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a e l i a Número 8 ENERO-FEBRERO 2010 www.gecor.org L R E V I S T A D E L G R U P O D E E S T U D I O Y C O N S E R V A C I Ó N D E O R Q U Í D E A S Orchis italica

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aeliaNúmero 8 ENERO-FEBRERO 2010

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LREVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS

Orchis italica

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NUEVA ESPECIE DE GRILLOPOLINIZADOR DE ORQUÍDEAS

Científicos del Real Jardín Bo-tánico Kew en el Reino Unidohan hallado en la Isla Reuniónuna nueva especie de grilloque de momento no tienenombre. Carece de alas, conantenas muy largas, y su me-dida es de entre 2 y 3 cm.,pero se sabe que forma partede la familia “Glomeremus”. Locurioso es que este tipo de in-sectos comúnmente se comenlas flores pero ha sido ahoracuando lo han observado poli-nizando la orquídea Angrae-cum cadetti con flores de colorblanco-verdoso.

El hallazgo es publicado en larevista Annals of Botany, ymuestran al grillo desplazandoel polen encima de su cabeza,y visitando posteriormenteotras flores.

“Sabíamos que la orquídea es-taba siendo polinizada, puesteníamos controlada la canti-dad de polen. Sin embargo,durante el día no veíamos queocurriera por lo que instalamosuna cámara nocturna y descu-brimos al insecto. Se trata dela primera vez que vemos flo-

res polinizadas regularmentepor un grillo” es lo que co-menta la investigadora ClaireMicheneau.

En el caso de Angraecum enMadagascar, las polillas son lasprincipales polinizadoras, perono se encuentran en la islaReunión y hasta que no seempezó la investigación de lacadetii era hasta entonces des-conocido quien era su poliniza-dor.

Mark Chase, director de la ins-titución, explica “es realmenteextraño tanto que un grillohaga esto como que una orquí-dea se adapte a este tipo deinsecto”. Efectivamente, se hacomprobado una estrecha co-rrespondencia entre el tamañode la cabeza del grillo y elcanal al néctar de la orquídea".

Charles Darwin ya manifestó laconjetura de que los insectosque polinizaran orquídeas connectario tendrían que estar do-tados de una lengua tan largacomo éste para poder beber sunéctar. Esta teoría fue demos-trada 50 años después de sumuerte, cuando se pudo foto-grafiar por primera vez a la po-lilla nocturna Xhantopanmorgani praedicta desple-gando su trompa de 30 cmpara beber del nectario de An-graecum sesquipedale.

La peculiaridad de la Angrae-cum cadetii de la isla Reuniónes que tiene un nectario máscorto que su pariente de Mada-gascar.

JUNTA DIRECTIVAGrupo de Estudio y Conservación de orquídeas

Presidente: Jose Ramón [email protected]

Vicepresidente: Maria Jesús [email protected]ía: Ana Sánchez

[email protected]ía: Manuel Lucas

[email protected]:

Diego Martínez [email protected]

Rubén Velá[email protected]

Emilio [email protected]

Socios de honorDª Gemma López Vélez

Dª Angela Mirro

Equipo edición de revista

Manuel LucasRubén Velázquez

Estela OlmosEmilio Esteban-Infantes

Laura GalánLaura Pons

Rubén Senespleda

Maquetación:Rubén Velázquez

Foto portada:Orchis italica

Rubén Velázquez

Foto contraportada:Dendrobium pink glowEmilio Esteban-Infantes

ES NOTICIA

SUMARIO

Es noticia Laura Galán 2Carta del Presidente Jose Ramón Pinela 3El género Aerangis Rubén Velázquez 53 Lepanthes nuevos Mercedes Marrero 13HumboldtianaBiografía de Cavanilles Manuel Lucas 16Orchis italica Rubén Velázquez 21Por tierras olmecas Rubén Velázquez 22El rincón del principiante Laura Pons 27Taller del cultivador Luisa Participio 29

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Queridos socios y amigos:

Desde esta tribuna quiero desearos en mi nombre y en el de toda la Junta Directiva lo mejor para este Año 2010 queempieza.

Una nueva temporada se prepara para nuestras plantas, después del descanso del invierno, aunque se produzca al-guna helada todavía, empezando a despertar con el aumento de luz y temperatura.

Es tiempo también, de revisar la colección, de limpiar materiales e instalaciones, de preparar sustratos y soportes,ahora que las plantas tienen menos actividad, para que luego en plena temporada no se nos eche el tiempo encima con elproblema pendiente y las orquídeas demandando nuestros cuidados.

Este invierno, no demasiado frio, a excepción de alguna ola de frio polar claro, les viene bien a las orquídeas que ne-cesitan un descanso marcado y una caída de la temperatura, como los Cymbidium para animarlas a florecer, sin embargohay que tener cuidado con las heladas tardías que pueden arruinar todo el trabajo del año, esperemos que no sea muy crudo.

Un beso y que las flores inunden vuestra vida.

Jose Ramón Pinela

CARTA DEL PRESIDENTE

Paphinia herreraeFoto: Rubén Velázquez

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Aerangis mystacidiiFoto: Rubén Velázquez

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Hemos estado ocupados desdehace ya algún tiempo en cómocrear y mantener terrarios, vi-varios o paludarios y cómocombinar nuestra afición conesta nueva faceta que Manuelnos ha mostrado y conseguidoque muchos nos enganche-mos.

Os voy a presentar un géneromuy apropiado para su cultivoen vitrinas, pues a su pequeñotamaño se une su facilidad defloración y sus requerimientosde cultivo bastante fáciles.

Se trata del género Aerangis,que se reparte con sus casi 60especies, por el África tropical,Madagascar, Islas Comores, y

Reunión llegando a Sri Lanka.Son especies generalmenteepifitas aunque las hay tam-bién litófitas, de pequeña amediana talla, vandáceas decultivo montadas sobre cor-chos en ambientes cálidos yhúmedos.

Sería bastante largo describirtodas las especies, he hechoun resumen de las especiesmás fáciles de cultivar o másinteresantes desde el punto devista del montaje, aunque yaos digo que todas las especiesque forman este género debe-rían ser cultivadas, pues nohay ninguna menos bonita queotra.

Comenzamos por orden alfa-bético con la Aerangis biloba,descrita con ese nombre porsus características hojas casibilobuladas en su extremo.De pequeña talla, crece encondiciones cálidas y húmedasdel centro y oeste tropical afri-cano. Normalmente se la en-cuentra en plantacionesartificiales, sobre ramas de ca-fetos o cacao. Las flores queaparecen en primavera o ve-rano, tienen un tamaño dehasta 4 cm de diámetro, sobreuna larga inflorescencia, mu-chas veces colgante o ar-queada, de hasta 40 cm delongitud, con unas 20 flores,bastante olorosas. Su cultivoes ideal hacerlo montando las

EL GENERO AERANGISTextos Rubén Velázquez, Fotografías varios autores

Aerangis biloba

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Aerangis carnea

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plantas sobre corcho o sobresaxim, y a media luz.

Aerangis carnea, descrita en1979, se distribuye por elnorte de Malawi y sur de Tan-zania, epifita sobre troncos enbosques montanos casi siem-pre cerca de cursos de agua.,hasta los 1.900 metros de al-titud.Tiene la particularidad de pre-sentar flores de color casi sal-món, por eso su nombre.Las hojas presentan tambiénlóbulos apicales bastante des-

iguales y son de verde bas-tante brillante. La inflorescencia suele sermás corta, de hasta 10 cm delongitud, y porta hasta 7 floresde tamaño medio. Tolera tem-peraturas más bajas en in-vierno, soportando los 10ºCde temperatura mínima.

Aerangis distincta, una espe-cie descrita hace poco, en1987, también aparece desdeMalawi al África central, enselvas perennifolias siemprecerca de cursos de agua, hasta

unos 1.700 metros de altitud.Sus hojas, dispuestas en unmismo plano, son de colorverde oliva, la inflorescenciaen de casi 30 cm de longitud,portando de 2 a 5 flores dehasta 8 cm de diámetro. esideal montarla sobre corcho encondiciones de luz media, ycon temperaturas mínimas de14ºC en invierno, en ambien-tes bastante húmedos. Florecedesde finales del invierno alcomienzo del verano.

Aerangis distincta

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Aerangis fastuosa es una delas especies más conocidas ycultivadas por el tamaño de laflor en relación con el de laplanta, a veces sorprendecómo una planta tan pequeñapuede dar una flor tan

grande. Esta especie procedede Madagascar, y aparece enselvas perennifolias, hasta los1.500 metros de altitud. Flo-rece en cortas inflorescencias,con hasta 5 flores aunque lonormal es que lo haga con 2-

3. Las flores son bastante olo-rosas. Lo usual es que su cul-tivo sea en invernaderocaliente, pero tolera tempera-turas por debajo de los 10ºCen invierno siempre que semantenga poco húmeda.

Aerangis fastuosa

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Aerangis seegeri

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Aerangis seegeri, es una delas especies con las flores máspequeñas, pero es bastanteatractiva, fué descrita en 1983y procede de Madagascar.Esta miniatura florece con in-florescencias de hasta 25 cmde longitud que portan hasta12 flores de casi 2 cm de diá-metro. Su tamaño y su cultivo

en condiciones cálidas y bas-tante húmedas, la hace idealpara el interior de vitrinas yvivarios.

Aerangis splendida, es otraespecie descrita en 1987, seencuentra en Malawi y Zam-bia, y es otra miniatura muyinteresante con flores de

hasta 5 cm de diámetro. Suinflorescencia colgante dehasta 30 cm de longitud, portahasta 7 flores. Un rasgo cu-rioso de su cultivo, es que, apesar de ser una especie derequerimientos cálidos y hú-medos, el que pase por un in-vierno más fresco y seco haceque su floración sea más vigo-

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Aerangis splendida

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rosa.Aerangis somalensis, juntocon A. coriacea, destaca entresus congéneres por necesitarun periodo de reposo seco eninvierno. Se reparte desdeEtiopía a Sudáfrica, creciendoen selvas aclaradas e incluso

en sabanas más secas. Las flo-res aparecen sobre inflores-cencias de hasta 20 cm delongitud. Su tamaño es deunos 5 cm de diámetro, y tie-nen un buen aroma. En cul-tivo, lo dicho, invierno seco,incluso con luz solar directa,

imitando sus condiciones na-turales.Dejamos para el final la espe-cie por excelencia más bonitadel género: la Aerangis luteo-alba var. rhodosticta. Su áreageográfica se reduce a la zonacentral del continente afri-

Aerangis somalensisDavid Jubineau

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cano, llegando a aparecer enEtiopía y Kenia. Crece en sel-vas húmedas, creca de cursosde agua, hasta los 2.200 me-tros de altitud. Florece en lar-gas inflorescencias de hasta40 cm de longitud, las flores

son de color crema con la co-lumna de color rojo intenso, loque le hace tener un con-traste muy llamativo.

En cultivo es recomendablemontarlas sobre corcho, y

mantenerlas bastante húme-das en el verano, para reducirun poco los riegos en in-vierno, pero sin llegar a dejarsecar del todo el sustrato.

Aerangis rhodostictaDavid Jubineau

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Según comunicación del Jar-dín Botánico Lankester, se hapublicado en ‘Orchid Digest’ lanoticia de que han sido halla-das 3 nuevas especies de or-quídeas miniatura en Tapantí.

Tres nuevas especies de or-quídeas con flores miniaturas–que no sobrepasan los cincomilímetros– engrosan ahora lagran lista de especies de or-quídeas de Costa Rica.

El hallazgo fue hecho por trescientíficos del Jardín BotánicoLankester de la Universidad deCosta Rica (UCR) en el ParqueNacional Tapantí, en una zonade bosque prístino conocidacomo MachoGaff, ubicada aunos 2.500 metros de altitud.

Las plantas descubiertas son-del género Lepanthes. Estasson orquídeas neotropicalesdistribuidas desde Méxicohasta Bolivia incluyendo lasAntillas.

“Usualmente estas se cono-cen como ‘orquídeas minia-tura’ y su cultivo tienecondiciones muy específicaspara que logren adaptarse alcrecimiento ex situ ”, explicóDaniel Jiménez, uno de lostres especialistas involucradosen los descubrimientos.

Una por una. La primera va-riedad de orquídea descu-bierta aquí es la Lepanthesgratiossa. “Esta especie poseecomo dos bigotes amarillos yflorece en la mañana; y encuanto el aire pierde una frac-ción de su humedad se va se-cando la flor, se va comoretorciendo”, explicó FrancoPupulin, experto con 22 añosde experiencia en este campo.

“Tiene una coloración amari-llo verdosa y sus pétalos pue-den ser algo traslúcidos”,agregó.

La siguiente es la Lepanthesmachogaffensis, bautizada asípor el sitio donde fue descu-bierta, en un punto muy altodel cauce del río Macho y pró-ximo a la carretera Interame-ricana. “Esta especie es muyllamativa y, por su forma, a míme recuerda como a los elfos”,comentó Pupulin.

Según explicó Jiménez, estaorquídea posee una flor entono rojizo que florece deforma sucesiva todo el añopero dura solo tres días.

La tercera especie se llamaLepanthes pelvis y es la quetiene la flor más grande, deentre las nuevas variedades.

Jiménez la describe comouna orquídea atípica que notiene “parientes” cercanos co-nocidos. Hasta ahora solo seconocían orquídeas con ciertasimilitud en los Andes.

“Lo interesante del género esque las flores asemejan insec-tos como pequeñas abejas,excretan feromonas y por ello,los insectos ‘reales’ tratan decopular con las flores y las po-linizan”, dijo Pupulin.

El proceso. El primer contactoque se tuvo con la zona delhallazgo se dio tras una trave-sía en bicicleta realizada porJiménez en esa zona de Ta-pantí. Luego se colectaron lasprimeras plantas destinadaspara el estudio y posterior-mente, se volvió con una ex-

pedición para realizar la co-lecta de material adicional,con aval de las autoridades.

Más tarde, las muestras fue-ron analizadas físicamente enel laboratorio. En algunoscasos, hubo que hacer análisismoleculares de su ADN paraprecisar información.

En el estudio también parti-cipó el científico Diego Boga-rín.

Como cada orquídea teníacaracterísticas que no habíansido descritas antes, se proce-dió a inscribir estas plantascomo nuevas especies para elpaís y la ciencia.

Aún se analizan especies de-tectadas en esta misma expe-dición y algunas de ellaspodrían ser también especiesnuevas para Costa Rica y elmundo.

“Ellos son un orgullo y su tra-bajo es simplemente exquisitoy ejemplar. Estos muchachos acada rato están descubriendoy publicando artículos condescripciones de especiesnuevas de orquídeas”, con-cluyó Jorge Warner, directordel Jardín Botánico Lankester.

Solo este 2009, se publicaron39 artículos científicos sobreespecies nuevas descritas poresta entidad. Según Biotti,esto iguala la cantidad de in-formación descubierta y difun-dida en los primeros 25 añosdel Lankester. “Esto significaque ya podemos hacer cienciaaquí”, celebró Pupulin.

En Costa Rica ya hay unas1.500 de ellas.

NUEVAS LEPANTHES COSTARRICENSESTexto Mercedes Marrero, Fotografías David Jiménez, J.B. LanKester, Costa Rica

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Lepanthes pelvisella

Lepanthes gratiossa

Lepanthes machogaffensis

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HUMBOLDTIANA

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José de Pizcueta y Donday,Catedrático regente de Botá-nica y Materia Médica de 1820a 1829 definió bien a este in-signe botánico en uno de susdiscursos: "La muerte arre-bató a la más hermosa partede la Historia Natural un pro-fesor eminente, a los botáni-cos un sabio consultor, alJardín de Madrid un directorinteligente y laborioso, a losalumnos de aquel estableci-miento un maestro completo,a España un acérrimo defen-sor de sus glorias, y a Valen-cia un hijo benemérito que lahonraba..."

Y lo cierto es que Don José dePizcueta no exageraba. Cava-nilles sigue aun consideradocomo nuestro botánico másinsigne.

UNA INTELIGENCIA PRO-DIGIOSA.Reinaba entonces en EspañaFelipe V, el primero de losBorbones, cuando un 16 deEnero de 1745 nació AntonioJosé Cavanilles Palop, hijo deJosé Cavanilles y de TeresaPalop, valencianos ellos, y losdos con un gran sentir tantopor la religión como por lacultura.

Así pues, y siendo aun uncrío, sus padres confiaron laeducación de su hijo a los pa-dres de la Compañía deJesús; de ellos aprendió hu-manidades hasta que con 14años entró en la Universidadde Valencia para estudiar Filo-sofía, llevándole tan solo 3años alcanzar el título de Ba-chiller y mayor en Artes. Con21 años (1766), ya era Doctoren Teología, a la par que de-

voraba cualquier libro sobrematemáticas o física. Por eso,en 1767 optó a las cátedrasde Filosofía y Matemáticas dela Universidad de Valencia,usando en su discurso las te-orías racionalistas del filósofoy matemático alemán Chris-tiano Wolff (1679-1754) y delfísico holandés Pieter vanMusschenbroek (1692-1761).No consiguió hacerse con laplaza, pero sí dejar perplejo altribunal: Tanta erudición noera corriente en un estudiantetan joven. Lo intentó denuevo al año siguiente, aña-diendo a su discurso la meta-física de Luis Antonio Vernei,la astronomía y ética de Jac-quier, además de lo último enaritmética, álgebra y geome-tría; pero tampoco lo consi-guió esa vez. Y por si eltribunal no hubiese tenido su-ficiente, entonces volvió a lacarga en 1769, frisando los24, dejando a todos los profe-sores atónitos con sus conoci-mientos sobre lasproposiciones de Euclides, lostratados de luz y colores deIsaac Newton, y las teorías deClaudio Ptolomeo sobre elmovimiento de los planetas,contenidas en su obra "Alma-gesto". No pudo decir "a latercera va la vencida", perosu sapiencia era tal que enesos 3 años hizo de sustitutoen las cátedras de Filosofía,Matemáticas y Teología.

Su talento no iba a pasar des-apercibido en una época enque la Ilustración soplaba confuerza desde Francia e Ingla-terra, y no había familia nobleque no buscara para los suyosal mejor de los preceptores.Así, Teodomiro Caro de Brio-

nes, entonces Oidor de la RealAudiencia de Valencia, lollamó para convertirlo en eleducador de uno de sus hijos.Cavanilles siguió en la familiaCaro cuando su mecenas setrasladó a Oviedo en calidadde Regente (luego se conver-tiría en Consejero de Indias).En 1772 se ordena como sa-cerdote, y permanecerá juntoa su protector hasta la muertede éste en 1774. Ese año, elobispo de Murcia le ofrece laasignatura de Lógica en la Cá-tedra de Filosofía en el Cole-gio-Seminario de SanFulgencio, y después de unaño y medio de clases volveráa convertirse en preceptor.Esta vez de los hijos de losDuques del Infantado, via-jando con ellos a París en1777.

LA HUELLA DE LA ILUS-TRACIÓN.La Ilustración era un movi-miento cultural y social queproponía un mundo mejorgracias a la razón humana ysu victoria sobre la ignoran-cia, la superstición, y la tira-nía. Daría lugar a un nuevoestilo artístico: el Neoclasi-cismo. Como bien dijo uno desus máximos exponentes,Jean Le Rond d'Alembert, "lodiscutió, analizó y agitó todo,desde las ciencias profanas alos fundamentos de la revela-ción, desde la metafísica a lasmaterias del gusto, desde lamúsica hasta la moral, desdelas disputas escolásticas delos teólogos hasta los objetosdel comercio, desde los dere-chos de los príncipes a los delos pueblos, desde la ley na-tural hasta las leyes arbitra-rias de las naciones, en una

Antonio José CavanillesTexto de Manuel Lucas

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Ophrys scolopax, foto: Emilio Esteban-Infantes

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palabra, desde las cuestionesque más nos atañen a las quenos interesan más débil-mente".

Este fenómeno cultural impul-sará otro nuevo que continúaen nuestros días: El Enciclo-pedismo, es decir, la compila-ción escrita de todo el saberde la época, dando como re-sultado la edición de la pri-mera enciclopedia de lahistoria, una obra monumen-tal que constaba de 28 volú-menes (el primer volumenapareció en 1751, y el últimoen 1772).

España no fue una excepción.Valga decir que en estetiempo, en ése que llamamos"Siglo de las Luces", con ungobierno "ilustrado", nacenlos jardines botánicos de Mé-jico, Lima, y Canarias. En lapenínsula, el Rey Carlos IIIdecidió en 1774 trasplantar elcontenido del Jardín de MigasCalientes al Prado de San Je-rónimo, comenzando la cons-trucción del actual Real JardínBotánico de Madrid. Nacentambién por este tiempo lasCátedras de Botánica en Sevi-lla, Cartagena, y Valencia.Hecho el inciso.

Y Cavanilles, un superdotadopara el estudio, se encontrabaen el lugar adecuado y en elmomento adecuado: París erala capital del conocimiento,del arte, de la cultura, de laciencia y el empirismo, delpensamiento y la filosofía, dela astronomía y las matemá-ticas, de las ciencias y la lite-ratura. Paris era la capital delsaber.

Cavanilles no perdió eltiempo. Profundizó en lo queya sabía, formándose ademásen nuevas disciplinas. Paracuando regresa a España en1789 es un hombre docto en

química, mineralogía, geolo-gía, botánica, agronomía, hi-drología, medicina, geografía,cartografía, y arqueología,entre otras materias (en Es-paña ya lo era antes en filoso-fía, matemáticas, y teología).Y entonces, a los 36 años, es-cuchó a uno de los hijos de subenefactor explicar metódica-mente la descripción de unaflor. Algo debió romperse ensu interior, porque si bien noabandonó sus estudios enotras materias, a partir de en-tonces devoró cualquier obrasobre botánica que le caía enlas manos, láminas, herba-rios, salidas al campo -ayu-dado incluso de un pequeñomicroscopio-, visitas a los jar-dines botánicos de París, etc.

SUS PRIMERAS PUBLICA-CIONES.En los años que siguieron Ca-vanilles ya había hecho acopiodel suficiente conocimientopara escribir su primera obrasobre botánica, pero sin em-bargo fue otra y de otro tipola que vio la luz.

En 1784 Nicolás Masson deMorvilliers publica -con bas-tante difusión y resonancia-un artículo titulado "Que doitl'Europe à l'Espagne?" ("¿Dequé necesita Europa a Es-paña?"), menospreciandonuestra historia y cultura. Ca-vanilles replica furioso conotro artículo de no menos al-cance, "Observaciones sobreel artículo España", desen-mascarando los bulos de Mor-villiers y descubriendo paraaquellos ignorantes los valo-res de nuestra patria. Estadefensa lo convertiría en unicono del españolismo y seríaelogiado incluso por los ilus-trados franceses.

En ese mismo año de 1784,cuatro años después de su"fiebre por la botánica", pu-

blica el Monadelphiae ClassisDissertaciones Decem, unamonografía sobre malváceas,que incluye 296 láminas, ydescribe 643 especies, variasde ellas nuevas para la cien-cia, sugiriendo además 15nuevos géneros. La comuni-dad científica de Europa sequedó perpleja ante este tra-bajo, que además secunda lanomenclatura universal pro-puesta por Carlos Linneo parala clasificación de las espe-cies.

Pero los primeros vientos dela Revolución Francesa moti-varon la ruptura de las rela-ciones diplomáticas deFrancia con Europa, y Españano fue una excepción. Curio-samente, si hasta el momentolo francés estaba de modaahora se había convertido ensinónimo de contracultura ysedición, por lo que a su re-greso a España en 1789 fueconsiderado como afrance-sado y persona non-grata,algo que podemos tachar deinjusto si tenemos en cuentala firme defensa que Cavani-lles hizo de España durante suestancia en el país vecino.

No debió importarle dema-siado, porque aunque se leapartó deliberadamente de ladirección del Jardín Botánicode Madrid, sí que tuvo accesoa sus archivos, y especial-mente al material procedentede la expedición botánica aNueva España (1787-1803) yde la Expedición Malaspina(1789-1794). Así, entre 1791y 1801 publica los seis volú-menes de su obra más impo-tante: "Icones etdescriptiones plantarum,quae aut sponte in Hispaniacrescunt, aut in hortis hospi-tantur" (Madrid, 1791-1801).Sus seis tomos recogenbuena parte de sus herboriza-ciones por España, pero en

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gran medida está dedicada alas especies americanas, filipi-nas y de diferentes zonas delPacífico. Con sus más de 700especies -muchas de ellasnuevas para la ciencia- y 600láminas dibujadas por élmismo, el Icones et descriptio-nes plantarum se convertirá -y aun hoy lo es- una de lasaportaciones más extraordina-rias a la botánica descriptiva.Entre medias de esa magnaobra, publica igualmente el"Glosario de botánica en cua-tro lenguas" (1795-1798), yva aun más lejos al fundar en1799 una nueva revista cientí-fica: Anales de Historia Natu-ral, luego conocida por Analesde Ciencias naturales, convir-tiéndose en su redactor princi-pal, si bien compartirá elmérito con los los químicos Jo-seph-Louis Proust y DomingoGarcía Fernández, y el minera-logista alemán ChristianoHerrgen.

EN EL REYNO DE VALEN-CIA.El Gobierno del Rey Carlos IVle encomienda en 1791 latarea de estudiar la flora y ve-getación de España. Si bieneste encargo refleja el interésgubernamental por lo cientí-fico tampoco esconde el deseode mantener a Cavanilles lejosde la Corte de Madrid (recor-demos que dos años atráshabía sido declarado personanon-grata).Pero nuestro protagonista nose arredra y toma este trabajocon doble ilusión, primero por-que se le pagaba por hacer loque más le gustaba, y se-gundo porque comenzaría ha-ciéndolo en la tierra que le vionacer. Cuatro años permane-cería en Valencia examinandocon todo detalle sus plantas,agricultura, ríos, montes, mi-nerales... Y todo ello es mos-trado en 1795 en su obra"Observaciones sobre Historianatural, geografía, agricultura,

población y frutos del Reynode Valencia". El título lo dicetodo, pero además contiene54 paisajes dibujados por elautor, y en su prólogo haceconstar que su única ayuda havenido por parte de curas, bo-ticarios, y pastores, sin queningún otro científico se lahaya prestado.

La obra causó un gran impactoal estar redactada en un len-guaje sencillo y asequible parala sociedad de entonces.

Este viaje le impactó sobrema-nera, hasta el punto de sentirque sus "Observaciones ..."no acababan de mostrar todassus impresiones sobre lo ob-servado, y por ello las trasladóa su obra "Icones ..." dondeanalizaba los mal explotadosrecursos hídricos de Valencia,puesto que el arroz "siempresediento, admite y malgastacaudales preciosos, que distri-buidos de otro modo multipli-carían los productos". Tambiénestableció una relación directaentre la mortandad de la po-blación y los arrozales, lo-grando que estos cultivos setrasladaran a áreas lejanas delas urbes, y con ello el cese delas epidemias.

EL REAL JARDIN BOTA-NICO DE MADRID.De persona non-grata en 1789a referente del saber 10 añosdespués, Cavanilles reemplaza

en 1801 a Don CasimiroGómez Ortega como Directordel Real Jardín Botánico deMadrid, y mantendría supuesto hasta su muerte, tresaños después. La mente orga-nizadora del nuevo director lellevó a reorganizar la Institu-ción: se carteó con los cientí-ficos y naturalistas másimportantes del momento,entre otros con Alexander vonHumboldt y Aimée Bonpland,que en esos momentos se en-contraban herborizando en Ve-nezuela y Guayana, y con CarlLudwig Willdenow, padre de laDendrología.

El material botánico llegaba decontinuo procedente de Amé-rica, no solo de la mano deHumboldt, sino también de loscientíficos españoles destaca-dos en los Virreinatos deNueva España, Perú, NuevaGranada, y Río de la Plata, asícomo desde Filipinas y Africa.Cavanilles sistematizaba, or-denaba, y hacía aumentar lascolecciones del herbario, semi-lleros, y biblioteca, proyec-tando al Real Jardín Botánicode Madrid a los puestos demayor prestigio en Europa.

La noche del 10 de Mayo de1804, a los 59 años de edad,Cavanilles muere de un cólicoen Madrid, en la casa delDuque del Infantado, del quehabía sido consejero y cape-llán. Ese mismo mes dejó

"Creí que podían ser más útiles mis viajes si a las ob-servaciones botánicas añadía ahora sobre el reyno mineral,la geografía y la agricultura; puesto que apenas teníamoscosa alguna sobre la posición y naturaleza de los montes,la geografía estaba muy inexacta por punto general, y seignoraba la verdadera población y frutos de las provincias,como también las mejoras que en todas ellas podía recibirla agricultura, fuente inagotable de abundancia y felicidad.Por eso al paso que procuraba desempeñar mi comisión,iba siempre juntando observaciones y noticias útiles parala historia natural, geográfica y políticoeconómica de Es-paña" (Cavanilles, 1795).

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también de aparecer la re-vista Anales de Historia Natu-ral, lo que da una muestra delpapel relevante de Cavanillesen su redacción e impulso.

SU LEGADO.Antonio José Cavanilles Palopes el principal valedor ennuestro país de las teoríasmodernas sobre el ordenadoaprovechamiento de recur-sos. Un precursor (con casi unsiglo de adelanto) de eso quehoy se conoce como "desarro-llo sostenible".

No solo se convirtió en uncientífico destacado en Es-paña, sino que obtuvo tam-bién un prestigio notable enlas más altas institucionesculturales en Europa.

Fue galardonado en variasocasiones por la Real Acade-mia de Ciencias de París, ymilitaba activamente en másde una veintena de socieda-des, tales como la SociétéMédicale de París, Société deSciences, Belles Lettres etArts de Bordeaux, SociétéPhilomatique de París, Socie-tas Linneana londinense, Aca-demia ScientiarumPetropolitana, Société desAmis Scrutateurs de la Naturede Berlín -entre otras- y,cómo no, de la Real SociedadEconómica de Amigos del paísde Valencia, en cuya biblio-teca y archivo se custodia unabuena cantidad de sus obrasy manuscritos originales.

De sus trabajos y estudios,todos ellos siguiendo un pa-trón común de rigor, precisióny cientifismo, se beneficiarondirectamente numerosos Or-ganismos, públicos y priva-dos, en España, Francia,

Reino Unido, Suecia, Prusia,Rusia, y Suiza.

Este insigne botánico fue in-mortalizado en la gran obrade Alexander von Humboldt,Cosmos, y nos una idea muyclara de la genialidad del va-lenciano: ""El primero quetuvo la idea de ver crecer lahierba fue el célebre natura-lista Cavanilles, dirigiendo unanteojo muy graduado pro-visto de un hilo micrométricohorizontal, ya sobre el tallo deun áloe americano (Agaveamericana) que tan rápida-mente crece, ya sobre la guíade un vástago de bambú, nimas ni menos que hacen losastrónomos cuando miranuna estrella culminante por lacuadrícula de sus telesco-pios.""

Su abreviatura botánica"Cav." cierra hoy día nadamenos que tres mil especiesdistintas, aportando a la cien-cia cuarenta y dos génerosnuevos.

Entre las orquídeas que clasi-ficó hay dos que conocemosbien: Ophrys scolopax, yOphrys lutea.

Legó su obra al Real JardínBotánico de Madrid, y ésta

fue continuada por sus discí-pulos Mariano Lagasca (quellegaría a convertirse igual-mente en Director del JardínBotánico), José Demetrio Ro-dríguez, Vicente Soriano, ySimón Rojas Clemente, aquien su maestro le dedicó elgénero Clementea.

Por su parte, los botánicosRuiz y Pavón le dedicaron laCavanillesia umbelata, unárbol de gran porte que viveen los Andes peruanos, congrandes flores rojas aparaso-ladas. Correspondían a otroregalo: los géneros botánicosRuizia y Pavonia, creados ensu honor por Cavanilles.

Para saber más: González Bueno, Antonio.2002. Antonio José Cavanilles(1745-1804). La pasión por laCiencia. Madrid: FundaciónJorge Juan.González Bueno, Antonio.2002. Tres botánicos de lailustración. Gómez Ortega,Cavanilles y Zea. Madrid: Ni-vola Enlaces: Museo de Ciencias Naturales:http://www.mncn.csic.esReal Jardín Botánico:http://www.rjb.csic.es

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Iniciamos la descripción delgran género Orchis, bastantefrecuente de encontrar por laabundancia de sus especies.

El apelativo del género queda nombre a la familia viene delgriego orkhis, que alude a la se-mejanza de los tubérculos contestículos.

Son plantas de pequeño ymediano tamaño, provistas de 2ó 3 tubérculos subterráneos re-dondeados, sésiles o separadosde la planta por un rizoma máso menos largo. Las hojas en ge-neral se agrupan en la base deltallo, más o menos con aspectode roseta. La Orchis italica fuedescrita en 1798.

Tiene grandes tubérculos,de casi 4 cm, sésiles o subsési-les (a veces, con pedúnculoshasta de 24 mm), general-mente con dos anillos de raícespor encima de los tubérculos.

Los tallos son fuertes, decasi 50 cm de longitud, envuel-tos por las 5-10 hojas basalesgeneralmente no maculadas –aveces, con alguna mancha vio-lácea–.

La inflorescencia es cónicacon 14-50 flores, sésiles, quese abren de la base al ápice; Loque caracteriza a esta especiees su característico labelo trilo-bulado, Su área geográfica seextiende de Turquía, Palestina–y N de África –de Marruecos aTúnez,–. En nuestro país se ex-tiende por el S y W de la Penín-sula, con algunas localidades

septentrionales aisladas, y lasBaleares. Es una especie demarcado carácter mediterráneo.Principalmente aparece aso-ciada a bosque mediterráneo li-

gada a sotobosques más omenos densos que le proporcio-nan abrigo y una mayor hume-dad edáfica

ORCHIS ITALICASerie Orquídeas Ibéricas Textos Rubén Velázquez, fotografia Emilio E.-Infantes

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Fueron los Olmecas, tambiénllamados los habitantes delpaís del hule, una de las pri-meras culturas conocidas deMesoamérica, y se ubicarongeográficamente en las zonasbajas de la costa del Golfo deMéxico, en los estados de Ve-racruz y Tabasco. En realidadno conocemos su nombre (fuedado por arqueólogos paradescribir sus vestigios históri-cos) ni su lengua ya que nodejaron testimonios escritos ylas fuentes históricas no re-gistran hechos de tanta anti-güedad. De todas formas setrataría del pueblo con mayorcomplejidad de toda la Meso-américa de su tiempo. Los ol-mecas subsistieron con baseen la agricultura del maíz y sededicaron al intercambio y alcomercio con otras regionesde Mesoamérica llegando ainfluir en las preferencias ar-tísticas y quizá religiosas deéstas. Quizá lo más conocidode ellos sean las cabezas gi-

gantes talladas en roca volcá-nica procedente de los Tux-tlas. La cultura olmeca fuedescubierta en la segundamitad del siglo XIX. En 1862,el viajero mexicano JoseMaría Melgar y Serrano des-cubrió, fortuitamente, enHueyapan (Veracruz), el pri-mer monumento olmeca: unacabeza colosal. Y ya mástarde, en 1920, Frans Blomde la universidad de Tulanedescubre el sitio arqueológicode La Venta (Tabasco). Ac-tualmente se han encontrado16 cabezas repartidas portodo el territorio e innumera-bles esculturas más peque-ñas. Todo, de momento,bastante enigmático. Cuandoves a un metro de tí, seme-jantes cabezas de más de 2metros de altura no hacessino pensar el motivo quellevó a los escultores a reali-zar este esfuerzo.

Cuando me ofrecieron ir a tra-

bajar como biólogo, en unproyecto de biodiversidad ve-getal a esta región, no lodudé ni un minuto. La verdadque fué una experiencia queme marcó personalmente, yme afianzó en mi amor por elmundo vegetal, y sobre todopor nuestras orquídeas.

México me dió la bienvenidade una forma muy curiosa, alpisar tierra en DF, experi-menté mi primer temblor con-fundiéndolo con tráficointenso de camiones bajo mispies. Al preguntar al descono-cido que tenía a mi lado, ví ensu expresión una mezcla deperplejidad y de mofa y mecomentó: “no cuate, es la tie-rra, que se mueve, ...gachu-pín, no?”, fué la primera demuchas experiencias inolvida-bles.

Tras la primera toma de con-tacto con el pueblo mexicanoy su ardiente comida, pasar el

POR TIERRAS OLMECASReportaje: Textos y fotografias Rubén Velázquez

Área de estudio

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mal de Moctezuma, y demáscontratiempos, llegué a Xalapade Henríquez, maravillosa ciu-dad enterrada entre cafetales,a los pies del Cofre de Pe-rote,una mole de más de4.000 metros de altitud, y conunas vistas inmejorables delvolcán Orizaba en la lejanía,cuando las casi eternas bru-mas y nieblas se levantan.

Memorizando las directricessobre biodiversidad vegetaldel proyecto a seguir, en elinstituto de Ecología, duranteuna semana, iniciamos el viajecamino de tierras olmecas, anuestro destino, una pequeñaaldea llamada Benigno Men-doza, en los Tuxtlas. Por finpude disfrutar de la visión

de los manglares que sur-can la costa a intervalos enel golfo, y las casi eternasplayas desiertas, salpica-das de vez en cuando porpuestos de venta de frijolesy chiles regentados por in-dígenas. El recibimiento que tuve de lospopolucas y la convivenciaposterior con ellos ya me llenóy aceleró mi concepción de mipersona y del mundo que merodeaba. Es increible cómo unpueblo tan pobre a ojos de unoccidental se muestra tan ricoespiritualmente, tanto, queme enseñaron en poco tiempoel verdadero concepto de lafelicidad y el poco valor de lascosas materiales.

Mi primera noche en la aldeala pasé muy bien, acompa-ñado por las maravillosas ta-rántulas que adornaban eltecho de paja de nuestrachoza, os aseguro que en mivida he pasado más calor, ¿osimagináis intentar dormir den-tro de un saco momia, total-mente cerrado con unahumedad del 90% y apenas38ºC?, pues eso...

La vegetación natural en todala zona estaría compuesta porselva primaria alta perennifo-lia, constituyéndose en laselva alta más norteña delcontinente americano. Pordesgracia, la labor humana haaclarado la selva hasta con-vertirla en un mosaico de pas-

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tizales, “los potreros”, y bos-ques secundarios formados apartir de potreros abandona-dos, los “acahuales”, que enapenas 10 años se conviertenen selvas impenetrables, y aojos de un profano puedenparecer que crecen ahí desiempre. La selva primaria seve recluída a las escarpadasladeras y las cimas de los vol-canes que nos rodean. Co-menzamos a herborizar en lospotreros, y aparecieron lasprimeras orquídeas por todoslos lados. Me llamó la aten-ción que casi todas lo hacíana pleno sol, incluso en cercasvivas de palos borrachos (es-pecies del género Bursera)pude encontrar algunas orquí-deas adaptadas a ambientesbastante xéricos y expuestos,como Anacheilium radiatum,Schomburgkia tibicinis, Onci-dium sphacelatum, Oncidiumcebolleta, Oncidium macula-tum y alguna Encyclia. Tam-bién las había terrestres comoalgunas especies de Habena-ria y Epidendrum.

Es en los acahuales donde losárboles se empiezan a recu-brir de epifitas ubícuas, comoProsthechea cochleata, muyabundante por toda la zona,Catasetum integerrimumsobre árboles muy viejos otroncos caídos en descompo-sición, algunas Mormodes,muchas Maxillaria, miniaturascomo Leochilus y Oncidium.Es curioso ver el dosel arbó-reo vestido de amarillo en laépoca de su floración, esdigno de ver. A veces me pa-raba a observar el dosel ycuando menos lo pensabaaparecía ante mis ojos unabella Dichaea colgante o elpequeño Ornithocephalus consus pequeñas flores blanque-cinas.

La primera Vanilla que ví, sealzaba hasta unos 20 metrosde altura recubriendo casi ensu totalidad un chicozapote.

El desarrollo del proyecto in-cluía el herborizar en la cimadel volcán San Martín Tuxtla,en el término de Pajapan,

hermano menor del gran vol-cán de Santa Marta, y allí sepodría decir que comenzó laverdadera experiencia perso-nal. La ascensión fué bastantedura, mucha humedad,mucho calor, mucho barro, ycontínuas caídas. Fuimosatravesando acahuales entrepotreros, mientras íbamossiendo atacados por legionesde ácaros (“pinolillos”), y ga-rrapatas que parecían cangre-jos, hasta llegar a la murallavegetal. La selva se erguíaante nosotros como un mons-truo verde, de más de 40 me-

Volcán de Santa Marta,desde la cima del volcánSan Martín Tuxtla.

Volcán San Martín Tuxtla.

Selva primaria

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tros de altura media, con gi-gantes como las ceibas quepasaban holgadamente de los50 metros. El cambio de con-diciones entre los dos ecosis-temas anteriores y éste esradical, el ambiente se hacemás húmedo si cabe, pero ladensa sombra del dosel hacerefrescar bastante. Comencé aver por doquier orquídeas detodo tipo, la maravillosa Ar-pophyllum giganteum, con unaspecto morfológico igual a

catleyas poblaban densa-mente todos los troncos másbajos y ramas expuestas, y lu-cían unas maravillosas inflo-rescencias a modo de colas defuerte color rosado. La pe-queña Comparettia falcata secolgaba de las pequeñasramas, muchas especies deEncyclia, Maxillaria, Gongora,Stanhopea... los ojos comen-zaban a acostumbrarse atanta diversidad.

Una vez alcanzada la cima delvolcán hicimos el campamentodentro del cráter. Nos encon-trábamos en plena selva nu-blada, mecida constantementepor la húmeda brisa del golfode Mexico. Comencé a ver nu-merosos Pleurothallis, Stelis,Masdevallia floribunda, descu-brí la Gongora galeata pero ensu versión concolor de un coloramarillo subido y de un olor acítrico impresionante. Me im-pactó la Lycaste aromatica, to-

Comparettia falcata

Arpophyllum

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talmente defoliada, pues erala época “seca”, (donde sólollueve cada 2-3 días y deforma torrencial, “menuda se-quía pensé”), pero recubiertade innumerables flores decolor amarillo y muy olorosas.Especies terrestres nos des-cubrían sus bellas flores comoalgunos Erytrodes desconoci-dos para la ciencia, bajo eldenso sotobosque formadopor helechos arborescentes,casi en oscuridad perpetua.Los guías indígenas me traíande vez en cuando sorpresasen forma de pseudobulbos,algunos enormes, y me co-mentaban sus usos medicina-les, o para rituales, y measombraba a cada explica-ción.

Fueron unas cuantas semanasperdidos literalmente en el in-fierno verde, donde tuve vi-vencias inolvidables, como lanoche en que mi amigo Mar-celino, popoluca de un po-blado próximo, y encimachamán, me ayudó a conocer,tras un proceso poco orto-doxo, a mi náhualt o espírituprotector, que coincide con unanimal de la selva; oler ymasticar la mofeta, (sin co-mentarios); comer gusanos yfruta podrida de un dulzor quejamás había pensado queexistiera; ser rondados por unjaguar; ver el suelo iluminadode noche por las bacterias lu-miniscentes, que descompo-nían la hojarasca, algo quedemoraba bastante mis mo-mentos íntimos...

Pude descubrir cuán vulnera-bles somos en el mundo natu-ral, y cómo de indefensopuedes verte, pues todo estáconcebido para atacarte o de-fenderse, y tú sólo eres unapieza más del entramado.Como podéis leer, este primerviaje a la selva me marcópara siempre a nivel personal,y todo el pueblo mexicanosupo enamorarme como paraestar deseando volver. Sóloespero que el voraz mundooccidental en el que vivimosno termine por esquilmar estaregión.

Desde luego que existen mu-chos lugares extraordinarios,pero os aseguro que éste esuno de ellos, México os im-pactará y no os defraudará.

Oncidiumcebolleta

Erytrodes

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Si queremos cultivar orquí-deas con éxito no podemospasar por alto la ventilación.

En un lugar bien ventilado elaire se renueva constante-mente evitándose así ambien-tes cargados, nada buenospara las orquídeas. Estos am-biente cargados y con una hu-medad alta son el caldo decultivo ideal para hongos obacterias. Por lo tanto facilitarla circulación del aire entrenuestras plantas prevendrá laaparición de estas molestas

plagas.

Los que tenemos las orquídeasen nuestro salón deberíamosabrir las ventanas a diariopara renovar el aire, pero de-bemos tener cuidado con lascorrientes de aire frío pues sonperjudiciales para la planta.Los cambios bruscos de tem-peratura harán que la plantapierda las flores y los botonesflorales.

En invernaderos y vivarios lacorrecta ventilación se consi-

gue con ventiladores de todotipo. Desde los grandes venti-ladores industriales hasta lospequeños ventiladores de or-denador, perfectos para viva-rios, hay una amplia gama demodelos entre los que podre-mos encontrar el que mejor seadapta a nuestras necesida-des. Al ser espacios con altaconcentración de plantas esmuy importante cuidar bieneste aspecto, ya que unaplaga de hongos, por ejemplo,se propagaría rápidamente ypodríamos perder numerosas

EL RINCÓN DEL PRINCIPIANTELa Ventilación. Textos Laura Pons

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plantas.

La ventilación está estrecha-mente ligada a la humedadpuesto que el movimiento delaire reduce la humedad entorno a la planta. Y esto esuna complicación porque nosiempre es fácil encontrar elequilibrio entre una buenaventilación y una correcta hu-medad para las orquídeas.

En invernaderos y vivarios serecurre a atomizadores parano permitir que la humedadbaje demasiado. Existen ven-tiladores con atomizador in-corporado y son muy útilesporque reparten el agua pul-verizada igualando la hume-dad en todo el espacio.

En nuestro salón podemosayudar a mantener la hume-dad con bandejas con aguadebajo de los tiestos, o in-

cluso con un humidificador.

Jugando bien con los ventila-dores podemos también re-gular la temperatura. Si ellugar donde tenemos las or-quídeas es demasiado cálido,podemos colocar el ventiladoren una zona de sombra, paraque el aire que se mueva seamás fresco, y así bajar unpoco la temperatura de lazona que nos interesa. Obien, en invierno, si las orquí-deas están cerca de una ven-tana y la zona se queda fría,podemos colocar un ventila-dor cerca de un radiador paramover al aire caliente a esazona.

Si aprovechamos bien las po-sibilidades de los ventiladoresconseguiremos regular tem-peratura y humedad y nues-tras orquídeas loagradecerán.

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En el número anterior todospudimos leer ese estupendoartículo de Josean García apropósito de construir un pa-ludario. Pero una cosa son lascaracterísticas técnicas y otracosa muy distinta es conse-guir que cuatro paredes decristal queden con ese as-pecto tan natural.

Son muchos los elementosque podemos utilizar para re-vestir sus paredes, y otrotanto igual si me refiero a lasformas y técnicas para ha-cerlo, de modo que me cen-traré en un caso práctico, ésteque os presento:

Me compré una urna de cristalde 90 x 45 x 60 (frente xfondo x alto), pero por su-puesto que venía "pelada".Esta urna se comercializa y esfácil de encontrar en cualquiertienda del ramo.

Lo primero a tener en cuentaes esa idea preconcebida (opre-diseñada, mejor dicho)sobre qué queremos tener enla urna, y en función de esoajustaremos los escondrijospara los animales o los luga-res donde ubicaremos ramasy maceteros donde insertarlas plantas.

Yo decidí que quería unapared por donde se deslizarael agua en vertical, y una su-perficie a modo de pequeñotorrente o cascada, com-puesta de varios tramos, in-cluyendo una pequeña poza.El resto del terrario lo deco-raré usando láminas de hele-cho arborescente, que retienebastante bien la humedad y

permite enganchar otrasplantas.Decidí que el suelo contendríaun tanque de agua para lacascada, y estaría cubiertopor placas de turba rubia(también llamada musgoruso).Manos a la obra:

Esta primera foto (que en re-alidad estáis viendo del revés)muestra el momento en elque estoy fijando las traserasy los laterales. Se aprecia lacantidad de material a usar:taladro, silicona o pegamentoen tubo, cuchilla, mordaza. Ellateral izquierdo lleva una pe-queña pieza de helecho arbo-rescente, al igual que lamayor parte de la trasera. Latrasera y esquina derechaalojará la cascada, y por esohe de utilizar un materialcapaz de retener y encauzarel agua: corcho blanco. El la-teral derecho lleva una placade saxim fijado con silicona.

El corcho blanco hay que ta-llarlo, cortarlo y luego pegarlocomo quien hace una pe-queña casa de muñecas. Parael tallado se puede usar unacuchilla bien afilada, aunqueyo utilizo una pequeña sierre-cilla, similar a las de marque-tería, salvo que su sierra esen realidad un "pelo" de metalque se torna casi incandes-cente con un par de pilas quevan alojadas en el mango.Esta sierra es ideal para elcorcho: lo corta limpiamente,sin dejar polvo ni restos, ypermite trazar curvas y reco-vecos que con una cuchilla nopodríamos. Como se ve, he"modelado" una especie decanales que conducirán elagua, y la hará caer sobreuna pequeña cazoleta. De ahírebosará y caerá en el tan-que.

He colocado pequeños trozosde corteza, troncos, y ramasen el área de la interseccióndel corcho con el helecho ar-

TALLER DEL CULTIVADORModelando un terrario. Textos y fotografías:Luisa Participio

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borescente, así conseguire-mos disimular la diferencia detexturas cuando esté aca-bado. Ese tronco que veis enángulo está hueco. No he de-cidido aun si quiero rellenarloy usarlo como macetero, odejarlo tal cual (y servirá deescondrijo para mis reptiles eincluso como lugar de desovepara las hembras).

Advertencia: cuando cortabael saxim y las placas de hele-cho, reservé aparte el polvilloy pequeños restos sobrantes.

Ahora viene lo bueno: iremoscubriendo de silicona el cor-cho blanco, cuidando de queocupe todos sus recovecos.Nos ayudaremos con una es-pátula en las superficies gran-des, aunque yo prefiero usarlas manos (a veces me pongounos guantes de látex, y otrasveces ni eso). Cuando haya-mos extendido un palmo cua-drado verteremos encima esepolvillo, restos de saxim, tro-citos diminutos de corteza depino, sustrato de coco, etc. Yhabrá que esperar a que poli-merice un poco para conti-nuar con esta operación. Usouna brocha ancha para elimi-nar el material que no se hafijado en la silicona, y repitola operación tantas vecescomo sea necesario, inclusocapa sobre capa, hasta obte-ner una de mi agrado: espesay completamente opaca.Sobre esta superficie naturalpodrá crecer luego el musgo ypequeñas plantas.

Sobre el tanque de agua he fi-jado con silicona dos piezasde corcho blanco. Sobre ellasextenderé la rejilla que ser-virá de soporte al "techo" deltanque.

Llegados a este punto hemospasado lo más difícil. En el la-teral izquierdo he pegado un

par de troncos de alcornoque,y he repetido la operación decubierta de silicona con restosde helecho y coco desmenu-zado, solo que esta vez sobreel cristal. Como veis, se disi-mula así la inserción deltronco en el cristal, y tiene unaspecto más natural. En lamayor parte de la bañera hedispuesto bolas de arcilla ex-pandida para drenar el exce-dente del riego y ayudar amantener la humedad relativaa la vez que evito el enchar-camiento del sustrato. En eltanque de agua he colocado larejilla de soporte, así queahora solo resta cubrir elfondo del terrario con el sus-trato.

En mi caso, he cortado los la-drillos de turba (previamenteembebidos con agua para

mayor comodidad) y los hedispuesto ordenadamente. Elresultado final lo he comple-tado cubriendo aquí y allá consustrato de coco desmenu-zado.

Fijaos que he disimulado losbordes rectos de la canaliza-ción del agua, usando placasde corcho natural.

Como remache final, coloca-remos la bomba en su sitio,en el tanque, cerca de laspuertas para una mejor mani-pulación en caso de avería.Un tubo subirá el agua hastael comienzo de la cascada,con una bifurcación que que-dará justo sobre la placa desaxim, permitiendo que elagua se deslice hacia abajodiscurriendo entre sus fibras.

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REVISTA DEL GRUPO DE ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DE ORQUÍDEAS Nº 8 01!02/2010

Están tomadas al cabo de unaño de su instalación, y pode-mos ver cómo la vida llama ala vida: El saxim, que en rea-lidad es una placa de fibra dehelecho prensada, contieneesporas y pequeñas semillasde diversas plantas y hele-chos, que germinan en cuantotienen humedad (y de hecho,todo lo que veis crecer en ellateral derecho ha sido espon-táneamente -yo no he plan-tado nada ahí-). En uno de loshuecos de la trasera plantéuna bromelia que parece estar

más que encantada con suscondiciones de soporte, luz, yhumedad.

En el otro lado del terrariotengo plantadas directamenteen el fondo, sobre la turba y elsustrato de coco, un par deMacodes petola, y una Ludisiadiscolor. También es ese ellugar que reservo para peque-ños tiestos con bebés de or-quídeas (que precisan demayor control de temperaturay humedad), y que luego re-tiro cuando han crecido lo su-

ficiente. Por si sirve de refe-rencia, baste decir que he lle-gado a tener unas quinceorquídeas distintas en el inte-rior de mi terrario.

De vez en cuando hago ajus-tes para acomodar otras plan-tas o simplemente por razonesestéticas. A fin de cuentas unterrario es un cuadro vivo, unpequeño mundo cambianteque podemos alojar en cual-quier habitación.

Page 34: a eliaEn el caso de Angraecum en Madagascar, las polillas son las principales polinizadoras, pero no se encuentran en la isla Reunión y hasta que no se empezó la investigación de