A BENINCASA, SU HERMANO QUE ESTABA EN FLORENCIA

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Motivo: Recriminarle por la ingratitud y descuido para con su madre (Invierno 1373-1374).

En nombre de Jesucristo crucificado y de la dulce María.

Carísimo hermano en Cristo Jesús. Yo, Catalina, sierva inútil, saludo, bendigo e invito a una santa paciencia, pues sin ella no podremos agradar a Dios'. Os ruego, por tanto, para que podais recibir el fruto de vuestras tribulaciones, que toméis el arma de la paciencia. Si os parece muy duro soportar tantos trabajos, traed a la memoria tres cosas, a fin de que podais llevarlos con más facilidad. Quiero que, primeramente, penseis en la brevedad de vuestra vida, pues no estais seguro del día de mañana. También podernos asegurar que los trabajos pasados, y los que están por venir, no los tenemos sino sólo en el momento presente. Por tanto, debemos sufrir pacientemente, pues c1 tiempo es tan breve. La segunda es que considereis lo que sigue a los trabajos. Dice san Pablo que no hay comparación entre los trabajos y el fruto y remuneración cíe la gloria suprema'. La tercera es que considercis el perjuicio que se sigue a los que los soportan con ira e impaciencia: les perjudicarán aquí y tendrán la pena eterna del alma.

Por ello os suplico, carísimo hermano, que sufrais con pa-ciencia. No quisiera que se os fuera de la mente enmendar vuestra ingratitud y falta de seso, es decir, la deuda que teneis con vuestra madre, a la que estais obligado por el mandato divino. He visto crecer tanto vuestra ingratitud que no habeis cumplido con el deber de ayudarla, aunque os lo he disculpado por no haber podido. Si huhiérais podido no sé s¡ lo habríais hecho, porque aun en palabras habeis sido tacaño. ¡Oh ingratitud! No habeis

pensado en las fatigas que ha tenido que pasar por vos, ni co la leche que sacó de sus pechos, ni en los muchos trabajos que ha tenido por vos y por todos los demás. Si me decís que no ha tenido piedad con nosotros, digo que no es verdad, sino que ha cuidado de vos y del otro, que tan caro le cuesta 3; pero aunque fuera verdad, vos estais obligado a ella y no ella a vos. Ella no tomó la carne de vos, sino que ella os la dio. Os ruego que corrijais este defecto y los demás y perdoneis mi poco seso. Porque si no amase a vuestra alma, no os diría lo que os digo. A vos y a vuestra familia os recuerdo la confesión. No digo más. Permaneced en el santo v dulce amor a Dios. Jesús dulce, Jesús amor.

Notas: 1) Hb 10, 36. 2) Rm 8, 18.

3) Parece referirse al reparto de la herencia al marcharse ambos a Florencia.

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