A Vencer o Morir Documentos Del PRT ERP

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Serie Experiencias ediciones segunda independencia ¡A VENCER O MORIR ! DOCUMENTOS DEL PRT-ERP

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ediciones segunda independencia

A vencer o morir! PRT-ERP Documentos

A vencer o morir! PRT-ERP Documentos Tomo I

ediciones segunda independencia

serie experiencias

PresentacinEl presente libro rene una seleccin de documentos y escritos del Partido Revolucionario de los Trabajadores Ejrcito Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), entre los aos 1962 y 1977. Entre el nacimiento de una pequea organizacin basada en la reivindicacin de las races indgenas americanas y la derrota de los mayores partidos revolucionarios de nuestro continente en manos de la dictadura argentina, media una historia marcada por la accin revolucionaria, el sacrificio y la dedicacin a la causa popular. Por qu es necesario conocer, hoy, la experiencia del PRT-ERP? En principio, bastaran las razones puramente histricas o comparativas. El PRT creci hasta convertirse en el partido revolucionario de mayor desarrollo y fuerza en toda Amrica del Sur y dirigi una fuerza militar que desafi todos los esquemas conocidos hasta entonces. Capaz de realizar operaciones exitosas en contra de unidades mayores del ejrcito burgus, tanto en el campo como en la ciudad, el ERP se constituy, en su poca, en la mayor fuerza armada popular de Amrica del Sur. Su trabajo de propaganda desafi dos dictaduras sanguinarias, las persistentes campaas de terror del Estado durante los gobiernos de Juan Domingo Pern e Isabel Pern, adems del perodo de apertura democrtica creado en el breve gobierno de Cmpora en 1973. Sin falta, aparecieron regularmente los nmeros de El Combatiente, Estrella Roja y del diario legal El Mundo, distribuidos en decenas de miles y, en el caso del ltimo, centenares de miles de ejemplares. Enfrentando resueltamente la influencia, que otros reputaban imbatible, del peronismo sobre las organizaciones populares, el PRT se convirti en un gran conductor del movimiento de los trabajadores en las principales zonas industriales del pas, adems de desarrollar un trabajo formidable entre los villeros, campesinos y el estudiantado. No obstante estos motivos, la lucha del PRT es, en gran medida, desconocida. O, lo que es lo mismo, conocida slo a travs de estereotipos interesados. De esos hay muchos. No es raro ver como su gesta histrica es descalificada como militarismo o foquismo; su concepcin revolucionaria tildada de rgida o doctrinaria; su esfuerzo de construir un partido junto a las masas, caricaturizado como una mal entendida proletarizacin.

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Los documentos que se reproducen a continuacin dan cuenta de aciertos y errores de distinta ndole. No muestran, ni podran mostrar la totalidad del trabajo realizado por los militantes del PRT-ERP. Pero ciertamente ayudan a hacer luz sobre esas calificaciones que falsean y ocultan la historia. Lo principal -un ejemplo revolucionario vivo acumulado por los hombres y mujeres que conformaron sus filas, un pensamiento avanzado sobre las luchas y sus necesidades estratgicas- necesita ser an salvado del olvido. En parte, el desconocimiento se debe a la magnitud de la derrota sufrida en manos de la dictadura militar argentina, principalmente entre los aos 1976 y 1977. Se puede afirmar que en pocos casos el exterminio fsico de los cuadros de una organizacin revolucionaria ha sido ms perfecto que en el del PRT. A la prdida de los hombres, sigui la prdida de una experiencia nica de construccin. La huella ms profunda, sin embargo, de la accin de esos revolucionarios sigue vive en el pueblo argentino, como los fantasmas de hombres y mujeres sencillos, trabajadores, abnegados y resueltos. El PRT fue fundado en 1965 como parte de una fusin entre dos organizaciones muy dismiles, el FRIP y Palabra Obrera. El FRIP es un movimiento basado en el norte de Argentina, especialmente en las provincias de Tucumn y Santiago del Estero, de las ms postergadas econmica y polticamente del pas. Se distingue por su intento de desarrollar una lnea indoamericana. En ella se vislumbran elementos de lo que hoy se conoce como indigenismo -es decir, el postulado de que los pueblos originarios de Amrica tienen un papel propio y diferenciado en el proceso de liberacin- adems del esbozo de un pensamiento americano genuino (ver Tomo I, captulo 1, Lucha de los pueblos indoamericanos). Sin embargo, es el contacto con los trabajadores azucareros y el fortalecimiento del FRIP en su seno, lo que lleva a sus miembros y lderes, especialmente a Mario Roberto Santucho, a adoptar una concepcin revolucionaria y al marxismo. Palabra Obrera, por su parte, era un organismo trotskysta, liderado por uno de los principales jefes de esa tendencia en Argentina, Nahuel Moreno. El grupo esta conformado por intelectuales como Moreno, adems de obreros politizados de los grandes centros industriales del pas. Al momento de la fusin con el FRIP, iniciada en 1963, Palabra Obrera haba cerrado un intento de entrismo en el peronismo, una tctica comn

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entre los pequeos grupos trotskystas de formar facciones afines en el interior de partidos socialdemcratas o, como en este caso, en la corriente nacionalista y populista liderada por el general Juan Domingo Pern. Acaso, el nuevo partido respondi menos a las tendencias originales de sus partes componentes, -que de todos modos afloraran luego en lo que respecta a los trotskystas- sino a un nuevo enfoque de la lucha revolucionaria: sostiene el PRT que la revolucin argentina forma parte de la revolucin latinoamericana, colonial y mundial, y que la lucha antiimperialista contra el imperialismo yanqui, como as la unidad histrica, cultural y geogrfica de Latinoamrica, define a la revolucin latinoamericana como una unidad (Tomo I, captulo 1, Mario Roberto Santucho, 4 Tesis sobre el Norte Argentino). El desarrollo del PRT en su fase inicial no puede comprenderse sin tomar en consideracin la lucha de las masas argentinas. Desde el derrocamiento del rgimen nacionalista de Pern por las Fuerzas Armadas a mediados de la dcada de los 50, las principales organizaciones populares estaban dominadas por el peronismo, una corriente que, por su propia naturaleza, llevaba en su seno contradicciones insuperables. Proscrito electoralmente, el peronismo gozaba de un apoyo compacto fundamentalmente entre la clase trabajadora. Sin embargo, su liderazgo en la Argentina se compona de representantes de la burguesa, incluyendo al propio Pern que desde el exilio emita instrucciones tanto para alentar como para frenar la resistencia de las masas. (ver Tomo I, captulo 5, El peronismo). Sin embargo, la propia accin de las masas fue abriendo un camino de lucha alejado de las constantes oscilaciones y componendas del peronismo. Esa senda culmina en 1969, con el Cordobazo, una vasta insurreccin popular protagonizada por los trabajadores del centro industrial de esa zona, dirigidos por sindicalistas revolucionarios como Agustn Tosco, y que unific a todo el pueblo de la ciudad en una formidable demostracin de fuerza. No hay duda que la accin y el pensamiento del PRT fueron madurando en conjunto con ese ascenso de la lucha popular. Tampoco hay duda de que a ese crecimiento cotidiano se sum el fuerte impulso que irradiaba de la revolucin cubana, de los movimientos revolucionarios surgidos bajo su influjo, y el programa de lucha continental propuesto por Ernesto Che Guevara, adems de los importantes aportes de la lucha del pueblo de Viet-Nam en contra del imperialismo estadounidense.

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Este proceso hace insoportable la convivencia con el sector trotskysta de Moreno, que frena el avance de las nuevas concepciones oponiendo trabas y conductas oportunistas. En 1968 se produce la divisin del partido. El PRT, quien ya reconoce en Mario Roberto Santucho a su cuadro ms preparado y visionario, se lanza de lleno a una dura labor de construccin de un partido revolucionario, que se reflejara en poco tiempo en un importante crecimiento de la organizacin, en el fortalecimiento de sus cuadros y, sobre todo en la creacin del Ejrcito Revolucionario del Pueblo (ver Tomo I, captulos 3 y 4). El ERP se reconoce como un heredero de la lucha independentista de San Martn y OHiggins, del glorioso Ejrcito de los Andes, a la vez que incorpora las experiencias de resistencia del pueblo argentino en contra de las dictaduras militares argentinas. Pero especialmente destaca la aplicacin creadora del pensamiento militar marxista, de las nociones estratgicas del Che, y las contribuciones doctrinarias de la revolucin vietnamita. El ejrcito se concibe desde un inicio como una fuerza de las masas para la guerra civil, subordinada a la direccin del partido revolucionario y que crecera gracias al sacrificio de sus combatientes y la ayuda del pueblo. El PRT se distingui as ntidamente de las tendencias foquistas, que preconizaban la preponderancia de la organizacin militar por sobre el partido y que propugnaban un enfoque limitado sobre la accin de la fuerza militar en la lucha revolucionaria. El crecimiento del PRT-ERP se produce en consonancia con el fortalecimiento de la lucha popular en contra de la dictadura. El PRT defendi en todo momento una posicin unitaria con las organizaciones de origen peronista que se haban situado a la izquierda de esa corriente, que tambin llevaban adelante una lucha armada y que defendan un programa del llamado socialismo nacional, un intento imposible de conciliar la direccin burguesa de Pern con objetivos revolucionarios. Esta lnea de unidad tctica corresponda netamente a la lnea poltica de construccin de una fuerza revolucionaria del pueblo, que no haca concesiones a las clases dominantes y sus representantes -por lo tanto, tampoco al peronismo- pero que buscaba en todo momento de la unidad del pueblo como factor central de la lucha revolucionaria. Masacres como la perpetrada en la base naval de Trelew, realizada tanto en contra de prisioneros del ERP como de las organizaciones armadas peronistas, demuestran que la burguesa entenda perfectamente la

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importancia frenar ese proceso de unificacin y de lucha comn, tanto en el plano de las organizaciones ms avanzadas como en el seno del pueblo (ver Tomo I, captulo 7, El Gran Acuerdo Nacional y el Abrazo PernLanusse, captulo 8, La fuga, Trelew y 9, Por qu el ERP no dejar de combatir del Tomo I). La lucha en contra de la dictadura militar coloc al PRT-ERP frente a importantes problemas polticos. El imperialismo y la burguesa decidieron apostar nuevamente por la carta del peronismo por va de la normalizacin democrtica y el regreso del anciano general Pern al poder. Ese complejo momento vio al PRT frente a la disyuntiva de buscar una respuesta poltica frente a las elecciones propuestas por el rgimen como salida a la crisis, as a como llevar adelante la campaa del ERP. El PRT-ERP adopt un camino que combin una serie de iniciativas polticas y estratgicas: el impulso a los Comits Fabriles y Comits de Base como un modo de ampliar su lucha poltica en la base social, la creacin del Frente Antiimperialista por el Socialismo, FAS, por un lado, y la preparacin de la lucha guerrillera rural, con la creacin de la Compaa del Monte, que comenz a operar en Tucumn, por el otro (ver captulos 1, 2 y 3 del Tomo II). En este perodo se realizan algunas de las mayores operaciones del ERP; los ataques a unidades como el Comando de Sanidad, a la base de caballera blindada de Azul, y al batalln de Arsenales Domingo Viejobueno, en Monte Chingolo. Los resultados fueron resonantes xitos y dolorosas derrotas, pero demostraron la existencia de una fuerza capaz de enfrentarse a las Fuerzas Armadas del Estado burgus en combates decisivos. Tras la muerte de Pern, y el establecimiento del frvolo y sanguinario interregno encabezado formalmente por su viuda, Isabel Pern, la presin sobre el pueblo argentino se increment. En una desesperada lucha en contra del tiempo, el PRT-ERP busc prepararse para la respuesta de la burguesa a la lucha de las masas, evidenciada en el aumento y la radicalizacin de las huelgas en la industria frente a una campaa de asesinatos, secuestros y represin cada vez ms dura. Las bases creadas en Tucumn fueron golpeadas por el Ejrcito, que emple una combinacin de tcticas de contrainsurgencia, aprendidas tanto del imperialismo estadounidense como del francs, que las haba aplicado en Argelia; todas ellas teidas de barbarie y represin en con-

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tra del pueblo, logrando, en definitiva, la separacin de las fuerzas de la Compaa del Monte de las masas. Los reveses militares, como el ataque a los Arsenales de Guerra de Monte Chingolo, ubicado en las afueras de Buenos Aires, slo aumentaron la presin, que por otra parte haca cada vez ms estrecho el campo para el trabajo legal y de propaganda (Tomo II, captulo 12). El golpe militar de agosto de 1976 oblig al PRT a aplicar una nueva poltica frente a una situacin que pareca marcada por el retroceso de la lucha de las masas y un incremento de la actividad de aniquilacin del enemigo. La resistencia en contra de la ofensiva contrarrevolucionaria se prolongara en el tiempo y ms que nunca el partido deba estar junto al pueblo y sus luchas. En ese perodo, el PRT-ERP sufri con una frecuencia creciente golpes demoledores. Importantes cuadros de la organizacin fueron capturados y asesinados por el enemigo. Pero el PRT, an en estas circunstancias, nunca dej de crecer, nunca dej de incorporar a nuevos militantes dispuestos a unirse al camino revolucionario. Con anterioridad, en 1974, Mario Roberto Santucho haba propuesto uno de los mayores avances tericos en la concepcin moderna del proceso de la lucha revolucionaria. En su escrito, Poder burgus y poder revolucionario, vuelve a examinar los antiguos problemas del poder del Estado y de los factores que inciden en su derrocamiento por parte del pueblo. Santucho analiza con perspicacia el concepto de doble poder, y traza los elementos fundamentales que complejo proceso que permite entender la toma del poder y la construccin del socialismo, como un continuo desenvolvimiento del poder popular (Tomo II, captulo 7) El 19 de julio de 1976, un grupo de asalto del ejrcito cerca el departamento en que funcionaba el Bur Poltico del PRT. Combatiendo, mueren Mario Roberto Santucho, secretario general del PRT y comandante en jefe del ERP, Domingo Menna y Benito Arteaga, miembros del Bur Poltico de la organizacin. La muerte de sus principales lderes no signific la extincin de PRT, pero s marc el camino de un descenso acelerado por las decisiones de sus sucesores y acicateado por la continuacin incesante de la guerra de exterminio en contra de sus cuadros. Los propios aparatos de represin admitieron que los militantes del PRT deban morir, puesto que, a dife-

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rencia de los miembros de las organizaciones peronistas, aquellos eran irrecuperables. El ERP sigui combatiendo, a pesar de los golpes. Junto con numerosas acciones cotidianas, emprendi en 1977 la Operacin Gaviota, que tena por objetivo aniquilar a la cabeza de la dictadura. El intento fracas, pero testimonia, una vez ms, una voluntad inquebrantable de continuar la lucha (Tomo II, captulo 15). En este perodo, la dirigencia del PRT busca desesperadamente detener la masacre a sus militantes y decreta la salida al exilio de su direccin y de un importante contingente de cuadros, adems de orientar a los que permaneceran en el pas a reducir o suspender su actividad poltica hasta que las circunstancias cambiaran. La decisin cre las condiciones para una pugna interna que terminara, en el exterior, con la divisin y la disolucin de facto del PRT. El camino recorrido por el PRT y el ERP es, como decamos, una demostracin de la magnitud la lucha del pueblo argentino en ese perodo y de los grandes logros que en el transcurso de ella acumul el PRT. Esos logros son fruto de una lnea revolucionaria que rompi los esquemas de la poca y que provena del ejemplo de Ernesto Che Guevara, de la orientacin inaugurada por l y de su concepcin de la lucha y del carcter del revolucionario, en particular, su idea del revolucionario como ejemplo moral. Se puede decir que, ms en acciones que en los discursos, tan abundantes en la izquierda latinoamericana, el PRT es el ms fiel continuador de la lnea guevarista y, a la vez, su traductor audaz a las condiciones argentinas y a su carcter nacional. En este sentido, uno de los mayores aportes de PRT radic en su impulso decidido, en conjunto con Miguel Enrquez del MIR chileno, a la Junta de Coordinacin Revolucionaria (JCR), creada en 1974. Conformada como un organismo de intercambio y ayuda mutua entre el PRT, el MIR, el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN) de Bolivia y del Movimiento de Liberacin Nacional-Tupamaros (MLN-T), de Uruguay, la JCR era comprendida por el embrin de una direccin revolucionaria de continental; nuestro pequeo Zimmerwald, como dijo Miguel Enrquez, en alusin a la conferencia de los revolucionarios europeos que sirvi de antecedente de la III Internacional, conformada tras la Revolucin de Octubre de 1917 (ver Tomo II, captulo 9).

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Dialcticamente, la lnea revolucionaria continental y americanista del PRT se expresaba su condicin de partido argentino, enraizado en la Argentina profunda y olvidada, que conforma una parte de nuestra Gran Nacin Americana. Fue un partido nacional como resultado de ser un partido rigurosamente leninista. Ajeno a la deformacin comn de concebir el partido revolucionario de nuevo tipo como la direccin de un pequeo grupo de intelectuales sobre una masa annima y dctil, el PRT fue leninista porque reuni y form a los mejores hijos del pueblo argentino, a lo ms avanzado de la clase trabajadora. Convirti a los oprimidos en lderes y jefes. Hombres como Antonio del Carmen Fernndez, obrero azucarero de Tucumn y miembro del Bur Poltico del PRT, o Juan Eliseo Ledesma, joven metalrgico de Crdoba, jefe del Estado Mayor del ERP, modelos brillantes de conductores, anticipan en un ejemplo marcado por el sacrificio, la abnegacin y la entrega, el camino en que los humildes, los trabajadores se harn cargo de su propia historia. Por qu, entonces, hay que estudiar al PRT-ERP? Porque sus principales lecciones siguen vigentes. Vigentes como precursores de la construccin de un autntico partido revolucionario en nuestra tierra americana, como la continuacin genuina del nuevo camino revolucionario inaugurado por Ernesto Che Guevara, como demostracin de que la confianza en el pueblo es la va para vencer. Nota editorial Los textos de este volumen corresponden a la publicacin A vencer o morir, Documentos del PRT-ERP (vol. I), Daniel de Santis (comp.), Eudeba, Buenos Aires, 1998 y A vencer o morir, Documentos del PRT-ERP (vol. II), Daniel de Santis (comp.), Eudeba, Buenos Aires, 2000. Reproducimos ntegramente su contenido sustancial, esto es, los documentos histricos del PRT-ERP, respetando la ordenacin por captulos escogida por los compiladores. No se incluyen en esta edicin los prlogos, notas de agradecimiento y otros ensayos retrospectivos incluidos en ambos tomos de la obra. Se mantienen las notas a pie de pgina explicativas, que en su mayor parte corresponden al compilador, al igual que la nota dedicada a los fundadores del PRT y la Ficha tcnica de la obra.

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Los fundadores del ERPComit Central del PRT elegido por el V Congreso Mario Roberto Santucho (Carlos, Robi, Negro), Luis Enrique Pujals (Anbal, el Flaco Garay), Enrique Haroldo Gorriarn (Ricardo, el Pelado), Benito Jorge Urteaga (Mariano, Ojito), Domingo Menna (Nicols, el Gringo), Juan Manuel Carrizo (Francisco, el Flaco), Carlos Germn (Mauro Gmez, el Negro Mauro), Rubn Pedro Bonet (Pedro, el Indio), Eduardo Foti (Pichn, el Yeti), Csar Cervato (Daro), Antonio del Carmen Fernndez (el Negrito), Crecencio Ibez (Negrito Berra), Mario Emilio Delfino (Cacho), Ramn Rosa Jimnez (Ricardo, el Zurdo), Osvaldo Sigfrido Debenedetti (el Tordo), Ramn Arancibia (Eloy, Chiquito), Jorge Marcos (Vicente, el Colorado), Humberto Pedregosa (Gerardo), X X (Chispa), Sidel Negrn, Oscar Ventricci (Cacho), Joe Baxter (Rafael), X X (Diego), Angel Vargas (Poncio). Este Comit Central estaba integrado por 18 miembros titulares y 6 miembros suplentes. Queremos hacer un breve balance de su actuacin revolucionaria. Quince (15) de ellos cayeron en distintas circunstancias pero todos lo hicieron heroicamente, baste recordar a Cesar Cervato, que soport la tortura hasta la muerte sin pronunciar palabras ms que para insultar a sus asesinos, o a Domingo Menna quin, secuestrado en Campo de Mayo y all torturado durante meses, mantuvo tal integridad que se gan el respeto de sus torturadores y existen testimonios que destruido fsicamente pero entero anmicamente se ocupaba de alentar a los dems secuestrados. Uno (1) de ellos, Enrique Gorriarn, contina su militancia revolucionaria y hoy est preso, nos sumamos desde estas lneas para luchar por su libertad1. Otros cinco (5), militando activamente o no, viven en coherencia con sus ideales y el compromiso asumido en aquel momento. Dos (2) que no pertenecan al PRT anterior al quinto Congreso, sino que fueron presentados por la Cuarta Internacional (Baxter y Diego)1 Enrique Gorriarn Merlo, quien, tras la disolucin del PRT, se destac por su trabajo durante la revolucin nicaragense, dirigi en 1989 el frustrado intento, realizado por la organizacin Movimiento Todos por la Patria, de copar el regimiento de La Tablada, en la provincia de Buenos Aires. Varias decenas de ex-militantes del PRT-ERP participaron del ataque dirigido en contra de los sectores golpistas del Ejrcito argentino. Gorriarn fue capturado en 1995 y liberado en 2003, debilitado por su paso por la crcel y las huelgas de hambre destinadas a obtener un juicio justo para los prisioneros de La Tablada. Gorriarn muri en 2006.

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fueron expulsados. El ltimo (1), que tampoco provena de las filas del PRT, dej de militar a los pocos meses de ser elegido. Un balance similar se puede hacer de los delegados al V Congreso y de los principales cuadros y militantes del PRT en el ao de la fundacin del ERP, todos ellos tambin fueron sus fundadores. Para el marxismo siempre ha sido la prctica el criterio de verdad. Los 21 compaeros del PRT que integraron el Comit Central elegido por el Quinto Congreso, cumplieron con honor su compromiso revolucionario. Valga este balance como el ms sentido de los homenajes.

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Ficha tcnicaLos documentos que se incluyen en esta seleccin han sido escritos entre 1960 y 1977. El tiempo transcurrido y el hecho de no haber sido escritos como una obra nica, puede dificultar la comprensin a aquellos lectores que no tengan un conocimiento anterior sobre el tema tratado. Como, por otra parte, mi intencin es influir lo menos posible al lector para que llegue directamente a los documentos sin intermediarios, propongo a quin lo desee comenzar leyendo la La lucha de clases en el seno del Partido correspondiente a las resoluciones del V Congreso, donde Santucho hace una resea de los orgenes del Partido, luego retomar la lectura desde el inicio. Los documentos seleccionados corresponden a publicaciones del PRT y sus antecesores. FRIP Boletn Mensual del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular. Norte Argentino. Editado por la Secretara Ideolgica del FRIP. Norte Revolucionario , rgano quincenal del FRIP y luego del Partido 1 Unificado (Ex FRIP-PO). Palabra Obrera, rgano del Peronismo Obrero Revolucionario2. Estrategia 3era. poca3. La Verdad. Boletn de informaciones obreras4. El Combatiente, rgano oficial del PRT5. Ediciones El Combatiente. Estrella Roja, rgano de prensa del ERP. Boletn Interno, publicacin slo para militantes y aspirantes. Hacia el VI Congreso. Informe y Balance de actividades del Comit Central [mediados de 1974].

2 Esta denominacin se deba a la tctica del entrismo en el peronismo practicada por Palabra Obrera hasta el primer Congreso del PRT, en el cual se decide abandonar el entrismo y proclamarse abiertamente como un partido marxista [nota del autor]. 3 Revista terica del PRT dirigida por Nahuel Moreno [nota del autor]. 4 A mediados de 1967, aproximadamente N 100, pasa a llamarse Semanario de Informaciones Obreras, en ambas pocas es el rgano del PRT hasta su cuarto Congreso [nota del autor]. 5 Su primer nmero apareci el 6 de marzo de 1968 Ao del Guerrillero Heroico. [EC N 100].

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Nuevo Hombre.6 El Mundo, diario ilustrado de la tarde. Folletos del FAS, V y VI Congreso. Cuadernos de Informacin Popular 1. MSB II Congreso. Che Guevara, revista de la JCR. Por razones editoriales este trabajo se ha dividido en dos tomos. Se tom como referencia para realizar la divisin el momento histrico caracterizado por tres fechas del ao 1973: el 25 de mayo, da en el que asumi Cmpora la presidencia; el 20 de junio, da en que se produjo la masacre de Ezeiza y que marca el inicio de la ofensiva contrarrevolucionaria; y el 13 de julio cuando fue destituido el Presidente Cmpora y la derecha peronista se adue del gobierno. Estas fechas limitan dos etapas bien diferenciadas, hecho que permite leer cada tomo en forma individual, aunque el objetivo propuesto de mostrar al PRT-ERP en su diversidad se alcanza plenamente leyendo la obra completa. El primer tomo contiene ms documentos tericos por que se corresponde con la etapa de formacin y por que se han conservado menos los peridicos El Combatiente y Estrella Roja del perodo. Mientras que en el segundo se recogen gran cantidad de actividades polticas y militares por contar con mayor documentacin y por que la elaboracin terica se orient ms hacia los anlisis polticos y la compleja organizacin y vida partidaria. En el trabajo de seleccin se ha seguido el criterio de mostrar, todos los aspectos de la lnea y el accionar poltico del PRT-ERP en forma equilibrada de acuerdo a la realidad histrica. Aquellos artculos referidos al movimiento de masas no han sido elegidos al azar sino que corresponden a frentes donde el Partido tuvo importante desarrollo. Se desech expresamente toda posibilidad de resaltar algn aspecto de la actuacin. Los temas no reflejados en los documentos son: los Estatutos del PRT, el Reglamento del ERP, las secciones sobre historia argentina e historia de las revoluciones del Estrella Roja, la actividad de los aparatos partidarios y del ERP, propaganda, inteligencia, logstica, etc.; y, lamentablemente, no todos los frentes de masas y unidades militares pudieron ser incluidos. Los textos se transcriben completos, respetando la fuente. Un slo documento est incompleto, es el informe sobre Mte. Chingolo aparecido en el BI N 98: se lo public dada su importancia y porque contiene lo fundamental del mismo. En el caso del 4to. y 5to. Congresos que ha6 Expresaba la poltica de alianzas del PRT [nota del autor].

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sido necesario reducirlos, se incluyen captulos del 4to. y ttulos del 5to. completos. Slo se realizaron las siguientes modificaciones: los textos resaltados todo con maysculas en el original se cambiaron por negritas; se utiliz el criterio de escribir todas las siglas sin puntos; se unificaron palabras escritas de varias formas, ej. yanky, yanki y yanqui se unific en esta ltima. Las fechas que se indican son de las publicaciones. En el caso del 5to. Congreso y los CC y CE hasta mediados de 1973 se utiliz una reedicin titulada Resoluciones del V Congreso y de los Comit Central y Comit Ejecutivo Posteriores, fechada en junio 1973. En estos casos se indican la fecha de su realizacin corroborada por varias fuentes escritas, la primera el mismo documento. Los documentos firmados o discursos llevan el nombre de su autor; en caso de algn documento no firmado pero que se conoce fehacientemente el nombre del autor se lo indica entre corchetes. Toda palabra incluida, que no estuviese en el original, o que estuviese ilegible se la incluye entre corchetes. La divisin en captulos se ha hecho con el objeto de agilizar la lectura y no responden a un nico criterio, sino que se han entremezclado situaciones polticas, hechos de masas, o acciones militares, o de la vida interna, pero todas ellas trascendentes en la vida del PRT-ERP. ACCIONES IMPORTANTES NO INCLUIDAS EN ESTA SELECCIN Anteriores al V Congreso Asalto al Banco de Escobar. Enero de 1969. Recuperacin de $72.000.000. Detenidos Sidel Negrn y Rubn Batalls. Accin dirigida por Santucho, participa, entre otros, Jorge Alejandro Ulla, quien ser uno de los Hroes de Trelew. Toma de un puesto de Gendarmera Nacional durante el Rosariazo. Setiembre de 1969. Se recuperan dos fusiles FAL y varias armas cortas. Asalto a un tren pagador en Rosario. Se recuperan $41.000.000. Participa entre otros Mario Delfino. Toma de la Comisara N 20 de Rosario. Cae detenido Mario Delfino, quin ser otro de los Hroes de Trelew. Rescate y fuga de dos compaeros presos en Tucumn. Estas acciones fueron realizadas antes de la fundacin del ERP; eran firmadas por comandos integrados por militantes del PRT y compaeros 19

extra-partidarios. Donde esta actividad adquiri ms desarrollo fue en Rosario, regional en la que actuaban vario comandos, uno de ellos era el comando Che Guevara, por el peso de su nombre, muchas veces, se englob errneamente el conjunto de las acciones realizadas en la regional bajo su nombre. Posteriores al V Congreso Asalto al Banco Comercial del Norte en la ciudad de Tucumn. Noviembre de 1970. La sigla y el programa del ERP comienzan a difundirse por el pas y el mundo, la revista cubana Bohemia Titula: Argentina: Noviembre es del ERP7 . Asalto a un Camin de Caudales en Yoscina Crdoba. Se recuperaron $121.000.000. Participa Miguel ngel Polti, otro de los Hroes de Trelew. Son asesinados, despus de ser detenidos, los compaeros Lezcano, Polti, y Taborda. Son los primeros muertos del ERP. 17 de abril de 1971. Copamiento de la localidad de Gonnet, La Plata, abril de 1971. Fue la primera gran accin de la Regional Buenos Aires, estuvo dirigida por Luis Pujals, y participaron, entre otros, Susana Gaggero y Eduardo Merbilha. Secuestro del Cnsul Ingls y Gerente del Swift, Stanley Sylvester, en Rosario, el 13 de mayo de 1971. Se logr que la empresa reincorporara a obreros despedidos y realizara repartos de alimentos en las barriadas populares, la accin tuvo gran repercusin y despert la simpata popular. Toma del Batalln 141 de Crdoba. Febrero de 1972. Fue una accin impecable. Se recuperaron ms de cien fusiles FAL.

7 Hacia el VI Congreso. Informe y Balance de actividades del Comit Central [mediados de 1974].

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Captulo N1 Los Antecedentes

FRIP N 1. Octubre de 1961 Boletn Mensual del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular

Una nueva polticaLos das 8 y 9 de julio ppdo., fecha de la patria, se realiz en la ciudad de Santiago del Estero una asamblea poltica, con la presencia de delegados de varias provincias del Norte Argentino, representantes obreros y estudiantes universitarios. En dicha asamblea se resolvi fundar un movimiento poltico revolucionario sobre la base de los principios doctrinarios que el grupo vena desarrollando. De acuerdo a esos mismos principios se acord para el movimiento la siguiente denominacin: FRENTE REVOLUCIONARIO INDOAMERICANISTA POPULAR (FRIP) La primera medida de la nueva organizacin poltica fue fijar un pronunciamiento pblico a travs de una declaracin de puntos bsicos, que a continuacin se transcriben: a) Romper con los anacrnicos y falsos criterios adversos al hombre americano. Su inferioridad es consecuencia de la opresin econmica que padece desde la colonia. b) El atraso de la regin, a su vez, es consecuencia de la deformacin estructural que sufre Amrica, debido a la gravitacin de los intereses imperiales e imperialistas. c) Lo mismo que en el resto de Amrica Latina, en esta zona, las castas explotadoras resultan cmplices conscientes o inconscientes del juego imperialista que mantiene distorsionado el continente. d) La libertad poltica, sin tener en cuenta la opresin econmica, es slo una legalizacin del sistema de explotacin imperante. e) Los partidos polticos al prestarse a esta estafa se convierten en encubridores de las castas explotadoras. f) Es un deber histrico de las nuevas promociones, el asumir la lucha por las transformaciones revolucionarias, aqu, como en el resto de Amrica Latina. g) La Revolucin Cubana merece la solidaridad de los patriotas latinoamericanos y en ese sentido nos pronunciamos, desvirtuando la acusacin de comunista que le atribuye el imperialismo. Ckari, huarmi masisniycu: Ama ckechuchina cuychischu; Sayacuychis. Nockai cuan sujllayaychis, sujlla callpa cananchispaj.

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Hombres y mujeres, nuestros semejantes: No permitis que se os quite, que se os despoje; paraos, resistid. Unos a nosotros para que seamos una sola fuerza.FRIP N2. Noviembre de 1961 Boletn mensual del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular

Llajtaicu ckarecka, mana cananta, lamcaylla llamcan, mana paypaj inatapas ckaas. Tarpuy cachun, hacha cachun, caa cachun, quiquinllami tucuy: ckollcke imacka, sucunallapajmi atuchajcunallapaj; paypajcka, mana aicapas. Chay tucuytacka, sujyachinataj cachun. Nami tucucunampaj alli. Llajtaicu ckaricuna: nockaicuan cuscayachis, sujllayas sinchiyanan chispas. Sujlla atun callpa sayacoj casajcu! Traduccin: El hombre de nuestro suelo, en indebida forma, trabaja y trabaja, sin que de ello nada vea para s. Sea la siembra, el hacha o la caa, todo resulta igual: el dinero y lo dems, es siempre para otros, para los poderosos solamente: nunca para l. Propongmonos para que todo eso cambie. Ya es hora de que concluya. Hombres de nuestra tierra: unos, incorporaos a nosotros, para que unificados nos fortifiquemos. Seamos una sola gran fuerza que haga frente y que resista!FRIP N3. Diciembre de 1961 Boletn mensual del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular

Chacka achca atejcunapa mana alli soncko caynincuna raycu, llajtaycucuna huajchalla cancu. Mana caymantacuna, tucuy imamanta paypachacuncu; chaypata huajchacunacka, huasincunata huijchus, rinancuna tian mayllamanpas llamcaj, mana yarckaymanta huaunayaspacka. Llajtamasicuna: cuscayananchis tian, sujllayas, yanapanacus, chaynacunamanta ckeshpinanchispaj. Traduccin: Por la mala fe que abrigan aquellos que pueden mucho, nuestros coterrneos son siempre pobres. Los que no son de aqu, los de afuera, se aduean de todo; de ah que la gente pobre, abandonando sus hogares, tenga que ir hacia cualquier parte a trabajar, para no morirse de hambre. PAISANOS: DEBEMOS AGRUPARNOS, PARA QUE UNIFICADOS, AYUDNDONOS LOS UNOS A LOS OTROS, PODAMOS LIBERARNOS DE ELLO.

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PALABRA OBRERA N 246. Jueves 31 de enero de 1963

Ha llegado la hora de los pueblosHugo Blanco dirige la revolucin peruana Escribe Enriqueta Sol La prensa de todos los colores se esfuerza por mostrar a Hugo Blanco como guerrillero, el Fidel Castro del Per y al Valle de la Convencin como la Sierra Maestra peruana. La revolucin Cubana ha sealado el camino a los pueblos latinoamericanos. Slo la accin armada de las masas puede llevarlos a su liberacin de la oligarqua y el imperialismo. Ese es el gran mrito del castrismo, que en Latinoamrica adopta forma y mtodos diferentes de acuerdo a las caractersticas de cada pas. En Brasil el gran movimiento castrista se da por las Ligas Campesinas que bajo la direccin de F. Juliao ocupan tierras y dan grandes batallas contra la oligarqua terrateniente. Si hacemos un anlisis profundo del proceso revolucionario que viven las masas campesinas en el Per encontramos que existen diferencias, por los mtodos, no por su contenido revolucionario, a la lucha de guerrillas dirigida por Fidel Castro en Cuba. En Cuba la Reforma Agraria fue realizada por el ejrcito guerrillero en su avance para derrotar al gobierno de Batista. En Per la Reforma Agraria la realizan los Sindicatos Campesinos armados, nueva herramienta de lucha masiva que han forjado los campesinos luchando contra la prepotencia del gamonalismo. Como dice Hugo Blanco: la Reforma Agraria fue producto de la lucha cruenta que llev a cabo Castro desde la Sierra Maestra. Fue su consecuencia. Aqu es al contrario. Es decir, la lucha guerrillera se utiliza para defender contra la polica y el ejrcito a las organizaciones sindicales y las haciendas conquistadas. Dos noticias, recogidas de la prensa peruana ilustran nuestra afirmacin: Por una parte los campesinos de Chaupimayo y Santipo protestan por el despojo que estn sufriendo a manos de los latifundistas locales y la empresa extranjera Peruvian Corporation. Por otra parte, se anuncia que los campesinos de una hacienda del Cuzco, Quellouno, la han invadido, reclamando la propiedad de las tierras en las que trabajan desde tiempo

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inmemorial, al mismo tiempo, estos campesinos han organizado guardias para defender su accin y cuentan con la solidaridad de todas las organizaciones sindicales de la regin. Estas dos noticias no son excepcionales. Casos como estos se repiten a todo lo largo del Per. A la incontenible voracidad de los gamonales, responde la marea incontenible del movimiento campesino organizado que reclama las tierras que les pertenecen. El mismo General Quea, designado por la Junta Militar para examinar la situacin en el Valle de la Convencin, inform a los periodistas -aunque luego lo desminti- no ha habido encuentros armados de ninguna clase. No he visto guerrilleros ni gente armada. En el mismo momento, delegados de la Federacin de Trabajadores, Federacin Departamental de Campesinos, Federacin Universitaria de Cuzco y la Confederacin Nacional de Campesinos del Per, se dirigan a entablar conversaciones con los campesinos de Chaupimayo. El Comit Ejecutivo de la Federacin Departamental de Campesinos denunci, en volantes mimeografiados los delitos cometidos por los guardias civiles del Puesto de Pujyura del distrito de Vilcabamba, quienes secuestraban y maltrataban a los hijos de los campesinos, al mando de Hernn Briceo y otros. La accin guerrillera, dirigida por Hugo Blanco, que denuncia la prensa, contra el puesto de Pujyura, en la que fue muerto el hacendado Hernn Briceo, fue el acto de justicia de los campesinos que ya haban juzgado y condenado los atropellos criminales de Briceo y sus cmplices. QUIN ES HUGO BLANCO? Hugo Blanco, Secretario de la Reforma Agraria de la Federacin Departamental de Campesinos del Cuzco, es el mismo Hugo Blanco que hace siete aos conocimos como estudiante de agronoma en La Plata. Con gran simpata por la izquierda peronista, era entonces y contina siendo, el gran luchador contra los mtodos claudicantes del Partido Comunista. No perteneci ha ningn grupo alejado del proceso revolucionario, como pretende una publicacin. Actualmente, es el hombre que gobierna todo el Valle de la Convencin.

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Nombra jueces de Paz, maestros y autoridades comunales y a los miembros de la Reforma Agraria de las haciendas que van siendo ocupadas. Doscientos policas tienen orden de capturarlo vivo o muerto; se ha puesto precio ha su cabeza. Pero en todas las chozas de Chaupimayo hay siempre lista una cama para l. A las delegaciones de los sindicatos de campesinos de Apurimac, Urubamba, y otras haciendas, que llegan a pedir consejos al compaero Hugo Blanco, les da invariablemente las mismas consignas: 1) Apoderarse de las tierras que poseen en arriendo, no pagar los impuestos y no trabajar para el hacendado. 2) Parcelar las tierras no sembradas. 3) Expulsar al hacendado. Con este mtodo se ha ocupado varias haciendas. De esta forma se est realizando la VERDADERA REFORMA AGRARIA Cuarenta de las trescientas ochenta haciendas que hay en el Valle de la Convencin estn en manos de los campesinos y han sido parceladas. Se ha instituido el trabajo cooperativista, es decir, se trabaja en comn las tierras que antes explotaba para s el hacendado. El producto de la explotacin se dedica a elevar el nivel de vida de los campesinos, fundar escuelas, e incluso se piensa construir un hospital en Chaupimayo. Esta es la autntica Reforma Agraria que ya en estos momentos estn realizando los sindicatos campesinos y que no tiene nada que ver con la Reforma Agraria que propicia la Junta Militar de Gobierno, ya que esta por su misma estructura y por los intereses que presenta, no la podra hacer aunque estuviera en sus planes. LA REVOLUCIN SOCIAL HA COMENZADO Y no se detendr. El movimiento de sindicalizacin campesina iniciado en el Cuzco comienza a extenderse a todo el pas. Este movimiento del campo es el ms importante, pero ya el proletariado y la clase media han comenzado a movilizarse. Una ola de huelgas conmueve a las principales industrias del pas: textiles, mineros del cobre, neumticos, etc.

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Los obreros estn dando grandes batallas contra la polica y el ejrcito. Los estudiantes estn demostrando su combatividad enfrentando a todo el aparato represivo del gobierno. Creemos que en el Per estn dadas todas las condiciones para que, a corto plazo, mediante la lucha armada del pueblo, siguiendo las huellas de Cuba, se liquide a la oligarqua y al imperialismo. Amrica Latina ha comenzado su segunda independencia. Los das del imperialismo estn contados.Norte Argentino 1963 Edicin preparada por la Secretara Ideolgica del Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP)

Lucha de los pueblos indoamericanos1Antiimperialismo e integracin [Francisco Ren Santucho] El texto de este folleto ha sido redactado durante los ltimos meses del ao 1960, por una comisin designada por el Movimiento a ese fin. Se resolvi editar entonces a mimegrafo, solamente la segunda parte que se refiere concretamente a Amrica Latina, eliminando la parte terica que ahora se incorpora en esta edicin.2 Se han hecho algunas correcciones y actualizaciones en la parte anteriormente publicada, pero conservando en general su estructura anterior. AMRICA LATINA En lo que concierne a nuestra realidad es indudable que el hombre indoamericano est dando con los contornos justos de su dimensin histrica. En el juego contradictorio de los intereses internacionales y del ajetreo poltico de las grandes potencias, cada vez ms afirma su propia categora indoamericana, delegando en ella sus aspiraciones y derechos. No a partir de estructuras oficiales que en gran medida tambin le son adversas, sino a partir de un hondo y enraizado proceso revolucionario que abarca una reivindicacin de doble signo.1 2 La tradicin oral atribuye la redaccin de este documento a Francisco Ren Santucho Ha sido seleccionada slo la parte que se refiere a Amrica Latina [nota del autor].

[nota del autor].

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Porque el estupro de Amrica por la expansin imperialista de las potencias europeas ha deparado una subordinacin y una degradacin de las multitudes americanas que no guarda parangn en toda la historia de la humanidad. Una serie de factores confluyentes han dotado a ese proceso de una complejidad que slo el movimiento combinado de la inteligencia y la accin podrn llevar a justo trmino. Pero esta praxis revolucionaria no puede quedar reducida al juego estrecho y supeditado que imaginan algunos idelogos sino que trae a cuestas su propia vitalidad, la experiencia de las injusticias seculares padecidas y la intensidad de la explotacin. El proceso revolucionario en Amrica Latina es en s mismo creador. LUCHA SOCIAL Y LUCHA NACIONAL EN AMRICA LATINA. ANTECEDENTES Y TOMA DE CONCIENCIA. TUPAC AMARU Y LOS MOVIMIENTOS EMANCIPADORES. Ante esa confluencia doble del drama de Amrica hay que tomar plena lucidez, pues es fundamental una discriminacin acabada de la trama imperialista. Ello nos lleva a un anlisis de la historia social y nacional de los respectivos pases que la integran. La lucha emancipadora de las naciones indoamericanas, esta precedida de formidables sublevaciones indgenas, que involucraban en s tanto razones de ndole social -el grado inmisericorde de la explotacin econmica-y razones de nacionalidad con su secuela de prejuicios raciales y culturales. La historiografa oficial no registra fielmente el papel de esos movimientos multitudinarios del indgena y del mestizo entendiendo que quedaban fuera del esquema institucional de las repblicas constituidas. En la mente de estos historiadores era aquella otra historia o en todo caso una protohistoria que se desarrollaba tardamente al lado de la historia civilizada y europea. As se justifican tambin esos esquemas de civilizacin y barbarie y la accin civilizadora y de exterminio contra los indios, que llenaban la mente de pensadores supuestamente liberales y progresistas, de la era republicana. Esta forma de concebir corresponda adecuadamente a una necesidad muy occidental, de predominio y subordinacin. Los historiadores del siglo XIX y an del siglo XX al hacer el estudio de las fuentes de las revoluciones emancipadoras, para nada consideraban el papel de estas explosiones revolucionarias del indgena, como factor pre-

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cursor de gran importancia. Crean ms en el efecto de las ideas jacobinas francesas o en la tarea titnica y unipersonal de paladines como Miranda. Esta es una interpretacin histrica que tiene an plena vigencia, no slo entre las castas reaccionarias, sino paradojalmente entre historiadores titulados progresistas y revolucionarios y tambin entre marxistas! Hay que comprender en toda su verdad el significado formidable de aquellos movimientos, porque la situacin de las glebas en las catacumbas de Amrica es el signo preponderante de su historia y de su futuro. El levantamiento culminante de Tupac Amaru marca el cenit del podero revolucionario de las masas continentales. La audacia de su enfrentamiento al rgimen omnipotente impuesto a sangre por la monarqua espaola est fundada en la enormidad de la explotacin.3 Toda la historia de este acontecimiento ilustra grandemente las lneas de nuestro desarrollo histrico y social. La historia en este caso se repite o se contina, porque los trminos en ltima instancia estn idnticamente colocados en nuestra historia contempornea. El podero imperial de la Espaa monrquica tena aqu sus beneficiarios y sostenedores, los encomenderos y los dueos de las minas, los agentes burocrticos Ni ms ni menos como hoy Estados Unidos. Y tampoco faltaba un credo o una verdad sofisticada, como argumento convincente para mantener el estado de explotacin. La iglesia como hoy jugaba un papel preponderante en el sostenimiento de ese orden y en la descalificacin de todo movimiento reivindicatorio de las masas, con argumentos falaces. En realidad estaba estrechamente soldada a los intereses y al destino de las castas dominantes. La verdad misma de los hechos y de las intenciones de los jefes revolucionarios era como hoy tergiversado. La inquisicin, la infamia, la hipocresa eran armas tiles para doblegar todos los mpetus. Y por ltimo las sanciones aleccionadoras con agua bendita, como el descuartizamiento de Tupac Amaru, la muerte de su mujer y de todos sus amigos. No olvidemos que la Iglesia entro enancada tras la violencia del conquistador y que todo el aparato institucional instaurado por la corona, la3 Lo mismo acontece, aunque ya en el periodo independiente, con la sublevacin maya en Yucatn conocida como la guerra de castas en que el pueblo maya, vctima de inicua explotacin se levanta contra el gobierno criollo en una guerra que dura veinticinco aos (1880-1905). La derrota maya sobreviene por la ayuda espaola y norteamericana solicitada por el gobierno Yucateco sitiado en Mrida, su capital.

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involucraba, de tal manera que se logr una verdadera trama que ensombrece la verdad de Amrica hasta hoy. Pero tambin dentro del institucionalismo clerical hubo hijos y entenados; la alta curia directamente comprometida con los ms siniestros mecanismos de la explotacin, y el bajo clero, prximo al pueblo y, por momentos, solidario con sus dolores y su abyecta situacin, sangre a veces de su misma sangre. Hay ejemplos de rebelda y de protesta en este nivel de la Iglesia, tanto en la primera etapa colonial, a travs de figuras como el padre Las Casas, polemista acendrado contra las argucias de los leguleyos de la Iglesia, y en las postrimeras de este perodo a travs de otros significativos luchadores : Hidalgo, Morelos, etc. SUBORDINACIN Y DEPENDENCIA DE LOS PASES INDOAMERICANOS. GRUPOS PRIVILEGIADOS. EL SOFISMA DEMOCRTICO A pesar de la independencia poltica, los pases indoamericanos siguieron arrastrando un estado de subordinacin y de dependencia con respecto a las grandes potencias europeas. Rotas las cadenas que polticamente la mantenan ligada a Espaa y fracasado el sueo bolivariano de la unidad continental, la rapia imperialista hizo sentir sus efectos, buscando por todos los medios sacar provecho de la anarqua, la depresin y el empobrecimiento, que luego de las guerras emancipadoras, se suscitaron en todos y cada uno de los jvenes pases. Al mismo tiempo los grupos detentadores del poder econmico, subsistentes o renovados dentro del marco apenas modificado de la sociedad colonial, comenzaron a entrar en el juego dplice de las estrategias extrajeras, conjugando sus intereses, con el inters gravitante y avasallador de las respectivas metrpolis imperiales. El arrebato inicial de los prceres independentistas, fue cediendo ante el utilitarismo oportunista de los renovados grupos econmicos y las nuevas castas. El sentido de la dinmica continental perdi direccin propia, y el eje de su desenvolvimiento, se desplaz de su propio epicentro, hacia la costa atlntica de los influjos ultramarinos. La Amrica mediterrnea qued librada a partir de all, a un paulatino languidecimiento, mientras en oposicin slo apareca un espejismo de prosperidad en las ciudades puertos, verdaderas factoras donde se concentraban las sucursales de las empresas extranjeras. All tambin funcionaran los gobiernos y las minoras comprometidas ya en las redes de los intereses imperialistas, e integrados dentro de la economa por ellos estatuida. 31

La poltica y la inteligencia americanas bajo ese signo qu podan ofrecernos? Todo lo que esta a la vista. Salvo honrosas y heroicas excepciones, en general los polticos y los idelogos, slo manejaban abstracciones. Teoras ubicuas y un universalismo vacuo y falso, que se volva siempre en favor de las grandes potencias europeas. Hasta los grupos tituladamente izquierdistas -y a veces an ms ellos-conciliaban sus puntos de vista en las ocasiones decisivas, con los intereses espreos. Slo se acordaban de la Amrica mediterrnea, para despotricar de su atraso, de su incapacidad tnica, de su incultura, sin advertir estos mequetrefes de que eran verdaderos cmplices de la intriga internacional de los grandes explotadores de pueblos. La democracia se constituy a la postre con todos sus ingredientes: liberalismo econmico, propiedad privada, libertad de prensa, etc. en la panacea de las potencias imperialistas y en el instrumento ideolgico ms eficaz para mantener la dominacin, y las minoras dirigentes de los respectivos pases colonizados en verdaderos aliados y agentes de sus intereses. A partir del siglo XIX, y poco despus de haber logrado su propia emancipacin, Estados Unidos empieza a incorporarse al ncleo de las potencias imperialistas. Despus de haber colonizado el enorme continente -tras el exterminio total del indio-los enriquecidos puritanos desarrollan una economa expansionista que con el tiempo tiende a salirse de las fronteras nacionales para ganar el rea mundial. Pronto aparece la lite intelectual y poltica, que respaldada en la pujanza econmica de los banqueros y de los industriales postula la nueva teora expansionista. No falta la adecuacin de la doctrina, disfrazada como siempre por mentiras humanitaristas, y cubiertas con el marco de la democracia y de la libertad. Todo este empuje imperialista de los banqueros y de los industriales norteamericanos culmina con el asedio a China para abrir los puertos y el mercado a los excedentes de capital y de produccin industrial. Pero a la larga todo es insuficiente, pues acelerado el ritmo de capitalizacin y agigantado el volumen de la produccin industrial, el proceso expansionista busca nuevas zonas.

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LUCHA ANTIIMPERIALISTA EN AMRICA LATINA: MXICO, AMRICA CENTRAL, PUERTO RICO, CUBA, COLOMBIA, EL APRA Y OTROS MOVIMIENTOS POPULARES Entonces se suscita un alto grado de competencia entre las grandes potencias para el reparto del mundo y en lo que concierne a nuestro hemisferio, Estados Unidos, inicia una arremetida frontal contra los poderosos adversarios europeos, especialmente Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Pero esta competencia y esta arremetida no queda circunscripta a una confrontacin econmica ms o menos condimentada con presiones polticas, sino que excede todo clculo adquiriendo la modalidad descarada de una hegemona directa. Es el momento de las abiertas injerencias en la poltica interna de cada pas imponiendo situaciones, gobiernos, sistemas, marcando cada medida econmica y cada decisin legislativa. Ms virulenta se hace esa injerencia en aquellos pases tributarios del Caribe. Mxico paga con extensas reas de su territorio el ensanchamiento nacional de Estados Unidos (despus de una guerra que fue considerada por Marx y Engels como progresista)4, Amrica Central se ve neutralizada en sus propsitos de unificacin poltica y luego cada una de las pequeas entidades, pulverizada por el intervencionismo constante del gobierno y de los monopolios yanquis; Puerto Rico, frustrada su emancipacin poltica es paulatinamente asimilada hasta su estatus actual de provincia norteamericana, sustituido el preclaro anhelo de Eugenio Mara de Hostos y de Pedro Albizu Campos por la complacencia cmplice de su actual gobernador-virrey, Muoz Marn; Cuba trabada en su evolucin autonmica por la ocupacin militar y la enmienda Plat de tan nefastas consecuencias; la amputacin de Panam, antigua provincia Colombiana, por el separatismo fraguado por Estados Unidos, para obtener la concesin de la zona del Canal, que le haba negado el parlamento colombiano, etc., etc. Es interminable la cadena de abusos, de intromisiones, de violencias, de coacciones de toda ndole sostenida o propugnada por los imperialistas yanquis que fueron paulatinamente ocasionando una rplica y una reaccin en el mundo indoamericano, hasta dar origen a una serie de movimientos populares en cada una de las naciones. Uno de estos4 Ver Mxico en la obra de Marx y Engels D. P. de Toledo Ed. Fondo de Cultura Econmica.

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movimientos el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) comprendi con mayor lucidez los trminos del problema y la necesidad de unificar la lucha antiimperialista sobre bases populares indoamericanas, lo que est condensado en los puntos iniciales de su programa de accin. Este acierto de los dirigentes apristas entonces, que tuvieron que contradecir el internacionalismo abstracto de las izquierdas, se ve traicionado ahora por la debilidad de su propio lder que ha entrado en compromisos con regmenes reformistas cmplices del imperialismo. Sin embargo ha surgido dentro mismo de su partido un serio brote de rebelda tendiente a vigorizar las consignas antiimperialistas, lo que ha derivado en una nueva organizacin conocida por APRA Rebelde. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL DEFINE EL CUADRO DE LA HISTORIA CONTEMPORNEA. PANAMERICANISMO, MODALIDAD IMPERIALISTA EN AUGE. LA DOCTRINA MONROE, LOS PACTOS Y LA TEORA DEL REA DEFENSIVA La segunda guerra mundial fue una guerra de grandes potencias imperialistas, que haban venido consolidando su podero militar y tcnico a los largo de las ltimas dcadas. Bajo el consabido argumento de la democracia y la libertad, la plutocracia yanqui se incorpor al conflicto tras haber hbilmente provocado la agresin por parte del Japn.5 Toda su gigantesca capacidad econmica e industrial se puso en movimiento para servir el montaje blico y toda su capacidad organizativa y publicitaria, para dar argumento y razones a su propia causa. Los cables de las agencias noticiosas, las editoriales y los artculos de los monopolios periodsticos, la cadena de radios, los emporios cinematogrficos, se dieron la mproba tarea de dibujarnos la imagen nueva que convena a sus nuevos propsitos. El comunismo y Rusia fueron convertidos de la noche a la maana en verdaderas panaceas; el Japn desfigurado y monstruoso, primitivo y salvaje; el nazi brutal y sanguinario; Hiroshima y Nagasaki un justo holocausto por la democracia y la libertad. El genio publicitario de los expertos yanqui demostr que todo era posible en este mundo de mistificacin periodstica. Desde sus gabinetes de rectores de psicosis mundial, demostraban tambin con ello la magnitud de su desprecio por la opinin y el discernimiento humanos,5 Se han dado a publicidad documentadas denuncias de altos jefes de las fuerzas armadas

norteamericanas, donde se prueba la concentracin intencionada de una de las flotas yanquis en Pearl Harbour para tentar el ataque areo nipn

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que traducido, no es otra cosa que el desprecio de la plutocracia por la verdad esencial del hombre. La mquina productiva estaba montada en funcin blica, y haba que sacarle todo el provecho posible, la economa y la gran industria giraban ahora alrededor del nuevo mercado: el frente de guerra. Por cierto que no hubo ningn dficit en todo este ciclo de inversin y productividad, por el contrario, la gran guerra depar a la plutocracia yanqui una enorme capitalizacin como para permitirle sacar la delantera al trmino del conflicto, subordinar a todos los pases por la deuda y los emprstitos, consolidar el dlar, y desplazar a competidores de sus antiguos mercados, no solo a los vencidos, sino a sus propios aliados. Pero claro est que tambin haba quedado otro triunfador que a poco andar noms se perfilara como el otro polo de la dialctica mundial: Rusia Sovitica, que aunque menos desarrollada tcnica e industrialmente tena otros recursos y en sus manos, el control de una organizacin poltica e ideolgica de ramificacin internacional. El despertar de los pueblos coloniales de Asia y frica se volvi tambin en su contra y los movimientos de emancipacin insuflados de claro contenido social revolucionario, le fueron paulatinamente restando campo de accin. Dentro de esta estrategia, -manejada en parte por Rusia y en parte suscitada por el propio mpetu del mundo colonial, pero tendientes siempre hacia el futuro-Estados Unidos fue perdiendo posiciones. El problema se hace as mucho ms complicado y duro, pues no solo ha perdido de esta manera en trminos de geopoltica, sino en trminos de economa y de mercado. El excedente de capital y el excedente de produccin dnde colocarlo? La mirada se vuelve lgicamente al lugar ms seguro: Amrica Latina. Amrica Latina es -creen cada da ms dubitativamente-su reserva cierta. Casi 200 millones que a poco noms se duplicarn. Adems de una de las regiones del mundo ms importante en materia prima, con mano de obra barata y moneda baja. El paso previo: eliminar a los otros inversionistas; y luego consolidar el sistema interamericano. Se agudiza as el imperialismo bajo su modalidad panamericana. Recrudece la antigua doctrina de Monroe, ya rebatida por el argentino Senz Pea, y adquiere contornos virulentos la teora del rea defensiva.

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La expresin jurdica de este mecanismo defensivo resulta dado por la OEA que al mismo tiempo acta como organismo regional dentro de las Naciones Unidas. Pero all lo nico cierto como unidad regional es Amrica Latina. La nica unidad natural e histrica, en abierta oposicin de intereses con Estados Unidos, es Amrica Latina. Tal panamericanismo y tal mecanismo regional es la forma ms hipcrita de imperialismo yanqui, cuya nica voz se yergue. No hay all otra decisin que la que emana del Departamento de Estado norteamericano. All no se defienden otros intereses que los intereses de la plutocracia norteamericana. No le cabe otro nombre que el que se le ha dado ltimamente: Ministerio de las Colonias. LA LUCHA ANTIIMPERIALISTA EN UNA NUEVA FAZ. REVOLUCIONES AISLADAS: BOLIVIA, GUATEMALA, CUBA. DESCALIFICACIN DE HOMBRES Y MOVIMIENTOS. GALERA DE PRCERES YANQUIS. NOTICIAS CONTROLADAS: CABLES y EDITORIALES. SOCIEDADES DE PRENSA. LA LIBERTAD DE PRENSA: UN VIEJO MITO. Superado el impasse de la 2a. guerra mundial, se reanuda la agitacin antiimperialista a lo largo de Amrica Latina y cada movimiento popular incorpora a su programa afirmaciones de reivindicacin social, o demandas econmicas contra la hegemona cada vez ms insoportable de los grandes trust y monopolios. Ello origina grandes cambios polticos que siempre estn precedidos o acompaados por incontenibles movimientos de masas. A veces las invocaciones programticas difieren entre s, pero ello poco importa si se tiene en cuenta que el proceso es de amplias proyecciones sociales e histricas. Los programas y los esquemas no consiguen abarcar la totalidad del fenmeno revolucionario y en casi todos los casos resultan insuficientes, cuando no equivocados. El pensamiento poltico en Amrica Latina sigue an supeditado al curso de la historia o de la realidad social europea, entonces la alternativa diversa del acontecer indoamericano en gran medida se le escapa. Tanto por la va de la titulada izquierda, como por va de la titulada derecha, se canaliza la distorsin ideolgica de nuestra realidad. El sentido del acontecer americano, bsicamente est dado por su propia historia; en esa relacin de hechos, a partir desde su gnesis ms remota, pueden descubrirse causas y factores que hacen a la inteligibilidad de su proceso sin descalificar nada de todo lo que en l entra; precisamente el error de los tericos universalizantes es su ver desde occidente.

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Es cierto que Amrica Latina est relacionada e inserta dentro de la historia mundial; pero una cosa es que esta relacionada e inserta y otra muy distinta que se suprima su existencia particular y se omita su propia significacin sociolgica. En sntesis, puede afirmarse que el proceso revolucionario que agita al mundo indoamericano es determinante y creador, y en tal sentido slo podr ser justipreciado y comprendido a la luz de su propia lgica o segn sus resultados y valores, que no necesariamente deben cifrarse a priori desde otra experiencia histrica precedente. Podemos vaticinar en que medida la vitalidad histrica y revolucionaria de Amrica puede romper los marcos de las formas histricas tradicionales? Quin sera el imbcil que dijera de la Revolucin Francesa o la Revolucin Rusa, que debieran ajustarse a las medidas del acontecer tradicional? Revoluciones stas, ambas, dentro del cauce occidental. Bolivia, Guatemala, Cuba... son signos de los nuevos tiempos revolucionarios, en un mar de oscilacin humana. Ya no es el slo gesto heroico y quijotesco de los precursores antiimperialistas sino todo un pueblo el que se mueve al unsono de la agitacin. Cada revolucin es una experiencia ms que se suma a la madurez de Amrica. Grandes modificaciones y aportes ha trado cada una de ellas, pero al mismo tiempo ha quedado demostrado que las luchas aisladas en cada pas son fcilmente cercadas por el imperialismo y luego su campaa difamatoria crea poco a poco un clima de descalificacin de hombres y movimientos, hasta traer la desorientacin no slo de la opinin general, sino de las propias conciencias patriticas y an de los propios revolucionarios. La coaccin econmica y el dumping financiero van paulatinamente drenando la tesitura de todos estos movimientos que aislados terminan por sucumbir. Es curioso constatar como el vaivn poltico indoamericano, en el juego contradictorio de los partidos, de los gobiernos, o de las ideologas, va esterilizando hombres y energas y como sus resultados, la publicidad internacional del imperialismo se apresura a reproducir hasta crear un estado general de desaliento y confusin. En contraste esa misma publicidad enaltece el virtuosismo prcer de presidentes y funcionarios imperialistas, cuya galera luego nos es exhibida como prueba de su superioridad.

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No es difcil sin embargo concebir la verdadera relacin de estos personajes como partes representativas del sistema imperialista de la plutocracia norteamericana. Toda esta tcnica de la mistificacin encuentra su cauce abierto a lo largo del engranaje publicitario: agencias cablegrficas (United Press, A. Press); cadenas de diarios o Sociedades de Prensa (Sociedad Interamericana de Prensa); cadenas de emisoras y televisin; sellos cinematogrficos, etc. A medida que se acenta la reaccin antiimperialista y la lucha de los pueblos se torna ms enconada, estos organismos imperialistas acentan su cinismo desparramando las ms desembozadas mentiras, que luego todos los diarios democrticos de las grandes y pequeas ciudades de Amrica Latina hacen suyas, como fieles y necesitados satlites del engranaje. Esta forma desembozada y canalla ha llegado a su paroxismo en el caso de la Revolucin Cubana, de tal modo, que podra afirmarse a partir de aqu, que asistimos a la agona de un viejo mito: la libertad de prensa. No puede ser ms evidente la supeditacin de las ideas y del periodismo al engranaje imperialista. EL OCCIDENTALISMO Y LA CONSIGNA ANTIKOMUNISTA. CAFADE Y EL PUNTO IV DEL PLAN TRUMAN. SOMETIMIENTO DE LAS UNIVERSIDADES. BECAS Y AYUDAS A pesar de las ventajas que le acuerda el monopolio de las noticias, y la publicidad de las ideas, el imperialismo ha denotado debilidad ideolgica y una falta de argumentos generales. Su simplismo conceptual si ha tenido eficacia ha sido ms que nada en base al poderoso instrumento de gravitacin que maneja. ltimamente sin embargo ha optado por vestirse con ciertas formas de justificacin histrica, erigindose en portaestandarte de los valores de Occidente contra el avance comunista. Tal anticomunismo es por cierto muy original, y ms que valores culturales o morales, encubre los valores mercantilistas de su privilegiado podero. El guatemalteco Juan Jos Arvalo ha definido muy bien, en uno de sus ltimos libros, este antikomunismo imperialista que constantemente se resuelve contra las ms justas aspiraciones humanas. Como por arte de magia esta versin antikomunista del imperialismo yanqui se multiplica en consignas que manejan a su antojo los grupos ms regresivos del mundo. En Amrica se ha convertido en un lugar comn tal aplicacin tanto para los movimientos populares ms audaces, como para el pensamiento individual.

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Hay una arremetida en estos momentos contra la inteligencia en general y contra las instituciones de enseanza, lo que est previsto desde atrs por la planificacin imperialista yanqui. En el punto IV del plan Truman se prev el sometimiento econmico de las Universidades y los Centros de Estudio, mediante una supuesta ayuda que se tributa a dichos organismos. La CAFADE es la organizacin mediante la cual el imperialismo pretende influir sobre la inteligencia y la enseanza. La Fundacin Ford con sus ayudas financieras para intercambio de profesores y becados, para determinadas investigaciones; las escuelas de la OEA (Flacso, Escolatina), en que se propaga la sociologa cientfica y la teora econmica del capitalismo, completan la ofensiva que preferentemente se vuelca al campo de las ciencias sociales. Las Universidades argentinas por medio del sector del ms combativo del estudiantado estn ofreciendo resistencia a este tipo de asimilacin imperialista, pero sin embargo el poder del dinero y de las becas, etc. paraliza muchas conciencias; las autoridades universitarias, en su conjunto, son cmplices y propulsores de esta penetracin. En el resto de Amrica Latina hay mayor gravitacin, por lo menos en la mayor parte de los pases, del imperialismo en los centros de estudio. A quien no se somete a ciertos mrgenes ideolgicos o limites de verdad, el imperialismo en forma directa o a travs de sus agentes muchas veces inconscientes, acorrala y persigue bajo la acusacin de comunista. Las universidades privadas, en su gran mayora catlicas, constituyen otro frente contrarrevolucionario; estn ligadas a lo ms rancio de la oligarqua nativa como lo demuestra la reciente fundacin en Salta (Argentina) de una Universidad Catlica sostenida con fondos de Patrn Costas, terrateniente tipo feudal fuerte capitalista, con inversiones en varias S. A., de conocida historia como explotador, especialmente de los indgenas salteos y bolivianos. La Iglesia Cristiana en general, a travs de sus sectores ms hipcritamente reaccionarios, abona muchas veces con su participacin y sus propios argumentos este occidentalismo imperialista, contrarrestando todo esfuerzo revolucionario. No es extrao entonces comprobar la nueva modalidad que viene adquiriendo la Iglesia a travs de esta estrategia del imperialismo yanqui. Pareciera que el eje de la Iglesia Cristiana se estuviera desplazando de Roma a Washington y es as como figuras del campo catlico norteamericano adquieren relevancia inusitada: el Cardenal Spellman estrechamente vin-

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culado al oprobio del sistema capitalista lleva en gran parte la batuta y por ello mismo no es de extraar tambin la imposicin de un presidente catlico, el millonario Kennedy, para consolidar estrechamente esta alianza del capitalismo con la Iglesia Romana. EL RUMBO DE LOS ACONTECIMIENTOS. ESTRATEGIA LTIMA DEL IMPERIALISMO EN AMRICA LATINA: FICCIONES DE LEGALIDAD Y EJRCITOS DE REPRESIN En los ltimos dos aos ha crecido la ola revolucionaria en toda Amrica Latina. A medida que huelen ms cerca el peligro de las sublevaciones populares, los imperialistas cambian de estrategia. Apremiados por el rumbo de los acontecimientos, van tirando a un lado las vestimentas democrticas, para proclamar la represin armada contra el pueblo hambriento, que protesta. Claro que siempre disfrazando los hechos con el argumento de la cruzada anticomunista y de la Alianza para el Progreso. Las oligarquas, o los grupos de la burguesa dominante, cmplices de los imperialistas, suprimen a su vez en cada pas el rgimen electoral cuando la opinin se les vuelve abiertamente en contra, o cuando comprueban que no la pueden ya manejar a travs de los titulados partidos democrticos que regentean. Es el caso pattico de la Argentina donde ciertos grupos reaccionarios del ejrcito y de la armada, vienen controlando la situacin desde la cada de Pern, en medio de una permanente puja de tendencias. Los grupos ms gorilas y recalcitrantes pertenecen a la Marina y estn buscando controlar decididamente el poder para instaurar una dictadura sangrienta contra peronistas, dirigentes obreros y revolucionarios en general. A pesar de haber sido sofocados militarmente por el sector azul, que corresponde a los legalistas de idntico corte pro-imperialista, no han sido afectados en su estructura, que mantienen a travs de cuadros de mando enquistados en posiciones claves de las tres armas. En otros puntos del continente, como ser Guatemala, la situacin se repite, aunque dentro de un conjunto de relaciones distintas. El ltimo golpe militar producido all, aparece premeditado y combinado con el propio presidente destituido Ydgoras Fuentes, para burlar la chance electoral de un candidato que no les merece confianza. En el Per despus del proceso electoral reciente, con un escrutinio que nunca pudo conocerse, se mantiene tambin un control militar y

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policaco en medio de un estado de agitacin y de impresionante miseria de las masas indgenas campesinas. En la mayora de los pases restantes, un proceso parecido de crisis econmica, descontento social y descomposicin capitalista, parece poco a poco abrir camino a las revoluciones populares. En Venezuela de Betancourt donde las compaas norteamericanas disponen de la gigantesca produccin petrolera, en medio de la miseria del pueblo (slo hay prebendas para las castas dominantes), el proceso revolucionario ha entrado en una etapa de lucha armada, a travs de las Fuerzas Armadas de Liberacin Nacional. Ante este panorama general tan amenazante, los imperialistas y las minoras dominantes en los respectivos pases indoamericanos, vienen armando los ejrcitos y preparando la contrarrevolucin antes que se encuentren totalmente debilitados, pues la presin y el clamor de las masas va ganando incluso el nimo de los cuadros de suboficiales que han dado muestras de disconformidad con la histeria belicista de generales y almirantes. En aquellos pases donde slo es posible mantener formas ficticias de rgimen electoral, las castas dominantes en complicidad con el aparato militar, y el asesoramiento imperialista, hacen malabarismos, estatutos trampas, leyes de seguridad, etc. para impedir el verdadero veredicto de las multitudes. Los partidos titulados democrticos, verdaderas parodias a esta altura de los hechos, no manifiestan escrpulos en complicarse en tal rgimen de inmoralidad y opresin. Una corriente aparentemente nueva, pero expresin en el fondo, de anacrnicas estructuras, la Democracia Cristiana, con un lenguaje y slogans reacondicionados, intenta salvar el sistema capitalista a travs de un reformismo contrarrevolucionario. Si es necesario se declara verbalmente anticapitalista como en el caso de Chile, pero al parecer slo a los efectos electorales y demaggicos. SALIDA PARA LAS MASAS. FUERZAS DE LA REVOLUCIN Estando as las cosas, las posibilidades de accin de los sectores revolucionarios y del movimiento obrero, se presentan extremadamente restringidas dentro del marco legal, y expuestas a las peores condiciones. Los partidos tradicionales de izquierda, por una serie de limitaciones y por su misma composicin, no ofrecen garanta de salida a las masas ni se muestran a la altura de las exigencias de la lucha latinoamericana actual.

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Ms bien, nuevas organizaciones, o grupos, que interpretan el contenido avanzado de las ltimas etapas del proceso, son los que manifiestan mayor capacidad revolucionaria. No slo en lo que se refiere a los mtodos de lucha que vienen desarrollando y enriqueciendo, sino tambin por que aparecen actuando sobre el impulso nuevo de crecientes capas sociales, (campesinas y del proletariado de provincias, por ejemplo) que se rebelan contra las condiciones insoportables del trabajo en ingenios, obrajes, empresas mineras, compaas fruteras, petroleras, etc.Norte Argentino 1964 Editado por la Secretara Ideolgica del FRIP Frente Revolucionario Indoamericanista Popular

El proletariado rural, detonante de la Revolucin Argentina[Mario Roberto Santucho] TESIS POLTICAS DEL FRIP INTRODUCCIN Este folleto contiene el Documento Poltico aprobado por el Congreso del FRIP, reunido en Tucumn los das 17, 18 y 19 de enero de 1964. Dicho documento recoge la experiencia terica y prctica del FRIP, es un resumen -en forma de tesis- que demarca la lnea poltica y la estrategia del movimiento para su concrecin como partido revolucionario. Es de gran importancia sealar que estas tesis expresan racionalmente el punto de vista de los obreros del interior sobre los problemas fundamentales de la revolucin argentina. Han sido producto -como se dice ms arriba-de la experiencia del FRIP, cuya prctica se ha desarrollado fundamentalmente en Santiago, Tucumn y Salta, es decir en el corazn del Noroeste. Como bien sealaba el informe base, a partir del cual se formularon, estas tesis son slo el primer paso que da el FRIP en su anlisis de la revolucin indoamericana. Ellas se enriquecern, profundizarn, ampliarn, a medida que nuestro movimiento acreciente su funcin con la revolucin, con sus protagonistas fundamentales: la clase obrera y el campesinado. Norte Argentino, Junio de 1964

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TESIS I La Repblica Argentina es un pas semicolonial seudoindustrializado Caracterizamos a la Repblica Argentina como un pas semicolonial, seudoindustrializado. No es como sostienen los tericos burgueses, y tambin algunos de izquierda, que la Argentina se encuentre en un desarrollo capitalista clsico; es decir, no es que nuestro pas haya llegado a travs del desarrollo de sus fuerzas productivas al capitalismo y de lo que se trate ahora sea de desbrozar el camino de las supervivencias feudales para un ms amplio desarrollo de ese capitalismo, esto es, que la burguesa argentina realice la inconclusa revolucin democrtico-burguesa. La industrializacin, mejor dicho la seudoindustrializacin de la Argentina, es promovida por el imperialismo. No es el resultado de una nueva clase en ascenso, de una burguesa nacional con intereses en el mercado interno, vale decir, con intereses nacionales, sino que es el producto de nuevas formas de explotacin de los pases coloniales a que ha echado mano el imperialismo. ste, sin abandonar su rapia financiera, explota econmicamente a los pases coloniales y semicoloniales, se introduce con industrias (la seudoindustrializacin) en la estructura econmica de estos pases, pasa a ser un factor interno en su desarrollo. No se limita a explotarnos en el comercio internacional, a vendernos productos manufacturados, sino que ahora los produce en nuestros propios pases, con mano de obra barata, sin impuestos, sin competencia, en condiciones ptimas, extrayendo ganancias cada vez ms fabulosas. En el proceso de penetracin el imperialismo entrelaza sus intereses con la gran burguesa nacional y con la oligarqua terrateniente; las convierte en sus socias menores. Se inserta en las viejas formas de produccin sin transformar en profundidad la estructura econmica. No desarrolla plenamente las industrias productoras de medios de produccin (maquinaria pesada, etc.), que habran de sostener el posterior crecimiento de los sectores industriales ligados a la produccin de bienes de consumo (que en nuestro pas sobrepasa a la produccin de bienes de produccin) sino que se deja intacto el poder econmico de sus aliados -la gran burguesa industrial y rural y la oligarqua terrateniente-, dndose entonces, en la sociedad poltica, una coparticipacin en el poder de las clases dominantes, pese a las fricciones circunstanciales, y al agudizamiento, en momentos de crisis, de las contradicciones interburguesas. El imperialismo, por otro lado, se favorece ante esta situacin, porque sigue obteniendo

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altos rendimientos en sus inversiones, y por que al mantener las viejas formas de explotacin agrarias -originadas por la divisin internacional del trabajo en la fase de predominancia del imperialismo mercantilista, exportador de manufactura-mantiene nuestros lazos de dependencia con el mercado internacional, todo lo cual indica, que de ninguna manera la industrializacin por si sola juega un papel progresista en nuestros pases. Todo lo contrario, la industrializacin, la seudoindustrializacin, refuerza nuestros lazos de dependencia, significa un aumento del grado de explotacin de nuestro pueblo. TESIS II La burguesa nacional en su conjunto es incapaz de luchar por la liquidacin de la dependencia de nuestra patria, por un desarrollo nacional independiente. Slo sectores minoritarios -la pequea y mediana burguesa industrial-pueden jugar un papel de aliados circunstanciales del proletariado, pueden ser arrastrados circunstancialmente por el proletariado en la lucha antiimperialista. Pero el imperialismo se limita a controlar las industrias ms importantes. Estas requieren de la colaboracin de un gran nmero de industrias subsidiarias pequeas y medianas, las que quedan en manos de la burguesa nacional, con intereses opuestos a los del imperialismo, lo mismo que la burguesa comercial menor, interesada en la expansin del consumo nacional. De esta manera la seudoindustrializacin provoca la existencia de tres sectores burgueses: 1. La gran burguesa, aliada incondicional del imperialismo, cuyas ganancias comparte como socio menor, la que constituye, por otra parte, el sector ms importante y representativo de la burguesa nacional. 2. La burguesa comercial mediana y pequea, no ligada al comercio internacional. 3. La burguesa de las pequeas y medianas industrias. Estos dos ltimos sectores de la burguesa nacional son opuestos en sus intereses al imperialismo, y necesitan de la ampliacin del mercado interno, del aumento del poder adquisitivo de todo el pueblo, constituyndose entonces en aliados circunstanciales del proletariado, que pueden incorporarse circunstancialmente a su lucha. Pero su debilidad y el hecho de tender hacia su fusin, con el capital imperialista, los despoja

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de iniciativa propia, de capacidad revolucionaria a estos dos sectores. Slo se incorporarn circunstancialmente a la lucha antiimperialista que encabece el proletariado. En resumen, por sus vinculaciones econmicas, la burguesa nacional esta incapacitada -como lo demuestra la historia de los ltimos 30 aos-para imprimir a la nacin un desarrollo capitalista independiente, para cumplir las tareas democrticas que estn a la orden del da para el desarrollo nacional. Estas vinculaciones econmicas unen los intereses de la burguesa industrial con los de la oligarqua terrateniente, vinculada tradicionalmente a los monopolios de la carne, cereales y otros productos primarios, y a los consorcios financieros imperialistas, lo que la ata completamente para realizar la reforma agraria y liberar al pas de la dependencia exterior, tareas bsicas sin las cuales no es posible el desarrollo econmico. TESIS III La seudoindustrializacin acenta los desniveles regionales, y aumenta la superexplotacin de los obreros de las zonas coloniales ms atrasadas El imperialismo, al introducirse como factor estructural en el desarrollo de la economa Argentina promoviendo la seudoindustrializacin, ha acentuado los desniveles regionales, al desarrollar unilateralmente la zona portuaria en detrimento del Interior. En este sentido, al centrar el establecimiento de islotes industriales, principalmente en Buenos Aires y el Litoral, provoca un crecimiento desmesurado de esa regin en relacin con otras zonas interiores. Y a la vez que acrecienta el proletariado industrial, establece en la regin las formas ms avanzadas posibilitando la existencia de sectores obreros privilegiados. Sin embargo, el imperialismo mantiene la explotacin colonial en las industrias primarias. Es por ello que la explotacin de la clase obrera cobra caractersticas de superexplotacin de las masas trabajadoras ms atrasadas y ocupadas en actividades primarias. Tal es el caso de los obreros azucareros, mineros, forestales, peones agrarios, etc. TESIS IV La burocracia sindical centralizada en Buenos Aires es el principal obstculo para el desarrollo del proletariado, y debe enfrentrsela sobre la base del movimiento obrero del interior Para defender sus intereses profesionales, los obreros se organizan sindicalmente. El sindicato es entonces un aparato administrativo, que el 45

proletariado debe desarrollar para su lucha econmica, por sus reivindicaciones gremiales. Y como todo aparato administrativo es propenso a la burocratizacin, a un desarrollo exagerado que lo aleja de los intereses de las masas, creando sus propios intereses. La presencia de sectores privilegiados en el seno de la clase trabajadora, centralizados en los grandes centros industriales, proporciona una base social inmejorable, son el caldo de cultivo para la burocratizacin, para la consolidacin de un poderoso aparato burocrtico. La inexistencia de un partido revolucionario capaz de someter la lucha econmica a una lucha poltica revolucionaria, capaz de llevar al proletariado a superar las limitaciones de las reivindicaciones puramente econmicas, tambin ha favorecido el fortalecimiento de la burocracia. Estos son los factores que han permitido la formacin de la poderosa burocracia que hace de dique de contencin al proletariado y que ste debe liquidar en su ascenso revolucionario. As, la burocracia centralizada en Buenos Aires, controlando al conjunto del Movimiento Obrero a travs del aparato cegetista, cumple su nefasto papel de desviar, de contener al proletariado, y como tal, debe ser combatida sin descanso por el Partido de la Revolucin, direccin poltica de la clase obrera. En la zona colonial, en cambio, por la superexplotacin del proletariado rural, las direcciones sindicales representan las reales aspiraciones de las masas (tal es caso de FOTIA) o en el caso de haber degenerado en burocracia, se mantiene precariamente (caso FOSIF por ejemplo). Por otra parte, el grado de agremiacin es todava bajo, lo que posibilita que el Partido Revolucionario pueda dirigir y controlar un proceso de sindicalizacin. De manera que los militantes del FRIP pueden y deben trabajar en el terreno sindical, sobre el proletariado de la zona colonial, sin descuidar la tarea entre los obreros urbanos, sindicalizando, estructurando el movimiento obrero en intersindicales y regionales en permanente lucha contra la burocracia, con miras a arrancar de sus manos la direccin efectiva del Movimiento. TESIS V En la Repblica Argentina, el eslabn ms dbil de la cadena es el Norte Argentino

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La existencia en el pas de zonas econmicas netamente diferenciadas, origina distintas relaciones de produccin. Se pueden distinguir en forma global dos zonas: 1. una zona avanzada, con gran crecimiento industrial, y gran desarrollo capitalista en el campo. 2. una zona colonial, subdesarrollada, con formas atrasadas de produccin y asiento del sector industrial de actividad primaria. Tal es el caso del Norte, Cuyo y la Mesopotamia. Estos desniveles regionales plantean a la vanguardia problemas tcticos, programticos y formas de trabajo poltico que deben medirse cuidadosamente para el posterior planteo de la tctica insurreccional. La existencia de estas zonas diferenciadas genera distintos sectores y permite delimitar el sector de la clase obrera que se encuentra afectada en la zona colonial, soportando de manera ms aguda las contradicciones del sistema capitalista. En el Norte, existe un numeroso proletariado rural afectado en sus relaciones con la oligarqua azucarera (sin tradicin de burguesa aunque emplee las formas racionales de explotacin capitalista), con el imperialismo que controla el paquete accionario de muchos ingenios, pertenecindole totalmente algunos, con la burguesa forestal que an contina utilizando en el seno del obraje las antiguas formas de pagos con vales, giros, etc. Este proletariado rural es all sometido a una cruel explotacin. Es en el Noroeste donde al no darse un acentuado desarrollo capitalista no se ha originado el crecimiento de las capas medias, y donde la diferenciacin social, la existencia de ostensibles desniveles de ingreso, es ms evidente. Es en el Noroeste donde el aparato de represin del Estado burgus es ms dbil, no habiendo desarrollado las clases dominantes las vas institucionales para incorporar a los sectores explotados dentro de los marcos del sistema, mejorando en algo sus condiciones de vida, amortiguando la lucha de clases. Es el Noroeste el lugar donde el peso contrarrevolucionario de la burocracia sindical es menor, a diferencia, de lo que ocurre en los grandes centros urbanos. Estas caractersticas establecen: 1. existen condiciones objetivas de superexplotacin del proletariado rural. 2. las posibilidades de desarrollo del FRIP entre el proletariado rural son ptimas.

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La permanencia de estas condiciones y la imposibilidad de la burguesa de suprimirlas, provocando un ensanchamiento temporario de los marcos del sistema capitalista, incorporando en ese proceso, en otros modos de integracin social, al proletariado rural, determina que el Noroeste sea el eslabn ms dbil de la cadena, el nudo que habr de romper el FRIP, poniendo a las masas en combate, haciendo funcionar el motor humano de la revolucin. TESIS VI El proletariado rural, con su vanguardia, el proletariado azucarero, es el detonante de la Revolucin Argentina El proletariado del Noroeste est constituido en su inmensa mayora por el proletariado rural, el proletariado ocupado en actividades primarias, localizado en las zonas rurales, en el azcar, la explotacin forestal, las minas, el algodn, etc. Este proletariado alcanza a 400. 000 trabajadores, y cuenta con el proletariado azucarero nucleado en FOTIA como vanguardia natural. Tambin est la FOSIF, que nuclea al proletariado forestal de Santiago del Estero, numerosos sindicatos mineros, peones agrarios (FATRE), petroleros, etc. La tradicin de lucha del proletariado rural encuentra su expresin en el proletariado rural tucumano. Con un alto grado de politizacin, de conciencia de clase, los trabajadores azucareros han sealado en reiteradas oportunidades el camino de la lucha al resto de la clase obrera argentina. Han llevado a su ms alto nivel de combatividad el mtodo ms avanzado de combate espontneo alcanzado por la clase obrera argentina: la ocupacin de fbricas. En la ltima huelga por mejoras salariales, el gobierno provincial debi recurrir a la Gendarmera Nacional por resultarle insuficiente la polica para detener la movilizacin azucarera. La FOTIA agremia 90. 000 obreros con sus familias. El proletariado azucarero cuenta adems con otra poderosa arma: la concentracin. Tucumn es la provincia con mayor cantidad de habitantes por km cuadrado. El resto del proletariado rural del Noroeste argentino tiene la caracterstica comn de que el grado de explotacin a que se ve sometido lo obliga a buscar permanentemente una salida, una modificacin sustancial. No puede aguantar por ms tiempo. Pero a diferencia del proletariado rural azucarero, no se encuentra ni tan concentrado, ni tan politizado. Por el contrario, ha sido abandonado por toda la izquierda cuya prdica

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nunca se hizo escuchar. Y est listo para despertar, esperando quien lo dirija para ponerse en movimiento. La lucha del proletariado azucarero encabezado por FOTIA, confirma la tesis de los desniveles regionales, de la existencia de una zona colonial-capitalista, en donde se agudizan crticamente las contradicciones no resueltas en el desarrollo capitalista por la burguesa. Y es de sealar que esta lucha qued reducida a los lmites del sistema capitalista por la ausencia de una vanguardia esclarecida que indique desde fuera de FOTIA una estrategia revolucionaria llevando a la clase obrera a una abierta lucha contra el rgimen. TESIS VII En toda Indoamrica, el proletariado rural es el sector ms explosivo de la clase obrera por su carcter de enemigo irreconciliable