ADRIANA SPERANZA Universidad Nacional de Moreno/CIC ......Programa de Posdoctorado en Ciencias...
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ADRIANA SPERANZA Universidad Nacional de Moreno/CIC
Universidad Nacional de La Plata
SOBRE TENDENCIAS GRAMATICALES Y DISTRIBUCIONES OBSERVADAS. LA
ALTERNANCIA DEL IMPERFECTO DEL SUBJUNTIVO COMO ESTRATEGIA
EVIDENCIAL EN EL ESPAÑOL DE LA ARGENTINA1
Abstract
This article analyses the “pretérito imperfecto” [imperfect] tense, subjunctive mood forms’ variation
in the Spanish spoken in Argentina. Grammar books claim the Spanish spoken in the American
continent exhibits certain preference for the –ra form, even though the –se form appears in written
language (NGLE 2010:457). Based on this description, we have analysed a series of novels written
by Argentine authors where the alternate use of both forms is verified. This article presents data
corresponding to the Rioplatense Spanish (spoken in the river’s area of influence) obtained via the
analysis of Sudeste, a novel by Haroldo Conti.
It is of our interest to approach an explanation of the phenomenon that –from our perspective – relates
to evidentiality as its underlying semantic substance. This article is in line with studies interested in
the analysis of the forms in which evidentiality is expressed in Argentine Spanish, set in a variation
theoretical framework.
1. INTRODUCCIÓN
Chi può fermare el fiume che corre verso il mare?2
El lenguaje, en tanto sistema de signos, constituye la materialidad con la cual el
hablante/escribiente, como un artista/artesano, moldeará su obra, la construirá, la proyectará,
le dará forma y existencia. En otras palabras, las características de los materiales con los
cuales el hablante/escribiente elaborará su proyecto serán la primera gran limitación pero
también, el primer gran recurso con el que contará para llevar a cabo su tarea. No podemos
suponer que el hablante/escribiente –artista/artesano– iniciará su camino hacia la creación
1 El presente artículo forma parte de los resultados obtenidos en mi estancia posdoctoral correspondiente al
Programa de Posdoctorado en Ciencias Humanas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
2 Fragmento de la canción “Dio, come ti amo” popularizada por el cantante italiano Domenico Modugno en
1966.
verbal –artística/artesanal– contando solo con su creatividad: la creatividad estará
fuertemente condicionada por la materialidad de los recursos con los que cuenta para su
trabajo, en este caso, la palabra.
En efecto, si atendemos al epígrafe con el que hemos iniciado este texto, podríamos
pensar que el hablante se ve sometido a una fuerza externa que lo condiciona, así como la
fuerza a la que está sujeto el río, en apariencia, lo conduce inexorablemente hacia el mar. Sin
embargo, sabemos que más allá del ímpetu de la naturaleza, a partir de su inteligencia y
creatividad, los seres humanos han desarrollado diques con los que no solamente han podido
desviar el curso “natural” del agua sino que han podido crear otros nuevos.
La metáfora del río resulta útil para considerar la decisión humana, la inteligencia, la
creatividad y el impulso por modificar la naturaleza. Esa capacidad creadora le ha permitido,
en lo que respecta al lenguaje, decidir acerca de las formas que resultan más adecuadas para
la comunicación en el esfuerzo poderoso por “hacernos entender”. Aquí es donde aparece la
variación como el fenómeno por el cual los hablantes/escribientes decidimos optar para
optimizar las potencialidades de la lengua como “materialidad” de la cual disponemos y, si
es posible y conveniente, siguiendo la metáfora del río, enfrentar la fuerza de la naturaleza
para cambiar el curso de las cosas.
Desde esta perspectiva, abordamos el análisis de la variación de las formas del
pretérito imperfecto (en adelante PI) del modo subjuntivo en el español de la Argentina.
Las gramáticas de uso sostienen que el español americano manifiesta una preferencia
por la forma en –ra, aunque la forma en –se aparece en la lengua escrita (NGLE 2010:457).
A partir de esta descripción, hemos analizado una serie de novelas de autores argentinos en
las que verifica el uso alternante de ambas formas. Las distribuciones observadas requieren
de un análisis que permita postular cuáles son las razones que llevan al escritor, en este caso,
a seleccionar ambas formas en variación. En este trabajo presentaremos los datos
correspondientes al español rioplatense.
Dado que nos hallamos ante una variación comprendida dentro de los usos
contemplados por la norma del español estandarizado, nos interesa detenernos en la presencia
de estas formas en la producción de autores contemporáneos como exponentes de los
estándares de las distintas variedades que representan y acercarnos a una explicación sobre
el fenómeno que, entendemos, se relaciona con la evidencialidad como sustancia semántica
subyacente lo que significa la posibilidad de expresar la evaluación del hablante sobre la
fuente de la cual ha obtenido la información y sobre la información transmitida.
En resumen, este artículo se inscribe dentro de los estudios interesados en estudiar las
formas de expresión de la evidencialidad en el español de la Argentina desde un enfoque
variacionista.
2. EL PROBLEMA
El interés de este trabajo está centrado, como hemos anticipado, en el análisis del uso
variable de las formas del pretérito imperfecto (en adelante PI) del modo subjuntivo en la
novela Sudeste de Haroldo Conti3 como exponente del español del Río de la Plata4. El corpus
base de análisis se compone de 307 fichas. Ilustramos con el siguiente ejemplo:
1. Comenzó a cobrar el cabo. El hombre había dicho que lo dejaran a poca altura del agua.
Esperó a que se acercara la Rubia y aguantase el cabo. Entonces se inclinó y trató de ver
a qué distancia estaba del agua. Miró hacia la otra orilla. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962]
2006:122)
Como hemos mencionado, las gramáticas de uso describen la alternancia entre la
forma –ra y la forma –se como distribucionalmente distinta en el español americano con
respecto al español peninsular (NGLE 2010: 457). En efecto, una primera exploración, a
través de la medición de frecuencias de uso sobre un corpus de novelas de autores argentinos
3 Haroldo Conti nació en Chacabuco, provincia de Buenos Aires el 25 de mayo de 1925. Fue maestro rural,
actor, director teatral aficionado, seminarista, empresario de transportes, piloto civil, profesor de filosofía. En
1962 ganó el premio Fabril con su primera novela Sudeste que lo convirtió en una de las figuras de la llamada
«generación de Contorno». En 1975 fue publicada su gran novela Mascaró y ganó el Premio Casa de las
Américas (Cuba). El 5 de mayo de 1976, tras el golpe militar en Argentina, fue secuestrado y desaparecido.
Dentro de sus obras más destacadas, podemos citar las siguientes novelas: Sudeste (1962);
Alrededor de la jaula (1966); En vida (1971); Mascaró el cazador americano (1975). Cuentos: Todos los
veranos (1964); Con otra gente (1967); La balada del álamo carolina (1975); Cuentos completos (1994). 4 Entendemos por español del Río de la Plata o rioplatense, en este caso, a la variedad utilizada en el Área
Metropolitana de la Ciudad de Buenos Ares (AMBA) constituida por la Ciudad de Buenos Aires y los 24
partidos que la rodean. Esta variedad se impone, en muchos casos, por sobre el resto a través de su difusión por
los medios de comunicación y la hegemonía económica y política de esta ciudad, capital del país.
de la segunda mitad del siglo XX, ha dado como resultado la presencia casi absoluta de la
forma –ra. Sin embargo, la exploración de otros textos, entre los que se encuentra la novela
aquí analizada, nos permitió observar una frecuencia de aparición más alta de la forma –se,
en algunos casos más cercana a la distribución observada en textos de autores españoles
(Speranza, 2018; en prensa).
Por su parte, una aproximación diacrónica muestra que la forma –se ha tenido un
número mayor de ocurrencias que las halladas en los corpus del español actual. A modo de
ejemplo, observamos en un segmento de corpus correspondiente a documentos recabados de
archivos –clasificados como textos “no literarios y no periodísticos” – correspondientes al
siglo XVII de la Argentina, sobre un total de 10802 palabras, hemos hallado 46 formas en
imperfecto: 33 (72%) formas en –se y 13 (28%) formas en –ra5. Por su parte, hemos
seleccionado para el siglo XXI, a modo de muestra, un texto perteneciente al discurso
jurídico: el Fallo Judicial sobre la “Tragedia de Once” publicado el 30 de marzo de 2016 por
la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la República Argentina6. Del
Fallo mencionado hemos cuantificado el apartado “Declaraciones indagatorias” que contiene
aproximadamente 34.000 palabras. Este segmento del Fallo posee 98 formas del pretérito
imperfecto: 90 formas en –ra (92%) y 8 formas en –se (8 %).
Cuadro 1
Muestra de distribución de las formas en dos periodos del español
Corpus Formas en variación Totales
-ra -se
Siglo XVII 13 28% 33 72% 46 100%
Siglo XXI 90 92% 8 8% 98 100%
Totales 103 71.5% 41 28.5% 144 100%
La pequeña comparación presentada entre dos tipos de texto homologables tiene por
objetivo mostrar las diferencias distribucionales entre dos estados de lengua. Si bien estos
datos pertenecen a tipos textuales diferentes de los que hemos analizado en este artículo, la
5 La muestra ha sido obtenida del corpus electrónico de la Academia Mexicana de la Lengua Corpus Diacrónico
y Diatópico del Español de América (CORDIAM) (www.cordiam.org). 6 El accidente ferroviario de la estación Once de la línea Sarmiento, comúnmente llamado Tragedia de Once,
fue un siniestro ocurrido el miércoles 22 de febrero de 2012. En este accidente fallecieron 52 personas y más
de 700 resultaron heridas.
comparación pretende sustentar nuestro supuesto por el cual nos encontramos, en términos
sincrónicos, ante un cambio lingüístico en proceso.
En este contexto, más allá del cambio iniciado, buscamos comprender cuáles son las
motivaciones de la variación. De acuerdo con nuestra hipótesis, su persistencia en el español
actual expresa, aun con las diferencias señaladas, que los hablantes optan por mantener la
alternancia en virtud del aporte que el significado de las formas realiza a cada uno de los
mensajes que las contienen. Las distribuciones observadas en estos casos requieren de un
análisis que permita postular cuáles son las razones que llevan al hablante, en este caso el
escritor, a seleccionar ambas formas en variación. En el siguiente cuadro se observa la
distribución de las formas en nuestro corpus:
Cuadro 2
Distribución de las frecuencias relativas de uso la obra seleccionada
Obra Formas en variación Totales
-ra -se
Sudeste 241 79% 66 21% 307 100%
El interés por los textos literarios obedece a distintas razones. Los escritores son el
emergente de un sector dominante dentro de la comunidad de habla a la que pertenecen por
lo que los usos variables expuestos en sus obras permiten vislumbrar, como hemos dicho, el
cambio lingüístico en proceso que se consolida en tanto dichos usos integran segmentos
discursivos con alto prestigio social. La importancia de su análisis deriva de la necesidad de
explicar, a partir de las distribuciones observadas, los usos que caracterizan una comunidad
de habla como representante de una variedad con estándar propio.
Por otra parte, como hemos anticipado, nos interesa descubrir cuáles son los factores
que intervienen en la selección de las formas. Dado que, como hemos mencionado, se
considera más frecuente la presencia de las formas en –ra en el español americano y habiendo
hallado distribuciones en las que la presencia de la forma en –se resulta ineludible, es nuestro
objetivo descubrir cuáles son las motivaciones que dan lugar a los usos observados.
Por último, nos importa estudiar la variación en la producción literaria como una
forma discursiva altamente codificada. En investigaciones anteriores (Speranza 2005, 2014)
hemos trabajado con usos variables presentes en distintos corpus escritos: producciones de
escribientes no expertos (alumnos en proceso de escolarización) y producciones
pertenecientes al discurso periodístico gráfico (periódicos de las colectividades boliviana y
paraguaya en la Argentina) correspondientes a variedades no estandarizadas (Speranza
2014ª).
Los objetivos de este trabajo son, en primer lugar, analizar la presencia de las formas
–ra/-se en producciones del español rioplatense. En segundo lugar, establecer la relación
entre la selección de las formas y los contextos de uso. La posibilidad de explicación se
encuentra directamente relacionada con la identificación de las motivaciones contextuales de
las distribuciones halladas en el período seleccionado.
Por último, la coherencia comunicativa dada por la selección de las formas y el
contexto, se sustenta en el significado básico de aquellas. Esto implica postular el significado
de las formas en variación, –ra y –se; significado único e invariable capaz de contribuir a la
construcción de distintos mensajes.
La hipótesis de la cual partimos es la siguiente: el sostenimiento de esta alternancia
resulta una estrategia de índole evidencial por medio de la cual el enunciador incorpora su
perspectiva/evaluación sobre el evento descrito en la emisión; evaluación por la cual expresa
el grado de posibilidad de realización de la acción contenida en el evento ligado directamente
al significado de las formas alternantes. Dichas formas mantienen el significado etimológico
derivado del latín. Esto es, la forma –ra mantiene el rasgo de mayor factualidad derivado del
indicativo latino mientras que la forma –se, derivada del subjuntivo latino, indica menor
grado de factualidad.
3. EVIDENCIALIDAD Y VARIACIÓN LINGÜÍSTICA
3.1. La evidencialidad a través del análisis de la variación lingüística
La variación estudiada se relaciona con la evidencialidad como sustancia semántica que
subyace a la elección del hablante. Partimos de la presunción de que el sostenimiento de este
uso, aun dentro de la variedad estandarizada y con la retracción observada de la forma –se,
forma parte de un conjunto de estrategias discursivas desarrolladas con el fin de expresar la
evaluación del hablante acerca de la fuente de la cual obtuvo la información y acerca de la
información misma, en relación con las características del fenómeno tal como lo describe la
bibliografía especializada y como veremos más adelante (cf. 4.2.). Creemos que estos usos
constituyen un síntoma de gramaticalización del fenómeno por medio, en este caso, de un
reaprovechamiento de las formas del PI, de la misma manera que hemos observado en otras
investigaciones (Speranza 2011, 2014). Partimos de una noción de gramaticalización amplia
es decir, como un proceso por el cual nuevas formas de expresión ingresan en la gramática a
través de la cristalización del uso o la rutinización (Hopper, 1998). En esta misma línea,
Company sostiene: “Por lo general, una forma o construcción asume una función o un
significado gramatical, o bien la entidad o construcción ya gramatical adquiere una función
o un significado aún más gramatical” (Company, 2005:1).
Como hemos dicho, creemos que esta alternancia se relaciona con el sistema
evidencial ya que el enunciador da cuenta de la información que transmite y del conocimiento
que posee sobre ella, de la forma en la cual la ha adquirido y cómo la evalúa, lo que significa
presentarla a un potencial interlocutor como +/- factual, +/- posibilidad de realización, en
este caso. Para probar esto, mostramos en este trabajo de qué manera inciden los factores
propuestos –variables independientes– en el desarrollo de estrategias de las que dispone el
hablante para la puesta en funcionamiento de dicho sistema.
3.2. Sobre la variación morfosintáctica7
El interés por los fenómenos de variación radica en la importancia que estos
adquieren para el conocimiento de un determinado estado de lengua y el cambio lingüístico
en progreso. Lejos de manifestar una vacilación libre o azarosa del hablante, la alternancia
explicita la necesidad del usuario –en términos comunicativos– de precisar, de ajustar las
7 Los principios teóricos y metodológicos que orientan este trabajo se enmarcan dentro de la teoría de la
variación morfosintáctica de acuerdo con los postulados desarrollados por Érica García a través de su propuesta
programática de análisis que denominó Etnopragmática y el trabajo de sus discípulos, en especial la obra de
Angelita Martínez en la Argentina.
“piezas” del “engranaje” lingüístico con el objetivo de crear mensajes que se acerquen a su
intención. Ese esfuerzo que significa la búsqueda de un mayor rédito comunicativo se vincula
con procesos cognitivos implícitos en el uso del lenguaje. Estos procesos impulsan a los
hablantes a desarrollar su capacidad creativa en directa relación con las potencialidades de la
propia lengua es decir, con la materialidad de la que hablábamos más arriba, o si se quiere,
con la arbitrariedad observada entre expresión y contenido, sin perder de vista que la
arbitrariedad también presenta diferencias hacia el interior de las unidades del sistema. En
esta línea, partimos de la potente idea de que la sintaxis no es arbitraria, sino esencialmente
motivada: “…las unidades lingüísticas complejas están necesariamente motivadas (…) Solo
mediante estrategias que ‘icónicamente’ motiven las construcciones lingüísticas pueden los
hablantes hacer frente, exitosamente, a la necesidad de transmitir mensajes nuevos e
imprevisibles” (García 1998:5).
Por otra parte, partimos del convencimiento de que las formas en variación poseen un
significado único, invariable e impreciso que se mantiene estable en todos los contextos en
los que la forma aparece. Como gran hipótesis del hablante, el significado de las formas en
variación se torna la clave para entender la selección hallada. Desde esta posición, a través
de dos o más formas lingüísticas en variación un evento puede representarse desde diferentes
perspectivas, lo que supone “dos maneras distintas de remitir al mismo referente” (García,
1985) y que dos o más términos son referencialmente equivalentes (Martínez, 2000).
Desde esta perspectiva, entender la presencia de los usos alternantes requiere de una
explicación. Para ello, debemos descubrir cuáles son los factores que subyacen a la selección
que realiza el hablante. En este punto, tomamos distancia de la lingüística laboviana puesto
que es tarea del investigador descubrir cuáles son los contextos que favorecen las formas
halladas y proponer –motivar– los factores que permitirán entender la distribución de las
formas a partir de la congruencia entre su aparición y los contextos en los que éstas ocurren
(García, 1988, 1995; Martínez, 2000, 2009). La cuantificación resulta, en este punto, un
elemento central del análisis. La medición de la frecuencia relativa de uso se transforma en
un “síntoma” (García 1995) que el investigador debe reconocer como el principio del proceso
analítico puesto que el desvío en la frecuencia relativa de uso de las formas revela
perspectivas cognitivas (García 1995, 2009; Martínez 1995, 2000, 2010; Mauder 2001). En
resumen, la variación morfosintáctica posee una motivación relacionada con la mayor
compatibilidad comunicativa entre las unidades gramaticales en cuestión y el contexto léxico
o sintáctico en que ocurren (García 1985:199).
4. ANTECEDENTES
4.1. Los tiempos verbales del modo subjuntivo
Según las distintas gramáticas del español, el modo subjuntivo otorga a la acción
contenida en la emisión un carácter de menor certidumbre sobre su contenido referencial, a
diferencia del modo indicativo, cuya utilización implica la expresión de juicios asertivos
sobre la realidad, es decir, juicios en los que la certidumbre manifiesta es mayor (Gili Gaya
1964: 131-133).
Desde este posicionamiento, las formas del subjuntivo son utilizadas en emisiones
que exponen acciones dudosas, posibles, necesarias o deseadas (Gili Gaya 1964: 133) es
decir, acciones que indican un grado menor de certidumbre puesto que su aparición se
encuentra relacionada con la mayor o menor oportunidad de realización otorgada por el
hablante a los acontecimientos contenidos en la emisión. La noción de certidumbre se
relaciona con la expresión de las conceptualizaciones que el individuo realiza de los
acontecimientos sobre los cuales posee datos suministrados por varias fuentes (Achard 2000:
163). Las formas de este modo aparecen fuertemente vinculadas a sus contextos de aparición
y a la evaluación que el sujeto realiza de los acontecimientos expresados en la emisión, como
hemos dicho más arriba.
Desde otra perspectiva, se sostiene para el latín –relación que nos interesa en función
del significado básico que proponemos en este trabajo– que las cuatro distinciones
morfológicas del modo subjuntivo indican diferencias en el tiempo en el que se desarrolló la
acción y entre el tiempo y la evaluación o probabilidad otorgada por el hablante. En este
punto radica la mayor complejidad del modo subjuntivo. La interacción entre estos aspectos
es el factor que permite entender el cambio que puede sufrir nuestra evaluación con el paso
del tiempo. El uso de las formas del subjuntivo puede indicar diferencias en el tiempo y
además, diferencias en el grado de probabilidad como resultado de la interacción mencionada
(Diver 2012: 185).
De Jonge propone para el español: “el subjuntivo indica que hay una alternativa
relevante en el contexto, independientemente de la situación real del evento en cuestión”
(2004: 207). La presencia del modo subjuntivo en la emisión, entonces, está dada no ya por
la “no aserción” que habitualmente se atribuye a este modo, sino por la relevancia contextual
que adquiere su utilización como “alternativa” a la ocurrencia expresada por el verbo (De
Jonge 2004). La noción de “alternativa” aquí propuesta implica “alternativa” al contenido
semántico del verbo, indicada en la forma del modo subjuntivo, es decir, la posibilidad de
acción expresada por el lexema verbal. La presencia del modo indicativo, en cambio, resulta
una “aserción” respecto del contenido referencial expresado por el verbo, con lo cual se
excluye la posibilidad de cualquier “alternativa” posible.
4.1.1. El Pretérito Imperfecto
Dado el carácter de menor certidumbre atribuido a las acciones verbales expresadas
en subjuntivo, las relaciones temporales resultan menos claras aun (Gili Gaya 1964:175). Los
tiempos del subjuntivo aparecen fuertemente vinculados a sus contextos de aparición y a la
evaluación que el sujeto realiza de los acontecimientos expresados en la emisión, como
hemos dicho más arriba. Las formas del PI (–ra y –se) poseen correspondencia con tres
tiempos del modo indicativo: pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto y condicional
simple. Comparten con el condicional simple del modo indicativo la propiedad de no
especificar la relación temporal entre la situación designada y el momento de la enunciación
por lo cual la situación puede ser anterior, simultánea o posterior al momento del habla
(NGLE 2010:458).
En la utilización del PI, los límites temporales resultan poco claros, como acabamos
de mencionar. Tal como sostiene Gili Gaya (1964:176-178), el uso del PI corresponde
principalmente a la expresión del pasado y del futuro hipotético de Indicativo.
Lavandera (1984), analiza la alternancia entre el presente del modo indicativo, el PI
del modo subjuntivo y el condicional simple en oraciones condicionales del español de
Buenos Aires. La hipótesis planteada sostiene que los tiempos verbales utilizados en la
prótasis de oraciones condicionales categorizan una sustancia semántica definida como “la
probabilidad que tiene una situación hipotética de convertirse en un acontecimiento real”
(1984: 24). Lavandera observa que el PI de subjuntivo posee una alta frecuencia de uso en el
contexto contrario, es decir, en contextos que describen situaciones hipotéticas contrarias a
la realidad. Para la autora, el PI de subjuntivo es la forma especializada para referir a un
evento que sería contrario de lo que realmente sucede y nunca podría llegar a tener lugar
(1984: 27).
Por último, Goldberg (1995) propone que el significado de las formas –en su trabajo
analiza conjuntamente el PI y el pluscuamperfecto del subjuntivo– se relaciona con la
probabilidad (1995: 381). Desde esta perspectiva, se plantean dos sistemas de significados
relacionados: el énfasis (grado de atención otorgado al evento) y la probabilidad (grado de
posibilidad de ocurrencia de un evento). El énfasis es utilizado para distinguir los eventos de
acuerdo con su importancia. La diferencia entre el uso de –ra y –se encuentra su justificación
en el significado de énfasis contenido en –ra. Los hablantes seleccionan –ra para alertar a
los oyentes sobre la información más importante. La forma –ra es generalmente favorecida,
desde esta propuesta, debido a su significado de énfasis que contrarrestaría la menor
seguridad que implica la probabilidad. Desde esta propuesta, ambas formas no son
intercambiables indiscriminadamente. Las diferencias en el uso están motivadas por el
significado de énfasis en conjunción con el significado de probabilidad con el cual está
entrelazado.
4.1.2. El significado básico de las formas
Desde nuestra propuesta, dentro de la menor certidumbre expresada por la morfología
del subjuntivo, entre las formas del PI existe una sutil diferencia, aunque muy relevante, en
cuanto a la idiosincrasia humana. Veamos.
Dado el carácter de menor certidumbre atribuido a las acciones verbales expresadas
en subjuntivo, el PI manifiesta una menor certidumbre respecto de otros tiempos
correspondientes a este modo, menor posibilidad de ocurrencia de la acción contenida en el
lexema verbal, es decir, estas formas señalan una menor “posibilidad epistémica” de
realización de la acción asignada por el hablante (Martínez et al. 1998). Sin embargo, como
hemos anticipado, hacia el interior del PI, la forma –ra manifiesta un grado de mayor certeza
y posibilidad en relación con la forma –se, que indica un menor nivel de certeza y posibilidad.
La asignación de estos significados está dada porque las actuales formas del PI mantienen su
significado etimológico: la forma –ra deriva del indicativo latino, por lo tanto, expresa un
grado de mayor factualidad y certidumbre, mientras que la forma –se deriva del subjuntivo
latino por lo que resulta la más adecuada para expresar menor certidumbre aún.
4.2. La evidencialidad
Como hemos propuesto en trabajos anteriores (Speranza 2014), el término
evidencialidad se relaciona con la forma en que distintas lenguas manifiestan la modalidad
epistémica, enfatizando el análisis de los recursos morfológicos, léxicos o sintácticos
empleados para indicar de qué manera el hablante ha tenido acceso a la información que
transmite y qué evaluación hace de la misma.
En el marco de los estudios sobre el tema, Guentchèva (1994; 1996) propone la
denominación de mediativo para la descripción de fenómenos como los citados, ya que no
centra su atención en la noción de “evidencia”. Desde esta perspectiva, numerosas lenguas
tipológicamente diferentes poseen formas gramaticales más o menos específicas para indicar
las funciones del mediativo. A través de estos elementos, el locutor puede mostrar la distancia
que toma respecto de las situaciones descritas en el evento.
El origen de la información transmitida por el enunciador, por su parte, puede
proceder de fuentes diversas; el enunciador especifica que no es la fuente de la información
puesto que los hechos constituyen conocimientos generalmente admitidos o transmitidos por
la tradición; han sido conocidos a través del relato de una tercera persona o por un rumor;
han sido inferidos a partir de indicios observados o son el resultado de un razonamiento
(Guentchéva, 1994:8).
En las lenguas que poseen un sistema gramatical específico de este tipo, el enunciador
marca formalmente en la emisión su compromiso o distanciamiento respecto de los hechos
enunciados sin por eso pronunciarse sobre su contenido referencial. De acuerdo con esta
concepción, los valores fundamentales sobre los cuales se organiza el funcionamiento del
mediativo son: hechos relatados, inferidos o de sorpresa. En función de las características de
nuestro corpus, nos detendremos en la descripción de los dos primeros valores citados.
Los “hechos relatados” adquieren un valor particular que debe distinguirse de las
formas del discurso indirecto (Guentchèva, 1994:12). El discurso indirecto constituye una
enunciación citada y por lo tanto, un acto de habla que remite a una situación de enunciación
que corresponde al discurso citado. El enunciado que surge del mediativo es una proposición
independiente y, en aquellas lenguas que poseen codificación gramatical de esta categoría
existen distinciones formales entre el mediativo y el discurso indirecto.
En lo que respecta a los “hechos inferidos”, en el marco de la categoría del mediativo,
se trata de una inferencia por abducción8. Este tipo de inferencia representa una
reconstrucción de la situación de enunciación: el acontecimiento mediatizado es reconstruido
sobre la base de las huellas observadas las cuales pertenecen a un referente distinto del
referente enunciativo. El procedimiento resultante es la verbalización de un acontecimiento
reconstruido y no el estado constatado (Guentchèva, 1994; 2012).
Esta perspectiva resulta pertinente para abordar la alternancia propuesta ya que nos
encontramos con hechos relatados, entre los que podemos incluir las formas del discurso
referido, y hechos inferidos. En este tipo de construcciones, el enunciador alude a
información que puede haber obtenido de distintas fuentes, sin que éstas aparezcan
necesariamente explicitadas, y manifiesta su evaluación sobre el contenido del enunciado.
5. ANÁLISIS DE LOS DATOS
5.1. Factores que intervienen en la variación
Tal como hemos planteado, nuestro interés radica en acercarnos a una explicación
sobre la persistencia en el español actual del uso alternante de las formas del PI, ra vs. se,
en la obra seleccionada. A partir del análisis de los contextos en los que las formas aparecen,
postulamos los siguientes factores que nos permitirán avanzar en la explicación buscada:
(i) La introducción del discurso referido
(ii) Las características de las acciones presentadas
8 Guentchèva (1994) propone la noción de inferencia abductiva siguiendo a Ch. Peirce (1965).
(iii)Grados de posibilidad epistémica
Las características de los factores postulados que desarrollaremos a continuación dan
cuenta de una gradación relacionada con la +/- factualidad de los eventos narrados en el
marco de la evaluación realizada por el enunciador en las construcciones en las que la
variación aparece, tal como hemos sostenido hasta aquí.
+/- Discurso Referido
Grados de factualidad +/- Realización de la acción
y certidumbre +/- Posibilidad epistémica
La gradación propuesta se vincula con la posibilidad de asignar +/- factualidad y
certidumbre a partir de características semánticas y sintácticas de los enunciados en los que
se verifica desde la cita explícita de los dichos de la fuente hasta la evaluación de las acciones
a través del despliegue del punto de visto del sujeto discursivo.
La significatividad de los factores se relaciona con la evidencialidad como sustancia
semántica subyacente. Su expresión está dada por la selección de las formas en variación a
partir del significado básico que cada una de ellas aporta en los diferentes contextos. La
congruencia observada a través del análisis entre formas y contextos muestra la coherencia
comunicativa de las estrategias seguidas por los hablantes, en la misma línea de análisis
observada en otros trabajos (Speranza 2014).
5.1.1. La introducción del discurso referido
El discurso referido como forma de apropiación de la voz ajena por parte del
enunciador implica el desarrollo de diferentes estrategias discursivas. El proceso de
manipulación que implica la construcción y presentación del discurso referido –directo,
indirecto, híbrido, otros– incluye la selección de las formas del PI. Los enunciados que
contienen formas de discurso referido constituyen instancias de reproducción de acciones en
las cuales ha tenido lugar la presencia de una o varias voces. Entendemos que el enunciador,
en este caso el narrador en la novela, asigna mayor oportunidad de realización a aquellas
acciones contenidas en emisiones de este tipo a través de la selección de la forma ra, tal
como se puede observar en el siguiente ejemplo:
2. –Me parece que debiéramos tener otra de esas– dijo de paso, sin prestarle mucha
atención. Se refería a la Beretta que el hombre empuñaba con el caño apuntando
a tierra. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:119)
En cambio, las emisiones en las que el enunciador despliega otras estrategias en las
cuales no aparece la presencia de la voz ajena: reflexiones sobre acciones dudosas o no
realizadas, deseos o necesidades, entre otras, selecciona la forma se con la cual asigna un
grado menor de oportunidad y certidumbre, como aparece en el ejemplo que sigue:
2ª. Él lo aguantó en alto pero ya sobre el bote, de manera que su propio peso, todo su peso
colgando de su boca, lo obligase a mantenerse quieto. Lo miró respirando con dificultad y
silbó una vez, de asombro, y luego se echó a reír sosteniendo el pez, que se crispó como un
resorte y le hizo cimbrar el brazo. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:44)
5.1.2. Las características de las acciones presentadas
Las características de las acciones narradas resulta un factor relevante para entender
la variación a estudiar. En primer lugar, observamos que los contextos analizados muestran
la presencia de distintos segmentos narrativos en los cuales se despliegan acciones también
diferentes. El desarrollo del relato presenta acciones que efectivamente se han llevado a cabo
y otras que no se han realizado aún o que no se realizarán a lo largo de la historia narrada.
De acuerdo con nuestra propuesta, al presentar las acciones que en la narración aparecen
como realizadas efectivamente, el enunciador lleva adelante una estrategia por la cual estas
acciones resultan “destacadas”, “puestas en foco” respecto del resto. Dicha estrategia se
apoya en la selección de la forma ra, como aparece en el siguiente ejemplo:
3. De manera que se demoró dos días como había calculado, porque el hombre regateó, a
su vez, hasta conseguir que hiciera un poco más de lo que habían convenido. De cualquier
forma, los dos salieron ganando. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:62)
Por su parte, en la narración de acciones no realizadas, es decir, aquellas que se
presentan sin desarrollo efectivo en el enunciado, por el tipo de acción descrita o por la
naturaleza del evento, el enunciador construye una estrategia por la cual estas acciones
aparecen menos destacadas, constituyen el “fondo” sobre el cual se desarrollan el resto de las
acciones. En este caso, el andamiaje de esta estrategia se apoya en la selección de la forma
se. Veamos un ejemplo:
3ª. Y se lo llevarían acurrucado en el bote, con una lona encima.
Pero también podía suceder que el hombre se arrimase al bote durante la noche y lo
arrastrase lejos de allí o, lo que era más probable, lo enterrase en medio de una de esas
islas donde no entra un alma. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:57)
5.1.3. Grados de posibilidad epistémica
Como vemos, las acciones efectivamente “realizadas” y las “no realizadas” resultan
los extremos de un continuo. Las emisiones analizadas contienen la narración de eventos en
los cuales las acciones son presentadas –de acuerdo con el juicio del enunciador, en este caso,
el narrador– como “posibles” en relación con el grado de factualidad asignada. El mayor
grado de “posibilidad epistémica” (Martínez y Otros 1998) estará dado por aquellas acciones
que el enunciador evalúa como más factuales, independientemente de la realización efectiva
de la acción en el devenir del relato. En este segmento del corpus, observamos una
gradualidad desplegada en contextos en los que se verifican acciones de realización
inminente, acciones de posible realización, entre otras opciones. Estos contextos favorecen
la presencia de la forma –ra, como se puede observar en los siguientes ejemplos:
4. Abrió los ojos y a través del olor de la lona, agrio e intenso, percibió el olor del río, al
amanecer. No sentía ni frío ni calor, de manera que cuando quitara el abrigo de la lona
lo más probable es que sintiera un poco de frío. Oía al viento encrespándose sobre su
cabeza y los golpecitos del agua contra los lados del bote. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962]
2006:42)
4ª. Nadie, por estos lados, quiere tener algo que ver con un muerto en esa forma. Y en el caso
de que estuviera herido, podía volver. Después de todo es una barbaridad tirar a matar por un
vulgar pato criollo. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:57)
Por otro lado, las acciones incluidas en la variante “menor posibilidad epistémica”
corresponden, en la mayor parte de los casos, a construcciones condicionales, comparativas-
condicionales, concesivas y negativas.
5. Le había crecido la barba y le picaba a menudo, como si estuviese mugriento. En parte lo
estaba, aunque todos los días se diese un buen remojón. Sus ropas eran un asco y su
aspecto en general. Sus ropas habían tomado poco a poco el olor de la lona con la que se
cubría en los primeros días y sobre la que se tendía ahora muy a menudo.” (Haroldo
Conti, Sudeste. [1962] 2006:53)
5a. La corriente lo arrastraría bastante lejos, durante el resto de la noche, tal vez más allá del
punto de partida, si es que no cambiaba el agua. Era probable que no cambiase hasta el
amanecer. El barco olía a tierra húmeda o, más exactamente, al barco podrido del fondo de
una zanja. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 2006:115)
Estas construcciones son descritas por las gramáticas de uso (Montolío 1999; NGLE
2010) como emisiones de carácter hipotético –el caso de las condicionales– o presupositivas
de carácter negativo –el caso de las concesivas. Más allá de las combinaciones posibles, en
todos los casos, se señala una gradualidad por la cual las construcciones que contienen formas
de subjuntivo resultan la expresión de la no factualidad o contrafactualidad, según la forma
verbal contenida en la emisión, en relación con los “mundos posibles” presentados por el
hablante (Montolío 1999:3659). En estos casos, el hablante selecciona la variante –se como
estrategia de refuerzo con la cual acompaña las características de estas construcciones.
5.2. Sudeste de Haroldo Conti
A continuación veremos en qué medida los factores propuestos nos permiten explicar las
distribuciones halladas.
5.2.1. La introducción del discurso referido
En este caso, observamos que la presencia del discurso referido resulta un factor muy
relevante en lo que respecta a la selección de las formas estudiadas. Tal como hemos
propuesto, esperamos que los enunciados en los que aparecen formas de discurso referido
favorezcan la selección de la forma –ra como estrategia por la cual se le otorga mayor chance
de realización al evento en contraposición de los enunciados en los que no aparecen citas de
voces ajenas; eventos en los cuales esperamos mayor presencia de –se. Veamos algunos
ejemplos:
6. Él pensó que se marcharía apenas se sintiera bien, porque no le interesaba nada de
aquella vida y porque además era lógico que se fuera. Pero llegó a sentirse bien y siguió ahí,
tendido en la cubierta, fumando con lentitud. Pensó que tendría sus planes. Tenía dinero
consigo y le gustaba pedir cosas. -Si van hasta el almacén, quisiera que me traigan una
botella de brandy. O tal vez dos… (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 1995:96)
6ª. Él lo aguantó en alto pero ya sobre el bote, de manera que su propio peso, todo su peso
colgando de su boca, lo obligase a mantenerse quieto. Lo miró respirando con dificultad y silbó
una vez, de asombro, y luego se echó a reír sosteniendo el pez, que se crispó como un resorte y
le hizo cimbrar el brazo. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 1995:44)
El análisis cuantitativo arroja los siguientes resultados:
Tabla 1
Frecuencia de uso de –ra vs. –se en relación con la presencia vs. ausencia de discurso referido
-ra -se Totales
+ Discurso referido 8 100% 0 0% 8 100%
– Discurso referido 233 78% 66 22% 299 100%
Totales 241 78.5% 66 21.5% 307 100%
La tabla muestra una distribución que favorece nuestra hipótesis. Los contextos de
discurso referido en los cuales aparece el PI presentan una selección polarizada por la cual
solo encontramos la forma –ra. De esta manera, observamos que, si bien la cuantificación no
es posible en términos estadísticos, la ausencia de variación para esta variante de la variable
hace relevante nuestra presunción: el narrador opta por otorgar mayor posibilidad de
realización a los eventos que contienen voces citadas apoyándose en el significado de la
forma –ra de manera absoluta –8 casos, el 100%–.
5.2.2. Las características de las acciones presentadas
El segundo factor que hemos analizado en este segmento del corpus ha sido el referido
a las características de las acciones presentadas. Tal como hemos sostenido más arriba, los
contextos analizados muestran la presencia de acciones que efectivamente se desarrollan en
el relato y otras que no se han realizado. De acuerdo con nuestra propuesta, el enunciador
destaca estas acciones, las focaliza respecto del resto y por lo tanto, les otorga mayor
oportunidad de realización, para ello selecciona la forma ra, como aparece en el siguiente
ejemplo:
7. Pero en ese momento el aire pareció estallar a su alrededor y sintió un ardor muy vivo en el
brazo izquierdo, cerca del hombro. No supo en seguida lo que había pasado, pero su instinto
hizo que se arrojara al fondo del bote. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 1995:55)
Por su parte, aquellas acciones que en la narración aparecen como no realizadas
resultan menos destacadas, con menor oportunidad de realización; el enunciador enfatiza su
evaluación a través de la selección la forma –se como estrategia comunicativa. Veamos un
ejemplo:
7ª. Notaba que el bote se deslizaba sobre el agua y que tropezó dos o tres veces contra algo,
presumiblemente contra la costa. Ojalá que se alejase de la costa. ¿O acaso sería mejor saltar
sobre ella y desaparecer entre los árboles? (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 1995:56)
Los datos de la cuantificación son los siguientes:
Tabla 2
Frecuencia de uso de –ra vs. –se en relación con
el tipo de acciones presentadas (Acciones realizadas vs. acciones no realizadas)
-ra -se Totales
+ AR 51 74% 18 26% 69 100%
– AR 190 80% 48 20% 238 100%
Totales 241 78.5% 66 21.5% 307 100%
Los resultados obtenidos, en principio, no apoyan nuestra presunción. Si bien en lo
que respecta a las “acciones realizadas” hallamos una distribución que favorece la selección
de la forma –ra, tal como hemos postulado, no sucede lo mismo con la “acciones no
realizadas”. Estos resultados nos invitan a revisar con mayor detenimiento los contextos que
constituyen las “acciones no realizadas” y someterlos a una indagación más específica.
7.2.1. Grados de posibilidad epistémica
Como hemos dicho más arriba, en el marco del continuo que va desde las acciones
“realizadas” hasta las “no realizadas”, hallamos emisiones en las cuales las acciones son
presentadas con distintos grados de factualidad asignada. Como hemos planteado, el mayor
grado de “posibilidad epistémica” aparece representado por acciones “no realizadas” en
contextos en los que los eventos presentan acciones de realización inminente o de posible
realización. Estos contextos favorecen la presencia de la forma –ra, como se puede observar
en los siguientes ejemplos:
8. Disponía de un anclote con cepo, que había encontrado en el fondo del río. Nunca pensó que le
pudiera servir para nada, pero como todavía estaba allí, donde lo había dejado colgado de un
travesaño debajo de la casa, se le ocurrió que, después de todo, le podría ser útil para el río
abierto. De manera que al caer la tarde se aproximó a la isla, pero no llegó hasta la costa sino
que ató el anclote al cabo y fondeó un poco más afuera. No estaba muy claro por qué lo hacía y
la razón de más peso era que simplemente prefería dormir en el bote. (Haroldo Conti, Sudeste.
[1962] 1995:34)
Por su parte, las construcciones condicionales, comparativas-condicionales,
concesivas y negativas forman parte de la variante que hemos denominado “menor
posibilidad epistémica”, tal como hemos propuesto y constituyen los contextos que favorecen
la presencia de –se. Veamos el siguiente ejemplo:
8ª. Pero el hecho de haberlo dado por muerto, o de que se le pareciera tanto a un muerto, y
que estuviera ahí, tal cual, si es que efectivamente se trataba del Cabecita, inmóvil y mudo en
este jardín atardecido, observándolo con sus grandes ojos un poco de muerto, aunque no lo
estuviese realmente, como si fuese otro el que lo observase a través de esos ojos, a través de
esa máscara. (Haroldo Conti, Sudeste. [1962] 1995:69)
Como hemos señalado, de acuerdo con nuestras presunciones, esperamos que las
emisiones como 8) favorezcan la presencia de –ra mientras que las emisiones como 8ª)
muestren una mayor presencia de –se. El análisis cuantitativo arroja los siguientes datos:
Tabla 3
Frecuencia de uso de –ra vs. –se en relación con los grados de posibilidad epistémica
-ra -se Totales
+ Posibilidad epist. 106 86% 17 14% 123 100%
– Posibilidad epist. 84 73% 31 27% 115 100%
Totales 190 80% 48 20% 238 100%
o.r.= 2.30 x2= 6.69 p< 0.05
En esta ocasión, los datos muestran una tendencia favorable hacia nuestra hipótesis.
Las acciones presentadas muestran un espectro mayor de posibilidades de realización, esto
significa una gradación, una mayor especificación respecto del tipo de acción a la que el
enunciador le otorga +/- oportunidad de realización. Para ello, cuenta con el aporte del
significado de las formas seleccionadas que de manera sutil, en este caso, permite “hacer la
diferencia” en lo que podría parecer una variación “in-significante”.
6. EXPLOTACIÓN EVIDENCIAL DE LA ESTRATEGIA LINGÜÍSTICA
Los datos obtenidos nos han permitido verificar la vinculación entre los usos variables
y los significados básicos postulados para las formas del PI. Creemos que estos significados
son congruentes con el análisis realizado y nos permiten vincular el uso hallado a la
evidencialidad como forma de expresión de los modos de apropiación del conocimiento y el
grado de validez otorgado por el sujeto a la información que transmite el enunciado, tal como
hemos verificado en otras investigaciones (Speranza 2014).
Los factores que nos permiten explicar la variación se relacionan, como hemos
propuesto, con el grado de factualidad y certidumbre que el enunciador le otorga al contenido
referencial de la emisión. En todos los casos, las variantes a las que el sujeto discursivo les
otorga mayor oportunidad de realización, + factualidad y certidumbre, favorecen la selección
de la forma –ra en virtud de su significado básico.
Como hemos sostenido hasta aquí, este proceso muestra la elección del hablante por
aquellas formas que le permiten expresar su perspectiva. En ese proceso, la selección de la
forma –ra acompaña otros, como los abordados en investigaciones anteriores, por los cuales
el presente del modo subjuntivo toma contextos del PI (Speranza 2014:185). En este caso,
pretendemos mostrar como dentro del PI –ra avanza cuantitativamente sobre la presencia de
–se formando parte del proceso de perspectivización del hablante por el cual prioriza la
presentación de su punto de vista. Esta variación marca una tendencia que acompaña la
sustitución del subjuntivo por el indicativo y torna relevante la comparación presentada más
arriba por la cual las diferencias distribucionales dan cuenta del cambio iniciado.
Cuadro 3
Grado de factualidad y certidumbre en relación con las formas
INDICATIVO SUBJUNTIVO
[PTE PI
(-RA -SE)]
+ FACTUALIDAD Y CERTIDUMBRE – FACTUALIDAD Y CERTIDUMBRE
7. CONCLUSIONES
En el presente trabajo hemos pretendido acercarnos a un caso de variación lingüística
que integra los usos de la variedad estandarizada del español. Hemos intentado aproximarnos
al funcionamiento del lenguaje en uso y proponer algunas explicaciones, en este caso, para
un análisis lingüístico de la producción literaria. En relación con este último aspecto, creemos
que una lingüística centrada en el uso estudia cualquier producción discursiva, entendida
ésta como la expresión de la perspectiva de un hablante/escribiente que es, a su vez,
representante de un colectivo social que se expresa a través de la conformación de una
variedad de lengua. En este sentido, compartimos la finalidad de establecer procedimientos
cooperativos que beneficien tanto al análisis literario como al análisis lingüístico (Diver,
2012 [1981]:161).
Por otra parte, nos interesa abordar la alternancia aquí analizada porque creemos que,
lejos de manifestar «dos formas distintas de decir lo mismo» (Labov, 1983:241), muestra el
aporte que el significado básico de las formas realiza al mensaje. Entendemos que esta es la
razón central por la cual se verifica su mantenimiento en la variedad estandarizada incluso
con las modificaciones en la distribución que hemos señalado en términos diacrónicos y que
nos permiten postular la existencia de un cambio en progreso.
Al aproximarnos al fenómeno, observamos que los parámetros postulados para
resolver el problema expresan la evaluación del sujeto respecto del evento contenido en la
emisión. Dicha evaluación está sostenida por el conocimiento que el hablante posee sobre los
elementos que constituyen la lengua y su capacidad para hipotetizar sobre los significados de
las formas con el objetivo mayor de transmitir un mensaje que se torna más preciso a partir
de la alternancia de las formas.
Con este trabajo pretendemos colaborar en la construcción de una respuesta acerca de
la variación sostenida hacia el interior de esta forma que integra la compleja morfología del
modo subjuntivo del español.
Intentamos profundizar el conocimiento de una variación inexistente en otras lenguas,
como por ejemplo el portugués, lengua con la cual el español se halla en contacto. En esta
línea de trabajo, creemos que la utilización de los resultados alcanzados podría ser útil para
la elaboración de propuestas de intervención didáctica para la enseñanza de español como
lengua segunda o extranjera.
Aun las variaciones más sutiles realizan su contribución.
6. CORPUS BIBLIOGRÁFICO
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