36. Las Enfermedades de La Memoria

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36. Las enfermedades de la memoria Hay un punto en el que todo el mundo está de acuerdo, y es que las enfermedades de la memoria de las palabras son provocadas por las lesiones de cerebro más o menos nítidamente localizables. Veamos, pues, cómo este resultado es interpretado por la doctrina que ace del pensamiento una función del cerebro, y más !eneralmente por aquellos que creen en un paralelismo o en una equivalencia entre el traba"o del cerebro y el del pensamiento. #ada más simple que su e$plicación. Los recuerdos están aí, acumulados en el cerebro en forma de modificaciones impresas en un !rupo de elementos anatómicos% si desapareciesen de la memoria sería porque los elementos anatómicos en que descansan an sido alterados o destruidos. Hablábamos ace un momento de clic&s, de fono!ramas% tales son las comparaciones que se encuentran en todas las e$plicaciones cerebrale s de la memoria' las impresiones de"adas por los ob"etos e$teriores subsistirían en el cerebro como sobre la placa sensibilizada o sobre el disco fono!ráfico. (irando de cerca, se vería cuán decepcionan tes son estas comparaciones. )i realmente mi recuerdo visual de un ob"eto, por e"emplo, fuese una impresión de"ada por ese ob"eto en mi cerebro, nunca tendría el recuerdo de un ob"eto, tendría millares, millones' porque el ob"eto más simple y el más estable cambian de forma, de dimensión, de matiz, se!*n el punto desde donde lo percibo' a menos, pues, que me conde"e a una fi"eza absoluta al mirarlo, a menos que mi o"o se inmovilice en su órbita, innumerables imá!enes, en modo al!uno superponibles, se dibu"aran alternativamente sobre mi retina y se transmitirían a mi cerebro. +u& ocurrirá si se trata de la i ma!en visual de una persona, cuya fisonomía cambia, cuyo cuerpo es móvil, cuyo vestido y cuyo ambiente son diferentes cada vez que la veo- sin embar!o, resulta indiscutible que mi conciencia me ofrece una ima!en *nica, o casi *nica, un recuerdo prácticamente invariable del ob"eto o de la persona% prueba evidente que a abido aquí al!o mu y distinto a un re!istro mecánico. otro tanto diría, por lo demás, del recuerdo auditivo. La misma palabra articulada por personas diferentes, o por la misma persona en momentos diferentes, en frases diferentes, produce fono!ramas que no coinciden entre sí% +cómo podríamos comparar a un fono!rama el recuerdo, relativamente invariable y *nico, del sonido de la palabra- /sta sola consideración bastaría ya para acernos sospecosa la teoría que atribuye l as enfermedades de la memoria de las palabras a una alteración o a una destrucción de los recuerdos mismos, re!istrados automáticamente por la corteza cerebral. 0ero veamos qu& ocurre en estas enfermedades. 1llí donde la lesión cerebral es !rave, y donde la memoria de los palabras es afectada profundamente, ocurre que una e$citación más o menos fuerte, una emoción, por e"emplo, trae de !olpe el recuerdo que parecía perdido para siempre.

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    36. Las enfermedades de la memoria

    Hay un punto en el que todo el mundo est de acuerdo,

    y es que las enfermedades de la memoria de las palabras

    son provocadas por las lesiones de cerebro ms o menos ntidamente localizables.Veamos, pues, cmo este resultado es interpretado por

    la doctrina que ace del pensamiento una funcin del cerebro,y ms !eneralmente por aquellos que creen en un paralelismo o en una equivalencia

    entre el traba"o del cerebro y el del pensamiento.

    #ada ms simple que su e$plicacin.Los recuerdos estn a, acumulados en el cerebro en forma de modificaciones

    impresas en un !rupo de elementos anatmicos%si desapareciesen de la memoria sera porque los elementos anatmicos en que descansan

    an sido alterados o destruidos.

    Hablbamos ace un momento de clic&s, de fono!ramas%tales son las comparaciones que se encuentran en todas las e$plicaciones cerebrales de la memoria'

    las impresiones de"adas por los ob"etos e$teriores subsistiran en el cerebro

    como sobre la placa sensibilizada o sobre el disco fono!rfico.(irando de cerca, se vera cun decepcionantes son estas comparaciones.

    )i realmente mi recuerdo visual de un ob"eto, por e"emplo,fuese una impresin de"ada por ese ob"eto en mi cerebro,

    nunca tendra el recuerdo de un ob"eto,tendra millares, millones'

    porque el ob"eto ms simple y el ms estable cambian de forma, de dimensin, de matiz,

    se!*n el punto desde donde lo percibo'a menos, pues, que me conde"e a una fi"eza absoluta al mirarlo,

    a menos que mi o"o se inmovilice en su rbita,innumerables im!enes, en modo al!uno superponibles,

    se dibu"aran alternativamente sobre mi retina y se transmitiran a mi cerebro.

    +u& ocurrir si se trata de la ima!en visual de una persona,cuya fisonoma cambia, cuyo cuerpo es mvil,

    cuyo vestido y cuyo ambiente son diferentes cada vez que la veo- sin embar!o, resulta indiscutible que mi conciencia me ofrece una ima!en *nica, o casi *nica,

    un recuerdo prcticamente invariable del ob"eto o de la persona%

    prueba evidente que a abido aqu al!o muy distinto a un re!istro mecnico. otro tanto dira, por lo dems, del recuerdo auditivo.

    La misma palabra articulada por personas diferentes,o por la misma persona en momentos diferentes, en frases diferentes,

    produce fono!ramas que no coinciden entre s%+cmo podramos comparar a un fono!ramael recuerdo, relativamente invariable y *nico, del sonido de la palabra-

    /sta sola consideracin bastara ya para acernos sospecosala teora que atribuye las enfermedades de la memoria de las palabras

    a una alteracin o a una destruccin de los recuerdos mismos,

    re!istrados automticamente por la corteza cerebral.

    0ero veamos qu& ocurre en estas enfermedades.1ll donde la lesin cerebral es !rave,

    y donde la memoria de los palabras es afectada profundamente,

    ocurre que una e$citacin ms o menos fuerte,una emocin, por e"emplo,

    trae de !olpe el recuerdo que pareca perdido para siempre.

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    +)era esto posible

    si el recuerdo ubiera sido depositado en la materia cerebral alterada o destruida-Las cosas pasan antes bien como si el cerebro sirviese para evocar el recuerdo,

    y no para conservarlo.

    /l afsico se vuelve incapaz de encontrar la palabra cuando la necesita'parece !irar en torno a ella,

    no tener la fuerza requerida para poner el dedo en el punto preciso que tendra que tocar'en el terreno psicol!ico, en efecto, el si!2no e$terior de la fuerza es siempre la precisin.

    0ero el recuerdo parece estar all'

    a veces, tras aber reemplazado mediante perfrasis la palabra que crea desaparecida,el afsico ar entrar en una de ellas la palabra misma.

    Lo que aqu se debilita es esta adecuacin a la situacinque el mecanismo cerebral debe ase!urar.

    Lo que ms especialmente se ve afectado es

    la facultad de acer consciente el recuerdodibu"ando de antemano los movimientos por los que

    el recuerdo, si fuera consciente, se prolon!ara en acto.

    uando emos olvidado un nombre propio,+cmo acemos para recordarlo-

    /nsayamos con todas las letras del alfabeto, una despu&s de otra'primero las pronunciamos interiormente'

    lue!o, si esto no basta, las articulamos en voz alta'nos situamos por tanto, alternativamente

    en todas las diversas disposiciones motrices entre las que abr que esco!er'

    una vez que la actitud requerida es allada,el sonido de la palabra buscada se desliza como en un marco preparado para recibirle.

    /sta mmica real o virtual, realizada o esbozada, es la que el mecanismo cerebral debe ase!urar. sin duda es ella la afectada por la enfermedad.

    4efle$ionad aora en lo que se observa en la afasia pro!resiva,es decir, en el caso en que el olvido de las palabras va a!ravndose siempre.

    /n !eneral, las palabras desaparecen entonces en un orden determinado,como si la enfermedad supiese !ramtica'

    los nombres propios se eclipsan en primer lu!ar,

    lue!o los nombres comunes, despu&s los ad"etivos, por *ltimo los verbos./sto parece, en primer lu!ar, dar razn a la iptesis de

    una acumulacin de recuerdos en la sustancia cerebral.Los nombres propios, los nombres comunes, los ad"etivos, los verbos

    constituiran otras tantas capas superpuestas, por as decir,y la lesin alcanzara esas capas una tras otra.

    ), pero la enfermedad puede deberse a las causas ms diversas, adoptar las formas ms variadas,iniciarse en un punto cualquiera de la re!in cerebral interesada y pro!resar en cualquier direccin%

    el orden de desaparicin de los recuerdos si!ue siendo el mismo.

    +)era ello posible si la enfermedad atacase a los recuerdos mismos-/l eco, por tanto, ay que e$plicarlo de otro modo.

    He aqu la interpretacin muy simple que os pro2pon!o.

    /n primer lu!ar, si los nombres propios desaparecen antes que los nombres comunes,

    &stos antes que los ad"etivos, los ad"etivos antes que los verbos,es que resulta ms difcil acordarse de un nombre propio que de un nombre com*n,

    de un nombre com*n que de un ad"etivo, de un ad"etivo que de un verbo%

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    la funcin de evocacin, a la que evidentemente el cerebro presta su concurso,

    deber, por tanto, limitarse a los casos ms y ms fcilesa medida que la lesin del cerebro se a!rave.

    0ero +de dnde viene la mayor o menor dificultad de la evocacin-

    +por qu& los verbos son, de todas las palabras, las que menos cuestan evocar-/s simplemente porque los verbos e$presan acciones,

    y porque una accin puede ser representada./l verbo es representable directamente,

    el ad"etivo no lo es ms que por la mediacin del verbo que &l envuelve,

    el sustantivo por la doble mediacindel ad"etivo que e$presa uno de sus atributos y del verbo implicado en el ad"etivo,

    el nombre propio por la triple mediacin del nombre com*n, del ad"etivo y del verbo'por tanto, a medida que vamos del verbo al nombre propio,

    nos ale"amos ms de la accin fcilmente imitable,

    representable por el cuerpo'un artificio cada vez ms complicado resulta necesario para simbolizar en movimiento

    la idea e$presada por la palabra que se busca'

    y como es al cerebro al que incumbe la tarea de preparar estos movimientos,como su funcionamiento se ve tanto ms disminuido, reducido, simplificado en ese punto

    cuanto que la re!in interesada est erida con mayor profundidad,no ay nada sorprendente en que una alteracin o una destruccin de los te"idos,

    que ace imposible la evocacin de los nombres propios o de los nombres comunes,permita subsistir a la del verbo.

    1qu, como en otra parte, los ecos nos invitan a ver

    en la actividad cerebral un e$tracto representado de la actividad mental,y no un equivalente de esta actividad.

    /. ). 5255