67 a Cien Años Del Tratado de Paz y Amistad de 1904 Entre Bolivia y Chile

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    Primera edicin, marzo 2004 D.L. N " 4 - 1 - 418 - 04 DFUNDEMOS Calle Hermanos Manchego No. 2441 Telfonos: 2440846 - 2440642 Telefax: 2433539 Casilla: 2302 Correo electrnico: [email protected]

    Diseno de Tapa: Omar Topio lrnprerin: Edirorial "Garza Azul' Telfono 2232414 Casilla 12557

    PRESENTACION ................................................................................ 7

    1094: UN TRATADO QUE RESTABLECIO LA PAZ PERO NO LA AMISTAD ............................................................ 11 Jos Luis Roca

    LAS NEGOCIACIONES MARITIMAS Y LAS PROPUESTAS DE SOLUCION PARA EL ENCIERRO GEOGRAFICO DE BOLIVIA ........................................................ 67 Fernando Messmer Trigo

    LA REINTEGRACION MARITIMA DE BOLIVIA EN LOS FOROS MULTILATERALES .................................... 111 Jorge Gumucio Granier

    LAS RELACIONES CHILENO-BOLIVIANAS CONTEMPORANEAS ............................................................. 141 William Torres Armas

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    CHILE Y BOLIVIA, LAS RELACIONES CULTURALES ENTRE LAS SOCIEDADES .................................................... 217 Mariano Baptista Gumucio

    P R E S E N T A C I O N

    El ao 2004, Bolivia conmemora 125 aos de lainvasin chilena al Litoral, una guerra que perdi el pas y supuso la prdida de una costa martima de 400 kilmetros en el Pacfico y de una parte del altiplano rica en minerales. Tambin se recuerda el centenario del Tratado de paz entre Bolivia y Chile, firmado por el gobierno de Ismael Montes en condiciones adversas, por el cual se renunciaba a perpetuidad al Litoral a cambio de la construccin del ferrocarril Arica-La Paz. Por ltimo, se cumplen 75 aos del tratadopemano-chilenoquedevolva Tacna al Per y reservaba Arica a Chile, y que contena una clusula secreta mediante la cual los pases firmantes se comprometan a no ceder territorios a "terceras potencias" (lase Bolivia) sin el consentimiento de la otra nacin.

    Estos acontecimientos no pertenecen a una historia fra, a un pasado que interese nicamente a los acadmicos y los eruditos. Ellos forman parte de las inquietudes permanentes de la ciudadana, de las organizaciones sociales, del Estado: la reivindicacin de un acceso

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    soberano al Pacfico representa una lnea de continuidad innegable de la poltica exterior boliviana.

    Fundemos no ha querido permanecer al margen de la conmemoracin de estos eventos, ponindolos en una perspectiva histrica, estudiando sus repercusiones actuales y esbozando lneas de reflexin para la accin futura. Para ello, dedica el primer nmero de Opiniones y Anlisis del ao 2004. el nmero 67 de la serie, al centenario del "Tratado de Paz y Amistad de 1904 entre Bolivia y Chile".

    El nmero cuenta con el aporte de destacados intelectuales y especialistas del tema martimo. En efecto, Opiniones y Anlisis se abre con "1904: un tratado que restableci la paz pero no la amis tad, un artculo del historiador y ex parlamentario Jos Luis Roca. El texto hace un minucioso anlisis histrico de las condiciones previas a la firma del tratado de 1904, ascomo a l a polmica que se suscit entorno a este documento. Roca estudia el marco en el cual se desarrollaron las negociaciones y ofrece tambin interesantes documeniosde lapoca como la "Anatema de Potos" de 1905.

    A continuacin, el ex viceministro de la Cancillera Fernando Messmer explora las "Negociaciones martimas y las propuestas de solucin parael encierro geogrfico de Bolivia". En su ensayo, Messmer estudia y compara las diferentes negociaciones que sostuvieron Bolivia y Chile para resolver el problema dejado por el resultado de la guerra. El texto revisa un siglo de esos encuentros diplomticos, desde el de 1895, donde se firm el tratado probablemente ms favorable para el pas, hasta el de 1987, pasando por las gestiones de 1950, 1961, 1975, momento en el cual Bolivia tambin consigui significativos avances.

    Prosiguiendo en el campo diplomtico y de las relaciones internacionales, Jorge Gumucio, diplomticodecarrera y ex embajador, ofrece una visin sinttica de "La reintegracin martima de Bolivia en los foros multilaterales". El texto muestra las constantes acciones nacionales para conseguir una audiencia mundial para el encierro martimo. Bolivia plante su reivindicacin ante la Sociedad de Naciones, las Naciones Unidas y sobretodo en los foros regionales: en 1979, en la Asambleade la OEA, se seal queerainters hemisfrico que se encuentre una solucin equitativa que garantice el acceso boliviano til y soberano al Pacfico.

    William Torres Armas, especialista en relaciones internacionales, expone en su artculo "Las relaciones chileno- bolivianas contemporneas", el estado de los vnculos entre los dos pases, discutiendo todos los problemas que hoy se encuentran en esa agenda bilateral (el tema martimo, el uso de las aguas del Silala. relaciones comerciales, proyectos de cooperacin).

    Cierrael nmero el artculodel histonadory ex Cnsul boliviano en Santiago Mariano Baptista, "Chile y Bolivia, las relaciones culturales entre las sociedades". Lejos de los senderos de la diplomacia y de las negociaciones gubernamentales, el artculo ofrece un enfoque distinto, la formacmo las sociedades de los dos pases se miran y se confrontan. El ejercicio es estimulante pues esboza el papel y la influencia de los medios de comunicacin, de los manuales de historia de colegio, de la literatura' etc.

    Fundemos cree que con este nmero de Opiniones y Anlisis brinda a la ciudadana una manera distinta de conmemorar el centenario del Tratado de paz y amistad entre Bolivia y Chile. Cada texto recoge las lecciones del pasado y obtiene conclusiones de ellas -no siempre

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    idnticas, consecuencia inevitable de la pluralidad de sensibilidades y de enfoques- as como describen los problemas contemporneos. Estos trabajos deben servir para ilustrar la comprensin de cada lector sobre un tema muy complejo y permitir una reflexin madura sobre la irrenunciable demanda boliviana para acceder al Pacfico de una forma soberana.

    Ivonne Fernndez Weisser DIRECTORA EJECUTIVA DE FUNDEMOS

    1904: UN TRATADO QUE RESTABLECIO LA PAZ PERO NO LA AMISTAD

    Jos Luis Roca*

    LA PERDIDA DEL LITORAL Y DE UN RICO SECTOR DEL ALTIPLANO

    El 20 de octubre de 1904, el plenipotenciario boliviano Alberto Gutirrez y el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Emilio Bello Codecido, firmaron en Santiago un "Tratado de Paz, Amistad y Comercio". Mediantel, Bolivia se vioobligadaaceder definitivamente no slo la totalidad de su litoral martimo sobre el Ocano Pacfico que Chile ya ocupaba desde 1879, sino, adems, unos 7.000 Km. cuadrados adicionales en el altiplano (Chilcaya y Ascotn) que no estaban includos en el Pacto de Tregua de abril de 1884 y donde existan ricos yacimientos minerales en plena explotacin. Otorgando compensaciones econmicas, el pas vencedor busc mitigar las prdidas del vencido instndolo a olvidar el pasado y a restablecer una buena vecindad. Pero, no obstante el siglo que llevade vida, el Tratado ha sido incapaz de cerrar las heridas abiertas por la guerra. Contina

    * Licenciado en Ciencias Soeiales y Doetor en Derecho (Sucre). Estudios en Historia y Dereeho. Master en Derecho Comparado (EE.UU.). Catedrtico de Historia de Amriea (U.M.S.A.). Columnisia y redaetor de los principales diariosdeBolivia. Fue Presidentede lasociedad Bolivianade Historia. Individuo de Nmero de la Academia Boliviana de Historia. de la Sociedad de Estudios Geogrficos e Histricos de Santa Cruz. Sus principales publicaciones: "La Revolucin de Charcas en Chuquisaca y en La Paz"; "Fisonoma del Regionalismo Boliviano": "Gabriel Ren Moreno el Hispanoamericano".

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    el mal recuerdo de una poca en la que un pas fuerte agredi a otro dbil, dejndolo incompleto, mutilado y reducido al enclaustramiento. Eso explica el sentido de una frase del presidente Carlos Mesa cuando, a las pocas semanas de asumir el mando, afirm que entre Bolivia y Chile existe paz, no as amistad.

    Como todo convenio impuesto por la fuerza de las armas, este que nos ocupa caus resentimiento y frustracin desde el mismo momento en que, en enero de 1905, las cmaras legislativas de Bolivia lo ratificaron por estrecha mayora. La minora fue muy significativa puesto que mientras en la Cmara de Diputados la votacin fue de 20 en contra de laratificacin y 35 a favor, en el Senado seis departamentos de la Repblica (que sumaron 10 senadores) votaron en contra y slo 5 a favor. Quienes se opusieron a la ratificacin dejaron constancia de ello en una publicacin(que se examina ms adelante) e igual camino siguieron los parlamentarios de Potos que publicaron una "anatema" y los de Sucre una "protesta".' El negociador Alberto Gutirrez contest las objeciones2 lo que motiv una contrarplica de los opositores .'

    El propio rgimen liberal que empei toda su influencia y prestigio poltico en la la aprobacin del tratado empez, de inmediato, gestiones para modificar su contenido. Fue as cmo en 1910, el

    1 CmaraNacional de Comercio: El Tratado de 1904. Ln oposicinparlamentaria de 1904. Proresta de Chuquisaca. Analema de Potos. La Paz, 1979.

    2 Gurirrez. Alberto, El Trarado de Paz con Chile. Breve comentario en respuesta o1 Manifiesto de la minora. Parlamentaria residenre en Sucre. Imp. Arristica. La Paz. 1905.

    3 Minoria parlamentaria residente en Sucre. El Tratado de Paz con Chile. Ampliacin del Manifiesto sobre el Trarado Gutirrez-Bello Codecido. Respuesta al negociador boliviano. Imp. La Industria. Sucre, 1905.

    presidente Eliodoro Villazn (quien era canciller a la firma del tratado) instaba a los gobiernos de Chile y Per a ceder a Bolivia (previas las indemnizaciones del caso) los territorios de Tacna y Arica. El gobierno de Chile "recibi framente la consulta" mientras que el del Per se mostr favorable siempre que Tacna siguiera en poder suyo.4 Puesto que el tratado de Ancn de 1881, entre Chile y Per, haba dejado pendiente la definicin sobre el futuro de aquellas provincias (el problema slo se resolvera en 1929) y Chile aspiraba a quedarse con ambas, la gestin boliviana cay en el olvido.

    En 1922, el gobierno de Bautista Saavedra fue ms all solicitando a la recin creada Liga de Naciones que, en aplicacin del artculo 19 de su carta constitutiva, se revisara el tratado. El artculo aludido expresaba:

    La Asamblea podr, en cualquier tiempo. invitar a los miembros de la Sociedad a que procedan a un nuevo examen de los tratados que hayan dejado de seraplicables, as como de las situaciones iniernacionales cuyo mantenimiento podra poner en peligro la paz del mundo.

    Bajo fuerte presin diplomtica chilena, que encontr apoyo de otras delegaciones, el nuevo ente internacional deneg la peticin boliviana. Al ao siguiente, el canciller Ricardo Jaimes Freyre exhort a Chile a que, por la va bilateral, el tratado fuera modificado de manera que Bolivia volviera al mar. La respuesta fue una terminante negativa.

    El presidente Saavedra, a travs del canciller Eduardo Dez de Medina. volvi a la carga en 1923 cuando se reuni en Santiago la

    4 U. Figueroa Pla, Ln demanda marrima boliviana en los foros inlernacionales, Ed. Andrs Bello, Sanriago 1992, p. 18.

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    V Conferencia Panamericanaa la que Bolivia no asisti como protesta a la negativa chilena de revisar el tratado, pero envi una circular a todas las delegaciones asistentes donde constaba la queja boliviana que tampoco fue tomada en cuenta. En 1926, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Frank Kellog, (en respuesta a una peticin boliviana dirigida al presidente Warren Harding como rbitro del tratado de 1904), propuso a Chile y Per que Tacna y Arica fueran cedidas a Bolivia. La iniciativa, esta vez, fue acogida con simpata por Chile pero recibi una firme negativa peruana. Tres aos despus, en 1929, ambos pases convinieron en que Tacna se devolviera a Per mientras Arica continuara en poder de Chile. Se convino, adems, que ninguno de ellos, cedera todo o parte de aquellos territorios a una "tercera potencia" (Bolivia) sin consentimiento del otro. De esa manera, y como se ha repetido tantas veces, Chile puso el candado a nuestra salida al mar mientras Per se qued con la llave.

    OTRAS GESTIONES BOLIVIANAS PARA VOLVER AL MAR

    A tiempo de firmarse el tratado de 1904, Chile se apresur a declarar que, por ningn motivo, permitira que su territorio quedara separado por la presencia boliviana, o de cualquier otro pas, en el Ocano Pacfico. En vista de esa situacin y, adems, por el hecho de que Bolivia siempre consider Arica como su "puerto natural", sus iniciativas se orientaron en esa direccin. As lo hizo constar el canciller Enrique Finot ante los delegados a la Conferencia Interamericana para la Consolidacin de la Paz que se llev a cabo en Buenos Aires en 1936.

    As como al trmino de la primera guerra mundial se cre la Liga de las Naciones donde Bolivia present su proposicin, al trmino

    de la segunda de estas grandes conflagraciones, en la ciudad de San Francisco, California, en 1945, naci la Organizacin de Naciones Unidas (ONU) que pervive hasta hoy. El artculo 14 del nuevo ente internacional abri la posibilidad de revisar los tratados al expresar que:

    Ln Asamblea General podr recomendar medidas para el arreglo pacyico de cualesquiera siruaciones, sea cual fuera su origen que, a juicio de la Asamblea puedan perjudicar el bienestar general o las relaciones amistosas entre naciones.

    Cuando la delegacin boliviana (en su calidad de miembro fundador de la ONU) se esforz para que el artculo 14 coadyuvara a su demanda de retorno al mar, la proposicin no tuvo eco. Pero qued vigente la posibilidad de que la Asamblea pudiera "recomendar medidas" para atender situaciones como la boliviano-chilena pues ella perjudica tanto el bienestar como las relaciones amistosas entre las dos naciones. En los hechos, Bolivia an tiene abiertaesa puerta multilateral en la que, es de presumir, estaba pensando el actual Secretario General Kofi Annan al respaldar pblicamente la posicin boliviana en noviembre de 2003.

    Aparte de otras gestiones menores encaminadas en la misma direccin, en 1950, en Santiago, se abrieron negociaciones para que Bolivia tuviera acceso a un corredor y territorio costero a cambio de aguas del lago Titicaca que seran usadas para energa hidroelctrica en el Norte chileno. Objeciones del lado peruano y crticas en Bolivia, enterraron aquella iniciativa. Ella se reiter en 1975 cuando los presidentes Banzer y Pinochet se dieron citaen Charaa. Las relaciones diplomticas entre los dos pases que haban sido suspendidas en 1962 (por el uso unilateral de las aguas del ro Lauca por Chile) se restablecieron aquel ao slo para volver a suspenderse en 1978 hasta

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    hoy en da. Las objeciones peruanas a los preacuerdos de Charaa fueron las mismas que las de 1950, es decir. Per no est dispuesto a permitir jams que Bolivia se interponga en su frontera con Chile.

    LAS ESPERANZAS ABIERTAS POR EL PACTO DE TREGUA

    El 4 de abril de 1884 Bolivia y Chile firmaron el llamado "Pacto de Tregua" que es el antecedente ms prximo a la suscripcin del tratado de 1904. Se estipul que durante su vigencia, "los territorios comprendidos entre el paralelo 23 y la desembocadura del ro Loa, seguirn siendo gobernados por Chile". Eso significaba que, si bien Bolivia renunciaba tcita y definitivamente a esa parte del Litoral situada al sur del paralelo 23, sus aspiraciones de puerto propio, continuaban vigentes al norte del mismo paralelo. Ese fue el argumento de quienes lanzaron duras crticas al gobierno de Montes por haber entregado "a perpetuidad" todo el Litoral, a cambio de un ferrocarril y de una indemnizacin pecuniaria, cuando todava existan esperanzas de recuperar un puerto. A juicio de esa oposicin, el ratificar el tratado en esas condiciones, equivala a vender la soberana nacional por un plato de lentejas.

    En el lapso de los 20 aos que transcurrieron entre el Pacto de Tregua y el "Tratado de Paz, Amistad y Comercio", todo el esfuerzo chileno se volc a persuadir a los bolivianos a obtener el puerto propio que anhelaban en las provincias que Chile haba arrebatado al P ~ N y, en ningn caso, en lo que fue su propio Litoral al que deban considerar como irremisiblemente perdido. Tal proposicin era coincidente con la que sostena un sector econmico vinculado a la exportacin de minerales a cuya cabeza se encontraban Aniceto Arce, propietario de Huanchaca, la principal empresa minera del pas, y

    Mariano Baptista, influyente abogado y poltico que representaba los mismos intereses. En el bando contrario, estaban Narciso Campero y Eliodoro Camacho quienes propugnaban la continuacin de la guerra.

    Mientras Arce y Baptista encarnaban la corriente conservadora que se llam "practicista", dispuesta a un entendimiento directo con Chile, Campero y Camacho, fundadores del partido liberal, fueron identificados como "belicistas". Estos, pese a la derrota definitiva que sufrieron en el Campo de la Alianza (Tacna, Mayo de 1880) eran partidarios de reanudar la guerra aunque de antemano se conoca la absoluta falta de medios para hacerlo. Entretanto, Chile amenaz a Bolivia que si no se firmaba el Pacto de inmediato, ocupara La Paz con las tropas que estaban acantonadas en Puno. Segn el historiador chileno Gonzalo Bulnes. el presidente Domingo Santa Mara orden al coronel Almeida, jefe de la guarnicin de Puno:

    "Hasta nueva orden, prohiba usied todo comercio con Bolivia e impida que se muevan de ese puerto los vapores del Titicaca". Santa Mara pididatos al comandanrede Arequipa, coronel Velzquezsobre el nmero de tropas y la distancia de Puno a Juli y ste le contest que tena 5.500 hombres completamente listos y que la distancia entre los dos pueblos es de 20 leguas. Agreg: "tenemos la puerta abierta para imponer nuestra voluntad en La Paz a fin de obligar a Bolivia que tome el camino de la razn y de la derroia, con garantas y ventajas completas a nuesrro favor". 5

    Ante el inminente peligro de que Bolivia fuera nuevamente invadida, Campero, que cumpla su ltimo ao como presidente de la repblica, cambi de parecer enviando dos emisarios a Santiago (Belisario Salinas y Belisario Boeto) a quienes autoriz la firma del

    5 G . Bulnes. "La guerra del Pacifico". Valparaiso 1919, citado por R. Querejaru en Guano, Salitre y Sangre, p. 694.

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    Pacto de Tregua. Por Chile' firm Aniceto Vergara Albano, aquel siniestro personaje adulador y corruptor de Melgarejo quien, durante su gobierno, lo design enviado diplomtico de Bolivia en el propio Chile.

    BOLIVIA Y PERU, ALIADOS EN PERMANENTE CONFLICTO

    Boliviay Per fueron juntos ala guerraen virtud de un un tratado "defensivo" firmado en Lima el 6 de febrero de 1873 siendo presidente del Per, Manuel Pardo y de Bolivia, Adolfo Ballivin. La primera de sus 11 clusulas, expresaba:

    Las Altas Partes Contratanres se ligan y se unen para garantizar mutuamente su independencia, su soberana y la inregridad de sus territorios respectivos, obligndose en los rrminos del presenre Tratado a defenderse de roda agresin, bien sea de otro u otros Estados independientes o de fuerzas sin bandera que no obedezcan a ningn poder reconocido.

    Una clusula adicional del tratado dispona que ste "se conservar secreto mientras la Altas Parte Contratantes, de comn acuerdo, no estimen conveniente su publicacin". Ese hecho fue uno de los pretextos esgrimidos por Chile para consumar su agresin.

    A tiempo de suscribirse este convenio, las relaciones boliviano- peruanas eran, como siempre lo haban sido, difciles y conflictivas. Estaba fresco el recuerdo de las guerras de la Confederacin, las invasiones de Gamarra en 1828 y 1842 y los pleitos comerciales no resueltos, rodeados de frecuentes amenazas, de lado y lado, siempre al borde de nuevas acciones blicas. Esas permanentes fricciones eran causadas por el auxilio recproco que los caudillos rivales que

    l 'OPINIONES Y ANALISIS' gobernaban Bolivia y Per, otorgaban a sus respectivos enemigos quienes pugnaban por obtener o recuperar el poder en el pas del vecino. Otra rea de conflicto estaba relacionada con la circulacin de moneda feble boliviana en el Per que ste pas consideraba como perjudicial a su economa. Como represalia, las autoridades aduaneras peruanas fijaban elevados impuestos y aranceles al comercio boliviano que se realizaba a travs de Arica, mientras Bolivia tomaba idnticas medidas con las mercancas de origen peruano que ingresaba a su territorio.

    Pero la rivalidad entre el Alto y el Bajo Per vena de mucho antes. Se remontaba a mediados del siglo XVI cuando el oidor Juan de Matienzo, a nombre de la recin creada Audiencia de Charcas, solicit al rey espaol que le fuera asignado el puerto de Arica para su comercio lo que motiv una rotunda oposicin de la Audiencia de Lima. La jerarqua de sta era superior pues tena carcter "pretorial" mientras la de Charcas era "subordinada". Los cuatro y ms siglos transcumdos desde entonces, no han sido suficientes para que Per cambie de opinin en cuanto que Arica, o alguna zona adyaacente, pertenezca a Bolivia.

    Las diferencias se agravaron durante la guerra de independencia. Lo que nuestra historia califica como "realistas" eran, en verdad, ejrcitos y tropas peruanas que obedecan a generales y virreyes espaoles como Goyeneche, Pezuela y La Sema, encargados de reprimir a los patriotas altoperuanos durante los 16 aos de aquella epopeya. O para decirlo en palabras de Ren Moreno: "fueron cuzqueos, huamanguinos y moqueguanos, mestizos de aguante y de pelea quienes ms palo y plomo nos dieron durante la guerra". Por ltimo, cuando la Asamblea reunida en Chuquisaca en 1825 decidi la separacin proclamando la independencia, el gabinete de Lima le puso reiteradas objeciones y de no haber mediado el respaldo poltico y militar que

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    Bolvar dio a la nueva repblica, sta hubiese perecido a manos peruanas.

    Pero si todo aquello los desuna, pasadas las campaas de la Confederacin, Bolivia y Per se sentan solidarios en el temor y aprensin con respecto a Chile. Desde que se descubri guano y salitre en las costas de ambos pases, en la dcada de 1840, empezaron las incursiones de aventureros, buscadores de fortuna, capitalistas y empresarios chilenos que avanzaron al norte de Copiap, lmite septentrional tanto del reino como, despus, de la repblica de Chile. La aparicin de las riquezas costeras coincidi con el fracaso estrepitoso de la Confederacin Per-boliviana que debilit y dividi a ambos pases al paso que el triunfante Chile se fortaleca militar, econmica e institucionalmente.

    En el lado peruano, aunque sin disputarle propiedad territorial. tambin se produjo una penetracin demogrfica chilena representada por buscafortunas. audaces capitalistas y trabajadores cesantes. A tiempo de estallar la guerra del Pacfico, esos intereses econmicos cuestionabanel derecho que tenaPer de establecer, en su propio suelo. un monopolio estatal (o estanco) de compra y exportacin de salitre. Esa poltica nacionalista peruana, que Chile consideraba contraria a sus intereses, fue una de las razones para que la guerra se extendiera aTarapac y Arica y culminara con la ocupacin de todo el pas durante tres largos y fatdicos aos.

    por la expulsin que haba ordenado el presidente Daza de su cnsul en La Paz acusado de conspirador, (lo mismo que haba ocurrido aos antes durante el gobierno de Be1zu)dispusola elevacin de los derechos e impuestos que en Arica y Mollendo se cobraban a las mercancas bolivianas de importacin y exportacin.

    En contrarplica, 1aAsambleaNacional reunida en Sucre. grav con un boliviano al galn de alcohol de caa o aguardiente de uva que se importase del Per. La situacin se puso muy tensa ocasionando protestas callejeras en ciudades de ambos p a ~ e s . ~ Segn el ministro en Lima, Zoilo Flores, el propsito del gobierno peruano era "ahogar" a Bolivia. "Nos encaminamos directamente no a una simple perturbacin de nuestras relaciones sino a la guerra misma, estamos preparados para ella?', preguntaba Flores en carta ditigida a su gobierno.'

    En octubre de 1878 mejoraron las relaciones y se firm un tratado que dispuso libre trnsito para el comercio exterior boliviano aunque con un gravamen de 5% por servicios de puerto, muelles y aduana. Per obtena liberacin total por la introduccin de sus productos a Bolivia con excepcin de alcoholes y ron que pagaran 5 centavos. el galn. El gobierno de Lima lo aprob por temor a que Daza protegiera a Nicols de Pirola, enemigo del presidente peruano Mariano Ignacio Prado. Bolivia lo ratific el 18 febrero de 1879 cuando ya Antofagasta estaba invadida, noticia que en Bolivia an no se conoca.

    No obstante de que Bolivia y Per se sentan unidos en su temor y rechazo a la actitud chilena, el tratado de 1873 no pudo disipar las animadversiones y roces entre los nuevos aliados. Tanto es as que, cuatro aos despus, en 1877, estall una nueva guerra comercial. En unode sus tpicos e inamistosos actos, el gobierno peruano, en represalia

    Pero el arreglo comercial no allan las divergencias entre los aliados en secreto, pues las relaciones se hicieron ms vidriosas al -

    6 R. Querejazu, ob.cif., p. 311 7 Ibid.

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    producirse la invasin a Antofagasta. Bolivia invoc el tratado mientras Per, a regaadientes, asuma los compromisos en l estipulados, pero a cambio de un leonino "Protocolo de Subsidios". En l se estipulaba ue todos los gastos de la guerra seran cubiertos nicamente por olivia. Como garanta, Bolivia pignoraba el ingreso de sus aduanas, 1 producto del arrendamiento de las salitreras del Toco y el monto e los impuestos a cobrarse por las exportaciones de salitre cuando tacama fuese recuperada de manos de Chile. Esto no obstante de que a se vea con claridad que la verdadera meta de la agresin chilena, s que Bolivia, era Per.

    premiada por las circunstancias, Bolivia tuvo que aceptar tan ura condicin como tambin acept la imposicin peruana (trgico fatal error para los aliados) que su ejrcito, en lugar de defender

    ntofagasta y Calama, se dirigiera a Tacna donde permaneci, ocioso desmoralizado, durante casi un aiio. Atingido por la dinmica de la

    ampaa naval impuesta por Chile, Per no cumpli (o no pudo umplir) la promesa de movilizar el ejrcito boliviano, por va martima, acia el Sur, donde estaba el Litoral invadido.

    sa acrimonia y mutua desconfianza estuvieron presentes antes, urante y despus de la guerra. Terminada sta, los malos aliados egociaron la paz con el vencedor en forma separada. Per firm el ratado de Ancn (1883) y Bolivia el Pacto de Tregua (1884). Ambos e olvidaron de que el artculo 8" de la ingloriosa y siempre violada onvencin secreta de 1873, mandaba que esas negociaciones se icieran en forma conjunta. Y en cuanto a los gastos de guerra, est laro que el resultado de ella dej insubsistentes las lesivas condiciones mpuestas a Bolivia.

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    EL IMPUESTO DE 10 CENTAVOS AFECTABA SOLO A UNA EMPRESA

    En busca de justificativos para su invasin al Litoral, Chile arguy que, en un convenio suscrito en 1874, Bolivia se comprometa a no elevar durante 25 aos los impuestos a "personas, industrias y capitales chilenos" y, no obstante, dict una ley creando un gravamen

    'de 10 centavos por cada quintal de salitre exportado. Pero, como puede leerse, la exencin contenida en el Tratado de 1874 tena carcter general ("personas, industrias y capitales") mientras los 10 centavos se referan slo a una empresa: la Compaa de Salitres y Ferrocarril de Antofagastaque contractualmente habamanifestado su acuerdo con el impuesto. Al estallar la guerra, el gobierno boliviano emiti una circular dirigida a las misiones diplomticas acreditadas en el pas explicando por qu ese gravamen no era razn vlida para una invasin como la que Chile acababa de perpetrar en Antofagasta. La historia del impuesto es la que se resume a continuacin.

    En 1866, el presidente Melgarejo suscribicon Chile el ominoso tratado de 1866 que divida al Litoral en dos partes, una para cada pas. Mediante un sistema que se llam "medianera", se convino que ambos pases se repartiran en alcuotas iguales el producto de la explotacin de minerales que existan en el temtorio as repartido. Pero esta equidad era slo apariencia ya que en el lado boliviano se encontraban los riqusimos territorios de Mejillones (guano y salitre) y Caracoles (plata y cobre) mientras que en el lado chileno no haba nada que explotar ni repartir.

    Debido a lo anterior, el gobierno boliviano recibi numerosas solicitudes de concesiones mineras. Pero los nicos favorecidos resultaron ser los sbditos chilenos Jos Santos Ossa y Francisco

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    Puelma a quienes, un decreto de Melgarejo y su gabinete en pleno, otorg "el privilegio exclusivo, por 15 aos, para la exploracin, explotacin y libre exportacin del salitre existente en el desierto de Atacama". Con semejante ganga en las manos. los concesionarios transfirieron sus derechos a una firma anglo-chilena llamadaMelbourne Clark y Cia. Poco tiempo despus, sta se convertira en la "Compaa de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta", ya citada. El principal accionista de ella era el chileno Agustn Edwards Ross.

    A la cada de Melgarejo. el nuevo presidente, Agustn Morales, declar insubsistentes los actos administrativos de su antecesor. Pero en el caso del contrato con la compaa de Edwards, adems de no estarpenalizado por nulidad alguna, sus prerrogativas fueron ampliadas autorizndola "a construir todos los ferrocarriles que quieran en ese terreno". La compaa se convirti en sociedad annima con un capital pagado de 2.5 millones de pesos. Sus negocios salitreros, unidos a la propiedad del ferrocarril que construy de Antofagasta a las zonas calicheras, le proporcionaban pinges ganancias.

    En noviembre de 1873, la misma Compaa de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta obtuvo nuevas ventajas del gobierno boliviano las cuales, segn el decreto que se las conceda, estaban sujetas a aprobacin legislativa. La situacin se mantuvo sin definirse durante varios aos hasta que una ley de febrero de 1878 ratific aquellos privilegios a condicin de que la compaa pagara impuestos ms altos y al margen del tratado de 1873 con Chile. La ley que iba a provocar la guerra, en su artculo nico deca lo siguiente:

    Como se ve, el impuesto no era para todas las compaas chilenas o extranjeras, que las haba muchas, sino para la ms poderosa de ellas con la cual el Estado boliviano tena suscrito. directamente, convenios privilegiados como ser el pago, por parte de la empresa, de slo 30 bolivianos anuales por estaca de caliche en explotacin. En su momento, la compaa afectada acept y firm esas condiciones, pero luego rehus cumplir lo acordado.

    Lacia. desalitres tambin senegabaapagar alaJuntaMunicipa1 de Antofagasta presidida por el chileno Hernn Puelma (sin relacin de parentesco con el fundador de la compaa) un gravamen sobre el servicio de alumbrado. En vista de ello, las autoridades municipales ordenaron el embargo de los bienes de la compaa y la prisin de su gerente, Jorge Hicks, quien, para recuperar su libertad, efectu un pago a cuenta.

    La compaa rechaz el nuevo impuesto boliviano arguyendo, entre otras cosas, que al hacerlo perdera competitividad frente al salitre peruano. Su prximo paso fue acogerse a la proteccin del gobierno chileno para que ste pidiera la abrogacin delaley. Cuando el prefecto del departamento del Litoral, coronel Severino Zapata, cumpliendo instrucciones de su gobierno, y bajo alternativa de prisin y embargo, intim el pago al seor Hicks (como lo haba hecho la JuntaMunicipal), ste se refugi en el acorazado Esmeralda de la armada chilena, surto en la baha de Antofagasta donde tambin vigilaba un buque de guerra britnico. Acto seguido, se produjo el desembarco de tropas que tomaron la ciudad y el puerto. La guerra del despojo haba comenzado.

    Se aprueba la trarisaccin efectuada por el Ejecurivo de 27 de noviembre de 1873, con el apoderado de la Cia. de Salirres y Ferrocarril de Antofagasta a condicin de hacer efectivo, como mnimo. un impuesto de 10 rerifavos por quiriral de salitre exporrado.

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    CHILE ZANJA DIFERENCIAS CON ARGENTINA

    Cada vez que a Chile le ha sido necesario firmar un tratado favorable a sus intereses, ha tenido el cuidado de alejar el peligro de que Argentina (con quien tambin siempre ha tenido conflictos limtrofes) entrase a formar parte de una coalicin con Per y Bolivia. As procedi Chile en tres oportunidades que se examinan a continuacin: la primera, en vsperas de invadir Antofagasta, la segunda, como preludio de la firma de los tratados de tregua con Per y Bolivia en 1883 y 1884 y la tercera, pocoantesde concluirel tratadocon Bolivia en 1904.

    Chile proceda de esta manera por temor y chlculo. Ocurra que en las ltimas dcadas del siglo XIX. tras un largo perodo de inestabilidad y guerras civiles, la situacin cambi gracias a los dos millones y medio de inmigrantes italianos (y de otras naciones europeas), a las grandes inversiones britnicas en industrias y ferrocarriles y al espectacular crecimiento de la actividad agropecuaria. As surgi Argentina como potencia de primer orden en Amrica del Sur. Chile (que ya lo era desde que, en 1839 derrotara en Yungay la primera coalicin peruano-boliviana), reclam para s la propiedad de la vasta y despoblada regin austral de la Patagonia pues, guiado por un "destino manifiesto'. suramericano, aspiraba a llegar al Atlntico a travs delavastedad del continente. Envalentonadocon sus innegables xitos militares, el pas del Mapocho buscaba as crecer en todas direcciones, manipulando la doctrina del uti-possidetis para favorecer sus intereses y, a la vez, reforzando esos argumentos con el despliegue de una poderosa fuerza de mar y tierra.

    Entonces mientras, en el Norte, Chile forcejeaba con Bolivia, por el Este lo haca con Argentina al punto de que, varias veces, estuvo

    al borde de la guerra con este pas. Los argentinos condenaron unnimemente el expansionismo chileno a costa de Bolivia y Per, hecho que consideraban lesivo y peligroso para el equilibrio poltico y la paz del continente. Y como actitud simblica, pero de alta significacin poltica, el jurista y diplomtico Roque Senz Pea (quien igual que su padre iba a ser presidente de la Repblica Argentina) se alist en el ejrcito peruano y combati en la batalla de Anca donde result herido y prisionero. Chile, por su parte, empleando clculo y astucia, iba dilatando la solucin de sus problemas con Bolivia, a la espera de llegar a transacciones definitivas con Argentina. Una elemental precaucin le aconsejaba no abrirse dos frentes simultneos y para evitarlo pona todo su esfuerzo diplomtico respaldado por el disuasivo de sus armas.

    Teniendo en cuenta lo anterior, es presumible que la invasin al Litoral hubiese tenido lugar aos antes de no habrselo impedido las difciles y tensas negociaciones con Argentina en torno a la Patagonia. A fin de tener las manos libres con Bolivia, Chile, el 6 de diciembre de 1878, firm con Argentina el tratado Fierro-Sarratea que no resolva nada salvo posponer la solucin del conflicto y evitar momentneamente la guerra. Segn aquel convenio. la cuestin de la Patagonia sera sometida a arbitraje internacional y, mientras esto ocurriera, Chile poda ejercer jurisdiccin sobre las aguas, playas, canales e islas adyacentes en el estrecho de Magallanes y, por su parte, Argentina poda hacer lo mismo del lado del Atlntico. Tras intenso y apasionado debate, el congreso chileno ratific el tratado el 14 de enero de 1879, exactamente un mes antes de la invasin de Antofagasta.

    En 188 1, mientras completaba su conquista de todo el territorio peruano, Chile, usando un buen sentido tctico, decidi renunciar a sus pretensiones sobre la Patagonia (cuyo valor para Chile era ms

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    geoestratgico que econmico) pues, en compensacin, ya se haba apoderado de Atacama y Tarapac, mucho ms apetecibles que aquella tierra austral de los pinginos. Adems, con esa transaccin, enteramente favorable a la Argentina, desaparecieron los argumentos para que este pas formara parte de la coalicin per-boliviana. La adhesin argentina al tratado de 1873, fue tesoneramente buscada por los aliados especialmente por Per, quien envi una misin especial a Buenos Aires a ese objeto pero Argentina, finalmente, decidi no formar parte de la alianza.

    El 23 de julio de 1881, el canciller argentino Bernardo de Irigoyen y el enviado chileno Francisco de Borja Echeverra, firmaron el tratado de lmites. Como muy bien lo seala un autor chileno: "[con el tratado] Chile ganaba la ventaja imponderable de haber podido hacer la guerra contra Per y Bolivia sin temor a un ataque [argentino] por la espalda".Y En efecto, Chile prosigui con la guerra, puso a sus dos rivales de rodillas y ambos tuvieron que capitular.

    El ltimo episodio en que Chile logra un entendimiento con Argentina a fin de ganar fuerza en la guerra o en la negociacin con sus otros vecinos, tuvo lugar en 1902. Hasta entonces, los lmites contemplados en el t ratado de 1881 no haban podido ser satisfactoriamente demarcados. Patagonia para Argentina, estrecho de Magallanes para Chile; Argentina potencia del Atlntico. Chile, potencia del Pacfico, era un lenguaje ambiguo que slo haba servido para alejar momentneamente el peligro de que Argentina se aliara con Per y Bolivia. Pero no era suficiente para calmar las tradicionales tensiones entre los dos pases.

    8 M. Barros, Hisroria diplomtico de Chile (1541-193R), Barcelona, 1970, p. 358,

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    En medio de esas indefiniciones limtrofes y de renovadas suspicacias. Chile y Argentina a finales del siglo XIX y comienzos del XX, se embarcaron en una frentica carrera armamentista comprando buques de guerra que los hicieron figurar entre las primeras potencias navales del mundo mientras sus ejrcitos de tierra llegaban a los 100 mil hombres bien equipados y con moderna dotacin de artillera. La continuacin o no de las demarcaciones limtrofes, los criterios con que stas eran hechas y el lenguaje que cada pas empleabacon respecto al otro, estaban e n permanente osci lacin, segn l a s nuevas adquisiciones de buques y armamentos se perfeccionaban o no y cuando se esperaba que stos llegaran a destino.

    Tal estado de cosas no poda continuar por ms tiempo pues unenfrentamiento chileno-argentino hubiese significado un instantneo apoyo per-boliviano a la Argentina. Y este pas se daba cuenta de que cualquier alteracin del precario status quo echara por tierra los acuerdos anteriores con el peligro de una nueva y generalizada guerra de resultados imprevisibles para l. As lo entendieron los presidentes Federico Errzuriz de Chile y Julio A. Roca de Argentina quienes abrieron el paso a una demarcacin transparente y definitiva y a la aceptacin de un arbitraje que, hastaesos momentos, era objeto de gran controversia. Uno de los aspectos ms sensitivos era el relacionado con la Puna de Atacama, territorio que Bolivia (despus del Pacto de Tregua) haba cedido a Argentina y que Chile alegaba que era suyo. La decisin del rbitro norteamericano no pudo ser ms salomnica: tres cuartas partes para Argentina (que detentaba dicho temtorio) y una cuarta parte a Chile que lo reclamaba.

    Errzuriz y Roca, con frondosas comitivas y en medio de emotivos brindis y discursos. se entrevistaron en Punta Arenas en mayo de 1898 a bordo del acorazado O'Higgins, el ms moderno y poderoso

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    que posea la armada chilena y all acordaron los trminos para firmar la paz. Alejado, otra vez, el peligro de guerra con Argentina, Chile envi a Bolivia a Abraham Koning, un diplomtico arrogante, de mentalidad prusiana y vocabulario de estibador. Apenas lleg a La Paz: en nota dirigida al canciller Eliodoro Villazn lanz su conocido ultimatum en el que expres que el Litoral era chileno y que Bolivia no tena derecho a puerto alguno porque la victoria es "la ley suprema de las naciones". Record que su pas haba conquistado el Litoral precisamente porque era rico pues de lo contrario Chile no se hubiese interesado en l. Y sentenci que el ttulo de Chile era el mismo que ostentaba Alemania en la Alsacia y la Lorena o el de Estados Unidos con respecto a Puerto Rico.

    El presidente Jos Manuel Pando tom nota del kase chileno y pidi al magnate minero Felix Avelino Aramayo que, privadamente propusiera a Chile un negocio exactamente igual al que estaba a punto de cerrar con el Brasil respecto al Acre: vender el Litoral por dos millones de libras esterlinas para la construccin de ferrocarriles bajo control boliviano. Esto ocurra en abril de 1902 pero al mes siguiente se firmaron los Pactos de Mayo con Argentina. Chile, sintindose ms fuerte, desestim la propuesta de Aramayo y, dos aos despus, forz la firma de un tratado sobre bases exclusivamente suyas: slo 300 mil libras de indemnizacin y construccin de ferrocarriles segn decisin chilena. Esta vez la amenaza no era una nueva guerra sino algo mucho peor: la polonizacin de Bolivia. Argentina, Chile y Per, a instancias de estos ltimos dos pases se repartiran "amistosamente" el territorio b o l i ~ i a n o . ~

    9 M . Barros. Hisroria diplomrico de Chile. Barcelona, 1970, p. 546.

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    El 28 de mayo de 1902, el canciller chileno Jos Francisco Vergara Donoso y el plenipotenciario argentino, Jos Antonio Terry, firmaron un tratado de lmites y otro de desarme, conocidos como "los Pactos de Mayo". En conmemoracin de tan grande acontecimiento, se decidi levantar un monumento en la frontera al que se le dio el nombredel "Cristo de los Andes". Como en las dos ocasiones anteriores, Chile volva a lograr la necesaria tranquilidad, para en 1904, darle a Bolivia el tiro de graciacon respecto a su ya arrebatada costa martima.

    A estos tres episodios que giran alrededor de la guerra del Pacfico, se suma el ltimo, ocurrido en la dcada de 1970. Faltaba una ltima definicin limtrofe chileno-argentina en torno al canal Beagle y las islas Picton, Lenox y Nueva, prximas a la Antrtida y pendientes de una decisin arbitral de lareinadeInglaterra. En previsin de que el laudo no resolviera el conflicto. el presidente chileno busc, a comienzos de 1975, una aproximacin con Bolivia ofrecindole un corredor soberano y un puerto colindante con Arica en canje de un territorio de tamao equivalente en suelo boliviano. Se produjo el encuentro con el presidente Banzer en Charaa, se restablecieron las relaciones diplomticas (que se haban rotoen 1962 acausadel problema del ro Lauca) y Bolivia apareca como amigo y potencial aliado de Chile.

    l En 1977, Argentina rechaz el laudo arbitral britnico y 1 apareci, otra vez, el fantasma de la guerra aunque sin el peligro de que Bolivia se pusiera del lado argentino: no en vano Chile apareca

    tan generoso con nosotros. Pero la negociacin de Charaa no prosper y, en marzo de 1978, Bolivia suspendi nuevamente relaciones con Chile, lo cual significaba una potencial solidaridad con Argentina a la cual bien poda haberse unido Per. Esto indujo a Chile a un desesperado (y al final exitoso) esfuerzo para lograr la mediacin papa1

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    en la Navidad de 1978, horas'antes de que empezara la primera batalla naval en el estrecho de Magallanes.

    As se evit, una vez ms, la guerra chileno-argentina. Los tres aos que Chile entretuvo a Bolivia con el seuelo de salida al mar, fueron cruciales para mantenernos alejados de un potencial reencuentro con Per y Argentina al cual Chile (por motivos muy comprensibles) siempre ha tenido terror. Con la tranquilidad que brindaban las nuevas circunstancias, el ltimo tratado limtrofe argentino-chileno se firm en 1984. A partir de entonces, Chile volvi a endurecer su posicin alegando que "Bolivia nunca tuvo mar", que el tratado de 1904 es "irrevisable" y que Chile jams renunciar a un milmetro de su soberana territorial no obstante habrnosla ofrecido en Charaa.

    EL IMPACTO DEL REGIONALISMO BOLIVIANO EN EL PROBLEMA DEL PACIFICO

    Aquellos que, en la post guerra del Pacfico, propugnaban un rpido y completo entendimiento con Chile, eran personajes que representaban las tendencias y los intereses empresariales del sur del pas. El conflicto blico coincidi con un auge inusitado de la minera a lo que haba contribuido la autorizacin en 1872 para exportar pastas de plata sin necesidad de previa fundicin o amonedamiento. Esto significaba revisar una poltica que, durante aos, haban logrado imponer los llamados "proteccionistas" en permanente pugna con los "librecambistas" de la oligarqua del sur.

    El personaje principal de esta ltima tendencia era Aniceto Arce, hombre notable por su tenacidad y espritu emprendedor. Reuna

    en su persona al empresario, el poltico y el estadista que no tuvo tregua a lo largo de su vida en el empeo de hacer de Bolivia un pas moderno y progresista. Expulsado del pas por Melgarejo. se dirigi a Chile y, en Chaarcillo, cerca a Coipap, aprendi los secretos de la minera. De retorno a Bolivia se hizo socio de unos mineros locales y con ellos fund la Compaa Huanchaca. que era el nombre del ingenio donde se beneficiaba el mineral de plata extrado de Pulacayo, un rico yacimiento argentfero.

    En 1872, Arce viaj a Valparaso en busca de capitales y maquinaria moderna para Huanchaca. All se asoci con los industriales chilenos Melchor y Enrique Concha y Toro. dueos del Banco Garantizador de Valores que haba hecho un prstamo al gobierno de Melgarejo. con la garanta del huano de Mejillones. Esta operacin (una de las ms funestas de la historia financiera boliviana) que por aos constituy una pesada carga para nuestro pas, fue negociada por el chileno Vicente Vergara Albano quien, jen el propio Chile!, funga como ministro plenipotenciario de Bolivia.

    El mismo ao de 1872, la empresa Huanchaca, que ya produca 30 toneladas de plata anuales, estableci su sede principal en Valparaso. Los socios bolivianos posean el 78% de las acciones mientras el 22% restante corresponda a los chilenos. Arce, individualmente, era dueo de una tercera parte del total de acciones.'O Poco antes de estallar la guerra, Huanchaca se subrog la obligacin que tena el Estado boliviano con el Banco de Concha y Toro de Bs. 537.000 a cambio de pagar un impuesto de slo 1 boliviano por marco de plata. Ese negocio dio lugar a un enorme crecimiento de la empresa de Arce.

    LO R. Condarco Morales, Anicelo Arce, 2' Edicin. La Paz, 2002.

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    Descubiertos, y en plena explotacin, aquellos yacimientos mineros de las provincias potosinas de Chichas y Lpez no podan prosperar ni ser competitivos sin un medio de transporte eficiente y moderno como era el ferrocarril. Ni los tiempos ni los volmenes de exportacin estaban para seguir trabajando con llamas ni con los ineficientes carromatos tirados por mulas. Aos antes de la guerra, el gobierno boliviano se propuso construir un ferrocarril en el Litoral de manera que los extensos y ricos depsitos argentferos de Caracoles fueran unidos al puerto de Mejillones. Pero este proyecto fracas pues amenazaba ser competidor del ferrocarril que una Antofagasta con las calicheras de Las Salinas, que la empresa de Agustn Edwards ya haba construdo.

    En 1878, en vsperas de la guerra, Aniceto Arce y Belisario Per viajaron a Valparaso y Santiago en busca de apoyo para construir un ferrocarril ms extenso, que de Antofagasta penetrara bien adentro del territorio boliviano. Pero, como en el caso del ferrocarril de Mejillones, ste encontr la oposicin de la misma compaa salitrera anglo-chilena. La situacin se complic por la insistencia del gobierno boliviano en el cobro del impuesto de 10 centavos.

    Todo lo anterior explica por qu los mineros del sur del pas mostraron tanto inters y decisin en firmar el Pacto de Tregua de 1884. Gregorio Pacheco, dueo de las minas de Tatasi, Guadalupe y Portugalete, adems de ser socio de Arce en Huanchaca, estaba en vsperas de ser presidente de la repblica.

    Finalizadalaguerra, y unavezchile fungacomo dueo absoluto de todo el Litoral, desapareci la rivalidad entre los proyectos ferrocarrileros de Chile y Bolivia. Arce aprovech esa coyuntura para extender la lnea Antofagasta-Las Salinas hasta Uyuni (con ramal a

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    Huanchaca) y. despus, en 1892, hasta Oruro. Para materializar ese proyecto que fue concludo en plena vigencia del Pacto de Tregua, cuando Arce era presidente de Bolivia, Huanchaca contribuy con 2.6 millones de pesos. A fin de atender las necesidades de la guerra, la misma empresa dio en prstamo al gobierno de Bolivia, la suma de 160.000 pesos."

    A tiempo de firmar el tratado de 1904, se invirtieron los papeles. Ni los mineros del sur, ni la opinin pblica de esa regin del pas, mostraron entusiasmo alguno por renunciar al Litoral a cambio de una suma de dinero y del ferrocarril Anca-la paz. El inters vino de esta ltima ciudad y del partido liberal que, pocos aos antes, haba tomado el poder despus de un conflicto armado con Sucre en tomo a cul de las dos ciudades sera, en definitiva, la capital de larepblica. El presidente Ismael Montes, liberal y paceo, se constituy en el paladn de la negociacin con Chile. El ferrocarril de Anca estaba llamado a convertirse en complemento ideal del nuevo status de sede permanente del gobierno que haba adquirido La Paz al despuntar el siglo XX. Adems, contribuy a afianzar su condicin de primeraciudad del pas yaque el comercio masivo de importacin y exportacin se consolid a travs de ella. El ferrocarril Antofagasta-Omro pas a un segundo plano.

    Eso era, precisamente, lo que imtaba a la opinin pblica del Sur. Los parlamentarios de la minora opositora, radicados en Sucre, protestaban as:

    El FC de Arica beneficiar a uno solo de los departamentos. La hbil diplomacia chilena ha sabido escoger como principio de sus planes al pueblo ms opulento de Bolivia [La Paz] halagando sus anhelos de

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    hegemona regional y engrandecimiento para arrastrar despus, con facilidad, al resto de la repblica. La aspiracin chilena condensada en esta frmula, "conquistar Bolivia con el rifle al hombro o el riel en la mano'' est cerca de realizarse con pasmosa facilidad."

    Este punto de vista fue reiterado por los mismos parlamentarios en la contrarplica que hicieron a los argumentos del negociador Alberto Gutirrez quien, a toda costa buscaba justificar los trminos del tratado. Las crticas se dirigan a la misma obra ferroviaria que se proyectaba aunque, esta vez, en trminos ms duros y explcitos:

    La influencia poltica del FC de Arica a LA Paz en el estado acrual de las relaciones internas de la comunidad boliviana es innegable que debilitira los lazos, ya demasiado frgiles de su unin. Ha llegado el momenro de hablar con entera franqueza. El pueblo de La Paz en sus clases dirigentes, y los gobernantes paceos miran ms por el engrandecimiento del Norte que por la totalidad de la patria boliviana y no omiren, ni omitirn, sacrificar a las dems secciones de sta para asegurar el predominio y el poder de la merrpoli donde se ha radicado, de hecho, la sede del gobierno. [...] Si en alguna ocasin se dejan sentir dentro del escenario local de La Paz los ecos del sentimiento patrio verazmente nacional, ellos quedan aislados por la gran mayora de "hombresprcticos" cuyo nicoidealpareceserelimperialismodelNorle en la vida boliviana. Negarlo con disertaciones tericas del llamado regionalismo es una insensatez y un engao que ya no pasan. El pueblo paceo nos dar las espaldas para echarse en brazos de Chile.'j

    Por unadeesas paradojas de la historia, el viejo anhelo boliviano de comerciar libremente a travs del puerto de Arica (que a comienzos

    12 "El voto de la minora parlamentaria residente en Sucre", en Cmara Nacional de Comercio, ob. cir.

    13 Minora parlamentaria. "Ampliacin sobre el Tratado Gutirrez-Bello Codecido". ob. cit.

    de la repblica estaba ms all de la pugna regional) se hizo realidad slo con la derrota boliviano-peruana en la guerra del Pacfico. En cambio, si Chile caa derrotado, es presumible que Per hubiese continuado, ms firme que nunca en mantener la sujecin de Bolivia al "dogal aduanero" de aquel puerto.

    CHILE Y BOLIVIA: UNA CORTA APROXIMACION Y UNA LARGA ENEMISTAD

    Bolivia surgi a la vida independiente como un acto de autoafirmacin nacional, venciendo la oposicin de Bolvar y pasando por encima de las pretensiones de sus antiguas cabeceras virreinales (Lima y Buenos Aires) que se sentan con derecho a que las provincias de Charcas siguieran formando parte de una de aquellas sedes. Esto cre un sentimiento generalizado de animadversin con respecto a Per y Argentina que era muy patente en los primeros aos de la repblica. Con Chile, en cambio, al no haber existido mayor contacto ni durante los siglos coloniales ni durante la lucha por la independencia, no se produjeron roces ni surgieron intereses en conflicto. Si esos dos pases albergaban algn sentimiento, ste era de simpata y recproca confianza. Segn refiere el historiador chileno Ramn Sotomayor Valds, en 1825 el ministro Mariano Egaa expres: "ahora que se ha declarado laindependencia del Alto Per, Chile nada tiene que temer de sus vecinos".'"

    Los vecinos de Chile aludidos por Egaa, eran los mismos que los de Bolivia: Per y Argentina. Si cualquiera de esos ex virreinatos

    14 Citado por R. Burr, en, By reason orforce, Chile and the balancing ofpower in Soufh America, 1830-1905. University of California Press, Berkeley and Los Angeles, 1965, p. 42.

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    se hubiese reanexado las cutro extensas, ricas y pobladas provincias altoperuanas, habra surgido una nacin demasiado poderosa con capacidad de absorber, sin dificultad alguna. al Chile pequeo y pobre de la primera poca de su vida republicana. As lo vieron, con toda clarividencia, quienes estaban organizando al nuevo Estado chileno arrinconado entre el mar y las faldas de la cordillera andina y. en esos momentos, sumido en el caos.

    La inteligente observacin de Egaa (quien, en Londres, convencera a Andrs Bello de que se viniera a vivir a Chile) no tendra sentido si l no hubiese estado conciente de que Bolivia posea tres grados geogrficos de litoral martimo capaces de equilibrar la balanza del poder con el Per a quien los chilenos teman. De esa manera fue tomando cuerpoel principio. que yase aplicabaen Europa. del equilibrio continental, indispensable para una pacfica convivencia entre los nuevos Estados. Eso mismo fue lo que sostuvieron. en la Asamblea de 1825, los fundadores de 1aRepblica Boliviana, quienes justificaban la existencia de sta, entre otras razones, en el hecho de ser un indispensable guardin del equilibrio poltico entre el Pacfico y el Plata.

    Esa sensata posicin que compartan Chile y Bolivia, fue rota por la poltica de reunificar el virreinato peruano en que, a su turno y por caminos distintos, se empearon Andrs de Santa Cruz y Agustn Gamarra. Cuando, en 1828, se produjo la primera invasin de Gamarra a Bolivia, Chile aun no estaba organizado como para que su voz pudiera haber sido escuchada en el asunto. Pero s lo estaba en 1836 cuando Santa Cruz intervino en el Per con un proyecto ms explcito que el de Gamarra: confederar las dos naciones. En esos momentos, junto a Egaiia, actuaban y pensaban Andrs Bello y Diego Portales quienes se persuadieron de que. si triunfaba la Confederacin, sta absorbera

    a Chile condenndolo a desaparecer como Estado independiente. Con ayuda peruana y con grandes simpatas del lado boliviano, los chilenos hicieron la guerra a Santa Cruz a quien derrotaron en Yungay. bien al norte del Per.

    La historiografa boliviana tradicional ha sostenido, con poco criterio reflexivo y autocrtico, que Chile cometi un abuso al combatir la Confederacin pues tanto Per como Bolivia tenan "derecho" a unificarse. Esa patritica afirmacin que circula en libros de historia nacional y en textos escolares, se desploma al examinar el comportamiento de las naciones, en cualquier parte del mundo y en toda poca histrica, en condiciones anlogas a las que se dieron en la Confederacin. Si la unin de dos Estados interesara slo a ellos y no a sus vecinos ni al sistema internacional del que forman parte, deberamos concluir, por ejemplo, que no existi justificativo alguno para que los pases europeos protestaran o se opusieran a la fusin de Alemania con Austria (a lo cual sigui la absorcin de Checoeslovaquia y Polonia). mucho menos a empezar una guerra por ese motivo. Con esa misma lgica, el mundo antiguo no debi haberse alarmado con la expansin del Imperio Romano ni la Europa contempornea con los avances de los imperios otomano y austrohngaro que dieron origen a la primera guerra mundial.

    Pero si Chile se hubiese conformado con destruir la Confederacin, todos hubisemosquedado satisfechos. Bolivia hubiese continuado siendo una nacin prspera con su extenso litoral, la vida de estas naciones hubiese tomado un rumbo distinto, ms equitativo y con menos turbulencias. Pero no fue ese el caso. Envalentonado con sus triunfos, y atrado por las riquezas del territorio ajeno, Chile ech en saco roto la teora del equilibrio, aplic el power politics (poltica de poder) y decidi ensanchar su patrimonio territorial. De esa manera

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    se fue apropiando paulatinamente de todo ese litoral boliviano que pocos aos antes, por boca de Egaa, lo consideraba como guardin del equilibrio continental y, por ende, de su propia seguridad nacional.

    Una ley dictada en 1842, durante la presidencia de Manuel Bulnes, el vencedor de Yungay, dispuso la incorporacin a Chile de las zonas ms ricas del Litoral boliviano. El presidente Jos Ballivin encomend a Casimiro Olaeta, el fundador civil de la repblica y, a la vez, nuestro diplomtico de mejor formacin y experiencia, que viajara a Santiago a pedir la derogatoria de aquella prepotente ley. Olaeta prepar un extenso y erudito memorial sobre los incontestables derechos coloniales y republicanos de Bolivia sobre Atacama pero no encontr ninguna acogida en Chile. A partir de entonces, el ttulo espurio contenido en esa ley, se convertira en la abominable leyenda, difundida y explotada hasta el cansancio por el gobierno del Mapocho, de que Bolivia "nunca tuvo mar sino un puerto chileno ilegtimamente concedido por Bolvar a comienzos de la repblica". Hoy mismo, esa es la base de una bochornosa e inelegante accin diplomtica del pas vecino en la arena internacional.

    El sostener que Bolvar se haba aprovechado de "la anarqua chilena" para otorgar a Bolivia el puerto de Cobija que no le perteneca, es la ms grotesca de las falsificaciones histricas y la calumnia ms extravagante que jams se ha inferido a la memoria del Libertador. Este pudo haber tenido muchos defectos y debilidades humanas. pero profesaba un culto religioso a la doctrina del utipossidetis que l mismo haba formulado como cimiento del Derecho Pblico Hispanoamericano, Precisamente, su firme adhesin a este principio, fue la causa de su oposicin a que las provincias de Charcas se convirtieran en repblica ya que. segn l, pertenecan, en estricto derecho, a las Provincias Unidas del Ro de la Plata, sucesoras del virreinato de Buenos Aires.

    Cuando Bolvar f inalmente dio su conformidad a l a independencia de Charcas encontr que, segn el uti possidetis, la provincia de Atacama era boliviana. Esto en virtud de viejos ttulos coloniales ostentados por la ex Audiencia pero, en especial, por haber sido Atacama uno de los partidos de la Intendencia de Potos, (junto a Porco. Chichas, Lpez y Tarija) segn lo dispuesto por la Ordenanza de Intendentes del Ro de la Plata dictada por el rey Carlos IV en 1782.

    Teniendo en cuenta lo anterior, Bolvar, en un memorable Decreto, orden la habilitacin del antiguo puerto llamado Magdalena de Cobija (que l rebautiz como Puerto La Mar) para el servicio de la nueva repblica. En la justificacin de esa medida legal, Bolvar aclara que el puerto de Cobija se encuentra "en el partido de Atacama"ls y era obvio a quin perteneca dicho segmento territorial. La Capitana General de Chile noestuvocomprendidaenlaOrdenanza de Intendentes y, por tanto. el partido de Atacamajams pudo haber sido suyo porque, entre otras cosas. a lo largo de los tres siglos anteriores constaba que Chile, por el norte, empezaba en Copiap. Por consiguiente, el desierto o "despoblado" de Atacama siempre fue de Charcas, y luego de Bolivia hasta que Chile se apoder de l.

    Durante los primeros 17 aos de la repblica (1 825- 1842) Chile jams reclam derecho alguno sobre Cobija. Bolivia posey y gobern ese puerto y sus territorios adyacentes, nombr autoridades, regul el trfico de barcos mercantes y, en fin, ejerci todos los actos de una legtimae indisputadasoberana. A diferenciade loque sucedidespus con Antofagasta (fundada en 1867 por Melgarejo), la poblacin de Cobija era mayoritariamente boliviana y tena contacto comercial y

    15 V . Lecuna. Documentos referentes a la creacin de Bolivia. Caracas, 1975, p. 465.

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    humano con las poblaciones interiores que se encontraban en la ruta a Potos: Calama, Chiuchiu y San Pedro de Atacama. Los presidentes que ms se ocuparon de Cobija, fueron Sucre, Santa Cruz y Ballivin.I6

    En esos primeros aos de la repblica, quien vea con desconfianza a Cobija, al punto de hostilizarla cada vez que se presentaba la ocasin, era el Per. El gobierno de Lima consideraba que el puerto boliviano podra crear una competencia ruinosa al Callao sumndose a la que le haca Valparaso, ambos puertos ms cercanos al estrecho de Magallanes por donde navegaba el mayor nmero de barcos procedentes de Europa y Estados Unidos. Durante la Confederacin, Gamarra y Salaverry la sometieron a constante asedio y lo mismo ocurri, despus, durante el rgimen de Castilla. La ciudad de La Paz tampoco vea a Cobija con buenos ojos pues consideraba que ella favoreca al sur del pas, su regin rival. Todo eso contribuy a la decadencia de Cobija hasta que virtualmente fue borrada del mapa por el devastador terremoto de 1877.

    PROPERUANOS Y PROCHILENOS

    En la dcada de 1850, cuando Per se vio sbitamente enriquecido con la explotacin del guano, dominaba el general Ramn Castilla, quien despus de su derrota en Ingavi como lugarteniente de Gamarra, amenazaba con invadir Bolivia, tal como ya lo haba hecho con Ecuador. En desarrollo de esa poltica, el puerto de Cobija volvi a ser hostilizado y bombardeado a tiempo de que suban los derechos por el uso de Anca. Esa indefensin en que se encontraba Bolivia

    -

    16 Ver el esclarecedor y bien documentado trabajo de F. Cajas, La Provincia de Aracama, 1825-1842, La Paz. 1977.

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    indujo, entre otras razones, a que Melgarejo buscara la amistad de Chile y suscribiera el tratado de 1866. Se dio entonces una paradoja: no obstante de que, a ojos vista, Chile iba creciendo territorialmente a costa de Bolivia, apareci una clara corriente chilenfila que iba pareja a la desconfianza cada vez mayor que inspiraban las actitudes agresivas del Per hacia Bolivia.

    Los permanentes conflictos y fricciones con el Per que quedan reseados, noimpidieron laexistenciaen Boliviade una fuerte corriente properuana que subiste hasta hoy en da. Ella siempre se ha basado en las afinidades raciales, culturales e histricas, amn de la homogeneidad territorial entre los dos pases que se expresa no slo en la regin andina y altiplnica sino tambin en la amaznica donde existen fronteras comunes. Pese a los intentos reunificadores fallidos de Santa Cruz y Gamarra y a las permanentes desaveniencias que le siguieron, el imaginario colectivo boliviano se ha sentido cerca, casi hermanado con Per, sentimiento que se hizo ms fuerte cuando surgl Chile como peligroso y comn adversario.

    En este complejo entramado de suspicacias, desafectos y simpatas, en Bolivia se ha percibido muy poco que la verdadera y gran rivalidad no era Bolivia-Chile sino Per-Chile. En efecto, hacia 1830, estos pases se encontraban en una agria disputa comercial a punto de convertirse en conflicto blico. En preparacin de l, Chile hizo gestiones en Colombia para la compra de una fragata y, a ese efecto solicit un prstamo de Bolivia que se encontraba bajo la competente administracin del mariscal Santa Cruz quien rechaz la solicitud." Per crey que el hecho de confederarse con Bolivia en

    17 El documento donde consta este curioso y poco conocido hecho, fue encontrado y publicado por Burr. Figura en la correspondencia entre la cancillera chilena y su representante diplomtico en Ecuador. Ver. R. B u n , ob. cit., p. 29.

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    1836, era su mejor carta en' juego pues le abra la posibilidad de imponerse sobre su rival y adquirir la ansiada hegemona del Pacfico definiendo la disputa Valparaso-Callao a favor de este ltimo puerto. Ya sabemos que los resultados de ese empeo fueron exactamente los contrarios a los buscados.

    la rivalidadperuano-chilena continu en los aos subsiguientes cuando, a instancias peruanas: Bolivia firm, en 1873. el tratado secreto. Las tensiones de esos aos giraban alrededor de las intenciones peruanas de estatizar la explotacin de guano y salitre a fin de alejar de esa industria a los chilenos, sus eternos adversarios.

    Por su parte. los peruanfilos bolivianos slo esperaron la cada de Melgarejo para actuar. El representante ms conspicuo de esa tendencia fue Julio Mndez, el hombre ms influyente del gobierno de Daza y quien, aos antes, haba sido, del lado boliviano, uno de los ms entusiastas impulsores del tratado secreto. ParaMndez, Bolivia deba jugar el papel de guardin del equilibrio poltico suramericano y, por tanto, convertirse en un pas neutral. Pero icuriosa neutralidad!, ella supona una alianza estrecha con Per en busca de contrarrestar el creciente podero chileno. Mndez escribi un libro sobre este tema en 1874 (reimpreso 100 aos despus por las Fuerzas Armadas de Bolivia)la en el cual explicaba su peruanfila teona que, con resultados desastrosos para Bolivia, fue puesta en prctica por los presidentes Morales, Adolfo Ballivin y Daza.

    Durante la guerra del Pacfico, ambas tendencias se vieron frentea frente. Pero, sinduda, en calidad y nmero, quienes seinclinaban

    a entendimientos con Chile constituan la mayora y manifestaban abiertamente su posicin antiperuana como es el caso de Aniceto Arce cuando afirmaba:

    El Per es nacin sin sangre, sin probidad y sin inclinaciones sinceras hacia el aliado. El ministro peruano constituido en La Paz, ha agitado la prensa poetizondo lafigura de esa alianza absurda y refractaria al porvenir de Bolivia en el juego del movimiento amer i~ano. '~

    Aquella inclinacin de los sectores bolivianos ms influyentes, estaba fomentada por el gobierno chileno. El presidente Santa Mara puso en prctica una llamada "poltica boliviana" consistente en atraer a nuestro pas hacia su rbitade influencia. En plena guerra, un emisario suyo, Justiniano Sotomayor, escribi al presidente Dazaproponindole la cesin del Litoral a cambio de Tarapac y Arica, territorios que Chile le ayudara aconquistar y defender. La misma proposicin fue reiterada a travs de una gestin ultraconfidencial de Luis Salinas Vega y Gabriel Ren Moreno, este ltimo, clebre historiador y bibligrafo. Daza rechaz ambas incitativas y cometi el desaguisado de hacer pblica esta ltima, causando a nuestro preclaro hombre de letras un enorme dao moral que lo amarg el resto de su vida.

    En mayo de 1881, Aniceto Arce estuvo involucrado en un dramtico episodio. Siendo vicepresidente de la repblica. escribi una carta a un amigo suyo, Jos Pol, residente en Cochabamba, a quien le confes:

    La nica robla de salvacin para Bolivia es la necesidad que tiene

    18 l . Mndez, Realidad del equilibrio hispanoamericano y necesidad de lo neurralidod perpetua de Bolivia. La Paz, 1972.

    19 Manifiesrode A. Arce, despusde sudeportacin en 1881 por oraende Campero, citado por R. Condarco. ob. cit . , p. 348.

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    Chile de ponerla a su va>iguardia para asegurar sus conyriisras. Por eso mismo, nuerrra acrirud deba ser silenciosa, digna y de labor pacienre.-"'

    Esta carta. interceptada por el gobierno de Campero. cre un escndalo maysculo. Su autor fue sumariamente expulsado del pas sin respeto alguno por su alta jerarqua vicepresidencial. Desde el ostracismo, Arce se dirigi a la nacin en un extenso documento donde hizo conocer sus puntos de vista con respecto a los temas emergentes de la guerra. A los dos aos fue llamado a presidir el congreso nacional lo que signific una especie de rehabilitacin poltica que pronto lo llevara a la presidencia de la repblica.

    No cabe duda de que, en este caso. Campero actu con injusticia y abuso de poder pues Arce haba expresado. privadamente, una opinin que era slo personal. Pero, al margen de ese hecho, lo que interesa destacar es que el magnate de Huanchaca estaba resumiendo, en un lenguaje un tanto crptico, el pensamiento chileno de la post guerra que l consideraba un mal menor para Bolivia. El que nuestro pas estuviera "a la vanguardia" de las conquistas chilenas. no significaba otra cosa que adherirse a'la poltica de Santa Mara, esto es. aceptar Tacna y Arica a cambio de la entrega del Litoral.

    Lo que, al parecer, Arce no perciba con claridad. o no le asignaba importancia, es que si Bolivia se inclinaba por esa solucin, se hubiese convertido, no en aliado sino en satlite o apndice de Chile. Esa poltica, para bien de Bolivia, ha sido consistentemente rechazada por nuestro pas a lo largo de la historia.

    En 1895, estando ya firmado el Pacto de Tregua, se barajaron proposiciones similares. Chile y Per haban pactado en 1883 que el

    20 Ibid. p. 332

    destino de los territorios deTacna y Arica fuera sometido aun plebiscito entre los habitantes de aquellas regiones pero. anticipandose a los resultados de esa consulta, Chile se los ofreci a Bolivia. En desarrollo de esa poltica, y bajo la presidencia de Baptista, se firmaron tres tratados sobre las bases antedichas pero surgieron observaciones insalvables en el parlamento boliviano que hicieron fracasar el intento. Sin embargo. se ve con claridad que a travs de esa y otras ofertas similares, lo que buscaba Chile es que Bolivia volviera a ejercer su papel de buffer o amortiguador con el Per. Este pas, por el contrario, siguiendo una consistente posicin suya, desech tal posibilidad. Esa diferencia fundamental de criterio geopoltico, ha ocasionado que el tema de la reivindicacin martima boliviana se hubiese vuelto un oscuro laberinto y una recurrente pesadilla.

    LA POLEMICA EN TORNO AL TRATADO DE 1904

    Los representantes nacionales que se opusieron a la ratificacin del tratado, y que integraron 1aComisinMixtadeNegocios Extranjeros de la legislatura de 1904, hicieron conocer su informe en minora a la directiva del Congreso. Presentaron un proyecto de resolucin que, en su artculo nico, expresaba:

    No siendo equitativas las bases de arreglo con la Repblica de Chile contenidas en el Tratado de Paz, Amistad y Comercio suscrito en Santiago en 10 de Octubre ltimo por los ministros Alberto Gutirrez y Emilio Bello Codecido, autorzase al Poder Ejecutivo para que contine gestionando bases ms convenientes que las sometidas a consideracin de la presente legi~latura.~ '

    21 Esta cita y las objeciones al tratado figuran en la publicacin de la Cmara Nacional de Comercio, El Tratado de 1904, ob. cit.

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    Sus objeciones puntuales se resumen a continuacin junto a una versin. tambin resumida del tratado.

    Texto (T) Artculo 1. Se restablecen las relaciones de Paz y Amistad entre las Repblicas de Bolivia y de Chile terminando. en consecuencia, el rgimen establecido por el Pacto de Tregua.

    Objecin de la minora parlamentaria (O). Lo equitativo hubiese sido restablecer el status quo ante bellrrm. Sin embargo. se ha aceptado un convenio ms lesivo que el Pacto de Tregua.

    T. Artculo 2. Por el presente Tratado quedan reconocidos del dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por ste en virtud del artculo 2" del Pacto de Tregua de 4 de abril de 1884. [Sigue una larga y detallada relacin de los puntos limtrofes y de los territorios que quedan en poder de Chile]. Si ocurriese entre los ingenieros demarcadores algn desacuerdo que no pudiera ser allanado por la accin directa de ambos gobiernos, se someter la cuestin al fallo de S. M. el Emperador de Alemania, conforme a lo previsto en el artculo 12 de este Tratado. Sern reconocidos por las Altas Partes Contratantes los derechos privados de nacionales o extranjeros que hubiesen sido legalmente adquiridos en los territorios que, en virtud de este Tratado, quedan bajo la soberana de uno u otro pas.

    O. Conceptuamos este artculo de capital importancia para Chile y, desde todo punto de vista, inaceptable para Bolivia pues en l se sealan lmites distintos a los establecidos en el Pacto de Tregua cediendo inmensas regiones de la altiplanicie andina y que nunca formaron parte del controvertido Litoral. Estamos perdiendo ms de 7.000 Km. cuadrados donde estn las borateras de Ascotn y de Chilcaya as como las azufreras de Choqueananta e Isluya que tambin

    son ricas en cobre, estao y plata. Adems estamos renunciando a las aguas del ro Mauri que. desde pocainmemorial, son lacodicia de Tacna. Nos hemos despojado de la muralla de seguridad que para nosotros era la cordillera de los Andes cuyos pasos o desfiladeros podan convertirse en otras Termpilas para hacer respetar nuestra soberana. El sistema para delimitar las fronteras no obedece a ningn plan cientfico pues en l predominan las altas cumbres y el divortia aquarum.

    T. Artculo 3. Con el fin de estrechar las relaciones polticas y comerciales entre ambas repblicas, las Altas Partes Contratantes convienen en unir el puerto de Arica con el Alto de La Paz por un ferrocarril cuya construccin contratar a su costa el gobierno de Chile dentro del plazo de un ao contado desde la ratificacin del presente Tratado. La propiedad de la seccin boliviana de este ferrocarril se traspasar a Bolivia a la expiracin del plazo de 15 aos contados desde el da en que est totalmente terminado. Con igual fin, Chile adquiere el compromiso de pagar las obligaciones enque pudiera incurrir Bolivia [...] en los siguientes ferrocarriles cuya construccin puede empezar en el plazo de 30 aos: Uyuni a Potos. Oruro a La Paz, Oruro- Cochabamba-Santacruz: de La Paz a la regin del Beni y Potos-Sucre- Lagunillas-Santa Cruz. Este compromiso no podr significar para Chile un desembolso mayor a cien mil libras esterlinas anuales, ni exceder a un milln setecientas mil libras esterlinas que se fija como mximo que Chile destinar a la construccin del ferrocarril de Arica a El Alto de La Paz. Las garantas expresadas quedarn nulas y sin ningn valor al vencimiento de los treinta aiios antes indicados.

    O. Este plan ferroviario significa asegurar para Chile su hegemona en todo el territorio nacional. Es un absurdo que con esta estrategia se quiera bolivianizar Arica ya que con nuestra escasa poblacin no podemos llegar ni a nuestros propios territorios.

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    T. Artculo 4. El Gobierno de Chile se obliga a entregar al Gobierno de Bolivia la cantidad de trescientas mil libras esterlinas en dinero efectivo y en dos parcialidades de ciento cincuenta mil libras, debiendo entregarse la primera parcialidad seis meses despus de canjeadas las ratificaciones de este Tratado y la segunda, un ao despus de la primera entrega.

    O. En la desgraciada historia de las naciones damnificadas que fueron obligadasen estado blicoaceder sus territorios, noencontramos un caso en que se haya pagado la suma a que se obliga Chile a cambio de 7.000 kilmetros cuadrados que contienen riqusimos yacimientos minerales.

    T. Artculo 5. La Repblica de Chile destina a la cancelacin definitiva de los crditos reconocidos por Bolivia, por indemnizaciones a favor de las compaas mineras de Huanchaca, Oruro y Corocoro y por el saldo del emprstito levantado en Chile el ao 1867 [prstamo Concha y Toro] la suma de cuatro millones quinientos mil pesos oro de dieciocho peniques [...] y la cantidad de dos millones de pesos oro de dieciocho peniques para la cancelacin de los crditos provenientes de las siguientes obligaciones: FC entre Mejillones y Caracoles, la deuda a favor de Lcopez Gama. los crditos a favor de don Enrique Meiggs sobre arrendamiento de las salitreras de Toco y la suma reconocida a favor de don Juan Garday.

    O. Para que este artculo fuera equitativo, en la conciliacin de cuentas entre los dos pases, se debera considerar (cosa que no se ha hecho) los perjuicios sufridos por nacionales bolivianos a consecuencia de la guerra civil chilena de 1891. Adems, en la liquidacin de las obligaciones aludidas en este articulo. se quiere incluir el pago de intereses a las compaas chilenas por supuestos

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    perjuicios durante la guerra ganada por Chile lo cual repugna a todo criterio de equidad y justicia.

    T. Artculo 6. La Repblica de Chile reconoce a favor de la de Bolivia, y a perpetuidad. el ms amplio y libre derecho de trnsito comercial por su territorio y puertos del Pacfico.

    O. Este artculo no contiene ninguna concesin ni ventaja para Bolivia pues el libre trnsito o uso inocente es un derecho que poseen todas las naciones del mundo. El libre trnsito ha sido, en todos los tiempos, el derecho internacional positivo en Europa y Amrica. Adems, Chile se beneficia con las mercancas bolivianas que transitan por el territorio que ocupa, pues cobra servicios tales como muellaje, transbordos, anclaje, almacenaje, fletes. "etc. etc".

    T. Artculo 7. La Repblica de Bolivia tendr derecho a constituir agencias aduaneras en los puertos que designe para hacer su comercio. Por ahora se seala por tales puertos habilitados, los de Antofagasta y Arica. Las agencias cuidarn que las mercaderas destinadas en trnsito, se dirijan del muelle a la estacin del ferrocarril y se carguen o transporten hasta las aduanas de Bolivia en vagones cerrados y sellados y con guas que indiquen el nmero de bultos, peso, marca, nmero y contenido, que sern canjeados con tornaguas.

    O. Esta clusula es injuriosa y debena cancelarse por innecesaria pues un tratado debera contener algo que modifique el derecho comn. Reconocer la soberana aduanera es el equivalente a reconocer la soberana legislativa o cualquier otra manifestacin soberana de un pueblo independiente. Desaparecido el motivo por el que se limit nuestralibertad aduanera, es claro que la soberana renace ntegra por imperio del derecho sin necesidad de estipulacin alguna. Si es cierto que Bolivia con este

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    tratado recupera su libertad comercial, es duea de establecer sus aduanas en sus fronteras. Las agencias aduaneras en territorio extrao limitan nuestra libertad comercial sujetndola a una condicin inaceptable.

    T. Artculo 8. Mientras las Altas Partes Contratantes acuerden celebrar un Tratado especial de comercio, el intercambio comercial entre ambas repblicas se regir por reglas de la ms estricta igualdad con las aplicadas a las dems naciones y' en ningn caso, se pondr a los productores de cualquiera de las dos Partes en condiciones de inferioridad en respecto a las de un tercero. [...] Las Altas Partes Contratantes convienen en dar recprocamente, en todas las lneas frreas quecrucen sus respectivos territorios, alos productos nacionales de uno u otro pais, la tarifa que acuerden a la nacin ms favorecida.

    O. Si nuestros productos estn sujetos al impuesto municipal que es el de consumo y el pago de contribuciones catastrales y prediales fuera de otros impuestos que gravan la materia prima. los productos chilenos sern ms baratos tanto por la facilidad en la importacin cuanto por la rebaja del flete. La harina chilena ha llegado a excluir la de Cochabamba no slo en La Paz sino en el corazn de la altiplanicie de Oruro; el aguardiente chileno ha arruinado la industria licorera del sud de la repblica. Hace aos que languidece y muere la industria azucarera de Santa Cruz que ya no tiene mercados en el resto de la repblica por la competencia de los azcares chilenos.

    T. Artculo 9. Los productos naturales y manufacturados en Chile, las mercaderas nacionalizadas, para internarse a Bolivia sern despachadas con la respectiva factura consular y con las guas de que habla la clusula sptima. Los ganados de toda especie y los productos naturales de poco valor, podrn internarse sin ninguna formalidad y despachados con la simple manifestacin escrita en las aduanas.

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    O. Este artculo ofrece un conjunto de liberalidades que sale del lmite de la equidad porque ofrece un privilegio monstruoso a favor de la mercadera y productos chilenos y chilenizados y porque deja una libertad de interpretacin que pudiera en lo sucesivo comprometer la armona de nuestras relaciones internacionales. En efecto, el texto de este artculo nos sugiere una pregunta: jcules son esos ganados de toda especie y las mercaderas "de poco valor" que han de internarse sin ninguna formalidad a Bolivia? Esa clasificacin de mercaderas no existe y este artculo, en su aplicacin prctica, ha de dar lugar a serias reclamaciones. Por otra parte, esta liberacin absoluta importa un ataque a la libertad aduanera y no se comprende cmo despus de la rebaja en los fletes se autorice la internacin de mercaderas chilenas sin ninguna formalidad, destruyendo la igualdad en el intercambio comercial.

    T. Artculo 10. Los productos naturales de Bolivia y manufacturados, en trnsito para el extranjero, sern exportados con guas franqueadas por las Aduanas de Bolivia o por los funcionarios encargados a este objeto. Las guas sern entregadas a los agentes aduaneros en los respectivos puertos y, sin otra formalidad, embarcados estos productos a los mercados extranjeros. Por el puerto de Arica el comercio de importacin se verificar con iguales formalidades que en el de Antofagasta, debiendo franquearse en este puerto las guas de trnsito con las mismas especificaciones que las indicadas en los artculos anteriores.

    O. Mediante esta clusula, y con relacin a la novena, se crea para Bolivia igual o peor situacin que con el Pacto de Tregua puesto que si los ganados y productos naturales de Chile se internan a Bolivia sin ninguna formalidad, esto es libre de todo derecho, bajo la estipulacin de ser de poco valor, la exportacin boliviana est sujeta

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    a revisin y no queda comprendida en igualdad de condiciones ni los ganados ni los productos del pas.

    T. Artculo 11. No pudiendo Bolivia poner en prctica este sistema inmediatamente, continuar observndose. por el trmino de un ao, el que se halla establecido actualmente en Antofagasta, hacindose extensivo al puerto de Arica.

    O. Ladiplomaciachilena, siguiendo su polticaaviesa, ha hecho consentir a nuestra cancillera la conveniencia de incluir este artculo que eliminacualquier ventaja que pudieracontener el Tratado Gutirrez- Bello a favor de Bolivia. Nada es ms peligroso que continuar con "el sistema establecido actualmente" en las aduanas de Antofagasta y Arica. Esto servir de suficiente pretexto para mantenernos en una situacin anmala e incierta por largos aos, en beneficio de Chile.

    T. Artculo 12. Todas las cuestiones que llegaren a suscitarse con motivo de la inteligencia o ejecucin del presente Tratado, sern sometidas al arbitraje de S.M. el Emperador de Alemania.

    O. La desventaja de este artculo, para Bolivia, es manifiesta, clara e irrefutable. Someter a arbitraje las dificultades que a posteriori emerjan de este tratado, es afianzar de modo eminente el dominio sobre los territorios bolivianos que se ceden a Chile. Si bien esta clusula es daina, habra sido salvadora al iniciar la discusin de este tratado en lo que respecta a los territorios de Carangas, Lpez y Pacajes.

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    RESPUESTA DEL NEGOCIADOR Y CONTRARREPLICA DE LOS DISIDENTES

    La negociacin del tratado estuvo a cargo de quien fuera distinguido diplomtico e historiador, Alberto Gutirrez. Fue enviado a Santiago por el presidente Ismael Montes, recin posesionado en el cargo, y le cupo continuar las gestiones oficiosas del acaudalado minero Flix Avelino Aramayo. Conocedor del manifiesto de la minora. el seor Gutirrez se apresur a refutarlas en una "exposicin rpida y desgreada, sin el reposo de un estudio concienzudo y prolfico" como el mismo calific a su trabajo publicado el 31 de mayo de 1905.22

    El negociador se limita a argir que las condiciones establecidas en el tratado que l firm son ms favorables que las estipuladas en el Pacto de Tregua, aunque no se muestra muy convincente en su demostracin. Muestra gran simpata por el presidente chileno Germn Riesco y piensa que sus esfuerzos para ajustar tratados con los pases limtrofes (Argentina, Per y Bolivia) fueron hechos con espritu amigable y americanista. Gutirrez justifica su actuacin con estas palabras:

    Lo renuncia a la personalidad de Bolivia como nacin martima es el ms penoso de los sacrificios que nos ha impuesto el tratado pero es un hecho que no Jiuye del pacto mismo sino de fa imposicin indiscurible de los acontecimientos. Causa principal para determinar esa consecuencia hasido la opresin econmica y comercialproducidapor el Pacto de Tregua y que ha originado en el espacio de 20 aos un aniquilamiento gradual de nuestras energas, una depresin constante de nuestro vigor poltico y un empobrecimientofinanciero que nos ha privado de todas lassatisfacciones y de todas las conquistas del progreso contemporneo [...] No somos en

    22 A. Gutirrez, El Tratado de Paz con Chile, ob.cit.

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    la historia de nuesrro tiempo los primeros ni seremos los lrimos buenos ciudadanos qire creemos servir a nuestro pas cediendo con oportunidad a la presin de lo inevirable salvando al pas, mediante jusras compensaciones, de desastres irremediables y del aniquilamiento gradual de sus riquezas y de sus energas."

    En su rplica, el seor Gutirrez no se refiere para nada a la poca o ninguna utilidad para Bolivia del "libre trnsito" o a la cesin de territorios adicionales que no estaban contemplados en el Pacto de Tregua. Tampoco responde a las crticas por la rebaja de fletes ferroviarios a favor de Chile ni alaexistenciade restricciones aduaneras que empeoraban la situacin conrespecto alaque exista anteriormente. En general, el negociador se muestra demasiado condescendiente con la poltica chilena defendiendo siempre una presunta buena fe del presidente Riesco y de su canciller Bello Codecido.

    La minora parlamentaria public una contrarplica en la que ratifica su posicin con nuevos y ms extensos argumentos. Vuelve a criticar la indebida cesin de las borateras de Chilcaya y Ascotn, zona que tambin albergaba otros y ricos depsitos minerales. Esa nueva anexin fue tan injusta que, segn los parlamentarios, hasta los mismos chilenos aslo reconocieron y, al efecto, transcriben un reciente artculo de "El Mercurio" de Santiago donde se expresa:

    Debe decirse que todas lasprerensiones chilenas han sidoacepradas [por Bolivia] salvo deralles en los que ha sido preciso hacer pequeias concesiones como es narural. Ascorn y Chilcaya, ambos depsitos de riqusimas subsrancias, quedan definitivamente incorporadas al territorio chileno lo cual, a juicio de personas competentes, vale por s solo el iratado.'"

    23 Ibid.

    Otro aspecto destacable de la contrarplica es la dura crtica al otorgamiento a Chile del trato comercial de "la nacin ms favorecida". La oposicin sostena que al aceptar esta clusula, Bolivia estaba enajenando su libertad comercial puesto que eliminaba su derecho de pactar desgravaciones arancelarias recprocas y especficas con otros pases. La minora parlamentariaconsideraba inaceptable que Chile se beneficiara de los acuerdos comerciales que pudiera hacer Bolivia con terceros pases, los cuales quedaran automticamente desvirtuados. Y pona estos ejemplos:

    Puede convenira Bolivia a cambio de obtenerfacilidadesy venrajas para la colocacin de sus minerales en el mercado francs. otorgar a los vinos de Francia algunos favores o diferencias arancelarias para su imporiacin como alguna