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[a. campo baeza]
Architectura sine luce, nulla architectura est http://books.google.com.ar/books?id=N_MDrGsdpQ8C&pg=PA82&lpg=PA82&dq=campo+baeza%
2Bluz+y+gravedad&source=bl&ots=7iO-
“Dijo Dios: „Hágase la LUZ‟. Y la
luz fue hecha. Y vio Dios que la
LUZ era buena. Y separó la LUZ de
las tinieblas. A la LUZ la llamó
día, y a las tinieblas noche. Y
hubo tarde y hubo mañana. Día
primero”. Génesis. La primera
palabra de Dios recogida por
escrito.
„Tracé, no con ideas ni con
piedras, con aire y LUZ, la forma
de mi tránsito‟. Octavio Paz.
Hijos del Aire.
LA LUZ ES MATERIAL Y MATERIAL (De
la materialidad de la luz).
Cuando, por fin, un arquitecto
descubre que la LUZ es el tema
central de la Arquitectura,
entonces, empieza a entender algo,
empieza a ser un verdadero
arquitecto.
No es la LUZ algo vago, difuso,
que se da por supuesto porque
siempre está presente. No en vano
el sol sale para todos, todos los
días.
Sí es la LUZ, con o sin teoría
corpuscular, algo concreto,
preciso, continuo, mate rico.
Materia medible y cuantificable
donde las haya, como muy bien
saben los físicos y parecen
ignorar los arquitectos.
La LUZ, como la GRAVEDAD, es algo
inevitable. Afortunadamente
inevitable, ya que en definitiva,
la Arquitectura marcha a lo largo
de la Historia gracias a esas dos
realidades primigenias: LUZ y
GRAVEDAD. Los arquitectos deberían
llevar siempre consigo la BRÚJULA
(dirección e inclinación de la
LUZ), y el FOTÓMETRO (cantidad de
LUZ), como siempre llevan dentro,
y el nivel, y la plomada.
Y si la lucha por vencer, por
convencer a la GRAVEDAD, sigue
siendo un diálogo con ella del que
nace la Arquitectura, la búsqueda
de la LUZ, su diálogo con ella, es
la que pone ese diálogo en sus
niveles más sublimes. Se descubre
entonces, precisa coincidencia,
que la LUZ es la única que de
verdad es capaz de vencer, de
convencer a la GRAVEDAD. Y así,
cuando el arquitecto le pone las
trampas adecuadas al sol, a la
LUZ, ésta, perforando el espacio
conformado por estructuras que,
más o menos pesantes, necesitan
estar ligadas al suelo para
transmitir la primitiva fuerza de
la GRAVEDAD, rompe el hechizo y
hace flotar, levitar, volar ese
espacio. Santa Sofía, el Panteón o
2
Ronchamp, son pruebas tangibles de
esta portentosa realidad.
La LUZ en la Arquitectura tiene
tanta entidad material como la
piedra. Pensamos y escribimos que
los góticos realizaron
maravillosas brujerías con la
piedra, haciéndola trabajar al
máximo de sus posibilidades, para
alcanzar la LUZ, más LUZ. Con más
propiedad deberíamos pensar y
escribir que lo que hicieron los
góticos fue trabajar con la LUZ
como material. Como sabían que el
sol ataca en diagonal, alargaban
sus ventanas, las alzaban, para
lograr atrapar esos rayos
diagonales, casi verticales,
preludiando ya lo que luego
vendría a poder hacerse hoy. Más
que organizar la piedra para poder
atrapar la LUZ, podemos leer el
Gótico como el deseo de organizar
la LUZ, la LUZ material, para
tensar el espacio.
Sabemos que la materia ni se crea
ni se destruye; se transforma. Por
eso, más que de materiales
modernos, debemos hablar con rigor
de materiales utilizados con
sentido moderno, tras una
reflexión de siglos cuya
decantación disfrutamos. Como
siempre, al fin y al cabo, una
cuestión de Pensamiento, de la
Razón. Así, la piedra, la antigua
piedra, se transforma en manos de
Mies Van der Rohe en el más
moderno de los materiales. Y el
acero, y el vidrio plano, no nacen
de la nada. Los dos materiales que
han revolucionado la Arquitectura
son, están ahí latentes, desde
siempre. Es ahora, elaborados con
una idea nueva, cuando son capaces
de producir estos milagros
espaciales.
¿Podríamos entonces considerar
ahora que la clave está en el
entendimiento profundo de la LUZ
como materia, como material, como
material moderno? ¿No podríamos
entender que ha llegado el momento
de la Historia de la Arquitectura,
tremendo y emocionante momento, en
que debemos entrentarnos a la LUZ?
¡Hágase la LUZ! Y la LUZ fue
hecha. El primer material creado,
el más eterno y universal de los
materiales, se erige así en el
material central con el que
construir, CREAR el espacio. El
espacio en su más moderno
entendimiento. El arquitecto
vuelve así, a reconocerse una vez
más como CREADOR. Como dominador
del mundo de la LUZ.
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[a. campo baeza]
La LUZ construye el TIEMPO. http://www.revistadiagonal.com/entrevistes/la-luz-es-el-tema/campo-baeza/
Cuando un arquitecto descubre
que la luz es el tema central
de la arquitectura, es cuando
empieza a ser un verdadero
arquitecto. Cada día que pasa
estoy más convencido de esto
que escribí y publiqué hace ya
tantos años. Y aquel “light is
more” que quería emular al
“less is more” de Mies Van der
Rohe me atrevo hoy a cambiarlo
por este “light is much more”.
La luz es el material más
hermoso, el más rico y el más
lujoso utilizado por los
arquitectos. El único problema
es que se nos da gratuitamente,
que está al alcance de todos y
que entonces no se valora
suficientemente.
Los arquitectos antiguos usaban
los mármoles y los bronces, y
los arquitectos más modernos
usan el acero, los plásticos
especiales y los vidrios. Todos
intentando hacer arquitecturas
capaces de permanecer en la
memoria de los hombres, de
permanecer en el tiempo. Y sólo
los arquitectos que han
merecido la pena, los maestros,
han entendido que la luz,
precisamente la luz, es el
principal material con el que
la arquitectura es capaz de
vencer al tiempo. Así lo
entendieron tanto Adriano
cuando construyó el Panteón
como Antemio de Tralles o
Isidoro de Mileto cuando
levantaron Santa Sofía, o Mies
Van der Rohe cuando puso en pie
la Farnsworth House.
Y para hacer presente la luz,
para hacerla sólida, es
necesaria la sombra. La
adecuada combinación de luz y
sombra suele despertar en la
arquitectura la capacidad de
conmovernos en lo más profundo,
suele arrancarnos las lágrimas
y convocar a la belleza y al
silencio.
Cuando a lo largo de estos
últimos años muchos de mis
alumnos han visitado el Panteón
de Roma, puntualmente me han
escrito una postal diciéndome:
“he llorado”. Los que no “han
llorado” no me han escrito. Así
lo hablamos en clase y ellos
cumplen el pacto.
Cuando los empleados de la Caja
de Granada entraron a trabajar
por primera vez en mi edificio
en Granada, algunos se
conmovieron profundamente y se
les saltaron las lágrimas. No
dejo de ir a verles cada vez
que vuelvo allí.
Y cuando la Reina de España
entró en el edificio con motivo
de la entrega de unos premios,
tuvo la generosidad de
deshacerse en elogios sobre la
hermosura de la luz que allí
había. Y la prensa lo recogió
puntualmente. Entendió
perfectamente que la luz es el
tema central de cualquier
arquitectura.
Muchas veces he comparado en
mis clases la luz con la sal.
Cuando la luz se dosifica con
precisión, como la sal, la
arquitectura alcanza su mejor
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punto. Más luz de la cuenta
deshace, disuelve la tensión de
la arquitectura. Y menos, la
deja sosa, muda. Al igual que
la falta de sal, en la cocina
deja a los alimentos insípidos
y el exceso de sal los arruina.
En general, no es fácil para
los arquitectos el uso justo de
la sal de la arquitectura, de
la luz.
Y si la cantidad de luz
empleada es importante, no lo
es menos la calidad. Así nos lo
ha enseñado siempre la
historia.
Cuando la arquitectura
levantada con muros excavaba
sus huecos para permitir la
entrada a la luz, los
arquitectos sabían como dominar
aquella luz sólida que
perforaba las sombras.
Cuando la arquitectura con el
acero y el vidrio cambia el
concepto de dominio de la luz
sólida por el de transparencia,
se produce una profunda
revolución. Y los arquitectos
deben aprender entonces a velar
esa luz que todo lo inunda.
En el Panteón de Roma, la
sabiduría del arquitecto le
lleva a enmarcar la máxima
cantidad luz con la máxima
cantidad de sombra. Y así el
óculo luminoso se cerca con la
más profunda sombra que hace
más luminosa aun si cabe
aquella luz divina venida de lo
alto.
En Santa Sofía de Estambul, los
brillantes arquitectos abren
una corona de altas ventanas
por donde no sólo entra la luz
directa, arrojada, sino también
la indirecta, reflejada en sus
profundas jambas blancas de una
manera tal que parece un
milagro el ver cruzarse los
rayos de luz en el aire.
En la Farnsworth House, el
arquitecto, con la misma
sabiduría que sus antecesores,
pero que ya sabe del acero y
del vidrio, decide proponernos
la transparencia absoluta. Y
allí la luz suspendida en el
aire nos evoca “el soplo del
aire suave” con el que el
profeta describe la presencia
de la divinidad.
Se podrían escribir miles de
libros sobre la luz. Pero yo no
quiero más que, una vez más,
reivindicar este valor de la
luz como material primero y
principal con el que trabajamos
los arquitectos. Y que se nos
concede gratuitamente cada día.
Para permanecer en la memoria y
en el corazón de la gente. Para
hacerles felices con la
arquitectura.
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[ENTREVISTA a campo baeza]
¿Por qué la luz es tan importante para la
arquitectura? http://www.revistadiagonal.com/entrevistes/la-luz-es-el-tema/campo-baeza/
Es el MATERIAL con el que se
construye la arquitectura. La
arquitectura es más que sólo la
Función o la Construcción o la
Belleza.
Es el MATERIAL más lujoso, VALE
MUCHO.
Es el MATERIAL más económico,
NO CUESTA NADA, se nos da
gratuitamente.
La LUZ es la clave de la
arquitectura.
¿Cómo y cuándo se dio usted
cuenta de que la luz es el tema
central de la arquitectura?
Cuando, todavía de niño, entré
por primera vez en la Catedral
de Cádiz, mi ciudad. Allí, en
el interior de ese espacio
fascinante, me quedé asombrado
y descubrí que el secreto era
la LUZ. El mismo SOL ante el
que los niños nos sentábamos al
atardecer para ver cómo se lo
tragaba el mar tras una
borrachera de LUZ dorada, era
el mismo SOL que a mediodía,
desde lo alto, entraba por las
altas ventanas de la Catedral y
lo empapaba todo de blanco.
Siempre digo que “vi la LUZ en
Cádiz”, y es verdad.
¿Cómo trabaja con la luz cuándo
se enfrenta a un nuevo
proyecto?
Comienzo, como para cocinar,
poniendo todos los ingredientes
ordenados encima de la mesa: la
Función, el Lugar, las Medidas,
los Materiales, y la LUZ. Y
busco obstinadamente una IDEA
capaz de responder
adecuadamente a todo ello. Una
IDEA capaz de llevarnos a la
BELLEZA. A una BELLEZA que sea,
como proponía Platón, esplendor
de la VERDAD. Sigo pensando que
la UTILITAS, la FIRMITAS y la
VENUSTAS vitruvianas siguen
siendo válidas. Tan válidas y
tan universales en el espacio y
en el tiempo como el hombre
para el que hacemos la
arquitectura. Buscar y
encontrar la IDEA es como una
operación de DESTILACIÓN de
todos aquellos ingredientes.
Siempre pensando en la luz,
¿con cuál de sus obras se
siente usted especialmente
satisfecho? ¿Por qué?
Cuando resumí todo lo que
intentaba hacer en la Caja de
Granada con el lema con el que
gané aquel concurso entre más
de 2000 arquitectos en 1992,
IMPLUVIUM DE LUZ, no pensaba en
que la realidad iba a ser tan
poderosa y tan ajustada a esa
propuesta. La realidad espacial
de la obra construida fue para
mí un regalo inmerecido. La LUZ
en la Caja de Granada es como
un regalo que cada día, cada
segundo, es capaz de
conmovernos, de hacernos como
tocar el TIEMPO. Allí parece
que el TIEMPO se suspendiera.
Como es capaz de hacerlo la
POESÍA, o la MÚSICA. Allí se
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hace realidad aquello de que la
GRAVEDAD CONSTRUYE EL ESPACIO y
LA LUZ CONSTRUYE EL TIEMPO.
El último proyecto que tengo
sobre la mesa es un ejercicio
puro de LUZ. Es un Concurso
para el Aeropuerto de Milán que
estoy haciendo con Paulo H.
Durao, un joven arquitecto
portugués que está ahora de
Visiting Profesor en la ETSAM
conmigo. Es una caja de 30×60 m
en planta y 45m de altura, con
una estructura de cartílagos
blanca de 3m de ancho y con una
doble piel de vidrio traslúcido
por fuera y por dentro. Con
perforaciones fuera y dentro de
tal manera que el interior será
como una nube atravesada por la
luz sólida del sol a través de
esa doble perforación. Todo muy
sencillo, muy eficaz y, espero,
muy hermoso. Un ejercicio de
LUZ puro y duro.
Es evidente su interés por la
luz en sus obras, pero también
en sus escritos…
He escrito tanto sobre la LUZ
porque creo, de verdad, que la
LUZ es el tema central de la
arquitectura. En LA IDEA
CONSTRUÍDA ( COAM. Madrid
1996,1998. Nobuko-U.Palermo-
Asppan. Buenos Aires 1999,
2000, 2004, 2006, 2009) y en
PENSAR CON LAS MANOS ( Nobuko-
U.Palermo 2009), que son libros
en los que se recogen gran
parte de los textos que he
publicado en los últimos años,
la palabra LUZ es la más
repetida. Por activa y por
pasiva.
En mi último artículo publicado
(El Aire se serena y viste de
hermosura y LUZ no usadas) hago
una comparación entre los
instrumentos musicales y las
obras de Arquitectura. Los
primeros, atravesados por el
aire, producen la Música. Los
segundos, atravesados por la
LUZ, producen la Arquitectura.
Si la Música es AIRE, la
Arquitectura es LUZ.
¿Nos puede decir un proyecto de
un arquitecto, actualmente en
activo, que le parezca
especialmente sugerente por su
modo de trabajar con la luz?
La Iglesia de Santamaría de
Canaveses de Alvaro Siza
Vieira. Alvaro Siza es quizás
el más riguroso y a la vez el
más poético maestro vivo de la
Arquitectura contemporánea.
Esta obra, y toda la obra de
Siza, es un canto a la LUZ.
Como si de un Bach de la
Arquitectura se tratara. Le
tengo una profunda admiración.
Muchas gracias, Sr. Campo
Baeza, por el tiempo que nos ha
dedicado.
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[a. campo baeza]
Pensar con las manos
[pensar con las manos, construir con la cabeza]
Cuando una vez más se debe
arrancar un Curso Académico,
una vez más se enciende, se
incendia, el contagioso
entusiasmo docente que lleva a
querer transmitir un año más a
los alumnos esta pasión por la
Arquitectura.
Y vuelve una vez más a
plantearse cómo poder
transmitir con claridad, que lo
que los arquitectos hacemos es
construir ideas. De que ponemos
en pié de la mano de las leyes
de la Gravedad y de la Luz,
ideas que han sido concebidas
con la cabeza, con la razón. Y
que en el origen de nuestro
pensamiento debe estar la
posibilidad de construir esas
ideas.
De que al construirlas
mostrarán toda su verdad. No es
la Arquitectura un vano intento
de algo inalcanzable que al
materializarse pierde gran
parte del aliento inicial. Muy
al contrario, la culminación de
una obra, si la idea es válida
suele sorprendernos con un
resultado final que nos golpea.
Aparece el entonces ¡ojalá!
Aliento poético, ese “soplo de
un aura suave” que algunas
veces la arquitectura alcanza y
que no está reservado sólo a
los dioses. Todo arquitecto
sabe bien de qué hablamos. Para
andar es necesario tener al
menos un pié en el aire. Y para
saltar es necesario tener en el
aire los dos. Sabiendo que
luego se vuelve al suelo ¡ay la
Gravedad! Para poder volver a
saltar de nuevo.
Hay una preciosa imagen que
creo es capaz de sintetizar
todo lo que estoy proponiendo:
un expresivo dibujo de Jørn
Utzon, el maestro, que muestra
una persona que para escribir
¿dibujar? moja la pluma en el
tintero de su abierta cabeza.
Alguien que escribe-dibuja-
construye con la cabeza, con
la tinta de la razón. Alguien,
el arquitecto, que construye
ideas. Jørn Utzon que a su
edad, conserva la cabeza clara
y lúcida, pareciera sonreírnos
desde Mallorca.
Prometo buscar una imagen
similar que sea capaz de
expresar nuestra propuesta de
la Arquitectura como un pensar
con las manos.
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[a. campo baeza]
Extraído del texto:
En torno a la luz y la arquitectura [www.campobaeza.com]
Nacido en Valladolid. Profesor en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Ha dado
clases Zúrich (Suiza), New york, Pennsylvania, Filadelfia, Virginia, Kansas
(EEUU), Dublín (Irlanda), Nápoles (Italia), Copenhague (Dinamarca), Bauhaus de
Weimar (Alemania). Hadado numerosas conferencias y recibido muchos premios.
Recientemente ha sido nominado por la American Academy of Arts and Letters para
el prestigioso Premio Arnold W. Brunner Memorial de 2010.
1.- LA LUZ ES MATERIA Y
MATERIAL
Cuando, por fin, un arquitecto
descubre que la LUZ es el tema
central de la Arquitectura,
entonces,empieza a entender
algo, empieza a ser un
verdadero arquitecto. No es la
LUZ algo vago, difuso, que se
da por supuesto porque siempre
está presente. Sí es la LUZ,
algo concreto, preciso,
continuo, matérico. Materia
medible y cuantificable donde
las haya, como muy bien saben
los físicos y parecenignorar
los arquitectos.
La LUZ, como la GRAVEDAD, es
algo inevitable. Los
arquitectos deberían llevar
siempre consigo la BRUJULA
(dirección e inclinación de la
LUZ), y el FOTOMETRO (cantidad
de LUZ), como siemprellevan el
metro, y el nivel, y la
plomada. Se descubre entonces,
que la LUZ es la única que de
verdad es capaz de vencer, de
convencer a la GRAVEDAD. Y así,
cuando el arquitecto le pone
las trampas adecuadas al sol, a
la LUZ, ésta, perforando el
espacio conformado por
estructuras que, más o menos
pesantes, necesitan estar
ligadas al suelo para
transmitir la primitiva fuerza
de la GRAVEDAD, rompe el
hechizo y hace flotar, levitar,
volar ese espacio. SANTA SOFÍA,
el PANTEÓN o RONCHAMP, son
pruebas tangibles de esta
portentosa realidad. La LUZ en
la Arquitectura tiene tanta
entidad material como la
piedra. Pensamos y escribimos
que los góticos realizaron
maravillosas brujerías con la
piedra, haciéndola trabajar al
máximo de sus posibilidades,
para alcanzar la LUZ, más LUZ.
Como sabían que el sol ataca en
diagonal, alargaban sus
ventanas, las alzaban, para
lograr atrapar esos rayos
diagonales, casi verticales,
preludiando ya lo que luego
vendría a poder hacerse hoy.
Más que organizar la piedra
para poder atrapar la LUZ,
podemos leer el Gótico como el
deseo de organizar la LUZ para
tensar el espacio.
Hágase la LUZ y la LUZ se hizo!
El primer material creado, el
más eterno y universal de los
materiales, se erige así en el
material central con el que
construir, CREAR el espacio. El
arquitecto vuelve así, a
reconocerse una vez más como
CREADOR. Como dominador del
mundo de la LUZ.
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2.- LAS TABLAS DE LA LUZ
Lorenzo Bernini, tenía unas
tablas para el exacto cálculo
de la LUZ. Bien sabía el
maestro que la LUZ,
cuantificable y cualificable,
podía ser controlada
científicamente. La lástima fue
que, a la vuelta de su agotador
y estéril viaje a París, su
joven y distraído hijo las
perdiera. Se sabe que Le
Corbusier, pasados tantos años,
logró adquirir en una librería
de París, algunas de las
páginas clave del preciado
manuscrito. Y que lo supo usar
astutamente. Y así pudo,
también él, controlar la LUZ
con precisa precisión. Y es que
la LUZ es algo más que un
sentimiento. La LUZ es
cuantificable y cualificable.
Ya sea con las tablas de
Bernini o de Le Corbusier. O
con la brújula y las cartas
solares y con el fotómetro. Ya
sea con maquetas a escala o con
los perfectísimos programas de
ordenador que ya están en el
mercado.
Es posible controlar, domar,
dominar la LUZ. Los mecanismos,
las trampas, con los que la
Arquitectura atrapa la LUZ, con
sus dimensiones y proporciones
bien definidas, son la causa de
la tensión espacial, de la
Belleza, de las obras que
constituyen la mejor historia
de la Arquitectura.
Cambiar el pequeño diámetro de
las lucernas estrelladas de los
Baños de LA ALHAMBRA,
achicándolos, o cambiar la
altura del plano horizontal
superior de ese “continuum” que
es la CASA FARNSWORTH,
aumentándola, serían fórmulas
seguras para destruir ambas
piezas, geniales, de nuestra
Cultura.
Se puede afirmar entonces, que
la LUZ es cuantificable y
cualificable, controlable. Con
el hombre como medida, pues es
para él, para el hombre, para
el que creamos la Arquitectura.
3.- UNA PRUEBA DE FUEGO
Imagine que el actual
propietario de la Maison de
Verre, decidiera cambiar el
gran panel de pavés por el más
tecnológico y transparente muro
cortina con el más grande y
plano vidrio existente en el
mercado? Pasarían esta vez
muchas más cosas, entrarían en
ese espacio toda la fealdad del
patio parisino en que está
inmersa. Si, para evitar esto,
se le ocurriera aprovechar las
vidrieras góticas de la Iglesia
de St. Denis, la cosa tomaría
otros colores, la invasión de
angelotes trompeteros y
personajes bíblicos impediría
la visión del patio y
convertiría el conocido espacio
en pura gloria celestial de mil
colores.
Así entonces, con un mismo
espacio, idéntico en
dimensiones, construcción, uso
y contexto, han desfilado ante
nuestra imaginación espacios
distintos y un sólo (el
original) espacio verdadero.
Con sólo cambiar un material,
la LUZ. Con sólo cambiar su
cantidad y su cualidad.
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El arquitecto de la Maison de
Verre, Pierre Chareau, usó la
LUZ como un material, sabiendo
que hay que dotarla de
definición física. Decir LUZ,
igual que decir PIEDRA, es no
decir casi nada; es sólo el
comienzo. Y es que hay muchas
clases de LUZ. Según sea su
dirección, LUZ HORIZONTAL, LUZ
VERTICAL, y LUZ DIAGONAL. Según
su cualidad, LUZ SOLIDA y LUZ
DIFUSA.
Cuando los antiguos necesitaban
tomar LUZ VERTICAL, no podían
hacerlo porque, si horadaban el
plano superior, el agua y el
viento y el frío y la nieve, se
metían por allí. Sólo los
dioses, inmortales, se
atrevieron a hacerlo en el
Panteón, premonición del logro
de la LUZ VERTICAL.
Así, a lo largo de la Historia
de la Arquitectura, la LUZ ha
sido siempre HORIZONTAL,
horadando los muros. Como los
rayos del sol que caen sobre
nosotros son diagonales, gran
parte de la Historia de la
Arquitectura puede ser leída
como el intento de transformar
la LUZ HORIZONTAL o DIAGONAL,
en LUZ que pareciera VERTICAL.
Así lo hizo el Gótico, que debe
ser leído como el deseo de
conseguir una LUZ
cualitativamente más vertical,
en este caso DIAGONAL. Y muchas
de las operaciones del Barroco
con la LUZ, deben ser leídas
como un intento de, torciéndola
con ingeniosos mecanismos,
convertir la LUZ tomada
horizontalmente en LUZ que
pareciera LUZ VERTICAL.
La posibilidad de la LUZ
VERTICAL sobre espacios
climáticamente controlados, no
haya sido posible hasta la
aparición del vidrio plano en
grandes dimensiones.
Con la posibilidad de construir
el plano superior horizontal
horadado y acristalado se hace
también real la posibilidad de
introducir esa LUZ VERTICAL. Es
ésta una de las claves del
Movimiento Moderno, de la
Arquitectura contemporánea, en
su entendimiento de la LUZ.
No sé si los arquitectos de los
Baños de la Alhambra, que
abrieron los certeros huecos
estrellados en sus cúpulas,
eran conscientes del prodigio
que estaban provocando. En una
primera lectura, aquellos
orificios deberían servir,
tanto para iluminar unas
estancias que pedían ser
discretas, como básicamente
para que el vapor de agua
tuviera su natural salida. Pero
sobre todo estaban convocando
la llegada de la LUZ SOLIDA
que, certeramente, como
cuchillos, se colaba por allí.
Aún es posible ver hoy, en
algunos baños turcos de
Constantinopla, espacios de
esta índole, donde el vapor de
agua en su intersección con
esta LUZ SOLIDA, hace más
palpable la materialidad de
esta blanca LUZ.
Tampoco sé, si Le Corbusier,
que tanto usaría luego de
aquella LUZ SOLIDA, era
consciente cuando levantó el
inigualable Estudio de
Ozenfant, de que lo que en
verdad estaba poniendo en pie
era un teorema sobre la LUZ
DIFUSA. La ingeniosa solución
constructiva de los pequeños
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dientes de sierra en cubierta
producía, a través de un techo
contínuo traslúcido, un plano
material de LUZ DIFUSA. Luego,
en convergencia con el ángulo
de grandes vidrios, y tras el
necesario acuerdo de líneas,
creó ese asombroso triedro de
LUZ DIFUSA.
Es obvio apuntar que aquella
LUZ SOLIDA sólo es posible
tomarla cuando la Arquitectura
se orienta hacia el SUR (el
Norte en nuestro hemisferio),
para recibir la LUZ ARROJADA
que luego se dosifica en su
justa medida. Es esta LUZ
ARROJADA, SOLIDA, dramática del
sur (el Norte en nuestro
hemisferio), la que produce,
bien usada, los efectos más
espectaculares, capaces de
cortar nuestra respiración. Y
de la misma manera, la LUZ
DIFUSA ser tomada normalmente
al orientarse la Arquitectura
al norte (el Sur en nuestro
hemisferio), para obtener esa
LUZ REFLEJADA, DIFUSA, serena y
tranquila.
LUZ que produce efectos de
calma y reposo. Con estos
registros, entendemos que
podemos buscar y utilizar las
cualidades diversas que nos
ofrece la LUZ, dependiendo de
su orientación en el espacio y
en el tiempo. Así, podríamos
matizar entre la LUZ clara y
azul de la mañana, cuando
buscamos la orientación Este, y
la LUZ cálida y dorada del
atardecer, cuando nos
orientamos hacia el Oeste.
Sabiendo que ambos tipos de
LUZ, son básicamente
horizontales.
Así, podríamos seguir
profundizando en conceptos y
matices relativos a la LUZ en
la Arquitectura, como son la
Transparencia, el Contraluz, la
Sombra o la Oscuridad, la
Luminosidad y el Color. Y
también habría que apuntar aquí
algo sobre la condición de
materia en movimiento continuo
que la LUZ tiene. Siguiendo los
ritmos solares que puntualmente
le marca la Naturaleza. Con y
para el hombre, esta luz viva
presta su vida a la verdadera
Arquitectura.
4.- CON VARIAS LUCES A LA VEZ
Como Edison inventaría más
tarde la luz eléctrica, Bernini
inventó algo tan sencillo pero
tan genial como la “Luce alla
Bernina”. Utilizando varias
fuentes visibles de LUZ, creaba
primero un ambiente de base con
LUZ DIFUSA, homogénea,
generalmente del norte (el Sur,
si hubiese trabajado en el
hemisferio Sur), con la que
iluminaba, daba claridad al
espacio. Luego, tras centrarlo
geométricamente con las formas,
rompía en un punto concreto
ocultando la fuente a los ojos
del espectador, produciendo un
cañón de LUZ SOLIDA que se
erigía en protagonista de aquel
espacio.
El contraste, contrapunto entre
ambos tipos de LUZ, tensando
endiabladamente aquel espacio,
producía un efecto
arquitectónico de primera
categoría. Ejemplo
paradigmático de esta operación
es Sant Andrea al Quirinale. La
LUZ SOLIDA en visible
12
movimiento, danzando sobre una
invisible LUZ DIFUSA en
reposada quietud. Claro que
otro tanto habían hecho los
orientales Antemio de Tralles e
Isidoro de Mileto, con más LUZ
que de dimensión, la fantástica
cúpula de Santa Sofía. El sol
arroja sus rayos en direcciones
divergentes que, por su
distancia a la tierra, llegan
como si fueran paralelos. Qué
ocurre entonces en el interior
de Santa Sofía, que recibe LUZ
por todas sus altas ventanas
como si varios soles estuvieran
alumbrándola?
Qué pasa que los rayos de LUZ
entran en ese interior de
manera convergente produciendo
efectos increíbles?. El
secreto, sencillo, está en la
dimensión y espesor preciso de
esas ventanas, que hace que la
LUZ REFLEJADA en las profundas
jambas tenga casi tanta fuerza
como la LUZ SOLIDA directa, y
el efecto sea el descrito. La
muy sabia combinación de las
dos fuentes de luz, directa e
indirecta, es la fórmula
secreta del prodigio.
La LUZ, como el vino, además de
tener muchas clases y matices,
no permite los excesos. La
combinación de diversos tipos
de LUZ en un mismo espacio, en
exceso, como con el vino, anula
la posible calidad del
resultado. La combinación
adecuada de diferentes tipos de
LUZ tiene, conociéndolos,
posibilidades infinitas en
Arquitectura. Bien lo sabían
Bernini y Le Corbusier, Antemio
de Tralles y Alvar Aalto,
Adriano, o el mismo Tadao Ando.
5.- FINALE
En definitiva, no es la LUZ la
razón de ser de la
Arquitectura? No es la Historia
de la Arquitectura la de la
búsqueda, entendimiento y
dominio de la LUZ?. No es el
Románico un diálogo entre las
sombras de los muros y la
SOLIDA LUZ que penetra como un
cuchillo en su interior?
No es el Gótico una exaltación
de la LUZ que inflama los
increíbles espacios en
ascendentes llamas? No es el
Barroco una alquimia de LUZ
donde sobre la sabia mezcla de
luces difusas irrumpe la LUZ
certera capaz de producir en
sus espacios inefables
vibraciones?
No es finalmente el MOVIMIENTO
MODERNO, echados abajo los
muros, una inundación de LUZ
tal que todavía estamos
tratando de controlarla? No es
nuestro tiempo un tiempo en el
que tenemos todos los medios a
nuestro alcance para, por fin,
dominar la LUZ? La
profundización y la reflexión
sobre la LUZ y sus infinitos
matices, debe ser el eje
central de la Arquitectura por
venir. Queda aún un largo y
riquísimo camino por recorrer.
La LUZ es el Tema.
Cuando en mis obras logro que
los hombres sientan el compás
del tiempo que marca la
Naturaleza, acordando los
espacios con la LUZ,
temperándolos con el paso del
sol, entonces, creo que merece
la pena esto que llamamos
Arquitectura.