presencia de Dios
lo que hace al cielo o al infierno lo que cada uno es.” Quizás un
poco extremo, pero captura una importante idea bíblica: lo que
importa para el gozo de nuestra alma no es dónde estamos,
sino dónde estamos en relación a Dios. En esta temporada,
celebramos la venida de aquel que dejo el lugar placentero por
excelencia, para venir y estar con nosotros. Emanuel.
Dondequiera que estemos, si él está con nosotros, las cuerdas
nos cayeron en lugares deleitosos.
Día 7
8 de diciembre de 2012
Judas 16-25
Catherine Kroeger
Redimiendo
La joven a ser madre exaltada gracias al poder transformador
de la gracia de Dios: los de abajo levantados, los hambrientos
saciados, los que no tienen poder apoderados. Tres de sus hijos
darían voz a esa misma preocupación por aquel humilde y
atropellado. Aunque al principio aquellos que habían sido
identificados como hermanos de Jesús (Mt. 13:55; Mr 6:3) no
simpatizaban con Su misión (Mr. 3:21), con el tiempo llegaron a
ser decididos seguidores (Hechos 1: 14; I Cor. 9:5). Jesús, el
primogénito de María, declaró que Él había venido por el pobre,
el marginado y el perdido. Santiago, el segundo hermano,
insistió en la justicia social en pensamiento, palabra y hechos.
El escrito del tercer hermano, Judas, parece darnos más
problemas. Después de identificar a los herejes y problemáticos
que se hallaban en muchas iglesias del Nuevo Testamento,
Judas continúa con el tipo de personas que usualmente
evitamos: murmuradores, egoístas, arrogantes, los que siempre
van detrás de su propia ganancia (v.16). En realidad, la actitud
de ellos siempre es diametralmente opuesta a aquella
expresada en el Magníficat de María. Judas aconseja una
entusiasta preparación espiritual para, lea bien, alcanzar a esas
personas en lugar de evadirlas (v. 20-21). Porque ninguna de
ellas está más allá del poder redentor de Dios, aún cuando
deban darse acercamientos individualizados (v. 22-23). Solo
Dios puede hacer que aún los más difíciles entre nosotros
lleguen alguna vez a estar de pie delante de Él sin falta alguna,
como impresionantes trofeos de Su gracia transformadora (v.
24-25)
Día 8:
9 de diciembre de 2012
Amós 6
Peter Kuzmic
Amós es un profeta del siglo 8 que nos impacta con su
simplicidad, frescura y manera directa de abordar el
decaimiento moral de su nación. El está convencido de que si
Israel no se arrepiente y renueva su relación de pacto con su
Dios, el juicio divino en la forma de una destrucción inminente
está en el horizonte. Aún cuando ellos eran externamente
religiosos y el templo se encontraba lleno de adoradores, el
Señor no se agrada de ellos porque han divorciado su fe de su
moralidad. En este capítulo Amós aborda específicamente el
pecado de complacencia y de falsa seguridad (6:1), la
indiferencia moral y la falta de solidaridad con aquellos que
sufren (6:6), una vida alocada y llena de lujos (6:7), y el orgullo
(6:8). Su denuncia de la idolatría de ellos, la hipocresía religiosa,
descarada prosperidad material y arrogante autosuficiencia es
clara. Con su valiente dedo profético Amós apunta a una
apostasía e inmoralidad generalizada con una corrupción a
todos los niveles de la sociedad. Amós los reta con un llamado a
la responsabilidad social junto a una renovación de auténtica
espiritualidad. Estas dos jamás deben separarse porque nuestra
conducta social (hacer) procede de nuestra pureza y fortaleza
de carácter (ser). Dios es un Dios de gracia y perdón, pero
también de juicio contra la perversión tanto de la religión como
de la moralidad. Amós nos muestra que si no hay
arrepentimiento, Dios inevitablemente juzgará a la sociedad
moralmente enferma. El es el Santo, el que ha elegido a su
pueblo para vivir auténticamente y a demostrar
convincentemente Su gloria y santidad entre las demás
naciones. Una poderosa palabra del Señor para nuestros
tiempos y para nuestra singularmente bendecida y sin embargo
crecientemente inmoral nación.
Día 9
10 de diciembre de 2012
Mateo 22:23-33
Rollin G. Grams
Los Saduceos creían que las personas eligen hacer lo que
desean y que a Dios ni le interesa ni procura intervenir, que no
hay un juicio futuro, y que no hay vida después de la muerte
(Josefo, Ant. 18>16; Guerras 2.164f). Con razón Jesús responde,
‘… ¡ustedes no conocen las Escrituras ni el poder de Dios!’
Además, los Saduceos aceptaban solamente el Pentateuco – los
primeros cinco libros del Antiguo testamento – como Escrituras.
Si Jesús iba a demostrar el poder de Dios para dar vida después
de la muerte a partir de las Escrituras, en esta ocasión tendría
que hacerlo usando el Pentateuco.
Por eso, Jesús responde haciendo referencia a Éxodo 3:6, 15f: El
nombre de Dios es “El Señor, el Dios de sus padres – el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Los patriarcas ya
habían muerto, pero Dios se identifica a Sí mismo como su Dios.
Seguramente, argumenta Jesús, ¡El no llevaría el nombre de los
muertos! Por lo tanto, debe haber esperanza de una futura
resurrección. Todavía más, en ese mismo capítulo (Éxodo 3),
Dios anuncia a Moisés Su plan para salvar a su pueblo de la
esclavitud en Egipto. El Dios de los vivos es también el Dios que
está activo en nuestras vidas y es poderoso para salvar.
Los Saduceos no sabían nada acerca de esto. Pero el adviento
es un tiempo para reflexionar en las Escrituras y ver que Dios en
verdad está poderosamente presente. El es poderoso para
salvar. Es una temporada para recordar que Aquel cuyo
nombre implica poder de resurrección es el que salvó a Israel en
el pasado, quien además envió a Jesús como Salvador al mundo,
y el que nos da esperanza por medio de Su poder de
resurrección. Espera confiadamente la salvación de nuestro
Dios.
Día 10
11 de diciembre de 2012
Mateo 22:34-46
Ray Pendleton
La Respuesta Correcta
Caminar en la verdad del Evangelio es la clave para tener la
respuesta correcta en el momento correcto. En nuestro pasaje
para hoy, Jesús está respondiendo a lo que probablemente era
una pregunta hostil y difícil. Sin embargo, el Señor de Gloria
quien estaba en continua comunión con el Padre no tiene
problemas en poner las cosas claras. Hay una gran
mandamiento en la ley. De hecho, está en las mentes de
quienes lo interrogaban pero no había penetrado sus corazones.
Jesús cita una porción significativa del Shemá según registrado
por Mateo. El mandamiento más grande es un compromiso
total, completo y sin reserva alguna de amar a Dios. Pero la
respuesta no se detiene ahí. Si amamos a Dios con todo
nuestro corazón, alma y mente, eso nos conducirá a una vida
transformada donde amaremos a nuestro prójimo tal como
hemos sido amados por Dios. Esto no es solo un darse cuenta
a nivel cognitivo sino además una fortaleza interpersonal que se
manifiesta en nuestro profundo interés por otros quienes han
sido creados a imagen de Dios y quienes necesitan entender Su
profunda compasión hacia ellos, a menudo por medio de
nuestro amoroso alcance. Se dice de San Francisco que
pronunció, “Dondequiera que vayas, predica el evangelio. Si es
necesario usa palabras.”
Día 11
12 de diciembre 2012
Apocalipsis 1
Sean McDonough
La visión de Jesús en Apocalipsis capítulo 1 podría parecer como
un lugar extraño para hallar inspiración para una meditación
navideña. ¿Qué tiene que ver esta figura aterradora, cuya
lengua es una espada, y en sus manos sostiene estrellas, con el
inocente bebe en el pesebre? Bastante, según parece. Se hace
claramente visible en la descripción que hace Jesús de Sí mismo
en los versos 17 y 18: “Yo soy el primero y el último, el que vive.
Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén.” El
corazón del mensaje de la Navidad es que Jesús es Emanuel,
Dios con nosotros. Que Jesús comparte la identidad divina –
que él es quien Dios es – se hace claro en la asombrosa fórmula
triple, “Yo soy el primero y el último.” Este es un eco deliberado
de la descripción que hace Dios de Sí mismo en Apocalipsis 1:4,
“Yo soy el que es, el que era, y el que ha de venir.” Asimismo,
“Yo vivo por los siglos de los siglos” recuerda la familiar frase del
Antiguo Testamento “el Dios viviente.” Pero el pequeño
interludio entre esas dos fórmulas resulta ser aún más
asombroso, al darnos cuenta de que significa para Dios estar
con nosotros en el sentido más pleno: “Estuve muerto.”
Richard Bauckam captura la paradoja de esta manera: “Su
eterna vivencia fue interrumpida por la experiencia de una
muerte humana, y él comparte la vida eterna de Dios por medio
del triunfo sobre la muerte.” (Teología del libro de Apocalipsis,
p. 56). Emanuel, verdaderamente.
Día 12
13 de diciembre de 2012
Salmo 37: 1-18
Aída Besancon Spencer
Existe una hierba de pastizales (plaga para los jardineros)
conocida como garranchuelo. No existe nada peor que el
garranchuelo. Junto a nuestro garaje todo lo que tenemos es
garranchuelo. La poca grama que puedo cultivar cada
temporada queda atrapada por el garranchuelo. Pero cuando el
clima frío llega, el garranchuelo finalmente deja de crecer y la
grama tiene la oportunidad de desarrollarse. Pero esta vez
hicimos una revisión total de esta parte de nuestro lote. El
anticuado pozo séptico que vino con nuestra casa finalmente
hizo implosión y ha sido remplazado con un nuevo sistema
séptico. Y, en el proceso, todo el garranchuelo ha sido
deshierbado, y semilla de grama con componentes para repeler
la mala hierba y con fertilizante fue sembrada. Algunas veces
aquellos que son injustos o pecaminosos aparentan persistir
como el garranchuelo, que solo crece y crece año tras año sobre
un pozo séptico de maldad. Y sentimos que no tenemos
esperanza. Casi nos resignamos a un jardín sin grama. Pero el
Señor puede venir como un jardinero gigante y arrancar el
garranchuelo en solo minutos. No se trata de que nosotros los
humanos no debemos luchar contra la injusticia o el mal, sino
que en el proceso no necesitamos darnos por vencidos y
convertirnos en garranchuelo nosotros mismos. Al final, somos
responsables por nuestra conducta.
¿Seguimos confiando en el Señor? ¿Seguimos haciendo bien?
¿Seguimos deleitándonos en el Señor? ¿Seguimos
encomendando nuestros caminos al Señor? ¿Seguimos quietos
delante del Señor, esperando pacientemente en El? ¿Seguimos
viviendo gozosamente satisfechos con lo que El nos da? Como
resultado, el salmo de David nos recuerda que nuestra grama se
esparcirá por todo nuestro jardín. Estamos a salvo en El. La
justicia prevalecerá. El Señor ocasionará que florezcamos.
Día 13
14 de diciembre de 2012
Mateo 23
Pablo Polischuk
La encarnación de Jesús apunta a un proceso redentor que
comienza con la trascendencia de Dios penetrando el orden
creado, proveyendo sentido, valor y aprecio al mismo. El vino a
rescatarnos de nuestro predicamento de pecado, que resultó en
separación, condenación y juicio, a pesar de nuestros farisaicos
esfuerzos. Adviento nos recuerda que El vino a lo Suyo, y que
los Suyos no le recibieron. Las lágrimas de Jesús, derramadas al
observar Su ciudad desde una vista panorámica como “desde
arriba,” expresaron Su intención de reunirnos bajo sus alas,
como para cubrir nuestra precariedad, inadecuacidad, y faltas.
Y esto, a pesar de nuestro obstinado rechazo de sus profetas y
movidas. Su persona, presencia, y poder, manifestado en la
carne, nos ofrece un retrato de protección y cuidado,
extendiéndonos su gracia y misericordia unilateralmente de
forma incondicional. Su amor proactivo nos llena de esperanza
para el futuro, pintando un cuadro escatológico en el que la
culminación del proceso redentor de Dios tomará lugar. Un día,
le daremos la bienvenida al Bendito a Su ámbito, cumpliendo el
diseño del Padre. En anticipación, vivamos los efectos de Su
redención, invitando lo trascendente a nuestras tareas diarias
como para celebrar esta temporada con sentido.
Día 14
15 de diciembre de 2012
Salmo 43:1-5
Jeff Niehaus
¿Qué aplicación podría haber hoy para una oración como esta,
cuando la forma del Reino de Dios no es una “nación”, cuando
no hay una “montaña santa”, en la cual “morar”, y ningún
templo o “altar”? Por ahora, y desde Pentecostés, la iglesia
como cuerpo así como cada uno de sus miembros han sido el
templo(s), y el altar que cuenta es el altar del corazón del
creyente. Aún así, como el salmista, vivimos en medio de una
nación impía, con personas engañosas y perversas a nuestro
alrededor – desde la vasta pero mayormente invisible cultura de
usuarios y mercaderes de droga que forma parte de la corrupta
realidad de nuestra sociedad, hasta la industria del
entretenimiento en sus variadas y seductivas formas, hasta
gente egoísta y mentirosa en altas posiciones en Wall Street o
en Washington. Aquel que, por la gracia de Dios, ve a nuestra
nación, hasta cierto grado al menos por lo que en verdad es,
pronto verá que es una cultura de influencias espirituales de la
cual él o ella debería desear ser “rescatado”. La respuesta
para nosotros, como para el poeta, es clamar a Dios para que
“envíe su luz y su verdad.” La palabra Hebrea traducida como
“verdad” sería mejor traducirla como “fidelidad.” Es la segunda
parte de un pareja de palabras en el pacto, “gracia (o amor) y
verdad,” como el mismo Señor declaró cuando pasó frente a
Moisés en la hendidura de la peña, “El Señor, el Señor, Dios
fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en
misericordia y fidelidad (verdad)” (Éxodo 34:6). Contamos con
la fidelidad de Dios, su compromiso contractual con nosotros en
Cristo, de enviarnos luz, la iluminación de Su Santo Espíritu,
quien verdaderamente nos guía y es nuestro consolador. Con
un líder y consolador así tenemos buenas razones para
regocijarnos, sea con la música del arpa (v.4) que usó David para
alejar al mal espíritu que atormentaba a Saúl (1 Sam. 16:16-23),
o con una simple canción de gozo, pero siempre desde el altar
de nuestro corazón. Porque Dios se ha relevado fielmente a y
en nosotros, en Cristo, podemos regocijarnos y recibir la obra
del Consolador – el Espíritu de Dios – quien es entronado, y que
habita en la alabanza de Su pueblo (Salmo 22:3).
Día 15
16 de diciembre de 2012:
Juan 5:31-47
Frank A. James
Ta l Padre tal Hijo
Miguel de cervantes definió un proverbio como “una corta
oración basada en una larga experiencia.” Nadie sabe el origen
de este antiguo proverbio “tal padre tal hijo,” pero 2500 años
atrás el profeta hebreo Ezequiel notó la existencia de un
proverbio similar “tal madre tal hija” (Ezequiel 16:44).
Indudablemente la contraparte masculina debió ser de uso
común igualmente. No es demasiado decir que este antiguo
proverbio ha estado por los alrededores desde que aparecieron
padres e hijos. En Juan 5, líderes judíos en Jerusalén se
molestaron de que Jesús estuviera sanando en sábado y de
que llamara a Dios su padre. En respuesta, Jesús declara en
efecto: “tal padre tal hijo.” Jesús explica por qué él sana al
enfermo así como por qué lo hace en Sábado en el verso 17:
“Mi Padre todavía trabaja, y yo también trabajo.” En el antiguo
cercano oriente, los hijos típicamente aprendían el negocio de
la familia y se convertían en aprendices de sus padres. Jesús
simplemente declara que él es un aprendiz de su padre y ya que
si Padre trabaja en Sábado, el hijo también lo hace. Jesús no le
pide a los líderes Judíos que simplemente acepten lo que les
decía, sino que él procede enseguida a probarles que él es el
hijo de su Padre invocando una serie de testigos: Juan el
Bautista, Los propios milagros de Jesús, Dios el padre, y de
hecho, las mismas Escrituras. Estos testimonios irrefutables
evidenciaban que Jesús era en verdad el hijo de su Padre.
Día 16
17 de diciembre de 2012
Mateo 24:15-31
S. Steve Kang
Miles de ángeles prorrumpieron en alabanza, diciendo: “¡Gloria
a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena
voluntad! (Lucas 2:14), señalando el nacimiento de Cristo hace
unos 2000 años. Cuando ese mismo Cristo, quien vivió, murió y
resucitó regrese, Sus ángeles reunirán a Sus elegidos a Sí mismo
con un fuerte toque de trompeta. En reminiscencia del fuerte
llamado de trompeta anunciando el Año de Jubileo en el día de
Expiación (Levíticos 28:9-10), el llamado de trompeta de los
ángeles sonará por última vez, inaugurando el descanso eterno
para Su pueblo y la plena comunión con el Dios Trino. En esta
temporada de Adviento, esperamos anhelantes por ese llamado
de trompeta. En ese día, dios enjugará toda lágrima de
nuestros ojos. No habrá más llanto ni lamento ni dolor, porque
las primera cosas pasarán (Apocalipsis 21:4). Si el primer
adviento proveyó un vistazo de la presencia de Dios-con-
nosotros para Su pueblo, el segundo adviento escoltará a Su
pueblo hacia la plena y eterna presencia de Dios-con-nosotros.
Oración: Dios, que tu inconfundible presencia sea siempre tan
real en y entre nosotros mientras nos disponemos a ser usados
para expandir tu reino en este oscuro mundo. Amén.
Día 17
18 de diciembre de 2012
Mateo 24
Gary Parrett
Ven, Señor Jesús, a redimirnos
Ven, Señor Jesús, a redimirnos de nuestros enemigos y miedos.
Esperamos tu misericordiosa mano que enjugará todas nuestras
lágrimas. Hemos trabajado mucho en oscuridad, incluso ahora
nuestro corazón desfallece. Cuánto anhelamos que te
manifiestes Buscando así esa tu gran salvación. (Apocalipsis
21:4; Romanos 8:23; 2 Timoteo 4:8)
Ven, Señor, verdadero y justo, trae a nosotros tu luz pura y
cortante. Porque sabemos que cuando aparezcas, Señor, cuanto
terrible mal existe será corregido. Tú despojarás a todos los
orgullosos; y saciarás a todos los que tienen sed. Oh, los
primeros serán últimos, entonces, y todos los últimos serán
primeros. (Apocalipsis 16:5-7; Mateo 19:30; 20:16; 24:32-46)
Prepara ahora el camino delante de Él: Haz para Él una senda en
el desierto. Lleva el evangelio a las naciones y proclama que su
Día se aproxima. Toda montaña será nivelada; Todo valle será
levantado. Entonces toda sangre verá su gloria. ¡Dios será por
siempre alabado! (Isaías 40:3-5; Mateo 24:14) Alzad el grito de
“¡Maranata! pronto veremos a nuestro rey. Al que es Alfa y
Omega, entonamos esta oración y ruego: Uniendo las voces con
el Espíritu nosotros, la novia de Cristo, decimos, “¡Ven!” Ven,
Señor Jesús, ven y libéranos de esta muerte y llévanos a casa.
(1 Corintios 16:22; Apocalipsis 22:13, 17)
Día 18
19 de diciembre de 2012
Salmo 119:49-72; 49; 53; Zacarías 3:1-10; Apocalipsis 4:1-8;
Mateo 24:45-51
Edward M. Keazirian
La muerte es el gran ecualizador. Ricos, pobres, sabios, necios,
exaltados, o rebajados: todos tenemos que enfrentar nuestra
propia muerte. Ninguno de nosotros puede comprar un escape
a la muerte. Pero Dios puede hacerlo por nosotros. La
pregunta entonces es si nosotros seremos los necios que niegan
la existencia de Dios o los sabios que le buscan.
Los necios se tornan corruptos, ignorantes y malos; incapaces
de hacer lo bueno. De alguna manera ellos piensan que la gloria
y bendición de esta vida jamás pasará. El sabio, sin embargo,
reconoce la realidad de la muerte, pero no son intimidados ni
por la muerte ni por los necios que piensan que pueden escapar
a ella. En su lugar, el sabio conoce que Dios rescatará sus almas
de la muerte y los llevará a estar para siempre con Él. Aún
cuando Satán trata de condenar a los elegidos de Dios, Dios
promete quitar la iniquidad de ellos y restaurarles la paz y la
prosperidad. Para los de Israel, la venida del Siervo del Señor, el
Renuevo, es el signo que garantiza la promesa de Dios.
Nosotros sabemos ahora que ese Renuevo era Jesús el Cristo.
Los antiguos fueron bendecidos con la capacidad para soportar
muchas cosas, expectantes. Cuánto más debemos nosotros
estar listos para su segunda venida, considerando todo lo que
hemos visto en su primera.
Día 19
20 de diciembre de 2012
Apocalipsis 4:9-5:5
Tim Laniak
En una visión tan maravillosa que cualquier comentario verbal
parecería casi irrespetuoso, me aventuraré a hacer algunas
breves reflexiones reverentes. ¿Cómo debemos pensar acerca
de rendir a Dios “¿honor y gloria y poder?” ¿Quiénes somos
nosotros, o cualquier criatura viviente en el cosmos, para darle
cualquier cosa a Dios que EL ya no posea? El siempre ha tenido
todo honor y gloria y poder. Cualquier visionario bíblico que
mira los cielos enseguida puede verlo. Pero estos visionarios
regularmente también atestiguan un coro de seres en alabanza
y adoración que claman dándole a Dios esos atributos que El ya
posee. ¿Qué sentido tiene esto? Pienso que la respuesta yace
en la naturaleza del honor, la gloria y el poder. Estas cualidades
tienen tanto una realidad objetiva como una dimensión
subjetiva. Si, el Dios que se vuelve visible en Apocalipsis es
caracterizado por una luz brillante que inspira asombro, una
estima abrumadora incalculable, y soberanía cósmica ilimitada.
Pero, de alguna manera, un asombrarse por estas cualidades,
una respuesta reverente a estas cualidades, las completa.
La objetiva dignidad de Dios como el Rey del Universo debe ser
subjetivamente reconocida. Su “valía” o “dignidad” es
mencionada tres veces en este pasaje y continúa a través de
todo el capítulo cinco de Apocalipsis. En una manera
misteriosa, los que adoran contribuyen a la gloria y valía de Dios
al reconocerla, al atribuirla a El. No es que podamos añadir algo
al carácter de Dios. Más bien es que somos llamados por las
huestes angelicales a evitar lo impensable: dejar que Su gloria
pase inadvertida, ignorada.
Esto parece un gran crimen en la conducta humana, quizás
nuestro mayor crimen. Nosotros simplemente no mantenemos
en justa perspectiva la visión amplia de la gloria de Dios. El no
es honrado cuando fracasamos en darle la honra de la cual es
digno. El no es apreciado cuando fallamos en apreciarle con
nuestra alabanza. Aclamación pública y reconocimiento es el
corolario necesario y esperado al honor. Las huestes angelicales
en Lucas 2:14 nos recuerdan que podemos comenzar a adorar a
nuestro Dios desde la Tierra al “darle gloria a El.”
Día 20
21 de diciembre de 2012
Apocalipsis 5:6-14
David Wells
Juan lloró. El no pudo leer los consejos de Dios que tanto
anhelaba conocer. Esos consejos, escritos en el rollo (5:1-2)
pueden ser interpretados solamente por Jesús porque son
realizados solamente por medio de El. “Mira”, dijo uno de los
ancianos, he ahí el “León de la Tribu de Judá” (5:5) quien puede
conocer el consejo de Dios. Y cuando Juan miró, había un
“Cordero” (5:6) que había sido inmolado.
El León y el Cordero. Cristo, el León, se sienta en el trono de
David y ahora reina universalmente sobre el pecado, la muerte
y el diablo. Pero para conocerlo a El como León, debemos
primero conocerlo como Cordero, el que lleva sobre sí nuestro
pecado y nuestro juicio en lugar nuestro. Aquí vemos,
entonces, en la persona de Cristo, tanto al León como al
Cordero, tanto el valor como la paciencia, el poder y la
mansedumbre, fuerza e inocencia. Vemos victoria y
sufrimiento, victoria por medio del sufrimiento.
¿Puedes ver también que de El viene el Espíritu Santo enviado
en toda la plenitud de dios (5:6)? Es El quien ha abierto
nuestros ojos para ver la gloria de Cristo y quien nos fortalece
en medio de los conflictos de la vida. Y cuando las sombras se
ciernen sobre nuestras vidas – dolor y enfermedad, deseos
insatisfechos, esperanzas no realizadas, amor abatido –
es El quien nos señala a Cristo cuya conquista de los
desordenes de la vida está completa para que podamos hallar
confort y seguridad. Digno es el Cordero.
Día 21
22 de diciembre de 2012
Salmo 138
Karen Mason
Te alabarán, Jehová, todos los reyes de la tierra, porque han
oído los dichos de tu boca. Cantarán de los caminos de Jehová,
porque la gloria de Jehová es grande. (Salmo 138:4-5)
C. S. Lewis habla sobre la vanidad o engreimiento como una
barrera para tu alabanza a Dios. La vanidad puede obstaculizar
nuestro reconocimiento de la necesidad que tenemos de Su
redención, de nuestra dependencia en Su fiel amor y cuidado, y
de la supremacía y gloria de Dios.
En el Salmo 138, David, uno de los reyes más grandes de Israel,
alaba a Dios y expresa su deseo y esperanza de que todos los
reyes de la tierra puedan unirse a él en su alabanza de las más
excelentes cualidades de Dios. Algunos reyes de la tierra
podrían creer que ellos no necesitan a Dios o que no le deben su
posición a Su soberanía, pero la posición de David como rey no
se interpone en el camino de su alabanza a Dios.
Algunas veces, podemos ser como algunos reyes de la tierra
quienes no reconocen el exaltado nombre de Dios y nuestra
necesidad del Rey de Reyes. Durante esta temporada de
Adviento, mientras nos preparamos para la venida de Dios
quien habita entre nosotros, alabemos a nuestro Rey por ser
quien es El, por su supremacía y gloria, por su fiel amor
manifestado en la Encarnación de la Palabra de Dios, por su
poder para salvar.
Oración: Te alabaré, Señor, con todo mi corazón delante de
todos los reyes de la tierra.
Día 22
23 de diciembre de 2012
Salmo 62
Frank A. James
Dios la Roca
Augusto Toplady escribió uno de los himnos mejor conocidos
mundialmente mientras se guarecía de una violenta tormenta.
El joven de Blangdon en Somerset, Inglaterra, había estado
viajando por la carretera cerca de los acantilados rocosos de
Burrington Combe cuando un rayo cayó muy cerca seguido de
su trueno ensordecedor. Augusto se apuró para refugiarse en
una cueva cercana. Mientras esperaba que la tormenta pasara
comenzó a inspirarse a partir de su predicamento y las palabras
para un himno comenzaron a formarse en su mente:
Roca de las edades, grita para mí, Déjame esconderme en ti. En
el Salmo 62, David nos dice que Dios es su roca. A primera vista,
ésta parecería ser una forma muy rara para describir a Dios.
Pero en el desierto, bajo el brutal ardor del sol, las rocas
grandes son un refugio. Las rocas grandes ofrecen sombra.
Montañas rocosas proveen cuevas donde uno puede hallar
refugio de la tormenta. Cuando perseguido por enemigos, las
rocas grandes se convierten en escondites. David emplea la
metáfora de la roca para asegurarnos que a pesar de las
pruebas de esta vida, Dios es firme y seguro. David delinea tres
maneras en las cuales experimentamos a Dios como roca: El es
una roca de salvación (v. 2, 6), una roca de refugio (v. 7), y una
roca de esperanza (v. 5). Decir que Dios es una roca es decir
que El provee un refugio seguro contra las tormentas y los
enemigos, dándonos así esperanza para otro día.
La metáfora de la roca que usa David halla su cumplimiento
concreto en Jesús, quien es verdaderamente nuestra salvación,
nuestro refugio y nuestra esperanza. Igual que Augusto,
nosotros encontramos en Cristo el refugio más glorioso contra
las tormentas de este mundo caído. No existe nada raro acerca
de esa clase de roca.
Día 23
24 de diciembre de 2012
Salmo 84
Kenneth L. Swetland
“¡Cuán amables son tus moradas, Jehová de los ejércitos!”
comienza el Salmista – palabras que nos dan un vistazo al
corazón del escritor. Desde ahí el Salmista prosigue y revela su
“anhelo” – una fuerte palabra relacionada con el dolor físico –
de estar en el templo para adorar. El va tan lejos como para
expresar su envidia de las aves que han hecho sus nidos en el
templo, estando así cerca del altar de manera regular,
implicando su anhelo por una libertad similar de estar presente
en el templo. Este anhelo es tan profundo en el corazón del
Salmista que incluso exclama que él “preferiría ser quien cuida
la puerta en la casa de Dios que habitar en las tiendas de los
malvados” (v. 10). Algunas traducciones dicen “umbral” en
lugar de “puerta”, revelando casi desesperación por estar en la
presencia de Dios en adoración. Note, sin embargo, que el
énfasis no está en el escritor mismo, sino en Dios – el foco de la
adoración. Tampoco apunta hacia una experiencia
individualista aislada, sino que más bien expresa el anhelo del
Salmista de estar con el pueblo de Dios en adoración. Adviento
mira hacia la segunda venida de Cristo. “Anhelemos” esta
venida tanto como el Salmista anheló (hasta dolerle) estar en la
presencia de Dios junto a Su pueblo mientras esperamos su
seguro regreso.
Día 24
25 de diciembre de 2012
Lucas 1:26-38
Roy Ciampa
Lucas espera que reconozcamos que él está narrando el
cumplimiento de Isaías 7:14: “La virgen concebirá y dará a luz
un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. En Lucas 1:31 el
nombre es cambiado por Jesús, pero nosotros reconocemos los
otros detalles de Isaías 7:14 y nos damos cuenta que es en la
persona de Jesús que hallamos a Emanuel – Dios con nosotros.
Las referencias a la virginidad de María en los versos 27, 34, nos
alertan de que ella es a través de la cual Dios finalmente está
haciéndose presente según prometió en Isaías 9:6-7 (que habla
del nacimiento del niño que reinará en el trono de David por
siempre). Como Hijo Único del Altísimo, el Hijo de Dios cuyo
nacimiento implica una intervención Divina que excede por
mucho todo lo antes visto, Cristo lleva a la historia de la
creación, pecado y restauración a su largamente anticipado
clímax. Su nacimiento no es sólo una historia más de la
intervención Divina en los asuntos humanos; es la historia de la
intervención Divina en los asuntos humanos. Que la presencia
de Dios en la persona de Jesucristo sea la realidad central en tu
vida, ahora y siempre.
Nació para levantar a los hijos de la tierra, Nació para darles un
segundo nacimiento.