Adam Kuper - Clifford Geertz

download Adam Kuper - Clifford Geertz

of 27

Transcript of Adam Kuper - Clifford Geertz

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    1/27

    u

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    2/27

    CUFFORD GEERTZ

    J

    Captulo 3

    CLIFFORD GEERTZ:

    LACULTURA COMO RELIGIN Y COMO GRAN PERA

    No

    importa cunto

    se

    llame

    la

    atencin

    sobre

    los

    hechos

    supuestamente

    dur os d e l a

    existencia

    social -quin

    po

    see los medios de produccin quin tiene los caones

    los

    dossieres

    o los

    diarios-

    los hechos

    tambin

    supuesta

    mente blandos

    de

    esamisma

    existencia e

    qu imagina

    la

    gente que

    se

    trata

    la vida,

    cmo

    piensan que

    se

    debera

    vivir,

    qu fundamenta

    las creencias,

    legitima

    el castigo,

    sostiene

    la esperanza o explica la

    prdida-

    se

    amonto

    nanpara

    perturbar cualquier

    panorama simple de poder,

    deseo, clculo e inters ,) Volcado en una olimpica cer-

    teza

    en un

    mtodo codificable

    o simplemente ansioso

    po r busca r una

    causa

    uno

    puede

    ignorar,

    oscurecer

    o

    pronunciar sin

    fuerza t al es hechos .

    Pero no

    po r

    ello se

    marchan. Sean cualesquiera

    las

    enfermedades

    del

    con

    cepto de cultura

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    3/27

    96

    CULTUR

    CLIFFRD GEERTZ

    97

    siento

    incmodo cuando me

    alejo

    demasiado

    de

    la s

    inmediaciones

    de la

    vida

    socia) ,

    observa.

    En

    sus

    obras tempranas, se

    hallan algunas

    severas disquisicio

    nes tericas, pero su inclinacin natural

    es la

    del ensayista en lugar

    de la

    del constructor

    de

    sistemas, como

    Parsons.

    Prefiere las decla

    raciones del estilo

    lo

    tomas

    o lo dejas,

    apuntaladas con

    la invoca

    cin

    a

    autoridades

    poderosas. Bien

    entrada su carrera, ha dado en

    favorecer ms

    y

    ms

    el

    uso

    en

    sus ensayos de epigramas, parbolas

    y

    metforas

    extendidas.

    Las

    argumentaciones crecen oblicuamen

    te, y el

    lenguaje con

    ellas,

    porque

    cuanto

    ms

    ordenada y directa

    mente

    se

    presenta un rumbo, un

    recorrido,

    ms

    desaconsejable pa

    rece.

    Apenas puede

    sorprender,

    pues,

    la

    recurrencia

    de las

    quejas

    acerca

    de

    la falta

    de

    desarrollo sistemtico

    de

    las

    ideas

    y

    mtodos

    de

    Geertz,

    acerca

    de la

    vaguedad

    de

    sus conceptos cruciales

    y de

    falta

    de

    resolucin

    de las

    contradicciones que plantea

    implcitamente.

    sin embargo,

    no

    hay

    duda de

    que

    se

    debe

    tomar

    muy

    en serio

    la influencia terica

    de

    Geertz. Ha escrito con gran

    elocuencia

    so

    bre una

    idea concreta

    de

    cul tura, ha apl icado esa idea

    al anlisis de

    casos

    particulares

    y,al

    hacerlo,

    ha

    insuflado

    un

    atractivo

    seductor

    en la

    aproximacin

    cultural,

    despertando

    el

    inters

    de

    muchos que

    de o tr a

    manera habran

    permanecido

    indiferentes

    a

    los escritos an

    tropolgicos. En breve, ha

    puesto en

    marcha una

    nueva idea

    de cul

    tura.

    Al

    leer sus libros

    y

    ensayos,

    se

    puede

    trazar

    la trayectoria

    de

    la

    concepcin antropolgica

    de l a cul tura durante la segunda mitad

    del

    siglo xx.

    Y no es

    que

    la argumentacin de

    Geertz

    siga

    necesariamente

    un

    sendero determinado, llevado

    po r la

    lgica

    de un

    proyecto intelec

    tual. El propio Geertz

    describe

    su desarrollo

    profesional como

    un a

    serie

    de

    accidentes mayormente

    felices (tal

    vez esto sea

    una

    defor

    macin profesional,

    ya

    que,

    a

    menudo,

    los

    antroplogos,

    sintoniza

    dos

    de oficio

    con desplazamientos

    y

    descubrimientos casuales,

    tie

    nen una gran

    fe

    en su propia suerte

    y

    en

    su

    serendipidad, en su

    don par a hacer

    descubrimientos afortunados

    de manera

    acciden

    tal ). Fui al

    Antioch

    College,

    en

    Ohio.

    Estuve en

    la

    Segunda Guerra

    Mundial

    y,

    tras

    volver,

    alargu

    la

    GI

    Bill* hasta Antioch.

    Sin la GI

    2. Vase Clifford

    Geertz, The Interpretation of Cultures

    Nueva York, Basic

    Books, 1973, pg. vi i trad . cast .: La interpretacin de las culturas Barcelona,

    Gedsa, 2000).

    3. Vase Clifford Geertz,

    Local Knowledge: Further Essays in Interpret ive

    Anthropology Nueva York, Basic

    Books,

    1983, pg. 6 trad. cas t. : Conocimiento

    local. Ensayos en la interpretacin de las culturas Barcelona, Paids, 1994 .

    La GI Bill

    e

    GI,iniciales gov rnm nt issue asunto gubernamentah

    Bill,

    probablemente no habra ido

    a la

    universidad

    en

    absoluto

    4

    Al

    graduarse

    -saliendo a

    trompicones

    de

    unos estudios en

    ingls y

    buscando algo ms

    conectado

    co n

    el

    mundo

    real--c-, su

    profesor

    de

    filosofa le aconsej

    que,

    a

    pesar

    del

    hecho

    de

    que prcticamente no

    haba seguido ninguna asignatura

    de

    ciencias

    sociales,

    contempla

    se la

    posibilidad

    de ir al

    Departamento

    de

    Relaciones Sociales

    de

    Harvard

    y,

    concretamente, que

    se

    pensara

    si

    queda estudiar

    antro

    pologa,

    que

    no se

    enseaba

    en Antioch.

    Por casualidad,

    un

    amigo

    de la

    universidad

    fue

    capaz

    de

    arreglar

    un

    encuentro

    de Clifford

    Geertz

    y su

    mujer con MargaretMead.

    No

    nos conoca

    de

    Adam,

    lo

    nico que

    saba era que ramos

    dos

    jovenzuelos

    de

    un a

    universidad

    del medio

    oeste

    que

    quedamos

    meternos

    en el mundo de la

    antro

    pologa. Y

    creo que

    pas

    cinco

    horas con nosotros, mostrndonos

    sus notas

    de campo de Bal i,

    todo tipo

    de

    notas,

    y

    urgindonos

    a ir

    all... As

    que

    salimos convencidos

    y

    pedimos

    la

    admisin en

    el [De

    partamento de ]

    Relaciones

    Sociales.

    En

    1949, Clifford y

    Hildred

    Geertz ingresaron en la Escuela

    de

    Posgrado

    de Harvard. Su pr imer

    ao en

    el

    escenario experimental

    del Relaciones Sociales result

    estimulante,

    pero todava tenan que

    fijar un

    terreno

    para su

    investigacin.

    A esas alturas,

    otro

    padrino

    entr

    en

    escena:

    En el verano posterior a mi primer ao ... otro profesor entr en la

    oficina del Museo Peabody (...) Dijo (era un hombre de pocas pala

    bras, en general seco : Estamos formando un equipo para ir a Indo-

    nesia. Necesitamos a alguien para religin y alguien para parentesco.

    Queris venir tu y tu mujer? Sabiendopoca cosa ms que donde es-

    taba Indonesia, y

    aun

    con inexactitud, dije S. Fui a

    casa

    a contar-

    le a mi mujer lo que haba ocurr ido y nos dispusimos a descubrir en

    qu nos haba

    metdo.

    Se

    planearon sus estudios

    en

    religin

    y

    parentesco

    para encajarlos

    e n un

    proyecto

    de

    equipo

    ms

    amplio que

    era

    el sel lo y

    la imagen

    mismas

    de la

    Idea

    de

    Relaciones

    Sociales:

    un

    proyecto de

    campo

    en equipo, bien financiado,

    multidisciplinar

    y a

    largo

    plazo, dirigi

    do

    al

    estudio no

    de un a

    cultura tribal

    aislada,

    sino

    de una civiliza-

    es tal como se denomina a la orden de pago est ipulada por servir en las fuerzas

    armadas estadounidenses o, en general, en algn servicio pblico . N del

    t.

    4. Vase Richard Handler, An Interview with Clifford Geertz. Current

    nthropology

    vol. 32. n S, 1991, pg. 603.

    5. Vase Geertz,

    After the

    act pg. 98.

    6. Vase Handler,

    Interview,

    pg. 603.

    7. Vase Geertz, After the Fact pgs. 102 y 103.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    4/27

    98

    CULTUR

    CLIFFORD GEERTZ

    c in con

    dos

    mi l aos a cuestas y plenamente sumida en el trance

    de

    cambios

    revolucionarios. A la hora de la verdad, los ambic io

    sos p lane s de

    colaboracin interdisciplinar e internacional

    no fun

    cionaron sobre el terreno. Indonesia se haba declarado indepen

    diente

    de

    Holanda en

    1945 y, aunque oficialmente

    los

    americanos

    eran bienvenidos, en

    la prctica, las

    relaciones co n los

    funcionarios

    resultaban

    pegajosas,

    y las universidades locales no estaban prepa

    radas

    pa ra sumar fuerzas

    co n

    un equipo

    de

    investigacin extranje

    ro. Pronto, Geertz

    y

    su mujer

    decidieron

    trabajar

    de

    hecho

    po r su

    cuenta,

    pasando dos

    aos

    y

    medio en

    Java,

    sobre

    todo

    en

    Pare (la

    c iudad que l laman Modjokuto en muchas

    de sus

    publicaciones).

    Con todo, la concepc in

    interdisciplinar

    del proyecto dej trazas

    en

    el trabajo

    de Geertz durante

    la dcada

    siguiente

    y

    se vio

    reforzada

    po r la interaccin, a finales de los cincuenta, con economis tas que

    estudiaban el desarrollo

    en

    el Massachusetts

    Institute

    of Techno

    logy

    MIT , as como con socilogos y politlogos

    d e l a

    Universidad

    de Chicago, a principios de los sesenta. Cuando escriba

    sobre

    los

    problemas del

    cambio

    revolucionario,

    Geertz se dirig a tanto

    a

    economistas y politlogos como a antroplogos, un esfuerzo pione

    ro en

    lo que,

    po r

    lo general,

    er a

    un a disciplina

    escasamente

    mun

    dana.

    Tras un breve

    pero productivo

    perodo de vuelta

    en

    Estados Uni

    dos ( toda

    un a

    serie de publ icaciones

    sobre Java aparecieron

    rpi

    damente), Geertz y

    su

    esposa retomaron a Indonesia, donde resi

    dieron un

    ao

    ms,

    entre

    1957 y 1958. La

    idea

    inicial

    haba

    s ido la

    de hacer estudios

    cortos

    en distintas reas

    hindes,

    cristianas e is-

    lmicas de Indonesia, empezando po r Bali. Si n

    embargo,

    disturbios

    civiles forzaron

    un

    cambio

    de planes

    y los

    Geertz

    pasaron el

    a o

    en

    Bali. En este sent ido ,

    fue un

    plan fallido,

    aunque

    pienso

    que tuvi-

    mos suerte; no creo

    que

    hubiera funcionado. No er a realista. Y

    mi

    trabajo en Bali habra s ido muy

    insuficiente

    si

    slo

    hubiese contado

    con los cuatro

    meses

    [programados].

    De

    vuelta

    un a

    vez

    ms en Estados

    Unidos, er a

    evidente que el

    t rabajo no const itua

    un

    problema.

    Despus de

    un

    a o

    en

    el

    Centro

    para

    el

    Estudio

    Avanzado

    en

    la Cienc ias de la Conducta ,

    en

    Stand

    ford,

    Geertz obtuvo un puesto en Berkeley (vque supongo que Clyde

    [Kluckhohn]

    haba

    arreglado ),

    pero

    pronto se

    uni

    a un nuevo

    programa en la Universidad

    de Chicago.

    ste era el

    Comit

    para el

    8. tus

    pg. 103.

    9. Vase Handler, Interview, pg 606.

    10. Ibid., pg. 606.

    Estudio

    Comparativo

    de las Nuevas Naciones, que diriga el vicario

    de Parsons para el medio oeste, Edward Shils. Geertz

    ib a

    a conti

    nuar adscrito

    a

    ese comit durante

    los aos

    sesenta,

    as como al De-

    partamento de Antropologa

    de la

    Universidad

    de Chicago,

    donde

    participara

    (junto, entre otros, co n David

    Schneider,

    otro

    parsonia

    no) en

    la

    creacin

    de un nuevo

    curso

    de

    antropologa,

    lgicamente

    parsoniano.

    Conocido como el curso de sistemas, segua

    la

    fr-

    mula de Parsons, cubriendo

    los

    tres sistemas, estructura social, cul

    tura

    y

    personalidad.

    En

    1965, finaliz el breve

    perodo

    de democracia

    en

    Indonesia.

    Una sangrienta confrontacin en

    la

    capital precipit

    una

    serie

    de

    matanzas

    en cadena

    por

    todo

    el pa s. C ientos de mil es de personas

    fueron asesinadas, incluyendo

    centenares en

    las poblaciones de

    Java y Bali donde Geertz haba

    llevado

    a cabo

    su

    t rabajo de campo.

    La inquietud poltica

    haba

    restringido

    su

    investigacin en

    Indone

    si a

    durante 1957, co n lo cua l haba empezado a contemplar un

    cambio de terreno, pero fue el

    golpe

    de es tado el

    que

    puso un pun

    to final

    a

    un captulo.

    Y otra

    vez

    se

    vera empujado

    en su camino

    por un contacto casual, un a palabra perdida. Al asistir a un congre

    so en

    Cambridge, Inglaterra, en 1963,

    en algn intermedio en uno otro

    pub

    dej caer mi ansiedad por el

    Yahora qu? a uno de los participantes britnicos ms jvenes y

    menos mediatizado por el trato social . ..

    y

    me dijo: Deberas ir a

    Marruecos ; es seguro, es seco,_ es abier to , es

    bonito hay escuelas

    francesas, la comida es buena

    y

    es islmico, Lafuerza lgica de este

    razonamiento,

    por

    desprovisto

    que estuviese

    de

    argumentaciones

    cientficas,

    me

    result tan abrumadora que,

    inmediatamente

    des-

    pus de que acabase el congreso, vol a Marruecos en lugar de regre-

    sar a

    Chicago.

    Entonces,

    l, su mujer y un a serie

    de

    estudiantes

    de

    posgrado tra

    bajaron intermitentemente

    en Marruecos

    entre 1965 y 1971. Geertz

    aprovech esta experiencia

    para escribir un estudio comparativo

    del

    Islam

    en

    Java

    y

    en

    Marruecos,

    Observando el

    Islam

    1968 .

    En

    1970, Geertz fue invitado a montar

    la Escuela

    de Ciencias

    Sociales en el Instituto

    de

    Estudios

    Avanzados de

    Princeton, el le-

    gendario

    centro de investigacin

    agraciado e n su momen to

    co n la

    presencia

    de Einstein,

    von Neumann y

    Godel, Acept,

    en

    parte por

    que era

    la

    oportunidad de empezar algo nuevo,

    en

    parte para ganar

    tiempo para escribir. All

    cre

    un a pequea escuela a

    imagen

    y se-

    VaseGeertz, Afterthe Fact pg 7

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    5/27

    100

    CULTURA CLIFFORD GEERTZ

    mejanza de s mismo,

    dedicada

    al enfoque interpretativo y

    dando

    poca importancia

    a la c iencia

    social

    positivista.

    Un cuarto

    de siglo

    m s ta rde todava es t all.

    En

    el Instituto ha publicado, entre

    otras

    cosas, do s

    influyentes colecciones

    de

    ensayos, La

    interpretacin de

    las culturas (1973) y Conocimiento local (1983), un estudio de

    esta-

    do balins clsico, Negara 1980) , y dos medit ac iones sobre la

    an-

    tropologa, El antroplogo

    o o

    autor 1988), que trata sobre otros

    antroplogos, y Tras los hechos que versa sobre su propio t raba jo .

    Est

    claro

    que

    Geertz

    se

    tom

    l as cosas

    como

    venan,

    pero

    tambin

    parece evidente

    que

    existe un patrn en

    esta

    secuencia de

    accidentes. Su carrera se

    divide

    en do s fases. Lleg a la antropolo-

    ga

    en e momento en

    que Amrica,

    en

    plena

    euforia por l a victoria

    en l a Segunda Guerra Mundial, estaba

    financiando

    la

    reconstruc-

    cin

    de Europa y

    promoviendo

    la

    independencia

    de las colon ia s

    europeas en Asia

    y frica.

    Estaba ampliamente

    extendida

    la

    espe-

    ranza, si

    no

    la expectacin, de que las c iencias

    sociales americanas

    representaran su pape en la

    configuracin

    de un mundo mej or

    y

    pusieran

    su

    granito

    de arena para

    prevenirque

    los pases pobres se

    deslizaran a

    manos de

    los

    comunistas

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    6/27

    102

    ULTUR

    LIFFRD

    GEERTZ

    3

    El

    propio

    Geerz haba acabado descontento con o tr o aspecto

    muy

    diferente

    del programa

    parsoniano.

    Parsons haba

    identificado

    las tradiciones idealista y positivista en

    teora

    social

    y haba tratado

    de

    fomentar

    un a

    va

    intermedia, urgiendo

    a los cientficos sociales

    a prestar

    atencin

    a los

    constreimientos

    sociales y a las

    ideologas.

    Pero Geertz estaba empezando a

    da r

    la espalda a la

    sociologa.

    De-

    tectaba, y saludaba, un distanciamiento de la ciencia social ameri-

    cana respecto

    al

    positivismo

    y al

    conductsmo, as

    como

    un

    acerca-

    miento

    paralelo

    a

    la

    interpretacin. Se

    estaban abandonando

    los

    modelos de las

    ciencias

    naturales. En su

    lugar,

    escriba en

    1973, se

    estaba dando , no slo e n la antropologa, sino en los estudios so-

    ciales

    en

    general,

    un

    aumento enorme del

    inters po r

    el

    r ol de las

    formas simblicas

    en

    la vida humana.

    Ahora,

    el significado ... ha

    vuelto

    al corazn

    de

    nuestra

    disciplina. Diez

    aos

    m s tarde, en

    su s iguiente coleccin de ensayos , Conocimiento local describira

    una nueva configuracin

    interdisciplinar;

    en

    la

    cual la antropologa

    simblica estara vinculada a la filosofa y a la teora l i teraria. Se

    abandon la

    sociologa y se desde

    la psicologa dura. Para aque-

    llos cientficos sociales

    que

    se estaban

    moviendo

    con los tiempos,

    las analogas

    proceden

    ms y

    ms

    de

    los

    artefactos del ejercicio

    cultural

    y

    no

    de los propios de

    la

    manipulacin

    fsica, es decir,

    pro-

    vienen del teatro, la

    pintura,

    la gramtica, la literatura, el derecho,

    el juego. Al interpretar las culturas,

    las

    ciencias

    sociales

    se uniran

    a las

    humanidades.

    Las distinciones

    entre los

    viejos gneros se

    esta-

    ban difuminando creativamente.

    En

    sus recientes

    memorias,

    Tras

    los hechos Geertz reflexionaba: el movimiento hacia el significado

    ha

    probado ser

    una

    verdadera

    revolucin, arrolladora,

    duradera,

    turbulenta y con

    consecuencias.

    En

    la primera

    dcada

    de la carrera

    de Geertz, legitimaba

    rutina-

    riamente, casi ritualmente,

    sus

    declaraciones tericas

    mediante

    la

    invocacin al binomio

    Parsons

    / Weber . A principios

    de

    los

    aos

    se-

    tenta , Parsons y

    tambin

    Weber, aunque

    menos

    completamente)

    empez a

    desaparecer

    de sus

    textos

    e incluso

    de s us

    notas a pie

    de

    pgina, para verse reemplazado por un nuevo conjunto de

    referen-

    cias.

    Para

    empezar, ci taba como

    compaero de viaje

    en

    el

    reino

    del

    simbolismo, del

    significado

    y de la

    hermenutica

    al crtico literario

    Kenneth

    Burke, a la f il sof a idealista Susanne

    Langer

    y al f ilsofo

    francs Paul Ricoeur. Langer y Burke estaban de acuerdo

    en

    que el

    15 Vase Geertz

    h Interpretation oiCultures pg

    29

    16 Vase

    Geertz.

    Local Knowledge

    pg

    22

    17 Vase Geertz

    After

    the Pact

    pg J

    15

    rasgo

    principal, definitorio, de

    los seres humanos era su

    capacidad

    para la conducta

    simblica.

    El hombre t al como lo defina Burke,

    en

    cursiva,

    es el

    animal

    que u sa

    smbolos. Segn Langer

    que

    tambin era dada a

    llamar

    la atencin del lectormediante la cursiva),

    esto significaba que la

    concepcin empirista del conocimiento

    falla-

    ba po r la base: el edificio del conocimiento humano se yergue ante

    nosotros,

    no

    como

    un a vasta coleccin de informes de

    los

    sentidos

    [con lo

    cual,

    aparentemente, quera decir

    observaciones],

    sino un a

    estructura

    de

    hechos que son simbolos

    y de

    leyes que son

    signifi-

    codos. Lo que Geertz tomaba de Ricoeur er a la idea de

    que,

    ya que

    las

    acciones humanas conllevaban

    significados,

    se podan o se de-

    ber an) lee r de manera simi lar a los textos

    escritos.

    La

    clave sobre

    las

    acciones

    era su

    contenido

    simblico no

    sus consecuencias

    ms

    mundanas. En

    un a

    etapa posterior, Geertz pas a apelar a Wittgens-

    tein, Ryle y

    Rorty para avalar sucintamente sus proposiciones

    teri-

    cas, habitualmente

    de

    un

    cariz relativista,mientras

    que,

    po r lo

    que

    se

    refera

    a los epigramas,

    indagaba

    en el trabajo de novelistas y poetas.

    Pero, a pesar de los contras tes , si n

    duda reales,

    entre el Geertz

    temprano y el Geertz tardo, en su carrera intelectual existe un a he-

    bra argumental, un

    largo razonamiento que intentar trazar a

    tra-

    vs de

    sus escritos.

    En una s er ie de estud ios de caso, ha

    intentado

    comprender las implicaciones

    de

    abordar la cultura con todo,

    to-

    dava ta l

    como

    la defina Parsons, en t an to que

    sistema

    simblico,

    que

    universo

    de

    significados) aislada

    de

    la

    organizacin social. En

    principio, sta era nicamente un a primera etapa y,al terminar, las

    piezas tendran que encajar;

    sin embargo,

    ese punto final , la culmi-

    nacin

    de la

    ltima instancia

    de Parsons, tenda a ir perdindose de

    vista. En

    los escritos

    de Geertz,

    es

    un a

    nocin sofisticada,

    pero

    her-

    mtica , de cultura la que se comprende a s misma,

    imbricando

    di-

    versos

    discursos

    de

    las

    humanidades, moldeada

    po r

    las experien-

    c ia s d e campo en

    Indonesia

    y en el Nor te de fri ca , a la vez que

    moldeadora

    de las mismas.

    En l as monogra f as sobre Indones ia

    que

    public

    durante los

    aos sesenta, Geertz atacaba en varios frentes a un tiempo.

    Er a

    un a

    18 Vase Kenneth Burke

    Language as Symbolic Action Essays un Life

    Literature and Methad Berkeley

    University of

    California Press 1966

    pg

    3

    19 Vase Susanne K Langer Philosophy in a New Key Cambridge Harvard

    University Press 1957

    pg

    21

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    7/27

    104

    CULTURA

    CLIFFRD GEERTZ 105

    figura puntera en una

    generacin

    de

    etngrafos que

    se estaban pa

    sando de los clsicos estudios tribales o insulares a los

    anlisis

    de

    grandes

    y

    complejas sociedades

    asiticas

    inmersas

    en

    rpidos

    pro

    cesos de cambio y con historias proli jamente documentadas. Estas

    sociedades

    estaban atrapadas e n una turbulenta

    transicin

    de go-

    bierno colonial a la independencia poltica. Precisamente los pol-

    ticos pedan

    ayuda

    en el anlisis y la planificacin a

    economistas

    y

    poltlogos. A su vez, estos especialistas demandaban impaciente

    mente

    explicaciones

    culturales para

    las

    barreras que aparentemen

    te se levantaban en el camino de progreso. Se planteaban nuevas

    preguntas

    con

    urgencia: haba

    alguna

    plataforma

    indgena

    para la

    racionalizacin y la modernizacin? podan diferentes tradiciones

    tnicas

    y religiosas encontrar un acomodo poltico o se

    debera

    pro

    ducir una particin siguiendo e ejemplo de India y Pakistn?

    Se primaba e intercambio de los parsonianos

    con economistas

    y e propio Parsons siempre haba estado especialmente interesado

    en e problema del desarrollo capitalista. El Comit para las Nuevas

    Naciones

    ~ e s t l e c i d o po r Edward Shils,

    ellider

    de los parsonia

    nos en l a Universidad de Chicago- estaba adaptando el programa

    de Parsons al estudio de los estados que haban alcanzado reciente

    mente la

    independencia.

    Comentando la postura del grupo de Chi-

    cago David

    Apter explicaba

    que sus miembros rechazaban el

    deter

    minismo econmico

    que

    er a corriente en los

    estudios

    de

    desarrollo

    de la

    poca

    tanto

    en l a

    forma ortodoxa como

    en

    la marxista. El Co-

    mit se haca preguntas ms amplias respecto al cambio poltico y

    econmico

    inspirndose

    en la

    antropologa social britnica

    en

    Durkheim

    y

    Weber

    y, po r encima de todos en

    Parsons.

    Su

    punto de

    partida

    er a la

    proposicin segn

    la cual

    los procesos

    de

    urbaniza

    cin especializacin econmica y

    secularizacin

    haban desorde

    nado

    las

    sociedades

    tradicionales. La meta de la poltica

    en los

    nue

    vos estados debera ser la de fomentar

    un

    orden social e intelectual

    moderno.

    Era

    cosa

    de

    los antroplogos

    especificar

    los problemas

    culturales

    involucrados

    o, al

    menos

    er a

    cosa de los dos

    antroplo

    gos

    que eran miembros

    del Comit

    Lloyd

    Fallers

    y Clifford Geertz.

    Se supona de ellos que encontraran en el contraste de la tradicin

    y de la

    modernidad

    de la

    tribu

    y del estado de la s comunidades sa-

    gradas y de las seculares aquellas contradicciones que ayudaran a

    explicar tanto la

    capacidad

    o la

    predisposicin

    al cambio como las

    inhibiciones que en tal sentido poda mostrar

    un a

    comunidad Y

    20. Vase David A. Apter, Politicol Change Collected Essays

    Londres

    Cass,

    1973,

    pg.

    160.

    esto

    es en verdad un buen resumen del proyecto inicial de Geertz.

    La

    primera

    publicacin importante de Geertz,

    The Religion l

    Java

    basa da e n su estudio doctoral era fundamentalmente des-

    criptiva y slo afrontaba el

    tema del cambio

    enun

    captulo

    final

    que

    se haba aadido a la tes is. Pero

    casi desde

    el principio suscriba

    los problemas

    de la

    transformacin social

    y

    polt ica que Weber

    ha-

    ba definido: e

    papel

    de l as ideas religiosas en el

    desarrollo

    econ

    mico

    y en el

    cambio

    social, as

    como

    las crisis de legitimidad poltica

    en

    los

    tiempos

    de

    transicin. Innovadoras argumentadas

    ambicio

    sas sus monografas publicadas

    en los aos sesen ta componen la

    contribucin ms significativa hecha

    po r

    antroplogo alguno a una

    de las

    grandes cuestiones del momento

    e

    futuro

    de los nuevos es-

    tados.

    Es

    importante recordar

    que

    ta l como l

    mismo

    ha recalcado

    Geertz empez

    sus

    estudios en Indonesia justo

    despus

    de que

    un a

    revolucin

    poltica

    exitosa

    pareciera

    haber

    abierto

    un

    amplio

    aba

    nico de nuevas posibilidades. Los observadores coloniales holan

    deses

    generalmente

    argan que

    en sociedades

    como la javanesa e

    progreso econmico se vea bloqueado

    po r

    la mentalidad prelgica

    de la gente y po r los

    arreglos

    sociales obsoletos. El economista ho-

    lands

    J

    H.

    Boeke

    haba aceptado sin embargo que

    e

    estado

    de-

    primido

    del campesinado

    javans

    er a en parte el efecto de la polt i-

    ca colonial de

    Holanda.

    Separada deliberadamente de las fuerzas

    modernizadoras

    la

    sociedad tradicional

    se habra estancado y sus

    lderes tradicionales habran perdido la capacidad de organizar

    grandes

    proyectos. No

    obstante algunos

    valores

    antiemprendedo

    res, sobre todo

    en

    el sentido de los negocios

    habran

    sobrevivido.

    En consecuencia la gente no reaccionaba a los incentivos econmi

    cos de

    una manera

    que los economistas pudieran considerar racio

    nal. Luego, pocas eran las expectativas de un desarrollo

    econmico

    o social sano.

    Este

    anlisis lanzaba un desafo a los

    observadores

    ms opti

    mistas de

    la recin

    estrenada Indonesia independiente. Algunos

    economistas criticaron a Boeke po r

    apoyarse

    en

    modelos

    econmi

    cos pasados

    de moda. Alf in y al cabo

    quizs los javaneses estaban

    21. Vase Clifford Geertz, Culture and Social Change: The

    Indonesian

    Case ,

    an

    n'' 19, 1984, pg. 521.

    22.

    Entre

    sus crit icas, se

    contaba

    H. Higgins, que

    haba

    dirigido la expedi-

    cin a Java

    que

    lanz la

    carrera

    de Geertz

    como

    etngrafo. Vase H. Higgins,

    Economic Development Princples Problems and Polines Nueva York, Norton

    1959.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    8/27

    106

    ULTUR

    LIFFRD

    GEERTZ 107

    tomando decisiones

    racionales,

    pero los economistas haban

    ma

    lentendido, y tergiversado,

    su

    situacin econmica. Otros defendan

    que las viejas ideas eran verdaderamente un a

    barrera

    para e pro

    greso,

    pero

    que

    la

    modernizacin se las llevara

    po r

    delante. Geertz

    adopt un a lnea muy diferente. Era cierto que las autoridades co

    loniales

    haban

    evitado deliberadamente

    que

    los javaneses

    sacaran

    provecho de

    las

    oportunidades que ofreca e desarrollo de nuevos

    cultivos comerciales y de nuevos mercados. Con todo,

    aunque

    ex

    pulsados

    de la

    economa moderna, encontraron maneras para ha

    cer frente a las restricciones

    que

    se les

    haban

    impuesto. Adems, si

    uno

    miraba

    en

    los lugares adecuados, haba

    indicios

    de que formas

    de organizacin tradicionales y

    patrones

    de valor establecidos po

    dan

    servir de base

    para

    la modernizacin econmica.

    Agricultural Involution publicada en

    1968,

    pero basada en un

    informe escrito en 1956, contrastaba dos tipos ideales de agricultu

    ra;

    con

    un atrevimiento

    que

    le

    t raera ms

    de una crtica, Geertz

    asoci respectivamente estos dos tipos con sendas extensas regio

    nes, la

    Indonesia Interior

    (sobre todo, Java, Bal iy Lombok) y la In

    donesia Exterior. En e fondo, la diferencia entre

    ambas

    zonas era

    ecolgica (siempre al

    da

    de las nuevas corrientes de

    pensamiento,

    Geertz tambin tom prestadas algunas

    de

    las preocupaciones

    de la

    ecologa cultural, que

    estaba

    de

    moda en

    la

    antropologa americana

    de

    la poca). La economa de Indonesia Exterior,

    con

    un a poblacin

    relativamente

    dispersa

    y

    dominada por

    los bosques,

    reposaba

    tradi

    cionalmente sobre la agricultura de

    tala

    y quema, pero los holande

    ses

    haban

    introducido grandes plantaciones comerciales. Las nuevas

    explotaciones de tabaco, caf y caucho estimularon a los pequeos

    propietarios de

    las

    Islas

    Exteriores

    a adoptar

    esos

    mismos cultivos.

    Algunos llegaron a

    prosperar

    y Geertz discerna una propagacin

    del individualismo expreso, del conflicto social y de la

    racionaliza

    cin cultura .

    En

    breve,

    aunque no

    sin costes,

    en esta

    regin exis

    ta modernizacin.

    La eco log a de la Indonesia

    Interior

    favoreca el desarrollo

    de

    una

    agricultura

    intensiva, irrigada. Es

    esa

    reas,

    densamente po

    bladas, la gente dependa del cultivo

    po r inundacin

    del arroz. Los

    holandeses haban

    establecido

    unas pocas plantaciones en Java,

    pero no haban permit ido

    que los

    labradores

    nativos

    adoptaran

    cul

    tivos comerciales ni que se aprovecharan de las oportunidades mer

    cantiles. Los javaneses se vieron forzados a intensificar

    su

    agricul-

    23. Vase Clifford Geertz Agricultural

    nvolution

    The Process of Ecological

    Change in Indonesia Berkeley University of California Press 1963 pg 123.

    tura de regado para

    mantener

    a

    un a

    poblacin creciente,

    pero

    a

    costa de un a paulatinadisminucin de los rendimientos. El

    resulta

    do,

    en

    palabras de economista holands Boeke,

    era

    una expansin

    esttica.

    Siempre en bsqueda

    de

    un

    neologismo rompedor, Geertz

    tom

    prestado el trmino involucin del terico boasiano,

    Alexander

    Goldenweiser,

    para

    describir

    la

    expansin esttica

    de

    Boeke. Lo

    que Goldenweiser quera decir con involucin era una elaboracin

    estril, que

    no arrojaba

    proceso real alguno. Como ejemplos de in

    volucin sealaba e desarrollo de algunos estilos artsticos (citan

    do el gtico y el maor) que

    haban dejado

    de

    innovar porque

    se

    haban caracterizado po r una complicacin progresiva y un a di

    versidad

    dentro de

    la homogeneidad,

    un

    virtuosismo

    dentro

    de la

    monotona.

    Geertz, po r su parte, defina involucin como aque

    llos patrones culturales que, despus

    de haber

    alcanzado lo

    que

    pareceria un a forma definitiva, fracasaban de todas

    maneras

    tanto

    en

    estabilizarse

    como en transformarse en

    nuevos modelos, conti

    nuando ms

    bien

    su

    desarrollo convirtindose

    en ms

    y

    ms

    inter

    namente

    complicados. La involucin

    no

    slo

    caracterizaba

    las es

    trategias econmicas de los campesinos javaneses, sino

    cada

    uno

    de los aspectos de la vida social y cultural . Las consecuencias

    eran

    lo

    que

    Geertz,

    evocativamente, aunque con cierta imprecisin,

    des

    criba como una riqueza

    de las superficies sociales y

    una monto

    na pobreza

    de

    la sustancia socal- (cualidades que identificaba

    tambin en

    la vida de

    las

    zonas residenciales

    suburbanas en

    Esta

    dos Unidos,

    aunque raramente

    se las caracterizara mediante

    la

    idea

    de involucin).

    Agricultural Involution

    gener

    toda

    una literatura sobre la so

    ciologa rural javanesa -Bail pidiendo lluvia, comenta Geertz,

    y obtuve un dluvos-s-, pero

    en

    el contexto de la

    carrera

    intelec-

    24. Vase AlexanderA.Goldenweiser Loose Ends of a Theoryon the Individual

    Pattern and Involution in Primitive

    Society,

    en Robert Lowie

    (comp.),

    Essays in

    Anthropology Presented

    Alfred Kroeber

    Berkeley University

    of

    California Press.

    1936.

    25 Vase Geertz

    Agricultural Involution

    pg 103

    26. Vase Geertz Culture and Social

    Change,

    pg. 514. Este ensayo es larevi-

    sin del propio Geertz de los debates desencadenados por su libro. Para una revi

    sin crtica sofisticada y equilibrada vase

    Joel

    Kahn Indonesia after the Demise

    of

    Involution, Critique of Anthropology

    vol. 5 n 1 1985 pgs. 69 96. Para una

    resea que cita especialmente fuentes holandesas e indonesias vase Koenja-

    raringrat Anthropology in Indonesia A Bbliographical eview La Haya Nijhoff

    K TLV 1975. Vase tambinuna excelente crtica de la argumentacin ecolgica en

    A.van Schaik

    Agrarische

    Involutie en Ecologische Processen en J W.Bakker y

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    9/27

    108

    ULTUR

    LIFFORO

    GEERTZ

    109

    tua l de Geertz, el aspecto

    ms llamativo del

    libro es que proporcio

    n un nuevo enfoque sobre el problema del desarrollo econmico y

    cultural. El sistema javans se

    haba

    estancado,

    pero

    la gente ni es

    taba

    pasivamente

    apegada

    a

    la s

    viejas

    maneras

    ni

    mostraba

    un a

    ra

    cionalidad deficiente. Al impedir

    los

    holandeses su acceso a la mo

    dernizacin, y al verse constreidos po r la escasez de t ierras y

    la

    l imitac in de sus tcnicas de riego,

    los

    javaneses le sacaron todo su

    jugo a las formas de organizacin

    largamente

    establecidas y a las

    prcticas agrarias

    tradicionales.

    Los efectos,

    no obstante,

    fueron

    que la gente pudo salir a flote, pero tena que patalear cada vez

    ms

    rpido

    simplemente para

    no

    hundirse.

    Dada la involucin de la agricultura en la Indonesia

    Interior,

    pa

    reca

    indicada

    una visin pesimista de las perspectivas econmicas

    de

    la

    regin. O acaso existia la base par a un despegue

    econmi

    ca?

    (Esta

    metfora

    espacial er a

    muy

    popular

    po r

    aquel entonces.

    Era la poca ). Inicialmente,

    Geertz

    er a optimista:

    De acuerdo con todos los indicios Indonesia est hoy [Geertz escri-

    ba en 1963] en

    medio

    de

    uno

    de

    esos

    perodos preparatorios para el

    despegue econmico. Los aos transcurridos desde 1945 y de he-

    cho, desde alrededor de 192 han contemplado los comienzos de

    una transformacin

    fundamental

    en los valores sociales y en las ins-

    tituciones hacia

    modelos que

    generalmente

    asociamos

    con una eco-

    no

    desarrollnda.

    Una [arma de ver la cuestin

    un a

    forma

    muy americana-

    estri

    baba

    en

    buscar

    a los emprendedores, los

    empresarios,

    los pioneros

    de la modernizacin. En

    Peddlers

    n

    Princes,

    (1963) [Buhoneros

    prncipes], Geertz

    volva a

    construirsu argumentacin

    contrastan

    do dos t ipos ideales, dos ciudades una en Java y la o tra en Bali- ,

    que

    actuaban como

    ndulos de contacto cultura l

    entre

    Oriente y

    Occidente tradicional y moderno local y

    n aconal :.

    En

    la

    ciudad

    de Java (nuevamente Pare, alias Modjokuto), el liderazgo

    econmico

    est aba en manos

    de

    hombres

    nuevos, mercaderes mu

    sulmanes, practicantes de un Islam estrictamente ortodoxo, que ha

    ban

    inmigrado

    desde la

    costa norte.

    Su t ica puritana

    encajaba con

    otros

    comps. ,

    Antropologie Tussen Wetenschap en Kunst: Essays over Clifford

    Geene. Amsterdam,

    VU

    Uitgeverij,

    1987.

    27. Vase Clifford Geertz

    Peddlers and Princes Social

    Change and Economic

    Moderniration in Two Indonesian Towns Chicago University of Chicago Press

    1963,

    pg.

    3.

    28.

    tua.,

    pg. 7.

    el desarrollo

    del

    comercio

    (Geertz insinuaba

    que

    podian llegar

    a

    desempear

    el

    papel de

    los

    puritanos protestantes, pioneros del

    ca

    pitalismo europeo segn la visin de Weber). Si n embargo, su base

    social

    er a

    insegura, ya

    que ni

    las lealtades

    sociales

    ms tradiciona

    les se [haban] disuelto del todo ni las ms modernas [haban] cris

    talizado

    del todo. Por

    lo tanto,

    carecan

    de los medios para

    orga

    nizar grandes empresas.

    En contraste, la vieja aristocracia continuaba

    administrando

    la

    ciudad balinesa.

    Actuando entonces

    como

    empresarios, los

    anti

    guos nobles eran capaces de movil izar a

    los

    trabajadores

    manipu

    lando un a tica

    comunal

    t radicional. Geertz concluy que varias

    disposiciones culturales

    y sociales

    podan preparar

    el

    camino para

    proyectos econmicos racionales y eficientes, estableciendo un

    mar

    co

    tico

    po r el

    cual

    se

    podan organizar las

    empresas.

    Los

    empresa

    rios eran

    activos

    t an to en el frente cultural como en el econmico.

    La

    funcin del empresario en tales sociedades, de transicin pero

    predespegue , es principalmente adoptar medios establecidos consue-

    tudinariamente para fines novedosose.t

    Tal como comen taba en

    1964 el socilogo holands W.

    F.Wertheim, no dejaba

    de se r algo ro

    mntico esperar que buhoneros o principes se convirtieran en

    los

    agentes de la

    transformacin

    capitalista y

    er a

    definitivamente ex-

    cntrico excluir

    la

    posibilidad

    de

    que

    los

    empresarios

    surgieran de

    la filas de l os

    burcratas

    educados, de los mayoristas y financieros

    chinos o (reconociendo el

    beneficio de hablar a posteriori

    de la fa-

    milia inmediata de

    los

    miembros de la cpula poltica.

    Cuando dej

    la economa

    para

    ocuparse del cambio

    poltico,

    Geertz atribuy un rol ms b ien distinto a

    las

    ideas tradicionales,

    representadas

    paradigmticamente

    po r la religin. En el

    ancien r-

    gime

    -vagamente

    identificado

    y

    de

    una

    duracin

    incierta-,

    la re

    ligin haba

    dado

    sentido a la vida y haba

    apuntalado

    las disposi

    ciones polticas

    y

    sociales.

    Durante

    un

    per odo de

    cambio

    social

    rpido, las ideas tradicionales ya no sostenan un diseo adecuado

    para vivir. En realidad, en los

    nuevos

    escenarios

    urbanos,

    las dife-

    rencias

    religiosas exacerbaban las

    tensiones

    sociales y polticas. El

    9

    tu, pg.

    16.

    30.

    Ibid., pg.

    152.

    31. V ase W.

    Wertheim. Peasants.

    Peddlers and Princes in Indonesia

    Pacic Aflairs,

    vol. 37, n 3. 1964, pgs. 309 y 310.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    10/27

    110

    ULTUR

    LIFFORD GEERTZ

    problema

    en las ciudades no era el estancamiento, sino el peligro de

    que el cambiopudiese

    adquirir

    formas destructivas y, en

    lugar

    de fo

    mentar un nuevo

    sistema

    de valores propagase

    una anomia

    insen-

    sibilizadora.

    En The Religion ofJava Geertz haba

    propuesto

    un a serie

    de

    tipos ideales, correspondientes a las variedades de orientacin reli

    giosa presentes

    en Modjokuto.

    Cada un a

    estaba

    asociada al

    mismo

    t iempo con

    un o

    de

    los tres principales ncleos socio-estructura

    les de

    la

    Java actual:

    el

    pueblo

    [en

    el

    sentido

    de asentamiento],

    el

    mercado

    y

    la burocracia

    gubernamental-v

    La

    religin de la gente

    ordinaria de l os

    pueblos, incluso

    cuando

    se

    trasladaban

    a

    la ciu

    dad,

    era

    sincrtica. Su

    teologa

    trataba sobre todo

    de

    espritus y

    estaban muy interesados

    en las curaciones,

    la brujera

    y

    la

    magia.

    Los mercaderes,

    que procedan mayoritariamente de l norte de la

    isla,

    pract icaban un

    Is lam ortodoxo

    y reformista.

    La lite buro

    crtica

    derivaba

    d e u na clase de

    funcionarios

    gubernamentales en

    las antiguas

    cortes

    javanesas, pero hab an asumido nuevos roles

    bajo

    la dominacin holandesa. Favorecan los

    rituales

    hinduiza

    do s

    del priiaji

    Siguiendo un modelo durkheimiano, Geertz sugera que

    cada

    orientacin religiosa

    mantena los valores

    y los

    intereses

    sociales de

    su

    congregacin.

    El ritual central de las poblaciones rurales, o aban-

    gan e ra l a

    slametan

    la

    versin

    javanesa de lo que tal vez sea el r i

    tual

    religioso ms corriente

    del

    mundo, la fiesta comunal que, como

    casi en todos sitios, simboliza la

    unidad

    mstica y social de los que en

    ella partcpans.P 0, tambin: La slametan concentra, organiza y

    resume las ideas de

    orden

    de la generalidad de los abagan su dise

    o de vida . E n u na apagada forma dramtica, af irma los valores

    que animan la cultura javanesa tradconal. Los musulmanes,

    aunque

    divididos entre

    tradicionalistas

    y modernizadores, insistan

    en su

    lugar

    en

    un a comunidad islmica ms amplia. Sus

    vidas

    se or

    ganizaban alrededor de

    instituciones

    islmicas: partidos polticos

    musulmanes,

    escuelas

    religiosas, tribunales islmicos, mezquitas y

    casas de

    oracin.

    La costumbre de

    la

    lite

    burocrtica

    urbana

    er a

    organizarse en tomo a tipos de estructura social ms b ien diferen

    te s y expresar clases

    de

    valores tambin bastante distintos. Apre-

    32 Vase Clifford

    Geertz, The Religion

    ol v Glencoe Free Press 1960

    pg

    5

    33

    lbid p

    11 Sobre la

    slametan

    en los p ue bl os de Java vase Robert

    Hefner Hndu Javanese Tenngar Tradition

    nd

    Islam Princeton Princeton

    Unversity

    Press 1985 captulo 5

    34 Vase Geertz

    The Religion

    of ava p 29

    35 Ibid

    pg. 234.

    ciaban la

    expresin

    escrita,

    la etiqueta,

    los criterios estticos, la je

    rarqua, la tradicin y la estabilidad.

    As pues,

    hasta

    cierto punto,

    Geertz ofreca ejemplos paradig

    mticos de integracin

    durkheimiana

    parsoniana-, de grupos

    sociales mantenidos

    juntos

    mediante la expresin de valores

    com

    partidos.

    De

    hecho, este resumen

    hace justicia a los primeros vein

    tin captulos

    del libro,

    pero,

    antes

    de su publicacin, Geertz

    aa

    di

    un

    captulo

    f inal a su tesis original,

    en

    el que

    apuntaba

    que

    no

    haba

    tres sociedades

    en

    la

    ciudad, sino tres e lementos de

    una

    co

    munidad.

    Si Modjokuto o

    Java

    e ra un campo

    social

    nico, el

    he

    cho de que a lbergase t re s

    comunidades religiosas poda promover

    el

    conflicto

    y la desintegracin social,

    as como

    invitar al recurso

    poltico al

    chivo

    expiatorio.

    Haba

    fuerzas que contrapesaban

    estos

    riesgos. Los

    habitantes

    de la

    ciudad

    compartan

    una cultura

    comn,

    impulsada

    po r el

    na

    cionalismo indonesio y

    javans.

    En l tima instancia, nuevas insti

    tuciones de m s alto nivel podan mantener a raya algunas formas

    de conflicto.

    Vnculos

    transversales podan incitar

    lealtades

    y filia

    ciones de

    mayor

    alcance,

    conteniendo tambin el conflicto. Final

    mente, Geertz

    llamaba

    la atencin sobre los rituales panjavaneses,

    en

    particular

    sobre el Rijaja el m s autnticamente nacionalista

    d e s us rituales,

    que

    quizs, como tal, indicaba la realidad y la ac

    cesibilidad de lo que hoy constituye el ideal explcito

    de

    todos losin

    donesios, unidad

    cultural y progreso social continuado. 36

    El libro se

    cerraba con

    un a

    nota

    optimista. Cinco aos ms

    tar

    de, sin embargo,

    adoptaba

    un tono

    m s

    sombro

    en

    The Social His-

    tory

    of

    an Indonesian Town que apareci

    en vsperas

    del

    colapso

    de l

    primer

    rgimen republicano

    indonesio. Haba

    vuelto a

    visitar

    Indo

    nesia

    entre

    1957 y 1958, Ydeba

    haber

    resultado evidente

    que

    el va

    lor integrador

    deseado en The Religion

    of

    Java no

    haba

    estado pro

    gresando adecuadamente. Aunque todava describa

    Modjokuto tal

    como

    era hasta

    1954,

    Geertz defenda

    que para aquel

    entonces, sus

    ciudadanos

    estaban

    padeciendo un a

    bancarrota de

    valores. Modjo

    kuto careca de identidad.

    La

    bsqueda

    de

    un a

    forma

    viable

    es

    de

    hecho un leitmotiv

    de

    la historia

    urbana

    de

    Modjokuto

    ...)

    result

    m s fcil disolver las antiguas

    formas que estabilizar unas

    nuevas.

    Cada principio tradicional de organizacin

    ceda pronto

    el

    paso

    a

    otro

    en

    un desconcertante

    torbel l ino de cambios s in

    direccin.

    La

    ciudad

    y

    su s

    alrededores,

    como

    el pas en

    su

    conjunto, qued en

    roscada,

    encallada,

    en

    un

    estado continuo de transicin ...) y

    las

    fa-

    36.

    Ibid pg.

    381.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    11/27

    112

    CULTUR

    CLIFFORD

    GEERTZ

    s es rec ientes de la historia de la ciudad

    pasaron

    a constituir un

    avance

    ininterrumpido hacia

    la

    vaguedad. 37

    Esta

    caracterizacin es en s misma notablemente vaga.

    Los

    te

    r icos l i terarios nos han acostumbrado a t ener en cuent a la

    signifi

    cacin de una ausencia pero qu es un avance ininterrumpido

    hac ia la vaguedad? Y. con

    todo, Geertz no

    vacil en extender

    su

    diagnstico a

    toda

    Indonesia. El pas

    entero

    sufra de vaguedad.

    Desde

    un cierto punto de vista y sin

    descuidar

    el cariz

    dinmico

    de

    la riqueza el

    poder y

    el prestigio es posible ver todos los

    procesos

    so-

    ciales recientes en

    Indonesia

    como modelados

    de

    manera

    importan-

    te

    por

    un

    sentido

    de

    desorientacin

    intelectual moral y

    emocional

    si

    no

    una

    impresin de falta de significado s al

    menos una

    absoluta

    confusin

    acerca de

    ese

    slgnficado.:

    Aparentemente, la

    vaguedad

    er a el

    resultado

    de l a

    confusin

    de va

    lores, un a

    babel

    lingstica, un a ausencia

    de postes indicadores . La

    gente ya

    no sab a

    hacia

    dnde

    se encaminaba o cul er a el prop

    s it o d e

    su

    viaje. En los trminos

    ms generales,

    Geertz defenda

    qu e

    se haba

    abierto un a disyuncin

    entre las estructuras

    social

    y

    cultural.

    Para

    ilustrar

    esta

    falta

    de

    armona

    entre

    el

    cambio ri tual

    y el

    cambio social, Geertz ofreca el e st ud io de c as o de un funeral en

    Java.: ? La gente

    implicada

    eran gente

    simple,

    pueblerinos,

    los aban-

    gan

    de Geertz. Como otros rituales

    abangan

    un funeral era normal

    mente un asunto

    sincrtico. Los

    parientes organizaban un a fiesta,

    la slametan para los vecinos, fuesen quienes fuesen; y tambin se

    llamaba a un funcionario

    musulmn

    para inspeccionar

    ciertas

    pre

    paraciones

    del cadver y para hacer la

    oracin

    durante el entierro.

    En su ejemplo concreto, las

    disposiciones

    habituales fallaron: el

    clrigo se neg a prestar sus servicios Era

    miembro

    activo en un

    partido

    poltico

    islmico

    y

    haba

    tens in entre ste y un partido

    anti-islmico

    abangan Los parientes del difunto

    participaban

    acti

    vamente

    en

    este

    ltimo

    partido

    y el

    clrigo

    quera

    dejar c lara su

    po

    sicin poltica. As pues, rehus cumpl ir con su par te a menos que

    los primeros hicieran profesin pblica de

    su

    adherencia al Islam. Fi-

    37 Vase Clifford Geertz The Soc ia l His tory of an Indonesian Town

    Cambridge, MIT Press, 1965, pgs. 4

    y

    5.

    38 lbid pg. 207.

    39 Vase Clifford Geertz Ritual and Social Change: A Javanese Exemple,

    publicado por primera vez en 1957 y recogido posteriormente en interpretacin

    de las culturas

    nalmente, tras

    un

    serio retraso en el r i tua l, la

    crisis

    se resolvi me

    diante un compromiso negociado. .

    . .

    A

    un

    cierto nivel.

    ste

    er a

    un

    incidente en la competieron

    polti

    ca

    partidista. Evidentemente,

    era bastante e x c e p c i ~ n l ya

    Geertz

    no

    sugiere qu e

    hubiera casos semejantes. Los v e c m ~ s l?clUldos los

    comerciantes y tenderos musulmanes, se smneron mcomodos con

    la

    confrontacin

    y se mostraban ansiosos

    po r ve r

    concluido

    ade

    cuadamente el

    ritual.

    Aparentemente,

    slo

    el funcionario musul

    mn actuaba

    como

    si

    un a

    cuestin de principios

    estuviese

    en

    juego.

    Con todo, Geertz present la interrupcin del ritual

    como

    un sign?

    de que

    la s

    viejas prcticas religiosas ya no coinc id an con

    la s

    reali

    dades

    de

    los

    vecindarios

    mixtos,

    instalados

    en marcos urbanos .

    Los

    rituales no podan cont inuar t ranspor tando el viejo mensaje de la

    solidaridad vecinal. Esto poda parecer

    evidente

    para el observador,

    pero no

    haba

    signo alguno de que el ritual en s mism? hubiera per

    dido su

    coherencia

    desde el punto de vista de

    los

    participantes. Con

    la

    sola

    y crucial

    excepcin

    del

    clrigo musulmn,.

    la congregacin

    no aceptaba que el ritual fuera inapropiado a partir de ese momen

    to. Todos los dems

    queran

    que las cosas se hic iesen adecuada

    mente,

    como

    siempre se haban hecho, y

    no pod an

    entender

    po r

    qu

    estaban surgiendo

    problemas

    en aquel la

    ocasin.

    .

    La amplia proposic in de Geertz er a que

    los

    recursos r ~ t u l e s de

    las ciudades

    de

    J ava ya no

    podan

    hacer

    frente

    a la experiencia so

    cial de sus ciudadanos. La investigacin de l progresivo

    malestar

    de

    Modjokuto finalmente se reduce a un a

    investigacin del jueg?

    rec

    proco entre las formas de asociacionismo humano en evolucin (es

    tructura social) y los

    no

    menos cambiantes vehculos del pensa

    miento

    humano (smbolos

    culturales). La polarizacin religiosa

    y

    poltica

    haba

    erosionado

    la solidaridad

    qu e un a vez existi entre

    vecinos

    rurales. Las

    comunidades religiosas

    se haban convertido

    en aglutinadores de nuevas

    rivalidades

    i n t e r c o m u n a l e ~ As, los

    agrupamientos sociales

    urbanos estaban

    politizados: antiguamente

    unacoleccin de

    estados,

    y se haban

    transformado

    en una

    mes

    colanza de faccionesv.

    Los

    rituales que antes haban promovido

    la

    unidad en el

    kampong

    fomentaban entonces las divisiones. Las

    viejas instituciones polticas se revelaban incapaces y, en cualquier

    caso, los

    desarrollos

    polticos nacionales, generadores de un a

    com-

    40 Vase Clifford Geertz TheSocial History oian lndonesian Town pg 5

    4 . Ibid., pg. 10.

    b

    *

    Kampong es la denominacin malaya para pueblo recinto. complejo ha

    ita

    cional. N. del l.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    12/27

    ULTUR LIFFORD GEERTZ

    115

    peticin generalizada

    po r apoyos sociales, la s estaban

    socavando

    seriamente.

    Las facciones polticas correspondan estrecha que no perfec

    tamente

    con las

    tres orientaciones

    religiosas

    descritas

    en The reli-

    gion

    of

    Java.

    Geertz pretenda que estaba simplemente formalizan

    do categoras sociales nativas

    pero

    diferentes estudiosos indonesios

    criticaron

    estos

    tipos

    ideales

    po r simplificar

    un a

    realidad mucho

    m s compleja. De acuerdo con el

    distinguido

    antroplogo indone

    sio,

    Koentjaraningrat

    en Java

    los

    vocablos santri y abangan se

    usaban de varias maneras pero la referencia clave er a el grado de

    participacin

    en el Islam no un a

    oposicin

    entre mercaderes y

    campesinos;

    por otra

    parte

    la palabra prijaji

    se refera a un a clase

    ocupacional de

    funcionarios

    ms

    que

    a un a orientacin religiosa y

    los miembros

    de

    esta

    clase podan ser

    musulmanes sincretistas

    o

    ms bien secularizados estando en cualquier caso muy influidos

    po r los

    modelos

    holandeses. Estudios

    recientes

    tambin han sa

    cado a

    la

    luz las variaciones

    regionales

    javanesas

    en

    todas estas

    materias.

    Sea como

    sea, en aquel

    momento

    Geertz

    presentaba

    la

    distin

    cin entre islmico y no islmico como la principal fuente de pola

    rizacin poltica y social en la

    ciudad.

    La lite islmica educada su

    ministraba

    los

    lderes

    a

    unos nada

    sofisticados

    santri

    musulmanes.

    Al otro lado de la hendidura cada vez ms

    ancha

    los abagan sin

    cretistas seguan

    a la

    lite burocratizada.

    Ahora,

    los trminos

    aba-

    gan

    y

    santri

    han pasado a denotar dos adaptaciones alternativas a la

    sociedad

    urbana y los

    rituales diseados

    para integrar la

    sociedad

    rural estn apresurando

    su

    desaparicin.

    Despus

    de la revolu

    cin anticolonial cada un a de esas facciones se escindi en

    un a

    ala

    tradicionalista y otra

    modernizadora aliadas

    respectivamente a ten

    dencias polticas

    -islmica

    comunista o nacionalista.

    A fin de

    cuentas

    la propuesta del anlisis de Geertz er a

    que

    las

    concepciones

    culturales y

    rituales

    de los

    javaneses

    ya no

    eran

    ade

    cuadas para

    da r

    sentido para configurar el significado de su expe

    riencia

    social,

    velozmente

    cambiante.

    El

    nico camino hacia

    ade

    lante de los javaneses er a el de reajustar sus smbolos culturales. Y,

    a medida

    que

    una comunidad surga de

    elementos

    disparejos

    que

    se

    42 Vase Koentjaraningrat

    Anthropology in Indonesia:

    A Bibliographical

    Review, La Haya. KITLV,1975, pgs. 200-202.

    43 Vase por ejemplo Hefner

    Hindu Javanese

    empezando por la larga nota a

    pie de pgina inserta en las pgs 3 y 4

    44 Vase

    Geertz. Religion oJava

    pgs 111 y 112

    haban visto obligados a

    asociarse

    en la moderna Modjokuto sus

    miembros haban empezado de hecho a construir

    un nuevo

    modelo

    de su

    organizacin

    social. Este

    modelo

    es esencialmente un a es

    tructura simblica es decir, un

    sistema

    de

    ideas

    y

    actitudes

    p

    blicas materializadas en palabras

    cosas

    y en un a conducta conven

    cional... no slo se entenda la

    accin

    social en

    funcin

    de su

    estructura social, sino que tambin hasta

    cierto

    punto se la

    juzga

    ba

    y

    regulaba

    en esos trminos.

    Los elementos de este nuevo

    paradigma

    cultural tal

    como

    Geertz

    lo denominaba se extraan de l as orientaciones religiosas del pasa

    do. Pero una ligera puesta al

    da

    no era suficiente. Un nacionalismo

    modernizadorbuscaba reemplazar los valores y lealtades tradiciona

    les, proporcionando objetivos y propsitos renovados. No obstante

    y

    precisamente

    debido a

    que

    la

    ciudad

    no er a una

    ciudad cerrada

    sino que estaba abierta a la s corrientes nacionales de pensamiento y

    a la

    manipulacin

    de polticos externos, la solidaridad local se poda

    quebrar

    siguiendo

    las

    lneas

    de las diferencias polticas y religiosas.

    Con cada temblor del nivel nacional el equilibrio local se

    perturba

    ba y

    todos los

    acuerdos disposiciones y

    entendimientos duramente

    conseguidos se veandesplazados

    para

    se r reconstituidos en ot ra for

    ma levemente distinta a veces, incluso radicalmente

    distinta.

    La

    nica esperanza

    de

    Geertz

    er a que

    la s facciones religiosas en

    contraran

    un a

    causa comn que un a religin laica, un a ideologa

    nacional modernizadora

    las uniese. Los

    acontecimientos

    no

    tarda

    ro n

    en disiparesta

    esperanza. En

    1965, tras

    algunos

    disturbios en la

    capital activistas locales masacraron en

    Java

    a

    decenas

    de miles de

    personas que ident if icaron como comunistas.

    En

    1972,

    Geertz

    comentaba que la s matanzas

    sacaban

    a la vista de

    todos

    el desa

    rraigo cultural que

    haban creado avanzado dramatizado y

    nutri

    do cincuenta aos de cambio poltico. La matanzas se repitieron

    en Bali y,en este caso Geertz sugiri que

    expresaban

    un apetito de

    violencia, profundo y reprimido que ya haba discernido

    en la s

    pe

    leas de gal los balinesas. En el mbito nacional la teora de Sukar

    no

    segn

    la

    cual

    el

    eclecticismo nativo

    de la

    cultura indonesia

    producira fcilmente un modernismo generalizado ... qued defi

    nitivamente

    desaprobadas.

    45 Vase Geertz

    The Social History an Iridonesian Town p

    8

    46. Ibid. pgs. 150

    y

    151.

    47 Vase Clifford Geertz

    The Politics

    of

    Meaning, p

    322 publicado por

    primera vez en 1972 y recogido posteriormente en

    interpretacin de las culturas

    48 Vase Geertz

    The

    lnterpretation Cultures p 246

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    13/27

    116

    ULTUR

    LIFFRD

    GEERTZ

    117

    Con

    todo,

    tratar

    un a

    pequea

    ciudad javanesa como un micro

    cosmos de Indonesia era obviamente problemtico. Las interpreta

    ciones

    locales de los terribles eventos

    podan

    se r auxiliares en el me

    jo r de los casos, y redundantes en el peor. La c ri si s

    empez

    en la

    capital,

    en

    un

    momento de hiperinflacin, de dificultades en la di

    plomacia internacional y de confrontacin militar

    con

    Malasia. El 30

    de septiembre de 1965, oficiales simpatizantes

    del

    Partido

    Comunis

    ta, favorecido po r el presidente Sukarno, asesinaron a seis generales.

    El ejrcito,

    bajo

    el

    mando

    del rival de

    Sukamo,

    el

    general

    Suharto,

    orquest matanzas en todo el pas en l as que murieron entre medio

    milln

    y un

    milln

    de comunistas. Se

    encarcel

    a otro

    milln

    y me

    dio. Entonces, Suharto tom las riendas del poder en tanto que dic

    tador efectivo de Indonesia,

    con

    el apoyo de las fuerzas armadas.

    Tambin hubo un a intervencin

    fornea significativa. Segn W.

    W.Rostow, que estaba all, desde el punto de v is ta de la Casa

    Blanca,

    entre

    1964 Y 1965

    en Asia estaban

    pasando muchas cosas [adems,

    c laro est, de la

    escalada

    de la crisis v ietnamita] .

    Sukarno

    dej las

    Naciones Unidas el 7 de enero de 1965 y se ali con Hanoi y Pekn.

    En

    interiorde Indonesia, trabajaba estrechamente conAidit,el jefe

    del Par tido Comunis ta del pas. Y

    desencaden una

    confrontacin

    con

    Malasia,

    justo

    al

    mismo tiempo

    que regulares del ejrcito

    -

    vietnamita se infiltraban en Vietnam del Sur.

    49

    Cuando ocurra el golpe,

    Max

    Frankel inform en el

    New York TI-

    mes a la

    administracin

    Johnson le

    ha resultado

    difcil

    esconder

    lo encantada

    que

    est con las noticias

    procedentes

    de Indonesia oo.

    Tras un largo perodo de

    paciente

    diplomacia

    diseada

    para ayudar

    a que el

    ejrcito

    tr iunfase sobre los

    comunistas,

    los funcionarios es

    taban

    eufricos al ve r cumplidas sus expectativas-. Pocas dudas

    puede

    haber de que la CIA haba llevado a

    cabo

    mucha de esa pa

    ciente diplomacia.

    Ciertamente, Geertz era consciente de estas fuerzas externas,

    pero

    su

    marco

    analtico

    no poda

    abarcar la interaccin entre pol

    tica

    internacional, nacional

    y local .

    Estas cuestiones

    estaban ms

    all

    del alcance y de los objetivos del conocimiento local. Todava

    49. Vase W.W. Rostow,

    The

    Case for the

    ar

    How American Resistance in

    Vietnam Helped Southeast Asia to Prosper in

    Independence, Times Literary u -

    plement 1995.

    n

    4810,

    pgs.

    3-5.

    50. Citado por Vincent

    C

    Pecara,

    The

    Limits of Local

    Knowledge.

    en H. A.

    Veeser

    comp. , The New

    storicsm

    Londres, Routledge, 1989, pg. 251. Pecora

    tambin aporta evidencias de la clandestina implicacin americana en el golpe.

    no se

    comprende bien

    el golpe e n l a

    capital, pero tuvo

    poco que

    ver con las tendencias locales, polticas y culturales, que resultaban

    evidentes

    en

    Modjokuto.

    Y

    tampoco

    se

    puede

    explicar en

    trminos

    puramente

    locales la violencia que

    dispar, incluso

    en

    la s

    reas

    ms

    remotas. El

    propio

    r elato que Geertz h izo de unas elecciones en

    Modjokuto

    sugiere

    que los

    lderes

    del

    lugar podan

    cerrar pactos

    efectivos y estaban preparados

    para

    t raba jar en torno a diferencias

    ideolgicas. 51 Las matanzas slo empezaron despus de que los sol

    dados propagasen

    y

    animasen

    la violencia po r todo el

    pas,

    supervi

    sando incluso las masacres. Explotaronodios locales y encontraron

    colaboradores

    voluntariosos, pero

    no hubiese

    habido

    semejante

    carnicera a lo largo y ancho de todo el pas s in s u intervencin.

    Adems, al volver al pas aos

    ms

    tarde, Geertz se encontr

    con

    que la crisis

    haba pasado:

    Si en 1971,

    seis aos despus

    de

    los acontecimientos todo esto

    no

    era

    sino

    un mal recuerdo, para 1986, veintin

    aos

    despus,

    apenas

    pareca un recuerdo

    propiamente dicho

    no era

    n ad a m s q ue u na

    pieza rota de la his toria, evocada en

    ocasiones como

    ejemplo de lo

    que trae

    consigo

    la poltica ... en general, la ciudad era como un es

    tanque, barrido en

    una ocasin

    por

    una

    terrible tormenta, hace mu

    cho

    t iempo, en un

    clima

    distinto. Para alguien que lo hubiera cono

    cido antes de la tormenta, el lugar pareca haber intercambiado las

    energas ~ l u t i n o r s de la poltica por las energas dispersoras del

    comercio.

    2

    Ms generalmente, esos terribles acontecimientos exponan los lmi

    tes

    de un

    anlisis

    cultural

    de

    la poltica. En la introduccin de un

    conjunto de ensayos sobre la poltica indonesia, en 1972, Geertz es

    criba

    en

    un

    tono

    aprobador sobre la

    adopcin

    de un a perspectiva

    cultural

    po r parte de los autores, sacando a la

    luz

    la estructura

    del

    significado a travs del cual los hombres daban forma a sus expe

    renciasv. ste

    era

    el

    camino correcto porque

    la

    poltica no con

    siste

    en golpes e instituciones, sino que es

    un a

    de las arenas en las

    cuales

    se

    despliegan

    pblicamente

    tales estructuras.

    Si la

    poltica

    se redefine como

    una arena

    en la

    cual

    los hombres

    da n

    forma a sus

    experiencias, entonces, uno se debe preguntar qu hombres y

    tambin

    qu

    mujeres ?

    y

    qu experiencias?

    Los diplomticos y los

    polticos en la capital,

    los

    soldados e n sus barracones,

    los

    habitan-

    51. Vase Geertz,

    The Social History

    an Indonesian Town

    pg. 153-208.

    52. Vase Geertz,

    Aiter the Faet

    pgs. 10

    y

    11.

    53. Vase Geertz,

    The Interpretation of ultures

    pg. 312.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    14/27

    118 CULTUR

    CLIFFORD

    GEERTZ

    119

    tes

    pobres

    de los

    distritos

    rurales,

    todos

    ellos se

    movan

    a conse

    cuencia de experiencias

    diferentes

    y todos

    ellos

    tenan capacidades

    diferentes para moldear la poltica

    de manera

    que resul tara conve

    niente

    a su s propsitos.

    Paralelamente

    a la s

    monografas aparecidas con llamativa

    re

    gularidad

    durante

    los

    aos

    sesenta,

    se

    encontraban

    los

    ensayos de

    Geertz, muchos de ellos recogidos en La interpretacin de las culturas

    1973).

    Las monografas estaban construidas

    a

    partir de problemas

    concretos, centradas en las cuestiones de la

    estabilidad

    poltica y la

    modernizacin

    econmica,

    los temas

    urgentes

    del

    debate

    del desa

    rrollo

    en

    el

    primer arrebato descolonizador de

    la

    posguerra mun

    dial. El tono er a brioso, los

    objetos

    de estudio eran

    empricos,

    el n

    fasis se

    pon a en

    los hechos. El

    antroplogo

    atraa y

    engranaba

    al

    economista,

    al agrnomo y a

    los

    tcnicos

    de desarrollo, instndolos

    a

    tener

    en cuenta los hbitos y tradiciones

    locales,

    el factor cultural.

    ste

    no

    constitua una

    materia

    perifrica,

    de inters

    exclusivo para

    estetas y anticuarios. La

    cultura, en

    la

    forma

    concentrada

    de la

    reli-

    gin,

    modulaba el cambio poltico y

    econmico, ta l

    como haba

    ar

    gido

    Weber.

    Tres oposiciones

    polares

    trespares

    de

    t ipos ideales

    contrasta

    os dominaban

    las

    monografas sobre Indonesia.

    La

    primera era

    la

    oposicin

    entre

    la cultura

    y

    la

    estructura social. La segunda se es-

    tableca entre

    el

    estado tradicional --en

    el cual, la

    cultura

    y

    la

    es-

    tructura

    social formaban

    un sistema

    nico

    reforzndose mutua-

    mente y la modernidad en

    la

    quelas

    viejas

    ideas

    y valores ya no

    se

    armonizaban

    con los nuevos

    contextos

    sociales, y se

    enfrentaban

    al

    desafo de nuevas

    ideologas-.

    Finalmente,

    el

    eptome de la

    cul

    t ura en l a

    sociedad

    tradicional er a la

    religin,

    mientras que en l a so-

    ciedad moderna era

    la ideologa. Esta

    somera

    sntesis es

    sin

    duda

    injusta con

    un

    autor

    ta n sutil

    como Geertz.

    A veces, presentaba las

    principales

    oposiciones

    audaz

    y

    escuetamente,

    pero,

    ms

    a

    menu

    do, las calificaba

    como conjuntos de

    parntesis encapsulados o las

    desperdigaba en imgenes

    evocadoras.

    Pero sa e ra l a e st ructura

    del argumento.

    En los primeros ensayos,

    stas eran

    las ideas resultantes, pero,

    c ad a v ez m s

    pas a ins is ti r en

    distintas

    cuestiones

    tericas as

    como

    en

    problemas conceptuales: la naturaleza de la cultura o de la

    expresin

    simblica y la

    proyeccin de

    la traduccin. Asimismo, los

    ensayos

    tenan

    un a

    estructura muy

    diferente

    de

    las

    monografas.

    Cada uno mencionaba

    un a

    respuesta

    a un a pregunta filosfica,

    para la cual, Geertz ofreca

    ilustraciones

    etnogrficas. El presumi

    do lector

    no

    er a el experto en desarrollo o el

    planificador

    indonesio,

    sino

    un a

    audiencia

    intelectual

    ideal

    compuesta

    ms

    y

    ms

    exclu-

    yentemente a medida que avanzaba el tiempo) po r humanistas, con

    l os cua le s Gee rt z

    comparta

    referencias a la teora literaria, a la

    filosofa

    de

    la literatura y a

    poetas

    y

    novelistas contemporneos,

    americanos

    o

    europeos stos generalmente

    anteriores).

    La

    proposicin

    parsoniana

    fundamental

    era

    qu e

    la

    accin

    social

    tena

    muchos ingredientes,

    uno de

    los

    cuales

    er a la

    cultura.

    En un

    primer momento, cada ingrediente deba se r

    aislado y

    estudiado

    po r

    la clase apropiada de cientfico. En es ta gran

    reparticin,

    al an

    troplogo le tocaba

    la cultura. Pero

    el

    estudio de

    la

    cultura

    esta po

    bremente

    desarrollado

    y

    requera

    refinamiento.

    En

    1973,

    Geertz

    es-

    criba que esta redefinicin

    de

    la

    cultura

    ha sido probablemente

    mi inters

    ms persistente

    en

    mi

    calidad

    de

    antroplogo. La pri

    mera exigencia er a recortar

    el

    concepto de cultura hasta su

    [ver-

    dadero] tamao, asegurando, po r consiguiente, su continuada

    im

    portancia

    ms

    qu e

    mnndolo. Siguiendo

    la direccin fijada po r

    Parsons

    la

    teora parsoniana de

    la

    cultura

    adecuadamente

    en

    mendada, es un a de nuestras herramientas

    intelectuales

    ms pode

    rosas),

    los

    antroplogos deberan

    poner

    a

    punto

    un

    concepto de

    cultura

    estrecho, especializado y, al menos as lo imagino,

    teorti

    camente ms

    potente,

    para reemplazar al

    famoso todo

    ms

    com

    plejo de E.

    B.

    Tylor.56

    Geertz ofreci un a serie

    de

    definiciones ms o menos coheren

    tes. La

    cultura

    es un

    s istema ordenado de significado

    y smbolos

    ...) en cuyos trminos los individuos

    definen su

    mundo, expresan

    su s

    sentimientos

    y emiten sus juicios; un

    patrn de significados

    transmitidos histricamente

    y

    materializados en formas simbli

    cas, mediante

    las

    cuales los hombres se comunican, perpetan y

    desarrollan su

    conocimiento

    sobre

    la

    vida

    y sus

    actitudes

    hacia

    ella; una

    serie de dispositivos

    simblicos

    para

    controlar

    la con

    ducta

    fuentes extrasomticas

    de

    nformacn.

    Como la

    cultura

    e ra un sistema simblico, se

    deba

    leer, traducir

    e

    interpretar los

    procesos culturales:

    54.

    [bid

    pg. vii.

    55 lbd pg. 4.

    56 Ibid

    pg. 254.

    7 Ibid pgs 245 89 Y 52 Para una revisin completade la concepcingeert-

    ziana de cultura llena de referencias vase Kenneth Rice

    Geertz n ulture

    Ann

    Arbor University of Michigan Press 1980

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    15/27

    120

    CULTURA

    CLIFFORD GEERTZ

    121

    Al creer con Max Weber que el hombre es un animal suspendido en

    telaraas de significado que l mismo ha tejido, entiendo que la cul

    tura

    son

    estas telaraas estas redes

    y entiendo

    que su a n li si s no

    puede

    constituir

    una

    ciencia experimental en

    busca

    de leyes

    sino

    una ciencia interpretativa que busque significados. Es la explicacin

    lo que persigo interpretando expresiones sociales sobre la superficie

    enigmtica [de dichas redes].58

    El

    lenguaje

    de la

    cultura er a

    pblico

    y,

    consecuentemente,

    el

    analis

    ta

    no

    deba

    pretender

    conseguir percepciones

    en los

    rincones

    oscu

    ros de

    las mentes humanas.

    La funcin simblica

    er a universal

    y

    los

    seres humanos no

    se las

    arreglaran

    sin

    este segundo cdigo,

    que

    operaba paralelamente

    a

    propio cdigo gentico.

    En realidad,

    se r

    humano

    era poseer

    una cultura. Pero

    no ten a

    sentido ir a la

    caza

    junto

    con

    estructuralistas y formalistas) de principios unversales

    que

    puderan

    subyacer

    toda

    cogncin, ya

    que

    la clave resida en

    que

    todas

    las

    culturas

    eran diferentes. Luego, aqu,

    se r

    humano no

    es

    se r todos

    y

    cada uno

    de

    los humanos,

    es

    se r un

    tipo particular

    de

    hombre

    y,

    naturalmente,

    los

    hombres difieren.

    Los smbolos que

    constituan

    una

    cultura

    eran vehculos

    de

    con

    cepciones

    y

    er a

    la

    cultura quien suministraba

    el

    ingrediente intelec

    tual

    del

    proceso

    social.

    Pero las proposiciones culturales simblicas

    hacan algo ms que articular

    una

    descripcin del mundo, tambin

    proporcionaban una gua para

    la

    accin e n su seno. Proporciona

    ba n modelos tanto

    de lo

    que afirmaban que er a real como patrones

    para

    la conducta.

    Y

    er a en calidad

    de

    guia

    de

    conducta como

    se in

    troducan en

    la

    accin

    social. Era por 16

    tanto esencial distinguir

    analticamente los aspectos sociales

    y

    culturales

    de la

    vida humana,

    as como tratarlos como variables independientes

    a la vez que fac

    tores mutuamente nterdependientesv.

    Particularmente en sus ensayos tempranos, Geertz

    se

    preocupa

    ba

    de

    responder

    a la

    crtica, segn

    la cua l, el

    anlisis cultural poda

    explicar muy poco,

    incluso que

    er a

    un lujo, una evasin

    de

    la

    vida

    real. Se

    objetaba que

    el

    anlisis

    cultural estaba demasiado

    dispues

    to a que lo sedujesen las cualidades

    estticas,

    y que se inclinaba a

    rehuir los graves asuntos

    de la supervivencia o las realidades

    mun

    danas

    del

    poder

    o las constricciones ineludibles aunque

    frecuente

    mente

    escondidas de la b io loga. A veces, Geertz

    contestaba

    segn

    8 Vase

    The Interpretation

    of

    Cultures

    pg

    9

    tua

    pg.

    83.

    60 [bid pg. 144.

    una lnea parsoniana.

    La

    cul tu ra era uno

    de

    los determinantes

    y

    constrientes de la

    accin

    y

    la perspectiva cultural er a

    un ingre

    diente necesario en

    un

    anlisis ms amplio, que debia se r obligada

    mente

    de

    carcter interdisciplinar. Obviamente, toda aportacin

    se

    ra parcial. Pero incluso

    po r s misma,

    la c ultura no e ra m era

    decoracin.

    En

    todas partes,

    la

    gente

    lidiaba

    con las grandes cues

    tiones

    de la v ida, la muerte, el destino y

    otras

    por el estilo. Cada cul

    tura se

    refera

    a la

    condicin humana en

    s misma, un objeto lo su

    ficientemente vasto

    en toda

    conciencia.

    Un

    asunto ms enojoso tena

    que

    ver con

    los lmites insoslayables

    del

    conocimiento

    loca Se acusaba al etngrafo de

    permanecer

    demasiado cerca del

    terreno,

    sin

    prestar

    atencin a

    los

    cambios a lar

    go plazo ni a las influencias externas. De vez en cuando,

    Geertz

    acep

    taba

    la naturaleza especfica, local y localizada, del conocimiento et

    nogrfico; inc luso poda l legar a

    vanagloriarse

    de ella.

    Tambin,

    a

    menudo,

    presionaba

    para expandir su

    marco

    referencial.

    En sus mo

    nografas tempranas,

    estaba

    dispuesto

    a

    generalizar

    a

    toda Java ---o

    incluso

    a

    Indonesia-

    a

    partir

    de la

    ciudad

    de

    Modjokuto

    y,

    con

    fre

    cuencia,

    lo

    haca sugestivamente aunque, claro

    est, se

    topaba

    cons

    tantemente con protestas vehementes: [Pero no en el sur Pero no

    en

    el este ...).

    Sin embargo, cuando analizaba

    los

    procesos

    polticos

    y

    econmicos

    en

    la

    ciudad, resultaba patente

    su

    incapacidad

    de ten

    de r puentes,

    de

    demostrar

    vnculos,

    entre

    Modjokuto

    y

    Jakarta,

    Pero, incluso aunque pudiera contrarrestar estas objeciones,

    el

    reto parsoniano original

    an

    estaba

    all. Si se

    poda

    definir,

    aislar

    y

    estudiar

    la

    cultura con

    los medios

    adecuados, quedaba

    el

    problema

    -insistentemente

    planteado

    po r Parsons- de cmo

    haba

    que es

    tablecer las conexiones entre la cultura

    y el

    proceso

    socia .

    Cmo

    funcionaba la

    cultura en

    calidad de modelo

    para l a accin? era

    la

    cultura

    un

    elemento puro,

    independiente,

    que sumaba fuerzas con

    otros

    institucionales

    o psicolgicos) para

    generar

    la accin social?

    Si

    er a

    as, cmo se

    poda abstraer

    el elemento

    cultural, dado

    que

    slo

    se observaba en el

    curso

    de la accin social? La cuestin

    er a

    to

    dava

    ms

    compleja

    ya

    que

    la propia cultura

    se vea

    moldeada po r

    los

    procesos

    sociales

    y

    polticos.

    61. Este tema lo explora Geertz particularmente en esa coleccin de ensayos

    que es Local Knowledge 1983. Para algunas reflexiones recientes vase Clifford

    Geertz Local Knowledge and Its Limits: Sorne Obiter Dicta The Yale oum l 1

    Criticism vol. 5 n 2 1992 pgs. 129 135. Para algunos comentarios crticos van-

    se Jack Goody, Local Knowledge and Knowledge

    Locality: The Desirability of

    Frames, The Yale oum l

    oi riticism

    vol. 5 n

    2 992

    pgs. 137 147 y Pecara

    The

    Limits of Local

    Knowledge.

  • 7/26/2019 Adam Kuper - Clifford Geertz

    16/27

    122

    CULTURA

    CLIFFQRD GEERTZ

    123

    Frecuentem